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Invitado
Hola, compañeros de foro. Paso por aquí para actualizar la situación. Como resumen para los que no estén al tanto, llevo bastante tiempo queriendo meter a mi mujer en el mundo swinger/cuckold, con cero éxito hasta el momento. Hace meses se enteró (esa historia da para otro post) de que le puse los cuernos, y tras el follón normal y meses de frialdad, me perdonó aunque me dijo un día que quizás algún día me lo devolvería y yo lo sabría. Como os dije, pensé que era una bravuconada, no la veía capaz.
Ya os conté que en la cena de empresa lo hizo, y se folló a un compañero, me lo contó (sin mucho detalle) y que hace nada, en un viaje a Sevilla, se lo volvió a follar (con mi consentimiento, o al menos, sin que yo no le dijera que no lo hiciera).
Este último hecho, al contármelo a la vuelta, me voló la cabeza un poco más, porque ahí sí me dio mucho detalle, tanto de esa como de la primera vez. Como algunos compañeros de este foro han dicho, es una sensación extrañísima. Un morbo nivel estratosférico, empalmado hasta casi doler, pero a la vez una sensación terrible de nausea en el estómago, como si te lo estuviesen estrujando con el puño. Literalmente, casi ganas de vomitar.
Pasados unos días hemos hablado del tema despacio, tranquilamente y sin dramas. Ella me dice que sigue enamorada de mi hasta las cachas, y que esto es algo circunstancial, que se ha dado en primer lugar por mi infidelidad, y la segunda vez por mi aceptación velada de lo que iba a pasar en Sevilla. Yo le digo que no me la imaginaba haciendo esto de manera tan acelerada, y me dice que si no era lo que yo buscaba. La verdad es que me consta que antes de casarse conmigo (su segunda boda) estuvo 10 años sola y fue muy activa sexualmente y folló todo lo que quiso y más, porque es toda una MILF. Pero conmigo estaba más calmada, de hecho más de lo que me gustaría a mi. Siempre me dice que ya ha follado todo lo que tenía que follar, pero ahora parece que no...
Dice que siente en el estómago el gusanillo de sentirse deseada por un extraño (que no lo es, es un compañero de trabajo de hace más de 10 años) y de la novedad del sexo con otra persona. Como digo, siento una sensación extraña de dolor e incomodidad pero a la vez un morbo que me hace preguntarle detalles, sin saber en realidad si los quiero conocer o no. Pero al final, me los ha contado, de las dos sesiones, con mucho mucho detalle. Y eso me mata y me pone cerdísimo a la vez. Es muy muy raro.
Como sé que su follamigo (a ella no le gusta eso, dice que él no es nada, que han follado dos veces y punto) es su compañero, tengo la duda de si se lo va a estar follando todas las semanas, porque no tengo la forma de controlar sus entradas y salidas de la oficina. No les cuesta nada salir, irse a un hotel, hartarse de follar y volver al trabajo (por su puesto, ambos pueden más o menos moverse con libertad relativa). Vista la situación he decidido aprovechar y le dije que me gustaría verlos follar. Pensé que me mandaría a paseo, pero me dijo "se lo preguntamos a F.". Él está casado así que tiene que ser discreto también. El otro día estuvimos los tres tomando café para hablarlo y fue la conversación/situación más surrealista de mi vida.
Cuando llegué mi primer pensamiento fue partirle la cabeza allí mismo en la cafetería, pero obviamente no lo hice. Nos sentamos y comenzamos a hablar de banalidades (el tiempo, la economía, el fútbol... sin saber como abordar el tema). Estábamos los tres muy cortados. El tipo es elegante y guapete (y folla bien dice mi mujer) y entiendo que mi mujer se fijase en él en la oficina. Seguro que tiene a más de una mujer pendiente de él en la empresa. Al final, tras muchas vueltas, hablamos del tema. F. lo abordó educadamente, y me preguntó varias veces si yo estaba de acuerdo, si estaba seguro. Dice que jamás ha tenido sexo con una mujer y su marido/pareja delante y que no sabe cómo abordarlo. Mi mujer hablaba poco pero era evidente que estaba deseando que nos pusiéramos de acuerdo. Hubo un momento, por cómo lo miraba, que estuve a punto de echarme atrás. Pero estaba tan cachondo por las imágenes de ellos follando que me había contado mi mujer y que no dejaban de venirme al verlos sentados uno al lado del otro, que tiré para adelante.
Hemos quedado en organizar una mañana de la semana que viene o la otra, una sesión en un hotel del centro de Málaga, cerca de su trabajo. El único requisito que ha puesto es que no grabemos nada, y que yo no participe. Sabe que soy Bi, pero a él no le va nada.
Veremos cómo sale esto.
Ya os conté que en la cena de empresa lo hizo, y se folló a un compañero, me lo contó (sin mucho detalle) y que hace nada, en un viaje a Sevilla, se lo volvió a follar (con mi consentimiento, o al menos, sin que yo no le dijera que no lo hiciera).
Este último hecho, al contármelo a la vuelta, me voló la cabeza un poco más, porque ahí sí me dio mucho detalle, tanto de esa como de la primera vez. Como algunos compañeros de este foro han dicho, es una sensación extrañísima. Un morbo nivel estratosférico, empalmado hasta casi doler, pero a la vez una sensación terrible de nausea en el estómago, como si te lo estuviesen estrujando con el puño. Literalmente, casi ganas de vomitar.
Pasados unos días hemos hablado del tema despacio, tranquilamente y sin dramas. Ella me dice que sigue enamorada de mi hasta las cachas, y que esto es algo circunstancial, que se ha dado en primer lugar por mi infidelidad, y la segunda vez por mi aceptación velada de lo que iba a pasar en Sevilla. Yo le digo que no me la imaginaba haciendo esto de manera tan acelerada, y me dice que si no era lo que yo buscaba. La verdad es que me consta que antes de casarse conmigo (su segunda boda) estuvo 10 años sola y fue muy activa sexualmente y folló todo lo que quiso y más, porque es toda una MILF. Pero conmigo estaba más calmada, de hecho más de lo que me gustaría a mi. Siempre me dice que ya ha follado todo lo que tenía que follar, pero ahora parece que no...
Dice que siente en el estómago el gusanillo de sentirse deseada por un extraño (que no lo es, es un compañero de trabajo de hace más de 10 años) y de la novedad del sexo con otra persona. Como digo, siento una sensación extraña de dolor e incomodidad pero a la vez un morbo que me hace preguntarle detalles, sin saber en realidad si los quiero conocer o no. Pero al final, me los ha contado, de las dos sesiones, con mucho mucho detalle. Y eso me mata y me pone cerdísimo a la vez. Es muy muy raro.
Como sé que su follamigo (a ella no le gusta eso, dice que él no es nada, que han follado dos veces y punto) es su compañero, tengo la duda de si se lo va a estar follando todas las semanas, porque no tengo la forma de controlar sus entradas y salidas de la oficina. No les cuesta nada salir, irse a un hotel, hartarse de follar y volver al trabajo (por su puesto, ambos pueden más o menos moverse con libertad relativa). Vista la situación he decidido aprovechar y le dije que me gustaría verlos follar. Pensé que me mandaría a paseo, pero me dijo "se lo preguntamos a F.". Él está casado así que tiene que ser discreto también. El otro día estuvimos los tres tomando café para hablarlo y fue la conversación/situación más surrealista de mi vida.
Cuando llegué mi primer pensamiento fue partirle la cabeza allí mismo en la cafetería, pero obviamente no lo hice. Nos sentamos y comenzamos a hablar de banalidades (el tiempo, la economía, el fútbol... sin saber como abordar el tema). Estábamos los tres muy cortados. El tipo es elegante y guapete (y folla bien dice mi mujer) y entiendo que mi mujer se fijase en él en la oficina. Seguro que tiene a más de una mujer pendiente de él en la empresa. Al final, tras muchas vueltas, hablamos del tema. F. lo abordó educadamente, y me preguntó varias veces si yo estaba de acuerdo, si estaba seguro. Dice que jamás ha tenido sexo con una mujer y su marido/pareja delante y que no sabe cómo abordarlo. Mi mujer hablaba poco pero era evidente que estaba deseando que nos pusiéramos de acuerdo. Hubo un momento, por cómo lo miraba, que estuve a punto de echarme atrás. Pero estaba tan cachondo por las imágenes de ellos follando que me había contado mi mujer y que no dejaban de venirme al verlos sentados uno al lado del otro, que tiré para adelante.
Hemos quedado en organizar una mañana de la semana que viene o la otra, una sesión en un hotel del centro de Málaga, cerca de su trabajo. El único requisito que ha puesto es que no grabemos nada, y que yo no participe. Sabe que soy Bi, pero a él no le va nada.
Veremos cómo sale esto.