Maduras con chicos jóvenes

HOMBRE MADURO SE LLEVA A SU SECRETARIA AL MOTEL Y LA PONE A PETEAR SU POLLA
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Es casi un genero el de la madrastra ayudando al chavalin pajillero, pero en algunos ella consigue resultarme morbosa

 
¿A cuál actriz española imagináis adecuada para una película sobre una historia de incesto madre-hijo?
La peli contará con escenas muy muy explícitas y reales y causará indignación en la opinión pública (nada de sexo real, no es cine porno).
La actriz debe ser ya famosa y “mainstream” pero no una actriz porno.

Me intrigan vuestras opiniones.
 
Este casi se sale del guion: aunque aparentemente viene a despertarle es un servicio completo de categoria
Ufffffffff q ricura todo, el hijastro ufffffff la madrasta ufffffff
 
A mi Amo le gusta verme follar con otros. Él se sienta, y se deleita con el espectáculo de ver cómo un desconocido se folla a su mujer/sumisa. En esta ocasión fue un chico joven, al que yo le doblaba la edad, con muchísima energía, y una polla gruesa y larga que apenas me cabía en la boca.

Para darle más morbo, yo no le vi la cara hasta pasado un buen rato. Mi Amo quiso que me pusiera un antifaz y que me dejara llevar.

Yo me estiré en la cama, con mi antifaz, a la espera de que él llegara. Pasados unos minutos sonó el timbre, y escuché cómo mi Amo cruzaba algunas palabras con él. Nada más oírle, supe que de español tenía muy poco. Se acercó a mí, y empezamos a acariciarnos, con cierta timidez y evitando las zonas “delicadas”, a la espera de que fuera el otro el que se aventurara a ir un paso más allá. El taco de su piel, más duro y ligeramente áspero era nuevo para mí, al igual que su pelo, completamente diferente a lo que estoy acostumbrada.

Empezamos haciéndome él un masaje para romper el hielo. Sus manos titubeaban mientras recorrían mi cuerpo, y se atrevían tímidamente a rozar mis pequeños pechos primero, y mi culo, del que se quedó prendado. Ahí sí que no tenía miramientos en estrujar mis estupendas nalgas. Una vez entramos un poco más en confianza, decidí tomar la iniciativa e intercambiar posiciones. Enseguida me di cuenta de que su polla ya estaba de lo más excitaba, su tamaño, era bastante considerable y gruesa, me la puse en la boca y empecé a hacerle una mamada, apretando bien la boca sobre su polla para que le diera más placer. No podía metérmela hasta el fondo, de lo grande que era, aún así, con lo que me cabía en la boca, empezaba a oír ya sus gemidos de placer.

Poco a poco se iba soltando, y de vez en cuando, mientras yo seguía chupándosela, él acercaba sus brazos a mis pechos y me los acariciaba, me apretaba los pezones y, cada vez que hacía eso, él se ponía más cachondo.

Me estiré en la cama y dejé que me penetrara. Se le notaba que tenía muchas ganas, estaba muy excitado y sus embestidas eran nerviosas y muy seguidas, típicas de un joven sobradamente excitado, que necesita descargar ese infinito deseo sexual como sea. Su polla entró perfectamente en mi coño ya mojado, y aguantó el trote de ese pedazo de polla que entraba y salía con una energía incansable. Me cogía las piernas y se las ponía encima de los hombros, luego me estiraba de lado y se ponía medio encima de mí medio detrás, enchufándome su polla y moviéndome enérgicamente. Cambiamos a la posición de perrita, que me encanta, y mi Amo me dio mi estimulador de clítoris para darme placer y que tuviera mi primer orgasmo del día. Estaba tan excitada que no tardé mucho en correrme, un par de minutos quizás. Y es que ese aparatito, todo hay que decirlo, ¡es increíble! En esa posición tenía mi culo a mano, y con mi permiso, empezó a azotármelo, suavemente primero y, a medida que yo le decía que podía darme más fuerte, iba subiendo la intensidad. Eso me pone muy cachonda, la dualidad de dolor-placer me encanta. Y mi culo es perfecto para ser azotado. El joven, que no estaba acostumbrado a dar azotes, se reía mientras me pegaba, y le preguntaba si le gustaba, y me decía que le encantaba ¡Anda que no disfrutó azotándome y metiéndome su polla hasta el fondo de mi coño! Me pellizcaba el culo, lo agarraba fuertemente con sus manos, lo azotaba.

Mi Amo se unió a la fiesta y se estiró encima de la cama, desnudo, con su polla, otra grande y gorda, totalmente erguida y dispuesta a recibir una buena mamada de su Sumisa, a la que le encanta esa polla. Sé cómo comérsela, conozco todos sus lados, sus puntos más excitables, y mi lengua los repasa todos, de un modo más fuerte, más rápido, más lento…voy cambiando. Mientras, el jovencito me embestía por detrás como un jinete cabalgando a un caballo.

Su energía y excitación eran incansables, cambiamos de posición y entonces fue mi Amo el que penetró a su perra, y yo le hacía una nueva mamada y masturbaba la polla de este potro joven, a la vez que mi Amo me dejaba volver a usar mi aparatito preferido para correrme una segunda vez. Nada más ponérmelo, mi coño ya se pone tenso, de la excitación, un ligero cosquilleo recorre todo mi cuerpo, y mi respiración se va entrecortando, a la vez que va aumentando mi placer. Mi espalda se arquea, mis piernas y mi abdomen se tensan, y cuando llega el momento del orgasmo, salen gemidos incontrolados de mi boca, me tiembla el cuerpo, y toda yo exploto en un mar de excitación increíble. Desde los pies a la cabeza, ¡El placer es total!

Mi Amo estaba muy excitado, ya sólo de ver a su perra follando con otro, su polla se ponía firme. Llevaba mucho rato aguantándose, hasta que no pudo más y aumentó la fuerza de sus embestidas, hasta que se corrió dentro de mí. Yo tenía mi boca en la polla del joven, apretándola todo lo que podía con mis labios, para ponerle aún más cachondo. Cogía mi mano y la frotaba fuertemente, arriba y abajo, me la comía otra vez y volvía a las manos, así durante un buen rato, hasta que noté que sus piernas se tensaban, y sus gemidos cambiaron por unos más cortos y profundos, así que apreté más fuerte mi mano contra su polla y la masturbé más rápido, a la vez que me la metía y la sacaba de mi boca, a buen ritmo, hasta que empecé a ver cómo su leche se acumulaba en el condón que llevaba puesto. Fue un orgasmo silencioso, apenas gimió, su cuerpo se tensó unos segundos para expulsar el semen, y se relajó enseguida.

Los tres nos quedamos estirados en la cama hasta que recuperamos el aliento. La polla del joven seguía erguida, yo creo que hubiera aguantado otro asalto, pero yo no. Estaba literalmente agotada, no estaba acostumbrada a tanto trote.

Mi Amo, estaba orgulloso de su Sumisa, había obedecido y dado placer, como se le había ordenado. Y yo, contenta, de satisfacerlo.

Aquí un recuerdo de esa tarde
 

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