El relato
Siempre me llamó la atención el incesto, pero nunca lo practiqué más allá de algunas experiencias siendo muy joven con mi única prima hermana.
Si es cierto, que durante una temporada corta, creo que con unos 15-16 años, tuve algunos encuentros en mi cabeza con mi madre mientras me masturbaba. Ella entonces era una bella mujer, bastante joven. Pero quedó solo en eso, algunas pajas durante un corto periodo de tiempo. Después pasó al olvido y nunca más despertó en mi esos deseos incestuosos hacia mi madre.
En esas fechas tuve una experiencia real con la madre de mi primera novia. Esa historia la conté en su día en Pajilleros y no me apetece volver a escribir todo de nuevo. Pero si, durante unos años la madre de mi pareja y yo fuimos amantes, teniendo relaciones sexuales esporádicas bastante fuertes.
Me excita recordar que yo era demasiado joven para esa mujer. Un chaval... Apenas 16-17 años y ella una voluptuosa treintañera, que estaba obsesionado conmigo.
Todo acabó muy mal en esa historia, nos pillaron, mi relación de 7 años con mi pareja se fue al traste y esa familia quedó rota por la movida.
Tiempo después tuve jugueteos con la madre de mi mejor amigo, a la que me gustaba tocarle las tetas y el culo mientras ella se hacía la dormida.
Estaba divorciada o separada y vivía sola con mi amigo y su hermana pequeña.
Esta mujer solia beber bastante y dormía siempre desnuda en su cuarto, que estaba pegado al de los invitados que era el mío.
Tan solo entornaba la puerta, dejándola lo suficientemente abierta como para poder ver cuándo encendidas la luz del baño, que ella estaba totalmente desnuda.
Durante un tiempo no me atreví a cruzar esa puerta. Tan solo me quedaba allí mirándola mientras me masturbaba.
Hasta que una noche su hijo, mi amigo, me pilló en el pasillo mirando a su madre mientras me estaba pajeando.
Al principio su cabreo casi le lleva a pegarme un puñetazo, pero al final, me agarro del brazo y me llevó al comedor.
Allí confesó, que él muchas veces hacia lo mismo, sentía deseos por su madre, pero jamás había llegado a meterse en la habitación para tocarla.
Me dijo que cuando bebía, podia haber un terremoto, que ella no se despertaba y solamente una vez, mientras dormía en el sillón del comedor, se armó de valor para tocarle sus enormes tetas desnudas.
Esa noche, me di cuenta de que me extiaba muchísimo el deseo incestuoso ageno. Sentí un gran deseo por ver en directo algo parecido y terminé animándole a que nos metiéramos los dos en su habitación, para meterte mano y pajearnos a gusto.
Conseguí que se armara de valor al decirle que si se despertaba estando borracha, no llegaría a percatarse de quién estaba ahí, tardaría un poco. No diría nada y de recordarlo pensaría que fui yo y no los dos.
Mi amigo muy excitado accedió al plan y terminamos haciendo la incursión nocturna en el cuarto de su madre.
Nosotros dormíamos solamente con calzoncillos así que le dije que nos los podíamos quitar, que sería más morboso y si veíamos señales de que se despertaba salíamos disparados a nuestras habitaciones, donde tendríamos los calzoncillos para ponernoslos rápido y hacernos los dormidos.
Dentro de la habitación
Ahí estábamos los dos, mi querido amigo Juanma (puedo decir su nombre real) y yo, antes su madre desnuda durmiendo de perfil.
Ella roncaba y podíamos controlar su estado de sueño, basándonos en esos ronquidos.
Empezó él, tocándole una tetas apenas sin presión, muy suavemente.... Dios, esa visión me pareció mucho más excitante que si le tocara el pecho yo mismo.
Yo jugaba con mi nabo, mientras le veía. Básicamente se le caía la baba mientras poco a poco reunía suficiente confianza como para tocarla cada vez menos por encima.
Entonces agarré la teta derecha y agachándome sobre ella, la empecé a chupar sin temor alguno, muy excitado.
Mi amigo al ver que yo daba ese paso y su madre seguía roncando, hizo exactamente lo mismo. Yo me incorpore de nuevo y seguí masturbándome a ratos mientras contemplaba como le comía las dos tetas ya sin ningún tipo de control.
Madre e hijo, que morbazo pensaba...
Entonces yo empecé a tocarle el culo a su madre, que estaba durmiendo de lado... Y menudo culazo, bien redondito, caliente y suave.
Empezé a sentir que se nos podía ir de las manos, mi amigo estaba muy excitado y yo entre que deseaba a su madre y el despertar del incesto ageno, comencé a sentir miedo a que lo lleváramos más lejos.
Yo tenía más experiencia que Juanma con el sexo. Me follaba a mi suegra y la novia algunas veces el mismo día. El en cambio no tenía pareja y aún era virgen.
Sentí ganas de que se follara a su madre, aunque sabía que eso sí la despertaría.
Sudaba y me temblaban las piernas, escalofríos, esa mezcla de miedo y placer me embriagó. Juanma debía estar sintiendo lo mismo que yo.
Pero una alarma sonó en mi cabeza, todo estaba fuera de control y nuestros impulsos podían traer graves consecuencias.
En ese momento de lucidez, le dije que saliéramos de la habitación para hablar, pero él no me hizo caso y siguió cada vez más excitado.
Vi como se tumbaba en la cama y se colocaba junto a ella. Nos estábamos pasando de límites. Una cosa es magrear y fantasear y otra cosa lo que estaba apunto de suceder.
Juanma posicionó a su madre boca arriba. Ella seguía roncando. Abrió sus piernas y empezó a tocarle la vagina sin ningún tipo de control, llevado por el éxtasis de la situación.
Le introdujo un dedo dentro, luego lo sacó y se lo chupo con una mirada lasciva que jamás podré olvidar.
Volvió a penetrarla con el dedo y en esos momentos su madre hizo un gemido... Quedamos petrificados, le hice un gesto para que nos fuéramos pitando. Aunque era excitante, yo no quería que fuera más lejos de lo que habíamos hablado, un toqueteo alguna chupada y masturbación.
Pasado el gemido, su madre volvió a roncar con fuerza. Juanma entonces se puso encima de ella, con el pene apuntando a su coño con la intención de follarsela.
No sabía que hacer, me fui alejando de la habitación y terminé en la puerta. Seguía conservando la erección pero ya no me tocaba, era todo demasiado oscuro ya para mi.
Desde la puerta vi como Juanma se ponía la mano en su pene y se lo introducía lentamente.
Volví a escuchar un gemido de placer femenino y entonces vi como mi amigo se estaba desvirgando con su propia madre, sin miedo ya a nada ni a nadie.
El sonido, no puedo olvidar ese sonido del pene entrando y saliendo en ese coño que flujeaba a lo bestia.
Sentí auténtico pánico pero seguía excitadísimo, hasta que pude observar cómo aparecía la mano de su madre agarrando el culo de Juanma.
Los dos gemían fuerte, los muelle de la cama chirriaban endiabladamente y Juanma empezó a decirle "te gusta?! Te gusta mamá?!"
Ella decía que si entre gemidos y yo empecé entonces a masturbarme, acercándome a la cama. Había perdido el miedo.
Su madre tenía los ojos abiertos, estaba totalmente despierta y cachondísima.
Me corrí viendo como ella me miraba fijamente de una forma muy perversa. Salí de la habitación y me fui a mi cuarto.
Allí segui escuchándolo todo, hasta que llegó el silencio que solo se rompió con apenas cuatro frases de su madre que no llegué a entender, así como la respuesta de su hijo, que si entendí... "Y yo"