Mi sobrina de 18 años y yo (Relato real)

No, Teresa no está por aquí.
Pero sabe que estoy contándoos todo esto, y me ha dicho que algún día le gustaría leerlo.
Le pregunté si podía poner alguna foto suya y ella me preguntó a mí si no la criticarían aquí por estar tan delgada o tener tan poco pecho...
Yo le he dicho que me deje probar y así podrá comprobar ella misma la respuesta.
Así que está eligiendo qué foto darme (una foto vestida, por supuesto) para poder enseñárosla.
Encantadisimo😍
 
Sigo contando.

Como dije, había quedado con mi sobrina en casa mientras la familia iba a misa y a una procesión.

Diez minutos después de llegar yo a casa lo hizo mi sobrina. Como conté, con el pelo largo mojado y muy radiante, además de muy morena de todos los días que llevaba tomando el sol.

Nada más entrar, me dijo:

- Me da tiempo a una ducha rápida antes del masaje?
- Claro que sí, sin prisas, le respondí.
- Vale, pues no tardo nada, añadió ella.

Si había algo que me gustaba mucho de lo que venía pasando es que en ningún momento ninguno de los dos se comportaba como la persona que no era.
Digo esto porque, tras decirme mi sobrina que se iba a duchar, igual lo normal y habiendo pasado lo que había pasado ya entre nosotros, era que se hubiese desnudado delante de mí o que no hubiera entornado la puerta del baño. Pero lo hizo, y a mí me encantó que siguiera siendo así.

Con todo y con eso, a mi mente morbosa se le encendió más aún la bombillita, y cuando escuché el agua de la ducha, siendo prudente asomé mi cabeza a la puerta del baño y le dije:

- Si necesitas ayuda para enjabonarte la espalda, no dudes en avisarme.
- Jejeje -sonrió mi sobrina, pues oye, no me vendría nada mal.
- No se diga más, respondí yo.

Tras el cristal dibujado de la mampara y bajo el agua de la ducha se adivinaban su espalda, sus piernas, su culo...

Me desnudé, y con una erección impresionante entré con cuidado en la ducha. Siempre siendo cauto o, mejor dicho, yendo con tiento, cogí el gel de baño de la balda habilitada para el mismo, y comencé a enjabonar y masajear su espalda.
Y le dije:

- Dos por uno: enjabonada y masajeada.
- Ummm, no se puede pedir más, respondió mi sobrina susurrando.

No me detuve mucho en enjabonarla, el tiempo suficiente para masajear su cuello, sus caderas, sus piernas, su culo...
Fue tocarle el culo e instintivamente Teresa abrió sus piernas, pero en lugar de comenzar a masturbarla tal y como estábamos (es decir, ella dándome la espalda), le pedí que se diera la vuelta.

Mi sobrina se giró lentamente, nos quedamos mirándonos sin decirnos nada durante un par de segundos, e instintiva e irremediablemente fui acercando mi boca a la suya, que no tardó en unir, fundiéndonos en un beso poco ortodoxo (porque ella no estaba acostumbrada y yo quería devorarla) pero muy morboso, tanto fue así que hasta ella misma llevó sus manos a mi durísima polla, que chocaba con sus piernas de lo pegados que estábamos.

De su boca pasé a sus deseados pechos. Vale, ya dije que eran pequeños, pero sin duda resultaron ser el mejor de los manjares, pues los hice desaparecer en mi boca infinidad de veces, así como los mordí, lamí, jugué con sus pezones...

Mi sobrina gritaba, y cuanto más excitada estaba, más gritaba y más rápido y fuerte me masturbaba. Entonces yo llevé mis manos a su culo y la atraje más hacia mí.

Teresa empezó a dirigir mi polla hacia la entrada de su coño, y empezó a frotarse mientras me decía:

- Por favor, te necesito dentro, quiero saber lo que se siente, entra en mí.

La verdad es que hubiera roto mi autopromesa de esperar a tener más tiempo para penetrarla, pero fue inviable porque no teníamos preservativos (yo llevo muchos años sin usarlos y ella jamás hubiera imaginado tener que necesitarlos), y así se lo hice saber.

- Joooo, -dijo refunfuñando pero con una sonrisa, dejando salir su parte aún de niña-, qué desperdicio de dureza, y qué ganas tengo.

Enseguida se me ocurrió algo, y le dije:

- Ven conmigo, que vamos a terminar a lo grande aun sin penetración.

La sequé sin dejar de masturbarla, me sequé yo, y así desnudos como estábamos la tomé de la mano y la llevé hacia su habitación.

Me tumbé en la cama boca arriba y le dije que se sentara con su coño encima de mi boca. No tardo en hacerlo, y cuando empecé a comérselo, le dije:

- Y si ahora quieres estar en igualdad de condiciones, no tienes más que hacer lo mismo conmigo.
- Ahora mismo, respondió ella.

Y agachándose conformamos un 69 que resultó ser más poco ortodoxo incluso que el beso, tanto porque era la primera vez que mi sobrina hacía eso como porque, al usar al principio más los dientes que los labios, esos mordisquitos en mi polla me desviaban de mi objetivo, que no era otro que hacerla correrse comiéndole el coño.

Tuve que parar e indicarle, con mucho cariño y para intentar evitar que se sintiera mal, que se lo tomase con más calma, que lo hiciese como si estuviera lamiendo un helado, de arriba a abajo.
Me preguntó si lo estaba haciendo mal, y le mentí piadosamente diciéndole que no, que simplemente se dedicara a saborear, lamer, chupar... Que ya habría tiempo de desatarse sin remedio.

Entonces mi sobrina, como chica inteligente que es, comenzó a hacer justamente lo que le había aconsejado: lamió, besó, se tragó mi polla muy lentamente..., y todo eso hizo que yo continuara con la comida de coño, esta vez no tan dedicada a su clítoris como la primera vez, sino haciendo viajar mi lengua por todo su coño, metiendo la punta (de la lengua) dentro, incluso llegando a pasar superficialmente por su culo...

Todo eso hizo que Teresa se corriera varias veces gritando, incluso berreando, e incrementara la intensidad de su trabajo oral, lo que provocó que mis ganas de correrme fueran muchas.

Por supuesto, no quería correrme en su boca sin haberla preparado para ello, así que me retiré de su coño y, besándola profundamente para que conociera el sabor de su sexo, le dije:

- Eres increíble, me he apartado porque estoy a punto de acabar, y no quería hacerlo en tu boca...
- Y dónde quieres?, preguntó ella.
- Dime tú.
- No sé... Aquí?, dijo señalando sus tetas.
- Te gustaría?, pregunté yo sin dejar de tocarme.
- Sí -dijo ella, algunas noches después de lo del baño me he preguntado cómo sería sentir eso encima, así que...
- Túmbate, por favor.

Teresa se tumbó boca arriba, yo me puse a su lado y, acariciándole las tetas con una mano y masturbándome con la otra, le dije que no dejara de mirarme, para que comprobara lo que me hacía sentir.

Ella puso su mano en mis huevos mientras me masturbaba y no pude aguantar ni dos minutos más, así que cuando estaba a punto le dije:

- Me corro, Teresa, mira lo que haces conmigooooo.

Y, así, descargué (no mucha cantidad, dado que venía haciéndolo cada noche) sobre sus pechos mi corrida, viendo cómo sus ojos se abrían de par en par relamiéndose.

Cuando recuperé el aliento, me tumbé junto a ella, nos besamos, le pregunté qué tal estaba y su sonrisa y su abrazo, que hizo que la corrida que estaba en su pecho también se uniera al mío. fueron respuesta suficiente para saber que todo estaba bien.

Nos quedamos así unos minutos mientras mi sobrina me contaba la infinidad de sensaciones placenteras había tenido. También me pidió perdón por no haberme sabido dar sexo oral, y yo le resté toda importancia diciéndole que había sido muy osada al animarse a hacerlo, y que lo demás carecía de importancia.

Era un momento brutal, pero había que tener cabeza, así que le dije que me iba a duchar rápido y me bajaría a la calle a tomar algo, para que cuando llamarán o aparecieran los demás no estuviéramos juntos como la vez anterior.

No porque fueran a sospechar (realmente, podíamos estar en casa esperándoles por mil razones), pero como dijo Confucio, "La precaución raramente comete un error".

Y así lo hicimos, y así terminó aquel encuentro tan extraordinario del inolvidable 15 de agosto de 2024.

(Nota: esa madrugada no quedamos porque yo le dije que, después de haberme corrido a esa hora de la tarde, iba a ser casi imposible que pudiera volver a hacerlo de madrugada; y Teresa, que nada entendía de posibilidades de eyaculación masculina, me dijo que no había problema, y mucho menos después de lo bien que lo había pasado).

Lo que sucedió (que no fue mucho) los últimos dos días antes de regresar a Madrid, lo contaré lo antes posible.
Buff me está encantando
 
Ha merecido la pena la espera. Yo creo que cuando ella te dijo que tu cuñada trabajaba el miércoles, ese en el que estabas en el centro comercial con los niños, te estaba insinuando que podíais haber quedado ese mismo día.
 
Ha merecido la pena la espera. Yo creo que cuando ella te dijo que tu cuñada trabajaba el miércoles, ese en el que estabas en el centro comercial con los niños, te estaba insinuando que podíais haber quedado ese mismo día.
Yo también lo pensé. Pero no era cuestión de precipitar ni acelerar nada. Las cosas había (y a día de hoy sigue siendo así) que hacerlas bien.
 
Yo también lo pensé. Pero no era cuestión de precipitar ni acelerar nada. Las cosas había (y a día de hoy sigue siendo así) que hacerlas bien.
A veces es dificil controlar los instintos básicos, pero ya veo que marcáis bien los tiempos sin precipitaros.
Ahora bien, si eres capaz de gestionar normalmente el tema con tu familia en general y con tu mujer en particular, y que no sospeche absolutamente nada y que no exista ningún sentimiento de culpa...de nuevo, felicidades.
Como la canción: Solo se vive una vez.

Y por último, permíteme una sugerencia.
Añado esta foto de una chica anónima, cuyo físico ( a mi modo de ver, salvo el pelo y los rasgos faciales, creo que puede cuadrar con tu sobrina)
Asi, podemos fantasear mejor y ponernos un poco más en situación.

Un saludo y reitero mis felicitaciones por el relato y la vivencia.
 

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A veces es dificil controlar los instintos básicos, pero ya veo que marcáis bien los tiempos y no precipitaros.
Ahora bien, si eres capaz de gestionar normalmente el tema con tu familia en general y con tu mujer en particular, y que no sospehe absolutamente nada y que no exista ningún sentimiento de culpa...de nuevo, felicidades.
Como la canción: Solo se vive una vez.

Y por último, permíteme una sugerencia.
Añado esta foto de una chica anónima, cuyo físico ( a mi modo de ver, salvo el pelo, creo que puede cuadrar con tu sobrina)
Asi, podemos fantasear mejor y ponernos un poco más en situación.

Un saludo y reitero mis felicitaciones por el relato y la vivencia.

Ver el archivo adjunto 2029914
De momento lo estamos cuadrando bien, somos animales de costumbres y son estas costumbres las que repetimos cuando quedamos, y hasta ahora no hemos levantado sospecha alguna ni hemos estado en apuros.

En cuanto a la chica de la foto... Pues no se parece en nada a Teresa (que tiene el pelo castaño oscuro, los ojos más pequeños y de color almendra...), pero si a ti te sirve, perfecto.
 

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