Quienes no reconocen el problema son los que critican el relato de lo sucedido desde una doble vertiente o, lo que es lo mismo, desde una doble moral:
* Si es un relato cierto, mal porque somos unos degenerados por inducir a mi sobrina a tener relaciones con hombres maduros;
* Y si no fuera cierto, mal porque estaría engañando a los lectores.
Mal en cualquier caso.
Y no es un insulto decir que todos los que han permanecido callados durante un mes mientras Teresa solo tenía sexo conmigo y, posteriormente, también con Ricardo era porque les parecía morbosa la historia y a buen seguro se pajeaban con ella; y si no estaban de acuerdo, eran unos cobardes por no dar su opinión en espera de que otro lo hiciera, algo que ha sucedido al unirse a las relaciones el resto de maduros.
Lo dicho, pura hipocresía.
Amigo, Alberto.
Creo que tu airada reacción a algunas críticas, es lo que ha provocado que la polémica subiera de tono.
Si no recuerdo mal, el primer comentario crítico con tu historia, fué el mío.
Tú primera reacción fué muy madura y conciliadora, pero a partir de ahí, ya perdiste la linea, y te has enfrascado en una batalla absurda, que no te ha beneficiado en nada.
Tú relato es bueno y morboso, como eso, como relato. Pero indefendible como hecho real.
Utilizar como argumento, que nadie ha dicho nada al principio, para después criticarte, una vez se abrió la veda, no tiene mucho sentido. Es lógico que el lector espere a ver cómo avanza la trama, y cuando ya tiene una idea más cierta, emite su juicio.
No te van a poner a caldo, y que luego resulte que tu historia era un sueño que tuviste, durmiendo abrazado a tu amada esposa.
Tú y sólo tú, has defendido las bondades de iniciar una relación sexual con tu sobrina, apenas mayor de edad, y compartirla con tus colegas, al estilo video porno de viejos con una jovencita. Y insistiendo en la veracidad de la historia.
Si no habías previsto, que ésto generaría polémica, es que no sabes muy bien dónde te metes.
Aquí el morbo, el cotilleo y el romanticismo, se reparten casi a partes iguales.
Nos va una preciosa historia de amor, con sus situaciones morbosas, y con su moraleja. O un malvado o malvada que recibe su merecido.
También el sexo y el morbo distópico, pero siempre en el terreno de la fantasía.
En fin, Alberto, relájate, que no es para tanto.