ikarusulu
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Paso los veranos con una prima en una pequeña ciudad de la costa. vacaciones de playa por el día y fiesta por la noche. Llevábamos haciendo eso años.
Las últimas vacaciones todo iba como siempre. Hasta que en nuestro primer día de playa ambas estábamos con los bikinis más breves que teníamos. Le pregunté por los chicos que tenía fichados para algo más que ir a la disco e invitarnos a copas. Dándome un susto de muerte me contestó:
- No me hables de chicos. He cambiado. Soy lesbiana.
Y me lo soltó así, a las bravas sin paños calientes ni anestesia. La conversación se había puesto muy, muy rarita.
Me lo aseguró mucho. Tuvo que repetirlo varias veces. Pero no me lo creí hasta que no puso una mano en una de mis tetas. Lo hizo mirando alrededor, por dentro del sujetador. Y acariciándome el pezón con los dedos.
- Suave nena. Que no soy de piedra.
- Pues esta teta lo parece. Es perfecta.
Tuve que rendirme a la evidencia. Me estaba dando todas las pruebas y una confesión firmada. No me quedó mas remedio que declararla culpable.
- Vale, vale. Te creo.
Siempre he sido de decisiones rápidas y aquella tenía que ser muy rápida. Si no la paraba pronto los pies terminaría bollera. Y por otro lado estaba la tentación de lo que, para que negarlo, me atraía bastante.
Por cierto no era algo tan ignorado pues conocía muy bien su bello cuerpo. Pasábamos juntas todos los veranos y a veces hacíamos topless en la playa. Nos habíamos visto desnudas infinidad de veces por el apartamento. Y nos rozábamos, pero sin deseo sexual o eso creía yo, hasta ese momento.
- Bueno. ¿Ahora quieres más?.
- Todo lo que quieras darme. Me gustas. Pero no quiero presionarte.
La dejé. ¿No suele decirse eso de que a la prima se le arrima?. E incluso me acerqué un poco más y la besé en la boca. Suave, solo un pikito. Pero era para decirle que no me importaba. Que podría incluso agradarme.
- ¿Estás segura?.
- No. Pero podemos hacer un experimento. De eso sí estoy convencida.
- Pero no hay prisa.
Pasamos un rato bonito y sensual. Nos acariciabamos con el protector solar. Jugábamos en el agua metiéndonos mano. Procurábamos qué no nos viera nadie. Un buen coqueteo.
Ella tenía muy claro cómo ponerme cachonda. Solo eran roces pero empezaba a hervir. Notaba sus manos por todas partes, caricias, roces. Llegó a apartar el sujetador del bikini y tocar mis pezones en el agua. Los tenía duros como escarpias. Mientras me ponía crema en la espalda me agarró el culo bajo la braguita del bikini. Llegó a deslizar un dedo por ano, con disimulo.
Pero me frustraba no llegar al orgasmo. Sobre todo cuando mi primita me mantenía tan excitada. Me cansé de esperar esa corrida sísmica que sabía que mi prima me iba a conseguir.
- Vámonos.
De perdidas al rio. Había mucha gente para permitirnos más avances sin montar un escándalo. Así que nos fuimos a los vestuarios y de allí al apartamento lo más rápido posible. No sé cómo conseguí no agarrar sus tetas en el ascensor.
No hacían falta muchas palabras. Ya en el salón, frente a frente, me besó en la boca. Puse las manos en su cintura y sacando el top de la falda que tenía puesta acaricié la suave piel de su vientre. Ya no me iba a echar atrás.
- Por fin te puedo desnudar. Llevo años deseándote.
- ¿Y a qué esperas?. Yo ya he empezado.
Ella directamente me bajó la cremallera del mini short que llevaba. Metió la mano por dentro de la prenda acariciándome el coño. Ya hacía años que ambas prescindíamos bastante de la lencería, sobre todo los veranos que pasábamos juntas.
- No te has puesto unas braguitas en la playa. Picaruela.
- No quería ponértelo difícil.
Ahora fui yo la que subiendo su falda acaricié suavemente los labios de su vulva que llevaba al aire. No nos íbamos a poner las braguitas de los bikinis mojadas.
- Tú tampoco. Has venido desde allí a culo pajarero. Podían haberte visto.
No podría decir que su prima se iba a cortar con ella. Le bajé la falda a los pies. Ella me sacó la camiseta de tirantes por la cabeza. Pero la retorció atando mis antebrazos sobre la cabeza. Sonreía lasciva, viciosa y algo perversa.
Aprovechó que no podía defenderme por tener las muñecas sujetas por mi prenda. Se inclinó y lamió mis axilas y las tetas. No podía decir lo que duró aquello. Solo me limité a gemir y a disfrutarlo.
- Sí que sabes.
Se dedicó a acariciarme mis pequeños pechos duros, cónicos, durante un buen rato. En cuanto soltó mis manos amasaba sus nalgas poderosas. Sus anchas caderas le han desarrollado un culo grande y precioso.
Por fin terminé de sacar su top. Liberando sus pechos grandes, un poco caídos, con los enormes pezones que siempre había admirado. Su figura es mucho más voluptuosa que la mía. Mi tipo físico podía definirlo como de nadadora, nada por delante, nada por detrás.
- Vamos a la cama. Te voy a comer.
- ¿El qué?.
- ¡Toda!.
Por fín me bajó los pantalones cortos arrancándolos de mis nalgas respingonas. Nos fuimos desnudas al dormitorio y nos tumbamos sobre su cama. Por un lado no tenía prisa, quería disfrutar de todo el placer que podía proporcionarme. Por otro necesitaba ese orgasmo.
Mientras seguíamos acariciándonos tiernamente le hice algunas preguntas. Así me contó como la habían seducido esa misma primavera en la playa un día de mucho calor. Por ser temprano en la temporada no había mucha gente en la arena.
- ¿Cómo empezó todo esto?.
- Fue a veinte metros de donde estábamos hoy. Más cerca de las rocas.
- No dije dónde. Sino cómo.
- Una rubia, padecida a mí.
- Osea una curvy.
- Las dos en top less. Cuando quise darme cuenta me había dado un repaso fenomenal.
Se le acercó otra chica también en topless como ella. Puso su toalla al lado y conversando se hicieron amigas muy íntimas evidentemente. Le dio leche bronceadora por el cuerpo, por todo todo el cuerpo. En un masaje muy sensual en el que su nueva amiga-amante se entretuvo mucho. Acariciando sus pechos con la excusa de la crema.
- No me comió el coño allí mismo porque había alguna gente por allí.
Cuando le llegó el turno a las piernas también se interesó mucho por el culete de mi prima que el tanga que usaba ese día descubría por entero. Para entonces, y o yo conocía muy mal a mi prima o esta estaba realmente cachonda con el masaje de su nueva amiga. Pues admitámoslo mi primita es una calentorra.
- Le encantaba mi culo. No hacía más que sobarlo.
- Bueno a mí también me gusta. Tu culo es algo espectacular.
Luego se fueron al agua juntas jugando. La otra lesbiana aprovechó todas las oportunidades que mi prima comenzaba a brindarle de forma totalmente consciente para tocarla.
- Te puedes imaginar que en el mar no se separaba.
- Y tú la dejabas.
- Por supuesto. Me estaba gustando más que si hubiera sido un tío. No te puedes hacer una idea del dedo que me hizo.
- ¿Algo cómo lo que me estas haciendo tú ahora?.
- Lo intento pero me estas interrogando.
En ese momento metió dos dedos lo más que pudo dentro de mí.
- Créeme me está gustando mucho.
Nosotras mientras ella relataba todo eso no dejábamos de tocarnos y besarnos con ternura y suavidad. Y a mí me estaban entrando unos deseos enormes de conocer en el sentido más profundo de la palabra a la amiga de bellos y rotundos pechos y aún mas bello coño de mi prima.
- Vinimos aquí.
- Ya imaginaba que no pararías. Que te conozco.
Después la lesbiana por rematar la faena en caliente acompaño a mi prima a su casa. Por el camino se sinceró del todo con ella. Aunque tampoco hubiera hecho falta ese detalle pues la chica no es nada tonta en esos menesteres. Mi prima sabía por donde iban los tiros desde que empezó a meterle mano en la playa. Pero había que dejar las cosas claras.
Mi adorada pariente por probar, como estaba haciendo yo. Y por que no le habían desagradado nada los toqueteos en la playa la invitó a su piso a tomar algo.
- Le dije que subiera y seguimos. Yo estaba muy decidida. Más que tú
- Lo mío es un experimento. Pero admito que me gusta.
Nada mas entrar se quitaron los blusones y las bragas del bikini y se besaron en la boca, restregando sus pechos generosos y frotando el recortado vello del pubis y todo lo que hay por debajo.
Sobre la alfombra del salón sin llegar a la cama hicieron el amor. Y esa misma mañana yo había caminado descalza sobre esa alfombra. Entre la narración y las caricias estaba cada vez más caliente. No pude aguantar más y conduje la cabeza de mi prima hacia mi coño completamente rasurado.
- Venga cómeme. Demuestra lo que has aprendido.
- Encantada.
Comenzó a lamer mientras yo me acariciaba los pechitos pellizcando mis pezones. Y ella exploraba los labios de mi vulva, torturaba mi clítoris o me penetraba lo mas profundo que le permitía su lengua. Yo jadeaba.
Entonces alguien llamó a la puerta. Estaba claro que mi estreno estaba siendo accidentado. Mi prima enfadada se levantó a ver quien importunaba. Se puso una negligé de seda que la dejaba aún mas bonita que desnuda y fue a abrir. Yo pensaba, excitada, en la sorpresa que se llevaria la persona de la puerta al verla así.
La oía impaciente discutir en el salón con alguien quejándose de que le faltaba paciencia. La sorpresa me la llevé yo cuando la que apareció en la puerta del dormitorio fue la otra lesbiana, su amiga. Iba seguida de mi prima ya completamente desnuda.
- ¡Me has preparado una encerrona!.
- Ya verás como te gusta.
- No me gusta. Creo que me va a encantar. ¡Pero un trío!.
Llevaba un blusón de malla que no dejaba mucho a la imaginación y por entre los agujeros asomaban los pezones rosita claros y muy duros.
- Ella es Coronas. Mi buena amiga.
Mi pariente la ayudó a sacárselo mientras yo sin moverme contemplaba su belleza. Tenía dos curvys para mí sola.
Cuando la prenda sobrepasó la cadera me di cuenta que se había apuntado a eso de no llevar ropa interior. Pues su coñito apareció desafiante y desnudo ante mí.
Antes cuando se marchó mi prima estaba tan excitada que seguí acariciando mi clítoris sin ayuda. El ver aquellos dos cuerpos impresionantes y bellos totalmente desnudos ante mi desencadenó un fuerte orgasmo que me delató con mi gemidos. Llevaba mucho rato cachonda.
- ¿Te ayudo?. Preciosa.
La amiga de mi prima se encargó de lamer esos jugos. Se arrodilló entre mis muslos desnudos y continuó con la labor hasta arrancarme los gritos de un nuevo orgasmo.
- Me habías dicho que era guapa. Pero no que sabía tan bien.
- Yo eso no lo sabía. Apenas me has dejado probarla, impaciente.
Mi pariente tumbada a mi lado besaba mis labios. Sorbía mi aliento. Acariciaba mi lengua y dientes con la suya mientras acariciaba mis pequeños pechos. Comparados con los de las dos casi diminutos y mis pezones de punta.
Correspondí a sus ardientes besos con mi lengua y mi saliva. Rodeaba su talle con uno de mis brazos para tocar sus nalgas poderosas e introducir un dedo en su ano detalle que pareció gustarle. A mí también me gustan los culos.
Con la otra mano le acariciaba el cabello y la cara a Coronas. Quise corresponder y comerle el coñito a mi nueva amiga. Se lo dije.
- Coronas. Quiero seguir experimentando.
- ¿Que quieres hacer?.
- Probarte, probaros a las dos. Lameros.
Ella subió reptando sobre mi cuerpo restregando sus pechos sobre mi abdomen. Mientras besaba mis tetas o frotaba nuestros pechos, cuando ya besaba mi boca, mi lengua. Un poco más arriba y yo me metí los pezones en la boca para chupárselos y lamerlos. Eran como los de mi prima grandes y generosos, más rojos, pues no estaba tan bronceada, pero tan duros como los de mi pariente.
Por fin abriendo bien los muslos sentada sobre mi cara, me puso su vagina en los labios. La besé muy suave el clítoris que había conseguido encontrar con la lengua. Me abrí camino entre los labios suaves depilados penetrándola solo con la lengua, sintiendo todo su sabor en mis papilas.
- ¿Seguro que no lo has hecho nunca?.
A pesar de ser inexperta no parecía hacerlo mal a juzgar por los gemidos con que regalaba mis oídos. Mi prima se desplazó a mi vulva en la que trabajaba haciendo lo mismo que yo en la de su amiga haciéndome chorrear completamente excitada y húmeda.
Del coño seguí lamiendo entre sus muslos hacia su ano. Lo lamí con ganas penetrándolo con un dedo jugando en su interior.
Agotada me separé un poco para verlas a ellas en acción, como se tocaban, acariciaban besaban y masturbaban. Quería, más bien no me quedaba mas remedio que excitarme viendo como se amaban, ver su maestría.
- Seguid vosotras. Quiero verlo.
Aunque pronto volví a entrar en calor y quise unirme. Conseguí introducir mi cabeza entre los muslos de mi prima ya que aún no había probado su vulva, su coñito. Su sabor tan sabroso como el de su amiga.
Tras incontables orgasmos encadenados fue mi prima la que se retiró a relajarse un tanto, dejándonos solas, pero admirando el espectáculo. Sin dejar de acariciarnos a las dos o de meternos un dedo en el ano. Puedo jurar que la piel de esa chica era tan suave que no dejé un milímetro sin tocar o lamer.
- ¡Joder, que lobas!.
No llegamos a dejar el piso en todo el fin de semana y eso que a mí me apetecía salir a bailar y de copas. Pero tener a ese par de calentorras dispuestas a darme placer, a lamer toda mi piel o a cumplir cualquier deseo que mi imaginación expresara era algo inigualable.
Voy en día me considero bisex. Sigo acostándome con quien me gusta. Solo que ahora he ampliado mis horizontes. Estoy deseando que llegue el verano. Volver al apartamento de mi primita. Y así ayudarla a complacer a sus nuevas amigas. A todas ellas.
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Paso los veranos con una prima en una pequeña ciudad de la costa. vacaciones de playa por el día y fiesta por la noche. Llevábamos haciendo eso años.
Las últimas vacaciones todo iba como siempre. Hasta que en nuestro primer día de playa ambas estábamos con los bikinis más breves que teníamos. Le pregunté por los chicos que tenía fichados para algo más que ir a la disco e invitarnos a copas. Dándome un susto de muerte me contestó:
- No me hables de chicos. He cambiado. Soy lesbiana.
Y me lo soltó así, a las bravas sin paños calientes ni anestesia. La conversación se había puesto muy, muy rarita.
Me lo aseguró mucho. Tuvo que repetirlo varias veces. Pero no me lo creí hasta que no puso una mano en una de mis tetas. Lo hizo mirando alrededor, por dentro del sujetador. Y acariciándome el pezón con los dedos.
- Suave nena. Que no soy de piedra.
- Pues esta teta lo parece. Es perfecta.
Tuve que rendirme a la evidencia. Me estaba dando todas las pruebas y una confesión firmada. No me quedó mas remedio que declararla culpable.
- Vale, vale. Te creo.
Siempre he sido de decisiones rápidas y aquella tenía que ser muy rápida. Si no la paraba pronto los pies terminaría bollera. Y por otro lado estaba la tentación de lo que, para que negarlo, me atraía bastante.
Por cierto no era algo tan ignorado pues conocía muy bien su bello cuerpo. Pasábamos juntas todos los veranos y a veces hacíamos topless en la playa. Nos habíamos visto desnudas infinidad de veces por el apartamento. Y nos rozábamos, pero sin deseo sexual o eso creía yo, hasta ese momento.
- Bueno. ¿Ahora quieres más?.
- Todo lo que quieras darme. Me gustas. Pero no quiero presionarte.
La dejé. ¿No suele decirse eso de que a la prima se le arrima?. E incluso me acerqué un poco más y la besé en la boca. Suave, solo un pikito. Pero era para decirle que no me importaba. Que podría incluso agradarme.
- ¿Estás segura?.
- No. Pero podemos hacer un experimento. De eso sí estoy convencida.
- Pero no hay prisa.
Pasamos un rato bonito y sensual. Nos acariciabamos con el protector solar. Jugábamos en el agua metiéndonos mano. Procurábamos qué no nos viera nadie. Un buen coqueteo.
Ella tenía muy claro cómo ponerme cachonda. Solo eran roces pero empezaba a hervir. Notaba sus manos por todas partes, caricias, roces. Llegó a apartar el sujetador del bikini y tocar mis pezones en el agua. Los tenía duros como escarpias. Mientras me ponía crema en la espalda me agarró el culo bajo la braguita del bikini. Llegó a deslizar un dedo por ano, con disimulo.
Pero me frustraba no llegar al orgasmo. Sobre todo cuando mi primita me mantenía tan excitada. Me cansé de esperar esa corrida sísmica que sabía que mi prima me iba a conseguir.
- Vámonos.
De perdidas al rio. Había mucha gente para permitirnos más avances sin montar un escándalo. Así que nos fuimos a los vestuarios y de allí al apartamento lo más rápido posible. No sé cómo conseguí no agarrar sus tetas en el ascensor.
No hacían falta muchas palabras. Ya en el salón, frente a frente, me besó en la boca. Puse las manos en su cintura y sacando el top de la falda que tenía puesta acaricié la suave piel de su vientre. Ya no me iba a echar atrás.
- Por fin te puedo desnudar. Llevo años deseándote.
- ¿Y a qué esperas?. Yo ya he empezado.
Ella directamente me bajó la cremallera del mini short que llevaba. Metió la mano por dentro de la prenda acariciándome el coño. Ya hacía años que ambas prescindíamos bastante de la lencería, sobre todo los veranos que pasábamos juntas.
- No te has puesto unas braguitas en la playa. Picaruela.
- No quería ponértelo difícil.
Ahora fui yo la que subiendo su falda acaricié suavemente los labios de su vulva que llevaba al aire. No nos íbamos a poner las braguitas de los bikinis mojadas.
- Tú tampoco. Has venido desde allí a culo pajarero. Podían haberte visto.
No podría decir que su prima se iba a cortar con ella. Le bajé la falda a los pies. Ella me sacó la camiseta de tirantes por la cabeza. Pero la retorció atando mis antebrazos sobre la cabeza. Sonreía lasciva, viciosa y algo perversa.
Aprovechó que no podía defenderme por tener las muñecas sujetas por mi prenda. Se inclinó y lamió mis axilas y las tetas. No podía decir lo que duró aquello. Solo me limité a gemir y a disfrutarlo.
- Sí que sabes.
Se dedicó a acariciarme mis pequeños pechos duros, cónicos, durante un buen rato. En cuanto soltó mis manos amasaba sus nalgas poderosas. Sus anchas caderas le han desarrollado un culo grande y precioso.
Por fin terminé de sacar su top. Liberando sus pechos grandes, un poco caídos, con los enormes pezones que siempre había admirado. Su figura es mucho más voluptuosa que la mía. Mi tipo físico podía definirlo como de nadadora, nada por delante, nada por detrás.
- Vamos a la cama. Te voy a comer.
- ¿El qué?.
- ¡Toda!.
Por fín me bajó los pantalones cortos arrancándolos de mis nalgas respingonas. Nos fuimos desnudas al dormitorio y nos tumbamos sobre su cama. Por un lado no tenía prisa, quería disfrutar de todo el placer que podía proporcionarme. Por otro necesitaba ese orgasmo.
Mientras seguíamos acariciándonos tiernamente le hice algunas preguntas. Así me contó como la habían seducido esa misma primavera en la playa un día de mucho calor. Por ser temprano en la temporada no había mucha gente en la arena.
- ¿Cómo empezó todo esto?.
- Fue a veinte metros de donde estábamos hoy. Más cerca de las rocas.
- No dije dónde. Sino cómo.
- Una rubia, padecida a mí.
- Osea una curvy.
- Las dos en top less. Cuando quise darme cuenta me había dado un repaso fenomenal.
Se le acercó otra chica también en topless como ella. Puso su toalla al lado y conversando se hicieron amigas muy íntimas evidentemente. Le dio leche bronceadora por el cuerpo, por todo todo el cuerpo. En un masaje muy sensual en el que su nueva amiga-amante se entretuvo mucho. Acariciando sus pechos con la excusa de la crema.
- No me comió el coño allí mismo porque había alguna gente por allí.
Cuando le llegó el turno a las piernas también se interesó mucho por el culete de mi prima que el tanga que usaba ese día descubría por entero. Para entonces, y o yo conocía muy mal a mi prima o esta estaba realmente cachonda con el masaje de su nueva amiga. Pues admitámoslo mi primita es una calentorra.
- Le encantaba mi culo. No hacía más que sobarlo.
- Bueno a mí también me gusta. Tu culo es algo espectacular.
Luego se fueron al agua juntas jugando. La otra lesbiana aprovechó todas las oportunidades que mi prima comenzaba a brindarle de forma totalmente consciente para tocarla.
- Te puedes imaginar que en el mar no se separaba.
- Y tú la dejabas.
- Por supuesto. Me estaba gustando más que si hubiera sido un tío. No te puedes hacer una idea del dedo que me hizo.
- ¿Algo cómo lo que me estas haciendo tú ahora?.
- Lo intento pero me estas interrogando.
En ese momento metió dos dedos lo más que pudo dentro de mí.
- Créeme me está gustando mucho.
Nosotras mientras ella relataba todo eso no dejábamos de tocarnos y besarnos con ternura y suavidad. Y a mí me estaban entrando unos deseos enormes de conocer en el sentido más profundo de la palabra a la amiga de bellos y rotundos pechos y aún mas bello coño de mi prima.
- Vinimos aquí.
- Ya imaginaba que no pararías. Que te conozco.
Después la lesbiana por rematar la faena en caliente acompaño a mi prima a su casa. Por el camino se sinceró del todo con ella. Aunque tampoco hubiera hecho falta ese detalle pues la chica no es nada tonta en esos menesteres. Mi prima sabía por donde iban los tiros desde que empezó a meterle mano en la playa. Pero había que dejar las cosas claras.
Mi adorada pariente por probar, como estaba haciendo yo. Y por que no le habían desagradado nada los toqueteos en la playa la invitó a su piso a tomar algo.
- Le dije que subiera y seguimos. Yo estaba muy decidida. Más que tú
- Lo mío es un experimento. Pero admito que me gusta.
Nada mas entrar se quitaron los blusones y las bragas del bikini y se besaron en la boca, restregando sus pechos generosos y frotando el recortado vello del pubis y todo lo que hay por debajo.
Sobre la alfombra del salón sin llegar a la cama hicieron el amor. Y esa misma mañana yo había caminado descalza sobre esa alfombra. Entre la narración y las caricias estaba cada vez más caliente. No pude aguantar más y conduje la cabeza de mi prima hacia mi coño completamente rasurado.
- Venga cómeme. Demuestra lo que has aprendido.
- Encantada.
Comenzó a lamer mientras yo me acariciaba los pechitos pellizcando mis pezones. Y ella exploraba los labios de mi vulva, torturaba mi clítoris o me penetraba lo mas profundo que le permitía su lengua. Yo jadeaba.
Entonces alguien llamó a la puerta. Estaba claro que mi estreno estaba siendo accidentado. Mi prima enfadada se levantó a ver quien importunaba. Se puso una negligé de seda que la dejaba aún mas bonita que desnuda y fue a abrir. Yo pensaba, excitada, en la sorpresa que se llevaria la persona de la puerta al verla así.
La oía impaciente discutir en el salón con alguien quejándose de que le faltaba paciencia. La sorpresa me la llevé yo cuando la que apareció en la puerta del dormitorio fue la otra lesbiana, su amiga. Iba seguida de mi prima ya completamente desnuda.
- ¡Me has preparado una encerrona!.
- Ya verás como te gusta.
- No me gusta. Creo que me va a encantar. ¡Pero un trío!.
Llevaba un blusón de malla que no dejaba mucho a la imaginación y por entre los agujeros asomaban los pezones rosita claros y muy duros.
- Ella es Coronas. Mi buena amiga.
Mi pariente la ayudó a sacárselo mientras yo sin moverme contemplaba su belleza. Tenía dos curvys para mí sola.
Cuando la prenda sobrepasó la cadera me di cuenta que se había apuntado a eso de no llevar ropa interior. Pues su coñito apareció desafiante y desnudo ante mí.
Antes cuando se marchó mi prima estaba tan excitada que seguí acariciando mi clítoris sin ayuda. El ver aquellos dos cuerpos impresionantes y bellos totalmente desnudos ante mi desencadenó un fuerte orgasmo que me delató con mi gemidos. Llevaba mucho rato cachonda.
- ¿Te ayudo?. Preciosa.
La amiga de mi prima se encargó de lamer esos jugos. Se arrodilló entre mis muslos desnudos y continuó con la labor hasta arrancarme los gritos de un nuevo orgasmo.
- Me habías dicho que era guapa. Pero no que sabía tan bien.
- Yo eso no lo sabía. Apenas me has dejado probarla, impaciente.
Mi pariente tumbada a mi lado besaba mis labios. Sorbía mi aliento. Acariciaba mi lengua y dientes con la suya mientras acariciaba mis pequeños pechos. Comparados con los de las dos casi diminutos y mis pezones de punta.
Correspondí a sus ardientes besos con mi lengua y mi saliva. Rodeaba su talle con uno de mis brazos para tocar sus nalgas poderosas e introducir un dedo en su ano detalle que pareció gustarle. A mí también me gustan los culos.
Con la otra mano le acariciaba el cabello y la cara a Coronas. Quise corresponder y comerle el coñito a mi nueva amiga. Se lo dije.
- Coronas. Quiero seguir experimentando.
- ¿Que quieres hacer?.
- Probarte, probaros a las dos. Lameros.
Ella subió reptando sobre mi cuerpo restregando sus pechos sobre mi abdomen. Mientras besaba mis tetas o frotaba nuestros pechos, cuando ya besaba mi boca, mi lengua. Un poco más arriba y yo me metí los pezones en la boca para chupárselos y lamerlos. Eran como los de mi prima grandes y generosos, más rojos, pues no estaba tan bronceada, pero tan duros como los de mi pariente.
Por fin abriendo bien los muslos sentada sobre mi cara, me puso su vagina en los labios. La besé muy suave el clítoris que había conseguido encontrar con la lengua. Me abrí camino entre los labios suaves depilados penetrándola solo con la lengua, sintiendo todo su sabor en mis papilas.
- ¿Seguro que no lo has hecho nunca?.
A pesar de ser inexperta no parecía hacerlo mal a juzgar por los gemidos con que regalaba mis oídos. Mi prima se desplazó a mi vulva en la que trabajaba haciendo lo mismo que yo en la de su amiga haciéndome chorrear completamente excitada y húmeda.
Del coño seguí lamiendo entre sus muslos hacia su ano. Lo lamí con ganas penetrándolo con un dedo jugando en su interior.
Agotada me separé un poco para verlas a ellas en acción, como se tocaban, acariciaban besaban y masturbaban. Quería, más bien no me quedaba mas remedio que excitarme viendo como se amaban, ver su maestría.
- Seguid vosotras. Quiero verlo.
Aunque pronto volví a entrar en calor y quise unirme. Conseguí introducir mi cabeza entre los muslos de mi prima ya que aún no había probado su vulva, su coñito. Su sabor tan sabroso como el de su amiga.
Tras incontables orgasmos encadenados fue mi prima la que se retiró a relajarse un tanto, dejándonos solas, pero admirando el espectáculo. Sin dejar de acariciarnos a las dos o de meternos un dedo en el ano. Puedo jurar que la piel de esa chica era tan suave que no dejé un milímetro sin tocar o lamer.
- ¡Joder, que lobas!.
No llegamos a dejar el piso en todo el fin de semana y eso que a mí me apetecía salir a bailar y de copas. Pero tener a ese par de calentorras dispuestas a darme placer, a lamer toda mi piel o a cumplir cualquier deseo que mi imaginación expresara era algo inigualable.
Voy en día me considero bisex. Sigo acostándome con quien me gusta. Solo que ahora he ampliado mis horizontes. Estoy deseando que llegue el verano. Volver al apartamento de mi primita. Y así ayudarla a complacer a sus nuevas amigas. A todas ellas.
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