Platja del Torn

Carl Wislow

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15 Dic 2025
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Buenos días.
Paso a contaros mi primera vez en la Playa del Torn y tal vez el motivo por el que ahora estoy enganchado a este entorno y me escapo cada vez que puedo.

En primer lugar, voy a presentarme. Me llamo Toni, tengo 45 años y no tengo pareja como tal. Si una amiga, Inés, con la que quedo para follar y que me acompaña a veces a las playas nudistas, pero no nos consideramos pareja.

Todo empezó con un proyecto industrial en Barcelona en el que contrataron a mi empresa para finalizarlo y me tuve que desplazar, en principio para 3 meses, estando prevista su finalización a mediados de Julio.

Durante mi estancia en Barcelona, tuve que trabajar codo con codo con Aitor, que pertenecía a la empresa vasca que llevaba el peso del proyecto y pasábamos muchas horas al día juntos. Me contó que él también estaba desplazado desde Bilbao, y llevaba más de un año viviendo con su pareja alquilados en un apartamento en Gavà. Por norma general comíamos juntos, pero por la noche él se iba al gimnasio o a practicar deporte con su chica, además de alguna actividad de carácter solidario con una entidad de la zona.
Pero a mediados de Junio, su mujer voló a Bilbao por un par de semanas por unos temas familiares y Aitor se quedó solo, con lo que aprovechamos y salimos a cenar y a tomar algunas cañas juntos, lo que afianzó la amistad entre los dos. Y como consecuencia cada vez nos conocíamos más. Tanto que sin saber cómo, le empecé a contar que yo solía practicar el nudismo en playas, a lo que abrió lo ojos y me miró sorprendido:

- No jodas Toni. Ya es casualidad, porque Laura y yo también lo practicamos.

El que se quedó helado ahora fui yo. Con la naturalidad que lo soltó y la alegría que pareció llevarse. La verdad es que a día de hoy no me sorprende después de todo lo que he visto y vivido, pero hasta ese momento, estos temas jamás los había tratado con nadie. Me limitaba a ir a la playa, solo o acompañado por Inés, pero sin interactuar prácticamente con nadie.

- Ah si? Qué bien, aventuré a decir.
- Si y aquí en Cataluña hay muchas playas, pero hay una playa en Tarragona que es espectacular. Desde que la descubrimos el verano pasado y vamos muy a menudo en fin de semana a pasar el día con unos amigos que hemos hecho. ¿La conoces?
- He oído hablar de ella, pero la verdad es que no la conozco.
- Un día iremos- , me dijo, pero lo interpreté como una coletilla para zanjar la conversación.

Fueron pasando los días, y Laura volvió a Barcelona con lo que se terminaron las cenitas y las cañas de después de la jornada laboral, hasta que a los pocos días me invitó a cenar a su apartamento un día entre semana. Lógicamente acepté, tanto por cortesía como por conocer a Laura, su chica.

Ya estábamos cerca del mes de Julio y hacía mucho calor. Llegó el día y dirección en mano, me desplacé a su apartamento. Sinceramente estaba nervioso, porque saber que eran nudistas provocaba en mí una intranquilidad inusual. De hecho creo que me asustaba la posibilidad de que me recibieran desnudos o semidesnudos y no sabría como responder. Eso sí por si acaso, me afeité todo el cuerpo. (Iluso de mi, ja, ja, ja).

Me abrió la puerta Aitor, y detrás estaba Laura. Vestidos, menos mal, pensé hacia mi interior. Apretón de manos y abrazo con Aitor y los dos besos de rigor con Laura, que parecía alegrarse de conocerme.
- Aitor me ha hablado mucho de ti y tenía ganas de conocerte - me indió muy risueña.
- Lo mismo digo. Aitor habla muy bien de ti. - Le dije mientras pensaba si le habría dicho que yo practicaba el nudismo o si sabría que yo sabía que ellos también lo practicaban. Menudas vueltas le daba a la cabeza.

- He traído esto - Eran dos botellas de cava y una bandeja de pasteles.- Ponlos en la nevera. - Les dije.

Laura era una chica de 40 años, con un cuerpo delgado. No era especialmente guapa, ni fea. Digamos que su cara aparenta tener más de su edad real pero su cuerpo no. Pelo rizado media melena con mechas rubias. Me gustaron mucho sus ojos grandes. Así a simple vista no había ningún atributo físico que destacara sino que su belleza radicaba en el conjunto. Llevaba con un vestido corto de tirantes y lucía escote con unas tetas más bien pequeñas y formando un pequeño canalillo, como comprobé días más tarde, formado gracias al sujetador. En las piernas se notaba que practicaba deporte. Lo que si que destacaba y así pude ir comprobándolo era que era súper divertida, risueña y amable. De esos torbellinos que no paran ni un segundo. Físicamente no era mi tipo ya que (ya os contaré por qué) me gustan más entradas en carnes y sobre todo maduras, pero a nivel de carisma, amabilidad y simpatía es de nivel superior.

Y la cena transcurrió entre platos cocinados por ella, vino blanco y cava y los pasteles, hablando de anécdotas de juventud, casi todas divertidas, algunas otras relacionadas con el ambiente que se respiraba en Euskadi durante su juventud, ...pero sin tratar el tema de la desnudez. Me llevé una muy buena impresión de aquella pareja y quedé aliviado pensando que el tema del nudismo se había quedado en la anécdota de aquella noche con las cañas delante.

Al día siguiente, en la oficina técnica, Aitor me confirmó que lo habían pasado muy bien, que Laura estaba encantada de haberme conocido y que ya quería volver a quedar. Cosa que era recíproca. Ahí quedó la cosa hasta el jueves siguiente, en que Aitor me indicó que el Sábado habían quedado para ir a la Playa del Torn con unos amigos y que tanto Laura como él quería que les acompañara. Otra vez mis pulsaciones a 100.
- Cla, claro - Balbuceé. - ¿Con Laura y, y, amigos...?.
- Claro que sí Toni. ¿No me has dicho que sueles ir a playas nudistas? ¿no será un farol? ¿no?. - Me espetó con toda la tranquilidad del mundo, como si hablara del tiempo.
- Ostras, si te digo la verdad me encanta la idea. - era mentira, claro. Estaba temblando. - Es que nunca he ido acompañado por más personas.
- Tranquilo. Pasaremos el día allí. Prepararemos el picnic nosotros. Y llevaremos bebidas frescas.
- Vale, vale. ¿Qué queréis que lleve?
- No te preocupes que se encarga Laura.
- Vale, pues yo llevo las cervezas.

Así que fui al chino a comprar una nevera de playa, la llené de cervezas y vino blanco. El mismo sábado por la mañana compré hielo para la nevera portátil y me preparé ya que pasaban a recogerme. Me llamaron por teléfono que ya estaban llegando y en ese momento empecé a maldecir el momento en que solté que era nudista. Me entró el canguelo. Bajé a esperarles a la calle con mi nevera repleta de bebida y mi mochila con la toalla y la crema protectora.

Al momento de estar esperando, apareció el todoterreno de Aitor. Llegaron y salió Laura a saludarme. Me abrazó y me dió un par de besos, con esa energía que desbordaba. Llevaba un vestido (por llamarlo de alguna forma) que era una malla de pescar, o sea más testimonial que otra cosa ya que no tapaba nada. Debajo llevaba un bikini naranja fosforito. Se dirigió hacia el maletero y aproveché para mirarle el culo (es mi debilidad mirar los culos) y la verdad es que era pequeño pero tenía unas curvas de los cachetes muy tentadoras.
Acomodé mi nevera junto a todos los trastos que había en el maletero (conté dos neveras más y dos sombrillas además de una bolsa con los enseres de la playa).
Me invitaron a subir en el asiento delantero. Durante el trayecto estuvimos hablando de temas intranscendentes, sobre todo de sus gustos musicales, mientras iban sonando sus canciones favoritas.

Llegamos al lugar y justo al girar hacia el camino sin asfaltar ya vimos a gente desnuda junto a unas caravanas. Y al avanzar un poco vi una escena que me produjo muchas curiosidad, por mi desconocimiento de este mundillo. Andando en dirección contraria a nosotros iban 2 chicas y un chico completamente desnudos pero con zapatillas de senderismo y calcetines. Estaban volviendo de practicar deporte supuse.

- Ves despacio que los vas a llenar de polvo - dijo Laura a Aitor.
- Ja, ja, ja, el polvo igual ya lo llevan encima- Le respondió Aitor reduciendo la marcha.
- Qué cabrón eres, - respondí sin quitar ojo a los tres caminantes. La verdad es que eran jóvenes y ellas tenían dos cuerpazos. Claramente eran del norte de Europa.

Llegamos al parking entre risas y al bajar del coche, por el mismo lado que yo bajó Laura.... sin el bikini. Solo con el vestido de red o lo que es lo mismo desnuda.

- Por fín!!!!! -exclamó Laura cerrando la puerta. - Me encanta esta sensación de libertad. Y me abrazó dando saltitos de alegría.

Y mientras Aitor, ya también desnudo abría el maletero.
- Joder, solo quedo yo. ¿Os quitáis la ropa ya en el parking?. - Dije tratando de dar normalidad a la situación,
- Mira este entorno. Ya has visto que todo el mundo va desnudo. - Me indicó Aitor.
- Claro Toni. Pero no te agobies. Aquí eres libre para hacer lo que quieras, como si no quieres quitarte nada. - Me dijo Laura.

Miré a mi alrededor y efectivamente, había más gente descargando cosas del maletero totalmente desnudos. Muy cerca había una pareja muy mayor, de más de 60 años, con un monovolumen matrícula alemana a los que Aitor les saludó y mantuvo una pequeña conversación en alemán. Ella era una mujer chubby con dos tetazas enormes y una curvatura del culo espectacular, y de él me llamó la atención que a pesar de su edad se mantenía en forma y tenía un buen rabo. Si, también me fijo en eso ;-).

Así que, allí donde fueres haz lo que vieres. Me desnudé y como ellos dejé la ropa en el maletero. Me puse la mochila a la espalda, cogí mi nevera con una mano y con la otra una de las sombrillas. Aitor se colgó una sombrilla por la espalda y cogió las dos neveras restantes mientras Laura cerraba el coche y cogía la bolsa más grande. Suspiré y expulsé el aire fuertemente (aunque con disimulo) y empecé a sentirme muy bien.

- Pasad delante, que sabéis el camino. - Les indiqué ya más calmado y con la intención clara de ver a Laura andar delante de mi moviendo el culo. No me decepcionó para nada su culete, que se veía duro al igual que sus piernas y sus abdominales. Las tetas eran pequeñas y algo flácidas pero el resto del cuerpo lo compensaba.




En fin, esta es la primera parte de mi primera visita a la plajta del Torn. Seguiré en cuanto pueda.
 
Buenos días.
Paso a contaros mi primera vez en la Playa del Torn y tal vez el motivo por el que ahora estoy enganchado a este entorno y me escapo cada vez que puedo.

En primer lugar, voy a presentarme. Me llamo Toni, tengo 45 años y no tengo pareja como tal. Si una amiga, Inés, con la que quedo para follar y que me acompaña a veces a las playas nudistas, pero no nos consideramos pareja.

Todo empezó con un proyecto industrial en Barcelona en el que contrataron a mi empresa para finalizarlo y me tuve que desplazar, en principio para 3 meses, estando prevista su finalización a mediados de Julio.

Durante mi estancia en Barcelona, tuve que trabajar codo con codo con Aitor, que pertenecía a la empresa vasca que llevaba el peso del proyecto y pasábamos muchas horas al día juntos. Me contó que él también estaba desplazado desde Bilbao, y llevaba más de un año viviendo con su pareja alquilados en un apartamento en Gavà. Por norma general comíamos juntos, pero por la noche él se iba al gimnasio o a practicar deporte con su chica, además de alguna actividad de carácter solidario con una entidad de la zona.
Pero a mediados de Junio, su mujer voló a Bilbao por un par de semanas por unos temas familiares y Aitor se quedó solo, con lo que aprovechamos y salimos a cenar y a tomar algunas cañas juntos, lo que afianzó la amistad entre los dos. Y como consecuencia cada vez nos conocíamos más. Tanto que sin saber cómo, le empecé a contar que yo solía practicar el nudismo en playas, a lo que abrió lo ojos y me miró sorprendido:

- No jodas Toni. Ya es casualidad, porque Laura y yo también lo practicamos.

El que se quedó helado ahora fui yo. Con la naturalidad que lo soltó y la alegría que pareció llevarse. La verdad es que a día de hoy no me sorprende después de todo lo que he visto y vivido, pero hasta ese momento, estos temas jamás los había tratado con nadie. Me limitaba a ir a la playa, solo o acompañado por Inés, pero sin interactuar prácticamente con nadie.

- Ah si? Qué bien, aventuré a decir.
- Si y aquí en Cataluña hay muchas playas, pero hay una playa en Tarragona que es espectacular. Desde que la descubrimos el verano pasado y vamos muy a menudo en fin de semana a pasar el día con unos amigos que hemos hecho. ¿La conoces?
- He oído hablar de ella, pero la verdad es que no la conozco.
- Un día iremos- , me dijo, pero lo interpreté como una coletilla para zanjar la conversación.

Fueron pasando los días, y Laura volvió a Barcelona con lo que se terminaron las cenitas y las cañas de después de la jornada laboral, hasta que a los pocos días me invitó a cenar a su apartamento un día entre semana. Lógicamente acepté, tanto por cortesía como por conocer a Laura, su chica.

Ya estábamos cerca del mes de Julio y hacía mucho calor. Llegó el día y dirección en mano, me desplacé a su apartamento. Sinceramente estaba nervioso, porque saber que eran nudistas provocaba en mí una intranquilidad inusual. De hecho creo que me asustaba la posibilidad de que me recibieran desnudos o semidesnudos y no sabría como responder. Eso sí por si acaso, me afeité todo el cuerpo. (Iluso de mi, ja, ja, ja).

Me abrió la puerta Aitor, y detrás estaba Laura. Vestidos, menos mal, pensé hacia mi interior. Apretón de manos y abrazo con Aitor y los dos besos de rigor con Laura, que parecía alegrarse de conocerme.
- Aitor me ha hablado mucho de ti y tenía ganas de conocerte - me indió muy risueña.
- Lo mismo digo. Aitor habla muy bien de ti. - Le dije mientras pensaba si le habría dicho que yo practicaba el nudismo o si sabría que yo sabía que ellos también lo practicaban. Menudas vueltas le daba a la cabeza.

- He traído esto - Eran dos botellas de cava y una bandeja de pasteles.- Ponlos en la nevera. - Les dije.

Laura era una chica de 40 años, con un cuerpo delgado. No era especialmente guapa, ni fea. Digamos que su cara aparenta tener más de su edad real pero su cuerpo no. Pelo rizado media melena con mechas rubias. Me gustaron mucho sus ojos grandes. Así a simple vista no había ningún atributo físico que destacara sino que su belleza radicaba en el conjunto. Llevaba con un vestido corto de tirantes y lucía escote con unas tetas más bien pequeñas y formando un pequeño canalillo, como comprobé días más tarde, formado gracias al sujetador. En las piernas se notaba que practicaba deporte. Lo que si que destacaba y así pude ir comprobándolo era que era súper divertida, risueña y amable. De esos torbellinos que no paran ni un segundo. Físicamente no era mi tipo ya que (ya os contaré por qué) me gustan más entradas en carnes y sobre todo maduras, pero a nivel de carisma, amabilidad y simpatía es de nivel superior.

Y la cena transcurrió entre platos cocinados por ella, vino blanco y cava y los pasteles, hablando de anécdotas de juventud, casi todas divertidas, algunas otras relacionadas con el ambiente que se respiraba en Euskadi durante su juventud, ...pero sin tratar el tema de la desnudez. Me llevé una muy buena impresión de aquella pareja y quedé aliviado pensando que el tema del nudismo se había quedado en la anécdota de aquella noche con las cañas delante.

Al día siguiente, en la oficina técnica, Aitor me confirmó que lo habían pasado muy bien, que Laura estaba encantada de haberme conocido y que ya quería volver a quedar. Cosa que era recíproca. Ahí quedó la cosa hasta el jueves siguiente, en que Aitor me indicó que el Sábado habían quedado para ir a la Playa del Torn con unos amigos y que tanto Laura como él quería que les acompañara. Otra vez mis pulsaciones a 100.
- Cla, claro - Balbuceé. - ¿Con Laura y, y, amigos...?.
- Claro que sí Toni. ¿No me has dicho que sueles ir a playas nudistas? ¿no será un farol? ¿no?. - Me espetó con toda la tranquilidad del mundo, como si hablara del tiempo.
- Ostras, si te digo la verdad me encanta la idea. - era mentira, claro. Estaba temblando. - Es que nunca he ido acompañado por más personas.
- Tranquilo. Pasaremos el día allí. Prepararemos el picnic nosotros. Y llevaremos bebidas frescas.
- Vale, vale. ¿Qué queréis que lleve?
- No te preocupes que se encarga Laura.
- Vale, pues yo llevo las cervezas.

Así que fui al chino a comprar una nevera de playa, la llené de cervezas y vino blanco. El mismo sábado por la mañana compré hielo para la nevera portátil y me preparé ya que pasaban a recogerme. Me llamaron por teléfono que ya estaban llegando y en ese momento empecé a maldecir el momento en que solté que era nudista. Me entró el canguelo. Bajé a esperarles a la calle con mi nevera repleta de bebida y mi mochila con la toalla y la crema protectora.

Al momento de estar esperando, apareció el todoterreno de Aitor. Llegaron y salió Laura a saludarme. Me abrazó y me dió un par de besos, con esa energía que desbordaba. Llevaba un vestido (por llamarlo de alguna forma) que era una malla de pescar, o sea más testimonial que otra cosa ya que no tapaba nada. Debajo llevaba un bikini naranja fosforito. Se dirigió hacia el maletero y aproveché para mirarle el culo (es mi debilidad mirar los culos) y la verdad es que era pequeño pero tenía unas curvas de los cachetes muy tentadoras.
Acomodé mi nevera junto a todos los trastos que había en el maletero (conté dos neveras más y dos sombrillas además de una bolsa con los enseres de la playa).
Me invitaron a subir en el asiento delantero. Durante el trayecto estuvimos hablando de temas intranscendentes, sobre todo de sus gustos musicales, mientras iban sonando sus canciones favoritas.

Llegamos al lugar y justo al girar hacia el camino sin asfaltar ya vimos a gente desnuda junto a unas caravanas. Y al avanzar un poco vi una escena que me produjo muchas curiosidad, por mi desconocimiento de este mundillo. Andando en dirección contraria a nosotros iban 2 chicas y un chico completamente desnudos pero con zapatillas de senderismo y calcetines. Estaban volviendo de practicar deporte supuse.

- Ves despacio que los vas a llenar de polvo - dijo Laura a Aitor.
- Ja, ja, ja, el polvo igual ya lo llevan encima- Le respondió Aitor reduciendo la marcha.
- Qué cabrón eres, - respondí sin quitar ojo a los tres caminantes. La verdad es que eran jóvenes y ellas tenían dos cuerpazos. Claramente eran del norte de Europa.

Llegamos al parking entre risas y al bajar del coche, por el mismo lado que yo bajó Laura.... sin el bikini. Solo con el vestido de red o lo que es lo mismo desnuda.

- Por fín!!!!! -exclamó Laura cerrando la puerta. - Me encanta esta sensación de libertad. Y me abrazó dando saltitos de alegría.

Y mientras Aitor, ya también desnudo abría el maletero.
- Joder, solo quedo yo. ¿Os quitáis la ropa ya en el parking?. - Dije tratando de dar normalidad a la situación,
- Mira este entorno. Ya has visto que todo el mundo va desnudo. - Me indicó Aitor.
- Claro Toni. Pero no te agobies. Aquí eres libre para hacer lo que quieras, como si no quieres quitarte nada. - Me dijo Laura.

Miré a mi alrededor y efectivamente, había más gente descargando cosas del maletero totalmente desnudos. Muy cerca había una pareja muy mayor, de más de 60 años, con un monovolumen matrícula alemana a los que Aitor les saludó y mantuvo una pequeña conversación en alemán. Ella era una mujer chubby con dos tetazas enormes y una curvatura del culo espectacular, y de él me llamó la atención que a pesar de su edad se mantenía en forma y tenía un buen rabo. Si, también me fijo en eso ;-).

Así que, allí donde fueres haz lo que vieres. Me desnudé y como ellos dejé la ropa en el maletero. Me puse la mochila a la espalda, cogí mi nevera con una mano y con la otra una de las sombrillas. Aitor se colgó una sombrilla por la espalda y cogió las dos neveras restantes mientras Laura cerraba el coche y cogía la bolsa más grande. Suspiré y expulsé el aire fuertemente (aunque con disimulo) y empecé a sentirme muy bien.

- Pasad delante, que sabéis el camino. - Les indiqué ya más calmado y con la intención clara de ver a Laura andar delante de mi moviendo el culo. No me decepcionó para nada su culete, que se veía duro al igual que sus piernas y sus abdominales. Las tetas eran pequeñas y algo flácidas pero el resto del cuerpo lo compensaba.




En fin, esta es la primera parte de mi primera visita a la plajta del Torn. Seguiré en cuanto pueda.
Buenos recuerdos me traes con estas experiencias, fuimos a esa playa porque nos comentaron que había mucho morbo y después tuvimos que volver a ir a los dos días porque nos encantó por su belleza además de por su morbo por todos lados,y eso que estábamos alejados en otro sitio a unos 100km de allí.
Después hemos vuelto en varias ocasiones, siempre en vacaciones,pues casualmente también somos de Bilbao.
Continúa con tus experiencias, seguro que son muy morbosas .Y sobre todo, gracias por compartirlas con todos nosotros.
 
Nosotros vamos a menudo, la última vez en este puente de Diciembre. Una maravilla la tranquilidad y el buen rollo que se respira.
Y con discrección, porque no interactuamos ni nos exhibimos, la paja que me hizo mi chica allí tumbados en la toalla, estuvo sensacional.
 
Nosotros vamos a menudo, la última vez en este puente de Diciembre. Una maravilla la tranquilidad y el buen rollo que se respira.
Y con discrección, porque no interactuamos ni nos exhibimos, la paja que me hizo mi chica allí tumbados en la toalla, estuvo sensacional.
Es que el morbo radica en eso,en ser morbosos pero no cantosos 😜
 
Buenos días.
Paso a contaros mi primera vez en la Playa del Torn y tal vez el motivo por el que ahora estoy enganchado a este entorno y me escapo cada vez que puedo.

En primer lugar, voy a presentarme. Me llamo Toni, tengo 45 años y no tengo pareja como tal. Si una amiga, Inés, con la que quedo para follar y que me acompaña a veces a las playas nudistas, pero no nos consideramos pareja.

Todo empezó con un proyecto industrial en Barcelona en el que contrataron a mi empresa para finalizarlo y me tuve que desplazar, en principio para 3 meses, estando prevista su finalización a mediados de Julio.

Durante mi estancia en Barcelona, tuve que trabajar codo con codo con Aitor, que pertenecía a la empresa vasca que llevaba el peso del proyecto y pasábamos muchas horas al día juntos. Me contó que él también estaba desplazado desde Bilbao, y llevaba más de un año viviendo con su pareja alquilados en un apartamento en Gavà. Por norma general comíamos juntos, pero por la noche él se iba al gimnasio o a practicar deporte con su chica, además de alguna actividad de carácter solidario con una entidad de la zona.
Pero a mediados de Junio, su mujer voló a Bilbao por un par de semanas por unos temas familiares y Aitor se quedó solo, con lo que aprovechamos y salimos a cenar y a tomar algunas cañas juntos, lo que afianzó la amistad entre los dos. Y como consecuencia cada vez nos conocíamos más. Tanto que sin saber cómo, le empecé a contar que yo solía practicar el nudismo en playas, a lo que abrió lo ojos y me miró sorprendido:

- No jodas Toni. Ya es casualidad, porque Laura y yo también lo practicamos.

El que se quedó helado ahora fui yo. Con la naturalidad que lo soltó y la alegría que pareció llevarse. La verdad es que a día de hoy no me sorprende después de todo lo que he visto y vivido, pero hasta ese momento, estos temas jamás los había tratado con nadie. Me limitaba a ir a la playa, solo o acompañado por Inés, pero sin interactuar prácticamente con nadie.

- Ah si? Qué bien, aventuré a decir.
- Si y aquí en Cataluña hay muchas playas, pero hay una playa en Tarragona que es espectacular. Desde que la descubrimos el verano pasado y vamos muy a menudo en fin de semana a pasar el día con unos amigos que hemos hecho. ¿La conoces?
- He oído hablar de ella, pero la verdad es que no la conozco.
- Un día iremos- , me dijo, pero lo interpreté como una coletilla para zanjar la conversación.

Fueron pasando los días, y Laura volvió a Barcelona con lo que se terminaron las cenitas y las cañas de después de la jornada laboral, hasta que a los pocos días me invitó a cenar a su apartamento un día entre semana. Lógicamente acepté, tanto por cortesía como por conocer a Laura, su chica.

Ya estábamos cerca del mes de Julio y hacía mucho calor. Llegó el día y dirección en mano, me desplacé a su apartamento. Sinceramente estaba nervioso, porque saber que eran nudistas provocaba en mí una intranquilidad inusual. De hecho creo que me asustaba la posibilidad de que me recibieran desnudos o semidesnudos y no sabría como responder. Eso sí por si acaso, me afeité todo el cuerpo. (Iluso de mi, ja, ja, ja).

Me abrió la puerta Aitor, y detrás estaba Laura. Vestidos, menos mal, pensé hacia mi interior. Apretón de manos y abrazo con Aitor y los dos besos de rigor con Laura, que parecía alegrarse de conocerme.
- Aitor me ha hablado mucho de ti y tenía ganas de conocerte - me indió muy risueña.
- Lo mismo digo. Aitor habla muy bien de ti. - Le dije mientras pensaba si le habría dicho que yo practicaba el nudismo o si sabría que yo sabía que ellos también lo practicaban. Menudas vueltas le daba a la cabeza.

- He traído esto - Eran dos botellas de cava y una bandeja de pasteles.- Ponlos en la nevera. - Les dije.

Laura era una chica de 40 años, con un cuerpo delgado. No era especialmente guapa, ni fea. Digamos que su cara aparenta tener más de su edad real pero su cuerpo no. Pelo rizado media melena con mechas rubias. Me gustaron mucho sus ojos grandes. Así a simple vista no había ningún atributo físico que destacara sino que su belleza radicaba en el conjunto. Llevaba con un vestido corto de tirantes y lucía escote con unas tetas más bien pequeñas y formando un pequeño canalillo, como comprobé días más tarde, formado gracias al sujetador. En las piernas se notaba que practicaba deporte. Lo que si que destacaba y así pude ir comprobándolo era que era súper divertida, risueña y amable. De esos torbellinos que no paran ni un segundo. Físicamente no era mi tipo ya que (ya os contaré por qué) me gustan más entradas en carnes y sobre todo maduras, pero a nivel de carisma, amabilidad y simpatía es de nivel superior.

Y la cena transcurrió entre platos cocinados por ella, vino blanco y cava y los pasteles, hablando de anécdotas de juventud, casi todas divertidas, algunas otras relacionadas con el ambiente que se respiraba en Euskadi durante su juventud, ...pero sin tratar el tema de la desnudez. Me llevé una muy buena impresión de aquella pareja y quedé aliviado pensando que el tema del nudismo se había quedado en la anécdota de aquella noche con las cañas delante.

Al día siguiente, en la oficina técnica, Aitor me confirmó que lo habían pasado muy bien, que Laura estaba encantada de haberme conocido y que ya quería volver a quedar. Cosa que era recíproca. Ahí quedó la cosa hasta el jueves siguiente, en que Aitor me indicó que el Sábado habían quedado para ir a la Playa del Torn con unos amigos y que tanto Laura como él quería que les acompañara. Otra vez mis pulsaciones a 100.
- Cla, claro - Balbuceé. - ¿Con Laura y, y, amigos...?.
- Claro que sí Toni. ¿No me has dicho que sueles ir a playas nudistas? ¿no será un farol? ¿no?. - Me espetó con toda la tranquilidad del mundo, como si hablara del tiempo.
- Ostras, si te digo la verdad me encanta la idea. - era mentira, claro. Estaba temblando. - Es que nunca he ido acompañado por más personas.
- Tranquilo. Pasaremos el día allí. Prepararemos el picnic nosotros. Y llevaremos bebidas frescas.
- Vale, vale. ¿Qué queréis que lleve?
- No te preocupes que se encarga Laura.
- Vale, pues yo llevo las cervezas.

Así que fui al chino a comprar una nevera de playa, la llené de cervezas y vino blanco. El mismo sábado por la mañana compré hielo para la nevera portátil y me preparé ya que pasaban a recogerme. Me llamaron por teléfono que ya estaban llegando y en ese momento empecé a maldecir el momento en que solté que era nudista. Me entró el canguelo. Bajé a esperarles a la calle con mi nevera repleta de bebida y mi mochila con la toalla y la crema protectora.

Al momento de estar esperando, apareció el todoterreno de Aitor. Llegaron y salió Laura a saludarme. Me abrazó y me dió un par de besos, con esa energía que desbordaba. Llevaba un vestido (por llamarlo de alguna forma) que era una malla de pescar, o sea más testimonial que otra cosa ya que no tapaba nada. Debajo llevaba un bikini naranja fosforito. Se dirigió hacia el maletero y aproveché para mirarle el culo (es mi debilidad mirar los culos) y la verdad es que era pequeño pero tenía unas curvas de los cachetes muy tentadoras.
Acomodé mi nevera junto a todos los trastos que había en el maletero (conté dos neveras más y dos sombrillas además de una bolsa con los enseres de la playa).
Me invitaron a subir en el asiento delantero. Durante el trayecto estuvimos hablando de temas intranscendentes, sobre todo de sus gustos musicales, mientras iban sonando sus canciones favoritas.

Llegamos al lugar y justo al girar hacia el camino sin asfaltar ya vimos a gente desnuda junto a unas caravanas. Y al avanzar un poco vi una escena que me produjo muchas curiosidad, por mi desconocimiento de este mundillo. Andando en dirección contraria a nosotros iban 2 chicas y un chico completamente desnudos pero con zapatillas de senderismo y calcetines. Estaban volviendo de practicar deporte supuse.

- Ves despacio que los vas a llenar de polvo - dijo Laura a Aitor.
- Ja, ja, ja, el polvo igual ya lo llevan encima- Le respondió Aitor reduciendo la marcha.
- Qué cabrón eres, - respondí sin quitar ojo a los tres caminantes. La verdad es que eran jóvenes y ellas tenían dos cuerpazos. Claramente eran del norte de Europa.

Llegamos al parking entre risas y al bajar del coche, por el mismo lado que yo bajó Laura.... sin el bikini. Solo con el vestido de red o lo que es lo mismo desnuda.

- Por fín!!!!! -exclamó Laura cerrando la puerta. - Me encanta esta sensación de libertad. Y me abrazó dando saltitos de alegría.

Y mientras Aitor, ya también desnudo abría el maletero.
- Joder, solo quedo yo. ¿Os quitáis la ropa ya en el parking?. - Dije tratando de dar normalidad a la situación,
- Mira este entorno. Ya has visto que todo el mundo va desnudo. - Me indicó Aitor.
- Claro Toni. Pero no te agobies. Aquí eres libre para hacer lo que quieras, como si no quieres quitarte nada. - Me dijo Laura.

Miré a mi alrededor y efectivamente, había más gente descargando cosas del maletero totalmente desnudos. Muy cerca había una pareja muy mayor, de más de 60 años, con un monovolumen matrícula alemana a los que Aitor les saludó y mantuvo una pequeña conversación en alemán. Ella era una mujer chubby con dos tetazas enormes y una curvatura del culo espectacular, y de él me llamó la atención que a pesar de su edad se mantenía en forma y tenía un buen rabo. Si, también me fijo en eso ;-).

Así que, allí donde fueres haz lo que vieres. Me desnudé y como ellos dejé la ropa en el maletero. Me puse la mochila a la espalda, cogí mi nevera con una mano y con la otra una de las sombrillas. Aitor se colgó una sombrilla por la espalda y cogió las dos neveras restantes mientras Laura cerraba el coche y cogía la bolsa más grande. Suspiré y expulsé el aire fuertemente (aunque con disimulo) y empecé a sentirme muy bien.

- Pasad delante, que sabéis el camino. - Les indiqué ya más calmado y con la intención clara de ver a Laura andar delante de mi moviendo el culo. No me decepcionó para nada su culete, que se veía duro al igual que sus piernas y sus abdominales. Las tetas eran pequeñas y algo flácidas pero el resto del cuerpo lo compensaba.




En fin, esta es la primera parte de mi primera visita a la plajta del Torn. Seguiré en cuanto pueda.
Maravillosa historia. Yo tambien bajo alguna vez en verano con mi mujer o solo a disfrutar de esa playa en todos los sentidos jjeje.
Si voy con mi mujer todo más discreto y algo de morbo con sobeteo entre nosotros si ella cree que no tiene mirones pendientes de lo que hacemos.
Si bajo solo .... jejjee siempre cae una visita a la pineda de detrás jejej.
 
Seguimos con el relato en donde lo dejé la última vez. Os recuerdo que habíamos cerrado el coche y nos dirigíamos hacia la playa desde el parking. Aitor y yo estábamos completamente desnudos y cargados con los atuendos mientras que Laura llevaba un vestido de red de pescar que lógicamente no tapaba nada.

- Pasad delante vosotros que sabéis el camino - Les indiqué con la clara intención de dejarles pasar delante para recrearme con el culete de Laura. Si hay algo que realmente me gusta es ver por detrás un cuerpo de mujer andando desnudo. Aunque no era exactamente el tipo que a mi encanta, no puedo obviar su belleza. De hecho tenía que hacer esfuerzos para controlar mi polla, que estaba morcillona.

Y así, atravesamos la zona que antes era la vía y tras un pequeño escalón enfilamos la senda que lleva a la pasarela de madera que pasa por el lado del chiringuito. Nos cruzamos con un tipo que no dudó en mirar a Laura sin disimulo y con una pareja joven, donde el chico estaba en cuclillas para estar a la altura de su hija de unos 2 años y su chica, una regordeta con todo el culo en pompa mostrando claramente el agujero del culo y el chochete abierto mientras le hablaba al oído como jugando con ella. Me sonreí por la situación y por la naturalidad de la pose.

Ya dentro de la arena, quedé impresionado por la belleza de la playa. Era temprano y el sol radiaba espléndido. No había mucha gente todavía. Aitor se detuvo tratando de buscar a alguien y lo detectó enseguida. Era una pareja que se habían ubicado muy cerca de la zona de los pinos. Los saludó y rápidamente se levantaron los dos. El chico anduvo rápido hacia Aitor para ayudarle con la carga. Era más mayor que nosotros (sobre los 50 y algo), alto y delgado y con un rabo también grande que se movía de lado a lado mientras venía casi corriendo. Aitor que había soltado las neveras, se quitó la sombrilla de la espalda y se abrazaron, dándose un beso en la mejilla. Posteriormente abrazó a Laura y con las manos por su espalda la levantó y dio un giro de 360 grados mientras ella gritaba de alegría. Tras los dos besos de rigor, se me presentó. Se llamaba Carlos y según me contó Aitor más tarde, llevaban tiempo sin verse, de ahí la efusividad de los saludos. Mientras llegó su esposa, que había andado más despacio. Era una mujer de las que llamamos maduras en el foro, con sus 50 largos, bastante alta también y de su cuerpo destacaban dos tetazas grandes con las aureolas acordes al tamaño de su pecho, algo caídas pero no demasiado, pero sobre todo una curvatura de cintura muy interesante y, algo que ya no es muy habitual por lo que comprobé al ver tantos coños completamente depilados, una tira de pelos en el pubis de tipo brasileño. Todo eso lo pude ver en el impás de tiempo entre que llegaba, abrazaba a Aitor estrujando sus melones en su pecho y luego abrazaba a Laura con la misma intensidad, y al separase de ella la cogió de la mano y se la puso hacia arriba invitándola a que se diese una vuelta para admirar su cuerpo, diciendo:

- Menuda cabrona estás hecha. No pasan los años. Menudo cuerpazo!!!! - Mientras Laura rotaba el cuerpo como si tuviese un eje a lo largo de su brazo extendido hacia arriba tal cual bailarina de ballet.
- Anda que te quejarás tu de cuerpo, - le respondió Laura- ¿Y eso? - le dijo señalando su pubis y con cara de admiración. ¿Te pasas a la moda brasileña?
- ¿Te gusta? Era por cambiar un poco - le respondió -
- Mira este es Toni, un amigo. Toni ella es Carmen.
- Encantado. - No sabía si darle dos besos o solo la mano, pero ella me cogió de los hombros y me soltó dos besos en las mejillas sin evitar que sus tetas rozaran mi pecho, lo que provocó que mi polla volviese a ponerse nerviosa.
- Bienvenido al grupo. Espero que no nos juzgues demasiado pronto o nos mandarás al psiquiátrico, porque estamos todos locos, ja, ja, ja.... - Me dijo Carmen.

Carlos cogió una nevera y la sombrilla que llevaba Aitor y Carmen cogió la sombrilla que yo llevaba y nos dirigimos hacia donde estaban sus cosas. Al igual que antes, dejé que Carmen avanzara delante mía para admirar su cuerpo que, sin lugar a dudas, me encantaba. Su caderas eran anchas y tenía la ralla de los cachetes muy marcada, algo flácido, con lo que al andar se movía de forma muy provocativa. Era una mujer alta, ancha, pero no estaba gorda. Su barriga era bastante plana y tenía las curvas donde hay que tenerlas, en las tetas, en la cadera y en los cachetes del culo.

Aitor empezó a montar las sombrillas mientras Laura extendía un pareo enorme y al ir a poner yo mi toalla, me dijo que no, que llevaba otro pareo para mi, que sacó y lanzó al lado del suyo. En se momento se volvió a producir otra situación morbosa de las muchas que viví ese día y es que Laura se puso a cuatro patas a estirar los pareos con todo el culo en pompa dejando claramente a la vista y abierta su raja y su ano. Debí quedarme embobado mirándola, porque noté como me tocaba el hombro Aitor y me decía.
- Venga abre esa nevera a ver qué traes que hace mucho calor ya y se van a calentar.
- Claro. Queréis vino blanco o cerveza? - Dije abriéndola.
- Empecemos por unas cervezas - Dijo Carlos

Así repartí una cerveza a cada uno y allí de pie brindamos y empezamos a beber. Como es lógico, empezaron ellos a hablar de sus cosas mientras yo escuchaba atentamente tratando de disimular que aquella situación me provocaba una extraña sensación de nerviosismo, excitación y sosiego por el hecho de estar desnudos a la vez.

Y volvió a ocurrir. Carmen se agachó a coger un tupper de aceitunas de su nevera, esta vez de lado a mi, por lo que no pude ver su culazo abierto, pero si sus tetas apuntando hacia abajo y eran realmente grandes. Otra imagen que no borraré de mi imaginación.
Nos tomamos las cervezas entre la charla y la risa, contándoles un poco de mi vida para integrarme en el grupo. Y llegó el momento que Laura se quitó el vestido y empezó a ponerse la crema, ayudándole Carmen por la espalda, culo y parte trasera de las piernas.
Así que me puse a hacer lo propio y me empecé a poner crema. Mientras me la estaba poniendo por el pecho, vi a Laura coger mi bote, esparcirse mi crema en su mano y ...
- Date la vuelta que te pongo por la espalda, que es donde más agarra el sol y menos os ponéis. - Me ordenó Laura.
- No hace falta, de verdad, ya puedo yo - Le respondí arrepintiéndome inmediatamente de la respuesta que me hacía parecer un pardillo
- Que no dice. Anda venga - Me ordenó de nuevo y se me puso detrás a esparcirme la crema por toda la espalda y el culo, sin pudor alguno, mientras yo me atormentaba voluntariamente para no empalmarme como un colegial.

Ni Carlos ni Aitor se pusieron crema y continuaban hablando entre ellos como si nada. Y Carmen se acercó a nosotros dos y colaboró con Laura esparciéndome bien la crema que llevaba por los brazos. Estaba literalmente siendo palpado por dos tías en pelotas!!!!
- Es que los hombres sois desastres para esto. Mira a esos dos, que no se ponen. Ya verás dentro de unos años con la piel..... - Bromeó Carmen.

Y en ese instante decidimos irnos a bañarnos. Con disimulo, volví a soltar aire para relajarme y avanzamos hacia el agua. Como siempre traté de fijarme en la gente y en lo maravilloso del entorno. Al ser sábado la playa iba llenándose de gente y me llamó la atención los grupos de 5 ó 6 personas que había charlando en la orilla. No solía pasar en las playas a las que normalmente iba.
Nos metimos en el agua y bendita agua fría que calmó un poco mi estado de excitación. Una vez dentro y con el agua a medio pecho, les dije que iba a nadar un ratito y así lo hice. Necesitaba aislarme un poco para mear, tocarme un poco y quitarme los pájaros de la cabeza porque la primera imagen de Laura desnuda, el culo en pompa de la chica que estaba con su hija, la rajita abierta de Laura después y el cuerpazo de Carmen no salían de mi retinas. Nadé un buen ratito y me dispuse a acercarme hasta donde estaban ellos. Laura estaba detrás de Aitor como abrazada y Carmen parecido con Carlos pero de lado. Al llegar yo Laura se soltó de Aitor y pasó su brazo por mi cuello quedando suspendida sobre mi.
- Como han ido esos largos? - Me preguntó.
- Bien, bien. Necesitaba estirar los músculos un poco. Me relaja nadar - Le respondí.
Y ella con cara de pícara, - ¿Relajarte? ¿estas nervioso?. - Carmen, tendrás que relajarlo - dijo en un tono claramente jocoso
- Carmen es fisioterapeuta - me explicó sin dejar de reír al ver mi cara de asombro y cambió de posición situándose detrás de mi apoyando sus tetitas en mi espalda. Traté de ver aquello como una reacción natural que solo me llamaba la atención a mi que no estoy acostumbrado a esto, ya que ellos no hacía el mínimo gesto de extrañeza y siguieron con sus comentarios y bromas.

- Salgamos - dijo Laura sin soltarse de mi, por lo que tuve que arrastrarla como si la llevara a caballito hasta casi la orilla donde se soltó y le dio una palmada al culo de Aitor, a la vez que le espetaba un beso en la mejilla. Al mirarlo comprobé que su polla había cambiado de estado y la tenía morcillona. ¿se habría excitado al ver a Laura en mi espalda? ¿O era por la conversación que mantuvieron mientras yo nadaba?

Llegamos a las sombrillas, nos secamos con las toallas y nos sentamos en los pareos. Esta vez tuve la suerte de estar en una posición que veía claramente la raja de Carmen. Sus labios sobresalían y tenía los alrededores depilados, a diferencia de su pubis que, como he dicho, se había dejado una tira de pelos de algo más de un dedo de grosor a modo de depilación brasileña. Sacamos unas cervezas, esta vez de la nevera de Carlos y nos tomamos la segunda mientras seguíamos con la conversación.

Y yo, con el permiso de todos me puse a leer, mientras ellas se fueron a andar por la orilla y ellos seguían hablando de sus cosas. No me podía concentrar en la lectura porque seguía dándole vueltas a todo lo que me estaba ocurriendo pensando en el pajote que me iba a hacer a la noche, sin saber a quien de todas se lo iba a dedicar.

-Hoooooolaaaaaa chicos- Una voz femenina me sacó de mi lectura. Allí plantados había una pareja con los brazos abiertos hacia Aitor y Carlos, como esperando que se acercasen a abrazarlos, cosa que hicieron raudos soltando un sonoro hoooooola, y fundiéndose en un abrazo con ambos.

Me levanté por cortesía, aún con el libro en la mano y le hice mi habitual chequeo al cuerpo de ella. Era una mujer, también en sus 50 y llevaba un sombrero vaquero, unas gafas de sol enormes, una cadenita bordeando su cintura y un pañuelo atado a la cintura que solo le cubría una nalga y la parte lateral del muslo, dejando a la vista el resto de su cuerpo. Era bajita y regordeta, con dos tetas también grandes y un pandero enorme. Obviamente no era un ángel de Victoria Secret, pero para mi gusto era espectacular. El chico era algo más alto que ella, de mi altura más o menos, y aparentaba algo menos de edad que ella, con un cuerpo atlético y bien cuidado.

- ¿Y esta maravilla? - Preguntó apuntándome.
- Es Toni, un amigo que ha venido a pasar el día con nosotros - Me presentó Aitor.
- Qué calladito se lo tenía Laura, ja, ja, ja.... Yo soy Irene - se presentó ella y abrazándome y aplastando su dos tetazas me dio los dos besos de rigor. - Y él es Juan Carlos. Fui a darle la mano, pero también me abrazó aunque con un poco menos de efusividad.

Tal y como habíamos hecho nosotros antes, dispusieron sus pareos y su sombrilla, en lo que parecía ya una jaima morisca. Y como no podía ser de otra forma, Inés también se puso a cuatro patas para extender bien el pareo y dejando a mi vista su culazo en pompa.

Menudo día me esperaba.......
 
Seguimos con el relato en donde lo dejé la última vez. Os recuerdo que habíamos cerrado el coche y nos dirigíamos hacia la playa desde el parking. Aitor y yo estábamos completamente desnudos y cargados con los atuendos mientras que Laura llevaba un vestido de red de pescar que lógicamente no tapaba nada.

- Pasad delante vosotros que sabéis el camino - Les indiqué con la clara intención de dejarles pasar delante para recrearme con el culete de Laura. Si hay algo que realmente me gusta es ver por detrás un cuerpo de mujer andando desnudo. Aunque no era exactamente el tipo que a mi encanta, no puedo obviar su belleza. De hecho tenía que hacer esfuerzos para controlar mi polla, que estaba morcillona.

Y así, atravesamos la zona que antes era la vía y tras un pequeño escalón enfilamos la senda que lleva a la pasarela de madera que pasa por el lado del chiringuito. Nos cruzamos con un tipo que no dudó en mirar a Laura sin disimulo y con una pareja joven, donde el chico estaba en cuclillas para estar a la altura de su hija de unos 2 años y su chica, una regordeta con todo el culo en pompa mostrando claramente el agujero del culo y el chochete abierto mientras le hablaba al oído como jugando con ella. Me sonreí por la situación y por la naturalidad de la pose.

Ya dentro de la arena, quedé impresionado por la belleza de la playa. Era temprano y el sol radiaba espléndido. No había mucha gente todavía. Aitor se detuvo tratando de buscar a alguien y lo detectó enseguida. Era una pareja que se habían ubicado muy cerca de la zona de los pinos. Los saludó y rápidamente se levantaron los dos. El chico anduvo rápido hacia Aitor para ayudarle con la carga. Era más mayor que nosotros (sobre los 50 y algo), alto y delgado y con un rabo también grande que se movía de lado a lado mientras venía casi corriendo. Aitor que había soltado las neveras, se quitó la sombrilla de la espalda y se abrazaron, dándose un beso en la mejilla. Posteriormente abrazó a Laura y con las manos por su espalda la levantó y dio un giro de 360 grados mientras ella gritaba de alegría. Tras los dos besos de rigor, se me presentó. Se llamaba Carlos y según me contó Aitor más tarde, llevaban tiempo sin verse, de ahí la efusividad de los saludos. Mientras llegó su esposa, que había andado más despacio. Era una mujer de las que llamamos maduras en el foro, con sus 50 largos, bastante alta también y de su cuerpo destacaban dos tetazas grandes con las aureolas acordes al tamaño de su pecho, algo caídas pero no demasiado, pero sobre todo una curvatura de cintura muy interesante y, algo que ya no es muy habitual por lo que comprobé al ver tantos coños completamente depilados, una tira de pelos en el pubis de tipo brasileño. Todo eso lo pude ver en el impás de tiempo entre que llegaba, abrazaba a Aitor estrujando sus melones en su pecho y luego abrazaba a Laura con la misma intensidad, y al separase de ella la cogió de la mano y se la puso hacia arriba invitándola a que se diese una vuelta para admirar su cuerpo, diciendo:

- Menuda cabrona estás hecha. No pasan los años. Menudo cuerpazo!!!! - Mientras Laura rotaba el cuerpo como si tuviese un eje a lo largo de su brazo extendido hacia arriba tal cual bailarina de ballet.
- Anda que te quejarás tu de cuerpo, - le respondió Laura- ¿Y eso? - le dijo señalando su pubis y con cara de admiración. ¿Te pasas a la moda brasileña?
- ¿Te gusta? Era por cambiar un poco - le respondió -
- Mira este es Toni, un amigo. Toni ella es Carmen.
- Encantado. - No sabía si darle dos besos o solo la mano, pero ella me cogió de los hombros y me soltó dos besos en las mejillas sin evitar que sus tetas rozaran mi pecho, lo que provocó que mi polla volviese a ponerse nerviosa.
- Bienvenido al grupo. Espero que no nos juzgues demasiado pronto o nos mandarás al psiquiátrico, porque estamos todos locos, ja, ja, ja.... - Me dijo Carmen.

Carlos cogió una nevera y la sombrilla que llevaba Aitor y Carmen cogió la sombrilla que yo llevaba y nos dirigimos hacia donde estaban sus cosas. Al igual que antes, dejé que Carmen avanzara delante mía para admirar su cuerpo que, sin lugar a dudas, me encantaba. Su caderas eran anchas y tenía la ralla de los cachetes muy marcada, algo flácido, con lo que al andar se movía de forma muy provocativa. Era una mujer alta, ancha, pero no estaba gorda. Su barriga era bastante plana y tenía las curvas donde hay que tenerlas, en las tetas, en la cadera y en los cachetes del culo.

Aitor empezó a montar las sombrillas mientras Laura extendía un pareo enorme y al ir a poner yo mi toalla, me dijo que no, que llevaba otro pareo para mi, que sacó y lanzó al lado del suyo. En se momento se volvió a producir otra situación morbosa de las muchas que viví ese día y es que Laura se puso a cuatro patas a estirar los pareos con todo el culo en pompa dejando claramente a la vista y abierta su raja y su ano. Debí quedarme embobado mirándola, porque noté como me tocaba el hombro Aitor y me decía.
- Venga abre esa nevera a ver qué traes que hace mucho calor ya y se van a calentar.
- Claro. Queréis vino blanco o cerveza? - Dije abriéndola.
- Empecemos por unas cervezas - Dijo Carlos

Así repartí una cerveza a cada uno y allí de pie brindamos y empezamos a beber. Como es lógico, empezaron ellos a hablar de sus cosas mientras yo escuchaba atentamente tratando de disimular que aquella situación me provocaba una extraña sensación de nerviosismo, excitación y sosiego por el hecho de estar desnudos a la vez.

Y volvió a ocurrir. Carmen se agachó a coger un tupper de aceitunas de su nevera, esta vez de lado a mi, por lo que no pude ver su culazo abierto, pero si sus tetas apuntando hacia abajo y eran realmente grandes. Otra imagen que no borraré de mi imaginación.
Nos tomamos las cervezas entre la charla y la risa, contándoles un poco de mi vida para integrarme en el grupo. Y llegó el momento que Laura se quitó el vestido y empezó a ponerse la crema, ayudándole Carmen por la espalda, culo y parte trasera de las piernas.
Así que me puse a hacer lo propio y me empecé a poner crema. Mientras me la estaba poniendo por el pecho, vi a Laura coger mi bote, esparcirse mi crema en su mano y ...
- Date la vuelta que te pongo por la espalda, que es donde más agarra el sol y menos os ponéis. - Me ordenó Laura.
- No hace falta, de verdad, ya puedo yo - Le respondí arrepintiéndome inmediatamente de la respuesta que me hacía parecer un pardillo
- Que no dice. Anda venga - Me ordenó de nuevo y se me puso detrás a esparcirme la crema por toda la espalda y el culo, sin pudor alguno, mientras yo me atormentaba voluntariamente para no empalmarme como un colegial.

Ni Carlos ni Aitor se pusieron crema y continuaban hablando entre ellos como si nada. Y Carmen se acercó a nosotros dos y colaboró con Laura esparciéndome bien la crema que llevaba por los brazos. Estaba literalmente siendo palpado por dos tías en pelotas!!!!
- Es que los hombres sois desastres para esto. Mira a esos dos, que no se ponen. Ya verás dentro de unos años con la piel..... - Bromeó Carmen.

Y en ese instante decidimos irnos a bañarnos. Con disimulo, volví a soltar aire para relajarme y avanzamos hacia el agua. Como siempre traté de fijarme en la gente y en lo maravilloso del entorno. Al ser sábado la playa iba llenándose de gente y me llamó la atención los grupos de 5 ó 6 personas que había charlando en la orilla. No solía pasar en las playas a las que normalmente iba.
Nos metimos en el agua y bendita agua fría que calmó un poco mi estado de excitación. Una vez dentro y con el agua a medio pecho, les dije que iba a nadar un ratito y así lo hice. Necesitaba aislarme un poco para mear, tocarme un poco y quitarme los pájaros de la cabeza porque la primera imagen de Laura desnuda, el culo en pompa de la chica que estaba con su hija, la rajita abierta de Laura después y el cuerpazo de Carmen no salían de mi retinas. Nadé un buen ratito y me dispuse a acercarme hasta donde estaban ellos. Laura estaba detrás de Aitor como abrazada y Carmen parecido con Carlos pero de lado. Al llegar yo Laura se soltó de Aitor y pasó su brazo por mi cuello quedando suspendida sobre mi.
- Como han ido esos largos? - Me preguntó.
- Bien, bien. Necesitaba estirar los músculos un poco. Me relaja nadar - Le respondí.
Y ella con cara de pícara, - ¿Relajarte? ¿estas nervioso?. - Carmen, tendrás que relajarlo - dijo en un tono claramente jocoso
- Carmen es fisioterapeuta - me explicó sin dejar de reír al ver mi cara de asombro y cambió de posición situándose detrás de mi apoyando sus tetitas en mi espalda. Traté de ver aquello como una reacción natural que solo me llamaba la atención a mi que no estoy acostumbrado a esto, ya que ellos no hacía el mínimo gesto de extrañeza y siguieron con sus comentarios y bromas.

- Salgamos - dijo Laura sin soltarse de mi, por lo que tuve que arrastrarla como si la llevara a caballito hasta casi la orilla donde se soltó y le dio una palmada al culo de Aitor, a la vez que le espetaba un beso en la mejilla. Al mirarlo comprobé que su polla había cambiado de estado y la tenía morcillona. ¿se habría excitado al ver a Laura en mi espalda? ¿O era por la conversación que mantuvieron mientras yo nadaba?

Llegamos a las sombrillas, nos secamos con las toallas y nos sentamos en los pareos. Esta vez tuve la suerte de estar en una posición que veía claramente la raja de Carmen. Sus labios sobresalían y tenía los alrededores depilados, a diferencia de su pubis que, como he dicho, se había dejado una tira de pelos de algo más de un dedo de grosor a modo de depilación brasileña. Sacamos unas cervezas, esta vez de la nevera de Carlos y nos tomamos la segunda mientras seguíamos con la conversación.

Y yo, con el permiso de todos me puse a leer, mientras ellas se fueron a andar por la orilla y ellos seguían hablando de sus cosas. No me podía concentrar en la lectura porque seguía dándole vueltas a todo lo que me estaba ocurriendo pensando en el pajote que me iba a hacer a la noche, sin saber a quien de todas se lo iba a dedicar.

-Hoooooolaaaaaa chicos- Una voz femenina me sacó de mi lectura. Allí plantados había una pareja con los brazos abiertos hacia Aitor y Carlos, como esperando que se acercasen a abrazarlos, cosa que hicieron raudos soltando un sonoro hoooooola, y fundiéndose en un abrazo con ambos.

Me levanté por cortesía, aún con el libro en la mano y le hice mi habitual chequeo al cuerpo de ella. Era una mujer, también en sus 50 y llevaba un sombrero vaquero, unas gafas de sol enormes, una cadenita bordeando su cintura y un pañuelo atado a la cintura que solo le cubría una nalga y la parte lateral del muslo, dejando a la vista el resto de su cuerpo. Era bajita y regordeta, con dos tetas también grandes y un pandero enorme. Obviamente no era un ángel de Victoria Secret, pero para mi gusto era espectacular. El chico era algo más alto que ella, de mi altura más o menos, y aparentaba algo menos de edad que ella, con un cuerpo atlético y bien cuidado.

- ¿Y esta maravilla? - Preguntó apuntándome.
- Es Toni, un amigo que ha venido a pasar el día con nosotros - Me presentó Aitor.
- Qué calladito se lo tenía Laura, ja, ja, ja.... Yo soy Irene - se presentó ella y abrazándome y aplastando su dos tetazas me dio los dos besos de rigor. - Y él es Juan Carlos. Fui a darle la mano, pero también me abrazó aunque con un poco menos de efusividad.

Tal y como habíamos hecho nosotros antes, dispusieron sus pareos y su sombrilla, en lo que parecía ya una jaima morisca. Y como no podía ser de otra forma, Inés también se puso a cuatro patas para extender bien el pareo y dejando a mi vista su culazo en pompa.

Menudo día me esperaba.......
Continualaaa, que me dejas a medias jaja
 
Seguimos con el relato en donde lo dejé la última vez. Os recuerdo que habíamos cerrado el coche y nos dirigíamos hacia la playa desde el parking. Aitor y yo estábamos completamente desnudos y cargados con los atuendos mientras que Laura llevaba un vestido de red de pescar que lógicamente no tapaba nada.

- Pasad delante vosotros que sabéis el camino - Les indiqué con la clara intención de dejarles pasar delante para recrearme con el culete de Laura. Si hay algo que realmente me gusta es ver por detrás un cuerpo de mujer andando desnudo. Aunque no era exactamente el tipo que a mi encanta, no puedo obviar su belleza. De hecho tenía que hacer esfuerzos para controlar mi polla, que estaba morcillona.

Y así, atravesamos la zona que antes era la vía y tras un pequeño escalón enfilamos la senda que lleva a la pasarela de madera que pasa por el lado del chiringuito. Nos cruzamos con un tipo que no dudó en mirar a Laura sin disimulo y con una pareja joven, donde el chico estaba en cuclillas para estar a la altura de su hija de unos 2 años y su chica, una regordeta con todo el culo en pompa mostrando claramente el agujero del culo y el chochete abierto mientras le hablaba al oído como jugando con ella. Me sonreí por la situación y por la naturalidad de la pose.

Ya dentro de la arena, quedé impresionado por la belleza de la playa. Era temprano y el sol radiaba espléndido. No había mucha gente todavía. Aitor se detuvo tratando de buscar a alguien y lo detectó enseguida. Era una pareja que se habían ubicado muy cerca de la zona de los pinos. Los saludó y rápidamente se levantaron los dos. El chico anduvo rápido hacia Aitor para ayudarle con la carga. Era más mayor que nosotros (sobre los 50 y algo), alto y delgado y con un rabo también grande que se movía de lado a lado mientras venía casi corriendo. Aitor que había soltado las neveras, se quitó la sombrilla de la espalda y se abrazaron, dándose un beso en la mejilla. Posteriormente abrazó a Laura y con las manos por su espalda la levantó y dio un giro de 360 grados mientras ella gritaba de alegría. Tras los dos besos de rigor, se me presentó. Se llamaba Carlos y según me contó Aitor más tarde, llevaban tiempo sin verse, de ahí la efusividad de los saludos. Mientras llegó su esposa, que había andado más despacio. Era una mujer de las que llamamos maduras en el foro, con sus 50 largos, bastante alta también y de su cuerpo destacaban dos tetazas grandes con las aureolas acordes al tamaño de su pecho, algo caídas pero no demasiado, pero sobre todo una curvatura de cintura muy interesante y, algo que ya no es muy habitual por lo que comprobé al ver tantos coños completamente depilados, una tira de pelos en el pubis de tipo brasileño. Todo eso lo pude ver en el impás de tiempo entre que llegaba, abrazaba a Aitor estrujando sus melones en su pecho y luego abrazaba a Laura con la misma intensidad, y al separase de ella la cogió de la mano y se la puso hacia arriba invitándola a que se diese una vuelta para admirar su cuerpo, diciendo:

- Menuda cabrona estás hecha. No pasan los años. Menudo cuerpazo!!!! - Mientras Laura rotaba el cuerpo como si tuviese un eje a lo largo de su brazo extendido hacia arriba tal cual bailarina de ballet.
- Anda que te quejarás tu de cuerpo, - le respondió Laura- ¿Y eso? - le dijo señalando su pubis y con cara de admiración. ¿Te pasas a la moda brasileña?
- ¿Te gusta? Era por cambiar un poco - le respondió -
- Mira este es Toni, un amigo. Toni ella es Carmen.
- Encantado. - No sabía si darle dos besos o solo la mano, pero ella me cogió de los hombros y me soltó dos besos en las mejillas sin evitar que sus tetas rozaran mi pecho, lo que provocó que mi polla volviese a ponerse nerviosa.
- Bienvenido al grupo. Espero que no nos juzgues demasiado pronto o nos mandarás al psiquiátrico, porque estamos todos locos, ja, ja, ja.... - Me dijo Carmen.

Carlos cogió una nevera y la sombrilla que llevaba Aitor y Carmen cogió la sombrilla que yo llevaba y nos dirigimos hacia donde estaban sus cosas. Al igual que antes, dejé que Carmen avanzara delante mía para admirar su cuerpo que, sin lugar a dudas, me encantaba. Su caderas eran anchas y tenía la ralla de los cachetes muy marcada, algo flácido, con lo que al andar se movía de forma muy provocativa. Era una mujer alta, ancha, pero no estaba gorda. Su barriga era bastante plana y tenía las curvas donde hay que tenerlas, en las tetas, en la cadera y en los cachetes del culo.

Aitor empezó a montar las sombrillas mientras Laura extendía un pareo enorme y al ir a poner yo mi toalla, me dijo que no, que llevaba otro pareo para mi, que sacó y lanzó al lado del suyo. En se momento se volvió a producir otra situación morbosa de las muchas que viví ese día y es que Laura se puso a cuatro patas a estirar los pareos con todo el culo en pompa dejando claramente a la vista y abierta su raja y su ano. Debí quedarme embobado mirándola, porque noté como me tocaba el hombro Aitor y me decía.
- Venga abre esa nevera a ver qué traes que hace mucho calor ya y se van a calentar.
- Claro. Queréis vino blanco o cerveza? - Dije abriéndola.
- Empecemos por unas cervezas - Dijo Carlos

Así repartí una cerveza a cada uno y allí de pie brindamos y empezamos a beber. Como es lógico, empezaron ellos a hablar de sus cosas mientras yo escuchaba atentamente tratando de disimular que aquella situación me provocaba una extraña sensación de nerviosismo, excitación y sosiego por el hecho de estar desnudos a la vez.

Y volvió a ocurrir. Carmen se agachó a coger un tupper de aceitunas de su nevera, esta vez de lado a mi, por lo que no pude ver su culazo abierto, pero si sus tetas apuntando hacia abajo y eran realmente grandes. Otra imagen que no borraré de mi imaginación.
Nos tomamos las cervezas entre la charla y la risa, contándoles un poco de mi vida para integrarme en el grupo. Y llegó el momento que Laura se quitó el vestido y empezó a ponerse la crema, ayudándole Carmen por la espalda, culo y parte trasera de las piernas.
Así que me puse a hacer lo propio y me empecé a poner crema. Mientras me la estaba poniendo por el pecho, vi a Laura coger mi bote, esparcirse mi crema en su mano y ...
- Date la vuelta que te pongo por la espalda, que es donde más agarra el sol y menos os ponéis. - Me ordenó Laura.
- No hace falta, de verdad, ya puedo yo - Le respondí arrepintiéndome inmediatamente de la respuesta que me hacía parecer un pardillo
- Que no dice. Anda venga - Me ordenó de nuevo y se me puso detrás a esparcirme la crema por toda la espalda y el culo, sin pudor alguno, mientras yo me atormentaba voluntariamente para no empalmarme como un colegial.

Ni Carlos ni Aitor se pusieron crema y continuaban hablando entre ellos como si nada. Y Carmen se acercó a nosotros dos y colaboró con Laura esparciéndome bien la crema que llevaba por los brazos. Estaba literalmente siendo palpado por dos tías en pelotas!!!!
- Es que los hombres sois desastres para esto. Mira a esos dos, que no se ponen. Ya verás dentro de unos años con la piel..... - Bromeó Carmen.

Y en ese instante decidimos irnos a bañarnos. Con disimulo, volví a soltar aire para relajarme y avanzamos hacia el agua. Como siempre traté de fijarme en la gente y en lo maravilloso del entorno. Al ser sábado la playa iba llenándose de gente y me llamó la atención los grupos de 5 ó 6 personas que había charlando en la orilla. No solía pasar en las playas a las que normalmente iba.
Nos metimos en el agua y bendita agua fría que calmó un poco mi estado de excitación. Una vez dentro y con el agua a medio pecho, les dije que iba a nadar un ratito y así lo hice. Necesitaba aislarme un poco para mear, tocarme un poco y quitarme los pájaros de la cabeza porque la primera imagen de Laura desnuda, el culo en pompa de la chica que estaba con su hija, la rajita abierta de Laura después y el cuerpazo de Carmen no salían de mi retinas. Nadé un buen ratito y me dispuse a acercarme hasta donde estaban ellos. Laura estaba detrás de Aitor como abrazada y Carmen parecido con Carlos pero de lado. Al llegar yo Laura se soltó de Aitor y pasó su brazo por mi cuello quedando suspendida sobre mi.
- Como han ido esos largos? - Me preguntó.
- Bien, bien. Necesitaba estirar los músculos un poco. Me relaja nadar - Le respondí.
Y ella con cara de pícara, - ¿Relajarte? ¿estas nervioso?. - Carmen, tendrás que relajarlo - dijo en un tono claramente jocoso
- Carmen es fisioterapeuta - me explicó sin dejar de reír al ver mi cara de asombro y cambió de posición situándose detrás de mi apoyando sus tetitas en mi espalda. Traté de ver aquello como una reacción natural que solo me llamaba la atención a mi que no estoy acostumbrado a esto, ya que ellos no hacía el mínimo gesto de extrañeza y siguieron con sus comentarios y bromas.

- Salgamos - dijo Laura sin soltarse de mi, por lo que tuve que arrastrarla como si la llevara a caballito hasta casi la orilla donde se soltó y le dio una palmada al culo de Aitor, a la vez que le espetaba un beso en la mejilla. Al mirarlo comprobé que su polla había cambiado de estado y la tenía morcillona. ¿se habría excitado al ver a Laura en mi espalda? ¿O era por la conversación que mantuvieron mientras yo nadaba?

Llegamos a las sombrillas, nos secamos con las toallas y nos sentamos en los pareos. Esta vez tuve la suerte de estar en una posición que veía claramente la raja de Carmen. Sus labios sobresalían y tenía los alrededores depilados, a diferencia de su pubis que, como he dicho, se había dejado una tira de pelos de algo más de un dedo de grosor a modo de depilación brasileña. Sacamos unas cervezas, esta vez de la nevera de Carlos y nos tomamos la segunda mientras seguíamos con la conversación.

Y yo, con el permiso de todos me puse a leer, mientras ellas se fueron a andar por la orilla y ellos seguían hablando de sus cosas. No me podía concentrar en la lectura porque seguía dándole vueltas a todo lo que me estaba ocurriendo pensando en el pajote que me iba a hacer a la noche, sin saber a quien de todas se lo iba a dedicar.

-Hoooooolaaaaaa chicos- Una voz femenina me sacó de mi lectura. Allí plantados había una pareja con los brazos abiertos hacia Aitor y Carlos, como esperando que se acercasen a abrazarlos, cosa que hicieron raudos soltando un sonoro hoooooola, y fundiéndose en un abrazo con ambos.

Me levanté por cortesía, aún con el libro en la mano y le hice mi habitual chequeo al cuerpo de ella. Era una mujer, también en sus 50 y llevaba un sombrero vaquero, unas gafas de sol enormes, una cadenita bordeando su cintura y un pañuelo atado a la cintura que solo le cubría una nalga y la parte lateral del muslo, dejando a la vista el resto de su cuerpo. Era bajita y regordeta, con dos tetas también grandes y un pandero enorme. Obviamente no era un ángel de Victoria Secret, pero para mi gusto era espectacular. El chico era algo más alto que ella, de mi altura más o menos, y aparentaba algo menos de edad que ella, con un cuerpo atlético y bien cuidado.

- ¿Y esta maravilla? - Preguntó apuntándome.
- Es Toni, un amigo que ha venido a pasar el día con nosotros - Me presentó Aitor.
- Qué calladito se lo tenía Laura, ja, ja, ja.... Yo soy Irene - se presentó ella y abrazándome y aplastando su dos tetazas me dio los dos besos de rigor. - Y él es Juan Carlos. Fui a darle la mano, pero también me abrazó aunque con un poco menos de efusividad.

Tal y como habíamos hecho nosotros antes, dispusieron sus pareos y su sombrilla, en lo que parecía ya una jaima morisca. Y como no podía ser de otra forma, Inés también se puso a cuatro patas para extender bien el pareo y dejando a mi vista su culazo en pompa.

Menudo día me esperaba.......
Impaciente por saber como continuço
 
Pero en esa playa y en el camping hay muchas familias con niños, yo fui con mis padres y mi hermano Rodri
 
Pero en esa playa y en el camping hay muchas familias con niños, yo fui con mis padres y mi hermano Rodri
Efectivamente, pero eso no quita los momentos morbosos que he descrito. Si te fijas, realmente aún no ha pasado nada que no sean actos y acciones que ocurren en cualquier playa, pero que al estar desnudos y tener una imaginación muy caliente se transforman en situaciones morbosas. El autentico desenlace de la historia que estoy contando y de otra que contaré cuando acabe esta, se producen fuera de la playa, pero en ambos casos se inician en esta maravilla de la naturaleza.
 
Ante la demanda de algunos de vosotros por privado de si tenía fotos de las chicas os diré que no. Pero para satisfacer curiosidades, he encontrado estas fotos en el foro que os darán una idea de cómo son las tres chicas del relato. Son fotos obtenidas de estos hilos y que me recuerdan a ellas, pero en ningún momento quiero incumplir ninguna norma
Este podría ser el cuerpo de Laura.
LAura2.jpg

LAura.jpg
 
- Y dónde están estas dos perras? - Preguntó Irene refiriéndose a Laura y Carmen en un tono cariñoso.- Seguro que bañándose y contándose sus historietas!!!!
- Han ido a darse una vuelta por la playa - le indiqué
- Y tú qué tal? ¿Cómo has conocido a Laura y Aitor? - Me preguntó Irene.

Le conté que coincidí con Aitor en un proyecto y que de tanto compartir oficina, acabamos siendo amigos.
- Me "engañaron" para venir a esta playa, - el dije en un tono claramente sarcástico - Menuda la que estáis liando aquí con tanto pareo.
- Ja, ja, ja, …. Seguro que sabías a donde venías... ¿No te ha hablado Laura de nosotros?
- La verdad es que no. Me invitaron a pasar el día con unos amigos, pero os estoy conociendo ahora. De hecho no sé si estamos todos.
- Si, porque Elena y Santi no van a poder venir hoy.

Mientras hablábamos llegaron Carmen y Laura, y al acercarse Laura corrió hacia Irene para abrazarla efusivamente. - Perraaaaaaa -le espetó Laura. Debía ser el nombre cariñoso con el que se referían entre ellas.
- Qué hija de puta eres!!!. Mira cómo estás -exclamó Irene poniendo su mano el culo de Laura y apretándolo - No como el mío que está gordo.
Y no se cómo, pero me traicionó el subconsciente y se me escapó un
- Gordo dice. A mi me encanta - Tierra trágame pensé tras soltarlo sin tener claro si solo lo había pensado o si realmente lo había dicho, pero la cara de sorpresa de los seis y las carcajadas que soltaron dejaban claro que lo había dicho.
Y la reacción de Irene no fue otra que acercarse darme un beso en la mejilla apoyando las tetas en mi brazo y cogiéndome la mano la acercó a su culo a modo de palmada. Todo lo que antes era natural, con la llegada de Irene, el tono erótico había subido enteros.

- Pero qué rebonico eres!!!! -dijo Irene apretándome la mejilla con la mano.

Las chicas decidieron ir a bañarse y me volví a quedar embobado mirando los culos alejarse. Dos culos parecidos y uno diferente, que volvieron a quedar grabados en mi retina.

- Vamos a tomarnos algo al chiringuito - dijo Carlos. Y allí que nos fuimos. Fui a coger la cartera, pero Carlos insistió en que pagaba él, que no me preocupara. Si que me di cuenta que Juan Carlos, todo lo contrario que su esposa, era bastante calladito. Nos dirigimos al chiringuito y nos pedimos 4 vermuts. Nos aposentamos en la zona de la arena, en una mesa que había justo al lado de la entrada a la terraza. Mientras ellos iban contando sus batallitas, yo trataba de integrarme, pero no podía dejar de mirar a todo el personal que se acercaba a pedir. La verdad es que había bastante tráfico y a mí el hecho de ver tantos culos andando me ponía cardiaco.

En un momento dado, Carlos dijo:
- ¿Qué tal si esta noche cenamos en mi torre? Pedimos algo de delivery y ya está.
- Genial dijo Aitor. - Mirándome y así como pidiéndome con la mirada que aceptara la propuesta.
- Yo, es que.... me pilláis de sorpresa - Balbuceé tratando de buscar alguna escusa que pareciera convincente, pero sin saber porqué no quería ir. Eran los nervios de la situación.
- Si no tienes plan, no se hable más. - Me dijo Carlos cogiéndome del hombro como si de un colega de toda la vida se tratara.
- Pediremos pizza que supongo que nos gusta a todos.


Y mi cabeza volvió a divagar sobre cómo sería la cena. Me volvió la sensación extraña que tuve cuando me invitaron Aitor y Laura a su apartamento y me tranquilicé pensando que seguramente sería parecida, o sea vestidos.

Volvimos a las sombrillas y allí estaban las chicas bebiéndose una botella de vino blanco y al llegar Carlos poniéndose a mi lado me volvió a coger de los hombros y le dijo a todos:
- Esta noche cenamos pizza en la torre y además Toni se viene con nosotros.
- Guauuuuu, siiiiiii, - aplaudieron todas especialmente Irene, que era la más efusiva para todo.


Comimos entre bromas y comentarios cada vez más subidos de tono, tales como esta salchicha que me voy a comer es muy pequeña, o pásame el vino que me mojo los labios, .....

Después de comer dije yo de pagar los cafés en el bar, a lo que Laura me dijo que me acompañaba para traerlos entre los dos. Cogió un tupper grande que me dijo que utilizaríamos como bandeja para facilitar el transporte. Era la primera vez que iba a estar a solas con una de las chicas. Mientras nos acercábamos y cuando estábamos a mitad camino, Laura me cogió del antebrazo y mirándome muy seria me dijo:
- Igual ya te lo imaginas, pero las cenas que organizamos no son del todo "normales"- me dijo poniendo las manos para resaltar las comillas- Para nosotros si que lo son, pero......
- Dime a qué te refieres exactamente - Le dije - ¿Acaso también vais desnudos? - Pregunté algo nervioso.
- Si. Pero no solo eso. Somos swingers. Entendemos que si no quieres venir porque no te va este rollo, te llevamos a casa y ya está. No te sientas presionado, pero no quería que te vieras en medio de todo sin saber a lo que vas.
- La verdad es que me dejas un poco perplejo. Durante el rato que llevamos todos juntos he tenido pensamientos de todo tipo, pero al final había acabado normalizando todo lo que hacíais pensando en que eráis igual que cualquier otro grupo de gente, solo que vais desnudos. -Le dije.
- A ver. Normales somos, ja, ja, ja, ... Pero con la mente abierta. Puedes no venir, venir y mirar o venir y participar, o cualquier otra cosa que se te ocurra. De hecho si hoy estás aquí es porque el otro día me gustaste. Eres atractivo y educado. La intención de Aitor y mía era invitarte a cenar otro día y vestirme más sugerente para ligar contigo, pero en cuanto se enteró Irene, o dudó ni un segundo en organizar la velada.
- Esto que me cuentas ¿es cierto o me estás tomando el pelo? - le pregunté con los ojos muy abiertos y ante aquella oportunidad.
- Tendrás toda la tarde la comprobarlo - y salió andando hacia el bar, moviendo exageradamente el culo.

La seguí ya con la cabeza en otro sitio.

Al llegar al bar pedimos los cafés y cortados en la pequeña barra lateral y mientras nos los servían, Laura me susurró al oido con un semblante muy cambiado, por no decir que ponía cara de pícara

- Cuando me he ido con Carmen, me ha confesado que se muere de ganas de probar tu polla y le he dicho que después de mi, pero a Irene no podremos pararla.......
- ¿Con quien quieres empezar?
- Madre mía, Laura, qué locas estáis.......

Nos reímos, cogimos los cafés con el tupper grande y nos fuimos hacia los pareos. Ahora con las cosas claras, ya entendía algunas miradas cómplices y sobre todo algunas posturas en las que claramente las mujeres enseñaban sus coños abiertos al resto.

Y llegó el siguiente momento morboso de la tarde. Carmen, se ofreció a hacer un masaje a Aitor, que, sin pensarlo, se tumbó boca abajo mientras Carmen se ponía arrodillada encima de su culo y posaba las manos en la parte que une el cuello y los hombros, empezando con un masaje. Y claro, como no podría ser de otra forma, Irene se acercó a mi y me dijo - Date la vuelta y va a ver esa lo que es un masaje de verdad - dijo desafiando a Carmen en un noto claramente humorístico (Carmen era fisioterapueta profesional y seguramente no tendría rival en un masaje clásico, pero creo que este masaje tenía unas connotaciones diferentes).

Me tumbé bocabajo e Irene se sentó en mi culo, empezando con el masaje, que duró poco porque se tumbó aplastando sus tetazas en mi espalda y susurrándome al oído: soy más de masaje con lengua y tetas, pero aquí no puedo que nos echan.... y me pasó la lengua por toda la oreja. Como comprenderéis todos se lo estaban pasando súper divertido con la escena, y yo con la polla dura.

Se levantó y se tumbó a mi lado. Pude ver que Carmen seguía con el masaje bajo la atenta mirada de Laura, Carlos y Juan Carlos, cuyas pollas estaban reviviendo también y que trataban de disimular frente al resto de gente de la playa. Mientras Carmen se tumbó de lado, encarada hacia a mi y como quien no quiere la cosa y con mucho disimulo, sacó la lengua, se mojó un dedo y me lo puso en la boca, que abrí tenuemente para sentirlo en los labios. Me sonrió y bajó su mano hasta su coñito, se mojó el dedo y volvió a hacer lo mismo en mi boca. Era superexcitante. Esa mujer sabía como erotizar la situación. - Después más- me dijo en tono firme y se levantó.
Se posó de pie justo entre Carlos y Juan Carlos que estaban sentados y ahora tenían el coño de Carmen a su altura. Puso sus manos en las cabezas de ambos y diciendo. - vaya dos perritos y que bien lo vamos a pasar esta noche....

Me tumbé de lado y vi como Laura me miró, señaló y polla y sonrió..... diciendo
- Chicas es hora de que nos demos un baño y los dejemos aquí solos o no llegan a la noche, ja, ja, ja....

Y así hicieron, se fueron a bañar y nosotros nos sentamos todos de forma que nuestras pollas quedaran ocultas del resto de gente porque, sobre todo Aitor, estábamos empalmados.

- Toni, espero que no te moleste esta situación.... no sabía como decírtelo. - Me dijo Aitor.
- No te preocupes. Me encanta. Admito que no me esperaba esto y estoy nervioso, pero os veo a todos tan tranquilos....

Y siguieron hablando como si nada.

Al llegar las chicas, se secaron y empezamos a recoger para irnos. Hicimos un primer viaje los hombre hasta el coche para ir dejando cosas. En el segundo viaje ya íbamos todos con apenas bártulos y nos pusimos a vestirnos en el coche. Pude comprobar que solo Laura se puso bikini, supongo que porque su vestido era totalmente transparente, pero tanto Carmen como Irene se vistieron un vestido de una pieza de tirantes. Me subí al coche de Aitor y rumbo a la Torre de Carlos y Carmen.
 
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