Fiestón en la piscina - Reencuentro Generación del 91

Buff. No sé si es bueno que los haya pillado Berta.
Yo que el le explicaba la situación aunque sea difícil de explicar.
Yo es que ya tengo entre ceja y ceja que me gustaría que empezará algo con Ella, aunque el crea que es muy difícil por lo que pasó en la fiesta.
Lo que está claro es que esto es solo el comienzo y va a tener más aventuras sexuales a lo largo de la noche.
Es que me dan ganas de estar allí y animarlo a que lo intente con Berta y pasé totalmente de Raquel.
 
En esos encuentros no acostumbran mucho asegurar las puertas, a menos que estén ocultando una infidelidad.

La idea por lo general es la libertad sexual, si abres y te encuentras con una situación, queda la posibilidad de integrarte a la faena.:banana1:
 
El siguiente capítulo me está quedando bastante largo. Va a tener un contenido bastante fetichista, por lo que estoy esforzándome para que los que no lo sean puedan disfrutarlo bien y los que sí lo sean pues ya se lo gocen a tope. Lo subiré lo antes posible
 
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CAPITULO 6

Hasta alrededor de las nueve estuve deambulando entre diferentes grupos de gente, reencontrándome con viejos amigos y cotilleando sobre las locuras que estaban ocurriendo esa noche. El principal cotilleo era que varias personas habían escuchado sexo en las duchas de uno de los baños, pero nadie sabía de quiénes se trataba. Sentí que no hacía ningún bien desvelando la identidad de las dos chicas, ya que quizás Paula y especialmente Carmen, querrían mantenerlo en secreto para siempre. Yo pude disfrutarlo y con eso me bastaba, así que fingí no saber nada sobre el asunto. En parte me sentía identificado, ya que no quería que se fuera extendiendo el rumor de lo que había ocurrido entre Sara, Elena y yo. Confiaba en que Berta, la única testigo de aquello, hubiera sabido guardárselo para ella.
El segundo cotilleo más comentado era el de Raquel y Luis, que por lo visto no se habían molestado lo más mínimo en disimular sus intenciones.
―Ojalá algún tío me mire con tanto deseo como miraba Luis a Raquel ―decía una chica de la que no recordaba ni su nombre después de tantos años.
―Pues ojalá una tía me baile a mí como le bailaba Raquel a Luis, no te jode. Yo creo que si una pava me restriega su culo así en tanga, no duraría ni a sacarla de los pantalones ―contestaba entre risas su amigo.
<<Al menos no tuve que verlo con mis propios ojos...>> pensé decepcionado.
Yo al menos había vivido una experiencia sexual brutal, pero aun así sentía que lo que tuve no estaba a la altura de lo que había tenido Luis.
<<Ojalá haberme follado a Elena... me pregunto si Sara se hubiera animado a enseñarle cosas en ese aspecto también... Mierda, me podría haber follado a la guarra de Sara si hubiera sabido aguantar un poco más>> pensaba algo frustrado.
Quería más, pero ya era demasiado tarde. Habíamos llegado al punto de la fiesta en el que la mayoría estaban descansando, vomitando o marchándose a casa. Básicamente la fiesta había terminado y solo quedaban las últimas conversaciones, completamente exentas de sexualidad.

Mientras paseaba por el jardín, ya con mucha menos actividad, me paré a contemplar aquello y entendí que aquella tarde la íbamos a recordar para siempre. Quizás no salieron las cosas como me hubieran gustado, pero pensándolo bien, no sólo había vuelto a ver a tanta gente a la que echaba de menos, sino que además había recibido una mamada doble espectacular de Elena y Sara que recordaría para siempre. Quizás era el momento de empezar a valorar a las chicas más allá de Raquel.

Cuando entendí que la necesidad de satisfacer a mi pene había pasado a segundo plano, fue cuando percibí que me estaba muriendo de hambre, así que, sin ningún tipo de complejo, me abrí paso hasta la cocina para ver si había algo que rebañar.
Fui a abrir el cajón de la despensa cuando escuché:
―¿No te enseñaron tus profesores que robar está mal? ―dijo Ingrid dándome un susto de muerte.
―Hostia puta, no te había visto, perdona ―dije con el corazón acelerado.
Ella se descojonó.
―Veo que os lo estáis pasando todos de maravilla, ¿eh?
―No te imaginas cómo se está liando ―contesté entre risas.
―Me puedo hacer una idea... Estáis en una buena edad para volveros locos. He visto a Raquel irse con Luis, mira que erais adorables cuando salíais juntos y os veía en los recreos tan enamorados.
―¿Tú también? Madre mía con Raquel...
―¿Querías tener algo con ella hoy, eh? Joder, qué pena, lo siento.
―No te preocupes, me estoy empezando a dar cuenta de que es mejor así.
―Muy bien dicho, se nota que te enseñaron bien tus profes ―dijo bromeando.
Entonces, ambos nos sentamos en unas butacas altas que había alrededor de una mesa que hacía de mini comedor dentro de la cocina.
―¿Y tú que?¿Te lo estás pasando bien? Espero que no te estemos dejando la casa echa un asco.
―No te preocupes, cariño. Me ha hecho muchísima ilusión volver a veros a todos. Cómo echaba de menos una buena fiesta, me hacéis sentir joven.
―Si casi aparentas nuestra edad ―le dije con admiración. Ella se río y me dio las gracias.
Estuvimos un rato compartiendo tragos de whiskey, hasta que fuimos cogiendo cada vez más confianza el uno con el otro.
―Veo que te va bastante bien, ¿no? ―dije señalando la enorme casa.
―No me puedo quejar, la verdad.
―¿Un ex marido rico?
Ella se río mientras negaba con la cabeza.
―¿Dar clases en el instituto público y ya está?
―No, claro que no jajaja.
―¿Lotería? Yo que sé... ―Me reí.
―Modelo ―dijo ella para mi sorpresa ―modelo de pies.
―No me jodas... ―dije con expresión de enorme sorpresa ―qué fuerte.
Ella se volvió a reír.
―Te sorprendería hasta donde pueden llegar los hombres cuando piensan con lo de ahí abajo ―aclaró.
―Ya veo, ya. No sabía que los pies podían dar para tanto ―volví a señalar la casa.
Ella se quitó los zapatos y me mostró sus pies absurdamente perfectos, con las uñas pintadas milimétricamente de blanco, sin una mínima imperfección, tan limpios que parecía que cuando andara lo hiciera flotando y sus pies nunca hubieran tenido que tocar el suelo.
―Wow ―reaccioné asombrado. A lo que Ingrid respondió:
―Sí... Esto hace que pierdan el juicio y empiecen a soltar dinero como locos.
―Qué pasada... ―dije sin quitar el ojo de sus pies.
―¿Te gustan? ―comentó riendo.
―Son espectaculares. No sabía que unos pies podían ser tan bonitos.
Ella se descojonó y me dio las gracias.
―¿Y cómo empezaste?¿Cómo supiste que tenías unos pies que podían hacerte rica? ―pregunté entre risas.
―Pues mira, todo empezó hace años con mi exmarido. Él adoraba todo mi cuerpo, así que al principio no le tomaba tan en serio cuando me decía que mis pies eran especialmente bonitos. Al fin y al cabo para mí solo eran unos pies, ni si quiera me había parado a preguntarme si eran bonitos o no.
Sin embargo, desde que me dijo aquello, empecé a intentar fijarme en cómo reaccionaban los demás cuando los veían. Por ejemplo, si llevaba sandalias en el transporte público, notaba cómo prácticamente todos los hombres y muchas mujeres les echaban bastantes miraditas, que es algo en lo que nunca me hubiera fijado si nadie me lo hubiese dicho. A veces, incluso llegaba a ver a hombres tocarse bajo el pantalón mirándolos. Entonces empecé a ver que aquello de los pies no era algo tan inusual y que había muchísima gente que se fijaba.
Igual no debería decir esto, pero en el mismo instituto, hasta los chavales de la ESO se paraban también a mirarlos. Luego pensaba, si un chaval de 16 se siente atraído por los pies de una mujer de 50, algo especial debe haber ahí. Y es que sin ir más lejos, mírate a tí ahora, estás totalmente embobado mirándolos ―los dos nos reímos ―¿Ves? Por eso supe que quizás el mundo me había dado un don más útil que el de la enseñanza y que era mi momento de explotarlo.

Yo estaba fascinado. Mientras ella me contaba todo aquello yo no podía parar de mirar sus pies tan jodidamente perfectos. Normalmente son una parte del cuerpo que no está hecha para atraer, es algo que se ensucia y que no tiene esa finalidad. Sin embargo, los suyos estaban impolutos. Como una diosa mitológica a la que guardan cautiva para que no se estropee ni se ensucie.
La verdad es que Ingrid era perfecta. Quizás no tenía las curvas más voluminosas del mundo, pero era tan guapa, tan fina, tan elegante... Su voz era dulce, suave y sexy, con un tono susurrado que sonaba erótico hasta cuando no lo pretendía.
En ese momento entendí que existen muchos tipos de mujeres sexys. Pueden ser más brutas como Sara o Raquel, que te seducen directamente enseñando culo y tetas, provocándote unas ganas locas de empotrarlas y tener un sexo salvaje en el que ellas gimen a gritos de los pollazos que reciben. O por otro lado, hay mujeres como Ingrid, que utilizan la sutileza de su voz, y el suave tacto de sus manos y hasta de sus pies, que te ponen los pelos de punta y te dan ganas de follártelas suavemente, mientras te gimen con susurros en el oído.
Yo hasta entonces no había conocido a nadie que me excitara de esa forma, pero en aquel instante sentí muchísima envidia de los hombres que tuvieran la oportunidad de follarse a semejante diosa.
Poco a poco, el alcohol volvió a subirme a la cabeza y fui perdiendo filtros al hablar.
―Para nosotros siempre fuiste la profe sexy ―dije sin tapujos.
―¿De verdad? ―sonrió alegre ―Sí es que a esas edades tenéis las hormonas descontroladas.
―Cierto ―reí ―La de pensamientos locos que habré tenido mientras te girabas a explicar las cosas.
―¡Oye! ―rió de nuevo ―En clase hay que prestar atención ―me corrigió como si continuara siendo mi profesora.
―Pues probablemente alguna vez, mientras tú explicabas algo, yo me entretuviera imaginando que me levantaba y te empezaba a follar contra la pizarra.
Yo me reí, pero ella se quedó de piedra.
<<Mierda, me he pasado de la ralla>> pensé arrepentido.
―¿Me lo estás diciendo en serio?
―Hace como 15 años, yo que sé... Pensamos muchas cosas los tíos y más a esas edades... ―intenté salir del paso.
―¿Y ahora qué piensas?
―¿De tí?
―Sí, de mí ―respondió poniéndome contra las cuerdas.
No tenía ni idea de cuál era la respuesta correcta a aquella pregunta, así que decidí optar por la sinceridad.
―Pues... Creo que ahora eres aún más atractiva que antes.
―¿Ah, sí?
―Sin duda ―certifiqué.
―Ya veo, ya... Estás borracho y cachondo y sueñas con follarte a tu profe, ¿no?
―¿Qué? ¿Yo? ―contesté impactado por sus comentarios ―Solo he dicho que me pareces atractiva, no que quiera follar contigo.
―Eres un crío, no eres capaz de separar el grano de la paja. Ni en tus mejores sueños follarías con alguien como yo.
―¿En serio, Ingrid? ¿Crees que si folláramos sería yo el privilegiado? Te recuerdo que tengo 32 años.
Entonces levantó su pierna, colocando su pie encima de mi bañador, sobre mi pene, que dejaría de estar flácido en unos segundos.
―¿Eres consciente de lo privilegiado que eres ahora mismo? ―añadió sugerentemente.
―He vivido cosas mejores ―contesté aún luchando la estúpida batalla del orgullo.
―Como dije, no tienes ni idea. No sabes distinguir lo bueno de lo exquisito. Seguro que no distinguirías un vino para cocinar de uno de la mejor bodega. Tengo literalmente a decenas de miles de hombres que matarían por ser tú ahora mismo y tener mi pie apoyado sobre sus pollas.
Ella, empoderada, sonrió y continuó hablando mientras movía lentamente su pie por encima de mi polla, deseosa de salir del bañador.
―Hay uno que se hace llamar Bob, que me ha llegado a pagar hasta 2.000 euros por enviarle calcetines usados y vídeos de mis pies en los que digo su nombre un par de veces. Tengo a toda una horda de tíos que llegan a su casa y lo primero que hacen es meterse a mi página privada para ver si consiguen ver algo nuevo de mis pies para masturbarse en vez de follarse a su mujer. Tú solo imagínate la de pasta que sería capaz de soltar Bob solo por estar donde estás tú ahora mismo.
Ingrid, sin duda, estaba jugando conmigo aprovechándose de su madurez. Ella era muy inteligente y estaba tratando de generar una imagen suya endiosada en mi cabeza, para sentirse deseada por mí, como si yo no quisiera follármela ya desde antes. Cuanto más me resistía a reconocer su belleza y poderío, más me lo demostraba y más la iba deseando.
―Ven, quiero enseñarte algo, acompáñame ―añadió.
Entonces se volvió a poner los zapatos, se levantó y comenzó a andar sin decir una palabra. Yo la seguí hasta el piso de arriba, donde encontramos una puerta que estaba cerrada con un cartel de prohibido entrar.
Sin decir nada, la abrió y entró. Yo la seguí y posteriormente me paré a admirar aquella habitación. Parecía una sala de un museo de lo limpia que estaba. Había una cama gigante con todo tipo de decoraciones que combinaban perfectamente con el resto de la habitación.
Al lado de la cama había un trípode, que sujetaba una cámara de vídeo de lo más profesional que había visto jamás.
Tras unos momentos de duda y de admiración por mi parte, Ingrid rompió el silencio:
―¿Te apetece ganar un dinerito?
―Continúa ―contesté haciéndome el interesante.
―Me pagan por un vídeo. No se te tendría que ver la cara. Te doy 50 euros por prestarme tu polla unos minutos.
Así que ese era el motivo por el que no paraba de intentar seducirme... Quería que me la follara para un vídeo.
―100 ―contesté.
―40 ―dijo ella.
―De acuerdo, 50 euros ―sentencié ―Entonces, ¿follamos así sin más o hay que hacer una introducción?
―Ves mucho porno tú, ¿eh? No me vas a follar. Me pagan por grabar cómo te hago una paja con los pies y pongo celoso a quien me paga. Yo hago de su novia y tú haces de la polla de su jefe, al que yo masturbo porque él se corre muy rápido y no es digno de mis pies. A este capullo le encanta humillarse a si mismo y darme una pasta por ello.
En ese momento me enfadé un poco, ya que iba a volver a quedarme sin follar en la fiesta, pero fui capaz de entender que aquello era mucho mejor que nada, así que acepté.
―Tú nada más te tienes que sentar en la cama... justo aquí. No digas nada y no hagas cosas raras, yo haré todo el trabajo. Tú pones tu polla y yo te doy 50 euros.
―Perfecto ―contesté, poniéndome en posición.
―Entonces, Ingrid se quitó de golpe la ropa que llevaba puesta, quedándose en lencería roja de encaje espectacular.
En aquel momento parecía una auténtica estrella porno.
Después se colocó tras la cámara, realizó varios ajustes, inició el vídeo y comenzó a hablar mientras se colocaba a mi lado:
―Hola, Sergio, cariño. Estoy aquí con tu jefe, porque tú eres incapaz de aguantar más de medio minuto con mis pies en tu polla y ya me he hartado, así que ahora se lo voy a hacer a él.
Entonces, me quitó el bañador y agarró mi polla para que se viera bien en la cámara.
―Guau... Sergio... la tiene mucho más grande que tú ―decía en su voz susurrada tan sexy.
Yo estaba tremendamente excitado con lo loca que era toda la situación y saber que estaba a punto de ser masturbado por mi profesora del instituto.
Como era de esperar, Ingrid colocó sus perfectos pies sobre mi polla y, con absoluta maestría, comenzó a moverlos generando sensaciones espectaculares.
Durante todo el rato, ella continuó haciendo comentarios para humillar al pobre hombre que pagó por el vídeo, pero yo simplemente me centré en lo sexy que sonaba su voz, más que en lo que decía realmente.
Mientras ella me masturbaba con sus pies, yo contemplaba la belleza de todo su cuerpo. Podía ver perfectamente su coño transparentado a través de aquel tanga rojo, aunque debo reconocer que no necesitaba ni desnudarse para seducirme por completo. Si quisiera, solamente con aquellos pies tan sexys podían hacerme correrme en unos segundos.
Tras un rato masturbándome con sus pies a un ritmo lento y sensual, se dio la vuelta, colocándose de rodillas, dándome la espalda.
Tanto la cámara como yo, gozábamos de una espectacular vista de su culazo en tanga. Yo ya estaba caliente como para fundir un glaciar, cuando Ingrid, manteniendo esa postura, volvió a colocar sus pies alrededor de mi polla.
Ingrid gemía como si fuera ella quien estuviera recibiendo el placer.
Yo me fijaba en sus piernas tan suaves... Me moría de ganas de ignorar el propósito del vídeo, apartarle el tanga y empezar a comerle el culo.
Tenía mi mirada clavada en sus nalgas cuando Ingrid empezó a gemir mucho más fuerte, moviendo su culo al ritmo que sus pies se deslizaban por mi polla.
Ya no eran movimientos lentos, era como estar follando, solo que mi contacto con su cuerpo ocurría únicamente entre mi polla y sus pies.
Todo aquello era demasiado, me iba a correr, así que avisé a Ingrid con un gemido.
Ella contestó dándome su aprobación:
―Oh, sí, Sergio, tu jefe se va a correr sobre mis pies, qué rico.
Entonces, cegado por mi excitación, me levanté y me abalancé sobre el culo de Ingrid.
―¿Qué coño haces? ―respondió ella muy enfadada.
Yo, sin decir nada, le aparté el tanga hacia un lado y decidido, metí mi polla dentro de su coñito maduro.
―¡Ahhhh!¡Dios! ―gritó Ingrid.
Yo empecé a follármela a un ritmo vertiginoso, con todas mis fuerzas, como nunca me había follado a nadie.
―¡Cabrón!¡Ah, ah, ah! ―gritaba Ingrid enfadada a la vez que gozaba.
Como buena actriz, intentó aprovechar para improvisar y no estropear el vídeo que estábamos grabando, pero yo la empotraba tan fuerte que no era capaz de pronunciar bien las palabras.
―Sergio, ah, ah, mira, uffff... Mira cómo me f.. ¡Ahhhh!
Aquel era el polvo de mi vida, sin duda. Nunca había sentido una excitación tan grande y dudo que se me vuelva a dar una situación igual de caliente.
Mi polla entraba y salía del frondoso coño de Ingrid, mientras que mis ojos contemplaban la belleza de aquella mujer madura tan sexy.
Se había esforzado tanto por hacer que la deseara que ahora estaba totalmente desatado y mis ganas de reventarle el coño eran incalculables.
Ya no me apetecía echar un polvo suave y con calma; quería empotrarla, darle azotes en el culo, tirarle del pelo y escuchar cómo gemía con gritos descontrolados.

Me hubiera encantado que durara eternamente, pero desgraciadamente, tras algo más de un minuto, sentí que todo mi cuerpo iba a explotar.
Envuelto en sus gemidos, dejé que mis huevos soltaran todo lo que guardaban y que mi polla empezara a rellenar su coño con mi corrida.
―Bufffff ―gemí de absoluto placer.
Ingrid, después de tomarse unos segundos para recuperar el aire, dijo:
―Serás hijo de puta...
Yo me reí. Ella sonrió mientras negaba con la cabeza y terminaba el vídeo dedicándole unas últimas palabras al bueno de Sergio.
―Vaya sorpresa se va a llevar Sergio ―bromeé.
―Quiero enfadarme contigo de verdad, porque no me has hecho ni puto caso... Pero debo reconocer que hacía mucho que no me follaban con esas ganas, me he quedado loca.
Eso sí, no vas a ver un puto duro del vídeo que me has arruinado.
Yo me reí y acepté. Sin duda, valió totalmente la pena perder 50 euros por aquel polvo.

Y eso fue lo último que recuerdo de la fiesta, antes de volverme en taxi a casa, ya que el cabrón de Dani se había llevado el coche.
Más tarde descubrí que se había llevado a Andrea a su casa. Ya os adelanto que a día de hoy son pareja.
 
Pues ya tuvo sexo y nada menos que con su profesora cañón.
Ahora mí curiosidad es que va a pasar ahora.
Porque creo que esto no terminará aqui.
 
Yo tengo gran expectación en ver si va a volver a encontrarse con Raquel o las demás chicas y que le va a decir, porque el está molesto con ella.
Y luego también si va a iniciar alguna relación o algo con alguna de estas chicas o con otra.
 
Pues aunque se haya follado a su profesora, cumpliendo así una fantasía escolar, creo sus expectativas iban por otro lado. No es por desmerecer a Ingrid, pero su objetivo era Raquel y la ha dejados escapar.
 
Yo no creo que la dejara escapar, y si más bien que la tipa se fue con el más gilipollas de todos los que estaban allí. No fue culpa de él.
Si ella es ligerita y no sabe elegir y se va con el más imbécil de todos, no veo yo que tenga la culpa él.
De todas formas, no creo que esto acabe aquí, si no habría puesto Fin en este capítulo.
Así que supongo que tras la fiesta, quizás tenga contacto con alguien de la fiesta.
 
Lo de él es superior al promedio de esa noche, estuvo con tres mujeres, entre ellas la profesora del instituto, una diosa con aura de estrella porno.:cool:

Además creo estar seguro que tanto él como Raquel se quedaron con el gustillo de recordar el pasado.

Muy probable que se vuelvan a encontrar, por amigos comunes o porque ella lo intente contactar.:p

Esperamos más fiestones.:dancer1: :banana1:
 
Lo de él es superior al promedio de esa noche, estuvo con tres mujeres, entre ellas la profesora del instituto, una diosa con aura de estrella porno.:cool:

Además creo estar seguro que tanto él como Raquel se quedaron con el gustillo de recordar el pasado.

Muy probable que se vuelvan a encontrar, por amigos comunes o porque ella lo intente contactar.:p

Esperamos más fiestones.:dancer1: :banana1:
Pues para querer contactarlo, bien que se perdió en la fiesta con el mono neuronal de Luis. A Este le dice que te haga una raíz cuadrada y no sabe ni qué es eso.
A mí me ha sentado bastante mal oa actitud de Raquel. Mucho decir que lo echaba de menos y va y se va con el tontolava ese.
 
Lo de él es superior al promedio de esa noche, estuvo con tres mujeres, entre ellas la profesora del instituto, una diosa con aura de estrella porno
Esa es la cuestión... las tres mujeres y no Raquel
Me recuerda al mejor culo de la promoción en 3º de instituto. Un pibon diva altivo que hoy es un adefesio total... por andarse a Reyes eligió mal la aspirante a reina
 
Pues para querer contactarlo, bien que se perdió en la fiesta con el mono neuronal de Luis. A Este le dice que te haga una raíz cuadrada y no sabe ni qué es eso.
A mí me ha sentado bastante mal oa actitud de Raquel. Mucho decir que lo echaba de menos y va y se va con el tontolava ese.

Pero es que así es el juego, Luis se movió más rápido y a la ofensiva, no se trataba de seducir románticamente a nadie.

Todos o la gran mayoría ya se conocían y tenían historia, iban a lo que iban.

Tuvo la ventaja inicial de ser su ex, con casi una hora para hacer su jugada, y de entrada ella diciéndole, Yo últimamente prefiero tener relaciones más casuales, ¿sabes?.

Era un movimiento asegurado.
 
Bueno, supongo que en próximos capítulos saldremos de dudas, Pirque ahora viene lo interesante.
Lo lógico o eso pienso, es que vuelva a ver a algunas chicas de esa fiesta, quien sabe si la misma Raquel, aunque a mí no me ha gustado con quién se fue esa noche, o Berta, Sara, Elena,etc.
Pero a alguna seguro que vuelve a ver y pasan cosas entre ellos.
 
Pasarán cosas, imagino. El tiene una obsesión: Raquel... y ellas son competitivas, la voz se habrá corrido.... e imagino que habrá otra opción con la profe dueña del chalet....
La profe, sin duda es, para mi, el mejor premio y más con la osadia que tuvo al no conformarse
Las demás, sin desmerecer, irán desfilando... por un sendero o por otro.
 
Interesante los pequeños spoiler qué nos deja el autor en el transcurso del relato, como que nos deja con más ganas de saber.

Si la fiesta terminó, el título estaría de más. Que seguirá?
 
Interesante los pequeños spoiler qué nos deja el autor en el transcurso del relato, como que nos deja con más ganas de saber.

Si la fiesta terminó, el título estaría de más. Que seguirá?
Yo creo que se va a encontrar con alguna de la fiesta y muy probable que vuelva a ver a Raquel.
Otra cosa es que el protagonista tenga ganas de verla.
 
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