Mis vivencias con mi novia, que ahora es mi mujer

Las fotos que subo de Cinta no son estuales son aleatorias la más reciente es la de su coño y las de los vestidos no es ella son similares a los que ella se ponía para probocar a los tios.
 
A vale entces no es la del micro tanga.. Como ponías su tanguita
 
10.ª entrega



Bueno ya veremos cómo se desarrolla la velada, terminamos la cerveza y nos dimos un paseo asta un parque cercano nos sentamos en un banco y estuvimos ablando de nuestras cosas, empezamos a besarnos, yo la besaba en el cuello le comía el ovulo de la oreja, es un parque que pasean los padres con sus hijos pero ya eran las diez de la noche, mirando a los lados no se veía a nadie por los alrededores y con disimulo le abrí un poco más la blusa para poder cogerle los pechos, les pellizcaba los pezones y la besaba le metía la lengua en la boca, a esto que pasa una pareja buscando un banco supongo para lo mismo, se sentaron a unos cincuenta o sesenta metros en un banco, nosotros seguimos besándonos y tocándole sus pechos los pezones los tenia buro ella por encima del pantalón me magreaba mi pene que crecía cada vez mas apretujado por el vaquero ella se sentó en el banco metiendo las piernas por el hueco entre el espaldar y el asiento quedándonos enfrentados uno al otro, hay me permitió a mi poder levantarle la falda y meterle la mano hasta tocarle el coño por encima del tanga; se lo aparté un poco para poder acariciarle los labios externos. Ella me bajó la cremallera del pantalón, bajó mi slip y sacó mi polla, que estaba deseosa de salir. La cogió con su mano y fue acariciándola muy suave. Yo con los dedos en su coño notaba cómo se iba lubricando él solito. Ella me pajeaba lentamente; yo con la otra mano le saqué una teta de la blusa, me agaché y comencé a comerle el pezón tieso y duro como un garbanzo. Ella aceleró el movimiento de la mano y pasaba un dedo por encima del glande, acariciándolo.

Cinta abrió un poco más sus piernas para facilitarme el poder introducirle un dedo en su vagina ya encharcada por sus fluidos; se apartó un poco para poder agacharse y meter mi polla en su boca. Comenzando una mamada alucinante, en aquel parche que no había nadie, solo la pareja que pasó y se sentó más arriba, pero podría pasar cualquiera en cualquier momento.

Cinta se estaba entusiasmando; ya se comía toda la polla, se perdía en su garganta. A esto que se incorpora y me dice: “No puedo más, estoy demasiado caliente ya”. Se levanta, se sube la falda y se quita el tanga sin darse cuenta de que a unos treinta metros había un chico paseando un perro, y ella con la falda arriba y sin tanga. Al verlo, se sentó en el banco hasta que pasó de largo.

Al perderlo de vista, ella me bajó un poco más los pantalones, sacó bien mi polla, se arrodilló y empezó a comerme de nuevo la polla, y le digo: Cinta, a ver si viene alguien y nos pilla así.

Ella levantó la cabeza y me dice: “Tú ten atento”, volviendo a bajar otra vez al pilón, comiéndose la polla y los huevos. “Cinta, parece que viene alguien. Ella se levantó; era la pareja de arriba que ya se marchaba. Al pasar, Cinta se levantó la falda y se sentó encima de mí, sacándose las tetas de la blusa para que yo pudiera comérselas.

Abrió las piernas, cogió la polla, la puso en la entrada de su vagina y se dejó caer, introduciéndosela de golpe y saliéndole un grito de placer al sentirla dentro de su coño, que lo tenía empapado por sus fluidos.

La separé un poco para poder comerle los pezones y mamarles las tetas, que las tenía duritas y de punta. Ella cabalgando encima de mí, acelerando el ritmo cada vez más; yo notaba cómo ella estaba a punto de correrse. “Jesús, cómeme las tetas que me corroooooo, uuuuuu, me corro”.

Teniendo en ese momento un orgasmo, se abrazó a mí; respiraba agitada. Cinta, a mí no me ha venido; se levanta y me dice: “Quiero tu leche en mi boca”. Se agacha y termina por culminar una mamada espectacular, tragándose toda la leche que me pudo sacar.

Era jueves, ya a dos días de la quedada; este jueves lo pasamos en la playa con la familia de Cinta y la mía; hicimos una reunión familiar.

Las dos familias en la playa, nos colocamos un poco hacia el lado izquierdo, que era donde había menos gente; allí plantamos las sombrillas y nos dispusimos a pasar un buen día de playa.

Nos quitamos las ropa y non quedamos todos desnudos, nos echamos unos a otro el bronceador y nos tumbamos a tomar el sol, estuvimos como tres cuarto de hora después bajamos unos cuantos a la orilla a jugar al voleibol, venia mi hermana también ella es altita ya media un metro sesenta, un cuerpo delgadito, unas tetas redonditas pequeñitas se podía coger con una mano una aureola pequeñita con un pezón un poco oscurito, un coño morenito y el pubis recortadito, todas las chicas tenían el pecho tan duro que no se les movían al saltar para darle a la pelota, Domingo no perdía ojo de mi hermana cada vez que podía le tiraba el balón a ella, yo miraba a Sara y Rosa sobre todo a Rosa, como me gusta su cuerpo sus telas como las de Cinta y su pubis tenía un triangulo muy bien arreglado, la verdad es que me gustaría fallármela si me dejara.

Estábamos acalorados y terminamos todos en el agua refrescándonos, allí en el agua jugamos con la pelota al centro, Domingo cada vez que podía se rosaba con mi hermana, yo procuraba hacer lo mismo con Rosa al rato nos quedamos a reposar en el agua, yo me quede con Cinta nos pusimos a tontear, ella se sumergía y me rosaba el pene con su boca nos alejamos un poco y la estuve tocando me puse detrás de ella y la abrase le cogí las tetas y ella me puso la polla tiesa y se la restregaba por su culo yo le comencé a tocarle el coño, le metía un dedo ella me masturbaba, el agua nos llegaba por los hombros y estaba en calma no había oleaje, miramos a nuestro alrededor y estábamos solos, el agua estaba clarita se nos veía hasta los pie

Cinta se dedicó a masturbarme y yo a follarla con los dedos; allí en el agua no había resistencia y a ella se le notaba que estaba echando sus jugos vaginales. Le introducía tres dedos; ella de vez en cuando se sumergía y se metía mi polla en la boca. Nos abrazamos, me cogió por los hombros, me echó las piernas por la cintura y se metió la polla en el coño.

Allí en el agua no había resistencia; pesaba menos. Al follarla, ella se movía enganchada a mis hombros; ya gemía de placer y yo le pellizcaba los pezones. Eso le encanta ella no dejaba de cabarga se aceraba con sus pierna a mi cintura, nos concentramos en lo que estábamos haciendo sin preocuparnos de lo que pasaba a nuestro alrededor, yo notaba que ella estaba muy mojada por como entraba mi polla en su coño, Cinta jadeando yo notaba que pronto se correría, a mí me pasaba lo mismo cuando sin darnos cuenta apareció mi hermana, Cinta estaba ya para correrse y no paro, y medio minuto después tubo un orgasmo acompañado con un grito de placer y diciendo delante de mi hermana que no parase yo en ese momento me cori con ella y ella al sentir el choro de mi esperma caliente en sus entrañas le salió no pares no pares que ricooooooo se agarró a mi cuello y bajo las pierna.

Cuñada, perdona, pero nos ha pillado sin darnos cuenta y ya me estaba corriendo; tú entenderás que no podía parar en ese momento.

Teresa (Tere) (que así se llama mi hermana), ya te entiendo, cuñada, que era ya imposible parar a esas harturas.

- Cinta: Y a todo esto, ¿a qué has venido?, y menos mal que has sido tú, Tere.

- Tere: Pues me han mandado para que os dijera que íbamos a almorzar. Cinta, qué buena corrida te ha dado, y tu hermano, ¿la has follado bien y a gusto?

- Cinta: Tere, a ti no te han follado en el agua y terminaste corriéndote.

- Tere: En el agua no me han follado.

- Jesús: Bueno, dejemos ya esta conversación.

- Tere: Jesús, Cinta tiene suerte por tener una polla como la tuya que la folle así.

- Cinta: ¿Y tú cómo sabes cómo tiene Jesús la polla?

- Tere: Porque antes de que tuviese novia, tú eres la primera; lo he visto empalmado en la ducha masturbándose.

- Jesús: Bueno, dejemos ya esta conversación y salgamos a comer.

Ya en las sombrillas nos sentamos todos y nos dispusimos a comer. Nuestros padres llevaron pollo frito, bistec empanado, tortilla de patata, picadillo de pimientos asados, empanada y algún fiambre.

Almorzamos y nos tendimos un poco a la sombra; algunos dieron una cabezadita. Cinta fue una de ellas. Yo me acerqué a Tere y le comenté al oído: “¿A qué vino ese comentario en el agua?”.

Tere me respondió: “Tú sabes bien que yo sé cómo tienes la polla y lo juguetona que es, ¿no crees?, aunque ya lo hagas con otra”.

Terminamos la tarde de playa; echamos un buen día las dos familias. Sobre las nueve de la tarde, pasé a recoger a Cinta; me abrió Sara, quedándose detrás de la puerta. Al entrar, lo vi claro: estaba desnuda. Pasé al comedor y allí estaban todos en pelotas, con el calor que hacía y esperando turno para entrar a ducharse. Tomás, mi suegro: “Pasa, Jesús, y ponte cómodo tú también; con este calor no se puede”. A lo que Cinta, desde su cuarto, grita: “¡No, que yo ya estoy lista y nos vamos!”.

Cinta salió con una falda vaquera y una blusa anchita sin sujetador; casi nunca lo llevaba, no le hacía falta con sus pechos duros y bien puestos. Nos dirigimos a tomar algo al paseo, pedimos unas cervezas y unas patatas bravas, estuvimos comentando el día que habíamos echado todos y que mi hermana le había comentado que si se podría unir a la quedada del sábado.







Si os ha gustado el relato, no dudéis en dejar vuestro comentario. Saber que los lectores valoran el tiempo invertido es una gran motivación para seguir escribiendo.

Gracias.

Continuará.
 
10.ª entrega



Bueno ya veremos cómo se desarrolla la velada, terminamos la cerveza y nos dimos un paseo asta un parque cercano nos sentamos en un banco y estuvimos ablando de nuestras cosas, empezamos a besarnos, yo la besaba en el cuello le comía el ovulo de la oreja, es un parque que pasean los padres con sus hijos pero ya eran las diez de la noche, mirando a los lados no se veía a nadie por los alrededores y con disimulo le abrí un poco más la blusa para poder cogerle los pechos, les pellizcaba los pezones y la besaba le metía la lengua en la boca, a esto que pasa una pareja buscando un banco supongo para lo mismo, se sentaron a unos cincuenta o sesenta metros en un banco, nosotros seguimos besándonos y tocándole sus pechos los pezones los tenia buro ella por encima del pantalón me magreaba mi pene que crecía cada vez mas apretujado por el vaquero ella se sentó en el banco metiendo las piernas por el hueco entre el espaldar y el asiento quedándonos enfrentados uno al otro, hay me permitió a mi poder levantarle la falda y meterle la mano hasta tocarle el coño por encima del tanga; se lo aparté un poco para poder acariciarle los labios externos. Ella me bajó la cremallera del pantalón, bajó mi slip y sacó mi polla, que estaba deseosa de salir. La cogió con su mano y fue acariciándola muy suave. Yo con los dedos en su coño notaba cómo se iba lubricando él solito. Ella me pajeaba lentamente; yo con la otra mano le saqué una teta de la blusa, me agaché y comencé a comerle el pezón tieso y duro como un garbanzo. Ella aceleró el movimiento de la mano y pasaba un dedo por encima del glande, acariciándolo.

Cinta abrió un poco más sus piernas para facilitarme el poder introducirle un dedo en su vagina ya encharcada por sus fluidos; se apartó un poco para poder agacharse y meter mi polla en su boca. Comenzando una mamada alucinante, en aquel parche que no había nadie, solo la pareja que pasó y se sentó más arriba, pero podría pasar cualquiera en cualquier momento.

Cinta se estaba entusiasmando; ya se comía toda la polla, se perdía en su garganta. A esto que se incorpora y me dice: “No puedo más, estoy demasiado caliente ya”. Se levanta, se sube la falda y se quita el tanga sin darse cuenta de que a unos treinta metros había un chico paseando un perro, y ella con la falda arriba y sin tanga. Al verlo, se sentó en el banco hasta que pasó de largo.

Al perderlo de vista, ella me bajó un poco más los pantalones, sacó bien mi polla, se arrodilló y empezó a comerme de nuevo la polla, y le digo: Cinta, a ver si viene alguien y nos pilla así.

Ella levantó la cabeza y me dice: “Tú ten atento”, volviendo a bajar otra vez al pilón, comiéndose la polla y los huevos. “Cinta, parece que viene alguien. Ella se levantó; era la pareja de arriba que ya se marchaba. Al pasar, Cinta se levantó la falda y se sentó encima de mí, sacándose las tetas de la blusa para que yo pudiera comérselas.

Abrió las piernas, cogió la polla, la puso en la entrada de su vagina y se dejó caer, introduciéndosela de golpe y saliéndole un grito de placer al sentirla dentro de su coño, que lo tenía empapado por sus fluidos.

La separé un poco para poder comerle los pezones y mamarles las tetas, que las tenía duritas y de punta. Ella cabalgando encima de mí, acelerando el ritmo cada vez más; yo notaba cómo ella estaba a punto de correrse. “Jesús, cómeme las tetas que me corroooooo, uuuuuu, me corro”.

Teniendo en ese momento un orgasmo, se abrazó a mí; respiraba agitada. Cinta, a mí no me ha venido; se levanta y me dice: “Quiero tu leche en mi boca”. Se agacha y termina por culminar una mamada espectacular, tragándose toda la leche que me pudo sacar.

Era jueves, ya a dos días de la quedada; este jueves lo pasamos en la playa con la familia de Cinta y la mía; hicimos una reunión familiar.

Las dos familias en la playa, nos colocamos un poco hacia el lado izquierdo, que era donde había menos gente; allí plantamos las sombrillas y nos dispusimos a pasar un buen día de playa.

Nos quitamos las ropa y non quedamos todos desnudos, nos echamos unos a otro el bronceador y nos tumbamos a tomar el sol, estuvimos como tres cuarto de hora después bajamos unos cuantos a la orilla a jugar al voleibol, venia mi hermana también ella es altita ya media un metro sesenta, un cuerpo delgadito, unas tetas redonditas pequeñitas se podía coger con una mano una aureola pequeñita con un pezón un poco oscurito, un coño morenito y el pubis recortadito, todas las chicas tenían el pecho tan duro que no se les movían al saltar para darle a la pelota, Domingo no perdía ojo de mi hermana cada vez que podía le tiraba el balón a ella, yo miraba a Sara y Rosa sobre todo a Rosa, como me gusta su cuerpo sus telas como las de Cinta y su pubis tenía un triangulo muy bien arreglado, la verdad es que me gustaría fallármela si me dejara.

Estábamos acalorados y terminamos todos en el agua refrescándonos, allí en el agua jugamos con la pelota al centro, Domingo cada vez que podía se rosaba con mi hermana, yo procuraba hacer lo mismo con Rosa al rato nos quedamos a reposar en el agua, yo me quede con Cinta nos pusimos a tontear, ella se sumergía y me rosaba el pene con su boca nos alejamos un poco y la estuve tocando me puse detrás de ella y la abrase le cogí las tetas y ella me puso la polla tiesa y se la restregaba por su culo yo le comencé a tocarle el coño, le metía un dedo ella me masturbaba, el agua nos llegaba por los hombros y estaba en calma no había oleaje, miramos a nuestro alrededor y estábamos solos, el agua estaba clarita se nos veía hasta los pie

Cinta se dedicó a masturbarme y yo a follarla con los dedos; allí en el agua no había resistencia y a ella se le notaba que estaba echando sus jugos vaginales. Le introducía tres dedos; ella de vez en cuando se sumergía y se metía mi polla en la boca. Nos abrazamos, me cogió por los hombros, me echó las piernas por la cintura y se metió la polla en el coño.

Allí en el agua no había resistencia; pesaba menos. Al follarla, ella se movía enganchada a mis hombros; ya gemía de placer y yo le pellizcaba los pezones. Eso le encanta ella no dejaba de cabarga se aceraba con sus pierna a mi cintura, nos concentramos en lo que estábamos haciendo sin preocuparnos de lo que pasaba a nuestro alrededor, yo notaba que ella estaba muy mojada por como entraba mi polla en su coño, Cinta jadeando yo notaba que pronto se correría, a mí me pasaba lo mismo cuando sin darnos cuenta apareció mi hermana, Cinta estaba ya para correrse y no paro, y medio minuto después tubo un orgasmo acompañado con un grito de placer y diciendo delante de mi hermana que no parase yo en ese momento me cori con ella y ella al sentir el choro de mi esperma caliente en sus entrañas le salió no pares no pares que ricooooooo se agarró a mi cuello y bajo las pierna.

Cuñada, perdona, pero nos ha pillado sin darnos cuenta y ya me estaba corriendo; tú entenderás que no podía parar en ese momento.

Teresa (Tere) (que así se llama mi hermana), ya te entiendo, cuñada, que era ya imposible parar a esas harturas.

- Cinta: Y a todo esto, ¿a qué has venido?, y menos mal que has sido tú, Tere.

- Tere: Pues me han mandado para que os dijera que íbamos a almorzar. Cinta, qué buena corrida te ha dado, y tu hermano, ¿la has follado bien y a gusto?

- Cinta: Tere, a ti no te han follado en el agua y terminaste corriéndote.

- Tere: En el agua no me han follado.

- Jesús: Bueno, dejemos ya esta conversación.

- Tere: Jesús, Cinta tiene suerte por tener una polla como la tuya que la folle así.

- Cinta: ¿Y tú cómo sabes cómo tiene Jesús la polla?

- Tere: Porque antes de que tuviese novia, tú eres la primera; lo he visto empalmado en la ducha masturbándose.

- Jesús: Bueno, dejemos ya esta conversación y salgamos a comer.

Ya en las sombrillas nos sentamos todos y nos dispusimos a comer. Nuestros padres llevaron pollo frito, bistec empanado, tortilla de patata, picadillo de pimientos asados, empanada y algún fiambre.

Almorzamos y nos tendimos un poco a la sombra; algunos dieron una cabezadita. Cinta fue una de ellas. Yo me acerqué a Tere y le comenté al oído: “¿A qué vino ese comentario en el agua?”.

Tere me respondió: “Tú sabes bien que yo sé cómo tienes la polla y lo juguetona que es, ¿no crees?, aunque ya lo hagas con otra”.

Terminamos la tarde de playa; echamos un buen día las dos familias. Sobre las nueve de la tarde, pasé a recoger a Cinta; me abrió Sara, quedándose detrás de la puerta. Al entrar, lo vi claro: estaba desnuda. Pasé al comedor y allí estaban todos en pelotas, con el calor que hacía y esperando turno para entrar a ducharse. Tomás, mi suegro: “Pasa, Jesús, y ponte cómodo tú también; con este calor no se puede”. A lo que Cinta, desde su cuarto, grita: “¡No, que yo ya estoy lista y nos vamos!”.

Cinta salió con una falda vaquera y una blusa anchita sin sujetador; casi nunca lo llevaba, no le hacía falta con sus pechos duros y bien puestos. Nos dirigimos a tomar algo al paseo, pedimos unas cervezas y unas patatas bravas, estuvimos comentando el día que habíamos echado todos y que mi hermana le había comentado que si se podría unir a la quedada del sábado.







Si os ha gustado el relato, no dudéis en dejar vuestro comentario. Saber que los lectores valoran el tiempo invertido es una gran motivación para seguir escribiendo.

Gracias.

Continuará.
A mí me encanta, si es por mí, puedes seguir posteando hasta el infinito y más allá.
Gracias por seguir relatando.
 
11.ª entrega





- Yo: Pero, Cinta, allí vamos a jugar sin saber qué puede ocurrir.

- Cinta: Jesús, yo le he comentado más o menos de qué va a ir el evento y ella está de acuerdo. Ahora, si tú no quieres que venga, no le digo nada a Hugo y al resto para que la acepten, pero ella me ha dicho que seguro que a ti no te importaría.

Nos acabamos la cerveza y ella pidió otra ronda, Cinta, a ver si nos va a sentar mal, que nosotros no tomamos mucho, que estamos empezando.

- Cinta: Por eso, Jesús, el sábado seguro que traerán bebidas más fuertes y tendremos que irnos haciendo al alcohol, y tengo ganas de ponerme contenta esta noche.

- Jesús: Cinta, vienes preciosa; veo todo lo que llevas menos las braguitas. ¿Qué es lo que llevas? Mira, sacó las piernas de debajo de la mesa, las abrió un poco y me dejó ver; llevaba un tanguita color carne con un triangulito metido en la raja del coño y me dice: “¿Quieres que me lo quite aquí?”.

- Jesús: No, aquí no, que te pueden ver.

- Cinta: Lo hago rápido y te lo doy. Mira a su alrededor, se levanta un poco, mete la mano y se lo baja, quitándoselo y entregándomelo. Cabía en la palma de mi mano. Me lo llevé a la nariz; olía a sexo y estaba mojado.

- Cinta: Oye, Jesús, ¿y eso que comentó tu hermana cuando nos fue a buscar y nos pilló follando?, que te había visto masturbarte en la ducha antes de que me conocieras.

- Jesús: Cinta, eso es cosa del pasado y no viene a cuento en estos momentos.

- Cinta: Pero a mí me puso eso y quiero saber más de lo sucedido. Me pone cachonda pensar que tu hermana te haya visto cómo te pajeabas.

- Jesús: Eso es otra historia que a lo mejor te la cuento algún día.

- Cinta: No te preocupes, que yo te lo recordaré.

Cinta se había tomado ya la segunda cerveza y me comenta: “¿Pedimos otra?”. Y le digo: “¿No crees que te vaya a sentar mal?”. Ella: “No, en todo caso me podré marear un poco y así me podrás hacer lo que quieras luego”.

- Jesús: ¿De qué estás hablando?

- Cinta: Que estoy cachonda y quiero ir a la arboleda a que me folles o que me follen; Jesús, a ti te gustaría ver cómo me follan dos tíos a la vez.

- Jesús: Cinta, me estás poniendo caliente.

- Cinta: ¿Pero te gustaría? O no.

- Jesús: Sí que me gustaría.

- Cinta: Paga y vámonos, pero llévate otra cerveza para el camino.

- Jesús: Te vas a marear, Cinta.

- Cinta: No importa, quiero saber qué se siente.

Nos marchamos a la arboleda a nuestro sitio de siempre, hacía calor bastante la noche estaba oscura, Cinta se había bebido la tercera cerveza por el camino ya estaba un poco alegre y sudorosa, se pasó al asiento de atrás y se quito la falda y la blusa quedándose en pelotas como a ella le gusta, me pidió que me pasera atrás también y que le comiera el coño, yo me quite la camisa y me quede con el pecho al descubierto me arrodille y me dispuse a comerle el coño como me había pedido, se lo toque lo tenia choreando ya esperando que le diera placer, le comí el coño sabia a sus jugos le metí dos dedos mientras le chupaba el clítoris los dedos entraron sin ninguna dificulta Cinta dio un gemido de placer, ooooo como me pones uuuuu que bien me comes el coño, yo sigo introduciéndole dos dedos los sacaba todo empapado los lleve a su ano y mientras le comía el coño jugaba con él le introducía un dedo ella jadeando y moviendo el trasero yo le metía la lengua en su coño mientras le metía un segundo dedo en el culo, dio un gritito de placer.

Sin dejar de follarle el culo con los dedos, levanté la cabeza y le pregunté que si le gustaba.

- Cinta: Sí, mucho, sigue así con mi culo y mi coño; estoy un poco mareada, pero me gusta lo que me haces. Fóllame el culo. Tenía dos dedos dentro; le seguía comiendo el coño. Ella, Jesús, méteme otro dedo más en el culo; me está gustando mucho esta experiencia.

Con tres dedos en su culo y comiéndole y succionando el clítoris, tuvo un orgasmo brutal; levantaba el culo y movía las caderas. Me tragué todos sus fluidos. Al levantar la cabeza del coño de ella, allí estaba en la otra puerta el mirón, sin perder nada de lo que hacíamos.

Le dije a Cinta que el mirón estaba en la otra puerta; ella se incorporó y lo miró, abrió la puerta y le dijo que qué hacía allí. Él le dijo que quería ver el espectáculo y que quería participar.

- Cinta: Me preguntó: “¿Qué hacemos?”. Yo le digo: “Sé que tú quieres que él te folle, así que adelante”.

Cinta salió del coche empelotas, se fue para él, le desabrochó el pantalón y se lo bajó, cogió su polla, que la tenía como una estaca, y comenzó a chupársela sin que antes me pidiera a mí que la siguiera follando el culo con los tres dedos; ella allí a cuatro patas, dándome el culo a mí y comiéndole la polla al tío. Yo le metía los dedos y ella se tragaba toda la polla del mirón. Al cabo de unos diez minutos, ella dice que quería que la follásemos los dos a la vez: uno el coño y el otro el culo.

Yo quería follarla por el culo así que le pidió al mirón que se echara en el suelo ella se sentó en su polla y se la metió en el coño de un golpe se echó encima con la polla perdida dentro de su coño y dándome a mí el culo yo me acerque me acomode y me dispuse a follarle el culo con los tres dedos que le metí lo tenía ya dilatado por lo que facilito la penetración con mi polla que se la pude meter sin problema nos movíamos rítmica mente los tres, Cinta jadeando de placer y pidiendo que la folláramos más que le diésemos más fuerte que ricoooooo ooooo como me estáis follando esto es una maravilla voy a explotar de gusto no paréis que pronto me corro de nuevo seguí así más, más que me voy a correr, nosotros acelerábamos mas el ritmo yo me corrí en su culo ella al sentí el choro de esperma caliente en sus intestinos se corrió también y el mirón le echo una corrida en su coño que al sentí el semen caliente y el bombeo tubo otro orgasmo quedándonos los tres desfallecidos, nos repusimos un poco y nos vestimos, el mirón le pregunto que si le había gustado esta vez, Cinta le contesto que hoy se había portado bien y se había ganado la corrida y que pronto abría más.

A todo esto, llegó el esperado fin de semana. Este sábado por la mañana lo echamos en la playa en familia; mis cuñadas nos preguntaron si sabíamos quiénes iban a asistir esta tarde-noche, pues no sabemos nada. Hugo no nos ha dicho nada, solo que había comentado lo de mi hermana y que no había problema.

Cinta y yo nos fuimos a dar un paseo por la playa; por la orilla fuimos comentando lo de la quedada y no dejábamos de mirar a los demás a nuestro paso.

- Cinta: ¿Te has fijado en la polla que tiene el pelirrojo que acaba de pasar?

- Jesús: Sí es demasiado grande, y eso que no está empalmado.

- Cinta: Pues cuando lo esté, tendrá por lo menos veinte centímetros. ¡¡¡¡Uuuu, quién la pillará!!!!

- Jesús: ¿Te gustan las pollas grandes? ¿La del mirón es así? La mía no tiene esa dimensión, ¿pero te gusta?

- Cinta: Claro que me gustan, pero la tuya me gusta más y, cómo me trabaja, es más; no la cambiaría por otra; esa será para mí para siempre; las otras, para jugar un rato con ellas.

- Jesús: Bueno, Cinta, ¿y esta noche qué ocurrirá? Tú vas convencida de que es para lo que sea y que todos, o casi todos, son nuestros amigos. ¿Qué vas a hacer?

- Cinta: Sí, ya sabemos más o menos las normas que se van a poner y a mí me parece bien; ellos también ponen a sus novias.

- Jesús: Y si en algún momento nos toca con alguno de la familia, tu hermano o tus hermanas, o a mí mis cuñadas.

- Cinta: Ya veremos cómo se da la velada, pero no me digas que no te gustaría algo con mis hermanas, y ya que viene la tuya, ¿y si te toca con ella? De lo que comentó cuando vino a buscarnos para almorzar, ¿qué me dices?

- Jesús: Eso ya se verá, como tú dices, y lo de mi hermana es otra historia que te contaré en otro momento. Bueno, como todos sabemos de qué va la cosa, pues creo que todos estarán conformes con lo que ocurra y que se quedará para nosotros.

Ya por la tarde-noche pasé a recogerlas. Esperándolas en la otra calle para que el padre no nos viera, puesto que le habían dicho que iban al cumpleaños de la amiga; mi hermana venía conmigo. Ella llevaba una falda con vuelo por la rodilla con un jersey un poco ceñido.

Sara, una falda vaquera cortita y una blusa ancha con escote; Rosa, un vestido con la espalda fuera y sin sujetador; Cinta, una falda por debajo de las rodillas abierta tipo escocesa con un broche en la cintura y una blusa abotonada por delante.

De casa salió con todos los botones abrochados, pero al montarse en el coche, se desabrochó hasta la altura del canalillo.

Llegamos al chalet de los padres de Hugo; ya habían llegado casi todas las gentes. Hugo nos dijo que éramos la pandilla y cuatro personas más; al final seríamos veinticuatro.

Las chicas se dedicaron a organizar la comida, ya que Hugo se había encargado de las bebidas; había ido al muelle de la lonja a comprar hielo y lo tenía todo fresco. Los padres tenían una zona al lado de la piscina acondicionada con barbacoa, neveras y todo lo necesario para sus veladas. Poco a poco fue llegando todo el personal.

Ya todos reunidos, Hugo nos fue presentando a todos los que no eran de la pandilla.





Si os ha gustado el relato, no dudéis en dejar vuestro comentario. Saber que los lectores valoran el tiempo invertido es una gran motivación para seguir escribiendo.

Gracias.

Continuará.
 
11.ª entrega





- Yo: Pero, Cinta, allí vamos a jugar sin saber qué puede ocurrir.

- Cinta: Jesús, yo le he comentado más o menos de qué va a ir el evento y ella está de acuerdo. Ahora, si tú no quieres que venga, no le digo nada a Hugo y al resto para que la acepten, pero ella me ha dicho que seguro que a ti no te importaría.

Nos acabamos la cerveza y ella pidió otra ronda, Cinta, a ver si nos va a sentar mal, que nosotros no tomamos mucho, que estamos empezando.

- Cinta: Por eso, Jesús, el sábado seguro que traerán bebidas más fuertes y tendremos que irnos haciendo al alcohol, y tengo ganas de ponerme contenta esta noche.

- Jesús: Cinta, vienes preciosa; veo todo lo que llevas menos las braguitas. ¿Qué es lo que llevas? Mira, sacó las piernas de debajo de la mesa, las abrió un poco y me dejó ver; llevaba un tanguita color carne con un triangulito metido en la raja del coño y me dice: “¿Quieres que me lo quite aquí?”.

- Jesús: No, aquí no, que te pueden ver.

- Cinta: Lo hago rápido y te lo doy. Mira a su alrededor, se levanta un poco, mete la mano y se lo baja, quitándoselo y entregándomelo. Cabía en la palma de mi mano. Me lo llevé a la nariz; olía a sexo y estaba mojado.

- Cinta: Oye, Jesús, ¿y eso que comentó tu hermana cuando nos fue a buscar y nos pilló follando?, que te había visto masturbarte en la ducha antes de que me conocieras.

- Jesús: Cinta, eso es cosa del pasado y no viene a cuento en estos momentos.

- Cinta: Pero a mí me puso eso y quiero saber más de lo sucedido. Me pone cachonda pensar que tu hermana te haya visto cómo te pajeabas.

- Jesús: Eso es otra historia que a lo mejor te la cuento algún día.

- Cinta: No te preocupes, que yo te lo recordaré.

Cinta se había tomado ya la segunda cerveza y me comenta: “¿Pedimos otra?”. Y le digo: “¿No crees que te vaya a sentar mal?”. Ella: “No, en todo caso me podré marear un poco y así me podrás hacer lo que quieras luego”.

- Jesús: ¿De qué estás hablando?

- Cinta: Que estoy cachonda y quiero ir a la arboleda a que me folles o que me follen; Jesús, a ti te gustaría ver cómo me follan dos tíos a la vez.

- Jesús: Cinta, me estás poniendo caliente.

- Cinta: ¿Pero te gustaría? O no.

- Jesús: Sí que me gustaría.

- Cinta: Paga y vámonos, pero llévate otra cerveza para el camino.

- Jesús: Te vas a marear, Cinta.

- Cinta: No importa, quiero saber qué se siente.

Nos marchamos a la arboleda a nuestro sitio de siempre, hacía calor bastante la noche estaba oscura, Cinta se había bebido la tercera cerveza por el camino ya estaba un poco alegre y sudorosa, se pasó al asiento de atrás y se quito la falda y la blusa quedándose en pelotas como a ella le gusta, me pidió que me pasera atrás también y que le comiera el coño, yo me quite la camisa y me quede con el pecho al descubierto me arrodille y me dispuse a comerle el coño como me había pedido, se lo toque lo tenia choreando ya esperando que le diera placer, le comí el coño sabia a sus jugos le metí dos dedos mientras le chupaba el clítoris los dedos entraron sin ninguna dificulta Cinta dio un gemido de placer, ooooo como me pones uuuuu que bien me comes el coño, yo sigo introduciéndole dos dedos los sacaba todo empapado los lleve a su ano y mientras le comía el coño jugaba con él le introducía un dedo ella jadeando y moviendo el trasero yo le metía la lengua en su coño mientras le metía un segundo dedo en el culo, dio un gritito de placer.

Sin dejar de follarle el culo con los dedos, levanté la cabeza y le pregunté que si le gustaba.

- Cinta: Sí, mucho, sigue así con mi culo y mi coño; estoy un poco mareada, pero me gusta lo que me haces. Fóllame el culo. Tenía dos dedos dentro; le seguía comiendo el coño. Ella, Jesús, méteme otro dedo más en el culo; me está gustando mucho esta experiencia.

Con tres dedos en su culo y comiéndole y succionando el clítoris, tuvo un orgasmo brutal; levantaba el culo y movía las caderas. Me tragué todos sus fluidos. Al levantar la cabeza del coño de ella, allí estaba en la otra puerta el mirón, sin perder nada de lo que hacíamos.

Le dije a Cinta que el mirón estaba en la otra puerta; ella se incorporó y lo miró, abrió la puerta y le dijo que qué hacía allí. Él le dijo que quería ver el espectáculo y que quería participar.

- Cinta: Me preguntó: “¿Qué hacemos?”. Yo le digo: “Sé que tú quieres que él te folle, así que adelante”.

Cinta salió del coche empelotas, se fue para él, le desabrochó el pantalón y se lo bajó, cogió su polla, que la tenía como una estaca, y comenzó a chupársela sin que antes me pidiera a mí que la siguiera follando el culo con los tres dedos; ella allí a cuatro patas, dándome el culo a mí y comiéndole la polla al tío. Yo le metía los dedos y ella se tragaba toda la polla del mirón. Al cabo de unos diez minutos, ella dice que quería que la follásemos los dos a la vez: uno el coño y el otro el culo.

Yo quería follarla por el culo así que le pidió al mirón que se echara en el suelo ella se sentó en su polla y se la metió en el coño de un golpe se echó encima con la polla perdida dentro de su coño y dándome a mí el culo yo me acerque me acomode y me dispuse a follarle el culo con los tres dedos que le metí lo tenía ya dilatado por lo que facilito la penetración con mi polla que se la pude meter sin problema nos movíamos rítmica mente los tres, Cinta jadeando de placer y pidiendo que la folláramos más que le diésemos más fuerte que ricoooooo ooooo como me estáis follando esto es una maravilla voy a explotar de gusto no paréis que pronto me corro de nuevo seguí así más, más que me voy a correr, nosotros acelerábamos mas el ritmo yo me corrí en su culo ella al sentí el choro de esperma caliente en sus intestinos se corrió también y el mirón le echo una corrida en su coño que al sentí el semen caliente y el bombeo tubo otro orgasmo quedándonos los tres desfallecidos, nos repusimos un poco y nos vestimos, el mirón le pregunto que si le había gustado esta vez, Cinta le contesto que hoy se había portado bien y se había ganado la corrida y que pronto abría más.

A todo esto, llegó el esperado fin de semana. Este sábado por la mañana lo echamos en la playa en familia; mis cuñadas nos preguntaron si sabíamos quiénes iban a asistir esta tarde-noche, pues no sabemos nada. Hugo no nos ha dicho nada, solo que había comentado lo de mi hermana y que no había problema.

Cinta y yo nos fuimos a dar un paseo por la playa; por la orilla fuimos comentando lo de la quedada y no dejábamos de mirar a los demás a nuestro paso.

- Cinta: ¿Te has fijado en la polla que tiene el pelirrojo que acaba de pasar?

- Jesús: Sí es demasiado grande, y eso que no está empalmado.

- Cinta: Pues cuando lo esté, tendrá por lo menos veinte centímetros. ¡¡¡¡Uuuu, quién la pillará!!!!

- Jesús: ¿Te gustan las pollas grandes? ¿La del mirón es así? La mía no tiene esa dimensión, ¿pero te gusta?

- Cinta: Claro que me gustan, pero la tuya me gusta más y, cómo me trabaja, es más; no la cambiaría por otra; esa será para mí para siempre; las otras, para jugar un rato con ellas.

- Jesús: Bueno, Cinta, ¿y esta noche qué ocurrirá? Tú vas convencida de que es para lo que sea y que todos, o casi todos, son nuestros amigos. ¿Qué vas a hacer?

- Cinta: Sí, ya sabemos más o menos las normas que se van a poner y a mí me parece bien; ellos también ponen a sus novias.

- Jesús: Y si en algún momento nos toca con alguno de la familia, tu hermano o tus hermanas, o a mí mis cuñadas.

- Cinta: Ya veremos cómo se da la velada, pero no me digas que no te gustaría algo con mis hermanas, y ya que viene la tuya, ¿y si te toca con ella? De lo que comentó cuando vino a buscarnos para almorzar, ¿qué me dices?

- Jesús: Eso ya se verá, como tú dices, y lo de mi hermana es otra historia que te contaré en otro momento. Bueno, como todos sabemos de qué va la cosa, pues creo que todos estarán conformes con lo que ocurra y que se quedará para nosotros.

Ya por la tarde-noche pasé a recogerlas. Esperándolas en la otra calle para que el padre no nos viera, puesto que le habían dicho que iban al cumpleaños de la amiga; mi hermana venía conmigo. Ella llevaba una falda con vuelo por la rodilla con un jersey un poco ceñido.

Sara, una falda vaquera cortita y una blusa ancha con escote; Rosa, un vestido con la espalda fuera y sin sujetador; Cinta, una falda por debajo de las rodillas abierta tipo escocesa con un broche en la cintura y una blusa abotonada por delante.

De casa salió con todos los botones abrochados, pero al montarse en el coche, se desabrochó hasta la altura del canalillo.

Llegamos al chalet de los padres de Hugo; ya habían llegado casi todas las gentes. Hugo nos dijo que éramos la pandilla y cuatro personas más; al final seríamos veinticuatro.

Las chicas se dedicaron a organizar la comida, ya que Hugo se había encargado de las bebidas; había ido al muelle de la lonja a comprar hielo y lo tenía todo fresco. Los padres tenían una zona al lado de la piscina acondicionada con barbacoa, neveras y todo lo necesario para sus veladas. Poco a poco fue llegando todo el personal.

Ya todos reunidos, Hugo nos fue presentando a todos los que no eran de la pandilla.





Si os ha gustado el relato, no dudéis en dejar vuestro comentario. Saber que los lectores valoran el tiempo invertido es una gran motivación para seguir escribiendo.

Gracias.

Continuará.
Se va a armar una buena!!
 
11.ª entrega





- Yo: Pero, Cinta, allí vamos a jugar sin saber qué puede ocurrir.

- Cinta: Jesús, yo le he comentado más o menos de qué va a ir el evento y ella está de acuerdo. Ahora, si tú no quieres que venga, no le digo nada a Hugo y al resto para que la acepten, pero ella me ha dicho que seguro que a ti no te importaría.

Nos acabamos la cerveza y ella pidió otra ronda, Cinta, a ver si nos va a sentar mal, que nosotros no tomamos mucho, que estamos empezando.

- Cinta: Por eso, Jesús, el sábado seguro que traerán bebidas más fuertes y tendremos que irnos haciendo al alcohol, y tengo ganas de ponerme contenta esta noche.

- Jesús: Cinta, vienes preciosa; veo todo lo que llevas menos las braguitas. ¿Qué es lo que llevas? Mira, sacó las piernas de debajo de la mesa, las abrió un poco y me dejó ver; llevaba un tanguita color carne con un triangulito metido en la raja del coño y me dice: “¿Quieres que me lo quite aquí?”.

- Jesús: No, aquí no, que te pueden ver.

- Cinta: Lo hago rápido y te lo doy. Mira a su alrededor, se levanta un poco, mete la mano y se lo baja, quitándoselo y entregándomelo. Cabía en la palma de mi mano. Me lo llevé a la nariz; olía a sexo y estaba mojado.

- Cinta: Oye, Jesús, ¿y eso que comentó tu hermana cuando nos fue a buscar y nos pilló follando?, que te había visto masturbarte en la ducha antes de que me conocieras.

- Jesús: Cinta, eso es cosa del pasado y no viene a cuento en estos momentos.

- Cinta: Pero a mí me puso eso y quiero saber más de lo sucedido. Me pone cachonda pensar que tu hermana te haya visto cómo te pajeabas.

- Jesús: Eso es otra historia que a lo mejor te la cuento algún día.

- Cinta: No te preocupes, que yo te lo recordaré.

Cinta se había tomado ya la segunda cerveza y me comenta: “¿Pedimos otra?”. Y le digo: “¿No crees que te vaya a sentar mal?”. Ella: “No, en todo caso me podré marear un poco y así me podrás hacer lo que quieras luego”.

- Jesús: ¿De qué estás hablando?

- Cinta: Que estoy cachonda y quiero ir a la arboleda a que me folles o que me follen; Jesús, a ti te gustaría ver cómo me follan dos tíos a la vez.

- Jesús: Cinta, me estás poniendo caliente.

- Cinta: ¿Pero te gustaría? O no.

- Jesús: Sí que me gustaría.

- Cinta: Paga y vámonos, pero llévate otra cerveza para el camino.

- Jesús: Te vas a marear, Cinta.

- Cinta: No importa, quiero saber qué se siente.

Nos marchamos a la arboleda a nuestro sitio de siempre, hacía calor bastante la noche estaba oscura, Cinta se había bebido la tercera cerveza por el camino ya estaba un poco alegre y sudorosa, se pasó al asiento de atrás y se quito la falda y la blusa quedándose en pelotas como a ella le gusta, me pidió que me pasera atrás también y que le comiera el coño, yo me quite la camisa y me quede con el pecho al descubierto me arrodille y me dispuse a comerle el coño como me había pedido, se lo toque lo tenia choreando ya esperando que le diera placer, le comí el coño sabia a sus jugos le metí dos dedos mientras le chupaba el clítoris los dedos entraron sin ninguna dificulta Cinta dio un gemido de placer, ooooo como me pones uuuuu que bien me comes el coño, yo sigo introduciéndole dos dedos los sacaba todo empapado los lleve a su ano y mientras le comía el coño jugaba con él le introducía un dedo ella jadeando y moviendo el trasero yo le metía la lengua en su coño mientras le metía un segundo dedo en el culo, dio un gritito de placer.

Sin dejar de follarle el culo con los dedos, levanté la cabeza y le pregunté que si le gustaba.

- Cinta: Sí, mucho, sigue así con mi culo y mi coño; estoy un poco mareada, pero me gusta lo que me haces. Fóllame el culo. Tenía dos dedos dentro; le seguía comiendo el coño. Ella, Jesús, méteme otro dedo más en el culo; me está gustando mucho esta experiencia.

Con tres dedos en su culo y comiéndole y succionando el clítoris, tuvo un orgasmo brutal; levantaba el culo y movía las caderas. Me tragué todos sus fluidos. Al levantar la cabeza del coño de ella, allí estaba en la otra puerta el mirón, sin perder nada de lo que hacíamos.

Le dije a Cinta que el mirón estaba en la otra puerta; ella se incorporó y lo miró, abrió la puerta y le dijo que qué hacía allí. Él le dijo que quería ver el espectáculo y que quería participar.

- Cinta: Me preguntó: “¿Qué hacemos?”. Yo le digo: “Sé que tú quieres que él te folle, así que adelante”.

Cinta salió del coche empelotas, se fue para él, le desabrochó el pantalón y se lo bajó, cogió su polla, que la tenía como una estaca, y comenzó a chupársela sin que antes me pidiera a mí que la siguiera follando el culo con los tres dedos; ella allí a cuatro patas, dándome el culo a mí y comiéndole la polla al tío. Yo le metía los dedos y ella se tragaba toda la polla del mirón. Al cabo de unos diez minutos, ella dice que quería que la follásemos los dos a la vez: uno el coño y el otro el culo.

Yo quería follarla por el culo así que le pidió al mirón que se echara en el suelo ella se sentó en su polla y se la metió en el coño de un golpe se echó encima con la polla perdida dentro de su coño y dándome a mí el culo yo me acerque me acomode y me dispuse a follarle el culo con los tres dedos que le metí lo tenía ya dilatado por lo que facilito la penetración con mi polla que se la pude meter sin problema nos movíamos rítmica mente los tres, Cinta jadeando de placer y pidiendo que la folláramos más que le diésemos más fuerte que ricoooooo ooooo como me estáis follando esto es una maravilla voy a explotar de gusto no paréis que pronto me corro de nuevo seguí así más, más que me voy a correr, nosotros acelerábamos mas el ritmo yo me corrí en su culo ella al sentí el choro de esperma caliente en sus intestinos se corrió también y el mirón le echo una corrida en su coño que al sentí el semen caliente y el bombeo tubo otro orgasmo quedándonos los tres desfallecidos, nos repusimos un poco y nos vestimos, el mirón le pregunto que si le había gustado esta vez, Cinta le contesto que hoy se había portado bien y se había ganado la corrida y que pronto abría más.

A todo esto, llegó el esperado fin de semana. Este sábado por la mañana lo echamos en la playa en familia; mis cuñadas nos preguntaron si sabíamos quiénes iban a asistir esta tarde-noche, pues no sabemos nada. Hugo no nos ha dicho nada, solo que había comentado lo de mi hermana y que no había problema.

Cinta y yo nos fuimos a dar un paseo por la playa; por la orilla fuimos comentando lo de la quedada y no dejábamos de mirar a los demás a nuestro paso.

- Cinta: ¿Te has fijado en la polla que tiene el pelirrojo que acaba de pasar?

- Jesús: Sí es demasiado grande, y eso que no está empalmado.

- Cinta: Pues cuando lo esté, tendrá por lo menos veinte centímetros. ¡¡¡¡Uuuu, quién la pillará!!!!

- Jesús: ¿Te gustan las pollas grandes? ¿La del mirón es así? La mía no tiene esa dimensión, ¿pero te gusta?

- Cinta: Claro que me gustan, pero la tuya me gusta más y, cómo me trabaja, es más; no la cambiaría por otra; esa será para mí para siempre; las otras, para jugar un rato con ellas.

- Jesús: Bueno, Cinta, ¿y esta noche qué ocurrirá? Tú vas convencida de que es para lo que sea y que todos, o casi todos, son nuestros amigos. ¿Qué vas a hacer?

- Cinta: Sí, ya sabemos más o menos las normas que se van a poner y a mí me parece bien; ellos también ponen a sus novias.

- Jesús: Y si en algún momento nos toca con alguno de la familia, tu hermano o tus hermanas, o a mí mis cuñadas.

- Cinta: Ya veremos cómo se da la velada, pero no me digas que no te gustaría algo con mis hermanas, y ya que viene la tuya, ¿y si te toca con ella? De lo que comentó cuando vino a buscarnos para almorzar, ¿qué me dices?

- Jesús: Eso ya se verá, como tú dices, y lo de mi hermana es otra historia que te contaré en otro momento. Bueno, como todos sabemos de qué va la cosa, pues creo que todos estarán conformes con lo que ocurra y que se quedará para nosotros.

Ya por la tarde-noche pasé a recogerlas. Esperándolas en la otra calle para que el padre no nos viera, puesto que le habían dicho que iban al cumpleaños de la amiga; mi hermana venía conmigo. Ella llevaba una falda con vuelo por la rodilla con un jersey un poco ceñido.

Sara, una falda vaquera cortita y una blusa ancha con escote; Rosa, un vestido con la espalda fuera y sin sujetador; Cinta, una falda por debajo de las rodillas abierta tipo escocesa con un broche en la cintura y una blusa abotonada por delante.

De casa salió con todos los botones abrochados, pero al montarse en el coche, se desabrochó hasta la altura del canalillo.

Llegamos al chalet de los padres de Hugo; ya habían llegado casi todas las gentes. Hugo nos dijo que éramos la pandilla y cuatro personas más; al final seríamos veinticuatro.

Las chicas se dedicaron a organizar la comida, ya que Hugo se había encargado de las bebidas; había ido al muelle de la lonja a comprar hielo y lo tenía todo fresco. Los padres tenían una zona al lado de la piscina acondicionada con barbacoa, neveras y todo lo necesario para sus veladas. Poco a poco fue llegando todo el personal.

Ya todos reunidos, Hugo nos fue presentando a todos los que no eran de la pandilla.





Si os ha gustado el relato, no dudéis en dejar vuestro comentario. Saber que los lectores valoran el tiempo invertido es una gran motivación para seguir escribiendo.

Gracias.

Continuará.
Me parece brutal, sigue por favor.

Y gracias por aportar
 
Aquí os dejo una captura de pantalla de Cinta con 25 añitos sacada de un video en VHF; espero que os guste; si es así, habrá más.




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