Mi primera infidelidad

Uffff lo he leído todo seguido, que dura se me ha puesto… Raquel es el sueño de mujer que muchos hombres, deseamos
 
Tras correrme en el interior de su culo, caí rendido a su lado. Estando ahí en su cama ambos desnudos, contemplé el cuerpo de Raquel, sabía que nuestra aventura tocaba a su fin y quise guardar en mi retina la imagen de ese cuerpo increíble, sus curvas, sus pechos… todo su cuerpo parecía estar diseñado para la lujuria. Hablamos un rato y me dijo que se iba a la ducha, contemplé con deleite su cuerpo mientras se dirigía al baño. A pesar de que me invitó a ducharme con ella, decidí no hacerlo, me vestí y me despedí de ella desde la puerta del baño, mientras contemplaba su cuerpo desnudo con el agua resbalando.

Al día siguiente volví a mi ciudad y con ello a la rutina.

Pasado un mes nos anunciaron que nuestro jefe de departamento se iba a la central, y por suerte yo cubriría su vacante. Todo iba perfecto, mejor sueldo y mi aventura con Raquel no me había traído consecuencias en casa, en mi mente fue algo que perteneció a esos días, Raquel me había caído fenomenal y era super atractiva, pero lo nuestro fue puro sexo, no tenía el más mínimo vínculo emocional hacía ella.

Por otro lado, no puedo negar que mi vida sexual con Ana (mi mujer) se vio afectada. Incluso se puede decir que mejoró algo, puesto que después de mi aventura con Raquel, cada vez que me acordaba de lo vivido, me cogía un calentón de los buenos, el cual “pagaba” con Ana, y esto daba lugar a unos polvos que se salían de nuestra rutina habitual de los últimos años.

La primera vez fue el sábado siguiente a mi viaje, como casi siempre me desperté antes que Ana, no me levante, y como es habitual cuando me despierto sin despertador, tenía una buena erección matutina. Mientras Ana dormía a mi lado, yo comencé a pajearme lentamente, mientras mi mente recreaba imágenes que tenía incrustadas y que me volvían loco, la imagen de Raquel lamiendo mi semen de sus pechos, sus pechos increíbles, como le había follado el culo, como ella me había follado a mí con un arnés, buff, estaba super excitado.

Yo llevaba un rato en esos menesteres cuando note que Ana se despertaba. Pare de pajearme y ella se arrimó a mí, al notar mi erección, me agarró la polla y mientras me acariciaba la polla lentamente comenzamos a besarnos. Mis polvos con Ana, tienen un patrón que se repite a menudo, nos besamos, ella se baja a chuparme un poco la polla, luego se sube sobre mí y alcanza el orgasmo con rapidez, después me suelo poner yo encima hasta que me corro.

El tema fue que esta vez yo le llevaba bastante ventaja, y cuando se bajo a chuparme la polla, cerré los ojos y me recreé recordando la mamada que me había hecho Raquel, como alternaba entre su boca y entre sus pechos…, todo esto mezclado con la mamada que estaba recibiendo, junto con el hecho de que ya había estado un rato yo pajeándome, hizo que sin que Ana se lo esperara me corriese en su boca, algo que desde hace muchos años no había pasado y que la misma Ana se solía asegurar de que no pasara chupándome la polla solo para calentarme, parando pronto por si acaso.

A pesar de que a Ana siempre decía que no quería porque no le era agradable, para mi sorpresa, no paró de golpe, no se trago el semen, pero siguió chupando un poco más, mientras dejaba que el semen resbalase por mi polla hasta mis huevos.

Cuando paró, se tumbo a mi lado, y nos quedamos un rato así, ella no me dijo nada, pero yo sabia que se había quedado a medias. Se acurruco a mi lado, y permanecimos así un rato, cuando pasaron unos diez minutos, comencé a acariciarla, y me pareció que estaba receptiva, busque su boca y comencé a comérsela, Ana al principio estaba un poco cohibida, sabía perfectamente su boca tenía el gusto de mi polla y mi semen, y creo que en un principio esto la cortaba debido a sus barreras mentales. Mientras que a mí, curiosamente, esto me estaba poniendo a mil de nuevo.

Poco a poco, Ana se fue desinhibiendo y excitando, cuando me quise dar cuenta, estaba encima mío, agarrando mi polla para metérsela y cabalgarme. Esta vez Ana, no tardó casi nada en obtener su orgasmo, era obvio que la situación la había excitado más de lo habitual.

Después de su orgasmo, bajo el ritmo, así que le dije que me ponía yo encima, se tumbo a mi lado, y le dije que se pusiera boca abajo, Ana obedeció y se puso a cuatro patas, al verla así no pude evitar darle un cachete, algo que tampoco era habitual en nosotros pero que pareció gustarle, acto seguido comencé a embestirla con toda mi fuerza, mientras los hacia pensaba en como sería poner en práctica con Ana muchas de las cosas que había echo con Raquel, cuando supe que me iba a correr, saque la polla y me pajeé corriéndome sobre la espalda y culo de Ana, algo que la volvió a sorprender, pero que me pareció que le había gustado.

Acabamos de innovar después de mas de 10 años de rutina, no es que hubiese sido el sexo más salvaje, pero viendo que Ana lo había disfrutado, pensé que poco a poco podría intentar expandir nuestras prácticas, ya me había rendido hace tiempo, pero este polvo me devolvió las ganas de volver a intentar que Ana participase de mis morbos.
 
Pasaron los días y yo me iba habituando a mi nueva situación laboral, en casa todo iba bien con Ana, la convivencia como siempre era muy buena, y en el sexo yo seguía tratando de introducir prácticas nuevas, algún avance lograba, pero mi morbo siempre era mucho mayor que el de Ana. No podía evitar recordar la voracidad de Raquel, lo desinhibida que era, su forma de disfrutar del sexo sin tapujos…

Ana trabajaba en un negocio familiar, su padre había empezado con una carpintería que poco a poco se había acabado convirtiendo en una fabrica de muebles de cocina. Ana, en teoría, era la responsable de administración, pero como es usual en negocios familiares hacía casi de todo. Esto le hacía llevar una vida muy activa, lo cual se juntaba con una buena genética, e implicaba que sin pisar un gimnasio ni matarse de hambre, mantuviese el mismo físico que cuando la conocí con 24 años. Recuerdo que era la típica chica guapa, delgadita que no llamaba la atención especialmente, no se veía muy voluptuosa ni tenía grandes curvas, pero cuando la vi desnuda por primera vez me quedé alucinado, era delgada, pero con un culo duro, redondo y muy firme, sus pechos no eran grandes, pero tenían una bonita forma y estaba en su sitio. Ahora veinte años después de cuando la conocí, prácticamente tenía el mismo físico, solo el pecho un pelín mas caído, pero seguía estando muy bien.

El miércoles por la noche, llegó muy contenta a casa, me dijo que había cerrado una venta con una constructora para poner las cocinas a dos bloques de viviendas, era la venta más grande que había conseguido hacer nunca, y me dijo de salir a celebrarlo. Nos fuimos a cenar a nuestro restaurante favorito, cuando volvimos a casa después de una agradable cena, Ana seguía muy animada, cuando nos metimos en la cama ya nos estábamos besando y parecía que íbamos a iniciar nuestra típica rutina, de polvo. Después de las primeras caricias y besos, en los que yo estaba boca arriba y Ana encima de mí, cuando se iba a bajar a chuparme la polla, le dije que se pusiese al revés, es decir para hacer un 69, una práctica que hacíamos de vez en cuando al principio de nuestra relación, pero que no habíamos realizado desde hacía al menos diez años.
Ana se sorprendió, pero pude ver en su cara que le excitaba la idea.

La verdad es que un 69 no es una práctica cómoda para todas las parejas, pero nuestra diferencia de altura, hacia que para nosotros fuese bastante cómoda. Durante el rato que estuvimos así, me centré en lamer su sexo, pero de vez en cuando alargué el recorrido de mis lametazos acercándome a su ano, al hacerlo notaba que Ana se estremecía, así que dado que tenía mis manos en sus nalgas, posicioné un dedo encima de su ano, y ejercí una presión mínima, Ana seguía chupando mi polla y de vez en cuando alternaba con mis huevos. Tuve la seguridad de que le estaba gustando que jugase con su ano, cuando ella acarició el mío.

Después de estar así un rato, Ana se incorporó un poco y se introdujo mi polla en su coño, se quedó sentada encima de mi dándome la espalda. Mientas saltaba sobre mi polla, yo desde atrás agarraba sus pechos y contemplaba su culo rebotar en mi abdomen, mientras, ella por su parte acariciaba mis testículos. Al poco de estar en esa postura, Ana se inclinó hacia delante, supongo que buscaba un ángulo de penetración que le diese mas placer, como ya no llegaba a sus pechos, yo le acariciaba el culo y le di algún cachete, Ana seguía moviéndose cada vez mas rápido, sin duda su orgasmo estaba a punto, en un momento dado acaricie su ano con el dedo gordo e incremente la presión un poco, el dedo entró con más facilidad de lo que me esperaba. Ana lejos de protestar, soltó un gemido y juraría que tuvo un orgasmo, en ese momento.

Ana se dejo caer hacia delante, y paro de moverse, yo me incorporé un poco tire un poco de ella para que se quedase a cuatro patas, me puse detrás y comencé a follarla. Mientras la follaba desde atrás, dejé caer un buen salivazo en su culo, y volví a meterle el dedo gordo, esta vez entró todo. Cada vez bombeaba con fuerza, y me estaba encantando notar en el dedo que tenía dentro de su ano, como mi polla entraba y salía de su coño. Ana, que tenía la cabeza apoyada en el colchón, y cogió una almohada con la que se tapo la cara, estaba jadeando como nunca la había visto en años.

Deje caer mi peso encima de Ana y ella se quedo tumbada en boca abajo, me separe un momento, saque mi polla de su coño y el dedo de su culo, apunté la punta de mi polla a su ano, y ejercí una pequeña presión.

Con cuidado amor, ve despacio – dijo Ana entre jadeos.

Normalmente me hubiese dicho que nada de tocar su culo. Seguí ejerciendo presión y cuando tenía el capullo dentro me quedé parado un segundo, esperando por si Ana me pedía que parase. Como no me dijo nada, y la veía muy excitada, empecé a moverme adelante y atrás muy despacio, estaba tan excitado que ya me quedaba muy poco para correrme. No me lo podía creer, cada vez que le hablaba a Ana de sexo anal, su respuesta era decirme que yo era un cerdo, que el sexo anal le parecía muy sucio, y ahora estaba desvirgado ese culo que tantas veces había soñado penetrar.

Aunque me movía muy despacio y apenas metí la mitad de mi polla en su culo, estaba tan estrecho y me daba tanto morbo la situación, que sentí que me iba a correr, saqué la polla de su culo, y me corrí encima de Ana mientras me pajeaba lentamente. Dos grandes chorretones y varias gotas de semen, cayeron sobre su espalda y culo. Me tumbé a su lado y nos besamos.

Al día siguiente, cuando le saqué el tema, Ana, aunque no me negaba que había disfrutado, me decía que nos habíamos pasado de guarros, que si el vino de la cena se nos había subido más de la cuenta, etc. Vamos, que seguía sin querer abrirse a nuevas prácticas.
 
Magnífico relato, enhorabuena. Me está encantando como se va desarrollando todo, ojalá pudiese haber mas periodicidad del mismo.
 
Vas muy bien Pajiman, me he puesto al día de una, ha resultado muy motivante.

Una evolución que va generando gran morbo, expectante a ver hasta donde será capaz de llegar Ana.:banana1:
 
En la oficina todo iba bastante bien, poco a poco me iba acostumbrado a mi nuevo puesto, como responsable de la oficina, mis funciones implicaban menos trabajos como auditor y más trabajos relacionados con la gestión y la dirección de la oficina, lo cual no me desagradaba, ya que no soy una persona que aspire a una rutina inamovible, me estaba gustando adquirir nuevas funciones y responsabilidades.

Mi empresa, estaba implantada a nivel nacional, y en la misma recientemente había entrado capital de una empresa multinacional, lo que derivaba en que estábamos en proceso de expansión. Con el fin de que los directores de oficina nos pusiésemos al día de todos los cambios, fui convocado a unas jornadas de formación interna. Entre las distintas formaciones y charlas, una era de recursos humanos, al leer el mail en el que me enviaban la programación de las jornadas, me quedé petrificado “Manejo de los recursos humanos: reclutamiento y selección de personal” ponente Raquel García.

En mi cabeza Raquel se había quedado como un recuerdo confuso, como si hubiese sido todo un sueño, no había vuelto a hablar con ella, ni a saber de ella. La idea de reencontrarme con ella me ponía realmente nervioso. Con Ana todo iba bien, mi aventura con Raquel no había traído consecuencias negativas a nuestra relación, más bien todo lo contrario, nuestra vida sexual se había vuelto más intensa. Por un lado, prefería no volver a ver a Raquel, las cosas estaban bien como estaban en ese momento y no quería complicaciones.

Después de leer el mail, me quedé toda la tarde reviviendo lo vivido con Raquel el Valencia, había pasado tres meses, que parecían más bien tres años, durante toda la tarde vinieron a mi mente imágenes de lo sucedido, la imagen de Raquel desnuda masturbándose frente a mí, sus pechos manchados con mi corrida, me pasé la tarde en un estado entre nervios y excitación.

Cuando llegué a casa, me encontré a Ana haciendo la cena en la cocina. Se había duchado y estaba en pijama, la fui a saludar, me puse detrás de ella que estaba cortando unas verduras y la besé abrazándola por detrás, llevaba varias horas de calentón desde que supe que iba a volver a ver a Raquel, así que introduje mis manos por debajo de la parte de arriba de su pijama, y me quedé detrás de ella acariciando sus pechos.

  • ¿Qué haces? ¿te has vuelto loco?
  • La que me vuelve loco eres tú.
Dije pegando aún más mi cuerpo al suyo, y bajado una mano para introducirla bajo su pantalón buscando acariciar su coño. Ana giró su cabeza buscando mi boca, y nuestras lenguas se encontraron mientras yo introducía un dedo en su coño.

No seas bruto.

Le baje el pantalón y las bragas de golpe, le pedí que separase las piernas, y poniéndome de rodillas en el suelo de la cocina, comencé a lamer su coño desde atrás, Ana se inclinó hacia delante y se dejó hacer. Al cabo de un rato, me levanté, me bajé un poco los pantalones y calzoncillos y comencé a follarla desde atrás. La imagen era de lo más peculiar, Ana desnuda de cintura para abajo apoyada en la encimera con el culo hacia atrás, mientras yo aun con el abrigo puesto, los pantalones bajados a la altura de la rodilla la agarraban por las caderas, y bombeaba como un loco. No tarde mucho en correrme dentro de ella, Ana a pesar de que era de orgasmo fácil, se quedó a medias. Cuando nos separamos, una gran gota de semen cayó en el suelo de la cocina.

  • ¿Qué te ha pasado? Mira cómo se ha puesto todo. - Me pregunto Ana.
  • No sé, al verte me excité – mentí
  • Pues ya te vale, mira como lo has puesto todo, y mira que pinta tienes con los pantalones bajados y el abrigo puesto.
Dicho esto, se fue al baño. Me sentí un poco mal, la había utilizado para quitarme el calentón de encima y la había dejado a medias.

Cenamos y como siempre nos fuimos a ver un capítulo en Netflix al sofá, Ana estaba recostada sobre mí con un brazo encima mío, según avanzaba el capítulo, ¡Ana fue bajando la mano hasta comenzar a acariciar mi polla por encima del pantalón! Esto si que era inusual, Ana nunca tomaba la iniciativa.

  • ¿Qué haces?
  • ¿A ti que te parece?
  • ¿Tienes ganas de más?
  • ¡Hombre! Antes me dejaste a medias
A esas alturas mi polla ya estaba fuera del pantalón y Ana se inclinaba para chupármela y acabar de ponerla a punto.

¿Nos vamos a la habitación?

Le pregunté puesto que nuestro salón tiene una cristalera a través de la cual nos pueden ver desde otros edificios. Algo que Ana siempre tenía en mente.

Da igual, no creo que a estas horas nos vea nadie.

Esto si que era Nuevo, la siempre pudorosa Ana estaba tan encendida que le de daba igual que algún vecino nos pudiese ver.

Se levanto y se desnudo de cintura para abajo, yo hice lo mismo. Me pidió que me tumbase a lo largo del sofá, y se puso encima mía en posición de 69, empecé a lamer su coño y noté que estaba inusualmente empapada, al momento me di cuenta de que me había corrido dentro apenas una hora antes, todavía había restos de mi corrida. Mientras, ella me comía la polla con todas sus ganas, y estoy seguro que el sabor de mi corrida anterior estaba bien presente.

Al rato se levantó y se puso encima mía a cabalgarme, estaba desatada, se corrió en poco tiempo, cuando se cansó, se puso a cuatro patas y estuve bombeando desde atrás, pero como me había corrido una hora antes, me estaba costando volver a correrme y cuando ya no podía mas me salí, Ana se dio la vuelta y se quedo tumbada a lo largo del sofá, yo me puse con una pierna a cada lado encima de su barriga y comencé a pajearme. Ana me miraba con cara de morbo.

Cuando me corrí, el semen no era muy espeso, el primer chorro le salpicó la cara, aunque le dio tiempo a girarla, los siguientes salpicaron su pecho. Me incline sobre ella, y recogí parte de la corrida que manchaba su cara con mi lengua, y acto seguido la bese, Ana me recibió abriendo su boca, cuando nuestras lenguas se encontraron jugaron con el semen. Estaba tan seguro que esto nos había dado muchísimo morbo a los dos, que volví a lamer semen de su cuerpo, esta vez de su pecho, y nos volvimos a comer la boca mientras nuestras lenguas jugaban con mi corrida.

Cuando la excitación fue bajando Ana se dio cuenta, de que algún vecino podía haber disfrutado de un buen espectáculo y me dijo de irnos a la darnos una ducha y para la cama.

Seguía teniendo los pudores de siempre, pero ahora veía que cuando estaba excitada, los dejaba a un lado, al menos temporalmente.

Tres días después me despedía de Ana para irme a Madrid…
 
Que maravilla ver como su mujer va cambiando poco a poco y descubriendo un nuevo mundo
 
Para las jornadas de formación interna de la empresa, la dirección nacional, había organizado todo como si de un congreso se tratase, estábamos todos en un hotel cerca de la estación de Atocha, dado que casi todos viajamos en tren. En total la empresa tenía ocho delegaciones mas las oficinas de Madrid, con lo que las diferentes charlas se organizaban en una sala con un aforo para unas veinte personas en la que estábamos perfectamente holgados. También habían alquilado un despacho, en el que algún responsable de sección podía convocar a algún director de oficina a fin de comentar alguna particularidad concreta de su oficia.

Las charlas eran por la mañana, luego comíamos todos juntos y por la tarde o libre, o acudías a reunión si te habían convocado.

Como no, yo estaba convocado por recursos humanos, es decir por Raquel, acudí a la cita nervioso por ver a Raquel y por saber que motivo había usado para justificar nuestra reunión.

Cuando me dirigía a nuestra reunión la encontré hablando con unos compañeros en el hall del hotel, estaba como la recordaba, muy atractiva, con una falda negra y una blusa blanca, un aspecto sobrio y profesional, pero que escondía para nada su atractivo.

Me saludo muy cordial pero profesional, dándome la mano

  • Hola Jorge, me alegro de verte ¿Qué tal todo?
  • Muy bien, yo también me alegro
  • Pues vamos al despacho y te comento
La seguí hasta la pequeña sala que el hotel había habilitado a modo de despacho, al entrar al mismo, no pude evitar fijarme en su culo y recordar como me lo había follado en su apartamento, nada mas me vino esa imagen a la cabeza, comencé a sentir que mi polla se ponía morcillona.

  • Pues te he convocado porque me comunican que os ha subido bastante la carga de trabajo, y tenéis que incorporar al menos un auditor. Lamentablemente desde la dirección general creen que fichar auditores senior sale muy caro, así que quieren implantar un programa para coger recién licenciados y formarlos. La idea es coger a dos y cada cuatro meses evaluar su evolución, y si superan el primer año pasan a formar parte de la empresa.
  • Por un lado, lo veo genial, si se forman con nosotros interiorizan mejor nuestros métodos de trabajo, lo malo es que soy bastante malo seleccionando y evaluando.
  • No te preocupes por eso, para eso estoy yo.
  • A pues perfecto, porque a mi a priori todo el mundo me parece bien, y luego me llevo cada chasco…
  • Pues nada, yo te hago una preselección y si es necesario participo en evaluaciones. Puedo hacerles entrevistas por videoconferencia y si no lo tenemos claro me desplazo a tu oficina.
Esto último ya me puso nervioso, la idea de Raquel en mi ciudad, no me hacia sentir nada cómodo, tenía la sensación de que si Ana conocía a Raquel y sabía que había trabajado con ella en Valencia, enseguida notaría que algo había sucedido.

  • No creo que lleguemos al extremo de que te tengas que cruzar España para ayudarme.
  • ¿Qué pasa? ¿no me quieres cerca?
  • Ja, ja que no es eso, es que me sabría mal que te tengas que desplazar por mi culpa.
En este momento nuestro tono ya no era tan profesional, sino más bien un flirteo.

  • Pero si me encanta verte, además confiaba poder pasar algún ratito contigo.
  • ¿Lo de ahora no te vale?
  • Ahora es trabajo, y yo soy muy profesional. Estaba pensando en que, ya que estamos en el mismo hotel, podías venir a tomar una copa a mi habitación.
  • ¿Estas loca? Y se entera alguien.
  • Bueno hombre, aquí todos somos mayores, además cada uno es de una ciudad y de la dirección general no hay nadie en el hotel, aquí solo dormimos los de fuera. Además, ya que yo cumplí varias de tus fantasías en Valencia, me gustaría que tu cumplieras una mía…, y bueno de alguien más.
  • ¿Cómo que de alguien más?!!
  • Pues verás, lo mismo que me encontré contigo y tus fantasías, me encontré con otro compañero cuya fantasía era ser un sumiso, ahora soy su ama, y mi fantasía es que vea como me follan.
Al oír eso casi me explota la cabeza, esto si que no me lo esperaba, a mi polla parecía gustarle la idea, puesto que mi erección era de escándalo. Una de mis fantasías era follar en público, bueno, más bien en un club liberal o algo así. Pero con un único espectador, eso no me lo esperaba. Y menos aun que fuese un tipo que trabajaba en mí misma empresa.

Yo estoy en la 305, te espero a la doce y media, se discreto.

Asentí, nos levantamos y mi erección era mas que evidente. Raquel se acerco a mi y mientras con una mano acarició mi polla por encima del pantalón, se acerco a mi como para besarme. Yo ya la esperaba con la boca entre abierta, pero en vez de eso acerco su boca a mi oreja y me dijo.

No te beso que te dejaría marca de pintalabios, esta noche nos vemos y te ayudo a bajar eso. Procura que nadie note que te he puesto así.

Dicho eso salió del despacho dejándome con un calentón de película.

Después de unas horas de nervios y con un calentón de narices, me dirigía a la habitación 305, eran las doce y media en punto. Tenía claro que era una locura, pero el morbo podía con mi racionalidad.
 
Para las jornadas de formación interna de la empresa, la dirección nacional, había organizado todo como si de un congreso se tratase, estábamos todos en un hotel cerca de la estación de Atocha, dado que casi todos viajamos en tren. En total la empresa tenía ocho delegaciones mas las oficinas de Madrid, con lo que las diferentes charlas se organizaban en una sala con un aforo para unas veinte personas en la que estábamos perfectamente holgados. También habían alquilado un despacho, en el que algún responsable de sección podía convocar a algún director de oficina a fin de comentar alguna particularidad concreta de su oficia.

Las charlas eran por la mañana, luego comíamos todos juntos y por la tarde o libre, o acudías a reunión si te habían convocado.

Como no, yo estaba convocado por recursos humanos, es decir por Raquel, acudí a la cita nervioso por ver a Raquel y por saber que motivo había usado para justificar nuestra reunión.

Cuando me dirigía a nuestra reunión la encontré hablando con unos compañeros en el hall del hotel, estaba como la recordaba, muy atractiva, con una falda negra y una blusa blanca, un aspecto sobrio y profesional, pero que escondía para nada su atractivo.

Me saludo muy cordial pero profesional, dándome la mano

  • Hola Jorge, me alegro de verte ¿Qué tal todo?
  • Muy bien, yo también me alegro
  • Pues vamos al despacho y te comento
La seguí hasta la pequeña sala que el hotel había habilitado a modo de despacho, al entrar al mismo, no pude evitar fijarme en su culo y recordar como me lo había follado en su apartamento, nada mas me vino esa imagen a la cabeza, comencé a sentir que mi polla se ponía morcillona.

  • Pues te he convocado porque me comunican que os ha subido bastante la carga de trabajo, y tenéis que incorporar al menos un auditor. Lamentablemente desde la dirección general creen que fichar auditores senior sale muy caro, así que quieren implantar un programa para coger recién licenciados y formarlos. La idea es coger a dos y cada cuatro meses evaluar su evolución, y si superan el primer año pasan a formar parte de la empresa.
  • Por un lado, lo veo genial, si se forman con nosotros interiorizan mejor nuestros métodos de trabajo, lo malo es que soy bastante malo seleccionando y evaluando.
  • No te preocupes por eso, para eso estoy yo.
  • A pues perfecto, porque a mi a priori todo el mundo me parece bien, y luego me llevo cada chasco…
  • Pues nada, yo te hago una preselección y si es necesario participo en evaluaciones. Puedo hacerles entrevistas por videoconferencia y si no lo tenemos claro me desplazo a tu oficina.
Esto último ya me puso nervioso, la idea de Raquel en mi ciudad, no me hacia sentir nada cómodo, tenía la sensación de que si Ana conocía a Raquel y sabía que había trabajado con ella en Valencia, enseguida notaría que algo había sucedido.

  • No creo que lleguemos al extremo de que te tengas que cruzar España para ayudarme.
  • ¿Qué pasa? ¿no me quieres cerca?
  • Ja, ja que no es eso, es que me sabría mal que te tengas que desplazar por mi culpa.
En este momento nuestro tono ya no era tan profesional, sino más bien un flirteo.

  • Pero si me encanta verte, además confiaba poder pasar algún ratito contigo.
  • ¿Lo de ahora no te vale?
  • Ahora es trabajo, y yo soy muy profesional. Estaba pensando en que, ya que estamos en el mismo hotel, podías venir a tomar una copa a mi habitación.
  • ¿Estas loca? Y se entera alguien.
  • Bueno hombre, aquí todos somos mayores, además cada uno es de una ciudad y de la dirección general no hay nadie en el hotel, aquí solo dormimos los de fuera. Además, ya que yo cumplí varias de tus fantasías en Valencia, me gustaría que tu cumplieras una mía…, y bueno de alguien más.
  • ¿Cómo que de alguien más?!!
  • Pues verás, lo mismo que me encontré contigo y tus fantasías, me encontré con otro compañero cuya fantasía era ser un sumiso, ahora soy su ama, y mi fantasía es que vea como me follan.
Al oír eso casi me explota la cabeza, esto si que no me lo esperaba, a mi polla parecía gustarle la idea, puesto que mi erección era de escándalo. Una de mis fantasías era follar en público, bueno, más bien en un club liberal o algo así. Pero con un único espectador, eso no me lo esperaba. Y menos aun que fuese un tipo que trabajaba en mí misma empresa.

Yo estoy en la 305, te espero a la doce y media, se discreto.

Asentí, nos levantamos y mi erección era mas que evidente. Raquel se acerco a mi y mientras con una mano acarició mi polla por encima del pantalón, se acerco a mi como para besarme. Yo ya la esperaba con la boca entre abierta, pero en vez de eso acerco su boca a mi oreja y me dijo.

No te beso que te dejaría marca de pintalabios, esta noche nos vemos y te ayudo a bajar eso. Procura que nadie note que te he puesto así.

Dicho eso salió del despacho dejándome con un calentón de película.

Después de unas horas de nervios y con un calentón de narices, me dirigía a la habitación 305, eran las doce y media en punto. Tenía claro que era una locura, pero el morbo podía con mi racionalidad.
Raquel es una mujer con las ideas claras … sabe lo que quiere y va a por ello sin miramientos
 
Cuando estaba frente a la puerta de la 305 mi corazón estaba a mil por hora, el morbo me había llevado hasta allí, pero esa habitación estaba cerca de las escaleras, si de repente aparecía algún compañero no sé cómo iba a justificar mi presencia a esas horas frente a esa puerta. No era mi planta, además si alguno estaba en esa planta, seguro que sabia que era la habitación de Raquel, era una mujer que no le pasaba desapercibida a nadie.

Llamé con los nudillos intentando no hacer mucho ruido, los segundos que pasaron hasta que Raquel me abrió la puerta se me hicieron eternos. Cuando Raquel abrió, no hizo falta que me invitase a pasar, prácticamente me colé dentro en mi afán de que nadie me viese.

Raquel llevaba puesto un camisón de encaje, eran tan transparente que se veían sus pechos perfectamente, también se transparentaba el tanga. Como recibimiento puso sus manos a cada lado de mi cara sujetándome y me dio un beso en el que nuestras lenguas jugaron un buen rato, automáticamente mis manos fueron a su culo y empezaron a magrear ese culo increíble, vestida podía parecer que le sobraban unos kilos, pero en tanga era un espectáculo, era redondo y durito, se notaba que estaba trabajado en el gimnasio. Con mis manos amasaba sus nalgas atrayéndola contra mi cuerpo mientras nuestras lenguas se entrelazaban.

Al cabo de un minuto Raquel separo su poca de la mía, y apartándose un poco de mi dijo

Tranquilo, tenemos tiempo, vamos a tomar una copa y os presento.

En eso momento reparé en que en una butaca junto a la cama había un hombre observándonos con una copa en la mano. No lo conocía mucho, lo había visto por el hotel y en las formaciones, pero no habíamos hablado más allá de la típica auto presentación que habíamos tenido que hacer en la primera formación de la mañana, lo único que me había llamado la atención de su presentación, es que había mencionado que trabajaba en la oficina de Valencia, al oír esto pensé en Raquel, pero no los había relacionado.

  • Os presento, este es Jorge, y él es Pablo. Aunque supongo que ya os conocéis.
  • Si, nos hemos visto esta mañana, aunque no nos conocíamos – respondí.
  • Bueno, pues como te dije antes, Pablo es mi sumiso, y tanto el como yo, estamos deseando que me folles. Si tú quieres Pablo puede participar en algún momento, si no nada. Incluso si no te sientes cómodo, le pido que se vaya, ya te ha visto, y sabe que me vas a follar, creo que disfrutaría mas viéndolo, pero desde luego yo hoy no me quedo sin follar, si te corta el rollo se va y punto.
La verdad es que, en un primer momento al verme allí con Pablo, mi morbo se había evaporado, pero esa forma de hablar de Raquel y lo sexi que estaba en camisón me podía. Pablo estaba callado, tenía una copa en la mano y dejaba que Raquel llevase la voz cantante, estaba claro que el rol de sumiso lo tenía bien asumido. Ante un pequeño silencio incomodo que se formó, Raquel tomo la iniciativa.

Pablo, vas a ir al baño para que Jorge y yo tengamos 15 minutos de intimidad, cuando salgas del baño lo harás desnudo, te sentarás en esa butaca a contemplar el espectáculo y si decidido que participes ya te lo haré saber.

Pablo obedeció sin rechistar, yo me había sentado en la cama y estaba a cuadros, bastante desbordado por la situación.

Tranquilo Jorge, vas a ver como todos disfrutamos hoy. Cada uno a su manera ja ja. Preparo unas copas y hablamos un rato. Por Pablo ni te preocupes, si no te apetece que salga, le digo que se quede ahí hasta que te vayas.

Mientras decía eso preparó dos copas del mini bar, se sentó a mi lado, brindamos y acto seguido me beso, mientras acariciaba mi entrepierna por encima del pantalón. Mi polla comenzó a crecer.
  • Veo que te animas. Sabía que no me fallarías. El día que estuviste en mi casa fue una follada memorable, no sabes las ganas que tengo de volver a follar contigo.
  • Bueno, tampoco creo que hayas estado a dos velas, ¿Pablo no te folla?
  • Lo de Pablo es otra cosa, lo que le gusta es que lo humille. Como mucho le dejo que me coma el coño, pero no que me folle. La primera vez que estuve con el me folló y me dejo a medias, la tiene bastante pequeña y se corre enseguida. Me cabreó bastante, la verdad, odio que me dejen sin mi orgasmo. Cuando le dije que me había dejado a medias, estaba como avergonzado, le dije que al menos podía comerme el coño hasta que tuviese un orgasmo, y se lo comió sin rechistar, con toda su corrida dentro. Fue así como descubrí que lo que le iba era la sumisión, cuanto mas le decía que me comiese el coño que con su polla pequeña me había dejado a medias, más se excitaba.
  • Veo que te encanta tener un sumiso.
  • Esta bien, pero prefiero que me follen como dios manda.
A estas alturas de la conversación, Raquel ya me había desabrochado los pantalones y mi polla estaba fuera, mientras Raquel la pajeaba lentamente. Era algo que me encantaba de Raquel, la forma en la que llevaba la iniciativa. Yo por mi parte acariciaba sus muslos. Decidí tomar algo la iniciativa.
  • Voy a desnudarme y a ponerme en la cama sentado, cuando tu sumiso salga del baño, quiero que te encuentre comiéndome la polla.
  • Sabía que te iba a encantar este juego.
Me recosté sobre la cama y abrí las piernas, Raque se arrodillo entre mis piernas u se agacho a comerme la polla, empezó despacio, lamiendo el glande poco a poco. Yo por mi parte alargué mi brazo y sobando sus pechos tiré de su escote hacia abajo para liberar sus pechos los cuales colgaban y se movían al ritmo de los movimientos de sube y baja que comenzaba a hacer Raquel al introducirse mi polla en su boca. Me encantaba como mamaba, Ana apenas se metía mi glande en su boca, Raquel era una autentica tragasables, se metía más de la mitad de mi polla en su boca. No me consideró un superdotado, pero cuando era adolescente alguna vez me la había medido, y empalmada mi polla son unos 19 cm, suficientes como para que no esté al alcance de cualquiera tragársela entera.

Cerré los ojos un rato y me centré en disfrutar la deliciosa mamada que Raquel me estaba dado, cuando los abrí vi en el pasillo que venía del baño a Pablo, nos miraba con cara de morbo, su polla empalmada apuntaba hacia nosotros. Era muy delgado, y Raquel tenía razón, su polla se veía bastante pequeña, dudo que midiese más de 10 cm, si encima no duraba mucho, estaba claro que con Pablo, Raquel no tenía no para empezar.

No sabía si Raquel se había dado cuenta de que Pablo ya había salido del baño, así que decidí hacérselo notar y de paso, seguir con un rol dominante. Así que agarre del pelo a Raquel, y atraje su cara hacía mí, la bese de la forma mas cerda que pude, para que Pablos viese nuestras lenguas jugar. Seguro que disfrutaba con la visión, Raquel a cuatro patas con sus grandes pechos colgando por fuera del camisón. Yo tumbado, con mi polla brillando por lo bien ensalivada que me la había dejado Raquel. Después de comerle un poco la boca a Raquel, mientras mantenía mi mano, agarrando su pelo la separé de mi cara y le dije:

Mira, ya está aquí nuestro mirón.

Raquel al ver a Pablo se incorporó, se puso de pie a los pies de la cama, frente a mi y le dijo a Pablo.

Esclavo, ven aquí, ayúdame a desnudarme para que veas como me folla un hombre con una polla de verdad.

Pablo bajo las asas del camisón de Raquel y tiró de este hasta dejarla en tanga. Acto seguido le bajo el tanga. Ahora Raquel estaba desnuda frente a mí.

Ahora esclavo quédate aquí y espera por si te vuelvo a necesitar, ni se te ocurra tocarte la polla.

Dicho esto, Raquel se subió a la cama y vino gateando hacia mí. La visión era brutal, su cara de vicio, sus enormes pechos colgando y tambaleándose… Cuando su cara paso a la altura de mi polla le dio un lametón mirando hacia Pablo, luego subió un poco más, y se la metió entre sus pechos y me pajeo un rato con ella. Todo esto me volvía loco, estando solos ya me habría corrido, pero lo cierto es que la presencia de Pablo me cortaba un poco, pero me di cuenta que podía aprovechar esta circunstancia, si veía que me iba a correr, en vez de a Raquel miraba a Pablo y eso me bajaba un poco la excitación.

Por un lado, me daba morbo tener un mirón, pero para ser sincero Pablo me cortaba un poco el rollo. Yo mido un 185, me sobra algún kilo, pero gracias a que voy regularmente al gimnasio, tengo una espalda ancha y brazos y piernas fuertes. A mi lado Pablo con su 170 de estatura, su cuerpo delgado y su pequeña polla, se veía como un adolescente. No sé, creo que una mujer como Raquel se merecía ser follada entre dos hombres, y creo que si Pablo fuese otro tipo de tío me apetecería que nos follásemos a Raquel a la vez, pero no era el caso.

Raque se puso encima de mí y comenzó a cabalgarme, ella si que estaba excitada, mientras me follaba, yo le agarraba y chupaba las tetas era una gozada, por momentos me olvidaba de la presencia de Pablo, pero si sentía que me iba a correr coma le echaba una miradita, y mi excitación bajaba. Gracias a Pablo le iba a pegar a Raquel una follada de escándalo, podía aguantar lo que quisiera.

Raquel se corrió cabalgándome. Cuando vi que bajaba el ritmo, le dije que me cambiase. Se salió e iba a tumbarse en la cama cuando le dije.

Ponte a cuatro patas, mirando hacia Pablo, quiero que veas como disfruta viendo cómo te follo.

Nos pusimos de frente a Pablo, que se había sentado en la butaca a ver el espectáculo. Nosotros encima de la cama, Raquel a cuatro patas mirándole y yo por detrás follándomela mientras veía a Pablo disfrutar del espectáculo. Me parecía increíble que disfrutase de ver como me follaba a esa diosa, para mí lo increíble era follarla, pero si quería espectáculo se lo iba a dar.

Poco a poco, mientras la follaba, comencé a trabajar su ojete con mi dedo gordo, pensaba follarle el culo delante de Pablo. A Raquel pareció gustarle la idea.

Si, dilátame el culo, quiero que Pablo vea como me llenas el culo de semen. Si Pablo se porta bien dejare que me limpie tu corrida de mi culo con la lengua.

Puff, esa forma tan soez de hablar de Raquel me puso a mil. Deje caer un buen salivazo en su culo, dejé de follarla por el coño, y apunte a su culo. Mi polla entró con mucha facilidad, estaba empapada de flujo de Raquel, además se notaba que el iba anal, no estaba muy cerrada.

Venga fóllame el culo, que Pablo vea como me lo rompes – exclamo Raquel mientras se clavaba mi polla echando la cadera hacia atrás.

En ese momento me olvidé de todo y comencé a bombear con toda mi alma, era una gozada. Por un momento miré hacia Pablo, y vi que se estaba pajeando, lo hacia despacio, pero se le veía muy excitado. Raquel también lo vio.

Esclavo, no te he dado permiso para pajearte, ni se te ocurra seguir o tendré que castigarte.

Pero era demasiado tarde, no se si fue la amenaza de Raquel o qué, pero de la polla de Pablo salieron dos chorros de semen. Esto encendió a Raquel que se puso a jadear como una loca, y la verdad es que a mí también me puso a tono la situación y acabe descargando en el culo de Raquel.

Me dejé caer en la cama, Raquel se tumbó a mi lado, me beso, y hablando bajito a mi oído me dijo.

  • ¿Le dejo que me limpie el culo con la lengua o lo humillo un poco más?
  • Como quieras, eso es entre vosotros.
  • Esclavo, me has desobedecido, mereces un castigo. Túmbate en el suelo, encima de tu corrida.
Pablo obedeció, Raquel se levantó y se puso de pie, con un pie a cada lado de la cara de Pablo, poco a poco mi semen se iba escurriendo saliendo por el culo de Raquel, goteando en la cara de Pablo.

No te dejo que me lo limpies con la lengua porque no te lo mereces. Abre la boca.

Mientras tanto se movía tratando que las gotas que caían lo hiciesen dentro de la boca de Pablo. La escena me daba un morbo terrible, me estaba excitando de nuevo.

Cuando dejo de caer semen del culo de Raquel, Pablo estaba echo un cuadro, tenia gotas de mi semen por toda su cara, Raquel lo envió al baño a limpiarse.

Vete al baño a limpiarte, y espera un rato, quiero hablar con Jorge.

Pablo se fue al baño, Raquel se tumbo a mi lado, nos besamos, y mientras con una mano acariciaba mi cuerpo me dijo y viendo mi polla morcillona, me dijo.

  • Espero que vuelvas a follar, pero como tu polla esta de mi culo, quiero que Pablo te la chupe hasta dejártela bien limpia antes de que me la vuelvas a meter.
  • Uff Raquel, eso no me apetece nada, creo que me cortaría el rollo…
  • No te preocupes, confía en mí, una boca es una boca, y se de buena fe que Pablo es un buen mamador.
  • No sé yo…
  • Tu confía en mí y disfruta.
Dicho esto, se colocó encima mía y comenzamos a comernos la boca, al poco se echó hacia delante para que le comiese los pechos, yo ya volvía a estar a tono, después de un rato se sentó literalmente en mi cara para que le comiese el coño.

Colocó las piernas a los lados de mi cabeza y me dejo atrapado, yo me centré en lamer su clítoris, que estaba hinchadísimo. Raquel movía sus caderas follando mi cara. De repente, noté un calor húmedo en mi polla, ¡Pablo me la estaba chupando! Aunque en un primer momento me dio un poco de bajón, la verdad es que lo hacía de lujo, intentaba dejarme llevar, pero saber que era Pablo el que me chupaba la polla, me daba cierto bajón. Con mis manos amasaba los pechos de Raquel, con mi boca saboreaba su coño empapado.

Supongo que esta situación le dio un morbo especial a Raquel, se corrió en mi cara, inundando mi boca con sus flujos. Se bajo a comerme la boca, mientras Pablo seguía a lo suyo, le dije a Raquel que quería follarla un poco más, le hizo un gesto a Pablo para que se retirase y se subió encima de mí, su coño estaba tan empapado que apenas notaba nada en mi polla, el espectáculo de sus tetas moviéndose me encantaba, pero iba a tardar en correrme.

Al cabo de un rato Raquel se inclinó hacia mí, después de un beso con legua bien cerdo, me dijo con una cara de vicio que nunca olvidaré:

  • Ahora vas a cumplir una fantasía que tengo desde que tengo esclavo. Ponte de pie.
  • Pablo, tú de rodillas delante de Jorge.
La escena era la siguiente, yo de pie, Raquel se situó detrás de mí y comenzó a pajearme, mientras Pablo estaba de rodillas delante de mí, esperando a recibir una lluvia de semen. Como dije a mi Pablo mas bien me cortaba el rollo, pero tenía a Raquel detrás de mí pajeándome, notaba sus pechos en mi espalda, ella lamia mi oreja y me susurraba unas cerdadas brutales “quiero que bañes en semen a este desgraciado” y cosas por el estilo.

Cerré los ojos, me olvidé de que Pablo estaba ahí, y cuando con la mano que tenía libre, Raquel empezó a jugar con mi ano, ya me puse a mil, Raquel lo notó, aumentó el ritmo de la paja mientras con el dedo índice dentro de mi ano, masajeaba mi próstata. Se podría decir que me ordeño literalmente, me corrí a lo bestia mientras me daban unos espasmos. Ni que decir tiene que dejé a Pablo perdido.

  • ¿Quieres que Pablo te limpie la polla con su boca? – me preguntó Raquel
  • Prefiero que lo hagas tu.
  • Está bien. Pablo, tu vete al baño y date una ducha, ni se te ocurra pajearte en mi baño.
Pablo se fue al baño, me senté en la cama, Raquel se arrodillo entre mis piernas y lamio los restos de semen que había en la punta de mi polla, la atraje hacia mí, nos dimos un beso en el que pude saborear el sabor de mi polla y semen de su boca (algo que me encanta). Acto seguido me fui, eran ya las cuatro de la mañana, solo tenía tres horas para dormir.

Al día siguiente coincidí con Pablo en las formaciones internas de la empresa nos saludamos sin más, y no nos sentamos cerca. Raquel dio su formación, no nos trató distinto al resto, supongo que a los tres nos gusta ser discretos. Eso me tranquilizó, ese día al despertar y recordar la noche anterior me puse algo nervioso, si esa “noche loca” transcendía iba a afectar a mi vida personal y profesional, al ver la discreción de Raquel y Pablo, me di cuenta de que ellos estaban igual.
 
Cuando estaba frente a la puerta de la 305 mi corazón estaba a mil por hora, el morbo me había llevado hasta allí, pero esa habitación estaba cerca de las escaleras, si de repente aparecía algún compañero no sé cómo iba a justificar mi presencia a esas horas frente a esa puerta. No era mi planta, además si alguno estaba en esa planta, seguro que sabia que era la habitación de Raquel, era una mujer que no le pasaba desapercibida a nadie.

Llamé con los nudillos intentando no hacer mucho ruido, los segundos que pasaron hasta que Raquel me abrió la puerta se me hicieron eternos. Cuando Raquel abrió, no hizo falta que me invitase a pasar, prácticamente me colé dentro en mi afán de que nadie me viese.

Raquel llevaba puesto un camisón de encaje, eran tan transparente que se veían sus pechos perfectamente, también se transparentaba el tanga. Como recibimiento puso sus manos a cada lado de mi cara sujetándome y me dio un beso en el que nuestras lenguas jugaron un buen rato, automáticamente mis manos fueron a su culo y empezaron a magrear ese culo increíble, vestida podía parecer que le sobraban unos kilos, pero en tanga era un espectáculo, era redondo y durito, se notaba que estaba trabajado en el gimnasio. Con mis manos amasaba sus nalgas atrayéndola contra mi cuerpo mientras nuestras lenguas se entrelazaban.

Al cabo de un minuto Raquel separo su poca de la mía, y apartándose un poco de mi dijo

Tranquilo, tenemos tiempo, vamos a tomar una copa y os presento.

En eso momento reparé en que en una butaca junto a la cama había un hombre observándonos con una copa en la mano. No lo conocía mucho, lo había visto por el hotel y en las formaciones, pero no habíamos hablado más allá de la típica auto presentación que habíamos tenido que hacer en la primera formación de la mañana, lo único que me había llamado la atención de su presentación, es que había mencionado que trabajaba en la oficina de Valencia, al oír esto pensé en Raquel, pero no los había relacionado.

  • Os presento, este es Jorge, y él es Pablo. Aunque supongo que ya os conocéis.
  • Si, nos hemos visto esta mañana, aunque no nos conocíamos – respondí.
  • Bueno, pues como te dije antes, Pablo es mi sumiso, y tanto el como yo, estamos deseando que me folles. Si tú quieres Pablo puede participar en algún momento, si no nada. Incluso si no te sientes cómodo, le pido que se vaya, ya te ha visto, y sabe que me vas a follar, creo que disfrutaría mas viéndolo, pero desde luego yo hoy no me quedo sin follar, si te corta el rollo se va y punto.
La verdad es que, en un primer momento al verme allí con Pablo, mi morbo se había evaporado, pero esa forma de hablar de Raquel y lo sexi que estaba en camisón me podía. Pablo estaba callado, tenía una copa en la mano y dejaba que Raquel llevase la voz cantante, estaba claro que el rol de sumiso lo tenía bien asumido. Ante un pequeño silencio incomodo que se formó, Raquel tomo la iniciativa.

Pablo, vas a ir al baño para que Jorge y yo tengamos 15 minutos de intimidad, cuando salgas del baño lo harás desnudo, te sentarás en esa butaca a contemplar el espectáculo y si decidido que participes ya te lo haré saber.

Pablo obedeció sin rechistar, yo me había sentado en la cama y estaba a cuadros, bastante desbordado por la situación.

Tranquilo Jorge, vas a ver como todos disfrutamos hoy. Cada uno a su manera ja ja. Preparo unas copas y hablamos un rato. Por Pablo ni te preocupes, si no te apetece que salga, le digo que se quede ahí hasta que te vayas.

Mientras decía eso preparó dos copas del mini bar, se sentó a mi lado, brindamos y acto seguido me beso, mientras acariciaba mi entrepierna por encima del pantalón. Mi polla comenzó a crecer.
  • Veo que te animas. Sabía que no me fallarías. El día que estuviste en mi casa fue una follada memorable, no sabes las ganas que tengo de volver a follar contigo.
  • Bueno, tampoco creo que hayas estado a dos velas, ¿Pablo no te folla?
  • Lo de Pablo es otra cosa, lo que le gusta es que lo humille. Como mucho le dejo que me coma el coño, pero no que me folle. La primera vez que estuve con el me folló y me dejo a medias, la tiene bastante pequeña y se corre enseguida. Me cabreó bastante, la verdad, odio que me dejen sin mi orgasmo. Cuando le dije que me había dejado a medias, estaba como avergonzado, le dije que al menos podía comerme el coño hasta que tuviese un orgasmo, y se lo comió sin rechistar, con toda su corrida dentro. Fue así como descubrí que lo que le iba era la sumisión, cuanto mas le decía que me comiese el coño que con su polla pequeña me había dejado a medias, más se excitaba.
  • Veo que te encanta tener un sumiso.
  • Esta bien, pero prefiero que me follen como dios manda.
A estas alturas de la conversación, Raquel ya me había desabrochado los pantalones y mi polla estaba fuera, mientras Raquel la pajeaba lentamente. Era algo que me encantaba de Raquel, la forma en la que llevaba la iniciativa. Yo por mi parte acariciaba sus muslos. Decidí tomar algo la iniciativa.
  • Voy a desnudarme y a ponerme en la cama sentado, cuando tu sumiso salga del baño, quiero que te encuentre comiéndome la polla.
  • Sabía que te iba a encantar este juego.
Me recosté sobre la cama y abrí las piernas, Raque se arrodillo entre mis piernas u se agacho a comerme la polla, empezó despacio, lamiendo el glande poco a poco. Yo por mi parte alargué mi brazo y sobando sus pechos tiré de su escote hacia abajo para liberar sus pechos los cuales colgaban y se movían al ritmo de los movimientos de sube y baja que comenzaba a hacer Raquel al introducirse mi polla en su boca. Me encantaba como mamaba, Ana apenas se metía mi glande en su boca, Raquel era una autentica tragasables, se metía más de la mitad de mi polla en su boca. No me consideró un superdotado, pero cuando era adolescente alguna vez me la había medido, y empalmada mi polla son unos 19 cm, suficientes como para que no esté al alcance de cualquiera tragársela entera.

Cerré los ojos un rato y me centré en disfrutar la deliciosa mamada que Raquel me estaba dado, cuando los abrí vi en el pasillo que venía del baño a Pablo, nos miraba con cara de morbo, su polla empalmada apuntaba hacia nosotros. Era muy delgado, y Raquel tenía razón, su polla se veía bastante pequeña, dudo que midiese más de 10 cm, si encima no duraba mucho, estaba claro que con Pablo, Raquel no tenía no para empezar.

No sabía si Raquel se había dado cuenta de que Pablo ya había salido del baño, así que decidí hacérselo notar y de paso, seguir con un rol dominante. Así que agarre del pelo a Raquel, y atraje su cara hacía mí, la bese de la forma mas cerda que pude, para que Pablos viese nuestras lenguas jugar. Seguro que disfrutaba con la visión, Raquel a cuatro patas con sus grandes pechos colgando por fuera del camisón. Yo tumbado, con mi polla brillando por lo bien ensalivada que me la había dejado Raquel. Después de comerle un poco la boca a Raquel, mientras mantenía mi mano, agarrando su pelo la separé de mi cara y le dije:

Mira, ya está aquí nuestro mirón.

Raquel al ver a Pablo se incorporó, se puso de pie a los pies de la cama, frente a mi y le dijo a Pablo.

Esclavo, ven aquí, ayúdame a desnudarme para que veas como me folla un hombre con una polla de verdad.

Pablo bajo las asas del camisón de Raquel y tiró de este hasta dejarla en tanga. Acto seguido le bajo el tanga. Ahora Raquel estaba desnuda frente a mí.

Ahora esclavo quédate aquí y espera por si te vuelvo a necesitar, ni se te ocurra tocarte la polla.

Dicho esto, Raquel se subió a la cama y vino gateando hacia mí. La visión era brutal, su cara de vicio, sus enormes pechos colgando y tambaleándose… Cuando su cara paso a la altura de mi polla le dio un lametón mirando hacia Pablo, luego subió un poco más, y se la metió entre sus pechos y me pajeo un rato con ella. Todo esto me volvía loco, estando solos ya me habría corrido, pero lo cierto es que la presencia de Pablo me cortaba un poco, pero me di cuenta que podía aprovechar esta circunstancia, si veía que me iba a correr, en vez de a Raquel miraba a Pablo y eso me bajaba un poco la excitación.

Por un lado, me daba morbo tener un mirón, pero para ser sincero Pablo me cortaba un poco el rollo. Yo mido un 185, me sobra algún kilo, pero gracias a que voy regularmente al gimnasio, tengo una espalda ancha y brazos y piernas fuertes. A mi lado Pablo con su 170 de estatura, su cuerpo delgado y su pequeña polla, se veía como un adolescente. No sé, creo que una mujer como Raquel se merecía ser follada entre dos hombres, y creo que si Pablo fuese otro tipo de tío me apetecería que nos follásemos a Raquel a la vez, pero no era el caso.

Raque se puso encima de mí y comenzó a cabalgarme, ella si que estaba excitada, mientras me follaba, yo le agarraba y chupaba las tetas era una gozada, por momentos me olvidaba de la presencia de Pablo, pero si sentía que me iba a correr coma le echaba una miradita, y mi excitación bajaba. Gracias a Pablo le iba a pegar a Raquel una follada de escándalo, podía aguantar lo que quisiera.

Raquel se corrió cabalgándome. Cuando vi que bajaba el ritmo, le dije que me cambiase. Se salió e iba a tumbarse en la cama cuando le dije.

Ponte a cuatro patas, mirando hacia Pablo, quiero que veas como disfruta viendo cómo te follo.

Nos pusimos de frente a Pablo, que se había sentado en la butaca a ver el espectáculo. Nosotros encima de la cama, Raquel a cuatro patas mirándole y yo por detrás follándomela mientras veía a Pablo disfrutar del espectáculo. Me parecía increíble que disfrutase de ver como me follaba a esa diosa, para mí lo increíble era follarla, pero si quería espectáculo se lo iba a dar.

Poco a poco, mientras la follaba, comencé a trabajar su ojete con mi dedo gordo, pensaba follarle el culo delante de Pablo. A Raquel pareció gustarle la idea.

Si, dilátame el culo, quiero que Pablo vea como me llenas el culo de semen. Si Pablo se porta bien dejare que me limpie tu corrida de mi culo con la lengua.

Puff, esa forma tan soez de hablar de Raquel me puso a mil. Deje caer un buen salivazo en su culo, dejé de follarla por el coño, y apunte a su culo. Mi polla entró con mucha facilidad, estaba empapada de flujo de Raquel, además se notaba que el iba anal, no estaba muy cerrada.

Venga fóllame el culo, que Pablo vea como me lo rompes – exclamo Raquel mientras se clavaba mi polla echando la cadera hacia atrás.

En ese momento me olvidé de todo y comencé a bombear con toda mi alma, era una gozada. Por un momento miré hacia Pablo, y vi que se estaba pajeando, lo hacia despacio, pero se le veía muy excitado. Raquel también lo vio.

Esclavo, no te he dado permiso para pajearte, ni se te ocurra seguir o tendré que castigarte.

Pero era demasiado tarde, no se si fue la amenaza de Raquel o qué, pero de la polla de Pablo salieron dos chorros de semen. Esto encendió a Raquel que se puso a jadear como una loca, y la verdad es que a mí también me puso a tono la situación y acabe descargando en el culo de Raquel.

Me dejé caer en la cama, Raquel se tumbó a mi lado, me beso, y hablando bajito a mi oído me dijo.

  • ¿Le dejo que me limpie el culo con la lengua o lo humillo un poco más?
  • Como quieras, eso es entre vosotros.
  • Esclavo, me has desobedecido, mereces un castigo. Túmbate en el suelo, encima de tu corrida.
Pablo obedeció, Raquel se levantó y se puso de pie, con un pie a cada lado de la cara de Pablo, poco a poco mi semen se iba escurriendo saliendo por el culo de Raquel, goteando en la cara de Pablo.

No te dejo que me lo limpies con la lengua porque no te lo mereces. Abre la boca.

Mientras tanto se movía tratando que las gotas que caían lo hiciesen dentro de la boca de Pablo. La escena me daba un morbo terrible, me estaba excitando de nuevo.

Cuando dejo de caer semen del culo de Raquel, Pablo estaba echo un cuadro, tenia gotas de mi semen por toda su cara, Raquel lo envió al baño a limpiarse.

Vete al baño a limpiarte, y espera un rato, quiero hablar con Jorge.

Pablo se fue al baño, Raquel se tumbo a mi lado, nos besamos, y mientras con una mano acariciaba mi cuerpo me dijo y viendo mi polla morcillona, me dijo.

  • Espero que vuelvas a follar, pero como tu polla esta de mi culo, quiero que Pablo te la chupe hasta dejártela bien limpia antes de que me la vuelvas a meter.
  • Uff Raquel, eso no me apetece nada, creo que me cortaría el rollo…
  • No te preocupes, confía en mí, una boca es una boca, y se de buena fe que Pablo es un buen mamador.
  • No sé yo…
  • Tu confía en mí y disfruta.
Dicho esto, se colocó encima mía y comenzamos a comernos la boca, al poco se echó hacia delante para que le comiese los pechos, yo ya volvía a estar a tono, después de un rato se sentó literalmente en mi cara para que le comiese el coño.

Colocó las piernas a los lados de mi cabeza y me dejo atrapado, yo me centré en lamer su clítoris, que estaba hinchadísimo. Raquel movía sus caderas follando mi cara. De repente, noté un calor húmedo en mi polla, ¡Pablo me la estaba chupando! Aunque en un primer momento me dio un poco de bajón, la verdad es que lo hacía de lujo, intentaba dejarme llevar, pero saber que era Pablo el que me chupaba la polla, me daba cierto bajón. Con mis manos amasaba los pechos de Raquel, con mi boca saboreaba su coño empapado.

Supongo que esta situación le dio un morbo especial a Raquel, se corrió en mi cara, inundando mi boca con sus flujos. Se bajo a comerme la boca, mientras Pablo seguía a lo suyo, le dije a Raquel que quería follarla un poco más, le hizo un gesto a Pablo para que se retirase y se subió encima de mí, su coño estaba tan empapado que apenas notaba nada en mi polla, el espectáculo de sus tetas moviéndose me encantaba, pero iba a tardar en correrme.

Al cabo de un rato Raquel se inclinó hacia mí, después de un beso con legua bien cerdo, me dijo con una cara de vicio que nunca olvidaré:

  • Ahora vas a cumplir una fantasía que tengo desde que tengo esclavo. Ponte de pie.
  • Pablo, tú de rodillas delante de Jorge.
La escena era la siguiente, yo de pie, Raquel se situó detrás de mí y comenzó a pajearme, mientras Pablo estaba de rodillas delante de mí, esperando a recibir una lluvia de semen. Como dije a mi Pablo mas bien me cortaba el rollo, pero tenía a Raquel detrás de mí pajeándome, notaba sus pechos en mi espalda, ella lamia mi oreja y me susurraba unas cerdadas brutales “quiero que bañes en semen a este desgraciado” y cosas por el estilo.

Cerré los ojos, me olvidé de que Pablo estaba ahí, y cuando con la mano que tenía libre, Raquel empezó a jugar con mi ano, ya me puse a mil, Raquel lo notó, aumentó el ritmo de la paja mientras con el dedo índice dentro de mi ano, masajeaba mi próstata. Se podría decir que me ordeño literalmente, me corrí a lo bestia mientras me daban unos espasmos. Ni que decir tiene que dejé a Pablo perdido.

  • ¿Quieres que Pablo te limpie la polla con su boca? – me preguntó Raquel
  • Prefiero que lo hagas tu.
  • Está bien. Pablo, tu vete al baño y date una ducha, ni se te ocurra pajearte en mi baño.
Pablo se fue al baño, me senté en la cama, Raquel se arrodillo entre mis piernas y lamio los restos de semen que había en la punta de mi polla, la atraje hacia mí, nos dimos un beso en el que pude saborear el sabor de mi polla y semen de su boca (algo que me encanta). Acto seguido me fui, eran ya las cuatro de la mañana, solo tenía tres horas para dormir.

Al día siguiente coincidí con Pablo en las formaciones internas de la empresa nos saludamos sin más, y no nos sentamos cerca. Raquel dio su formación, no nos trató distinto al resto, supongo que a los tres nos gusta ser discretos. Eso me tranquilizó, ese día al despertar y recordar la noche anterior me puse algo nervioso, si esa “noche loca” transcendía iba a afectar a mi vida personal y profesional, al ver la discreción de Raquel y Pablo, me di cuenta de que ellos estaban igual.
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