Mi primera vez

Vantheway

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15 Abr 2024
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Mi primera vez



Hola a todos. Después de todo este tiempo ausente y casi repuesto ya de lo pasado, me dispongo a volver a escribir…a ver si las musas se acuerdan de mí (o yo de ellas) y me ayudan con la inspiración.



Me llamo Álvaro y tengo 35 años, tengo pareja digamos estable, con eso de “digamos estable” me refiero que cada uno en su casa. A veces “dormimos” en mi casa o en la suya, dependiendo del “sueño” que tengamos…ya me entendéis.

Trabajo en la oficina de un conocido banco en una ciudad del sur de España, en la sección de Negocios Internacionales. Con esto quiero decir que soy independiente, tengo casa propia, coche y moto, además de un chalecito en la Costa de la Luz, en la provincia de Cádiz, donde suelo pasar los días de vacaciones.

No me considero homosexual, pero desde hace unos meses me llama la atención el sexo entre hombres, bueno no tanto el sexo en sí, me llaman mucho la atención las pollas. Últimamente me paso bastante tiempo viendo vídeos de hombres con las pollas duras, eyaculando sobre mujeres, otros hombres o sobre ellos mismos. A veces cuando mi novia y yo follamos en casa, imagino que es un hombre y le acaricio el coño esperando encontrar una verga bien dura y mojada, lógicamente ella no sabe nada y le acaricio el clítoris como si fuese una minipolla.

En las vacaciones de Navidad, estas últimas, después de una discusión con mi novia decidí escaparme al chalecito de la Costa de la Luz, en El Palmar de Vejer. Ella daba por hecho que pasaríamos esas fechas con su familia, todos los días. Cosa que lógicamente me negué, yo quería pasar parte de las vacaciones en el chalet con ella, y la otra parte con su familia. Ella no dio su brazo a torcer ni yo tampoco, por lo que ella se quedó con su familia y yo me marché, solo, a mi casa de la costa. Y así empezó esta historia.

En cuanto llegué a la casa, bien cargado de viandas y botellas, guardé cada cosa en su sitio y decidí dar una vuelta por la playa. Hacía un día casi de verano, con 24º al sol. La playa estaba con bastante gente, en bañador y algunos y algunas sin él. Comencé a andar alejándome de la zona donde se encuentran las viviendas, en dirección al faro del Cabo de Trafalgar para despejar mi cabeza y pensar sobre la situación con mi pareja. Aquella zona siempre está más vacía, incluso en verano. Me fijé que había algunos hombres, unos desnudos y otros no, pero separados entre sí. Tumbados en la arena unos, y otros sentados observando el mar, hablando por teléfono, etc…. Ya llevaba un buen rato caminando y dándole vueltas a la cabeza por la discusión con mi novia, estaba tan abstraído que sin pensar me dirigí hacia la zona donde hay vegetación, para orinar. Me interné entre la vegetación y me puse a orinar cuando oí suspiros y gemidos. Con mucha cautela, me dirigí hacia donde venían los sonidos y, escondido pude ver a dos hombres a unos 8 metros de distancia, uno de ellos de unos 55-58 años y otro de mi edad más o menos. Se tocaban las pollas y se besaban, sus pollas estaban duras y de la del hombre más mayor colgaba un hilo de líquido preseminal. No tenían pelos en la entrepierna ninguno de los dos, por lo que podía contemplar aquellas pollas totalmente empalmadas, el movimiento de vaivén de aquellos huevos, como se pajeaban entre sí, se tocaban los culos para volver de nuevo a las pollas y a los cojones. Me excitó mucho el verlos besarse con tanto énfasis. El más joven desnudó completamente al mayor, éste tenía buen cuerpo a pesar de su edad, y buena polla, sobre unos 16 o 17 centímetros, la del joven era un poco más pequeña y algo más delgada. El mayor procedió a desnudar completamente al joven también, tenía un cuerpo bastante llamativo, no excesivamente musculado pero sí con la musculación bien definida. El mayor pajeaba al joven sin dejar de comerle la boca mientras el joven se dejaba hacer y le pellizcaba los pezones al mayor.

Los gemidos se hacían más fuertes, las respiraciones se aceleraban más, notaba como mi pantalón molestaba a la fuerte erección que estaba sufriendo en ese momento. No lo pensé y desabroché mi pantalón, lo bajé así como los slips, mi polla salió como un resorte, apuntando al cielo y bastante mojada. Bajé mi ropa hasta los tobillos y comencé a pajearme mientras seguía mirando con detenimiento lo que pasaba a esos metros de mí. Me notaba tremendamente excitado, muy caliente. En ese momento el joven se arrodilló y comenzó a mamarle la polla a su “amigo”, la trabajaba muy bien, pasaba su lengua por el tronco de la polla, bajaba hasta los huevos y los dejaba bien ensalivados para volver por el tronco hasta el capullo. Lamía el frenillo con la punta de la lengua sin parar de pajearlo, y acababa metiéndose la polla en la boca. Su compañero le agarraba la cabeza y se movía como si le follara la boca. Aquella imagen me puso a mil, de mi polla salía el líquido preseminal en cantidades industriales, mi mano y mi polla brillaban por él, mi mano se deslizaba con mucha suavidad.

El más joven se levantó y se giró, se agarró a una rama fina de uno de los árboles y se inclinó dejando su culo hacia su compañero. Éste no perdió el tiempo, se colocó detrás abriéndole las nalgas, dejó que su saliva empapase su polla y con dos dedos ensalivados los pasó por el ojal de su “pareja”. Colocó su polla en el ojal del otro y apretando con delicadeza fue entrando en él, partiéndole el culo. Las respiraciones se aceleraron, los gemidos subieron de nivel. Estoy seguro que los míos también, pero estaba tan concentrado que no sabía realmente si gemía, gritaba, jadeaba…. El hombre más mayor comenzó a acelerar las embestidas una vez que se la metió hasta el fondo. Me cambié de sitio a pequeños pasos para no hacer ruido y porque mi pantalón y mi slip estaban en mis tobillos, quería ver la follada desde atrás y un poco de lado. Encontré un sitio con menos ramas por medio y ahí me coloqué. Seguía pajeándome mientras veía los huevos del hombre más mayor moviéndose, como su polla entraba en el culo de su amigo. El hombre más joven comenzó a gemir más fuerte.

-Dame más fuerte cabrón, voy a correrme -le decía entre gemidos el más joven- Párteme el culo, préñameeee.

El más mayor aceleró los movimientos mientras el más joven soltaba su corrida a la arena en unos chorros con fuerza, sus gemidos eran más fuertes en cada embestida.

-Ahí voy putita -le dijo el hombre mayor- Notas mi leche entrando y llenándote? A partir de hoy serás para mí, zorrita.

Yo me corrí a la vez, soltando leche con fuerza hacia delante, no tengo claro que no gimiese, pero ellos se volvieron hacia donde yo estaba como si hubiesen oído algo. Me subí la ropa y salí lo más rápido y en silencio que pude, creo que no me llegaron a ver.

Salí de la zona de vegetación y retomé el camino de vuelta a casa, seguía excitado con lo que había visto y me di cuenta que no había orinado, así que aceleré el paso para llegar a casa lo más pronto posible, no quería meterme de nuevo entre la vegetación para no encontrarme con algo similar, seguro que hubiese participado activamente. De eso no tenía ninguna duda.

Al llegar a casa fui al baño, abrí una botella de vino, un Beronia 198 Barricas, un buen Rioja para aquella ocasión. Tomé la copa mirando al jardín con la cabeza aún en aquella zona de la playa, entre aquella vegetación, con aquellas pollas, aquellos culos, aquellos huevos…y aquellas corridas. Mi polla volvió a ponerse dura, no se había relajado en ningún momento. Acabé la copa y fui a darme una ducha, una vez que me desnudé, mi polla salió con fuerza igual que hacía un rato. Me metí en la ducha y con el agua cayendo me pajeé hasta correrme nuevamente.

Al día siguiente me desperté temprano con la polla dura como si fuese un chaval de 15 años, bajé a desayunar en bolas, la temperatura era excepcional, y decidí tomar el sol en la jardín tal y como estaba. Antes de comer decidí dará un paseo por la playa, me puse el bañador por si me apeteciese un baño en el mar. Salí de casa y al llegar a la playa tomé la misma dirección que la del día anterior, ir hacia el faro del Cabo de Trafalgar. Al cabo de bastantes minutos vi que de frente venía el hombre mayor que había visto follando con el otro, nos quedamos mirando el uno al otro y al pasar junto a mí me dijo:

-Buenas tardes -soltó con una voz clara y bien alta-

-Buenas tardes -le respondí nervioso-

Aminoré la marcha, el corazón me latía mucho y las palmas de las manos comenzaron a sudarme. Transcurridos unos minutos decidí girarme y volver a casa, me había puesto nervioso al ver a aquel hombre. Al llegar para tomar el camino hacia mi casa, vi que había un coche arrancado al comienzo del camino, el conductor era el hombre mayor con el que me había cruzado, y parecía que me esperaba. Me hizo señales con la mano para que me acercara, me acerqué y bajó su ventanilla.

-Hola, me llamo Julián. ¿Podemos hablar un momento? -me dijo con mucha tranquilidad en su voz y alargando su mano para saludarme- Me gustaría conversar contigo un momento. Puedes subirte al coche para estar más cómodo.

-Hola Julián, soy Álvaro -le dije estrechándole la mano- Encantado. Es que mi madre me decía de pequeño que no me subiera a un coche con un desconocido, jejejeje. ¿En qué te puedo ayudar?

-Verás Álvaro -me dijo con un tono de voz que transmitía relajación- Me gustaría hablar contigo de lo que pasó ayer, en la zona de árboles…

-Bueno, siento decepcionarte pero no sé de qué me hablas -le dije ya algo nervioso- parece que te has equivocado de hombre.

-Jajaja, no lo creo. Te vimos Ángel y yo, Ángel es mi…digamos amante, el hombre que estaba ayer conmigo. -dijo sin quitar la sonrisa de su cara- Vimos tu polla, tu paja y cómo te corrías mirando el polvo que echábamos. Me gustó tu polla, estabas muy gracioso con los pantalones en los tobillos, la polla muy dura, tu mano que no paraba de meneártela, tus huevos tan colgones y con aquel movimiento, y tu cara, cara de excitación, de placer, algo de miedo… pero sobre todo de mucho placer.

Me sentía incómodo pero no podía dejar de oírlo, él se dio cuenta y comenzó a tocarse el paquete mientras me miraba fijamente a los ojos. Me dirigí a la puerta del copiloto, abrí y me senté.

-Bueno, hablemos -le dije algo serio, pero con un poco de temblor en mis palabras- Pero no te muevas de aquí, aquí podemos hablar de lo que quieras. Si quieres que no diga nada de lo que vi, no te preocupes que no se lo pienso contar a nadie. Además no os conozco, ni vosotros a mí.

-No te preocupes, no te pongas a la defensiva -dijo intentando tranquilizarme- Soy…bueno te da igual si soy casado, soltero, viudo o separado… y sé que no vas a decir nada de lo que viste. Lo sé por la forma que te pajeabas, parecías un adolescente, estabas muy excitado, y eso me excitó mucho. Además tienes una buena polla. No pienses que le hablo así a todo el mundo, ni que lo que vistes ayer lo hago normalmente. La última vez sería por Semana Santa, y fue también por la zona de ayer pero con otro hombre. Bueno, no quiero alargar esto, solo decirte que cuentes conmigo si quieres disfrutar con un hombre, ya me entiendes. Te dejo mi número de teléfono y me llamas cuando quieras, estaré aquí hasta el día 7 de enero. Llámame si te apetece. -Me dio una tarjeta de visita del trabajo, en ella estaba su nombre completo, empresa y cargo que ocupaba además de su número de teléfono-

-Muy bien, pero no te hagas ilusiones -le dije cogiendo su tarjeta- no soy gay.

-Jajajaja, ni yo, me encantan las mujeres pero hay momentos en los que disfruto mucho con una polla que no sea la mía -me dijo sin parar de reír- Además para no ser gay, muy rápido has cogido la tarjeta y la has metido dentro de la funda del móvil. Es broma, no me tengas eso en cuenta, sé que no eres gay y si lo fueras no pasaría nada, nada cambiaría.

-Bueno, debo irme ya -le dije bastante nervioso abriendo la puerta del copiloto- he de preparar la comida.

-Vale, no te quiero entretener más -me dijo con ese tono de voz que conseguía relajarme- Esperaré tu llamada impaciente, no te arrepentirás. Ya sabes, estaré aquí hasta el día 7 de enero, pero espero de verdad que me llames antes.

Salí del coche y comencé a andar hacia mi casa, sonó el claxon de su coche y me giré, me hizo señales para que me acercara, así que me aproximé a la ventanilla del conductor.

-Otra cosa más -dijo sacando disimuladamente la mano por la ventanilla y acariciándome el paquete- Necesito acariciarte lo que tienes entre las piernas. Gracias por permitírmelo.

Aquello me cogió de improviso, me quedé helado. Miré hacia los lados por si alguien nos había visto pero en ese momento el camino estaba desierto, no había nadie. Su mano seguía tocando mi bulto que cada vez se hacía más grande, y yo no hacía nada por evitarlo. Mi respiración estaba bastante agitada. Era una sensación un tanto extraña el que otro hombre me estuviese acariciando mis partes, pero me gustaba y bastante.

Él dejó de tocarme y girando el volante aproximó el coche hasta el cruce.

-Recuerda que me encantaría que me llamaras -me dijo, y señalando mi entrepierna me soltó- Aunque veo que parece que también te gustaría llamarme.

Miré hacia mi paquete y se distinguía perfectamente lo empalmada que llevaba la polla. Intenté cubrirme la entrepierna con la camiseta y me marché con urgencia a mi casa.

Ya en la casa, mi respiración seguía agitada y mi polla seguía empalmada, me desnudé completamente. Tenía ganas de estar desnudo, de dejar que mi polla estuviese empinada y babeando, por un lado no quería masturbarme, pero por otro lo estaba deseando. Me preparé algo para comer, pero no podía quitarme de la cabeza las imágenes de Julián con Ángel follando el día anterior ni la imagen de Julián tocándome la polla y hablándome con aquel tono de voz tan relajante. Apenas probé bocado, saqué la tarjeta de Julián y marqué su número.

-Hola, ¿dígame? ¿Hola? -su voz sonó al otro lado, parecía como si estuviese esperando la llamada-

-Hola Julián, soy Álvaro -le dije con muchísimos nervios-

-Hola Álvaro -me dijo con ese tono que conseguía relajarme- Has tardado menos de lo que pensaba en llamarme, me alegro mucho que lo hayas hecho. Dime, ¿en qué puedo ayudarte?

-¿Podríamos vernos ahora? Puedo acercarme donde estés -le dije sin pensarlo-

-Bueno, ahora en el hotel en el que me hospedo está complicado -me contestó- si quieres puedo acercarme donde tú estés.

-Perdóname, ha sido una tontería por mi parte, no me hagas caso -le dije y colgué-

Me enfadé conmigo mismo porque no quería quedar con él, pero quería hacerlo, volví a coger el teléfono y remarqué.

-Apunta mi dirección: Camino de Guerrero, la tercera bocacalle a la derecha, la primera casa que te encuentras a la derecha nada más pasar el sembrado. Es la primera casa, la que hace esquina -le dije muy nervioso- Toca el claxon cuando estés en la puerta, te abriré la cancela para que metas el coche.

Colgué sin dejar que me dijese si podría venir o no, pero ya estaba hecho. Notaba un poco de presión en mi pecho, pero me sentía liberado en cierta medida. Decidí ponerme algo de ropa, no creo que el recibirlo totalmente desnudo le gustase, al menos a mí no me hubiese parecido correcto, claro que un hombre heterosexual con una pareja más o menos estable, que llame a otro para tener sexo de una manera u otra tampoco lo podría considerar muy correcto.

Me serví una Bombay con limón mientras esperaba, el alcohol me ayudaría a sentirme más seguro, o eso pensaba. Al cabo de media hora más o menos y acabando la ginebra sonó un claxon en la puerta de entrada al jardín, abrí la puerta a distancia y apareció el coche de Julián, salí a recibirlo.

-Veo que no te has liado con las calles -le dije mientras él salía del coche-

-Bueno, lo explicaste muy bien -me respondió con ese tono de voz relajante- Te sigo.

-¿Te apetece tomar algo? -le pregunté- Yo estoy tomando Bombay con limón.

-Mira, ponme otro igual -me contestó y señalando mi vaso añadió- Y rellena el tuyo, que está casi vacío.

Fuimos a la cocina y preparé las bebidas mientras él observaba la estancia con detenimiento. Le alcancé su copa y salimos al salón.

-Bueno, ¿no vas a hablar?¿No vas a decir nada? -me preguntó-

-¿Qué quieres que diga? -le respondí- Estoy muy nervioso, llevo toda la tarde bastante alterado…

-No sabía que el acariciarte el nabo te pusiese de esa manera -me cortó-

-Es la primera vez que un hombre me mete mano -le dije- Ayer fue la primera vez que he visto a dos hombres teniendo sexo…

-Tres, éramos tres hombres -me volvió a cortar- Tú tenías la polla en la mano y te la meneaste hasta correrte.

Se acercó a mí dejando su copa sobre la mesa, cogió mi copa y la puso junto a la suya. Me agarró la mano y la llevo a su paquete, notaba perfectamente su polla y sus huevos. Mi mano comenzó a moverse por su entrepierna mientras acercaba su cara a la mía. Su polla se estaba poniendo dura. De repente noté su mano en mi paquete, me acerqué más a él y lo besé con delicadeza en los labios, su boca se entreabrió y su lengua entró en mi boca, buscando mi lengua. Me desabrochó el pantalón mientras yo le bajaba el suyo, no llevaba slips y su polla apareció ante mí, la agarré y comencé a pajearlo. Mi pantalón cayó hasta el suelo, junto con mis slips. Nuestras pollas se rozaban, yo le acariciaba los huevos, las nalgas. Notaba como cada vez su polla se ponía más dura en mi mano.

-Podríamos irnos a la cama -me susurró-

-No me vas a follar, aún no estoy preparado -le contesté- Ni creo que lo quiera.

-Nadie ha dicho de follar a nadie -me dijo- Relájate y disfruta del sexo entre hombres.

Lo guie hasta mi dormitorio, junto a la cama nos quedamos mirándonos frente a frente. Él se acercó y comenzó a besarme en los labios, su polla estaba dura y me daba pequeños golpes en el vientre. La agarré y automáticamente mi mano comenzó a pajearlo, con la otra mano le empecé a acariciar los huevos, unos huevos grandes y colgones que me dejaron hipnotizado por un momento. Una de sus manos acariciaba mis pelotas mientras la otra acariciaba mis nalgas. Mi polla estaba empalmada, con un color ligeramente morado y segregando líquido preseminal. Él lo recogió con sus dedos y se los llevó a su boca, saboreaba mi precum y eso me estaba excitando.

Nos sentamos en el borde de la cama, cada uno pajeaba la polla del otro, me sentía muy excitado. Su polla estaba muy mojada, él recogió el precum con un dedo y lo llevó hasta mis labios, saqué tímidamente la lengua y lo saboreé, estaba un poco salado pero tenía un sabor que me agradó. Me senté más al interior de la cama, con mis piernas ligeramente flexionadas hacia arriba, Julián hizo lo mismo, metiéndose entre mis piernas. Nos pegamos el uno al otro hasta hacer que prácticamente nuestros huevos se rozasen. En mi mano notaba su polla bien dura, sus latidos, las venas hinchadas…pero lo que más me llamaba la atención era su dureza, su dureza y su calor. Lo estaba pajeando a una velocidad un poco elevada.

-Baja un poco la velocidad, Álvaro -me dijo entre gemidos y suspiros- Vas a conseguir que me corra antes de tiempo.

-Uff, perdóname -le dije un tanto avergonzado- Estoy bastante nervioso y no…

-Ya noto que estás nervioso -me cortó como hacía muchas veces- Tu polla no está dura del todo, debes relajarte o no podrás disfrutarlo. Sácate de la cabeza que estás haciendo algo malo y disfruta.

Lo pensé y le hice caso, fui dejando mi mente en blanco, solo concentrado en disfrutar de su polla. Al cabo de unos minutos ya notaba mi polla más dura.

-Joder Álvaro, esto es cosa otra -me dijo- Vaya pollón que se te está poniendo, y lo dura que la tienes ya.

Su mano derecha aceleró el movimiento, mientras la izquierda me acariciaba los huevos con suavidad, los agarraba y los soltaba, jugaba con ellos y eso me estaba poniendo a mil. Mi precum salía en bastante cantidad mojando todo el tronco de mi polla y la mano de Julián. Yo me estaba dejando llevar, lo pajeaba y magreaba sus pelotas. Acariciaba su perineo y, al ver que no me decía nada, seguí haciendo que el dedo avanzara buscando su ojal. En el momento que lo encontré, comencé a moverlo en círculos, frotando la yema de mi dedo y provocando en él que sus gemidos y suspiros subiesen de volumen. Era algo que le hacía a Ana, mi novia, y a ella le encantaba.

-Vas a conseguir que me corra -me soltó entre gemidos- No se te ocurra parar, quiero correrme.

-Tranquilo, no pararé -le contesté- Solo si me prometes que vas a hacer que me corra como nunca lo he hecho.

-Ummm, claro que te lo prometo…pero dale más rápido…Me corroooo -me dijo poniendo sus piernas casi rígidas-

En ese momento, de su polla salieron unas cuantas gotas de semen, pero más líquido de lo normal, imagino que sería semen mezclado con líquido preseminal. En cuanto aquello salió, el primer trallazo de su corrida me llegó al pecho, notaba en mi mano las contracciones de su polla. Siguió soltando trallazo que me dejaron el vientre, mi polla, mis muslos y mis huevos llenos de leche caliente.

Le exprimí bien su polla, que ya se estaba poniendo fláccida y retiré mi dedo de su culo.

-Ummmm cabrón -dijo entre suspiros- Te lo digo de verdad, ha sido una de mis mejores pajas.

-Bueno, para ser novato me alegro que te haya gustado -le dije-

-Serás novato pajeando a otro hombre -me dijo entre risas- Pero seguro que de pajas te haces bastantes, jajajajaja. Y ahora ponte cómodo porque vas a sentir como un hombre te hace una paja.

Se acomodó mejor, me agarró la polla y con su mano derecha recogió el semen que había caído sobre mi cuerpo y lo usó como si fuese crema lubricante para mi polla y mis huevos. Comenzó a mover su mano derecha arriba y abajo, con la izquierda me magreaba el vientre, los huevos… De repente noté como uno de sus dedos se escapaba hacia mi ojal, eso me puso tenso, pero entendí que donde las dan las toman, acababa de hacérselo y no debería de impedírselo, me dejé hacer. Me volví a concentrar en mi polla y en su mano, notaba la yema de su dedo girando en círculos en mi ojal y, la verdad, me encantaba. Notaba que se acercaba el momento de soltar mi leche, mi respiración se aceleró, mis gemidos aumentaron en volumen.

-Vaya, parece ser que alguien va a empezar a soltar leche -me dijo excitado- A ver si esto te gusta.

Sin esperarlo, el dedo que me masajeaba el culo se introdujo en él, al menos la primera falange entró en mí. No me lo esperaba, mi primera intención fue sacarlo, pero enseguida tener aquel dedo dentro de mí me estaba poniendo más excitado, más caliente.

-Cabrón, me estás follando con el dedo -le dije entre gemidos y a punto de explotar-

-Jejeje, si quieres te lo saco. Aunque creo que no te disgusta nada tenerlo ahí

-No lo saques, cabrón -le contesté- Ni se te ocurra sacarlo…Me corroooo.

No podía dejar de moverme, intentaba que su dedo entrase más, y a la vez movía mis caderas más rápido, como si estuviese follando. Mi leche salió por todos lados, le llegué a la cara, al pecho, al vientre… sacó su dedo de mi culo mientras se reía. Me tumbé en la cama recobrando la respiración, Julián se tumbó a mi lado, ambos con la cara de felicidad.

-¿Qué te ha parecido? -me preguntó Julián al cabo de los minutos- A mí me ha parecido genial, es cierto que he echado de menos más variedad. Mamadas, algo de sexo… pero entiendo que es tu primera vez.

-Joder, me ha encantado -le respondí- Quizá el sexo sea demasiado pronto, no me veo poniendo el culo y tú dándome, la verdad. Por lo demás…creo que sí, te la hubiese mamado pero sin que te corrieras en la boca, no estoy preparado para eso tampoco. Pero bueno, yo no tengo prisa. ¿Tienes prisa por irte?





Hasta aquí este relato, espero que os haya gustado y os invito a que me digáis qué os parece.

P.D.: Es un solo relato, no será una serie…salvo que me convenzáis para ello…jejejeje.



¡¡¡Ahh, y no olviden supervitaminarse y mineralizarseeee!!!

Para cualquier comentario, crítica o sugerencia, mi email: vantheway@hotmail.com



Saludos.

Vantheway
 
Mi primera vez



Hola a todos. Después de todo este tiempo ausente y casi repuesto ya de lo pasado, me dispongo a volver a escribir…a ver si las musas se acuerdan de mí (o yo de ellas) y me ayudan con la inspiración.



Me llamo Álvaro y tengo 35 años, tengo pareja digamos estable, con eso de “digamos estable” me refiero que cada uno en su casa. A veces “dormimos” en mi casa o en la suya, dependiendo del “sueño” que tengamos…ya me entendéis.

Trabajo en la oficina de un conocido banco en una ciudad del sur de España, en la sección de Negocios Internacionales. Con esto quiero decir que soy independiente, tengo casa propia, coche y moto, además de un chalecito en la Costa de la Luz, en la provincia de Cádiz, donde suelo pasar los días de vacaciones.

No me considero homosexual, pero desde hace unos meses me llama la atención el sexo entre hombres, bueno no tanto el sexo en sí, me llaman mucho la atención las pollas. Últimamente me paso bastante tiempo viendo vídeos de hombres con las pollas duras, eyaculando sobre mujeres, otros hombres o sobre ellos mismos. A veces cuando mi novia y yo follamos en casa, imagino que es un hombre y le acaricio el coño esperando encontrar una verga bien dura y mojada, lógicamente ella no sabe nada y le acaricio el clítoris como si fuese una minipolla.

En las vacaciones de Navidad, estas últimas, después de una discusión con mi novia decidí escaparme al chalecito de la Costa de la Luz, en El Palmar de Vejer. Ella daba por hecho que pasaríamos esas fechas con su familia, todos los días. Cosa que lógicamente me negué, yo quería pasar parte de las vacaciones en el chalet con ella, y la otra parte con su familia. Ella no dio su brazo a torcer ni yo tampoco, por lo que ella se quedó con su familia y yo me marché, solo, a mi casa de la costa. Y así empezó esta historia.

En cuanto llegué a la casa, bien cargado de viandas y botellas, guardé cada cosa en su sitio y decidí dar una vuelta por la playa. Hacía un día casi de verano, con 24º al sol. La playa estaba con bastante gente, en bañador y algunos y algunas sin él. Comencé a andar alejándome de la zona donde se encuentran las viviendas, en dirección al faro del Cabo de Trafalgar para despejar mi cabeza y pensar sobre la situación con mi pareja. Aquella zona siempre está más vacía, incluso en verano. Me fijé que había algunos hombres, unos desnudos y otros no, pero separados entre sí. Tumbados en la arena unos, y otros sentados observando el mar, hablando por teléfono, etc…. Ya llevaba un buen rato caminando y dándole vueltas a la cabeza por la discusión con mi novia, estaba tan abstraído que sin pensar me dirigí hacia la zona donde hay vegetación, para orinar. Me interné entre la vegetación y me puse a orinar cuando oí suspiros y gemidos. Con mucha cautela, me dirigí hacia donde venían los sonidos y, escondido pude ver a dos hombres a unos 8 metros de distancia, uno de ellos de unos 55-58 años y otro de mi edad más o menos. Se tocaban las pollas y se besaban, sus pollas estaban duras y de la del hombre más mayor colgaba un hilo de líquido preseminal. No tenían pelos en la entrepierna ninguno de los dos, por lo que podía contemplar aquellas pollas totalmente empalmadas, el movimiento de vaivén de aquellos huevos, como se pajeaban entre sí, se tocaban los culos para volver de nuevo a las pollas y a los cojones. Me excitó mucho el verlos besarse con tanto énfasis. El más joven desnudó completamente al mayor, éste tenía buen cuerpo a pesar de su edad, y buena polla, sobre unos 16 o 17 centímetros, la del joven era un poco más pequeña y algo más delgada. El mayor procedió a desnudar completamente al joven también, tenía un cuerpo bastante llamativo, no excesivamente musculado pero sí con la musculación bien definida. El mayor pajeaba al joven sin dejar de comerle la boca mientras el joven se dejaba hacer y le pellizcaba los pezones al mayor.

Los gemidos se hacían más fuertes, las respiraciones se aceleraban más, notaba como mi pantalón molestaba a la fuerte erección que estaba sufriendo en ese momento. No lo pensé y desabroché mi pantalón, lo bajé así como los slips, mi polla salió como un resorte, apuntando al cielo y bastante mojada. Bajé mi ropa hasta los tobillos y comencé a pajearme mientras seguía mirando con detenimiento lo que pasaba a esos metros de mí. Me notaba tremendamente excitado, muy caliente. En ese momento el joven se arrodilló y comenzó a mamarle la polla a su “amigo”, la trabajaba muy bien, pasaba su lengua por el tronco de la polla, bajaba hasta los huevos y los dejaba bien ensalivados para volver por el tronco hasta el capullo. Lamía el frenillo con la punta de la lengua sin parar de pajearlo, y acababa metiéndose la polla en la boca. Su compañero le agarraba la cabeza y se movía como si le follara la boca. Aquella imagen me puso a mil, de mi polla salía el líquido preseminal en cantidades industriales, mi mano y mi polla brillaban por él, mi mano se deslizaba con mucha suavidad.

El más joven se levantó y se giró, se agarró a una rama fina de uno de los árboles y se inclinó dejando su culo hacia su compañero. Éste no perdió el tiempo, se colocó detrás abriéndole las nalgas, dejó que su saliva empapase su polla y con dos dedos ensalivados los pasó por el ojal de su “pareja”. Colocó su polla en el ojal del otro y apretando con delicadeza fue entrando en él, partiéndole el culo. Las respiraciones se aceleraron, los gemidos subieron de nivel. Estoy seguro que los míos también, pero estaba tan concentrado que no sabía realmente si gemía, gritaba, jadeaba…. El hombre más mayor comenzó a acelerar las embestidas una vez que se la metió hasta el fondo. Me cambié de sitio a pequeños pasos para no hacer ruido y porque mi pantalón y mi slip estaban en mis tobillos, quería ver la follada desde atrás y un poco de lado. Encontré un sitio con menos ramas por medio y ahí me coloqué. Seguía pajeándome mientras veía los huevos del hombre más mayor moviéndose, como su polla entraba en el culo de su amigo. El hombre más joven comenzó a gemir más fuerte.

-Dame más fuerte cabrón, voy a correrme -le decía entre gemidos el más joven- Párteme el culo, préñameeee.

El más mayor aceleró los movimientos mientras el más joven soltaba su corrida a la arena en unos chorros con fuerza, sus gemidos eran más fuertes en cada embestida.

-Ahí voy putita -le dijo el hombre mayor- Notas mi leche entrando y llenándote? A partir de hoy serás para mí, zorrita.

Yo me corrí a la vez, soltando leche con fuerza hacia delante, no tengo claro que no gimiese, pero ellos se volvieron hacia donde yo estaba como si hubiesen oído algo. Me subí la ropa y salí lo más rápido y en silencio que pude, creo que no me llegaron a ver.

Salí de la zona de vegetación y retomé el camino de vuelta a casa, seguía excitado con lo que había visto y me di cuenta que no había orinado, así que aceleré el paso para llegar a casa lo más pronto posible, no quería meterme de nuevo entre la vegetación para no encontrarme con algo similar, seguro que hubiese participado activamente. De eso no tenía ninguna duda.

Al llegar a casa fui al baño, abrí una botella de vino, un Beronia 198 Barricas, un buen Rioja para aquella ocasión. Tomé la copa mirando al jardín con la cabeza aún en aquella zona de la playa, entre aquella vegetación, con aquellas pollas, aquellos culos, aquellos huevos…y aquellas corridas. Mi polla volvió a ponerse dura, no se había relajado en ningún momento. Acabé la copa y fui a darme una ducha, una vez que me desnudé, mi polla salió con fuerza igual que hacía un rato. Me metí en la ducha y con el agua cayendo me pajeé hasta correrme nuevamente.

Al día siguiente me desperté temprano con la polla dura como si fuese un chaval de 15 años, bajé a desayunar en bolas, la temperatura era excepcional, y decidí tomar el sol en la jardín tal y como estaba. Antes de comer decidí dará un paseo por la playa, me puse el bañador por si me apeteciese un baño en el mar. Salí de casa y al llegar a la playa tomé la misma dirección que la del día anterior, ir hacia el faro del Cabo de Trafalgar. Al cabo de bastantes minutos vi que de frente venía el hombre mayor que había visto follando con el otro, nos quedamos mirando el uno al otro y al pasar junto a mí me dijo:

-Buenas tardes -soltó con una voz clara y bien alta-

-Buenas tardes -le respondí nervioso-

Aminoré la marcha, el corazón me latía mucho y las palmas de las manos comenzaron a sudarme. Transcurridos unos minutos decidí girarme y volver a casa, me había puesto nervioso al ver a aquel hombre. Al llegar para tomar el camino hacia mi casa, vi que había un coche arrancado al comienzo del camino, el conductor era el hombre mayor con el que me había cruzado, y parecía que me esperaba. Me hizo señales con la mano para que me acercara, me acerqué y bajó su ventanilla.

-Hola, me llamo Julián. ¿Podemos hablar un momento? -me dijo con mucha tranquilidad en su voz y alargando su mano para saludarme- Me gustaría conversar contigo un momento. Puedes subirte al coche para estar más cómodo.

-Hola Julián, soy Álvaro -le dije estrechándole la mano- Encantado. Es que mi madre me decía de pequeño que no me subiera a un coche con un desconocido, jejejeje. ¿En qué te puedo ayudar?

-Verás Álvaro -me dijo con un tono de voz que transmitía relajación- Me gustaría hablar contigo de lo que pasó ayer, en la zona de árboles…

-Bueno, siento decepcionarte pero no sé de qué me hablas -le dije ya algo nervioso- parece que te has equivocado de hombre.

-Jajaja, no lo creo. Te vimos Ángel y yo, Ángel es mi…digamos amante, el hombre que estaba ayer conmigo. -dijo sin quitar la sonrisa de su cara- Vimos tu polla, tu paja y cómo te corrías mirando el polvo que echábamos. Me gustó tu polla, estabas muy gracioso con los pantalones en los tobillos, la polla muy dura, tu mano que no paraba de meneártela, tus huevos tan colgones y con aquel movimiento, y tu cara, cara de excitación, de placer, algo de miedo… pero sobre todo de mucho placer.

Me sentía incómodo pero no podía dejar de oírlo, él se dio cuenta y comenzó a tocarse el paquete mientras me miraba fijamente a los ojos. Me dirigí a la puerta del copiloto, abrí y me senté.

-Bueno, hablemos -le dije algo serio, pero con un poco de temblor en mis palabras- Pero no te muevas de aquí, aquí podemos hablar de lo que quieras. Si quieres que no diga nada de lo que vi, no te preocupes que no se lo pienso contar a nadie. Además no os conozco, ni vosotros a mí.

-No te preocupes, no te pongas a la defensiva -dijo intentando tranquilizarme- Soy…bueno te da igual si soy casado, soltero, viudo o separado… y sé que no vas a decir nada de lo que viste. Lo sé por la forma que te pajeabas, parecías un adolescente, estabas muy excitado, y eso me excitó mucho. Además tienes una buena polla. No pienses que le hablo así a todo el mundo, ni que lo que vistes ayer lo hago normalmente. La última vez sería por Semana Santa, y fue también por la zona de ayer pero con otro hombre. Bueno, no quiero alargar esto, solo decirte que cuentes conmigo si quieres disfrutar con un hombre, ya me entiendes. Te dejo mi número de teléfono y me llamas cuando quieras, estaré aquí hasta el día 7 de enero. Llámame si te apetece. -Me dio una tarjeta de visita del trabajo, en ella estaba su nombre completo, empresa y cargo que ocupaba además de su número de teléfono-

-Muy bien, pero no te hagas ilusiones -le dije cogiendo su tarjeta- no soy gay.

-Jajajaja, ni yo, me encantan las mujeres pero hay momentos en los que disfruto mucho con una polla que no sea la mía -me dijo sin parar de reír- Además para no ser gay, muy rápido has cogido la tarjeta y la has metido dentro de la funda del móvil. Es broma, no me tengas eso en cuenta, sé que no eres gay y si lo fueras no pasaría nada, nada cambiaría.

-Bueno, debo irme ya -le dije bastante nervioso abriendo la puerta del copiloto- he de preparar la comida.

-Vale, no te quiero entretener más -me dijo con ese tono de voz que conseguía relajarme- Esperaré tu llamada impaciente, no te arrepentirás. Ya sabes, estaré aquí hasta el día 7 de enero, pero espero de verdad que me llames antes.

Salí del coche y comencé a andar hacia mi casa, sonó el claxon de su coche y me giré, me hizo señales para que me acercara, así que me aproximé a la ventanilla del conductor.

-Otra cosa más -dijo sacando disimuladamente la mano por la ventanilla y acariciándome el paquete- Necesito acariciarte lo que tienes entre las piernas. Gracias por permitírmelo.

Aquello me cogió de improviso, me quedé helado. Miré hacia los lados por si alguien nos había visto pero en ese momento el camino estaba desierto, no había nadie. Su mano seguía tocando mi bulto que cada vez se hacía más grande, y yo no hacía nada por evitarlo. Mi respiración estaba bastante agitada. Era una sensación un tanto extraña el que otro hombre me estuviese acariciando mis partes, pero me gustaba y bastante.

Él dejó de tocarme y girando el volante aproximó el coche hasta el cruce.

-Recuerda que me encantaría que me llamaras -me dijo, y señalando mi entrepierna me soltó- Aunque veo que parece que también te gustaría llamarme.

Miré hacia mi paquete y se distinguía perfectamente lo empalmada que llevaba la polla. Intenté cubrirme la entrepierna con la camiseta y me marché con urgencia a mi casa.

Ya en la casa, mi respiración seguía agitada y mi polla seguía empalmada, me desnudé completamente. Tenía ganas de estar desnudo, de dejar que mi polla estuviese empinada y babeando, por un lado no quería masturbarme, pero por otro lo estaba deseando. Me preparé algo para comer, pero no podía quitarme de la cabeza las imágenes de Julián con Ángel follando el día anterior ni la imagen de Julián tocándome la polla y hablándome con aquel tono de voz tan relajante. Apenas probé bocado, saqué la tarjeta de Julián y marqué su número.

-Hola, ¿dígame? ¿Hola? -su voz sonó al otro lado, parecía como si estuviese esperando la llamada-

-Hola Julián, soy Álvaro -le dije con muchísimos nervios-

-Hola Álvaro -me dijo con ese tono que conseguía relajarme- Has tardado menos de lo que pensaba en llamarme, me alegro mucho que lo hayas hecho. Dime, ¿en qué puedo ayudarte?

-¿Podríamos vernos ahora? Puedo acercarme donde estés -le dije sin pensarlo-

-Bueno, ahora en el hotel en el que me hospedo está complicado -me contestó- si quieres puedo acercarme donde tú estés.

-Perdóname, ha sido una tontería por mi parte, no me hagas caso -le dije y colgué-

Me enfadé conmigo mismo porque no quería quedar con él, pero quería hacerlo, volví a coger el teléfono y remarqué.

-Apunta mi dirección: Camino de Guerrero, la tercera bocacalle a la derecha, la primera casa que te encuentras a la derecha nada más pasar el sembrado. Es la primera casa, la que hace esquina -le dije muy nervioso- Toca el claxon cuando estés en la puerta, te abriré la cancela para que metas el coche.

Colgué sin dejar que me dijese si podría venir o no, pero ya estaba hecho. Notaba un poco de presión en mi pecho, pero me sentía liberado en cierta medida. Decidí ponerme algo de ropa, no creo que el recibirlo totalmente desnudo le gustase, al menos a mí no me hubiese parecido correcto, claro que un hombre heterosexual con una pareja más o menos estable, que llame a otro para tener sexo de una manera u otra tampoco lo podría considerar muy correcto.

Me serví una Bombay con limón mientras esperaba, el alcohol me ayudaría a sentirme más seguro, o eso pensaba. Al cabo de media hora más o menos y acabando la ginebra sonó un claxon en la puerta de entrada al jardín, abrí la puerta a distancia y apareció el coche de Julián, salí a recibirlo.

-Veo que no te has liado con las calles -le dije mientras él salía del coche-

-Bueno, lo explicaste muy bien -me respondió con ese tono de voz relajante- Te sigo.

-¿Te apetece tomar algo? -le pregunté- Yo estoy tomando Bombay con limón.

-Mira, ponme otro igual -me contestó y señalando mi vaso añadió- Y rellena el tuyo, que está casi vacío.

Fuimos a la cocina y preparé las bebidas mientras él observaba la estancia con detenimiento. Le alcancé su copa y salimos al salón.

-Bueno, ¿no vas a hablar?¿No vas a decir nada? -me preguntó-

-¿Qué quieres que diga? -le respondí- Estoy muy nervioso, llevo toda la tarde bastante alterado…

-No sabía que el acariciarte el nabo te pusiese de esa manera -me cortó-

-Es la primera vez que un hombre me mete mano -le dije- Ayer fue la primera vez que he visto a dos hombres teniendo sexo…

-Tres, éramos tres hombres -me volvió a cortar- Tú tenías la polla en la mano y te la meneaste hasta correrte.

Se acercó a mí dejando su copa sobre la mesa, cogió mi copa y la puso junto a la suya. Me agarró la mano y la llevo a su paquete, notaba perfectamente su polla y sus huevos. Mi mano comenzó a moverse por su entrepierna mientras acercaba su cara a la mía. Su polla se estaba poniendo dura. De repente noté su mano en mi paquete, me acerqué más a él y lo besé con delicadeza en los labios, su boca se entreabrió y su lengua entró en mi boca, buscando mi lengua. Me desabrochó el pantalón mientras yo le bajaba el suyo, no llevaba slips y su polla apareció ante mí, la agarré y comencé a pajearlo. Mi pantalón cayó hasta el suelo, junto con mis slips. Nuestras pollas se rozaban, yo le acariciaba los huevos, las nalgas. Notaba como cada vez su polla se ponía más dura en mi mano.

-Podríamos irnos a la cama -me susurró-

-No me vas a follar, aún no estoy preparado -le contesté- Ni creo que lo quiera.

-Nadie ha dicho de follar a nadie -me dijo- Relájate y disfruta del sexo entre hombres.

Lo guie hasta mi dormitorio, junto a la cama nos quedamos mirándonos frente a frente. Él se acercó y comenzó a besarme en los labios, su polla estaba dura y me daba pequeños golpes en el vientre. La agarré y automáticamente mi mano comenzó a pajearlo, con la otra mano le empecé a acariciar los huevos, unos huevos grandes y colgones que me dejaron hipnotizado por un momento. Una de sus manos acariciaba mis pelotas mientras la otra acariciaba mis nalgas. Mi polla estaba empalmada, con un color ligeramente morado y segregando líquido preseminal. Él lo recogió con sus dedos y se los llevó a su boca, saboreaba mi precum y eso me estaba excitando.

Nos sentamos en el borde de la cama, cada uno pajeaba la polla del otro, me sentía muy excitado. Su polla estaba muy mojada, él recogió el precum con un dedo y lo llevó hasta mis labios, saqué tímidamente la lengua y lo saboreé, estaba un poco salado pero tenía un sabor que me agradó. Me senté más al interior de la cama, con mis piernas ligeramente flexionadas hacia arriba, Julián hizo lo mismo, metiéndose entre mis piernas. Nos pegamos el uno al otro hasta hacer que prácticamente nuestros huevos se rozasen. En mi mano notaba su polla bien dura, sus latidos, las venas hinchadas…pero lo que más me llamaba la atención era su dureza, su dureza y su calor. Lo estaba pajeando a una velocidad un poco elevada.

-Baja un poco la velocidad, Álvaro -me dijo entre gemidos y suspiros- Vas a conseguir que me corra antes de tiempo.

-Uff, perdóname -le dije un tanto avergonzado- Estoy bastante nervioso y no…

-Ya noto que estás nervioso -me cortó como hacía muchas veces- Tu polla no está dura del todo, debes relajarte o no podrás disfrutarlo. Sácate de la cabeza que estás haciendo algo malo y disfruta.

Lo pensé y le hice caso, fui dejando mi mente en blanco, solo concentrado en disfrutar de su polla. Al cabo de unos minutos ya notaba mi polla más dura.

-Joder Álvaro, esto es cosa otra -me dijo- Vaya pollón que se te está poniendo, y lo dura que la tienes ya.

Su mano derecha aceleró el movimiento, mientras la izquierda me acariciaba los huevos con suavidad, los agarraba y los soltaba, jugaba con ellos y eso me estaba poniendo a mil. Mi precum salía en bastante cantidad mojando todo el tronco de mi polla y la mano de Julián. Yo me estaba dejando llevar, lo pajeaba y magreaba sus pelotas. Acariciaba su perineo y, al ver que no me decía nada, seguí haciendo que el dedo avanzara buscando su ojal. En el momento que lo encontré, comencé a moverlo en círculos, frotando la yema de mi dedo y provocando en él que sus gemidos y suspiros subiesen de volumen. Era algo que le hacía a Ana, mi novia, y a ella le encantaba.

-Vas a conseguir que me corra -me soltó entre gemidos- No se te ocurra parar, quiero correrme.

-Tranquilo, no pararé -le contesté- Solo si me prometes que vas a hacer que me corra como nunca lo he hecho.

-Ummm, claro que te lo prometo…pero dale más rápido…Me corroooo -me dijo poniendo sus piernas casi rígidas-

En ese momento, de su polla salieron unas cuantas gotas de semen, pero más líquido de lo normal, imagino que sería semen mezclado con líquido preseminal. En cuanto aquello salió, el primer trallazo de su corrida me llegó al pecho, notaba en mi mano las contracciones de su polla. Siguió soltando trallazo que me dejaron el vientre, mi polla, mis muslos y mis huevos llenos de leche caliente.

Le exprimí bien su polla, que ya se estaba poniendo fláccida y retiré mi dedo de su culo.

-Ummmm cabrón -dijo entre suspiros- Te lo digo de verdad, ha sido una de mis mejores pajas.

-Bueno, para ser novato me alegro que te haya gustado -le dije-

-Serás novato pajeando a otro hombre -me dijo entre risas- Pero seguro que de pajas te haces bastantes, jajajajaja. Y ahora ponte cómodo porque vas a sentir como un hombre te hace una paja.

Se acomodó mejor, me agarró la polla y con su mano derecha recogió el semen que había caído sobre mi cuerpo y lo usó como si fuese crema lubricante para mi polla y mis huevos. Comenzó a mover su mano derecha arriba y abajo, con la izquierda me magreaba el vientre, los huevos… De repente noté como uno de sus dedos se escapaba hacia mi ojal, eso me puso tenso, pero entendí que donde las dan las toman, acababa de hacérselo y no debería de impedírselo, me dejé hacer. Me volví a concentrar en mi polla y en su mano, notaba la yema de su dedo girando en círculos en mi ojal y, la verdad, me encantaba. Notaba que se acercaba el momento de soltar mi leche, mi respiración se aceleró, mis gemidos aumentaron en volumen.

-Vaya, parece ser que alguien va a empezar a soltar leche -me dijo excitado- A ver si esto te gusta.

Sin esperarlo, el dedo que me masajeaba el culo se introdujo en él, al menos la primera falange entró en mí. No me lo esperaba, mi primera intención fue sacarlo, pero enseguida tener aquel dedo dentro de mí me estaba poniendo más excitado, más caliente.

-Cabrón, me estás follando con el dedo -le dije entre gemidos y a punto de explotar-

-Jejeje, si quieres te lo saco. Aunque creo que no te disgusta nada tenerlo ahí

-No lo saques, cabrón -le contesté- Ni se te ocurra sacarlo…Me corroooo.

No podía dejar de moverme, intentaba que su dedo entrase más, y a la vez movía mis caderas más rápido, como si estuviese follando. Mi leche salió por todos lados, le llegué a la cara, al pecho, al vientre… sacó su dedo de mi culo mientras se reía. Me tumbé en la cama recobrando la respiración, Julián se tumbó a mi lado, ambos con la cara de felicidad.

-¿Qué te ha parecido? -me preguntó Julián al cabo de los minutos- A mí me ha parecido genial, es cierto que he echado de menos más variedad. Mamadas, algo de sexo… pero entiendo que es tu primera vez.

-Joder, me ha encantado -le respondí- Quizá el sexo sea demasiado pronto, no me veo poniendo el culo y tú dándome, la verdad. Por lo demás…creo que sí, te la hubiese mamado pero sin que te corrieras en la boca, no estoy preparado para eso tampoco. Pero bueno, yo no tengo prisa. ¿Tienes prisa por irte?





Hasta aquí este relato, espero que os haya gustado y os invito a que me digáis qué os parece.

P.D.: Es un solo relato, no será una serie…salvo que me convenzáis para ello…jejejeje.



¡¡¡Ahh, y no olviden supervitaminarse y mineralizarseeee!!!

Para cualquier comentario, crítica o sugerencia, mi email: vantheway@hotmail.com



Saludos.

Vantheway
Que morbo
 
Mi primera vez



Hola a todos. Después de todo este tiempo ausente y casi repuesto ya de lo pasado, me dispongo a volver a escribir…a ver si las musas se acuerdan de mí (o yo de ellas) y me ayudan con la inspiración.



Me llamo Álvaro y tengo 35 años, tengo pareja digamos estable, con eso de “digamos estable” me refiero que cada uno en su casa. A veces “dormimos” en mi casa o en la suya, dependiendo del “sueño” que tengamos…ya me entendéis.

Trabajo en la oficina de un conocido banco en una ciudad del sur de España, en la sección de Negocios Internacionales. Con esto quiero decir que soy independiente, tengo casa propia, coche y moto, además de un chalecito en la Costa de la Luz, en la provincia de Cádiz, donde suelo pasar los días de vacaciones.

No me considero homosexual, pero desde hace unos meses me llama la atención el sexo entre hombres, bueno no tanto el sexo en sí, me llaman mucho la atención las pollas. Últimamente me paso bastante tiempo viendo vídeos de hombres con las pollas duras, eyaculando sobre mujeres, otros hombres o sobre ellos mismos. A veces cuando mi novia y yo follamos en casa, imagino que es un hombre y le acaricio el coño esperando encontrar una verga bien dura y mojada, lógicamente ella no sabe nada y le acaricio el clítoris como si fuese una minipolla.

En las vacaciones de Navidad, estas últimas, después de una discusión con mi novia decidí escaparme al chalecito de la Costa de la Luz, en El Palmar de Vejer. Ella daba por hecho que pasaríamos esas fechas con su familia, todos los días. Cosa que lógicamente me negué, yo quería pasar parte de las vacaciones en el chalet con ella, y la otra parte con su familia. Ella no dio su brazo a torcer ni yo tampoco, por lo que ella se quedó con su familia y yo me marché, solo, a mi casa de la costa. Y así empezó esta historia.

En cuanto llegué a la casa, bien cargado de viandas y botellas, guardé cada cosa en su sitio y decidí dar una vuelta por la playa. Hacía un día casi de verano, con 24º al sol. La playa estaba con bastante gente, en bañador y algunos y algunas sin él. Comencé a andar alejándome de la zona donde se encuentran las viviendas, en dirección al faro del Cabo de Trafalgar para despejar mi cabeza y pensar sobre la situación con mi pareja. Aquella zona siempre está más vacía, incluso en verano. Me fijé que había algunos hombres, unos desnudos y otros no, pero separados entre sí. Tumbados en la arena unos, y otros sentados observando el mar, hablando por teléfono, etc…. Ya llevaba un buen rato caminando y dándole vueltas a la cabeza por la discusión con mi novia, estaba tan abstraído que sin pensar me dirigí hacia la zona donde hay vegetación, para orinar. Me interné entre la vegetación y me puse a orinar cuando oí suspiros y gemidos. Con mucha cautela, me dirigí hacia donde venían los sonidos y, escondido pude ver a dos hombres a unos 8 metros de distancia, uno de ellos de unos 55-58 años y otro de mi edad más o menos. Se tocaban las pollas y se besaban, sus pollas estaban duras y de la del hombre más mayor colgaba un hilo de líquido preseminal. No tenían pelos en la entrepierna ninguno de los dos, por lo que podía contemplar aquellas pollas totalmente empalmadas, el movimiento de vaivén de aquellos huevos, como se pajeaban entre sí, se tocaban los culos para volver de nuevo a las pollas y a los cojones. Me excitó mucho el verlos besarse con tanto énfasis. El más joven desnudó completamente al mayor, éste tenía buen cuerpo a pesar de su edad, y buena polla, sobre unos 16 o 17 centímetros, la del joven era un poco más pequeña y algo más delgada. El mayor procedió a desnudar completamente al joven también, tenía un cuerpo bastante llamativo, no excesivamente musculado pero sí con la musculación bien definida. El mayor pajeaba al joven sin dejar de comerle la boca mientras el joven se dejaba hacer y le pellizcaba los pezones al mayor.

Los gemidos se hacían más fuertes, las respiraciones se aceleraban más, notaba como mi pantalón molestaba a la fuerte erección que estaba sufriendo en ese momento. No lo pensé y desabroché mi pantalón, lo bajé así como los slips, mi polla salió como un resorte, apuntando al cielo y bastante mojada. Bajé mi ropa hasta los tobillos y comencé a pajearme mientras seguía mirando con detenimiento lo que pasaba a esos metros de mí. Me notaba tremendamente excitado, muy caliente. En ese momento el joven se arrodilló y comenzó a mamarle la polla a su “amigo”, la trabajaba muy bien, pasaba su lengua por el tronco de la polla, bajaba hasta los huevos y los dejaba bien ensalivados para volver por el tronco hasta el capullo. Lamía el frenillo con la punta de la lengua sin parar de pajearlo, y acababa metiéndose la polla en la boca. Su compañero le agarraba la cabeza y se movía como si le follara la boca. Aquella imagen me puso a mil, de mi polla salía el líquido preseminal en cantidades industriales, mi mano y mi polla brillaban por él, mi mano se deslizaba con mucha suavidad.

El más joven se levantó y se giró, se agarró a una rama fina de uno de los árboles y se inclinó dejando su culo hacia su compañero. Éste no perdió el tiempo, se colocó detrás abriéndole las nalgas, dejó que su saliva empapase su polla y con dos dedos ensalivados los pasó por el ojal de su “pareja”. Colocó su polla en el ojal del otro y apretando con delicadeza fue entrando en él, partiéndole el culo. Las respiraciones se aceleraron, los gemidos subieron de nivel. Estoy seguro que los míos también, pero estaba tan concentrado que no sabía realmente si gemía, gritaba, jadeaba…. El hombre más mayor comenzó a acelerar las embestidas una vez que se la metió hasta el fondo. Me cambié de sitio a pequeños pasos para no hacer ruido y porque mi pantalón y mi slip estaban en mis tobillos, quería ver la follada desde atrás y un poco de lado. Encontré un sitio con menos ramas por medio y ahí me coloqué. Seguía pajeándome mientras veía los huevos del hombre más mayor moviéndose, como su polla entraba en el culo de su amigo. El hombre más joven comenzó a gemir más fuerte.

-Dame más fuerte cabrón, voy a correrme -le decía entre gemidos el más joven- Párteme el culo, préñameeee.

El más mayor aceleró los movimientos mientras el más joven soltaba su corrida a la arena en unos chorros con fuerza, sus gemidos eran más fuertes en cada embestida.

-Ahí voy putita -le dijo el hombre mayor- Notas mi leche entrando y llenándote? A partir de hoy serás para mí, zorrita.

Yo me corrí a la vez, soltando leche con fuerza hacia delante, no tengo claro que no gimiese, pero ellos se volvieron hacia donde yo estaba como si hubiesen oído algo. Me subí la ropa y salí lo más rápido y en silencio que pude, creo que no me llegaron a ver.

Salí de la zona de vegetación y retomé el camino de vuelta a casa, seguía excitado con lo que había visto y me di cuenta que no había orinado, así que aceleré el paso para llegar a casa lo más pronto posible, no quería meterme de nuevo entre la vegetación para no encontrarme con algo similar, seguro que hubiese participado activamente. De eso no tenía ninguna duda.

Al llegar a casa fui al baño, abrí una botella de vino, un Beronia 198 Barricas, un buen Rioja para aquella ocasión. Tomé la copa mirando al jardín con la cabeza aún en aquella zona de la playa, entre aquella vegetación, con aquellas pollas, aquellos culos, aquellos huevos…y aquellas corridas. Mi polla volvió a ponerse dura, no se había relajado en ningún momento. Acabé la copa y fui a darme una ducha, una vez que me desnudé, mi polla salió con fuerza igual que hacía un rato. Me metí en la ducha y con el agua cayendo me pajeé hasta correrme nuevamente.

Al día siguiente me desperté temprano con la polla dura como si fuese un chaval de 15 años, bajé a desayunar en bolas, la temperatura era excepcional, y decidí tomar el sol en la jardín tal y como estaba. Antes de comer decidí dará un paseo por la playa, me puse el bañador por si me apeteciese un baño en el mar. Salí de casa y al llegar a la playa tomé la misma dirección que la del día anterior, ir hacia el faro del Cabo de Trafalgar. Al cabo de bastantes minutos vi que de frente venía el hombre mayor que había visto follando con el otro, nos quedamos mirando el uno al otro y al pasar junto a mí me dijo:

-Buenas tardes -soltó con una voz clara y bien alta-

-Buenas tardes -le respondí nervioso-

Aminoré la marcha, el corazón me latía mucho y las palmas de las manos comenzaron a sudarme. Transcurridos unos minutos decidí girarme y volver a casa, me había puesto nervioso al ver a aquel hombre. Al llegar para tomar el camino hacia mi casa, vi que había un coche arrancado al comienzo del camino, el conductor era el hombre mayor con el que me había cruzado, y parecía que me esperaba. Me hizo señales con la mano para que me acercara, me acerqué y bajó su ventanilla.

-Hola, me llamo Julián. ¿Podemos hablar un momento? -me dijo con mucha tranquilidad en su voz y alargando su mano para saludarme- Me gustaría conversar contigo un momento. Puedes subirte al coche para estar más cómodo.

-Hola Julián, soy Álvaro -le dije estrechándole la mano- Encantado. Es que mi madre me decía de pequeño que no me subiera a un coche con un desconocido, jejejeje. ¿En qué te puedo ayudar?

-Verás Álvaro -me dijo con un tono de voz que transmitía relajación- Me gustaría hablar contigo de lo que pasó ayer, en la zona de árboles…

-Bueno, siento decepcionarte pero no sé de qué me hablas -le dije ya algo nervioso- parece que te has equivocado de hombre.

-Jajaja, no lo creo. Te vimos Ángel y yo, Ángel es mi…digamos amante, el hombre que estaba ayer conmigo. -dijo sin quitar la sonrisa de su cara- Vimos tu polla, tu paja y cómo te corrías mirando el polvo que echábamos. Me gustó tu polla, estabas muy gracioso con los pantalones en los tobillos, la polla muy dura, tu mano que no paraba de meneártela, tus huevos tan colgones y con aquel movimiento, y tu cara, cara de excitación, de placer, algo de miedo… pero sobre todo de mucho placer.

Me sentía incómodo pero no podía dejar de oírlo, él se dio cuenta y comenzó a tocarse el paquete mientras me miraba fijamente a los ojos. Me dirigí a la puerta del copiloto, abrí y me senté.

-Bueno, hablemos -le dije algo serio, pero con un poco de temblor en mis palabras- Pero no te muevas de aquí, aquí podemos hablar de lo que quieras. Si quieres que no diga nada de lo que vi, no te preocupes que no se lo pienso contar a nadie. Además no os conozco, ni vosotros a mí.

-No te preocupes, no te pongas a la defensiva -dijo intentando tranquilizarme- Soy…bueno te da igual si soy casado, soltero, viudo o separado… y sé que no vas a decir nada de lo que viste. Lo sé por la forma que te pajeabas, parecías un adolescente, estabas muy excitado, y eso me excitó mucho. Además tienes una buena polla. No pienses que le hablo así a todo el mundo, ni que lo que vistes ayer lo hago normalmente. La última vez sería por Semana Santa, y fue también por la zona de ayer pero con otro hombre. Bueno, no quiero alargar esto, solo decirte que cuentes conmigo si quieres disfrutar con un hombre, ya me entiendes. Te dejo mi número de teléfono y me llamas cuando quieras, estaré aquí hasta el día 7 de enero. Llámame si te apetece. -Me dio una tarjeta de visita del trabajo, en ella estaba su nombre completo, empresa y cargo que ocupaba además de su número de teléfono-

-Muy bien, pero no te hagas ilusiones -le dije cogiendo su tarjeta- no soy gay.

-Jajajaja, ni yo, me encantan las mujeres pero hay momentos en los que disfruto mucho con una polla que no sea la mía -me dijo sin parar de reír- Además para no ser gay, muy rápido has cogido la tarjeta y la has metido dentro de la funda del móvil. Es broma, no me tengas eso en cuenta, sé que no eres gay y si lo fueras no pasaría nada, nada cambiaría.

-Bueno, debo irme ya -le dije bastante nervioso abriendo la puerta del copiloto- he de preparar la comida.

-Vale, no te quiero entretener más -me dijo con ese tono de voz que conseguía relajarme- Esperaré tu llamada impaciente, no te arrepentirás. Ya sabes, estaré aquí hasta el día 7 de enero, pero espero de verdad que me llames antes.

Salí del coche y comencé a andar hacia mi casa, sonó el claxon de su coche y me giré, me hizo señales para que me acercara, así que me aproximé a la ventanilla del conductor.

-Otra cosa más -dijo sacando disimuladamente la mano por la ventanilla y acariciándome el paquete- Necesito acariciarte lo que tienes entre las piernas. Gracias por permitírmelo.

Aquello me cogió de improviso, me quedé helado. Miré hacia los lados por si alguien nos había visto pero en ese momento el camino estaba desierto, no había nadie. Su mano seguía tocando mi bulto que cada vez se hacía más grande, y yo no hacía nada por evitarlo. Mi respiración estaba bastante agitada. Era una sensación un tanto extraña el que otro hombre me estuviese acariciando mis partes, pero me gustaba y bastante.

Él dejó de tocarme y girando el volante aproximó el coche hasta el cruce.

-Recuerda que me encantaría que me llamaras -me dijo, y señalando mi entrepierna me soltó- Aunque veo que parece que también te gustaría llamarme.

Miré hacia mi paquete y se distinguía perfectamente lo empalmada que llevaba la polla. Intenté cubrirme la entrepierna con la camiseta y me marché con urgencia a mi casa.

Ya en la casa, mi respiración seguía agitada y mi polla seguía empalmada, me desnudé completamente. Tenía ganas de estar desnudo, de dejar que mi polla estuviese empinada y babeando, por un lado no quería masturbarme, pero por otro lo estaba deseando. Me preparé algo para comer, pero no podía quitarme de la cabeza las imágenes de Julián con Ángel follando el día anterior ni la imagen de Julián tocándome la polla y hablándome con aquel tono de voz tan relajante. Apenas probé bocado, saqué la tarjeta de Julián y marqué su número.

-Hola, ¿dígame? ¿Hola? -su voz sonó al otro lado, parecía como si estuviese esperando la llamada-

-Hola Julián, soy Álvaro -le dije con muchísimos nervios-

-Hola Álvaro -me dijo con ese tono que conseguía relajarme- Has tardado menos de lo que pensaba en llamarme, me alegro mucho que lo hayas hecho. Dime, ¿en qué puedo ayudarte?

-¿Podríamos vernos ahora? Puedo acercarme donde estés -le dije sin pensarlo-

-Bueno, ahora en el hotel en el que me hospedo está complicado -me contestó- si quieres puedo acercarme donde tú estés.

-Perdóname, ha sido una tontería por mi parte, no me hagas caso -le dije y colgué-

Me enfadé conmigo mismo porque no quería quedar con él, pero quería hacerlo, volví a coger el teléfono y remarqué.

-Apunta mi dirección: Camino de Guerrero, la tercera bocacalle a la derecha, la primera casa que te encuentras a la derecha nada más pasar el sembrado. Es la primera casa, la que hace esquina -le dije muy nervioso- Toca el claxon cuando estés en la puerta, te abriré la cancela para que metas el coche.

Colgué sin dejar que me dijese si podría venir o no, pero ya estaba hecho. Notaba un poco de presión en mi pecho, pero me sentía liberado en cierta medida. Decidí ponerme algo de ropa, no creo que el recibirlo totalmente desnudo le gustase, al menos a mí no me hubiese parecido correcto, claro que un hombre heterosexual con una pareja más o menos estable, que llame a otro para tener sexo de una manera u otra tampoco lo podría considerar muy correcto.

Me serví una Bombay con limón mientras esperaba, el alcohol me ayudaría a sentirme más seguro, o eso pensaba. Al cabo de media hora más o menos y acabando la ginebra sonó un claxon en la puerta de entrada al jardín, abrí la puerta a distancia y apareció el coche de Julián, salí a recibirlo.

-Veo que no te has liado con las calles -le dije mientras él salía del coche-

-Bueno, lo explicaste muy bien -me respondió con ese tono de voz relajante- Te sigo.

-¿Te apetece tomar algo? -le pregunté- Yo estoy tomando Bombay con limón.

-Mira, ponme otro igual -me contestó y señalando mi vaso añadió- Y rellena el tuyo, que está casi vacío.

Fuimos a la cocina y preparé las bebidas mientras él observaba la estancia con detenimiento. Le alcancé su copa y salimos al salón.

-Bueno, ¿no vas a hablar?¿No vas a decir nada? -me preguntó-

-¿Qué quieres que diga? -le respondí- Estoy muy nervioso, llevo toda la tarde bastante alterado…

-No sabía que el acariciarte el nabo te pusiese de esa manera -me cortó-

-Es la primera vez que un hombre me mete mano -le dije- Ayer fue la primera vez que he visto a dos hombres teniendo sexo…

-Tres, éramos tres hombres -me volvió a cortar- Tú tenías la polla en la mano y te la meneaste hasta correrte.

Se acercó a mí dejando su copa sobre la mesa, cogió mi copa y la puso junto a la suya. Me agarró la mano y la llevo a su paquete, notaba perfectamente su polla y sus huevos. Mi mano comenzó a moverse por su entrepierna mientras acercaba su cara a la mía. Su polla se estaba poniendo dura. De repente noté su mano en mi paquete, me acerqué más a él y lo besé con delicadeza en los labios, su boca se entreabrió y su lengua entró en mi boca, buscando mi lengua. Me desabrochó el pantalón mientras yo le bajaba el suyo, no llevaba slips y su polla apareció ante mí, la agarré y comencé a pajearlo. Mi pantalón cayó hasta el suelo, junto con mis slips. Nuestras pollas se rozaban, yo le acariciaba los huevos, las nalgas. Notaba como cada vez su polla se ponía más dura en mi mano.

-Podríamos irnos a la cama -me susurró-

-No me vas a follar, aún no estoy preparado -le contesté- Ni creo que lo quiera.

-Nadie ha dicho de follar a nadie -me dijo- Relájate y disfruta del sexo entre hombres.

Lo guie hasta mi dormitorio, junto a la cama nos quedamos mirándonos frente a frente. Él se acercó y comenzó a besarme en los labios, su polla estaba dura y me daba pequeños golpes en el vientre. La agarré y automáticamente mi mano comenzó a pajearlo, con la otra mano le empecé a acariciar los huevos, unos huevos grandes y colgones que me dejaron hipnotizado por un momento. Una de sus manos acariciaba mis pelotas mientras la otra acariciaba mis nalgas. Mi polla estaba empalmada, con un color ligeramente morado y segregando líquido preseminal. Él lo recogió con sus dedos y se los llevó a su boca, saboreaba mi precum y eso me estaba excitando.

Nos sentamos en el borde de la cama, cada uno pajeaba la polla del otro, me sentía muy excitado. Su polla estaba muy mojada, él recogió el precum con un dedo y lo llevó hasta mis labios, saqué tímidamente la lengua y lo saboreé, estaba un poco salado pero tenía un sabor que me agradó. Me senté más al interior de la cama, con mis piernas ligeramente flexionadas hacia arriba, Julián hizo lo mismo, metiéndose entre mis piernas. Nos pegamos el uno al otro hasta hacer que prácticamente nuestros huevos se rozasen. En mi mano notaba su polla bien dura, sus latidos, las venas hinchadas…pero lo que más me llamaba la atención era su dureza, su dureza y su calor. Lo estaba pajeando a una velocidad un poco elevada.

-Baja un poco la velocidad, Álvaro -me dijo entre gemidos y suspiros- Vas a conseguir que me corra antes de tiempo.

-Uff, perdóname -le dije un tanto avergonzado- Estoy bastante nervioso y no…

-Ya noto que estás nervioso -me cortó como hacía muchas veces- Tu polla no está dura del todo, debes relajarte o no podrás disfrutarlo. Sácate de la cabeza que estás haciendo algo malo y disfruta.

Lo pensé y le hice caso, fui dejando mi mente en blanco, solo concentrado en disfrutar de su polla. Al cabo de unos minutos ya notaba mi polla más dura.

-Joder Álvaro, esto es cosa otra -me dijo- Vaya pollón que se te está poniendo, y lo dura que la tienes ya.

Su mano derecha aceleró el movimiento, mientras la izquierda me acariciaba los huevos con suavidad, los agarraba y los soltaba, jugaba con ellos y eso me estaba poniendo a mil. Mi precum salía en bastante cantidad mojando todo el tronco de mi polla y la mano de Julián. Yo me estaba dejando llevar, lo pajeaba y magreaba sus pelotas. Acariciaba su perineo y, al ver que no me decía nada, seguí haciendo que el dedo avanzara buscando su ojal. En el momento que lo encontré, comencé a moverlo en círculos, frotando la yema de mi dedo y provocando en él que sus gemidos y suspiros subiesen de volumen. Era algo que le hacía a Ana, mi novia, y a ella le encantaba.

-Vas a conseguir que me corra -me soltó entre gemidos- No se te ocurra parar, quiero correrme.

-Tranquilo, no pararé -le contesté- Solo si me prometes que vas a hacer que me corra como nunca lo he hecho.

-Ummm, claro que te lo prometo…pero dale más rápido…Me corroooo -me dijo poniendo sus piernas casi rígidas-

En ese momento, de su polla salieron unas cuantas gotas de semen, pero más líquido de lo normal, imagino que sería semen mezclado con líquido preseminal. En cuanto aquello salió, el primer trallazo de su corrida me llegó al pecho, notaba en mi mano las contracciones de su polla. Siguió soltando trallazo que me dejaron el vientre, mi polla, mis muslos y mis huevos llenos de leche caliente.

Le exprimí bien su polla, que ya se estaba poniendo fláccida y retiré mi dedo de su culo.

-Ummmm cabrón -dijo entre suspiros- Te lo digo de verdad, ha sido una de mis mejores pajas.

-Bueno, para ser novato me alegro que te haya gustado -le dije-

-Serás novato pajeando a otro hombre -me dijo entre risas- Pero seguro que de pajas te haces bastantes, jajajajaja. Y ahora ponte cómodo porque vas a sentir como un hombre te hace una paja.

Se acomodó mejor, me agarró la polla y con su mano derecha recogió el semen que había caído sobre mi cuerpo y lo usó como si fuese crema lubricante para mi polla y mis huevos. Comenzó a mover su mano derecha arriba y abajo, con la izquierda me magreaba el vientre, los huevos… De repente noté como uno de sus dedos se escapaba hacia mi ojal, eso me puso tenso, pero entendí que donde las dan las toman, acababa de hacérselo y no debería de impedírselo, me dejé hacer. Me volví a concentrar en mi polla y en su mano, notaba la yema de su dedo girando en círculos en mi ojal y, la verdad, me encantaba. Notaba que se acercaba el momento de soltar mi leche, mi respiración se aceleró, mis gemidos aumentaron en volumen.

-Vaya, parece ser que alguien va a empezar a soltar leche -me dijo excitado- A ver si esto te gusta.

Sin esperarlo, el dedo que me masajeaba el culo se introdujo en él, al menos la primera falange entró en mí. No me lo esperaba, mi primera intención fue sacarlo, pero enseguida tener aquel dedo dentro de mí me estaba poniendo más excitado, más caliente.

-Cabrón, me estás follando con el dedo -le dije entre gemidos y a punto de explotar-

-Jejeje, si quieres te lo saco. Aunque creo que no te disgusta nada tenerlo ahí

-No lo saques, cabrón -le contesté- Ni se te ocurra sacarlo…Me corroooo.

No podía dejar de moverme, intentaba que su dedo entrase más, y a la vez movía mis caderas más rápido, como si estuviese follando. Mi leche salió por todos lados, le llegué a la cara, al pecho, al vientre… sacó su dedo de mi culo mientras se reía. Me tumbé en la cama recobrando la respiración, Julián se tumbó a mi lado, ambos con la cara de felicidad.

-¿Qué te ha parecido? -me preguntó Julián al cabo de los minutos- A mí me ha parecido genial, es cierto que he echado de menos más variedad. Mamadas, algo de sexo… pero entiendo que es tu primera vez.

-Joder, me ha encantado -le respondí- Quizá el sexo sea demasiado pronto, no me veo poniendo el culo y tú dándome, la verdad. Por lo demás…creo que sí, te la hubiese mamado pero sin que te corrieras en la boca, no estoy preparado para eso tampoco. Pero bueno, yo no tengo prisa. ¿Tienes prisa por irte?





Hasta aquí este relato, espero que os haya gustado y os invito a que me digáis qué os parece.

P.D.: Es un solo relato, no será una serie…salvo que me convenzáis para ello…jejejeje.



¡¡¡Ahh, y no olviden supervitaminarse y mineralizarseeee!!!

Para cualquier comentario, crítica o sugerencia, mi email: vantheway@hotmail.com



Saludos.

Vantheway
Me has tenido con la polla babeando en todo momento, vaya morbazo
 
Mi primera vez



Hola a todos. Después de todo este tiempo ausente y casi repuesto ya de lo pasado, me dispongo a volver a escribir…a ver si las musas se acuerdan de mí (o yo de ellas) y me ayudan con la inspiración.



Me llamo Álvaro y tengo 35 años, tengo pareja digamos estable, con eso de “digamos estable” me refiero que cada uno en su casa. A veces “dormimos” en mi casa o en la suya, dependiendo del “sueño” que tengamos…ya me entendéis.

Trabajo en la oficina de un conocido banco en una ciudad del sur de España, en la sección de Negocios Internacionales. Con esto quiero decir que soy independiente, tengo casa propia, coche y moto, además de un chalecito en la Costa de la Luz, en la provincia de Cádiz, donde suelo pasar los días de vacaciones.

No me considero homosexual, pero desde hace unos meses me llama la atención el sexo entre hombres, bueno no tanto el sexo en sí, me llaman mucho la atención las pollas. Últimamente me paso bastante tiempo viendo vídeos de hombres con las pollas duras, eyaculando sobre mujeres, otros hombres o sobre ellos mismos. A veces cuando mi novia y yo follamos en casa, imagino que es un hombre y le acaricio el coño esperando encontrar una verga bien dura y mojada, lógicamente ella no sabe nada y le acaricio el clítoris como si fuese una minipolla.

En las vacaciones de Navidad, estas últimas, después de una discusión con mi novia decidí escaparme al chalecito de la Costa de la Luz, en El Palmar de Vejer. Ella daba por hecho que pasaríamos esas fechas con su familia, todos los días. Cosa que lógicamente me negué, yo quería pasar parte de las vacaciones en el chalet con ella, y la otra parte con su familia. Ella no dio su brazo a torcer ni yo tampoco, por lo que ella se quedó con su familia y yo me marché, solo, a mi casa de la costa. Y así empezó esta historia.

En cuanto llegué a la casa, bien cargado de viandas y botellas, guardé cada cosa en su sitio y decidí dar una vuelta por la playa. Hacía un día casi de verano, con 24º al sol. La playa estaba con bastante gente, en bañador y algunos y algunas sin él. Comencé a andar alejándome de la zona donde se encuentran las viviendas, en dirección al faro del Cabo de Trafalgar para despejar mi cabeza y pensar sobre la situación con mi pareja. Aquella zona siempre está más vacía, incluso en verano. Me fijé que había algunos hombres, unos desnudos y otros no, pero separados entre sí. Tumbados en la arena unos, y otros sentados observando el mar, hablando por teléfono, etc…. Ya llevaba un buen rato caminando y dándole vueltas a la cabeza por la discusión con mi novia, estaba tan abstraído que sin pensar me dirigí hacia la zona donde hay vegetación, para orinar. Me interné entre la vegetación y me puse a orinar cuando oí suspiros y gemidos. Con mucha cautela, me dirigí hacia donde venían los sonidos y, escondido pude ver a dos hombres a unos 8 metros de distancia, uno de ellos de unos 55-58 años y otro de mi edad más o menos. Se tocaban las pollas y se besaban, sus pollas estaban duras y de la del hombre más mayor colgaba un hilo de líquido preseminal. No tenían pelos en la entrepierna ninguno de los dos, por lo que podía contemplar aquellas pollas totalmente empalmadas, el movimiento de vaivén de aquellos huevos, como se pajeaban entre sí, se tocaban los culos para volver de nuevo a las pollas y a los cojones. Me excitó mucho el verlos besarse con tanto énfasis. El más joven desnudó completamente al mayor, éste tenía buen cuerpo a pesar de su edad, y buena polla, sobre unos 16 o 17 centímetros, la del joven era un poco más pequeña y algo más delgada. El mayor procedió a desnudar completamente al joven también, tenía un cuerpo bastante llamativo, no excesivamente musculado pero sí con la musculación bien definida. El mayor pajeaba al joven sin dejar de comerle la boca mientras el joven se dejaba hacer y le pellizcaba los pezones al mayor.

Los gemidos se hacían más fuertes, las respiraciones se aceleraban más, notaba como mi pantalón molestaba a la fuerte erección que estaba sufriendo en ese momento. No lo pensé y desabroché mi pantalón, lo bajé así como los slips, mi polla salió como un resorte, apuntando al cielo y bastante mojada. Bajé mi ropa hasta los tobillos y comencé a pajearme mientras seguía mirando con detenimiento lo que pasaba a esos metros de mí. Me notaba tremendamente excitado, muy caliente. En ese momento el joven se arrodilló y comenzó a mamarle la polla a su “amigo”, la trabajaba muy bien, pasaba su lengua por el tronco de la polla, bajaba hasta los huevos y los dejaba bien ensalivados para volver por el tronco hasta el capullo. Lamía el frenillo con la punta de la lengua sin parar de pajearlo, y acababa metiéndose la polla en la boca. Su compañero le agarraba la cabeza y se movía como si le follara la boca. Aquella imagen me puso a mil, de mi polla salía el líquido preseminal en cantidades industriales, mi mano y mi polla brillaban por él, mi mano se deslizaba con mucha suavidad.

El más joven se levantó y se giró, se agarró a una rama fina de uno de los árboles y se inclinó dejando su culo hacia su compañero. Éste no perdió el tiempo, se colocó detrás abriéndole las nalgas, dejó que su saliva empapase su polla y con dos dedos ensalivados los pasó por el ojal de su “pareja”. Colocó su polla en el ojal del otro y apretando con delicadeza fue entrando en él, partiéndole el culo. Las respiraciones se aceleraron, los gemidos subieron de nivel. Estoy seguro que los míos también, pero estaba tan concentrado que no sabía realmente si gemía, gritaba, jadeaba…. El hombre más mayor comenzó a acelerar las embestidas una vez que se la metió hasta el fondo. Me cambié de sitio a pequeños pasos para no hacer ruido y porque mi pantalón y mi slip estaban en mis tobillos, quería ver la follada desde atrás y un poco de lado. Encontré un sitio con menos ramas por medio y ahí me coloqué. Seguía pajeándome mientras veía los huevos del hombre más mayor moviéndose, como su polla entraba en el culo de su amigo. El hombre más joven comenzó a gemir más fuerte.

-Dame más fuerte cabrón, voy a correrme -le decía entre gemidos el más joven- Párteme el culo, préñameeee.

El más mayor aceleró los movimientos mientras el más joven soltaba su corrida a la arena en unos chorros con fuerza, sus gemidos eran más fuertes en cada embestida.

-Ahí voy putita -le dijo el hombre mayor- Notas mi leche entrando y llenándote? A partir de hoy serás para mí, zorrita.

Yo me corrí a la vez, soltando leche con fuerza hacia delante, no tengo claro que no gimiese, pero ellos se volvieron hacia donde yo estaba como si hubiesen oído algo. Me subí la ropa y salí lo más rápido y en silencio que pude, creo que no me llegaron a ver.

Salí de la zona de vegetación y retomé el camino de vuelta a casa, seguía excitado con lo que había visto y me di cuenta que no había orinado, así que aceleré el paso para llegar a casa lo más pronto posible, no quería meterme de nuevo entre la vegetación para no encontrarme con algo similar, seguro que hubiese participado activamente. De eso no tenía ninguna duda.

Al llegar a casa fui al baño, abrí una botella de vino, un Beronia 198 Barricas, un buen Rioja para aquella ocasión. Tomé la copa mirando al jardín con la cabeza aún en aquella zona de la playa, entre aquella vegetación, con aquellas pollas, aquellos culos, aquellos huevos…y aquellas corridas. Mi polla volvió a ponerse dura, no se había relajado en ningún momento. Acabé la copa y fui a darme una ducha, una vez que me desnudé, mi polla salió con fuerza igual que hacía un rato. Me metí en la ducha y con el agua cayendo me pajeé hasta correrme nuevamente.

Al día siguiente me desperté temprano con la polla dura como si fuese un chaval de 15 años, bajé a desayunar en bolas, la temperatura era excepcional, y decidí tomar el sol en la jardín tal y como estaba. Antes de comer decidí dará un paseo por la playa, me puse el bañador por si me apeteciese un baño en el mar. Salí de casa y al llegar a la playa tomé la misma dirección que la del día anterior, ir hacia el faro del Cabo de Trafalgar. Al cabo de bastantes minutos vi que de frente venía el hombre mayor que había visto follando con el otro, nos quedamos mirando el uno al otro y al pasar junto a mí me dijo:

-Buenas tardes -soltó con una voz clara y bien alta-

-Buenas tardes -le respondí nervioso-

Aminoré la marcha, el corazón me latía mucho y las palmas de las manos comenzaron a sudarme. Transcurridos unos minutos decidí girarme y volver a casa, me había puesto nervioso al ver a aquel hombre. Al llegar para tomar el camino hacia mi casa, vi que había un coche arrancado al comienzo del camino, el conductor era el hombre mayor con el que me había cruzado, y parecía que me esperaba. Me hizo señales con la mano para que me acercara, me acerqué y bajó su ventanilla.

-Hola, me llamo Julián. ¿Podemos hablar un momento? -me dijo con mucha tranquilidad en su voz y alargando su mano para saludarme- Me gustaría conversar contigo un momento. Puedes subirte al coche para estar más cómodo.

-Hola Julián, soy Álvaro -le dije estrechándole la mano- Encantado. Es que mi madre me decía de pequeño que no me subiera a un coche con un desconocido, jejejeje. ¿En qué te puedo ayudar?

-Verás Álvaro -me dijo con un tono de voz que transmitía relajación- Me gustaría hablar contigo de lo que pasó ayer, en la zona de árboles…

-Bueno, siento decepcionarte pero no sé de qué me hablas -le dije ya algo nervioso- parece que te has equivocado de hombre.

-Jajaja, no lo creo. Te vimos Ángel y yo, Ángel es mi…digamos amante, el hombre que estaba ayer conmigo. -dijo sin quitar la sonrisa de su cara- Vimos tu polla, tu paja y cómo te corrías mirando el polvo que echábamos. Me gustó tu polla, estabas muy gracioso con los pantalones en los tobillos, la polla muy dura, tu mano que no paraba de meneártela, tus huevos tan colgones y con aquel movimiento, y tu cara, cara de excitación, de placer, algo de miedo… pero sobre todo de mucho placer.

Me sentía incómodo pero no podía dejar de oírlo, él se dio cuenta y comenzó a tocarse el paquete mientras me miraba fijamente a los ojos. Me dirigí a la puerta del copiloto, abrí y me senté.

-Bueno, hablemos -le dije algo serio, pero con un poco de temblor en mis palabras- Pero no te muevas de aquí, aquí podemos hablar de lo que quieras. Si quieres que no diga nada de lo que vi, no te preocupes que no se lo pienso contar a nadie. Además no os conozco, ni vosotros a mí.

-No te preocupes, no te pongas a la defensiva -dijo intentando tranquilizarme- Soy…bueno te da igual si soy casado, soltero, viudo o separado… y sé que no vas a decir nada de lo que viste. Lo sé por la forma que te pajeabas, parecías un adolescente, estabas muy excitado, y eso me excitó mucho. Además tienes una buena polla. No pienses que le hablo así a todo el mundo, ni que lo que vistes ayer lo hago normalmente. La última vez sería por Semana Santa, y fue también por la zona de ayer pero con otro hombre. Bueno, no quiero alargar esto, solo decirte que cuentes conmigo si quieres disfrutar con un hombre, ya me entiendes. Te dejo mi número de teléfono y me llamas cuando quieras, estaré aquí hasta el día 7 de enero. Llámame si te apetece. -Me dio una tarjeta de visita del trabajo, en ella estaba su nombre completo, empresa y cargo que ocupaba además de su número de teléfono-

-Muy bien, pero no te hagas ilusiones -le dije cogiendo su tarjeta- no soy gay.

-Jajajaja, ni yo, me encantan las mujeres pero hay momentos en los que disfruto mucho con una polla que no sea la mía -me dijo sin parar de reír- Además para no ser gay, muy rápido has cogido la tarjeta y la has metido dentro de la funda del móvil. Es broma, no me tengas eso en cuenta, sé que no eres gay y si lo fueras no pasaría nada, nada cambiaría.

-Bueno, debo irme ya -le dije bastante nervioso abriendo la puerta del copiloto- he de preparar la comida.

-Vale, no te quiero entretener más -me dijo con ese tono de voz que conseguía relajarme- Esperaré tu llamada impaciente, no te arrepentirás. Ya sabes, estaré aquí hasta el día 7 de enero, pero espero de verdad que me llames antes.

Salí del coche y comencé a andar hacia mi casa, sonó el claxon de su coche y me giré, me hizo señales para que me acercara, así que me aproximé a la ventanilla del conductor.

-Otra cosa más -dijo sacando disimuladamente la mano por la ventanilla y acariciándome el paquete- Necesito acariciarte lo que tienes entre las piernas. Gracias por permitírmelo.

Aquello me cogió de improviso, me quedé helado. Miré hacia los lados por si alguien nos había visto pero en ese momento el camino estaba desierto, no había nadie. Su mano seguía tocando mi bulto que cada vez se hacía más grande, y yo no hacía nada por evitarlo. Mi respiración estaba bastante agitada. Era una sensación un tanto extraña el que otro hombre me estuviese acariciando mis partes, pero me gustaba y bastante.

Él dejó de tocarme y girando el volante aproximó el coche hasta el cruce.

-Recuerda que me encantaría que me llamaras -me dijo, y señalando mi entrepierna me soltó- Aunque veo que parece que también te gustaría llamarme.

Miré hacia mi paquete y se distinguía perfectamente lo empalmada que llevaba la polla. Intenté cubrirme la entrepierna con la camiseta y me marché con urgencia a mi casa.

Ya en la casa, mi respiración seguía agitada y mi polla seguía empalmada, me desnudé completamente. Tenía ganas de estar desnudo, de dejar que mi polla estuviese empinada y babeando, por un lado no quería masturbarme, pero por otro lo estaba deseando. Me preparé algo para comer, pero no podía quitarme de la cabeza las imágenes de Julián con Ángel follando el día anterior ni la imagen de Julián tocándome la polla y hablándome con aquel tono de voz tan relajante. Apenas probé bocado, saqué la tarjeta de Julián y marqué su número.

-Hola, ¿dígame? ¿Hola? -su voz sonó al otro lado, parecía como si estuviese esperando la llamada-

-Hola Julián, soy Álvaro -le dije con muchísimos nervios-

-Hola Álvaro -me dijo con ese tono que conseguía relajarme- Has tardado menos de lo que pensaba en llamarme, me alegro mucho que lo hayas hecho. Dime, ¿en qué puedo ayudarte?

-¿Podríamos vernos ahora? Puedo acercarme donde estés -le dije sin pensarlo-

-Bueno, ahora en el hotel en el que me hospedo está complicado -me contestó- si quieres puedo acercarme donde tú estés.

-Perdóname, ha sido una tontería por mi parte, no me hagas caso -le dije y colgué-

Me enfadé conmigo mismo porque no quería quedar con él, pero quería hacerlo, volví a coger el teléfono y remarqué.

-Apunta mi dirección: Camino de Guerrero, la tercera bocacalle a la derecha, la primera casa que te encuentras a la derecha nada más pasar el sembrado. Es la primera casa, la que hace esquina -le dije muy nervioso- Toca el claxon cuando estés en la puerta, te abriré la cancela para que metas el coche.

Colgué sin dejar que me dijese si podría venir o no, pero ya estaba hecho. Notaba un poco de presión en mi pecho, pero me sentía liberado en cierta medida. Decidí ponerme algo de ropa, no creo que el recibirlo totalmente desnudo le gustase, al menos a mí no me hubiese parecido correcto, claro que un hombre heterosexual con una pareja más o menos estable, que llame a otro para tener sexo de una manera u otra tampoco lo podría considerar muy correcto.

Me serví una Bombay con limón mientras esperaba, el alcohol me ayudaría a sentirme más seguro, o eso pensaba. Al cabo de media hora más o menos y acabando la ginebra sonó un claxon en la puerta de entrada al jardín, abrí la puerta a distancia y apareció el coche de Julián, salí a recibirlo.

-Veo que no te has liado con las calles -le dije mientras él salía del coche-

-Bueno, lo explicaste muy bien -me respondió con ese tono de voz relajante- Te sigo.

-¿Te apetece tomar algo? -le pregunté- Yo estoy tomando Bombay con limón.

-Mira, ponme otro igual -me contestó y señalando mi vaso añadió- Y rellena el tuyo, que está casi vacío.

Fuimos a la cocina y preparé las bebidas mientras él observaba la estancia con detenimiento. Le alcancé su copa y salimos al salón.

-Bueno, ¿no vas a hablar?¿No vas a decir nada? -me preguntó-

-¿Qué quieres que diga? -le respondí- Estoy muy nervioso, llevo toda la tarde bastante alterado…

-No sabía que el acariciarte el nabo te pusiese de esa manera -me cortó-

-Es la primera vez que un hombre me mete mano -le dije- Ayer fue la primera vez que he visto a dos hombres teniendo sexo…

-Tres, éramos tres hombres -me volvió a cortar- Tú tenías la polla en la mano y te la meneaste hasta correrte.

Se acercó a mí dejando su copa sobre la mesa, cogió mi copa y la puso junto a la suya. Me agarró la mano y la llevo a su paquete, notaba perfectamente su polla y sus huevos. Mi mano comenzó a moverse por su entrepierna mientras acercaba su cara a la mía. Su polla se estaba poniendo dura. De repente noté su mano en mi paquete, me acerqué más a él y lo besé con delicadeza en los labios, su boca se entreabrió y su lengua entró en mi boca, buscando mi lengua. Me desabrochó el pantalón mientras yo le bajaba el suyo, no llevaba slips y su polla apareció ante mí, la agarré y comencé a pajearlo. Mi pantalón cayó hasta el suelo, junto con mis slips. Nuestras pollas se rozaban, yo le acariciaba los huevos, las nalgas. Notaba como cada vez su polla se ponía más dura en mi mano.

-Podríamos irnos a la cama -me susurró-

-No me vas a follar, aún no estoy preparado -le contesté- Ni creo que lo quiera.

-Nadie ha dicho de follar a nadie -me dijo- Relájate y disfruta del sexo entre hombres.

Lo guie hasta mi dormitorio, junto a la cama nos quedamos mirándonos frente a frente. Él se acercó y comenzó a besarme en los labios, su polla estaba dura y me daba pequeños golpes en el vientre. La agarré y automáticamente mi mano comenzó a pajearlo, con la otra mano le empecé a acariciar los huevos, unos huevos grandes y colgones que me dejaron hipnotizado por un momento. Una de sus manos acariciaba mis pelotas mientras la otra acariciaba mis nalgas. Mi polla estaba empalmada, con un color ligeramente morado y segregando líquido preseminal. Él lo recogió con sus dedos y se los llevó a su boca, saboreaba mi precum y eso me estaba excitando.

Nos sentamos en el borde de la cama, cada uno pajeaba la polla del otro, me sentía muy excitado. Su polla estaba muy mojada, él recogió el precum con un dedo y lo llevó hasta mis labios, saqué tímidamente la lengua y lo saboreé, estaba un poco salado pero tenía un sabor que me agradó. Me senté más al interior de la cama, con mis piernas ligeramente flexionadas hacia arriba, Julián hizo lo mismo, metiéndose entre mis piernas. Nos pegamos el uno al otro hasta hacer que prácticamente nuestros huevos se rozasen. En mi mano notaba su polla bien dura, sus latidos, las venas hinchadas…pero lo que más me llamaba la atención era su dureza, su dureza y su calor. Lo estaba pajeando a una velocidad un poco elevada.

-Baja un poco la velocidad, Álvaro -me dijo entre gemidos y suspiros- Vas a conseguir que me corra antes de tiempo.

-Uff, perdóname -le dije un tanto avergonzado- Estoy bastante nervioso y no…

-Ya noto que estás nervioso -me cortó como hacía muchas veces- Tu polla no está dura del todo, debes relajarte o no podrás disfrutarlo. Sácate de la cabeza que estás haciendo algo malo y disfruta.

Lo pensé y le hice caso, fui dejando mi mente en blanco, solo concentrado en disfrutar de su polla. Al cabo de unos minutos ya notaba mi polla más dura.

-Joder Álvaro, esto es cosa otra -me dijo- Vaya pollón que se te está poniendo, y lo dura que la tienes ya.

Su mano derecha aceleró el movimiento, mientras la izquierda me acariciaba los huevos con suavidad, los agarraba y los soltaba, jugaba con ellos y eso me estaba poniendo a mil. Mi precum salía en bastante cantidad mojando todo el tronco de mi polla y la mano de Julián. Yo me estaba dejando llevar, lo pajeaba y magreaba sus pelotas. Acariciaba su perineo y, al ver que no me decía nada, seguí haciendo que el dedo avanzara buscando su ojal. En el momento que lo encontré, comencé a moverlo en círculos, frotando la yema de mi dedo y provocando en él que sus gemidos y suspiros subiesen de volumen. Era algo que le hacía a Ana, mi novia, y a ella le encantaba.

-Vas a conseguir que me corra -me soltó entre gemidos- No se te ocurra parar, quiero correrme.

-Tranquilo, no pararé -le contesté- Solo si me prometes que vas a hacer que me corra como nunca lo he hecho.

-Ummm, claro que te lo prometo…pero dale más rápido…Me corroooo -me dijo poniendo sus piernas casi rígidas-

En ese momento, de su polla salieron unas cuantas gotas de semen, pero más líquido de lo normal, imagino que sería semen mezclado con líquido preseminal. En cuanto aquello salió, el primer trallazo de su corrida me llegó al pecho, notaba en mi mano las contracciones de su polla. Siguió soltando trallazo que me dejaron el vientre, mi polla, mis muslos y mis huevos llenos de leche caliente.

Le exprimí bien su polla, que ya se estaba poniendo fláccida y retiré mi dedo de su culo.

-Ummmm cabrón -dijo entre suspiros- Te lo digo de verdad, ha sido una de mis mejores pajas.

-Bueno, para ser novato me alegro que te haya gustado -le dije-

-Serás novato pajeando a otro hombre -me dijo entre risas- Pero seguro que de pajas te haces bastantes, jajajajaja. Y ahora ponte cómodo porque vas a sentir como un hombre te hace una paja.

Se acomodó mejor, me agarró la polla y con su mano derecha recogió el semen que había caído sobre mi cuerpo y lo usó como si fuese crema lubricante para mi polla y mis huevos. Comenzó a mover su mano derecha arriba y abajo, con la izquierda me magreaba el vientre, los huevos… De repente noté como uno de sus dedos se escapaba hacia mi ojal, eso me puso tenso, pero entendí que donde las dan las toman, acababa de hacérselo y no debería de impedírselo, me dejé hacer. Me volví a concentrar en mi polla y en su mano, notaba la yema de su dedo girando en círculos en mi ojal y, la verdad, me encantaba. Notaba que se acercaba el momento de soltar mi leche, mi respiración se aceleró, mis gemidos aumentaron en volumen.

-Vaya, parece ser que alguien va a empezar a soltar leche -me dijo excitado- A ver si esto te gusta.

Sin esperarlo, el dedo que me masajeaba el culo se introdujo en él, al menos la primera falange entró en mí. No me lo esperaba, mi primera intención fue sacarlo, pero enseguida tener aquel dedo dentro de mí me estaba poniendo más excitado, más caliente.

-Cabrón, me estás follando con el dedo -le dije entre gemidos y a punto de explotar-

-Jejeje, si quieres te lo saco. Aunque creo que no te disgusta nada tenerlo ahí

-No lo saques, cabrón -le contesté- Ni se te ocurra sacarlo…Me corroooo.

No podía dejar de moverme, intentaba que su dedo entrase más, y a la vez movía mis caderas más rápido, como si estuviese follando. Mi leche salió por todos lados, le llegué a la cara, al pecho, al vientre… sacó su dedo de mi culo mientras se reía. Me tumbé en la cama recobrando la respiración, Julián se tumbó a mi lado, ambos con la cara de felicidad.

-¿Qué te ha parecido? -me preguntó Julián al cabo de los minutos- A mí me ha parecido genial, es cierto que he echado de menos más variedad. Mamadas, algo de sexo… pero entiendo que es tu primera vez.

-Joder, me ha encantado -le respondí- Quizá el sexo sea demasiado pronto, no me veo poniendo el culo y tú dándome, la verdad. Por lo demás…creo que sí, te la hubiese mamado pero sin que te corrieras en la boca, no estoy preparado para eso tampoco. Pero bueno, yo no tengo prisa. ¿Tienes prisa por irte?





Hasta aquí este relato, espero que os haya gustado y os invito a que me digáis qué os parece.

P.D.: Es un solo relato, no será una serie…salvo que me convenzáis para ello…jejejeje.



¡¡¡Ahh, y no olviden supervitaminarse y mineralizarseeee!!!

Para cualquier comentario, crítica o sugerencia, mi email: vantheway@hotmail.com



Saludos.

Vantheway
Uffff, me ha encantado y me ha puesto a mil. Lo peor es que tengo que volver al trabajo con dolor de huevos😭😭😭.
Deseando que continúes con el relato 🥰
 

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