A veces confundía mi excitación con pensamientos de culpabilidad por lo que le estába haciendo a mi madre, pero el saber que no era de su agrado no hacía más que empujarme más a esa locura, en realidad estaba encantado, era mi puta y a la vez mi madre que más podía pedir, entiendo que para la mayoría sea difícil de entender, incluso que piensen que estoy enfermo.
Continuaba sentado con mis ojos frente a su coño, puse mis manos en su cadera, recorrí su estómago siempre bordeando sus bragas blancas, fui subiendo hasta alcanzar su sujetador, ella tenía la mirada perdida como pidiendo que esa pesadilla fuera solo un sueño pero al momento se dio cuenta que era real, mis manos fueron directamente hacia sus tetas agarrandolas, mi madre se sorprendió y se echó para atrás,( quizas no esperaba que me atreviera a tanto o que fuera tan directo).
Ella - Pero que haces?
Yo - Tú que crees, que pensabas que con verte en ropa interior ya habías cumplido? Te queda mucho por hacer y no quiero perder el tiempo, es la última vez que te lo repito.
Me levanté para ponerme a su altura, sus pechos quedaban frente a los mios y sus labios frente a mi boca, la agarre con mi manos por la cintura acercándola, nuestras caras estaban prácticamente juntas, sin pensarlo acerque mi boca a la suya, fue un acto reflejo, algo irrefrenable, mi madre permaneció quieta, mis labios contactaron con los de ella, al principio muy suavemente y luego con más fuerza, saque mi lengua y la pasé por sus labios, (hasta ese momento nunca había besado a ninguna chica y mucho menos a una mujer), eran carnosos y dulces, la di unos mordisquitos y se los chupe varias veces, ella no abrió su boca sino la hubiera metido la lengua hasta la garganta, la muy puta mantuvo los dientes cerrados y no me dio opción, no pasaba nada sería en otra ocasión, tenía otras pensamientos para ese momento.
Mis manos fueron acariciando su espalda hasta tocar lo que buscaban, el enganche de su sujetador, mis dedos empezaron a jugar con el hasta descubrir su mecanismo de apertura, y digo mecanismo porque no fue fácil, por fin conseguí soltarselo, en ese mismo instante noté un suspiro de madre, tenía claro que iba a descubrir una de sus zonas prohibidas, su sentimiento también era el mío, por fin podría ver esas tetas que tantas veces imaginé sobre todo cuando se agachaba y dejaba entrever un generoso canalillo, se lo fui quitando poco a poco, el momento no precisaba de apresuramientos ni de errores, cuando el sujetador se acabó de deslizar de su cuerpo pude ver cómo colgaban sus tetas, por un momento me quedé eclipsado, nunca imaginé ese instante y tampoco sabría describir la sensación que recorrió mi cuerpo.
Eran dos pechos perfectos, sus pezones no eran muy oscuros al igual que su aureola, los cogí con mis manos, uno para cada una, estuve un rato tocándolos, sintiendolos, tenía la polla a punto de reventar, roce sus pezones varias veces y luego los agarre con los dedos, empecé a jugar con ellos pero a mí madre no le gustó, me di cuenta que si se los apretaba un poco la dolía, entonces decidí pasar a la acción con mi lengua, comencé a chuparselos como si fuera un recién nacido, al mismo tiempo mis manos se paseaban por su espalda y llegaban hasta su culo apretándolo fuertemente, era la sinfonía perfecta, boca y manos haciendo estremecerse mi cuerpo de cabeza a los pies, así estuve un rato hasta que de un pequeño empujón la separe unos centímetros, quería verla entera, se tapo las tetas con sus manos por vergüenza.
Yo - Otra vez con remilgos, quiero ver los brazos separados de tu cuerpo siempre que espongas para mí.
Callo y acató, sus brazos se separaron y dejaron al descubierto su cuerpo solo tapado por sus bragas, esa desprotección me hacía sentir dominador.
Continuará