Ellaria y Canda
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Hola a todos, soy Ellaria, la mujer de Canda y quería contaros la que, probablemente fuera la experiencia que acabó de definir mi sexualidad.
A ver, yo siempre me he sentido atraída por las mujeres, pero como también me gustaban los hombres, pues no pensaba demasiado en ello, la verdad.
Yo tenía una amiga a la que vamos a llamar Amor. Una Nochevieja yo estaba en el pub de la localidad donde vivía con el que era mi novio, esperándola a ella y al que por aquel entonces era su pareja para empezar con los copazos.
Ellos llegaron y conforme atravesó la puerta y me vio vino directa hacia mí, me abrazó, acercó sus labios a mi oído y me susurró "yo te puedo", para inmediatamente después morderme el lóbulo de la oreja.
Me encendí como una antorcha.
La agarré y le dije "demuéstramelo" así que, mientras se reía me la llevé "a rastras" en dirección a mi casa.
Allí empezamos a besarnos. Primero con suavidad, acariciándonos mientras lo hacíamos. Nos calentamos enseguida y pronto los besos fueron más urgentes y las caricias más atrevidas. La ropa empezó a caer al suelo, la suya y la mía, y cuando sus pechos quedaron expuestos agarré uno de sus pezones con mis dientes mientras acariciaba el otro pecho con deseo.
Gemíamos y resoplábamos por la excitación. Recuerdo que en ese momento sonó mi teléfono y (oh sorpresa) era mi novio al que había dejado tirado en el pub junto con el suyo.
¿Bueno, qué os voy a decir? Le volví a dejar tirado. Y además literalmente porque lancé el móvil de la habitación al salón para que dejara de molestarme. En ese momento me la pelaba fuertecito todo lo que no fuera Amor.
Tenía una piel increíble, morena y suave que reaccionaba a mis caricias. Sus pezones se ponían durísimos al contacto con mis labios y su coño se mojó completamente al empezar a tocarlo. No dejábamos de besarnos, acariciarnos y gemir....
Hasta que de repente llamaron a la puerta con fuerza.
Fue como si nos despertaran de un sueño. No queríamos abrir, pero sabíamos que eran ellos y que se iban a mosquear bastante si no lo hacíamos así que, de forma muy reacia, nos vestimos y fuimos a abrir.
Continuamos la noche como si nada y a ellos... bueno, a ellos les contamos lo justo y necesario. La noche acabó con nosotras dos durmiendo (solo durmiendo) en una cama y ellos en otra, al lado. No me quiero ni imaginas lo que les pasaba por la cabeza, pero sí se lo que se me pasaba a mí:
Acabar con los que habíamos empezado.
A ver, yo siempre me he sentido atraída por las mujeres, pero como también me gustaban los hombres, pues no pensaba demasiado en ello, la verdad.
Yo tenía una amiga a la que vamos a llamar Amor. Una Nochevieja yo estaba en el pub de la localidad donde vivía con el que era mi novio, esperándola a ella y al que por aquel entonces era su pareja para empezar con los copazos.
Ellos llegaron y conforme atravesó la puerta y me vio vino directa hacia mí, me abrazó, acercó sus labios a mi oído y me susurró "yo te puedo", para inmediatamente después morderme el lóbulo de la oreja.
Me encendí como una antorcha.
La agarré y le dije "demuéstramelo" así que, mientras se reía me la llevé "a rastras" en dirección a mi casa.
Allí empezamos a besarnos. Primero con suavidad, acariciándonos mientras lo hacíamos. Nos calentamos enseguida y pronto los besos fueron más urgentes y las caricias más atrevidas. La ropa empezó a caer al suelo, la suya y la mía, y cuando sus pechos quedaron expuestos agarré uno de sus pezones con mis dientes mientras acariciaba el otro pecho con deseo.
Gemíamos y resoplábamos por la excitación. Recuerdo que en ese momento sonó mi teléfono y (oh sorpresa) era mi novio al que había dejado tirado en el pub junto con el suyo.
¿Bueno, qué os voy a decir? Le volví a dejar tirado. Y además literalmente porque lancé el móvil de la habitación al salón para que dejara de molestarme. En ese momento me la pelaba fuertecito todo lo que no fuera Amor.
Tenía una piel increíble, morena y suave que reaccionaba a mis caricias. Sus pezones se ponían durísimos al contacto con mis labios y su coño se mojó completamente al empezar a tocarlo. No dejábamos de besarnos, acariciarnos y gemir....
Hasta que de repente llamaron a la puerta con fuerza.
Fue como si nos despertaran de un sueño. No queríamos abrir, pero sabíamos que eran ellos y que se iban a mosquear bastante si no lo hacíamos así que, de forma muy reacia, nos vestimos y fuimos a abrir.
Continuamos la noche como si nada y a ellos... bueno, a ellos les contamos lo justo y necesario. La noche acabó con nosotras dos durmiendo (solo durmiendo) en una cama y ellos en otra, al lado. No me quiero ni imaginas lo que les pasaba por la cabeza, pero sí se lo que se me pasaba a mí:
Acabar con los que habíamos empezado.