Mensaje en una botella

Una más. Lancé tantas otras, y de ninguna supe si llegaron a algunas manos. Ésta espero que llegue a las tuyas. Esas que tenían que hacer tantas cosas y dar tantos abrazos y guardaban tantas caricias dadas.

Una más, en la que deposito mi esperanza y viaja en olas de incertidumbre.
 
Lanzo un botella , con un deseo , con una petición imposible, pero con la esperanza que en un futuro suceda ..
Mi mensaje escrito ....
No debería haberlas , pero sobre todo que ningún niño sufra enfermedades ni operaciones .
 
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Una más. Lancé tantas otras, y de ninguna supe si llegaron a algunas manos. Ésta espero que llegue a las tuyas. Esas que tenían que hacer tantas cosas y dar tantos abrazos y guardaban tantas caricias dadas.

Una más, en la que deposito mi esperanza y viaja en olas de incertidumbre.
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Me gustaría saber si Locke tuvo vecinos, cuñados, jefes, le devolvía Hacienda... y cómo disponía la mente ...
Sus relaciones familiares y vecinales las desconozco pero su disposición mental aseguraba que el conocimiento humano podía luchar contra la ignorancia,la superstición y la opresión para conseguir un mejor mundo.
 
Sus relaciones familiares y vecinales las desconozco pero su disposición mental aseguraba que el conocimiento humano podía luchar contra la ignorancia,la superstición y la opresión para conseguir un mejor mundo.
Y estoy de acuerdo con él en eso, me considero empirista. Pero decir que la felicidad depende únicamente de uno mismo... Me suena a libro de autoayuda, que tanto daño han hecho 🤭
 
Y estoy de acuerdo con él en eso, me considero empirista. Pero decir que la felicidad depende únicamente de uno mismo... Me suena a libro de autoayuda, que tanto daño han hecho 🤭
Esta mal enfocado desde mi punto de vista, si persigues la felicidad, también encontraras la infelicidad ya que van juntas, el tema mental lo veo por la vía del no apego, soy feliz y sigo, no me recreo en esa sensación, al igual con cualquier otra, al final es una cuestión del ego que desea sin parar.
 
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En el abrigo de un frasco,
escondo yo mis asuntos,
los tristes cuando lo alzo,
los alegres van al fondo,
cuando a la mesa lo bajo.

Doy cuenta del contenido,
apurando sorbo a sorbo,
( tragos de licor amargo ),
los besos que nunca he dado,
no por falta de querer,
sino por no saber darlos.

Una vez lo he terminado,
con la abrasadora brea,
de las lágrimas guardadas,
revisto yo su gollete,
para hacerlo bien estanco,
y la esencia de esos besos,
bien dentro de él yo la atrapo,
para lanzarlo al vacío,
desde un alto acantilado,
por ver si las vastas olas,
que de Poseidón son manos,
lo salvan de hacerse añicos,
y los llevan a algún lado.

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Empirismo vs. Racionalismo...

... ¿Se podrían complementar? Probablemente un tal Immanuel Kant tenga las claves.


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Hubo un tiempo en que creía,
que la vida era un gran cuento,
los malos eran tremendos,
y los buenos, muy, muy buenos,
los malos siempre perdían,
sus caballos eran lentos,
los buenos ganaban siempre,
eran los héroes, ¡que tiempos!
y los años van corriendo.

Yo a mi me pensaba bueno,
en esos tiempos pretéritos;
el tiempo no se detuvo,
cosas iban sucediendo,
los malos nunca perdían,
y heridas fueron abriendo,
mientras la piel no curtía,
grandes destrozos hicieron.

Mas, curiosamente, un día,
sin que viniese ni a cuento,
descubrí que yo era el malo,
¡y que heridas fui infligiendo!
sin apenas darme cuenta,
sin pensarlo, sin quererlo,
causante de muchos daños,
y yo, me pensaba bueno.

Así pues, en mi ampolleta,
de caduco marinero,
voy siguiendo con esmero,
el largo paso del tiempo,
apuntando mis maldades,
en un libro que no leo,
de bitácora cuaderno,
para no perder los rumbos,
que me lleven a algún puerto.
Si la suerte me sonríe,
su tumba será el océano,
para que en sus fosas guarde,
mis vergüenzas, mis secretos.
 
Este mensaje, que no es mío,
lo quiero yo enviar, con su permiso,
en un millón de botellas a un tiempo,
al mar de las memorias colectivas,
para que navegue, llegue y enraíce,
creciendo fuerte, grande, decidido,
pues el amor es esto y no lo otro,
que cantan reguetoneros pervertidos,
sobre un amor que no es tal, sino suplicio.

AMAR
¿Quién dijo que todo está perdido?
Yo vengo a ofrecer mi corazón.
Tanta sangre que se llevó el río,
yo vengo a ofrecer mi corazón.
Como un documento inalterable,
yo vengo a ofrecer mi corazón.
Aunque los satélites no alcancen,
yo vengo a ofrecer mi corazón.

Querían enseñarme a amar a su manera,
que atara el porvenir,
que no le permitiera
trepar la enredadera de otros cuerpos,
colgarse de otras risas,
colarse en la boca de otras fieras.

Habían preparado la cartilla,
sencillo,
decía que no dijera la verdad
si no me apetecía que me hicieran
las cosquillas hoy a mi,
hoy aquí, hoy, ahora.

Amar sin condiciones,
amar sin esperar,
amar por dar, no más,
amar sin amarrar.
Todo está escrito ya en el amor moderno,
monógamo, voraz, recluso,
incluso enfermo,
exento de verdad,
tan cuerdo, tan tenaz,
cadena de los cuerpos huecos.

Que amar sea amistad,
brutal entendimiento,
concesión de libertad,
espacio y tiempo,
que amar sea ternura, no amargura,
derroche, no reproche,
que amar sea apertura,
la cura y la locura.

Amar sin condiciones,
amar sin esperar,
amar por dar, no más,
amar sin amarrar.
Amar con conexiones,
amar por aflorar,
amar, como cantar,
por dar no más,
amar sin amarrar.
Amar es tan sinónimo a vivir
que no puedo asumir
amor violento.

Pedro Pastor & Los locos descalzos.


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Espérame.
Ese es mi consuelo, hasta volver a sentir tus caricias, el sonido de tu voz y tu risa y ese amar inmenso, guardado en el mar de tu mirada.

A mí corazón le duele la vida.
A mí ilusión le duele la esperanza.
A mí recuerdo le duele tu ausencia.

Sigues en mi. Sigues en cada uno de los besos, de esos que nunca faltan, de parte de las dos.

 
Ya en la recta final del veintitres,
en la tarde de un treinta de diciembre,
desde una mesa de mármol de un café,
de un lugar que no quiero ni saber,
con las calles adornadas por la niebla,
que vuelve oníricas las luces navideñas,
escribo este mensaje sin botella,
destinatario o señas de dirección.

Mi mensaje es duro, contundente,
el año ya ha pasado, ya no vuelve,
y yo, me percibo igual de triste,
de malvado, de gris y de cabrón,
como cuando haciendo planes,
propósitos de enmienda y de expiación,
estaba y era yo en aquel diciembre,
que terminaba en el año veintidos.

No sé decirles si he aprendido,
alguna cosa nueva, otra lección,
o mis duros cerebro y corazón,
tercos y testarudos como mulas,
han seguido a su libre albedrío,
negándose a cambiar de condición.

En cualquier caso, eso a ustedes no concierne,
disculpen a este viejo Mr Scrooge,
al que ya no visitan los fantasmas navideños,
ni tan solo para darle un buen tirón,
de sus sordas orejas de pollino,
al que ha dado por imposible la ilusión.

La misiva que escribo, es para nadie,
para todos, para mi, para ¿quien sabe?
para alguien que esté desubicado,
en un mundo que corre en derredor,
para un cuerpo sin alma a que aferrarse,
para un corazón que vive mas no late.

Devolver sin firma al remitente,
caso de encontrarla en una acera,
mojada por la lluvia o por la nieve,
llevada por alguna ventolera.
O, mejor, arrojar a papelera,
olvidar lo que pueda haber leído,
tomar unos tragos con amigos,
enamorarse de un amor correspondido,
follar como salvajes, no hay mañana,
enredar el cabello de sus niños,
y desear que el año que se viene,
les depare el mejor de los destinos.
 
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Ya en la recta final del veintitres,
en la tarde de un treinta de diciembre,
desde una mesa de mármol de un café,
de un lugar que no quiero ni saber,
con las calles adornadas por la niebla,
y vuelve oníricas las luces navideñas,
escribo este mensaje sin botella,
destinatario o señas de dirección.

Mi mensaje es duro, contundente,
el año ya ha pasado, ya no vuelve,
y yo, me percibo igual de triste,
de malvado, de gris y de cabrón,
como cuando haciendo planes,
propósitos de enmienda y de expiación,
estaba y era yo en aquel diciembre,
que terminaba en el año veintidos.

No sé decirles si he aprendido,
alguna cosa nueva, otra lección,
o mis duros cerebro y corazón,
tercos y testarudos como mulas,
han seguido a su libre albedrío,
negándose a cambiar de condición.

En cualquier caso, eso a ustedes no concierne,
disculpen a este viejo Mr Scrooge,
al que ya no visitan los fantasmas navideños,
ni tan solo para darle un buen tirón,
de sus sordas orejas de pollino,
al que ha dado por imposible la ilusión.

La misiva que escribo, es para nadie,
para todos, para mi, para ¿quien sabe?
para alguien que esté desubicado,
en un mundo que corre en derredor,
para un cuerpo sin alma a que aferrarse,
para un corazón que vive mas no late

Devolver sin firma al remitente,
caso de encontrarla en una acera,
mojada por la lluvia o por la nieve,
llevada por alguna ventolera,
O, mejor, arrojar a papelera,
olvidar lo que pueda haber leído,
tomar unos tragos con amigos,
enamorarse de un amor correspondido,
follar como salvajes, no hay mañana,
enredar el cabello de sus niños,
y desear que el año que se viene,
les depare el mejor de los destinos.
A uno se le acaban los elogios. No miento si le digo que pienso que debería recopilar todos estos escritos y escribir un libro. No me canso de decírselo. Es usted magnífico.
 
Quiero enviar un mensaje, sin botella,
los colores de la tinta los haré,
destilando para el verde, las envidias,
el azul, sublimando alguna pena,
el rojo, con la sangre de mis venas,
el negro, ese es fácil, bastará,
con robar una pizquita, a mi mal genio.
Una vez recopilado el colorido,
una piel, para pintarlo buscaré,
en el mar, puesto que ha de ser, un ser marino,
no se bien si un tritón, o una sirena,
quien mi mensaje porte y aún transporte,
por si algún osado navegante,
al albur de un buen viento, da con él.
Pintaré yo, un mapa del tesoro,
un derrotero hacia lugares aún secretos,
donde solo se han posado, aquellos ojos,
que a mí me tornaron bucanero,
para si quien lo hallara, es de fortuna, favorito,
disfrute de las mieles del deseo,
del amor, y de aquellos ojos negros,
que yo conquisté, con mis desvelos,
y en una mala jugada, de unos dados,
cargados, con el plomo de la vida,
perdí, en una larga y cruel partida,
y solo su recuerdo, conservé.
 
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