Luna & Alex: confesiones calientes y preguntas sin vergüenza

AlexyLunaSecrets

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26 Nov 2025
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Hola, forer@s!

Somos Luna y Alex y estamos iniciándonos en el mundillo swinger. Llevamos tiempo participando por aquí y, después de muchas conversaciones, mensajes y risas leyendo algunos hilos… pues eso: hemos decidido abrir nuestro propio rincón. Nuestra idea es la siguiente:

🔥 Compartir nuestras experiencias, anécdotas, experimentos en pareja...
🔥 Responder preguntas “incómodas”, curiosas o atrevidas...
🔥 Y, por qué no… alimentar un poco ese voyeurismo sano que tanto nos gusta por aquí...

Yo, Alex, seré el encargado de lanzar preguntas a Luna: esas que normalmente solo se hacen cuando estamos cachondos y queremos morbosear… Y que ella responderá sin filtros. Muchas preguntas ya se las he hecho anteriormente en privado, ya que nos pone a cien disfrutar del juego de las preguntas y respuestas íntimas.

Y por supuesto, vosotros también podéis preguntar lo que queráis. Ella tiene fama entre nuestros amigos de ser “peligrosamente sincera”. Yo... también responderé sin problema, que no me asusto tan fácil.

Luna promete contestar cuando vea suficientes caritas curiosas por aquí :ROFLMAO:

Ya sabéis: no os cortéis, no seáis tímidos, dadle al morbo, comentad, entrad al trapo… ¡y preguntad lo que os gustaría saber!

Saludos!:love:
 
Para romper el hielo, empezamos con una pregunta mía, la pregunta que todo hombre quiere saber y que se ha tratado en el foro mil veces:

💙 Pregunta de Alex: Se sincera... ¿El tamaño importa? ¿Cómo te gustan de verdad las pollas?

🩷 Respuesta de Luna: Aunque he disfrutado del sexo con todas mis parejas y no he tenido problemas para correrme con ninguna de ellas, ya que tengo bastante facilidad para ello, al final creo que el tamaño si que influye, ya que siempre va a estimularte más un pene que sea sobretodo más grueso. Eso si, la destreza del amante influye muchísimo, pero la realidad es esa, BUEN AMANTE + PENE GRANDE 🍆 = UNA DELICIA.

En cuanto a las pollas que me gustan, la verdad que nunca he probado una polla que sea extraordinariamente grande. La mayor que he probado es la de una expareja que le mediría unos 19-20 centímetros y la verdad que la tenía muy gruesa (casi no me entraba en la boca cuando se la chupaba). El chaval me follaba muy bien, aguantaba mucho sin correrse y la verdad que la polla también ayudaba (no te pongas celoso, Alex... :ROFLMAO:).

No creo que pollas mucho más grandes aporten mucho más respecto al placer que dan, aunque visualmente si me gustan. Me pone más imaginarme pajeando una superpolla negra y disfrutando de su tamaño en mi mano, que penetrándome... es como algo psicológico...

Eso sí, la mejor polla del mundo la de mi Alex :love:
 
Pregunta ya que os he conocido por la respuesta en mi hilo..

Si vais a una nudista, y alguien se os queda mirando, ella de que es mas:

Joven 35 para abajo
Maduro 50 para arriba
 
Hola, pareja! Luna, tengo unas preguntas para ti. ¿Te gusta hablar mientras follais? ¿Qué sueles decirle a Álex en esos momentos? ¿Qué te dice él? Y de esas cosas que te dice, ¿qué es lo que más cachonda te pone? Os felicito por este hilo, que promete mucho morbo!
 
Hola Luna, a mi me apetecería saber que gritas, o exclamas o susurras .. cuando notas que te vas a correr

Tu expresión favorita vamos
 
Pregunta ya que os he conocido por la respuesta en mi hilo..

Si vais a una nudista, y alguien se os queda mirando, ella de que es mas:

Joven 35 para abajo
Maduro 50 para arriba
🩷 Hola!! Pues la verdad que depende mucho de si el chico me parece atractivo o no... hay hombres de más de 50 años muy pero que muy atractivos :love:

Eso sí, si me das a elegir y ambos me parecen atractivos, prefiero un joven de menos de 35 años... :ROFLMAO:
 
Hola, pareja! Luna, tengo unas preguntas para ti. ¿Te gusta hablar mientras follais? ¿Qué sueles decirle a Álex en esos momentos? ¿Qué te dice él? Y de esas cosas que te dice, ¿qué es lo que más cachonda te pone? Os felicito por este hilo, que promete mucho morbo!
🩷 Pues la verdad es que yo no soy mucho de hablar mientras follo. Me gusta más escuchar a Alex, me gusta que me cuente historias y a el también le gusta contarlas. Muchas veces me va contando una historia, simulando que estoy follando con otro, normalmente con la polla muy grande o que me lo monto con algún ex... Alex dice que nota que así me pongo más cachonda, que me empiezo a mover mucho más fuerte y me corro antes... pero yo le digo que no es verdad :ROFLMAO::ROFLMAO::ROFLMAO:
 
Hola Luna, a mi me apetecería saber que gritas, o exclamas o susurras .. cuando notas que te vas a correr

Tu expresión favorita vamos
🩷 Sin duda, mi expresión favorita son unos buenos gemidos al correrme :cool: Y Alex diciéndome que gima fuerte, que le pone muy cachondo...
 
¿Siempre has sido así o hubo un momento en tu vida en que pasaste de ser una chica recatada a ser un zorrón? Lo de zorrón lo digo como piropo, por si acaso :cool:
 
Luna, ¿qué es lo más guarro y morboso que has hecho en el sexo? Alguna situación que te haya hecho sentirte especialmente sucia y caliente.
 
Buenas pareja, que os queda por probar y de las experiencias que habéis tenido, os arrepentís de alguna?
 
¿Siempre has sido así o hubo un momento en tu vida en que pasaste de ser una chica recatada a ser un zorrón? Lo de zorrón lo digo como piropo, por si acaso :cool:
🩷 Hola Bicharraco, pues la verdad que desde que tuve mi primera pareja sexual siempre he sido muy activa. No he tenido muchísimas parejas, pero siempre me ha gustado disfrutar del sexo... Con Alex siempre fue genial, pero llevamos un par de años que nos estamos abriendo a nuevas experiencias... y nos encanta... Por cierto, gracias por el piropo :ROFLMAO:
 
Luna, ¿qué es lo más guarro y morboso que has hecho en el sexo? Alguna situación que te haya hecho sentirte especialmente sucia y caliente.
🩷 Pues si tienes un poco de paciencia estoy preparando unos relatos de unas experiencias vividas en primera persona que creo que os pueden gustar, próximamente en este mismo hilo.
 
Buenas pareja, que os queda por probar y de las experiencias que habéis tenido, os arrepentís de alguna?
🩷 Actualmente nos estamos iniciando en el mundillo swinger y ya hemos vivido algunas experiencias soft, pero nos faltan los intercambios completos. No se, también nos gustaría tener experiencias exhibicionistas, tríos, visitar Cap d'Agde... siempre quedan cosas divertidas por hacer.

Y por otro lado, sinceramente, no nos arrepentimos de ninguna experiencia vivida.
 
Hoy quiero contar una historia que creo que les puede gustar; fue cuando era una cría, en una noche de auténtico desfase. La verdad es que puede parecerles una historia exagerada, pero les juro que fue así. Es más, creo que esa noche estuve con más chicos de los que voy a contar, pero no logro acordarme debido a lo que bebí. Recuerdo que al día siguiente pensé: joder Luna, te has pasado!!! A Álex es una de las historias que más cachondo le ponen de todas las que le he contado :ROFLMAO::ROFLMAO:.

Entonces todavía estaba con el novio con el que había follado la primera vez, ese del que ya he hablado en otras ocasiones, buena polla y buen follador, disfruté mucho del sexo con él. Eso sí, era casi al final de esa relación y yo me había enterado de unas cuantas infidelidades que él había tenido, incluyendo alguna prostituta. La verdad es que tras enterarme de todo esto, yo también me había follado un par de veces a un compañero de la universidad.

El caso es que los compañeros de la universidad decidimos ir a pasar la noche del sábado a disfrutar dela fiesta en el sur de la isla. Fuimos unos quince chicos y chicas a un hotel que está bastante cerca de la zona de discotecas, y entre los chicos se encontraba el que me había follado un par de veces. Si digo la verdad no es que me gustara mucho y tenía la polla larga pero muy fina, no tenía nada que ver con la de mi novio.

Cuando cogimos los coches para ir al sur ya salí con la intención de emborracharme y disfrutar como una loca de la fiesta y, por supuesto, de todos los tíos que se me pusieran a tiro, quería disfrutar y olvidarme del cerdo de la polla gorda...

Una vez llegamos al sur nos distribuimos en las distintas habitaciones del hotel, compartiendo yo habitación con una de mis mejores amigas. Tras instalarnos nos reunimos en una de las habitaciones más grandes y empezamos a tomar las bebidas alcohólicas que habíamos comprado en el supermercado...éramos jóvenes y teníamos poca pasta!!

Tras un buen rato bebiendo y ya con un buen pedo nos fuimos a las habitaciones a cambiarnos para salir. Me maquillé como una auténtica zorra y me vestí toda de negro, zapatos de tacón alto, minifalda y un top negro sin sujetador que me había prestado mi compañera de habitación y que marcaba todas las tetas.

Cenamos y nos fuimos a la discoteca de moda que acostumbrábamos a salir cuando íbamos al sur. Cuando entré en la discoteca, ya bastante borracha, supe que esa noche iba a disfrutar a tope, estaba muy cachonda y con ganas de ajustar cuentas con el de la polla gorda.

Seguimos bebiendo y yo cada vez estaba más cómoda, disfrutando de la música y del ambientazo de la discoteca. Yo sabía que gustaba, notaba como los chicos me miraban, como disfrutaban de la vista de mis pezones tras el top que me había prestado mi amiga. Me sentía libre, excitada y con ganas de dejarme llevar por la lujuria.

Al cabo de un rato en la disco vi a Sergio, un personaje con cara de chulo, pero que estaba buenísimo. Ya lo conocía de otras ocasiones y la gente me había advertido que era un tío problemático que tuviera cuidado con él. Además tenía una amiga que había follado con él y la cosa no acabó bien. El problema era que cada vez que se acercaba sentía como se me humedecían las bragas. Su comportamiento chulesco era odioso, pero tenía algo que embaucaba, un sentimiento de amor – odio. Por un lado me causaba rechazo, pero por otro estaba deseando enrollarme con él.

Yo estaba en medio de la pista de baile y Sergio me abordó desde atrás. Me agarró la cadera y pegó su cuerpo junto al mío. Empezó a moverse al ritmo de la música, y su polla empezó a empalmarse al frotarse contra mi culo. Me giré haciendo como que me molestaba, pero estaba muy caliente. Empecé a bailar más provocativa, sabía que yo estaba cachonda, pero Sergio también lo estaba.

Poco después me cogió el culo con descaro, y me dijo que tenía un culo que lo estaba volviendo loco. No me extraña, siempre tuve un buen culazo que gustaba mucho a los hombres... 🍑

El caso es que al tocarme el culo yo me hice la interesante y le llamé gilipollas, respondiéndome él que yo era una zorra.

En medio de este tira y afloja totalmente escenificado (porque yo estaba cachonda aunque me hacía la interesante) a Sergio no se le ocurrió otra cosa de cogerme de la mano y sacarme de la pista medio arrastras. La gente miraba flipando, algunos se reían, otros silbaban... pero yo me dejé hacer entre sorprendida y excitada.

Me llevó fuera de la discoteca, a un callejón que estaba junto al aparcamiento. Me empujó suave contra la pared y me besó sin avisar. Yo respondí con furia, besándole, mordiéndole la boca, enredando nuestras lenguas como si fuera la primera vez que nos enrollábamos con otra persona.

Recuerdo que él no podía dejar de tocarme el culo sin parar, estaba totalmente obsesionado apretando mis nalgas con fuerza, notaba que eso le ponía cachondísimo.

Yo estaba totalmente empapada, pero no quería que él se creciera, me hacía la interesante aunque mi coño se estaba deshaciendo.

Tras un rato de magreo bestial Sergio me dijo que nos fuéramos al coche, que tenía apartado muy cerca. Era un Seat León negro. Nos metimos en el asiento trasero, primero yo y luego él. Me tumbé y él se puso sobre mí, besándome con rabia. Él me subió la falda y empezó a tocarme el coño por encima de las bragas, al tiempo que apretaba mis tetas con tanta fuerza que me hacía algo de daño, pero siempre me ha gustado que los hombres me traten duro.

Yo respondí tocándole su polla por encima del pantalón, sintiendo como se ponía dura como la piedra. Sergio estaba a punto de reventar de la excitación y me dijo que me quería follar ya. El problema es que no llevaba condón y yo me negué en rotundo a que me follara a pelo, ya que en ese momento yo estaba muy preocupada por las enfermedades de transmisión sexual y no estaba dispuesta a arriesgarme.

Al principio Sergio se quedó medio en shock, ya que ya se estaba viendo con su polla dentro de mi coño, pero tras unos segundos sonrió y dijo que él no se iba a quedar así después de ese calentón. Se incorporó un poco y se sacó la polla, era una polla bastante gruesa, venosa y estaba brillando por el líquido preseminal de tanta excitación. Puso su polla a la altura de mi vientre y empezó a hacerse una paja, con su mirada clavada en mis ojos, jadeando.

Yo lo miraba absorta, sin decir nada, con el coño empapado y el pecho subiendo y bajando al compás de la respiración. Él se pajeaba con fuerza, salvaje, con violencia, pasando de mí y concentrado solo en su placer. No llevaba ni medio minuto haciéndose la paja cuando empezó a gritar ¡Me corro, me corro, joder...! y se corrió a lo bestia de una forma increíble. Un primer chorro grueso de semen espeso salió disparado, caliente y directo al top que me había prestado mi amiga. Luego otro chorro. Y otro. Y otro más. Toda la carga de sus huevos manchó la tela ajustada que cubría mis pechos. Yo veía la mancha crecer en mi top con una mezcla de asco, placer y morbo.

Sergio me dijo que vaya corrida, que vaya gustazo, y tras unos segundos en silencio nos incorporamos, nos subimos la ropa como pudimos, sin molestarme en limpiarme la corrida sobre mi pecho y nos fuimos dentro de la discoteca. El hizo honor a su fama y se piró solo a tomarse una copa. Tampoco me importó mucho, la noche estaba empezando y volví a la pista a bailar y a continuar bebiendo.

Yo estaba bastante desfasada bailando en el centro de la pista, dejándome llevar por la música y las copas que llevaba. En esa situación dos chicos un poco más mayores que yo se pusieron a bailar conmigo y viendo que estaba receptiva me empezaron a besar, cosa que yo disfruté mucho, la sensación de besarme con dos tíos a la vez y sentirme deseada de esa forma me encantó. La verdad es que para una mujer con deseo y ganas de disfrutar sin esconderse es bastante fácil ligar, y esa noche lo dejó claro.

Pero estando enrollándome con esos dos desconocidos vi a uno de los hombres más guapos que he visto en mi vida. Era alto, imponente, rapado, sonriente y con mucha confianza.No lo dudé y me fui hacia el, dejando a los otros dos chicos con las ganas de más.

Cruzamos miradas y empezamos a bailar, no mucho, la verdad, prácticamente ni hablamos. Unos minutos después estábamos apoyados contra un muro en la parte trasera de la discoteca, a oscuras, besándonos desesperadamente. Sus manos recorrían mi espalda, mi cintura, mi culo... hasta que deslizó una de ellas entre mis piernas. Yo no dije nada, solo abrí un poco más mis piernas dejándole hacer, dejándole explorar... Y el sabía bien lo que hacía, me bajó un poco la ropa interior y me metió los dedos entre los labios mojados de mi coño, suave al principio yl uego más profundo y rápido. El pulgar rozaba mi clítoris y yo solo podía jadear y temblar.

El me besaba, me lamía, me mordía y no paraba de mover los dedos dentro de mi, jugando con los ángulos y encontrando el ritmo perfecto. Estuvo así un buen rato hasta que me estremecí y me corrí a lo bestia. Por supuesto, recompensé ese orgasmo bajándole la bragueta, sacándole la polla y haciéndole una paja. Recuerdo que su polla era bastante normalita, pero daba igual, era un encanto de chico. La tenía muy mojada y tras unos minutos pajeándole se corrió, echando la lefa al suelo, junto a mí. Nos besamos un rato más... ya he dicho que era un encanto? Luego volvimos a la discoteca, yo a seguir con lo mío...

Como no podía ser de otra manera, yo continué disfrutando, sentía un calor que crecía dentro de mí y estaba desatada. Fijé un nuevo objetivo, no se quién era, no recuerdo su nombre, pero paso lo que yo quise que pasara. Tras un rato besándonos dentro de la discoteca salimos fuera y caminamos un poco más lejos que las otras ocasiones en las que ya había salido anteriormente. El chico me guió hasta una calle poco iluminada, hasta el borde de una obra en construcción. Una pared de ladrillos medio levantada nos ofrecía una sombra discreta, y ahí nos detuvimos a darle al asunto...

El chico se apoyó contra la pared y yo me coloqué frente a él, metiendo mis manos por dentro de su camiseta para disfrutar de su cuerpo. Nos besamos como si lleváramos días sin tocar a nadie, aunque eso, al menos por mi parte, era rigurosamente falso. Nuestras lenguas chocaban hambrientas y nuestros cuerpos se frotaban de forma que no podéis imaginar.

Minutos después el me rodeó la cintura con fuerza, apretando su pelvis contra la mía. Por supuesto, podía notar su polla dura, a reventar, marcándose a través del pantalón con cada roce. Yo empecé a moverme con toda la intención, frotándome contra él, llevando el ritmo con las caderas, provocándolo a propósito.

Sus manos se perdieron debajo de mi top, ya manchado por una corrida anterior de otro hombre, buscando mi piel, mis tetas, buscando el contacto directo. Yo jadeaba contra su cuello, mientras él suspiraba de forma entrecortada. El ritmo era cada vez más rápido, más desesperado. Los dos sabíamos donde nos estaba llevando aquello, estábamos muy cachondos.

Y de repente, él detuvo el movimiento, con la respiración rota, diciéndome “Espera... para, para...”. Yo me quedé quieta, confusa mirándole sin entender qué estaba pasando, pero al bajar la vista la respuesta fue evidente: una mancha húmeda, oscura y muy visible se extendía por su pantalón, marcando con claridad la forma abultada de su polla recién liberada. El pobre acababa de correrse ahí mismo, sin que ninguno de los dos lo hubiera planeado.

Él bajo la cabeza, algo avergonzado, y yo lo consolé diciéndole que era normal, que no pasaba nada, respondiendo el chaval con una risa nerviosa. Después empezamos a vacilar, recuerdo que yo le decía que pensaba que iba a necesitar más trabajo. Nos reímos, al fin y al cabo lo habíamos pasado bien (él más que yo...). Luego volvimos caminando a la discoteca y yo seguí a lo mío, disfrutando de la noche.

Después de haber disfrutado de aquellos momentos salvajes con varios chicos la discoteca cerraba, pero mis ganas de fiesta seguían a tope. Cuando llegué caminando al hotel donde nos hospedábamos fui directamente al cuarto de Jairo, el chico con el que había puesto los cuernos a mi novio en un par de ocasiones. La habitación de Jairo también era compartida, pero sus compañeros no habían llegado todavía, supongo que estarían intentando follarse desesperadamente a alguna tía de los garitos que cerraban más tarde.

Lo reconozco, aunque no me gustaba especialmente, utilice a Jairo para satisfacer el calentón que llevaba después de esa noche de locos que había disfrutado. Toqué a la puerta y el me abrió medio dormido. El, que había visto parte de mis aventuras en la discoteca me dijo ¿ya te has cansado de follarte a todos los tíos que se te han cruzado en la discoteca? Yo le dije que se callara, le di la mano y lo llevé a su cama. Le bajé sus calzoncillos boxer despacio y allí estaba su polla, larga, delgada, torcida hacia la izquierda, completamente diferente a la de mi novio y justo por eso me daba morbo.

Envolví su polla con mi mano sin pedir permiso, apretando fuerte desde la base. No estaba totalmente empalmada, pero enseguida respondió al contacto de mi mano poniéndose dura como una estaca. La empecé a masturbar con ritmo rápido, con rabia contenida, iba a pagar con esa polla lo cachonda que estaba...

Él cogió un condón, me lo dio y yo lo deslice sobre su polla. No tuve contemplaciones, estaba cachonda y me puse sobre él, metiéndome su polla hasta el fondo de un solo envite. Empecé a moverme rápido, frotando mi clítoris con su pubis, ya que tenía su polla encajada hasta el fondo, hasta los mismos huevos. No tarde en correrme, siempre he tenido facilidad para llegar al orgasmo en esa posición, así que me corrí acostándome sobre su pecho.

Él había bebido bastante, por lo que el alcohol hacía de retardante e impedía que se corriera con un coño totalmente mojado y abierto, así que tuve que desmontarlo y comencé a pajearle a lo bestia. Le quité el condón para que sintiera más. Desde la base mi puño subía y bajaba con fuerza. No era una caricia. Era una paja dura, aunque bien lubricada con el líquido preseminal. Yo lo masturbaba con ritmo firme, mi muñeca trabajando sin pausa, cada movimiento apretando justo al borde del dolor. No me importaba. Quería verlo rendido.

Jairo gimió, cerrando los ojos y dejándose llevar. Yo no dejaba de mirarle a los ojos, ni de apretar ni de acelerar. Tuve que cambiar varias veces de mano ya que se me cansaba. Tardó mucho en correrse, las copas hacían que Jairo aguantara mucho sin correrse, pero yo no paraba, le estaba regalando la mejor paja de su vida.

Pasaron cinco, seis, siete minutos... y Jairo no acababa. Con la mano izquierda le acariciaba los huevos, mientras que con la derecha continuaba el sube y baja de forma frenética. Le hablaba en susurros cosas sucias, le pedía que se corriera ya, hasta que al final note como los músculos de sus piernas se endurecían. Entones empecé a darle todavía más rápido, hasta que por fin llegó el orgasmo. Cuando Jairo por fin se corrió fue como si algo explotara: un chorro denso, caliente, brotando en el aire, salpicando mi mano y deslizándose entre mis dedos, por mi muñeca, por sus huevos. Luego vinieron otros chorros más, menos potentes pero igual de densos. No recuerdo haber visto nunca una corrida tan abundante (lo siento Álex, las tuyas tampoco...:love:).

Después de la corrida me limpié la mano llena de semen caliente directamente en sus huevos y en el vello de la base de su polla, como quien deja orgullosamente una firma. Me acerqué y le di un beso con lengua, dándole las buenas noches y marchándome a mi habitación, sin más.

Recuerdo que fue muy divertido el momento de despertarme, con la garganta seca y con una resaca de escándalo. Me acordé de todos los tíos con los que me había enrollado (ahora creo que he olvidado alguno) y pensé: joder, se me ha ido la bola. Pero nunca me he arrepentido de nada, quizás de no follarme a alguno de ellos.

El top prestado estaba tirado al lado de mi cama, con la mancha blanca y seca en el centro, justo en el espacio de mis tetas y vientre. La tela rígida por el semen sexo, no había forma de disimularlo. Me duche, metí el top en una bolsa y selos devolví a su propietaria, mi compañera de habitación. No tenía ninguna intención de fingir nada, simplemente se lo devolví en la bolsa, diciéndole que estaba manchado de corrida. Ella se empezó a reír, ya que tampoco era una santa y había toreado en muchas plazas también. Eso sí me preguntó cómo había sido y yo le dije la verdad: era de un tío que se corrió encima de mi en su coche, que no lo había dejado follarme porque no tenía condones y había acabado pajeándose encima de mí... Ella no paraba de reírse, abrió la bolsa y lo inspeccionó y terminó diciendo que si todo eso era suyo, que vaya corrida, que se había quedado a gusto... :ROFLMAO::ROFLMAO::ROFLMAO::ROFLMAO::ROFLMAO::ROFLMAO::ROFLMAO::ROFLMAO::ROFLMAO:

Lo pasé muy bien esa noche, la verdad.

Eso sí, al regresar del fin de semana hubo problemas en el paraíso, ya que mi novio, el pollón, se había enterado de lo que había pasado. No sé exactamente cómo, pero está claro que alguna de mis compañeras se había ido de la lengua, quizás con un propósito oscuro... vamos que quería quitarme de en medio para poder follárselo ella.

Pero eso lo contaré en la segunda parte de esta historia... Besos!! 💋💋💋

Álex... ¿te gusta que te recuerde cómo me follaron esa noche? :love::love:
 
Hoy quiero contar una historia que creo que les puede gustar; fue cuando era una cría, en una noche de auténtico desfase. La verdad es que puede parecerles una historia exagerada, pero les juro que fue así. Es más, creo que esa noche estuve con más chicos de los que voy a contar, pero no logro acordarme debido a lo que bebí. Recuerdo que al día siguiente pensé: joder Luna, te has pasado!!! A Álex es una de las historias que más cachondo le ponen de todas las que le he contado :ROFLMAO::ROFLMAO:.

Entonces todavía estaba con el novio con el que había follado la primera vez, ese del que ya he hablado en otras ocasiones, buena polla y buen follador, disfruté mucho del sexo con él. Eso sí, era casi al final de esa relación y yo me había enterado de unas cuantas infidelidades que él había tenido, incluyendo alguna prostituta. La verdad es que tras enterarme de todo esto, yo también me había follado un par de veces a un compañero de la universidad.

El caso es que los compañeros de la universidad decidimos ir a pasar la noche del sábado a disfrutar dela fiesta en el sur de la isla. Fuimos unos quince chicos y chicas a un hotel que está bastante cerca de la zona de discotecas, y entre los chicos se encontraba el que me había follado un par de veces. Si digo la verdad no es que me gustara mucho y tenía la polla larga pero muy fina, no tenía nada que ver con la de mi novio.

Cuando cogimos los coches para ir al sur ya salí con la intención de emborracharme y disfrutar como una loca de la fiesta y, por supuesto, de todos los tíos que se me pusieran a tiro, quería disfrutar y olvidarme del cerdo de la polla gorda...

Una vez llegamos al sur nos distribuimos en las distintas habitaciones del hotel, compartiendo yo habitación con una de mis mejores amigas. Tras instalarnos nos reunimos en una de las habitaciones más grandes y empezamos a tomar las bebidas alcohólicas que habíamos comprado en el supermercado...éramos jóvenes y teníamos poca pasta!!

Tras un buen rato bebiendo y ya con un buen pedo nos fuimos a las habitaciones a cambiarnos para salir. Me maquillé como una auténtica zorra y me vestí toda de negro, zapatos de tacón alto, minifalda y un top negro sin sujetador que me había prestado mi compañera de habitación y que marcaba todas las tetas.

Cenamos y nos fuimos a la discoteca de moda que acostumbrábamos a salir cuando íbamos al sur. Cuando entré en la discoteca, ya bastante borracha, supe que esa noche iba a disfrutar a tope, estaba muy cachonda y con ganas de ajustar cuentas con el de la polla gorda.

Seguimos bebiendo y yo cada vez estaba más cómoda, disfrutando de la música y del ambientazo de la discoteca. Yo sabía que gustaba, notaba como los chicos me miraban, como disfrutaban de la vista de mis pezones tras el top que me había prestado mi amiga. Me sentía libre, excitada y con ganas de dejarme llevar por la lujuria.

Al cabo de un rato en la disco vi a Sergio, un personaje con cara de chulo, pero que estaba buenísimo. Ya lo conocía de otras ocasiones y la gente me había advertido que era un tío problemático que tuviera cuidado con él. Además tenía una amiga que había follado con él y la cosa no acabó bien. El problema era que cada vez que se acercaba sentía como se me humedecían las bragas. Su comportamiento chulesco era odioso, pero tenía algo que embaucaba, un sentimiento de amor – odio. Por un lado me causaba rechazo, pero por otro estaba deseando enrollarme con él.

Yo estaba en medio de la pista de baile y Sergio me abordó desde atrás. Me agarró la cadera y pegó su cuerpo junto al mío. Empezó a moverse al ritmo de la música, y su polla empezó a empalmarse al frotarse contra mi culo. Me giré haciendo como que me molestaba, pero estaba muy caliente. Empecé a bailar más provocativa, sabía que yo estaba cachonda, pero Sergio también lo estaba.

Poco después me cogió el culo con descaro, y me dijo que tenía un culo que lo estaba volviendo loco. No me extraña, siempre tuve un buen culazo que gustaba mucho a los hombres... 🍑

El caso es que al tocarme el culo yo me hice la interesante y le llamé gilipollas, respondiéndome él que yo era una zorra.

En medio de este tira y afloja totalmente escenificado (porque yo estaba cachonda aunque me hacía la interesante) a Sergio no se le ocurrió otra cosa de cogerme de la mano y sacarme de la pista medio arrastras. La gente miraba flipando, algunos se reían, otros silbaban... pero yo me dejé hacer entre sorprendida y excitada.

Me llevó fuera de la discoteca, a un callejón que estaba junto al aparcamiento. Me empujó suave contra la pared y me besó sin avisar. Yo respondí con furia, besándole, mordiéndole la boca, enredando nuestras lenguas como si fuera la primera vez que nos enrollábamos con otra persona.

Recuerdo que él no podía dejar de tocarme el culo sin parar, estaba totalmente obsesionado apretando mis nalgas con fuerza, notaba que eso le ponía cachondísimo.

Yo estaba totalmente empapada, pero no quería que él se creciera, me hacía la interesante aunque mi coño se estaba deshaciendo.

Tras un rato de magreo bestial Sergio me dijo que nos fuéramos al coche, que tenía apartado muy cerca. Era un Seat León negro. Nos metimos en el asiento trasero, primero yo y luego él. Me tumbé y él se puso sobre mí, besándome con rabia. Él me subió la falda y empezó a tocarme el coño por encima de las bragas, al tiempo que apretaba mis tetas con tanta fuerza que me hacía algo de daño, pero siempre me ha gustado que los hombres me traten duro.

Yo respondí tocándole su polla por encima del pantalón, sintiendo como se ponía dura como la piedra. Sergio estaba a punto de reventar de la excitación y me dijo que me quería follar ya. El problema es que no llevaba condón y yo me negué en rotundo a que me follara a pelo, ya que en ese momento yo estaba muy preocupada por las enfermedades de transmisión sexual y no estaba dispuesta a arriesgarme.

Al principio Sergio se quedó medio en shock, ya que ya se estaba viendo con su polla dentro de mi coño, pero tras unos segundos sonrió y dijo que él no se iba a quedar así después de ese calentón. Se incorporó un poco y se sacó la polla, era una polla bastante gruesa, venosa y estaba brillando por el líquido preseminal de tanta excitación. Puso su polla a la altura de mi vientre y empezó a hacerse una paja, con su mirada clavada en mis ojos, jadeando.

Yo lo miraba absorta, sin decir nada, con el coño empapado y el pecho subiendo y bajando al compás de la respiración. Él se pajeaba con fuerza, salvaje, con violencia, pasando de mí y concentrado solo en su placer. No llevaba ni medio minuto haciéndose la paja cuando empezó a gritar ¡Me corro, me corro, joder...! y se corrió a lo bestia de una forma increíble. Un primer chorro grueso de semen espeso salió disparado, caliente y directo al top que me había prestado mi amiga. Luego otro chorro. Y otro. Y otro más. Toda la carga de sus huevos manchó la tela ajustada que cubría mis pechos. Yo veía la mancha crecer en mi top con una mezcla de asco, placer y morbo.

Sergio me dijo que vaya corrida, que vaya gustazo, y tras unos segundos en silencio nos incorporamos, nos subimos la ropa como pudimos, sin molestarme en limpiarme la corrida sobre mi pecho y nos fuimos dentro de la discoteca. El hizo honor a su fama y se piró solo a tomarse una copa. Tampoco me importó mucho, la noche estaba empezando y volví a la pista a bailar y a continuar bebiendo.

Yo estaba bastante desfasada bailando en el centro de la pista, dejándome llevar por la música y las copas que llevaba. En esa situación dos chicos un poco más mayores que yo se pusieron a bailar conmigo y viendo que estaba receptiva me empezaron a besar, cosa que yo disfruté mucho, la sensación de besarme con dos tíos a la vez y sentirme deseada de esa forma me encantó. La verdad es que para una mujer con deseo y ganas de disfrutar sin esconderse es bastante fácil ligar, y esa noche lo dejó claro.

Pero estando enrollándome con esos dos desconocidos vi a uno de los hombres más guapos que he visto en mi vida. Era alto, imponente, rapado, sonriente y con mucha confianza.No lo dudé y me fui hacia el, dejando a los otros dos chicos con las ganas de más.

Cruzamos miradas y empezamos a bailar, no mucho, la verdad, prácticamente ni hablamos. Unos minutos después estábamos apoyados contra un muro en la parte trasera de la discoteca, a oscuras, besándonos desesperadamente. Sus manos recorrían mi espalda, mi cintura, mi culo... hasta que deslizó una de ellas entre mis piernas. Yo no dije nada, solo abrí un poco más mis piernas dejándole hacer, dejándole explorar... Y el sabía bien lo que hacía, me bajó un poco la ropa interior y me metió los dedos entre los labios mojados de mi coño, suave al principio yl uego más profundo y rápido. El pulgar rozaba mi clítoris y yo solo podía jadear y temblar.

El me besaba, me lamía, me mordía y no paraba de mover los dedos dentro de mi, jugando con los ángulos y encontrando el ritmo perfecto. Estuvo así un buen rato hasta que me estremecí y me corrí a lo bestia. Por supuesto, recompensé ese orgasmo bajándole la bragueta, sacándole la polla y haciéndole una paja. Recuerdo que su polla era bastante normalita, pero daba igual, era un encanto de chico. La tenía muy mojada y tras unos minutos pajeándole se corrió, echando la lefa al suelo, junto a mí. Nos besamos un rato más... ya he dicho que era un encanto? Luego volvimos a la discoteca, yo a seguir con lo mío...

Como no podía ser de otra manera, yo continué disfrutando, sentía un calor que crecía dentro de mí y estaba desatada. Fijé un nuevo objetivo, no se quién era, no recuerdo su nombre, pero paso lo que yo quise que pasara. Tras un rato besándonos dentro de la discoteca salimos fuera y caminamos un poco más lejos que las otras ocasiones en las que ya había salido anteriormente. El chico me guió hasta una calle poco iluminada, hasta el borde de una obra en construcción. Una pared de ladrillos medio levantada nos ofrecía una sombra discreta, y ahí nos detuvimos a darle al asunto...

El chico se apoyó contra la pared y yo me coloqué frente a él, metiendo mis manos por dentro de su camiseta para disfrutar de su cuerpo. Nos besamos como si lleváramos días sin tocar a nadie, aunque eso, al menos por mi parte, era rigurosamente falso. Nuestras lenguas chocaban hambrientas y nuestros cuerpos se frotaban de forma que no podéis imaginar.

Minutos después el me rodeó la cintura con fuerza, apretando su pelvis contra la mía. Por supuesto, podía notar su polla dura, a reventar, marcándose a través del pantalón con cada roce. Yo empecé a moverme con toda la intención, frotándome contra él, llevando el ritmo con las caderas, provocándolo a propósito.

Sus manos se perdieron debajo de mi top, ya manchado por una corrida anterior de otro hombre, buscando mi piel, mis tetas, buscando el contacto directo. Yo jadeaba contra su cuello, mientras él suspiraba de forma entrecortada. El ritmo era cada vez más rápido, más desesperado. Los dos sabíamos donde nos estaba llevando aquello, estábamos muy cachondos.

Y de repente, él detuvo el movimiento, con la respiración rota, diciéndome “Espera... para, para...”. Yo me quedé quieta, confusa mirándole sin entender qué estaba pasando, pero al bajar la vista la respuesta fue evidente: una mancha húmeda, oscura y muy visible se extendía por su pantalón, marcando con claridad la forma abultada de su polla recién liberada. El pobre acababa de correrse ahí mismo, sin que ninguno de los dos lo hubiera planeado.

Él bajo la cabeza, algo avergonzado, y yo lo consolé diciéndole que era normal, que no pasaba nada, respondiendo el chaval con una risa nerviosa. Después empezamos a vacilar, recuerdo que yo le decía que pensaba que iba a necesitar más trabajo. Nos reímos, al fin y al cabo lo habíamos pasado bien (él más que yo...). Luego volvimos caminando a la discoteca y yo seguí a lo mío, disfrutando de la noche.

Después de haber disfrutado de aquellos momentos salvajes con varios chicos la discoteca cerraba, pero mis ganas de fiesta seguían a tope. Cuando llegué caminando al hotel donde nos hospedábamos fui directamente al cuarto de Jairo, el chico con el que había puesto los cuernos a mi novio en un par de ocasiones. La habitación de Jairo también era compartida, pero sus compañeros no habían llegado todavía, supongo que estarían intentando follarse desesperadamente a alguna tía de los garitos que cerraban más tarde.

Lo reconozco, aunque no me gustaba especialmente, utilice a Jairo para satisfacer el calentón que llevaba después de esa noche de locos que había disfrutado. Toqué a la puerta y el me abrió medio dormido. El, que había visto parte de mis aventuras en la discoteca me dijo ¿ya te has cansado de follarte a todos los tíos que se te han cruzado en la discoteca? Yo le dije que se callara, le di la mano y lo llevé a su cama. Le bajé sus calzoncillos boxer despacio y allí estaba su polla, larga, delgada, torcida hacia la izquierda, completamente diferente a la de mi novio y justo por eso me daba morbo.

Envolví su polla con mi mano sin pedir permiso, apretando fuerte desde la base. No estaba totalmente empalmada, pero enseguida respondió al contacto de mi mano poniéndose dura como una estaca. La empecé a masturbar con ritmo rápido, con rabia contenida, iba a pagar con esa polla lo cachonda que estaba...

Él cogió un condón, me lo dio y yo lo deslice sobre su polla. No tuve contemplaciones, estaba cachonda y me puse sobre él, metiéndome su polla hasta el fondo de un solo envite. Empecé a moverme rápido, frotando mi clítoris con su pubis, ya que tenía su polla encajada hasta el fondo, hasta los mismos huevos. No tarde en correrme, siempre he tenido facilidad para llegar al orgasmo en esa posición, así que me corrí acostándome sobre su pecho.

Él había bebido bastante, por lo que el alcohol hacía de retardante e impedía que se corriera con un coño totalmente mojado y abierto, así que tuve que desmontarlo y comencé a pajearle a lo bestia. Le quité el condón para que sintiera más. Desde la base mi puño subía y bajaba con fuerza. No era una caricia. Era una paja dura, aunque bien lubricada con el líquido preseminal. Yo lo masturbaba con ritmo firme, mi muñeca trabajando sin pausa, cada movimiento apretando justo al borde del dolor. No me importaba. Quería verlo rendido.

Jairo gimió, cerrando los ojos y dejándose llevar. Yo no dejaba de mirarle a los ojos, ni de apretar ni de acelerar. Tuve que cambiar varias veces de mano ya que se me cansaba. Tardó mucho en correrse, las copas hacían que Jairo aguantara mucho sin correrse, pero yo no paraba, le estaba regalando la mejor paja de su vida.

Pasaron cinco, seis, siete minutos... y Jairo no acababa. Con la mano izquierda le acariciaba los huevos, mientras que con la derecha continuaba el sube y baja de forma frenética. Le hablaba en susurros cosas sucias, le pedía que se corriera ya, hasta que al final note como los músculos de sus piernas se endurecían. Entones empecé a darle todavía más rápido, hasta que por fin llegó el orgasmo. Cuando Jairo por fin se corrió fue como si algo explotara: un chorro denso, caliente, brotando en el aire, salpicando mi mano y deslizándose entre mis dedos, por mi muñeca, por sus huevos. Luego vinieron otros chorros más, menos potentes pero igual de densos. No recuerdo haber visto nunca una corrida tan abundante (lo siento Álex, las tuyas tampoco...:love:).

Después de la corrida me limpié la mano llena de semen caliente directamente en sus huevos y en el vello de la base de su polla, como quien deja orgullosamente una firma. Me acerqué y le di un beso con lengua, dándole las buenas noches y marchándome a mi habitación, sin más.

Recuerdo que fue muy divertido el momento de despertarme, con la garganta seca y con una resaca de escándalo. Me acordé de todos los tíos con los que me había enrollado (ahora creo que he olvidado alguno) y pensé: joder, se me ha ido la bola. Pero nunca me he arrepentido de nada, quizás de no follarme a alguno de ellos.

El top prestado estaba tirado al lado de mi cama, con la mancha blanca y seca en el centro, justo en el espacio de mis tetas y vientre. La tela rígida por el semen sexo, no había forma de disimularlo. Me duche, metí el top en una bolsa y selos devolví a su propietaria, mi compañera de habitación. No tenía ninguna intención de fingir nada, simplemente se lo devolví en la bolsa, diciéndole que estaba manchado de corrida. Ella se empezó a reír, ya que tampoco era una santa y había toreado en muchas plazas también. Eso sí me preguntó cómo había sido y yo le dije la verdad: era de un tío que se corrió encima de mi en su coche, que no lo había dejado follarme porque no tenía condones y había acabado pajeándose encima de mí... Ella no paraba de reírse, abrió la bolsa y lo inspeccionó y terminó diciendo que si todo eso era suyo, que vaya corrida, que se había quedado a gusto... :ROFLMAO::ROFLMAO::ROFLMAO::ROFLMAO::ROFLMAO::ROFLMAO::ROFLMAO::ROFLMAO::ROFLMAO:

Lo pasé muy bien esa noche, la verdad.

Eso sí, al regresar del fin de semana hubo problemas en el paraíso, ya que mi novio, el pollón, se había enterado de lo que había pasado. No sé exactamente cómo, pero está claro que alguna de mis compañeras se había ido de la lengua, quizás con un propósito oscuro... vamos que quería quitarme de en medio para poder follárselo ella.

Pero eso lo contaré en la segunda parte de esta historia... Besos!! 💋💋💋

Álex... ¿te gusta que te recuerde cómo me follaron esa noche? :love::love:

Quiero pedirte disculpas muy sinceramente por llamarte zorrón. Me quedé corto, muy corto :cool:💋
 
Por cierto, al referirte de la forma que lo haces "al de la polla gorda", veo una mezcla de desprecio, pero también de despecho. Creo que te hubiera gustado que esa "polla gorda" estuviese adornada por un hombre a la altura de esa polla, que parece que no era el caso.

Pero a ti esa polla gorda te seguía poniendo cachonda, y creo que eso te cabreaba. No sé si estoy en lo cierto.

Yo no tengo la polla gorda, pero hubiera disfrutado de sobarte a lo bestia como hizo más de uno esa noche, y de empapar mis dedos y mi boca con el flujo de tu coño de esa noche.
 
Hoy quiero contar una historia que creo que les puede gustar; fue cuando era una cría, en una noche de auténtico desfase. La verdad es que puede parecerles una historia exagerada, pero les juro que fue así. Es más, creo que esa noche estuve con más chicos de los que voy a contar, pero no logro acordarme debido a lo que bebí. Recuerdo que al día siguiente pensé: joder Luna, te has pasado!!! A Álex es una de las historias que más cachondo le ponen de todas las que le he contado :ROFLMAO::ROFLMAO:.

Entonces todavía estaba con el novio con el que había follado la primera vez, ese del que ya he hablado en otras ocasiones, buena polla y buen follador, disfruté mucho del sexo con él. Eso sí, era casi al final de esa relación y yo me había enterado de unas cuantas infidelidades que él había tenido, incluyendo alguna prostituta. La verdad es que tras enterarme de todo esto, yo también me había follado un par de veces a un compañero de la universidad.

El caso es que los compañeros de la universidad decidimos ir a pasar la noche del sábado a disfrutar dela fiesta en el sur de la isla. Fuimos unos quince chicos y chicas a un hotel que está bastante cerca de la zona de discotecas, y entre los chicos se encontraba el que me había follado un par de veces. Si digo la verdad no es que me gustara mucho y tenía la polla larga pero muy fina, no tenía nada que ver con la de mi novio.

Cuando cogimos los coches para ir al sur ya salí con la intención de emborracharme y disfrutar como una loca de la fiesta y, por supuesto, de todos los tíos que se me pusieran a tiro, quería disfrutar y olvidarme del cerdo de la polla gorda...

Una vez llegamos al sur nos distribuimos en las distintas habitaciones del hotel, compartiendo yo habitación con una de mis mejores amigas. Tras instalarnos nos reunimos en una de las habitaciones más grandes y empezamos a tomar las bebidas alcohólicas que habíamos comprado en el supermercado...éramos jóvenes y teníamos poca pasta!!

Tras un buen rato bebiendo y ya con un buen pedo nos fuimos a las habitaciones a cambiarnos para salir. Me maquillé como una auténtica zorra y me vestí toda de negro, zapatos de tacón alto, minifalda y un top negro sin sujetador que me había prestado mi compañera de habitación y que marcaba todas las tetas.

Cenamos y nos fuimos a la discoteca de moda que acostumbrábamos a salir cuando íbamos al sur. Cuando entré en la discoteca, ya bastante borracha, supe que esa noche iba a disfrutar a tope, estaba muy cachonda y con ganas de ajustar cuentas con el de la polla gorda.

Seguimos bebiendo y yo cada vez estaba más cómoda, disfrutando de la música y del ambientazo de la discoteca. Yo sabía que gustaba, notaba como los chicos me miraban, como disfrutaban de la vista de mis pezones tras el top que me había prestado mi amiga. Me sentía libre, excitada y con ganas de dejarme llevar por la lujuria.

Al cabo de un rato en la disco vi a Sergio, un personaje con cara de chulo, pero que estaba buenísimo. Ya lo conocía de otras ocasiones y la gente me había advertido que era un tío problemático que tuviera cuidado con él. Además tenía una amiga que había follado con él y la cosa no acabó bien. El problema era que cada vez que se acercaba sentía como se me humedecían las bragas. Su comportamiento chulesco era odioso, pero tenía algo que embaucaba, un sentimiento de amor – odio. Por un lado me causaba rechazo, pero por otro estaba deseando enrollarme con él.

Yo estaba en medio de la pista de baile y Sergio me abordó desde atrás. Me agarró la cadera y pegó su cuerpo junto al mío. Empezó a moverse al ritmo de la música, y su polla empezó a empalmarse al frotarse contra mi culo. Me giré haciendo como que me molestaba, pero estaba muy caliente. Empecé a bailar más provocativa, sabía que yo estaba cachonda, pero Sergio también lo estaba.

Poco después me cogió el culo con descaro, y me dijo que tenía un culo que lo estaba volviendo loco. No me extraña, siempre tuve un buen culazo que gustaba mucho a los hombres... 🍑

El caso es que al tocarme el culo yo me hice la interesante y le llamé gilipollas, respondiéndome él que yo era una zorra.

En medio de este tira y afloja totalmente escenificado (porque yo estaba cachonda aunque me hacía la interesante) a Sergio no se le ocurrió otra cosa de cogerme de la mano y sacarme de la pista medio arrastras. La gente miraba flipando, algunos se reían, otros silbaban... pero yo me dejé hacer entre sorprendida y excitada.

Me llevó fuera de la discoteca, a un callejón que estaba junto al aparcamiento. Me empujó suave contra la pared y me besó sin avisar. Yo respondí con furia, besándole, mordiéndole la boca, enredando nuestras lenguas como si fuera la primera vez que nos enrollábamos con otra persona.

Recuerdo que él no podía dejar de tocarme el culo sin parar, estaba totalmente obsesionado apretando mis nalgas con fuerza, notaba que eso le ponía cachondísimo.

Yo estaba totalmente empapada, pero no quería que él se creciera, me hacía la interesante aunque mi coño se estaba deshaciendo.

Tras un rato de magreo bestial Sergio me dijo que nos fuéramos al coche, que tenía apartado muy cerca. Era un Seat León negro. Nos metimos en el asiento trasero, primero yo y luego él. Me tumbé y él se puso sobre mí, besándome con rabia. Él me subió la falda y empezó a tocarme el coño por encima de las bragas, al tiempo que apretaba mis tetas con tanta fuerza que me hacía algo de daño, pero siempre me ha gustado que los hombres me traten duro.

Yo respondí tocándole su polla por encima del pantalón, sintiendo como se ponía dura como la piedra. Sergio estaba a punto de reventar de la excitación y me dijo que me quería follar ya. El problema es que no llevaba condón y yo me negué en rotundo a que me follara a pelo, ya que en ese momento yo estaba muy preocupada por las enfermedades de transmisión sexual y no estaba dispuesta a arriesgarme.

Al principio Sergio se quedó medio en shock, ya que ya se estaba viendo con su polla dentro de mi coño, pero tras unos segundos sonrió y dijo que él no se iba a quedar así después de ese calentón. Se incorporó un poco y se sacó la polla, era una polla bastante gruesa, venosa y estaba brillando por el líquido preseminal de tanta excitación. Puso su polla a la altura de mi vientre y empezó a hacerse una paja, con su mirada clavada en mis ojos, jadeando.

Yo lo miraba absorta, sin decir nada, con el coño empapado y el pecho subiendo y bajando al compás de la respiración. Él se pajeaba con fuerza, salvaje, con violencia, pasando de mí y concentrado solo en su placer. No llevaba ni medio minuto haciéndose la paja cuando empezó a gritar ¡Me corro, me corro, joder...! y se corrió a lo bestia de una forma increíble. Un primer chorro grueso de semen espeso salió disparado, caliente y directo al top que me había prestado mi amiga. Luego otro chorro. Y otro. Y otro más. Toda la carga de sus huevos manchó la tela ajustada que cubría mis pechos. Yo veía la mancha crecer en mi top con una mezcla de asco, placer y morbo.

Sergio me dijo que vaya corrida, que vaya gustazo, y tras unos segundos en silencio nos incorporamos, nos subimos la ropa como pudimos, sin molestarme en limpiarme la corrida sobre mi pecho y nos fuimos dentro de la discoteca. El hizo honor a su fama y se piró solo a tomarse una copa. Tampoco me importó mucho, la noche estaba empezando y volví a la pista a bailar y a continuar bebiendo.

Yo estaba bastante desfasada bailando en el centro de la pista, dejándome llevar por la música y las copas que llevaba. En esa situación dos chicos un poco más mayores que yo se pusieron a bailar conmigo y viendo que estaba receptiva me empezaron a besar, cosa que yo disfruté mucho, la sensación de besarme con dos tíos a la vez y sentirme deseada de esa forma me encantó. La verdad es que para una mujer con deseo y ganas de disfrutar sin esconderse es bastante fácil ligar, y esa noche lo dejó claro.

Pero estando enrollándome con esos dos desconocidos vi a uno de los hombres más guapos que he visto en mi vida. Era alto, imponente, rapado, sonriente y con mucha confianza.No lo dudé y me fui hacia el, dejando a los otros dos chicos con las ganas de más.

Cruzamos miradas y empezamos a bailar, no mucho, la verdad, prácticamente ni hablamos. Unos minutos después estábamos apoyados contra un muro en la parte trasera de la discoteca, a oscuras, besándonos desesperadamente. Sus manos recorrían mi espalda, mi cintura, mi culo... hasta que deslizó una de ellas entre mis piernas. Yo no dije nada, solo abrí un poco más mis piernas dejándole hacer, dejándole explorar... Y el sabía bien lo que hacía, me bajó un poco la ropa interior y me metió los dedos entre los labios mojados de mi coño, suave al principio yl uego más profundo y rápido. El pulgar rozaba mi clítoris y yo solo podía jadear y temblar.

El me besaba, me lamía, me mordía y no paraba de mover los dedos dentro de mi, jugando con los ángulos y encontrando el ritmo perfecto. Estuvo así un buen rato hasta que me estremecí y me corrí a lo bestia. Por supuesto, recompensé ese orgasmo bajándole la bragueta, sacándole la polla y haciéndole una paja. Recuerdo que su polla era bastante normalita, pero daba igual, era un encanto de chico. La tenía muy mojada y tras unos minutos pajeándole se corrió, echando la lefa al suelo, junto a mí. Nos besamos un rato más... ya he dicho que era un encanto? Luego volvimos a la discoteca, yo a seguir con lo mío...

Como no podía ser de otra manera, yo continué disfrutando, sentía un calor que crecía dentro de mí y estaba desatada. Fijé un nuevo objetivo, no se quién era, no recuerdo su nombre, pero paso lo que yo quise que pasara. Tras un rato besándonos dentro de la discoteca salimos fuera y caminamos un poco más lejos que las otras ocasiones en las que ya había salido anteriormente. El chico me guió hasta una calle poco iluminada, hasta el borde de una obra en construcción. Una pared de ladrillos medio levantada nos ofrecía una sombra discreta, y ahí nos detuvimos a darle al asunto...

El chico se apoyó contra la pared y yo me coloqué frente a él, metiendo mis manos por dentro de su camiseta para disfrutar de su cuerpo. Nos besamos como si lleváramos días sin tocar a nadie, aunque eso, al menos por mi parte, era rigurosamente falso. Nuestras lenguas chocaban hambrientas y nuestros cuerpos se frotaban de forma que no podéis imaginar.

Minutos después el me rodeó la cintura con fuerza, apretando su pelvis contra la mía. Por supuesto, podía notar su polla dura, a reventar, marcándose a través del pantalón con cada roce. Yo empecé a moverme con toda la intención, frotándome contra él, llevando el ritmo con las caderas, provocándolo a propósito.

Sus manos se perdieron debajo de mi top, ya manchado por una corrida anterior de otro hombre, buscando mi piel, mis tetas, buscando el contacto directo. Yo jadeaba contra su cuello, mientras él suspiraba de forma entrecortada. El ritmo era cada vez más rápido, más desesperado. Los dos sabíamos donde nos estaba llevando aquello, estábamos muy cachondos.

Y de repente, él detuvo el movimiento, con la respiración rota, diciéndome “Espera... para, para...”. Yo me quedé quieta, confusa mirándole sin entender qué estaba pasando, pero al bajar la vista la respuesta fue evidente: una mancha húmeda, oscura y muy visible se extendía por su pantalón, marcando con claridad la forma abultada de su polla recién liberada. El pobre acababa de correrse ahí mismo, sin que ninguno de los dos lo hubiera planeado.

Él bajo la cabeza, algo avergonzado, y yo lo consolé diciéndole que era normal, que no pasaba nada, respondiendo el chaval con una risa nerviosa. Después empezamos a vacilar, recuerdo que yo le decía que pensaba que iba a necesitar más trabajo. Nos reímos, al fin y al cabo lo habíamos pasado bien (él más que yo...). Luego volvimos caminando a la discoteca y yo seguí a lo mío, disfrutando de la noche.

Después de haber disfrutado de aquellos momentos salvajes con varios chicos la discoteca cerraba, pero mis ganas de fiesta seguían a tope. Cuando llegué caminando al hotel donde nos hospedábamos fui directamente al cuarto de Jairo, el chico con el que había puesto los cuernos a mi novio en un par de ocasiones. La habitación de Jairo también era compartida, pero sus compañeros no habían llegado todavía, supongo que estarían intentando follarse desesperadamente a alguna tía de los garitos que cerraban más tarde.

Lo reconozco, aunque no me gustaba especialmente, utilice a Jairo para satisfacer el calentón que llevaba después de esa noche de locos que había disfrutado. Toqué a la puerta y el me abrió medio dormido. El, que había visto parte de mis aventuras en la discoteca me dijo ¿ya te has cansado de follarte a todos los tíos que se te han cruzado en la discoteca? Yo le dije que se callara, le di la mano y lo llevé a su cama. Le bajé sus calzoncillos boxer despacio y allí estaba su polla, larga, delgada, torcida hacia la izquierda, completamente diferente a la de mi novio y justo por eso me daba morbo.

Envolví su polla con mi mano sin pedir permiso, apretando fuerte desde la base. No estaba totalmente empalmada, pero enseguida respondió al contacto de mi mano poniéndose dura como una estaca. La empecé a masturbar con ritmo rápido, con rabia contenida, iba a pagar con esa polla lo cachonda que estaba...

Él cogió un condón, me lo dio y yo lo deslice sobre su polla. No tuve contemplaciones, estaba cachonda y me puse sobre él, metiéndome su polla hasta el fondo de un solo envite. Empecé a moverme rápido, frotando mi clítoris con su pubis, ya que tenía su polla encajada hasta el fondo, hasta los mismos huevos. No tarde en correrme, siempre he tenido facilidad para llegar al orgasmo en esa posición, así que me corrí acostándome sobre su pecho.

Él había bebido bastante, por lo que el alcohol hacía de retardante e impedía que se corriera con un coño totalmente mojado y abierto, así que tuve que desmontarlo y comencé a pajearle a lo bestia. Le quité el condón para que sintiera más. Desde la base mi puño subía y bajaba con fuerza. No era una caricia. Era una paja dura, aunque bien lubricada con el líquido preseminal. Yo lo masturbaba con ritmo firme, mi muñeca trabajando sin pausa, cada movimiento apretando justo al borde del dolor. No me importaba. Quería verlo rendido.

Jairo gimió, cerrando los ojos y dejándose llevar. Yo no dejaba de mirarle a los ojos, ni de apretar ni de acelerar. Tuve que cambiar varias veces de mano ya que se me cansaba. Tardó mucho en correrse, las copas hacían que Jairo aguantara mucho sin correrse, pero yo no paraba, le estaba regalando la mejor paja de su vida.

Pasaron cinco, seis, siete minutos... y Jairo no acababa. Con la mano izquierda le acariciaba los huevos, mientras que con la derecha continuaba el sube y baja de forma frenética. Le hablaba en susurros cosas sucias, le pedía que se corriera ya, hasta que al final note como los músculos de sus piernas se endurecían. Entones empecé a darle todavía más rápido, hasta que por fin llegó el orgasmo. Cuando Jairo por fin se corrió fue como si algo explotara: un chorro denso, caliente, brotando en el aire, salpicando mi mano y deslizándose entre mis dedos, por mi muñeca, por sus huevos. Luego vinieron otros chorros más, menos potentes pero igual de densos. No recuerdo haber visto nunca una corrida tan abundante (lo siento Álex, las tuyas tampoco...:love:).

Después de la corrida me limpié la mano llena de semen caliente directamente en sus huevos y en el vello de la base de su polla, como quien deja orgullosamente una firma. Me acerqué y le di un beso con lengua, dándole las buenas noches y marchándome a mi habitación, sin más.

Recuerdo que fue muy divertido el momento de despertarme, con la garganta seca y con una resaca de escándalo. Me acordé de todos los tíos con los que me había enrollado (ahora creo que he olvidado alguno) y pensé: joder, se me ha ido la bola. Pero nunca me he arrepentido de nada, quizás de no follarme a alguno de ellos.

El top prestado estaba tirado al lado de mi cama, con la mancha blanca y seca en el centro, justo en el espacio de mis tetas y vientre. La tela rígida por el semen sexo, no había forma de disimularlo. Me duche, metí el top en una bolsa y selos devolví a su propietaria, mi compañera de habitación. No tenía ninguna intención de fingir nada, simplemente se lo devolví en la bolsa, diciéndole que estaba manchado de corrida. Ella se empezó a reír, ya que tampoco era una santa y había toreado en muchas plazas también. Eso sí me preguntó cómo había sido y yo le dije la verdad: era de un tío que se corrió encima de mi en su coche, que no lo había dejado follarme porque no tenía condones y había acabado pajeándose encima de mí... Ella no paraba de reírse, abrió la bolsa y lo inspeccionó y terminó diciendo que si todo eso era suyo, que vaya corrida, que se había quedado a gusto... :ROFLMAO::ROFLMAO::ROFLMAO::ROFLMAO::ROFLMAO::ROFLMAO::ROFLMAO::ROFLMAO::ROFLMAO:

Lo pasé muy bien esa noche, la verdad.

Eso sí, al regresar del fin de semana hubo problemas en el paraíso, ya que mi novio, el pollón, se había enterado de lo que había pasado. No sé exactamente cómo, pero está claro que alguna de mis compañeras se había ido de la lengua, quizás con un propósito oscuro... vamos que quería quitarme de en medio para poder follárselo ella.

Pero eso lo contaré en la segunda parte de esta historia... Besos!! 💋💋💋

Álex... ¿te gusta que te recuerde cómo me follaron esa noche? :love::love:
jajajajaj. muy buena noche pasaste Luna, esa noche vistes las estrellas ehhh
 
Hoy quiero contar una historia que creo que les puede gustar; fue cuando era una cría, en una noche de auténtico desfase. La verdad es que puede parecerles una historia exagerada, pero les juro que fue así. Es más, creo que esa noche estuve con más chicos de los que voy a contar, pero no logro acordarme debido a lo que bebí. Recuerdo que al día siguiente pensé: joder Luna, te has pasado!!! A Álex es una de las historias que más cachondo le ponen de todas las que le he contado :ROFLMAO::ROFLMAO:.

Entonces todavía estaba con el novio con el que había follado la primera vez, ese del que ya he hablado en otras ocasiones, buena polla y buen follador, disfruté mucho del sexo con él. Eso sí, era casi al final de esa relación y yo me había enterado de unas cuantas infidelidades que él había tenido, incluyendo alguna prostituta. La verdad es que tras enterarme de todo esto, yo también me había follado un par de veces a un compañero de la universidad.

El caso es que los compañeros de la universidad decidimos ir a pasar la noche del sábado a disfrutar dela fiesta en el sur de la isla. Fuimos unos quince chicos y chicas a un hotel que está bastante cerca de la zona de discotecas, y entre los chicos se encontraba el que me había follado un par de veces. Si digo la verdad no es que me gustara mucho y tenía la polla larga pero muy fina, no tenía nada que ver con la de mi novio.

Cuando cogimos los coches para ir al sur ya salí con la intención de emborracharme y disfrutar como una loca de la fiesta y, por supuesto, de todos los tíos que se me pusieran a tiro, quería disfrutar y olvidarme del cerdo de la polla gorda...

Una vez llegamos al sur nos distribuimos en las distintas habitaciones del hotel, compartiendo yo habitación con una de mis mejores amigas. Tras instalarnos nos reunimos en una de las habitaciones más grandes y empezamos a tomar las bebidas alcohólicas que habíamos comprado en el supermercado...éramos jóvenes y teníamos poca pasta!!

Tras un buen rato bebiendo y ya con un buen pedo nos fuimos a las habitaciones a cambiarnos para salir. Me maquillé como una auténtica zorra y me vestí toda de negro, zapatos de tacón alto, minifalda y un top negro sin sujetador que me había prestado mi compañera de habitación y que marcaba todas las tetas.

Cenamos y nos fuimos a la discoteca de moda que acostumbrábamos a salir cuando íbamos al sur. Cuando entré en la discoteca, ya bastante borracha, supe que esa noche iba a disfrutar a tope, estaba muy cachonda y con ganas de ajustar cuentas con el de la polla gorda.

Seguimos bebiendo y yo cada vez estaba más cómoda, disfrutando de la música y del ambientazo de la discoteca. Yo sabía que gustaba, notaba como los chicos me miraban, como disfrutaban de la vista de mis pezones tras el top que me había prestado mi amiga. Me sentía libre, excitada y con ganas de dejarme llevar por la lujuria.

Al cabo de un rato en la disco vi a Sergio, un personaje con cara de chulo, pero que estaba buenísimo. Ya lo conocía de otras ocasiones y la gente me había advertido que era un tío problemático que tuviera cuidado con él. Además tenía una amiga que había follado con él y la cosa no acabó bien. El problema era que cada vez que se acercaba sentía como se me humedecían las bragas. Su comportamiento chulesco era odioso, pero tenía algo que embaucaba, un sentimiento de amor – odio. Por un lado me causaba rechazo, pero por otro estaba deseando enrollarme con él.

Yo estaba en medio de la pista de baile y Sergio me abordó desde atrás. Me agarró la cadera y pegó su cuerpo junto al mío. Empezó a moverse al ritmo de la música, y su polla empezó a empalmarse al frotarse contra mi culo. Me giré haciendo como que me molestaba, pero estaba muy caliente. Empecé a bailar más provocativa, sabía que yo estaba cachonda, pero Sergio también lo estaba.

Poco después me cogió el culo con descaro, y me dijo que tenía un culo que lo estaba volviendo loco. No me extraña, siempre tuve un buen culazo que gustaba mucho a los hombres... 🍑

El caso es que al tocarme el culo yo me hice la interesante y le llamé gilipollas, respondiéndome él que yo era una zorra.

En medio de este tira y afloja totalmente escenificado (porque yo estaba cachonda aunque me hacía la interesante) a Sergio no se le ocurrió otra cosa de cogerme de la mano y sacarme de la pista medio arrastras. La gente miraba flipando, algunos se reían, otros silbaban... pero yo me dejé hacer entre sorprendida y excitada.

Me llevó fuera de la discoteca, a un callejón que estaba junto al aparcamiento. Me empujó suave contra la pared y me besó sin avisar. Yo respondí con furia, besándole, mordiéndole la boca, enredando nuestras lenguas como si fuera la primera vez que nos enrollábamos con otra persona.

Recuerdo que él no podía dejar de tocarme el culo sin parar, estaba totalmente obsesionado apretando mis nalgas con fuerza, notaba que eso le ponía cachondísimo.

Yo estaba totalmente empapada, pero no quería que él se creciera, me hacía la interesante aunque mi coño se estaba deshaciendo.

Tras un rato de magreo bestial Sergio me dijo que nos fuéramos al coche, que tenía apartado muy cerca. Era un Seat León negro. Nos metimos en el asiento trasero, primero yo y luego él. Me tumbé y él se puso sobre mí, besándome con rabia. Él me subió la falda y empezó a tocarme el coño por encima de las bragas, al tiempo que apretaba mis tetas con tanta fuerza que me hacía algo de daño, pero siempre me ha gustado que los hombres me traten duro.

Yo respondí tocándole su polla por encima del pantalón, sintiendo como se ponía dura como la piedra. Sergio estaba a punto de reventar de la excitación y me dijo que me quería follar ya. El problema es que no llevaba condón y yo me negué en rotundo a que me follara a pelo, ya que en ese momento yo estaba muy preocupada por las enfermedades de transmisión sexual y no estaba dispuesta a arriesgarme.

Al principio Sergio se quedó medio en shock, ya que ya se estaba viendo con su polla dentro de mi coño, pero tras unos segundos sonrió y dijo que él no se iba a quedar así después de ese calentón. Se incorporó un poco y se sacó la polla, era una polla bastante gruesa, venosa y estaba brillando por el líquido preseminal de tanta excitación. Puso su polla a la altura de mi vientre y empezó a hacerse una paja, con su mirada clavada en mis ojos, jadeando.

Yo lo miraba absorta, sin decir nada, con el coño empapado y el pecho subiendo y bajando al compás de la respiración. Él se pajeaba con fuerza, salvaje, con violencia, pasando de mí y concentrado solo en su placer. No llevaba ni medio minuto haciéndose la paja cuando empezó a gritar ¡Me corro, me corro, joder...! y se corrió a lo bestia de una forma increíble. Un primer chorro grueso de semen espeso salió disparado, caliente y directo al top que me había prestado mi amiga. Luego otro chorro. Y otro. Y otro más. Toda la carga de sus huevos manchó la tela ajustada que cubría mis pechos. Yo veía la mancha crecer en mi top con una mezcla de asco, placer y morbo.

Sergio me dijo que vaya corrida, que vaya gustazo, y tras unos segundos en silencio nos incorporamos, nos subimos la ropa como pudimos, sin molestarme en limpiarme la corrida sobre mi pecho y nos fuimos dentro de la discoteca. El hizo honor a su fama y se piró solo a tomarse una copa. Tampoco me importó mucho, la noche estaba empezando y volví a la pista a bailar y a continuar bebiendo.

Yo estaba bastante desfasada bailando en el centro de la pista, dejándome llevar por la música y las copas que llevaba. En esa situación dos chicos un poco más mayores que yo se pusieron a bailar conmigo y viendo que estaba receptiva me empezaron a besar, cosa que yo disfruté mucho, la sensación de besarme con dos tíos a la vez y sentirme deseada de esa forma me encantó. La verdad es que para una mujer con deseo y ganas de disfrutar sin esconderse es bastante fácil ligar, y esa noche lo dejó claro.

Pero estando enrollándome con esos dos desconocidos vi a uno de los hombres más guapos que he visto en mi vida. Era alto, imponente, rapado, sonriente y con mucha confianza.No lo dudé y me fui hacia el, dejando a los otros dos chicos con las ganas de más.

Cruzamos miradas y empezamos a bailar, no mucho, la verdad, prácticamente ni hablamos. Unos minutos después estábamos apoyados contra un muro en la parte trasera de la discoteca, a oscuras, besándonos desesperadamente. Sus manos recorrían mi espalda, mi cintura, mi culo... hasta que deslizó una de ellas entre mis piernas. Yo no dije nada, solo abrí un poco más mis piernas dejándole hacer, dejándole explorar... Y el sabía bien lo que hacía, me bajó un poco la ropa interior y me metió los dedos entre los labios mojados de mi coño, suave al principio yl uego más profundo y rápido. El pulgar rozaba mi clítoris y yo solo podía jadear y temblar.

El me besaba, me lamía, me mordía y no paraba de mover los dedos dentro de mi, jugando con los ángulos y encontrando el ritmo perfecto. Estuvo así un buen rato hasta que me estremecí y me corrí a lo bestia. Por supuesto, recompensé ese orgasmo bajándole la bragueta, sacándole la polla y haciéndole una paja. Recuerdo que su polla era bastante normalita, pero daba igual, era un encanto de chico. La tenía muy mojada y tras unos minutos pajeándole se corrió, echando la lefa al suelo, junto a mí. Nos besamos un rato más... ya he dicho que era un encanto? Luego volvimos a la discoteca, yo a seguir con lo mío...

Como no podía ser de otra manera, yo continué disfrutando, sentía un calor que crecía dentro de mí y estaba desatada. Fijé un nuevo objetivo, no se quién era, no recuerdo su nombre, pero paso lo que yo quise que pasara. Tras un rato besándonos dentro de la discoteca salimos fuera y caminamos un poco más lejos que las otras ocasiones en las que ya había salido anteriormente. El chico me guió hasta una calle poco iluminada, hasta el borde de una obra en construcción. Una pared de ladrillos medio levantada nos ofrecía una sombra discreta, y ahí nos detuvimos a darle al asunto...

El chico se apoyó contra la pared y yo me coloqué frente a él, metiendo mis manos por dentro de su camiseta para disfrutar de su cuerpo. Nos besamos como si lleváramos días sin tocar a nadie, aunque eso, al menos por mi parte, era rigurosamente falso. Nuestras lenguas chocaban hambrientas y nuestros cuerpos se frotaban de forma que no podéis imaginar.

Minutos después el me rodeó la cintura con fuerza, apretando su pelvis contra la mía. Por supuesto, podía notar su polla dura, a reventar, marcándose a través del pantalón con cada roce. Yo empecé a moverme con toda la intención, frotándome contra él, llevando el ritmo con las caderas, provocándolo a propósito.

Sus manos se perdieron debajo de mi top, ya manchado por una corrida anterior de otro hombre, buscando mi piel, mis tetas, buscando el contacto directo. Yo jadeaba contra su cuello, mientras él suspiraba de forma entrecortada. El ritmo era cada vez más rápido, más desesperado. Los dos sabíamos donde nos estaba llevando aquello, estábamos muy cachondos.

Y de repente, él detuvo el movimiento, con la respiración rota, diciéndome “Espera... para, para...”. Yo me quedé quieta, confusa mirándole sin entender qué estaba pasando, pero al bajar la vista la respuesta fue evidente: una mancha húmeda, oscura y muy visible se extendía por su pantalón, marcando con claridad la forma abultada de su polla recién liberada. El pobre acababa de correrse ahí mismo, sin que ninguno de los dos lo hubiera planeado.

Él bajo la cabeza, algo avergonzado, y yo lo consolé diciéndole que era normal, que no pasaba nada, respondiendo el chaval con una risa nerviosa. Después empezamos a vacilar, recuerdo que yo le decía que pensaba que iba a necesitar más trabajo. Nos reímos, al fin y al cabo lo habíamos pasado bien (él más que yo...). Luego volvimos caminando a la discoteca y yo seguí a lo mío, disfrutando de la noche.

Después de haber disfrutado de aquellos momentos salvajes con varios chicos la discoteca cerraba, pero mis ganas de fiesta seguían a tope. Cuando llegué caminando al hotel donde nos hospedábamos fui directamente al cuarto de Jairo, el chico con el que había puesto los cuernos a mi novio en un par de ocasiones. La habitación de Jairo también era compartida, pero sus compañeros no habían llegado todavía, supongo que estarían intentando follarse desesperadamente a alguna tía de los garitos que cerraban más tarde.

Lo reconozco, aunque no me gustaba especialmente, utilice a Jairo para satisfacer el calentón que llevaba después de esa noche de locos que había disfrutado. Toqué a la puerta y el me abrió medio dormido. El, que había visto parte de mis aventuras en la discoteca me dijo ¿ya te has cansado de follarte a todos los tíos que se te han cruzado en la discoteca? Yo le dije que se callara, le di la mano y lo llevé a su cama. Le bajé sus calzoncillos boxer despacio y allí estaba su polla, larga, delgada, torcida hacia la izquierda, completamente diferente a la de mi novio y justo por eso me daba morbo.

Envolví su polla con mi mano sin pedir permiso, apretando fuerte desde la base. No estaba totalmente empalmada, pero enseguida respondió al contacto de mi mano poniéndose dura como una estaca. La empecé a masturbar con ritmo rápido, con rabia contenida, iba a pagar con esa polla lo cachonda que estaba...

Él cogió un condón, me lo dio y yo lo deslice sobre su polla. No tuve contemplaciones, estaba cachonda y me puse sobre él, metiéndome su polla hasta el fondo de un solo envite. Empecé a moverme rápido, frotando mi clítoris con su pubis, ya que tenía su polla encajada hasta el fondo, hasta los mismos huevos. No tarde en correrme, siempre he tenido facilidad para llegar al orgasmo en esa posición, así que me corrí acostándome sobre su pecho.

Él había bebido bastante, por lo que el alcohol hacía de retardante e impedía que se corriera con un coño totalmente mojado y abierto, así que tuve que desmontarlo y comencé a pajearle a lo bestia. Le quité el condón para que sintiera más. Desde la base mi puño subía y bajaba con fuerza. No era una caricia. Era una paja dura, aunque bien lubricada con el líquido preseminal. Yo lo masturbaba con ritmo firme, mi muñeca trabajando sin pausa, cada movimiento apretando justo al borde del dolor. No me importaba. Quería verlo rendido.

Jairo gimió, cerrando los ojos y dejándose llevar. Yo no dejaba de mirarle a los ojos, ni de apretar ni de acelerar. Tuve que cambiar varias veces de mano ya que se me cansaba. Tardó mucho en correrse, las copas hacían que Jairo aguantara mucho sin correrse, pero yo no paraba, le estaba regalando la mejor paja de su vida.

Pasaron cinco, seis, siete minutos... y Jairo no acababa. Con la mano izquierda le acariciaba los huevos, mientras que con la derecha continuaba el sube y baja de forma frenética. Le hablaba en susurros cosas sucias, le pedía que se corriera ya, hasta que al final note como los músculos de sus piernas se endurecían. Entones empecé a darle todavía más rápido, hasta que por fin llegó el orgasmo. Cuando Jairo por fin se corrió fue como si algo explotara: un chorro denso, caliente, brotando en el aire, salpicando mi mano y deslizándose entre mis dedos, por mi muñeca, por sus huevos. Luego vinieron otros chorros más, menos potentes pero igual de densos. No recuerdo haber visto nunca una corrida tan abundante (lo siento Álex, las tuyas tampoco...:love:).

Después de la corrida me limpié la mano llena de semen caliente directamente en sus huevos y en el vello de la base de su polla, como quien deja orgullosamente una firma. Me acerqué y le di un beso con lengua, dándole las buenas noches y marchándome a mi habitación, sin más.

Recuerdo que fue muy divertido el momento de despertarme, con la garganta seca y con una resaca de escándalo. Me acordé de todos los tíos con los que me había enrollado (ahora creo que he olvidado alguno) y pensé: joder, se me ha ido la bola. Pero nunca me he arrepentido de nada, quizás de no follarme a alguno de ellos.

El top prestado estaba tirado al lado de mi cama, con la mancha blanca y seca en el centro, justo en el espacio de mis tetas y vientre. La tela rígida por el semen sexo, no había forma de disimularlo. Me duche, metí el top en una bolsa y selos devolví a su propietaria, mi compañera de habitación. No tenía ninguna intención de fingir nada, simplemente se lo devolví en la bolsa, diciéndole que estaba manchado de corrida. Ella se empezó a reír, ya que tampoco era una santa y había toreado en muchas plazas también. Eso sí me preguntó cómo había sido y yo le dije la verdad: era de un tío que se corrió encima de mi en su coche, que no lo había dejado follarme porque no tenía condones y había acabado pajeándose encima de mí... Ella no paraba de reírse, abrió la bolsa y lo inspeccionó y terminó diciendo que si todo eso era suyo, que vaya corrida, que se había quedado a gusto... :ROFLMAO::ROFLMAO::ROFLMAO::ROFLMAO::ROFLMAO::ROFLMAO::ROFLMAO::ROFLMAO::ROFLMAO:

Lo pasé muy bien esa noche, la verdad.

Eso sí, al regresar del fin de semana hubo problemas en el paraíso, ya que mi novio, el pollón, se había enterado de lo que había pasado. No sé exactamente cómo, pero está claro que alguna de mis compañeras se había ido de la lengua, quizás con un propósito oscuro... vamos que quería quitarme de en medio para poder follárselo ella.

Pero eso lo contaré en la segunda parte de esta historia... Besos!! 💋💋💋

Álex... ¿te gusta que te recuerde cómo me follaron esa noche? :love::love:
interesante noche....
 
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