Bueno, allá voy. Antes que nada decir que a mis cincuenta y tantos tengo claro que lo que más me gusta en el sexo es tener una polla en la boca. No sé el porqué, pero es algo que me pierde, algo que disfruto muchísimo. Lo que os voy a contar fue en un periodo de tiempo en el que trabajaba en Madrid de lunes a viernes. Una tarde estaba muy cachondo, recordando las últimas pollas que me había comido hacía ya varios años. Había leído un artículo en una web donde se hablaba de unas cabinas de un sexshop donde la gente iba a mamar o ser mamado, así que hice una búsqueda en Google, a ver dónde había en la capital alguno de estos. Entre los resultados, me decidí por uno que se encuentra en unos bajos de la calle Orense. Más que cabinas, era una zona de cruising con diferentes habitaciones con pantallas, a la que accedes pagando una cantidad y ya no necesitas pagar más. Tras una vuelta por la zona, me decidí por una en la que había puesta una película de tríos mmf de tíos con unos pollones espectaculares dándoles por todos los agujeros a unas zorras. Me puse a ver la película mientras me acariciaba el rabo por encima del pantalón. Cuando me di cuenta, se había parado un chico en la puerta que se masturbaba mientras miraba a la pantalla. Me quedé hipnotizado mirando cómo se pajeaba y me puse aún más cachondo viendo esa polla tan tiesa entre sus manos. Le dije si quería pasar y eso hizo, cerrando la puerta tras de si. Se me puso delante y enseguida se la cogí y empecé a darle lametazos hasta que me la metí en la boca para saborearla. Un rabo delicioso con el tamaño justo para mi boca. Se la comí con pasión, entreteniendome en toda su longitud y en sus huevos, que también saboreé a placer. No sé cuánto tiempo estuve disfrutando de esa maravilla de polla. A diferencia de otras veces, no tenía ninguna prisa. Me entretuve en chuparla con pasión, acariciando su huevos, su culo, su pecho.
Creo que debí hacerlo bien, porque en un momento dado me avisó de que se corría. Eso me dio un subidón y empecé a mamarla más profundamente.
De pronto empecé a notar su semen caliente en mi boca y se me escapó un gemido de satisfacción mientras saboreaba mi premio. Seguí mamando mientras me llenaba la boca de leche y la iba tragando poco a poco. Se corrió como un caballo, haciendo que se me escapara algo de su esperma cuando me sacó la polla de la boca, cayendo al suelo una buena cantidad. Le di las gracias por darme su semen y se marchó. Yo salí a beber algo para recuperar saliva y para que me diera el aire. La de pajas que me he hecho recordando este día. Y no acabó ahí porque volví a entrar. Os seguiré contando porque aún me comí dos pollas más y disfruté de lo lindo