Fantasías de una casada con tendencias sumisas

Cornuyqué

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Como en realidad están escritas en forma de relato, me parece adecuado compartir en esta sección un par de fantasías muy bestias y morbosas que a mi mujer le envió una amiga suya con tendencia a la sumisión y con la que se escribe de vez en cuando para contarse sus mutuas experiencias. Cada una con su particular manera de vivir la sexualidad.
Evidentemente las comparto tras obtener a través de mi mujer la autorización de la "fantasiosa".
De momento, vamos con la primera:

"Te voy a contar en confianza una de las fantasías que recreo en mí mente desde muy joven. La he elaborado de muchas maneras a lo largo de los años, con muchas variantes, pero en esencia en ella me veo siempre sometida al servicio de un Maestro severo que decide llevarme a una casa rural una noche de sábado. La casa está apartada, nadie alrededor, así que puede sacarme del maletero totalmente desnuda, tal como hice el viaje, pues una perra auténtica no necesita ropa salvo su collar, que llevo puesto con mi nombre de esclava. También voy vendada con un antifaz que no me quitaré en toda la noche.
Me introduce en la casa donde esperan 20 tipos tomando copas y pinchos que tienen allí dispuestos. Están de marcha y solo faltaba el plato fuerte: la perra, la zorra, la guarra, la puta gratuita. O sea, yo.
El maestro me presenta a todos (yo no los veo, pues estoy vendada, recuerda) y les dice que soy suya y estoy a su disposición hasta que se cansen. No hay límites, salvo hacerme excesivo daño y dejarme marcas. No pregunta mi opinión pues lógicamente no tengo ni voz ni voto.
Y entonces comienzan a transcurrir varias horas interminables durante las cuales los 20 me utilizan a su antojo por todos mis agujeros y se corren en ellos y sobre mí hasta dejarme totalmente embadurnada y pegajosa.
Mientras me utilizan ellos me insultan y me denigran, me humillan, me degradan hasta lo inimaginable. Y se ríen, hacen gracias, burlas y chanzas mientras toman copas entre polvo y polvo. También me hacen fotos para tenerlas de recuerdo y compartirlas entre ellos recordando la fiesta en el futuro.
Al final, tras muchas horas, completamente exhausta, irritada y dolorida en mi coño, culo y boca, completamente empapada de leche seca por todo el cuerpo y el pelo, mi señor me vuelve a meter desnuda en el maletero sin haberme dejado ducharme. No me dejará hacerlo hasta 24 horas después, para que tenga bien presente y me impregne bien, hasta el más mínimo detalle, del olor y el sabor de quienes me poseyeron como era su derecho por voluntad suya.
Lo "peor" para mí es que 10 de los 20 eran gente de mi entorno o que me conocen: podían ser compañeros de trabajo, vecinos, amigos de mi marido, el quiosquero de enfrente, el camarero que todos los días me pone el café, el cajero del supermercado, el carnicero.... hasta algún primo.
Y durante dos años justos todos tienen que guardar silencio, nadie puede hacer la menor alusión al asunto. Así que durante 24 meses eternos yo debo vivir constantemente con la tortura, el temor y la vergüenza de no saber si ese amigo, compañero, vecino o conocido que me saluda con una sonrisa (que a mí me parece irónica, como me lo parecerán todas durante todo ese tiempo) no será uno de los "afortunados" y no estará pensando...."zorra, si supieras lo que te hice y dónde me corrí, te bebiste mi leche y la saboreaste, ja, ja.... Puta, ya verás cuando te enteres"
Pues así tendré que vivir, avergonzada y humillada durante dos años enteros.
Y al final de los mismos, el Maestro me llevará de nuevo a la misma en casa, en las mismas condiciones, desnuda y en el maletero, con el collar. Y me volverá a meter en la casa pero esta vez sin antifaz. Y al entrar así desnuda los veré allí a los 20, vestidos y tomando copas, y me reciben entre risas y saludos: "Hola guarra, ¡Sorpresa!, ¿Te lo imaginabas putona?, Prepárate para la segunda vuelta, ja, ja....."
Y yo me doy cuenta que entre algunos desconocidos está fulanito, y menganito y ....¡Oh, no, él no!, y.....¡No puede ser ! Y.......bufffggf
Y sin darme tiempo a recobrarme de la sorpresa y la terrible humillación, se abalanzan sobre mi y vuelven a repetirlo todo pero está vez conmigo a cara descubierta, viendo lo que me hace cada uno, mis amigos, compañeros, conocidos y vecinos, sin poder protestar ni rechistar. Y a partir de entonces tendré que acostumbrarme a vivir viéndoles a diario y saber que ahora sí, que la sonrisita que me dedican es por lo que ellos y yo sabemos. Y de vez en cuando, al encontrarme en cualquier lugar, sacarán el móvil y me enseñaran las fotos que me sacaron la primera vez estando yo con las pollas en la boca, siendo penetrada y estando cubierta de semen chorreante. Y se reirán de mí, lo comentarán entre ellos en los bares del pueblo.. . seré la puta oficial de todo el pueblo para siempre.
Habré perdido toda mi dignidad y tendré que vivir con eso.
Es solo una fantasía que nunca me atreveré a llevar a la realidad, claro... pero cómo la disfruto cuando la imagino."
 
Bueno, pues voy a comprar la otra fantasía de esta mujer que se escribe con la mía:

"Dirás que estoy loca después de leerla, pero mira esta otra. Sí esa que te conté la imaginaba de distintas formas, imagina la de variantes que puede tener esta en mi mente mientras me estimulo. Pero la forma básica sería:

Vamos con lo prometido, con la "Fantasía nº 1", la primera que empecé a conformar en mi mente cuando descubrí en mí esta atracción por la sumisión, por la humillación, y comencé a investigar sobre el asunto.

En esta otra me veo como la esclava 24/7 de un Amo al que me he sometido voluntariamente tras un largo período de instrucción y adiestramiento, superado el cual tuve que jurarle fidelidad y sometimiento eterno en la Ceremonia de Entrega, ante otros Amos amigos suyos que actuaron como testigos....(La Ceremonia en sí ya formaría parte de otra fantasía subalterna)

Vivo en casa de mi Amo, mi Dueño, mi Señor, completamente desnuda y descalza, sin nada sobre mi piel que no sea mi collar de esclava, de acero y soldado para que no se pueda quitar, del que cuelga la chapita con mi nombre de esclava que es el único que tengo ya tras haber renunciado a mi nombre de persona (el nombre de esclava varía cuando me estimulo recordando la fantasía: puede ser Zorra, Perra, Cerda, Cerdita, Guarra o simplemente "Cosa"). También tiene un anillo para la correa de perra para cuando el Amo quiere ponerle una.
Vivo así completamente entregada a su servicio, caprichos y deseos...siempre absolutamente desnuda y dispuesta.
Mis obligaciones abarcan todo: debo tenerle la casa absolutamente limpia, cocinar para él, lavarle la ropa y tenérsela siempre lista, vestirlo y desvestirlo, y por supuesto estar siempre preparada para satisfacer sus deseos sexuales cuando lo disponga. No puedo tener ni un solo momento de ociosidad durante todo el día, siempre tengo que estar realizando una tarea porque según mi Amo una esclava ociosa empieza a pensar y eso no es propio de su condición. Además debo ganarme cada plato de comida que me sirve en mi plato de perra y que debo comer en el suelo, a sus pies, debajo de la mesa, solo con la boca y sin usar las manos: como una perra cualquiera de cuatro patas. Es lo natural. A veces me acerca algo a la boca con su mano que yo he de aceptar con alegría y agradecimiento, como la gran concesión que supone.
Debo pedirle permiso para realizar cualquier actividad, incluso para realizar mis necesidades, las cuales debo llevar a cabo agachada en un recipiente que he de lavar después de cada uso con mis propias manos: el uso del WC está lógicamente reservado para el Amo, no para una mascota. Si me lo niega he de aguantarme como pueda hasta que tenga a bien a concedérmelo. Si se me escapa algo y me lo hago encima, si mojo el suelo....la primera parte del castigo es limpiarlo con la lengua.
No debo hablarle jamás salvo para contestar "Sí, mi Amo" o si me hace una pregunta directa que requiera contestación. Tengo prohibido en mi vocabulario el uso de la palabra "No". Simplemente no existe para mí. Su uso por error, por reminiscencias de mi antigua vida, puede dar lugar a severos castigos 8de los que hablaremos) No debo mirar jamás a su cara salvo que me ordene lo contrario: mi vista debe estar fija siempre en su bragueta si está vestido o en su amada polla si está desnudo. Mis labios siempre entreabiertos para demostrar mi disposición a ser usada, nunca he de tener la boca cerrada del todo. Del mismo modo nunca puedo estar con las piernas apretadas, cerradas y mucho menos cruzadas: siempre han de estar abiertas o al menos entreabiertas, con los muslos separados. Cada mañana, y en cualquier momento del día que se le antoje, el Amo me inspecciona con especial atención a mis tres agujeros para asegurarse de que están rigurosamente limpios y dispuestos para cuando quiera usarlos. El coño ha de estar siempre húmedo y jugoso, y debo conseguirlo sin tocarme con los dedos pues tengo prohibido hacerlo salvo orden expresa. Así pues tengo que arreglármelas para vivir en estado de permanente excitación pero sin darme placer por mí misma. El Amo dice que una esclava está para dar placer, no para obtener aquello a lo que no tiene derecho salvo en las muy raras ocasiones en que se siente generoso o quiere recompensarme.
Sí, es brutal, lo sé, e incluso tú que has tenido experiencias increíbles con tu cornudo y tus amantes puedes considerar que está más allá de los límites, pero me excito mucho fantaseando con ella.
Dime sinceramente si..."
 
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