XtremMan
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El show de mi esposa
Este breve relato cuenta una de las últimas experiencias que tuvimos con mi esposa. Hace un tiempo, que veníamos fantaseando con el morbo de mostrarse o insinuarse en público y porque no, dejarse manosear o algo más...
Esa noche salíamos a comer a un restaurant que había reservado por nuestro aniversario. Yo esperaba que terminara de prepararse, cuando baja y dice:
- Listo amor, vamos? estoy bien con este vestido? (Llevaba un vestido negro escotado que apenas cubría sus pechos y bastante corto.)
- Estás preciosa, pero te falta algo! o te sobra... (Y agachándome frente a ella le agarro la tanga finita que tenia y se la bajo delicadamente arrojándola a un costado).
- Hace calor! Así vas a estar más cómoda. - Mientras con un leve guiño intento demostrarle que sea un poco traviesa y nos divirtamos.
Con una sonrisa picara me da un beso mordiéndome el labio superior y salimos.
Al llegar, entramos y buscamos alguna mesa. Si bien había varias vacías, le dije a mi mujer que íbamos a estar mejor arriba, en un entrepiso que tienen, ya que abajo había un área tipo bar donde los hombres se juntaban a tomar y ver algún partido. Arriba en cambio, estaba tranquilo y silencioso, y ubicando una mesa junto a la baranda le cedo la silla que mira de frente a la misma.
Ella no se había percatado de mi "plan", hasta que luego, mientras comíamos y charlábamos, me dice acercándose y en voz baja:
- Hace rato que varios hombres me están mirando desde allá abajo amor.
Yo sonriendo le respondo cerca de su oído:
- Claro amor, están disfrutando del espectáculo. Sonriendo un poco, le doy un beso, mientras la miro a sus ojos con mirada confusa, para luego de un segundo cambiar por una mirada de sorpresa, abriendo incluso su boca expresando sorpresa. Despegando esos labios carnosos, brillantes y rojos como aquella copa de vino que apoyó sin llegar a beber.
En ese momento ruborizándose de inmediato se da cuenta. Estaba sin ropa interior! y lo peor de frente a esa baranda, la cual daba justo donde los hombres de abajo estaban bebiendo en la barra y mirando algún partido de futbol. Ella cierra sus piernas rápidamente, acomodándose el vestido.
El espectáculo parecía haber terminado.
Yo estaba muy caliente, el que mi esposa estuviera mostrándose a varios desconocidos por algún motivo me excitaba sobremanera. Me paro y moviendo mi silla me siento a su lado, quedando los dos juntos y acercándome un poco a su oído le digo:
- Tranquila amor, no pasa nada. Estamos jugando un rato. Mirá como los pusiste a todos ahí abajo. (si bien disimulaban mirando a la tele u otro sitio, varios se notaban Que tenían sus miembros abultados, algunos incluso hasta se los podía ver tocandose o acomodándose disimuladamente sus entrepiernas.
Agarrándole una mano la llevo sobre regazo y le digo:
Mirá como me puso esto a mi... Vamos a darles un poquito más de show?
Y luego de decir eso, mientras la besaba, con una mano le fui subiendo un poco el vestido y ella sonriendo y con una mirada picara o traviesa me responde:
Ok, si esto te calienta...voy a calentar a varios más acá... (Y girándose un poco más hacia donde estaban los hombres de la barra comienza a separar sus piernas dando una vista plena de su conchita completamente depilada).
Mientras ella seguía su jueguito, pedimos el postre y mientras comíamos, comentábamos entre nosotros como miraban los hombres. Algunos intentaban disimular, otros no quitaban prácticamente la mirada. Algunos se apretaban un poco sus vergas sobre el pantalón o no sacaban una mano de su bolsillo.
Mi mujer estaba tan metida en dar su show que prácticamente no probó postre. Cuando dilucidaba alguno que no dejaba de tocarse y con cara de estar por acabar, bajaba su mano hasta su conchita y metiéndose un dedito lo sacaba y se lo metía en la boca mirándolo fijamente. Estaba desatada y muy caliente, y eso me encantaba.
En un momento se acerca a mi oído y me dice casi susurrando e implorando:
- Vamos a casa que estoy muy caliente amor, necesito ya una buena verga. (Y agarrando unas servilletas se seca disimuladamente unas gotas que bajaban recorriendo sus muslos hasta llegar casi a su rodilla).
Pedimos la cuenta, pagamos y nos retiramos hacia el auto para volver a casa. No veíamos la hora de llegar a nuestra cama y coger como nunca. Cuando entramos al auto me comenta que al pasar por la barra para retirarnos uno de los señores le tocó el culo por debajo de la pollera y eso la calentó aún más.
Apurate amor, me dice mientras comienza a manosearme la pija por sobre el pantalón mientras con otra mano se tocaba la conchita que ya estaba empapando toda la butaca.
Como habíamos bebido alcohol, decidí agarrar otro camino para evitar algún posible control de tránsito y evitar un mal momento que pueda arruinar esa fogosa noche.
Luego de dar vueltas por algunas calles que no conocía, le comento que no recordaba como retomar para la vuelta. A lo que mi mujer me dice:
- Esperá que le pregunto a ese chico que viene corriendo. (Por seguridad no suelo frenar a preguntar a nadie pero en este caso era un pibe de unos veintipico años haciendo running, con su calza y todo su equipo de corredor). En fin, freno cerca del chico que venía de la vereda del lado de mi mujer. Ella rápidamente se sube su vestido casi por la cintura y se baja su escote dejando sus pechos al aire mientras baja totalmente su ventanilla. Yo no podía creer la situación, me quedé petrificado sin entender como mi esposa podía ser tan puta. (en el buen sentido)
- Disculpá, para retomar para la autopista? - Le dice mirando al muchacho, más a su entrepierna que a los ojos. El chico se acerca, sin darse cuenta debido a la oscuridad, que mi mujer estaba con los pechos al aire y el vestido prácticamente subido hasta el abdomen, hasta no estar justo a su lado.
El chico intentaba mirar a los ojos a mi mujer para darle las indicaciones, mientras ella jugaba con una mano en su conchita y la otra en un pezón. Luego de escuchar las indicaciones me mira y me dice:
- Entendiste amor?
- Si, muchas gracias. Le digo al muchacho.
Ella mirando al muchacho le dice: gracias! y bajando su vista a su entrepierna se da cuenta de la terrible erección que había provocado en el pobre chico.
- Pero mirá como te pusiste?! Apoyando su mano sobre la calza ajustada la cual no dejaba dudas sobre el tamaño, grosor y forma de aquel gran miembro.
-Dejame agradecerte, le dice mientras gira, mirándome y me pregunta como buscando mi aprobación:
- Puedo? - Mientras comienza a sacar una verga enorme de ese pantalón que no lograba ocultar nada.
Sin llegar a responderle, (ya que no caí en ese instante sobre su pregunta y tampoco ella me dió un segundo para responder) se vuelve a dar vuelta, metiéndose esa pija en su boca como si se tratara de un vaso de agua helada en el medio de un desierto. Estaba frenética, descontrolada, intentando meterse esa verga lo más adentro de su garganta que pueda, mientras con su otra mano se tocaba la concha y se metía algún dedo intentando ahogar esa calentura que tenia. La verdad que pocos segundos duró el muchacho, acabando en su boca con varios espasmos. (Si hay algo en lo que mi esposa es muy buena es en el sexo oral).
Ella inmediatamente le soltó la pija cerrando rápidamente su boca y subió el vidrio de su ventanilla. (Supuse que no iba a tragar esa corrida sino que iba a escupir abriendo la puerta o buscando algo con que limpiarse) Yo impresionado sin terminar de comprender lo que acaba de pasar, pero súper excitado, intento seguir nuestro camino, cuando ella me agarra de la nuca para darme un beso al cual no llego a reaccionar y abriendo su boca deja caer dentro de la mía toda esa "leche" caliente y espesa que el muchacho había soltado unos segundos antes, sin darme la posibilidad de dejarla caer porque no separaba su boca de la mía. Mientras continuaba agarrándome de la nuca, de forma que ambos compartimos tragando cada uno su parte de leche de un extraño. No sé si en su mente fue una especie de venganza o de agradecimiento, aunque para mi fue una mezcla de sensaciones, asco, morbo, calentura, dominación, sumisión, etcétera. Me auto convencí de que no podía negarle un beso a mi esposa quitándole la cara y que ella no me dió opción por su rapidez y por no soltarme de la nuca, aunque no sé si fue tan así.
- Vamos a casa rápido sino voy a tener que seguir buscando por el camino...
Fin