Match Point

javieron

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Para estrenar la sección, procedo a publicar una historia que escribí el año pasado...


Historia inspirada en hechos reales ocurridos hace más de una década, retocada para fines dramáticos.





Match Point

Parte 1




Fernando caminaba por los pasillos del club confundido y nervioso. La foto que le enseñaron lo dejó así. A pesar que estaba de espaldas, el color del pelo, el cuerpo, esas caderas anchas, ese delicioso culo que varias veces fantaseó con él en su mente mientras se masturbaba o hacía el amor con su mujer, y sobre todo, la marca que le vio por el tobillo, que formaba parte de un tatuaje muy característico que le hacía estar seguro a quien pertenecía.



Siguió caminando cabizbajo, no sabía que hacer, no sabía si soltar la lengua, pero no se dio muchas opciones, eso iba a explotar tarde o temprano, si se la mostraron a él, podía verla cualquiera. No se iba a quedar de brazos cruzados, si su amigo se iba a enterar, tendría que ser por él. Así que sacó su celular...



-- Hola, necesito que vengas al bar de siempre, tengo que contarte algo... urgente.



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Esta historia está inspirada en un caso que ocurrió en uno de mis círculos sociales y que en su momento significó un terremoto de sensaciones y emociones, incluso quedan huellas hasta el día de hoy, como si fuera radioactividad después de una bomba.

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Claudia y Oscar se conocieron en una reunión familiar, él un poco mayor que ella, donde una prima de Oscar llevó como invitada a Claudia, cuando ambos aún cursaban época universitaria.

Desde el primer momento Oscar quedó deslumbrado con la belleza de Claudia, morena de ojos verdes y una figura llena de curvas, sobre todo con un rico y carnoso trasero.

Por supuesto, Oscar no perdió tiempo y comenzó a hablar con ella, adelantándose a sus pesados primos que ya le habían echado más de un ojo.



Pero Oscar se sentía en confianza, ya que era un tipo con cierto atractivo, atlético y sobre todo con mucha soltura al hablar, siempre destacaba en la universidad por eso siendo lo que más atraía en las mujeres, lo que le hizo tener cierta experiencia con el sexo opuesto.



Por el contrario, Claudia era una chica tímida, no hablaba mucho y era virgen. Eso no quitaba que de vez en cuando salga con algunos amigos, y esa reunión no fue la excepción, y la que fue el inicio de una nueva vida.



Las habilidades de Oscar para expresar sus ideas no pasaron desapercibidas para Claudia, quien se sintió atraída rápidamente por ese hombre.



No tardaron en salir pocos días después pero ya solos. Luego vinieron más salidas donde Oscar se lanzó a besarla a pesar de la enorme vergüenza que sentía Claudia, pero aún así respondió el beso de forma tímida. Fue ahí cuando Oscar le pidió ser su novia y ella aceptó encantada.



Su noviazgo fue viento en popa, y se enamoraron uno del otro inevitablemente. Las familias de ambos estaban felices por que cayeron muy bien. La vida les sonreía.



Después de un poco más de un año de noviazgo, Claudia por fin sucumbió ante el casi acoso que le hacía Oscar por hacerle el amor, que estaba desesperado por disfrutar de tan rico cuerpo.



Oscar lo hizo con cuidado y como era predecible, Claudia no se llegó a soltar del todo, ni siquiera tuvo un orgasmo a pesar del esfuerzo de su novio. A pesar de eso, no se desanimaron y con posteriores encuentros lograron afianzarse y por fin disfrutar de sus encuentros.



Aún así, Oscar estaba un poco frustrado por que Claudia era muy tradicional, y no le gustaban ciertas cosas, como mamársela o hacerlo al estilo perrito. Normalmente se corría sólo una vez, muy rara vez lo hacía 2 veces. Pero Oscar supo acomodarse y pasarla bien con ella.



Terminaron la carrera y Oscar encontró trabajo rápidamente ya que fue muy aplicado y emprendedor. Claudia también comenzó a trabajar pero aún en temas administrativos y no sobre su carrera.



No mucho de eso, Oscar le propuso matrimonio a Claudia en una reunión familiar. Todos se pusieron felices y más aún los novios.



Se casaron en una gran fiesta ya que ambas familias eran bastante pudientes. Eso no limitó la capacidad de Oscar, ya que al poco tiempo de casarse, abrió su propia empresa haciéndola crecer rápidamente.



Claudia se quedó embarazada al siguiente año y dio a luz a un niño, por lo que dejó de trabajar. Más aún cuando a los 2 años volvió a quedarse embarazada de otro niño. La familia era ya 4 miembros y estaban muy felices, o al menos es lo que parecía.



Oscar era socio de un club antiguo, donde se jugaba mucho al tenis. Desde que su abuelo se asoció, la familia mantuvo la tradición de frecuentar el recinto.



Dado esto, era obvio que los círculos de amistades se fueran formando en el club. Como Oscar iba desde pequeño, tenía un grupo grande, donde se encontraban para jugar tenis o hacer vida social.



Claudia se integró también y a pesar de su timidez, también logró hacer algunas amigas con las que también aprendió un poco del deporte e ir a jugar ocasionalmente.



Sus hijos al ir creciendo, también fueron contagiados y fueron aprendiendo, incluso veían una posibilidad de que el mayor pueda tentar ser profesional porque demostraba buenas cualidades.



A pesar del tiempo y los hijos, Claudia mantenía una figura envidiable y despertaba miradas y comentarios tanto de hombres como de mujeres.



Incluso estaba en el top 10 secreto de las mujeres más buenas del club. Incluso sus amigas más cercanas la molestaban diciendo que estaba muy rica. Ella sólo reía las gracias y de las miradas.



Conforme pasaba el tiempo, ya ella con 35 años, fue animada por sus amigas a participar en los campeonatos interclubes de tenis, donde necesitaban gente para su categoría. Como quiso aportar más que su mera participación, decidió entrenarse duro para ganar más partidos. Al principio iba con Oscar pero este ante la falta de tiempo, le propuso tomar clases con algún entrenador.



Los entrenadores del club se dividían en dos tipos: los entrenadores certificados externos contratados por el club, y estaban algunos socios que decidieron volverse entrenadores. Todos con basta experiencia en el deporte.



Al principio, Claudia comenzó a tomar clases con un entrenador externo, era un señor de 70 años que sabía su oficio, pero que poco a poco terminó por aburrir a Claudia, se sentía un poco frustrada.



Entonces pensó en Marco.



[Fiesta de aniversario del club 3 meses antes]



Oscar y Claudia acudieron a la tradicional fiesta del club como hacían casi todos los años. Allí se saludaban con todos los conocidos hasta que se cruzaron con el Sr Vasco, un viejo socio conocido que no le caía nada a Oscar..



-- Hola Sr Vasco -- Decían casi a la vez los esposos mientras pasaban.

-- Pero mira quien tenemos aquí, si es la pareja dispareja -- dijo el Sr. Vasco, siempre dando indirectas de que ella era mucho para él.

-- Aquí tratando de pasarla bien como casi siempre -- dijo Oscar. Medio en sarcasmo.

-- Pues me alegra. Miren aquí les presento a mi hijo Marco que recién ha regresado de los Eeuu.

-- Mucho gusto Marco, si te recuerdo años atrás cuando todavía eras pequeño -- Dijo Oscar amigablemente dándole la mano.

-- Mucho gusto Oscar.



Pero Marco casi al instante giró la cabeza hacia Claudia a quien miró de pies a cabeza sin mucho disimulo.



-- Hola, me llamo Marco, encantado -- Mientras la miraba a los ojos.

-- Hola, igualmente -- Dijo un poco nerviosa Claudia.



Marco era un chico de 25 años, de cuerpo atlético y con una mirada de cejas pobladas muy penetrante. Se fue a Eeuu a seguir una beca por el tenis, el cual jugaba muy bien.



-- Mi hijo está dando clases a algunos socios, quizás te pueda dar unas pocas a ti Osquitar, ya que desentonas bastante en tu grupo jajajajaja.

-- Jaja, pues no lo creo por ahora, quizás más adelante -- Respondía Oscar tratando de ser amable pero ya queriendo irse de ahí.

-- Y tú? -- Dijo Marco mirando a Claudia.

-- Yo?, clases?, más adelante quizás también -- dijo Claudia sintiéndose más nerviosa.

-- Bueno señores, nos retiramos a nuestra mesa, nos estamos viendo -- Dijo Oscar, jalando a Claudia alejándose de ellos.



-- Viejo imbécil, no lo soporto.

-- Ya, no dejes que te cambie el humor, sólo le gusta bromear así, pasa de él -- dijo Claudia tratando de tranquilizar a su esposo.



La noche fue transcurriendo mientras la pareja se divertía y bailaba con los amigos. En un momento Claudia fue al baño y al salir de ahí se encontró con Marco.



-- Hola guapa, que bien la estás pasando, me regalas un baile?

-- Ehhh... no gracias, me están esperando, quizás luego.

-- Ok, no te preocupes, y mi oferta sigue en pie eh?, podría ayudarte en tu tenis.

-- Lo pensaré, gracias.



Claudia se alejó rápidamente, ese chico la ponía extrañamente nerviosa, y no quería averiguar porqué.



Luego de la fiesta, pasó como una semana, y mientras Claudia iba a una de sus clases, cruzó por la cancha principal donde estaba jugando Marco con otro joven. No pudo evitar quedarse viendo, le impresionó la destreza de Marco, tenía un bonito estilo y una gran potencia de juego. Además estaba con una camiseta manga cero que le resaltaba los músculos. Claudia lo notó muy atractivo.



Sin darse cuenta que se quedó viendo un rato, Marco levantó la vista notando su presencia. De inmediato le sonrió y levantó su mano para saludarla.



Claudia al notarse descubierta, se puso roja y continuó su camino sin contestar el saludo.



Pasaron las semanas y Claudia seguía yendo a sus aburridas clases, y si bien el profesor era amable, no sentía que avanzaba mucho. Para mala suerte de ella, los demás profesores tenía horarios libres difíciles. No faltaba mucho para un nueva fecha del torneo, y quería demostrar mejoría, su objetivo era destacar en el grupo y en su categoría.



Para colmo seguía cruzándose con Marco quien le sonreía y la saludaba cada vez que podía. Ella aunque tímida al principio, comenzó a contestarle el saludo con más confianza.



Un día mientras salía de su entrenamiento, se volvió a cruzar con Marco.



-- Hola guapa, como va tu tenis? -- le decía como siempre mirándola fijo a los ojos.

-- Hola Marco, pues para ser sincera, sin muchos cambios.

-- Pues no se cuantas veces más tengo que decirlo, deja que te ayude, estoy seguro que notarás el cambio.

-- No sé Marco, ya estoy entrenando con el Sr. Cubas.

-- No seas mala pues, si con el viejo vas a ir como el cangrejo, me sorprende como has durado tanto.

-- Es que tampoco hay horarios accesibles para mi.

-- Pues no se diga más, empecemos de inmediato.

-- No lo sé.

-- Mira, déjame darte una clase, si no te sientes satisfecha, lo dejamos sin compromisos.

-- Uffff bueno, tú ganas, puedes el viernes en la mañana?

-- Perfecto, nos encontramos en la cancha 9 guapa.

-- Ok, Marco, gracias.

-- A ti guapa.



Mientras se alejaba, Claudia no supo bien si hizo mal o bien. Marco la ponía nerviosa, su miraba, su rostro, su cuerpo, su forma de hablarle. Creo que nunca había experimentado esas sensaciones. Con su esposo fue diferente, fue lindo pero diferente. No sabía como interpretarlo. Además era bastante más joven que ella, “No seas estúpida Claudia, no hay nada de malo en una clase” pensó.



Al llegar a su casa, Oscar estaba en la cocina preparándose un sandwich. Claudia lo observó y recordó que cuando comenzaron de novios era muy atlético. Ahora había sacado un poco de panza y los músculos ya estaban un poco flácidos. Si bien los encuentros sexuales no eran muy seguidos, la pasaban bien. Igual, Claudia nunca fue muy curiosa sobre eso, se había acomodado a su estilo de vida y nada la perturbaba, hasta que apareció Marco.



Oscar se dio cuenta de su presencia.



-- Hola, que haces ahí parada sin decir nada? -- dijo con una sonrisa en la boca.

-- Nada, sólo observándote -- Mientras también le sonreía.



Oscar la miró un poco extrañado.



-- Quieres uno? -- señalando su emparedado.

-- No gracias, quizás más tarde, ahora me voy a la ducha.

-- Qué tal van tus clases con el viejo?

-- Ahí, un poco aburrido, pero bien creo -- dijo un poco cortada.

-- Ten paciencia, poco a poco.

-- Porqué no volvemos a jugar juntos?, era divertido y siento que avanzaba más rápido.

-- Uff, la verdad el tiempo se me ha hecho difícil, quizás más adelante.

-- Bueno, no hay problema, ya veremos después. -- Dijo ella un poco decepcionada.



Se acercó a su esposo, le dio un pico y subió a su habitación. Oscar la siguió con la mirada. No se porque razón sintió algo diferente en su actuar, algo que había notado últimamente, pero se lo tomó como algo de frustración del deporte.



Llegó el viernes y los esposos salieron cada uno a su destino por su lado.



Claudia entró al club nerviosa y pensando si cancelaba o no las clases, no se sentía cómoda cerca de Marco, y no quería averiguar el porqué.



En el pasillo se detuvo un rato y luego se dio media vuelta para regresar a su casa, pero al dársela y avanzar se encontró cara a cara con un sonriente Marco.



-- Que mala suerte, te iba a dar un buen susto pero justo volteaste.



Estaban prácticamente pegados y Claudia no reaccionaba.



Oscar al ver eso le agarró la gorra y se la bajó cubriendo sus ojos, para luego cogerle los hombros, hacerla girar y hacerla caminar junto a él hacia las canchas.



-- Vamos que estamos con el horario justo y no quiero que un vejete se nos adelante y nos ocupe la cancha.



Claudia no decía nada y sólo seguía caminando a lado de él.



Llegaron y entraron para luego dejar sus cosas en las banca, sacando sus raquetas y pelotas.



-- Marco, recuerda, sólo esta clase ok?

-- Sólo si no salías satisfecha como acordamos.



Claudia lo miró resignada, pero pensando que pase lo que pase, no volverá a entrenar con él.



Se pusieron a calentar y luego se acercaron a la net.



-- Claudia, te he estado observando últimamente sabes?

-- A que te refieres?, Marco, eso no es correcto...

-- Bueno, quería adelantarme en caso me aceptes entrenar, he analizado tus fortalezas y debilidades, por qué no sería correcto?-- Mientras ponía un gesto extraño.



A Claudia se le subieron los colores al rostro y pensó en lo estúpida que fue al decir eso. Claro que se refería a su tenis, y ella pensando en otras cosas.



-- No, si es correcto, no quise decir eso, disculpa, no me hagas caso mejor.



Marco cada vez estaba más convencido que le gustaba mucho a Claudia e iba a aprovechar eso.



-- Bueno guapa, lo primero, vamos a perder el miedo a golpear, me he fijado que cuidas mucho la pelota, miedo al fallar y eso no es compatible con tu carácter y te frustras. Cuando hay que atacar, se ataca, cuando hay que subir a la net, se sube, ya basta de aguantarte por miedos absurdos ok?



Claudia se le quedó mirando callada como asimilando lo que le dijo.



-- No te oigo.

-- Si

-- Si qué?

-- Voy a atacar.

-- Más fuerte.

-- Voy a atacar!

-- No te oigo!

-- Voy atacar!!

-- Así me gusta.



Luego de un intercambio de golpes cerca a la net se pusieron al fondo. Marco le tiró al drive y Claudia pasó la bola.



-- Que pasa?, tienes una raqueta o una pluma?, golpea!



Luego Claudia golpeó más fuerte, luego otro y otro. Algunas fallaba, también muchas le entraban, le gustó la sensación y le entró la emoción. Luego de un rato pidió una pausa transpirando bastante.



-- Tienes que acordarte de respirar, entre golpe y golpe suele pasarle a muchos, aguantan la respiración y luego transpiran mucho. Vamos de nuevo!



Siguieron con los golpes, Claudia ahora si más concentrada.



-- Dobla las rodillas, no estés tan tiesa!



Luego Marco le tiró una bola cerca a la net, donde Claudia golpeó y volvió a su línea de fondo. Marco paró el juego.



-- Claudia, que acabas de hacer?

-- Golpeé la bola, por?

-- La golpeaste y que hiciste?

-- Regresé a mi línea de fondo.

-- No, lo que hiciste es transformarte en una gallina.

-- Cómo?

-- Eso mismo, si te acercas a una bola corta tienes que mantener el ataque, golpeas buscando las líneas y te sitúas en la net para rematar el punto.

-- Uffff no estoy acostumbrada a eso.

-- Ese ha sido tu problema, te has quedado estancada, tienes que hacer de tu juego más versátil. Créeme, subir a la net es una gran arma.



Retomaron el peloteo y Marco repitió las bolas cortas haciendo que Claudia subiera, golpeara a los costados y luego rematara en la net. Se sintió bien, y hasta comenzó a imaginar como podría ganarles a algunas mujeres que antes la dominaban.



Estuvieron algo más de una hora entrenando hasta que acabaron.



-- Nada mal Claudia, pensé que sería más lento pero la captas rápido.

-- La verdad, no me imaginé esto, siento como que me han sacado la venda.

-- Estabas encasillada, y eso que falta mucho más. El tenis es el deporte más completo que hay, físico, técnica y mente de forma mayúscula, tienes que entrenar todo.

-- Gracias por esto.

-- No hay de que. Nos vemos el lunes a la misma hora y en el mismo lugar. -- decía sonriendo mientras se levantaba y cargaba sus cosas para retirarse.

-- Marco... --dijo de pronto Claudia.

-- Si? -- Dijo él girando mirándola fijamente.

-- Nada... hasta el lunes y gracias de nuevo.



Marco le sonrió por última vez y se alejó. Claudia estaba confusa, aún sentía un poco de miedo incomprensible el tener que frecuentar con él, pero a la vez lo pasó estupendo, sintió que con él avanzó más en una clase que con 20 clases del Sr. Cubas. Así que se decidió a continuar, sin imaginar que lo que al principio era un simple deseo de superación se iría convirtiendo en un torrente enorme de sensaciones.



Continuará...
 
Match Point
Parte dos




Así pasó el lunes... y luego otro día, y otro y otro... sin ya considerar dejarlo, principalmente según ella, porque le había significado un real cambio en su juego, cosa que no le faltaba razón, pero muy dentro de Claudia, sabía que no era la única razón.



Desde que tomó clases con él, Claudia se sentía más eufórica e inesperadamente excitada. No quería reconocerlo pero le estaba encantando todo con él. La forma de darle consejos sobre el deporte, la forma de entrenar, su forma de hablar, sus bromas, sus miradas, su sonrisa retorcida, e indudablemente su atlético cuerpo. El trato en la conversación se notaba la buena química. Él solía tirarle la visera de la gorra hacia abajo en modo de broma, y aunque un poco molesto le parecía a ella al comienzo, luego hasta le gustaba que lo hiciera. Ella solía darle un puñete en el brazo marcado o en las abdominales.



A veces se ponía atrás de ella para indicarle el movimiento del brazo para revisar la técnica, incluso en algunas sentía que se pegaba de más, y ella temblaba. Luego de eso en la ducha se le hacía imposible no masturbarse, a veces atacaba directamente su hinchado clítoris sobándolo en forma circular, y a veces lo complementaba metíéndose dos o tres dedos. Lo hacía en su casa e incluso en las duchas del club. En ambos casos lo hacía de forma silenciosa por temor a que otros escuchen sus gemidos. No quería recurrir a su esposo en las noches más de lo que normalmente estaban acostumbrados porque le deba rabia tener que hacerlo por causa de otro hombre. Se estaba descontrolando y no le gustaba.





En el plano deportivo, Claudia se sentía muy bien, había agarrado más confianza y se notó cuando jugó con sus amigas, donde comenzó a sacar diferencia.



-- Uy Claudita, veo que las clases con Marquito te están sentando muy bien.-- Dijo su amiga Inés.

-- Con Marco?, que no estaba con el Sr. Cubas? -- dijo otra del grupo.

-- Que va, todo este cambio ha sido mérito de ese muñeco, a que si Claudia?

-- El sólo me está ayudando de otra forma, digamos que de forma diferente.

-- Pues yo creo que su técnica te está gustando mucho, se te ve en la cara jajajaja.

-- No molestes Inés, que ya sé por donde vas. Sólo me está ayudando, no estés imaginando cosas.

-- Ok ok, no dije nada-- Mientras seguía riendo.







Llegó el fin de semana y se juntaron en la sede de un club rival para una fecha más de los interclubes. A Claudia la programaron para enfrentar a una señora que siempre le había ganado, pero esta vez sintió que podía ser diferente.



Oscar no pudo ir a alentarla desde el comienzo ya que tenía un almuerzo de trabajo de último momento, y dijo que iba apenas terminara, por el contrario se encontró con Marco quien estaba terminando su partido contra su rival de turno. El partido fue muy peleado, pero Marco logró imponerse con gran despliegue. La gente alrededor lo alentaba y cuando salió del terreno de juego se acercaron a felicitarlo, notando Claudia que eran en su mayoría mujeres de varias edades, sobre todo una chica hija de otro socio menor que él inclusive, se mostraba bien cariñosa y le hablaba agarrando su mano y brazos disimuladamente, mientras Marco le hacía reir con alguna ocurrencia. A Claudia como que no le sentó bien esa imagen y se quedó en su sitio.



Luego Marco se separó para ir a los camerinos y caminó en dirección hacia Claudia que estaba de camino.



-- Hola guapísima, lista para tu encuentro?

-- Si -- dijo secamente.

-- Veo que tienes un rato aquí, me hubiera gustado un aliento, mi partido fue difícil.

-- Para qué?, tienes fans de sobra no? -- Contestó Claudia de manera fría.



Marco puso cara de sorpresa para luego sonreir ante lo evidente.

-- Qué pasa? Celosa?

-- Celos de qué?, por que tendría que estar celosa de una chiquilla que te manosea?-- dijo de repente para luego quedarse muda.

-- Chiquilla?, te refieres a Sonia?, sólo es una amiga, yo me refería en broma a si tenías celos por las felicitaciones.



Claudia se dio cuenta de la metida de pata que hizo y se puso roja para luego ponerse la mano en la frente.



-- Discúlpame, no quise referirme a eso, es que estoy un poco nerviosa por el partido, soy una estúpida.

-- No eres una estúpida, simplemente te molestó lo de Sonia, pero sólo somos amigos.

-- Que no Marco, yo no estoy celosa de eso.-- Mientras lo miraba con falsa indignación.

-- Segura?, no hay nada de malo.-- Mientras le dedicaba su típica sonrisa retorcida.

-- Oye pero tú quien te crees?, yo estoy felizmente casada, no me puedes gustar, además eres mucho menor que yo.



Marco le mantenía la sonrisa y la mirada, mientras ella de nuevo se lamentó de sus palabras, se metía en el hoyo ella solita sin que la ayuden. Miró al frente y resopló resignada.



-- Escúchame, sobre el partido...-- Dijo Marco cambiando de tema.-- No te vayas a reprimir, recuerda lo practicado, busca las líneas y sube a la net, no te olvides de tu respiración y sobre todo no te encasilles en una forma de juego, si ves que pasas por malas rachas cambia la estrategia, atráela a la net y de ahí la pasas o la globeas. Concéntrate, si fallas olvida rápido y concéntrate en el siguiente, trabaja punto por punto. Tú puedes, que nadie te diga lo contrario. Te deseo muchos éxitos. -- Luego le dio un beso cerca a los labios y se alejó a los camerinos.



Claudia se quedó apoyada en la baranda viendo su caminar. Se volvió a poner las manos en la cara... “Que pasa contigo Claudia?, tú amas a tu esposo, no lo olvides”.



-- No olvides que, tonta?-- Respondió su amiga Inés que apareció de pronto.

-- Ehhh no nada, me daba ánimos antes del partido.-- Respondió asustada.

-- Ay Claudita, no te preocupes, igual esa señora tiene mucha experiencia, es de las más rankeadas, no hay dramas si pierdes de nuevo.

-- No voy a perder, esta vez será diferente, ya lo verás.-- Dijo seria.

-- Ok ok leona, igual te estaremos alentando y esperando para tomarnos algo después.



Llegó el momento del partido y todos tomaron posición. La rival de Claudia tenía 50 años, desde niña había jugado regularmente con algunas pausas. Hoy en día su habilidad se basaba en la experiencia y por varios años no solía tener rival, solo le bastaba pasar la bola para que sus rivales perdieran solas.



Empezó el partido y Claudia decidió arriesgar poco a poco mientras iba agarrando ritmo. La rival se sorprendió, a Claudia le estaban entrando las bolas y lo que es peor, no le estaba funcionando mucho el peloteo por que Claudia se acercaba a la net y remataba muchas de ellas. El partido se tornó durísimo y se fueron hasta el tie break final, que consistía en quien llegaba a los 10 puntos con diferencia de 2 puntos, eso pasaba cuando ambos rivales empataban a un set por lado, era una regla acordada desde hacía buen tiempo por los clubes del país. La rival se le notaba el cansancio, ya que no estaba acostumbrada a llegar hasta ese extremo, y ya no se pudo mover como antes, dando lugar a que Claudia, dueña de un físico que ya quisieran muchas adolescentes, que alcanzaba todas las pelotas, lograra llevarse la victoria.



Todos los presentes de su club aplaudían eufóricos coreando el nombre del club y Claudia estaba igual. Sus amigas saltando de alegría la abrazaron y rieron con ella. Luego de muchos saludos, Claudia decidió llamar a Oscar. Recién al tercer intento contestó.



-- Hola mi amor, dime.

-- Gané mi amor, gané por fin!!! -- le decía eufórica y emocionada.

-- Ohh que bien!!!, a quien de tus amigas ganaste?.

-- A ninguna, te estoy hablando del interclubes, le gané a una señora que siempre nos ganaba.

-- Ohh el interclubes, verdad que me dijiste, pues felicidades me alegra mucho por ti, los chicos seguro que también lo estarán. Se ve que las clases con el viejo dieron sus resultados.

-- Bueno, si, también -- Dijo Claudia un poco cortada.



Mientras hablaban, Claudia escuchaba en el fondo sonido de vasos chocando y carcajadas.



-- Y que tal tu reunión de trabajo?

-- Bien, aquí sigo en la misma.

-- Pues parece que ya terminaron, no podemos encontrarnos?, tengo ganas de celebrar.

-- Uyyy difícil amor, estoy en plena reunión.

-- Pero si ya estás tomado, se nota en tu voz, de que van a seguir hablando?

-- No exageres, sólo acompañamos el almuerzo, todos estamos bien, no empieces de nuevo.

-- Si, bueno, tú habías quedado en estar acá pero de pronto me dices que tienes una reunión y encima sólo escucho carcajadas de borrachos, pero tampoco te voy a estar rogando, sólo te llamé por que dijiste que venías.

-- Amor, se me presentó de improviso ya te dije, y se alargó, así son a veces estas cosas, luego voy y vemos que hacemos. -- Dijo Oscar en tono conciliador.

-- Bueno, ya verás, no tomes mucho y regresa con cuidado, bye.

-- Que no amor, ya nos vemos.



Claudia colgó resignada, pero decidió que eso no iba a afectar su día. Levantó la vista y vio de reojo a Marco apoyado en la baranda de la esquina aplaudiendo con su risa característica. Esta vez Claudia no se reprimió y se acercó a él super contenta.



-- Pero mira quien tenemos aquí, la futura top ten de la WTA.

-- Ya ya, tampoco exageres. Sólo me acerqué a darte las gracias, me ayudaste mucho.

-- Que va, yo sólo te di un empujoncito. Tú solista te sacaste la venda.

-- Ya, no seas humilde tampoco, tonto.-- Se lo decía ya sonriendo con él.

-- Esto tenemos que celebrarlo, que te parece si te invito una cerveza aquí en el bar de este club?, así de paso hablamos sobre el control de tus celos jajajajaja.

-- Que idiota eres! -- dijo fingiendo molestia -- Y es que no voy a poder porque ya he quedado con mis amigas, además... no quiero que alguien nos vea y esté pensando cosas que no son.

-- Y cual crees que sean esas cosas que van a pensar? -- decía Marco mientras se acercaba sugerentemente a Claudia.

-- Cosas.



Marco mirándola fijamente le sujetó la mano y la jaló en dirección al bar. Claudia se dejó llevar. Una vez ahí, Marco pidió dos cervezas y se sentaron. Tomaron su cerveza hablando del partido y luego pidieron otra ronda pero ya hablando de otras cosas riendo, ya con las sillas bastante juntas. Luego Marco pidió la tercera ronda...



-- Sólo esta Marco, ya no pidas más, en serio ya he quedado.

-- Que si guapa, sólo esta, al menos lo merezco. Además estamos lejos de curiosos y podemos hacer lo que queramos.

-- Sólo vamos a tomarnos estas cervezas, no vamos a hacer nada más.

-- Sigues molesta por la chiquilla?

-- Te dije que no me molestó, por qué sigues con eso?

-- Es que te pusiste como una gata salvaje, si vieras como me trataste.

-- Ya te dije que fue por los nervios.

-- Segura?

-- Que s...



Y sin darse cuenta Marco se acercó y le dio un beso. Ella se quedó en shock, al principio no reaccionaba pero luego le invadió la extraña euforia que sentía últimamente que la hizo corresponder poco a poco ese beso. Pero después de unos segundos se retiró.



-- Se puede saber que haces?

-- No es obvio, lo que ambos queremos.

-- Pero que hablas?, yo no te he dado pie a nad...



Y Marco volvió al ataque y besarla de nuevo con más pasión, cosa que Claudia correspondió. Marco la tomó de la cintura y la pegó a su cuerpo mientras continuaban, esta vez ya con sus lenguas participando de manera activa.



-- Para Marco, esto no está bien, estoy casada! -- Mientras retomaba la distancia inicial y viendo hacia la entrada por si había alguien cerca.

-- Estarás casada pero no eres de piedra, tu cuerpo te pide esto y a mi también, desde que te vi me gustaste.

-- No no, esto no puede volver a pasar.



Claudia se levantó de su asiento dispuesta a irse. Marco se levantó con ella y volvió al ataque, pero esta vez aún más salvaje ya que la apretó contra su verga ya totalmente parada mientras la seguía besando introduciendo su lengua. Claudia dejándose hacer correspondía al beso mientras sentía como Marco posaba sus gruesas manos en su carnoso culo. Estaba super excitada y mojada, y no tardó en comenzar a gemir. Por suerte el bar estaba vacío, hasta que abrió un poco los ojos y vio un grupo de gente acercándose. Inmediatamente empujó a Marco cogió sus cosas y salió rápidamente del local, dejando a Marco con la miel en los labios.



Mientras iba a los camerinos se cruzó con sus amigas.



-- Oye leona, dónde estabas que aún no te cambias?, parece como si recién hubieras terminado el partido.

-- Es que me entretuve hablando con otras personas y regresé corriendo, además ya hace un poco de calor-- dijo de paso mientras continuaba hacia las duchas, no quería más preguntas.



En la ducha comenzó a meditar todo lo que pasó con Marco, mirando hacia abajo lamentando haber llegado tan lejos, pero por otro lado seguía muy excitada, toda esta etapa era algo nuevo para ella, y no pudo evitar tocarse abajo como solía hacer últimamente mientras se bañaba. Seguía super mojada y no por el agua, y no tardó en tener un rico aunque silencioso orgasmo.



Luego más relajada salió con sus amigas donde se fueron a almorzar y tomar alguito, mientras comentaban su gran actuación en el partido, aunque más callada de lo normal.



Al terminar, cada una tomó rumbo a su casa. Claudia fue manejando despacio la camioneta pensando en lo ocurrido. Se lamentó lo estúpida y débil que fue, ella tiene una hermosa familia, ama a su esposo, quizás la rutina y las cosas nuevas que sintió influenciaron en el momento y tropezó, pero no era excusa, no podía volver a permitirlo, decidió tratar de pasar la página y volver a su rutina anterior.



Al llegar a casa, la señora que trabajaba en labores de su hogar le informó que sus hijos ya estaban durmiendo y que el señor Oscar aún no llegaba. Ella le dio las gracias y le pidió que ya se retirara a dormir.



Una vez sola, sentada en el sofá, comenzó a recordar el encuentro con Marco, analizando el porque de su traspiés, pero también sirvió para que se comenzara a calentar, y sintió la necesidad de tocarse los senos y la vagina por encima de la ropa, se sentía mojada y terriblemente caliente. “Qué te ocurre Claudia?” pensaba la casada.



Rogaba para que su marido llegara en condiciones para hacer el amor con él. No pasó mucho tiempo para que venga la desilusión.

Claudia sintió ruido en la puerta tratando alguien de introducir llaves, tardando más de la cuenta. En seguida apareció Oscar visiblemente afectado por el alcohol.



Ni siquiera se dio cuenta de Claudia mientras cruzó la sala hacia la cocina. Claudia lo miraba lamentándose de su estado. Luego Oscar fue directo a la refrigeradora, sacó un refresco y se quedó un rato buscando algo de comer para luego coger una empanada comenzando a comerla aún cuando no cerraba la compuerta. Se la terminó en pocos segundos y luego hizo lo propio con el refresco, lo hacía con tanto afán que se le desbordaba un poco cayendo unas cuantas gotas por su barbilla. Claudia seguía observándolo, tratando de ver algún atisbo de virilidad para que ella pueda saciar sus ganas, pero fue inútil, los ojos y coordinación no mentían.



-- Hey!-- Alzó la voz Claudia.



Oscar saltó un poco asustado, reaccionó alzando la vista tratando de buscar el origen de la voz hasta que vio a su esposa para apoyada en uno de los sofá.



-- Mi amor, que haces levantada?

-- Tampoco es muy tarde, que tal tu reunión?

-- Muy bien, fue muy satisfactoria.

-- Si ya veo, vienes con una pinta única. Has venido manejando así?

-- Nooo, he dejado la camioneta y me trajo Esteban.

-- Y Esteban como estaba?, si estaba en el mismo estado, lo mismo que nada.

-- Estaba bien, yo estoy bien, sólo un poco cansado.



Claudia lo miró resignada, ya no había caso discutir. Prefirió prepararse café para los dos.



Luego de tomarlo fueron a su habitación. Oscar se quitó la ropa como pudo y se acostó en calzoncillo. Claudia se quedó en ropa interior y puso su mano en el pecho de Oscar acariciándolo tratando de despertar su líbido, pero Oscar a los pocos minutos comenzó a roncar.



Claudia resignada comenzó a maldecir su suerte, quería sacarse la calentura y al parecer sólo le quedaban sus dedos. Pero por un instante sintió deseos de probar cosas nuevas. Se sentía juguetona y animada por el alcohol, comenzó a pasar la mano por el vientre de Oscar.



Siguió bajando y comenzó a sobar el bulto por encima de la truza para luego ir bajándola hasta descubrir la verga dormida de su esposo. A pesar de la nula experiencia antes de Oscar, sabía que no estaba mal dotado, digamos que dentro de lo normal si sabía que estaba. Igual no puedo evitar compararla con el tamaño que sintió cuando Marco la pegó hacia su cuerpo mientras la apretaba con las manos encima de su trasero. Ufffff sintió algo notoriamente más grande, o quizás fue por la emoción del momento que la sintió así.



Mientras pensaba en Marco, siguió sobando la verga cada vez más despierta de su esposo. Paralelamente, Claudia se pasaba su otra mano por su entrepierna sobando de arriba abajo intensificando los movimientos poco a poco, luego comenzó a alternar la boca con la mano dándole rápidas mamadas para acercarse a su objetivo. La verga de Oscar, a pesar de este estar dormido como un tronco, había respondido bien y ya estaba totalmente dura.



Continuó masturbándolo poniéndole saliva de rato en rato. Claudia no se reconocía, nunca había hecho lo que con tanta excitación estaba haciendo en ese momento. Pareciera que Marco había despertado a la puta que tenía dentro. Le daba rabia pensarlo, pero a la vez se prendía cada vez más.



Ya no aguantó mucho y se subió encima de Oscar insertándose toda la verga para que inmediatamente se ponga a saltar y sobarse los senos. Estaba descontrolada y Oscar no se enteraba de nada, aunque pronunciaba algunos ruidos inentendibles. Claudia no se imaginaba que el pene de un hombre podía funcionar por si sólo, le parecía surrealista la situación.



Continuó un rato más así hasta que tuvo un intenso orgasmo que la dejó transpirando un rato. Luego se desmontó de Oscar quien seguía roncando pero con la verga parada. Claudia ya más calmada, le causó gracia la imagen. Le hubiera gustado que su esposo haya participado pero estaba borracho perdido, por el contrario en su mente estuvo varias veces Marco, y le seguía causando un gran remordimiento y frustración, no quería seguir así, no estaba bien, ella era felizmente casada con un buen esposo e hijos maravillosos. Tenía que alejarse y perder contacto con Marco a como de lugar.



Al día siguiente, Oscar se levantó con dolor de cabeza y dolor de huevos, no entendiendo mucho lo segundo aunque lo dejó pasar para dirigirse a la ducha y empezar el día. Claudia ya levantada, estaba en la cocina con su desayuno acompañada de sus hijos. Oscar se unió después con ellos



-- Amor, que tal todo?-- preguntó discretamente Oscar.

--...........

-- Amor, por favor, perdona que me haya perdido tu partido, pero es que la reunión se alargó.

-- Si, y que bien se alargó, sobre todo de bebidas.

-- Eso es parte de esto, tampoco exageres, estábamos bien.



Luego, Oscar salió de la cocina y al rato volvió con prisa.



-- Claudia, dónde está mi camioneta que no está en la cochera?-- Preguntó alarmado Oscar.



Claudia lo miro con furia sin poder creer lo que le estaba preguntando y que no se acordara. Tomó las llaves de la suya y se dirigió a la puerta para salir sin despedirse. Oscar no entendía nada, hasta que recibió una llamada de su amigo Esteban haciéndole recordar que tenía que recoger su camioneta que la dejó ayer. Se sintió un imbécil.



La siguiente semana, Claudia cambió el horario de su entrenamiento. Logró conseguir cupo con un profesor contratado por el club, era un joven tímido pero profesional, aunque luego de un par de clases, no sentía mucha conexión, pero se daba por satisfecha.



Luego de esa semana, Marco quiso dejar enfriar un poco las cosas. Sabía que Claudia debía estar hecha un lío en su cabeza, y temía que si presionaba ahora, podía perjudicar sus planes, que no eran otros que follársela como un Neanderthal, le calentaba mucho esa posibilidad, disfrutar de su rico cuerpo y sobre todo de su delicioso trasero, poder apretárselo a piel desnuda, morderlo y hacerle de todo, le hacía perder la cabeza, y ni siquiera tirándose a Sonia por todos sus agujeros le hacía dejar de lado su nueva obsesión.



-- Ahhhhhhhh ahhhhhhhhhhhh-- Gemía Sonia a cuatro patas mitad placer mitad dolor.

-- Grita maldita perra, te gusta como te reviento el culo?!!!-- preguntaba Marco mientras le agarraba el pelo desde atrás y dándole nalgadas de rato en rato.

-- Plaafff plafff!!!!! -- Auuuuuuuu!!!!!--



Marco se turnaba inclinándose agarrando sus senos y sobándole el clítoris con la mano derecha, ya que con la izquierda no dejaba de jalarle el pelo.



-- Auuuuuuu Ahhhhhhhh!!!!!-- Ya gritando Sonia terminando en un rico orgasmo, a la vez que sentía como Marco le llenaba las entrañas de abundante leche.



Luego de limpiarse en el baño y descansar un poco, Sonia lo miraba extrañada.



-- Hoy has estado más salvaje de lo normal.-- Decía Sonia.

-- Así?, no me he dado cuenta, seguro son imaginaciones tuyas.

-- Estoy segura, me has dejado el ano reventado y las nalgas rojas, además de decirme de todo, espero que no estés pensando en alguien más.

-- Jajajajajaja.... creo que ves muchas películas, además si así fuera no pasa nada, no somos novios.

-- Si, ya lo sé, pero igual no es bonito, a nadie le gustaría, ni siquiera a ti.

-- Quédate tranquila, no pensaba en nadie-- Mintió.



Lo cierto es que no se le quitaba de la cabeza tener un encuentro con Claudia, y creía tener una estrategia, muy conocida pero muchas veces efectiva, y estaba seguro que con ella podía funcionar. Marco estaba convencido que Claudia era alguien que le faltaba experiencia, hasta se atrevía a apostar que el marido fue su único hombre.



Continuará...
 
Match Point

Parte tres




Oscar a pesar del tiempo que le ocupaba el trabajo, solía alcanzar al menos para uno o dos días a la semana en las que se podía escapar al club por las tardes y noches, donde se jugaba un partido de tenis con los amigos, sobre todo con su amigo Fernando que es con el que mejor se llevaba, se conocían desde pequeños, sus padres también se frecuentaban cuando venían al club.



Fernando, de contextura similar al de Oscar, aunque con pelo más claro y y un poco más alto, era de forma de ser divertida, le gustaba tomar el pelo, y saludaba a todo el que pasaba por las instalaciones, incluso a pesar de tener la edad de Oscar, ya era socio vitalicio por que su padre lo hizo socio desde muy joven, por lo que transcurrido el tiempo estipulado en el reglamento, cumplía los requisitos para ser vitalicio.



Oscar siempre lo molestaba que debería postular a presidente del club ya que todos lo conocían, pero Fer, como le decían de cariño, nunca le interesó esas cosas.



Oscar conectó un fuerte drive plano abierto subiendo a la net confiado en que Fernando la conteste con mucha dificultad para que él defina el punto cómodamente luego, pero su amigo confiando en el buen ritmo que tenía últimamente, logró alcanzar la bola con dificultad pero la devolvió con un zurdaso (Fer es zurdo) bombeado que sombreó a Oscar dejándolo tieso sin poder reaccionar ante tan inesperado golpe.



-- Puntaaazzoooooo!!!! -- gritó Fernando eufórico alzando el puño.

-- Bueeenaaaa Fer!!, ya no lo humilles!! -- gritaron riendo y aplaudiendo parte del grupo de amigos desde arriba.



-- La ptm, como te pudo salir ese tiro?, no me sale nada y a ti te sale todo -- Se quejaba Oscar.

-- Jajajaja... es el estricto entrenamiento que últimamente he estado haciendo, además tú me das mucha confianza y me salen hasta las jugadas de Federer. --dijo con sorna Fernando.

-- Si si claro, apenas recupere un poco el tiempo, creo que también voy a entrenar con alguien. Por cierto con quién estás ahora?

-- Pues últimamente he estado entrenando con Marco, el hijo de Vasco, juega de la csm y sabe darte consejos. Cobra un poco caro no más.

-- Claro, el otro día me lo presentó ese viejo imbécil.

-- Jajajajaaaa... y esa agresividad?, qué te ha hecho el viejo?

-- Nada en concreto, sólo hacerme bromas estúpidas, no lo aguanto.

-- Bueno, pero igual ni que te lo cruces mucho, ya no viene como antes.

-- Si claro pero igual. De todas formas paso del hijo, mejor entreno con el viejo Cubas que le está dando buenos resultados a Claudia.



Fernando se quedó un poco extrañado, juraría haber escuchado que Claudia también estaba con Marco, aunque eso fue hace una semana más o menos, pensó que quizás escuchó mal.

Lo que si escuchó fueron los comentarios de Marco respecto a Claudia, y no precisamente sobre su nivel de tenis.



Y bueno, no podía culparlo, Claudia levantaba sucias pasiones y él no era la excepción a pesar de ser la esposa de uno de sus mejores amigos y madre de los amigos de sus hijos, varias veces pensaba en ella cuando se hacía una paja o cuando tenía sexo con su ya no tan agraciada mujer.



Fernando recordó la vez que la conocieron, en la fiesta de un familiar de Oscar. Incluso llegó a hacerle la conversación, recuerda que estaba buenísima, aunque bastante tímida. Recordaba ese culo tan paradito y esa delgada cintura que le daban ganas de sujetarse de ahí mientras se lo perforaba. Quería seguir conversando pero lamentablemente para sus intereses, en una oportunidad que fue al baño y regresó, la encontró hablando y sonriéndole a Oscar. Recuerda que maldijo al hdp de su amigo, pero se resignó. En ese tiempo Oscar tenía bastante más éxito con las mujeres, aunque él no se quedaba atrás, sobre todo cuando lograba irse a la cama con alguna, estaba orgulloso de su herramienta y las dejaba adoloridas, cosa que algunas ya no quedaban con él porque realmente no disfrutaban hacerlo tan duro y con ese tamaño. Su mujer no fue la excepción, desde que fueron novios y después esposos, le gustaba empotrarla con fuerza, ella le llevó el ritmo con mucho esfuerzo pero luego vinieron los hijos y bajó el ritmo considerablemente, pero eso no fue problema para Fernando, ya que de cuando en cuando se escapaba con su secretaria y cuando esta no podía, se iba con alguna prostituta.



Incluso, pudo llevarse a la cama unas cuantas veces a Inés, la amiga de Claudia, aunque en realidad la conocía de muchos años también. No estaba tan buena como la mujer de su amigo pero tenía sus atributos bien puestos y follaba de lujo, no le hacía ascos a nada, hasta se la metió por el culo dejándoselo como un girasol. Inés sufría pero más disfrutaba, le encantaba mamarle el vergón buen rato, sin descuidar los gordos huevos, le gustaba que acabe en su cara mientras tenía la lengua afuera, gozaba cuando Fernando le jalaba el pelo a la vez que le daba en cuatro patas como perra, por el ano o por la vagina, mientras le decía todo tipo de guarradas Inés se sentía muy puta y le encantaba.



Fernando recordó también que luego de ese evento familiar se sorprendió que Oscar siguiera frecuentando a esa muñequita y se sorprendió más aún cuando se comprometieron y luego se casaron. Quizás él no le daba mucha importancia pero Claudia a veces se daba cuenta de las miradas enfermas que Fernando le dedicaba sin mucho disimulo. Sobre todo en verano cuando iban a la piscina o a la playa. Y eso que Claudia no le gustaba ir con la tanga metida entre sus cachetes porque hubiera sido peor.



Luego de tantos años Fernando seguía fantaseando en secreto con Claudia, y es que se caía de buena a pesar de ya no estar tan joven, y esas palabras de Marco sobre su cuerpo y su culo le generaron varias pajas esa semana.



Fernando a diferencia de su amigo, iba al club todos los días, y varios de estos se cruzaba en los pasillos con ella. La mayoría de las veces solo era un hola y adiós, pero también estaban las que coincidían en comedor central, que junto a otros amigos a veces se sentaban y tomaban o comían algo. Fernando siempre hacía reír a todos con alguna tontada, pero las veces que se sentaba junto a Claudia se concentraba en hablar con ella preguntándole como le iba y haciéndole bromas, incluso sutilmente también bromeaba con su herramienta, ya que todos ahí lo molestaban a veces también con eso ya que en las duchas corrió el rumor en modo de broma primero pero ya después confirmaban que si, que realmente tenía ventaja sobre la mayoría en esa parte. Aunque también reían que a lado un anciano conocido del club, que habían visto que le colgaba hasta la rodilla, él parecía un bebé de teta. Fernando se defendía diciendo que a ese viejito ya le habían cancelado la visa a Paraguay y que no contaba, mientras todos estallaban de risa.



Claudia siempre le sonreía las gracias, pero nunca pasó de eso, y nunca fantaseó con esa información a pesar de haberla oído muchas veces, sobre todo de sus amigas. Nunca hasta ahora. Últimamente se sorprendió así misma mirando disimuladamente el paquete de Fernando y de algunos otros. No sabía que le pasaba, se estaba volviendo loca y quería cortar aquello.



El sexo con su esposo se iba incrementando, no sólo en cantidad sino, especialmente, en calidad. Oscar se sorprendió gratamente ya que veía inusualmente más fogosa a su mujer, hacían más posiciones, y hasta no daba pegas cuando él la ponía en cuatro patas o cuando le pedía una mamada, y eso le pareció extraño, tampoco era estúpido, pero tampoco se comía la cabeza por eso, quizás era algo hormonal que le pasan a las mujeres, quizás alguna película o novela, quizás algo que le contaron sus amigas, o lo que sea, pero igual no quería ahondarle mucho sobre el tema ya que así como estaba de fogosa, también lo estaba de carácter, y no quería estar recibiendo gruñidos innecesarios, bastante estrés ya tenía en su trabajo.



Claudia disfrutaba esos encuentros, salía satisfecha, sentía a su esposo como un buen amante, pero sentía algo por dentro difícil de explicar, como si un deseo a lo desconocido estuviera aflorando, sentía deseos de probar cosas nuevas y lo estaba haciendo en parte con Oscar, pero sentía que no le alcanzaba, se sentía desbordada y lo terrible para ella es que sentía mucho miedo contarlo, tanto a su esposo como a sus amigas, y producto de ello sentía ganas de explotar. Y sentía que no era justa con su esposo ya que muchas veces le contestaba muy agresiva por cosas sin importancia.



Poco a poco Oscar aprovechaba esta nueva etapa de su esposa. Recordaba cuando tenía sexo con otras mujeres, sobre todo con la última, en las que no eran tan reservadas como Claudia, y añoraba volver a disfrutar del sexo en todas las variantes que recordaba.



Luego de algunas semanas en ese plan, en una noche donde sus hijos se quedaron a dormir en la casa de su amigo Fernando, fue su mujer quien al llegar a la casa lo abordó sin mucho preámbulo. Lo agarró de la nuca y le dio un beso con lengua muy salvaje y hasta un poco tosco. Se le trepó en la cintura con sus musculosas piernas y Fernando la llevó hasta el sofá de la sala. La depositó ahí y le bajó las calzas deportivas junto con la tanga encontrándose con las zapatillas que las sacó a la fuerza sin desamarrarlas. Todo esto encendía terriblemente a Claudia quien se abrió de piernas pasando sus dedos por la concha totalmente empapada.



Oscar no dudó en zambullirse a chuparle toda la vulva, concentrándose más que todo en el hinchado clítoris. Todo esto lo hacía sin inevitablemente seguir sorprendiéndose más y más. Antes era impensable hacerlo así tan a lo loco con ella, quien le daba vergüenza cuando él le besaba o chupaba ahí abajo, no se lo permitía mucho tiempo.



Pero al pasado pisado, y él estaba feliz. Luego de un delicioso cunnilingus donde ella tuvo un ruidoso orgasmo, gimiendo y temblando, Oscar se iba quitando los pantalones para luego envalentonado jaló de las piernas de su aturdida mujer quien quedó arrodillada en la alfombra con la verga de su esposo frente suyo. Claudia alzó la vista seria hacia Oscar quien se intimidó y hasta pensó que ahí se iba a acabar todo, pero contra lo que parecía probable, su mujer con el rostro serio pero con los párpados suavizados, fue acercando la boca hacia su objetivo engulliéndolo hasta la mitad, sacándolo y metiéndolo de forma lenta pero constante, a veces cerrando los ojos y aveces mirándolo directamente, siempre con mucha saliva, y a la vez sentía como él le amasaba y pellizcaba sus senos. Oscar la miraba embelesado y su imaginación comenzó a volar.



Luego de un rato así, él agarró suavemente el pelo de Claudia para retirarla de su falo, formándose un hilo de saliva que lo unía con los labios de ella. Oscar tampoco quería forzar los movimientos porque seguía con temor de que un mal movimiento podía reprimir de nuevo a su esposa, además ya se sentía muy sensible y no quería acabar aún sin antes follársela viéndola tan receptiva.



Luego de la mamada, Oscar levantó a su mujer como al comienzo del encuentro le dio un morreo apasionado para luego agarrarla de sus carnosas nalgas y sentarse en el sofá con ella encima. Ella misma llevó su mano atrás para tomar la verga de su marido e ir introduciéndola en su coño, dando inicio a un frenético sube y baja acompañado a un movimiento de cadera que incrementaba la sensación directa a su clítoris. Oscar acompañaba con un constante chupeteo a sus tetas y pezones, llegando incluso a morderlos un poco, provocando un poco de dolor pero mucho placer a Claudia.



Oscar, animado e ocurrente, volvió a arriesgarse y puso alguno de sus dedos en la boca de ella, reaccionando esta otra vez como no estaba previsto, chupando y lamiendo con una cara de calentura total. Luego de estar bien ensalivados, Oscar yendo por el todo o nada, llevó esos dedos hacia la puerta trasera de su esposa, hurgando en su pequeño orificio, deslizándolo en círculos primero, para luego hacer un poco de presión con el índice, repitiendo la rutina varias veces hasta que logró introducir la yema, pero tras unos segundos más, lo metió hasta el nudillo medio, todo esto sin dejar ella de botar a un ritmo cada vez más rápido sobre él.



-- Ahhhhhh!!! Oscar... -- Gimió la desatada esposa.

-- Shhh mi amor, sigue cabalgando mientras yo te guío con este dedito.



Luego de un tiempo más a ese ritmo, Oscar logró introducir otro dedo junto al otro, haciendo que Claudia frunciera el ceño, cerrando los ojos y explotara en un poderoso orgasmo que la dejó temblando un buen rato encima de su esposo, mientras este alternaba el movimiento de sus dedos con pequeños pellizcos en los senos.



Una vez calmada, el excitado marido siguió en su objetivo procediendo a tomarla de la cintura y voltearla dejándola apoyada en el sofá con sus rodillas en los asientos y los antebrazos en el respaldar. Oscar inmediatamente se arrodilló hasta quedar a la altura de las partes íntimas de su mujer, en el que de forma rápida comenzó una serie de lamidas y chupadas, alternando entre la vulva y el ano, quedando en este último ya sin moverse de sitio, chupando y pasando la lengua en círculos, introduciéndola poco a poco con algo de facilidad por la humedad y por el camino previo que realizar sus dedos.



-- No te muevas amor, vengo en un segundo -- dijo Oscar mientras corría rápidamente al segundo piso.



Claudia se quedó en esa posición manteniendo una respiración agitada por los trabajos previos que le brindó su esposo pero también meditando. Rogaba por que Oscar no pensara más de la cuenta ante su nuevo comportamiento, ante su nueva y abierta disposición a hacer cosas que en el pasado eran imposibles para ella. Cosas que estaba disfrutando, cosas que por un lado le alegraba mucho por que al fin le enterró la frigidez para siempre, pero por otro la desconsolaba demasiado por que el precio fue muy alto para su conciencia. Sabía lo que venía y se lo iba a dar todo, se lo debía.



Como prometió, Oscar llegó rápido con algo en la mano, un lubricante vaginal que a veces usaban ya que había casos en que Claudia ya no lubricaba después de un orgasmo y era para que él no se quede a medias.



Procedió a untarlo por las paredes del recto, con suavidad y con profundidad, sintiendo los gemidos de su esposa mientras realizaba la tarea. Lo hizo con paciencia, incluso llegando a meter un tercer dedo, habían pasado años desde la última vez que se lo hizo a una mujer, pero no se olvidaba ningún detalle, incluso lo traía a la memoria algunas veces para hacerse una paja e incluso en algunos encuentros con su mujer cuando esta estaba más frígida de lo normal. “Qué será de ella?” pensó, aunque rápidamente lo sacó de su cabeza por que a pesar que fueron increíbles momentos, también le traía de los amargos y de los malos.



Estuvo en esa rutina hasta que vio que podía estar lista. Le iba a doler, pero confiaba que en que se mantenga como hasta ahora, aceptando todo, no había vuelta atrás, tampoco quería pensar porque llegaron hasta este extremo, él lo estaba disfrutando como nunca e iba a llegar hasta el final, iba a encular a su esposa hasta dejarla rebosante de leche.



Untó su verga con el lubricante a lo largo del tronco, sin dejar nada libre, luego en la cabeza hasta dejarla brillante. Con la ayuda de su mano dirigió su herramienta hasta el deseado hoyo que aún se mantenía algo abierto por el trabajo de sus dedos. Hizo presión poco a poco con paciencia, aunque eso no evitó que Claudia comience a dar pequeños gemidos que intuía eran de dolor por lo pronto. Continuó su avance hasta lograr introducir el glande.



Procedió entonces a sacar y meter hasta esa parte, pero luego de unos segundos, cada vez que entraba lo hacía un poco más. Claudia sentía dolor, y no era poco, pero su determinación y el morbo era mayor, y colaboraba tratando de relajarse, aunque de todas formas de rato en rato llevaba su mano atrás para apoyarla en el vientre de él para tener un poco de control en las embestidas. Oscar elevó su pierna hasta apoyarse en el asiento para facilitarle la tarea de estimularle el clítoris mientras la enculaba cada vez más profundo y más rápido. La cosa se puso mejor, y Claudia sumado al tremendo morbo, comenzó tener un placer sensorial, lo que le ayudó a mitigar el dolor y dar paso al placer.



-- Ahhhh Aaauuuuuuu Ahhhhhhh!!!! -- Gritaba Claudia sin importar si los vecinos o algún transeúnte la escuchaba.



Después de un rato en esa tarea y colaboración mutua, Oscar la la tenía toda dentro, ante la incredulidad de los dos. Hasta ese momento no habían hablado sobre este tremendo avance en sus relaciones sexuales, como si no se atrevieran a tocar el tema, sólo se limitaban en sacar el mayor placer de los dos, cada uno en su papel.



Continuaron a ese ritmo un buen rato, Oscar se asombraba de lo mucho que estaba durando, y si bien es cierto él era un poco demorón, esto era algo nuevo, aunque también lo atribuyó a los nervios y tensión del momento. Sin importar eso, siguió entrando y saliendo del culo de su esposa, acompañado de los gritos y gemidos de esta, pero ya se notaba que esos gritos también contenían placer. “Que bien se siente!” pensaba sorprendida Claudia, nunca pensó disfrutar del sexo anal, sobre por el dolor de la última vez, dando lugar a apretar los dientes y soltar alguna lágrima, “Reviéntame amor, rómpeme el culo como lo que soy, una vil prostituta” se repetía constantemente en su cabeza.



-- Sigue, sigue!… No pares!-- Se animó a expresar Claudia ante el asombro de Oscar.



Pero todo tiene un final, y para ya no tan sorpresa de Claudia, tuvo un sonoro orgasmo que la hizo temblar de pies a cabeza enterrando el rostro en el respaldar. Toda esa explosión de sensaciones produjo lo que faltaba para que Oscar vaciara y llenara de semen por dentro todo el precioso culo de su mujer, sintiendo el corrientazo desde la espalda, produciéndole contracciones y gemidos con voz ronca.



Se quedaron pegados un rato tratando de estabilizar su respiración, para luego ir deslizándose hasta quedar en cucharita abrazados sin decir nada mirando hacia el mismo punto. El pene ya había reducido su tamaño y se había salido.



El no sabía que decir, no quería arruinar el momento con comentarios o preguntas incómodas, como si se le olvidara que era su esposa, que esas cosas se hacen, lo normal es hablar, pero tenía la sensación de que estaba con otra persona. Había tenido quizás el mejor sexo de su vida, pero no la reconocía y no sabía que decir.



Claudia también estaba callada, con agua en los ojos. Había gozado como nunca, pero su rostro estaba triste, con desazón. Su esposo le rompió el culo, se lo debía, aunque le duela mucho ahora ya enfriados, se lo tenía que permitir al amor de su vida, dejar romperle el culo hasta dejárselo lleno de semen, por puta, por ser una puta infiel.



Continuará...
 
Match Point

Parte cuatro




Había pasado tiempo desde la última vez que Oscar volvió a pisar los pasillos del club, no sabía a ciencia cierta cuanto tiempo había pasado, ni tampoco como tuvo la suficiente cabeza fría para no terminar desafiliado por falta de pago, aunque para evitar eso tuvo que encargarle a su asistente que realice los abonos como él mismo estaba acostumbrado a hacer desde que se volvió socio hace como 20 años, pero ya no podía ni quería. Lo pagaba por sus hijos, no quería que ellos se priven de esas instalaciones que por tantos años él y su familia disfrutaron, no era justo para ellos.



Mientras caminaba y se cruzaba con algunas personas, no sabía si era la paranoia que aún le quedaba o si realmente era así, pero sentía que lo miraban más de la cuenta, que hablaban bajito. Sólo esperaba que sus hijos, mientras vayan creciendo, todo este show se haya extinguido por completo y no verlos sufrir.



Al final, ese día sólo se apareció para ver a uno de sus hijos en uno de los campeonatos internos del club. Quería ver como estaba su juego, y se sentía mal por haberse perdido sus progresos, en lo que pudo haberlo alentado y animado. El sabía que este deporte necesita mucha fortaleza mental, y él no estuvo ahí. Quería recompensarlo, ver que tenía su apoyo, que pudiera encontrar su rostro cuando levante la cabeza hacia la gradería, conectar las miradas cuando celebraba un punto, cosas que se había perdido por la depresión y el resentimiento, resentimiento que casi le hacen cometer una locura.



Mientras se sentaba en una parte aislada de la zona norte de la cancha para contemplar el juego, entre punto y punto levantó la vista a las demás graderías, y entre las distintas amistades, familiares y curiosos, la vio a ella, hermosa como siempre, mirando a su hijo, alentando y aplaudiendo sus puntos. Retiró la vista hacia la cancha de nuevo, no quería que se diera cuenta que la estaba mirando, pero era muy difícil no hacerlo, aún la amaba, aún añoraba la vida en familia que tenía, a pesar de lo que pasó, de lo que tuvo que pasar, de enterarse por terceros, de la humillación pública, de seguro ser la burla de muchos. Sentía que no era perfecto, seguro no era un gran padre y gran esposo, pero no lo hacía mal tampoco, esto no se lo merecía, por más que había notado las señales y no se haya atrevido a hablar. Ella fue una real hdp con él, por más que haya sido un error que no pudo controlar, que se le fue de las manos, ella debió hablar con él y no dejar que todo explote así y que él salga tan afectado e incluso con peligro de que sus hijos puedan recibir las esquirlas. Que diablos, si quería tener sexo fuera del matrimonio, al menos hubiera sido más discreta, buscarse uno de afuera y no un chiquillo de este entorno.



Por supuesto que también le dolía la infidelidad en si, le dolía que todo ese cambio en el ámbito sexual, el cual lo agradeció en el alma en su momento, haya sido motivado por otro. Era humillante también, pero también estaba convencido que todo ese cambio fue muy placentero para los dos, no sólo para él, no era un crío, tuvo varias mujeres en su vida y sabía cuando una disfrutaba, y su mujer lo hacía. Pero le sentaba mal que la explosión sexual de su ex pareja no haya sido provocado por él. En parte se culpaba y arrepentía de haber abandonado esa difícil tarea de enseñanza sexual que había iniciado cuando empezaron, pero con la llegada de los hijos y el trabajo poco a poco, lo fue dejando de lado, conformándose con unos encuentros sexuales recatados que si bien es cierto llegaban al orgasmo, no eran ni de cerca tan buenos como los que tenía antes o los últimos con Claudia.



Pero a pesar de todo, aún la amaba, aún la extrañaba. Sentía rabia consigo mismo por eso, pero no podía evitarlo.



Luego de un rato, alzó la vista de nuevo al otro lado de las graderías hacia donde estaba ella pero no la encontró. Con un poco de ansiedad recorrió los demás asientos de todo ese lado pero sin suerte.



-- Hola -- Escuchó atrás suyo.



Oscar sobresaltado volteó --“Siempre me asusta” pensó-- y la observó. De cerca la cosa se puso peor, se sentía muy nervioso sin saber que decir, pero retomó la cordura y respondió de la misma forma para seguir viendo el partido.



-- Hola --

-- Cómo lo ves a Patricio?, ha mejorado no? -- decía una tímida Claudia mientras se sentaba a dos sitios de Oscar.

-- Pues muy bien, la verdad es que me está sorprendiendo bastante.

-- Si, no?, yo he venido más seguido, pero igual no dejo de admirarme.

-- Ajá ........

-- Ehhh, y cómo has estado?, la última vez que nos vimos fue hace meses cuando coincidimos en la puerta de la casa cuando pasaste por los chicos.

-- Pues bien, ahí dándole al trabajo.

-- Que bueno y.... -- decía Claudia alargando las palabras

-- .....

-- Y.... que tal si vas un día a la cena o almorzar?, depende cuando puedas, o quizás vamos a otro lado a comer y tomar algo, donde se te acomode.

-- No lo sé Claudia, estoy un poco liado.

-- Entiendo, y.... es por trabajo o... hay alguien quizás?, puedes traerla... si quieres...



Oscar giró a mirarla con cara de extrañado.



-- Quieres que lleve a mi pareja a comer con la madre de mis hijos?

-- Entonces si estás... con alguien?

-- Yo no he dicho eso, sólo digo que es una proposición medio extraña. O es que tú tienes a alguien y quieres una salida de cuatro?

-- No no, yo no estoy con nadie, desde que te fuiste estoy sola.

-- Entonces Claudia, no te entiendo, qué es lo que buscas?

-- ..................

-- Me vas a responder?

-- Tú sabes lo que busco Oscar, lo he estado tratando de hacer desde que pasó todo. Pero tú me has estado evitando, por más que te buscaba y te llamaba.

-- Ahhh ok, pues no estoy seguro de saberlo, quizás buscas que se rían de nuevo a mis espaldas?, quizás quieres que me suspendan de nuevo del club o quizás que me expulsen?, quieres que vuelva a actuar como un delincuente? o quizás me quieres ver de nuevo la cara de imbécil?, qué es lo que debo saber Claudia?, porque si es eso, creo que está bastante justificado evitarte.-- “Tanto estar con Fernando ya se me pegó su sarcasmo” pensó.



Claudia se ponía las manos en el rostro frotándose sobre todo la frente, tratando de asimilar todo lo que le dijo su aún esposo legalmente, pero en la práctica era todo menos eso. Dentro de todo el drama que estaba viviendo, aún se sorprendía porque nunca le habló sobre el divorcio. Oscar simplemente hizo sus maletas y se fue, nunca le mandó ningún papel, ninguna conciliación, nada, y para ella por supuesto nunca fue una opción tocar el tema.



-- Por favor Oscar, yo... yo te sigo amando, te extraño muchísimo. Sé que fui la peor de las hdp por engañarte y no tengo excusas, no te voy a volver a pedir perdón por que se que no lo merezco, sólo te pido que tengamos acercamiento, aunque sea como amigos o compañeros y después tal vez, quizás podamos empezar algo nuevo.



Oscar sólo escuchaba con la vista puesta en el partido con el rostro serio.



-- Yo... yo no sé si esto lo tomes a mal, pero si aceptas, yo voy a ser una esposa y amiga para ti, no quiero decirte que voy a desvivirme por ti para compensar mi error. Lo que quiero ofrecerte es a la antigua Claudia pero mucho más abierta a ti. Se que fui una tremenda cucufata, que estabas muy frustrado a la hora de tener intimidad conmigo, y no sólo en el plano sexual. Sé que te miraba mal cuando hablabas de un tema que me resultaba incómodo, y lamento inmensamente las circunstancias que tuvieron que pasar para que comience a abrir los ojos. No quiero que pienses ni por un segundo que tú tuviste alguna culpa, todo fue por mi parte, tú eres... o eras mi compañero, eres el amor de mi vida, y debí abrirme a ti... mi amor, por favor.



Claudia iba terminando sus palabras ya con la voz quebrada, pero no quería llorar, no quería demostrarle más debilidad, o que piense que lo hace para conmoverlo. Quería hacerle ver que en ella podía contar con alguien mucho más cercano que antes, en todos los sentidos. Estaba plenamente convencida que decirle para volver como antes no era justo para ellos y menos era convincente. Quería darle su corazón a pecho abierto, sin secretos ni miedos.



Oscar seguía con la vista en el partido analizando las palabras de Claudia, sobre todo las últimas, las cuales hasta le hicieron torcer un poco el labio como sonriendo -- “Encima no se quiere desvivir por mi, habrase visto”-- pensó.



-- Claudia...-- dijo haciendo una pausa -- Me hiciste mucho daño, muchísimo, el peor que he sufrido en mi vida, algo que no se lo deseo ni a ese viejo malnacido, que en paz descanse a pesar de todo. Pero no puedo exculparme del todo. Fui muy conformista con nuestra relación, me acomodé a una vida sedentaria y no quise arriesgar en nada sobre lo que éramos. Por eso no hice nada cuando comenzaste a cambiar, supe que eran señales de algo preocupante, y no hice nada. Eso lo tengo claro y no se sale de mi cabeza.



-- No amor por favor, no te pongas ninguna responsabilidad, fui yo la única...

--Déjame terminar...

-- ..............

-- Con esto quiero decir que esa falta de comunicación fue un problema de los dos, ambos nos mordimos la lengua para no enfrentar nuestros miedos, y no nos apoyamos ni nos abrimos el uno al otro.

-- ...............

-- Pero estoy plenamente consiente que lo que hiciste no tuvo justificación, bajo ningún sentido. Y no sé que fue peor, si los cuernos en si o la humillación que sufrí aquí, porque a pesar de haberlo negado y la carta mandada por ese chiquillo hdp desmintiendo los rumores y pidiendo disculpas por los daños causados, sé que muchos no se han tragado el cuento y menos los que vieron la maldita foto o video, ya ni siquiera se si fueron más.

-- Creo que sólo fue una f...

-- No importa que carajos fue, la cosa es que me rompió por dentro, estoy paranoico hasta el día de hoy cuando me miran o hablan bajito. Además esto aún puede salpicar a nuestros hijos, tú sabes como son a esa edad, algunos son crueles, y si alguno de sus amigos lo escucha o ve, son capaces de ir con la burla donde ellos y eso si no te lo voy a perdonar nunca.



Claudia escuchaba todo mirando la cancha, apretando la dientes y los labios, sintiendo como cuchillas las palabras de su aún esposo. Sentía que tenía toda la razón, de la imbécil que fue al meterse con ese malnacido, por no haberlo hablado antes con Oscar, incluso por no tener las agallas para confesar su error. Sólo quiso que todo se vaya olvidando y enterrando por cuenta propia, nunca imaginó que Marco seria capaz de tomarle una foto o video, ella tampoco estaba segura de que fue al final.



Cuando lo confrontó, él sólo le había mostrado una foto de su cuerpo desnudo de espaldas mirando por la ventana jurando que era lo único que tenía. Aún así ella le quitó el celular y lo destrozó contra una pared, amenazándolo con todo lo que le salía de su mente por si se le ocurría difundir algo de ella. Pero ya era tarde, el rumor y la vergüenza habían corrido, el daño estaba hecho y su matrimonio herido de muerte.



Lo recordaba todo como si fuera ayer, la desesperación que le entró cuando su amiga Inés la llevó a una parte aislada del club para hablar con ella.



-- Claudia ven conmigo --

-- Ahora no Inés, estoy cansada, déjame ir al sauna, no estoy de humor.

-- No Claudia, tiene que ser ahora mismo-- Dijo Inés con la cara seria.

-- Bueno, vamos -- dijo Claudia un poco asustada, mientras caminaban.

-- Claudia, han llegado a mis oídos algo muy preocupante y necesitaba decírtelo y quiero que me lo aclares.

-- Qué pasa Inés?, me estás asustando--

-- Claudia... tú has tenido algo con Marco?

-- Qué hablas mujer?-- Dijo Claudia desconcertada y asustada.

-- Claudia... han estado circulando algo, parece que unas fotos o videos, no sé, pero Marta lo llegó a ver y me ha jurado que eras tú. Son cosas comprometedoras Claudia.

-- ............ -- Claudia se quedó muda con la cara de espanto.

-- Claudia... no puede ser... tú Claudia?, te has llevado a la cama a Marco?, osea que es verdad? -- Decía Inés con una cara de sorpresa total.

-- I.. Inés, eso... eso no puede ser cierto, tiene que haber un error, eso no puede estar pasando -- decía una totalmente anonadada Claudia, con la piel blanca mientras se sentaba despacio en una de las sillas por temor a caerse.

-- Claudia, pero es que no me lo puedo creer, jamás lo imaginé, por qué no me dijiste nada?

-- ....... -- Claudia se puso a temblar.

-- Claudia, tranquila. Mira, no sé bajo que circunstancias ha pasado esto, pero de acuerdo a tu reacción parece que Oscar no lo sabe. Mira, esto es serio, porque la información está corriendo y tarde o temprano lo va a saber. Tienes que ir a verlo y hablar con él. Yo que tú lo niego todo, pero tampoco sé que tipo de material es... ay amiga... lo siento mucho.

-- Te... tengo que irme, tengo que irme...

-- Yo te llevo amiga, así no estás en condiciones de ir manejando, anda yendo a la puerta mientras yo voy al estacionamiento a sacar el auto.



Claudia fue hasta donde dijo su amiga, pero en el camino vio a Marco hablando por teléfono. La furia se le subió al rostro y fue hasta donde estaba.



-- Ven aquí-- Mientras le agarraba del brazo para llevar a un sorprendido Marco a un jardín apartado.

-- Qué pasa guapa?, sabía que querías repetir, sólo que te gusta hacerte la difícil, vamos a mi depa mejor-- decía mientras se mordía los labios.

-- Escúchame bien hijo de re mil putas, me has tomado fotos cuando estuvimos ese día?

-- Ehhh... nooo, nada que ver...-- Negaba todo acorralado

-- No me mientas imbécil, ya me han dicho que has mostrado cosas y me han reconocido, eres un miserable repugnante, cómo pudiste difundir fotos mías?

-- Claudia cálmate, sólo tomé una foto que era para mi, no sé que pudo haber pasado, no es mi culpa-- Mintió.

-- Enséñame lo que tomaste ahora mismo--

-- Ok ok, deja buscarla -- decía nervioso mientras se ponía en la tarea -- Mira, esta es.



Claudia vio la foto, estaba de espaldas mirando por la ventana, pero con el rostro de perfil. Pero alguien que la frecuenta la podía reconocer fácilmente, además estaba parte del tatuaje en el tobillo que la condenaba. Apretó el puño hasta casi sangrar de rabia y en una reacción furiosa arrojó con toda su fuerza el celular a una pared de ladrillos cayendo destrozado al suelo.



-- Qué haces mujer, estás loca?!!!-- dijo exaltado Marco.

-- Malnacido!!, me acabas de arruinar la vida concha de tu madre!!!

-- Pero Claudia, ya te dije que no fue mi culpa, además, es lo mejor, que se sepa, podemos intentarlo, si la pasamos muy bien ese día, o no te acuerdas como chillabas de placer?-- Soltó Marco sonriente.



-- Paaffff!!!!!!-- Sonó el terrible cachetaso que le dio Claudia haciendo que Marco se tome el rostro de dolor.

-- Escúchame miserable de mierda, como se te ocurra seguir difundiendo o hablando sobre mi, vas a querer estar muerto como yo me entere!!! entendiste?... muerto!!!!



Seguido de esto, se encaminó roja de furia hacia el estacionamiento.



En ese lapso, mientras Inés esperaba por su amiga, se le ocurrió llamar al celular de Fernando.



-- Fer, que tal?

-- Hola Inés, mejor hablamos más tarde, ahora no estoy bien.

-- Pero por qué?, tiene algo que ver con lo que están hablando en el club sobre Claudia?

-- Joder mujer, ya se enteraron?

-- Me temo que si, tú lo sabías?

-- No del todo, Marco hablaba de ella dando a entender algo, pero no pensé que fuera tan lejos.

-- Pero tú viste la foto?

-- Si, la vi, y es ella, sin dudas.

-- Que terrible la verdad, nunca me lo imaginé, ahora la estoy esperando para llevarla a su casa y que hable con Oscar para ver que hacer.

-- ......

-- Fer, qué pasa?

-- El ya lo sabe.

-- Quéeeee???, pero cómo?, si últimamente viene al club muy poco, cómo pudo enterarse?

-- Porque... yo se lo dije.





Fernando lo pasaba mal, no sabía si su hermano del alma le iba a dirigir de nuevo la palabra, y no era por lo que le contó sobre Claudia y Marco, era por lo que le confesó después y que generó que Oscar lo mirara como nunca lo hizo, que le dijera algo que le dolió en el alma y se fuera del lugar sin decir nada más.



-- Qué me estás diciendo Fer?!-- Decía un exaltado Oscar.

-- Cálmate Oscar, no te lo hubiera dicho si no estuviera seguro, era ella y lo siento mucho, pero tenía que decírtelo, no pude aguantar más.

-- Andate a la mierda!, seguro estabas borracho, y ni siquiera me enseñas la foto, cómo se te ocurre decirme esas idioteces sin estar seguro!

-- Te lo digo que lo estoy, no tengo la foto porque sólo me la enseñaron, pero me quedé un rato viéndola, era ella, su pelo, su porte y su tatuaje, era ella!, lo siento mucho!

-- Qué sientes animal?!, te estás dando cuenta de lo que me estás contando imbécil?!!!



La gente de las otras mesas del bar comenzaban a girar para ver de donde provenía la bulla. Oscar se había levantado de la silla después de decir esa última frase. Fernando permanecía sentado con los codos en la mesa y las manos en la frente. Oscar en un gesto parecido llevó su dedo pulgar e índice a la parte superior de la nariz haciendo una especie de automasaje, cerrando los ojos, acto que acostumbraba a hacer cuando perdía los papeles para calmarse.



-- Hubieras preferido que me quede callado?



Oscar permaneció en silencio un rato.



-- No lo sé, no se que decirte, ni siquiera puedo procesarlo.



-- Oscar, eso no es todo, yo... yo, sabía de esto, sabía lo que estaba pasando incluso antes de ese encuentro, Marco y su padre me lo contaban y enseñaban... me enseñaron... un video.



Oscar lo miró incrédulo



-- Por qué... no me lo dijiste?, se han estado riendo de mi desde cuando?

-- No, no, yo no me reía de ti, eso lo hacía sólo el viejo, ni siquiera Marco. Yo... yo buscaba otra cosa, verás, yo me obsesioné, perdí la cabeza, yo... desde hace mucho tiempo, he... he estado... Claudia, desde esa fiesta en que la conocimos, yo... siempre he fantaseado con ella, y pensé que si Marco tenía éxito, quizás... las cosas podían cambiar... y yo podría con Claudia... mierda...



Oscar no daba fe a lo que escuchaba



-- Oscar, lo mío eran sólo fantasías, nunca intenté nada, siempre lo tuve oculto, pero fue algo que se me salió de control con lo último, tuve una luz de esperanza en algo aberrante. Pero después reaccioné, me estoy confesando ante ti, tú eres mi hermano y te fallé. Pude detener esto y me porté como el peor hdp que puede haber, por buscar esperanzas con la esposa de mi hermano. No merezco tu perdón...



Oscar lo miró fijamente a los ojos por un momento.



-- No me vuelvas a llamar hermano-- dijo Oscar, para luego encaminarse a la salida sin voltear atrás, dejando a Fernando sentado y mirando al suelo.



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Oscar y Claudia seguían mirando el partido de su hijo. Estaban un rato sin decir nada.



-- Voy a considerar tu oferta Claudia.

-- En... en serio Oscar?... es todo lo que te pido, no te voy a presionar, sólo quiero que lo consideres por fav...

-- Pero a cambio me vas a contar todo, y después... yo te contaré todo.

-- Todo?, pero tú ya sabes tod...

-- Me refiero a tu encuentro con Marco.

-- A... qué... qué te refieres?

-- Quiero que me cuentes con detalles todo lo que hiciste con Marco, lo quiero saber todo, y cuando digo todo, es todo.



Continuará...
 
Match Point

Parte cinco




-- A ver si entiendo, osea... el tipo te deslumbró cuando lo viste en la fiesta, cuando nos lo presentaron...

-- No no, ahí no me pasó nada... si... me pareció atractivo, pero como cualquier chico pueda pasar por la calle, pero ahí digamos... su forma de hablarme... no estaba acostumbrada... y cuando me lo encontré saliendo del baño... si... como que me sentí extraña por su forma de tratarme sin conocerlo de nada... el tema es que no pasó nada, sólo fue una charla que dio pie a lo que vino después...

-- Lo de las clases...

-- Si, los entrenamientos... cuando comencé a darlos con él...

-- Si, y no me contaste nada... que puedo yo concluir de eso Claudia?, que no me lo contaras me da pie a que ya sabías que iba a pasar... o estoy loco?, si le preguntas a cualquiera por ahí “Qué pensarías de que tu mujer te oculta que hace clases con un tipo guapo?”, creo que todos me pondrían cara de obviedad, como diciendo “no preguntes estupideces”.

-- Yo sé Oscar, pero no fue del todo así, pero si, reconozco que fue en parte eso. Sabes que voy todos los días al club, y cada vez que me lo cruzaba él estaba en el mismo plan, con esa forma de hablarme, de hacerme bromas, no sé, me gustaba esa sensación, además que si... me seguía pareciendo muy atractivo y al parecer... se me notaba y él sabía eso... y cada vez iba creciendo la confianza hasta que propuso lo de los entrenamientos... y sobre eso, aparte de lo que te mencioné, él jugaba muy bien, había visto como entrenaba y yo estaba frustrada con mi nivel, quería avanzar, pero también estaba el hecho de que era hijo del Sr Vasco, y como tú lo odiabas, pues... todo eso me hizo cometer la estupidez de ocultártelo... por eso te insistía en jugar de nuevo contigo, pero no se dio.

-- Ahh... osea que ahora es mi culpa...

-- No Oscar, te ruego que no pienses eso, sólo te estoy diciendo lo que pasó, al detalle, como me lo pediste... ya te dije que todo esto fue mi culpa y así lo seguiré pensando.

-- Ya no sigas con eso de que fue tu culpa... mejor... sigue por favor.

-- Bueno... la cosa es que... al final terminé aceptando... comencé los entrenamientos con él y noté los cambios, de verdad que si me sentí emocionada, todo creció dentro de mi, por mi juego, por lo que progresé, por lo que logré... tú debes creer que son tonterías de tenistas de cuarta, pero te juro que las emociones son también lindas. Ese día que le gané a la señora que siempre nos ganaba fue algo difícil de describir, me sentí como la campeona del Wimbledon, con todas la personas que me arengaba, mis amigas abrazándome y saltando, coreando el nombre del club... la verdad fue indescriptible...

-- Si... aunque no lo creas, lo entiendo... alguna vez lo sentí... y yo ese día... estaba en mi reunión... y sabes?, pude haberme ido y no pasaba nada, no se iba a arruinar ningún negocio... me quedé porque... quería divertirme... no le di importancia... sabía que era el interclubes, pero... me imaginé ahí viendo partidos sin trascendencia, cuando en realidad lo tenían. Independientemente de lo que pasó, lamento mucho no haber estado ahí, haber compartido tu alegría...

-- No es tu culpa Oscar, tú no sabías que estaba entrenando...

-- Si sabía que estabas entrenando... pensaba que era con el viejo Cubas, pero sabía que estabas queriendo superarte, y yo debí estar ahí alentándote. Esas fechas son pocas en el año, y se que es una bonita experiencia, la he vivido, pero fui egoísta, es la verdad. Eso no puedo dejar de decirlo.

-- Bueno... mejor continuo... el tema es que ese día, él estaba ahí, y ahí... cometí el primer error... lo vi con algunas socias, especialmente con una chiquilla llamada Sonia, rubia, bien guapa...

-- Sonia... rubia... creo que te refieres a la hija de Baroni, el que está en la directiva-- dijo Oscar meditando.

-- Si, creo que si, me pareció escuchar ese apellido...

-- ... Ok, sigue, ya después te cuento...

-- Bueno, la cosa es que ahí fue cuando actué como una estúpida y comencé... a celarlo... -- Dijo Claudia tapándose la cara.

-- Celarlo?

-- Si... no se me ocurre otra palabra... también pudo ser los nervios del partido, le comencé a increpar cuando él vino a hablarme antes de jugar y él lo usó a su favor. Comenzó a hacerme bromas con eso y yo comenzaba a contestarle como una tarada. Ya luego del partido fui yo quien se acercó a agradecerle por su entrenamiento, estaba tan feliz que ya le seguía el juego y nos reíamos, y luego... luego me dijo para ir al bar de ese club, y yo... yo acepté...

-- Si mal no recuerdo, el bar de ese club queda apartado de las canchas, por qué no le dijiste para ir al comedor central?

-- No, yo no quería que me vean con él... por lo mismo que te dije antes y porque no quería que estén hablando cosas que no son...

-- Entiendo...

-- Entonces... llegamos, nos sentamos, charlamos, la estaba pasando bien, me gustaba la sensación, la forma como me hablaba, como me alagaba, no quise ver... las señales, no evité su acercamiento... entonces me besó... -- Claudia se quedó en pausa un momento-- me besó, y si bien me sorprendió, no me separé... por varios segundos.

-- Sigue.. -- Dijo Oscar con los ojos cerrados.

-- Cuando reaccioné le increpé y luego... me volvió a besar... esta vez con más vehemencia y yo... yo le correspondí también por algunos segundos y luego me paré diciendo que eso no podía ser y entonces me volvió a besar... ya abrazado a mi, pegando su cuerpo al mío, acariciando mi... trasero, sintiendo su... que estaba... excitado... y yo... también me dejé... sólo hasta ver que venía gente, me separé y me fui de ahí casi corriendo sin decirle nada más...

-- La típica no?... tus palabras dicen algo pero tu cuerpo dice lo contrario, si hasta parece una historia erótica... --Decía con cierta burla Oscar, pero apretando los dientes.

-- No lo sé Oscar, no sé porque quieres que te cuente todas estas cosas, siento que la estamos pasando fatal, pero yo sólo quiero cumplir con lo que me pides, te estoy contando todo...

-- Todo a su momento Claudia, ya me tocará hablar a mi, pero para eso necesito saber toda la historia, toda... aunque la pasemos fatal, lo merecemos para bien o para mal.

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A las dos semanas del partido por el interclubes, Claudia caminaba por los pasillos del club. Se dirigía a sus entrenamientos pero esta vez con Juan, un chico de 20 años aproximadamente, delgado pero de contextura atlética, tenía su atractivo. Tenía buen método pero era muy tímido y eso dificultaba un poco la comunicación con Claudia.

Ella trataba de superar lo que había pasado con Marco, pero le era muy difícil. Encima no entendía como este actuaba como si nada, seguía con su personalidad extrovertida, conversando con las socias, con esa mocosa Sonia, y cuando pasaba cerca la saludaba como siempre, y eso a ella le hervía por dentro. Estaba indignada, parecía que para él fue un día normal, no sentía ninguna culpa, como si ella fuera cualquier chiquilla que se levanta por ahí, se sentía herida, y mucho.



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-- Claudia, que ya vas a cumplir 40 años, en serio te picaste por eso?-- Interrumpió Oscar.

-- Tú querías saber todo, y estoy tratando de transmitirte lo que sentía, y si, caí en esas estupideces, no se, fue algo nuevo, fue una emoción diferente, no se como explicarlo. Te juro que te hablo con la verdad.

-- Bueno, continúa... -- Dijo un nervioso Oscar.

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Las clases con Juan eran muy metódicas, y en cuestión de avance en el juego estaba satisfecha, pero seguía un poco incómoda por el trato frío, ya se había acostumbrado a entablar un poco más de confianza, incluso cuando entrenaba con el Sr. Cubas, también charlaban cosas ajenas al tenis, de la familia, del club y de otras cosas, pero con Juan no le daba pie a nada, además, ella seguía con esa extraña excitación por dentro, esa euforia que la hacía sentir como si tuviera una bomba.



-- Y dime Juancito-- Dijo Claudia sonriendo en una pausa del entrenamiento -- y qué haces cuando no estás en el club?

-- Ehh, pues... no mucho, estar en mi casa.

-- Vamos, un joven como tú no va a estar encerrado, en algo tendrás que distraerte.

-- Y... bueno... si, estudio lo que me queda del tiempo, para recibirme -- respondía un cada vez nervioso Juan.

-- Ohh que bien, un muchacho responsable, pero... vamos, y la diversión?, no tienes novia?

-- Ehhh no, no tengo mucho tiempo para eso la verdad...

-- No?, pero si eres un chico muy guapo, no seas tonto, date un tiempo, sino vas a terminar estresado.

-- No... que va... señora, yo soy muy tranquilo, no soy de salir...

-- Señora?, por favor, me haces sentir una vieja, dime Claudia con confianza...

-- Bueno... está bien señ... digo Claudia...

-- Te parezco vieja?, en serio?

-- No no, señ... digo, Claudia, no me parece nada de eso...

-- Entonces, cómo me ves? -- Dijo Claudia ya con las mejillas rosadas, con un extraño furor por dentro.

-- Ehhh... mejor seguimos entrenando... ya se va a cumplir el tiempo...

-- Anda, dime, no seas malito, dime como, si? -- Dijo Claudia para luego dar una vuelta en su sitio con las manos en sus caderas.

-- Bueno... pues... si, está muy... bonita, de verdad... -- decía ya muy rojo el joven entrenador.

-- Uy!, que me lo diga un joven tan guapo como tú me alaga, gracias por el cumplido -- mientras le daba un beso en la mejilla.

-- No... no tiene porque, es la verdad. Bueno, mejor seguimos que se hace tarde... no? -- Dijo Juan con el rostro como un tomate mientras se dirigía al centro de la cancha.





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-- Espera... -- Dijo un pasmado Oscar -- Estuviste haciendo lo que creo?... con... Juancito??!!

-- No... bueno si, no sé, no sé que me pasaba Oscar, te lo juro, no me reconocía, no se que me pasaba, o si, pero no lo quería reconocer. Oscar... es muy difícil lo que te estoy contando, todas estas cosas las he debido vivir contigo, pero por mi estúpida rigidez todo lo hacía ver mal, y tú te tenías que reprimir, y a estas alturas, a esta edad, estar recién experimentándolas, me daba mucha vergüenza, me daba mucha vergüenza hablar contigo o con alguien... lo sé, tú eres mi esposo, pero fui una imbécil.

--Mujer... es que... no sé, es como si me estuvieras hablando de otra persona...

-- Lo sé Oscar... sé que es difícil se asimilar... pero te lo vuelvo a jurar, te estoy contando tal como pasó.

-- La puta madre Claudia, esto es más complicado de lo que creía... bueno, sigue contando...

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Claudia seguía en esa rutina estresante. Se sorprendía con esos cambios de conducta pensando cosas propias de una chiquilla. Comenzó a mirar a los hombres de otra manera, especialmente a los que estaban en su entorno. Disimuladamente los examinaba, sobre todo debajo del ombligo, fantaseando en como las tendrán. Y no se limitaba en los que les parecía bastante atractivos, también lo hacía con el propio Fernando, el mejor amigo de su esposo, le llegaban recuerdos de las charlas de sus amigas, comentando sobre el gran tamaño de su miembro.



-- Que risa ahora en el comedor... como lo molestaban a Fer con su cosa y como contestaba, será cierto lo que dicen? -- reía Marta.

-- A quien le importa eso?-- decía Claudia

-- Pues aquí entre nos... yo lo confirmo-- sonreía Inés

-- Nooooo... a ver cuenta cuenta-- reía emocionada Marta

-- Pues ahí de cuando en cuando lo he probado jajajajaaa

-- Pero entonces... es cierto?

-- Más que cierto, y no sólo en tamaño, el tipo es un salvaje en la cama, me deja molida jajajajaaaa, pero yo feliz

-- Pero cómo puede hacer eso?, está casado, conozco a su esposa -- decía una indignada Claudia.

-- Bueno yo que se, pero aquí entre nos de nuevo... me ha contado que tiene buen tiempo que ya no viven como esposos, incluso duermen en cuartos separados. Creo que hace tiempo se murió el amor jajajajajaaaa

-- Mejor, así ya no hay culpas jajajajaaa-- reía Marta

-- Pues, aún así, no me parece Inés, deberías marcar distancia-- dijo Claudia

-- Si que le ha marcado distancia, pero dentro del coño-- se carcajeaba Marta

-- Jajajajajajaaaaaaa y no sólo el coño jajajajajaaaaaaaa-- reía Inés

-- Nooooooooooo pero que bruta eres jajajajajaaaaaaa, no me digas que con esa cosota te dio por ahí también?

-- Si... me deja coja... bueno ya te dije, es un salvaje pero a mi me encanta jajajajaja...

-- Mejor me voy al sauna, nos vemos mañana -- dijo Claudia moviendo la cabeza de un lado al otro, dejando a sus amigas carcajeandose.



Fernando también notaba ese extraño cambio en Claudia, y era notorio porque se reía más de sus bromas y le contestaba más cuando este iniciaba una charla. Claudia sabía que el amigo de su esposo era un mirón, y con toda esta ola de excitación que estaba experimentando, lo comenzó a experimentar de otra manera, comenzaba a disfrutar esas miradas. Comenzaba a poner poner poses más sugerentes, se ajustaba las calzas estirándolas hacia arriba, se quedaba inclinada más de la cuenta cuando rebuscaba en su maletín, arqueando la espalda, explotando sus atributos como si estuviera provocando para que le den un mordisco a esas deliciosas nalgas.





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-- Claudia... que era Fernando...

-- Te juro que sólo fue eso, nunca le hablé ni me habló nada insinuando algo más, sólo estuve jugando de forma inconsciente, para mi misma, no pasábamos de bromas, yo sólo... estaba jugando, estaba... encendida, por lo mismo...

-- Ya ya Claudia, si, con tu famoso y repentino calor interno provocado por Marco..., pero era Fer, y tampoco es estúpido, él se deba cuenta de todas esas cosas, esperando la oportunidad...

-- Oportunidad?, no te entiendo...

-- Tú sigue no más, ya después yo hablo.

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En esos días Claudia seguía en lo mismo con Marco, viéndolo de lejos, contestando el saludo de forma fría y a veces ni le contestaba. Seguía afectada por la indiferencia que él le daba a lo que había pasado entre los dos, sentía ganas de decirle de todo, pero se contenía. El a veces si le hablaba de más cuando coincidían en un ambiente con poca gente.



-- Guapísima, hasta cuando me vas a tratar así?

-- .....

-- Vamos Claudia, tampoco es para tanto, extraño nuestros entrenamientos -- Decía Marco mordiéndose el labio.

-- Pues yo no, y no se como puedes ser tan descarado después de lo que hiciste.

-- Pero que hice?, sólo tomé la iniciativa a lo que tú también querías.

-- No, yo no quería, tú te pasaste y mucho.

-- Pero si me devolviste el beso, eso no lo puedes negar, por qué no lo admites?

-- No... me tomaste por sorpresa, yo no...

-- Entonces te gusta así?, de sorpresa?-- Decía Marco mientras se acercaba peligrosamente

-- No no, no me gusta así ni de ning...



Y volvió a pasar, Marco habiendo cerciorado que no había gente cerca, la tomó de la cintura y volvió a besarla, haciendo que Claudia se estremezca poniéndole las manos en el pecho empujando pero sin fuerza, y por supuesto, respondiendo al ardiente beso hasta que él cortó abruptamente para luego alejarse sonriéndole y mandarle un beso volado.



Ella se apoyó en la pared tomándose el rostro, no sabía que hacer, no podía hablar con nadie, no sabía que hacer con lo que estaba sintiendo y que cada vez no lo podía controlar. Se masturbaba todos los días, incluso en el club, y ese día no fue la excepción. Sentía que no podía o no quería parar lo de Marco. “Y si...?” pensaba, para luego negar con la cabeza.



No ayudaba el hecho que en los camerinos se cruzara con Sonia, esa chiquilla que le encantaba arrimarse a Marco y que le caía tan mal su actitud desinhibida. Coincidentemente, tenían sus casilleros uno al frente del otro. Recuerda que ese día en particular era muy temprano, y se preparaba se preparaba para ir al gimnasio. Sonia estaba en su casillero haciendo no se que cosas para luego retirarse y dejarla sola, no había ni un alma.



Claudia se quedó pensativa metiendo ropas en su maletín cuando escuchó que se abría la puerta de emergencia que quedaba a lado de ese ambiente. A ella le pareció raro que alguien entrara por ahí, cuando de pronto sintió que alguien la giraba del hombro y la besaba con pasión.



-- Qué haces aquí?, estás loco? -- dijo Claudia luego de separarse después de la sorpresa.

-- A esta hora no hay nadie, además ahí está la puerta en caso de emergencia jajajaja... ven aquí-- dijo Marco



Luego de decir eso siguió besándola y ella correspondiendo, y no hizo nada cuando él comenzó a sobarle las nalgas con fuerza. Fue un detonante que le provocó unos gemidos producto de ya una total excitación. Sentía como él le sobaba todo el paquete en su vientre causándole un rico temblor en su vagina, se sentía muy mojada, y él continuaba amasando su culo.



-- Por favor por favor Marco, no puedo hacer esto, por favor...-- repetía una desesperada Claudia.

-- Si que podemos guapa, podemos y queremos -- Decía un desbordado Marco mientras la seguía besando los labios y el cuello, mientras seguía sobando ese culazo.



Después de un rato así, Marco metió rápidamente la mano dentro de las calzas, alcanzando su mojado coño procediendo a masturbarla con sus hábiles dedos. Claudia le agarró la mano pero ya era tarde, no pudo impedir la intromisión ni pudo sacarla de su sitio, y tampoco pudo evitar lanzar un gemido más fuerte, disfrutando cada caricia que le hacían.



Marco continuó con su tarea, con la mano de Claudia agarrando fuerte la suya sin dejar de gemir, entonces con la otra mano dirigió esta y la puso sobre su hinchado paquete totalmente erecto. Claudia abrió los ojos mirando hacia abajo sintiendo mejor las dimensiones de esa verga, mejor que con su vientre aunque menos placentero. Aún así, sintió que era bien gruesa, no estaba segura si más larga que la de su esposo, pero definitivamente era más gruesa. Marco le guiaba la mano para sobarla mientras con la otra seguí masturbándola.



Claudia ya notaba que iba a explotar, la situación y el morbo contribuían bastante. Marco no cesaba en sobarle el coño de diferentes formas pero sin perder el ritmo, mientras ella seguía con la mano en su verga. Incluso la mantuvo ahí cuando marco ya no la agarraba, porque volvió con esa a agarrarle el culo pero ya por dentro de la calza.



-- Ahhhhhh Marco, Marco, Marcooooo!!!! -- gimió Claudia temblando por un poderoso orgasmo que hizo que se pusiera en cuclillas, tratando de normalizar su respiración.

-- Ufff que rico Claudia, no puedo esperar a darte como mereces.

-- Eso... eso... no... no va a ... pasar --Decía Claudia, siguiendo con una agitada respiración.

-- Bueno, ya veremos, por qué no vamos a mi depa a conversar lo nuestro?

-- No voy a ir a tu depa Marco, esto ha sido un error--

-- Bueno, igual te dejo la dirección en el celular por si te animas -- Dijo Marco mientras se alejaba a la puerta sonriendo.



Claudia se quedó un poco extrañada, mientras veía horrorizada como le sonreía desde la puerta sosteniendo su celular en la mano, para luego salir sin darle opción a nada. Inmediatamente volteó y vio que encima del asiento estaba el celular de él, con un mensaje anotado la dirección. “No puede ser, es capaz de responder el teléfono si llaman y soltar cualquier barbaridad, tengo que recuperarlo” pensó desesperada, mientras alistaba sus cosas para ir rumbo a su departamento.



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-- Claudia, tú sabías lo que iba a pasar...

-- En ese momento te juró que no pensé en nada, estaba desesperada por recuperar el celular, ni siquiera tomé consciencia de lo que acababa de hacer, simplemente puse mis cosas lo más rápido que pude en mi maletín, me acomodé lo mejor que pude y salí por la misma puerta, pero ya no lo vi, entonces decidí ir...

-- Bueno, si, se te notaba la desesperación...

-- Por... por qué me dices eso?, cómo puedes saber eso?, es imposible que tú me hayas visto, estabas en otro sitio.

-- Y lo estaba, pero tú sigue, ya te dije que yo voy a hablar después...

-- Oscar... me estás poniendo nerviosa, hace rato estás que hablas cosas raras, hay... hay algo que no se?

-- Lo sabrás en su momento, ahora... continúa por favor...

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Claudia manejaba a toda prisa, estaba totalmente desesperada, rogando para que Oscar o algún conocido llame y Marco conteste, y lo que es peor, diciendo cualquier cosa que la pueda hundir.

El lugar estaba en el mismo distrito, en zonas que le eran familiares, así que no le tomó mucho tiempo encontrar el edificio. Se estacionó y fue corriendo a la puerta, se fijó el número, indicaba el octavo piso y apretó el botón del intercomunicador varias veces



-- Si? -- Contestó una voz varonil.

-- Marco?, soy Claudia, necesito que me dev...

-- Sube... -- Para luego colgar.



Claudia sintió el ruido de la puerta y no dudo en pasar para dirigirse al ascensor. Cuando llegó al piso se fijó que sólo había dos puertas, dedujo que sólo eran dos departamentos por piso, y una de ellas estaba abierta. Pasó y vio que era el comedor, al fondo estaba la sala con un balcón, a lado había una puerta cerrada y más allá un pasillo.

-- Marco?-- Preguntaba Claudia mientras avanzaba lentamente – Marco?, sal por favor.

De pronto sintió que la puerta de entrada se cerraba. Ella volteó y vio a Marco sonriéndole, sólo con una toalla en la cintura...

-- Marco... dame mi celular, te lo pido por favor...

-- Tranquila guapa, tenemos tiempo—Mientras se acercaba a ella de forma sugerente

-- Marco, no me hagas esto por favor, necesito mi celular e irme de aquí, no debería haber venido

-- Pero viniste, y lo hiciste rápido, mira que no me diste ni tiempo de cambiarme

-- Vine porque... porque te llevaste mi celular, no por otra cosa-- Decía Claudia cada vez más nerviosa, transpirando, retrocediendo a la vez que Marco avanzaba.

-- Te creo, pero ya sabemos que a ti te gustan las sorpresas no?, te gustó lo que pasó antes?, vaya que si te gustó, me encanta como te pones cuando disfrutas...

-- No... no Marco, no puedo hacer estas cosas, no puedo... soy casada—decía mientras retrocedía hasta que se topó con respaldar del sofá.

-- Podemos y queremos, ya te lo dije...



Marco al llegar a su altura, se soltó la toalla quedando completamente desnudo. Claudia se quedó en shock sin moverse, pero no puedo evitar contemplarlo, como tampoco evitar ver su verga ya semi erecta, donde pudo confirmar que era bien gruesa y la hacía ver imponente, a pesar de no parecer más larga que la de su esposo.



Marco la volvió a tomar y a besarla mientras volvía a agarrarle y sobarle las ricas nalgas de la casada. Claudia siguió en su intento de separarlo pero cada vez estaba más abandonada y excitada, no tardó en retomar los gemidos que poco antes soltaba en los camerinos del club.

Volvió a hacer la misma operación, metiendo su mano dentro de las clazas para masturbarla, pero ya sin mucha oposición de ella. Con la otra le levantó el top y comenzó a chupar esos pequeños pezones alternando uno con otro. Claudia ya estaba desatada y no se reprimía en sus gemidos. Incluso lo tomaba de la nuca tratando de dirigirlo aunque no servía de mucho porque Marco lo hacía a su propio gusto.

Luego la cargó, puso sus piernas rodeando su cintura y la llevó al dormitorio para luego posarla en la cama. Se subió encima de ella para seguir chupando sus senos, mientras con las manos le terminaba de sacar el top, para posteriormente con las dos manos amasárselos alternando con chupadas. Claudia seguía gimiendo y no se reprimió a la hora de sentirlo, acariciarle la espalda y el culo hasta donde alcanzaba. Ya no le importaba nada.



Marco comenzó el descenso por el estómago pasando por el ombligo hasta que agarró los bordes de las calzas. Claudia en un último atisbo de cordura sujetó su calza haciendo fuerza contra lo inevitable. Oscar la miró sonriendo mientras le pasaba la lengua por encima de su vagina. Claudia le sostuvo la mirada para luego abrir sus manos, permitiendo que Marco continúe con su tarea, terminando de bajar con todo y tanga dejándola cómo vino al mundo.



Marco no perdió tiempo, estaba ansioso por disfrutar de ese culo, así que la volteó y la hizo levantarlo dejándolo empinado. A pesar de la tremenda excitación, a Claudia aún le quedaba pudor estar así tan expuesta, por lo que trataba de cerrar las piernas, pero él no la dejaba porque llegó a meter los brazos por debajo sacando las manos por la cintura separando con sus manos las nalgas de Claudia. Comenzó a chupar de frente el arrugado ano como si fuera su helado favorito. Claudia no sabía cómo describirlo, nunca le habían hecho eso, pero sintió un gusto enorme, tanto por la sensación directa pero igual o más por el morbo, estar en la situación que estaba la encendía tremendamente.

Luego de un rato, Marco se enderezó agarrando su dura y gruesa verga dando pequeños golpes en el culo de Claudia. Ella se estaba preparando mentalmente para lo que venía, tampoco quería pensarlo mucho, ya no había vuelta atrás. Sintió la cabeza en la entrada de su empapada vagina yendo de arriba abajo pasando por toda la raja hasta que en un momento dado se la metió hasta la mitad de golpe. Claudia gritó mitad de dolor mitad de calentura. Comenzó a entrar y salir hasta esa altura con lentitud al comienzo, sintiendo como le apretaba el mojado coño, pero después apuró el ritmo ante los gritos de placer de Claudia.

Luego otra vez sin decir nada, metió el total de su verga sintiendo incluso un pequeño tope en la punta de su pene. Claudia tenía enterrada la cara en la almohada apaciguando un poco sus gritos. Estaba abandonada al placer, tanto que no dijo nada cuando le comenzaron a meter la yema de un dedo por el ano, por el contrario seguía disfrutando aún más.

Marco seguía con un ritmo frenético, entrando y saliendo sin sacar el dedo, que ya iba por la mitad. Incluso comenzó a hacer un mete y saca con este. Claudia tuvo un fuerte orgasmo que le hacía curvear la espalda, cosa que excitó mucho a Marco quien sacó su verga para terminarle en toda la espalda mientras Claudia yacía acostada recuperándose.



Pero él no le dio tregua y volvió al ataque, chupándola, sobandola y penetrándola. Estuvieron como cuatro horas follando con breves descansos. Se notaba que ambos estaban en buena forma física. Ella tuvo incontados orgasmos, estaba muy cansada.



Casi al último Marco no quiso terminar sin darle por ese carnoso culo, su principal objetivo. Luego de una preparación previa, sumado a lo que había estado haciendo todo el tiempo, logró tenerlo dilatado. Se acomodó en cucharita detrás de Claudia y procedió a tantear la entrada con su glande, haciéndolo con paciencia por un rato. Ella estaba semi dormida. Marco pasó la mano por delante estimulando los pezones y el clítoris alternadamente. Claudia comenzó a responder a las caricias, a pesar de estar tanto rato follando, aún le quedaba calentura y Marco era un buen amante, sabía dónde tocar y mantener la excitación.

Paralelamente a las caricias, él no cesaba en su empeño por perforar ese agujero. Hizo más presión y fue pasando la cabeza, Claudia comenzaba a sentir un agudo dolor pero pensó que iba a ser parecido cuando le dio por la vagina. Siguió presionando lentamente, estimulando sus partes, pero el dolor no pasaba, por el contrario aumentaba. Marco, quizás por la ansiedad pecó un poco de bruto y la intrujo muy rápido hasta un tercio. Claudia gritó brutalmente y saltó hacia adelante sacando todo lo avanzado. Se tomaba el trasero retorciéndose, quejándose bastante del dolor

-- Aaauuuuu…!!! -- gritaba Claudia con un poco de lágrimas

-- Sorry guapa, me pasé un poco, pero ahora lo hago con más cuidado…

-- Eres un imbécil, me has hecho daño, duele horrible, idiota… aaauuuuuu

-- Ya, no es para tanto, ven aquí y te consuelo…

-- No me toques imbécil, me largo, nunca debí venir, soy una hija de puta – decía ya consciente de todo

-- Vamos Claudia, no comiences de nuevo, ven a la cama.



Claudia ya no contestó, lo odiaba y se odiaba. Se apresuró en tomar su ropa y vestirse, quería salir de ahí lo más rápido posible. Mientras lo hacía, logró ver su celular en la cómoda de la habitación, la tomó apresuradamente y salió de ahí, dejando a un Marco con unas tremendas ganas y jodido por haber perdido la oportunidad.



En el camino mientras manejaba, Claudia lloraba desconsoladamente. Se maldecía continuamente, gritaba, se insultaba con todo lo que se le ocurría, golpeaba el volante continuamente. Deseaba estar muerta. “Eres una puta cobarde, ni siquiera tienes el valor de suicidarte”, “puta prostituta, deberías estar en las calles ofreciendo tus servicios, sólo para eso sirves puta” pensaba amargamente.



==================================

-- …..

-- Eso… eso fue todo lo que pasó con él. Después me estuvo molestando en el club pero ya estaba totalmente consciente de toda la mierda que hice, me daba asco yo y me daba asco él. Por una calentura mandé todo al diablo. Si bien te lo oculté, tarde o temprano iba a explotar todo, de eso estoy segura, y no por la foto. Te debiste dar cuenta, sobre todo en el sexo, más en el último encuentro que tuvimos. Pero si bien tenía una culpa tremenda, te juro que lo hice también por puro deseo, te juro que disfruté como nunca, me sentí plena y satisfecha contigo, no necesito nada más. Igual... quiero que sepas que a pesar de haberte pedido que me des otra oportunidad, voy a entender perfectamente si te niegas, la verdad es que yo haría lo mismo, y si lo haces, por lo menos, no me evites por favor, al menos no al extremo de no poder verte nunca. Te juro que no voy a insistirte más, sólo una pequeña amistad, por favor...

-- Uffff Claudia, escuchar todo eso de tu boca fue mucho peor de lo que pensé, y de lo que vi... ahora compruebo que has dicho la verdad, pero no sé si eso es bueno o malo, creo que nada bueno se puede sacar de todo esto, de verdad que me dejaste muy jodido, y no sé si vuelva a verte con los mismos ojos, es muy difícil. Pero también debo ser sincero, este tiempo sólo, reflexioné, hice cosas... me enteré de cosas... no sé cómo las vayas a tomar, pero debo ser sincero.

-- No importa que hayas hecho, yo tengo toda la responsabilidad, sin importar lo que me digas...

-- Claudia, después de lo que te voy a contar, quizás ya no estés tan segura de querer volver conmigo...



Continuará...
 
Match Point

Parte seis






-- Cálmate Claudia, por favor, me estás asustando...-- Decía una preocupada Inés

-- Cómo quieres que me calme?, todo se me fue a la mierda, no entiendes?, ese hijo de puta enseñó una foto mía a no sé cuantos... no sé como voy a confesarlo ante él, seguro me manda al diablo, pero al menos... al menos tiene que saberlo por mi...

-- Claudia... hablé con Fer... y él... ya lo sabe...

-- Qué?--

-- Oscar ya lo sabe, se lo dijo Fer... tienes que ser fuerte amiga, lo siento mucho..., es muy probable que Oscar ya esté en tu casa... tienes que mantener la calma y... atenerte a cualquier cosa... pero tienes que ser fuerte, por tus hijos.



Claudia se apoyó en el respaldar del asiento resignada y derrotada, ya no le salían las palabras, y sólo aguardaba a que Inés llegue a la casa para afrontar lo que nunca imaginó.



Oscar estaba sentado en el sofá, con un vaso de whisky, un Royal Salute de 21 años que le habían regalado pero que había tocado poco, escuchando y tarareando “En Remolinos” de Soda Stereo, le encantaba esa canción, lo hacía volar y se desconectaba de todo, le gustaba escucharla con los ojos cerrados, apoyado en el respaldar con la cabeza tirada hacia atrás casi mirando al techo. Se lamentó mucho no haberlos podido ir a ver cuando hicieron el concierto de reencuentro, y ahora no sabía cuando iba a volver a pasar, quizás nunca más, el pobre Cerati estaba en coma, y no sabía si se iba a poder recuperar, si iba a levantarse, recuperarse o irse para siempre. Inevitablemente comenzó a meditar esas palabras sobre si mismo.



Sintió las llaves de la puerta, pero no se molestó en voltear, siguió sentado con su vaso en la mano, escuchando ahora “Hombre al agua” del mismo grupo, siguiendo el ritmo de la batería con el pie, como si estuviera sólo.



-- Oscar...

--... mmmm mmm mmmm... voces que se agitaaaannnn -- Cantaba susurrando sin dejar de mover el pie.

-- Oscar...

-- Es cierto?--

-- Oscar... yo... necesito hablarte...

-- Te pregunto si es cierto...

-- No... se que responderte

-- Es cierto que tiraste con ese niñato?, ya me hiciste preguntarlo de forma precisa, muchas gracias, ahora responde por favor, te lo tiraste?



Claudia se puso frente a él y se arrodilló a sus pies



-- Amor...

-- No vuelvas a llamarme amor... responde de una puta vez, te lo tiraste o no?

-- Oscar... perdóname por favor, perdí la cabeza... estoy muy arrepentida, por favor, no sé que me pasó... yo quería pararlo todo pero no pude, te jur...-- decía mientras lloraba a mares

-- Deja de decir estupideces y responde claramente, te lo tiraste o no?

-- Ssi... lo hice... -- dijo ya resignada.

-- Mmm... ok, te tiraste a un tipo del club, y ahora seguro ya lo saben hasta los recogebolas. Poco te importó el show que se iba a armar, tú sólo querías saciar tus ganas, y encima con quién? Con el hijo de ese viejo concha de su madre. Gracias Claudia!, eres de las que no hay, esa fachada de estrecha te hace merecedora de un premio Oscar, pero obvio que no tiene nada que ver conmigo.

-- .....

-- Usó protección?

-- Pro... tección?, yo... sabes que estoy ligada y...

-- No puede ser Claudia, encima que te lo tiras, lo haces sin protección... luego vienes y tiras conmigo... o eres super estúpida o me quieres llevar al infierno contigo... es de no creer...-- Decía Oscar rojo de ira.

-- Amor... haré lo que quieras, lo que sea, pero no me dejes por favor, yo me muero sin ti, por favor... -- Decía desesperada agarrando sus piernas.

-- No me toques... -- dijo mientras se paraba y caminaba unos pasos -- Vamos a hacer una cosa. Le vas a decir a mis hijos que estoy haciendo un trabajo del que tengo que viajar, voy a seguir viéndolos pero alguien te avisará antes para que los tengas listos en la puerta, a ti no te quiero ver nunca más. Ya después arreglaremos lo demás por medio de terceros. Adiós -- Dijo de forma seria mientras iba a su habitación.



Claudia se quedó en shock, no se movía ni decía nada. Sólo reaccionó cuando lo vio salir del cuarto con un par de maletas. Le entró la desesperación y se agarró de su cintura.



-- Oscar no por favor, no me dejes por favor, perdóname, podemos arreglarlo, por favor mi amor! -- gritaba mientras se le caían las lágrimas.

-- Suéltame Claudia, haberlo pensado antes, suéltame te digo!!!-- decía mientras la arrastraba un par de metros hasta que las manos de ella se le vencieron y se quedó en el suelo llorando.



Oscar, salió de la casa, sin mirar atrás, tenía los ojos rojos aguados a punto de rebalsar, transpirando mucho. A pesar de querer mantenerse tranquilo, no era un robot, y le estaba costando horrores controlarse, no quería que Claudia lo viera vencido, quería irse con la cara de desprecio y no con una de sufrimiento. Ya dentro de la camioneta iniciando su camino, las lágrimas comenzaron a caer.



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Fernando estaba acostado mirando el techo, meditando, reflexionando en como ha sido su vida. Un matrimonio casi por conveniencia, el padre de su mujer era socio del suyo, además ella era guapa, de buenos valores y se llevaban bien. Suficientes ingredientes para asentarse, hacerse novios y casarse, tuvieron dos hijos, y en la empresa en la que trabajaba, donde el dueño era un conocido de su suegro, le iba bien, encima iba poco ya que tenía la ventaja de poder trabajar en casa, todo parecía bien. Pero la realidad era que donde más la pasaba bien era en el club, donde estaban sus amigos y su hermano del alma y ella. Hacía deporte, se tomaba sus tragos, hasta que llegaba a su casa, donde miraba un poco de tv, un poco en la computadora y luego a dormir. A su esposa le daba igual si estaba o no, ella solía estar con sus amigas o con su familia. A lo más se metían de vez en cuando un polvo, pero ella no lo gozaba tanto, hasta le recriminaba cuando se pasaba de duro. Posteriormente, como algo tácito, ella le pidió que vaya a dormir a otro cuarto porque dizque sus ronquidos eran cada vez peores y no dormía bien. Así pasó el tiempo y se quedó ahí, no se llevaban mal pero ya la complicidad era inexistente, cada uno hacía su vida por su lado, y sólo hablaban cuando era algo relacionado a los hijos.



Su matrimonio se fue al traste, y por si fuera poco, ayudó a destruir el de Oscar, su amigo, su compañero de vida, su hermano. Se arrepentía tremendamente de haber cometido esa estupidez, de pensar con la verga en vez que con la cabeza, y por supuesto, actuar sin corazón. Y ahora no tenía nada.





Una mano se posó en su pecho acariciándolo... haciendo círculos con el dedo.



-- En que piensas?

-- Pufff... en qué crees?

-- Vamos Fer, tú no tuviste la culpa. Bueno, si la tuviste un poco, fuiste un imbécil, si, pero ella es grandecita, si no era ahora quizás era después, o quizás iba a ser por él... además, siento que esto no fue del todo malo, se puede rescatar algo.

-- Qué se podría rescatar de esta desgracia Inés? -- dijo asombrado

-- Mira, conozco a Claudia muchos años, y sentía que no era completamente feliz antes de todo esto. Parecía que iba con un palo metido en el culo, se indignaba de todo, no aceptaba ni las bromas en doble sentido, ya me imagino como sería en su casa con el pobre Oscar. Para bien o para mal, esto tenía que cambiar, por ahora está para mal pero no sé, quizás después cambien las cosas.

-- No lo sé Inés, él no quiere saber nada de mi, y con razón, fui una mierda, soy una mierda.

-- Ya tonto, deja de darte látigos, confía en mi. No sé como termine todo esto, pero tengo la sensación que tan mal no va a acabar.

-- Y... cómo está ella?

-- Pues no es tan difícil adivinarlo, está mal, bastante, sólo trata de estar fuerte por sus hijos. Me contó que ha tratado de hablar con él, pero Oscar no quiere saber nada.

-- Bueno, yo estoy igual.

-- Pero tú no eres su esposa estúpido, aunque a veces lo parecían jajajaja, deberías buscarlo.

-- No lo sé, si me ve es capaz de golpearme.

-- Y lo tendrías bien merecido jajajajaa...

-- Tú siempre tan relajada

-- Soy como soy, ahora ven que todavía tenemos tiempo para uno más...



Fernando se subió encima de ella besándose acaloradamente, pero el celular de Inés comenzó a sonar. Ella lo dejó timbrar, pero luego de parar, volvió a sonar. Ya a la tercera vez, Inés fastidiada interrumpió la faena para ver quien llamaba.



-- Es Marta, que pesada, deja ver que quiere... Aló?, que quieres loca?, estoy ocupad... qué qué???!!!!

-- Qué pasa?-- Dijo un curioso Fernando

-- Que está sentado en el comedor?, el central??? y el viejo está ahí mirándolo?.... ok ok... tranquila, ahora voy...

-- Se puede saber que pasa Inés?, de quién hablan?

-- Cámbiate rápido, tenemos que ir al club... es Oscar, ha llegado y parece que no pinta bien la cosa...

-- Pero Inés, él no me puede ni ver, qué voy a hacer ahí?

-- Apúrate, estamos cerca, llegaremos rápido... Oscar está sólo Fer, no está bien y puede pasar algo, apúrate te digo...





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Habían pasado unas semanas desde que se fue de la casa, se estaba quedando en un hotel, pero a veces dormía también en su oficina, tenía un ambiente con un sofá lo suficientemente amplio para dormir. Aunque dormir, sólo lo hacía por pocas horas, ya que se pasaba varias horas reflexionando y meditando en que momento se le jodió la vida. Trataba de buscar un punto exacto, no quiso limitarse a la infidelidad, quería tratar de ver más allá, pero no estaba seguro. Vivía bien con Claudia, la pasaba bien, se les notaba felices, o al menos así parecía, aunque también trataba de ver que tanta complicidad había entre los dos, y pudo deducir que en realidad no era mucha, fuera de hablar algunas cosas de la oficina, de la familia, de las propiedades de sus suegros que se encargaba de administrar Claudia, se lo contaban como si fuera un informativo. Se ponía a pensar y le era difícil recordar las veces que rieron juntos, quizás ni siquiera llegaba a los dedos de una mano. Las veces que él se reía era en su mayoría con su amigo Fer, que más que risa eran carcajadas que hasta lágrimas le salían, su amigo Fer, su hermano, aquel que le confesó que fantaseaba con su esposa en secreto y que no hizo nada sabiendo lo que estaba pasando.



Lo consideraba un hijo de puta, pero tampoco lo podía responsabilizar por lo que pasó, perdió la cabeza cuando vio una oportunidad con alguien que le atrajo desde que la conoció, siempre lo hacía de joven cuando le gustaba alguien y él tenía que calmarlo, de aconsejarle como entrarle a una mujer, era muy bruto en sus formas, y con Claudia no fue la excepción.



Recuerda cuando lo vio conversar con ella en esa fiesta, se le notaba embelesado, y no era para menos. Normalmente esperaba a que haga algo estúpido para ir a ayudarle en su táctica, pero esa vez no lo hizo, esa vez se quedó viendo a Claudia, lo hizo por un buen rato, le pareció bellísima, ahora era él el que no pensaba bien, y en vez de ayudar a su amigo, lo que hizo fue jugarle sucio, porque mientras Fer se ausentó para ir a no se donde, él se acercó a ella, decidido a conquistar a esa linda mujer, se olvidó totalmente de Fer, y se concentró en ella, sin imaginar todo lo que iban a lograr.



Oscar pensaba en Fer, a veces se daba cuenta que lanzaba mirabas no muy sanas a la anatomía de su esposa, pero no le tomó importancia, Claudia es muy bella, era hasta normal, pero nunca se imaginó que fantaseara tanto, incluso llegó a dudar si es que era puro deseo sexual o quizás estaba enamorado, y quería aprovechar esto para tener algo con ella. Después de todo, Fer con su esposa ya no tenía nada hace mucho tiempo, el dormir en cuartos separados lo confirmaba. Estaba confundido.



Todo esto que estaba experimentando lo tenía deprimido, pero también le carcomía la rabia. Y una de las razones era lo injusto que era su situación, “qué tenía que hacer ahora?, esconderse?, por qué?, yo que he hecho de malo?” pensaba amargamente. “Los demás son los que tienen dudarlo, yo no, yo quiero hacer mi vida como siempre lo he hecho, me niego a enterrar la cabeza” pensaba mientras se alistaba con ropa casual, y luego coger las llaves para dirigirse a su club de toda la vida.



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Valentín Vasco, sentado en una mesa del comedor central, lugar donde se unían los principales pasajes del club, tomando un shot de pisco quebranta, le gustaba hacerlo por las tardes, y a pesar de que el médico le recomendó que baje la dosis, mantenía su costumbre. Disfrutaba de la vista, oculta detrás de unos lentes oscuros, viendo pasar a algunas féminas con ropa deportiva, admirando las formas, sonriendo de rato en rato.

A estas alturas, el hijo del que fuera su amigo y mentor, quizás ya está en la morgue o en algún centro psiquiátrico, loco por los cuernos y la vergüenza al saber que su bella esposa se los puso con Marco y que el vergonzoso acto se haya filtrado por estos lares. Marco, el terrible Marco, menos mal que salió físicamente a su madre, le recordaba mucho a ella, su gran amor. Si hubiera salido parecido al hijo de puta de su padre, no lo iba a soportar y era capaz de abandonarlo, como ella lo hizo con él, a pesar de que era su esposo y que la amaba con locura. La amaba tanto que crió al hijo que tenía en su vientre, el que pudieron salvar estando ella en coma, luego de haber sufrido un terrible accidente en camino para encontrarse clandestinamente con ese. Ni siquiera la repentina muerte del maldito muchos años después por un ataque al corazón, fueron un consuelo. El necesitaba colmar su rabia, y fue su otro hijo quien lo tuvo que pagar, e irónicamente el hermano menor, fue su mejor arma para lograrlo.







Oscar llegó al club, saludó a la gente de recepción como si no hubiera pasado nada, estos respondieron el saludo normalmente, no notó nada extraño. Bajó las escaleras a paso relajado, mientras lograba visualizar un partido en la cancha principal que parecía de buen nivel. Llegó al pasillo central, se quedó viendo un rato el juego sin decir nada. Luego decidió ir a tomar algo en el comedor.



Se sentó tranquilo, no vio a nadie de su confianza, bueno si, estaba Marta pero estaba en una mesa con gente al otro extremo, los demás sólo conocidos de vista a los cuales se saludaban mutuamente con un hola o movimiento de cabeza, tampoco notó nada raro, hasta que en uno de eso giros de vista vio a Vasco sentado y mirándolo con una sonrisa. Oscar trató de calmarse, era difícil, sentía que ese imbécil se reía de él, pero decidió disfrutar su bebida ya servida.



-- Que milagro por acá Osquitar... pensé que ibas a estar en otro lado...-- Dijo Vasco parado detrás de él

-- Pues aquí estoy-- respondió Oscar sin voltear y tomando su bebida.

-- Si ya veo, y... me parece o te has cambiado de peinado?, no sé, me parece ver unas puntas sobresaliendo jajajajaja....

-- Mire Vasco, no estoy de humor, sólo quiero terminar mi bebida tranquilo...

-- Y tu linda mujercita?, estará en su casa?, deberías llamarla, siempre hay que estar pendiente de las esposas, quien sabe y le den ganas de buscar afuera lo que no le dan en su hogar jajajajaja...

-- Mire Vasco-- decía mientras se paraba y dejaba un billete en la mesa-- Me retiro mejor, no voy a rebajarme por estupideces.

-- Si claro claro, anda rápido, ya sabes, es mejor cerciorarse jajajaja...



Oscar se alejó caminando, pero con tan mala suerte que vio como Marco con un par de amigos venían en sentido contrario, al verlo se codearon entre ellos, todos sonriendo. Al pasar a su altura, escuchó como que uno de ellos tosía pero a la vez como diciendo algo, algo que supo entender, “Cornudo”.



-- Qué has dicho imbécil?-- dijo un ofuscado Oscar encarándolos

-- Ah?, tranquilo mister, no se de que habla-- dijo Marco sonriendo

-- Claro, será porque eres tan maricón para no decirlo claramente?

-- Maricón?, no creo, pregúntale a Claudia-- respondió Marco mientras le palmeaba el hombro.

-- No me toques animal de mierda -- seguido de dar un bofetón recto en el rostro de Marco.



Este se encolerizó por eso y le lanzó un puñete que no le dio de lleno del todo, pero si lo desestabilizó un poco, luego lanzó otro aunque esta vez Oscar logró cubrirse con el brazo, y seguidamente devolvió el golpe impactando en la nariz de Marco haciéndolo retroceder mientras le sangraba. Los amigos de este agarraron a Oscar comenzando a golpearlo, hasta que uno de ellos salió disparado al suelo producto de una patada por detrás. Oscar mientras forcejeaba con el otro tipo vio de reojo que había sido Fer, quien había aparecido de pronto con el rostro lleno de ira. Oscar y Fernando eran bastante mayores que los jóvenes, pero una temporada hace unos años se pusieron a practicar box, lo cual les dejó buenas nociones a la hora de tener conflictos como el que estaban teniendo, fuera de que en su juventud no eran tan tranquilos ni novatos en esto.



La pelea duró lo justo para que los cinco salgan bien golpeados, la seguridad del club más otros socios tuvieron que intervenir, incluso los trabajadores de administración lograron hacer ingresar a dos policías que siempre rondaban por ahí. Mientras los separaban Marco le gritaba a Oscar “Cornudo de mierda, esto no va a quedar así!” mientras ponía su mano encima de la cabeza imitando unos cuernos. Al final los cinco y otros terminaron en la comisaría. La cosa no llegó a mayores ahí, pero posteriormente el club si tomó cartas en el asunto y los suspendieron. Estuvieron a poco de ser expulsados pero pesó la antigüedad y se salvaron de eso.



En la comisaría mientras esperaban el papeleo, Oscar y Fernando estaban sentados juntos, limpiando sus múltiples heridas del rostro con un poco de papel de baño que les alcanzaron.



-- Sigues peleando como niña-- Dijo sonriendo Oscar



Fernando volteó a verlo. Después de una pausa dijo:



-- Y tú nunca te despeinas, pareces un Ken con la cara hecha mierda.

-- Jajajajajajajaaaa...-- No pudo evitar carcajearse Oscar ante lo dicho, lo que contagió a Fer también.



En la comisaría la gente volteaba a verlos extrañados por el ruido que hacían, incluidos los otros tres jóvenes con sus acompañantes, hasta que se acerco una señora policía pidiendo silencio. Ambos pararon de golpe asintiendo con la cabeza, para luego reirse bajito cuando esta volteó y se alejó. Ya calmados y luego de un breve silencio, Oscar habló.



-- Fui muy rata cuando aproveché que te fuiste para ir a hablar con Claudia en esa fiesta?-- preguntó Oscar mirando al frente.

Fernando se quedó pensativo un momento asimilando la pregunta --...... pues... la verdad que si, esa vez me llegaste al pincho, eso no se hace entre patas(*).

-- Si... tienes razón, yo mismo me sentí así, pero es que, me hizo perder la cabeza y no consideré el daño... igual como te pasó a ti con todo esto que pasó.



(*) Patas: Personas con una amistad muy fuerte.



Fernando lo miró extrañado -- Qué hablas Oscar?, lo que yo te hice no tiene nada que ver con eso, lo mio fue propio de una basura, no tengo perdón, que me estés hablando me parece alucinante después de lo que te hice.

--Si, fuiste un grandísimo hijo de puta por ocultarme eso la verdad, pero lo que pasó no es tu culpa. Lo mio con Claudia es más complicado de lo que parece, y sobre los cuernos, ella es la única culpable, ella fue la que decidió engañarme, nadie le puso una pistola en la cabeza para hacerlo.

-- Puede ser, pero yo igual...

-- Ya idiota, la verdad es que no quiero estar sólo y después de toda esta mierda, al único que aguantaría es a ti, así que ya no me jodas con tus culpas.

-- ..... bueno, ok... entonces? Que hacemos ahora?, nos vamos de putas?

-- No es mala idea, aunque con putas no, ya sabes que yo nunca llego con preservativo. Más bien, antes de pensar en eso, quiero que me ayudes en algo.

-- Lo que sea.

-- Quiero saber todo lo que ha pasado con esos mierdas.

-- Pufff... ok, te voy a poner al tanto, pero recuerda que ya me perdonaste, no vale echarse atrás cuando escuches todo.

-- Yo no te he perdonado imbécil, sólo es una tregua indefinida, ahora cuenta...

-- Mmmmm... ok, para la oreja entonces...



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-- Culazo, no?

-- Si, es un culazo la verdad.

-- Claro, he visto como te la comes con la mirada...

-- Tampoco soy tan obvio. Pero mejor hablemos de otra cosa, que es la esposa de Oscar y además es mi amiga.

-- Qué harías si la tuvieras dispuesta a tirar contigo?, lo harías?

-- De qué me habla Vasco?, mejor hablemos de otra cosa le digo.

-- Sé que te gusta Fer, se te nota. Qué pasa si te digo que se te puede cumplir tus deseos?

-- Aún me tiene perdido la verdad.

-- Mi hijo se la va a tirar Fer, ya la tiene a tiro, y tú vas a poder participar, si quieres.

-- De qué me habla Vasco?, Claudia nunca haría eso.

-- Pues ya hubo un buen avance, sólo es cuestión de tiempo Fernandito.



Fernando trataba de asimilar lo que escuchaba, por un lado le daba indignación la forma de referirse a ella y por otro le crecía ese irreversible deseo que sentía. Por un momento se imaginaba que eso llegara a poder pasar, pero movía la cabeza después, “el viejo está loco”.



Pero no lo estaba, en el transcurso de los días y semanas, Vasco le contaminaba la cabeza contándole los avances, se le escuchaba tan convincente y lo hacía fantasear. Hasta que lo imposible pasó y Vasco vino con la noticia.



-- Ya está Fer, el puente de Londres ha caído jajajajajaaaa

-- Vasco, admito que es entretenido escuchar estas cosas, pero ya deje ese cuento mejor...

-- Mira... --



Vasco le enseñó el celular en la que aparecía una mujer desnuda de espaldas y con el rostro de perfil. Se quedó mudo, la reconoció enseguida, no podía creer lo que estaba viendo, habían cumplido con su amenaza y de inmediato se le cruzó por la cabeza su ofrecimiento. “Será posible?, será posible por fin?” pensaba. Luego de un rato mirando la foto, se apareció Marco y se sentó con ellos.



-- Viejo, ya le contaste?

-- Más que eso, le mostré la fotito jajajajaja...

-- Ohhh... si, ya le veo la cara como quedó..., a que te gustaría tenerla así Fer no?

-- Estoy alucinando la verdad-- Dijo todavía en shock Fernando

-- Y eso que no has visto esto...



Fernando vio la pantalla del celular de Marco donde se veía a él acostado en una cama y una mujer cabalgándolo, estaba de espaldas y en movimiento así que era más difícil reconocerla rápido. Cuando esperaba ver más, Marco cortó el video y se reclinó en su asiento, dejando a Fernando con ganas de seguir viendo. Aún tenía el celular de Vasco en su mano viendo la foto.



-- Y?, que tal Fer?, ahora si vas a considerar la oferta?-- Dijo un emocionado Vasco

-- Ella nunca va a aceptar eso, soy el mejor amigo de su esposo.

-- Pues si no lo acepta, la hacemos aceptar, o piensas que esto sólo es para pajearte?

-- Vas... vas a chantajearla?-- preguntó nervioso

-- No sé, depende si quiere colaborar o no jajajajaja...

-- Viejo, pero eso ya son palabras mayores, nunca me dijiste eso-- Dijo un preocupado Marco

-- Tú cállate, que aquí yo soy el cerebro. Ustedes confíen no más...

-- Pero viejo...



Mientras discutían, Fernando estaba blanco, no sabía que hacer, no se le ocurría nada. No entendía como diablos pudo considerar semejante locura, se sentía super mal por no haber hecho algo antes. De pronto se le vino a la mente todo eso del chantaje, de las terribles consecuencias para su Claudia. Lo tenía que evitar a toda costa, y no se le ocurrió otra cosa que mandar la foto desde el celular de Vasco al primer contacto que le sonaba en la lista del teléfono, un socio que conocía pero no era su amigo, seguro que este lo iba a pasar y enseñar a unos cuantos, esperaba que no a muchos, pero al menos iba a derrumbar la opción al chantaje. Lo hizo tan rápido como pudo para que ellos no se den cuenta, cosa que resultó.





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-- Tú?, fuiste tú quien filtró la foto?

-- No tuve opción Oscar, no se me ocurrió nada más, me regresaron las neuronas al cerebro y fui consciente de las estupideces que estaba fantaseando. Yo no sé en que momento iban a empezar su chantaje, quizás ese mismo día Vasco era capaz de hacerlo y Claudia ceder con él, para que no te enteraras. Yo la verdad, ahora con cabeza fría, dudo que ella hubiera aceptado, pero en ese momento entré en pánico, y fue lo único que se me ocurrió para evitar el chantaje.

-- Claro, y ahora lo sabe todo el club idiota.

-- No lo creo Oscar, si, lo sabrán varios, pero quizás no van a ser muchos, y la mayoría de ese grupo estoy seguro que sólo lo sabrán por que les contaron, sin ver la foto. Con el tiempo eso se va a ir apagando. Además ellos igual lo iban a hacer si Claudia no cedía.

-- Mira, entiendo lo que hiciste, pero eso no se va a olvidar fácilmente, y menos con el show que hice con la pelea. Además, no me he olvidado de tu puta fantasía, porqué no me lo contaste?

-- Cómo te iba a contar eso Oscar?, primero me pegaba un tiro, lo que yo siento por ella es incontable, me da mucha vergüenza.

-- Ahora ya está libre, quizás vas a querer...

-- Ni se te ocurra decir esas animaladas, nunca podría, primero muerto antes de ir a intentar algo con ella. Ustedes se aman, yo ahí sobro.

-- Pero ella me engañó de la peor forma.

-- Si yo sé, lo que hizo fue una cagada, pero yo no te estoy diciendo que vuelvas con ella, lo que me refiero es que ahí todavía hay amor, mucho amor, y yo ahí nunca me metería.

-- Amor... si claro, luego va y se tira a un huevón.

-- No que se decirte Oscar, en temas del corazón es complicado, impredecible. Si, te engañó, pero creo que no es tan simple dejar de amar. Por lo menos es lo que yo percibo en ustedes.

-- Bueno, mejor cambiemos de tema, y ahora que sigue?, como de putas no nos vamos a ir porque no puedo, necesito ver opciones.

-- Mmmmm... pues tengo en mente interesantes opciones, aunque no se si te van a gustar. Pero antes tenemos que hacer algo, y es urgente.

-- Qué más quieres que hagamos?, ya no me da la cabeza para nada más. -- Dijo un hastiado Oscar.

-- Pues no queda de otra, tenemos que robar algo.

-- Robar algo?, de que carajos hablas?

-- El video animal, tenemos que robar el video y asegurarnos que no hagan más daño.



Continuará...
 
Match Point

Parte Final



-- Oscar, lo que tengo en mente es algo complicado. Ya le he estado dando vueltas antes, pero el contacto que tengo no estaba disponible antes. Se los vamos a quitar por la fuerza, una vez en nuestro poder, nos va a ayudar en todo. Con suerte, no va a tener muchos problemas.

-- Bueno, lo que tenga que ser, pero espero que sea algo seguro, si nos atrapan estamos cagados.

-- Siempre hay un riesgo, pero ni modo, tenemos que hacerlo, sino la cosa se puede poner mucho peor, estamos contra el tiempo.





Al día siguiente, se reunieron con el contacto. Oscar se comenzó a preocupar cada vez más, el tipo tenía una pinta muy intimidante, aunque estaba vestido decentemente, tenía corte de cabello al estilo militar muy pequeño, en su cara tenía una cicatriz cerca del ojo derecho. Luego de quedar a reunirse esa misma noche, Oscar y Fernando se alejaron hablando.



-- De dónde sacaste a ese?

-- Se llama Rolo, no sé si es su nombre o le dicen así. Lo conocí en una mina, los dueños en ese entonces lo trajeron para que investigue a una mafia que cobraba cupos, que estaban causando bastantes problemas. Lograron disuadirlos, no sé los detalles, pero no volvimos a saber de ellos.

-- Y es de tu confianza?

-- Si... hicimos amistad y conservé su contacto. Convivimos varios meses. Es confiable.

-- Bueno, espero tengas razón.



Llegó la hora acordada. Fernando ya había hablado con Rolo un par de veces antes de la pelea, y ya sabían la rutina de su víctima. Esperaron un momento y lo vieron salir con ropa de deporte, haciendo estiramientos en la puerta de su domicilio, se notaba que iba a salir a trotar. Empezó su carrera y Fernando lo seguía en la van que habían conseguido a una distancia prudente, siguiendo las instrucciones de Rolo. Luego de un rato, a orden de este lo adelantó, dobló la esquina y se estacionó esperando.



-- Está tomando la ruta dos de las tres que acostumbra a hacer, pasará por acá en cinco minutos. Yo saldré y tú Oscar servirás de apoyo. Fernando mantén la van encendida, lo reduciré y meteremos atrás. Apenas pase eso, sales manejando a una velocidad prudente. Oscar, ponte la pasamontaña-- Decía tranquilo Rolo mientras se ponía la suya.

-- Qué es lo que vas a hacer exactamente?-- preguntó un muy nervioso Oscar.

-- Ya lo dije, lo reduciré y lo subiré.

-- Pufff... No puedo creer que esto esté pasando.



Mientras esperaban, vieron doblar en la esquina a su víctima, llevaba auriculares y un parche en la nariz, se le veía muy concentrado en su ritmo de trote. Cuando estaba a la altura de ellos, Rolo salió como un rayo y lo tomó desde atrás tapándole la boca y colocando una navaja en su cuello, Marco se quedó paralizado del susto. Oscar no sabía muy bien que hacer, sólo mantuvo la puerta de la van abierta.



-- Entra, y no intentes nada que te rajo el cuello y te dejo en un basurero-- Dijo en forma fría Rolo. Asiente con la cabeza si es que entendiste.



Marco estaba muy asustado y no dudó en hacer lo que le pedía. Una vez dentro, lo puso boca abajo y le hizo señas a Oscar para que tome su lugar. Oscar tomó la navaja y la mantenía en el cuello de Marco. Se quedó mirando fijamente, comenzó a tener imágenes de su esposa mamándole la verga o pidiendo que se la meta como una perra, imaginando a los dos riéndose de él. Apretó el puño tanto que la navaja se apretaba cada vez más al cuello de su víctima y que le hizo sangrar un poco.



-- Por favor por favor no me mate por favor, no soy nadie, no tengo dinero, por favor!-- le rogaba un aterrorizado Marco ya con las lágrimas cayendo de sus ojos.



Esto hizo reaccionar a Oscar quien bajó la presión de su mano. Rolo regresó con unas cintas y un pañuelo, que usó para amarar manos y pies, taparle la boca y con el pañuelo le tapó los ojos. Luego de eso le hizo señas a Oscar para que se quitara el pasamontaña haciéndolo él también. A esta altura, se olía a orina procedente de las ropas de Marco, quien ya temblaba.



Oscar soltó un poco de lágrimas, la presión y ansiedad se lo provocaron, como también el hecho de que casi asesina a un joven. Todo esto lo había superado, parecía que estaba en una película policial o de narcotraficantes. Se preguntaba si valía la pena todo esto, pensaba en sus hijos, en lo que sufrirían si toda esta locura salía mal, se maldijo por ser tan estúpido.



Rolo comenzó a rebuscar en todos los bolsillos de Marco, en los cuales encontró la billetera, dos celulares y las llaves de su departamento, los cuales guardó en su saco todo menos las llaves que se las dejó. Luego de esto tomó los teléfonos y le preguntó las contraseñas, que logró entender después de que Marco se las repitiera varias veces ya que tenía la cinta amarrada en la boca. Luego procedió a asegurarse que todas las aplicaciones que necesitaba estuvieran operativas. Por suerte no tuvo problemas.



Luego con toda esa información en su poder, Rolo se acercó a Marco y le agarró los huevos con fuerza haciendo que Marco gritara desesperadamente, aunque la cinta reprimía bastante el ruido.



-- Escúchame bien concha tu madre, se donde vives, donde frecuentas, donde cagas y hasta con quien sueñas. Te voy a estar vigilando, si intentas ir con la policía, te rajo, si le cuentas a alguien esto, sea a quien sea, te rajo, quizás no mañana, quizás no en una semana, pero te rajo un día de estos. Asiente si me entendiste.



Marco no dudo un momento y lo hizo. Luego de un rato más dando vueltas, la van paró en una parte oscura, se abrió la puerta y sacaron a Marco cayendo al piso, sólo le habían quitado el amarre de los pies. Rolo le dijo que cuente hasta cien antes de quitarse la venda, amenazándolo con matarlo si no obedecía. Luego se alejaron bajo la oscuridad de la noche.





-- Vamos a la casa del viejo, vive sólo-- Dijo Fernando

-- Espera Fer, esto ya se fue de las manos, hoy ha podido ocurrir una desgracia, y ya no depende ni siquiera de mi o Claudia, si no de mis hijos.

-- Entiendo Oscar, pero tenemos que recuperar esto, si joden a Claudia, joden a tus hijos. Ya estamos en esto, terminemos.



Fueron hasta su objetivo. La zona de Vasco estaba en una de las zonas antiguas del distrito, aunque mantenía su cuidado. Se estacionaron en una zona oscura y aguardaron un momento. Luego Rolo se bajó para hacer un reconocimiento, ellos lo vieron escabullirse por el costado de la casa y desapareció por un rato.



-- Oscar, tranquilízate, ya está cerca de acabar. Esto era urgente, esos no iban quedarse conformes. Esto ni siquiera asegura nada, pero tenemos que intentar todo, con suerte sólo vamos a tener que aguantar un tiempo lo de la foto pero seguro que no dura mucho... mira ya viene Rolo.



Rolo venía sigilosamente, siempre atento a su entorno.



-- Según la descripción de la foto que me diste, está sentado en su sofá frente a la TV, aparentemente muy borracho según las botellas que tiene al rededor, además está roncando. Vamos Fernando, es mejor para que reconozcas los dispositivos por si no es el que buscas.

-- Yo... yo los acompaño-- Dijo Oscar.

-- Seguro?

-- Si, vamos.



Ambos siguieron a Rolo por la ruta que ya tenía definida, rodearon la casa y llegaron hasta una ventana que ya estaba abierta. Entraron sin hacer ruido, luego se dirigieron donde estaba Vasco dormido. Fernando comenzó a buscar y tantear en las ropas del viejo pero no encontró nada. Le dijo a Rolo que le acompañe a otros ambientes para ayudarlo a buscar.



Oscar aguardó frente a Vasco mirando como dormía, comenzó a analizar la escena, las botellas tiradas, el vaso derramado en la alfombra, un desastre, el tipo era ruin hasta en su aspecto. Mientras meditaba se inclinó para levantar el vaso, y al hacerlo vio debajo del sofá un celular, un Iphone parecido al suyo. Se acercó lo suficiente para tomarlo y analizarlo, comprobó que no tenía contraseña de seguridad, “típico a esa edad” pensó. Luego dirigió la vista al rostro del viejo comprobando con sorpresa como este lo estaba mirando con los ojos achinados, transpirando y hasta babeando un poco. Se quedó quieto sin saber que hacer, hasta que Vasco comenzó a balbucear.



-- Miserable... traidor, eras... eras mi mentor... eras mi amigo... y te la llevaste, te llevaste al amor de mi vida... a Isabel.. y por... por tu culpa está muerta. Yo... yo la amaba, la amaba tanto que... quería conservar una parte de ella... por eso... por eso crié a Marco... tu hijo. No... no te importó que muriera... no querías que tu familia se entere que eras un miserable, un cobarde, tú el dizque gran Oscar Álvarez Calderón.



La cara de Oscar era de sorpresa total al escuchar el nombre de su padre, no podía ni procesar lo que estaba pasando. Vasco lo seguía mirando fijamente, en las deplorables condiciones en las que estaba.



-- Pero... ya... ya cobré justicia. Tu hijo... tu hijo pagó tu deuda, arruiné su matrimonio, y fue... fue con la ayuda de su hermano menor... Marco-- Decía con una ligera sonrisa en el rostro.



Oscar lo miraba con lágrimas en sus ojos, apretando los puños, respirando entre cortadamente. Se le venía a la memoria recuerdos de su fallecido padre, algunas discusiones con su madre, con frases que en ese momento no entendía pero que ahora cobraba sentido. Se levantó y caminó unos pasos. El viejo seguía sentado mirando al vacío. Luego bajaron Rolo y Fernando en silencio pero con apuro. Fer se acercó a Oscar diciendo en voz baja que no habían encontrado ningún celular, hasta que vio uno que sostenía Oscar.



-- Ese es, ese es el Iphone de Vasco, que bien que lo encontraste, dónde estab...?-- Dijo Fer mirando el rostro de su amigo.

-- ....

-- Qué te pasa? Por qué esas lágrimas?, qué ha pasado?

-- Nada... mejor vámonos, ya tenemos lo que queríamos, vámonos cuanto antes.

-- Ok ok, vamos Rolo-- Dijo un extrañado Fernando.



Salieron de la casa manteniendo la cautela y se subieron a la van para luego salir de ahí. Rolo estaba en el volante, para ambos comenzaron a revisar los celulares empezando por el de Vasco, revisaron profundamente pero no encontrando nada más que la foto de Claudia. Luego revisaron de igual forma los celulares de Marco y alucinaron con todo lo que iban encontrando. Descubrieron varios videos y fotos de mujeres teniendo sexo con él, incluso tríos o cuartetos, algunas hablaban en inglés y otras en español, por lo que dedujeron que venía haciendo esto desde que vivía fuera del país.



Revisaron un poco más hasta que se encontraron con el de una chica que Fernando reconoció.



-- Ella es la hija de Baroni el directivo, creo que se llama Sonia. La ha filmado bastantes veces, y como las otras, se ve que ninguna se daba cuenta-- Dijo Fernando.



Siguieron revisando hasta que se toparon con un video donde salía también Sonia pero como si ella misma se estuviera filmando. Se notaba que estaba acomodando la cámara para que filme en determinada dirección. No se escuchaba mucho ruido. Cuando se quitó de ahí, ambos se sorprendieron porque vislumbraron a Claudia, estaba de espaldas a la cámara acomodando su vestuario en su casillero, se notaba que era un camerino, y supusieron que era en el club.



Luego de un rato viendo expectantes, se escuchó el ruido de una puerta viendo como Claudia ponía cara de extrañada, para que luego de un momento apareciera Marco en escena. Ambos presenciaron y escucharon como se iba desarrollando todo. Fernando cada cierto rato volteaba a ver a su amigo quien miraba serio el video, apretando los dientes, sin emitir comentario.



-- Siento que tengas que ver esto amigo, no tienes que hacerlo, no te atormentes más.

-- Quiero verlo todo.

-- Pero...

-- Quiero verlo, no jodas.



Siguieron viendo la escena, los besos, los diálogos, las caricias. Oscar seguía serio, transpirando un poco más de la cuenta, asimilando lo mejor que podía lo que miraban sus ojos.



-- Sonia también está involucrada, tenemos que hacer algo.-- dijo Fernando tratando de bajar la tensión del momento.

-- No se que decirte la verdad, he presenciado mucho hoy.

-- Tenemos que hacer algo, quizás...

-- No vamos a secuestrarla ni meternos en su casa Fer, eso es indiscutible.

-- Ok ok, entonces que propones?



El video llegó a su fin cuando regresó Sonia a para la grabación. Oscar luego de un rato en silencio respondió:



-- Vamos a hablar con ella.

-- Tú crees que colabore?

-- Bueno, tenemos estos videos...

-- Quieres chantajearla?-- Fernando sonreía extrañado.

-- No no, quiero hacerle ver como la han usado, los videos que le han hecho sin su consentimiento, y podemos usarlo a nuestro favor.

-- Y si se niega?

-- Ya veremos, pero no hay forma de que volvamos a repetir lo anterior.



Siguieron pasando los videos. Habían más mujeres en diversas situaciones de índole sexual. Pero Oscar ya no le sorprendía nada, sólo quería saber cuales involucraban a Claudia. Siguieron deslizando el dedo hasta que se toparon con el que les interesaba. Estaba en una parte elevada enfocado una cama y al fondo una ventana. Transcurrieron los minutos hasta que apareció Marco desnudo cargando a Claudia para luego depositarla en la cama. El video según la leyenda, duraba casi tres horas. Con sólo esa información, Oscar se puso las manos en la cara, sobándosela en círculos. Le dijo a Fernando que lo deje en su oficina. Llegando, acordaron en que Fernando lo recogería temprano para ver como hacer con Sonia.



Oscar entró, se aseó y se acomodó en el amplio sofá. Puso el video a correr. Pasó el tiempo viendo los orgasmos de Claudia. Sufrió verla así tan desatada, como si fuera otra persona. Se maldecía continuamente pensando en como es que llegó a este punto. Pensaba en como todo fue una fachada, una falsa fachada, por los malditos perjuicios de ella y el maldito conformismo de él. Sin esperarlo se vio con una erección, Claudia estaba cabalgando salvajemente a Marco, con las manos en su pecho, con la boca abierta , gimiendo fuerte. Marco le sobaba las tetas, se las chupaba, le sobaba el culo, se lo agarraba fuerte, le metía un dedo en el ano y Claudia gritando su orgasmo. Oscar se agarraba la verga por encima del pantalón, “Quién es esta perra?, con quién he estado casado?”, pensaba amargamente ya con el pene en la mano. Mientras transcurría el video Oscar se masturbaba mirando el video, se sentía patético pero no podía evitarlo, hasta que largó un largo chorro de esperma que cayó el la mesa de centro donde se encontraba el celular, “que acabo de hacer?” pensaba poniéndose la mano en la frente.



Mientras se recuperaba, vio la pantalla, Claudia estaba en la ventana viendo la calle, quieta sin decir nada. Vio como Marco sacó el celular que ella le había devuelto y le tomó una foto para luego volver a guardar el aparato rápidamente. Luego se levantó y se acercó a ella, se notaba que le decía algo al oído, ella parecía que se quería resistir pero débilmente. Se fueron a la cama. La puso de costado y detrás como cucharita, se puso un rato a jugar con su culo, para luego intentar clavarla, “Claro, para eso me diste el culo no perra?, porque ya lo tenías bastante usado” pensaba Oscar. Vio de pronto como Claudia saltaba de la cama retorciéndose de dolor, llamando de todo a Marco y este excusándose, luego se puso la ropa y se fue sin decir nada, se le notaba furiosa. Todo terminó con Marco tratando de agarrar el celular mientras sonreía, como si le sonriera a él, “al final, todo quedó en familia” pensó Oscar con una sonrisa forzada.



Luego de terminar la revisión del celular y comprobando que no había nada más, se quedó meditando y procesando todo. Lo que había visto y lo que había escuchado del viejo. Sin pensarlo más se cambió y salió a la calle, era tarde pero no podía esperar. Tomó su camioneta y salió en forma rápida. Estuvo un rato por las calles hasta que llegó a su destino. Se bajó, se dirigió a la puerta y tocó el timbre. Luego de un rato, contestaron.



-- Quién es?

-- Soy yo mamá.

--Oscar?-- Dijo mientras abría la puerta.-- Qué haces aquí?, mira la hora que es, pasa... ha pasado algo?, digo, fuera de lo tú y Claudia...

-- No mamá, todo sigue igual... bueno, no tan igual. Quería preguntarte algo.

-- Algo?, a estas horas?, no podías llamar?

-- No mamá, esto... es importante, es... delicado, no creo que te guste lo que voy a preguntar.

-- No se que pueda ser, ya me estás preocupando, sólo dime...

-- Mamá... quién... quién era la amante de mi papá?



Su mamá se quedó muda mirándolo sorprendida



-- Quién... quién te ha contado eso?

-- Eso no importa mamá, dime quien fue por favor.

-- Oscar... pero es que no entiendo, a que viene esto?-- Dijo ya con lágrimas en los ojos.

-- Mamá, entiendo que esto te pueda traer recuerdos dolorosos, pero necesito saberlo, es importante.

-- Fue el señor Valentín Vasco no?, es el único que ha podido ser.

-- Mamá por favor, contesta.

-- Oscar... está bien... tu... tu papá tuvo... una aventura con la esposa de un trabajador de su empresa, la mujer de Valentín... quedó... quedó embarazada, pero luego ella... falleció en un accidente. El... me lo confesó.

-- Lo perdonaste?, cómo pudiste?

-- Oscar... yo... decidí hacerlo, puse por delante a mi familia, además lo amaba.

-- Lo amabas?, cómo pudiste rebajarte así?, es que no tienes amor propio?, tan poca cosa te sientes?-- Dijo ofuscado Oscar.



Paaffff!!!-- sonó la bofetada que le dio su mamá. Luego ella apretó el puño, se limpió un poco las lágrimas y le tomó cariñosamente el rostro a su hijo.



-- Oscar, como te dije, decidí hacerlo, puse por delante el amor a mi familia, y no me arrepiento. Fui muy feliz, vimos crecer a un hijo maravilloso, disfrutar de sus logros y su felicidad. El se equivocó y aceptó su error y yo lo perdoné.

-- Está bien... supongo que cada persona es un mundo.

-- Oscar... no te puedo decir que hacer, sólo... date otra oportunidad para ser feliz, sea como sea que decidas tu vida.

-- Te quiero mamá... gracias por recibirme-- le dijo mientras le daba un beso y se alejaba.





Al día siguiente, Fernando pasó por él.



-- Hice un par de llamadas, Sonia entrena temprano en el gimnasio casi todos los días, si nos apuramos la podemos encontrar saliendo.

-- Está bien, espero poder encontrarla.



En el camino Oscar lo puso al tanto de toda la situación.



-- Mierda... hermanos?, pero que hijo de puta ese viejo, más retorcida no puede estar su mente.

-- No es fácil saberlo, el tipo quedó muy jodido con lo que pasó, ahora me explico porque siempre fue así conmigo.

-- Osea que... dentro de su borrachera, pensó que le hablaba a tu papá?, menudo loco.

-- Normal, estaba ebrio y yo me parezco mucho. Con todo esto, ya no se si sentirme mal o bien con lo que le hicimos a Marco. Si hasta se orinó en los pantalones y quizás también se cagó, olía a mierda. Encima casi le corto el cuello... a mi propio hermano.

-- Tranquilo, tú no lo sabías y supiste controlarte, más bien fue mi culpa por exponerte así sin medir las consecuencias, si hago cagada tras cagada.

-- Puta madre, huevonazo, que te digo? Pobrecito?, que te acaricie la cabeza diciendo “no sufras Ferchito”?-- Dijo Oscar sonriendo mientras le acariciaba la testa.

-- Ya ya imbécil-- Mientras se sacaba la mano --Mejor, por qué no me consuelas esta?-- Decía sonriendo también, agarrándose el paquete.

-- Sin problema...-- dijo Oscar acercando su mano.

-- Saca maricón de mierda...-- dijo esquivándolo-- y ponte bien que ya llegamos. Mira ya va saliendo.



Ambos vieron como Sonia salía del recinto hacia el área de estacionamientos. Inmediatamente Oscar se bajó y esperó hasta que llegue a su altura.



-- Sonia.



Ella se sobresaltó y lo miró con sorpresa.



-- H... hola, si?

-- Sonia, estoy seguro que sabes quien soy, necesito hablar contigo, urgente.

-- Ehh... no puedo ahora, tengo cosas que hacer...

-- Sonia, lo sé todo, sé que colaboraste con Marco para filmar a mi esposa en el camerino de mujeres... quieres que te cuente la gravedad de eso?



Sonia se quedó más sorprendida de lo que estaba.



-- Mira Sonia, sólo quiero hablar, mi intención no es amenazarte, si no que colaboremos, créeme que te conviene saber lo que te voy a contar. Podemos ir a mi oficina, por favor.-- decía mientras le abría la puerta de la camioneta.



Sonia miró el asiento, miró a Fernando que la miraba con una ligera sonrisa, “que buena que está” pensaba. Dudó un poco pero se decidió por subir. Oscar dio un suspiro de alivio y entró también. Fernando fue rumbo a la oficina de Oscar.



Una vez llegados a su destino, entraron los tres y se dirigieron al ambiente donde Oscar descansaba. Era domingo, así que no había nadie.



-- Siéntate por favor... Mira Sonia, voy a ser directo. Como te dije antes, sé que confabulaste con Marco para filmar a Claudia. No quiero entrar en reproches, sólo quiero saber porque hiciste tremenda tontería.



Sonia suspiró resignada.



-- Estoy enamorada de Marco. Hice lo que me pedía porque quería complacerlo, así quizás podía corresponderme. Yo no sabía para que era, te lo juro. Cuando vi lo que se había grabado, lo llamé y le reclamé, pero él supo embaucarme de nuevo y se lo mandé-- Dijo mirando el suelo.

-- Sonia... está bien, de todas maneras necesito que no esté en tu celular, que no queden rastros de esa trampa.

-- Una vez que se lo mandé borré todo, no quería saber nada de eso, me dolía mucho, te lo juro, igual toma y verifícalo-- Dijo estirando el brazo ofreciendo el aparato.

-- Está bien, te creo Sonia. Ahora, te voy a enseñar unas fotos y videos, en las que... apareces y es posible que no sepas que existían.

-- Ok...-- Dijo con rostro confundido.



Oscar le comenzó a mostrar todo el material, y mientras lo hacía, Sonia ponía el rostro de rabia, mostrando los dientes, mientras se le caía una lágrima.



-- Es un hijo de puta, no tenía idea que me estaba filmando, es un malnacido, cómo pude ser tan estúpida?-- Decía mientras se tapaba el rostro.

-- Tranquila Sonia... quiero que sepas que este material ya no está en su poder, puedes estar tranquila.

-- Lo siento... lo siento mucho... por haber ayudado en esa barbaridad...-- Decía Sonia muerta de vergüenza.

-- Ya tranquila, no pasa nada.

-- Y ahora qué?-- Dijo Fernando

-- No sé...-- dijo Oscar encogiendo los hombros.



Después de un rato en silencio, Sonia habló.



-- Yo si sé...-- dijo mientras se sacaba el top dejando sus tetas a la vista.

-- Sonia que haces?-- dijo sorprendido Oscar.

-- Qué va a ser?, quiero me me follen y yo follarlos hasta reventar, será una forma de liberarme. Además me ponen los maduritos, y hacer un trío está dentro de mis fantasías, tú estás guapo y tú -- señalando a Fernando-- he escuchado cosas interesantes de ti-- dijo sonriendo.

-- A ver... -- dijo nervioso Oscar-- esto no es necesario, no tienes porque...

-- Pero Oscar...-- Dijo Fernando sonriendo mientras se sacaba la camisa-- Acaso eres sordo?, le ponen los maduritos y los tríos, con qué derecho vamos a truncar sus deseos?



Sonia se acercó a ellos, les acarició el pecho y fue bajando lentamente. Una vez de rodillas comenzó a desabotonar y bajar el cierre de un aún nervioso Oscar mientras Fernando lo hacía por si sólo. Una vez bajado los pantalones, comenzó a dar besitos por encima de la truza a cada uno, para luego bajarle el de Oscar con los dientes y el de Fer con la mano. Oscar estaba al palo, a Sonia le gustó lo que vio y comenzó a darle lenguazos desde los huevos hasta el glande. Luego volteó a hacer lo propio con Fernando.



-- Mierda! Pero que tienes tú aquí, una verga o un bate de béisbol?

-- Tengo un bate de carne, ahora dale cariño-- Dijo Fer mientras la atraía con la mano.



Sonia comenzó a lamer y chupar la cabeza mientras con la mano pajeaba a Oscar quien no se creía lo que estaban haciendo. Sonia se metía a la boca su verga y la de Fernando hasta donde cabía, lo hacía como un rostro lleno de morbo, juntando y apretando sus piernas, super excitada.



Luego de un rato alternando las mamadas, empujó a Fernando para que se siente en el sofá para seguir chupándolo mientras con una seña le dio a entender a Oscar que le de por atrás. Oscar dudó un poco pero luego se puso atrás de ella, se inclinó y comenzó a chuparle el coño con mucho afán. Sonia chupaba y gemía por partes iguales. Luego de chupetearla bien tanto la raja como el culo, se enderezó y le metió la verga de un sólo golpe por el coño.



-- Ahhhhhhhh!!!!!! hijo de puta!!!-- gritó para luego gemir como desquiciada.



Fernando la tomaba del pelo dirigiéndola a continuar con su labor. Sonia seguía gimiendo aún con la enorme verga en la boca. A los dos minutos, tuvo un estremecedor orgasmo. Oscar y Fernando se miraron, el primero con cara de no creerse lo que estaba viviendo y el segundo sonriendo.



Luego, Sonia se levantó y comenzó a sentarse a horcajadas sobre Fernando, haciéndolo en forma lenta. Colocó la cabeza en su ya dilatado coño y comenzó a bajar.



-- Uuuyyyyyy ahhhhhh!!!! la tienes enorme!!!!!-- Decía entre queja y excitación, sin detener su camino.

-- Tú continúa que pronto te lo voy a dejar como coladero.



Luego de un rato avanzando y retrocediendo logró introducirla toda quedándose un momento quieta para acostumbrarse. Fernando ansioso la tomó del culo y comenzó el movimiento, haciendo que Sonia apriete los dientes en cada subida y bajada. Oscar fue detrás del sofá y tomó la cabeza a de Sonia para dirigirla a su verga, esta no dudó en empezar la felación. El ritmo era frenético e hizo que ella tuviera un nuevo orgasmo, temblando y gimiendo mucho.



Luego de eso, Oscar le sacó la verga de la boca y volvió atrás de ella, se inclinó y comenzó a estimularle el culo, chupando y metiendo los dedos, se dio cuenta que ese hueco ya estaba usado.



-- Qué piensas hacerme eh hijo de puta?, me quieres dar por el culo?, me quieren hacer un sándwich?, tan tímido que te veías y ahora le quieres romper la cola a una chiquilla, ahhhhhhhhh!!!!!



Oscar continuaba su labor hasta que después de un rato se enderezó y apuntó su verga al pequeño agujero. Fernando paró la follada para que pueda hacerlo de manera rápida. Sonia iba sintiendo al intruso avanzar e iba frunciendo el ceño y apretando los dientes. Oscar avanzó sin pausa hasta tenerlo toda dentro.



-- Hijos de puta!!!! me van a romper!!!! ahhhh!!!!! que deliciaaaa!!!!!!



Empezaron el movimiento haciéndolo frenético de forma rápida. Fernando le chupaba las tetas y Oscar le daba nalgadas, ambos le comenzaron a decir puta, zorra y demás cosas haciendo que Sonia entre en un estado de paroxismo que le produjo orgasmos unos detrás del otro, gritando como si la estuvieran matando, temblando como si tuviera un ataque de epilepsia aguda. Fernando no aguantó más y comenzó a terminar dentro del coño abundantes chorros. Oscar duró un par de minutos más y le comenzó a llenar el culo de abundante lefa.



Ambos se salieron con cuidado y se pusieron cada uno a lado de Sonia mirando como esta seguía con las contracciones de sus orgasmos, teniendo sacudones en el cuerpo cada pocos segundos. Luego de estar más quieta, comenzó a negar con los brazos repetidamente.



-- Malditos, me han dejado hecha mierda, nunca... nunca pensé que podría sentir estas cosas. Que locura.

-- Pufff... pues follas de película linda, además de estar buenísima. Ahora prepárate que me gustaría darte por ese rico culito-- Dijo Fernando

-- Tú estás loco no?, esa cosa me mata, ni hablar, seré loca pero no suicida.

-- Jajajajajaja... lo siento Fer, eso es lo malo de ser un burro jajajajaja-- reía Oscar.

-- Pues aunque no lo creas, algunas lo gozan con esta cosa, como Inés jejejeje...

-- Inés te la aguanta por ahí?, mira tú, que fogosa Inesita jajajajaja...

-- Si pues, es buenísima en la cama, hacemos de todo y le gusta hacer locuras... y quizás una de esas pude ser... contigo jejejeje

-- Quéeee?, no seas malo, Inés nunca querría algo conmigo, si es muy amiga de Claudia.

-- Pues no lo sé, como te dije le gustan las locuras, además me ha dicho que estás muy guapo, se nota que le atraes...

-- Te ha dicho eso?.... pufff no me metas esas ideas en la cabeza. Además te aseguro que si se lo propones te manda a la mierda.

-- Quizás, pero para eso se me ha ocurrido algo. Mientras estemos en pleno, podrías entrar de sorpresa, creo que ahí si no se aguantaría. Quizás luego me quite el habla una semana o dos pero valdría la pena jajajajaja.

-- Las huevadas que se te ocurren, mejor dejemos eso... más bien, ahora que hacemos?, Sonia está como desmayada jajajaja.

-- Que desmayada ni que estupidez, a estas ricuritas no se las tiene todos los días, tenemos que aprovechar. Venga linda, vamos por otro-- decía Fernando le manoseaba las tetas, el culo y el coño.

-- Ahhhhhh!!!!!, pero es que no se han saciado? Ahhhhhh!!!!!!

-- De eso nada... vamos por otro.



Así, los tres estuvieron follando por casi tres horas. Al final Sonia se tuvo que quedar a dormir ahí con Oscar porque no podía ni moverse. Fernando se despidió quedando encontrarse al día siguiente. En la mañana, Oscar le metió otro polvo a la jovencita, sorprendiéndose a si mismo como todavía podía hacer gozar a una muchachita. Luego de despedirse, quedaron para futuros encuentros. Oscar sentía que estaba cambiando, todo esto lo estaba cambiando, como si algo en su interior hubiera explotado, “Yo también lo estoy teniendo Claudia, yo también”, pensaba.





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Claudia miraba el disputado partido, estaba cerca del final. Estaba procesando todo lo que le contó su aún esposo.



-- Inés me lo contó al poco tiempo de que pasó-- Soltó de repente Claudia

-- Mmmm no sabía... pensé que no se iba a atrever decírtelo.

-- Pues si, me lo dijo... se sentía muy mal por fallarme. Al principio me dolió mucho, pero supe que no tenía derecho a indignarme ni reclamar nada... por el contrario, le dije... le pedí, casi le rogué que volviera a hacerlo cuando se de la oportunidad. Porqué crees que tuvieron nuevos encuentros?

-- Que hija de puta esa Inés, y yo que creí que te lo ocultaba todo-- Dijo Oscar sonriendo.



Luego de un momento con otro silencio...



-- Lo que si me va a costar superar es lo de Sonia. Me filmó sin yo saberlo la muy hija de puta, además, se la pasa mirándome y sonriendo. Pensé que era por lo que hice, pero con lo que me cuentas ya entiendo todo. Un día de estos le voy a quitar esa mirada de mierda.

-- Últimamente está quedando más con Fer, conmigo ya hace un par de meses que nada. Además, trata de no hacer un escándalo, ya vez lo que me pasó a mi.

-- Y tú con ella lo hiciste con protección?

-- Ehhh... no... -- dijo medio avergonzado luego de recordar cuando él le hizo la misma pregunta.



Sonia volvió a estar unos segundos callada.



-- Lo de Fer no te niego, me saca mucho de cuadro, sabía que es un mirón, que le podría atraer físicamente pero no a tal punto de estar como obsesionado. Aún así, nunca se sobre pasó conmigo, a pesar de que comencé a jugar con él esas veces. No sé que decirte la verdad.

-- No tienes que decir nada, él se siente avergonzado la verdad, no puede mirarte a la cara. A pesar de todo, te estima mucho y estuvo decidido a recuperar el material, tanto con Marco como donde Vasco. Luego desde el correo de Marco, mandó la carta pidiendo disculpas por los rumores desmintiendo todo, cambió las contraseñas, ya están inservibles sus cuentas.

-- Oye y... lo del Sr. Vasco... ustedes tuvieron algo que ver?

-- No, luego de que Marco regresara a Eeuu, se deprimió bastante, estaba más sólo que nunca. De buenas fuentes sé que no fue un paro cardíaco lo que le dio.

-- No entiendo.

-- Se sabe que a veces iba a tomar licor en una zona no muy segura. Al parecer cuando estaba tomando, ya bastante borracho en una mesa, una chica se acercó a hablarle bonito, se quedaron un rato ahí y luego se levantaron para ir al estacionamiento. La chica era una “pepera”, son de esas que te drogan para que te desmayes y luego te roban todo. La cosa es que lo que le metió a su vaso parece que fue muy fuerte, y como él no tenía una muy buena salud que digamos, le cayó literalmente fatal, una vez dormido nunca más se despertó. Lo encontraron en su auto sin su cartera, sin reloj ni cadenas, incluso varias partes del auto también se robaron. Cuando atraparon e interrogaron a la chica esta dijo que él le llamaba por otro nombre, le decía “Isabel, mi amor”.

-- Joder, que fuerte. Fue una mierda de persona, pero no deja de darme lástima todo lo que le pasó.

-- Si bueno, es jodido todo, nadie salió bien librado la verdad, pero ya pasó tiempo. Quiero que sepas que en algún momento voy a contactar a Marco, no puedo simplemente olvidarme que es mi hermano.

-- Si... lo entiendo. Lamento lo que pasaste, yo no sé si podría haber soportado todo eso. No soy tan fuerte.

-- Si bueno, fue duro, pero como dije ha pasado el tiempo. Soy otro... somos otros. En este tiempo, me he desinhibido más de lo que al principio imaginé, y eso incluye el sexo, como te imaginarás, estuve con algunas mujeres, algunas veces acompañado por Fer, otras sólo. Yo también exploté Claudia, y no lo digo como reproche ni quiero que lo tomes como algo vengativo. Yo también te estoy abriendo mi corazón, para que sepas todo sin miedos ni secretos.

-- Entiendo Oscar... quiero que sepas que si, todo esto me ha superado por mucho. Pero... sigo convencida en que quiero... deseo intentar retomar el contacto y después... que lo diga el tiempo.

-- Claudia... yo te acepto eso. Yo te sigo amando, pero comprenderás que ahora somos otras personas, somos diferentes a lo que éramos hasta no hace mucho. Tenemos que ir conociéndonos de nuevo, paso a paso. No te puedo asegurar que tengamos éxito, hay cosas que puede que no te gusten en mi nuevo Yo, y las habrá también para mi contigo. Con esto te quiero decir que entiendo perfectamente cuando me dices que no te quieres desvivir por mi, y lo agradezco, porque no quiero que me acepten por culpas o remordimientos, quiero algo abierto y sincero, lo demás, como dices el tiempo lo dirá.

-- Está bien Oscar, yo también te amo, y quiero conocer a tu nuevo Yo. Estoy dispuesta a continuar este camino. Después de lo que me contaste, si estoy segura.

-- Bueno, aún no termino jejeje... dentro de estas nuevas sensaciones, le estuve dando vueltas a algo. No quiero que lo tomes como una prueba o algo parecido, es parte de lo que siento, de las cosas que quiero experimentar contigo, eres libre de responder y eso no va a afectar lo demás. Tampoco quiero que pienses que siempre va a ser así, sólo sería una vez...

-- Oscar... dilo de una vez.

-- Ehhh... es Fer... quiero... me gustaría poder los tres... digo, ya te dije, no quiero que te sientas presionada ni nada por favor, yo no me voy a...



Claudia miró a Oscar seria, luego se acercó a su oído para decirle algo. Oscar mientras escuchaba abrió mucho los ojos en dirección a la cancha.



-- Match Point!-- Se escuchó a lo lejos a alguien que miraba atento el final del partido.



FIN



Continuará un pequeño epílogo
 
Epílogo
Época actual...



Entré al club tranquilo, había llegado algo temprano, y mi amigo Nico aún no llegaba. Cuando terminé de bajar las escaleras, quise ver quién estaba jugando en la cancha central. Me sorprendí gratamente porque estaba jugando Marco con el chico Patricio que también jugaba bien. Pensé que iba a ser profesional porque de niño prometía, pero llegó a este nivel y lo dejó ahí, quizás su vocación era otra. Marco tuvo una historia parecida, en realidad muchos jóvenes llegan a su techo ya sea por motivación o por talento y se estancan, en el caso de ellos les alcanza como para ser de los mejores del club.



Marco regresó creo hace como cinco años o por ahí, incluso tuvo una relación con una socia varios años mayor que él y hasta tuvieron una hija. Sus gustos no cambian jajajajaja



Me acomodé para ver mejor, siempre es grato disfrutar un buen nivel de tenis, y este lo era. Potentes golpes con una regularidad envidiable. Ojalá llegue a ese nivel algún día, aunque con lo poco que entreno nunca lo voy a lograr.



Mientras veía el partido, levanté la vista para fijarme en la gente. Algunos conocidos, algunos amigos como siempre. Más allá divisé a los padres de Patricio, sentados juntos como siempre que venían a ver a su hijo. Se notaba que hablaban sobre el partido. Los miré un rato, pensé en lo difícil que debieron ser esas épocas, sobre todo para él. No se si eran conscientes pero aún hablaban de ellos, claro que mucho menos que antes, pero si, a veces se tocaba el tema. Recuerdo cuando un amigo nos enseñó la foto a mi y a Nico, yo no le di mucha importancia porque a ella no la conocía en ese entonces, sólo tenía un poco de confianza con Marco y saludaba a Oscar si me lo cruzaba, pero no teníamos amistad, ahora peor porque viene muy poco, y ya ni siquiera nos saludamos, casi siempre viene sólo cuando su hijo juega en algún campeonato. También recuerdo el escándalo que hubo, la pelea, yo justo estaba jugando así que no la vi directamente, pero me lo contaron luego. A la que si veo más es a Claudia, pero tampoco tanto, ya que frecuentamos el club en horarios diferentes. Siempre me pareció buenísima, que suerte tuvo Marco la verdad.



Con el que si tengo amistad es con Fernando, siempre me hacía reír, es un payaso, incluso jugábamos dobles cada tanto con otros amigos. Jugar con él es difícil, ya que al ser zurdo, uno no termina de acostumbrarse. Alguna vez recuerdo haberle preguntado del tema de los Álvarez, ya que sabía que él era muy unido a esa familia. Me contó algunas cosas relevantes, pero se notaba que no me decía todo, yo tampoco presionaba.



Justamente que estaba pensando en él, lo veo llegar con Inés de la mano al fondo. Ha notado mi presencia y me alza la mano, yo le respondo igual. Luego va saludando a algunos amigos que estaban cerca de él. Con Inés llevan juntos ya varios años, no recuerdo bien cuando fue que se divorció, pero nunca lo sentí afectado por eso. La verdad es que ya ni recuerdo la cara de su ex esposa, creo que la vi una vez no más, nunca venía. Ambos se acercaron a los Álvarez y se saludaron con afecto y comenzaron a charlar con algunas risas, como las típicas parejas muy amigas.



El partido llegó a su fin, Marco ganó sin muchos contratiempos, era predecible, mantenía potencia y tenía mucho más experiencia. Mientras la gente aplaudía, veo como Oscar baja las gradas hasta apoyarse en la baranda. Tanto su hijo como Marco se acercaron y comenzaron a charlar con él, se notaba que era sobre el juego, lo hacían amistosamente. Nunca entendí bien como es que se trataban con tanta confianza después de lo que pasó esa vez. Fernando nunca me lo contó, sólo me decía sonriendo que decidieron hacer las paces. Obviamente fue algo más que eso, eso no me lo trago, pero bueno, no es mi asunto y no me quita el sueño tampoco.



-- Ya llegué-- Escucho y reconozco a Nico por detrás.

-- Ya era hora

-- Pero si he llegado justo

-- Si, pero yo llegué temprano.

-- Jajaja, bueno, quien te manda pues... oye y quién ganó?

-- Ganó Marco, sin muchos problemas.

-- Uffff... imagínate, te hace cornudo y luego le gana a tu hijo.

-- No seas hijo de puta jajajajaaaa... no te burles que nadie está libre de eso, además fue hace mucho y ahora son amigos.

-- Si pero igual, debe ser bien jodido estar caminando por aquí y ver que algunos hablen bajito cuando pasas.

-- Depende de cada uno... ella sigue viniendo seguido.

-- Si, pero él viene muy poco, para mi que no lo hace porque sigue medio loco por eso.

-- Seguro es porque cada vez que viene te ve a ti hablando bajito y lo traumas jajajajaja...

-- Jajajajaja si creo, voy a ser más disimulado.

-- Además... se les ve felices no?, y eso es lo que importa... creo.

-- Si, deben serlo, en sus redes sociales casi no suben fotos y eso es buen augurio, porque cuando algunos suben a cada rato diciendo lo felices que son, es porque es al revés jajajajajaja...

-- Jajajajaja... pues, no está mal esa lógica... oye y... que cancha tenemos?, ya estamos en la hora.

-- La seis... la central, la cuatro y cinco están ocupadas por el campeonato.

-- Ok, vamos entonces.



Mientras íbamos a nuestro destino, volví a dirigir la mirada a los Álvarez. El se había vuelto a sentar junto a su esposa, ya solos porque Fernando e Inés se fueron a tomar algo. Hablaban sonriendo, mirándose fijamente, ella le contaba algo y él estaba bien atento, agarrados de la mano. Se les ve bien juntos, es difícil imaginar que diablos hubiera hecho yo en esa situación, pero como dice un proverbio sueco, “Aquellos que quieren cantar siempre encuentran una canción”.









Notas del autor (osea yo)


Primero, agradecer inmensamente a los lectores, independientemente de la calidad del relato, fue una experiencia única hacer una serie, gracias por su tiempo y comentarios, de todo corazón.



Y sobre la historia, sobre algunos comentarios que leí. Debo decir que sobre el personaje de Oscar, traté de transmitir su deseo por volver a lo que tenía antes de Claudia, antes de conocerla, cuando su vida sexual era muy activa y variada, pero no quería volver a experimentarlo con otras, lo quería experimentar con su esposa, pero no se daba y se estancó.

Es por eso que lo presenté muy desatado cuando ocurrió la infidelidad, todo le vino de golpe, y se desató tanto que llegó a proponerle a su esposa experimentar un trío.



Entiendo que esto lo vean contradictorio con el hecho de que él aún la ama, pero fue más que nada porque no supe transmitir bien su desbordamiento sexual, que lo hizo emocionarse con la idea, quizás sin ser muy consciente de que a la que le hablaba era nada menos que su esposa que sentía una rata por serle infiel y quería volver con él. Además era con Fernando, su amigo quien lo había acompañado en la post separación, y en el desbande.



Lo que le pueda contestar Claudia, lo dejo como libro abierto, depende ya de cada uno como cree que le haya afectado esa propuesta.



Y bueno, ya sin más que decir, hasta la próxima. Nos vemos en los comentarios de otras historias.



Abrazo fuerte.
 
Me la leí de nuevo, la primera fue en la página antigua, creo que Claudia le dijo que no ya que Fernando tenía algo con Inés y no creo que ella se fuera a meter en la relación de su amiga. (y)(y)
 
Epílogo
Época actual...



Entré al club tranquilo, había llegado algo temprano, y mi amigo Nico aún no llegaba. Cuando terminé de bajar las escaleras, quise ver quién estaba jugando en la cancha central. Me sorprendí gratamente porque estaba jugando Marco con el chico Patricio que también jugaba bien. Pensé que iba a ser profesional porque de niño prometía, pero llegó a este nivel y lo dejó ahí, quizás su vocación era otra. Marco tuvo una historia parecida, en realidad muchos jóvenes llegan a su techo ya sea por motivación o por talento y se estancan, en el caso de ellos les alcanza como para ser de los mejores del club.



Marco regresó creo hace como cinco años o por ahí, incluso tuvo una relación con una socia varios años mayor que él y hasta tuvieron una hija. Sus gustos no cambian jajajajaja



Me acomodé para ver mejor, siempre es grato disfrutar un buen nivel de tenis, y este lo era. Potentes golpes con una regularidad envidiable. Ojalá llegue a ese nivel algún día, aunque con lo poco que entreno nunca lo voy a lograr.



Mientras veía el partido, levanté la vista para fijarme en la gente. Algunos conocidos, algunos amigos como siempre. Más allá divisé a los padres de Patricio, sentados juntos como siempre que venían a ver a su hijo. Se notaba que hablaban sobre el partido. Los miré un rato, pensé en lo difícil que debieron ser esas épocas, sobre todo para él. No se si eran conscientes pero aún hablaban de ellos, claro que mucho menos que antes, pero si, a veces se tocaba el tema. Recuerdo cuando un amigo nos enseñó la foto a mi y a Nico, yo no le di mucha importancia porque a ella no la conocía en ese entonces, sólo tenía un poco de confianza con Marco y saludaba a Oscar si me lo cruzaba, pero no teníamos amistad, ahora peor porque viene muy poco, y ya ni siquiera nos saludamos, casi siempre viene sólo cuando su hijo juega en algún campeonato. También recuerdo el escándalo que hubo, la pelea, yo justo estaba jugando así que no la vi directamente, pero me lo contaron luego. A la que si veo más es a Claudia, pero tampoco tanto, ya que frecuentamos el club en horarios diferentes. Siempre me pareció buenísima, que suerte tuvo Marco la verdad.



Con el que si tengo amistad es con Fernando, siempre me hacía reír, es un payaso, incluso jugábamos dobles cada tanto con otros amigos. Jugar con él es difícil, ya que al ser zurdo, uno no termina de acostumbrarse. Alguna vez recuerdo haberle preguntado del tema de los Álvarez, ya que sabía que él era muy unido a esa familia. Me contó algunas cosas relevantes, pero se notaba que no me decía todo, yo tampoco presionaba.



Justamente que estaba pensando en él, lo veo llegar con Inés de la mano al fondo. Ha notado mi presencia y me alza la mano, yo le respondo igual. Luego va saludando a algunos amigos que estaban cerca de él. Con Inés llevan juntos ya varios años, no recuerdo bien cuando fue que se divorció, pero nunca lo sentí afectado por eso. La verdad es que ya ni recuerdo la cara de su ex esposa, creo que la vi una vez no más, nunca venía. Ambos se acercaron a los Álvarez y se saludaron con afecto y comenzaron a charlar con algunas risas, como las típicas parejas muy amigas.



El partido llegó a su fin, Marco ganó sin muchos contratiempos, era predecible, mantenía potencia y tenía mucho más experiencia. Mientras la gente aplaudía, veo como Oscar baja las gradas hasta apoyarse en la baranda. Tanto su hijo como Marco se acercaron y comenzaron a charlar con él, se notaba que era sobre el juego, lo hacían amistosamente. Nunca entendí bien como es que se trataban con tanta confianza después de lo que pasó esa vez. Fernando nunca me lo contó, sólo me decía sonriendo que decidieron hacer las paces. Obviamente fue algo más que eso, eso no me lo trago, pero bueno, no es mi asunto y no me quita el sueño tampoco.



-- Ya llegué-- Escucho y reconozco a Nico por detrás.

-- Ya era hora

-- Pero si he llegado justo

-- Si, pero yo llegué temprano.

-- Jajaja, bueno, quien te manda pues... oye y quién ganó?

-- Ganó Marco, sin muchos problemas.

-- Uffff... imagínate, te hace cornudo y luego le gana a tu hijo.

-- No seas hijo de puta jajajajaaaa... no te burles que nadie está libre de eso, además fue hace mucho y ahora son amigos.

-- Si pero igual, debe ser bien jodido estar caminando por aquí y ver que algunos hablen bajito cuando pasas.

-- Depende de cada uno... ella sigue viniendo seguido.

-- Si, pero él viene muy poco, para mi que no lo hace porque sigue medio loco por eso.

-- Seguro es porque cada vez que viene te ve a ti hablando bajito y lo traumas jajajajaja...

-- Jajajajaja si creo, voy a ser más disimulado.

-- Además... se les ve felices no?, y eso es lo que importa... creo.

-- Si, deben serlo, en sus redes sociales casi no suben fotos y eso es buen augurio, porque cuando algunos suben a cada rato diciendo lo felices que son, es porque es al revés jajajajajaja...

-- Jajajajaja... pues, no está mal esa lógica... oye y... que cancha tenemos?, ya estamos en la hora.

-- La seis... la central, la cuatro y cinco están ocupadas por el campeonato.

-- Ok, vamos entonces.



Mientras íbamos a nuestro destino, volví a dirigir la mirada a los Álvarez. El se había vuelto a sentar junto a su esposa, ya solos porque Fernando e Inés se fueron a tomar algo. Hablaban sonriendo, mirándose fijamente, ella le contaba algo y él estaba bien atento, agarrados de la mano. Se les ve bien juntos, es difícil imaginar que diablos hubiera hecho yo en esa situación, pero como dice un proverbio sueco, “Aquellos que quieren cantar siempre encuentran una canción”.









Notas del autor (osea yo)


Primero, agradecer inmensamente a los lectores, independientemente de la calidad del relato, fue una experiencia única hacer una serie, gracias por su tiempo y comentarios, de todo corazón.



Y sobre la historia, sobre algunos comentarios que leí. Debo decir que sobre el personaje de Oscar, traté de transmitir su deseo por volver a lo que tenía antes de Claudia, antes de conocerla, cuando su vida sexual era muy activa y variada, pero no quería volver a experimentarlo con otras, lo quería experimentar con su esposa, pero no se daba y se estancó.

Es por eso que lo presenté muy desatado cuando ocurrió la infidelidad, todo le vino de golpe, y se desató tanto que llegó a proponerle a su esposa experimentar un trío.



Entiendo que esto lo vean contradictorio con el hecho de que él aún la ama, pero fue más que nada porque no supe transmitir bien su desbordamiento sexual, que lo hizo emocionarse con la idea, quizás sin ser muy consciente de que a la que le hablaba era nada menos que su esposa que sentía una rata por serle infiel y quería volver con él. Además era con Fernando, su amigo quien lo había acompañado en la post separación, y en el desbande.



Lo que le pueda contestar Claudia, lo dejo como libro abierto, depende ya de cada uno como cree que le haya afectado esa propuesta.



Y bueno, ya sin más que decir, hasta la próxima. Nos vemos en los comentarios de otras historias.



Abrazo fuerte.
Magnifico
relato
 
--

Lo que le pueda contestar Claudia, lo dejo como libro abierto, depende ya de cada uno como cree que le haya afectado esa propuesta.

Buenas, ante todo excelente relato, felicitaciones

Mi opinion es que le dijo que ella tambien lo estaba deseando
 
La historia en general estuvo bien, desafortunadamente,, yo no soy adepto a los finales abiertos, eso de "ustedes imagínense qué pasó" o "pónganle el final qué quieran".

Podrá gustarme o no el final de u a história claro que si, pero es el final qué le dio el/la autor/a, y es por 3se motivo qué la historia me pareció buena hasta llegar a ese "final"...
 
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Qué es esto que aparece en todos los temas?
 
Qué es esto que aparece en todos los temas?
A mi entender, se trata de boots creados automáticamente para desde un usuario ficticio remitir ese mensaje, con un enlace para promocionar esa web, no la he visitado, pero sospecho que puede ser " peligrosa"... desde luego son muy pesados... seguro que los administradores están valorando cómo atajarlo.....:ninja:
 

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