Llevaba tres horas sentado frente a la televisión apagada y la botella de vino ya estaba medio vacía. De hecho sólo quedaba una última copa. De pronto parpadeó y se dio cuenta de que, en realidad, llevaba así más de dos meses. Cada día, tras llegar del trabajo, sólo se sentía capacitado para descorchar una botella nueva y sentarse en el sofá, preguntándose cómo sería la vida a partir de ahora. Tenía treinta y cinco años y acaba de separarse de Izaskun, su novia desde los veinticinco. Él había tomado la decisión, pero eso no facilitaba las cosas. De hecho pesaba sobre él la responsabilidad de haber dañado a una persona a la que quería tanto. Se debatía segundo tras segundo entre el arrepentimiento y los motivos objetivos que le empujaron a tal decisión. En el fondo sabía que ésta había sido acertada. Algo imposibilitaba el hecho de que ella no se sumiera a menudo en un mar de dudas e inseguridades que dinamitaban la pacífica convivencia. No sabía por qué, pero entendía que él nunca sería para ella lo que ella esperaba. Habían sido varios años de crisis, de conatos de ruptura, y su capacidad des esfuerzo, la que tantas veces había salvado la situación no sin que uno u otro sacrificio por su parte fuera preciso, se veía cada vez más mermada. En 2010 no se conocían así, pero llevaba una década inmerso en lo que hoy se entendería sin lugar a dudas como una relación tóxica. Así que, sin tener mucha información al respecto, acababa concluyendo que era mejor para ambos (aunque siendo completamente honesto, en primer lugar para sí mismo) no continuar juntos. Y justo en ese momento, sin volcar la última copa de vino, decidió que ya había tenido suficiente.
-Ayer me pasó algo, tío... ¿Tienes un minuto?
-Claro chato, cierra la puerta, siéntate y cuéntame.
Raúl era un chaval siete u ocho años más joven que él, un compañero al que había conocido tres años antes en la productora en la que trabajaban ambos. Ya desde el primer momento algo le decía que Raul iba a ser, o al menos podría llegar a serlo, una persona importante en su vida. Si hubiera sido capaz de ver el futuro, habría constatado que hoy, más de quince años después, así era, ya que siguen siendo grandes amigos de verdad y se quieren muchísimo. Pero entonces simplemente se lo pasaban bien trabajando juntos, compartiendo sus respectivas vocaciones, y logrando con ello participar de la producción de un exitoso producto audiovisual, una serie para público adolescente.
-Llevo diez días mirando la tele apagada.
-Joder, pues te ha costado una pasta, pero si te mola verla así tú mismo...
Se descojonaron un rato. Siempre lo hacían. Siempre, por suerte, había un momento, muchos al cabo del día, en que se partían de risa. Esa era una de las esencias de su amistad: "Vale, llora si quieres, pero déjame que te cuente este chiste..." Eso suponía para Ian algo valiosísimo, así que se consideraba afortunado de tener en su mismo lugar de trabajo, donde pasaba entre ocho y doce horas al día, la compañía de Raul.
-Gracias pipiolo, siempre consigues quitarle hierro a todo.
-Es que ya va siendo hora de que te sueltes...
-De eso trata lo que te quería contar.
-Dispara.
-Verás, como te decía, ayer me di cuenta de que ya no quiero estar paralizado por la pena. No quiero dejar de sentir lo que siento, pero me gustaría ver qué pasa si de pronto conozco a otra persona. Creo que necesito sentir esa libertad de sentir... ¿Me entiendes?
-Claro que te entiendo. Es buena señal. No quiere decir que dejes de ser sensible a lo que te apena, o que no te importe lo que siente Izaskun... Pero está bien que te abras, eso te ayudará a paginar. Es justo que levantes la mirada y te permitas pensar en que podrás ilusionarte de nuevo. ¿Te mola alguien, o te has fijado en alguna tía?
-Pues esa es la cuestión. No me quiero permitir pensar en ninguna chica que conozca. A ver, o son compañeras de curro, o son amigas de amigos, o de amigas... No sé, creo que me gustaría pensar en alguien con quien sólo yo tenga relación, no sé si me explico...
-Perfectamente. Es muy sensato que no quieras que haya ningún tipo de interferencia o condicionamiento. Y además, ya va siendo hora de que folles.
-No es eso, Raul. Bueno, vale, llevo sin follar dos meses, y no me he hecho ni una paja. Pero hablo de conocer, de descubrir a otra persona y ver cómo me siento, sin pensar en que tenga que pasar nada. Por eso no quiero que me presenten a nadie, porque no digo que esté preparado para iniciar nada, y luego ya sabes, que se puede complicar si es, por ejemplo, tu madre, jajajaja.
-Jajajajaja... Que sí, mamón, que te vacilaba... Entiendo perfectamente lo que sientes, es totalmente natural. Creo que lo enfocas bien. Así que, si no quieres hermana o prima de, o compañera con la que curras, o conocida con gente en común... Te diré tres palabras que creo que te van a ayudar: Match-punto-com.
-¿Qué es eso?
-Una plataforma de citas.
-¿Pero eso no es muy loser?
-No seas carca. Es gente que, como tú, está abierta a conocer a otras personas pero por lo que sea no se conforma con los cauces habituales. Yo tengo cuenta y es guay, aunque ahora llevo un montón sin usarla porque estoy con Lola.
-Venga, vale. Porque te tengo por alguien sensato... ¿Cómo va eso, me ayudas?
-Claro. Mañana traigo la cámara y te hago un para de fotos. Ponte guapete, que lo vas a petar. Y además con lo que te gusta el puto Arzuaga, si sigues chumando vino con la tele apagada te vas a arruinar.
-¿Me pongo bragas limpias?
-Por supuesto, las rosas que te molan.
-Qué hijoputa, cómo me conoces.
Volvieron a descojonarse, y trabajaron un par de horas más.
TBC...
-Ayer me pasó algo, tío... ¿Tienes un minuto?
-Claro chato, cierra la puerta, siéntate y cuéntame.
Raúl era un chaval siete u ocho años más joven que él, un compañero al que había conocido tres años antes en la productora en la que trabajaban ambos. Ya desde el primer momento algo le decía que Raul iba a ser, o al menos podría llegar a serlo, una persona importante en su vida. Si hubiera sido capaz de ver el futuro, habría constatado que hoy, más de quince años después, así era, ya que siguen siendo grandes amigos de verdad y se quieren muchísimo. Pero entonces simplemente se lo pasaban bien trabajando juntos, compartiendo sus respectivas vocaciones, y logrando con ello participar de la producción de un exitoso producto audiovisual, una serie para público adolescente.
-Llevo diez días mirando la tele apagada.
-Joder, pues te ha costado una pasta, pero si te mola verla así tú mismo...
Se descojonaron un rato. Siempre lo hacían. Siempre, por suerte, había un momento, muchos al cabo del día, en que se partían de risa. Esa era una de las esencias de su amistad: "Vale, llora si quieres, pero déjame que te cuente este chiste..." Eso suponía para Ian algo valiosísimo, así que se consideraba afortunado de tener en su mismo lugar de trabajo, donde pasaba entre ocho y doce horas al día, la compañía de Raul.
-Gracias pipiolo, siempre consigues quitarle hierro a todo.
-Es que ya va siendo hora de que te sueltes...
-De eso trata lo que te quería contar.
-Dispara.
-Verás, como te decía, ayer me di cuenta de que ya no quiero estar paralizado por la pena. No quiero dejar de sentir lo que siento, pero me gustaría ver qué pasa si de pronto conozco a otra persona. Creo que necesito sentir esa libertad de sentir... ¿Me entiendes?
-Claro que te entiendo. Es buena señal. No quiere decir que dejes de ser sensible a lo que te apena, o que no te importe lo que siente Izaskun... Pero está bien que te abras, eso te ayudará a paginar. Es justo que levantes la mirada y te permitas pensar en que podrás ilusionarte de nuevo. ¿Te mola alguien, o te has fijado en alguna tía?
-Pues esa es la cuestión. No me quiero permitir pensar en ninguna chica que conozca. A ver, o son compañeras de curro, o son amigas de amigos, o de amigas... No sé, creo que me gustaría pensar en alguien con quien sólo yo tenga relación, no sé si me explico...
-Perfectamente. Es muy sensato que no quieras que haya ningún tipo de interferencia o condicionamiento. Y además, ya va siendo hora de que folles.
-No es eso, Raul. Bueno, vale, llevo sin follar dos meses, y no me he hecho ni una paja. Pero hablo de conocer, de descubrir a otra persona y ver cómo me siento, sin pensar en que tenga que pasar nada. Por eso no quiero que me presenten a nadie, porque no digo que esté preparado para iniciar nada, y luego ya sabes, que se puede complicar si es, por ejemplo, tu madre, jajajaja.
-Jajajajaja... Que sí, mamón, que te vacilaba... Entiendo perfectamente lo que sientes, es totalmente natural. Creo que lo enfocas bien. Así que, si no quieres hermana o prima de, o compañera con la que curras, o conocida con gente en común... Te diré tres palabras que creo que te van a ayudar: Match-punto-com.
-¿Qué es eso?
-Una plataforma de citas.
-¿Pero eso no es muy loser?
-No seas carca. Es gente que, como tú, está abierta a conocer a otras personas pero por lo que sea no se conforma con los cauces habituales. Yo tengo cuenta y es guay, aunque ahora llevo un montón sin usarla porque estoy con Lola.
-Venga, vale. Porque te tengo por alguien sensato... ¿Cómo va eso, me ayudas?
-Claro. Mañana traigo la cámara y te hago un para de fotos. Ponte guapete, que lo vas a petar. Y además con lo que te gusta el puto Arzuaga, si sigues chumando vino con la tele apagada te vas a arruinar.
-¿Me pongo bragas limpias?
-Por supuesto, las rosas que te molan.
-Qué hijoputa, cómo me conoces.
Volvieron a descojonarse, y trabajaron un par de horas más.
TBC...