En la boda de mi amiga

joselitoelgallo

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17 Jul 2023
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Capítulo 1:


Paula, mi mejor amiga. Nos conocimos hace más de 15 años un sábado en el piso que compartía con unos amigos. Una de esas noches de fiesta en las que no estas motivado para emborracharte (algo raro en mi en esa época, no fallaba de jueves a domingo), melancólico o desilusionado por que se presenta una noche más de alcohol y desenfreno similar a tantas. Un día tonto de esos que todos tenemos en algún momento en el que nos replanteamos nuestra vida.

Todos ansiosos por emborracharse y salir a desfasar de bares se afanaban por coger ese puntillo con juegos de beber en el salón, en aquella época y con nuestra economía teníamos calimocho barato y poco más. Mientras, yo en el balcón de mi habitación veía pasar gente por la calle mientras bebía tranquilamente y ajeno a todo lo que pasaba en el piso. Voces, gritos, golpes de botellas… no sé cómo no nos echaron de aquel piso, pobres vecinos.

Al rato noté como un grupo de chicas entraban en tropel a la habitación, tirando los abrigos en la cama y saliendo a toda prisa dirección al salón a unirse a la fiesta, por el vistazo rápido que pude echar era un grupo de amigas de las cuales Jose conocía a una por clases particulares y había conseguido engañar para venir a beber. Era algo habitual, teníamos un piso muy céntrico y aprovechábamos para montar fiestas en casa todos los fines de semana invitando grupos de amigos y amigas.

Seguía absorto viendo a la gente por la calle, muchos de ellos ya bastante borrachos a pesar de las horas. Sobre las 22:00 seguía bebiendo tranquilamente mi calimocho cuando me tocaron el brazo preguntándome si me molestaba que saliese al balcón conmigo. Era Paula, pelo rubio largo y liso, con un flequillo que la tapaba medía cara. Unos ojos marrones muy cálidos en una cara de no haber roto un plato en su vida. 1,55 de altura y uno 45 kilos de peso. Físicamente y por como vestía no parecía gran cosa, pero con el tiempo descubrí que era un bellezón. Tras inspeccionarla la invité a unirse a mi ofreciéndola ir a por algo de beber, a lo que me contesto que no bebía alcohol y que se aburría en el salón. Empezamos a hablar de la gente que pasaba por la calle, perdiendo la noción del tiempo hasta que el aluvión de niñas, esta vez bastante más ruidosas y borrachas volvió a entrar en la sala para coger los abrigos y desfilando una a una por la puerta.

Eran más de las 00:30 y la primera ronda de borrachos marchaban a tomar algo por los bares. Paula me preguntó si me apetecía ir con ellas, pero a pesar de llevar unas horas hablando y disfrutando de su compañía seguía sin ganas de fiesta, rechazando el ofrecimiento a lo que me dijo que se quedaba un rato más conmigo si no me importaba. Seguimos hablando mientras seguía con mis calimochos hasta que los rezagados que habían quedado marchaban también. Eran más de la 01:30 de la mañana y seguíamos como tontos hablando de cosas banales en la terraza, mal sentados en la poyata de la ventana.

Al marchar el último grupo la ofrecí irnos al salón para estar más cómodos, pero según entramos a la habitación se tiró en la cama sonriendo y diciendo que estaríamos mucho más cómodos allí. Me acosté junto a ella, disfrutando de su cara a escasos centímetros de la mía con la poca luz que entraba por la ventana de la habitación. Empezamos hablar sobre nosotros, nuestras vidas, sueños, … no recuerdo hasta que hora estuvimos hablando, pero fue de esos momentos que no querías que acabasen nunca y de los que siempre me preguntaré que habría pasado si la hubiese besado, pero no lo hice y finalmente volvieron a casa mis amigos sacándonos de nuestra burbuja. Paula en aquella época tenía hora y se la había pasado con creces, la acompañe hasta su portal y nos despedimos con un par de besos.

Los días fueron pasando y las conversaciones por Messenger eran interminables, cada día que pasaba me iba gustando un poco más. Hasta que llegó un fin de semana que íbamos a coincidir de nuevo en el piso, me armé de valor y decidí que era el día de iniciar algo con ella. Dio la casualidad que ese día Jose tuvo uno de esos problemas de amores de la juventud, me pidió que le acompañara y entre ir a ver a la que termino siendo su ex y demás se nos fue un poco la hora. Llegamos sobre las 23:30 al piso, la gente estaba borrachísima y no localizaba a Paula, estaban sus amigas, pero ella estaba desaparecida. La puse un sms preguntando donde andaba y me fui a la cocina a prepararme un calimocho con Jose. De camino a la cocina vi en una de las habitaciones a Paula comiéndose la boca con uno de los amigos de Jose, y dio la casualidad que era el más tonto de todos, ese que desde el primer momento atraviesas. Por suerte su relación fue algo que no pasó de un par de semanas, pero aquello me hizo tomar la decisión que solo seríamos amigos.

Así se inició una amistad de más de 15 años, en los que nunca pasó nada también en parte porque o estábamos muy distanciados y no planteábamos algo a distancia, o se liaba con algún otro amigo, o nos tirábamos una temporada enfadados o simplemente alguno de los dos tenía novi@, nos sincronizamos muy bien durante años, siempre uno tenía pareja cuando el otro acababa una relación. Pero durante esos años tuvimos muchísimos momentos de una tensión sexual casi imposible de aguantar. Días de fiesta en los que acabamos en la cama mirándonos durante horas y acariciándonos, pero sin llegar a besarnos. Días en la piscina en los que tarde bastante en poder salir del agua o conversaciones que creo que jamás podría haber tenido con otras personas. Pero por motivos de la vida, nunca llegamos a estar juntos aun sabiendo ambos que éramos el uno para el otro.

Con los años y la distancia la tensión se fue relajando y termino siendo una amistad sin más, nos teníamos mucho cariño mutuamente pero cada vez quedábamos menos y se convirtió en algo más frio.

Hasta que llegó el día que me dijo que se casaba, mi Paula se casaba! Esa mujer que siempre supe que era perfecta para pasar el resto de mi vida pero que nunca pude tener definitivamente salía del mercado. Fue un momento duro la verdad, el asumirlo me llevo bastante tiempo, pero era ley de vida. La boda era en Granada y me comentó que quedaba una habitación libre en el cortijo donde hacían el evento, que solo estaría su familia cercana alojada, con los que me llevaba bastante bien, por lo que me la quedé y me evitaba tener que coger coche o taxi esa noche.

El finde de la boda llegó, fui un día antes para evitar paliza de coche y estar fresco. La finca era enorme, con un estanque con patos, un edificio bastante grande como principal rodeado de carpas para dar sombra durante el evento y otro un poco más alejado con una terraza junto a una enorme piscina. Nada más llegar vi a Paula con su padre, estaba preciosa, pero con una cara que conocía bastante bien, estaba saturada. Tras los saludos a su familia la cogí y nos fuimos a tomar algo tranquilos a las tumbonas de la terraza que tenía la piscina donde ya me contó el estrés de los preparativos, los problemas típicos que surgen en estas situaciones entre novios y con las familias. Estaba a punto de llorar cuando la abracé y nos tiramos en una de las tumbonas juntos como cuando éramos críos. Era increíble que aun pasando casi un año sin vernos en persona, no perdiésemos esa complicidad, ese toque que nos hacía estar tan cómodos el uno con el otro. En cosa de segundos pasó a estar completamente relajada en mi pecho, notando como bajaba el ritmo de su corazón y pulsaciones. Era jodidamente adorable. Aproveché para contarla mis últimas cagadas a nivel amoroso para sacarla la boda de la cabeza y hacerla reír un rato mientras la acariciaba el pelo. Solo podía pensar en lo imbécil que había sido perdiendo la oportunidad una y otra vez de estar con ella, y muchas de las veces por orgullo.

- Vaya, pero si está aquí el marido de backup! Grito su hermana al vernos. Jimena era físicamente igual que su hermana, pero morena, con ojos azules y completamente diferentes en forma de ser. Un par de años menos que Paula. Siempre me pareció una potrilla salvaje y nos llevábamos muy bien. Me hizo gracia que usará lo de marido de backup, era algo que de bromas había acordado con Paula fijando en los 35 la fecha límite para casarnos juntos si no teníamos pareja. Le eché en cara a Paula el haberla contado eso, pero Jimena siempre decía que acabaríamos juntos, era normal que se lo contara. Seguimos charlando un rato y poniéndonos los 3 al día en las tumbonas hasta que apareció el Darren, el novio. De primeras se le torció la cara al ver a su futura mujer tumbada sobre otro hombre, pero en cuanto vio que era yo vino a saludar amablemente y nos insistió en ir a cenar, estaban impacientes los padres. Sabía perfectamente de nuestra relación desde críos y lo cercanos que habíamos sido durante muchos años. Sabía que quedábamos bastante los dos solos, confiaba en Paula y en que no pasaría nada.

La noche fue pasando entre la cena y un par de copas en la terraza de la piscina, los mayores se fueron retirando y quedamos un par de primos, Darren, Jimena, Paula y yo. Pensaba que la noche estaba hecha cuando uno de los primos se quedó en calzoncillos y salto al agua, dando el pistoletazo de salida. La piscina era bastante grande, redondeada con formas y poco iluminada. Jimena sin cortarse se quitó el vestido y salto en tanga y sujetador al agua. La siguió su otro primo y detrás fui yo, la verdad es que la noche lo pedía, hacia buenísimo. Ni Paula y Darren tenían pinta de animarse, hasta que salió Jimena y empezó a desnudar a Darren con ayuda de uno de sus primos.

Paula no iba a ser menos, salí del agua y antes de que echase a correr la dije que por las buenas o por las malas. Se quedo parada y balbuceo que de buenas. Me acerqué y empecé a desabrochar su blusa. Habíamos estado desnudos uno enfrente del otro en alguna ocasión como un día después de la piscina mientras nos cambiábamos, pero el ser yo el que la desnudase era muchísimo más morboso. Aproveché que Darren estaba resistiéndose y había ido en ayuda el otro primo para tomarme mi tiempo. Mientras desabrochaba los botones iba devorando con mis ojos su canalillo sus pechos, donde tomé algo más de tiempo. El sujetador era prácticamente transparente, mientras seguía desabrochando seguía sin perder un detalle de sus pechos hasta llegar a la altura de su pezón, estaba completamente duro, aproveché para mirarla a los ojos unos instantes, tenía su mirada clavada en mis dedos. Seguí la faena con su vientre hasta la altura de su falda. Con la tontería tenía el pequeño Big Ben bastante morcillón, y con el calzoncillo ajustado era difícil de ocultar, por lo que me di algo más de prisa quitándola la falda, desabrochándola y acompañándola mientras se la iba bajando, quedándome la vista a la altura de su pubis. El tanga era a juego del sujetador, trasparente mostrándome esa maravilla que había visto alguna vez en descuidos perfectamente depilado. La pedí que se sentará y obedeció, la desabroche una de las sandalias se la quite y abrí su pierna. La miré a la cara, me miraba fijamente con una cara de lujuria que nunca la había visto. Desabroche la segunda sandalia con unas vistas inmejorables, se la quite y la ofrecí mi mano para incorporarse. La puse delante mío y ordené que fuera a la piscina, disfrutando ahora de las vistas de su culo, era un espectáculo de mujer. Cuando ya estábamos en el agua Darren seguía intentando evitar el agua pero poco podía hacer, los primos eran bastante fuertes como para ser una resistencia real. Finalmente le tiraron con ropa al agua con tan mala suerte que tenía el móvil encima.

Por un momento parecía que se iba a la mierda el bañito en la piscina, pero no se lo tomó demasiado mal y fue a buscar arroz para ponerlo a secar. A Paula la cambio la cara con el tema del móvil, de nuevo estaba con la lagrimilla en el ojo, me acerqué y la abracé preguntándola si había algún problema con Darren, que la notaba muy rara. Solo se quedó mirándome, me beso en la mejilla y subió sus piernas quedando a horcajadas y abrazándome bastante fuerte. Mi erección si ya estaba antes de entrar al agua bastante avanzada ahora estaba en máximo esplendor y Paula lo notó, colocando su sexo junto al mío y acercando su cuerpo. No era la primera vez que estábamos en esta situación en una piscina, habían sido varias las ocasiones que habíamos estado rozándonos de forma similar. Pero esta vez era diferente, Paula estaba completamente sumisa al igual que cuando la desnudé. Mis manos estaban agarrando su culo mientras ella empezaba un leve movimiento de su cadera, frotando su coño contra mi polla. No sé qué me pasaba, pero mis manos subieron directamente a sus pechos, agarrando uno de sus pezones cuando Jimena saltó justo a nuestro lado y nos sacó de nuestra burbuja. Se nos estaba yendo de las manos, menos mal que Jimena estuvo hábil y cortó a tiempo. Seguimos con aguadillas y haciendo el tonto, hasta que uno de los primos salió a preparar otra ronda, y Paula aprovechó para ir a buscar a Darren tapándose con una toalla.
 
Está bueno y muy interesante.

Yo supongo que él nunca se enamoró realmente de ella, sino llegar a este punto sin nunca haber confesado nada, me parece una barbaridad.

Claro, eso suponiendo que ella se haya estado receptiva, pero si siempre fue indiferente, ni modo.
 
Capítulo 1:


Paula, mi mejor amiga. Nos conocimos hace más de 15 años un sábado en el piso que compartía con unos amigos. Una de esas noches de fiesta en las que no estas motivado para emborracharte (algo raro en mi en esa época, no fallaba de jueves a domingo), melancólico o desilusionado por que se presenta una noche más de alcohol y desenfreno similar a tantas. Un día tonto de esos que todos tenemos en algún momento en el que nos replanteamos nuestra vida.

Todos ansiosos por emborracharse y salir a desfasar de bares se afanaban por coger ese puntillo con juegos de beber en el salón, en aquella época y con nuestra economía teníamos calimocho barato y poco más. Mientras, yo en el balcón de mi habitación veía pasar gente por la calle mientras bebía tranquilamente y ajeno a todo lo que pasaba en el piso. Voces, gritos, golpes de botellas… no sé cómo no nos echaron de aquel piso, pobres vecinos.

Al rato noté como un grupo de chicas entraban en tropel a la habitación, tirando los abrigos en la cama y saliendo a toda prisa dirección al salón a unirse a la fiesta, por el vistazo rápido que pude echar era un grupo de amigas de las cuales Jose conocía a una por clases particulares y había conseguido engañar para venir a beber. Era algo habitual, teníamos un piso muy céntrico y aprovechábamos para montar fiestas en casa todos los fines de semana invitando grupos de amigos y amigas.

Seguía absorto viendo a la gente por la calle, muchos de ellos ya bastante borrachos a pesar de las horas. Sobre las 22:00 seguía bebiendo tranquilamente mi calimocho cuando me tocaron el brazo preguntándome si me molestaba que saliese al balcón conmigo. Era Paula, pelo rubio largo y liso, con un flequillo que la tapaba medía cara. Unos ojos marrones muy cálidos en una cara de no haber roto un plato en su vida. 1,55 de altura y uno 45 kilos de peso. Físicamente y por como vestía no parecía gran cosa, pero con el tiempo descubrí que era un bellezón. Tras inspeccionarla la invité a unirse a mi ofreciéndola ir a por algo de beber, a lo que me contesto que no bebía alcohol y que se aburría en el salón. Empezamos a hablar de la gente que pasaba por la calle, perdiendo la noción del tiempo hasta que el aluvión de niñas, esta vez bastante más ruidosas y borrachas volvió a entrar en la sala para coger los abrigos y desfilando una a una por la puerta.

Eran más de las 00:30 y la primera ronda de borrachos marchaban a tomar algo por los bares. Paula me preguntó si me apetecía ir con ellas, pero a pesar de llevar unas horas hablando y disfrutando de su compañía seguía sin ganas de fiesta, rechazando el ofrecimiento a lo que me dijo que se quedaba un rato más conmigo si no me importaba. Seguimos hablando mientras seguía con mis calimochos hasta que los rezagados que habían quedado marchaban también. Eran más de la 01:30 de la mañana y seguíamos como tontos hablando de cosas banales en la terraza, mal sentados en la poyata de la ventana.

Al marchar el último grupo la ofrecí irnos al salón para estar más cómodos, pero según entramos a la habitación se tiró en la cama sonriendo y diciendo que estaríamos mucho más cómodos allí. Me acosté junto a ella, disfrutando de su cara a escasos centímetros de la mía con la poca luz que entraba por la ventana de la habitación. Empezamos hablar sobre nosotros, nuestras vidas, sueños, … no recuerdo hasta que hora estuvimos hablando, pero fue de esos momentos que no querías que acabasen nunca y de los que siempre me preguntaré que habría pasado si la hubiese besado, pero no lo hice y finalmente volvieron a casa mis amigos sacándonos de nuestra burbuja. Paula en aquella época tenía hora y se la había pasado con creces, la acompañe hasta su portal y nos despedimos con un par de besos.

Los días fueron pasando y las conversaciones por Messenger eran interminables, cada día que pasaba me iba gustando un poco más. Hasta que llegó un fin de semana que íbamos a coincidir de nuevo en el piso, me armé de valor y decidí que era el día de iniciar algo con ella. Dio la casualidad que ese día Jose tuvo uno de esos problemas de amores de la juventud, me pidió que le acompañara y entre ir a ver a la que termino siendo su ex y demás se nos fue un poco la hora. Llegamos sobre las 23:30 al piso, la gente estaba borrachísima y no localizaba a Paula, estaban sus amigas, pero ella estaba desaparecida. La puse un sms preguntando donde andaba y me fui a la cocina a prepararme un calimocho con Jose. De camino a la cocina vi en una de las habitaciones a Paula comiéndose la boca con uno de los amigos de Jose, y dio la casualidad que era el más tonto de todos, ese que desde el primer momento atraviesas. Por suerte su relación fue algo que no pasó de un par de semanas, pero aquello me hizo tomar la decisión que solo seríamos amigos.

Así se inició una amistad de más de 15 años, en los que nunca pasó nada también en parte porque o estábamos muy distanciados y no planteábamos algo a distancia, o se liaba con algún otro amigo, o nos tirábamos una temporada enfadados o simplemente alguno de los dos tenía novi@, nos sincronizamos muy bien durante años, siempre uno tenía pareja cuando el otro acababa una relación. Pero durante esos años tuvimos muchísimos momentos de una tensión sexual casi imposible de aguantar. Días de fiesta en los que acabamos en la cama mirándonos durante horas y acariciándonos, pero sin llegar a besarnos. Días en la piscina en los que tarde bastante en poder salir del agua o conversaciones que creo que jamás podría haber tenido con otras personas. Pero por motivos de la vida, nunca llegamos a estar juntos aun sabiendo ambos que éramos el uno para el otro.

Con los años y la distancia la tensión se fue relajando y termino siendo una amistad sin más, nos teníamos mucho cariño mutuamente pero cada vez quedábamos menos y se convirtió en algo más frio.

Hasta que llegó el día que me dijo que se casaba, mi Paula se casaba! Esa mujer que siempre supe que era perfecta para pasar el resto de mi vida pero que nunca pude tener definitivamente salía del mercado. Fue un momento duro la verdad, el asumirlo me llevo bastante tiempo, pero era ley de vida. La boda era en Granada y me comentó que quedaba una habitación libre en el cortijo donde hacían el evento, que solo estaría su familia cercana alojada, con los que me llevaba bastante bien, por lo que me la quedé y me evitaba tener que coger coche o taxi esa noche.

El finde de la boda llegó, fui un día antes para evitar paliza de coche y estar fresco. La finca era enorme, con un estanque con patos, un edificio bastante grande como principal rodeado de carpas para dar sombra durante el evento y otro un poco más alejado con una terraza junto a una enorme piscina. Nada más llegar vi a Paula con su padre, estaba preciosa, pero con una cara que conocía bastante bien, estaba saturada. Tras los saludos a su familia la cogí y nos fuimos a tomar algo tranquilos a las tumbonas de la terraza que tenía la piscina donde ya me contó el estrés de los preparativos, los problemas típicos que surgen en estas situaciones entre novios y con las familias. Estaba a punto de llorar cuando la abracé y nos tiramos en una de las tumbonas juntos como cuando éramos críos. Era increíble que aun pasando casi un año sin vernos en persona, no perdiésemos esa complicidad, ese toque que nos hacía estar tan cómodos el uno con el otro. En cosa de segundos pasó a estar completamente relajada en mi pecho, notando como bajaba el ritmo de su corazón y pulsaciones. Era jodidamente adorable. Aproveché para contarla mis últimas cagadas a nivel amoroso para sacarla la boda de la cabeza y hacerla reír un rato mientras la acariciaba el pelo. Solo podía pensar en lo imbécil que había sido perdiendo la oportunidad una y otra vez de estar con ella, y muchas de las veces por orgullo.

- Vaya, pero si está aquí el marido de backup! Grito su hermana al vernos. Jimena era físicamente igual que su hermana, pero morena, con ojos azules y completamente diferentes en forma de ser. Un par de años menos que Paula. Siempre me pareció una potrilla salvaje y nos llevábamos muy bien. Me hizo gracia que usará lo de marido de backup, era algo que de bromas había acordado con Paula fijando en los 35 la fecha límite para casarnos juntos si no teníamos pareja. Le eché en cara a Paula el haberla contado eso, pero Jimena siempre decía que acabaríamos juntos, era normal que se lo contara. Seguimos charlando un rato y poniéndonos los 3 al día en las tumbonas hasta que apareció el Darren, el novio. De primeras se le torció la cara al ver a su futura mujer tumbada sobre otro hombre, pero en cuanto vio que era yo vino a saludar amablemente y nos insistió en ir a cenar, estaban impacientes los padres. Sabía perfectamente de nuestra relación desde críos y lo cercanos que habíamos sido durante muchos años. Sabía que quedábamos bastante los dos solos, confiaba en Paula y en que no pasaría nada.

La noche fue pasando entre la cena y un par de copas en la terraza de la piscina, los mayores se fueron retirando y quedamos un par de primos, Darren, Jimena, Paula y yo. Pensaba que la noche estaba hecha cuando uno de los primos se quedó en calzoncillos y salto al agua, dando el pistoletazo de salida. La piscina era bastante grande, redondeada con formas y poco iluminada. Jimena sin cortarse se quitó el vestido y salto en tanga y sujetador al agua. La siguió su otro primo y detrás fui yo, la verdad es que la noche lo pedía, hacia buenísimo. Ni Paula y Darren tenían pinta de animarse, hasta que salió Jimena y empezó a desnudar a Darren con ayuda de uno de sus primos.

Paula no iba a ser menos, salí del agua y antes de que echase a correr la dije que por las buenas o por las malas. Se quedo parada y balbuceo que de buenas. Me acerqué y empecé a desabrochar su blusa. Habíamos estado desnudos uno enfrente del otro en alguna ocasión como un día después de la piscina mientras nos cambiábamos, pero el ser yo el que la desnudase era muchísimo más morboso. Aproveché que Darren estaba resistiéndose y había ido en ayuda el otro primo para tomarme mi tiempo. Mientras desabrochaba los botones iba devorando con mis ojos su canalillo sus pechos, donde tomé algo más de tiempo. El sujetador era prácticamente transparente, mientras seguía desabrochando seguía sin perder un detalle de sus pechos hasta llegar a la altura de su pezón, estaba completamente duro, aproveché para mirarla a los ojos unos instantes, tenía su mirada clavada en mis dedos. Seguí la faena con su vientre hasta la altura de su falda. Con la tontería tenía el pequeño Big Ben bastante morcillón, y con el calzoncillo ajustado era difícil de ocultar, por lo que me di algo más de prisa quitándola la falda, desabrochándola y acompañándola mientras se la iba bajando, quedándome la vista a la altura de su pubis. El tanga era a juego del sujetador, trasparente mostrándome esa maravilla que había visto alguna vez en descuidos perfectamente depilado. La pedí que se sentará y obedeció, la desabroche una de las sandalias se la quite y abrí su pierna. La miré a la cara, me miraba fijamente con una cara de lujuria que nunca la había visto. Desabroche la segunda sandalia con unas vistas inmejorables, se la quite y la ofrecí mi mano para incorporarse. La puse delante mío y ordené que fuera a la piscina, disfrutando ahora de las vistas de su culo, era un espectáculo de mujer. Cuando ya estábamos en el agua Darren seguía intentando evitar el agua pero poco podía hacer, los primos eran bastante fuertes como para ser una resistencia real. Finalmente le tiraron con ropa al agua con tan mala suerte que tenía el móvil encima.

Por un momento parecía que se iba a la mierda el bañito en la piscina, pero no se lo tomó demasiado mal y fue a buscar arroz para ponerlo a secar. A Paula la cambio la cara con el tema del móvil, de nuevo estaba con la lagrimilla en el ojo, me acerqué y la abracé preguntándola si había algún problema con Darren, que la notaba muy rara. Solo se quedó mirándome, me beso en la mejilla y subió sus piernas quedando a horcajadas y abrazándome bastante fuerte. Mi erección si ya estaba antes de entrar al agua bastante avanzada ahora estaba en máximo esplendor y Paula lo notó, colocando su sexo junto al mío y acercando su cuerpo. No era la primera vez que estábamos en esta situación en una piscina, habían sido varias las ocasiones que habíamos estado rozándonos de forma similar. Pero esta vez era diferente, Paula estaba completamente sumisa al igual que cuando la desnudé. Mis manos estaban agarrando su culo mientras ella empezaba un leve movimiento de su cadera, frotando su coño contra mi polla. No sé qué me pasaba, pero mis manos subieron directamente a sus pechos, agarrando uno de sus pezones cuando Jimena saltó justo a nuestro lado y nos sacó de nuestra burbuja. Se nos estaba yendo de las manos, menos mal que Jimena estuvo hábil y cortó a tiempo. Seguimos con aguadillas y haciendo el tonto, hasta que uno de los primos salió a preparar otra ronda, y Paula aprovechó para ir a buscar a Darren tapándose con una toalla.
Que tensión sexual y que bien narrada. Continúa por favor
 
Capítulo 2:


Jimena no perdió el tiempo y vino directamente a hacerme una aguadilla que la salió mal y fue ella la que la recibió, pero según salía se me agarró y cogió la misma postura que tenía su hermana hace unos minutos. Si había conseguido bajar algo la erección se había ido a la mierda en cosa de segundos. Acercó su cuerpo y empezó un movimiento mucho menos disimulado y acelerado que su hermana contra mi polla. La miré a la cara y no tenía la mirada dulce y sumisa de Paula, estaba sonriendo con un brillo salvaje en sus ojos. Me cogió las manos y llevo a su culo diciéndome al oído: - Con mi hermana te has calentado, pero conmigo vas a explotar. Me dejó helado, jamás había visto tan desatada a Jimena y menos conmigo. La intenté separar, pero se acercó aún más: - Deja de pensar en Paula, se va a casar. Soy yo la que necesitaba un marido de backup ahora. Todo esto con una sonrisilla maliciosa mientras bajaba su mano hacía el pequeño big ben, metiendo la mano dentro del calzoncillo y empezando a masturbarme mientras empezaba a comerme el cuello. Era incapaz de reaccionar a aquello, mi cabeza estaba en colapso cuando bajó el calzoncillo y separó su tanga a un lado, agarrándome la polla y colocándola para entrar en ella. Mi cabecita no daba para más, estaba completamente ido y deseando penetrarla. Estaba el glande empezando a entrar cuando Paula saltó justo al lado nuestro, a menos de unos pocos centímetros, provocando el caos que buscaba para separándonos a Jimena y a mí. Conseguí subirme el calzoncillo cuando vi como Paula estaba haciendo una aguadilla bastante larga a su hermana. Conseguí acercarme y agarrarla cuando se giró y con una cara de odio indescriptible me dijo que no me acercase a su hermana. Jimena estaba a un par de metros viendo la escena y empezó a reírse bastante descontroladamente, sacando de sus casillas a Paula que de nuevo iba a por ella. La conseguí agarrar de nuevo por detrás y la pedí a Jimena que se alejara. Jimena salió del agua y con sus primos empezó a beber otra copa mientras hablaban de sus cosas.

Aún en el agua giré a Paula, pidiéndola una explicación. Volvió esa carina de estar derrotada y me pidió por favor que no pasará nada con su hermana. Que era culpa suya por haberse dejado llevar y calentarme pero que con su hermana no. Sabía perfectamente que Paula era muy celosa en cuanto amigas, por eso nunca había estado con alguna de sus amigas pero nunca me había parado a pensar en su hermana. Aún así, ella me había reconocido que se había liado con amigos míos para joderme únicamente.

La prometí que no iba a pasar nada con Jimena, ni esa noche ni nunca si la molestaba. Me dijo que era una puta egoísta y lo había sido siempre, que al final ni ella ni nadie, que lo sentía muchísimo pero que no podía asimilarlo. La repetí que no pasaba nada, que el calentón se bajaba con una paja y arreglado, a lo que alargó el brazo y me agarró la polla por encima del calzoncillo. No me lo esperaba y di un paso atrás separándome de ella, diciéndole que quería decir que la paja me la hacía yo luego que me había entendido mal, pero que si quería yo encantado. Se puso roja como un tomate y empezamos a reírnos como idiotas, a lo que se acercó y bajo el calzoncillo, diciéndome que si quería hacerme una paja. Subió de nuevo a horcajadas, restregando su sexo junto al mío y dejando espacio para empezar a masturbarme. La piscina estaba bastante oscura y estábamos en el lugar que menos se nos podía ver, pero estábamos arriesgando demasiado. Agarró mi polla y empezó una paja increíble, mirándome a los ojos mientras se mordía el labio. Me acerqué a besarla, necesitaba sus labios junto a los míos, deseaba meterla la lengua mientras seguía paseándome, pero giro la cabeza quedándose en mi oreja pidiéndome que no la besara, que no lo hiciese más difícil. Justo apareció Darren preguntando por ella.



Paula se separó dejándome aún peor de lo que ya estaba antes, salió del agua y marchó junto a su futuro marido. Yo me quede un ratillo más con los primos y Jimena terminando la última copa. Intenté evitar todo acercamiento de Jimena y escapé en cuanto pude hacia mi habitación. El recuerdo de Paula tan dispuesta a masturbarme y los acercamientos previos ayudaron con la paja que necesitaba tanto, cayendo rendido en la cama a los minutos.

Eran las 9 de la mañana y se escuchaba ya movimiento en la finca. Bajé a desayunar coincidiendo con Darren en el buffet, aún no había bajado la gente. Era un no parar de gente colocando y moviendo cosas. Cogí un café y un par de croissant y me senté con él. Empezamos a hablar, pero le veía muy distante y no solía ser de esas personas que se desconectan de una conversación. Le pregunté si algo iba mal, si quería que hablásemos de algo, pero solo acertó a decir que le perdonase, pero el estrés de la boda le estaba machacando. Se levantó y fue a hablar con la planificadora de la boda que estaba justo en la puerta del buffet. Aproveché para coger un par de bollos y un par de botellines de zumos pensando en la madrugada que me esperaba y puse dirección a la habitación.

Como estaba planificado a las 11:00 estábamos todos esperando a los novios en la zona habilitada para la ceremonia, y pese a mis más profundos deseos la boda se llevó a cabo. Paula estaba increíble, un vestido precioso que la quedaba como un guante, pero en su cara se veía que no era el día más feliz de su vida como debería. Había algo que seguía sin cuadrarme. No hacía más que oír entre los invitados los guapa y feliz que se la veía, pero ¿era el único que realmente veía que no era feliz? Tras la celebración y las fotos empezó el coctel. Aproveché que el padre de Paula estaba tomando el aire para saludarle y hablar con él un ratillo. Lo primero que me dijo al verme fue: - Qué opinas, quedándome a la espera sobre el que tenía que opinar. Miró a Paula que justo estaba saludando a un grupo de amigos volviéndome a mirar. - Esta preciosa le contesté, a lo que me dijo moviendo la copa como esperando que me arrancase: - Y…. Sabía perfectamente donde quería llegar. – No brilla, no es feliz. Le contesté y asintió. Me abrazó por la espalda y me dijo que se alegraba de no ser el único que lo veía. Le pregunté si tenía que saber algo y me dijo que ni él lo sabía.

Me dolía no haber hablado más con ella esos últimos meses y haber podido ver qué pasaba. Aproveché que varios hermanos de su padre se acercaban para escaparme e interrogar a Jimena. Pero tampoco sabía que la pasaba, solo me dijo que llevaba varios meses más distante y borde, que tampoco había conseguido sonsacarla nada. Se acercó al rato la madre para saludarnos y reprender a su hija pequeña por los vinos que llevaba. Tras varios minutos hablando y criticando algún que otro invitado, se acercó Paula a lo que aproveché para que me sacaran unas fotos con las mujeres de la familia. Continuamos de charla banal sobre el coctel hasta que escuchamos a nuestras espaldas y a gritos: Al final se te escapó! Era Darío, un amigo de Paula de la universidad sorprendentemente atractivo, atento, con gusto, … y gracias a Dios gay. Era el típico que todo novio veía como un problema si era amigo de su novia hasta que conocía su orientación sexual. Era muy majete y me llevaba muy bien con él, pero no tenía filtro y tras saludarnos no acertó a decir una burrada mayor que: - ¿Al menos ya habréis follado en estos últimos años no? La madre de Paula no sabía dónde meterse. Yo con total serenidad le dije que nunca fui afortunado en amores, a lo que Jimena ni corta ni perezosa respondió que era porque quería mientras me agarraba del brazo. Su madre respondió que no podía con tanto libertinaje marchándose en busca de un vino.

La celebración avanzó, como cualquier otra. Mucha comida, mucho alcohol y mucha gente borracha amenizando el rato a los serenos. En uno de los frecuentes viajes al baño a evacuar los vinos, coincidí con un par de los amigos y amigas del novio muy buena gente, había estado hablando un rato con ellos de donde continuar la fiesta, los cuales me invitaron a su fiesta privada blanca en el baño, pero me conocía y con el alcohol en estas situaciones ya tenía más que suficiente. Tras ese encuentro me fije que sus paseos al baño eran mucho más frecuentes que los míos y los acompañaba Darren en varias ocasiones…. Que vicio tenían.

La tarde fue pasando y llego la noche, la gente estaba ya demasiado graciosa y entre ellos Darren. Era el típico tío serio, cuadriculado, no bebía, no se drogaba (o eso pensaba yo), no bailaba y cuando le vimos bailando con una prima de Paula nos quedamos todos sorprendidos. Lo mejor es que no paró, seguía bailando, seguía bebiendo y seguía haciendo viajes al baño con sus amigos. Al final me acerqué a uno de su grupo y le pregunté si de normal se metía, que pensaba que no, a lo que me dijo que no solía. Intenté hablar con un par de ellos para que le cortaran las alas que ya iba bastante volado y parece que lo entendieron, pero Darren estaba ya pasadísimo. Serían las 21:30 cuando empezó la cena, pero la gente seguía más a beber y bailar que a otra cosa. Darío y otro par de amigos hicimos acopio de comida en una mesa de la terraza y salimos para estar más tranquilos. Al rato se nos unió Jimena, que por falta de sillas y aprovechando la situación se sentó encima mío, pero he de reconocer que no se portó mal. Se fue uniendo gente poco a poco, la verdad que con la noche que hacía se estaba mejor en el jardín. De vez en cuando entrabamos a bailar con alguna señora cuyos maridos estaban borrachísimos y aprovechábamos para coger una copa, pero siempre terminábamos volviendo a la mesa del jardín. Hubiese sitio o no, Jimena tomó por costumbre sentarse sobre mí, era una costumbre que siempre tubo Paula cuando estábamos de fiesta.

Serían más de la 1 de la mañana cuando vimos pasar a Paula maldiciendo. De primeras Jimena saltó y ambos fuimos detrás pensando que era por vernos juntos, pero al llegar a su altura vimos a Darren inconsciente en el suelo. Finalmente se pasó de vueltas. Uno de los primos de Paula era médico y tras llevarle a la habitación y comprobar que estaba bien decidió que no pasaba nada por dejarle allí tirado. Paula bajo para disculparse con la gente por el espectáculo y demás, pero había tantos con una situación similar a la de Darren que tampoco fue muy disruptivo. Mucha gente se había marchado hace horas, al final llevábamos más de 12 horas de celebración, y tras el suceso los que seguían teniendo ganas de fiesta marcharon de after. En la finca quedamos la familia cercana y yo. Antes de marchar a la habitación la dije a Paula que cualquier cosa me dijese, por si Darren despertaba o necesitaba ayuda.

Al dirigirme a la habitación vi a Paula asomándose y pidiéndome que fuese con ella. Al llegar a su habitación vi que estaba su primo echando un ojo a Darren, se había vomitado entero y necesitaban ayuda para desnudarle. Tras dejarle en calzoncillos volvió a vomitar salpicando a Paula que seguía con el vestido de boda y parte de la cama. Conseguimos quitar sabanas vomitadas y recoger un poco el estropicio. El primo de Paula marchó y la dije a Paula que se quedase en mi habitación que allí entre el olor y la cama como había quedado no podía hacer noche. Me dijo que se quedaría con su hermana, pero que la ayudase a quitarse el vestido que se quería duchar antes de dormir.
 
Capítulo 2:


Jimena no perdió el tiempo y vino directamente a hacerme una aguadilla que la salió mal y fue ella la que la recibió, pero según salía se me agarró y cogió la misma postura que tenía su hermana hace unos minutos. Si había conseguido bajar algo la erección se había ido a la mierda en cosa de segundos. Acercó su cuerpo y empezó un movimiento mucho menos disimulado y acelerado que su hermana contra mi polla. La miré a la cara y no tenía la mirada dulce y sumisa de Paula, estaba sonriendo con un brillo salvaje en sus ojos. Me cogió las manos y llevo a su culo diciéndome al oído: - Con mi hermana te has calentado, pero conmigo vas a explotar. Me dejó helado, jamás había visto tan desatada a Jimena y menos conmigo. La intenté separar, pero se acercó aún más: - Deja de pensar en Paula, se va a casar. Soy yo la que necesitaba un marido de backup ahora. Todo esto con una sonrisilla maliciosa mientras bajaba su mano hacía el pequeño big ben, metiendo la mano dentro del calzoncillo y empezando a masturbarme mientras empezaba a comerme el cuello. Era incapaz de reaccionar a aquello, mi cabeza estaba en colapso cuando bajó el calzoncillo y separó su tanga a un lado, agarrándome la polla y colocándola para entrar en ella. Mi cabecita no daba para más, estaba completamente ido y deseando penetrarla. Estaba el glande empezando a entrar cuando Paula saltó justo al lado nuestro, a menos de unos pocos centímetros, provocando el caos que buscaba para separándonos a Jimena y a mí. Conseguí subirme el calzoncillo cuando vi como Paula estaba haciendo una aguadilla bastante larga a su hermana. Conseguí acercarme y agarrarla cuando se giró y con una cara de odio indescriptible me dijo que no me acercase a su hermana. Jimena estaba a un par de metros viendo la escena y empezó a reírse bastante descontroladamente, sacando de sus casillas a Paula que de nuevo iba a por ella. La conseguí agarrar de nuevo por detrás y la pedí a Jimena que se alejara. Jimena salió del agua y con sus primos empezó a beber otra copa mientras hablaban de sus cosas.

Aún en el agua giré a Paula, pidiéndola una explicación. Volvió esa carina de estar derrotada y me pidió por favor que no pasará nada con su hermana. Que era culpa suya por haberse dejado llevar y calentarme pero que con su hermana no. Sabía perfectamente que Paula era muy celosa en cuanto amigas, por eso nunca había estado con alguna de sus amigas pero nunca me había parado a pensar en su hermana. Aún así, ella me había reconocido que se había liado con amigos míos para joderme únicamente.

La prometí que no iba a pasar nada con Jimena, ni esa noche ni nunca si la molestaba. Me dijo que era una puta egoísta y lo había sido siempre, que al final ni ella ni nadie, que lo sentía muchísimo pero que no podía asimilarlo. La repetí que no pasaba nada, que el calentón se bajaba con una paja y arreglado, a lo que alargó el brazo y me agarró la polla por encima del calzoncillo. No me lo esperaba y di un paso atrás separándome de ella, diciéndole que quería decir que la paja me la hacía yo luego que me había entendido mal, pero que si quería yo encantado. Se puso roja como un tomate y empezamos a reírnos como idiotas, a lo que se acercó y bajo el calzoncillo, diciéndome que si quería hacerme una paja. Subió de nuevo a horcajadas, restregando su sexo junto al mío y dejando espacio para empezar a masturbarme. La piscina estaba bastante oscura y estábamos en el lugar que menos se nos podía ver, pero estábamos arriesgando demasiado. Agarró mi polla y empezó una paja increíble, mirándome a los ojos mientras se mordía el labio. Me acerqué a besarla, necesitaba sus labios junto a los míos, deseaba meterla la lengua mientras seguía paseándome, pero giro la cabeza quedándose en mi oreja pidiéndome que no la besara, que no lo hiciese más difícil. Justo apareció Darren preguntando por ella.



Paula se separó dejándome aún peor de lo que ya estaba antes, salió del agua y marchó junto a su futuro marido. Yo me quede un ratillo más con los primos y Jimena terminando la última copa. Intenté evitar todo acercamiento de Jimena y escapé en cuanto pude hacia mi habitación. El recuerdo de Paula tan dispuesta a masturbarme y los acercamientos previos ayudaron con la paja que necesitaba tanto, cayendo rendido en la cama a los minutos.

Eran las 9 de la mañana y se escuchaba ya movimiento en la finca. Bajé a desayunar coincidiendo con Darren en el buffet, aún no había bajado la gente. Era un no parar de gente colocando y moviendo cosas. Cogí un café y un par de croissant y me senté con él. Empezamos a hablar, pero le veía muy distante y no solía ser de esas personas que se desconectan de una conversación. Le pregunté si algo iba mal, si quería que hablásemos de algo, pero solo acertó a decir que le perdonase, pero el estrés de la boda le estaba machacando. Se levantó y fue a hablar con la planificadora de la boda que estaba justo en la puerta del buffet. Aproveché para coger un par de bollos y un par de botellines de zumos pensando en la madrugada que me esperaba y puse dirección a la habitación.

Como estaba planificado a las 11:00 estábamos todos esperando a los novios en la zona habilitada para la ceremonia, y pese a mis más profundos deseos la boda se llevó a cabo. Paula estaba increíble, un vestido precioso que la quedaba como un guante, pero en su cara se veía que no era el día más feliz de su vida como debería. Había algo que seguía sin cuadrarme. No hacía más que oír entre los invitados los guapa y feliz que se la veía, pero ¿era el único que realmente veía que no era feliz? Tras la celebración y las fotos empezó el coctel. Aproveché que el padre de Paula estaba tomando el aire para saludarle y hablar con él un ratillo. Lo primero que me dijo al verme fue: - Qué opinas, quedándome a la espera sobre el que tenía que opinar. Miró a Paula que justo estaba saludando a un grupo de amigos volviéndome a mirar. - Esta preciosa le contesté, a lo que me dijo moviendo la copa como esperando que me arrancase: - Y…. Sabía perfectamente donde quería llegar. – No brilla, no es feliz. Le contesté y asintió. Me abrazó por la espalda y me dijo que se alegraba de no ser el único que lo veía. Le pregunté si tenía que saber algo y me dijo que ni él lo sabía.

Me dolía no haber hablado más con ella esos últimos meses y haber podido ver qué pasaba. Aproveché que varios hermanos de su padre se acercaban para escaparme e interrogar a Jimena. Pero tampoco sabía que la pasaba, solo me dijo que llevaba varios meses más distante y borde, que tampoco había conseguido sonsacarla nada. Se acercó al rato la madre para saludarnos y reprender a su hija pequeña por los vinos que llevaba. Tras varios minutos hablando y criticando algún que otro invitado, se acercó Paula a lo que aproveché para que me sacaran unas fotos con las mujeres de la familia. Continuamos de charla banal sobre el coctel hasta que escuchamos a nuestras espaldas y a gritos: Al final se te escapó! Era Darío, un amigo de Paula de la universidad sorprendentemente atractivo, atento, con gusto, … y gracias a Dios gay. Era el típico que todo novio veía como un problema si era amigo de su novia hasta que conocía su orientación sexual. Era muy majete y me llevaba muy bien con él, pero no tenía filtro y tras saludarnos no acertó a decir una burrada mayor que: - ¿Al menos ya habréis follado en estos últimos años no? La madre de Paula no sabía dónde meterse. Yo con total serenidad le dije que nunca fui afortunado en amores, a lo que Jimena ni corta ni perezosa respondió que era porque quería mientras me agarraba del brazo. Su madre respondió que no podía con tanto libertinaje marchándose en busca de un vino.

La celebración avanzó, como cualquier otra. Mucha comida, mucho alcohol y mucha gente borracha amenizando el rato a los serenos. En uno de los frecuentes viajes al baño a evacuar los vinos, coincidí con un par de los amigos y amigas del novio muy buena gente, había estado hablando un rato con ellos de donde continuar la fiesta, los cuales me invitaron a su fiesta privada blanca en el baño, pero me conocía y con el alcohol en estas situaciones ya tenía más que suficiente. Tras ese encuentro me fije que sus paseos al baño eran mucho más frecuentes que los míos y los acompañaba Darren en varias ocasiones…. Que vicio tenían.

La tarde fue pasando y llego la noche, la gente estaba ya demasiado graciosa y entre ellos Darren. Era el típico tío serio, cuadriculado, no bebía, no se drogaba (o eso pensaba yo), no bailaba y cuando le vimos bailando con una prima de Paula nos quedamos todos sorprendidos. Lo mejor es que no paró, seguía bailando, seguía bebiendo y seguía haciendo viajes al baño con sus amigos. Al final me acerqué a uno de su grupo y le pregunté si de normal se metía, que pensaba que no, a lo que me dijo que no solía. Intenté hablar con un par de ellos para que le cortaran las alas que ya iba bastante volado y parece que lo entendieron, pero Darren estaba ya pasadísimo. Serían las 21:30 cuando empezó la cena, pero la gente seguía más a beber y bailar que a otra cosa. Darío y otro par de amigos hicimos acopio de comida en una mesa de la terraza y salimos para estar más tranquilos. Al rato se nos unió Jimena, que por falta de sillas y aprovechando la situación se sentó encima mío, pero he de reconocer que no se portó mal. Se fue uniendo gente poco a poco, la verdad que con la noche que hacía se estaba mejor en el jardín. De vez en cuando entrabamos a bailar con alguna señora cuyos maridos estaban borrachísimos y aprovechábamos para coger una copa, pero siempre terminábamos volviendo a la mesa del jardín. Hubiese sitio o no, Jimena tomó por costumbre sentarse sobre mí, era una costumbre que siempre tubo Paula cuando estábamos de fiesta.

Serían más de la 1 de la mañana cuando vimos pasar a Paula maldiciendo. De primeras Jimena saltó y ambos fuimos detrás pensando que era por vernos juntos, pero al llegar a su altura vimos a Darren inconsciente en el suelo. Finalmente se pasó de vueltas. Uno de los primos de Paula era médico y tras llevarle a la habitación y comprobar que estaba bien decidió que no pasaba nada por dejarle allí tirado. Paula bajo para disculparse con la gente por el espectáculo y demás, pero había tantos con una situación similar a la de Darren que tampoco fue muy disruptivo. Mucha gente se había marchado hace horas, al final llevábamos más de 12 horas de celebración, y tras el suceso los que seguían teniendo ganas de fiesta marcharon de after. En la finca quedamos la familia cercana y yo. Antes de marchar a la habitación la dije a Paula que cualquier cosa me dijese, por si Darren despertaba o necesitaba ayuda.

Al dirigirme a la habitación vi a Paula asomándose y pidiéndome que fuese con ella. Al llegar a su habitación vi que estaba su primo echando un ojo a Darren, se había vomitado entero y necesitaban ayuda para desnudarle. Tras dejarle en calzoncillos volvió a vomitar salpicando a Paula que seguía con el vestido de boda y parte de la cama. Conseguimos quitar sabanas vomitadas y recoger un poco el estropicio. El primo de Paula marchó y la dije a Paula que se quedase en mi habitación que allí entre el olor y la cama como había quedado no podía hacer noche. Me dijo que se quedaría con su hermana, pero que la ayudase a quitarse el vestido que se quería duchar antes de dormir.
Increíble la narración, que a pesar de no ir directamente al grano que a todos nos ocupa en esta página,te deja con una sensación de morbo y de necesidad de saber que va a pasar. Espero con ansia y necesidad otra entrega...
 
Muy bueno todo, pero siempre me sorprende la naturalidad de querer besarse y follar frente a todos pretendiendo que no se note 😂
 
Capítulo 2:


Jimena no perdió el tiempo y vino directamente a hacerme una aguadilla que la salió mal y fue ella la que la recibió, pero según salía se me agarró y cogió la misma postura que tenía su hermana hace unos minutos. Si había conseguido bajar algo la erección se había ido a la mierda en cosa de segundos. Acercó su cuerpo y empezó un movimiento mucho menos disimulado y acelerado que su hermana contra mi polla. La miré a la cara y no tenía la mirada dulce y sumisa de Paula, estaba sonriendo con un brillo salvaje en sus ojos. Me cogió las manos y llevo a su culo diciéndome al oído: - Con mi hermana te has calentado, pero conmigo vas a explotar. Me dejó helado, jamás había visto tan desatada a Jimena y menos conmigo. La intenté separar, pero se acercó aún más: - Deja de pensar en Paula, se va a casar. Soy yo la que necesitaba un marido de backup ahora. Todo esto con una sonrisilla maliciosa mientras bajaba su mano hacía el pequeño big ben, metiendo la mano dentro del calzoncillo y empezando a masturbarme mientras empezaba a comerme el cuello. Era incapaz de reaccionar a aquello, mi cabeza estaba en colapso cuando bajó el calzoncillo y separó su tanga a un lado, agarrándome la polla y colocándola para entrar en ella. Mi cabecita no daba para más, estaba completamente ido y deseando penetrarla. Estaba el glande empezando a entrar cuando Paula saltó justo al lado nuestro, a menos de unos pocos centímetros, provocando el caos que buscaba para separándonos a Jimena y a mí. Conseguí subirme el calzoncillo cuando vi como Paula estaba haciendo una aguadilla bastante larga a su hermana. Conseguí acercarme y agarrarla cuando se giró y con una cara de odio indescriptible me dijo que no me acercase a su hermana. Jimena estaba a un par de metros viendo la escena y empezó a reírse bastante descontroladamente, sacando de sus casillas a Paula que de nuevo iba a por ella. La conseguí agarrar de nuevo por detrás y la pedí a Jimena que se alejara. Jimena salió del agua y con sus primos empezó a beber otra copa mientras hablaban de sus cosas.

Aún en el agua giré a Paula, pidiéndola una explicación. Volvió esa carina de estar derrotada y me pidió por favor que no pasará nada con su hermana. Que era culpa suya por haberse dejado llevar y calentarme pero que con su hermana no. Sabía perfectamente que Paula era muy celosa en cuanto amigas, por eso nunca había estado con alguna de sus amigas pero nunca me había parado a pensar en su hermana. Aún así, ella me había reconocido que se había liado con amigos míos para joderme únicamente.

La prometí que no iba a pasar nada con Jimena, ni esa noche ni nunca si la molestaba. Me dijo que era una puta egoísta y lo había sido siempre, que al final ni ella ni nadie, que lo sentía muchísimo pero que no podía asimilarlo. La repetí que no pasaba nada, que el calentón se bajaba con una paja y arreglado, a lo que alargó el brazo y me agarró la polla por encima del calzoncillo. No me lo esperaba y di un paso atrás separándome de ella, diciéndole que quería decir que la paja me la hacía yo luego que me había entendido mal, pero que si quería yo encantado. Se puso roja como un tomate y empezamos a reírnos como idiotas, a lo que se acercó y bajo el calzoncillo, diciéndome que si quería hacerme una paja. Subió de nuevo a horcajadas, restregando su sexo junto al mío y dejando espacio para empezar a masturbarme. La piscina estaba bastante oscura y estábamos en el lugar que menos se nos podía ver, pero estábamos arriesgando demasiado. Agarró mi polla y empezó una paja increíble, mirándome a los ojos mientras se mordía el labio. Me acerqué a besarla, necesitaba sus labios junto a los míos, deseaba meterla la lengua mientras seguía paseándome, pero giro la cabeza quedándose en mi oreja pidiéndome que no la besara, que no lo hiciese más difícil. Justo apareció Darren preguntando por ella.



Paula se separó dejándome aún peor de lo que ya estaba antes, salió del agua y marchó junto a su futuro marido. Yo me quede un ratillo más con los primos y Jimena terminando la última copa. Intenté evitar todo acercamiento de Jimena y escapé en cuanto pude hacia mi habitación. El recuerdo de Paula tan dispuesta a masturbarme y los acercamientos previos ayudaron con la paja que necesitaba tanto, cayendo rendido en la cama a los minutos.

Eran las 9 de la mañana y se escuchaba ya movimiento en la finca. Bajé a desayunar coincidiendo con Darren en el buffet, aún no había bajado la gente. Era un no parar de gente colocando y moviendo cosas. Cogí un café y un par de croissant y me senté con él. Empezamos a hablar, pero le veía muy distante y no solía ser de esas personas que se desconectan de una conversación. Le pregunté si algo iba mal, si quería que hablásemos de algo, pero solo acertó a decir que le perdonase, pero el estrés de la boda le estaba machacando. Se levantó y fue a hablar con la planificadora de la boda que estaba justo en la puerta del buffet. Aproveché para coger un par de bollos y un par de botellines de zumos pensando en la madrugada que me esperaba y puse dirección a la habitación.

Como estaba planificado a las 11:00 estábamos todos esperando a los novios en la zona habilitada para la ceremonia, y pese a mis más profundos deseos la boda se llevó a cabo. Paula estaba increíble, un vestido precioso que la quedaba como un guante, pero en su cara se veía que no era el día más feliz de su vida como debería. Había algo que seguía sin cuadrarme. No hacía más que oír entre los invitados los guapa y feliz que se la veía, pero ¿era el único que realmente veía que no era feliz? Tras la celebración y las fotos empezó el coctel. Aproveché que el padre de Paula estaba tomando el aire para saludarle y hablar con él un ratillo. Lo primero que me dijo al verme fue: - Qué opinas, quedándome a la espera sobre el que tenía que opinar. Miró a Paula que justo estaba saludando a un grupo de amigos volviéndome a mirar. - Esta preciosa le contesté, a lo que me dijo moviendo la copa como esperando que me arrancase: - Y…. Sabía perfectamente donde quería llegar. – No brilla, no es feliz. Le contesté y asintió. Me abrazó por la espalda y me dijo que se alegraba de no ser el único que lo veía. Le pregunté si tenía que saber algo y me dijo que ni él lo sabía.

Me dolía no haber hablado más con ella esos últimos meses y haber podido ver qué pasaba. Aproveché que varios hermanos de su padre se acercaban para escaparme e interrogar a Jimena. Pero tampoco sabía que la pasaba, solo me dijo que llevaba varios meses más distante y borde, que tampoco había conseguido sonsacarla nada. Se acercó al rato la madre para saludarnos y reprender a su hija pequeña por los vinos que llevaba. Tras varios minutos hablando y criticando algún que otro invitado, se acercó Paula a lo que aproveché para que me sacaran unas fotos con las mujeres de la familia. Continuamos de charla banal sobre el coctel hasta que escuchamos a nuestras espaldas y a gritos: Al final se te escapó! Era Darío, un amigo de Paula de la universidad sorprendentemente atractivo, atento, con gusto, … y gracias a Dios gay. Era el típico que todo novio veía como un problema si era amigo de su novia hasta que conocía su orientación sexual. Era muy majete y me llevaba muy bien con él, pero no tenía filtro y tras saludarnos no acertó a decir una burrada mayor que: - ¿Al menos ya habréis follado en estos últimos años no? La madre de Paula no sabía dónde meterse. Yo con total serenidad le dije que nunca fui afortunado en amores, a lo que Jimena ni corta ni perezosa respondió que era porque quería mientras me agarraba del brazo. Su madre respondió que no podía con tanto libertinaje marchándose en busca de un vino.

La celebración avanzó, como cualquier otra. Mucha comida, mucho alcohol y mucha gente borracha amenizando el rato a los serenos. En uno de los frecuentes viajes al baño a evacuar los vinos, coincidí con un par de los amigos y amigas del novio muy buena gente, había estado hablando un rato con ellos de donde continuar la fiesta, los cuales me invitaron a su fiesta privada blanca en el baño, pero me conocía y con el alcohol en estas situaciones ya tenía más que suficiente. Tras ese encuentro me fije que sus paseos al baño eran mucho más frecuentes que los míos y los acompañaba Darren en varias ocasiones…. Que vicio tenían.

La tarde fue pasando y llego la noche, la gente estaba ya demasiado graciosa y entre ellos Darren. Era el típico tío serio, cuadriculado, no bebía, no se drogaba (o eso pensaba yo), no bailaba y cuando le vimos bailando con una prima de Paula nos quedamos todos sorprendidos. Lo mejor es que no paró, seguía bailando, seguía bebiendo y seguía haciendo viajes al baño con sus amigos. Al final me acerqué a uno de su grupo y le pregunté si de normal se metía, que pensaba que no, a lo que me dijo que no solía. Intenté hablar con un par de ellos para que le cortaran las alas que ya iba bastante volado y parece que lo entendieron, pero Darren estaba ya pasadísimo. Serían las 21:30 cuando empezó la cena, pero la gente seguía más a beber y bailar que a otra cosa. Darío y otro par de amigos hicimos acopio de comida en una mesa de la terraza y salimos para estar más tranquilos. Al rato se nos unió Jimena, que por falta de sillas y aprovechando la situación se sentó encima mío, pero he de reconocer que no se portó mal. Se fue uniendo gente poco a poco, la verdad que con la noche que hacía se estaba mejor en el jardín. De vez en cuando entrabamos a bailar con alguna señora cuyos maridos estaban borrachísimos y aprovechábamos para coger una copa, pero siempre terminábamos volviendo a la mesa del jardín. Hubiese sitio o no, Jimena tomó por costumbre sentarse sobre mí, era una costumbre que siempre tubo Paula cuando estábamos de fiesta.

Serían más de la 1 de la mañana cuando vimos pasar a Paula maldiciendo. De primeras Jimena saltó y ambos fuimos detrás pensando que era por vernos juntos, pero al llegar a su altura vimos a Darren inconsciente en el suelo. Finalmente se pasó de vueltas. Uno de los primos de Paula era médico y tras llevarle a la habitación y comprobar que estaba bien decidió que no pasaba nada por dejarle allí tirado. Paula bajo para disculparse con la gente por el espectáculo y demás, pero había tantos con una situación similar a la de Darren que tampoco fue muy disruptivo. Mucha gente se había marchado hace horas, al final llevábamos más de 12 horas de celebración, y tras el suceso los que seguían teniendo ganas de fiesta marcharon de after. En la finca quedamos la familia cercana y yo. Antes de marchar a la habitación la dije a Paula que cualquier cosa me dijese, por si Darren despertaba o necesitaba ayuda.

Al dirigirme a la habitación vi a Paula asomándose y pidiéndome que fuese con ella. Al llegar a su habitación vi que estaba su primo echando un ojo a Darren, se había vomitado entero y necesitaban ayuda para desnudarle. Tras dejarle en calzoncillos volvió a vomitar salpicando a Paula que seguía con el vestido de boda y parte de la cama. Conseguimos quitar sabanas vomitadas y recoger un poco el estropicio. El primo de Paula marchó y la dije a Paula que se quedase en mi habitación que allí entre el olor y la cama como había quedado no podía hacer noche. Me dijo que se quedaría con su hermana, pero que la ayudase a quitarse el vestido que se quería duchar antes de dormir.
Me tienes enganchadisimo, me gusta como llevas los tiempos en la descripcion de los hechos, como nos vas dejando el "anzuelo" para el proximo capitulo.....
 
Genial relato. Que situación más morbosa, novia con ganas de despedir la soltería con mejor amigo, hermana de novia con ganas de enganchar a mejor amigo de la novia, mejor amigo con ganas de engancharse con novia o hermana de la novia, novio vomitao, borracho y drogao, p'al arrastre, la noche de bodas no moja el churro. Y el autor nos deja con la novia siendo desnudada por mejor amigo, en habitación marital y con el novio en la cama medio muerto. Que ganas de seguir leyendo, por dios.
 
Capítulo 3:



Se quitó los tacones y me dio la espalda. Comencé a quitar botones, me habría gustado decirla algo que la tranquilizase o relajase en ese momento, pero la verdad que entre la concentración para quitar esos dichosos botones y el morbo de volver a desnudarla no daba para más mi cabecita. Poco a poco fui desabrochando, viendo que no llevaba sujetador y tras quitar el último botón y ayudarla a salir del vestido vi un tanga blanco de encaje precioso. Se intentaba cubrir los pechos con un brazo mientras con el otro la ayudaba a no perder el equilibrio. Cogió una toalla para taparse y me dio las gracias con un beso en la mejilla. Salí de su habitación con otra imagen imborrable de mi memoria y de nuevo con un sentimiento de haber perdido la oportunidad de estar con la mujer perfecta el resto de mi vida.

Según llegué a mi habitación me puse el bañador, necesitaba despejar la cabeza, bajar la reventada que tenia de tantas horas en traje y zapatos, un bañito a esas horas que no quedaba nadie y hacia buenísimo fijo que me sentaba genial. Pero parecía que no era el único que había tenido esa idea, estaba Jimena en la piscina, pero no se había molestado en ir a por el bikini, en una de las tumbonas estaba su vestido y ropa interior. Pero aquello no me iba a impedir darme mi bañito. Nada más verme se acercó nadando y diciéndome que a esas horas era baño en pelotas obligatorio, a lo que tampoco puse muchas pegas, era algo que me encantaba. Seguía con la polla algo dura tras desnudar a su hermana, me quité el bañador quedándose Jimena mirando fijamente, se la abría la boca ligeramente mientras me acercaba al agua, que cara viciosa tenía la cabrona. Salté de cabeza, el agua estaba buenísima, fresca pero lo justo para no quedarte frio. Tras varias aguadillas Jimena se encaró y me dijo que quería acabar lo que habíamos empezado. Me agarró del cuello subiendo su cuerpo y dejando sus tetas a la altura de mis ojos durante unos segundos y acomodándose igual que el día anterior. Era un espectáculo de mujer, unos pechos preciosos, un culo durito y una mirada de fierecilla que volvería loco a cualquier tío. Empezó a moverse buscando la penetración, pero me vino de repente Paula a la cabeza y la separé de mi cuerpo. La pedí perdón, pero no podía seguir con eso. Me echó en cara que su hermana era una egoísta, y que no tenía que hacer lo que ella quisiera, pero la expliqué que Paula siempre había sido esa persona especial en mi vida y no iba a echar a perder esa amistad sabiendo que aquello la iba a molestar y menos después del día que llevaba.

Jimena se quedó unos segundos mirándome respondiendo que yo me lo perdía, a lo que no pude contestar nada más que lo siento. Lo sabía, iba a perder la oportunidad de follarme a esa fierecilla pero Paula jamás me lo habría perdonado. Jimena me besó en los labios y salió del agua mientras no perdía detalle de su cuerpo, cogiendo una toalla y su ropa, desapareciendo por la puerta del edificio.

Allí me quedé, de nuevo con un calentón y solo, dando vueltas a lo movido que había sido el fin de semana mientras me hacia algún largo buceando. No dejaba de pensar en que les habría pasado a Paula y Darren esos últimos meses para estar así. Nunca pensé que llegaría lejos esa relación, siempre definí a Paula como adorable, era una chica super cariñosa, activa, alegre, que tenía que estar ocupada haciendo cualquier cosa, y Darren justo lo contrario. Muy arisco y casero, pero tras varios años parecía que la relación avanzaba y no les iba mal, al menos eso aparentaban.

Tras uno de esos largos buceando mientras le daba a la cabeza vi como se acercaba Paula a la piscina. Venía con una camiseta y pantalón corto de pijama. Le dije lo mismo que Jimena a mí, que a esas horas era baño en pelotas obligatorio, a lo que sonrió y empezó a quitarse el pantalón muy despacio. ¿Realmente me iba a dar ese espectáculo? Me quedé embobado mirando como se quitaba el pantalón, siguió con la camiseta dejando sus pechos al aire. Eran tal cual los recordaba de años atrás, eran preciosos con un pezón muy oscuro y marcado. Y siguió con el tanga, dejando su cuerpo completamente desnudo ante mí y haciendo un gesto a la espera de mi aprobación. Me quedé unos segundos disfrutando de las vistas antes de dar el visto bueno, con lo que se acercó y entró por las escaleras poco a poco, haciendo una visión super erótica que termino de hacer que el pequeñín estuviera pletórico.

Se acercó quedando justo enfrente diciéndome gracias, a lo que respondí por qué. Me dijo que, por muchas cosas, pero principalmente por no follarme a su hermana esa noche. Me quedé sorprendido, no pensé que Jimena se lo contaría, pero así fue. Me explicó que Jimena la había explicado como había vuelto a intentar follar conmigo en la piscina y el porqué de mi rechazo. Entre lágrimas Paula volvió a repetir que era una egoísta y que lo sentía muchísimo. Solo acerté a abrazarla y decirla al oído que podía ser todo lo egoísta que quisiera conmigo, que en cierto modo siempre me había gustado que fuera tan celosa aún solo siendo amigos. Respondió separándose y propinándome un golpe en el hombro. Volvió a abrazarme y subirse a horcajadas diciéndome que quería quedarse así para siempre.

No sé el tiempo que nos quedamos abrazados dentro del agua completamente desnudos, pero fue demencial volver a tener esa misma sensación de cuando éramos críos y pasábamos horas tirados en la cama acariciándonos o simplemente tocándonos las manos. Pero esta vez estábamos desnudos y la posición fue cambiando hasta que mis manos estaban en su culo, ella se separó un poco de mi pecho manteniendo su cabeza en mi cuello y pegó su coño sobre mi polla. Poco a poco empezó a balancearse, rozándonos y acelerando nuestros pulsos. Notaba su respiración en mi cuello. Poco a poco empecé a besar detrás de su oreja, bajando por su cuello cada vez más, llegando a un punto que echó la cabeza hacia atrás y subió su cuerpo para facilitarme el viaje hacia su pecho. Poco a poco y disfrutando cada centímetro bajé hasta sus pechos, ese objeto de deseo desde hace tantos años por fin estaba a mi alcance. Besé ambos y empecé a jugar con uno de sus pezones obteniendo sus primeros gemidos. Necesitaba volverla loca de placer. La agarré del cuello y acerqué sus labios a los míos. Nos comimos la boca con una necesidad y una voracidad increíble, ambos nos necesitábamos hacía muchos años y por fin íbamos a destrozar esa tensión sexual que tanto nos había durado.

Deseaba ese momento desde hacía tanto tiempo que aún no creía que fuese verdad. Acerté a preguntarla si estaba segura de lo que iba a pasar, y me susurro al oído que más segura que de haberse casado, me miró a los ojos y me dijo que era su noche de bodas e iba a follar con quien realmente quería pasar esa noche. Aquellas palabras eliminaron cualquier duda, acercándonos al borde más lejano y oscuro de la piscina, donde la giré dejándola de espaldas. Mientras mordía su cuello empecé a tocar sus pechos, a pellizcar sus pezones nuevamente provocando en ella una excitación asombrosa, me encantaba que fueran tan sensibles.

Bajé una mano hacia su entrepierna recorriendo su vientre hasta llegar a su monte de venus, continué muy despacio disfrutando cada trocito de piel que me separaba de sus labios, llegando a ellos rodeando y acariciando suavemente. Su cuerpo se apretaba cada vez más al mío, mi polla pegaba contra la parte alta de su culo mientras seguía comiéndola el cuello. Mis dedos se habrían paso entre sus labios recorriéndolo completamente hasta la entrada de su coño. Separó su pierna izquierda, levantándola y dejándome un acceso inmejorable. Recorrí de nuevo todo su coño hasta volver a su entrada centrando mi dedo corazón y presionando suavemente introduciendo apenas la yema del dedo. Su cuerpo empezaba a tensarse mientras continuaba metiendo el dedo poco a poco. Era excesivamente estrecha, notaba una presión sobre el dedo bárbara, pero gracias a lo húmeda que estaba entraba sin excesivo problema. Su respiración cada vez era más acelerada, sus gemidos cada vez más altos, yo solo anhelaba que aquella noche fuera increíble para ella, centrándome en su clítoris marcando un ritmo que dejo claro con sus gemidos que iba por buen camino. No paraba de acariciar su pecho, ni dejaba de besar y morder cada pedacito de su cuello mientras continuaba masturbándola, incrementando el ritmo hasta que conseguí que se estremeciera todo su cuerpo, se contraía y apretaba contra el mío, empezando unas leves convulsiones seguido de una gemido largo y más acentuado que los anteriores.

Tras unos segundos esperando a que se recuperara acariciando sus pechos y vientre, se giró y me agarró del cuello, dándome un beso ardiente a la vez que subía a horcajadas sobre mí. Aprovechó para agarrar mi polla y decirme: - Te quiero dentro, llevo media vida queriendo tenerte dentro de mí. Aquello hizo que me diese un vuelco al corazón, respondiendo con un beso desenfrenado. La contesté que podría haber sido suyo siempre que quisiera y que seguiría siendo así siempre. Empezó a levantar su cuerpo mientras mis manos se posicionaban sobre su culo juntando su coño a la punta de mi polla. Me murmuró: - Despacio por favor, me va a doler, no estoy acostumbrada a tan grandes. No es que sea un superdotado, el pequeño Big Ben es de unos 18 centímetros, pero algo más grueso de lo normal por lo que he comprobado estos años.

Paula comenzó a bajar poco a poco mientras mi glande empezaba a presionar sobre su coño, comenzando a penetrar su cuerpo. Cada milímetro era una conquista, era un sueño hecho realidad. Su constricción sobre mi polla se acentuaba según iba entrando, llegué a pensar que no iba a ser posible pero cuando vi su cara, supe que sí, que mi polla iba a adentrarse hasta el fondo de Paula. No tenía cara de dolor, estaba con los ojos cerrados y una sonrisa preciosa. Cuando llevaba medía polla dentro comenzó con un leve movimiento de cadera al que yo me uní intentando penetrarla un poco más. Con cada movimiento íbamos acelerando el ritmo y empezó a repetir mi nombre una y otra vez entre gemidos, pero yo necesitaba estar completamente dentro de ella. En uno de esos balanceos agarré su culo y la uní a mi cuerpo, dejando incrustada toda mi polla en ella y produciendo un grito ahogado en sus labios. Paula abrió los ojos acercándose a mi cara, empezando de nuevo un beso salvaje mientras no dejábamos de mirarnos, comenzó a cabalgarme con una fuerza, pero a la vez dulzura con la que me iba a hacer correrme en segundos. Su cara reflejaba un morbo y excitación máxima, entre besos no podía evitar de soltar gemidos. Aquello era el cielo, cada penetración me ponía más y más cardiaco, su estrechez no aflojaba y estaba consiguiendo que llegará a mi límite. Pero no podía dejar que terminara tan pronto, si seguía con ese ritmo me iba a destrozar en segundos.

Decidí empezar a marcar yo el ritmo, siguiendo ella a horcajadas la agarré la cabeza por detrás y la empotré contra el lateral de la piscina, manteniéndonos cara a cara abrí sus piernas y continué la follada, pero limitando sus movimientos. Seguía siendo increíble cada penetración, limitando su balanceo podía aguantar más y es lo que quería, que fuese algo eterno. Ahora controlaba yo completamente las embestidas, subiendo el ritmo poco a poco y consiguiendo que sus gemidos fueran en aumento. Habíamos llegado a un punto que a ambos nos daba igual todo, Paula gemía sin control y yo me esforcé en que eso continuara. No sé el tiempo que llevaríamos follando, pero ambos estábamos en un punto de excitación máxima. Mi polla no dejaba de embestir su coño. Paula empezó de nuevo su movimiento de caderas aprovechando que nos habíamos separado un poco de la pared. No podía seguir aguantando aquello, necesitaba correrme en ella y me deje llevar acelerando las embestidas e incrementando la fuerza. Paula respondió y en segundos sus gemidos se convirtieron en gritos, clavándome las uñas en la espalda y apretando aún más si era posible sus pareces vaginales, haciéndonos explotar a ambos simultáneamente. Su cuerpo no paraba de tener sacudidas, seguía dentro de ella, cada movimiento me hacía perder el equilibrio. Estábamos agotados y tardamos tiempo en volver a la realidad entre besos y caricias recuperamos el aliento.

Eché un ojo a la hora, eran las 4:45. Llevábamos demasiado tiempo allí. La piscina estaba algo alejada del edificio principal donde estaban las habitaciones, pero muchos de los balcones daban hacía la piscina. Tras recuperar la compostura vimos que en un par de ellos había gente asomada. Habíamos dado el jodido espectáculo, pero gracias a Dios todas las luces del jardín y piscina estaban apagadas. Decidimos coger la ropa y escapar a mi habitación. Envolví a Paula en una toalla en la que apenas se veían sus ojos por si nos cruzábamos con alguien y echamos a correr como dos niños.
 
Capítulo 3:



Se quitó los tacones y me dio la espalda. Comencé a quitar botones, me habría gustado decirla algo que la tranquilizase o relajase en ese momento, pero la verdad que entre la concentración para quitar esos dichosos botones y el morbo de volver a desnudarla no daba para más mi cabecita. Poco a poco fui desabrochando, viendo que no llevaba sujetador y tras quitar el último botón y ayudarla a salir del vestido vi un tanga blanco de encaje precioso. Se intentaba cubrir los pechos con un brazo mientras con el otro la ayudaba a no perder el equilibrio. Cogió una toalla para taparse y me dio las gracias con un beso en la mejilla. Salí de su habitación con otra imagen imborrable de mi memoria y de nuevo con un sentimiento de haber perdido la oportunidad de estar con la mujer perfecta el resto de mi vida.

Según llegué a mi habitación me puse el bañador, necesitaba despejar la cabeza, bajar la reventada que tenia de tantas horas en traje y zapatos, un bañito a esas horas que no quedaba nadie y hacia buenísimo fijo que me sentaba genial. Pero parecía que no era el único que había tenido esa idea, estaba Jimena en la piscina, pero no se había molestado en ir a por el bikini, en una de las tumbonas estaba su vestido y ropa interior. Pero aquello no me iba a impedir darme mi bañito. Nada más verme se acercó nadando y diciéndome que a esas horas era baño en pelotas obligatorio, a lo que tampoco puse muchas pegas, era algo que me encantaba. Seguía con la polla algo dura tras desnudar a su hermana, me quité el bañador quedándose Jimena mirando fijamente, se la abría la boca ligeramente mientras me acercaba al agua, que cara viciosa tenía la cabrona. Salté de cabeza, el agua estaba buenísima, fresca pero lo justo para no quedarte frio. Tras varias aguadillas Jimena se encaró y me dijo que quería acabar lo que habíamos empezado. Me agarró del cuello subiendo su cuerpo y dejando sus tetas a la altura de mis ojos durante unos segundos y acomodándose igual que el día anterior. Era un espectáculo de mujer, unos pechos preciosos, un culo durito y una mirada de fierecilla que volvería loco a cualquier tío. Empezó a moverse buscando la penetración, pero me vino de repente Paula a la cabeza y la separé de mi cuerpo. La pedí perdón, pero no podía seguir con eso. Me echó en cara que su hermana era una egoísta, y que no tenía que hacer lo que ella quisiera, pero la expliqué que Paula siempre había sido esa persona especial en mi vida y no iba a echar a perder esa amistad sabiendo que aquello la iba a molestar y menos después del día que llevaba.

Jimena se quedó unos segundos mirándome respondiendo que yo me lo perdía, a lo que no pude contestar nada más que lo siento. Lo sabía, iba a perder la oportunidad de follarme a esa fierecilla pero Paula jamás me lo habría perdonado. Jimena me besó en los labios y salió del agua mientras no perdía detalle de su cuerpo, cogiendo una toalla y su ropa, desapareciendo por la puerta del edificio.

Allí me quedé, de nuevo con un calentón y solo, dando vueltas a lo movido que había sido el fin de semana mientras me hacia algún largo buceando. No dejaba de pensar en que les habría pasado a Paula y Darren esos últimos meses para estar así. Nunca pensé que llegaría lejos esa relación, siempre definí a Paula como adorable, era una chica super cariñosa, activa, alegre, que tenía que estar ocupada haciendo cualquier cosa, y Darren justo lo contrario. Muy arisco y casero, pero tras varios años parecía que la relación avanzaba y no les iba mal, al menos eso aparentaban.

Tras uno de esos largos buceando mientras le daba a la cabeza vi como se acercaba Paula a la piscina. Venía con una camiseta y pantalón corto de pijama. Le dije lo mismo que Jimena a mí, que a esas horas era baño en pelotas obligatorio, a lo que sonrió y empezó a quitarse el pantalón muy despacio. ¿Realmente me iba a dar ese espectáculo? Me quedé embobado mirando como se quitaba el pantalón, siguió con la camiseta dejando sus pechos al aire. Eran tal cual los recordaba de años atrás, eran preciosos con un pezón muy oscuro y marcado. Y siguió con el tanga, dejando su cuerpo completamente desnudo ante mí y haciendo un gesto a la espera de mi aprobación. Me quedé unos segundos disfrutando de las vistas antes de dar el visto bueno, con lo que se acercó y entró por las escaleras poco a poco, haciendo una visión super erótica que termino de hacer que el pequeñín estuviera pletórico.

Se acercó quedando justo enfrente diciéndome gracias, a lo que respondí por qué. Me dijo que, por muchas cosas, pero principalmente por no follarme a su hermana esa noche. Me quedé sorprendido, no pensé que Jimena se lo contaría, pero así fue. Me explicó que Jimena la había explicado como había vuelto a intentar follar conmigo en la piscina y el porqué de mi rechazo. Entre lágrimas Paula volvió a repetir que era una egoísta y que lo sentía muchísimo. Solo acerté a abrazarla y decirla al oído que podía ser todo lo egoísta que quisiera conmigo, que en cierto modo siempre me había gustado que fuera tan celosa aún solo siendo amigos. Respondió separándose y propinándome un golpe en el hombro. Volvió a abrazarme y subirse a horcajadas diciéndome que quería quedarse así para siempre.

No sé el tiempo que nos quedamos abrazados dentro del agua completamente desnudos, pero fue demencial volver a tener esa misma sensación de cuando éramos críos y pasábamos horas tirados en la cama acariciándonos o simplemente tocándonos las manos. Pero esta vez estábamos desnudos y la posición fue cambiando hasta que mis manos estaban en su culo, ella se separó un poco de mi pecho manteniendo su cabeza en mi cuello y pegó su coño sobre mi polla. Poco a poco empezó a balancearse, rozándonos y acelerando nuestros pulsos. Notaba su respiración en mi cuello. Poco a poco empecé a besar detrás de su oreja, bajando por su cuello cada vez más, llegando a un punto que echó la cabeza hacia atrás y subió su cuerpo para facilitarme el viaje hacia su pecho. Poco a poco y disfrutando cada centímetro bajé hasta sus pechos, ese objeto de deseo desde hace tantos años por fin estaba a mi alcance. Besé ambos y empecé a jugar con uno de sus pezones obteniendo sus primeros gemidos. Necesitaba volverla loca de placer. La agarré del cuello y acerqué sus labios a los míos. Nos comimos la boca con una necesidad y una voracidad increíble, ambos nos necesitábamos hacía muchos años y por fin íbamos a destrozar esa tensión sexual que tanto nos había durado.

Deseaba ese momento desde hacía tanto tiempo que aún no creía que fuese verdad. Acerté a preguntarla si estaba segura de lo que iba a pasar, y me susurro al oído que más segura que de haberse casado, me miró a los ojos y me dijo que era su noche de bodas e iba a follar con quien realmente quería pasar esa noche. Aquellas palabras eliminaron cualquier duda, acercándonos al borde más lejano y oscuro de la piscina, donde la giré dejándola de espaldas. Mientras mordía su cuello empecé a tocar sus pechos, a pellizcar sus pezones nuevamente provocando en ella una excitación asombrosa, me encantaba que fueran tan sensibles.

Bajé una mano hacia su entrepierna recorriendo su vientre hasta llegar a su monte de venus, continué muy despacio disfrutando cada trocito de piel que me separaba de sus labios, llegando a ellos rodeando y acariciando suavemente. Su cuerpo se apretaba cada vez más al mío, mi polla pegaba contra la parte alta de su culo mientras seguía comiéndola el cuello. Mis dedos se habrían paso entre sus labios recorriéndolo completamente hasta la entrada de su coño. Separó su pierna izquierda, levantándola y dejándome un acceso inmejorable. Recorrí de nuevo todo su coño hasta volver a su entrada centrando mi dedo corazón y presionando suavemente introduciendo apenas la yema del dedo. Su cuerpo empezaba a tensarse mientras continuaba metiendo el dedo poco a poco. Era excesivamente estrecha, notaba una presión sobre el dedo bárbara, pero gracias a lo húmeda que estaba entraba sin excesivo problema. Su respiración cada vez era más acelerada, sus gemidos cada vez más altos, yo solo anhelaba que aquella noche fuera increíble para ella, centrándome en su clítoris marcando un ritmo que dejo claro con sus gemidos que iba por buen camino. No paraba de acariciar su pecho, ni dejaba de besar y morder cada pedacito de su cuello mientras continuaba masturbándola, incrementando el ritmo hasta que conseguí que se estremeciera todo su cuerpo, se contraía y apretaba contra el mío, empezando unas leves convulsiones seguido de una gemido largo y más acentuado que los anteriores.

Tras unos segundos esperando a que se recuperara acariciando sus pechos y vientre, se giró y me agarró del cuello, dándome un beso ardiente a la vez que subía a horcajadas sobre mí. Aprovechó para agarrar mi polla y decirme: - Te quiero dentro, llevo media vida queriendo tenerte dentro de mí. Aquello hizo que me diese un vuelco al corazón, respondiendo con un beso desenfrenado. La contesté que podría haber sido suyo siempre que quisiera y que seguiría siendo así siempre. Empezó a levantar su cuerpo mientras mis manos se posicionaban sobre su culo juntando su coño a la punta de mi polla. Me murmuró: - Despacio por favor, me va a doler, no estoy acostumbrada a tan grandes. No es que sea un superdotado, el pequeño Big Ben es de unos 18 centímetros, pero algo más grueso de lo normal por lo que he comprobado estos años.

Paula comenzó a bajar poco a poco mientras mi glande empezaba a presionar sobre su coño, comenzando a penetrar su cuerpo. Cada milímetro era una conquista, era un sueño hecho realidad. Su constricción sobre mi polla se acentuaba según iba entrando, llegué a pensar que no iba a ser posible pero cuando vi su cara, supe que sí, que mi polla iba a adentrarse hasta el fondo de Paula. No tenía cara de dolor, estaba con los ojos cerrados y una sonrisa preciosa. Cuando llevaba medía polla dentro comenzó con un leve movimiento de cadera al que yo me uní intentando penetrarla un poco más. Con cada movimiento íbamos acelerando el ritmo y empezó a repetir mi nombre una y otra vez entre gemidos, pero yo necesitaba estar completamente dentro de ella. En uno de esos balanceos agarré su culo y la uní a mi cuerpo, dejando incrustada toda mi polla en ella y produciendo un grito ahogado en sus labios. Paula abrió los ojos acercándose a mi cara, empezando de nuevo un beso salvaje mientras no dejábamos de mirarnos, comenzó a cabalgarme con una fuerza, pero a la vez dulzura con la que me iba a hacer correrme en segundos. Su cara reflejaba un morbo y excitación máxima, entre besos no podía evitar de soltar gemidos. Aquello era el cielo, cada penetración me ponía más y más cardiaco, su estrechez no aflojaba y estaba consiguiendo que llegará a mi límite. Pero no podía dejar que terminara tan pronto, si seguía con ese ritmo me iba a destrozar en segundos.

Decidí empezar a marcar yo el ritmo, siguiendo ella a horcajadas la agarré la cabeza por detrás y la empotré contra el lateral de la piscina, manteniéndonos cara a cara abrí sus piernas y continué la follada, pero limitando sus movimientos. Seguía siendo increíble cada penetración, limitando su balanceo podía aguantar más y es lo que quería, que fuese algo eterno. Ahora controlaba yo completamente las embestidas, subiendo el ritmo poco a poco y consiguiendo que sus gemidos fueran en aumento. Habíamos llegado a un punto que a ambos nos daba igual todo, Paula gemía sin control y yo me esforcé en que eso continuara. No sé el tiempo que llevaríamos follando, pero ambos estábamos en un punto de excitación máxima. Mi polla no dejaba de embestir su coño. Paula empezó de nuevo su movimiento de caderas aprovechando que nos habíamos separado un poco de la pared. No podía seguir aguantando aquello, necesitaba correrme en ella y me deje llevar acelerando las embestidas e incrementando la fuerza. Paula respondió y en segundos sus gemidos se convirtieron en gritos, clavándome las uñas en la espalda y apretando aún más si era posible sus pareces vaginales, haciéndonos explotar a ambos simultáneamente. Su cuerpo no paraba de tener sacudidas, seguía dentro de ella, cada movimiento me hacía perder el equilibrio. Estábamos agotados y tardamos tiempo en volver a la realidad entre besos y caricias recuperamos el aliento.

Eché un ojo a la hora, eran las 4:45. Llevábamos demasiado tiempo allí. La piscina estaba algo alejada del edificio principal donde estaban las habitaciones, pero muchos de los balcones daban hacía la piscina. Tras recuperar la compostura vimos que en un par de ellos había gente asomada. Habíamos dado el jodido espectáculo, pero gracias a Dios todas las luces del jardín y piscina estaban apagadas. Decidimos coger la ropa y escapar a mi habitación. Envolví a Paula en una toalla en la que apenas se veían sus ojos por si nos cruzábamos con alguien y echamos a correr como dos niños.
Ufff sensacional
 
Grandioso relato. Que morbazo de polvo en la piscina, han despertado a parte de los invitados. Me da en la nariz que Paula no vuelve con Darren.

Deseando la continuación.
 

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