Mi Primera Vez

Nos relajamos en la cama, yo pensaba en lo que acababa de pasar, me acababan de dar por el culo, mi primera vez, y deseaba que no fuese la última, a pesar de las molestias que tenía en mi ano.



Nos levantamos al cabo de la media hora después de habernos recuperado. Me puse una camiseta y un pantalón corto de deporte, me dirigí al salón mientras veía como Lola y Julián se levantaban y se vestían a medias. Se vinieron al salón, Lola se acercó a la ventana, el día estaba un poco nublado y hacía algo de frío. Parecía que el anticiclón nos había dado una tregua. Los pezones se marcaban en la camiseta.

-Parece que el buen tiempo se acaba -dijo al aire- Hace algo de fresco…creo que me voy a abrigar más. Solo faltaría que me resfriase…

-Tranquila, si quieres enciendo la chimenea y así podremos estar más cómodos -le dije- y en la habitación dejaré el aire acondicionado encendido todo el día.

Cogí un par de troncos y los coloqué en la chimenea, Julián echó otro más y repartió unas piñas para encenderla, al poco tiempo el fuego había prendido los troncos y comenzaba a caldear el salón.

-Bueno, ¿qué vamos a hacer? -preguntó Julián- Yo empiezo a tener algo de hambre…de comida.

-Jajajaja -me reí- Me pasa igual, ¿tienes hambre, Lola?

-La verdad es que sí -contestó- Estaba pensando donde comer.

-No digas tonterías -le dije- Podemos comer aquí, preparamos algo y comemos…comida, como dice Julián.

-Genial -contestaron los dos a la vez-

Nos pusimos manos a la obra, Julián se acercó a comprar algo de pan mientras Lola y yo nos poníamos con la comida. El calorcito de la chimenea se iba notando, además de las copitas de Ribera del Duero que tomábamos mientras preparábamos la comida, hizo que nos fuésemos relajando y acalorando más.

-No es justo, Álvaro -me dijo-

-No es justo…¿el qué no es justo?

-Pues que yo solo vaya con una camiseta, y tú lleves puesto un puesto un pantalón -me dijo señalando esa prenda-

-De acuerdo -dije quitándome el pantalón- me quedo como tú, con la camiseta nada más.

-Ahora sí -me dijo mirando mi polla- Ahora estamos igual.

Seguimos haciendo la comida, de vez en cuando nos refregábamos el uno con el otro, así estuvimos un ratillo hasta que Álvaro llamó para que le abriéramos. Le abrí la puerta de entrada al jardín, y al llegar a la casa lo detuve.

-Para entrar aquí debes quitarte la parte de abajo -le dije- Es una condición “Sine qua non” para poder estar en la casa.

-Buena condición -me contestó mientras se deshacía de su pantalón y de su slip- Mucho más cómodo, jejeje.

Ya en casa nos preparamos para comer algo, abrí una botella de Ribera del Duero, un “Goyo García Viadero” del 2020, de “Finca Los Quemados”. Un vino sublime, totalmente distinto a cualquier Ribera. Le pasé una copa a cada uno de ellos, mientras acabábamos de preparar la comida y poner la mesa. Julián le dio un sorbo, miró la copa y me miró.

-Joder, este vino y yo vamos a ser muy buenos amigos -me dijo riéndose- es de los mejores vinos que he probado. Déjame ver la etiqueta, creo que compraré una caja.

-Jajaja, sabía que gustaría -contesté- hace un tiempo me regalaron una botella, y desde entonces es un vino que no puede faltar en una celebración que organice. Tengo cinco botellas más.

-Ufff, sí que está bueno -dijo Lola acercándome la copa vacía- Por favor, échame un poco más, me lo he bebido sin darme cuenta, lo pruebas y te engancha, es como una droga.

-Jejeje, tenéis buen paladar -dije mirando a Lola- eso mismo dijo un sommelier amigo cuando lo probó.

Comimos relajados, entre risas y bromas, hablando de todo un poco. El vino iba dejando su efecto en nosotros, nos tomamos casi tres botellas entre los tres. Nos hacía desinhibirnos, ser más lanzados. La chimenea dejaba su calor en todo el salón, cosa que hizo que Julián primero, y después Lola, se quedaran completamente desnudos. Observé los pechos de Lola, con sus pezones endurecidos, y la polla de Julián, que estaba morcillona y algo mojada.

-Creo que es el momento para salir -dijo Lola levantándose y recogiendo la camiseta- Tengo que ir a la habitación que me alquilaron junto al “Baranda 22”, me he debido dejar ropa allí, me faltan bastantes prendas.

-Como quieras -le dije- Si quieres te acompañamos.

-No, tranquilo. Debo ir sola, hablaré también con Juan Carlos para que me pague lo que me debe -dijo poniéndose unas braguitas color crema- A ver si hay suerte.

Acabó de vestirse y se marchó, Julián y yo nos miramos. Me levanté y me puse a recoger la mesa, él se levantó y se sentó en el sofá del salón.

-¿Te importa que me siente un momento aquí? -me preguntó- Las sillas esas me han dejado el culo plano. Deja eso y charlemos, después lo recogemos entre los dos.

-Tranquilo, es poca cosa -le dije acercándome al sofá- Lo recojo en un momento- Ponte cómodo, ahora vengo.

Acabé de recoger la mesa y la cocina, decidí preparar un par de gin-lemmons. Me dirigí al sofá, le di su copa a Julián y me senté junto a él.

-Listo, ¿ves? Ha sido un momento de nada -le dije sonriéndole y dando un pequeño sorbo a mi copa- Esperemos que Lola tenga suerte.

-Ese Juan Carlos es un cabrón -me dijo cogiendo su copa- Se piensa que puede hacer lo que le dé la gana con los trabajadores, es un pinta de cuidado. Por cierto, gracias por la copa.

Entre el sopor del vino, el calor que hacía en el salón, el gin-lemmon…la sensación de paz que tenía me hacía sentir como en una nube. Acerqué mi mano a la polla de Julián, la acaricié, bajé acariciándola hasta sus huevos, él se abrió de piernas. Su polla comenzó a subir, se ponía dura por momentos. Me fascinaba ver a un hombre empalmarse. Se la agarré y comencé a mover mi mano arriba y abajo, notaba su nabo duro, caliente y palpitando en mi mano. Las pequeñas gotas de líquido preseminal comenzaron a aparecer por la punta del capullo mojando mi mano.

-Cómemela -me ordenó- Saborea bien lo que es una polla, disfrútala en la boca.

Lo miré fijamente, retrocedí en mi asiento e incliné mi cuerpo hacia su entrepierna. Con su polla cerca de mi boca, saqué la lengua y lamí la punta de su polla, impregnándola del líquido que salía de su nabo. Abrí la boca y metí su cipote en ella, la notaba muy dura en mi boca, mi lengua acariciaba todo el tronco, subía hasta su capullo, se frotaba con intensidad en su frenillo. Notaba sus venas hinchadas al pasar mi lengua por ellas, aquello me gustaba, me excitaba. Me levanté y me coloqué de rodillas entre sus piernas, bajé mi cabeza, con la punta de la lengua lamía el tronco de su polla hacia sus huevos. Se los agarré con la mano, me boca los lamía, los besaba, los chupaba mientras que, con la otra mano, lo masturbaba.

Su respiración se aceleró, me agarraba la cabeza por la nuca acompañando el movimiento de la mamada.

-Uffff putita -me dijo muy excitado- como me pone ver cómo te comes mi polla, cabrón. Sácame toda la leche que tengo, es un regalito para ti, zorra.

Lo miré sin sacarme la polla de la boca, uno de mis dedos empezó a buscar su ojal, él abrió más las piernas y las subió por encima de mis hombros sabiendo lo que pretendía.

-¡Come, come polla, zorra! -me dijo sacándola de mi boca y golpeándome la cara con ella- Te encanta mi nabo, ¿verdad putita?

-Sí, me vuelve loca cabrón -le dije recibiendo pollazos por la cara- Quiero que mi macho me llene la cara de lefa caliente.

-Pues sigue comiendo polla, zorra -me dijo muy excitado y metiéndomela en la boca nuevamente- vas a recibir mi leche prontito.

Logré meterle un dedo por el culo mientras le mamaba la polla con muchas ganas, tenía hambre de polla, quería su polla en mi boca, llenándome de leche todo el cuerpo, hasta quería tenerla en mi culo, quería que me follase.

-Dame por el culo, lo necesito -le dije sacándomela de la boca y sin reconocerme-

-No, hoy vas a comer polla, en otro momento, cuando yo quiera, te follaré el culito de puta que tienes -me dijo muy excitado y empujando mi cabeza hacia su entrepierna- Sigue comiendo nabo, cabrón.

Me dolía la polla de lo dura que la tenía, apenas me tocaba pues tenía las manos ocupadas, pero notaba como de mi polla salía el precum en grandes cantidades.

Mi dedo seguía follándolo y mi boca seguía mamándolo, mi lengua jugueteaba con su capullo, con su frenillo, por momentos la metía hasta lo más profundo de mi boca, sentía arcadas y entonces la sacaba para concentrarme en su capullo nuevamente. Notaba como la respiración de Julián se aceleraba y se entrecortaba, sus gemidos se hacían más fuertes y me excitaban más aún. Agarró mi cabeza, por su respiración notaba que le quedaba poco para soltar su leche.

-Mueve esa lengua, putita -me dijo dejando sólo su capullo en mi boca- Me queda poco para correrme.

Sabía qué iba a pasar y lo deseaba, le agarré la polla y me puse a pajearlo mientras mis labios se apretaban contra su capullo y mi lengua se frotaba contra su frenillo.

-Sigue cabrón, sigue -decía cada vez más excitado y repitiéndolo como si de un mantra se tratara- Ufffffff

Aceleré la velocidad de mi mano y noté como su polla daba espasmos en mi mano y en mi boca, saqué su polla de mi boca en el momento que su primer trallazo de lefa salía, me cayó sobre los labios y la cara, seguí meneándosela viendo muy de cerca como salían los siguientes trallazos que me caían por todo el cuerpo. Julián no paraba de gemir y jadear, sus caderas se movían como si estuviese follando a alguien imaginario. Una vez acabó de expulsar su semen, su polla comenzó a bajarse mientras él recuperaba la respiración. Me levanté, tenía su leche en mi cara, en mis labios, en mi pecho.

-Pruébala, prueba mi semen -me dijo Julián- Te gustará.

Acerqué la yema de uno de mis dedos a mis labios, recogí un poco de su semen y lo puse sobre mi lengua, no sabía mal, no es que estuviese sabroso pero no estaba malo, algo salado pero estaba rico. Saqué mi lengua y la pasé por mis labios recogiendo lo que tenía en ellos. Me levanté, con la polla señalando al techo y fui al baño a limpiarme la lefada de Julián. No quería seguir probándola, para ser la primera vez pensaba que con lo que había saboreado era suficiente.

Cuando salí del baño, acababa de llegar Lola, yo seguía con la polla dura y mojada.

-Vaya, vaya anda que habéis perdido el tiempo…Ya me ha contado Julián lo que ha pasado aquí, sin mí. Y, según me ha dicho, le has pedido que te diera por el culo… pero veo que el calentón lo sigues teniendo -me dijo señalándome la polla empalmada- Bueno, menos mal que he repasado la habitación y me había dejado a mi amigo en un cajón. Julián lo conoce, incluso le puso nombre, se llama Roberto.

Metió su mano en el bolso que llevaba y sacó un arnés sexual realista, lo que se conoce como un estrapón. No era excesivamente grande, medirían sobre los 16 cm, ni excesivamente gordo, pero con su capullo, sus venas, sus huevos… En ese momento me presentó a Roberto.

-Y ahora, voy a desnudarme y colocármelo -me dijo mientras señalaba el suelo, junto a la chimenea- Ponte ahí a 4 patas, seré yo quien te dé por el culo, con un poco de lubricante.

Julián colocó un par de toallas de baño en el suelo a modo de alfombra donde ella dijo, y me coloqué a 4 patas sobre las ellas. Lola se desnudó completamente, se colocó el estrapón mediante las correas y se puso detrás de mí. Giré la cabeza para ver lo que hacía, acabó de colocárselo y se acercó a mí colocándose delante de mi cara, levanté la cabeza y ahí estaba, un dildo color carne con sus huevos, sus venas, su capullo….

-Ya sabes lo que tienes que hacer -me dijo-

Abrí la boca y comencé a mamarlo, no era igual que chupar una polla, se le notaban las venas, el capullo…pero le faltaba calor, palpitar…Me la sacó de la boca y se colocó detrás de mí, llevaba en la mano un tarro de lubricante que volcó sobre el dildo, lo extendió como si se hiciese una paja. Una vez que lubricó el dildo, se echó lubricante en dos dedos que puso en mi ojal, extendió el lubricante haciendo círculos en mi ano. Aquello me excitaba, de vez en cuando uno de sus dedos me penetraba.

-Ahora relájate y disfruta -me dijo tumbándose sobre mi espalda-

Notaba el estrapón en mi ojal, sus tetas en mi espalda… empecé a moverme hacia atrás con la intención de clavármelo, sus manos agarraron mis caderas, se irguió y noté como presionaba mi esfínter, como se abría paso hacia mi interior. Poco a poco fue entrando, el dolor que sentía no era muy intenso, notaba placer también. Ella apretaba más, notaba como se iba introduciendo paso a paso. Una vez llegó al final se paró, se mantuvo quieta unos segundos nada más. Empezó a retroceder lentamente, notaba como recorría el camino de vuelta, sin llegar a sacarlo del todo, para volver a entrar hasta el fondo, cada vez más rápido.

-Me encanta vuestro amigo Roberto -dije- tendrá que venir más veces…

Lola, agarrándome bien de las caderas, aceleró el movimiento y el placer que sentía aumentaba. Mi polla estaba muy dura y empapada. Notaba como se acercaba mi clímax, ya no notaba la diferencia con una polla de verdad, salvo que no palpitaba, pero con el movimiento, el mete y saca, apenas tenía yo la cabeza para descifrar si era una polla real o una de goma, sólo quería que no parase, que siguiera. Notaba como subía el placer que nacía en mis pelotas y se dirigía a mi vientre.

-Ufff Lola -le dije entre jadeos y gemidos- Sigue que me voy a correr.

En ese momento, Julián se tumbó en el suelo por un lado de mi cuerpo y debajo de mis pelotas y de mi polla, su cabeza quedaba justo debajo de mi polla. Lola seguía penetrándome sin parar cuando noté que el primer trallazo salía de mis pelotas y atravesaba mi polla hasta salir disparado. Julián puso la mano frenando el semen, los siguientes trallazos cayeron en la cara de Julián mientras yo no paraba de gozar, quería más, el placer que notaba era tremendo, nunca había notado tal éxtasis. Al momento Lola sacó a Roberto de mi culo, yo me tumbé de lado, dejando a Julián pegado a mí, Lola se tumbó al otro lado mío.

-Espero que te haya gustado Roberto -me dijo Lola- Cada vez que me follo a Julián acabo corriéndome también, como me ha pasado ahora.

-¿Te has corrido? -le pregunté a Lola- A mí me ha encantado, quiero que Roberto se quede con nosotros estos días…

-Por eso no te preocupes -contestó Julián- Roberto va donde esté Lola. Además, un día se estos tendremos que poner el culito los dos para que Roberto entre en nosotros de forma alterna, como dos buenas putas.

-Somos tres putas -le rectifiqué mientras Lola reía- y estoy deseando recibir a Roberto de nuevo.

Nos quedamos tumbados en el suelo junto a la chimenea, descansando. Al ratillo me levanté y eché otro tronco a la chimenea, no hacía frío, pero quería que el salón mantuviera esa calidez con el objetivo de estar todos en bolas. Me senté en el sofá y Julián se sentó a mi lado.

-Se está muy a gusto aquí -me dijo sonriéndome- En unos días mi mujer vendrá y esto se acabará para mí.

-Bueno, puedes invitarla -contestó Lola levantándose y sentándose a mi otro lado- Si Álvaro no pone pegas, y seguimos todos aquí, podríamos organizar una comida y ver cómo va evolucionando todo.

-Sofía, así se llama mi esposa, es muy sociable -contestó Julián- además, hace unos pocos años hicimos un trío con una amiga suya, y otra vez con esa amiga y su marido hicimos una pequeña orgía los cuatro…pero a ella no le gustó, a mi mujer me refiero, porque su amiga quedó encantada, y ahí se acabó nuestra inmersión en el sexo en grupo juntos. Yo, ya lo sabéis, he seguido practicándolo, pero ella no lo tengo muy claro.

-Otra cosa, y no menos importante -dije cambiando de tema- Lola, qué te ha dicho Juan Carlos por el dinero que te debe, ¿has podido verlo?

-Sí, he hablado con él -me contestó- Me ha pedido que pase en dos días por allí para pagarme lo que me debe. Las cantidades que él dice coinciden con las mías, así que pasado mañana he quedado con él para que me pague de una vez. Sabe que tiene todas las de perder si no paga.

Pasamos el resto de la tarde en bolas, relajados, charlando y bromeando. Al rato decidimos activarnos para preparar algo de picoteo para cenar. Nos levantamos y decidimos hacer una ensalada y sacar algo de embutidos, un poco de jamón cortado ya y unas copas de vino, esta vez sería un tinto de Toro, un Termes del 2021, de la bodega Numanthia.

Mientras nos movíamos preparando todo, me fijé primero en Lola, en su cuerpo, una chica guapa, con un cuerpo que no pasa desapercibido y sabe lucirlo. Nota en cualquier momento que alguien la observa y lo aprovecha para lucirse, se dio cuenta que la miraba y se giró, hizo como si se le cayera un cubierto al suelo y se inclinó a recogerlo sin doblar las rodillas, mostrándome su culo y su coño, coño que se le veía abierto y brillante. Se giró una vez recogido el cubierto y me miró sonriéndome.

Después me fijé en Julián, un tipo que aparentaba unos 55 o 58 años, guapo, bastante guapo, con los músculos definidos sin estar excesivamente marcados, una polla no de las monstruosas, la suya mediría sobre los 16 o 17 cm, pero lo que más me llamaba la atención eran sus cojones, unos huevos grandes con un volumen bastante llamativo, que le colgaban todo el rato. Es de los huevos colgando siempre me ha llamado la atención, los míos son normales, pero a veces cuelgan y a veces no, los de Julián siempre le cuelgan. Su culo era redondeado, duro al tacto, daban ganas de tocárselo todo el rato.

Abrí la botella de tinto de Toro y la vacié en el decantador, al ratillo la serví en tres copas y la probamos. Julián me miró fijamente.

-Me estoy enamorando de ti -me dijo con su copa pegada a sus labios- Este vino no tiene nada que envidiarle al Ribera que hemos probado.

-Joder, es verdad -me dijo Lola- está buenísimo.

En ese momento sonó mi teléfono, lo tenía ya olvidado en el dormitorio. Fui a por él, era Ana. Miré a Lola y a Julián, ambos me hicieron un gesto para que contestara. Descolgué en manos libres.

-Hola Ana -contesté- ¿Qué tal?

-Hola Álvaro -me respondió con un tono de voz de preocupación- te he mandado varios WhatsApp y no los has leído siquiera. ¿Estás bien?

-Sí bien -le contesté- sabes que cuando vengo aquí siempre desconecto, dejo el teléfono en el dormitorio y no lo vuelvo a mirar hasta que me voy.

-Sí, lo sé -me dijo- pero pensaba que como no estoy contigo, estarías más pendiente del teléfono. ¿Todo bien?

-Sí, salgo a andar por la playa mañana y tarde todos los días -respondí- esto me relaja muchísimo.

-Entiendo -me dijo- Cuando quieras que vaya, solo tienes que decírmelo. Si te apetece, claro.

-Sí, no te preocupes -le contesté- Yo te aviso, aún no sé qué día regresaré, si para Nochebuena regreso o la paso aquí. Ya te voy diciendo.

-Perfecto, te quiero mucho -me dijo- Vamos hablando. Un beso enorme en tu boca, y otro más grande en tu polla, claro que eso no sería un beso…jejejeje.

-Jajaja…suena bastante bien -le dije un tanto incómodo porque Lola y Julián estaban escuchando, aparentemente sin prestar atención- También te quiero.

-Por cierto -me dijo bajando la voz- tengo el coñito como te gusta, totalmente sin pelo, el coñito y el culito, que están deseando que tu polla entre en ellos…Joder, no sabes el calentón que tengo…

-Ummmmmm, me encanta tu coñito sin pelos, y tu culo también…vas a conseguir empalmarme y entonces tendré que ir al baño…ya sabes

-Jooo, que desperdicio de semen -se rio-

-Uffff, ¿qué te pasa? Te noto bastante…

-¡Qué me va a pasar! -me cortó- hace días que no me tocas, solo me toco yo pero no es lo mismo, joder. Tengo ganas de que me la metas, de tus embestidas notando tu polla dura dentro de mí, de cómo me inundas con tu semen…¡estoy que me subo por las paredes del calentón que tengo, coño!

-Vaya -dije mirando a Lola y a Julián, éste tenía la polla morcillona ya- No sé qué decirte, joder. Yo también estoy caliente.

-Bueno, vamos a relajarnos un poco -me dijo intentando que la conversación no fuese a más- No estoy sola ahora mismo y no podría tocarme mientras hablo contigo, pero ganas no me faltan.

-No te preocupes -le dije- Vamos a relajarnos, tienes toda la razón. Llámame cuando quieras, te prometo que estaré pendiente del teléfono. Un beso enorme…y una lamida en ese coñito que me pone a mil.

-Qué cabrón eres -me dijo riéndose- ya sabes lo que te haría ahora, ahora que no puedo hablar…

-¿Una mamada? -le corté-

-Así es -me dijo- y tengo que dejarte ya, un beso. Te quiero

-Otro beso -le contesté- Te quiero

Colgué y miré a los dos, ellos me miraron, Lola señaló mi polla que se estaba levantando.

-Joder con tu novia -me dijo Julián- me ha puesto caliente a mí también…

-No queríamos escuchar, pero la conversación se ha puesto muy interesante -me dijo Lola- ¿Sabes si ella se acostaría con una mujer? Me encantaría acostarme con ella.

-La verdad que no lo sé -le dije- Es la primera vez en todo el tiempo que llevamos, juntos que una conversación nos ha puesto calientes. Nunca hemos hablado de sexo en esos términos tan claros. Y la verdad, nos hemos excitado todos, ella y nosotros. Ahora mejor vamos a picar algo y a beber este delicioso vino. De sexo hablamos después.

Y hasta aquí este capítulo



¡¡¡Ahh, y no olviden supervitaminarse y mineralizarseeee!!!

Para cualquier comentario, crítica o sugerencia, mi email: vantheway@hotmail.com



Saludos.

Vantheway
 
Nos relajamos en la cama, yo pensaba en lo que acababa de pasar, me acababan de dar por el culo, mi primera vez, y deseaba que no fuese la última, a pesar de las molestias que tenía en mi ano.



Nos levantamos al cabo de la media hora después de habernos recuperado. Me puse una camiseta y un pantalón corto de deporte, me dirigí al salón mientras veía como Lola y Julián se levantaban y se vestían a medias. Se vinieron al salón, Lola se acercó a la ventana, el día estaba un poco nublado y hacía algo de frío. Parecía que el anticiclón nos había dado una tregua. Los pezones se marcaban en la camiseta.

-Parece que el buen tiempo se acaba -dijo al aire- Hace algo de fresco…creo que me voy a abrigar más. Solo faltaría que me resfriase…

-Tranquila, si quieres enciendo la chimenea y así podremos estar más cómodos -le dije- y en la habitación dejaré el aire acondicionado encendido todo el día.

Cogí un par de troncos y los coloqué en la chimenea, Julián echó otro más y repartió unas piñas para encenderla, al poco tiempo el fuego había prendido los troncos y comenzaba a caldear el salón.

-Bueno, ¿qué vamos a hacer? -preguntó Julián- Yo empiezo a tener algo de hambre…de comida.

-Jajajaja -me reí- Me pasa igual, ¿tienes hambre, Lola?

-La verdad es que sí -contestó- Estaba pensando donde comer.

-No digas tonterías -le dije- Podemos comer aquí, preparamos algo y comemos…comida, como dice Julián.

-Genial -contestaron los dos a la vez-

Nos pusimos manos a la obra, Julián se acercó a comprar algo de pan mientras Lola y yo nos poníamos con la comida. El calorcito de la chimenea se iba notando, además de las copitas de Ribera del Duero que tomábamos mientras preparábamos la comida, hizo que nos fuésemos relajando y acalorando más.

-No es justo, Álvaro -me dijo-

-No es justo…¿el qué no es justo?

-Pues que yo solo vaya con una camiseta, y tú lleves puesto un puesto un pantalón -me dijo señalando esa prenda-

-De acuerdo -dije quitándome el pantalón- me quedo como tú, con la camiseta nada más.

-Ahora sí -me dijo mirando mi polla- Ahora estamos igual.

Seguimos haciendo la comida, de vez en cuando nos refregábamos el uno con el otro, así estuvimos un ratillo hasta que Álvaro llamó para que le abriéramos. Le abrí la puerta de entrada al jardín, y al llegar a la casa lo detuve.

-Para entrar aquí debes quitarte la parte de abajo -le dije- Es una condición “Sine qua non” para poder estar en la casa.

-Buena condición -me contestó mientras se deshacía de su pantalón y de su slip- Mucho más cómodo, jejeje.

Ya en casa nos preparamos para comer algo, abrí una botella de Ribera del Duero, un “Goyo García Viadero” del 2020, de “Finca Los Quemados”. Un vino sublime, totalmente distinto a cualquier Ribera. Le pasé una copa a cada uno de ellos, mientras acabábamos de preparar la comida y poner la mesa. Julián le dio un sorbo, miró la copa y me miró.

-Joder, este vino y yo vamos a ser muy buenos amigos -me dijo riéndose- es de los mejores vinos que he probado. Déjame ver la etiqueta, creo que compraré una caja.

-Jajaja, sabía que gustaría -contesté- hace un tiempo me regalaron una botella, y desde entonces es un vino que no puede faltar en una celebración que organice. Tengo cinco botellas más.

-Ufff, sí que está bueno -dijo Lola acercándome la copa vacía- Por favor, échame un poco más, me lo he bebido sin darme cuenta, lo pruebas y te engancha, es como una droga.

-Jejeje, tenéis buen paladar -dije mirando a Lola- eso mismo dijo un sommelier amigo cuando lo probó.

Comimos relajados, entre risas y bromas, hablando de todo un poco. El vino iba dejando su efecto en nosotros, nos tomamos casi tres botellas entre los tres. Nos hacía desinhibirnos, ser más lanzados. La chimenea dejaba su calor en todo el salón, cosa que hizo que Julián primero, y después Lola, se quedaran completamente desnudos. Observé los pechos de Lola, con sus pezones endurecidos, y la polla de Julián, que estaba morcillona y algo mojada.

-Creo que es el momento para salir -dijo Lola levantándose y recogiendo la camiseta- Tengo que ir a la habitación que me alquilaron junto al “Baranda 22”, me he debido dejar ropa allí, me faltan bastantes prendas.

-Como quieras -le dije- Si quieres te acompañamos.

-No, tranquilo. Debo ir sola, hablaré también con Juan Carlos para que me pague lo que me debe -dijo poniéndose unas braguitas color crema- A ver si hay suerte.

Acabó de vestirse y se marchó, Julián y yo nos miramos. Me levanté y me puse a recoger la mesa, él se levantó y se sentó en el sofá del salón.

-¿Te importa que me siente un momento aquí? -me preguntó- Las sillas esas me han dejado el culo plano. Deja eso y charlemos, después lo recogemos entre los dos.

-Tranquilo, es poca cosa -le dije acercándome al sofá- Lo recojo en un momento- Ponte cómodo, ahora vengo.

Acabé de recoger la mesa y la cocina, decidí preparar un par de gin-lemmons. Me dirigí al sofá, le di su copa a Julián y me senté junto a él.

-Listo, ¿ves? Ha sido un momento de nada -le dije sonriéndole y dando un pequeño sorbo a mi copa- Esperemos que Lola tenga suerte.

-Ese Juan Carlos es un cabrón -me dijo cogiendo su copa- Se piensa que puede hacer lo que le dé la gana con los trabajadores, es un pinta de cuidado. Por cierto, gracias por la copa.

Entre el sopor del vino, el calor que hacía en el salón, el gin-lemmon…la sensación de paz que tenía me hacía sentir como en una nube. Acerqué mi mano a la polla de Julián, la acaricié, bajé acariciándola hasta sus huevos, él se abrió de piernas. Su polla comenzó a subir, se ponía dura por momentos. Me fascinaba ver a un hombre empalmarse. Se la agarré y comencé a mover mi mano arriba y abajo, notaba su nabo duro, caliente y palpitando en mi mano. Las pequeñas gotas de líquido preseminal comenzaron a aparecer por la punta del capullo mojando mi mano.

-Cómemela -me ordenó- Saborea bien lo que es una polla, disfrútala en la boca.

Lo miré fijamente, retrocedí en mi asiento e incliné mi cuerpo hacia su entrepierna. Con su polla cerca de mi boca, saqué la lengua y lamí la punta de su polla, impregnándola del líquido que salía de su nabo. Abrí la boca y metí su cipote en ella, la notaba muy dura en mi boca, mi lengua acariciaba todo el tronco, subía hasta su capullo, se frotaba con intensidad en su frenillo. Notaba sus venas hinchadas al pasar mi lengua por ellas, aquello me gustaba, me excitaba. Me levanté y me coloqué de rodillas entre sus piernas, bajé mi cabeza, con la punta de la lengua lamía el tronco de su polla hacia sus huevos. Se los agarré con la mano, me boca los lamía, los besaba, los chupaba mientras que, con la otra mano, lo masturbaba.

Su respiración se aceleró, me agarraba la cabeza por la nuca acompañando el movimiento de la mamada.

-Uffff putita -me dijo muy excitado- como me pone ver cómo te comes mi polla, cabrón. Sácame toda la leche que tengo, es un regalito para ti, zorra.

Lo miré sin sacarme la polla de la boca, uno de mis dedos empezó a buscar su ojal, él abrió más las piernas y las subió por encima de mis hombros sabiendo lo que pretendía.

-¡Come, come polla, zorra! -me dijo sacándola de mi boca y golpeándome la cara con ella- Te encanta mi nabo, ¿verdad putita?

-Sí, me vuelve loca cabrón -le dije recibiendo pollazos por la cara- Quiero que mi macho me llene la cara de lefa caliente.

-Pues sigue comiendo polla, zorra -me dijo muy excitado y metiéndomela en la boca nuevamente- vas a recibir mi leche prontito.

Logré meterle un dedo por el culo mientras le mamaba la polla con muchas ganas, tenía hambre de polla, quería su polla en mi boca, llenándome de leche todo el cuerpo, hasta quería tenerla en mi culo, quería que me follase.

-Dame por el culo, lo necesito -le dije sacándomela de la boca y sin reconocerme-

-No, hoy vas a comer polla, en otro momento, cuando yo quiera, te follaré el culito de puta que tienes -me dijo muy excitado y empujando mi cabeza hacia su entrepierna- Sigue comiendo nabo, cabrón.

Me dolía la polla de lo dura que la tenía, apenas me tocaba pues tenía las manos ocupadas, pero notaba como de mi polla salía el precum en grandes cantidades.

Mi dedo seguía follándolo y mi boca seguía mamándolo, mi lengua jugueteaba con su capullo, con su frenillo, por momentos la metía hasta lo más profundo de mi boca, sentía arcadas y entonces la sacaba para concentrarme en su capullo nuevamente. Notaba como la respiración de Julián se aceleraba y se entrecortaba, sus gemidos se hacían más fuertes y me excitaban más aún. Agarró mi cabeza, por su respiración notaba que le quedaba poco para soltar su leche.

-Mueve esa lengua, putita -me dijo dejando sólo su capullo en mi boca- Me queda poco para correrme.

Sabía qué iba a pasar y lo deseaba, le agarré la polla y me puse a pajearlo mientras mis labios se apretaban contra su capullo y mi lengua se frotaba contra su frenillo.

-Sigue cabrón, sigue -decía cada vez más excitado y repitiéndolo como si de un mantra se tratara- Ufffffff

Aceleré la velocidad de mi mano y noté como su polla daba espasmos en mi mano y en mi boca, saqué su polla de mi boca en el momento que su primer trallazo de lefa salía, me cayó sobre los labios y la cara, seguí meneándosela viendo muy de cerca como salían los siguientes trallazos que me caían por todo el cuerpo. Julián no paraba de gemir y jadear, sus caderas se movían como si estuviese follando a alguien imaginario. Una vez acabó de expulsar su semen, su polla comenzó a bajarse mientras él recuperaba la respiración. Me levanté, tenía su leche en mi cara, en mis labios, en mi pecho.

-Pruébala, prueba mi semen -me dijo Julián- Te gustará.

Acerqué la yema de uno de mis dedos a mis labios, recogí un poco de su semen y lo puse sobre mi lengua, no sabía mal, no es que estuviese sabroso pero no estaba malo, algo salado pero estaba rico. Saqué mi lengua y la pasé por mis labios recogiendo lo que tenía en ellos. Me levanté, con la polla señalando al techo y fui al baño a limpiarme la lefada de Julián. No quería seguir probándola, para ser la primera vez pensaba que con lo que había saboreado era suficiente.

Cuando salí del baño, acababa de llegar Lola, yo seguía con la polla dura y mojada.

-Vaya, vaya anda que habéis perdido el tiempo…Ya me ha contado Julián lo que ha pasado aquí, sin mí. Y, según me ha dicho, le has pedido que te diera por el culo… pero veo que el calentón lo sigues teniendo -me dijo señalándome la polla empalmada- Bueno, menos mal que he repasado la habitación y me había dejado a mi amigo en un cajón. Julián lo conoce, incluso le puso nombre, se llama Roberto.

Metió su mano en el bolso que llevaba y sacó un arnés sexual realista, lo que se conoce como un estrapón. No era excesivamente grande, medirían sobre los 16 cm, ni excesivamente gordo, pero con su capullo, sus venas, sus huevos… En ese momento me presentó a Roberto.

-Y ahora, voy a desnudarme y colocármelo -me dijo mientras señalaba el suelo, junto a la chimenea- Ponte ahí a 4 patas, seré yo quien te dé por el culo, con un poco de lubricante.

Julián colocó un par de toallas de baño en el suelo a modo de alfombra donde ella dijo, y me coloqué a 4 patas sobre las ellas. Lola se desnudó completamente, se colocó el estrapón mediante las correas y se puso detrás de mí. Giré la cabeza para ver lo que hacía, acabó de colocárselo y se acercó a mí colocándose delante de mi cara, levanté la cabeza y ahí estaba, un dildo color carne con sus huevos, sus venas, su capullo….

-Ya sabes lo que tienes que hacer -me dijo-

Abrí la boca y comencé a mamarlo, no era igual que chupar una polla, se le notaban las venas, el capullo…pero le faltaba calor, palpitar…Me la sacó de la boca y se colocó detrás de mí, llevaba en la mano un tarro de lubricante que volcó sobre el dildo, lo extendió como si se hiciese una paja. Una vez que lubricó el dildo, se echó lubricante en dos dedos que puso en mi ojal, extendió el lubricante haciendo círculos en mi ano. Aquello me excitaba, de vez en cuando uno de sus dedos me penetraba.

-Ahora relájate y disfruta -me dijo tumbándose sobre mi espalda-

Notaba el estrapón en mi ojal, sus tetas en mi espalda… empecé a moverme hacia atrás con la intención de clavármelo, sus manos agarraron mis caderas, se irguió y noté como presionaba mi esfínter, como se abría paso hacia mi interior. Poco a poco fue entrando, el dolor que sentía no era muy intenso, notaba placer también. Ella apretaba más, notaba como se iba introduciendo paso a paso. Una vez llegó al final se paró, se mantuvo quieta unos segundos nada más. Empezó a retroceder lentamente, notaba como recorría el camino de vuelta, sin llegar a sacarlo del todo, para volver a entrar hasta el fondo, cada vez más rápido.

-Me encanta vuestro amigo Roberto -dije- tendrá que venir más veces…

Lola, agarrándome bien de las caderas, aceleró el movimiento y el placer que sentía aumentaba. Mi polla estaba muy dura y empapada. Notaba como se acercaba mi clímax, ya no notaba la diferencia con una polla de verdad, salvo que no palpitaba, pero con el movimiento, el mete y saca, apenas tenía yo la cabeza para descifrar si era una polla real o una de goma, sólo quería que no parase, que siguiera. Notaba como subía el placer que nacía en mis pelotas y se dirigía a mi vientre.

-Ufff Lola -le dije entre jadeos y gemidos- Sigue que me voy a correr.

En ese momento, Julián se tumbó en el suelo por un lado de mi cuerpo y debajo de mis pelotas y de mi polla, su cabeza quedaba justo debajo de mi polla. Lola seguía penetrándome sin parar cuando noté que el primer trallazo salía de mis pelotas y atravesaba mi polla hasta salir disparado. Julián puso la mano frenando el semen, los siguientes trallazos cayeron en la cara de Julián mientras yo no paraba de gozar, quería más, el placer que notaba era tremendo, nunca había notado tal éxtasis. Al momento Lola sacó a Roberto de mi culo, yo me tumbé de lado, dejando a Julián pegado a mí, Lola se tumbó al otro lado mío.

-Espero que te haya gustado Roberto -me dijo Lola- Cada vez que me follo a Julián acabo corriéndome también, como me ha pasado ahora.

-¿Te has corrido? -le pregunté a Lola- A mí me ha encantado, quiero que Roberto se quede con nosotros estos días…

-Por eso no te preocupes -contestó Julián- Roberto va donde esté Lola. Además, un día se estos tendremos que poner el culito los dos para que Roberto entre en nosotros de forma alterna, como dos buenas putas.

-Somos tres putas -le rectifiqué mientras Lola reía- y estoy deseando recibir a Roberto de nuevo.

Nos quedamos tumbados en el suelo junto a la chimenea, descansando. Al ratillo me levanté y eché otro tronco a la chimenea, no hacía frío, pero quería que el salón mantuviera esa calidez con el objetivo de estar todos en bolas. Me senté en el sofá y Julián se sentó a mi lado.

-Se está muy a gusto aquí -me dijo sonriéndome- En unos días mi mujer vendrá y esto se acabará para mí.

-Bueno, puedes invitarla -contestó Lola levantándose y sentándose a mi otro lado- Si Álvaro no pone pegas, y seguimos todos aquí, podríamos organizar una comida y ver cómo va evolucionando todo.

-Sofía, así se llama mi esposa, es muy sociable -contestó Julián- además, hace unos pocos años hicimos un trío con una amiga suya, y otra vez con esa amiga y su marido hicimos una pequeña orgía los cuatro…pero a ella no le gustó, a mi mujer me refiero, porque su amiga quedó encantada, y ahí se acabó nuestra inmersión en el sexo en grupo juntos. Yo, ya lo sabéis, he seguido practicándolo, pero ella no lo tengo muy claro.

-Otra cosa, y no menos importante -dije cambiando de tema- Lola, qué te ha dicho Juan Carlos por el dinero que te debe, ¿has podido verlo?

-Sí, he hablado con él -me contestó- Me ha pedido que pase en dos días por allí para pagarme lo que me debe. Las cantidades que él dice coinciden con las mías, así que pasado mañana he quedado con él para que me pague de una vez. Sabe que tiene todas las de perder si no paga.

Pasamos el resto de la tarde en bolas, relajados, charlando y bromeando. Al rato decidimos activarnos para preparar algo de picoteo para cenar. Nos levantamos y decidimos hacer una ensalada y sacar algo de embutidos, un poco de jamón cortado ya y unas copas de vino, esta vez sería un tinto de Toro, un Termes del 2021, de la bodega Numanthia.

Mientras nos movíamos preparando todo, me fijé primero en Lola, en su cuerpo, una chica guapa, con un cuerpo que no pasa desapercibido y sabe lucirlo. Nota en cualquier momento que alguien la observa y lo aprovecha para lucirse, se dio cuenta que la miraba y se giró, hizo como si se le cayera un cubierto al suelo y se inclinó a recogerlo sin doblar las rodillas, mostrándome su culo y su coño, coño que se le veía abierto y brillante. Se giró una vez recogido el cubierto y me miró sonriéndome.

Después me fijé en Julián, un tipo que aparentaba unos 55 o 58 años, guapo, bastante guapo, con los músculos definidos sin estar excesivamente marcados, una polla no de las monstruosas, la suya mediría sobre los 16 o 17 cm, pero lo que más me llamaba la atención eran sus cojones, unos huevos grandes con un volumen bastante llamativo, que le colgaban todo el rato. Es de los huevos colgando siempre me ha llamado la atención, los míos son normales, pero a veces cuelgan y a veces no, los de Julián siempre le cuelgan. Su culo era redondeado, duro al tacto, daban ganas de tocárselo todo el rato.

Abrí la botella de tinto de Toro y la vacié en el decantador, al ratillo la serví en tres copas y la probamos. Julián me miró fijamente.

-Me estoy enamorando de ti -me dijo con su copa pegada a sus labios- Este vino no tiene nada que envidiarle al Ribera que hemos probado.

-Joder, es verdad -me dijo Lola- está buenísimo.

En ese momento sonó mi teléfono, lo tenía ya olvidado en el dormitorio. Fui a por él, era Ana. Miré a Lola y a Julián, ambos me hicieron un gesto para que contestara. Descolgué en manos libres.

-Hola Ana -contesté- ¿Qué tal?

-Hola Álvaro -me respondió con un tono de voz de preocupación- te he mandado varios WhatsApp y no los has leído siquiera. ¿Estás bien?

-Sí bien -le contesté- sabes que cuando vengo aquí siempre desconecto, dejo el teléfono en el dormitorio y no lo vuelvo a mirar hasta que me voy.

-Sí, lo sé -me dijo- pero pensaba que como no estoy contigo, estarías más pendiente del teléfono. ¿Todo bien?

-Sí, salgo a andar por la playa mañana y tarde todos los días -respondí- esto me relaja muchísimo.

-Entiendo -me dijo- Cuando quieras que vaya, solo tienes que decírmelo. Si te apetece, claro.

-Sí, no te preocupes -le contesté- Yo te aviso, aún no sé qué día regresaré, si para Nochebuena regreso o la paso aquí. Ya te voy diciendo.

-Perfecto, te quiero mucho -me dijo- Vamos hablando. Un beso enorme en tu boca, y otro más grande en tu polla, claro que eso no sería un beso…jejejeje.

-Jajaja…suena bastante bien -le dije un tanto incómodo porque Lola y Julián estaban escuchando, aparentemente sin prestar atención- También te quiero.

-Por cierto -me dijo bajando la voz- tengo el coñito como te gusta, totalmente sin pelo, el coñito y el culito, que están deseando que tu polla entre en ellos…Joder, no sabes el calentón que tengo…

-Ummmmmm, me encanta tu coñito sin pelos, y tu culo también…vas a conseguir empalmarme y entonces tendré que ir al baño…ya sabes

-Jooo, que desperdicio de semen -se rio-

-Uffff, ¿qué te pasa? Te noto bastante…

-¡Qué me va a pasar! -me cortó- hace días que no me tocas, solo me toco yo pero no es lo mismo, joder. Tengo ganas de que me la metas, de tus embestidas notando tu polla dura dentro de mí, de cómo me inundas con tu semen…¡estoy que me subo por las paredes del calentón que tengo, coño!

-Vaya -dije mirando a Lola y a Julián, éste tenía la polla morcillona ya- No sé qué decirte, joder. Yo también estoy caliente.

-Bueno, vamos a relajarnos un poco -me dijo intentando que la conversación no fuese a más- No estoy sola ahora mismo y no podría tocarme mientras hablo contigo, pero ganas no me faltan.

-No te preocupes -le dije- Vamos a relajarnos, tienes toda la razón. Llámame cuando quieras, te prometo que estaré pendiente del teléfono. Un beso enorme…y una lamida en ese coñito que me pone a mil.

-Qué cabrón eres -me dijo riéndose- ya sabes lo que te haría ahora, ahora que no puedo hablar…

-¿Una mamada? -le corté-

-Así es -me dijo- y tengo que dejarte ya, un beso. Te quiero

-Otro beso -le contesté- Te quiero

Colgué y miré a los dos, ellos me miraron, Lola señaló mi polla que se estaba levantando.

-Joder con tu novia -me dijo Julián- me ha puesto caliente a mí también…

-No queríamos escuchar, pero la conversación se ha puesto muy interesante -me dijo Lola- ¿Sabes si ella se acostaría con una mujer? Me encantaría acostarme con ella.

-La verdad que no lo sé -le dije- Es la primera vez en todo el tiempo que llevamos, juntos que una conversación nos ha puesto calientes. Nunca hemos hablado de sexo en esos términos tan claros. Y la verdad, nos hemos excitado todos, ella y nosotros. Ahora mejor vamos a picar algo y a beber este delicioso vino. De sexo hablamos después.

Y hasta aquí este capítulo



¡¡¡Ahh, y no olviden supervitaminarse y mineralizarseeee!!!

Para cualquier comentario, crítica o sugerencia, mi email: vantheway@hotmail.com



Saludos.

Vantheway
Me encanta como relatas las escenas, como las describes, haciendo que el lector se sienta identificados con los protagonistas, me pone cachondo, y me haces sentir lo que ellos sienten. esperando la continuacion
 
-La verdad que no lo sé -le dije- Es la primera vez en todo el tiempo que llevamos juntos que una conversación nos ha puesto calientes. Nunca hemos hablado de sexo en esos términos tan claros. Y la verdad, nos hemos excitado todos, ella y nosotros. Ahora mejor vamos a picar algo y a beber este delicioso vino. De sexo hablamos después.



Comimos todo lo que se puso en la mesa, el vino que acompañaba a la cena estaba realmente exquisito, Julián tenía toda la razón. Después de la cena nos sentamos a charlar en el sofá, antes metí un leño en la chimenea, empezaba a notarse algo de fresco. Al cabo del rato, me levanté a preparar unas copas.

-¿A quién le apetece una copa? -pregunté- Yo voy a prepararme un gin lemon.

-Que sean dos -me dijo Julián-

-Yo prefiero un whisky Nomad, he visto que tienes una botella empezada y eso es una delicatessen. Si es posible, claro.

-Por supuesto -le dije- A mí no me gusta el whisky, dicen que es muy bueno y que lo suyo es tomarlo solo con hielo. Yo aún no lo he probado. Pensándolo bien, lo voy a probar ahora. Julián, ¿te apuntas a un whisky Nomad “on the rock”?

-Venga, vamos a probarlo. Dicen que es whisky escocés que está envejecido en barricas de vino fino de Jerez.

Serví tres copas de Nomad con hielo y nos sentamos a degustarlo. Los tres estábamos callados, yo le daba vueltas a mi conversación con Ana, a todo lo acontecido estos días. Era consciente del giro que acababa de dar a mi vida, de ser hetero había pasado a ser bisexual, bisexual y con el culo estrenado, o dicho más correctamente, con el culo penetrado.

Nos fuimos relajando conforme nos tomábamos la copa de whisky, el calorcillo que nos fue invadiendo entre la copa y la chimenea fue consiguiendo que nos sintiésemos más a gusto por momentos. El whisky estaba realmente bueno, solo con hielo se notaba un ligero sabor a Jerez.

Mientras pensaba, observaba a mis dos invitados. Lola estaba espectacular sentada en el sofá, a mi lado. Su pubis totalmente rasurado, invitaba a acariciarlo. Cuando movía alguna de las piernas para cruzarla, se oía la humedad de su entrepierna. Aquello me excitaba y ella se dio cuenta, cambiaba la posición de sus piernas con más asiduidad, lo que se reflejó en el engrosamiento y alargamiento de mi polla.

Julián se estaba dando cuenta de todo, se le notaba porque su polla se estaba levantando más aún que la mía. Me fijaba en sus huevos, grandes, colgones, sin un solo pelo. El abría las piernas y me miraba mientras saboreaba el whisky, consciente de que lo miraba…y qué miraba.

Lola abrió sus piernas, colocó una de sus manos sobre mi muslo y, de un trago, acabó con el poco whisky que le quedaba. Le quité la copa de la mano y, junto a la mía, las dejé en el suelo junto al sofá. Coloqué mi mano en su vientre y comencé a acariciarlo, mi mano bajaba hacia su entrepierna. La parte baja de su vientre la tenía muy suave, tanto que mis dedos se deslizaban como si estuvieran en una pista de esquí hacia aquella maravillosa cueva que tenía entre las piernas. Estaba muy mojada, nada más tomar contacto mis dedos con su coño, comenzó a respirar aceleradamente mientras abría sus piernas todo lo que podía. Agarró mi polla que en ese momento ya estaba muy dura y mojada, frotó su palma de la mano contra el capullo, recogiendo todo el líquido preseminal en ella para, acto seguido, extenderlo por el tronco de mi nabo mientras mis dedos se empapaban bien con todo el lubricante que producía su vagina. Concentré mi atención en frotar su clítoris con mis dedos y a la vez su respiración se aceleraba más y sus gemidos comenzaron a salir de su garganta.

Julián había acercado más el sillón en el que estaba sentado, lo miré y se estaba pajeando observando como disfrutaba Lola con mi mano entre sus piernas. Me excitaba verlo tocarse, acariciarse los cojones para, seguidamente, agarrarse la polla y empezar el movimiento arriba-abajo. Levantó sus piernas colocándolas cada una sobre cada uno de los brazos del sillón, con lo que se quedaba mostrando su ojal sin parar de masturbarse.

Lola se acomodó más en el sofá echando sus caderas hacia delante y, quedando su culo y su coño en el aire. Tenía la espalda apoyada en el asiento del sofá. Nos miró a Julián y a mí, en ese momento me sentí poderoso, quería dominar la situación y podía hacerlo.

-Julián, cómele el coño -le ordené- Necesito ver cómo lo haces.

Julián me miró con cara de sorpresa, echó sus piernas al suelo y se levantó del sillón. Con su polla dura y empapada se acercó a Lola y se puso de rodillas, echó sus manos al suelo y gateando se acercó al coño de Lola. Ella abrió más aún las piernas, Julián acercó su boca al coño y comenzó a lamerlo, de vez en cuando cogía los labios superiores del coño de Lola con sus propios labios y tiraba de ellos, aquello me excitaba bastante. Me puse de rodillas junto a Julián, le agarré la polla y me puse a pajearlo. Notaba su polla muy dura en mi mano, muy dura y muy caliente. Notaba los latidos de su polla en mi mano, mi excitación iba en aumento. Andando de rodillas me coloqué detrás de Julián, no se dio cuenta de mis intenciones hasta que notó mi polla en su ojal y como le agarraba de las caderas.

-Eres un cabrón hijo de puta -me dijo con la voz muy excitada- Quieres hacerme tu puta ahora mismo ¿verdad cabrón?

-Tú calla y sigue comiéndole el coño, joder -le contesté- Sé que esto te va a gustar, vas a ser mi puta, mi zorra…

Apreté mis caderas contra sus nalgas y mi polla le fue entrando en el culo lentamente, dio un pequeño grito de dolor o de sorpresa, creo que fue lo segundo porque se puso a gemir sin sacar su cabeza de entre las piernas de Lola. Una vez con toda mi polla dentro, me detuve. Notaba en mi verga las contracciones del ano de Julián, él seguía gimiendo sin parar de comerse el coño de Lola. Tenía una vista maravillosa desde mi posición, en primer plano la espalda y el culo de Julián, con mi polla dentro, sin moverse, en segundo plano su cabeza enterrada entre las piernas de Lola, haciendo movimientos y sonidos de succión, y en tercer plano el cuerpo de Lola en el que destacaban sus pechos, pechos que no eran ni grandes ni pequeños, tenían la medida justa. Se acariciaba los pezones, se los pellizcaba mientras me miraba con una mirada lujuriosa y sonreía de medio lado, como Pedro Navaja.

Empecé a moverme con delicadeza, con suavidad. Julián se estaba pajeando con una mano mientras que, con su cabeza entre las piernas de Lola, con la otra le acariciaba el coño.

Desde mi posición, tenía la sensación de tener un dominio absoluto sobre ellos y sobre la situación, me sentía con una fuerza tremenda.

-Lola, ayuda a Julián a pajearse mientras le doy por el culo -le ordené- Túmbate entre el sofá y sus rodillas y lo pajeas.

Me obedeció sin rechistar ni preguntar, se tumbó bajo él y noté como empezaba a pajearlo, ella se tocaba también, se acariciaba el clítoris, se metía los dedos…todo aquello estaba haciendo que me excitara mucho más. Agarré con fuerza las caderas de Julián y aceleré los movimientos, esta vez con más brusquedad. Quería atravesarlo con mi polla, destrozarle el culo a pollazos. Los gemidos de Julián aceleraron, en mi polla notaba como los músculos de su ano comenzaban a sufrir los espasmos típicos de cuando uno se va a correr. Lola debía estar haciendo un buen trabajo por allí abajo.

-Voy a correrme, cabrones -gimió Julián a la par que notaba como sus músculos apretaban mi polla- ¡No os paréis!

Aceleré los movimientos dándole más placer aún. Lola se levantó de debajo de él con semen de Julián por su cara. Saqué mi polla del culo de Julián que se desplomó sobre el suelo intentando recuperar la respiración. Lola se acercó a mí a 4 patas, se giró mostrándome su coño mojado y su culo hambriento, no hacía falta que me dijera nada, me acerqué a ella apuntando su coño con mi nabo, le agarré de las caderas y la penetré hasta el fondo, su coño estaba caliente y muy mojado, la sensación de placer que me dio hizo que de mi boca saliera un gemido, igual que de su boca. Echó su pecho al suelo dejando su culo en pompa, mis movimientos los aceleré, notaba a ella muy sumisa y eso me excitaba más aún.

-Por el culo, cabrón -me dijo entre gemidos- Dame por el culo.

Le di una bofetada en su nalga derecha, mientras la seguía penetrando por el coño. Relajé los movimientos, me movía con más lentitud, cosa que a ella no le gustó.

-Aquí mando yo, zorrita -le dije agarrándole un pellizco en la nalga- No vuelvas a decirme cómo follarte ni por donde, ¿lo entiendes?

-Sí, cabrón -me contestó- No lo volveré a hacer más.

Saqué mi polla de su coño, empapada. La coloqué en su ojal y, sin miramiento alguno, se la clavé hasta el fondo. Ahora la tenía bien empalada, ella se había vuelto a tocar, se metía los dedos y se acariciaba el clítoris.

-Te gusta más por el culo que por el coño, ¿verdad cerdita? -le dije acelerando más las embestidas- Ahora vas a hacer que papi se vacíe dentro de tu culo, ¿verdad zorrita?

Evidentemente eran preguntas retóricas que me excitaban bastante el hacerlas, bien porque con mi novia jamás se me hubiese ocurrido preguntarle, o bien por la situación de dominación que estaba ejerciendo. El hecho es que empecé a notar ese placer que te envuelve la zona de los huevos, que se desplaza a tu vientre, señal de que la corrida está cerca. Ella lo notó y empezó a trabajarme la polla con los músculos de su ano. Iba a correrme.

-Vamos cabrona, voy a correrme -le dije mientras sacaba mi polla de su culo-

Saqué mi nabo dejando mi capullo pegado a su ano totalmente abierto, comencé a masturbarme y en nada mi semen empezó a entrar por su culo abierto, yo procuraba que toda mi leche entrase en él, cosa que conseguí casi por completo. Era excitante ver como los chorros de mi leche salían con fuerza de mi polla y se internaban en el interior de Lola, con el culo abierto totalmente. Cuando acabé, me derrumbé sobre ella, nos acoplamos los dos sobre el suelo recobrando la respiración mientras Julián nos observaba desde el sillón en el que se acababa de sentar. En su mano tenía a Roberto, lo golpeaba con ligeros toques contra su muslo izquierdo.

-Esto aún no ha acabado, putita -me dijo con una sonrisa en la cara- ¿verdad que no, Lola?

Me erguí intentando entender qué pasaba, pero Lola ya estaba levantada y colocándose a Roberto. Tenía una sonrisa que no supe descifrar, mi vista iba de su cara a Roberto, y de Roberto a su cara. Cuando se lo colocó, se giró hacia Julián que le acercó el tubo de lubricante, lo volcó sobre un mano y embadurnó todo el tronco de Roberto.

-Ahora vamos a dejar las cosas bien claras, guarra -me dijo Lola acercándose a mí- Aquí las únicas putas que hay sois vosotras dos, que te quede muy claro. Julián ya lo sabe, pero parece ser que tú aún no te has dado por enterada.

-Pero…

-Aquí no hay peros que valgan -me contestó- Ponte a 4 patas y ya sabes lo que viene después… Roberto está esperando.

Julián se levantó y se colocó junto a mí, me agarró del antebrazo y, con decisión pero sin violencia, hizo que me hincara de rodillas, coloqué mis manos en el suelo y ya estaba como Lola quería, a 4 patas. Julián se puso detrás de mí y me echó lubricante en el ano, con los dedos lo fue pasando por mi ojal, primero por encima, después introduciendo uno de los dedos. Aquello me estaba excitando, uno de sus dedos se coló completamente por mi ano. Cuando hubo acabado, Lola se puso detrás de mí de rodillas y con Roberto llamando a mi puerta trasera, Julián se puso delante de mí de rodillas, con su polla fláccida pero morcillona a la altura de mi boca. Me agarró la barbilla y de manera muy sutil, acercó mi boca a su polla aún con restos de leche. Abrí la boca levemente, me sentía totalmente sometido, era todo lo contrario a lo que había sentido simplemente hacía unos minutos.

-Respira hondo, zorra -me dijo Lola- Roberto quiere ver lo buena puta que eres…jajajaja.

Con la polla de Julián en mi boca, noté como Lola empujaba a Roberto contra mi ojal, éste se abría despacio y Roberto comenzaba a ocupar todo mi interior lentamente. Lola lo hizo con la suficiente delicadeza como para que no me molestase excesivamente, pero por su comportamiento y sus palabras entendí claramente el castigo que me estaba dando. Me había creído que era omnipotente y se estaba encargando de hacerme sentir como una auténtica puta barata, por un lado limpiándole la polla a Julián y por el otro lado, recibiendo a Roberto en mi retaguardia.

Cuando tuve a Roberto totalmente dentro de mí, Lola comenzó a moverse. Era curioso como parecía que Roberto era un apéndice de Lola, su polla auténtica y no un trozo de plástico realístico. Lola aceleraba el movimiento comenzando a gemir. La muy puta lo estaba disfrutando, estaba excitada dándome por el culo, violándome. Y Julián… su polla se estaba agrandando en mi boca, el cabrón también se excitaba. Yo pretendía que todo acabase pronto, no me estaba gustando la situación así que me enfoqué en la polla de Julián, en comérsela lo mejor posible para que se corriera pronto… gran error por mi parte.

Notaba como Roberto se deslizaba por mi interior con relativa facilidad, al menos no me dolía, sí que escocía un poco pero no dolía. Lola gemía como si la estuviesen follando a ella. De vez en cuando separaba mis nalgas para observar como la polla de plástico entraba y salía de mí, pero sin dejar de moverse. Aquello la excitaba mucho, y yo lo estaba notando, me daba cachetadas en las nalgas o empujaba con más fuerza sus caderas como queriendo que Roberto me atravesara. Julián comenzó a gemir más, yo estaba bien enfocado en su polla, la chupaba, la lamía, jugaba con su frenillo con la punta de la lengua, apretaba su capullo con mis labios… los movimientos de sus caderas me indicaron que se aproximaba su corrida, me la sacó de la boca y pajeándose se corrió sobre mi espalda. No fue mucha leche la que salió, se había corrido hacía bastante poco, pero algunas gotas calientes cayeron sobre mi espalda. Lola empezó a gemir con más fuerza, sus movimientos se hicieron más violentos, me daba unas embestidas tan fuertes que Julián tuvo que sujetarme por los hombros para que no me desplazara hasta que se corrió cayendo sobre mi espalda. Me quedé parado sin saber qué hacer, Roberto acabó saliendo solo, Lola seguía sobre mi espalda, recobrando el aliento. Se levantó y pude levantarme yo. Para mi sorpresa Lola se sacó un huevo vibrador del coño cuando se quitó a Roberto. La muy hija de puta se había metido un consolador mientras me rompía el culo como un auténtico macho. Este pensamiento me dio mucho que pensar. ¿Acaso me estaba volviendo sumiso a Lola?

Me levanté y me dirigí a la ducha, necesitaba darme una buena ducha como si así pudiese borrar lo que había pasado, me sentía como el cazador cazado…, no me di cuenta que Julián se vino detrás de mí hasta el baño.

-Joder, vaya comida de polla que me has dado, cabrón -me dijo tocándosela- Me la comerás así todas las noches, ¿verdad? O a diario…jejejeje.

Me dio un beso en la boca, su lengua encontró la mía y se enredó con ella mientras me cogía una mano y se la llevaba a la polla.

-Que bien lo vamos a pasar -me dijo cuando se separó-

Se sentó en el váter para orinar, cuando acabó se levantó y me dio una cachetada en las nalgas. Me metí en la ducha pensativo, me costaba asimilar lo que había pasado, pasé de ser dominante a ser sometido completamente. Abrí el grifo y me sumergí en mis pensamientos mientras el agua caía por todo mi cuerpo con la bendita intención de guardar lo que acababa de pasar en lo más hondo de mi memoria.



Esa noche nos acostamos los tres juntos, desnudos y en mi cama, con el aire acondicionado funcionando en calor. Mi cabeza no paraba de dar vueltas, por un lado y con la mente fría, no había pasado gran cosa que no hubiese sido con mi aprobación, pero por otro lado me sentía como utilizado, como una puta, nunca mejor dicho. Pero como una puta a la que no le han pagado por sus servicios. Lola se dio cuenta de que algo pasaba.

-¿Estás bien? -me preguntó- te noto distante y pensativo.

-Sí, estoy bien -le contesté- es que no me esperaba lo que ha pasado antes.

-¿Te refieres a que te he dado por el culo con Roberto sin tú esperarlo? -me preguntó con total naturalidad- Tú nos usaste antes, después te hemos usado nosotros, no pasa nada, es como un juego, un juego que da placer eso sí.

-Ya, pero no sé por qué hay algo en todo esto que no me agrada, no sé cómo explicártelo -le dije-

-Igual mañana tienes las cosas más claras -me dijo dándome un beso en la boca- Ahora vamos a dormir algo, mañana verás las cosas de otra forma.



Me desperté temprano, no serían las ocho de la mañana aún. Tanto Julián como Lola estaban dormidos. Julián dormía de lado, sus huevos caían hasta tocar el colchón, unos huevos gordos y grandes sin pelos. Tenía la polla relajada y se notaba que la noche anterior había sido ajetreada. Por la parte del capullo la tenía un poco irritada, al menos estaba de color rojo. En cambio, las tetas de Lola estaban de punta, los pezones erectos como la polla de un novio la noche de bodas, su coño brillaba por lo mojado que estaba. En ese momento abrió los ojos y me miró, me sonrió y estirándose llegó hasta mi boca para besarme.

-Buenos días -me dijo susurrando- ¿Has dormido bien? ¿Estás mejor?

-Buenos días -le contesté de igual manera- Sí, he dormido bien, y estoy mejor. Le miraba los huevos a Julián -le mentí- Mira que los tiene grandes y gordos el cabrón, jejejeje

-Jajajaja, ya te digo -me dijo- alguna vez he intentado meterme los dos en la boca pero ha sido imposible. Tú tampoco vas mal servido de huevos, ¿eh?

Diciendo eso, me los acarició y dejó su mano entre mis piernas.

-Creo que tendríamos que levantarnos -dije sin saber porque- Tengo hambre y me apetece un café con unas tostadas con zurrapa de lomo blanca…ummmm

-Dios calla, calla -me dijo entre risas y sin querer despertar a Julián- Y a mí con zurrapa de lomo colorá… ¡joder qué hambre!

-Creo que tengo de las dos en la nevera -le dije incorporándome- voy a sacarlas para que no estén muy duras para untarlas en el pan.

Me levanté y me dirigí a la cocina, Lola me siguió. Saqué las dos tarrinas de zurrapa y las dejé sobre la mesa de la cocina. Fui al salón y eché un tronco sobre los rescoldos que aún había en la chimenea, en ese momento Lola se abrazó a mí, me besó y mientras una de sus manos me acariciaba la polla, la otra me acariciaba el culo.

-Este culito me excita mucho… -me dijo-

En ese momento mi teléfono móvil empezó a sonar…



Y hasta aquí este capítulo



¡¡¡Ahh, y no olviden supervitaminarse y mineralizarseeee!!!

Para cualquier comentario, crítica o sugerencia, mi email: vantheway@hotmail.com



Saludos.

Vantheway
 
Me levanté y me dirigí a la cocina, Lola me siguió. Saqué las dos tarrinas de zurrapa y las dejé sobre la mesa de la cocina. Fui al salón y eché un tronco sobre los rescoldos que aún había en la chimenea, en ese momento Lola se abrazó a mí, me besó y mientras una de sus manos me acariciaba la polla, la otra me acariciaba el culo.

-Este culito me excita mucho… -me dijo-

En ese momento mi teléfono móvil empezó a sonar…



Lola se apartó y se dirigió a la mesa donde estaba el teléfono móvil, sin mirarlo me lo acercó. Miré en la pantalla, me llamaba Ana. Me giré hacia Lola sin querer descolgarlo, ella me miró.

-Descuelga -me dijo- Quizás sea importante.

Me acerqué a la mesa y dejé el teléfono sonando sobre ella, no me apetecía hablar con ella, no me apetecía hablar con nadie por teléfono.

-Vamos a poner pan a tostar -le dije sin hacer caso al teléfono- que el hambre no entiende de llamadas ni de teléfonos.

Fuimos a la cocina y preparé las rebanadas de pan, las coloqué en el tostador mientras Lola preparaba el café en la cafetera italiana. El olor a café y a pan tostado se extendió por toda la cocina y por el salón, que ahí se mezclaba con el olor a leña. Julián apareció por la puerta de la cocina, llevaba nada más que una camiseta puesta, de cintura para abajo iba desnudo, sus huevos colgaban más que el día anterior, o eso me parecía a mí. Besó a Lola en la boca y se acercó a mí, me abrazó y me besó en la boca también, noté su polla pegada a la mía.

-Joder, que bien huele -dijo mirando el tostador de pan y la cafetera- Me está entrando muchísima hambre.

Saqué el pan del tostador mientras Lola servía el café en vasos altos, como a ella le gustaba tomarlo. Nos sentamos y procedimos a dar buena cuenta del pan con la zurrapa de lomo, blanca o colorá, y el café. Repetimos café y varias tostadas entre charlas, risas y comentarios picantes.

-Bueno, me visto y me marcho al hotel -dijo Julián- He de hacer llamadas y preparar unas cuantas cosas por si, al final, viene mi mujer.

-Vaya, pensé que te quedarías más tiempo -le dije- Bueno, no quiero obligarte a nada. Tú mejor que nadie sabes qué debes hacer.

-Pues por eso mismo -respondió- He de hacer unas cosillas, preparar otras cosas para las fiestas que se acercan…ya me entendéis.

-Tranquilo, vete sin problema -le contesté- Ya sabes dónde estamos.

Lola se abrazó a él y lo besó, Julián separó su brazo derecho haciéndome una señal para que me uniese al abrazo, y eso hice. Nos mantuvimos abrazados alrededor de un minuto, nos separamos y Julián se fue a la habitación para vestirse.

-Bueno, nos quedamos solos parece -me dijo Lola agarrándome de la cintura y pegándose a mí- Tendremos que pensar qué vamos a hacer para las Fiestas. Me refiero a que aún no hemos hablado nada, yo no sé si me quedaré o me marcharé a Úbeda, tampoco me espera nadie…

-Bien, ya estoy listo -dijo Julián saliendo por la puerta del dormitorio, ya arreglado- Os llamaré en cuanto tenga un hueco.

Se despidió de nosotros con un beso en los labios a cada uno y se marchó. Nosotros lo mirábamos por la ventana mientras se metía en su coche, abrí a distancia la puerta para que pudiese salir, con dos toques de claxon se despidió mientras salía con el coche del jardín. Lola se acercó más.

-Pues eso -prosiguió- lo que te estaba diciendo, no me espera nadie así que aún no he pensado qué hacer, si irme a Úbeda, quedarme por aquí o darme una vuelta por España para conocer sitios…

-En principio yo tampoco he pensado qué hacer -le contesté- Por ahora no lo tengo claro, no sé qué haré.

-Por cierto -me dijo- Ana llamó, ¿le has contestado? No me quiero meter donde no me llaman, pero pienso que ella soy yo y me estaría subiendo por las paredes, creo que deberías devolverle la llamada.

-Tienes razón, debo llamarla y lo voy a hacer ahora -le dije, pero con pocas ganas de hacerlo- A ver qué me cuenta.

Cogí el móvil y busqué el teléfono de Ana, pulsé la tecla para llamar y al cabo de los segundos el teléfono daba la señal de llamada. Lola me miraba fijamente, a mí se me estaba secando la boca, sabía que hacía lo correcto pero no me apetecía nada hacerlo.

-Hola, ¿qué tal? Te he llamado antes -me contestó Ana- -Hola, no pude cogerte el teléfono, estaba en la ducha y ahora mismo acabo de ver la llamada perdida -aproveché para poner el teléfono en manos libres-

- No te preocupes, no importa -me contestó- No sabes las ganas que tengo de hablar contigo, aquí el ambiente está muy cargado… mis padres con mi hermano están que saltan chispas, Susana, su novia la ha vuelto a liar…

-Vaya tela, esa muchacha no aprenderá nunca -le dije- Parece que pasa de todo…

-Necesito escaparme, quiero irme allí -me cortó- No me importa si estás con alguien o no, pero ahora mismo necesito salir de esta puta casa o asesinaré a alguien. Lo digo en serio.

Lola me miró y asintió con la cabeza, me hizo una señal de que ella se iría sin problemas.

-Bueno, si quieres… -le dije y aproveché para decirle más- No estoy con nadie, está quedándose en casa una amiga que se ha quedado en paro, es una camarera del “Baranda 22”, vente y la conoces, os caeréis bien.

Lola me miró fijamente, sonreía.

-Vale -me contestó- Imagino que saldré en una hora o poco más, te aviso cuando salga. Ahora tengo que hablar con mis padres, nos vemos en un par de horas, calculo.

-De acuerdo, aquí te esperamos -le dije devolviéndole la sonrisa a Lola-

-¿Es celosa tu novia? -me preguntó Lola- No sé si querré estar aquí cuando llegue…

-No es mi novia, joder -le contesté- y nunca ha sido celosa…quizás porque nunca le había dado motivos para eso, pero no tienes porqué preocuparte, ya la has oído…

-No, si no me preocupo -me dijo- Lo que no quiero es presenciar un drama de celos, me provoca angustia solo de pensarlo. No me gustan los gritos, ni los llantos, ni nada parecido.

-Tranquila, ella no es así -le contesté acercándome al ventanal que daba al jardín- Nunca lo ha sido. Ahora vamos a relajarnos, parece que el tiempo va a empeorar, parece que va a llover.

-Bueno -me dijo acercándose a mí y abrazándome- tendremos que hacer algo para que el tiempo se nos haga más corto, ¿no crees?

Se puso de puntillas y me besó en los labios, su lengua acarició mi labio inferior y sus pechos se me clavaron en el abdomen, sus pezones estaban duros. Su mano bajó por mi cintura hasta llegar a mi entrepierna, sin dejar de besarme apartó con suavidad mi polla para agarrar mis pelotas y acariciarlas. Mi lengua invadió su boca, mi polla comenzó a levantarse. Mi mano se deslizó por su vientre hasta llegar a su coño, suave como el culito de un niño pequeño, estaba mojado y caliente. Su respiración se aceleró más cuando moví mis dedos acariciando su clítoris. Acercó su boca a mi oído.

-¿Sabes? -me dijo- Me pones muy perra, cabrón. Me la vas a meter, ¿verdad? Estoy deseando que me la metas, que me folles por todos lados, notar como tu polla se abre paso dentro de mí, notarla en mi coñito, notarla en mi culito…¡Vamos cabrón, fóllame!

La levanté y la tumbé en el sofá mientras nos besábamos, abrió sus piernas y mi polla se coló por su coñito, entró con suavidad, estaba muy mojada, mientras nuestros gemidos se hacían más audibles. Mi cadera empujaba hasta que mi vientre quedó totalmente pegado al de ella. Separé mi boca de la suya y nos miramos con deseo. Comencé a moverme hacia atrás y hacia delante, se oía lo mojada que tenía la vagina, se pellizcaba los pezones con una mano y con la otra se acariciaba el clítoris.

-Gírate, putita -le dije sacándole la polla- Ahora te voy a dar por donde más te gusta.

Se giró, se puso con las rodillas sobre el asiento del sofá y su pecho apoyado en el respaldo, tenía su culo delante. Su coño se veía brillante desde esa perspectiva, brillante y mojado. Recogí su humedad con dos dedos, los metí en su coñito mojado, al sacarlos salieron hilos del lubricante que manaba de él. Observé su culo, lo acaricié con la yema de uno de los dedos que había metido en su coño, empujé el dedo y su ojal se abrió sin dificultad. Metí el segundo que no encontró resistencia alguna, su culo estaba caliente y palpitaba como queriendo masajear los dedos. Los saqué y puse mi nabo en su ojal, mi capullo goteaba líquido preseminal, agarré sus caderas y comencé a invadir su culo, éste sea abría dejando que mi polla entrase en él sin dificultad alguna.

-Ummm, tienes el culito bien abierto, zorra -le dije muy excitado- Mi polla no encuentra resistencia alguna para entrar en él.

-Sigue cabrón -me dijo entre gemidos- Espérate que saque a Roberto, verás lo contento que se va a poner tu culito de zorra. Sé que te vuelve loco Roberto.

Al decirme aquello me excité mucho más, quería notar como Lola me volvía a meter a Roberto, ya que no estaba Julián…como dice el dicho: “A falta de pan, buenas son tortas”. Aceleré mis movimientos mientras nuestros gemidos subían de nivel, en ese momento sonó mi teléfono.

-Joder -dije sacándole la polla del culo a Lola- No me dejan follar tranquilo-

-Quizás sea Ana -me dijo Lola con la voz excitada- Contesta rápido y vuelve a metérmela por el culo. También te podría haber mandado un WhatsApp, como hace todo el mundo, joder.

Cogí el teléfono y descolgué, era Ana.

-Hola, te llamo para decirte que ya salgo. No sabes la que hay liada en casa, ahora en cuanto llegue hablamos.

-De acuerdo -le dije- ahora me cuentas.

Colgué y dejé el teléfono en el sofá, acerqué mi polla al culo de Lola nuevamente y ella se movió hacia atrás, clavándosela otra vez. El movimiento de mis caderas se fue acelerando de manera gradual a la par que nuestros gemidos. A los pocos minutos se la saqué e hice que se tumbara en el suelo bocarriba, con las piernas bien abiertas. Me metí entre ellas y tumbándome sobre su pecho, se la fui metiendo lentamente, su coño estaba más mojado aún que antes y más caliente. Le comía la boca y las tetas mientras mi cadera no paraba de bombear. En un minuto ella consiguió que la sacase, se levantó y se dirigió al dormitorio, al momento venía con Roberto colocado entre sus piernas con las correas y con el mando a distancia en una mano, mando que me alargó para que fuese yo quien le diera placer “a distancia”, en la otra mano traía un bote de lubricante.

-Anda putita, mira lo que traigo -me dijo mirándome con mucho deseo- Sé que te encanta Roberto…ya sabes cómo tienes que ponerte, ¿verdad?

Me puse a 4 patas, Lola se colocó detrás de mí e inclinó el bote de lubricante sobre mi culo, noté como ese líquido viscoso y frío caía por mis nalgas y como ella lo extendía hasta llegar a mi ojal. Ahí, y con la ayuda de sus dedos, lo iba masajeando introduciendo un poco uno de sus dedos y consiguiendo el efecto deseado, que mi ojal estuviese bien lubricado para lo que se avecinaba. Noté como la “cabeza de Roberto” se posaba sobre mi ojal, notaba la presión que Lola hacía contra mí, y como Roberto iba entrando lentamente en mí. Lentamente fue entrando, mi culo se abría sin apenas dolor aunque, diciendo toda la verdad, tampoco me daba placer. Presioné los botones del mando a distancia y Lola comenzó a gemir, fue automático, a gemir y a moverse más rápido, lo que hacía que comenzase a notar una quemazón en mi culo. Sentía como Roberto conseguía penetrarme completamente, al principio algo doloroso, pero conforme pasaba el tiempo, el dolor se iba transformando en placer. De manera inconsciente, mi cuerpo comenzó a moverse al mismo ritmo pero en sentido contrario a Lola, cuando ella me embestía, yo me pegaba más a su entrepierna, cuando ella se alejaba de mí, yo me alejaba de ella. En un determinado momento, Lola se puso a gemir con más fuerza, no me di cuenta y es que le di al máximo al mando a distancia que aún tenía en la mano.

-Cabrón, me voy a correr -gritaba entre gemidos Lola-

Se tumbó sobre mi espalda jadeando, notaba en mi culo las contracciones de su pelvis mientras se corría, notaba sus tetas totalmente estrujadas contra mi espalda…, aquello me puso a mil, muy, muy excitado. Estaba ya que no podía aguantar más cuando mi teléfono sonó nuevamente. Lola sacó a Roberto y cogí el teléfono, era Ana otra vez.

-Hola, ya estoy llegando -me dijo entusiasmada- ¿estás en la casa o estás paseando? Es para ir directamente para allá y que me abras la puerta para meter el coche.

-Sí, estamos en casa -le contesté- dame una pitada en cuanto estés delante de la casa para abrirte.

-De acuerdo, calculo que en menos de 10 minutos estaré allí -me respondió y colgó-.

-Joder, mírame la polla como la tengo -le dije bastante enojado a Lola- Estaba a punto de correrme, ¡coño!

-Jajajaja, tranquilízate -me dijo sin parar de reír- veremos que solución se le puede dar, pero lo primero será vestirnos, antes de que tu novia llegue y nos encuentre en este plan.

-Sí, tienes razón -le dije- Pero no es mi novia. Bueno, aún no sé qué somos…Vamos a adecentarnos, y guarda bien a Roberto, no quiero que Ana se lleve una idea equivocada si lo ve.

-¿Una idea equivocada? -soltó riéndose- Vamos que si me ve con Roberto colocado y tú puesto a 4 patas con el culo en dirección a Roberto… ¿me vas a decir que Ana va a pensarse que tú me estás follando? No me hagas reír, por favor…

-Tienes razón -le dije riéndome también- de todas formas esconde a Roberto, no me apetece tener que explicarle a Ana que me he dado cuenta de lo que me gusta. Y mira cómo tengo la polla aún… joder, si hasta me duele de lo dura que la tengo.

-Jajajajaja, anda, anda. Verás cómo descargarás pronto hoy -me dijo agarrándomela y meneándomela un poco-

-No seas cabrona -le dije moviendo las caderas al unísono con sus manos- ¡Necesito correrme de verdad!

Lola acercó su boca a mi capullo y, con la lengua, se puso a lamerlo. Su saliva goteaba al suelo, le agarré la cabeza con las dos manos y me dediqué a follarle la boca mientras mis huevos golpeaban su barbilla. Tenía la polla a punto de correrme, me hipnotizaba el ver como mi polla salía y entraba de su boca. Ella metió sus manos entre mis piernas, para acariciarme las nalgas, cosa que me excitaba, hasta que atinó a dar con mi ojal. En ese momento metió uno de sus dedos y comenzó a follarme el culo con él mientras yo le follaba la boca. Mis gemidos subieron de volumen, notaba como, desde mis pelotas el placer subía hacia mi polla. En un segundo estaba inundando la boca de Lola de mi semen con el primer trallazo, retiré la polla de su boca y los siguientes trallazos llenaron su cara, escurriéndose hasta llenar su pecho. Me agarró el nabo y se dedicó a limpiármelo con la lengua.

-Te dije que descargarías pronto hoy -me dijo mientras se reía y se levantaba- Pero no pensé que tan pronto…

Nos aseamos, recogimos todo y nos vestimos, Lola pasó una fregona por donde había caído su saliva y mi semen. Nada más sentarnos, se oyó un claxon en la puerta.

-Ya está aquí -dije levantándome y pulsando el mando de la puerta- A ver cómo va todo.

-Pues bien, ¿cómo va a ir? -apuntó Lola- Si Ana estuviese enfadada contigo, ya te digo yo que ni hubiese venido ni te hubiese llamado.

La puerta se abrió y apareció el BMW de Ana, hizo ráfaga con las luces y sonriendo saludó con la mano. Una vez dentro de la zona de aparcamiento, se bajó y se vino hacia nosotros. Me abrazó y me besó en los labios, se separó al darse cuenta de que estaba Lola con nosotros.

-Hola Ana -le dije con cierta seriedad- Te presento a Lola, la camarera del “Baranda 22” que te dije.

-Hola Lola -la saludó dándole dos besos- Ya me ha contado Álvaro algo por encima. Siento que te hayas quedado sin trabajo.

-Encantada Ana -le respondió Lola de forma muy correcta- Te lo agradezco, a ver como soluciono ahora eso…

-Bueno, no te preocupes mujer -le contestó Ana- No tengas prisa, ahora con las fiestas a la vuelta de la esquina, mejor que descanses y cuando pasen las fiestas haz lo que creas que debes hacer. De todas formas puedes quedarte aquí, imagino que Álvaro te lo habrá dicho.

-Sí, bueno…gracias -Lola respondió un poco incómoda- No quiero molestar.

-Sabes que no molestas, Lola -salí a ayudarla- Ahora vamos a preparar la comida entre los tres y nos vas contando qué ha pasado en tu casa, Ana. ¿Te parece?

-De acuerdo -respondió- He traído pluma y presa ibérica. Podemos prepararla para comer ahora. Está en el coche, voy a por lo que he traído que he traído. ¿Lola me ayudas? Por cierto, hace frío en la casa, deberíamos echar un par de troncos en la chimenea, ¿no creéis?

-No te preocupes -le dije- Id vosotras al coche a por lo que has traído y yo le hecho un par de troncos a la chimenea.

Regresaron con un par de bolsas y una caja de botellas de vino en el momento que yo cerraba la chimenea después de haberle echado dos troncos. Las vi muy bien avenidas a las dos, se trataban como si se conocieran de hacía tiempo. Fuimos a la cocina y vaciamos las bolsas. Había traído de todo para comer, productos ibéricos, un par de besugos grandes para hacerlos al horno… bastante comida para 3 personas. En el tema de la bebida había traído multitud de botellas de vino, tinto y blanco además de tres botellas de cava que de inmediato metimos en el frigorífico.

Empezamos a preparar la verdura que acompañaría a la pluma ibérica, nos servimos unas copas de vino “Finca Moncloa”, un tinto de la Tierra de Cádiz con un sabor increíble, con una mezcla de uvas en las que se incluye la famosa “Tintilla de Rota”, una uva casi desaparecida, pero que gracias a bodegueros como “González Byass” se ha recuperado totalmente. El vino se bebía con extrema facilidad, con el peligro que eso supone… Ana recodó que no había llamado a sus padres para decirles que ya había llegado, momento que Lola aprovechó para hacerme un gesto con la cara que me intrigó. Ana salió al jardín para hablar con los padres.

-¿Sabes qué me ha dicho Ana cuando hemos ido al coche para recoger las bolsas? -me dijo bajando la voz sin darse cuenta que Ana no se enteraría de todas formas- Me ha preguntado si hemos follado los dos, le he contestado que eso es a ti a quien se lo tiene que preguntar…

-Bueno, la veo muy tranquila -le dije- Os observé mientras ibais al coche a recoger las bolsas de comida, parecía que erais amigas de toda la vida.

-La verdad es que no es como la esperaba -me contestó- Me resulta una buena chica, muy guapa, con un tipazo y muy muy agradable…

-A ver si te vas a enamorar de ella… -le corté- no me lo perdería por nada del mundo, jejejeje.

Me miró de una forma tan enigmática que no fui capaz de descifrar lo que sus ojos me indicaban. En ese momento se abrió la puerta y entró Ana despidiéndose de su madre.

-Menos mal que me he venido -me dijo pasando su mano por mi cintura- La que se va a liar en casa va a ser menuda, Ni mi hermano ni Susana se bajan del burro, no los entiendo. Y mis padres que ya han decidido no ceder más ante ellos… se liará, ¡seguro! Y me alegro no estar presente para verlo.

Acabamos de preparar la comida, ya habían caído dos botellas de vino empezábamos con la tercera, yo me sentía ya en los brazos de Baco. Comimos entre risas, caricias y miradas. Acabamos de comer y Ana preparó unas copas para tomarlas en el salón, yo me senté en el sillón y… ya no recuerdo nada más, me quedé frito.

Me desperté sobre las 17:00, unas dos horas después de acabar de comer, sobre la pequeña mesa de café estaba mi copa…entera. De Ana ni de Lola había rastro alguno. Me levanté, la cabeza la notaba un poco cargada, efectos del alcohol del “Finca Moncloa”, pero por lo demás me encontraba bien. Miré en la cocina pero no había nadie, me acerqué al dormitorio y se oía la respiración de alguien. La puerta estaba entornada, sin querer hacer ruido miré por la rendija que quedaba y vi a Lola tumbada sobre Ana, su cabeza se movía entre las piernas de Ana, así como la cabeza de Ana se movía entre las piernas de Lola, hacían un 69. Vi a Roberto sobre la cama y junto a él estaba el bote de lubricante. Mi polla comenzó a moverse dentro de mi pantalón, empezaba a crecer. Abrí algo más la puerta y Lola giró su cabeza hacia mí, me sonrió y con su mano izquierda me hizo el gesto para que entrase, y eso hice. Abrí del todo la puerta y pasé, Ana me miró, tenía su boca y su barbilla brillantes, del lubricante que segregaba el coño de Lola.

-¿Te desnudas o no? -me preguntó Lola- Nosotras vamos a seguir de todas formas, pero seguro que estarás más cómodo en bolas. Además, tu amigo Roberto está aquí también.

-¿Ya has dormido la mona? -me preguntó Ana- Caíste en redondo, no te dio tiempo ni a darle un sorbo al cubata. Nosotras nos aburríamos, así que Lola me presentó a “tu” amigo Roberto. Por cierto, desnúdate si quieres quedarte, de lo contrario cierra al salir. Siempre he querido decir una frase de este tipo…jajajaja.

Ese “tu” lo remarcó explícitamente mientras lo pronunciaba, lo que me indicaba que Lola ya le había contado la amistad que me unía con Roberto. Me quité la camiseta mientras Lola se bajaba de Ana, después seguí con el pantalón y Lola me ayudó a quitarme el slip. Ya desnudo me subí a la cama, Ana se echó un poco a un lado para que Lola pudiese ponerse entre ella y yo. Comenzaron a tocarse la una a la otra, se besaban con pasión mientras las manos de Lola acariciaban los pezones de Ana, unos pezones duros y de punta, con unas aureolas oscuras y grandes. Las manos de Ana se deslizaban por el vientre de Lola hasta llegar a su entrepierna, ésta abría las piernas para que las manos de Ana llegasen donde ella, y yo, quería. Veía como acariciaba su clítoris, como sacaba algún dedo brillante de su vagina, vagina totalmente depilada. Lola bajó sus manos al coño de Ana, un coño depilado totalmente excepto una pequeña fila de “hormigas” de unos 3 centímetros, que iban desde su vientre hasta su monte de Venus, y el resto totalmente desierto de pelos.

El coño de Ana tenía unos labios grandes y oscuros que se humedecían con mucha facilidad. Algunas veces de broma, yo le decía que se parecían al moco de los pavos de Navidad, y ella se hacía la que se enfadaba, me cogía la cabeza y la llevaba hasta su entrepierna. Me encantaba comerme aquellos labios. En ese momento, Lola sacó los dedos del coño de Ana y los llevó hasta la boca de ella, Ana se metió los dedos de Lola en la boca y saboreó sus fluidos de los dedos de, en ese preciso momento, su amante. Aquello me excitaba mucho, en primer lugar por ver a dos mujeres teniendo sexo delante de mí, a ver qué mortal no ha soñado alguna vez con eso, y en segundo lugar que una de esas dos mujeres sea la que, hasta hacía poco tiempo, era mi pareja.

Agarré mi polla y empecé a pajearme, Lola me miró y me sonrió pero siguió con lo que estaba haciendo. Yo me sentía cada vez más caliente, acaricié las nalgas de Lola mientras besaba su espalda, mi boca bajaba por su espalda hacia sus nalgas, con mis manos las abrí y observé su ojal abierto y caliente. Lo acaricié con uno de mis dedos mientras mi lengua recorría sus nalgas hasta detenerse en su ojal. La punta de mi lengua lo acariciaba con movimientos circulares, con mis manos abría más sus nalgas, su ojal se relajaba cuando lo lamía, pero se excitaba cuando intentaba meter mi lengua en él hasta que lo conseguí, mi lengua le penetró el culo. Ella dobló sus rodillas levantando el culo, Ana se percató de lo que pasaba y, abriendo sus piernas más, se colocó de manera que Lola pudiese comerle el coño más cómodamente. Con Lola en esa postura, mi lengua ya entraba y salía de su ano como si fuese mi polla, polla que por cierto segregaba líquido preseminal en cantidades industriales, y goteaba sobre la cama formando unos hilos como los de una tela de araña, pero más transparentes y mucho más brillantes. Acerqué mi cuerpo al trasero de Lola, coloqué mi nabo en su ojal y lentamente la fui penetrando mientras su cabeza se movía, con más ímpetu, en la entrepierna de Ana. Su culo estaba caliente y se contraía con cada empuje que le daba, como si me ordeñara la polla. La agarré de las caderas y mis movimientos de pelvis se acentuaron. De repente Ana cogió la cabeza de Lola y la sacó de su entrepierna, yo seguía dándole por el culo, se incorporó y le besó la boca.

-Ahora vamos a poner a trabajar al otro invitado -dijo Ana sonriendo mientras me miraba y acariciaba la cara de Lola- Me ayudarás, ¿verdad Lola?

-Diosss, Sííííí -dijo excitada Lola- que me coma el coño mientras le das por el culo a esta putita que me está sodomizando…

Lola se sacó la polla y ayudó a Ana a ponerse a Roberto.

-Espera Ana -le dijo Lola tendiéndole el vibrador Bluetooth- Primero métete esto en el coñito…… así, bien. Ahora te ayudo a ponerte las correas… Uffff, como me excita tocar una polla aunque sea de goma, joder.

Ana ya tenía colocado a Roberto, Lola se tumbó delante de mí obligándome a ponerme a 4 patas para comerle el coño. De esa forma, con el pecho pegado a la cama, dejaba mi culito en posición para ser penetrado. Ana me extendió lubricante en abundancia por el ojal, me acarició las nalgas y con los dedos abría mi ojal mientras colocaba el capullo de Roberto en él. Lentamente me fue penetrando, pensaba que lo haría con prisas, sin miramiento alguno, pero me equivoqué. Me fue penetrando despacio, con cariño, primero con mucha delicadeza hasta meterme el capullo de Roberto en el culo, esperó un par de minutos mientras, ahora sí, yo incliné mi cara para comerme el coño de Lola que tenía delante de mí, mojado y abierto, deseando de ser comido.

-Cómo me pone darte por el culo, Álvaro -me dijo Ana totalmente excitada- Tengo una vista privilegiada ahora mismo, jamás pensé que nuestros papeles pudiesen intercambiarse. Esto me pone tan guarra como nunca he estado.

Conforme me decía todo aquello, sus movimientos se aceleraban agarrándome con más fuerza de las caderas. Al cabo de los minutos comenzó a gemir, entonces vi como Lola apretaba los botones del mando del vibrador que Ana llevaba metido. Miré hacia abajo y vi el coño de Lola abierto y mojado, hundí mi cara en él, me lengua empezó a jugar con su clítoris, un clítoris grandecito y duro que la punta de mi lengua movía con mucha maestría. En poco tiempo éramos tres personas gimiendo sobre la cama, faltaba la cuarta, pero lógicamente esa persona no podría gemir, era de plástico por mucho nombre de persona que tuviese.





Y hasta aquí esta parte



¡¡¡Ahh, y no olviden supervitaminarse y mineralizarseeee!!!

Para cualquier comentario, crítica o sugerencia, mi email: vantheway@hotmail.com



Saludos.

Vantheway
 
Conforme me decía todo aquello, sus movimientos se aceleraban agarrándome con más fuerza de las caderas. Al cabo de los minutos comenzó a gemir, entonces vi como Lola apretaba los botones del mando del vibrador que Ana llevaba metido. Miré hacia abajo y vi el coño de Lola abierto y mojado, hundí mi cara en él, mi lengua empezó a jugar con su clítoris, un clítoris grandecito y duro que la punta de mi lengua movía con mucha maestría. En poco tiempo éramos tres personas gimiendo sobre la cama, faltaba la cuarta, pero lógicamente esa persona no podría gemir, era de plástico por mucho nombre de persona que tuviese.



Con sus manos en mi cabeza, Lola apretaba mi cara contra su coño, coño que estaba muy mojado y sus labios vaginales se encontraban hinchados por la excitación. De aquella zona emanaba un olor que sólo con entrar por las vías nasales me provocaban una tremenda excitación. Por si fuera poco, Ana seguía embistiéndome con Roberto, sus manos se agarraban a mis caderas con fuerza. Notaba en mi culo la vibración que transmitía la “bala vibradora” a Roberto, vibración que le estaba dando Lola con el mando a distancia. Aquello nos estaba creando un momento de éxtasis total. Ana fue la primera en correrse, al hacerlo aceleró los movimientos de sus caderas y apretó más aún sus dedos contra las mías. Su corrida llegó acompañada de espasmos y gemidos, unos gemidos bastante fuertes. En ese momento Lola apretó sus piernas contra mi cabeza, su coño se mojó más aún y yo no paraba de succionar todo lo que emanaba de aquel bendito coño. Sus jadeos hicieron que me excitase más, estaba a punto de correrme, así que me incorporé quedándome de pie sobre la cama y sacándome a Roberto del culo. Con mi mano derecha pajeándome solté el primer trallazo de leche que le dio a Lola en el pecho. Ana se echó encima de Lola para lamer mi semen mientras de mi nabo seguían saliendo pequeños trallazos de leche en todas direcciones.

Nos relajamos en la cama, a un lado Lola, junto a ella Ana con una de sus piernas sobre el vientre de Lola. Yo observaba el culo de Ana que estaba girado hacia mí, un culo redondo de tamaño justo, ideal; observaba su espalda, por sus dimensiones se adivinaba el tamaño de sus tetas. Me desperté a la media hora, aún perduraba el olor a sexo en las sábanas y en el ambiente. Ana estaba dormida y girada hacia mí, Lola seguía en la misma posición que antes. Ésta abrió los ojos y me miró, me sonrió y alargó su mano para tocar la mía. Ana se despertó de inmediato, me miró y me sonrió también, acercó su cara a la mía y me besó en los labios.

-A ver, tengo entendido que ya no sois pareja -soltó Lola medio en broma, medio en serio- Ahora mismo, en esta cama somos tres, sin contar a Roberto, que no tiene opinión.

-Vale, vale -le contestó Ana girándose hacia ella y besándola- No te enceles.

- Esto tiene su gracia -les dije- La única polla en esta cama y se me ignora.

-¡La única polla, noooo! -dijeron ambas a la vez - ¿Ya no te acuerdas de Roberto?

-Jajajaja, pero ese no vale -les contesté mirando a Lola- Tú lo has dicho ahora mismo, Roberto no tiene opinión.

Pasamos un rato más en la cama entre risas, juegos, bromas…Por la hora que era ya, tendríamos que ir preparando la cena, así que nos pusimos las pilas y nos levantamos dirigiéndonos a la cocina. Preparamos embutidos, quesos, algunos tipos de paté y nos fuimos al salón para cenar, todo ello acompañado por una botella de vino tinto de Toro, “Almirez 2023”, de Bodega “Teso La Monja”, vino que me dejó bastante impactado por su sabor, un vino muy bueno y muy recomendable.

Antes de sentarme a la mesa, coloqué un par de troncos más. Durante la cena, Ana nos contó la historia que se traían Rafa, su hermano, y Susana, la novia. Al parecer ella era muy dominante, yo la conocí hacía tiempo, una chica espectacular, de almanaque de taller mecánico. Pero con una forma de ser que echaba para atrás, y el hermano de Ana era un tipo con una buena posición, en su trabajo lo ganaba estupendamente, guapo, muy atractivo, pero muy sumiso, una pieza muy cotizada por las mujeres. Todos pensamos que Susana preparó la celada en la que él cayó; con un escote bien grande, una falda muy corta, una sonrisa que arrastraba a ella a quien fuera, unos labios carnosos y haciendo unas posturas que más quisieran algunas actrices porno hacer como ella las hacía. Por lo que nos contó Rafa cuando la conoció, su boca “no solo sirve para hablar o comer…comida”, palabras textuales. Y lo cazó bien cazado, ella le daba su ración de sexo y él se dejaba dominar.

Una vez acabada la cena, nos quedamos sentados a la mesa, la temperatura en el salón era muy agradable y, para variar, nos preparamos unas copas. Seguimos con la charla y las bromas, el tema de conversación se dirigía implacablemente hacia el sexo.

-Una pregunta te voy a hacer -me dijo Ana- y espero que seas sincero conmigo. Durante el tiempo que hemos estado siendo pareja, ¿me has engañado alguna vez?

-Nunca -le respondí- Porque cuando lo hice con Julián, ya lo habíamos dejado. ¿Y tú, me fuiste infiel?

-Bueno, ¿recuerdas la boda de mi amiga Marina? No pudiste ir porque estabas en Madrid por trabajo.

-Sí, hará unos 5 años de eso, ¿no? O 6 años, fue antes del confinamiento… y se casó en Menorca si no recuerdo mal -le comenté esperándome lo peor-

-Sí, así es -me respondió- Se casó en Menorca, una boda preciosa…. Yo me había ido pronto a la habitación, como no estabas y el círculo del novio de Marina no eran santos de mi devoción, decidí recogerme pronto con la excusa de que estaba cansada, pero tenía un calentón tremendo, llevabas días en Madrid y necesitaba correrme. Me llevé el “Satisfayer” que me regalaste y me disponía a usarlo. El hermano de Marina, Pablo, se presentó en mi habitación con una botella de cava y dos copas… él está casado, bueno y lo estaba en aquel momento, tocó en la puerta y abrí, se coló en el dormitorio y se sentó en la cama, me dijo que no aceptaría un no por respuesta, que a él tampoco le gustaba el círculo de amistades del novio de su hermana… -se quedó callada un buen rato observándome-

-¿…Y? -preguntó Lola- No te calles, joder. Puedo llegar a entender que no es agradable para vosotros, pero ya que has empezado… ¡Coño, cuéntalo todo o no haber dicho nada!

Yo me reí por la ocurrencia de Lola y Ana sonrió, se le notaba nerviosa, pero con ganas de quitarse esa carga de encima.

-Vale, vale… -prosiguió Ana- Pues eso, yo llevaba puesto un camisón, de esos que son transparentes, lógicamente no llevaba sujetador con lo que mis tetas las podía ver sin problema. En la parte de abajo llevaba un tanga negro de encajes. Él se sentó en mi cama, abrió la botella de cava, estaba fresquito, me sirvió una copa y se sirvió otra, estuvimos un buen rato charlando, charlando y bebiendo, él se fue quitando la ropa por que tenía calor, me dijo que su mujer se había recogido pronto porque el dolor de pies la estaba matando…. Y ahí fue cuando empezó a decirme que su mujer no era lo que aparentaba, que era bastante frígida. Me dijo que era un hombre muy caliente, que necesitaba follar con bastante asiduidad pero que ella no era así, que pocas veces follaban, la mayoría de las veces ella le hacía una paja o una mamada hasta que él se corría. Aquello empezó a calentarme, él se quedó solo con los slips puestos, marcaba un buen paquete y, con la ayuda del cava, pasó lo que estábamos viendo los dos que iba a pasar…

-Que te puso calentorra y le metiste mano… -la interrumpió Lola- Esto se pone interesante, se me está empezando a mojar el coño, ¡sigue, joder, sigue!

Al decir aquello alargué mi mano y la apoyé en su pierna derecha hasta conseguir llegar hasta su entrepierne, Lola abrió las piernas para que comprobara que era verdad lo que nos había dicho. Con dos dedos comprobé que era cierto, su coño estaba mojado y caliente, ella suspiró y retiré la mano. Quería y necesitaba oír lo que estaba contando Ana.

-Pues no fue así precisamente -le contestó Ana- Él se dio cuenta que le miraba el paquete de vez en cuando, su polla se marcaba bien en el slip, tenía pinta de tenerla gorda, y sus huevos se adivinaban grandes también. Además, todo apuntaba a que no tenía un solo pelo, y sabes lo que me pone eso Álvaro. Se acercó a mí y me pidió que si podía quitarme el camisón, que era muy bonito y tal, pero que le encantaría ver mis tetas al aire, que siempre le había gustado como mujer, que me veía como una mujer de bandera y que sentía mucha envidia de ti -eso lo dijo mirándome fijamente- es decir, de Álvaro. Me quité el camisón, yo estaba ya caliente de mirarle el paquete que él se encargaba de tocarse para que desviara mi vista hacia allí. Me dijo que podríamos quedarnos en bolas los dos, que le apetecía estar desnudo en mi habitación, yo le sonreí y asentí con la cabeza. Le faltó tiempo para levantarse y quitarse el calzoncillo, entonces apareció aquella polla, la tenía morcillona, sus huevos colgaban sin un solo pelo, unos huevos grandes. Su polla era gorda, no me equivoqué. Así que, sin él esperarlo, se la agarré, me incliné hacia ella y comencé a mamársela. Él se dejaba hacer, su polla se puso dura en mi boca, dura y grande, la tenía gordita con un capullo redondeado. No como el tuyo Álvaro, su capullo es redondo. Yo ya tenía el coño empapado, me quitó el tanga mientras yo no paraba de comérsela, hicimos un 69, el cabrón sabe comerse bien un coño… y eso que decía que su mujer apenas follaba con él… pero eso es otro tema, más adelante me referiré a él.

Hizo una pausa para beber un trago de su copa, yo ya tenía la polla tiesa y a Lola se la veía caliente de nuevo. Hasta mí llegaba el olor a coño caliente, no sabía si era el de Lola, el de Ana o los dos…

-Total que del sexo oral pasamos a follar -prosiguió Ana- Él se colocó entre mis piernas, las abrí y de rodillas, me puso la polla en la entrada del coño, le pedí que me la metiera toda, el calentón que tenía era tremendo… y ¿sabéis qué hizo el cabrón?

-Imagino que metértela de un golpe -le dije intrigado- Esto parece una novela de intriga, joder.

-Eso iba a decir yo -dijo Lola- Te empaló con aquella polla gorda ¿no?

-Pues no -contestó Ana- fue mejor. Echó un chorrito de cava volcando con cuidado su copa a la parte superior de mi raja, y acercando su boca lamió y bebió el cava, que debía saberle a coño caliente. Aquello me puso a mil, cuando terminó su copa me giró y me puso a 4 patas, hizo lo mismo con mi culo, derramó parte del cava desde el inicio de la raja del culo, justo debajo de la espalda. Notaba como caía y refrescaba todo. De repente noté su boca pegarse a mi ojete y comenzar a lamerlo y aquello me puso a mil, me follaba con su lengua mientras con una mano me acariciaba el clítoris o me metía un par de dedos por el coño. Imaginaos como me puso de caliente…

-Joder tía -le contestó Lola con su mano en su entrepierna- estarías como estoy yo ahora, con unas ganas tremenda que me la claven, jajajajaja.

-Ya imagino el calentón que tendrías -le dije- bueno y él también.

-Así es -dijo Ana- yo estaba deseando que me la metiera y él tenía la polla empapada y muy dura, la tenía casi morada de lo empalmado que estaba. Pues eso, colocó su polla en mi ojal y, sin esperarlo, me la metió despacio por el culo. Yo no quería, incluso le dije que por ahí no, que era virgen del culo, que Álvaro no me la había metido nunca por detrás, pero me dijo que me relajara, que me gustaría. Poco a poco fue pasándose la molestia que sentía, y se fue transformando en placer…

-Entonces esa fue la primera vez que te dieron por el culo -le corté, aquello ya no me estaba gustando- No fui yo el primero… ¿Fue a partir de ahí cuando me pediste que probase a darte por el culo? Me dijiste que habías leído no sé qué de que daba mucho placer a bastantes mujeres… y yo piqué como un tonto.

-Sí, y lo siento -me contestó Ana- Pero ahora quiero y necesito contártelo.

-Ahora mismo os pido que no empecéis con discusiones de ex-parejas ¿eh? -soltó Lola- Lo que me faltaba ahora sería eso. Lo hecho, hecho está y no tiene sentido una discusión. ¡Y deja que termine de contar la historia, que veo que también te está excitando! jajajaja.

Aquello lo dijo mirándome la polla, estaba empalmado y comenzaban a caer por el tronco de la polla las gotas de líquido preseminal que iba segregando mi nabo. Acercó su mano hasta agarrármela y me dio unos cuantos meneos mientras su mano en su entrepierna se movía algo más rápida.

-Vale ¿puedo proseguir? -dijo Ana sin dar tiempo a que contestáramos- Cuando se me pasaron las molestias de estar empalada, él comenzó a moverse lentamente. Aquello me estaba dando un placer tremendo, notaba su polla muy dura dentro de mi culo, me ponía guarra y caliente el verme siendo sodomizada. Mi ojal masajeaba su polla mientras me la metía, sus gemidos no tardaron en aparecer y su respiración se aceleraba. Me sacó la polla del culo y me la metió por el coño, le pedí que no, que volviera a mi culo, no quería que me follara el coño porque temía que se fuese a correr dentro y, si me hubiese quedado embarazada, a ver como explicaba yo a Álvaro que ese niño era suyo. Después de estar follándome el coño y dándome un placer muy grande, volvió a mi culo. Yo ya me había corrido varias veces, pero quería más, quería que me diera fuerte y eso le dije. Al parecer aquello lo puso a mil, aceleró sus movimientos y en poco tiempo noté como me inundaba el culo de un líquido caliente. Sí, se corrió en mi culo. Era la primera vez que me lo follaban y me había encantado, no sabía que podría dar tanto placer. Fui al baño para evacuar lo que me había dejado dentro, al salir él estaba tumbado en la cama, muy relajado y con la copa de cava en su mano. Me sonreía mientras daba golpecitos en el colchón invitándome a que me tumbara junto a él.

-Joder, tía -le dijo Lola- me tienes a mil. ¿Tienes su número de teléfono? Me encantaría follar con él, jejejeje.

-Sí, lo tengo -le contestó Ana mirándome- Pero la mujer le obligó a cambiar de número o se separaba dejándolo en la miseria…

-Eso significa que lo viste más veces -le dije dando por sentado la respuesta-

-Sí, nos vimos unas cuantas veces más -contestó con total sinceridad Ana- Hasta que Marina, mi amiga y su hermana, nos pilló.

Se hizo un silencio un tanto incómodo, pensaba que había tenido de pareja a una persona que me había estado engañando con un hombre casado. Y que no fue una vez, fueron más. Que el primer hombre que le dio por el culo no fui yo, fue su “amante”; que la hizo disfrutar cuando follaban; que no siguieron porque los pilló la hermana de él. Me estaba alterando y ya sin razón, nuestra relación había acabado y estaba seguro que no volveríamos, si acaso tendríamos una relación de solo sexo. Y eso no me disgustaba, además seguro que follaría más veces con Lola, y verlas a las dos tocándose, comiéndose me excitaba bastante.

-Espero que me perdones, pero ahora mismo es lo que hay -me dijo con sinceridad- Me he dado cuenta que me gustan las mujeres también, las pollas me encantan, pero también me pone un coñito mojado y caliente. Soy consciente que Pablo me volvió una guarra, me gusta guarrear, me excita que me cojan y me den por todos lados. Parece que el cabrón me volvió una puta, pero sé que es lo que os gusta a vosotros, que seamos unas guarras, unas putas en la cama… y a mí, personalmente eso me encanta.

-Y a mí -soltó Lola- Creo que he nacido para ser una guarra como tú Ana.

-Bueno, ya ha pasado todo -les dije- Es cierto que me ha sentado mal, pero bueno… para ser sincero no te he dicho toda la verdad. Te he engañado una vez.

-Joder, esto se pone muy interesante -dijo Lola arrimando más la silla a la mesa- Queremos saberlo todo con pelos y señales, aunque a los tres no nos gusten los pelos.

-Vale, a ver…cuéntanos como fue y con quien -me dijo Ana-

-¿Recuerdas la Navidad de hace dos años? -le pregunté- Tuve que llevarte de vuelta a casa de tus padres porque habías bebido mucho. Yo estaba tomando antibióticos y no bebí nada de alcohol. Al salir de tu casa llegaba tu hermano con Susana, ella también iba algo pasada de alcohol, pero tu hermano iba peor.

-Jajajaja, esto se pone muy interesante -rio Lola-

- Ella me pidió que la llevase a su casa, tu hermano no estaba para conducir y le dije que sin problemas. Nos montamos en el coche y comenzó a darme indicaciones para llegar a su casa. Empecé a darme cuenta que no íbamos para su casa, pero seguí haciéndome el loco, me hacía gracia la situación. Me metió por un carril y me hizo parar a un lado, la noche estaba muy oscura, hacía calor como estos días atrás, ella se bajó los tirantes del traje y dejó al aire sus tetas. Unas tetas hermosas, la verdad. De esas que apuntan hacia arriba y están duras. Me cogió una mano y la llevó hasta sus pechos, los acaricié mientras ella pasaba su mano por mi paquete, me desabrochó el cinturón y consiguió bajarme el pantalón y los calzoncillos, mi polla salió disparada y ella se agachó para hacerme una de las mejores mamadas que me han hecho, sin contar las tuyas Ana. Se metía y sacaba mi polla de su boca, su saliva bajaba hasta mis pelotas. Su lengua acariciaba el frenillo mientras sus manos me acariciaban los huevos. Así estuvo un buen rato hasta que se quitó el traje completamente, estaba totalmente desnuda, no llevaba ropa interior alguna. Me dijo que llevaba ya bastante tiempo queriendo follar conmigo, que yo la ponía mucho. Le toqué el coño y lo tenía muy mojado, lo tenía depilado salvo por un pequeño triángulo invertido que apuntaba al principio de su raja. Le dije que mejor podríamos ir a mi casa, el follar en el coche no era para mí así que arranqué y nos dirigimos a mi casa, durante todo el camino, ella me la estuvo chupando la polla, me pajeaba, me lamía los huevos… me tenía a mil. Le dije que no se vistiera, que la quería ver desnuda entrando en mi casa y eso hizo. La observé por detrás, su culo impresiona, está duro y redondo, una maravilla. Una vez en casa, en el salón, me bajé el pantalón y la puse contra la pared, me coloqué detrás de ella y le abrí las piernas separándole los pies. Yo tenía la polla a reventar, le puse la punta de mi nabo en el coño y, sin pensarlo, se la metí de golpe, ella gimió y me pedía más, quería que le diera fuerte. Yo veía su culo abierto, uno de mis dedos se coló por él y sus jadeos aumentaron de volumen. La separé de la pared, le dije que se pusiera a 4 patas en el suelo, la veía muy excitada. Le pregunté si le gustaba ser mi putita, me salió así sin pensarlo. Me contestó que estaba loca por serlo siempre, quería que le diera polla a diario, que era mi zorrita sumisa y que haría todo lo que yo quisiera. Aquello me puso a mil, me desnudé completamente y me arrodillé detrás de ella, mojé su ojal con saliva y le pregunté si le gustaba por el culo, me dijo que le encantaba, pero que Rafa no le daba por el culo, así que ella se metía a veces un consolador porque tu hermano no quería follarla por el culo, pero a ella le encantaba… Como tú Ana, por el culo le encanta, jejejeje.

-Ya te dije que a muchas mujeres nos encanta más por el culo que por el coño -me respondió- Pero son sensaciones distintas. Sigue contando.

-Entiendo -le dije y retomé la historia- Se la metí por el culo, le entraba con bastante suavidad, apretaba y relajaba el músculo del ano masajeando mi polla con él. Estuve un rato bombeando mis caderas, se la saqué y le dije que, a gatas, me siguiese hasta mi cama, era mi perrita…y ella obedeció. Aquel juego me estaba poniendo más, me tumbé en la cama y le dije que me comiese entero, empezando por los pies, y eso hizo. Me comió los pies, fue subiendo por las piernas, al llegar a mis huevos los lamió, se los metía en la boca de uno en uno mientras tenía mi polla agarrada y me pajeaba. Siguió subiendo por mi vientre, en mis pezones se entretuvo otro rato hasta que le cogí la cabeza y le comí la boca con cierta violencia, eso la pone mucho. Su lengua entraba en mi boca con mucho ímpetu, hice que se sentara sobre mi vientre, notaba su coño caliente y mojado sobre mí, ella gemía pidiendo polla y yo la hacía esperar, su coño se mojaba más por momentos…

En ese instante Lola soltó un gemido fuerte, se estaba corriendo mientras se tocaba, me fijé en Ana que también se tocaba, su coño debía estar empapado porque sonaba la humedad al tocarse, ya me entendéis.

-Sigue contando joder -soltó Lola sin parar de tocarse-

-Vale, vale pero me distraéis, cabronas -les solté- Al final se sentó sobre mi polla y me cabalgó, su coño estaba muy caliente y mojado, como los vuestros ahora mismo. AL rato cambiamos de posición, se tumbó sobre la cama y, con sus piernas en mis hombros comencé a follarla por el culo. Sus gemidos se hacían cada vez más fuertes, me hipnotizó el movimiento de sus tetas con cada embestida que le daba, aquello me encantaba. Se la saqué para correrme en su cara, y de alguna manera, marcarla como mi zorra. Eché sus piernas sobre el colchón y me coloqué por encima de ella. Ella me la meneaba para sacarme la leche, el primer trallazo le llenó la cara, los siguientes fueron en la barbilla y en el pecho. Me vacié sobre ella, ella salió de la cama y se duchó mientras yo me adormecía. Al ratillo noté que se tumbaba junto a mí, y así nos quedamos fritos.

-Joder, que caliente estoy ahora -dijo entre risas Lola- Esta noche echamos otro, ¿eh?

-Vaya, vaya con Susanita -me dijo Ana- ¿Y fueron muchas veces?

-Bueno -le contesté- a la mañana siguiente sonó su teléfono móvil, se levantó y lo miró. Era tu hermano, no descolgó y se volvió a tumbar junto a mí. Le dije que seguía siendo mi zorrita, y que tendría que pajearme si quería salir de mi casa… y eso hizo, me la meneó con alguna que otra chupada de polla hasta que hizo que me corriese, la leche salió disparada hacia mi cara, mi pecho…en varios sitios. Ella se inclinó y con la lengua recogió la leche que estaba sobre mi cara y mi pecho.

-Vaayaaaaa -dijo Lola- creo que me voy a ir a la cama, pero no precisamente a dormir, jejeje.

-Tú lo que quieres es que Álvaro te la meta, zorra -le dijo Ana- jajajajaja. Vamos que yo también, ¿eh?

Mi polla estaba empapada y dura. Estaba empalmado, empalmado y caliente…

Y hasta aquí este capítulo



¡¡¡Ahh, y no olviden supervitaminarse y mineralizarseeee!!!

Para cualquier comentario, crítica o sugerencia, mi email: vantheway@hotmail.com



Saludos.

Vantheway
 

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