Vantheway
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-Gracias Ana por entenderlo -le mentí- Mañana hablamos, y también te quiero.
Colgué y me sentí culpable por no decirle la verdad, pero contento por sentirme con más libertad.
Lo que quedaba de tarde la pasé en el jardín tomando un Beefeater con limón, no podía quitarme de la cabeza lo que había pasado. Sobre las 20:00 horas decidí que cenaría algo en alguno de los bares que estaban abierto en el Paseo Marítimo, si el “Baranda 22” estaba abierto, allí iría. Era un restaurante tipo chiringuito, bastante bien de precio y con mucha calidad, quedaba a no más de 500 metros de mi casa, un pequeño paseo hasta allí. La tarde estaba espectacular, cualquiera diría que era diciembre hasta hacía algo de calor para esas fechas. Así que me preparé y salí dando un paseo hasta el “Baranda 22”. Me llevé una cazadora vaquera por si las moscas, aunque hiciese calor no podía olvidar que estábamos en diciembre.
Llegué sobre las 21:15, el lugar estaba a medio llenar cosa que me extrañó un poco por ser las fechas que eran. Me senté en una mesa para dos, en nada se acercó una camarera con la carta, pedí una copa de Ribera del Duero y elegí algo de carne para cenar. Mientras comía me iba fijando en la gente, había grupos de 3 o 4 hombres, parejas mixtas, parejas del mismo sexo, y conmigo éramos 3 los hombres que estábamos solos. Imaginaba quien de los que estaban allí podrían ser bisexuales. En determinado momento oí que en la cocina había problemas, gritos y caída al suelo de utensilios de cocina… al poco salió la camarera que me había atendido bastante irritada, con la cara roja de rabia y lágrimas en los ojos, se fue directamente hacia salida, con un salto libró los peldaños de entrada y se dirigió a la playa.
Acabé de cenar y pedí la cuenta, todo exquisito y nada de caro. Salí y me fui por el paseo marítimo, dando un paseo. Se oían las olas romper en la orilla, se respiraba el olor a mar, era una noche de las que apenas hay. Decidí meterme por la playa, me quité los zapatos y avancé por la arena hasta llegar a la orilla, caminé mojándome los pies en dirección al Faro de Trafalgar, ya llevaba un rato andando cuando decidí volver, al cabo de andar unos 150 metros, me fijé que en la parte de la arena seca había un bulto, una persona acurrucada, se levantó y se dirigió a mí.
-Perdona, ¿tienes fuego? – me dijo la joven- Mi mechero se ha quedado sin gas.
-No fumo, pero suelo tener algún mechero en la cazadora -saqué un mechero del bolsillo derecho de la cazadora y lo encendí, ella se colocó el cigarro en la boca y la llama iluminó su cara. Era la camarera del “Baranda 22”, tenía los ojos llorosos-
-Gracias, me has salvado la vida -me dijo-
-Perdona que te moleste -le dije- eres la camarera del “Baranda 22”. Me has atendido antes, para la cena.
-Ah sí, ya decía yo que me sonaba tu cara cuando has encendido el mechero -me contestó- Pero soy la “excamarera”. Me han despedido, o me he ido. Ya no lo sé.
-Bueno, tus razones tendrías para irte -le dije son saber que contestarle-
-Y tanto que tengo mis razones -me dijo sentándose en la arena y dando un golpecito en la arena con la palma de la mano, invitándome a que me sentara- Pero voy a denunciarles ya, fíjate la fecha en la que estamos, y aún me deben 3 meses…ya no puedo más.
-¿Ves?, eso es una muy buena razón -le dije- No sabía que les deben dinero a los empleados. No iré más ahí.
-Lo peor de todo es que Juan Carlos, el que tiene alquilado el “Baranda 22” en invierno, me tiene alquilada una habitación ahí mismo, junto al bar -dijo con un deje de preocupación- He recogido mis cosas y le he mandado un WhatsApp diciéndole que dejo la habitación.
Un viento más frío de lo normal, empezó a soplar con fuerza. Me levanté el cuello de la cazadora y ella se subió el cuello de la camisa, aún llevaba el uniforme de camarera.
-Y no tienes donde pasar la noche, ¿verdad? -le pregunté- ¿De dónde eres?
-No, no tengo donde pasar la noche -me respondió- He llamado a una amiga de Úbeda, soy de allí. Pero hasta las doce no sale de trabajar, vendrá mañana por la mañana a por mí.
-Vaya, ¿y sabes dónde vas a dormir esta noche? -me estaba preocupando la situación de aquella mujer-
-Iré al hotel “El pájaro verde” a ver si hay habitaciones -me respondió-
-Bueno, empieza a hacer frío y parece que puede llover y todo -dije mirando al cielo- Era raro el calor que estaba haciendo… Mira puedes hacer una cosa si quieres, vivo cerca de aquí en una casa solo para mí. Si quieres puedes quedarte y ya mañana, más calmada puedes hacer lo que te apetezca, si te quieres quedar o si prefieres irte a Úbeda.
-De acuerdo, pero primero preguntaré en “El pájaro verde” -me dijo cogiendo el móvil para llamar al hotel-
Llamó al hotel mientras el viento arreciaba, la temperatura estaba bajando y unos destellos iluminaban el cielo por Tánger.
-Bien parece ser que hoy no es mí día -me dijo cuando colgó- está completo… Por cierto, si voy a dormir en tu casa, me llamo Lola.
-Bien, soy Álvaro, Álvaro Cárdenas -le dije dándole dos besos en la mejilla- Creo que es el momento oportuno para irnos a casa.
La ayudé a levantarse, cogió su mochila y nos fuimos andando hasta la casa. Antes de coger el camino que llega a la casa comenzó a llover, aligeramos el paso hasta que llegamos a la cancela de entrada al jardín. La lluvia arreciaba y entramos corriendo, al legar a la puerta de la casa abrí como pude. Se había metido un frío tremendo, y encima íbamos chorreando.
-Pasa, pasa sin problema -le dije- Ahora te enseño tu habitación. Y después encenderemos la chimenea.
-Uuuhh, vaya casoplón -dijo Lola- No te preocupes, enciende la chimenea para que esto se vaya caldeando, vaya frío que se ha metido, joder.
-Si quiere ducharte, hazlo. Así entrarás en calor antes -le dije mostrándole el cuarto de baño- Tienes toallas en el mueble que está junto al lavabo, ahí también tienes una manopla para enjabonarte. Yo me ducharé después.
-Voy a hacerte caso -me dijo sin pensárselo- Estoy aterida de frío y necesito entrar en calor. Si no te importa, saco las toallas y me ducho. Nos vemos ahora.
Al poco tiempo salió envuelta en la toalla, fue entonces cuando me fijé en ella. Sus piernas eran largas y torneadas, la toalla le cubría justo por debajo de las nalgas, sus pechos eras normalitos tirando a grandes, se le veía el canalillo. Era una chica bastante guapa. Se vino hasta el salón con la toalla puesta.
-Uy, ya se nota el calorcito aquí -me dijo- ¿Puedo pedirte un favor? ¿Tendrías una camiseta o parte de arriba de un pijama, chándal o lo que sea? No he recordado que tenía mi ropa para lavar y no tengo nada para estar aquí en el salón, para dormir no tengo problema pero para estar aquí no voy a estar en bolas…jejeje
-Claro, no te preocupes. Tengo camisetas, pantalón de pijamas cortos, porque esta casa la uso para el verano más que nada. -le dije sin decirle que tenía ropa de Ana, no sé por qué me lo callé, pero me apetecía verla con ropa mía- Mañana, si quieres, puedes poner la lavadora con la ropa que necesites lavar-
-¡Estupendo! -me dijo ilusionada- no sabes cuánto te lo agradezco Álvaro.
Salí con un pantalón de pijama algo ancho, de color verde, y una camiseta de mangas largas blanca. Le saqué también una camiseta blanca de mangas cortas, por si le apetecía.
Cogió todo y se metió en su habitación. Al cabo de los minutos, salió con el pantalón del pijama puesto, le quedaba bastante ancho, lo llevaba con un par de vueltas, o tres, en la cintura, así le dejaba los muslos a la vista. Se había puesto también la camiseta de mangas largas, se acercó y se sentó en el sofá sobre uno de sus pies. El verla así me excitó bastante, el pantalón se le había subido hasta el final de su pierna y, por lo que pude apreciar, parecía que no llevaba braguitas puestas.
-¿Tú no te cambias? -me dijo- Tienes la ropa mojada…
-Sí, claro -le dije- como buen anfitrión he esperado a que estuvieses cómoda. ¿Te apetece una copa? En el mueble bar hay varias botellas de licor, yo me tomaré un Beefeater con limón, ahora prepararé lo que quieras.
Me coloqué un pantalón gris de chándal, sin ropa interior, y una camiseta. Cuando salí, en el salón se notaba ya el calorcito de la chimenea. Lola estaba sentada en la misma posición que antes, no quería ser muy descarado, pero estaba seguro que no llevaba braguita alguna…y eso me estaba poniendo a mil.
-Bueno, ¿qué te apetece tomar? -le pregunté- O si quieres algo de picar, también te puedo ofrecer algo.
-No, tomaré lo que tú tomes -me respondió- No me apetece comer nada, hoy necesito beber.
-Pues que no se diga más, dos gin lemons en marcha -le dije sonriendo- pondré unos altramuces para picar, me apetece.
-Venga, te ayudo -me dijo levantándose del sofá- De alguna forma he de pagarte el favor que me estás haciendo.
La miré sin querer decirle lo que estaba pensando en ese momento, ya me gustaría que me lo pagara de determinada forma…
-Anda no seas tonta -le contesté- seguro que tú hubieses hecho por mí lo mismo que yo.
-Bueno, no estés tan seguro -me dijo- hoy en día no te puedes fiar mucho de la gente…
-Venga, sentémonos en el sofá -dije para cambiar de tema- Y háblame de ti.
-Pues nada, soy Lola Jaurena, tengo 28 años. Nací en Úbeda, pero como habrás visto por mi apellido, mi familia es del norte, concretamente de Navarra. Tengo pareja digamos que liberal, es decir tengo un follamigo pero está en Jaén. Ya no trabajo, aunque sabías donde lo hacía -me soltó de corrido- ¿Y tú?
-Pues me llamo Álvaro Cárdenas, tengo 35 años, trabajo en un banco, en la sección de Negocios Internacional. He tenido pareja hasta hace bien poco, no sé si lo volveremos a retomar, ahora mismo te diría que no. Esta es mi casa del verano, pero estas Navidades quería pasarlas aquí, o solo o acompañado… -le dije dejándole caer lo último-
-Interesante -dijo girándose más hacia mí con lo que le llegué a ver como se le abría más el pantalón y, de un vistazo, vi que no llevaba braguitas, tenía el coño depilado- Esta noche me apetece beber un poco más de lo normal, solo un poco. Mañana no quiero levantarme con dolor de cabeza ni mal cuerpo.
Seguimos bebiendo y charlando, el tiempo estaba pasando y fuera, la lluvia arreciaba más y el viento era cada más fuerte. Me levanté y eché un tronco más en la chimenea, la polla empezaba a despertar dentro de mi pantalón a pesar que se notaba frío, bastante frío.
-Joder, parece que todo el frío que no hacía ha venido de golpe, encima no tengo edredones para las camas… creo que solo hay una manta -dije preocupado- Échate tú la manta, pero no sé si lograrás abrigarte bien. En mi habitación tengo aire acondicionado con bomba de calor, o cambiamos las habitaciones.
-Bueno, si no te molesta, y para no pasar frío ninguno de los dos, puedo dormir contigo en tu cama, con la manta, el aire acondicionado y el calor que generan nuestros cuerpos -me dijo sin pestañear- ¿Te parece bien?
Lógicamente asentí con la cabeza. Pasamos a la habitación, Lola se metió con la ropa que llevaba, lo que me obligó a hacer lo mismo, sus pezones se marcaban en la camiseta, no sé si sería por el frío…. Las sábanas estaban heladas y Lola se pegó a mí cuerpo como una lapa, enredó sus piernas en las mías e hizo que le pasara un brazo por sus hombres mientras ella reposaba la cabeza en mi pecho.
-Dios, las sábanas están heladas -me dijo medio tiritando- ¿te molesto así?
-No te preocupes -le dije- es verdad que hace frío, bastante frío, y así entraremos antes en calor…
-Jajaja, ya se está empezando a notar el calor dentro, al menos las sábanas no están tan frías -dijo pasando su mano por mi vientre varias veces, como para acariciarme- Qué bien se está contigo así. He de reconocer que eres muy cómodo.
-Jajajaja, eso es porque estás cansada -le dije sin parar de reírme-
-No, que va. No te creas que estoy muy cansada. Lo que sí es que tengo frío, y así tumbada, contigo a mi lado, estoy en la gloria -me dijo moviendo su mano algo más abajo que mi vientre-
Al llevar chándal, empecé a tener calor, las piernas comenzaron a sudarme y eso me estaba poniendo nervioso. No paraba de mover las piernas, intentaba sacar una de debajo de la manta, pero hacía frío aún para dormir con una pierna fuera.
-Vaya, ¿te ocurre algo? -me preguntó- No paras de mover las piernas.
-No, no te preocupes. Es que el chándal es gordito, y empiezan a sudarme las piernas -le contesté-
-Pues quítatelo -me dijo metiendo sus manos por la cinturilla del pantalón para bajarlo, pero lo agarré-
-No llevo ropa interior -le dije de buenas maneras- no quiero que pienses lo que no soy.
-Yo tampoco llevo ropa interior -me dijo acercando su cara a la mía y comenzando a bajar mi pantalón- y piensa lo que quieras, no te pongas nervioso que no pasa nada.
Bajó el pantalón del chándal, pasó sus manos por mi polla y mis huevos, y siguió bajando el pantalón hasta tenerlo en los tobillos. Con los talones saqué los dos pies y saqué el pantalón de la cama.
-Ummm, así mejor. Si quieres te quito la camiseta -me dijo sin esperarlo, metiendo sus manos por debajo y tirando de ella- Deja que te la quite.
La agarré de la cintura y empecé a bajarle el pantalón del pijama que le estaba enorme, ella se lo sacó por abajo. Planté mi mano en su entrepierna, había visto bien, tenía el coño totalmente depilado. Abrió un poco las piernas y metí un dedo en su rajita, estaba mojada. Ella suspiró y me agarró la polla que comenzaba a ponerse dura, pasaba su otra mano por mis huevos, mientras acercaba su boca a la mía.
-Ummm, vaya herramienta tienes -me dijo sin cortarse- y además sin pelos, eso me encanta.
Metí las manos por debajo de su camiseta, sus tetas tenían la medida ideal, levanté la camiseta hasta dejarle las tetas al aire y las admiré, señalaban hacia arriba, eran tetas naturales, se quitó la camiseta. Ahora estábamos los dos completamente desnudos.
Comenzamos a besarnos, su lengua entraba en mi boca, buscando enredarse con la mía y lo conseguía. Sus manos me acariciaban la polla y los huevos, se sentó sobre mis muslos apoyando sus tetas en mi pecho. Seguíamos besándonos mientras ella se intentaba tapar la espalda con la manta. Acercó su coño a mi polla, yo la tenía abrazada por la cintura, me daba cuenta que mi abrazo la abarcaba casi completamente, siguió acercándose hasta que su coño topó con mi polla, abrió la raja y ahí colocó mi nabo, entre los dos labios. Comenzó a masturbarme con el coño, notaba el calor de su coño en mi polla, notaba como se le mojaba, como mis huevos se empapaban de su flujo caliente y viscoso, se movía cada vez más rápida, sus tetas botaban delante de mi cara.
-Uffff, me…me encanta tu…tu polla, Álvaro -me dijo excitada- sabía que la debías… tener así, por cómo se te…ummmmm, se te notaba con el…chándal.
-Ummmmm, no se te ocurra…parar -le dije con la polla muy dura y soltando hilos de líquido preseminal-
-¿Prefieres esto a que estés dentro de mí? -me preguntó agarrándome las pelotas- Porque yo prefiero lo segundo.
Me quedé sorprendido con lo que acababa de oír, ella se montó sobre mi polla y comenzó a galoparme, tenía el coño empapado y caliente. Notaba que mi polla se empapaba de sus jugos dentro de ella. Toqué sus tetas, las agarraba y las estrujaba con algo de delicadeza, se inclinó hacia mí y, estando cerca de mi boca me preguntó:
-¿Qué soy para ti ahora mismo?
-No sé -le respondí-
-Joder Álvaro -me dijo enfadada- lo mejor será que lo dejemos y nos pongamos a dormir.
Se bajó de mi polla y se tumbó junto a mí, mirando hacia la pared. Me quedé helado, no sabía qué coño buscaba, qué quería que le dijera o que le hiciera.
-Mira, creo que lo mejor será que nos olvidemos de esto -le dije- No sé qué es lo que quieres. Y si no lo sé, no te lo puedo dar. Creí que echaríamos un polvo, pero parece que estaba equivocado.
-Déjalo Álvaro, es culpa mía si así te sientes mejor -me dijo-
Aquello me hirvió la sangre, intenté tranquilizarme pero lo que no quería que saliera, acabó saliendo.
-Voy a decirte algo -comencé diciéndole- No sé de quién coño es la culpa, pero sé que no es mía. Esto me pasa por intentar ayudar a alguien que parece que no sabe comportarse con quien le ayuda, y no hablo de sexo.
Lola se giró con cara de cabreo, me miró con rabia en los ojos.
-Mira capullo, no me vengas con tonterías, yo no te pedí ayuda, salió de ti. Te pedí algo de ropa, me la puse sin nada debajo y me di cuenta de cómo me mirabas el coño cuando me senté a conciencia para que lo vieras en su plenitud, vi como se te iba subiendo la polla, incluso llegaste a mojar un poco el pantalón del chándal…y seguía portándome como una puta…
-A lo mejor es que lo eres -le dije-
-¿Qué soy qué? -me preguntó levantando la voz-
-Que eres una puta -ahora fui yo quien levantó la voz- Una puta, una zorra…
Me sorprendió que me agarrase la polla y comenzase a meneármela. Se me puso muy dura de nuevo. Ahora me sentía envalentonado.
-¿Vas a ser mi macho de verdad? -me dijo ya con otro tono de voz-
Pegó su culo a mí, con ambas manos se lo abrí y uno de mis dedos acariciaba las nalgas hasta llegar a su ojal. Comencé a masajearlo en círculos, ella gemía y pegaba más su culo a mí.
-Pero qué buena estás -le dije- ahora sabrás lo que llevo toda la noche pensando en hacerte.
-Ummm, sigue con el dedito donde lo tienes, cabrón -dijo bastante excitada- Ya empieza a hacer calor…
Tiré de sus caderas hacia mí hasta que mi capullo topó con sus nalgas. Retiré el dedo que fue sustituido por mi polla.
-Despacio Álvaro, no han entrado muchas en él -me pidió-
La penetré lentamente mientras acariciaba sus tetas, su reparación se aceleraba. Notaba como su esfínter cedía a la presión de mi capullo, éste se abría paso lentamente hasta que entró por completo. Con sólo el capullo dentro decidí parar, le besaba el cuello mientras mis manos pellizcaban sus pezones que los tenía más duros que antes. Ella inclinaba su cabeza hacia atrás para que mi boca pudiese llegar a todas las zonas de su cuello.
Fui apretando mis caderas para metérsela toda, mi polla cada vez entraba más a la par que sus gemidos se hacían más fuertes. Cuando llegué al fondo, me detuve por un momento para después comenzar con un movimiento de mete y saca lento, notaba como mi polla se iba lubricando, imagino que sería de sus fluidos. Aceleraba el movimiento notando como entraba cada vez con más facilidad, como nuestras respiraciones se entrecortaban, nuestros gemidos se hacían más fuertes… Decidí sacársela, se giró y me miró con los ojos bastante abiertos pidiendo una explicación.
-Ahora mi putita va a comerse lo que tengo entre las piernas -le dije colocándome boca arriba y quitando sábana y manta. El aire acondicionado tenía ya caldeada la habitación, además del calor generado por nosotros- Seguro que sabes comértela bien, ¿a que no es la primera que te comes?
-No, no es la primera que me como, me he comido muchas -me dijo poniéndose de rodillas a mi costado y sujetando mi polla con una mano-
Se metió mi polla en la boca, apretaba los labios contra ella mientras su lengua acariciaba mi frenillo, pasaba la punta de la lengua por él haciéndome sentir cosas que ni imaginaba que se podían hacer con la lengua. Decididamente Ana, mi novia o exnovia, no sabía comérsela, al menos no como lo hacía Lola. Comenzó a mover su cabeza adelante y atrás dejando que mi polla se impregnase de su saliva, mi mano se abrió paso entre sus piernas hasta encontrar su coño, pellizqué con dos dedos sus labios para después dedicarme al clítoris, que lo tenía tremendamente dilatado, cosa que me puso a mil.
-¿Te gusta cómo te la como? -me preguntó- Me encanta tenerla dura en mi boca, lamerte la punta para tomarme todo el precum que produces, y acariciarte los cojones mientras.
-Sí putita, la comes muy bien -le dije muy excitado- Ahora siéntate sobre mi cara, quiero comerte el coñito que tienes, follarte con mi lengua mientras me la sigues comiendo.´
Se sentó sobre mi cara, mientras no soltaba mi polla. Una vez puesta en posición, volvió a meterse mi polla en la boca mientras yo le abrí el coñito con los dedos, dejando a la vista sus labios bien abiertos, la entrada a su vagina y su clítoris, clítoris bastante dilatado ya. Pasé mi lengua por toda su raja, desde la parte inferior hasta llegar a su clítoris. Lo agarré con los labios y lo succionada mientras dos de mis dedos entraban y salían de ella totalmente empapados en sus fluidos, unos fluidos viscosos y calientes. Su respiración se aceleró, sus caderas empezaron a moverse arriba y abajo mientras su polla se dislocaba con mi polla dentro de ella. Estaba a punto de correrse, se sacó su polla de la boca y se incorporó, colocó sus manos en mi pecho.
-¡¡¡Uffff cabrón!!! ¡Sigue igual, no te pares! -dijo entre gemidos y jadeos- Voy a correrme ya…
Noté como su coño se contraía y se expandía consecutivamente, me llenaba la boca con fluidos que salían de ella, sus gemidos se hicieron más fuertes, sus uñas se clavaron en mi pecho. Se levantó entre temblores de su cuerpo, se puso a un lado y se tragó mi polla nuevamente, pero esta vez se la comía como una auténtica zorra, me la meneaba a la vez, su lengua la pasaba desde los huevos hasta el capullo, todo ello con mucha cantidad de saliva.
-Si sigues así…vas a hacer…que me corra -le dije sin estar convencido que parase-
La obligué a que se sacara mi polla de la boca, me miró con media sonrisa en la cara. Me incorporé, me coloqué de rodillas y la puse a 4 patas.
-Así me follo a las putas -le dije mientras la agarraba de las caderas y la follaba por el coño- ¿Verdad que te gusta así, zorra?
-Ummmm, se está genial en esta postura…ufff…y teniendo tu nabo entrando y saliendo de mí…¡joder! -me dijo con la respiración entrecortada- Voy a correrme otra vez…
Notaba en mi polla como su coño la apretaba, señal de que se estaba corriendo, aceleré mis movimientos, notaba como la corrida se acercaba. Notaba el placer desde el perineo, como pasaba a mis testículos y como subía hacia mi vientre.
-Me corro, puta -le dije sacando mi polla en el momento en que empezaba a lanzar mi leche con el primer trallazo- ¡Diooossss!
La leche le cayó por toda la espalda, el segundo trallazo le cayó en el culo y en el coño, parte caía a las sábanas, yo e la meneaba para exprimirla completamente. No salió demasiada, ya que por la tarde me había corrido con Julián.
-Ummm, me ha encantado, tío -me dijo Lola, preparándose para dormir- Habrá que repetir, ¿no?
-Por supuesto, pero…¿no se te olvida algo? -le dije, ella me miró intrigada- Debes limpiarme la polla con la boca, no quiero que lo vuelvas a olvidar.
Ella me miró con sorpresa, se incorporó y tumbándose sobre mí, se metió mi polla en la boca nuevamente y con su lengua me la dejó reluciente.
-Ahora sí -le dije- Ya podemos dormir tranquilos…que mañana habrá más, porque mañana no te vas. Mándale un WhatsApp a tu amiga diciéndole que no hace falta que venga mañana, que vas a pasar las navidades aquí con…un amigo.
Ella me miró, se levantó y cogió el móvil, escribió algo y dejó el teléfono sobre la mesilla de noche.
-Listo, enviado -me dijo- Entonces me quedo en tu casa estos días… tengo ganas de que llegue mañana ya.
-Jejeje, creo que tu desayuno será nabo crudo -le dije entre risas y guiñándole un ojo- acompañado de huevos.
-Bueno, si viene Julián podremos desayunar nabos, huevos y, como dicen los sudamericanos, concha…
-¿Qué sabes de Julián? -le pregunté mirándola fijamente-
-Conozco de él lo mismo que tú -me respondió- pero no te alteres, mañana lo llamamos y hablamos entre los tres.
Me dio un beso en la boca y se tumbó a dormir, me levanté cogí una toalla y me incliné hacia ella para limpiarle mi corrida de su espalda, su culo, su coño…cuando terminé me volvió a besar, me tumbé junto a ella dispuesto a dormir…no entendía lo de Julián….
Y hasta aquí este capítulo
¡¡¡Ahh, y no olviden supervitaminarse y mineralizarseeee!!!
Para cualquier comentario, crítica o sugerencia, mi email: vantheway@hotmail.com
Saludos.
Vantheway
Colgué y me sentí culpable por no decirle la verdad, pero contento por sentirme con más libertad.
Lo que quedaba de tarde la pasé en el jardín tomando un Beefeater con limón, no podía quitarme de la cabeza lo que había pasado. Sobre las 20:00 horas decidí que cenaría algo en alguno de los bares que estaban abierto en el Paseo Marítimo, si el “Baranda 22” estaba abierto, allí iría. Era un restaurante tipo chiringuito, bastante bien de precio y con mucha calidad, quedaba a no más de 500 metros de mi casa, un pequeño paseo hasta allí. La tarde estaba espectacular, cualquiera diría que era diciembre hasta hacía algo de calor para esas fechas. Así que me preparé y salí dando un paseo hasta el “Baranda 22”. Me llevé una cazadora vaquera por si las moscas, aunque hiciese calor no podía olvidar que estábamos en diciembre.
Llegué sobre las 21:15, el lugar estaba a medio llenar cosa que me extrañó un poco por ser las fechas que eran. Me senté en una mesa para dos, en nada se acercó una camarera con la carta, pedí una copa de Ribera del Duero y elegí algo de carne para cenar. Mientras comía me iba fijando en la gente, había grupos de 3 o 4 hombres, parejas mixtas, parejas del mismo sexo, y conmigo éramos 3 los hombres que estábamos solos. Imaginaba quien de los que estaban allí podrían ser bisexuales. En determinado momento oí que en la cocina había problemas, gritos y caída al suelo de utensilios de cocina… al poco salió la camarera que me había atendido bastante irritada, con la cara roja de rabia y lágrimas en los ojos, se fue directamente hacia salida, con un salto libró los peldaños de entrada y se dirigió a la playa.
Acabé de cenar y pedí la cuenta, todo exquisito y nada de caro. Salí y me fui por el paseo marítimo, dando un paseo. Se oían las olas romper en la orilla, se respiraba el olor a mar, era una noche de las que apenas hay. Decidí meterme por la playa, me quité los zapatos y avancé por la arena hasta llegar a la orilla, caminé mojándome los pies en dirección al Faro de Trafalgar, ya llevaba un rato andando cuando decidí volver, al cabo de andar unos 150 metros, me fijé que en la parte de la arena seca había un bulto, una persona acurrucada, se levantó y se dirigió a mí.
-Perdona, ¿tienes fuego? – me dijo la joven- Mi mechero se ha quedado sin gas.
-No fumo, pero suelo tener algún mechero en la cazadora -saqué un mechero del bolsillo derecho de la cazadora y lo encendí, ella se colocó el cigarro en la boca y la llama iluminó su cara. Era la camarera del “Baranda 22”, tenía los ojos llorosos-
-Gracias, me has salvado la vida -me dijo-
-Perdona que te moleste -le dije- eres la camarera del “Baranda 22”. Me has atendido antes, para la cena.
-Ah sí, ya decía yo que me sonaba tu cara cuando has encendido el mechero -me contestó- Pero soy la “excamarera”. Me han despedido, o me he ido. Ya no lo sé.
-Bueno, tus razones tendrías para irte -le dije son saber que contestarle-
-Y tanto que tengo mis razones -me dijo sentándose en la arena y dando un golpecito en la arena con la palma de la mano, invitándome a que me sentara- Pero voy a denunciarles ya, fíjate la fecha en la que estamos, y aún me deben 3 meses…ya no puedo más.
-¿Ves?, eso es una muy buena razón -le dije- No sabía que les deben dinero a los empleados. No iré más ahí.
-Lo peor de todo es que Juan Carlos, el que tiene alquilado el “Baranda 22” en invierno, me tiene alquilada una habitación ahí mismo, junto al bar -dijo con un deje de preocupación- He recogido mis cosas y le he mandado un WhatsApp diciéndole que dejo la habitación.
Un viento más frío de lo normal, empezó a soplar con fuerza. Me levanté el cuello de la cazadora y ella se subió el cuello de la camisa, aún llevaba el uniforme de camarera.
-Y no tienes donde pasar la noche, ¿verdad? -le pregunté- ¿De dónde eres?
-No, no tengo donde pasar la noche -me respondió- He llamado a una amiga de Úbeda, soy de allí. Pero hasta las doce no sale de trabajar, vendrá mañana por la mañana a por mí.
-Vaya, ¿y sabes dónde vas a dormir esta noche? -me estaba preocupando la situación de aquella mujer-
-Iré al hotel “El pájaro verde” a ver si hay habitaciones -me respondió-
-Bueno, empieza a hacer frío y parece que puede llover y todo -dije mirando al cielo- Era raro el calor que estaba haciendo… Mira puedes hacer una cosa si quieres, vivo cerca de aquí en una casa solo para mí. Si quieres puedes quedarte y ya mañana, más calmada puedes hacer lo que te apetezca, si te quieres quedar o si prefieres irte a Úbeda.
-De acuerdo, pero primero preguntaré en “El pájaro verde” -me dijo cogiendo el móvil para llamar al hotel-
Llamó al hotel mientras el viento arreciaba, la temperatura estaba bajando y unos destellos iluminaban el cielo por Tánger.
-Bien parece ser que hoy no es mí día -me dijo cuando colgó- está completo… Por cierto, si voy a dormir en tu casa, me llamo Lola.
-Bien, soy Álvaro, Álvaro Cárdenas -le dije dándole dos besos en la mejilla- Creo que es el momento oportuno para irnos a casa.
La ayudé a levantarse, cogió su mochila y nos fuimos andando hasta la casa. Antes de coger el camino que llega a la casa comenzó a llover, aligeramos el paso hasta que llegamos a la cancela de entrada al jardín. La lluvia arreciaba y entramos corriendo, al legar a la puerta de la casa abrí como pude. Se había metido un frío tremendo, y encima íbamos chorreando.
-Pasa, pasa sin problema -le dije- Ahora te enseño tu habitación. Y después encenderemos la chimenea.
-Uuuhh, vaya casoplón -dijo Lola- No te preocupes, enciende la chimenea para que esto se vaya caldeando, vaya frío que se ha metido, joder.
-Si quiere ducharte, hazlo. Así entrarás en calor antes -le dije mostrándole el cuarto de baño- Tienes toallas en el mueble que está junto al lavabo, ahí también tienes una manopla para enjabonarte. Yo me ducharé después.
-Voy a hacerte caso -me dijo sin pensárselo- Estoy aterida de frío y necesito entrar en calor. Si no te importa, saco las toallas y me ducho. Nos vemos ahora.
Al poco tiempo salió envuelta en la toalla, fue entonces cuando me fijé en ella. Sus piernas eran largas y torneadas, la toalla le cubría justo por debajo de las nalgas, sus pechos eras normalitos tirando a grandes, se le veía el canalillo. Era una chica bastante guapa. Se vino hasta el salón con la toalla puesta.
-Uy, ya se nota el calorcito aquí -me dijo- ¿Puedo pedirte un favor? ¿Tendrías una camiseta o parte de arriba de un pijama, chándal o lo que sea? No he recordado que tenía mi ropa para lavar y no tengo nada para estar aquí en el salón, para dormir no tengo problema pero para estar aquí no voy a estar en bolas…jejeje
-Claro, no te preocupes. Tengo camisetas, pantalón de pijamas cortos, porque esta casa la uso para el verano más que nada. -le dije sin decirle que tenía ropa de Ana, no sé por qué me lo callé, pero me apetecía verla con ropa mía- Mañana, si quieres, puedes poner la lavadora con la ropa que necesites lavar-
-¡Estupendo! -me dijo ilusionada- no sabes cuánto te lo agradezco Álvaro.
Salí con un pantalón de pijama algo ancho, de color verde, y una camiseta de mangas largas blanca. Le saqué también una camiseta blanca de mangas cortas, por si le apetecía.
Cogió todo y se metió en su habitación. Al cabo de los minutos, salió con el pantalón del pijama puesto, le quedaba bastante ancho, lo llevaba con un par de vueltas, o tres, en la cintura, así le dejaba los muslos a la vista. Se había puesto también la camiseta de mangas largas, se acercó y se sentó en el sofá sobre uno de sus pies. El verla así me excitó bastante, el pantalón se le había subido hasta el final de su pierna y, por lo que pude apreciar, parecía que no llevaba braguitas puestas.
-¿Tú no te cambias? -me dijo- Tienes la ropa mojada…
-Sí, claro -le dije- como buen anfitrión he esperado a que estuvieses cómoda. ¿Te apetece una copa? En el mueble bar hay varias botellas de licor, yo me tomaré un Beefeater con limón, ahora prepararé lo que quieras.
Me coloqué un pantalón gris de chándal, sin ropa interior, y una camiseta. Cuando salí, en el salón se notaba ya el calorcito de la chimenea. Lola estaba sentada en la misma posición que antes, no quería ser muy descarado, pero estaba seguro que no llevaba braguita alguna…y eso me estaba poniendo a mil.
-Bueno, ¿qué te apetece tomar? -le pregunté- O si quieres algo de picar, también te puedo ofrecer algo.
-No, tomaré lo que tú tomes -me respondió- No me apetece comer nada, hoy necesito beber.
-Pues que no se diga más, dos gin lemons en marcha -le dije sonriendo- pondré unos altramuces para picar, me apetece.
-Venga, te ayudo -me dijo levantándose del sofá- De alguna forma he de pagarte el favor que me estás haciendo.
La miré sin querer decirle lo que estaba pensando en ese momento, ya me gustaría que me lo pagara de determinada forma…
-Anda no seas tonta -le contesté- seguro que tú hubieses hecho por mí lo mismo que yo.
-Bueno, no estés tan seguro -me dijo- hoy en día no te puedes fiar mucho de la gente…
-Venga, sentémonos en el sofá -dije para cambiar de tema- Y háblame de ti.
-Pues nada, soy Lola Jaurena, tengo 28 años. Nací en Úbeda, pero como habrás visto por mi apellido, mi familia es del norte, concretamente de Navarra. Tengo pareja digamos que liberal, es decir tengo un follamigo pero está en Jaén. Ya no trabajo, aunque sabías donde lo hacía -me soltó de corrido- ¿Y tú?
-Pues me llamo Álvaro Cárdenas, tengo 35 años, trabajo en un banco, en la sección de Negocios Internacional. He tenido pareja hasta hace bien poco, no sé si lo volveremos a retomar, ahora mismo te diría que no. Esta es mi casa del verano, pero estas Navidades quería pasarlas aquí, o solo o acompañado… -le dije dejándole caer lo último-
-Interesante -dijo girándose más hacia mí con lo que le llegué a ver como se le abría más el pantalón y, de un vistazo, vi que no llevaba braguitas, tenía el coño depilado- Esta noche me apetece beber un poco más de lo normal, solo un poco. Mañana no quiero levantarme con dolor de cabeza ni mal cuerpo.
Seguimos bebiendo y charlando, el tiempo estaba pasando y fuera, la lluvia arreciaba más y el viento era cada más fuerte. Me levanté y eché un tronco más en la chimenea, la polla empezaba a despertar dentro de mi pantalón a pesar que se notaba frío, bastante frío.
-Joder, parece que todo el frío que no hacía ha venido de golpe, encima no tengo edredones para las camas… creo que solo hay una manta -dije preocupado- Échate tú la manta, pero no sé si lograrás abrigarte bien. En mi habitación tengo aire acondicionado con bomba de calor, o cambiamos las habitaciones.
-Bueno, si no te molesta, y para no pasar frío ninguno de los dos, puedo dormir contigo en tu cama, con la manta, el aire acondicionado y el calor que generan nuestros cuerpos -me dijo sin pestañear- ¿Te parece bien?
Lógicamente asentí con la cabeza. Pasamos a la habitación, Lola se metió con la ropa que llevaba, lo que me obligó a hacer lo mismo, sus pezones se marcaban en la camiseta, no sé si sería por el frío…. Las sábanas estaban heladas y Lola se pegó a mí cuerpo como una lapa, enredó sus piernas en las mías e hizo que le pasara un brazo por sus hombres mientras ella reposaba la cabeza en mi pecho.
-Dios, las sábanas están heladas -me dijo medio tiritando- ¿te molesto así?
-No te preocupes -le dije- es verdad que hace frío, bastante frío, y así entraremos antes en calor…
-Jajaja, ya se está empezando a notar el calor dentro, al menos las sábanas no están tan frías -dijo pasando su mano por mi vientre varias veces, como para acariciarme- Qué bien se está contigo así. He de reconocer que eres muy cómodo.
-Jajajaja, eso es porque estás cansada -le dije sin parar de reírme-
-No, que va. No te creas que estoy muy cansada. Lo que sí es que tengo frío, y así tumbada, contigo a mi lado, estoy en la gloria -me dijo moviendo su mano algo más abajo que mi vientre-
Al llevar chándal, empecé a tener calor, las piernas comenzaron a sudarme y eso me estaba poniendo nervioso. No paraba de mover las piernas, intentaba sacar una de debajo de la manta, pero hacía frío aún para dormir con una pierna fuera.
-Vaya, ¿te ocurre algo? -me preguntó- No paras de mover las piernas.
-No, no te preocupes. Es que el chándal es gordito, y empiezan a sudarme las piernas -le contesté-
-Pues quítatelo -me dijo metiendo sus manos por la cinturilla del pantalón para bajarlo, pero lo agarré-
-No llevo ropa interior -le dije de buenas maneras- no quiero que pienses lo que no soy.
-Yo tampoco llevo ropa interior -me dijo acercando su cara a la mía y comenzando a bajar mi pantalón- y piensa lo que quieras, no te pongas nervioso que no pasa nada.
Bajó el pantalón del chándal, pasó sus manos por mi polla y mis huevos, y siguió bajando el pantalón hasta tenerlo en los tobillos. Con los talones saqué los dos pies y saqué el pantalón de la cama.
-Ummm, así mejor. Si quieres te quito la camiseta -me dijo sin esperarlo, metiendo sus manos por debajo y tirando de ella- Deja que te la quite.
La agarré de la cintura y empecé a bajarle el pantalón del pijama que le estaba enorme, ella se lo sacó por abajo. Planté mi mano en su entrepierna, había visto bien, tenía el coño totalmente depilado. Abrió un poco las piernas y metí un dedo en su rajita, estaba mojada. Ella suspiró y me agarró la polla que comenzaba a ponerse dura, pasaba su otra mano por mis huevos, mientras acercaba su boca a la mía.
-Ummm, vaya herramienta tienes -me dijo sin cortarse- y además sin pelos, eso me encanta.
Metí las manos por debajo de su camiseta, sus tetas tenían la medida ideal, levanté la camiseta hasta dejarle las tetas al aire y las admiré, señalaban hacia arriba, eran tetas naturales, se quitó la camiseta. Ahora estábamos los dos completamente desnudos.
Comenzamos a besarnos, su lengua entraba en mi boca, buscando enredarse con la mía y lo conseguía. Sus manos me acariciaban la polla y los huevos, se sentó sobre mis muslos apoyando sus tetas en mi pecho. Seguíamos besándonos mientras ella se intentaba tapar la espalda con la manta. Acercó su coño a mi polla, yo la tenía abrazada por la cintura, me daba cuenta que mi abrazo la abarcaba casi completamente, siguió acercándose hasta que su coño topó con mi polla, abrió la raja y ahí colocó mi nabo, entre los dos labios. Comenzó a masturbarme con el coño, notaba el calor de su coño en mi polla, notaba como se le mojaba, como mis huevos se empapaban de su flujo caliente y viscoso, se movía cada vez más rápida, sus tetas botaban delante de mi cara.
-Uffff, me…me encanta tu…tu polla, Álvaro -me dijo excitada- sabía que la debías… tener así, por cómo se te…ummmmm, se te notaba con el…chándal.
-Ummmmm, no se te ocurra…parar -le dije con la polla muy dura y soltando hilos de líquido preseminal-
-¿Prefieres esto a que estés dentro de mí? -me preguntó agarrándome las pelotas- Porque yo prefiero lo segundo.
Me quedé sorprendido con lo que acababa de oír, ella se montó sobre mi polla y comenzó a galoparme, tenía el coño empapado y caliente. Notaba que mi polla se empapaba de sus jugos dentro de ella. Toqué sus tetas, las agarraba y las estrujaba con algo de delicadeza, se inclinó hacia mí y, estando cerca de mi boca me preguntó:
-¿Qué soy para ti ahora mismo?
-No sé -le respondí-
-Joder Álvaro -me dijo enfadada- lo mejor será que lo dejemos y nos pongamos a dormir.
Se bajó de mi polla y se tumbó junto a mí, mirando hacia la pared. Me quedé helado, no sabía qué coño buscaba, qué quería que le dijera o que le hiciera.
-Mira, creo que lo mejor será que nos olvidemos de esto -le dije- No sé qué es lo que quieres. Y si no lo sé, no te lo puedo dar. Creí que echaríamos un polvo, pero parece que estaba equivocado.
-Déjalo Álvaro, es culpa mía si así te sientes mejor -me dijo-
Aquello me hirvió la sangre, intenté tranquilizarme pero lo que no quería que saliera, acabó saliendo.
-Voy a decirte algo -comencé diciéndole- No sé de quién coño es la culpa, pero sé que no es mía. Esto me pasa por intentar ayudar a alguien que parece que no sabe comportarse con quien le ayuda, y no hablo de sexo.
Lola se giró con cara de cabreo, me miró con rabia en los ojos.
-Mira capullo, no me vengas con tonterías, yo no te pedí ayuda, salió de ti. Te pedí algo de ropa, me la puse sin nada debajo y me di cuenta de cómo me mirabas el coño cuando me senté a conciencia para que lo vieras en su plenitud, vi como se te iba subiendo la polla, incluso llegaste a mojar un poco el pantalón del chándal…y seguía portándome como una puta…
-A lo mejor es que lo eres -le dije-
-¿Qué soy qué? -me preguntó levantando la voz-
-Que eres una puta -ahora fui yo quien levantó la voz- Una puta, una zorra…
Me sorprendió que me agarrase la polla y comenzase a meneármela. Se me puso muy dura de nuevo. Ahora me sentía envalentonado.
-¿Vas a ser mi macho de verdad? -me dijo ya con otro tono de voz-
Pegó su culo a mí, con ambas manos se lo abrí y uno de mis dedos acariciaba las nalgas hasta llegar a su ojal. Comencé a masajearlo en círculos, ella gemía y pegaba más su culo a mí.
-Pero qué buena estás -le dije- ahora sabrás lo que llevo toda la noche pensando en hacerte.
-Ummm, sigue con el dedito donde lo tienes, cabrón -dijo bastante excitada- Ya empieza a hacer calor…
Tiré de sus caderas hacia mí hasta que mi capullo topó con sus nalgas. Retiré el dedo que fue sustituido por mi polla.
-Despacio Álvaro, no han entrado muchas en él -me pidió-
La penetré lentamente mientras acariciaba sus tetas, su reparación se aceleraba. Notaba como su esfínter cedía a la presión de mi capullo, éste se abría paso lentamente hasta que entró por completo. Con sólo el capullo dentro decidí parar, le besaba el cuello mientras mis manos pellizcaban sus pezones que los tenía más duros que antes. Ella inclinaba su cabeza hacia atrás para que mi boca pudiese llegar a todas las zonas de su cuello.
Fui apretando mis caderas para metérsela toda, mi polla cada vez entraba más a la par que sus gemidos se hacían más fuertes. Cuando llegué al fondo, me detuve por un momento para después comenzar con un movimiento de mete y saca lento, notaba como mi polla se iba lubricando, imagino que sería de sus fluidos. Aceleraba el movimiento notando como entraba cada vez con más facilidad, como nuestras respiraciones se entrecortaban, nuestros gemidos se hacían más fuertes… Decidí sacársela, se giró y me miró con los ojos bastante abiertos pidiendo una explicación.
-Ahora mi putita va a comerse lo que tengo entre las piernas -le dije colocándome boca arriba y quitando sábana y manta. El aire acondicionado tenía ya caldeada la habitación, además del calor generado por nosotros- Seguro que sabes comértela bien, ¿a que no es la primera que te comes?
-No, no es la primera que me como, me he comido muchas -me dijo poniéndose de rodillas a mi costado y sujetando mi polla con una mano-
Se metió mi polla en la boca, apretaba los labios contra ella mientras su lengua acariciaba mi frenillo, pasaba la punta de la lengua por él haciéndome sentir cosas que ni imaginaba que se podían hacer con la lengua. Decididamente Ana, mi novia o exnovia, no sabía comérsela, al menos no como lo hacía Lola. Comenzó a mover su cabeza adelante y atrás dejando que mi polla se impregnase de su saliva, mi mano se abrió paso entre sus piernas hasta encontrar su coño, pellizqué con dos dedos sus labios para después dedicarme al clítoris, que lo tenía tremendamente dilatado, cosa que me puso a mil.
-¿Te gusta cómo te la como? -me preguntó- Me encanta tenerla dura en mi boca, lamerte la punta para tomarme todo el precum que produces, y acariciarte los cojones mientras.
-Sí putita, la comes muy bien -le dije muy excitado- Ahora siéntate sobre mi cara, quiero comerte el coñito que tienes, follarte con mi lengua mientras me la sigues comiendo.´
Se sentó sobre mi cara, mientras no soltaba mi polla. Una vez puesta en posición, volvió a meterse mi polla en la boca mientras yo le abrí el coñito con los dedos, dejando a la vista sus labios bien abiertos, la entrada a su vagina y su clítoris, clítoris bastante dilatado ya. Pasé mi lengua por toda su raja, desde la parte inferior hasta llegar a su clítoris. Lo agarré con los labios y lo succionada mientras dos de mis dedos entraban y salían de ella totalmente empapados en sus fluidos, unos fluidos viscosos y calientes. Su respiración se aceleró, sus caderas empezaron a moverse arriba y abajo mientras su polla se dislocaba con mi polla dentro de ella. Estaba a punto de correrse, se sacó su polla de la boca y se incorporó, colocó sus manos en mi pecho.
-¡¡¡Uffff cabrón!!! ¡Sigue igual, no te pares! -dijo entre gemidos y jadeos- Voy a correrme ya…
Noté como su coño se contraía y se expandía consecutivamente, me llenaba la boca con fluidos que salían de ella, sus gemidos se hicieron más fuertes, sus uñas se clavaron en mi pecho. Se levantó entre temblores de su cuerpo, se puso a un lado y se tragó mi polla nuevamente, pero esta vez se la comía como una auténtica zorra, me la meneaba a la vez, su lengua la pasaba desde los huevos hasta el capullo, todo ello con mucha cantidad de saliva.
-Si sigues así…vas a hacer…que me corra -le dije sin estar convencido que parase-
La obligué a que se sacara mi polla de la boca, me miró con media sonrisa en la cara. Me incorporé, me coloqué de rodillas y la puse a 4 patas.
-Así me follo a las putas -le dije mientras la agarraba de las caderas y la follaba por el coño- ¿Verdad que te gusta así, zorra?
-Ummmm, se está genial en esta postura…ufff…y teniendo tu nabo entrando y saliendo de mí…¡joder! -me dijo con la respiración entrecortada- Voy a correrme otra vez…
Notaba en mi polla como su coño la apretaba, señal de que se estaba corriendo, aceleré mis movimientos, notaba como la corrida se acercaba. Notaba el placer desde el perineo, como pasaba a mis testículos y como subía hacia mi vientre.
-Me corro, puta -le dije sacando mi polla en el momento en que empezaba a lanzar mi leche con el primer trallazo- ¡Diooossss!
La leche le cayó por toda la espalda, el segundo trallazo le cayó en el culo y en el coño, parte caía a las sábanas, yo e la meneaba para exprimirla completamente. No salió demasiada, ya que por la tarde me había corrido con Julián.
-Ummm, me ha encantado, tío -me dijo Lola, preparándose para dormir- Habrá que repetir, ¿no?
-Por supuesto, pero…¿no se te olvida algo? -le dije, ella me miró intrigada- Debes limpiarme la polla con la boca, no quiero que lo vuelvas a olvidar.
Ella me miró con sorpresa, se incorporó y tumbándose sobre mí, se metió mi polla en la boca nuevamente y con su lengua me la dejó reluciente.
-Ahora sí -le dije- Ya podemos dormir tranquilos…que mañana habrá más, porque mañana no te vas. Mándale un WhatsApp a tu amiga diciéndole que no hace falta que venga mañana, que vas a pasar las navidades aquí con…un amigo.
Ella me miró, se levantó y cogió el móvil, escribió algo y dejó el teléfono sobre la mesilla de noche.
-Listo, enviado -me dijo- Entonces me quedo en tu casa estos días… tengo ganas de que llegue mañana ya.
-Jejeje, creo que tu desayuno será nabo crudo -le dije entre risas y guiñándole un ojo- acompañado de huevos.
-Bueno, si viene Julián podremos desayunar nabos, huevos y, como dicen los sudamericanos, concha…
-¿Qué sabes de Julián? -le pregunté mirándola fijamente-
-Conozco de él lo mismo que tú -me respondió- pero no te alteres, mañana lo llamamos y hablamos entre los tres.
Me dio un beso en la boca y se tumbó a dormir, me levanté cogí una toalla y me incliné hacia ella para limpiarle mi corrida de su espalda, su culo, su coño…cuando terminé me volvió a besar, me tumbé junto a ella dispuesto a dormir…no entendía lo de Julián….
Y hasta aquí este capítulo
¡¡¡Ahh, y no olviden supervitaminarse y mineralizarseeee!!!
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Saludos.
Vantheway