Familia sumisa de un Amo (1): El inicio

Caindesade

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10 Ene 2024
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Mi nombre es Pedro, tengo 44 años y una vida familiar se podría llamar que normal, tengo una mujer guapa que todavía no tiene 40 años, un hijo de 16 y una hija de 18.

Como cualquier pareja que lleve muchos años casados pues follamos Ana y yo esporádicamente, los fines de semana el sábado o el domingo, pero habíamos caído en la rutina, ella ya no era la zorra con la que me hice novio ni yo tampoco el semental que prometí.

Como cualquier casado me hacía pajas fantaseando con lo que fuera, hasta que un día coincidí en la cena de empresa con Alberto.

Cenábamos en la misma mesa y como siempre bebimos de más, se nos hizo tarde y con las bromas decidieron los compañeros ir a tomarse la última a un puticlub que había cerca. Así que fuimos.

Yo hacía mucho que no iba a uno, y las chicas, extranjeras su mayoría nos empezaron a sobar, algunos subieron con ellas pero Alberto y yo nos quedamos en la barra.

Las chicas me habían dejado la polla a cien, aunque estaba bastante achispado, y no pude evitar ver la erección que escondía el pantalón de Alberto.

-Joder como nos han puesto -le dije.

- Ya ves, la tengo durísima, subiría, pero el sexo de este rollo me aburre bastante... -dijo con una sonrisa.

- Si -afirmé sin mucha convicción- la verdad es que no me quería gastar una pasta esa noche, nos vamos?

- Me llevas? -me dijo.

- Si claro.

Cuando salimos fuera el aire me despejó un poco y me dieron ganas de mear, así que me retiré detrás de un camión en el parking, y me saqué la polla para mear.

Alberto se puso a mi lado y empezó a mear también.

Tenía un pollón, mucho más grande y grueso que el mío.

Me miró sonriendo mientras terminaba la meada y se la sacudía...

- Que tal? Te gusta lo que ves?

- Emm, si, digo no... -dije atropelladamente.

- Uf, la tengo todavía bastante dura -dijo mientras se empezaba a masturbar.

Yo me quedé sin saber qué hacer, con mi polla en la mano, que había terminado de mear, pero no me había guardado y Alberto haciéndose un pajote en su pollón.

-Creo que me voy a hacer una paja... me ayudas?

No sabía que responder, pero me estaba poniendo muy cachondo.

-Si claro, que quieres que haga?

- Hazme una paja...

Cogí el miembro duro como una piedra y empecé a pajearlo estando a su lado.

Empezó a soltar líquido seminal mojándome la mano y yo seguía dándole a su polla...

-Has probado alguna vez una polla? -me dijo excitado.

-No -le mentí, cuando era más joven mis primos me hacían chuparle las pollas todo lo que duraba el verano.

-Chupámela anda -me dijo cogiéndome la cabeza y poniéndome de rodillas.

Me la metí en la boca, casi ni me cabía, y empecé a mamársela despacio.

-Muy bien -me dirigía- más adentro, así así...

Fui cogiendo ritmo hasta que empezó a jadear, en ese momento me aparté y se corrió en el suelo.

-Uf -dijo- que bien ha estado, gracias amigo.

- de nada, ha sido un placer.

- De verdad? -dijo pícaro- te ha gustado?

- la verdad es que me ha puesto cachondo, no soy homosexual pero ha sido muy morboso.

-Deja que te invite a una copa en mi casa, quieres?

Le dije que vale, porque con tanto calentón se me había pasado la chispa y todavía no era muy tarde.

La casa de Alberto era una vivienda unifamiliar a las afueras, la verdad no muy diferente a la mía.

Al entrar pudimos ver que la casa estaba casi en silencio, solo quedaba algo de luz en el salón porque estaba la hija de Alberto viendo la televisión, en pijama.

La chica era una adolescente de 18 años, de pelo negro y con pocas curvas, cambiaba de canal mientras nosotros entramos.

Me dijo Alberto que me sentara y me senté en el sofá de enfrente, Alberto me trajo una copa y me la puso en la mano, se sentó al lado de su hija.

- Que tal Mónica? -le dijo.

- Pues aquí aburrida, no hay nada interesante en la tele...

-No sales hoy? -le dijo su padre.

-No, están la mitad con gripe... así que nada... a joderse -respondió.

El padre disimuladamente pasó el brazo por el hombro de su hija y le metió la mano por dentro, tocándole un pecho.

La hija hizo como si nada mientras el padre me miraba y sonreía. Se me puso otra vez dura.

Como el padre pellizcaba sin disimulo el pezón de la hija dentro del pijama pronto la cara de Mónica cambió de intentar ver la televisión a poner cara de excitada.

-Has visto que ricura tengo en casa Pedro?

- Si -le contesté, estaba empalmadisimo dentro del pantalón.

-A ver cuánto, sácatela -me dijo.

La chica me miró mientras gemía, y me la saqué.

- Vaya si está dura no? A ver si podemos arreglarlo... Mónica quítate el pijama...

La chica se levantó quitándose la parte de arriba dejando ver sus tetas perfectas pequeñas y quedándose en unas braguitas rosa.

Yo empecé a masturbarme furiosamente, estaba muy cachondo.

- cariño no dejes que nuestro invitado se tenga que pajear el... échale una mano.

La chica se puso de rodillas y se metió mi polla en la boca, aunque iba achispado no tarde en correrme en su boca ni dos minutos. Ella lo tragó todo.

Después se puso de pie y le dijo a su padre.

-Algo más papi?

- No cariño, ve a tu habitación, después iré a darte las buenas noches.

La chica recogió su pijama y empezó a subir las escaleras, cuando el padre le dijo…

-no te toques eh?

- No papá -contestó.

Yo no sabía bien que hacer ni que decir, me guardé la polla y me puse de pie, farfullé una excusa de que me tenía que ir y Alberto me acompañó a la puerta.

-Hasta el lunes -me dijo.

Yo me metí en mi coche con la cabeza hecha un lío, medio borracho y asombrado.

-continuará...
 
Última edición:

Familia sumisa de un Amo (2)​


Ni que decir tiene que el lunes iba pensando con qué cara me iba a mirar Alberto al llegar. Pero nada pasó que fuera diferente a un Lunes normal.

Los saludos normales, las bromas normales y las conversaciones normales.

Olvidé mencionar que Alberto es el típico hombre que las mujeres adoran, alto, musculoso sin estar demasiado fornido, pelazo y sonrisa encantadora, además de tener mucha personalidad.

Suele ir bien vestido, tiene un deportivo y parece un actor de película, se ha follado según dicen a la mitad de la plantilla contando a la jefa de zona, que lo tiene bien cuidado y mejor pagado.

Pero bueno, la verdad es que el cabrón era el sueño morboso de casi cualquiera. Dejé de pensar en eso y me enfrasqué en el trabajo y pasaron las horas.

Una hora antes de salir se acercó Alberto, estaba viendo algo en el móvil con una sonrisa.

Me lo acercó a mi cubículo y miré que estaba viendo.

Se veía a una jovencita delgada con poco pecho desnuda en el baño de cuclillas metiéndose un desodorante por el culo.

Casi no le cabía el desodorante pero se lo iba metiendo mientras gemía. Se lo estaba metiendo entero, poco a poco. Gemido a gemido.

Me puse inmediatamente empalmado.

"Puf -le dije- vaya zorrita- es tuya?"

"Si... -me dijo sonriendo desde arriba, puesto que estaba de pie y yo sentado, con su paquete cerca de mi cara- es una de mis sumisas. Te gusta?"

"Si claro, joder"

En el video se veía como la chica tenía el coño chorreando, por fin liberó su ano del desodorante, dejando un hueco grande en su lugar. El desodorante lo apoyó en el suelo, de pie.

La chica entonces se puso de rodillas y acercó su cara al desodorante, y empezó a chuparlo.

Me sorprendí tanto que casi me caigo de la silla. La joven que se estaba follando el culo, la sumisa de Alberto. Era mi hija!!

Cuando termino de chuparlo dijo a la cámara ... "dedicado a mi papá"

Alberto quitó el video y me agarró la cabeza apoyando mi boca en su paquete, olí su polla sintiendo el bulto. Ni siquiera pensé que nos podía ver cualquiera al pasar, no podía resistirme, estaba aturdido.

Me soltó y volví a estar sentado, me dio un par de palmaditas en la cara mientras se despedía con su encantadora sonrisa.

"hasta mañana... papá".
 

Familia sumisa de un Amo (2)​


Ni que decir tiene que el lunes iba pensando con qué cara me iba a mirar Alberto al llegar. Pero nada pasó que fuera diferente a un Lunes normal.

Los saludos normales, las bromas normales y las conversaciones normales.

Olvidé mencionar que Alberto es el típico hombre que las mujeres adoran, alto, musculoso sin estar demasiado fornido, pelazo y sonrisa encantadora, además de tener mucha personalidad.

Suele ir bien vestido, tiene un deportivo y parece un actor de película, se ha follado según dicen a la mitad de la plantilla contando a la jefa de zona, que lo tiene bien cuidado y mejor pagado.

Pero bueno, la verdad es que el cabrón era el sueño morboso de casi cualquiera. Dejé de pensar en eso y me enfrasqué en el trabajo y pasaron las horas.

Una hora antes de salir se acercó Alberto, estaba viendo algo en el móvil con una sonrisa.

Me lo acercó a mi cubículo y miré que estaba viendo.

Se veía a una jovencita delgada con poco pecho desnuda en el baño de cuclillas metiéndose un desodorante por el culo.

Casi no le cabía el desodorante pero se lo iba metiendo mientras gemía. Se lo estaba metiendo entero, poco a poco. Gemido a gemido.

Me puse inmediatamente empalmado.

"Puf -le dije- vaya zorrita- es tuya?"

"Si... -me dijo sonriendo desde arriba, puesto que estaba de pie y yo sentado, con su paquete cerca de mi cara- es una de mis sumisas. Te gusta?"

"Si claro, joder"

En el video se veía como la chica tenía el coño chorreando, por fin liberó su ano del desodorante, dejando un hueco grande en su lugar. El desodorante lo apoyó en el suelo, de pie.

La chica entonces se puso de rodillas y acercó su cara al desodorante, y empezó a chuparlo.

Me sorprendí tanto que casi me caigo de la silla. La joven que se estaba follando el culo, la sumisa de Alberto. Era mi hija!!

Cuando termino de chuparlo dijo a la cámara ... "dedicado a mi papá"

Alberto quitó el video y me agarró la cabeza apoyando mi boca en su paquete, olí su polla sintiendo el bulto. Ni siquiera pensé que nos podía ver cualquiera al pasar, no podía resistirme, estaba aturdido.

Me soltó y volví a estar sentado, me dio un par de palmaditas en la cara mientras se despedía con su encantadora sonrisa.

"hasta mañana... papá".
Que excitante
 

Familia sumisa de un Amo (2)​


Ni que decir tiene que el lunes iba pensando con qué cara me iba a mirar Alberto al llegar. Pero nada pasó que fuera diferente a un Lunes normal.

Los saludos normales, las bromas normales y las conversaciones normales.

Olvidé mencionar que Alberto es el típico hombre que las mujeres adoran, alto, musculoso sin estar demasiado fornido, pelazo y sonrisa encantadora, además de tener mucha personalidad.

Suele ir bien vestido, tiene un deportivo y parece un actor de película, se ha follado según dicen a la mitad de la plantilla contando a la jefa de zona, que lo tiene bien cuidado y mejor pagado.

Pero bueno, la verdad es que el cabrón era el sueño morboso de casi cualquiera. Dejé de pensar en eso y me enfrasqué en el trabajo y pasaron las horas.

Una hora antes de salir se acercó Alberto, estaba viendo algo en el móvil con una sonrisa.

Me lo acercó a mi cubículo y miré que estaba viendo.

Se veía a una jovencita delgada con poco pecho desnuda en el baño de cuclillas metiéndose un desodorante por el culo.

Casi no le cabía el desodorante pero se lo iba metiendo mientras gemía. Se lo estaba metiendo entero, poco a poco. Gemido a gemido.

Me puse inmediatamente empalmado.

"Puf -le dije- vaya zorrita- es tuya?"

"Si... -me dijo sonriendo desde arriba, puesto que estaba de pie y yo sentado, con su paquete cerca de mi cara- es una de mis sumisas. Te gusta?"

"Si claro, joder"

En el video se veía como la chica tenía el coño chorreando, por fin liberó su ano del desodorante, dejando un hueco grande en su lugar. El desodorante lo apoyó en el suelo, de pie.

La chica entonces se puso de rodillas y acercó su cara al desodorante, y empezó a chuparlo.

Me sorprendí tanto que casi me caigo de la silla. La joven que se estaba follando el culo, la sumisa de Alberto. Era mi hija!!

Cuando termino de chuparlo dijo a la cámara ... "dedicado a mi papá"

Alberto quitó el video y me agarró la cabeza apoyando mi boca en su paquete, olí su polla sintiendo el bulto. Ni siquiera pensé que nos podía ver cualquiera al pasar, no podía resistirme, estaba aturdido.

Me soltó y volví a estar sentado, me dio un par de palmaditas en la cara mientras se despedía con su encantadora sonrisa.

"hasta mañana... papá".
jooooder... lo que se está armando aquí...
 
Familia sumisa de un amo (3)

Ni que decir tiene que cuando llegue a mi casa con la cabeza hecha un lío lo primero que hice fue quitarme la calentura haciéndome una paja en el baño.
La tarde pasó sin ninguna novedad, cenamos, no vi nada raro en la cara de mi hija mientras hablaba de la universidad, aunque me empalmaba de tanto en tanto al recordar como gemía metiéndose el desodorante por su pequeño culo.
Mi hijo de 16 estaba con el móvil como siempre y mi mujer charlando animadamente con mi hija.
Cuando llegó la noche nos quedamos solos en la habitación mi mujer y yo, empezó a quitarse la ropa para ponerse el pijama.

"Espera un momento" -le dije.

Ella se quedó un poco sorprendida, éramos de follar los sábados, y rara vez follábamos entre semana.

Me quedé mirando su cuerpo, estaba realmente bien a sus casi 40, aunque las tetas le colgaban un poco seguía yendo al gimnasio y tenía un cuerpo que podía pasar por el de una treintañera, pubis bien depilado hace años en un cuerpo más delgado que gordo, siempre había sido bastante delgada, a pesar de los dos embarazos.

"Tienes ganas?" -me dijo desnuda con cara de picara.


"Si" - le contesté, empecé a acariciarle los pechos mientras la besaba en el cuello, bajé las manos hasta llegar a su culo, no muy diferente al de mi hija, al pensar en ello se me puso durísima. Ella la agarró con un murmullo de satisfacción y empezó a pajearme mientras la tocaba.

Todavía de pie mientras me pajeaba le metí un dedo en el culo mientras le comía el cuello, gimió mientras pajeaba más rápido.

Aunque me había masturbado antes nunca fui de los que aguantan mucho así que me corrí en su mano.
Ella se separó de mi y se tumbo en la cama con las piernas abiertas. Quería correrse también, se había puesto muy cerda.

"Tengo una sorpresa"- le dije mientras iba hacia mi mochila del trabajo.

Saqué un paquete con un pollón negro de goma. Me lo había dado Alberto con instrucciones sobre que hacer con el.

Ella lo miró con sorpresa, y al momento con cara de zorra.


"Y eso? Es demasiado grande, no me va a caber" -dijo mientras me acercaba.
Se lo empecé a frotar en el clítoris a la entrada de su coñito, que estába mojadisimo.

Empezó a gemir con fuerza, me lo quito de la mano y empezó a frotarselo más rápido. A intentar meter la punta en su coño.
Pero era realmente grande, de ancho como su brazo.
Empezó a empujarselo poco a poco, dentro y fuera, dentro y fuera. Al poco tenía medio pollón dentro.
Me acerqué a ella mientras estaba tumbada boca arriba, gimiendo y le puse mi polla cerca de la boca.
Se la metió rápidamente con avidez y empezó a chupar, con fuerza, succionaba mientras sentía el pollón entrar dentro de ella.
Le dije -"Voy a buscar a una polla grande de verdad para que te follemos los dos, que te parece?"
Ella entre gemidos, sacándosela de la boca decía"Si, si", se estaba corriendo con casi todo el pollón dentro...
Yo que no aguantaba más las succiones violentas de su boca empecé a correrme mientras no dejaba de chupar...ella al sentir la leche en su boca empezó a correrse sofocando sus gemidos con mi polla.

Cuando se sacó el pollón pude ver el tremendo agujero que le había dejado en el coño.
Después de lavarse volvió a la cama y se puso el pijama.
Le dije después de besarla -"Que tal? Te gustaron las dos pollas a la vez?"

Me dijo "Mucho".

"Quieres que busque alguna de verdad?"

"Mmmm. Quién sabe, no sé, me lo pensaré " -me dijo volviéndose.

Al poco ya dormía, vencida por la corrida tremenda que había tenido.

Yo le mandé un mensaje a Alberto.

"Ha funcionado, misión cumplida Amo".
 
Muy morboso tiene continuación? Me gustaría leer como Alberto os folla a los dos
 
Familia sumisa de un amo (4)

No hay que decir que la cosa fue aumentando en perversidad y complejidad. Mi mujer me pedía sexo casi todos los días y siempre entraba en juego la polla gigante negra. Se había acostumbrado a tener dos pollas al menos bombeandola a la vez.

Alberto siguió haciendo de las suyas, me hizo depilarme al completo todos los genitales y el ano, y llevaba ropa interior femenina debajo de la ropa de trabajo formal.
A la hora del desayuno me solía obligar a mamarsela en los baños y que me tragara todo. Después de la primera sorpresa con el tiempo me parecía lo más habitual, y tomaba mi batido de leche de macho cada mañana.
Lo esperaba.

Lo que no esperaba es lo que pasó una tarde de viernes al llegar a casa.

"Hola? Ya he llegado a casa, hay alguien?" -dije al entrar.

Estaba solo. Me fui a duchar, me quite la ropa y el tanga que llevaba ese día.

No había cerrado la puerta del baño pensando que estaba solo, me equivocaba, escuché una voz decir.

"Vaya putita estás hecha papá" - era la voz de mi hija, estaba vestida con un pantalón de licra negro apretado de gimnasio y con una camiseta holgada, no solía llevar sujetador porque al igual que su madre tenia pechos pequeños.

Me quedé sin saber que decir, ni siquiera hice el amago de taparme, de la sorpresa.

"Veo que Alberto te está entrenando bien, te gusta?"

"Si"- respondí tímidamente, me empezaba a empalmar poco a poco, intenté taparme la polla con las manos.

"Arrodíllate" - me ordenó.

Me puse de rodillas, ella se acercó y me puso su entrepierna en la cara. De pie delante mía.

"Chupa" - dijo

Yo empecé a chupar su coño a través del pantalón de licra, no tenía bragas puesto que podía notar los labios de su coño juvenil a través de la tela.
Sabía cómo el de su madre, pero con un olor más suave.

Seguí chupando y chupando hasta que me agarró la cabeza y empezó a gemir.

De repente se separó bruscamente y me dio un tortazo con violencia.

Me quedé aturdido, con la boca abierta llena de sus jugos que resbalaban por mi barbilla.

"Ponte a cuatro patas, con la cabeza hacia abajo, el culo hacia arriba"

Me di la vuelta y le hice caso, estaba totalmente expuesto.

Al cabo de un momento empezó a meterme un dedo en el culo. Yo gemí, mi polla empalmada empezaba a babear, no me atreví a tocarme.
El dedo no entraba bien al no estar lubricado así que escupió en mi ano.

Cuando ya entraba uno, siguió con dos, luego tres...tiene los dedos pequeños como su cuerpo, apenas mide 150, igual que su madre son delgadas y con manos pequeñas.

"Te gusta eh?" -me decía mientras metía y sacaba los dedos de mi ano.

De repente metió todo el puño...y ya no aguanté mas...empecé a correrme sin haberme tocado la polla siquiera, gritando y gimiendo mientras soltaba chorros de lefa en el suelo de azulejos del baño.

Sacó su puño y se empezó a lavar las manos en el lavabo. Yo seguía de rodillas, todavía gimiendo.

"Eres toda una perrita papi, ya sabes que tienes que hacer, limpia con la lengua todo eso que has ensuciado"

Le hice caso y empecé a lamer toda la corrida del suelo, hasta dejarlo limpio.

"Ya puedes ducharte" -me dijo cuando salía del baño como si no hubiera pasado nada.

Me metí en la ducha con los huevos vacios, el culo abierto y la cabeza llena de preguntas.

(continuará...)
 
Familia sumisa de un amo (5)

El lunes por la mañana transcurría sin ningún cambio en mi rutina. A eso de las 10.00 Alberto se levantó y yo fui detrás de el al baño. En la oficina ya había murmullos porque era bastante evidente que algo pasaba fuera de lo normal.
Dentro del baño, Alberto estaba sentado en el inodoro con los pantalones bajados mientras yo de rodillas le chupaba la polla, lo hacia despacio, porque a Alberto no le gustaba el ansia, ya podía metérmela hasta la garganta sin tener arcadas.
Estaba tan concentrado que no me fijé que Alberto estaba hablando por telefono.
Era una videollamada.

"Si, aquí está, míralo" -me dijo mientras me enfocaba, podía ver la cara de mi hija con una sonrisa mientras veía como me metía la polla de Alberto hasta dentro.

"Qué bien lo haces papi" -dijo mientras se reía.

Alberto empezó a correrse, sentía la polla bombear leche en mi garganta mientras se hinchaba, llenándome la boca entera. Me lo trague todo como siempre hacía.

Dejo de enfocarme mientras me limpiaba la boca con la mano, y siguió hablando con mi hija.

"Jessi, cariño, es hora de avanzar un poco más, te parece?" -dijo y colgó.

Al salir ni que decir tiene que los compañeros se miraban con complicidad riéndose.

Antes de separarnos, me dio una tarjeta Alberto, me dijo "lleva a tu mujer después de cenar el viernes a tomar unas copas aquí".

Cogí la tarjeta y me senté. Ponía "club liberal Papua".


Las noches con mi mujer se habían convertido en una orgía virtual, ella, con un plug en el culo y yo con otro metidos , con el pollon negro insertado en el coño y mamandome la polla.
A veces incluso me apartaba y se follaba ella sola, nunca la habia visto tan viciosa y caliente.

Llegó el viernes y fuimos a cenar a un sitio bastante caro, ella iba vestida con unos pantalones muy ceñidos color oro y un top que resaltaba sus pequeños pechos, color negro, llevaba zapatos de tacón, le venían bien porque al ser tan delgadita y pequeña a veces parecía una niña.

Cuando le dije de tomar una copas en el Club liberal solo sonrió, no dijo ni que sí ni que no, probablemente porque ya iba algo achispada por el vino, le solía poner cachonda beber.

Cuando aparcamos nos acercamos a la puerta luminosa del club. Un negro inmenso vestido con un traje chaqueta nos invitó a pasar, mi mujer se quedó mirándolo sonriendo y el le hizo un repaso de arriba abajo con una mirada. Parecía que yo no existiera.

Pasamos y era parecido a una discoteca, chicos y chicas bailaban en la pista, otros bebían en la barra y otros estaban sentados en mesas.


Entramos y nos sentamos--- (continuará)
 
Familia sumisa de un amo (6)

Nos pedimos un par de copas mientras veíamos a las parejas bailar y sobarse, mi mujer sonreía y miraba, parecía estar disfrutando. Yo sólo podía pensar en que la polla que debía tener el portero le tuvo que recordar la que tenía ella de goma.
Al poco se nos acercó a la mesa Alberto, iba vestido impecable como siempre, con un toque de fucker moderno, le acompañaba una rubia de europa del este, bastante joven, apenas tendría veinte años, tenía un tatuaje en el cuello y una pinta de viciosa impresionante. Se sentaron a la mesa los dos después de los perceptivos saludos, se pidieron una copa cada uno.

-"Que tal? Os gusta?"- preguntó Alberto subiendo la voz para que pudiéramos oírlo por encima de la música.
Si, afirmamos los dos. A mi mujer el alcohol empezaba a hacer efecto y tenía una sonrisa fija en su cara mientras miraba aquí y allí.
-"Pero todavía os queda mucho por ver" -continuó Alberto. Se levantó de la mesa extendiendo la mano a mi mujer -"Vienes? te voy a enseñar el local" -le dijo.
Ella me miró y yo la miré. Antes de que pudiera decir nada se levantó y se fue de la mano de Alberto, dejándome sólo con la polaca.

La chica se acercó a mi deslizándose por el banco de cuero. Sin mirarme empezó a sobarme la bragueta por encima del pantalón.
Se abrió las piernas, llevaba un vestido corto color azul, no llevaba bragas. Me cogió la mano y la puso encima de su coño.
Iba depilado, tenía un piecing en el clitorís. Empecé a tocarla. Al momento me paró la mano.
-"No quiero que me corrás, solo que me acaricies. Hazlo despacio"-
Le hice caso, estaba mojada, le empecé a masturbar despacio, muy despacio.
Ella me sacó la polla del pantalón y empezó a sobarla, también despacio. Mientras tomabamos la copa.

Se acercó la camarera, sin dejar de tocarnos nos pedimos otras dos copas.

"Sabes donde esta tu mujer?" - me dijo al oido con su acento extranjero. Sin esperar que contestara ella misma se respondió "probablemente en el cuarto oscuro, a Alberto le encanta".
Me puse todavía mas cachondo y empecé inevitablemente a mojarle la mano con mi liquido seminal, ella al notarlo soltó la polla. Cerró las piernas y me quitó la mano de su coño.

"Guardate la polla y sígueme" -me dijo levantandose. Atropelladamente me la metí en el pantalón, aunque se notaba el bulto y la seguí por un pasillo a un lado de la barra.

Esa era la parte del club mas selecta. Paredes rojas tenuamente illuminadas y el ruido de los gemidos hicieron que fuera fácil seguir a la chica por el pasillo, había diferentes cuartos, en todos se veían formas moviéndose, era imposible saber donde estaría mi mujer y era imposible que fuera cuarto por cuarto preguntando, no me atrevía.

La chica me indicó uno de los cuartos. Me acerqué a la puerta.

En el cuarto estaba mi mujer de cuclillas, era una habitación en la que estaba Alberto con su polla fuera y había agujeros en las paredes, tres. En cada uno de ellos había una polla, mi mujer tenía una en cada mano mientras mamaba la otra que salía de la pared. Parecía hipnotizada mientras mamaba.

-"Mira quien ha venido a verte mami"- dijo Alberto.

Ella sin dejar de mamar me miró con cara de culpable y de viciosa al mismo tiempo. Me acerqué.

Alberto me ordenó "agachate tu también" le hice caso como siempre y me puse de cuclillas delante de el.

"Tu maridito te va a ayudar, te parece? cuantas pollas has vaciado ya?"-

Ella se sacó la polla de la boca que babeaba y dijo "tres".

"Muy bien putita" dijo, mientras acercaba su polla a mi boca, empecé a mamarsela. Ella siguió con la polla hasta que empezó a bombear lefa, que se tragó y dejo totalmente limpia. Cuando acabó fue a por la que tenía a la izquierda y siguió mamando. No tardó mucho en correrse tambien en su boca, mientras que la otra que pajeaba empezó a soltar chorros de lefa que le resbalaron por la mano,

Yo seguía mamando despacio a Alberto, como sabía que le gustaba, ella al acabar se acercó como preguntando si debía acompañarme, me saqué la polla con la mano y se la metí en la boca. Tenía la cara llena de la lefa que no había podido tragarse, estaba totalmente fuera de si.

"Voy a correrme, abrid la boca los dos "-dijo Alberto. Le obedecimos y recibimos ambos en nuestras bocas abiertas los chorros de leche caliente de Alberto.

"Muy bien perritos" -dijo subiendose la bragueta. La chica polaca joven había grabado todo en su movil.

Ahora podéis iros a casa, estaremos en contacto.

Nos pusimos de pie, adecentándonos como pudimos, yo llevaba a mi mujer casi en volandas porque estaba bastante borracha, salimos del local y llegamos al parking.

Cuando entremos en el coche la metí en la parte de atrás a cuatro patas, con la puerta abierta y le eché a un lado el tanga mientras la follaba, yo de pie fuera, ella dentro del coche.
Algunos curiosos se acercaron a mirar mientras la follaba salvajemente y ella gemía en voz alta, estaba supermojada.
Me corrí en su coño mientras veía a dos tios pajeandose viendo a mi mujercita con la cara llena de lefa disfrutar de su calentón.
Cuando terminé conduje hasta casa, y sin ducharnos nos acostamos.
(Continuará)
 
Familia sumisa de un amo (6)

Nos pedimos un par de copas mientras veíamos a las parejas bailar y sobarse, mi mujer sonreía y miraba, parecía estar disfrutando. Yo sólo podía pensar en que la polla que debía tener el portero le tuvo que recordar la que tenía ella de goma.
Al poco se nos acercó a la mesa Alberto, iba vestido impecable como siempre, con un toque de fucker moderno, le acompañaba una rubia de europa del este, bastante joven, apenas tendría veinte años, tenía un tatuaje en el cuello y una pinta de viciosa impresionante. Se sentaron a la mesa los dos después de los perceptivos saludos, se pidieron una copa cada uno.

-"Que tal? Os gusta?"- preguntó Alberto subiendo la voz para que pudiéramos oírlo por encima de la música.
Si, afirmamos los dos. A mi mujer el alcohol empezaba a hacer efecto y tenía una sonrisa fija en su cara mientras miraba aquí y allí.
-"Pero todavía os queda mucho por ver" -continuó Alberto. Se levantó de la mesa extendiendo la mano a mi mujer -"Vienes? te voy a enseñar el local" -le dijo.
Ella me miró y yo la miré. Antes de que pudiera decir nada se levantó y se fue de la mano de Alberto, dejándome sólo con la polaca.

La chica se acercó a mi deslizándose por el banco de cuero. Sin mirarme empezó a sobarme la bragueta por encima del pantalón.
Se abrió las piernas, llevaba un vestido corto color azul, no llevaba bragas. Me cogió la mano y la puso encima de su coño.
Iba depilado, tenía un piecing en el clitorís. Empecé a tocarla. Al momento me paró la mano.
-"No quiero que me corrás, solo que me acaricies. Hazlo despacio"-
Le hice caso, estaba mojada, le empecé a masturbar despacio, muy despacio.
Ella me sacó la polla del pantalón y empezó a sobarla, también despacio. Mientras tomabamos la copa.

Se acercó la camarera, sin dejar de tocarnos nos pedimos otras dos copas.

"Sabes donde esta tu mujer?" - me dijo al oido con su acento extranjero. Sin esperar que contestara ella misma se respondió "probablemente en el cuarto oscuro, a Alberto le encanta".
Me puse todavía mas cachondo y empecé inevitablemente a mojarle la mano con mi liquido seminal, ella al notarlo soltó la polla. Cerró las piernas y me quitó la mano de su coño.

"Guardate la polla y sígueme" -me dijo levantandose. Atropelladamente me la metí en el pantalón, aunque se notaba el bulto y la seguí por un pasillo a un lado de la barra.

Esa era la parte del club mas selecta. Paredes rojas tenuamente illuminadas y el ruido de los gemidos hicieron que fuera fácil seguir a la chica por el pasillo, había diferentes cuartos, en todos se veían formas moviéndose, era imposible saber donde estaría mi mujer y era imposible que fuera cuarto por cuarto preguntando, no me atrevía.

La chica me indicó uno de los cuartos. Me acerqué a la puerta.

En el cuarto estaba mi mujer de cuclillas, era una habitación en la que estaba Alberto con su polla fuera y había agujeros en las paredes, tres. En cada uno de ellos había una polla, mi mujer tenía una en cada mano mientras mamaba la otra que salía de la pared. Parecía hipnotizada mientras mamaba.

-"Mira quien ha venido a verte mami"- dijo Alberto.

Ella sin dejar de mamar me miró con cara de culpable y de viciosa al mismo tiempo. Me acerqué.

Alberto me ordenó "agachate tu también" le hice caso como siempre y me puse de cuclillas delante de el.

"Tu maridito te va a ayudar, te parece? cuantas pollas has vaciado ya?"-

Ella se sacó la polla de la boca que babeaba y dijo "tres".

"Muy bien putita" dijo, mientras acercaba su polla a mi boca, empecé a mamarsela. Ella siguió con la polla hasta que empezó a bombear lefa, que se tragó y dejo totalmente limpia. Cuando acabó fue a por la que tenía a la izquierda y siguió mamando. No tardó mucho en correrse tambien en su boca, mientras que la otra que pajeaba empezó a soltar chorros de lefa que le resbalaron por la mano,

Yo seguía mamando despacio a Alberto, como sabía que le gustaba, ella al acabar se acercó como preguntando si debía acompañarme, me saqué la polla con la mano y se la metí en la boca. Tenía la cara llena de la lefa que no había podido tragarse, estaba totalmente fuera de si.

"Voy a correrme, abrid la boca los dos "-dijo Alberto. Le obedecimos y recibimos ambos en nuestras bocas abiertas los chorros de leche caliente de Alberto.

"Muy bien perritos" -dijo subiendose la bragueta. La chica polaca joven había grabado todo en su movil.

Ahora podéis iros a casa, estaremos en contacto.

Nos pusimos de pie, adecentándonos como pudimos, yo llevaba a mi mujer casi en volandas porque estaba bastante borracha, salimos del local y llegamos al parking.

Cuando entremos en el coche la metí en la parte de atrás a cuatro patas, con la puerta abierta y le eché a un lado el tanga mientras la follaba, yo de pie fuera, ella dentro del coche.
Algunos curiosos se acercaron a mirar mientras la follaba salvajemente y ella gemía en voz alta, estaba supermojada.
Me corrí en su coño mientras veía a dos tios pajeandose viendo a mi mujercita con la cara llena de lefa disfrutar de su calentón.
Cuando terminé conduje hasta casa, y sin ducharnos nos acostamos.
(Continuará)
Ufffffffff q morbazo joder chupar una o varias pollas con tu mujer uffffffffffffff, me encantaria mmmmmmm. Joder lo otro tambien me a dado mucho morbo ufff, joder como conocio a tu hija ?
 
Familia sumisa de un amo (7)

Ni que decir tiene que perdí completamente el control de la situación. Mi mujer salía por las noches cuando la llamaba Alberto y volvía a altas horas de la madrugada, y aunque no me decía nada se notaba que la habían follado salvajemente y que le había encantado. A menudo dejaba su ropa en el baño después de ducharse , yo olía la lefa de diferentes hombres en su ropa y me pajeaba de rodillas en el suelo del baño.

Mi rutina dejo de producirse con Alberto, ya no quería que se la chupara en el baño a la hora de desayunar, ahora se lo hacía una jovencita becaria que acababa de entrar a trabajar. No sabía que hacer, estaba perdido y desorientado.

Una tarde de viernes no pude más y le pregunté a mi hija. Iba vestida con unas mallas muy ajustadas mientras hacia deporte en casa, se le notaba la raja de su coñito bien marcada y sus pezones, aunque tenía las tetas pequeñas sus pezones eran increíbles.

-"¿Que puedo hacer para volver a ser interesante para Alberto?" -le dije sin tapujos, no tenía sentido fingir habiendo llegado a esta situación.

Ella siguió haciendo gimnasia sin mirarme.

Se lo volví a preguntar. Paró. Me miró como si acabara de llegar.

-"¿Quieres ser interesante?"- me dijo mirándome a los ojos.

-"Si"-

-"¿Seguro? Pues depílate tu pollita y huevos, también el culo y vuelve aquí"- dijo y siguió haciendo deporte.

Yo me fui al baño e hice lo que me había pedido. Volví al cabo de media hora en bata, suponía que querría ver si l había hecho.

Afirmó con la cabeza al verme sin ni un pelo en el cuerpo, me hizo quitarme la bata y ponerme a cuatro patas para demostrarle lo exhaustivo que había sido al depilarme.

-"Perfecto, no te muevas"-

Me quedé a cuatro patas delante del televisor en medio del salón.

-"¿Erik?"- gritó mi hija. Era el nombre de mi hijo adolescente.

-"¿Qué haces?"- le dije intentándome levantar. No me dejó. Con el pie volvió a ponerme a cuatro patas.

Mi hijo apareció por la puerta, iba en pantalón corto con una camiseta, me vio a cuatro patas, yo bajé la cabeza para que no me viera la cara en esa situación tan embarazosa.

-"Papa está hecha toda una putita verdad?"- le dijo con una sonrisa - "Ven, acércate"-

Mi hijo se acercó y ella empezó a tocarle el paquete por encima del pantalón, era un poco más bajo que ella, parecía que no era la primera vez.

-"¿Me haces un favor?"- le dijo de manera sensual mientras le sacaba la polla y lo masturbaba -"Quiero que encules a la putita de papá ¿lo harás por mi?"-

-"Claro hermanita"- dijo el con voz entrecortada por la excitación.

Ella se puso de rodillas y empezó a chupársela mojándola bien con saliva hasta que vio que estaba durísima.

Mi hijo se acercó a mi por detrás y me enculó de golpe, entró hasta el fondo gracias a la saliva de su hermana. Tenía una polla bastante gruesa para su edad.

Empecé a gemir con sus embestidas, aunque sea vergonzoso admitirlo, empecé a soltar liquido seminal por mi polla que empezó a ponerse dura mientras bamboleaba.

Erik siguió enculándome violentamente mientras mi hija lo grababa con el móvil, no tardó en correrse dentro de mi.

Casi me corro con sus ultimas pulsiones de polla en mi culo, cuando la sacó sentí su leche salir de mi culo hasta el suelo.

-"Muy bien papá, se lo he mandado a Alberto, seguro que le gusta"-

Erik se levantó, se guardó la polla en el pantalón y se fué.

Mi hija también se iba, justo antes de salir se giró en el pasillo y me dijo... "Tienes que prepararte para la fiesta del sábado, Alberto dice que va a ser la mejor que nunca hayamos visto."

Casi no había salido todavía cuando me empecé a pajear sólo en el salón a cuatro patas con el culo abierto lleno de leche de mi hijo hasta que me corrí.

Continuara....
 
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