abep
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Cuando conocí a mi chica yo ya había estado con otras. Había llevado una vida sexual intensa, mientras que ella era completamente virgen.
A priori parecía que ese desnivel podría ser un inconveniente de cara al sexo, pero acabó siendo y es la chica con la que mas he disfrutado con mucha diferencia. Primero comenzamos a fantasear con mujeres y de hecho, fuimos a varios clubes liberales para ver si había alguna. En uno de ellos la encontramos, a altas horas de la noche. Una chica que rondaría los 30 con la que nos lo pasamos muy bien.
Yo era reacio a pensar en otro follándose a mi novia, pero bicheando por internet fui creando un morbo enorme por ello. Si yo era reacio, ella lo era incluso más. Nuestro primer morbo fue comprar un dildo de tamaño considerable en el que ella rebotaba mientras me hacía mamadas muy buenas... poco a poco fuimos morboseando más y más sobre la idea de que otro hombre se la follara. Sobre que yo los viera tener sexo, sobre diferentes tamaños de pene y situaciones... hasta que decidimos probar en un conocido club de la ciudad.
Al llegar habían solteros, sí, pero vaya decepción. Somos una pareja de veintipocos años que se cuida mucho, vamos al gimnasio y todo eso. Allí sólo habían hombres que rondaban los 55 y luego un grupillo de chicos de veintipocos, que viendo que no pillaban cacho se hicieron amigos.
Estábamos en una sala con cine. Yo con los pantalones abajo en el sofá y Sara, mi chica, mamando mi rabo ante la mirada de los que pasaban a aquel cuarto con luces tenues.
Llegó una pareja de treinta años que se nos puso al lado a hacer lo mismo que nosotros, y fruto del morbo, las chicas se cruzaron y se cambiaron nuestras pollas. El rabo del chico era bastante grande. Yo calzo unos 18 y un buen grosor, pero el suyo tendría 21 y la mano de mi chica no lo rodeaba por completo.
Con la chica no tuve feeling, por lo que me referiré a lo que más excitación me produjo.
Ahí estaba Sara, masturbando lentamente a aquel macho y metiendo su polla (lo que podía, que era solo el glande) en su boca. Tenía arcadas intentando tragar y el chico la cogía del pelo y follaba la boca. Le encanta que la traten así.
Él le tocaba el coñito y ella gemía mucho. La conozco muy bien y sabía que ese chico realmente le estaba dando mucho placer.
Se sacó un condón y se lo colocó. Era el momento. Otro macho le iba a meter la polla a mi novia en su apretado y depilado coño. Se puso tras ella y se la pasó por la vagina un par de veces hasta acabar metiéndole la punta. Sara soltó un quejido entre dolor y placer, tras el cual soltó un profundo gemido, prácticamente grito, del gusto que le daba. Se la metió hasta el útero. Comenzó a darle a cuatro patas con mucha fuerza. La agarraba del pelo y con un dedo lubricado en su saliva, le acariciaba el ano una y otra vez. Mi chica estaba a punto de llegar al orgasmo. La abrió de piernas boca arriba y continuó con la dura follada que le estaba dando. Le estaba dejando la vagina abierta, muy abierta.
Desgraciadamente, su chica, con la que no había feeling ninguno, estaba muy rara y decidimos parar e irnos.
Tras eso llegamos al hotel. En el coche yo sentía una sensación rara, estaba un poco en shock después de aquello, pero fue llegar al hotel y abrirla de piernas para degustar su coño. Uf. Aún estaba lubricado y olía al látex del preservativo, pero lo más morboso era que la había dejado tan dilatada que su coño se tragaba mi lengua entera sin ninguna complicación.
Se agradecen los comentarios. Los recibo con mucho morbo y los contesto encantado.
A priori parecía que ese desnivel podría ser un inconveniente de cara al sexo, pero acabó siendo y es la chica con la que mas he disfrutado con mucha diferencia. Primero comenzamos a fantasear con mujeres y de hecho, fuimos a varios clubes liberales para ver si había alguna. En uno de ellos la encontramos, a altas horas de la noche. Una chica que rondaría los 30 con la que nos lo pasamos muy bien.
Yo era reacio a pensar en otro follándose a mi novia, pero bicheando por internet fui creando un morbo enorme por ello. Si yo era reacio, ella lo era incluso más. Nuestro primer morbo fue comprar un dildo de tamaño considerable en el que ella rebotaba mientras me hacía mamadas muy buenas... poco a poco fuimos morboseando más y más sobre la idea de que otro hombre se la follara. Sobre que yo los viera tener sexo, sobre diferentes tamaños de pene y situaciones... hasta que decidimos probar en un conocido club de la ciudad.
Al llegar habían solteros, sí, pero vaya decepción. Somos una pareja de veintipocos años que se cuida mucho, vamos al gimnasio y todo eso. Allí sólo habían hombres que rondaban los 55 y luego un grupillo de chicos de veintipocos, que viendo que no pillaban cacho se hicieron amigos.
Estábamos en una sala con cine. Yo con los pantalones abajo en el sofá y Sara, mi chica, mamando mi rabo ante la mirada de los que pasaban a aquel cuarto con luces tenues.
Llegó una pareja de treinta años que se nos puso al lado a hacer lo mismo que nosotros, y fruto del morbo, las chicas se cruzaron y se cambiaron nuestras pollas. El rabo del chico era bastante grande. Yo calzo unos 18 y un buen grosor, pero el suyo tendría 21 y la mano de mi chica no lo rodeaba por completo.
Con la chica no tuve feeling, por lo que me referiré a lo que más excitación me produjo.
Ahí estaba Sara, masturbando lentamente a aquel macho y metiendo su polla (lo que podía, que era solo el glande) en su boca. Tenía arcadas intentando tragar y el chico la cogía del pelo y follaba la boca. Le encanta que la traten así.
Él le tocaba el coñito y ella gemía mucho. La conozco muy bien y sabía que ese chico realmente le estaba dando mucho placer.
Se sacó un condón y se lo colocó. Era el momento. Otro macho le iba a meter la polla a mi novia en su apretado y depilado coño. Se puso tras ella y se la pasó por la vagina un par de veces hasta acabar metiéndole la punta. Sara soltó un quejido entre dolor y placer, tras el cual soltó un profundo gemido, prácticamente grito, del gusto que le daba. Se la metió hasta el útero. Comenzó a darle a cuatro patas con mucha fuerza. La agarraba del pelo y con un dedo lubricado en su saliva, le acariciaba el ano una y otra vez. Mi chica estaba a punto de llegar al orgasmo. La abrió de piernas boca arriba y continuó con la dura follada que le estaba dando. Le estaba dejando la vagina abierta, muy abierta.
Desgraciadamente, su chica, con la que no había feeling ninguno, estaba muy rara y decidimos parar e irnos.
Tras eso llegamos al hotel. En el coche yo sentía una sensación rara, estaba un poco en shock después de aquello, pero fue llegar al hotel y abrirla de piernas para degustar su coño. Uf. Aún estaba lubricado y olía al látex del preservativo, pero lo más morboso era que la había dejado tan dilatada que su coño se tragaba mi lengua entera sin ninguna complicación.
Se agradecen los comentarios. Los recibo con mucho morbo y los contesto encantado.