joselitoelgallo
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Capítulo 1:
Paula, mi mejor amiga. Nos conocimos hace más de 15 años un sábado en el piso que compartía con unos amigos. Una de esas noches de fiesta en las que no estas motivado para emborracharte (algo raro en mi en esa época, no fallaba de jueves a domingo), melancólico o desilusionado por que se presenta una noche más de alcohol y desenfreno similar a tantas. Un día tonto de esos que todos tenemos en algún momento en el que nos replanteamos nuestra vida.
Todos ansiosos por emborracharse y salir a desfasar de bares se afanaban por coger ese puntillo con juegos de beber en el salón, en aquella época y con nuestra economía teníamos calimocho barato y poco más. Mientras, yo en el balcón de mi habitación veía pasar gente por la calle mientras bebía tranquilamente y ajeno a todo lo que pasaba en el piso. Voces, gritos, golpes de botellas… no sé cómo no nos echaron de aquel piso, pobres vecinos.
Al rato noté como un grupo de chicas entraban en tropel a la habitación, tirando los abrigos en la cama y saliendo a toda prisa dirección al salón a unirse a la fiesta, por el vistazo rápido que pude echar era un grupo de amigas de las cuales Jose conocía a una por clases particulares y había conseguido engañar para venir a beber. Era algo habitual, teníamos un piso muy céntrico y aprovechábamos para montar fiestas en casa todos los fines de semana invitando grupos de amigos y amigas.
Seguía absorto viendo a la gente por la calle, muchos de ellos ya bastante borrachos a pesar de las horas. Sobre las 22:00 seguía bebiendo tranquilamente mi calimocho cuando me tocaron el brazo preguntándome si me molestaba que saliese al balcón conmigo. Era Paula, pelo rubio largo y liso, con un flequillo que la tapaba medía cara. Unos ojos marrones muy cálidos en una cara de no haber roto un plato en su vida. 1,55 de altura y uno 45 kilos de peso. Físicamente y por como vestía no parecía gran cosa, pero con el tiempo descubrí que era un bellezón. Tras inspeccionarla la invité a unirse a mi ofreciéndola ir a por algo de beber, a lo que me contesto que no bebía alcohol y que se aburría en el salón. Empezamos a hablar de la gente que pasaba por la calle, perdiendo la noción del tiempo hasta que el aluvión de niñas, esta vez bastante más ruidosas y borrachas volvió a entrar en la sala para coger los abrigos y desfilando una a una por la puerta.
Eran más de las 00:30 y la primera ronda de borrachos marchaban a tomar algo por los bares. Paula me preguntó si me apetecía ir con ellas, pero a pesar de llevar unas horas hablando y disfrutando de su compañía seguía sin ganas de fiesta, rechazando el ofrecimiento a lo que me dijo que se quedaba un rato más conmigo si no me importaba. Seguimos hablando mientras seguía con mis calimochos hasta que los rezagados que habían quedado marchaban también. Eran más de la 01:30 de la mañana y seguíamos como tontos hablando de cosas banales en la terraza, mal sentados en la poyata de la ventana.
Al marchar el último grupo la ofrecí irnos al salón para estar más cómodos, pero según entramos a la habitación se tiró en la cama sonriendo y diciendo que estaríamos mucho más cómodos allí. Me acosté junto a ella, disfrutando de su cara a escasos centímetros de la mía con la poca luz que entraba por la ventana de la habitación. Empezamos hablar sobre nosotros, nuestras vidas, sueños, … no recuerdo hasta que hora estuvimos hablando, pero fue de esos momentos que no querías que acabasen nunca y de los que siempre me preguntaré que habría pasado si la hubiese besado, pero no lo hice y finalmente volvieron a casa mis amigos sacándonos de nuestra burbuja. Paula en aquella época tenía hora y se la había pasado con creces, la acompañe hasta su portal y nos despedimos con un par de besos.
Los días fueron pasando y las conversaciones por Messenger eran interminables, cada día que pasaba me iba gustando un poco más. Hasta que llegó un fin de semana que íbamos a coincidir de nuevo en el piso, me armé de valor y decidí que era el día de iniciar algo con ella. Dio la casualidad que ese día Jose tuvo uno de esos problemas de amores de la juventud, me pidió que le acompañara y entre ir a ver a la que termino siendo su ex y demás se nos fue un poco la hora. Llegamos sobre las 23:30 al piso, la gente estaba borrachísima y no localizaba a Paula, estaban sus amigas, pero ella estaba desaparecida. La puse un sms preguntando donde andaba y me fui a la cocina a prepararme un calimocho con Jose. De camino a la cocina vi en una de las habitaciones a Paula comiéndose la boca con uno de los amigos de Jose, y dio la casualidad que era el más tonto de todos, ese que desde el primer momento atraviesas. Por suerte su relación fue algo que no pasó de un par de semanas, pero aquello me hizo tomar la decisión que solo seríamos amigos.
Así se inició una amistad de más de 15 años, en los que nunca pasó nada también en parte porque o estábamos muy distanciados y no planteábamos algo a distancia, o se liaba con algún otro amigo, o nos tirábamos una temporada enfadados o simplemente alguno de los dos tenía novi@, nos sincronizamos muy bien durante años, siempre uno tenía pareja cuando el otro acababa una relación. Pero durante esos años tuvimos muchísimos momentos de una tensión sexual casi imposible de aguantar. Días de fiesta en los que acabamos en la cama mirándonos durante horas y acariciándonos, pero sin llegar a besarnos. Días en la piscina en los que tarde bastante en poder salir del agua o conversaciones que creo que jamás podría haber tenido con otras personas. Pero por motivos de la vida, nunca llegamos a estar juntos aun sabiendo ambos que éramos el uno para el otro.
Con los años y la distancia la tensión se fue relajando y termino siendo una amistad sin más, nos teníamos mucho cariño mutuamente pero cada vez quedábamos menos y se convirtió en algo más frio.
Hasta que llegó el día que me dijo que se casaba, mi Paula se casaba! Esa mujer que siempre supe que era perfecta para pasar el resto de mi vida pero que nunca pude tener definitivamente salía del mercado. Fue un momento duro la verdad, el asumirlo me llevo bastante tiempo, pero era ley de vida. La boda era en Granada y me comentó que quedaba una habitación libre en el cortijo donde hacían el evento, que solo estaría su familia cercana alojada, con los que me llevaba bastante bien, por lo que me la quedé y me evitaba tener que coger coche o taxi esa noche.
El finde de la boda llegó, fui un día antes para evitar paliza de coche y estar fresco. La finca era enorme, con un estanque con patos, un edificio bastante grande como principal rodeado de carpas para dar sombra durante el evento y otro un poco más alejado con una terraza junto a una enorme piscina. Nada más llegar vi a Paula con su padre, estaba preciosa, pero con una cara que conocía bastante bien, estaba saturada. Tras los saludos a su familia la cogí y nos fuimos a tomar algo tranquilos a las tumbonas de la terraza que tenía la piscina donde ya me contó el estrés de los preparativos, los problemas típicos que surgen en estas situaciones entre novios y con las familias. Estaba a punto de llorar cuando la abracé y nos tiramos en una de las tumbonas juntos como cuando éramos críos. Era increíble que aun pasando casi un año sin vernos en persona, no perdiésemos esa complicidad, ese toque que nos hacía estar tan cómodos el uno con el otro. En cosa de segundos pasó a estar completamente relajada en mi pecho, notando como bajaba el ritmo de su corazón y pulsaciones. Era jodidamente adorable. Aproveché para contarla mis últimas cagadas a nivel amoroso para sacarla la boda de la cabeza y hacerla reír un rato mientras la acariciaba el pelo. Solo podía pensar en lo imbécil que había sido perdiendo la oportunidad una y otra vez de estar con ella, y muchas de las veces por orgullo.
- Vaya, pero si está aquí el marido de backup! Grito su hermana al vernos. Jimena era físicamente igual que su hermana, pero morena, con ojos azules y completamente diferentes en forma de ser. Un par de años menos que Paula. Siempre me pareció una potrilla salvaje y nos llevábamos muy bien. Me hizo gracia que usará lo de marido de backup, era algo que de bromas había acordado con Paula fijando en los 35 la fecha límite para casarnos juntos si no teníamos pareja. Le eché en cara a Paula el haberla contado eso, pero Jimena siempre decía que acabaríamos juntos, era normal que se lo contara. Seguimos charlando un rato y poniéndonos los 3 al día en las tumbonas hasta que apareció el Darren, el novio. De primeras se le torció la cara al ver a su futura mujer tumbada sobre otro hombre, pero en cuanto vio que era yo vino a saludar amablemente y nos insistió en ir a cenar, estaban impacientes los padres. Sabía perfectamente de nuestra relación desde críos y lo cercanos que habíamos sido durante muchos años. Sabía que quedábamos bastante los dos solos, confiaba en Paula y en que no pasaría nada.
La noche fue pasando entre la cena y un par de copas en la terraza de la piscina, los mayores se fueron retirando y quedamos un par de primos, Darren, Jimena, Paula y yo. Pensaba que la noche estaba hecha cuando uno de los primos se quedó en calzoncillos y salto al agua, dando el pistoletazo de salida. La piscina era bastante grande, redondeada con formas y poco iluminada. Jimena sin cortarse se quitó el vestido y salto en tanga y sujetador al agua. La siguió su otro primo y detrás fui yo, la verdad es que la noche lo pedía, hacia buenísimo. Ni Paula y Darren tenían pinta de animarse, hasta que salió Jimena y empezó a desnudar a Darren con ayuda de uno de sus primos.
Paula no iba a ser menos, salí del agua y antes de que echase a correr la dije que por las buenas o por las malas. Se quedo parada y balbuceo que de buenas. Me acerqué y empecé a desabrochar su blusa. Habíamos estado desnudos uno enfrente del otro en alguna ocasión como un día después de la piscina mientras nos cambiábamos, pero el ser yo el que la desnudase era muchísimo más morboso. Aproveché que Darren estaba resistiéndose y había ido en ayuda el otro primo para tomarme mi tiempo. Mientras desabrochaba los botones iba devorando con mis ojos su canalillo sus pechos, donde tomé algo más de tiempo. El sujetador era prácticamente transparente, mientras seguía desabrochando seguía sin perder un detalle de sus pechos hasta llegar a la altura de su pezón, estaba completamente duro, aproveché para mirarla a los ojos unos instantes, tenía su mirada clavada en mis dedos. Seguí la faena con su vientre hasta la altura de su falda. Con la tontería tenía el pequeño Big Ben bastante morcillón, y con el calzoncillo ajustado era difícil de ocultar, por lo que me di algo más de prisa quitándola la falda, desabrochándola y acompañándola mientras se la iba bajando, quedándome la vista a la altura de su pubis. El tanga era a juego del sujetador, trasparente mostrándome esa maravilla que había visto alguna vez en descuidos perfectamente depilado. La pedí que se sentará y obedeció, la desabroche una de las sandalias se la quite y abrí su pierna. La miré a la cara, me miraba fijamente con una cara de lujuria que nunca la había visto. Desabroche la segunda sandalia con unas vistas inmejorables, se la quite y la ofrecí mi mano para incorporarse. La puse delante mío y ordené que fuera a la piscina, disfrutando ahora de las vistas de su culo, era un espectáculo de mujer. Cuando ya estábamos en el agua Darren seguía intentando evitar el agua pero poco podía hacer, los primos eran bastante fuertes como para ser una resistencia real. Finalmente le tiraron con ropa al agua con tan mala suerte que tenía el móvil encima.
Por un momento parecía que se iba a la mierda el bañito en la piscina, pero no se lo tomó demasiado mal y fue a buscar arroz para ponerlo a secar. A Paula la cambio la cara con el tema del móvil, de nuevo estaba con la lagrimilla en el ojo, me acerqué y la abracé preguntándola si había algún problema con Darren, que la notaba muy rara. Solo se quedó mirándome, me beso en la mejilla y subió sus piernas quedando a horcajadas y abrazándome bastante fuerte. Mi erección si ya estaba antes de entrar al agua bastante avanzada ahora estaba en máximo esplendor y Paula lo notó, colocando su sexo junto al mío y acercando su cuerpo. No era la primera vez que estábamos en esta situación en una piscina, habían sido varias las ocasiones que habíamos estado rozándonos de forma similar. Pero esta vez era diferente, Paula estaba completamente sumisa al igual que cuando la desnudé. Mis manos estaban agarrando su culo mientras ella empezaba un leve movimiento de su cadera, frotando su coño contra mi polla. No sé qué me pasaba, pero mis manos subieron directamente a sus pechos, agarrando uno de sus pezones cuando Jimena saltó justo a nuestro lado y nos sacó de nuestra burbuja. Se nos estaba yendo de las manos, menos mal que Jimena estuvo hábil y cortó a tiempo. Seguimos con aguadillas y haciendo el tonto, hasta que uno de los primos salió a preparar otra ronda, y Paula aprovechó para ir a buscar a Darren tapándose con una toalla.
Paula, mi mejor amiga. Nos conocimos hace más de 15 años un sábado en el piso que compartía con unos amigos. Una de esas noches de fiesta en las que no estas motivado para emborracharte (algo raro en mi en esa época, no fallaba de jueves a domingo), melancólico o desilusionado por que se presenta una noche más de alcohol y desenfreno similar a tantas. Un día tonto de esos que todos tenemos en algún momento en el que nos replanteamos nuestra vida.
Todos ansiosos por emborracharse y salir a desfasar de bares se afanaban por coger ese puntillo con juegos de beber en el salón, en aquella época y con nuestra economía teníamos calimocho barato y poco más. Mientras, yo en el balcón de mi habitación veía pasar gente por la calle mientras bebía tranquilamente y ajeno a todo lo que pasaba en el piso. Voces, gritos, golpes de botellas… no sé cómo no nos echaron de aquel piso, pobres vecinos.
Al rato noté como un grupo de chicas entraban en tropel a la habitación, tirando los abrigos en la cama y saliendo a toda prisa dirección al salón a unirse a la fiesta, por el vistazo rápido que pude echar era un grupo de amigas de las cuales Jose conocía a una por clases particulares y había conseguido engañar para venir a beber. Era algo habitual, teníamos un piso muy céntrico y aprovechábamos para montar fiestas en casa todos los fines de semana invitando grupos de amigos y amigas.
Seguía absorto viendo a la gente por la calle, muchos de ellos ya bastante borrachos a pesar de las horas. Sobre las 22:00 seguía bebiendo tranquilamente mi calimocho cuando me tocaron el brazo preguntándome si me molestaba que saliese al balcón conmigo. Era Paula, pelo rubio largo y liso, con un flequillo que la tapaba medía cara. Unos ojos marrones muy cálidos en una cara de no haber roto un plato en su vida. 1,55 de altura y uno 45 kilos de peso. Físicamente y por como vestía no parecía gran cosa, pero con el tiempo descubrí que era un bellezón. Tras inspeccionarla la invité a unirse a mi ofreciéndola ir a por algo de beber, a lo que me contesto que no bebía alcohol y que se aburría en el salón. Empezamos a hablar de la gente que pasaba por la calle, perdiendo la noción del tiempo hasta que el aluvión de niñas, esta vez bastante más ruidosas y borrachas volvió a entrar en la sala para coger los abrigos y desfilando una a una por la puerta.
Eran más de las 00:30 y la primera ronda de borrachos marchaban a tomar algo por los bares. Paula me preguntó si me apetecía ir con ellas, pero a pesar de llevar unas horas hablando y disfrutando de su compañía seguía sin ganas de fiesta, rechazando el ofrecimiento a lo que me dijo que se quedaba un rato más conmigo si no me importaba. Seguimos hablando mientras seguía con mis calimochos hasta que los rezagados que habían quedado marchaban también. Eran más de la 01:30 de la mañana y seguíamos como tontos hablando de cosas banales en la terraza, mal sentados en la poyata de la ventana.
Al marchar el último grupo la ofrecí irnos al salón para estar más cómodos, pero según entramos a la habitación se tiró en la cama sonriendo y diciendo que estaríamos mucho más cómodos allí. Me acosté junto a ella, disfrutando de su cara a escasos centímetros de la mía con la poca luz que entraba por la ventana de la habitación. Empezamos hablar sobre nosotros, nuestras vidas, sueños, … no recuerdo hasta que hora estuvimos hablando, pero fue de esos momentos que no querías que acabasen nunca y de los que siempre me preguntaré que habría pasado si la hubiese besado, pero no lo hice y finalmente volvieron a casa mis amigos sacándonos de nuestra burbuja. Paula en aquella época tenía hora y se la había pasado con creces, la acompañe hasta su portal y nos despedimos con un par de besos.
Los días fueron pasando y las conversaciones por Messenger eran interminables, cada día que pasaba me iba gustando un poco más. Hasta que llegó un fin de semana que íbamos a coincidir de nuevo en el piso, me armé de valor y decidí que era el día de iniciar algo con ella. Dio la casualidad que ese día Jose tuvo uno de esos problemas de amores de la juventud, me pidió que le acompañara y entre ir a ver a la que termino siendo su ex y demás se nos fue un poco la hora. Llegamos sobre las 23:30 al piso, la gente estaba borrachísima y no localizaba a Paula, estaban sus amigas, pero ella estaba desaparecida. La puse un sms preguntando donde andaba y me fui a la cocina a prepararme un calimocho con Jose. De camino a la cocina vi en una de las habitaciones a Paula comiéndose la boca con uno de los amigos de Jose, y dio la casualidad que era el más tonto de todos, ese que desde el primer momento atraviesas. Por suerte su relación fue algo que no pasó de un par de semanas, pero aquello me hizo tomar la decisión que solo seríamos amigos.
Así se inició una amistad de más de 15 años, en los que nunca pasó nada también en parte porque o estábamos muy distanciados y no planteábamos algo a distancia, o se liaba con algún otro amigo, o nos tirábamos una temporada enfadados o simplemente alguno de los dos tenía novi@, nos sincronizamos muy bien durante años, siempre uno tenía pareja cuando el otro acababa una relación. Pero durante esos años tuvimos muchísimos momentos de una tensión sexual casi imposible de aguantar. Días de fiesta en los que acabamos en la cama mirándonos durante horas y acariciándonos, pero sin llegar a besarnos. Días en la piscina en los que tarde bastante en poder salir del agua o conversaciones que creo que jamás podría haber tenido con otras personas. Pero por motivos de la vida, nunca llegamos a estar juntos aun sabiendo ambos que éramos el uno para el otro.
Con los años y la distancia la tensión se fue relajando y termino siendo una amistad sin más, nos teníamos mucho cariño mutuamente pero cada vez quedábamos menos y se convirtió en algo más frio.
Hasta que llegó el día que me dijo que se casaba, mi Paula se casaba! Esa mujer que siempre supe que era perfecta para pasar el resto de mi vida pero que nunca pude tener definitivamente salía del mercado. Fue un momento duro la verdad, el asumirlo me llevo bastante tiempo, pero era ley de vida. La boda era en Granada y me comentó que quedaba una habitación libre en el cortijo donde hacían el evento, que solo estaría su familia cercana alojada, con los que me llevaba bastante bien, por lo que me la quedé y me evitaba tener que coger coche o taxi esa noche.
El finde de la boda llegó, fui un día antes para evitar paliza de coche y estar fresco. La finca era enorme, con un estanque con patos, un edificio bastante grande como principal rodeado de carpas para dar sombra durante el evento y otro un poco más alejado con una terraza junto a una enorme piscina. Nada más llegar vi a Paula con su padre, estaba preciosa, pero con una cara que conocía bastante bien, estaba saturada. Tras los saludos a su familia la cogí y nos fuimos a tomar algo tranquilos a las tumbonas de la terraza que tenía la piscina donde ya me contó el estrés de los preparativos, los problemas típicos que surgen en estas situaciones entre novios y con las familias. Estaba a punto de llorar cuando la abracé y nos tiramos en una de las tumbonas juntos como cuando éramos críos. Era increíble que aun pasando casi un año sin vernos en persona, no perdiésemos esa complicidad, ese toque que nos hacía estar tan cómodos el uno con el otro. En cosa de segundos pasó a estar completamente relajada en mi pecho, notando como bajaba el ritmo de su corazón y pulsaciones. Era jodidamente adorable. Aproveché para contarla mis últimas cagadas a nivel amoroso para sacarla la boda de la cabeza y hacerla reír un rato mientras la acariciaba el pelo. Solo podía pensar en lo imbécil que había sido perdiendo la oportunidad una y otra vez de estar con ella, y muchas de las veces por orgullo.
- Vaya, pero si está aquí el marido de backup! Grito su hermana al vernos. Jimena era físicamente igual que su hermana, pero morena, con ojos azules y completamente diferentes en forma de ser. Un par de años menos que Paula. Siempre me pareció una potrilla salvaje y nos llevábamos muy bien. Me hizo gracia que usará lo de marido de backup, era algo que de bromas había acordado con Paula fijando en los 35 la fecha límite para casarnos juntos si no teníamos pareja. Le eché en cara a Paula el haberla contado eso, pero Jimena siempre decía que acabaríamos juntos, era normal que se lo contara. Seguimos charlando un rato y poniéndonos los 3 al día en las tumbonas hasta que apareció el Darren, el novio. De primeras se le torció la cara al ver a su futura mujer tumbada sobre otro hombre, pero en cuanto vio que era yo vino a saludar amablemente y nos insistió en ir a cenar, estaban impacientes los padres. Sabía perfectamente de nuestra relación desde críos y lo cercanos que habíamos sido durante muchos años. Sabía que quedábamos bastante los dos solos, confiaba en Paula y en que no pasaría nada.
La noche fue pasando entre la cena y un par de copas en la terraza de la piscina, los mayores se fueron retirando y quedamos un par de primos, Darren, Jimena, Paula y yo. Pensaba que la noche estaba hecha cuando uno de los primos se quedó en calzoncillos y salto al agua, dando el pistoletazo de salida. La piscina era bastante grande, redondeada con formas y poco iluminada. Jimena sin cortarse se quitó el vestido y salto en tanga y sujetador al agua. La siguió su otro primo y detrás fui yo, la verdad es que la noche lo pedía, hacia buenísimo. Ni Paula y Darren tenían pinta de animarse, hasta que salió Jimena y empezó a desnudar a Darren con ayuda de uno de sus primos.
Paula no iba a ser menos, salí del agua y antes de que echase a correr la dije que por las buenas o por las malas. Se quedo parada y balbuceo que de buenas. Me acerqué y empecé a desabrochar su blusa. Habíamos estado desnudos uno enfrente del otro en alguna ocasión como un día después de la piscina mientras nos cambiábamos, pero el ser yo el que la desnudase era muchísimo más morboso. Aproveché que Darren estaba resistiéndose y había ido en ayuda el otro primo para tomarme mi tiempo. Mientras desabrochaba los botones iba devorando con mis ojos su canalillo sus pechos, donde tomé algo más de tiempo. El sujetador era prácticamente transparente, mientras seguía desabrochando seguía sin perder un detalle de sus pechos hasta llegar a la altura de su pezón, estaba completamente duro, aproveché para mirarla a los ojos unos instantes, tenía su mirada clavada en mis dedos. Seguí la faena con su vientre hasta la altura de su falda. Con la tontería tenía el pequeño Big Ben bastante morcillón, y con el calzoncillo ajustado era difícil de ocultar, por lo que me di algo más de prisa quitándola la falda, desabrochándola y acompañándola mientras se la iba bajando, quedándome la vista a la altura de su pubis. El tanga era a juego del sujetador, trasparente mostrándome esa maravilla que había visto alguna vez en descuidos perfectamente depilado. La pedí que se sentará y obedeció, la desabroche una de las sandalias se la quite y abrí su pierna. La miré a la cara, me miraba fijamente con una cara de lujuria que nunca la había visto. Desabroche la segunda sandalia con unas vistas inmejorables, se la quite y la ofrecí mi mano para incorporarse. La puse delante mío y ordené que fuera a la piscina, disfrutando ahora de las vistas de su culo, era un espectáculo de mujer. Cuando ya estábamos en el agua Darren seguía intentando evitar el agua pero poco podía hacer, los primos eran bastante fuertes como para ser una resistencia real. Finalmente le tiraron con ropa al agua con tan mala suerte que tenía el móvil encima.
Por un momento parecía que se iba a la mierda el bañito en la piscina, pero no se lo tomó demasiado mal y fue a buscar arroz para ponerlo a secar. A Paula la cambio la cara con el tema del móvil, de nuevo estaba con la lagrimilla en el ojo, me acerqué y la abracé preguntándola si había algún problema con Darren, que la notaba muy rara. Solo se quedó mirándome, me beso en la mejilla y subió sus piernas quedando a horcajadas y abrazándome bastante fuerte. Mi erección si ya estaba antes de entrar al agua bastante avanzada ahora estaba en máximo esplendor y Paula lo notó, colocando su sexo junto al mío y acercando su cuerpo. No era la primera vez que estábamos en esta situación en una piscina, habían sido varias las ocasiones que habíamos estado rozándonos de forma similar. Pero esta vez era diferente, Paula estaba completamente sumisa al igual que cuando la desnudé. Mis manos estaban agarrando su culo mientras ella empezaba un leve movimiento de su cadera, frotando su coño contra mi polla. No sé qué me pasaba, pero mis manos subieron directamente a sus pechos, agarrando uno de sus pezones cuando Jimena saltó justo a nuestro lado y nos sacó de nuestra burbuja. Se nos estaba yendo de las manos, menos mal que Jimena estuvo hábil y cortó a tiempo. Seguimos con aguadillas y haciendo el tonto, hasta que uno de los primos salió a preparar otra ronda, y Paula aprovechó para ir a buscar a Darren tapándose con una toalla.