Pedromiguel
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i mujer me contó que un dentista, a quien conoce desde hace años, tuvo una actitud rara cuando se lo encontró en el gimnasio.
Coincidieron a la salida y él paró a charlar con ella, saludándolo afectuosamente, interesado por la familia, etc. Mientras estaban hablando aparece una de las chicas de la administración a decirle algo , con lo que se distrae y se aparta, discutiendo con la chica. Pasados unos minutos, mi mujer lo saluda de lejos y se va.
Unos días después se encuentran nuevamente. Él, medio en chiste y medio en serio, le reprocha que se había ido cuando estaban empezando a hablar. Mi mujer no entiende nada y trata de explicarle cuando aparece la esposa del dentista, con cara de pocos amigos, mirándola mal, saludando poco amable y se lo lleva, yéndose ambos.
Inexplicablemente él, no parece saber qué decir ni donde meterse y se va, balbuceando tímidamente una excusa.
Cuando mi mujer me lo cuenta, es para mí muy claro. La mujer es muy celosa y el tipo está interesado en mi mujer. Como yo estoy siempre con mis fantasías cornudas no cree cuando se lo digo. Le pido que le siga la corriente, la edad es adecuada, es simpático y de buen aspecto.
Como siempre lo descarta, siendo el motivo central es que sea un hombre casado. Aunque trato de convencerla de que no todo es igual y que si no es con ella va a ser con otra no tengo éxito.
Pero el destino tal vez me ayude.
Llegó a casa con dolor en una muela, que empezó hace unos días, con intermitencias, pero ahora es continuo y más intenso. Fue a la emergencia y la trataron pero le dijeron que tiene que ver a un dentista a la brevedad, porque la muela está enferma. Si quiere salvarla necesita un tratamiento pronto.
Llamó a su dentista habitual y estaba de licencia, que recién comenzaba, reintegrándose en un mes.
Desde luego no puede esperar tanto. Mientras piensa que hacer camina y da vueltas.
Yo tengo la respuesta..
Muchas risas, simpática, le hizo algún chiste que le gustó y se lo festejó..
Va a ser justo en mi horario de trabajo y no voy a poder acompañarla. Seguro que mejor, ya que no puedo llevarla de ninguna manera y así abro la puerta a favor de algún movimiento de él.
Así fue. Al día siguiente me comían los nervios todo el día. ¿Qué te pasa? me preguntaban en la oficina, estás algo distraído hoy, tenés algún problema? Jajajja, si supieran mis compañeros cuál era el problema: ¿tratará de follarse a mi mujer? ¿Se dejará ella? ¿se la follará o no? ¿Me lo contará?
Cuando pude salir a las 7 pm ya estaba todo hecho. ¿Qué habrá pasado?
Llegué a casa en tiempo record, creo. Pero no había nadie. Todavía no había regresado. Ni un ruido. La soledad me resultada abrumadora, no podía más con mis nervios. Me sentaba, me levantaba, caminaba de un lado a otro, me servía un whisky y luego otro, olvidando el primero en alguna mesa en otra habitación
Mientras los minutos se sumaban y ya eran horas, empecé a preocuparme realmente
A las 9 la llamé, no aguanté más. Me respondió el correo de voz. Dejé un mensaje, con mi preocupación por el retraso y le pedí que por favor me llamara. El consultorio es en el centro de la ciudad y no es una zona muy segura en la noche.
Media hora después sigo sin novedad. El teléfono sigue sin responder. Me empiezo a asustar, ¿deberé llamar al 911? No sé que hacer.
Finalmente, poco después, suena mi teléfono que atiendo apurado. ¡Era ella!
Perdón mi amor, se nos hizo tarde sin darnos cuenta. Mario empezó el tratamiento con la idea de terminarlo en lo posible hoy, para no tener que volver. Recién terminó. Quedate tranquilo que todo está bien.
Bueno, mi mujer está bien. Mi susto fue injustificado. Menos mal!
Pero entonces me doy cuenta de otra cosa. ¡No pasó nada! Todas estas horas con el tio y sólo terminaron el trabajo. Bueno, al menos eso me dijo. Quien sabe, tal vez no quiso decir nada por teléfono.
¡Renació una pequeña esperanza!
Llegó a los 20 minutos, con cara de cansada y el labio hinchado. Me sorprendió como fue vestida: con una camisa que yo le regalé para usar con botones sueltos y sostenes de encaje, para mostrar. Tiene puesto uno de esos, pero también tiene todos los botones prendidos. No se ve nada.
Yo de cualquier manera me la imagino. En el sillón del dentista, con la camisa desprendida y él mirándola de arriba, el escote, el sostén, las tetas por arriba. Vamos, ¡le podría ver hasta el ombligo! ¿Se habrá mostrado?
Vino hacia mí y me dio un beso, con cuidado, pero cariñosa.
Coincidieron a la salida y él paró a charlar con ella, saludándolo afectuosamente, interesado por la familia, etc. Mientras estaban hablando aparece una de las chicas de la administración a decirle algo , con lo que se distrae y se aparta, discutiendo con la chica. Pasados unos minutos, mi mujer lo saluda de lejos y se va.
Unos días después se encuentran nuevamente. Él, medio en chiste y medio en serio, le reprocha que se había ido cuando estaban empezando a hablar. Mi mujer no entiende nada y trata de explicarle cuando aparece la esposa del dentista, con cara de pocos amigos, mirándola mal, saludando poco amable y se lo lleva, yéndose ambos.
Inexplicablemente él, no parece saber qué decir ni donde meterse y se va, balbuceando tímidamente una excusa.
Cuando mi mujer me lo cuenta, es para mí muy claro. La mujer es muy celosa y el tipo está interesado en mi mujer. Como yo estoy siempre con mis fantasías cornudas no cree cuando se lo digo. Le pido que le siga la corriente, la edad es adecuada, es simpático y de buen aspecto.
Como siempre lo descarta, siendo el motivo central es que sea un hombre casado. Aunque trato de convencerla de que no todo es igual y que si no es con ella va a ser con otra no tengo éxito.
Pero el destino tal vez me ayude.
Llegó a casa con dolor en una muela, que empezó hace unos días, con intermitencias, pero ahora es continuo y más intenso. Fue a la emergencia y la trataron pero le dijeron que tiene que ver a un dentista a la brevedad, porque la muela está enferma. Si quiere salvarla necesita un tratamiento pronto.
Llamó a su dentista habitual y estaba de licencia, que recién comenzaba, reintegrándose en un mes.
Desde luego no puede esperar tanto. Mientras piensa que hacer camina y da vueltas.
Yo tengo la respuesta..
- ¿Y si le preguntas a tu compañero del gimnasio?, trataba a tu padre, y decías que era buen dentista. – Mientras lo digo el morbo me engorda la verga.
- No sé, -contesta, ¿- te parece?, me da un poco de temor después de lo que pasó el otro día…
- ¿Que te puede pasar? ¡No te va a violar en el consultorio!
- No, claro que no, pero puede darse una situación violenta.
- ¿Y si a vos te gusta? no seas boba, dale si da la situación, a mí sabés que me gustaría.
- Pero mirá si eres idiota, si yo voy a hacer eso, ¿quién te crees que soy?, bla, bla, bla - me contesta, enojada.
Muchas risas, simpática, le hizo algún chiste que le gustó y se lo festejó..
Va a ser justo en mi horario de trabajo y no voy a poder acompañarla. Seguro que mejor, ya que no puedo llevarla de ninguna manera y así abro la puerta a favor de algún movimiento de él.
Así fue. Al día siguiente me comían los nervios todo el día. ¿Qué te pasa? me preguntaban en la oficina, estás algo distraído hoy, tenés algún problema? Jajajja, si supieran mis compañeros cuál era el problema: ¿tratará de follarse a mi mujer? ¿Se dejará ella? ¿se la follará o no? ¿Me lo contará?
Cuando pude salir a las 7 pm ya estaba todo hecho. ¿Qué habrá pasado?
Llegué a casa en tiempo record, creo. Pero no había nadie. Todavía no había regresado. Ni un ruido. La soledad me resultada abrumadora, no podía más con mis nervios. Me sentaba, me levantaba, caminaba de un lado a otro, me servía un whisky y luego otro, olvidando el primero en alguna mesa en otra habitación
Mientras los minutos se sumaban y ya eran horas, empecé a preocuparme realmente
A las 9 la llamé, no aguanté más. Me respondió el correo de voz. Dejé un mensaje, con mi preocupación por el retraso y le pedí que por favor me llamara. El consultorio es en el centro de la ciudad y no es una zona muy segura en la noche.
Media hora después sigo sin novedad. El teléfono sigue sin responder. Me empiezo a asustar, ¿deberé llamar al 911? No sé que hacer.
Finalmente, poco después, suena mi teléfono que atiendo apurado. ¡Era ella!
Perdón mi amor, se nos hizo tarde sin darnos cuenta. Mario empezó el tratamiento con la idea de terminarlo en lo posible hoy, para no tener que volver. Recién terminó. Quedate tranquilo que todo está bien.
Bueno, mi mujer está bien. Mi susto fue injustificado. Menos mal!
Pero entonces me doy cuenta de otra cosa. ¡No pasó nada! Todas estas horas con el tio y sólo terminaron el trabajo. Bueno, al menos eso me dijo. Quien sabe, tal vez no quiso decir nada por teléfono.
¡Renació una pequeña esperanza!
Llegó a los 20 minutos, con cara de cansada y el labio hinchado. Me sorprendió como fue vestida: con una camisa que yo le regalé para usar con botones sueltos y sostenes de encaje, para mostrar. Tiene puesto uno de esos, pero también tiene todos los botones prendidos. No se ve nada.
Yo de cualquier manera me la imagino. En el sillón del dentista, con la camisa desprendida y él mirándola de arriba, el escote, el sostén, las tetas por arriba. Vamos, ¡le podría ver hasta el ombligo! ¿Se habrá mostrado?
Vino hacia mí y me dio un beso, con cuidado, pero cariñosa.
- Hola amor, me tenías preocupado por la hora. ¿Te fue bien?, le pregunto.
- Sí, claro, estoy cansada. Por suerte quedó todo resuelto. Tenías razón, es bárbaro, me arregló todo de una vez. Quedé muy contenta. ¡Y vos también vas a estar contento, espero!, -agregó, con un guiño.
- Ah, si? y por qué? Tenés algo para contarme?
- Mucho, ven, traeme algo para tomar, porque comer no puedo hasta mañana, pero tomar sí, algo fuerte, sí un whisky, ese que yo te regalé, - me dijo, palmeando el lugar a su lado en el sofá.