En enero, aún en vacaciones de Navidad, nos fuimos a pasar unos días a Madrid de nuevo, sin nada planeado en mente. Ver a unos amigos y familiares y pasarlo bien. Yo no tenía pensado insistir mucho con el tema, como máximo comentárselo y si me decía que no, pues ya está. Pero una noche después de cenar con nuestros familiares, chupitos incluidos, cuando salimos me sorprendió diciéndome que estaba cachonda y que por qué no repetíamos lo de ir al club otra vez, "solo a mirar y que nos miren esta vez". Evidentemente se me puso como un yunque en dos segundos y antes de que se arrepintiese ya estábamos en el taxi de camino. Fue muy parecido a la otra vez, llegar, copas, cruzarnos miradas con una pareja de cuarentones y a la media hora nos estaban comiendo las pollas las respectivas, cada uno con la suya al inicio, cambiando al poco rato. La mujer del otro tipo parece que le gustaba mucho mamar porque no soltaba mi polla ni para atrás, lo que por otro lado me permitió ver tranquilo la tremenda follada que le metió a mi mujer el otro tipo, un par de orgasmos de ella, y quitada de condón y corridón (enorme, me dejó bastante flipado, tanto que luego le pregunté si siempre se corría así) en las tetas de mi mujer. Me quedé con las ganas de ver su boca llena de leche por ese día (aunque ya he conseguido verlo un par de veces). Ahí fui la primera vez que me di cuenta que con suerte y sin pasarnos de la raya, vamos a disfrutar mucho de esta nueva etapa sexual.