Salida, con sus padres

ikarusulu

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Me hubiera encantado afanar uno de esos carteles que en los edificios indican la "salida" y colgarlo sobre la cabecera de mi cama. Pero uno bien grande en verde fosforito y de los que brillan en la oscuridad.


¡De esta me gano el cartel!


He tenido experiencias, tanto con chicos como con chicas y la verdad es que a mis diez y nueve años me encanta el sexo. Me llamo Sonia y adoro el placer de unas manos y una lengua recorriendo mi piel aunque a temporadas, por suerte no muy largas, tengan que ser mis propios dedos los que me den placer.



Me gusta vestir sexi, faldas y pantalones muy cortos y ajustados, tops pegados y con grandes escotes. He hecho el amor con chicos y chicas, cuerpos y pieles calientes, gente con la que disfrutar sean como sean. No me considero ninfómana solo por que soy capaz de concentrarme en otras cosas cuando lo considero necesario.



Estaba echándole un vistazo a algunas de mis webs de citas preferidas. Una tarde aburrida con el móvil, pasando fotos de desconocidos, desconocidas y algunas bellezas a medio camino, transexuales con poca o ninguna ropa. Mi mano ociosa se deslizó por debajo de mis shorts de lycra, muy ajustados, muy muy cortos y muy cómodos para estar en casa, en busca de mi pubis depilado. La caricia era suave, dulce sin prisa humedeciéndome a un ritmo lento.



Mojando un tanga tan pequeño que apenas cubría los labios y el monte de Venus. Por mí estaría desnuda del todo, pero no sé por qué aún me daba algo de vergüenza estar completamente en bolas delante de mis padres, aunque nunca llevaba mucha ropa ante ellos. Pasé a la sección de parejas en mi ciudad.



Un respingo sacudió mi cuerpo. Conocía esa habitación, la cama, el edredón, hasta el estucado de las paredes y ese cuadro al fondo. Era imposible pero ahí en la pantalla estaba la habitación de mis padres. Tuve que levantarme de la cama y encender el ordenador para comprobar los detalles en una pantalla más grande.



Detalle por detalle, cada mueble reflejado en el enorme espejo que ocupaba las puertas del armario empotrado. Allí en el medio de pie sobre la cama una impresionante morena. El móvil con el que se había hecho la foto tapaba su rostro de forma estratégica. Su cuerpazo voluptuoso enfundado en un body de encaje muy escaso que desnudaba su cadera y le dejaba un impresionante escote entre sus pechos talla cien. Una milf perfecta. Y yo sabía su talla por que había curioseado en sus cajones sus sujetadores.



En la siguiente foto la morena con la cara pixelada vuelta hacia la cámara aparecía a cuatro patas luciendo su culazo en el tanga que la prenda dejaba. Aumenté el tamaño de la imagen en pantalla hasta poder ver una marca de nacimiento que mi progenitora tenía en la parte alta del muslo. Eso lo había visto muchas veces cuando Sara llevaba bañadores y bikinis en la playa o la piscina.



¡Joder!, sabía que mi madre estaba buena con su tripita plana y su figura de reloj de arena pero en aquellas imágenes posaba completamente lasciva. Una foto más acostada boca abajo en la que su culazo se apreciaba de maravilla. Viendo todo eso no me quedó mas remedio que reanudar la paja que había interrumpido por el sobresalto.



¡Un momento! ¿De dónde demonios había sacado Sara ese body?, no recordaba haber visto prenda tan provocativa entre su lencería y mira que la había revisado veces. ¡Será cabrona! Como una exhalación me lancé a mi propio cajón y allí estaba bien doblado y recién lavado pues yo me lo había puesto el fin de semana anterior.



¡Si a esa zorra le quedaba mejor que a mí! su cuerpo mas voluptuoso lo llevaba mejor. Sus tetas dos tallas mayores que las mías quedaban preciosas, mas de la mitad asomaba por el escote. Y su culo se veía espectacular enmarcado en el encaje. Me lo iba a dar de sí.



Una foto más donde se había sacado las tetas por el escote en uve y juntándolas las amasaba con sus manos mostrando el pezón grande y oscuro entre sus dedos, ni se había quitado la alianza. Y yo me sorprendí a mi misma terminando de hacerme el dedo ante las fotos de mi querida mami y llegando a un fantástico orgasmo. Sacándome el short para dejarlo colgado de una sola de mis rodillas.



Chorreando ante la pantalla de mi ordenador, mojando mi escaso tanga. Acariciando mi clítoris, llevando el dedo a la lengua para saborearme. Frotando los labios de la vulva con dos dedos y luego penetrándome con ellos hasta correrme.



Las imágenes iban acompañadas de un sencillo texto donde explicaba que buscaba una chica para ella y para su marido. Una chica bisex con la que follar y que ofrecerle a él como regalo de aniversario.
Todo ello era un shock para mí, por una parte me sorprendía esa actitud en mis padres que nunca se habían mostrado demasiado liberales ante mí.



Tampoco es que fueran muy retrógrados, solo parecía que el sexo no les importaba mucho, vaya eso solo eran apariencias. Ni pensaba que a mi madre le fuesen las chicas hasta ese momento. Nunca la había visto mirar a otra mujer de forma lasciva o soltar un comentario sobre el físico de alguna fémina.



Quizá sólo querían experimentar, y nunca habían hecho nada así, no lo sabia. Por otro lado me ofendía que buscasen fuera lo que ya tenían en casa y no se habían dado cuenta, una jovencita morbosa encantada de cumplir con todas sus fantasías licenciosas.



Quizá fuera por mi causa, por mi actitud desinhibida y por la escasez de mis atuendos con los que me paseaba por casa y para salir, provocativa, por lo que habían decidido ampliar horizontes. Puede que fuera yo la que les había empujado a tener esas fantasías.



Visto que ellos ya estaban abiertos a esas posibilidades era yo la encargada de que las cumplieran conmigo. No me daría ningún reparo. Es más me ponía como una moto al pensar en compartir su cama. Solo de pensar en tener a mi padre follando mi coñito mientras yo lamía el de mi madre me excitaba a punto del orgasmo.



Dudaba si contactar por la página o provocarles aún más en casa hasta que no pudieran aguantar más y se lanzaran sobre mi caliente cuerpo. Pensaba en algo así como ir en top less directamente o con un tanga que dejara el culo al aire para estar con ellos.



Me decidí por una estrategia mixta y hacer las dos cosas. Después de marcar su anuncio como uno de mis favoritos para meditar un poco mas en la respuesta que le daría. Empecé a seleccionar entre mi ropa lo que dejaría de usar por casa para lucir más de mí piel.



Mientras hacía eso podía pensar en una buena respuesta a su anuncio. Empezar con algo neutro cómo si no me hubiera dado cuenta de que eran ellos. No saltar a la yugular y asustarlos.



Cómo hacía calor la parte de casa no fue difícil. La primera vez que salí de mi cuarto sin camiseta y me puse a ver la tele con ellos con las tetas al aire a mi padre casi se le desencaja la mandíbula.



- Nena ¡ponte algo encima, por favor!



-¡Pero si hace mucho calor! Tú no llevas camiseta y no te decimos nada.



- Pero yo soy un hombre y no tengo tetas.



- ¡Si que tienes y pezones y todo!



Tuvo que mediar mi madre en la disputa que iba medio en serio, medio en broma.



- Tú, deja a la niña en paz. Y tú, intenta no levantar pasiones ¡hija!



El tono de mi madre tampoco iba muy en serio, y además me estaba mirando los pechos descarada. Así que me salí con la mía y me pasé toda la tarde con las tetas al aire. Solo tapada con el short de lycra. Un par de horas más tarde mi madre se animó a imitarme enseñándonos a los dos sus preciosos melones. Era la primera vez que se las veía al natural de frente y tan cerca.



Alguna vez había tenido un vistazo fugaz mientras se cambiaba y las había visto en las fotos de la web. Me di cuenta que ya tenia una aliada en mi propio campo. Acalló las propuestas de mi padre con un:



- Como si no me las hubieras visto y tocado nunca.



Al día siguiente cambié el orden de las prendas. Me puse camiseta, reducida y sin sujetador debajo, eso si. Pero de cintura para abajo lo único que llevaba era un reducido tanga rojo que dejaría ver el vello de mi pubis si me hubiera dejado alguno. Al verme así mi padre estuvo a punto de la apoplejía. Si el día antes ya le salía humo por las orejas, esa tarde al verme el culo desnudo la sangre se le fue directamente al sitio que yo pretendía.



Sara volvió a apoyarme aunque no le hizo falta insistir mucho. Cuando volvió de la cocina otra vez con las tetas al aire Mario se quedó sin argumentos. Yo me pegué al cuerpazo de mi madre y le di un largo, húmedo y cariñoso beso en la mejilla. Haciéndole notar la dureza de mis tetas en su brazo.



Para entonces ya tenía pensado lo que les iba a escribir por la página web. Me haría la despistada. Presentándome como una jovencita a la que había llamado la atención su anuncio y sus fotos. Al principio solo un mensaje de texto.



Por las fotos publicadas en mi perfil no me reconocerían. No las había hecho en casa sino en la playa y con un bikini prestado por una amiga muy muy pequeño que mi madre nunca había visto o lavado. Lógicamente mi amiga me había dejado el reducido bañador y no solo eso. Me había hecho las fotos en las que enseñaba las tetas y el coñito apartando la tela. Yo le hice a ella algunas fotos del mismo estilo Y luego lo habíamos pasado muy bien juntas.



- He visto tus fotos y me has parecido muy morbosa y guapa. Soy bisexual y me gustaría conocer a una pareja interesante.



Envíe el mensaje y ese mismo día ya tuve la notificación de que Sara, suponía, había visitado mi perfil. Pero no contestó hasta que mi padre volvió por la tarde del trabajo y pudieron hablar tranquilos un rato más tarde. Eso me confirmó que no era cosa solo de mi madre, que los dos estaban en el ajo. Su respuesta me animó aún más.



- Nos has parecido una chica muy sexi estaríamos encantados de conocerte mejor.



Bueno, ahora tenía que subir las apuestas. Al día siguiente cuando mis padres estaban desayunando en la cocina salí de la ducha con la única indumentaria de una toalla atada en la cabeza recogiendo mi melena. Meneando las tetas y la cadera, orgullosa de mi xoxito depilado fui a recoger mi taza de café.



Mi madre llevaba como única vestimenta un sencillo tanga de algodón que no le tapaba prácticamente más que los labios de la vulva. Mi padre un ajustado bóxer de lycra que empezó a abultar según yo me paseaba del frigorífico a la mesa.



Era sábado y ninguno de los dos trabajaba. Mi exhibición descarada les había dejado sin palabras aunque ellos no llevaban mucha ropa encima. Al final fue Sara la que saltó pero después de un buen rato recreándose en mi desnudez.



-¿No piensas ponerte nada encima?



- Hace mucho calor. Luego me pondré algo fresquito.



Esa semana le había vuelto a pedir prestado el bikini de las fotos a la amiga que me las había hecho. Mi amiga había pedido su precio por el préstamo que pagué encantada, nos montamos un sesenta y nueve sobre su cama.



Volviendo a la mañana con mis padres me divertí torturando un rato más a Mario paseando el culito delante de sus ojos y de vez en cuando arrimándolo a su polla o a su cuerpo. O inclinándome sin doblar las rodillas les dejaba ver los labios de mi vulva. Sabía que ambos me miraban y me exponía más separando los muslos sentada a un lado de la mesa de la cocina.




Cuando terminé el café pensé que era hora de terminar con la broma y ver si ellos eran capaces de reconocer el bikini. Solté la toalla y deje la melena suelta caer por mi torneada espalda. Meneando el culo me fui para la habitación a ponerme la diminuta prenda. Por el pasillo les oía.




- ¿No se ha vuelto muy descarada la nena?




- Déjala, es joven y tiene que disfrutar. Nosotros lo hacíamos a su edad o ya no te acuerdas.




- Claro que me acuerdo y por eso esta ella aquí. Por lo bien que lo pasábamos juntos.



- Creo que ella tiene más cabeza que nosotros. He visto los condones en su cajón.



- Eso espero por que con lo buena que está se la tienen que comer viva. Espero que nos haga abuelos a nuestra edad.



- ¡Así que tu también te has fijado!.



- Como para no fijarse si nos lo ha enseñado todo. Y suéltame la polla que como salga se va a dar cuenta que la tengo empinada.



- Pues claro que se va a dar cuenta si es ella quien te la ha puesto como un leño. ¿ No te gustaría que la que contestara al anuncio fuera como ella?.



- Por lo que hemos visto se le parece mucho pero creo que la nuestra es más guapa. Como para que no se me ponga dura si me ha pegado el culo al nabo varías veces. Y tú tienes el xoxito empapado cielo. Ese tanga está bien mojado.



Los oía desde mi cuarto pues había tenido la precaución de dejar la puerta abierta. Mientras me ponía el bikini y buscaba en el cajón el body de encaje para mi madre. Este lo llevaría en la mano pero oculto tras la espalda. Aunque hice ruido al caminar por el pasillo casi les pillo juntos metiéndose mano. Tan ocupados estaban. De un bote se separaron justo cuando yo atravesaba la puerta de la cocina. Me quedé en el quicio sacando pecho y con las manos juntas detrás de la espalda.



Solo tardaron un segundo en reconocerme. A Mario se le desencajó la mandíbula mientras su polla que era lo que yo estaba mirando daba un bote bajo su pegado bóxer. Sara me miraba con una increíble cara de vicio.



- Bueno parece que ya habéis caído. ¿Os gusta la chica que habéis conocido en la página web?



- Cielo ya sabrás que nos preces preciosa, pero ¿como vamos a hacer esa barbaridad?



Mario como siempre intentando poner un poco de cordura y cortando la diversión. Le lancé el body a Sara que lo recogió sobresaltada. Reconociendolo de inmediato con una lasciva sonrisa. Sin mediar más palabra por su parte se sacó el tanga que tenía puesto. Tan sensual como siempre empezó a ponerse la prenda que yo le había llevado. Al vivo le quedaba mejor que en las fotos.



Pero mimosa me senté sobre los muslos de mi papi. Rodeé su cuello con mis brazos y empecé a darle besitos en su carrillo subiendo despacio hacia su oreja. Mi culo desnudo desnudo por el mínimo tanga estaba muy cerca de su durísima polla.



Mi madre una vez que había admitido que no le disgustaba la idea poniéndose mi body me había dejado a mi suerte. Igual debía haber empezado con ella a solas y luego entre las dos intentar convencer a mi padre. Pero ya no podía echarme atrás. Al llegar a la oreja de Mario la besaba y lamía mientras le decía.



- ¿Para qué vas a buscar fuera lo que ya tienes en casa? ¿Quién te, os va a querer más que yo?



- pero si te doblamos la edad. ¿Como te vas a fijar en nosotros?



Poco a poco se rendía, ya no decía que era mi padre. Mientras le pasaba mi teta apenas cubierta por el pequeño sujetador por su torso poderoso. Frotándome descarada con su cuerpo.



- Vosotros estáis muy buenos, cualquiera de mis amigas o chicas o chicos de mi edad follaría con vosotros. ¿Y no era eso lo que pedíais por Internet?



- Bueno si, pero teníamos pensado alguien más mayor. De unos treinta o algo así.



-¿Y no es mejor lo que tienes encima? papi.



Por fin puso sus manos sobre mi piel. Echó mano a mi culito y se rindió a la evidencia. La otra mano acariciaba mi muslo con ternura y cariño.



-¿Seguro que tú lo quieres? cielo



- Nunca había estado tan convencida en mi vida.



Echó una mirada por encima de mi hombro a mi madre que le sonrió para darle ánimos. La mano del muslo subió a mis tetas que dejó al descubierto apartando las copas del sujetador. Pellizcó con suavidad mis pezones mientras su boca ya liberada de complejos buscaba la mía.




Le di mi boca, mi lengua y mi saliva. Y puse todo mi corazón en ese beso, y mucha lascivia. Acariciando su cabeza, revolviendo su cabello dejé que nuestras lenguas se cruzaran dejando caer saliva sobre nuestros pechos desnudos. Sus fuertes manos acariciaban con ternura la piel de su hija.



Sara mirándonos había apartado la tela del body de su coñito. Como en alguna de las fotos que había visto se estaba haciendo un dedo, excitada por lo que hacíamos.



-Ya que nos hemos decidido. ¿Por qué no volvemos a la cama?



Nos dijo mi madre. Mario me cogió en brazos como cuando de niña me llevaba dormída a mi cama. Pero esta vez con mis brazos rodeando su cuello me llevaba a la suya. Sara caminaba detrás esperando su momento para colaborar. Estaba deseando quitarle el boxer a su marido. Lo hizo en cuanto este me arrojó sobre el colchón.



Aún estaba deshecha, su olor, su sudor, el de ambos, todavía impregnaba la sábana. Me los quedé mirando mientras mi madre le bajaba el calzoncillo a mi padre y de allí saltaba dura como acero templado su polla. Le puso una mano en el pecho para que se quedara quieto mirándonos.



- Ahora me toca a mí.



Sara se vino encima de mí, con sus tetazas aún cubiertas por el encaje sobre las mías. Ahora era ella la que buscaba mis lascivos besos. Su lengua cruzándose con la mía y dejando caer saliva en mi boca. Nunca, ni en mis mas viciosos sueños hubiera pensado que mi madre pudiera ser tan guarra, hasta que vi la página web, claro.



Ansiaba volver a mamar de esos pechos. Así que bajé los tirantes de la prenda para desnudarlos. Haciendo que se incorporara lo justo para mordisquear esos pezones duros y que asomaban casi un centímetro. Ella aprovechó para librarme del sujetador que completamente descolocado ya no tapaba nada de mis tetas.



Mí padre sin perder detalle se acariciaba el nabo con parsimonia esperando por un agujero en el que meterlo. Ahora era la lengua de mi madre la que recorría mi piel bajando por mi anatomía. lamiendo mis axilas suaves, besando mis tetitas, metiendo la lengua en mi ombligo. Seguía despacio haciéndome desear más de su experiencia con chicas.



Separando bien los muslos dejé que se acomodara entre mis piernas. Las levanté para darle cómodo acceso a toda la zona. Enseguida ella agarró mis nalgas. Un segundo más tarde tenía su lengua entre los labios de mi vulva buscando el clítoris. Y yo gimiendo como una loca. Bajó por el perineo hasta clavarla en el ano. Y así me corrí, como no lo había hecho nunca. la carita de mi madre con mis jugos y soltando un grito que esperaba no hubieran oído los vecinos.



-Ven papi, arrima esa polla que quiero probarla.



Se arrodilló sobre el colchón junto a mi cabeza mientras mi madre seguía en busca de mi segundo orgasmo. Una larga lamida a sus testículos le hizo soltar un fuerte gemido. Me dediqué un buen rato a chuparlos como mis caramelitos. Antes de subir con las lengua por el tronco de la polla.



Aquello estaba duro, marmóreo. Era un gustazo recorrerla con mi lengua. Lamerla como si fuera un polo de helado. Hasta que pude meterme el glande en la boca. Apenas me cabía nada más, dado su tamaño y consistencia. Jugaba con la lengua acariciándolo y apretándolo contra mi paladar.



Pero lo quería en mi coñito, aunque deseaba probar el sabor de su semen. Lo necesitaba primero en mi chocho. Mi madre previsora había sacado condones de su cajón. A saber con quién los habían usado pues ella tenía hecha una ligadura de trompas hacía unos años. O puede que como el body fueran un préstamo de mis cajones. Si me descuido no llego a ver como se lo calzó con una inusitada pericia.



Tuvimos que reorientarnos. Para poder disfrutar las dos de las atenciones de mi padre. Sara me dejó la polla encantada. Lo hicimos tumbar boca arriba y yo despacito me fui clavando su rabo en el chichi. Dejándome caer sin prisa sobre su cadera. Disfrutando cada segundo de aquel momento inolvidable.



Mi madre más acostumbrada a que la acariciara fue a sentarse sobre su cara. Dejando que Mario la acariciara con la lengua. Su coñito y culo recibió sus atenciones. Nosotras de frente nos mirábamos a los ojos con cara de lobas. Un segundo antes de que yo lo hiciera Sara se lanzó a lamer mi lengua y meter la suya en mi boca hasta la campanilla. Aún pude saborear algo de mis jugos entre sus labios.



Sus manos no paraban de acariciar mis tetitas duras y las mías de amasar sus voluptuosos melones. Mientras iba de orgasmo en orgasmo con la polla de Mario clavada en mi interior. Mis nalgas apoyada en sus muslos, notando sus huevos casi en mi ano y moviendo mi cadera adelante y atrás.



Sé que mi madre se estaba corriendo tanto como yo pues a cada orgasmo corría el riesgo de perder la sin hueso entre sus dientes. Así perdía el control, cerrando la boca sobre mi lengua.



Al fin mi padre se corrió dentro del condón, dentro de mí y ambas nos derrumbamos a sus costados sin dejar de acariciarnos los tres.



- Ha sido maravilloso. Sois unos amantes excepcionales. ¿Como es que nunca me había dado cuenta de que os gusta tanto el sexo,



- Siempre hemos tenido cuidado de hacerlo cuando no estabas, o fuera de casa o bien dormida. Pero siempre nos ha gustado mucho y lo hemos disfrutado.



- Pero seguro que no es el primer trio que hacéis.



- Hacia tiempo ya. Pero si hemos estado con más gente en una cama. A veces más de uno a la vez.



Me estaba quedando ojiplática con esas confesiones y quería enterarme de todos los detalles. Además de esperar a que mi padre se le volviera a poner dura para disfrutarla de nuevo. También deseaba comerle el coñito a Sara. Lo que en realidad fue algo simultáneo. Mientras saboreaba a Sara, el aparato de Mario al vernos juntas recuperaba la verticalidad.



No he de decir que repetimos muchas veces cuando nos apetecía tener sexo en casa. Que yo he llegado a disfrutar de algunos de sus amigos y ellos de los míos. Ver a mi padre chupando otra polla o follando un culo de chico ha sido de lo más morboso que me pasado nunca. Aún más que los tríos con los dos y ya es decir.









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