Señor Culo
Miembro muy activo
Buenos días. Quería compartir con vosotros esta experiencia, a ver que me podéis aconsejar.
Hace unos 6 meses, me mudé a una casa nueva dentro de mi ciudad. Con el paso del tiempo hasta la presente fecha, ya he tenido ocasión de conocer a algunos de los nuevos vecinos y entablar conversación con ellos, como es lo normal cuando uno se muda de barriada y no conoce a nadie.
Entre estos nuevos vecinos, hay algunas chicas jóvenes que me llaman la atención; pero en particular me he fijado en una vecina que me tiene cachondo perdido desde el primer día que la vi. Se trata de una mujer con una edad comprendida entre los 45 - 50 años calculo (yo tengo 39 años), guapa de cara, pelirroja, con pecas por todo el cuerpo, ojos claros tirando a grises, físico normal (ni gorda ni delgada), con un culo interesante que rebota cada vez que anda y unas tetas de infarto (calculo que una 110 tiene que gastar). Siempre va acompañada de una señora mayor, que imagino será su madre con la que vivirá, y pasa regularmente por la puerta de mi casa al ir y volver de su domicilio, que es un bloque de pisos cuyo portal está situado a la vuelta de la esquina de mi casa.
El caso es que nunca hemos entablado conversación, pero siempre que nos cruzamos nos saludamos y sonríe al hacerlo, e incluso hay veces que sigue mirándome de reojo. Es más, un día después de saludarnos y tras andar unos pasos, giré la cabeza y la sorprendí volteando a su vez su cabeza para mirarme, mientras seguía sonriendo.
Yo creo que le gusto también, a la vista de que siempre que nos cruzamos hay miradas furtivas, aunque creo que el hecho de ir siempre acompañada de su madre la coarta para poder llegar a entablar una conversación conmigo. El caso es que me encanta y no hay día que no fantasee con ella y en poder llegar a follármela. Como me gustaría poder comerme esas tetas y hundir mi polla en ese generoso culo que se gasta...
¿Qué podría hacer para llegar a entablar una conversación con ella, a fin de poder intimar más en un futuro? Lo difícil es que nunca la he visto salir sola de casa, aunque albergo la esperanza de que algún día lo haga.
Hace unos 6 meses, me mudé a una casa nueva dentro de mi ciudad. Con el paso del tiempo hasta la presente fecha, ya he tenido ocasión de conocer a algunos de los nuevos vecinos y entablar conversación con ellos, como es lo normal cuando uno se muda de barriada y no conoce a nadie.
Entre estos nuevos vecinos, hay algunas chicas jóvenes que me llaman la atención; pero en particular me he fijado en una vecina que me tiene cachondo perdido desde el primer día que la vi. Se trata de una mujer con una edad comprendida entre los 45 - 50 años calculo (yo tengo 39 años), guapa de cara, pelirroja, con pecas por todo el cuerpo, ojos claros tirando a grises, físico normal (ni gorda ni delgada), con un culo interesante que rebota cada vez que anda y unas tetas de infarto (calculo que una 110 tiene que gastar). Siempre va acompañada de una señora mayor, que imagino será su madre con la que vivirá, y pasa regularmente por la puerta de mi casa al ir y volver de su domicilio, que es un bloque de pisos cuyo portal está situado a la vuelta de la esquina de mi casa.
El caso es que nunca hemos entablado conversación, pero siempre que nos cruzamos nos saludamos y sonríe al hacerlo, e incluso hay veces que sigue mirándome de reojo. Es más, un día después de saludarnos y tras andar unos pasos, giré la cabeza y la sorprendí volteando a su vez su cabeza para mirarme, mientras seguía sonriendo.
Yo creo que le gusto también, a la vista de que siempre que nos cruzamos hay miradas furtivas, aunque creo que el hecho de ir siempre acompañada de su madre la coarta para poder llegar a entablar una conversación conmigo. El caso es que me encanta y no hay día que no fantasee con ella y en poder llegar a follármela. Como me gustaría poder comerme esas tetas y hundir mi polla en ese generoso culo que se gasta...
¿Qué podría hacer para llegar a entablar una conversación con ella, a fin de poder intimar más en un futuro? Lo difícil es que nunca la he visto salir sola de casa, aunque albergo la esperanza de que algún día lo haga.