Parte 2:
Noche 49
Por la noche me despertó el sonido que ya tanto conocía. Mi compañero estaba masturbándose. Esta vez estaba nervioso debido a lo que había visto la noche anterior y me asomé a mirar, como ya era costumbre.
Hoy era un poco extraño ya que los dos estaban cubiertos hasta el cuello, cosa que era rara para mi compañero. Pude ver como un bulto se levantaba y bajaba en la entrepierna de mi compañero de piso. A primera vista hubo una cosa que me llamó mucho la atención; se estaba masturbando con su mano izquierda, cosa que era raro al ser el diestro. Además, la mano estaba envuelta en las sábanas, cosa que me pareció extraña. Después de mirar un tiempo me fijé mejor en la postura de mi novia y me noté el detalle de que no podía ver su brazo derecho… Un pensamiento inundó mi mente ¿y si era mi novia la que le estaba masturbando bajo las sábanas? Con la poca visibilidad que tenía no podía confirmarlo. Los celos me comían por dentro pero no podía hacer nada excepto mirar sin llamar la atención. En ese momento mi compañero se removió y se destapó la manta hasta la entrepierna, cosa que me permitió ver su enorme polla rodeada por una mano que no podía distinguir claramente…
Continué viendo como esa mano tapada subía y bajaba, cada vez más rápido, ¿era la de mi compañero o la de mi novia? Subía y bajaba… Tanto mi novia como mi compañero se mantenían inmóviles boca arriba y con los ojos cerrados. Subía y bajaba cada vez más rápido… El cuerpo de mi novia empezó a temblar ¿o era debido al movimiento de la cama? No podía saberlo. Sin yo esperarlo, llegó el momento álgido y, junto la respiración agitada de mi compañero, empezaron a salir chorros de semen a una presión increíble, algunos de los cuales fueron al cuerpo de mi compañero y algunos encima de la sábana que cubría a mi novia… Estaba embobado mirando el espectáculo cuando, de forma inesperada, la mano dio un par de sacudidas más, cosa que provocó que mi compañero dejara ir un gemido, como sorprendido, y que salieran dos chorros más de leche a gran potencia. Por desgracia, esta vez fueron a parar directamente a la cara de mi novia, que al estar dormida no reaccionó. El primero le fue directo al pelo y a los ojos, el segundo, un poco menos potente, le dio en toda la mejilla, boca y mentón. No me lo podía creer.
Mi compañero, que parecía que no se había dado cuenta de lo que acababa de pasar, se dio la vuelta y se puso a dormir, yo no sabía que hacer, viendo la cara de mi novia cubierta del semen de otro hombre… Mi novia, dormida, se giró de manera que no podía verle la cara y siguió durmiendo. Yo intenté dormir, pero me di cuenta de que estaba completamente empalmado, me hizo mucha rabia que mi cuerpo reaccionara de esta forma, no entendía que le pasaba a mi cuerpo ni porqué reaccionaba así. Después de intentar dormir un poco y no conseguirlo, tuve que recorrer a masturbarme intentando sacar esas imágenes de mi cabeza, aunque no lo conseguí. La verdad es que hacía mucho tiempo que no me corría tan fuerte.
Noche 50
Como era de costumbre se empezó a escuchar el sonido de la paja que se estaba haciendo mi compañero. Hoy estaba el ambiente más silencioso de lo normal, demasiado silencioso. Me di cuenta de que estaba otra vez completamente empalmado pensando en lo que podía estar pasando. No aguanté ni cinco minutos hasta que finalmente me acerqué muy silenciosamente al borde de la cama y me dispuse a mirar.
Los dos estaban boca arriba, ojos cerrados y tapados con la sábana hasta la cabeza. Estuve un rato mirando, pero no parecía que pasase nada, no había ningún movimiento sospechoso. Estuve diez minutos aguantando la respiración, con un nudo en el estómago, observando. Finalmente, se me empezó a quitar el nerviosismo y decidí ir a dormir, pero justo cuando me disponía a alejarme atisbé un ligero movimiento debajo de las sábanas.
¿Podía ser que la mano de mi novia se hubiese movido hacia el paquete de mi compañero? No tenía manera de saberlo. Otra vez con un nudo en el estómago, esta vez mucho más fuerte, me quedé helado mirando.
Poco a poco pude ver cómo, debajo de la sábana, en la zona donde se encontraba el miembro de mi compañero de piso, se empezaban a notar ligeros movimientos, como caricias o jugueteo. Poco a poco se empezó a empalmar y a formar esa pirámide de tela que ya conocía demasiado bien.
El ritmo fue aumentando y, supongo que por la luz de luna que entraba por la ventana, hoy tenía una visión más clara que nunca de la situación. De golpe dejó de masturbarse, yo me quedé congelado y aguanté la respiración para no llamar la atención.
Lo que pasó después acabó de confirmar mis miedos más profundos.
Mi novia, susurrando, se removió en su sitio y dijo algo sobre el calor. Se quitó la sabana y, con un rápido movimiento, se quitó la parte de arriba y se quedó con los pechos completamente desnudos. Los miré anonadado y excitado, pero lo que pasó después ya fue la gota que colmó el vaso. De otro movimiento, mi novia le bajó la sábana hasta las rodillas a mi compañero de piso, lo que dejó completamente al descubierto su enorme polla, apuntando directamente hacia arriba, hacia mi cama y, sin perder ni un momento, la pequeña mano de mi novia rodeó ese pene que tenía al lado y empezó a masturbarlo.
Podía ver perfectamente como la mano derecha de mi novia, que no llegaba ni a rodear por completo la circunferencia de la polla que tenía agarrada, masturbaba suavemente a su compañero de cama. Pude ver sin dudar como le masajeaba la polla a un ritmo que yo ya conocía muy bien, pude ver como aumentaba el ritmo a medida que pasaba el tiempo y como mi compañero se retorcía de placer. Pude ver el vaivén de las tetas de mi novia a la luz de la luna y pude notar como se mecía la cama con cada movimiento que ella realizaba. Llegó el momento que yo más temía. La respiración del hombre que tenía debajo se empezó a hacer más entrecortada, los movimientos de mi novia cada vez más rápidos, mi polla cada vez más dura, las tetas de mi novia se movían de arriba abajo de manera hipnotizante con los pezones completamente duros, pude ver como mi compañero de piso tenía la cara girada hacia estas, pero no pude ver si tenía los ojos abiertos.
Se hizo el silencio. Mi novia apuntó ese enorme pene hacia sí misma y, entonces, mi compañero se empezó a correr. Los chorros de semen fueron directos a la cara de mi novia, le dieron en la frente, la boca, la nariz y las mejillas… luego los siguientes disparos, con menos potencia, fueron a bañar sus tetas y barriga.
El cuerpo de mi novia estaba completamente cubierto por el semen de otro hombre, y había pasado delante de mí. No pude más y me corrí sin ni siquiera tocarme, después supongo que entré en estado de shock y no recuerdo muy bien que pasó.
A la mañana siguiente me desperté y ella ya se había marchado. No me pude concentrar en clase y estuve todo el día pensando en la bronca que le iba a meter cuando nos viésemos. ¿Cómo me podía haber traicionado así? Por suerte era el último día del curso antes de las vacaciones de navidad y no había mucho temario importante.
Cuando llegué a casa, aproveché que estábamos solo mi novia y yo y salté.
- Oye, necesitamos hablar sobre lo que pasó anoche.
- ¿Qué pasa? ¿Por qué estás tan serio? Dijo ella.
- Ayer por la noche, escuché ruidos raros y vi lo que hiciste con mi compañero de piso mientras yo estaba arriba en la litera.
Ella se puso seria.
- ¿Ah, eso? Solo le estaba haciendo un masaje. Necesitaba relajarse… Dijo poco convencida.
- ¿Cómo que masaje? ¡Vi cómo le hacías una paja! Dije, perdiendo los nervios. Las lágrimas se me empezaban a escapar y ella también empezó a sollozar.
Estuvimos hablando un buen rato y ella me explicó que hacía unos días que no podía dormir ya que él se masturbaba a su lado y que, una vez se cansó y le interrumpió para pedirle que parara. Se ve que mi compañero le dijo que él nunca se masturbaba por sí sólo y que era su exnovia la que se ocupaba de sus “necesidades”. Después me explicó que llegaron al acuerdo de que ella se ocuparía de eso con la condición de que no dijese nada y que la dejase dormir después y así podría seguir durmiendo en esa cama hasta que acabasen los exámenes.
Me quedé helado de la ira. El muy cabrón se había estado aprovechando de la buena fe de mi novia… ¿Qué no se sabía masturbar? ¡Anda ya! Por desgracia nos enteramos de que mi compañero ya se había ido del piso durante todas las vacaciones y no le veríamos en las próximas semanas, por lo que no podríamos hablar inmediatamente.
-----------------------
Pasaron las navidades y volvimos a la normalidad. No me vi capaz de sacar el tema directamente cuando vi a mi compañero, pero por suerte mi novia ya había hecho los exámenes y volvía a dormir conmigo… O como mínimo fue así durante la primera semana.
Después de pasar una semana durmiendo poco por el poco espacio y los ejercicios nocturnos de mi compañero, me encontré a mi novia llorando sola en la cocina un viernes cuando volvía de clase.
- ¿Qué te pasa? Le pregunté.
Ella me miró, sin poder formar las palabras. Estuve un rato calmándola.
- Tengo que ir a recuperar tres asignaturas. Consiguió decir finalmente, no sin dificultad.
Me quedé petrificado.
- Necesito volver a dormir en la litera de abajo. Lo siento.
Noche 66
Era la primera vez que volvían a dormir juntos después de lo que pasó la última vez y yo estaba nerviosísimo. Notaba un nudo en el estómago que no me dejaba dormir. Durante toda la noche estuve mirando constantemente, con ansiedad por si pasaba algo, pero finalmente no pasó nada. El siguiente día lo pasé mal del sueño que tenía, pero estuve más tranquilo.
Noche 67
Cuando llegó la noche me volvió la ansiedad y tampoco pegué ojo. Otra vez estuve toda la noche mirando a cada rato, vigilando que no pasara nada. Por suerte tampoco pasó nada, simplemente se acercaron un poco más que la noche anterior, pero era normal supongo, ya que la primera noche debían estar nerviosos
Noche 68
Esa noche me fui durmiendo a intervalos. El sueño me podía, pero de vez en cuando me despertaba de golpe y me ponía a mirarlos. Una vez cuando me desperté, se había puesto inconscientemente a hacer la cucharita, pero nada más… y me volví a dormir. Conseguí dormir un poco pero no fue para nada reparador, al día siguiente estaba cansadísimo y notaba en los huesos todo el cansancio que acumulaba.
Noche 69
Al fin esta noche me pudo el sueño. Dormí profundamente durante lo que me parecieron horas. Tuve un montón de sueños, muchos de ellos eróticos y, en mitad de la noche, me desperté. Miré para abajo y me extrañó no ver a mi novia. Desconcertado, la busqué por la habitación y no la encontré. Un poco más calmado me dispuse a dormir… pero escuché un extraño sonido. Me asomé para confirmar mis sospechas y lo vi. Mi compañero había aprovechado que mi novia no estaba para empezar a masturbarse, como siempre. Pensé que, como mínimo, se le debía tener en cuenta la cortesía de esperar a que se fuese mi novia antes de empezar. Después de pensar eso no pude dejar de fijarme en un detalle. El sonido que escuchaba era muy diferente al que estaba acostumbrado… era casi… ¿húmedo?
El bulto de las sábanas en la entrepierna de mi compañero también era muy diferente, era mucho más grande. Grande como una cabeza, pensé. ¿Era eso posible? El miedo me invadió y pensé en moverme para tener un mejor ángulo y confirmar mis más grandes ansiedades ¿Le estaba haciendo mi novia una mamada? La duda me carcomía, pero no supe cómo reaccionar ni cómo colocarme para ver mejor el espectáculo sin que se notara. Mi compañero de piso parecía estarlo gozando como nunca. Incluso tenía las dos manos bajo las sábanas. El bulto de debajo de las sabanas subía y bajaba lentamente, como jugando y mi compañero parecía estar muy interesado en mirarse el miembro debajo de las sábanas. En mi cabeza no había ya duda. Mi novia había sucumbido a la tentación y le estaba haciendo una felación a esa enorme polla que dormía a su lado. Escuche como esos sonidos húmedos iban haciéndose cada vez más intensos, como la respiración de mi compañero se volvía rápida y entrecortada, como el bulto se movía cada vez más rápido y con más intensidad y como, finalmente, mi compañero empezó a correrse, intentando contener un gemido inútilmente. Mi compañero se empezó a retorcer en la cama, imaginé como sus fuertes manos apretaban la cabeza de mi novia contra su pelvis, clavando su glande hasta la garganta y dejando ir poderosos chorros de semen como los que yo ya había visto en las noches anteriores. Finalmente, incluso me pareció escuchar como si alguien tragara… Y tragara otra vez… Y otra vez y finalmente una vez más.
Mi compañero se relajó y me dirigió una mirada, yo rápidamente me hice el dormido y, de lo cansado que estaba, me dormí.
Al despertarme por la mañana todos mis recuerdos estaban borrosos. ¿Había sido un sueño? No, pensé. Estaba casi seguro de lo que había pasado y lo tenía que hablar con mi novia.
Después de desayunar le saqué el tema a mi novia y ella se río.
- ¿Qué dices? Si yo ayer tuve mala noche y estuve en el lavabo todo el rato. Dijo ella
- ¿A si? – Dije, no muy convencido
- Sí, sí. No tengo ni idea de lo que me hablas.
- ¿Y como es que sonaba tan diferente?
- Pues yo que sé, se estaría masturbando con lubricante o algo. No pensaba que eras tan celoso, deja de ser tan controlador. – Dijo ella enfadada.
- Viendo hacia donde estaba hiendo la conversación decidí dejar el tema e ir a hablar con mi compañero de piso.
La conversación con mi compañero fue un poco diferente. Primero le regañé por volverse a masturbar, cosa que él negó. Luego le dije que le había oído y como es que ahora sonaba diferente, a lo que pude notar un cambio brusco en su actitud.
- ¿Has estado utilizando lubricante para masturbarte? - Le dije. A lo que el abrió los ojos como sorprendido
- Vaya, sí, me has pillado. Como hacia tiempo que no lo hacía pensé en utilizar lubricante para ir más rápido y molestar menos. Lo siento mucho.
- Bueno, que no vuelva a ocurrir. Como mínimo lo has hecho cuando mi novia no estaba en la habitación. – dije.
- Jajajaja Sí, sí. Dijo él.
Continuamos hablando un poco más, pero yo ya no le aguantaba y encontré una excusa para irme rápidamente.
Noche 70
Mi cansancio aún duraba y esa noche dormí mucho. De vez en cuando iba escuchando cuchicheos y me asomaba, pero no estaban haciendo nada. Me asomé un poco y vi que mi compañero intentaba hacer la cucharita, pero le apartaba ligeramente, aunque yo, por su lenguaje corporal, pude intuir que ella también quería.
Durante los siguientes días continuó insistiendo. A mí me enfurecía el comportamiento de mi compañero de piso pero lo que más me molestaba era que mi novia cada noche cedía un poco más.
Noche 73
Esa noche decidí cambiar la estrategia. Les iba a pillar con las manos en la masa.
Compré dos cámaras de video espías por internet y las coloqué estratégicamente para poder ver la cama en dos ángulos que me era imposible ver des de mi lugar habitual. Además, también decidí fingir estar muy enfermo. Me tomé, a la vista de todos, unas pastillas de gominola de esas que imitan a una medicina y comenté que parecía que tenían un efecto somnífero muy potente. Me fui a dormir preparándome para lo que se venía.
Como el resto de los días, mi compañero continuó insistiendo. Ahora, aprovechando que creían que estaba dormido, estaban haciendo la cucharita muy apretados, pero sin hacer nada demasiado sospechoso. Yo los veía por las cámaras utilizando mi teléfono móvil. Escuché cuchicheos, lo que me pareció la voz de mi compañero bromeando y haciendo cosquillas a mi novia. Escuché risas y vi cómo se iban rozando disimuladamente, como quien no quería la cosa.
En la cámara que tenía en la parte inferior de la cama pude ver como el enorme bulto de mi compañero estaba pegadísimo al culo de mi novia, ella debía notarlo clarísimamente en sus nalgas. También vi como mi novia tan solo llevaba un tanga, pero se tapaba la entrada de la vagina con la mano. Siguieron jugando durante un rato, vi como él le metía la mano debajo de la blusa de pijama y la subía hacia sus senos, vi la cara de mi novia, como cerraba los ojos y se mordía los labios, aguantando como podía la lujuria. Cuando me quise dar cuenta, pude ver que mi compañero se había quitado los pantalones y tenía el miembro completamente erecto en la entrada de mi novia, pero ella lo mantenía fuera con su mano, con la que le acariciaba suavemente el glande.
Hubo un momento de silencio y vi como la expresión de mi novia cambiaba.
Se había decidido.
Me hizo varios gestos y me golpeó suavemente para comprobar que dormía, a lo que yo me seguí haciendo el dormido.
Miré las cámaras y lo vi. Ella cogió la enorme polla que tenía entre las piernas y se la llevó a su entrada. Él empezó a empujar suavemente, entro centímetro a centímetro. Pude ver como a mi novia se le ponían los ojos en blanco y se mordía el labio inferior. Lentamente la polla se abrió camino hasta que no pudo más y entonces empezó el vaivén. Notaba como la cama se mecía al ritmo al que se la estaban follando justo debajo de mí y yo lo único que hacía era mirar las cámaras y ver sus caras de éxtasis.
Durante unos minutos el vaivén se fue haciendo cada vez más intenso, y los ruidos más fuertes, podía escuchar como los dos intentaban esconder lo mejor que podían sus gemidos. Vi como mi novia empezaba a temblar de una manera que ya conocía muy bien, se estaba corriendo.
Nunca la había visto corriéndose así. Parecía otra mujer, las piernas le temblaban como si estuviese poseída, pero él no paraba con sus embestidas. Cuando ella cayó rendida, el empezó a acelerar el ritmo i ella giró la cara para mirarle a los ojos. Atento, escuche:
- No tienes condón, no te corras dentro. No te preocupes que te lo voy a compensar.
¿Cómo? Pensé ¿Qué quería decir con eso?
No tardé mucho en descubrirlo ya que él estaba en su límite, ahogando un gemido, sacó rápidamente su polla de la vagina de mi novia y ella se bajó de la cama, arrodillándose. Él se levantó y se empezó a masturbar en su cara.
Yo no podía creer lo que veían mis ojos, mi novia nunca había hecho eso conmigo.
No llevaban ni diez segundos de pie, con mi novia arrodillada y sonriéndole con la boca abierta, que empezó a correrse.
Sentí como mi compañero gemía y salió un primer chorro de semen, que viajó rápidamente y chocó con la lengua de mi novia, el choque redirigió el chorro hacia su garganta y ella tragó inmediatamente.
El segundo y el tercer chorro fueron a su frente y mejillas y le cubrieron completamente la cara de lefa.
El resto no los pude ver ya que mi novia, mientras le miraba fijamente a los ojos, se metió la polla de mi compañero hasta la garganta, prácticamente desencajándose la mandíbula, y solo pude ver como los huevos de mi compañero subían y bajaban con cada chorro que salía de su miembro y como, a la vez, la garganta de mi novia tragaba el semen sin dudarlo ni un momento.
Yo me seguí haciendo el dormido para mantener la coartada, a la siguiente mañana les enseñaría los vídeos y me vengaría… Por desgracia, como pude ver en ese momento, la app que estaba utilizando era una versión de prueba y apenas se habían grabado los dos primeros minutos, donde ni siquiera se habían acostado y por lo tanto no me servía de nada.
Noche 74
Esta noche sería la buena. Ya no podía aguantar la manera en que se comportaban los dos durante el día, casi sin disimular y sin tener en cuenta que yo estaba en esa casa.
Fingí continuar enfermo y no tardaron mucho en empezar. Él movió su mano a la entrepierna de mí novia, que ya estaba húmeda y expectante. La empezó a masturbar y escuche los contenidos gemidos de mí novia durante unos minutos. Luego se pusieron haciendo la cuchara y vi por las cámaras como su enorme pene entraba rápidamente hasta sitios donde yo nunca había llegado. Estuvieron follando en silencio durante un tiempo, yo solo escuchaba el crujir de la cama y un ligero vaivén. Finalmente, mi novia se corrió y pude ver como se sacaba la verga y le decía a mi compañero que se pusiera encima suyo. Mi compañero empezó a masturbarse en su cara mientras ella tenía la boca abierta, ella le miraba fijamente a los ojos con lujuria y el no paraba de masturbarse con violencia, apuntando a su garganta. Parecía que no estaba funcionando, él parecía tener una estamina infinita a mi parecer. Finalmente mi novia tomó las riendas y se puso la polla entre sus tetas y empezó a masturbarlo con estas, mientras tenía la punta dentro de la boca.
Su pene era tan largo que ella podía masturbar su base con los pechos mientras le lamía el glande con la boca. No pude evitar admirar esa miembro, ya que lo que estaban haciendo era completamente imposible con el mío.
La técnica pareció funcionar, ya que mi compañero de piso no tardó en empezar jadear y a correrse a borbotones en la boca de mi novia, que tragó su semen con ansia, aunque mucho le salía por las comisuras de los labios entre trago y trago.
Me sentí muy triste al ver a mi novia disfrutar así del sexo, aunque a la vez estaba fascinado con sus habilidades. Al ir a ver el video me di cuenta de que con la emoción no me había acordado de darle a grabar…
Noche 75
Esa misma tarde me aseguré de que las cámaras grababan y que estaban guardando el video correctamente. Todo estaba listo para la vez definitiva.
Todo empezó como de normal, yo me hice el enfermo y me fui a dormir. Media hora más tarde entraron los dos por la puerta. Esta vez ya ni estaban disimulando, mi novia entró sin la parte de arriba, con las tetas al aire, y comiéndole la boca. Se estiraron rápidamente en la cama inferior y quedaron claramente en el foco de mis cámaras. Se desnudaron apresuradamente y ella procedió a hacerle una mamada intensa, mientras el se acababa de desnudar. Después procedieron a hacer un 69, del cual pude ver los dos ángulos. Los dos se corrieron de manera sincronizada en esa posición y pude ver como la vagina de mi novia se contraía y dejaba ir sus flujos en la cara de mi compañero, mientras que, por su lado, la verga de él hacia pulsaciones mientras disparaba su semen a la garganta de mi novia. Ya ni siquiera disimulaban los gemidos.
Pensé que ya habían acabado, pero ella continuó chupando hasta que, poco después, se volvió a empalmar. Entonces se puso a cuatro patas y él empezó a follarla por detrás con violencia, moviendo estrepitosamente la cama, que pensé que se podría llegar a romper y haciendo muchísimo ruido. Ahora los dos gritaban de placer y cada vez que él la penetraba hasta el fondo, se escuchaba el fuerte chasquido de sus cuerpos chocando. Después de un tiempo así, decidieron cambiar de postura y se colocaron haciendo el misionero. Él estaba boca abajo, penetrándola rápidamente y gimiendo cada vez más fuerte. Ella estaba mirando hacia arriba gritando de placer. Por algún motivo, no pude evitar querer mirar esa escena en persona y me incliné, mirándolos con mis propios ojos. En ese momento se encontraron nuestros ojos.
Mi novia me miró fijamente, sin parpadear, mientras el continuaba follándosela, me sonrió y acto seguido, sin dejar de mirarme, empezó a temblar y a correrse.
- Me corro. - Dijo mi compañero de piso
Hizo el amago de empezar a salir, pero ella cerró con fuerza las piernas alrededor de su cintura y se lo impidió. Entonces él empezó a correrse salvajemente dentro suyo.
Nosotros aún nos mirábamos fijamente a los mientras la llenaban de semen. Pude ver como los testículos de mi compañero de piso subían y bajaban con cada oleada de semen que estaba descargado en mi novia y mi novia finalmente cerró los ojos para disfrutar de esa sensación.
Noche 76
Derrotado después de la noche anterior, me enfrenté a mi novia por la mañana, cuando mi compañero de piso se había ido de casa.
- Como pudiste hacerme esto. -Dije llorando.
Ella me miró y, sin mucha pena en sus ojos dijo.
- No lo sé. Una cosa llevó a la otra y, como ya pudiste ver. Nuestro compañero de piso es un semental. Tengo derecho a saber lo que es un buen orgasmo antes de pasar el resto de mi vida junto a ti, ¿Verdad?
Yo la miré sorprendido de que hablase de nuestro futuro. Pero ella continuó hablando.
- A partir de ahora nosotros dormiremos en la litera de arriba y nuestro compañero arriba. Espero que eso sea satisfactorio para ti.
Me quedé callado y asentí ligeramente. Alegrándome de que mi novia por fin hubiese entrado en razón.
Llegó la noche y, por fin, mi novia y yo nos fuimos a dormir a la litera de abajo, mientras mi compañero se fue a la de arriba. Mi compañero me miró con unos ojos desafiantes antes de subir y darse la vuelta. Le odiaba profundamente.
Por fin todo volvía a la normalidad.
- Pero me voy a vengar. Pensé
Cuando apagamos las luces, y antes de que a nadie le diese tiempo a dormirse, empecé a tocar a mi novia y a restregarme contra ella, para ponerla cachonda.
Iba a hacerle sufrir lo que él me ha hecho sufrir estos meses.
Para mi sorpresa mi novia reaccionó positivamente. Empezó a restregarse y mover su cuerpo sugestivamente. Hacía tanto tiempo que no hacíamos nada que estaba muy cachondo, pero no podía notar que algo no iba bien.
Fui escalando la situación hasta que me di cuenta del problema. No estaba para nada empalmado. ¿Cómo no podía haberme dado cuenta hasta ahora? – Pensé. Muy confundido y asustado.
Mi novia pareció darse cuenta al mismo tiempo que yo y me miró con los ojos muy abiertos y con expresión enfadada.
- ¿En serio? Dijo en voz alta. ¿Después de tanta tontería no te vas ni a empalmar?
Deseé estar en cualquier otro lugar.
Luego escuché una ligera carcajada en la litera superior y noté movimiento encima mío. Mi compañero se había destapado y había encendido la luz. Luego pude escuchar como ese horrible sonido que ya conocía muy bien empezaba de nuevo. Se estaba masturbando.
Mi novia se levantó, aún con el pijama puesto y dijo.
- ¿Tú tienes algo que ofrecer?
Él, sin decir nada, se giró y pude ver como su erecto pene quedaba horizontal sobre el vacío, a pocos centímetros de la boca de mi novia.
Ella sonrió, se bajó los pantalones unos centímetros y se levantó el pijama hasta el cuello, enseñando todo su cuerpo desnudo, y procedió a metérsela en la boca y a chupar.
Yo desde abajo tenia una vista perfecta de mi novia de rodillas en la cama, chupando esa enorme polla, 3 veces más grande que la mía, mientras sus pechos se bamboleaban al ritmo de la mamada y su mano se masturbaba a escasos centímetros de mí.
- Ven, tengo ganas de correrme. Dijo mi novia.
La miré confundido, pero mi compañero de piso no dudó ni un momento.
Yo estaba congelado en la cama mientras él bajaba de la litera superior. Mi novia aprovecho para quitarse la parte de arriba y ponerse a cuatro patas encima de mí, sujetándome por las muñecas y mirándome fijamente.
Mi compañero puso su musculosa figura detrás del culo de mi novia y se arrodilló, dispuesto a follarse a perrito directamente conmigo debajo.
Mi novia me miró con una sonrisa y arqueó la espalda, como invitándole.
Él no espero ni un minuto más y acercó su enorme polla a la entrada de mi novia. dejándola ahí un momento, como para hacerse desear.
- ¡Venga! – Dijo mi novia apresuradamente. No puedo esperar m-
Él la cortó, penetrándola rápidamente. Pude ver como a mi novia se le desorbitaban los ojos en una mueca de placer.
Luego empezaron a moverse sincronizadamente. Yo tenia un primerísimo plano de la cara de éxtasis de mi novia mientras se la follaba ese hombre. Empezó a gemir con fuerza a unos centímetros de mis oídos, sin disimular ni un poco. Se corrió fuertemente y yo creo que hasta despertó a los vecinos.
Yo seguía congelado, pero parecía que mi compañero continuaba teniendo esa estamina inacabable. Apretó la cabeza de mi novia hacia la almohada y la estiro completamente encima de mí. Luego se estiró encima suyo y la siguió follando de esa forma. Me estaba ahogando con el peso de 2 personas más encima. Mi compañero no paraba y yo estaba en medio de todo eso, aún no sé por qué, escuchando todos los ruidos, notando el calor de sus dos cuerpos y viéndolos gozar mientras me ignoraban.
Después de un rato que se me hizo eterno, mi novia se giró encima de mí, reposando su espalda contra mi pecho y abriendo sus piernas para que se la follase en misionero, lo que mi compañero no dudó en hacer.
Estaban los dos abrazados encima de mí, gritando de placer cada vez más fuerte. Notaba como se iban a correr de un momento a otro.
Ese momento que tanto temía llegó.
- Me corro. Dijo mi compañero.
Mi novia le atrapó con las piernas para que no se retirara y el empezó a venirse dentro de ella, por su parte, mi novia al notar los chorros de semen que entraban dentro suyo empezó a correrse también. Se estuvieron corriendo un buen rato, yo notaba como la cama se movía con cada embestida que él daba para que su semilla entrara la más profundo posible, hasta que finalmente los dos se relajaron.
Pensé que por fin había acabado la pesadilla.
- Fóllame el culo. -Dijo ella.
La miramos los dos incrédulos. Él se volvió a empalmar inmediatamente.
- ¿Qué? -Dijo él.
- Siempre lo he querido hacer y ahora creo que es un buen momento. Aún estoy muy cachonda.
Se volvió a poner en posición del perrito encima de mí y mi compañero de piso volvió a su posición original. Pero esta vez iba a explorar lugares donde ni yo había estado.
Ella me miró fijamente a los ojos y puso su cara contra la almohada.
Empezó a penetrarla suavemente. Giré la cabeza y pude ver como mi novia tenia los ojos cerrados y mordía la almohada con fuerza mientras mi compañero la iba dilatando poco a poco.
Se empezó a mover con fuerza y los dos empezaron a gemir. La cama temblaba y yo podía sentir como cada embestida que impactaba sobre el culo de mi nova rebotaba en mi piel.
El ritmo fue aumentando y llegó el momento en que mi novia dejó de morder la almohada para poder gritar libremente. Parecía que sus dos cuerpos se entendían perfectamente. Sus caras cuerpos se aceleraban acercándose al orgasmo mutuo. Entonces lo entendí.
Yo nunca podría darle lo que ella necesitaba.
Mi compañero de piso empezó a correrse y a llenar de semen el culo de mi novia, ella por su lado empezó a correrse como nunca la había visto, sus piernas temblaban y sus brazos fallaron, cayendo su cabeza en mi pecho, derrotada.
Finalmente, al día siguiente decidí cortar con ella, pero se quedó en casa, y continuó follando cada día con mi compañero de piso e incluso haciendo tríos o cuartetos con sus amigos, todo eso mientras yo buscaba otro piso durante las 4 o 5 semanas que me costó encontrarlo.
FIN