continuamos....
Hola mi amor.
Quizá te sorprenda recibir este correo mío, pero es que necesitaba escribirte. Tenía la necesidad urgente de contarte todo lo que en nuestra cita no te pude decir. Cuando estoy contigo no sé qué me pasa, es tal el cúmulo de sensaciones, de sentimientos intensos y de placer que siento que no soy capaz de ponerle voz hasta que pasan unas horas. Me ocurrió la primera vez que estuvimos juntos y me ha vuelto a pasar hoy. Me cuesta encontrar las palabras, me cuesta centrarme en articularlas y darles sentido, me cuesta hacer cualquier otra cosa que no sea devorarte y ser devorada por ti. Mi única meta cuando estamos juntos es esa, consumirme junto a ti en esa hoguera que se prende cuando tu piel y la mía establecen contacto. Luego, cuando mis sentidos vuelven a ser normales, cuando no lo amplifican todo, cuando soy capaz de razonar, me doy cuenta de todo lo que has significado para mí y de que una vez más, no he sido capaz de decírtelo.
He pensado en llamarte, en ponerte un audio, en quedar solo para hablar, pero me resulta mucho más fácil escribir, siempre ha sido así, desde pequeña ya escribía un diario y es mi mejor manera de explicarme, de describir lo que siento con precisión.
Solo te pido que, si significo algo para ti, hagas tres cosas.
La primera es leer con atención lo que te escribo porque sale de mi corazón. Con la misma atención que pones en acariciarme, con el mismo ímpetu que pones en penetrarme, con la misma intensidad que pones en poseerme cuando estamos en la cama. Estas líneas son muy importantes porque expresan lo que me cuesta decirte cuando estamos juntos y tu presencia difumina mi razón.
La segunda cosa que te pido es que cuando hayas leído mis mensajes los borres. Por favor, no quiero que en el futuro ni en el presente, nadie más que tú tenga acceso a ellos. Me desnudo para ti, tanto mi cuerpo como mi alma solo son tuyas.
La tercera cosa que te pido es que por favor me contestes. Quiero saber si tú también sientes algo parecido. Sé que durante nuestros encuentros los dos estamos en comunión y que fuera del contacto físico resulta difícil comunicarnos en esos instantes. También sé que la resaca dura muchas horas y que igual que me pasa a mí, seguramente con más tranquilidad y el pulso más sereno analizarás cada encuentro nuestro. Quiero saberlo todo. Todo lo que piensas de mí y todo lo que tengas que contestar a lo que yo te escribo. Te prometo que beberé cada una de tus palabras y las haré mías igual que he bebido de tu esencia. Y también te prometo que las destruiré para que nadie las pueda usar nunca para hacerte daño, igual que te he pedido que hagas con las mías.
Hoy no puedo escribirte más. He aprovechado unos momentos que tenía libres en el trabajo, pero ojalá estas breves líneas aviven en tu mente mi recuerdo, y también el recuerdo de lo que hicimos juntos de las horas que pasamos enredados entre sábanas, disfrutando de nuestros cuerpos. Ojalá esa evocación te prepare para el próximo encuentro y te haga desearlo igual que lo deseo yo. Y ojalá también que estas palabras mías te hagan la espera más llevadera. Yo ansío recibir las tuyas.
Un beso en tu boca de mi parte.