Emputecida por proteger su matrimonio. (prólogo)
Rosa y Carlos eran un matrimonio tradicional, ella 34 años y emparejada desde los 18 con su marido tres años mayor que ella, muy buena gente, pero sin suerte en la vida, un problema de él, les había impedido tener hijos y el COVID le había hecho perder sus negocios, a partir de ese momento los nuevos negocios se contaban como fracasos y eso les llevo a distanciarse de sus familias a las cuales les debían una importante cantidad de dinero.
Carlos afrontó un nuevo proyecto que en principio resultó fructífero, pero la falta de liquidez y sus problemas con los bancos por estar en la lista de morosos lo estaban afectando empresarialmente, pronto surgió lo que estaba buscando, un solar, pero debía afrontar una buena cantidad para obtener los derechos.
Aquella noche fue particularmente difícil y decidió sincerarse con su mujer y explicarle la difícil situación, si no hacía un pago de unos 36.000€, no podría hacer la operación y aquello los llevaría a su próximo fracaso, tan solo necesitaba disponer de esa cantidad unos tres meses para después multiplicarla por 10.
Rosa pudo ver la tristeza y la frustración en el rostro de su marido, muchas veces su familia le pidió que lo dejara, pero ella confiaba en él ciegamente, era la única persona por lo que estaba dispuesta a darlo todo.
Carlos se abrazo a su mujer llorando y le comentó que había encontrado una solución y que tan solo sería por muy poco tiempo y que era la única oportunidad que tenían y pasaba por que su santurrona mujer fuera prostituida durante un tiempo, Rosa se levantó alterada y nerviosa empezaron a discutir a viva voz, él se fue a un rincón abatido y ella lo siguió y lloraron abrazados, hasta que ella dio el visto bueno.
Carlos envió un correo electrónico a una dirección que había encontrado por internet y tenía buenas referencias, aquella noche practicaron sexo en varias posiciones y cuando acabaron mantuvieron una conversación realista y sincera.
- ¿No te importara que me acueste con otros hombres? - preguntó ella.
- ¡Lo vas a hacer por nosotros! - le contestó él.
Carlos se levanto de la cama y volvió eufórico con el portátil en la mano y se estiro en la cama con su mujer
- ¡Mira ya me han contestado! - exclamó Carlos
Rosa se acerco curiosa a su marido y los dos abrieron el correo electrónico recibido
* Estoy interesado, tengo un chalet en las afueras de Madrid, clientes importantes y solventes…te paso web…. Mándame fotos de tu mujer*
- ¡Ponte que te hago dos fotos desnuda! - le insinuó su marido.
Rosa se puso de rodillas y se dejo hacer una foto con el portátil
- ¡Estírate y ábrete bien el coño!
Rosa se estiro poniendo semblante serio, pero accedió y se abrió de piernas, proporcionando lo que su marido le pedía, Carlos envió las fotos en un correo y los dos abrieron el enlace que les habían enviado, no se veían fotos del exterior, todas eran del interior, las camas eran redondas y pudieron ver una sala de BDSM, una mujer estaba atada a una gran X de piel roja adosada a la pared y otra le bajaba el tanga.
- ¡Eso no! - farfullo Rosa sonrojada.
Pudo contar hasta 8 mujeres, todas ellas con las caras pixeladas y con un nombre debajo de la foto una edad (ninguna bajaba de los 30) y sus medidas y su estado civil, había casadas, divorciadas e incluso alguna sin que su marido lo supiese.
Un asterisco brotó en la pantalla del ordenador les señalo una respuesta al correo enviado.
* ¡Lo que me interesa! Una casada como ella, ésta un poco gordita y tiene el coño apretadito, pero muy follable…puedo hacerte una oferta…. 6XXXXXXXX*
Carlos y Rosa se miraron y los dos se hicieron un gesto de interrogación, Carlos cogió su móvil y marco el número le dio con el dedo a icono del altavoz y soltó el móvil encima de las sabanas, sonó el timbre de espera y una voz atronó por el altavoz.
-¿Rosa y Carlos?
- ¡Sí! -contestaron los dos al mismo tiempo.
- Podéis llamarme Jefe, mi nombre no importa ¿Contarme porque lo hacéis?
- ¡Por dinero! - contestó Carlos - Necesitamos dinero urgente.
-¿Cantidad?
- Sobre unos 40.000€ - dijo Carlos
- ¡Una cantidad importante! - dijo la voz y quedo por un instante en silencio.
Carlos y Rosa se quedaron en silencio también y ella le paso la mano por el hombro para animarlo.
- ¡Podemos llegar a un acuerdo! - dijo Jefe.
Carlos hizo un gesto con el brazo celebrando aquellas palabras en silencio, en cambio Rosa no lo celebro.
- Rosa dime cuáles son tus experiencias sexuales. - pregunto sin tapujos Jefe
- Sin ninguna experiencia fuera del matrimonio - contestó ella sonrojada
- ¡O sea nada por el culo y nada con mujeres, ningún trío¡
- ¡No!- contestó ella ligeramente molesta, al considerarse una mujer decente
- ¡Vaya vida más aburrida! - se jactó Jefe - ¡Novata total! - se escuchó una risa de fondo.
Rosa estuvo a punto de colgar la llamada, pero su marido lo impidió con las manos y se volvió a hacer el silencio otra vez durante un par de minutos.
- ¿Té corres bien? - pregunto de nuevo Jefe.
- ¡A veces me cuesta un poco! - contestó ella sinceramente mientras su marido hacía un gesto de sorpresa.
- ¡Esta bien! - dijo Jefe - ¡mandadme vuestra ubicación!
Carlos hizo un gesto con el móvil y le envió la ubicación, se hizo el silencio durante otro minuto.
-¿Ciudad Real?
- ¡Si ¡ -contestó Carlos.
- ¡Mañana tendrás noticias mias! - el timbre anuncio que había cortado la llamada.
Carlos recogió el portátil y lo dejo encima de una mesilla que había a un lado, se recostó en la cama y miro la hora, eran las dos de la mañana y su mujer se acurruco en su regazo y le agarró la polla y empezó a descapullarla.
- ¿Éstas seguro de hacer esto cariño? - le pregunto Rosa.
- ¡Es la única opción que tenemos! - respondió Carlos - En cuanto tenga el dinero, te saco de esto.
- ¡Quiero chupártela! - susurró Rosa - ¡Estoy cachonda!
Rosa beso a su marido en los labios y bajo su cabeza para hacerle una felación, sus labios le besaban el glande y luego lo succiono al metérselo en la boca, Carlos soltó un bufido placentero y cerró los ojos, hacía tiempo que su mujer no le dedicaba una mamada tan intensa, por su cabeza le recorrió el pensamiento que cuantas pollas tendría que chupar su mujer a partir de ahora, al mismo tiempo a Rosa también le sacudían sentimientos opuestos, por un lado se sentía humillada por su propio marido, le agarraba la polla con fuerza y la estrujaba con la mano, que sentiría al chuparle la polla a otro, la follaría alguien mejor que su marido, tampoco le confesó que estar con una mujer era una de sus fantasías sexuales y hacer un trío también le había pasado por la cabeza.
- ¡Déjame follarte! - le sugirió su marido
- ¡Yo también quiero follar! - asintió Rosa
- ¡Vamos a probar por el culo otra vez! - susurró su marido.
Rosa se quedo mirando a su marido pensativa, siempre le negaba esa práctica sexual por que le hacía daño, pero escuchar las palabras de Jefe la habían molestado y no tenía ningún sentido negárselo ahora a su marido.
- ¡Pero si me haces daño y te digo que pares lo haces! - murmulló Rosa poniéndose a cuatro patas
Carlos asintió con la cabeza, abrió un cajón y saco un bote de lubricante y embadurno a su mujer el ano y se preparó para penetrarla, enfilo la punta de su polla y la penetró de un golpe, Rosa soltó un grito y mordió las sabanas, le había entrado el glande y su marido empujo un par de veces más y consiguió penetrarla con más de la mitad de su rabo.
- ¡No me la metas más! - se quejo ella - ¡Fóllame así!
Carlos hizo un gesto de contrariedad, pero por otro lado era la primera vez que la penetraba tan profundamente y que su mujer la dejaba follarla por detrás. Empezó a meterla y sacarla, le costaba moverla en su apretado culo.
- ¡Me duele cariño, pero lo hago porque te quiero! - balbuceaba ella.
Carlos la embistió con furia y la follo con su media penetración como pudo, ella no paraba de quejarse y él al encontrar el culo de su mujer tan estrecho y apretado no pudo reprimirse y se corrió dentro del culo de su mujer y se dejo caer en la cama exhausto, su mujer le dio un beso en los labios y se quedaron abrazados un rato luego apagaron la luz y se quedaron dormidos, Rosa se quedo con ganas de masturbarse, pero no quería que su marido descubriese que había quedado insatisfecha.
Rosa y Carlos eran un matrimonio tradicional, ella 34 años y emparejada desde los 18 con su marido tres años mayor que ella, muy buena gente, pero sin suerte en la vida, un problema de él, les había impedido tener hijos y el COVID le había hecho perder sus negocios, a partir de ese momento los nuevos negocios se contaban como fracasos y eso les llevo a distanciarse de sus familias a las cuales les debían una importante cantidad de dinero.
Carlos afrontó un nuevo proyecto que en principio resultó fructífero, pero la falta de liquidez y sus problemas con los bancos por estar en la lista de morosos lo estaban afectando empresarialmente, pronto surgió lo que estaba buscando, un solar, pero debía afrontar una buena cantidad para obtener los derechos.
Aquella noche fue particularmente difícil y decidió sincerarse con su mujer y explicarle la difícil situación, si no hacía un pago de unos 36.000€, no podría hacer la operación y aquello los llevaría a su próximo fracaso, tan solo necesitaba disponer de esa cantidad unos tres meses para después multiplicarla por 10.
Rosa pudo ver la tristeza y la frustración en el rostro de su marido, muchas veces su familia le pidió que lo dejara, pero ella confiaba en él ciegamente, era la única persona por lo que estaba dispuesta a darlo todo.
Carlos se abrazo a su mujer llorando y le comentó que había encontrado una solución y que tan solo sería por muy poco tiempo y que era la única oportunidad que tenían y pasaba por que su santurrona mujer fuera prostituida durante un tiempo, Rosa se levantó alterada y nerviosa empezaron a discutir a viva voz, él se fue a un rincón abatido y ella lo siguió y lloraron abrazados, hasta que ella dio el visto bueno.
Carlos envió un correo electrónico a una dirección que había encontrado por internet y tenía buenas referencias, aquella noche practicaron sexo en varias posiciones y cuando acabaron mantuvieron una conversación realista y sincera.
- ¿No te importara que me acueste con otros hombres? - preguntó ella.
- ¡Lo vas a hacer por nosotros! - le contestó él.
Carlos se levanto de la cama y volvió eufórico con el portátil en la mano y se estiro en la cama con su mujer
- ¡Mira ya me han contestado! - exclamó Carlos
Rosa se acerco curiosa a su marido y los dos abrieron el correo electrónico recibido
* Estoy interesado, tengo un chalet en las afueras de Madrid, clientes importantes y solventes…te paso web…. Mándame fotos de tu mujer*
- ¡Ponte que te hago dos fotos desnuda! - le insinuó su marido.
Rosa se puso de rodillas y se dejo hacer una foto con el portátil
- ¡Estírate y ábrete bien el coño!
Rosa se estiro poniendo semblante serio, pero accedió y se abrió de piernas, proporcionando lo que su marido le pedía, Carlos envió las fotos en un correo y los dos abrieron el enlace que les habían enviado, no se veían fotos del exterior, todas eran del interior, las camas eran redondas y pudieron ver una sala de BDSM, una mujer estaba atada a una gran X de piel roja adosada a la pared y otra le bajaba el tanga.
- ¡Eso no! - farfullo Rosa sonrojada.
Pudo contar hasta 8 mujeres, todas ellas con las caras pixeladas y con un nombre debajo de la foto una edad (ninguna bajaba de los 30) y sus medidas y su estado civil, había casadas, divorciadas e incluso alguna sin que su marido lo supiese.
Un asterisco brotó en la pantalla del ordenador les señalo una respuesta al correo enviado.
* ¡Lo que me interesa! Una casada como ella, ésta un poco gordita y tiene el coño apretadito, pero muy follable…puedo hacerte una oferta…. 6XXXXXXXX*
Carlos y Rosa se miraron y los dos se hicieron un gesto de interrogación, Carlos cogió su móvil y marco el número le dio con el dedo a icono del altavoz y soltó el móvil encima de las sabanas, sonó el timbre de espera y una voz atronó por el altavoz.
-¿Rosa y Carlos?
- ¡Sí! -contestaron los dos al mismo tiempo.
- Podéis llamarme Jefe, mi nombre no importa ¿Contarme porque lo hacéis?
- ¡Por dinero! - contestó Carlos - Necesitamos dinero urgente.
-¿Cantidad?
- Sobre unos 40.000€ - dijo Carlos
- ¡Una cantidad importante! - dijo la voz y quedo por un instante en silencio.
Carlos y Rosa se quedaron en silencio también y ella le paso la mano por el hombro para animarlo.
- ¡Podemos llegar a un acuerdo! - dijo Jefe.
Carlos hizo un gesto con el brazo celebrando aquellas palabras en silencio, en cambio Rosa no lo celebro.
- Rosa dime cuáles son tus experiencias sexuales. - pregunto sin tapujos Jefe
- Sin ninguna experiencia fuera del matrimonio - contestó ella sonrojada
- ¡O sea nada por el culo y nada con mujeres, ningún trío¡
- ¡No!- contestó ella ligeramente molesta, al considerarse una mujer decente
- ¡Vaya vida más aburrida! - se jactó Jefe - ¡Novata total! - se escuchó una risa de fondo.
Rosa estuvo a punto de colgar la llamada, pero su marido lo impidió con las manos y se volvió a hacer el silencio otra vez durante un par de minutos.
- ¿Té corres bien? - pregunto de nuevo Jefe.
- ¡A veces me cuesta un poco! - contestó ella sinceramente mientras su marido hacía un gesto de sorpresa.
- ¡Esta bien! - dijo Jefe - ¡mandadme vuestra ubicación!
Carlos hizo un gesto con el móvil y le envió la ubicación, se hizo el silencio durante otro minuto.
-¿Ciudad Real?
- ¡Si ¡ -contestó Carlos.
- ¡Mañana tendrás noticias mias! - el timbre anuncio que había cortado la llamada.
Carlos recogió el portátil y lo dejo encima de una mesilla que había a un lado, se recostó en la cama y miro la hora, eran las dos de la mañana y su mujer se acurruco en su regazo y le agarró la polla y empezó a descapullarla.
- ¿Éstas seguro de hacer esto cariño? - le pregunto Rosa.
- ¡Es la única opción que tenemos! - respondió Carlos - En cuanto tenga el dinero, te saco de esto.
- ¡Quiero chupártela! - susurró Rosa - ¡Estoy cachonda!
Rosa beso a su marido en los labios y bajo su cabeza para hacerle una felación, sus labios le besaban el glande y luego lo succiono al metérselo en la boca, Carlos soltó un bufido placentero y cerró los ojos, hacía tiempo que su mujer no le dedicaba una mamada tan intensa, por su cabeza le recorrió el pensamiento que cuantas pollas tendría que chupar su mujer a partir de ahora, al mismo tiempo a Rosa también le sacudían sentimientos opuestos, por un lado se sentía humillada por su propio marido, le agarraba la polla con fuerza y la estrujaba con la mano, que sentiría al chuparle la polla a otro, la follaría alguien mejor que su marido, tampoco le confesó que estar con una mujer era una de sus fantasías sexuales y hacer un trío también le había pasado por la cabeza.
- ¡Déjame follarte! - le sugirió su marido
- ¡Yo también quiero follar! - asintió Rosa
- ¡Vamos a probar por el culo otra vez! - susurró su marido.
Rosa se quedo mirando a su marido pensativa, siempre le negaba esa práctica sexual por que le hacía daño, pero escuchar las palabras de Jefe la habían molestado y no tenía ningún sentido negárselo ahora a su marido.
- ¡Pero si me haces daño y te digo que pares lo haces! - murmulló Rosa poniéndose a cuatro patas
Carlos asintió con la cabeza, abrió un cajón y saco un bote de lubricante y embadurno a su mujer el ano y se preparó para penetrarla, enfilo la punta de su polla y la penetró de un golpe, Rosa soltó un grito y mordió las sabanas, le había entrado el glande y su marido empujo un par de veces más y consiguió penetrarla con más de la mitad de su rabo.
- ¡No me la metas más! - se quejo ella - ¡Fóllame así!
Carlos hizo un gesto de contrariedad, pero por otro lado era la primera vez que la penetraba tan profundamente y que su mujer la dejaba follarla por detrás. Empezó a meterla y sacarla, le costaba moverla en su apretado culo.
- ¡Me duele cariño, pero lo hago porque te quiero! - balbuceaba ella.
Carlos la embistió con furia y la follo con su media penetración como pudo, ella no paraba de quejarse y él al encontrar el culo de su mujer tan estrecho y apretado no pudo reprimirse y se corrió dentro del culo de su mujer y se dejo caer en la cama exhausto, su mujer le dio un beso en los labios y se quedaron abrazados un rato luego apagaron la luz y se quedaron dormidos, Rosa se quedo con ganas de masturbarse, pero no quería que su marido descubriese que había quedado insatisfecha.