sumisos BCN
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Este relato es completamente real.
Espero que os guste, sobrectodo recreandoos en que fue una situacion que verdaderamente disfrutamos.
LUIS Y DIEGO, EL CHIRINGUITO
Como otras veces había puesto un anuncio en Pasión buscando un Amo corneador para intentar hacer realidad mi fantasía de volver a ver a Montse con un hombre y que le diera todo lo que yo ya no era capaz de darle.
Recibí, como siempre, algunas respuestas, las típicas de tíos que solo dicen “Quiero follarme a tu mujer”, “muy lechero” y similares.
Pero hubo uno que me llamo la atención, eran dos hombres, Luis y Diego de unos 50 años. No pedían fotos de ella desnuda, no buscaban cosas, digamos “raras”, solo una situación morbosa para los cuatro.
Estuvimos intercambiando e.mails y la verdad es que me pusieron los pies en el suelo, en ningún momento pidieron fotos de ella y finalmente me propusieron ir a cenar a un chiringuito cerca de Barcelona, El Mosquito, en la playa de La Murtra, cenaríamos algo, unos chupitos… y después un paseo por la playa, sin ningún compromiso.
Tanto me gustaron que me anime a decirle a Montse si quería ir a cenar a ese chiringuito con dos “chicos” que había conocido por internet, sin ningún compromiso, solo a cenar y dejar rodar las cosas.
Para mi sorpresa no se negó en rotundo y me dijo que se lo pensaría, yo deje pasar aquel fin de semana, pero el siguiente lunes le pregunte si se lo había pensado y me dijo que de acuerdo, solo una cena y ya veríamos.
Inmediatamente me puse como una moto imaginando la situación, ella con dos hombres en la playa y yo mirándolo todo.
Inmediatamente hable con ellos y quedamos para ese mismo viernes en el chiringuito que ellos conocían, El Mosquito.
Al fin llego el viernes, Montse llevaba un vestido camisero de verano, de esos que son como una camisa larga de hombre, nada especial, se lo había puesto más de una vez en verano, le quedaba a medio muslo y a poco que se sentara dejaba mucha pierna a la vista, cogimos el coche y para allí nos fuimos.
Llegamos al chiringuito y enseguida los reconocí, me habían enviado unas fotos y no había perdida, nos acercamos a la mesa, nos saludamos, dos besitos, que tal… y nos sentamos.
La cena fue muy bien, me daba miedo de que Montse no estuviera a gusto con ellos o con la situación, pero como digo todo fue muy bien, pedimos tapas diversas para cenar, todo bien regado con una buena sangria, que encontré bastante seca, por cierto, para acabar con un gin-tonic.
Como digo la cena fue perfecta, muchas risas, conversación distendida, Montse parecía muy a gusto con la situación y entonces Luis lanzo la pregunta clave, yo sabia que de la respuesta de ella era determinante para ver como continuaríamos, pagando yo la cena y marchando a casa o pagándola ellos.
-Hace muy buena noche- dijo Luis, ¿Os apetece dar un paseo por la playa?
Los tres nos quedamos expectantes mirando a Montse, esperando su respuesta.
Ella pareció pensárselo unos segundos hasta que nos dio la respuesta que los tres esperábamos.
-Si, es verdad, hace buena noche, vamos a dar un paseíto- Contesto al fin.
Pagaron la cuenta y levantándonos nos fuimos hacia la playa que estaba justo a la salida del chiringuito, yo sabía que a partir de ese momento yo me tenía que quedar a un lado, bueno, mejor detrás de ellos y solo mirar, no podía participar en ningún momento.
Así, que me quede discretamente tras ellos con Montse en medio de Luis y Diego que seguían manteniendo una animada conversación con entre ellos.
Hacia una noche con una gran luna llena, así que podía verlos perfectamente, aunque también es verdad que no estaba a más de uno o dos metros por detrás.
Así que vi perfectamente como la mano de Luis le iba levantando el vestido hasta dejar a la vista sus bragas negras que contrastaban con la blancura de sus piernas y acto seguido fue la mano de Diego la que se puso sobre sus nalgas, ella paro un momento al sentir ese contacto, pero fue un instante, siguió andando mientras Diego le amasaba el culo con fuerza.
No podía ver lo que estaba haciendo Luis, pero enseguida lo entendí cuando vi como el vestido de Montse caía hacia atrás, se lo había estado desabotonando, lo vi caer en la arena mientras ella seguía andando por la playa, Diego y Luis se habían parado, sin duda para ver el cuerpo de ella solo con las bragas y el sujetador negro a la luz de la luna.
Ella no miraba atrás ni paraba, seguía andando por la playa hacia el mar, así que ellos se acercaron hasta ella, Diego delante y Luis detrás haciendo un bocadillo, en el que ella era el embutido que aquellos dos hombres se iban a comer hasta el final.
Yo había recogido el vestido y ahora estaba parado, mirándolos, cuando vi las manos de Diego colarse por el elástico de las bragas, ella todavía tuvo un momento de duda y cogiéndoselas intento evitar que se las bajaran, pero Diego empezó a tirar de ellas hacia abajo, mientras Luis, a su espalda le desabrochaba y quitaba el sujetador, que tiro a la arena.
Desde mi posición podía ver a Diego insistiendo en bajarle las bragas y poco a poco vi aparecer su blanco culo, se las dejo a medio muslo y cayeron flácidas hasta la arena.
Los hombres estaban ahora delante de Montse, así que podía verla completamente desnuda delante de ellos, en medio de una playa y a la vista de cualquiera que pudiera pasar. No sabían lo que estaban haciendo, solo veía que los tres estaban muy juntos, pero ella había separado ligeramente las piernas, supongo que uno de ellos estaba hurgando en el coño de mi esposa, que tan sumisa como siempre solo se dejaba hacer.
Luis le puso las manos en los hombros y la fue obligando a ponerse de rodillas, al hacerlo pude ver que los hombres se habían desabrochado los pantalones y tenían las pollas al aire.
Cambié de posición para poder verlos mejor, pero siempre manteniéndome a parte como me habían indicado y vi como Luis, que parecía llevar mas la voz cantante le estaba frotando el glande por los labios a Montse.
Mi mujer nunca a sido una gran chupadora de pollas, no le gusta demasiado hacerlo, pero vi como abría la boca y se la metía dentro, mientras Diego le había cogido la mano y se la había llevado hasta su polla para que lo fuera pajeando.
Ella hizo un intento de sacarse la polla de la boca, pero Luis la sujeto por la nuca para evitarlo, yo sabia que aquello no le gustaba demasiado a Montse, pero en cuanto se la volvió a meter en la boca la soltó.
Hicieron un cambio y entonces fue Diego el que se la dio a chupar mientras ella pajeaba a Luis.
Yo les había dicho que ella no quería que se corrieran en su boca de ninguna manera, pero también les había dicho que no había que pedirle permiso para hacerle las cosas y no sabía hasta donde querrían llegar.
Y además, una de las cosas que yo había aceptado era que yo no intervendría para nada, que seria ella la que parara cuando ella quisiera.
Así que estuvieron un rato dándole la polla, alternándose entre ellos y yo con ganas y miedo de que se corrieran en su boca.
Tenían mucho aguante, evidentemente mucho mas que yo, aunque eso es fácil con mi eyaculación precoz y después de un rato y sin correrse, Diego la empujo sobre la arena, dejándola tumbada boca arriba.
Con la luna que había se les podía ver con toda claridad, tampoco nos habíamos alejado demasiado del chiringuito e ignoraba si desde las mesas que todavía estaban con gente los podían ver, tampoco me importaba.
Luis se arrodillo y le separo las piernas, no se habían quitado los pantalones, “para que ella se sienta más utilizada” me comentaron cuando hablamos, le separo las piernas y reptando entre ellas vi cómo le pasaba el capullo entre los labios del coño, no sabía si ella estaba mojada o no, se dejaba hacer como siempre y desde mi posición apenas podía ver como se la metía, pero pude ver como el capullo se abría paso entre sus labios, se la iban a follar a pelo, esta había sido una de sus condiciones que yo había aceptado.
Poco a poco la polla fue desapareciendo en su interior hasta que con un último golpe de riñones se la clavo hasta el fondo, pude escuchar como ella lanzaba un gemido, no sabía si de dolor, de placer o de las dos cosas a la vez.
-Um, que estrecho lo tiene, me encanta como me la aprieta- decía mientras empezaba un mete saca lento, pero seguido.
No lo veía bien, pero por los movimientos se la debía de estar sacando casi del todo para volver a clavársela hasta el fondo.
Ella continuaba con las piernas estiradas en la arena, pero Luis se las levanto llevándolas hasta sus hombros y haciéndola levantar el culo, así la follada era más profunda, continuando asi con la follada.
Diego entonces se acercó a su cara y girándosela volvió a meterle la polla en la boca. Tenía a mi mujer con dos pollas en el cuerpo, en una playa, a la vista de cualquiera que pudiera pasar.
Llevaban ya unos buenos minutos follandole la boca y el coño, cuando vi como Luis aceleraba el ritmo, se iba a correr en el coño de mi esposa, le iba a llenar el coño de leche.
Ella debió notarlo, porque sacándose como pudo la polla de Diego de la boca la escuche decir.
-Dentro no, por favor, no te corras den..- pero no pudo acabar la frase, Diego le había vuelto a meter la polla en la boca para hacerla callar.
Efectivamente, Luis se estaba corriendo dentro de ella, no se lo lechazos que le pego, hasta que finalmente le dejo las piernas en la arena y todavía le hecho un último chorro sobre el pubis.
Luis se levantó y me hizo una indicación para que me acercara, señalándome su coño, su leche salía a borbotones del abierto coño de mi mujer, resbalando entre sus nalgas hasta la arena.
Mientras, Diego seguía con la polla en la boca de Montse, no sabía cuál era su intención, ¿correrse en ella, me encantaría, pero como reaccionaria ella?
Él tenía solo el capullo en la boca de ella y se sujetaba la polla con la mano moviéndosela, parecía el badajo de una campana repicando y la boca de mi mujer era la campana. Todavía la tuvo así unos minutos cuando me pareció que se iba a correr, empezó a gruñir, pero en el último momento se la saco de la boca y se corrió sobre sus pechos y algo que le cayó en la cara, acabando limpiándose el capullo sobre los pezones de ella.
Los dos hombres se levantaron, mientras ella continuaba estirada en la arena.Le dieron la mano y la ayudaron a levantarse, al hacerlo la leche de los dos corrió por sus muslos y sus pechos, Diego me cogió el vestido y la ayudo a ponérselo y el mismo lo abotono.
Las bragas y el sujetador no sabía dónde habían quedado, pero tampoco parecía que tuvieran la menor intención de dejar que se lo pusiera nuevamente.
Le dieron un beso en las mejillas diciéndole que lo habían pasado muy bien, ella asintió, pero no dijo nada, a mi me continuaban ignorando y yo seguía en mi papel de cornudo miron.
Luis la cogió de la mano y diciéndole:
-Vamos al chiringuito a tomar la última-
Y asi, con ellos cojidos de la mano, con Diego al lado y yo detras como si no fuera con ellos nos volvimos al chiringuito a tomar la ultima.
No se si os habeis dado cuenta de que ella no se corrio, pero es bastante normal en ella, disfruta sintiendose utilizada, sintiendomplacer, pero no siempre se corre, ella es asi.
Espero que os guste, sobrectodo recreandoos en que fue una situacion que verdaderamente disfrutamos.
LUIS Y DIEGO, EL CHIRINGUITO
Como otras veces había puesto un anuncio en Pasión buscando un Amo corneador para intentar hacer realidad mi fantasía de volver a ver a Montse con un hombre y que le diera todo lo que yo ya no era capaz de darle.
Recibí, como siempre, algunas respuestas, las típicas de tíos que solo dicen “Quiero follarme a tu mujer”, “muy lechero” y similares.
Pero hubo uno que me llamo la atención, eran dos hombres, Luis y Diego de unos 50 años. No pedían fotos de ella desnuda, no buscaban cosas, digamos “raras”, solo una situación morbosa para los cuatro.
Estuvimos intercambiando e.mails y la verdad es que me pusieron los pies en el suelo, en ningún momento pidieron fotos de ella y finalmente me propusieron ir a cenar a un chiringuito cerca de Barcelona, El Mosquito, en la playa de La Murtra, cenaríamos algo, unos chupitos… y después un paseo por la playa, sin ningún compromiso.
Tanto me gustaron que me anime a decirle a Montse si quería ir a cenar a ese chiringuito con dos “chicos” que había conocido por internet, sin ningún compromiso, solo a cenar y dejar rodar las cosas.
Para mi sorpresa no se negó en rotundo y me dijo que se lo pensaría, yo deje pasar aquel fin de semana, pero el siguiente lunes le pregunte si se lo había pensado y me dijo que de acuerdo, solo una cena y ya veríamos.
Inmediatamente me puse como una moto imaginando la situación, ella con dos hombres en la playa y yo mirándolo todo.
Inmediatamente hable con ellos y quedamos para ese mismo viernes en el chiringuito que ellos conocían, El Mosquito.
Al fin llego el viernes, Montse llevaba un vestido camisero de verano, de esos que son como una camisa larga de hombre, nada especial, se lo había puesto más de una vez en verano, le quedaba a medio muslo y a poco que se sentara dejaba mucha pierna a la vista, cogimos el coche y para allí nos fuimos.
Llegamos al chiringuito y enseguida los reconocí, me habían enviado unas fotos y no había perdida, nos acercamos a la mesa, nos saludamos, dos besitos, que tal… y nos sentamos.
La cena fue muy bien, me daba miedo de que Montse no estuviera a gusto con ellos o con la situación, pero como digo todo fue muy bien, pedimos tapas diversas para cenar, todo bien regado con una buena sangria, que encontré bastante seca, por cierto, para acabar con un gin-tonic.
Como digo la cena fue perfecta, muchas risas, conversación distendida, Montse parecía muy a gusto con la situación y entonces Luis lanzo la pregunta clave, yo sabia que de la respuesta de ella era determinante para ver como continuaríamos, pagando yo la cena y marchando a casa o pagándola ellos.
-Hace muy buena noche- dijo Luis, ¿Os apetece dar un paseo por la playa?
Los tres nos quedamos expectantes mirando a Montse, esperando su respuesta.
Ella pareció pensárselo unos segundos hasta que nos dio la respuesta que los tres esperábamos.
-Si, es verdad, hace buena noche, vamos a dar un paseíto- Contesto al fin.
Pagaron la cuenta y levantándonos nos fuimos hacia la playa que estaba justo a la salida del chiringuito, yo sabía que a partir de ese momento yo me tenía que quedar a un lado, bueno, mejor detrás de ellos y solo mirar, no podía participar en ningún momento.
Así, que me quede discretamente tras ellos con Montse en medio de Luis y Diego que seguían manteniendo una animada conversación con entre ellos.
Hacia una noche con una gran luna llena, así que podía verlos perfectamente, aunque también es verdad que no estaba a más de uno o dos metros por detrás.
Así que vi perfectamente como la mano de Luis le iba levantando el vestido hasta dejar a la vista sus bragas negras que contrastaban con la blancura de sus piernas y acto seguido fue la mano de Diego la que se puso sobre sus nalgas, ella paro un momento al sentir ese contacto, pero fue un instante, siguió andando mientras Diego le amasaba el culo con fuerza.
No podía ver lo que estaba haciendo Luis, pero enseguida lo entendí cuando vi como el vestido de Montse caía hacia atrás, se lo había estado desabotonando, lo vi caer en la arena mientras ella seguía andando por la playa, Diego y Luis se habían parado, sin duda para ver el cuerpo de ella solo con las bragas y el sujetador negro a la luz de la luna.
Ella no miraba atrás ni paraba, seguía andando por la playa hacia el mar, así que ellos se acercaron hasta ella, Diego delante y Luis detrás haciendo un bocadillo, en el que ella era el embutido que aquellos dos hombres se iban a comer hasta el final.
Yo había recogido el vestido y ahora estaba parado, mirándolos, cuando vi las manos de Diego colarse por el elástico de las bragas, ella todavía tuvo un momento de duda y cogiéndoselas intento evitar que se las bajaran, pero Diego empezó a tirar de ellas hacia abajo, mientras Luis, a su espalda le desabrochaba y quitaba el sujetador, que tiro a la arena.
Desde mi posición podía ver a Diego insistiendo en bajarle las bragas y poco a poco vi aparecer su blanco culo, se las dejo a medio muslo y cayeron flácidas hasta la arena.
Los hombres estaban ahora delante de Montse, así que podía verla completamente desnuda delante de ellos, en medio de una playa y a la vista de cualquiera que pudiera pasar. No sabían lo que estaban haciendo, solo veía que los tres estaban muy juntos, pero ella había separado ligeramente las piernas, supongo que uno de ellos estaba hurgando en el coño de mi esposa, que tan sumisa como siempre solo se dejaba hacer.
Luis le puso las manos en los hombros y la fue obligando a ponerse de rodillas, al hacerlo pude ver que los hombres se habían desabrochado los pantalones y tenían las pollas al aire.
Cambié de posición para poder verlos mejor, pero siempre manteniéndome a parte como me habían indicado y vi como Luis, que parecía llevar mas la voz cantante le estaba frotando el glande por los labios a Montse.
Mi mujer nunca a sido una gran chupadora de pollas, no le gusta demasiado hacerlo, pero vi como abría la boca y se la metía dentro, mientras Diego le había cogido la mano y se la había llevado hasta su polla para que lo fuera pajeando.
Ella hizo un intento de sacarse la polla de la boca, pero Luis la sujeto por la nuca para evitarlo, yo sabia que aquello no le gustaba demasiado a Montse, pero en cuanto se la volvió a meter en la boca la soltó.
Hicieron un cambio y entonces fue Diego el que se la dio a chupar mientras ella pajeaba a Luis.
Yo les había dicho que ella no quería que se corrieran en su boca de ninguna manera, pero también les había dicho que no había que pedirle permiso para hacerle las cosas y no sabía hasta donde querrían llegar.
Y además, una de las cosas que yo había aceptado era que yo no intervendría para nada, que seria ella la que parara cuando ella quisiera.
Así que estuvieron un rato dándole la polla, alternándose entre ellos y yo con ganas y miedo de que se corrieran en su boca.
Tenían mucho aguante, evidentemente mucho mas que yo, aunque eso es fácil con mi eyaculación precoz y después de un rato y sin correrse, Diego la empujo sobre la arena, dejándola tumbada boca arriba.
Con la luna que había se les podía ver con toda claridad, tampoco nos habíamos alejado demasiado del chiringuito e ignoraba si desde las mesas que todavía estaban con gente los podían ver, tampoco me importaba.
Luis se arrodillo y le separo las piernas, no se habían quitado los pantalones, “para que ella se sienta más utilizada” me comentaron cuando hablamos, le separo las piernas y reptando entre ellas vi cómo le pasaba el capullo entre los labios del coño, no sabía si ella estaba mojada o no, se dejaba hacer como siempre y desde mi posición apenas podía ver como se la metía, pero pude ver como el capullo se abría paso entre sus labios, se la iban a follar a pelo, esta había sido una de sus condiciones que yo había aceptado.
Poco a poco la polla fue desapareciendo en su interior hasta que con un último golpe de riñones se la clavo hasta el fondo, pude escuchar como ella lanzaba un gemido, no sabía si de dolor, de placer o de las dos cosas a la vez.
-Um, que estrecho lo tiene, me encanta como me la aprieta- decía mientras empezaba un mete saca lento, pero seguido.
No lo veía bien, pero por los movimientos se la debía de estar sacando casi del todo para volver a clavársela hasta el fondo.
Ella continuaba con las piernas estiradas en la arena, pero Luis se las levanto llevándolas hasta sus hombros y haciéndola levantar el culo, así la follada era más profunda, continuando asi con la follada.
Diego entonces se acercó a su cara y girándosela volvió a meterle la polla en la boca. Tenía a mi mujer con dos pollas en el cuerpo, en una playa, a la vista de cualquiera que pudiera pasar.
Llevaban ya unos buenos minutos follandole la boca y el coño, cuando vi como Luis aceleraba el ritmo, se iba a correr en el coño de mi esposa, le iba a llenar el coño de leche.
Ella debió notarlo, porque sacándose como pudo la polla de Diego de la boca la escuche decir.
-Dentro no, por favor, no te corras den..- pero no pudo acabar la frase, Diego le había vuelto a meter la polla en la boca para hacerla callar.
Efectivamente, Luis se estaba corriendo dentro de ella, no se lo lechazos que le pego, hasta que finalmente le dejo las piernas en la arena y todavía le hecho un último chorro sobre el pubis.
Luis se levantó y me hizo una indicación para que me acercara, señalándome su coño, su leche salía a borbotones del abierto coño de mi mujer, resbalando entre sus nalgas hasta la arena.
Mientras, Diego seguía con la polla en la boca de Montse, no sabía cuál era su intención, ¿correrse en ella, me encantaría, pero como reaccionaria ella?
Él tenía solo el capullo en la boca de ella y se sujetaba la polla con la mano moviéndosela, parecía el badajo de una campana repicando y la boca de mi mujer era la campana. Todavía la tuvo así unos minutos cuando me pareció que se iba a correr, empezó a gruñir, pero en el último momento se la saco de la boca y se corrió sobre sus pechos y algo que le cayó en la cara, acabando limpiándose el capullo sobre los pezones de ella.
Los dos hombres se levantaron, mientras ella continuaba estirada en la arena.Le dieron la mano y la ayudaron a levantarse, al hacerlo la leche de los dos corrió por sus muslos y sus pechos, Diego me cogió el vestido y la ayudo a ponérselo y el mismo lo abotono.
Las bragas y el sujetador no sabía dónde habían quedado, pero tampoco parecía que tuvieran la menor intención de dejar que se lo pusiera nuevamente.
Le dieron un beso en las mejillas diciéndole que lo habían pasado muy bien, ella asintió, pero no dijo nada, a mi me continuaban ignorando y yo seguía en mi papel de cornudo miron.
Luis la cogió de la mano y diciéndole:
-Vamos al chiringuito a tomar la última-
Y asi, con ellos cojidos de la mano, con Diego al lado y yo detras como si no fuera con ellos nos volvimos al chiringuito a tomar la ultima.
No se si os habeis dado cuenta de que ella no se corrio, pero es bastante normal en ella, disfruta sintiendose utilizada, sintiendomplacer, pero no siempre se corre, ella es asi.