javieron
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Para estrenar la sección, procedo a publicar una historia que escribí el año pasado...
Historia inspirada en hechos reales ocurridos hace más de una década, retocada para fines dramáticos.
Match Point
Parte 1
Fernando caminaba por los pasillos del club confundido y nervioso. La foto que le enseñaron lo dejó así. A pesar que estaba de espaldas, el color del pelo, el cuerpo, esas caderas anchas, ese delicioso culo que varias veces fantaseó con él en su mente mientras se masturbaba o hacía el amor con su mujer, y sobre todo, la marca que le vio por el tobillo, que formaba parte de un tatuaje muy característico que le hacía estar seguro a quien pertenecía.
Siguió caminando cabizbajo, no sabía que hacer, no sabía si soltar la lengua, pero no se dio muchas opciones, eso iba a explotar tarde o temprano, si se la mostraron a él, podía verla cualquiera. No se iba a quedar de brazos cruzados, si su amigo se iba a enterar, tendría que ser por él. Así que sacó su celular...
-- Hola, necesito que vengas al bar de siempre, tengo que contarte algo... urgente.
===========================================================================
Esta historia está inspirada en un caso que ocurrió en uno de mis círculos sociales y que en su momento significó un terremoto de sensaciones y emociones, incluso quedan huellas hasta el día de hoy, como si fuera radioactividad después de una bomba.
===========================================================================
Claudia y Oscar se conocieron en una reunión familiar, él un poco mayor que ella, donde una prima de Oscar llevó como invitada a Claudia, cuando ambos aún cursaban época universitaria.
Desde el primer momento Oscar quedó deslumbrado con la belleza de Claudia, morena de ojos verdes y una figura llena de curvas, sobre todo con un rico y carnoso trasero.
Por supuesto, Oscar no perdió tiempo y comenzó a hablar con ella, adelantándose a sus pesados primos que ya le habían echado más de un ojo.
Pero Oscar se sentía en confianza, ya que era un tipo con cierto atractivo, atlético y sobre todo con mucha soltura al hablar, siempre destacaba en la universidad por eso siendo lo que más atraía en las mujeres, lo que le hizo tener cierta experiencia con el sexo opuesto.
Por el contrario, Claudia era una chica tímida, no hablaba mucho y era virgen. Eso no quitaba que de vez en cuando salga con algunos amigos, y esa reunión no fue la excepción, y la que fue el inicio de una nueva vida.
Las habilidades de Oscar para expresar sus ideas no pasaron desapercibidas para Claudia, quien se sintió atraída rápidamente por ese hombre.
No tardaron en salir pocos días después pero ya solos. Luego vinieron más salidas donde Oscar se lanzó a besarla a pesar de la enorme vergüenza que sentía Claudia, pero aún así respondió el beso de forma tímida. Fue ahí cuando Oscar le pidió ser su novia y ella aceptó encantada.
Su noviazgo fue viento en popa, y se enamoraron uno del otro inevitablemente. Las familias de ambos estaban felices por que cayeron muy bien. La vida les sonreía.
Después de un poco más de un año de noviazgo, Claudia por fin sucumbió ante el casi acoso que le hacía Oscar por hacerle el amor, que estaba desesperado por disfrutar de tan rico cuerpo.
Oscar lo hizo con cuidado y como era predecible, Claudia no se llegó a soltar del todo, ni siquiera tuvo un orgasmo a pesar del esfuerzo de su novio. A pesar de eso, no se desanimaron y con posteriores encuentros lograron afianzarse y por fin disfrutar de sus encuentros.
Aún así, Oscar estaba un poco frustrado por que Claudia era muy tradicional, y no le gustaban ciertas cosas, como mamársela o hacerlo al estilo perrito. Normalmente se corría sólo una vez, muy rara vez lo hacía 2 veces. Pero Oscar supo acomodarse y pasarla bien con ella.
Terminaron la carrera y Oscar encontró trabajo rápidamente ya que fue muy aplicado y emprendedor. Claudia también comenzó a trabajar pero aún en temas administrativos y no sobre su carrera.
No mucho de eso, Oscar le propuso matrimonio a Claudia en una reunión familiar. Todos se pusieron felices y más aún los novios.
Se casaron en una gran fiesta ya que ambas familias eran bastante pudientes. Eso no limitó la capacidad de Oscar, ya que al poco tiempo de casarse, abrió su propia empresa haciéndola crecer rápidamente.
Claudia se quedó embarazada al siguiente año y dio a luz a un niño, por lo que dejó de trabajar. Más aún cuando a los 2 años volvió a quedarse embarazada de otro niño. La familia era ya 4 miembros y estaban muy felices, o al menos es lo que parecía.
Oscar era socio de un club antiguo, donde se jugaba mucho al tenis. Desde que su abuelo se asoció, la familia mantuvo la tradición de frecuentar el recinto.
Dado esto, era obvio que los círculos de amistades se fueran formando en el club. Como Oscar iba desde pequeño, tenía un grupo grande, donde se encontraban para jugar tenis o hacer vida social.
Claudia se integró también y a pesar de su timidez, también logró hacer algunas amigas con las que también aprendió un poco del deporte e ir a jugar ocasionalmente.
Sus hijos al ir creciendo, también fueron contagiados y fueron aprendiendo, incluso veían una posibilidad de que el mayor pueda tentar ser profesional porque demostraba buenas cualidades.
A pesar del tiempo y los hijos, Claudia mantenía una figura envidiable y despertaba miradas y comentarios tanto de hombres como de mujeres.
Incluso estaba en el top 10 secreto de las mujeres más buenas del club. Incluso sus amigas más cercanas la molestaban diciendo que estaba muy rica. Ella sólo reía las gracias y de las miradas.
Conforme pasaba el tiempo, ya ella con 35 años, fue animada por sus amigas a participar en los campeonatos interclubes de tenis, donde necesitaban gente para su categoría. Como quiso aportar más que su mera participación, decidió entrenarse duro para ganar más partidos. Al principio iba con Oscar pero este ante la falta de tiempo, le propuso tomar clases con algún entrenador.
Los entrenadores del club se dividían en dos tipos: los entrenadores certificados externos contratados por el club, y estaban algunos socios que decidieron volverse entrenadores. Todos con basta experiencia en el deporte.
Al principio, Claudia comenzó a tomar clases con un entrenador externo, era un señor de 70 años que sabía su oficio, pero que poco a poco terminó por aburrir a Claudia, se sentía un poco frustrada.
Entonces pensó en Marco.
[Fiesta de aniversario del club 3 meses antes]
Oscar y Claudia acudieron a la tradicional fiesta del club como hacían casi todos los años. Allí se saludaban con todos los conocidos hasta que se cruzaron con el Sr Vasco, un viejo socio conocido que no le caía nada a Oscar..
-- Hola Sr Vasco -- Decían casi a la vez los esposos mientras pasaban.
-- Pero mira quien tenemos aquí, si es la pareja dispareja -- dijo el Sr. Vasco, siempre dando indirectas de que ella era mucho para él.
-- Aquí tratando de pasarla bien como casi siempre -- dijo Oscar. Medio en sarcasmo.
-- Pues me alegra. Miren aquí les presento a mi hijo Marco que recién ha regresado de los Eeuu.
-- Mucho gusto Marco, si te recuerdo años atrás cuando todavía eras pequeño -- Dijo Oscar amigablemente dándole la mano.
-- Mucho gusto Oscar.
Pero Marco casi al instante giró la cabeza hacia Claudia a quien miró de pies a cabeza sin mucho disimulo.
-- Hola, me llamo Marco, encantado -- Mientras la miraba a los ojos.
-- Hola, igualmente -- Dijo un poco nerviosa Claudia.
Marco era un chico de 25 años, de cuerpo atlético y con una mirada de cejas pobladas muy penetrante. Se fue a Eeuu a seguir una beca por el tenis, el cual jugaba muy bien.
-- Mi hijo está dando clases a algunos socios, quizás te pueda dar unas pocas a ti Osquitar, ya que desentonas bastante en tu grupo jajajajaja.
-- Jaja, pues no lo creo por ahora, quizás más adelante -- Respondía Oscar tratando de ser amable pero ya queriendo irse de ahí.
-- Y tú? -- Dijo Marco mirando a Claudia.
-- Yo?, clases?, más adelante quizás también -- dijo Claudia sintiéndose más nerviosa.
-- Bueno señores, nos retiramos a nuestra mesa, nos estamos viendo -- Dijo Oscar, jalando a Claudia alejándose de ellos.
-- Viejo imbécil, no lo soporto.
-- Ya, no dejes que te cambie el humor, sólo le gusta bromear así, pasa de él -- dijo Claudia tratando de tranquilizar a su esposo.
La noche fue transcurriendo mientras la pareja se divertía y bailaba con los amigos. En un momento Claudia fue al baño y al salir de ahí se encontró con Marco.
-- Hola guapa, que bien la estás pasando, me regalas un baile?
-- Ehhh... no gracias, me están esperando, quizás luego.
-- Ok, no te preocupes, y mi oferta sigue en pie eh?, podría ayudarte en tu tenis.
-- Lo pensaré, gracias.
Claudia se alejó rápidamente, ese chico la ponía extrañamente nerviosa, y no quería averiguar porqué.
Luego de la fiesta, pasó como una semana, y mientras Claudia iba a una de sus clases, cruzó por la cancha principal donde estaba jugando Marco con otro joven. No pudo evitar quedarse viendo, le impresionó la destreza de Marco, tenía un bonito estilo y una gran potencia de juego. Además estaba con una camiseta manga cero que le resaltaba los músculos. Claudia lo notó muy atractivo.
Sin darse cuenta que se quedó viendo un rato, Marco levantó la vista notando su presencia. De inmediato le sonrió y levantó su mano para saludarla.
Claudia al notarse descubierta, se puso roja y continuó su camino sin contestar el saludo.
Pasaron las semanas y Claudia seguía yendo a sus aburridas clases, y si bien el profesor era amable, no sentía que avanzaba mucho. Para mala suerte de ella, los demás profesores tenía horarios libres difíciles. No faltaba mucho para un nueva fecha del torneo, y quería demostrar mejoría, su objetivo era destacar en el grupo y en su categoría.
Para colmo seguía cruzándose con Marco quien le sonreía y la saludaba cada vez que podía. Ella aunque tímida al principio, comenzó a contestarle el saludo con más confianza.
Un día mientras salía de su entrenamiento, se volvió a cruzar con Marco.
-- Hola guapa, como va tu tenis? -- le decía como siempre mirándola fijo a los ojos.
-- Hola Marco, pues para ser sincera, sin muchos cambios.
-- Pues no se cuantas veces más tengo que decirlo, deja que te ayude, estoy seguro que notarás el cambio.
-- No sé Marco, ya estoy entrenando con el Sr. Cubas.
-- No seas mala pues, si con el viejo vas a ir como el cangrejo, me sorprende como has durado tanto.
-- Es que tampoco hay horarios accesibles para mi.
-- Pues no se diga más, empecemos de inmediato.
-- No lo sé.
-- Mira, déjame darte una clase, si no te sientes satisfecha, lo dejamos sin compromisos.
-- Uffff bueno, tú ganas, puedes el viernes en la mañana?
-- Perfecto, nos encontramos en la cancha 9 guapa.
-- Ok, Marco, gracias.
-- A ti guapa.
Mientras se alejaba, Claudia no supo bien si hizo mal o bien. Marco la ponía nerviosa, su miraba, su rostro, su cuerpo, su forma de hablarle. Creo que nunca había experimentado esas sensaciones. Con su esposo fue diferente, fue lindo pero diferente. No sabía como interpretarlo. Además era bastante más joven que ella, “No seas estúpida Claudia, no hay nada de malo en una clase” pensó.
Al llegar a su casa, Oscar estaba en la cocina preparándose un sandwich. Claudia lo observó y recordó que cuando comenzaron de novios era muy atlético. Ahora había sacado un poco de panza y los músculos ya estaban un poco flácidos. Si bien los encuentros sexuales no eran muy seguidos, la pasaban bien. Igual, Claudia nunca fue muy curiosa sobre eso, se había acomodado a su estilo de vida y nada la perturbaba, hasta que apareció Marco.
Oscar se dio cuenta de su presencia.
-- Hola, que haces ahí parada sin decir nada? -- dijo con una sonrisa en la boca.
-- Nada, sólo observándote -- Mientras también le sonreía.
Oscar la miró un poco extrañado.
-- Quieres uno? -- señalando su emparedado.
-- No gracias, quizás más tarde, ahora me voy a la ducha.
-- Qué tal van tus clases con el viejo?
-- Ahí, un poco aburrido, pero bien creo -- dijo un poco cortada.
-- Ten paciencia, poco a poco.
-- Porqué no volvemos a jugar juntos?, era divertido y siento que avanzaba más rápido.
-- Uff, la verdad el tiempo se me ha hecho difícil, quizás más adelante.
-- Bueno, no hay problema, ya veremos después. -- Dijo ella un poco decepcionada.
Se acercó a su esposo, le dio un pico y subió a su habitación. Oscar la siguió con la mirada. No se porque razón sintió algo diferente en su actuar, algo que había notado últimamente, pero se lo tomó como algo de frustración del deporte.
Llegó el viernes y los esposos salieron cada uno a su destino por su lado.
Claudia entró al club nerviosa y pensando si cancelaba o no las clases, no se sentía cómoda cerca de Marco, y no quería averiguar el porqué.
En el pasillo se detuvo un rato y luego se dio media vuelta para regresar a su casa, pero al dársela y avanzar se encontró cara a cara con un sonriente Marco.
-- Que mala suerte, te iba a dar un buen susto pero justo volteaste.
Estaban prácticamente pegados y Claudia no reaccionaba.
Oscar al ver eso le agarró la gorra y se la bajó cubriendo sus ojos, para luego cogerle los hombros, hacerla girar y hacerla caminar junto a él hacia las canchas.
-- Vamos que estamos con el horario justo y no quiero que un vejete se nos adelante y nos ocupe la cancha.
Claudia no decía nada y sólo seguía caminando a lado de él.
Llegaron y entraron para luego dejar sus cosas en las banca, sacando sus raquetas y pelotas.
-- Marco, recuerda, sólo esta clase ok?
-- Sólo si no salías satisfecha como acordamos.
Claudia lo miró resignada, pero pensando que pase lo que pase, no volverá a entrenar con él.
Se pusieron a calentar y luego se acercaron a la net.
-- Claudia, te he estado observando últimamente sabes?
-- A que te refieres?, Marco, eso no es correcto...
-- Bueno, quería adelantarme en caso me aceptes entrenar, he analizado tus fortalezas y debilidades, por qué no sería correcto?-- Mientras ponía un gesto extraño.
A Claudia se le subieron los colores al rostro y pensó en lo estúpida que fue al decir eso. Claro que se refería a su tenis, y ella pensando en otras cosas.
-- No, si es correcto, no quise decir eso, disculpa, no me hagas caso mejor.
Marco cada vez estaba más convencido que le gustaba mucho a Claudia e iba a aprovechar eso.
-- Bueno guapa, lo primero, vamos a perder el miedo a golpear, me he fijado que cuidas mucho la pelota, miedo al fallar y eso no es compatible con tu carácter y te frustras. Cuando hay que atacar, se ataca, cuando hay que subir a la net, se sube, ya basta de aguantarte por miedos absurdos ok?
Claudia se le quedó mirando callada como asimilando lo que le dijo.
-- No te oigo.
-- Si
-- Si qué?
-- Voy a atacar.
-- Más fuerte.
-- Voy a atacar!
-- No te oigo!
-- Voy atacar!!
-- Así me gusta.
Luego de un intercambio de golpes cerca a la net se pusieron al fondo. Marco le tiró al drive y Claudia pasó la bola.
-- Que pasa?, tienes una raqueta o una pluma?, golpea!
Luego Claudia golpeó más fuerte, luego otro y otro. Algunas fallaba, también muchas le entraban, le gustó la sensación y le entró la emoción. Luego de un rato pidió una pausa transpirando bastante.
-- Tienes que acordarte de respirar, entre golpe y golpe suele pasarle a muchos, aguantan la respiración y luego transpiran mucho. Vamos de nuevo!
Siguieron con los golpes, Claudia ahora si más concentrada.
-- Dobla las rodillas, no estés tan tiesa!
Luego Marco le tiró una bola cerca a la net, donde Claudia golpeó y volvió a su línea de fondo. Marco paró el juego.
-- Claudia, que acabas de hacer?
-- Golpeé la bola, por?
-- La golpeaste y que hiciste?
-- Regresé a mi línea de fondo.
-- No, lo que hiciste es transformarte en una gallina.
-- Cómo?
-- Eso mismo, si te acercas a una bola corta tienes que mantener el ataque, golpeas buscando las líneas y te sitúas en la net para rematar el punto.
-- Uffff no estoy acostumbrada a eso.
-- Ese ha sido tu problema, te has quedado estancada, tienes que hacer de tu juego más versátil. Créeme, subir a la net es una gran arma.
Retomaron el peloteo y Marco repitió las bolas cortas haciendo que Claudia subiera, golpeara a los costados y luego rematara en la net. Se sintió bien, y hasta comenzó a imaginar como podría ganarles a algunas mujeres que antes la dominaban.
Estuvieron algo más de una hora entrenando hasta que acabaron.
-- Nada mal Claudia, pensé que sería más lento pero la captas rápido.
-- La verdad, no me imaginé esto, siento como que me han sacado la venda.
-- Estabas encasillada, y eso que falta mucho más. El tenis es el deporte más completo que hay, físico, técnica y mente de forma mayúscula, tienes que entrenar todo.
-- Gracias por esto.
-- No hay de que. Nos vemos el lunes a la misma hora y en el mismo lugar. -- decía sonriendo mientras se levantaba y cargaba sus cosas para retirarse.
-- Marco... --dijo de pronto Claudia.
-- Si? -- Dijo él girando mirándola fijamente.
-- Nada... hasta el lunes y gracias de nuevo.
Marco le sonrió por última vez y se alejó. Claudia estaba confusa, aún sentía un poco de miedo incomprensible el tener que frecuentar con él, pero a la vez lo pasó estupendo, sintió que con él avanzó más en una clase que con 20 clases del Sr. Cubas. Así que se decidió a continuar, sin imaginar que lo que al principio era un simple deseo de superación se iría convirtiendo en un torrente enorme de sensaciones.
Continuará...
Historia inspirada en hechos reales ocurridos hace más de una década, retocada para fines dramáticos.
Match Point
Parte 1
Fernando caminaba por los pasillos del club confundido y nervioso. La foto que le enseñaron lo dejó así. A pesar que estaba de espaldas, el color del pelo, el cuerpo, esas caderas anchas, ese delicioso culo que varias veces fantaseó con él en su mente mientras se masturbaba o hacía el amor con su mujer, y sobre todo, la marca que le vio por el tobillo, que formaba parte de un tatuaje muy característico que le hacía estar seguro a quien pertenecía.
Siguió caminando cabizbajo, no sabía que hacer, no sabía si soltar la lengua, pero no se dio muchas opciones, eso iba a explotar tarde o temprano, si se la mostraron a él, podía verla cualquiera. No se iba a quedar de brazos cruzados, si su amigo se iba a enterar, tendría que ser por él. Así que sacó su celular...
-- Hola, necesito que vengas al bar de siempre, tengo que contarte algo... urgente.
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Esta historia está inspirada en un caso que ocurrió en uno de mis círculos sociales y que en su momento significó un terremoto de sensaciones y emociones, incluso quedan huellas hasta el día de hoy, como si fuera radioactividad después de una bomba.
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Claudia y Oscar se conocieron en una reunión familiar, él un poco mayor que ella, donde una prima de Oscar llevó como invitada a Claudia, cuando ambos aún cursaban época universitaria.
Desde el primer momento Oscar quedó deslumbrado con la belleza de Claudia, morena de ojos verdes y una figura llena de curvas, sobre todo con un rico y carnoso trasero.
Por supuesto, Oscar no perdió tiempo y comenzó a hablar con ella, adelantándose a sus pesados primos que ya le habían echado más de un ojo.
Pero Oscar se sentía en confianza, ya que era un tipo con cierto atractivo, atlético y sobre todo con mucha soltura al hablar, siempre destacaba en la universidad por eso siendo lo que más atraía en las mujeres, lo que le hizo tener cierta experiencia con el sexo opuesto.
Por el contrario, Claudia era una chica tímida, no hablaba mucho y era virgen. Eso no quitaba que de vez en cuando salga con algunos amigos, y esa reunión no fue la excepción, y la que fue el inicio de una nueva vida.
Las habilidades de Oscar para expresar sus ideas no pasaron desapercibidas para Claudia, quien se sintió atraída rápidamente por ese hombre.
No tardaron en salir pocos días después pero ya solos. Luego vinieron más salidas donde Oscar se lanzó a besarla a pesar de la enorme vergüenza que sentía Claudia, pero aún así respondió el beso de forma tímida. Fue ahí cuando Oscar le pidió ser su novia y ella aceptó encantada.
Su noviazgo fue viento en popa, y se enamoraron uno del otro inevitablemente. Las familias de ambos estaban felices por que cayeron muy bien. La vida les sonreía.
Después de un poco más de un año de noviazgo, Claudia por fin sucumbió ante el casi acoso que le hacía Oscar por hacerle el amor, que estaba desesperado por disfrutar de tan rico cuerpo.
Oscar lo hizo con cuidado y como era predecible, Claudia no se llegó a soltar del todo, ni siquiera tuvo un orgasmo a pesar del esfuerzo de su novio. A pesar de eso, no se desanimaron y con posteriores encuentros lograron afianzarse y por fin disfrutar de sus encuentros.
Aún así, Oscar estaba un poco frustrado por que Claudia era muy tradicional, y no le gustaban ciertas cosas, como mamársela o hacerlo al estilo perrito. Normalmente se corría sólo una vez, muy rara vez lo hacía 2 veces. Pero Oscar supo acomodarse y pasarla bien con ella.
Terminaron la carrera y Oscar encontró trabajo rápidamente ya que fue muy aplicado y emprendedor. Claudia también comenzó a trabajar pero aún en temas administrativos y no sobre su carrera.
No mucho de eso, Oscar le propuso matrimonio a Claudia en una reunión familiar. Todos se pusieron felices y más aún los novios.
Se casaron en una gran fiesta ya que ambas familias eran bastante pudientes. Eso no limitó la capacidad de Oscar, ya que al poco tiempo de casarse, abrió su propia empresa haciéndola crecer rápidamente.
Claudia se quedó embarazada al siguiente año y dio a luz a un niño, por lo que dejó de trabajar. Más aún cuando a los 2 años volvió a quedarse embarazada de otro niño. La familia era ya 4 miembros y estaban muy felices, o al menos es lo que parecía.
Oscar era socio de un club antiguo, donde se jugaba mucho al tenis. Desde que su abuelo se asoció, la familia mantuvo la tradición de frecuentar el recinto.
Dado esto, era obvio que los círculos de amistades se fueran formando en el club. Como Oscar iba desde pequeño, tenía un grupo grande, donde se encontraban para jugar tenis o hacer vida social.
Claudia se integró también y a pesar de su timidez, también logró hacer algunas amigas con las que también aprendió un poco del deporte e ir a jugar ocasionalmente.
Sus hijos al ir creciendo, también fueron contagiados y fueron aprendiendo, incluso veían una posibilidad de que el mayor pueda tentar ser profesional porque demostraba buenas cualidades.
A pesar del tiempo y los hijos, Claudia mantenía una figura envidiable y despertaba miradas y comentarios tanto de hombres como de mujeres.
Incluso estaba en el top 10 secreto de las mujeres más buenas del club. Incluso sus amigas más cercanas la molestaban diciendo que estaba muy rica. Ella sólo reía las gracias y de las miradas.
Conforme pasaba el tiempo, ya ella con 35 años, fue animada por sus amigas a participar en los campeonatos interclubes de tenis, donde necesitaban gente para su categoría. Como quiso aportar más que su mera participación, decidió entrenarse duro para ganar más partidos. Al principio iba con Oscar pero este ante la falta de tiempo, le propuso tomar clases con algún entrenador.
Los entrenadores del club se dividían en dos tipos: los entrenadores certificados externos contratados por el club, y estaban algunos socios que decidieron volverse entrenadores. Todos con basta experiencia en el deporte.
Al principio, Claudia comenzó a tomar clases con un entrenador externo, era un señor de 70 años que sabía su oficio, pero que poco a poco terminó por aburrir a Claudia, se sentía un poco frustrada.
Entonces pensó en Marco.
[Fiesta de aniversario del club 3 meses antes]
Oscar y Claudia acudieron a la tradicional fiesta del club como hacían casi todos los años. Allí se saludaban con todos los conocidos hasta que se cruzaron con el Sr Vasco, un viejo socio conocido que no le caía nada a Oscar..
-- Hola Sr Vasco -- Decían casi a la vez los esposos mientras pasaban.
-- Pero mira quien tenemos aquí, si es la pareja dispareja -- dijo el Sr. Vasco, siempre dando indirectas de que ella era mucho para él.
-- Aquí tratando de pasarla bien como casi siempre -- dijo Oscar. Medio en sarcasmo.
-- Pues me alegra. Miren aquí les presento a mi hijo Marco que recién ha regresado de los Eeuu.
-- Mucho gusto Marco, si te recuerdo años atrás cuando todavía eras pequeño -- Dijo Oscar amigablemente dándole la mano.
-- Mucho gusto Oscar.
Pero Marco casi al instante giró la cabeza hacia Claudia a quien miró de pies a cabeza sin mucho disimulo.
-- Hola, me llamo Marco, encantado -- Mientras la miraba a los ojos.
-- Hola, igualmente -- Dijo un poco nerviosa Claudia.
Marco era un chico de 25 años, de cuerpo atlético y con una mirada de cejas pobladas muy penetrante. Se fue a Eeuu a seguir una beca por el tenis, el cual jugaba muy bien.
-- Mi hijo está dando clases a algunos socios, quizás te pueda dar unas pocas a ti Osquitar, ya que desentonas bastante en tu grupo jajajajaja.
-- Jaja, pues no lo creo por ahora, quizás más adelante -- Respondía Oscar tratando de ser amable pero ya queriendo irse de ahí.
-- Y tú? -- Dijo Marco mirando a Claudia.
-- Yo?, clases?, más adelante quizás también -- dijo Claudia sintiéndose más nerviosa.
-- Bueno señores, nos retiramos a nuestra mesa, nos estamos viendo -- Dijo Oscar, jalando a Claudia alejándose de ellos.
-- Viejo imbécil, no lo soporto.
-- Ya, no dejes que te cambie el humor, sólo le gusta bromear así, pasa de él -- dijo Claudia tratando de tranquilizar a su esposo.
La noche fue transcurriendo mientras la pareja se divertía y bailaba con los amigos. En un momento Claudia fue al baño y al salir de ahí se encontró con Marco.
-- Hola guapa, que bien la estás pasando, me regalas un baile?
-- Ehhh... no gracias, me están esperando, quizás luego.
-- Ok, no te preocupes, y mi oferta sigue en pie eh?, podría ayudarte en tu tenis.
-- Lo pensaré, gracias.
Claudia se alejó rápidamente, ese chico la ponía extrañamente nerviosa, y no quería averiguar porqué.
Luego de la fiesta, pasó como una semana, y mientras Claudia iba a una de sus clases, cruzó por la cancha principal donde estaba jugando Marco con otro joven. No pudo evitar quedarse viendo, le impresionó la destreza de Marco, tenía un bonito estilo y una gran potencia de juego. Además estaba con una camiseta manga cero que le resaltaba los músculos. Claudia lo notó muy atractivo.
Sin darse cuenta que se quedó viendo un rato, Marco levantó la vista notando su presencia. De inmediato le sonrió y levantó su mano para saludarla.
Claudia al notarse descubierta, se puso roja y continuó su camino sin contestar el saludo.
Pasaron las semanas y Claudia seguía yendo a sus aburridas clases, y si bien el profesor era amable, no sentía que avanzaba mucho. Para mala suerte de ella, los demás profesores tenía horarios libres difíciles. No faltaba mucho para un nueva fecha del torneo, y quería demostrar mejoría, su objetivo era destacar en el grupo y en su categoría.
Para colmo seguía cruzándose con Marco quien le sonreía y la saludaba cada vez que podía. Ella aunque tímida al principio, comenzó a contestarle el saludo con más confianza.
Un día mientras salía de su entrenamiento, se volvió a cruzar con Marco.
-- Hola guapa, como va tu tenis? -- le decía como siempre mirándola fijo a los ojos.
-- Hola Marco, pues para ser sincera, sin muchos cambios.
-- Pues no se cuantas veces más tengo que decirlo, deja que te ayude, estoy seguro que notarás el cambio.
-- No sé Marco, ya estoy entrenando con el Sr. Cubas.
-- No seas mala pues, si con el viejo vas a ir como el cangrejo, me sorprende como has durado tanto.
-- Es que tampoco hay horarios accesibles para mi.
-- Pues no se diga más, empecemos de inmediato.
-- No lo sé.
-- Mira, déjame darte una clase, si no te sientes satisfecha, lo dejamos sin compromisos.
-- Uffff bueno, tú ganas, puedes el viernes en la mañana?
-- Perfecto, nos encontramos en la cancha 9 guapa.
-- Ok, Marco, gracias.
-- A ti guapa.
Mientras se alejaba, Claudia no supo bien si hizo mal o bien. Marco la ponía nerviosa, su miraba, su rostro, su cuerpo, su forma de hablarle. Creo que nunca había experimentado esas sensaciones. Con su esposo fue diferente, fue lindo pero diferente. No sabía como interpretarlo. Además era bastante más joven que ella, “No seas estúpida Claudia, no hay nada de malo en una clase” pensó.
Al llegar a su casa, Oscar estaba en la cocina preparándose un sandwich. Claudia lo observó y recordó que cuando comenzaron de novios era muy atlético. Ahora había sacado un poco de panza y los músculos ya estaban un poco flácidos. Si bien los encuentros sexuales no eran muy seguidos, la pasaban bien. Igual, Claudia nunca fue muy curiosa sobre eso, se había acomodado a su estilo de vida y nada la perturbaba, hasta que apareció Marco.
Oscar se dio cuenta de su presencia.
-- Hola, que haces ahí parada sin decir nada? -- dijo con una sonrisa en la boca.
-- Nada, sólo observándote -- Mientras también le sonreía.
Oscar la miró un poco extrañado.
-- Quieres uno? -- señalando su emparedado.
-- No gracias, quizás más tarde, ahora me voy a la ducha.
-- Qué tal van tus clases con el viejo?
-- Ahí, un poco aburrido, pero bien creo -- dijo un poco cortada.
-- Ten paciencia, poco a poco.
-- Porqué no volvemos a jugar juntos?, era divertido y siento que avanzaba más rápido.
-- Uff, la verdad el tiempo se me ha hecho difícil, quizás más adelante.
-- Bueno, no hay problema, ya veremos después. -- Dijo ella un poco decepcionada.
Se acercó a su esposo, le dio un pico y subió a su habitación. Oscar la siguió con la mirada. No se porque razón sintió algo diferente en su actuar, algo que había notado últimamente, pero se lo tomó como algo de frustración del deporte.
Llegó el viernes y los esposos salieron cada uno a su destino por su lado.
Claudia entró al club nerviosa y pensando si cancelaba o no las clases, no se sentía cómoda cerca de Marco, y no quería averiguar el porqué.
En el pasillo se detuvo un rato y luego se dio media vuelta para regresar a su casa, pero al dársela y avanzar se encontró cara a cara con un sonriente Marco.
-- Que mala suerte, te iba a dar un buen susto pero justo volteaste.
Estaban prácticamente pegados y Claudia no reaccionaba.
Oscar al ver eso le agarró la gorra y se la bajó cubriendo sus ojos, para luego cogerle los hombros, hacerla girar y hacerla caminar junto a él hacia las canchas.
-- Vamos que estamos con el horario justo y no quiero que un vejete se nos adelante y nos ocupe la cancha.
Claudia no decía nada y sólo seguía caminando a lado de él.
Llegaron y entraron para luego dejar sus cosas en las banca, sacando sus raquetas y pelotas.
-- Marco, recuerda, sólo esta clase ok?
-- Sólo si no salías satisfecha como acordamos.
Claudia lo miró resignada, pero pensando que pase lo que pase, no volverá a entrenar con él.
Se pusieron a calentar y luego se acercaron a la net.
-- Claudia, te he estado observando últimamente sabes?
-- A que te refieres?, Marco, eso no es correcto...
-- Bueno, quería adelantarme en caso me aceptes entrenar, he analizado tus fortalezas y debilidades, por qué no sería correcto?-- Mientras ponía un gesto extraño.
A Claudia se le subieron los colores al rostro y pensó en lo estúpida que fue al decir eso. Claro que se refería a su tenis, y ella pensando en otras cosas.
-- No, si es correcto, no quise decir eso, disculpa, no me hagas caso mejor.
Marco cada vez estaba más convencido que le gustaba mucho a Claudia e iba a aprovechar eso.
-- Bueno guapa, lo primero, vamos a perder el miedo a golpear, me he fijado que cuidas mucho la pelota, miedo al fallar y eso no es compatible con tu carácter y te frustras. Cuando hay que atacar, se ataca, cuando hay que subir a la net, se sube, ya basta de aguantarte por miedos absurdos ok?
Claudia se le quedó mirando callada como asimilando lo que le dijo.
-- No te oigo.
-- Si
-- Si qué?
-- Voy a atacar.
-- Más fuerte.
-- Voy a atacar!
-- No te oigo!
-- Voy atacar!!
-- Así me gusta.
Luego de un intercambio de golpes cerca a la net se pusieron al fondo. Marco le tiró al drive y Claudia pasó la bola.
-- Que pasa?, tienes una raqueta o una pluma?, golpea!
Luego Claudia golpeó más fuerte, luego otro y otro. Algunas fallaba, también muchas le entraban, le gustó la sensación y le entró la emoción. Luego de un rato pidió una pausa transpirando bastante.
-- Tienes que acordarte de respirar, entre golpe y golpe suele pasarle a muchos, aguantan la respiración y luego transpiran mucho. Vamos de nuevo!
Siguieron con los golpes, Claudia ahora si más concentrada.
-- Dobla las rodillas, no estés tan tiesa!
Luego Marco le tiró una bola cerca a la net, donde Claudia golpeó y volvió a su línea de fondo. Marco paró el juego.
-- Claudia, que acabas de hacer?
-- Golpeé la bola, por?
-- La golpeaste y que hiciste?
-- Regresé a mi línea de fondo.
-- No, lo que hiciste es transformarte en una gallina.
-- Cómo?
-- Eso mismo, si te acercas a una bola corta tienes que mantener el ataque, golpeas buscando las líneas y te sitúas en la net para rematar el punto.
-- Uffff no estoy acostumbrada a eso.
-- Ese ha sido tu problema, te has quedado estancada, tienes que hacer de tu juego más versátil. Créeme, subir a la net es una gran arma.
Retomaron el peloteo y Marco repitió las bolas cortas haciendo que Claudia subiera, golpeara a los costados y luego rematara en la net. Se sintió bien, y hasta comenzó a imaginar como podría ganarles a algunas mujeres que antes la dominaban.
Estuvieron algo más de una hora entrenando hasta que acabaron.
-- Nada mal Claudia, pensé que sería más lento pero la captas rápido.
-- La verdad, no me imaginé esto, siento como que me han sacado la venda.
-- Estabas encasillada, y eso que falta mucho más. El tenis es el deporte más completo que hay, físico, técnica y mente de forma mayúscula, tienes que entrenar todo.
-- Gracias por esto.
-- No hay de que. Nos vemos el lunes a la misma hora y en el mismo lugar. -- decía sonriendo mientras se levantaba y cargaba sus cosas para retirarse.
-- Marco... --dijo de pronto Claudia.
-- Si? -- Dijo él girando mirándola fijamente.
-- Nada... hasta el lunes y gracias de nuevo.
Marco le sonrió por última vez y se alejó. Claudia estaba confusa, aún sentía un poco de miedo incomprensible el tener que frecuentar con él, pero a la vez lo pasó estupendo, sintió que con él avanzó más en una clase que con 20 clases del Sr. Cubas. Así que se decidió a continuar, sin imaginar que lo que al principio era un simple deseo de superación se iría convirtiendo en un torrente enorme de sensaciones.
Continuará...