Situaciones excitantes en la playa. [Hilo para tratar sobre su temática y NO para contactar]

Muchos se creen que las parejas desnudas o las chicas ya sean solas o en grupo que están en una playa nudista es que quieren ser observadas y/o es que quieren interactuar con alguien. Está gente no sabe apreciar el placer de estar desnudo en la playa bañandose y tomando el sol. En mala comparación es cuando aquí cuentas una cosa o pones alguna foto de tu mujer y ya te están escribiendo para ver cómo se la pueden follar o donde quedamos para que pueda ir yo a verla. Vamos como si te la fueras a jugar con el primero que escribe así sin más.
Totalmente de acuerdo contigo
 
Hace un par de findes fui a la playa y coincidí con una chica con la que hablé hace años por una aplicación, pero en aquella ocasión no surgió el quedar. Hablamos de que a ambos nos gustaba el nudismo y a qué playas solíamos ir (estábamos en una de las citadas). Ella era mayor que yo y ya tenía hijos.

Yo estaba ya en pelota picada y ella se colocó relativamente cerca (había ya bastante aforo y era difícil encontrar hueco). Cuando se desnudó y le vi la cara caí en que era ella, no sé si ella me reconocería o no, alguna mirada cruzamos. Pero como no volvimos a hablar ni quedamos en persona y de aquella han pasado ya como 2 o 3 años, tampoco vi adecuado el entablar conversación con ella.
 
Hay que aprovechar e iniciar conversación. Nada más morboso que encontrarse con alguien conocido en una playa nudista.
No sé. Si es conocido vale pero así de buenas a primeras establecer conversación... A no ser que sea por algo de niños o lo que sea, a mí no se me ocurriría con una vecina de toalla y si yo estoy con mi mujer si alguien, normalmente un tío quisiera hablar suena a raro.
 
No sé. Si es conocido vale pero así de buenas a primeras establecer conversación... A no ser que sea por algo de niños o lo que sea, a mí no se me ocurriría con una vecina de toalla y si yo estoy con mi mujer si alguien, normalmente un tío quisiera hablar suena a raro.
La compostura y saber estar indican que no debe ir a saco con nadie, si surge bien si no keep calm.
Totalmente de acuerdo.
 
La compostura y saber estar indican que no debe ir a saco con nadie, si surge bien si no keep calm.
Totalmente de acuerdo.
NO se puede ir por la vida jodiendo la misma a los demás, no sabes si vas dispuesto a pasar relax, disfrutar del sol, de tu pareja o en soledad y no quieres nada de nada más. Y que venga alguien a tocarte las narices....
 
Sigo de nuevo y espero no aburrir con mi extensión, pero lo podría resumir en que le tocó el culo y después se marchó , pero insisto en que quiero que veáis que fue poco a poco como yo iba interiorizando todo esto y pensando que pasos podía ir realizando. Es difícil transmitir y plasmar aquí los gestos y movimientos que realizaba el señor para indicarme lo que quería y deseaba hacer. Espero hacerlo lo mejor posible

Bueno, el hombre me observaba como tocaba a mi pareja y mirándome me hacía un gestó para hacerme saber si podía participar, tocar; pero a su vez con la mano izquierda me hacía el gesto de bajarle un poco más las mallas. Yo paré el masaje, que cada vez era menor y más suave, y pasé a tocar el sacro con un par de golpes de forma disimulada, y ya animando a que pusiera una de sus manos sobre una de las nalgas como palpando y esperar a ver cual era el comportamiento de Olga. Plantó su mano abierta encima de la nalga más cercana a nosotros, apretando con los dedos como si fuera una pelota. Olga instintivamente se movió como si empujara el culo hacía arriba como si fuera en pompa y dejándose caer de nuevo sobre la toalla. Cada vez que deslizaba su mano sobre las porción de culo al descubierto, me estaba poniendo más burro. La estaba gozando como nunca, viendo a un desconocido tocando partes de mi pareja que en la vida soñaría este hombre en poder hacer eso a una tía que por aquel entonces tenía 36 años. Con un culo terso, redondo, vamos, buena a rabiar.
El hombre quería más, se le notaba que estaba cada vez más nervioso, y supongo que pensando en que no quería perder la oportunidad brindada, y se me cruzara el cable y le dijese que hasta aquí, "finito" pudiendo llegar a algo más. A la vez que manoseaba las nalgas, me miraba y abría la boca vocalizando palabras en silencio que repetía todo el rato, era del tipo" puedo bajar", haciendo ademán con una de sus manos refiriéndose a bajarle las mallas. Le dije al señor que parara un momento, y en alto y desde mi posición le dije a Olga que si le podía quitar las mallas para darle un masaje en las piernas, haciendo pensar a este hombre que Olga pensara que estábamos solo ella y yo. Aparecieron al poco un grupo de 5 o 6 chavales de unos 20 años que parecían italianos y venían andando por la orilla y se les oía hablar en alto. Esto alertó un poco a Olga, que casi nos joden la tarde y al decirle que se iban alejando hacía el otro extremo, se quedó más tranquila. Comentó en alto que estaba cansada de estar boca abajo y que se iba poner boca arriba, el hombre como que se asustó y cuando hacía el ademán de levantarse le hice con la mano que esperara. Le dije a Olga : " que esperara, que le daba el masaje en las piernas " y le pregunté de nuevo si le bajaba las mallas para hacerlo mejor?. ella me dio el OK, así que teníamos el campo abierto pensé. Le hice el gesto a al viejo para que le bajara la malla. No sé si el se percató o no de que Olga sabía que aparte de mi estaba este hombre, pero el también o lo disimulaba muy bien, aunque al hacer el ademán de marcharse anteriormente me despistó.

De nuevo le marqué a Olga con la señal tocando su sacro......

Continuo mañana de nuevo.




Bueno ya lo siento, pero tengo el tiempo justo y busco el momento para poder escribir

Después de tocar su sacro como habíamos acordado, Olga ya notaba que el hombre le empezaba a bajar las mallas de forma muy suave. Al ser ajustadas se liberaron la parte de las nalgas que aún estaban tapadas. El ver sus dedos rugosos tocar esa piel, e intentando deslizar las mallas hacia sus pies, lo cual era bastante difícil por estar ella bocabajo, mi miembro empezó a ponerse erecto. Olga se empezó a mover, y en ese momento el juego entre nosotros cambió por completo. Olga que estaba caliente, demasiado caliente por el "albariño", y caliente sabiendo que eran otros ojos que la estaban mirando y unas manos que no eran las mías las que la estaban manoseando.

Olga de forma repentina, me nombró y soltó en alto:"¿Qué¡¡, ya tenemos por aquí al de la gorra roja?", dejándome con el culo al aire por lo inesperado del comentario. Ante esto nos cruzamos la mirada, y el hombre se quedó parado en seco y yo tenía que responder. Le contesté sin saber cuál sería su reacción más o menos así: "¿el de la gorra ?, estaba por aquí ", y remató ella: " nada, qué cómo decías que si quería que me diera el masaje". La cabrona de ella me desbarató la complicidad. Así que me dije para mi " a tomar por culo". Le dije entonces: " sí¡¡, está aquí cerca, parece buen tío". Olga se empezó a reír y añadió algo que no se le entendió muy bien. Yo le hice un gesto al viejo para que siguiera. Por tanto ya sabía el viejo que Olga tenía conocimiento del juego que nos traíamos. Así que ya no había temores, y fui a saco.

De vez en cuando pasaba alguien por la orilla dando un paseo, y viendo que no había gente observándonos, me propuse que el viejo llevará la iniciativa, y limitarme en principio a observar y disfrutar de la experiencia. Mi decisión era que los límites los pusiera Olga. Ni soñar que esto nos hubiera ocurrido. Viendo el final de la experiencia y adelantándome, tengo que agradecer de verdad, que esto nos ocurriera por lo excitante que fue para mí, y bueno, y para Olga por supuesto que también, ya que muchas veces hemos recordado esto como algo loco y salvaje, en la que pasamos esa línea, que a veces nos daba miedo sobrepasar por ser algo transgresor para lo que no se suele estar preparado. A nivel sexual ha sido un descubrimiento para los dos el poder imaginar situaciones y poderlas llevar a cabo dentro de las posibilidades y la seguridad del contexto en el que se den.
Bueno, nunca supimos el nombre de este hombre, pero le voy a poner como nombre ficticio (Pedro), para no repetir, (señor, hombre, viejo) etc.. Paso a plasmar todo lo ocurrido esa tarde a partir del juego compartido ya entre los tres.

Tras comenzar a bajarle las mallas, Olga totalmente entregada a la situación, movió un poco las piernas, elevándolas. Pedro tiraba de forma suave de la malla hacía abajo las cuales se iban enrollando entre sus manos hasta llegar a la altura de los talones. Cogió primero unos de sus pies y luego el otro, para sacar completamente las mallas que se quedaron del revés. Pedro las dejó cerca de él. Yo estaba colocado en un lateral del cuerpo de Olga, sentado estilo indio, es decir con las piernas cruzadas y tocando con mis rodillas su cuerpo. Olga en ese momento de forma instintiva tiró de su camiseta hacía abajo como intentando taparse algo más. Tanto su culo, con la tira del tanga de color rosa despareciendo entre sus nalgas y las piernas totalmente al descubierto era la visión que tenían nuestros ojos.

La mirada de Pedro era como de incredulidad. Mi pensamiento era que Pedro pensaría que la suerte que estaba teniendo tras seguir a una pareja que iban un poco tocados después de vernos comer, estaba surtiendo efecto. Yo estaba encantado que la viera así, pero quería más y más. Llegó un momento que no quería parar. Como Pedro estaba de rodillas en los pies de Olga, aprovechando que estaba frente a su culo, quise abrirle un poco las piernas para que viera en lo posible algo más de sus partes íntimas, aunque estuviera con el tanga.
Al tiempo que dejé semiabiertas sus piernas, comenzó a tocar en forma de masaje desde las piernas hasta el culo. Pero al inclinarse y a que no llegaba de forma cómoda hasta los glúteos, tuvo que cambiar de posición y ponerse un poco más arriba para estar más cómodo. Manoseaba a Olga sin ningún miramiento, y cada vez, aunque bajaba hasta los gemelos apretando los mismos con sus manos, se centraba más en las nalgas, arriba y abajo. Ella no se le notaba molesta e incluso con su mano extendida, me tocaba la pierna y me hacía caricias con sus dedos como asintiendo lo que estaba realizando Pedro.

Después de varios minutos, el cabrón se bajó la cremallera de su pantalón y me hacía gestos para sacarse la polla. Sin saber los pasos que quería dar, masturbarse, frotarse, etc.., yo no le dije nada, se la sacó y empezó a frotarse con una de las nalgas de Olga. A mí me reventó por completo y me quedé sin reaccionar. Para los más de 70 años, que yo le calculaba, posiblemente menos, (tampoco es que sea yo muy bueno con las edades), tenía una polla bastante gorda, no muy larga y con un capullo totalmente al descubierto. La tenía morcillona y se la restregaba sobre el culo de Olga. Yo con una sensación rara, difícil de describir, me veía reprimido, ya que quería que se la follara, verla disfrutar, que le gustara, que lo pidiera, no sé, pero eso eran palabras mayores, era un límite que no íbamos a pasar. Una cosa era jugar con toqueteos, y otra llegar a ese extremo. Me puso tan caliente el puto viejo que estaba a punto de correrme dentro de mi pantalón, y me hacía daño el calzoncillo. Pedro, como digo, con su mano derecha cogiendo su polla se restregaba por las nalgas, y con su mano izquierda empezaba a jugar con el tanga. Su intención estaba clara, era separar y poder ver lo que escondía. Desplazaba sus dedos por encima de la tira, tocando su ano a la vez que se echaba con su cuerpo hacía adelante para que su polla se fuera acercando a ese tesoro preciado.

En el momento que pueda seguiré, si así lo consideráis.
 
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No sé. Si es conocido vale pero así de buenas a primeras establecer conversación... A no ser que sea por algo de niños o lo que sea, a mí no se me ocurriría con una vecina de toalla y si yo estoy con mi mujer si alguien, normalmente un tío quisiera hablar suena a raro.
Completamente de acuerdo, compañero. Por eso he puesto que encontrarse acon alguien conocido.
Yo nunca iniciaría conversación con nadie en una playa nudista, y mucho menos ir a una vecina de toalla.
 
Completamente de acuerdo, compañero. Por eso he puesto que encontrarse acon alguien conocido.
Yo nunca iniciaría conversación con nadie en una playa nudista, y mucho menos ir a una vecina de toalla.
Ir a una vecina de toalla que está leyendo, escuchando música, o relajada tomando el sol es ir a molestar y se te ve el plumero de lejos.
 
Bueno ya lo siento, pero tengo el tiempo justo y busco el momento para poder escribir

Después de tocar su sacro como habíamos acordado, Olga ya notaba que el hombre le empezaba a bajar las mallas de forma muy suave. Al ser ajustadas se liberaron la parte de las nalgas que aún estaban tapadas. El ver sus dedos rugosos tocar esa piel, e intentando deslizar las mallas hacia sus pies, lo cual era bastante difícil por estar ella bocabajo, mi miembro empezó a ponerse erecto. Olga se empezó a mover, y en ese momento el juego entre nosotros cambió por completo. Olga que estaba caliente, demasiado caliente por el "albariño", y caliente sabiendo que eran otros ojos que la estaban mirando y unas manos que no eran las mías las que la estaban manoseando.

Olga de forma repentina, me nombró y soltó en alto:"¿Qué¡¡, ya tenemos por aquí al de la gorra roja?", dejándome con el culo al aire por lo inesperado del comentario. Ante esto nos cruzamos la mirada, y el hombre se quedó parado en seco y yo tenía que responder. Le contesté sin saber cuál sería su reacción más o menos así: "¿el de la gorra ?, estaba por aquí ", y remató ella: " nada, qué cómo decías que si quería que me diera el masaje". La cabrona de ella me desbarató la complicidad. Así que me dije para mi " a tomar por culo". Le dije entonces: " sí¡¡, está aquí cerca, parece buen tío". Olga se empezó a reír y añadió algo que no se le entendió muy bien. Yo le hice un gesto al viejo para que siguiera. Por tanto ya sabía el viejo que Olga tenía conocimiento del juego que nos traíamos. Así que ya no había temores, y fui a saco.

De vez en cuando pasaba alguien por la orilla dando un paseo, y viendo que no había gente observándonos, me propuse que el viejo llevará la iniciativa, y limitarme en principio a observar y disfrutar de la experiencia. Mi decisión era que los límites los pusiera Olga. Ni soñar que esto nos hubiera ocurrido. Viendo el final de la experiencia y adelantándome, tengo que agradecer de verdad, que esto nos ocurriera por lo excitante que fue para mí, y bueno, y para Olga por supuesto que también, ya que muchas veces hemos recordado esto como algo loco y salvaje, en la que pasamos esa línea, que a veces nos daba miedo sobrepasar por ser algo transgresor para lo que no se suele estar preparado. A nivel sexual ha sido un descubrimiento para los dos el poder imaginar situaciones y poderlas llevar a cabo dentro de las posibilidades y la seguridad del contexto en el que se den.
Bueno, nunca supimos el nombre de este hombre, pero le voy a poner como nombre ficticio (Pedro), para no repetir, (señor, hombre, viejo) etc.. Paso a plasmar todo lo ocurrido esa tarde a partir del juego compartido ya entre los tres.

Tras comenzar a bajarle las mallas, Olga totalmente entregada a la situación, movió un poco las piernas, elevándolas. Pedro tiraba de forma suave de la malla hacía abajo las cuales se iban enrollando entre sus manos hasta llegar a la altura de los talones. Cogió primero unos de sus pies y luego el otro, para sacar completamente las mallas que se quedaron del revés. Pedro las dejó cerca de él. Yo estaba colocado en un lateral del cuerpo de Olga, sentado estilo indio, es decir con las piernas cruzadas y tocando con mis rodillas su cuerpo. Olga en ese momento de forma instintiva tiró de su camiseta hacía abajo como intentando taparse algo más. Tanto su culo, con la tira del tanga de color rosa despareciendo entre sus nalgas y las piernas totalmente al descubierto era la visión que tenían nuestros ojos.

La mirada de Pedro era como de incredulidad. Mi pensamiento era que Pedro pensaría que la suerte que estaba teniendo tras seguir a una pareja que iban un poco tocados después de vernos comer, estaba surtiendo efecto. Yo estaba encantado que la viera así, pero quería más y más. Llegó un momento que no quería parar. Como Pedro estaba de rodillas en los pies de Olga, aprovechando que estaba frente a su culo, quise abrirle un poco las piernas para que viera en lo posible algo más de sus partes íntimas, aunque estuviera con el tanga.
Al tiempo que dejé semiabiertas sus piernas, comenzó a tocar en forma de masaje desde las piernas hasta el culo. Pero al inclinarse y a que no llegaba de forma cómoda hasta los glúteos, tuvo que cambiar de posición y ponerse un poco más arriba para estar más cómodo. Manoseaba a Olga sin ningún miramiento, y cada vez, aunque bajaba hasta los gemelos apretando los mismos con sus manos, se centraba más en las nalgas, arriba y abajo. Ella no se le notaba molesta e incluso con su mano extendida, me tocaba la pierna y me hacía caricias con sus dedos como asintiendo lo que estaba realizando Pedro.

Después de varios minutos, el cabrón se bajó la cremallera de su pantalón y me hacía gestos para sacarse la polla. Sin saber los pasos que quería dar, masturbarse, frotarse, etc.., yo no le dije nada, se la sacó y empezó a frotarse con una de las nalgas de Olga. A mí me reventó por completo y me quedé sin reaccionar. Para los más de 70 años, que yo le calculaba, posiblemente menos, (tampoco es que sea yo muy bueno con las edades), tenía una polla bastante gorda, no muy larga y con un capullo totalmente al descubierto. La tenía morcillona y se la restregaba sobre el culo de Olga. Yo con una sensación rara, difícil de describir, me veía reprimido, ya que quería que se la follara, verla disfrutar, que le gustara, que lo pidiera, no sé, pero eso eran palabras mayores, era un límite que no íbamos a pasar. Una cosa era jugar con toqueteos, y otra llegar a ese extremo. Me puso tan caliente el puto viejo que estaba a punto de correrme dentro de mi pantalón, y me hacía daño el calzoncillo. Pedro, como digo, con su mano derecha cogiendo su polla se restregaba por las nalgas, y con su mano izquierda empezaba a jugar con el tanga. Su intención estaba clara, era separar y poder ver lo que escondía. Desplazaba sus dedos por encima de la tira, tocando su ano a la vez que se echaba con su cuerpo hacía adelante para que su polla se fuera acercando a ese tesoro preciado.

En el momento que pueda seguiré, si así lo consideráis.

A la espera del fin del relato ..
 
Ir a una vecina de toalla que está leyendo, escuchando música, o relajada tomando el sol es ir a molestar y se te ve el plumero de lejos.
Hay playas y playas, yo la verdad que no entiendo a quien va a playas nudistas a buscar morbo. Aunque el morbo se pueda dar, creo que ir a una playa nudista a buscar eso es un error. Y este el principal motivo por el que se dan situaciones desagradables e incluso violentas para la mayoría de la gente.

Una de las mejores cosas de las playas nudistas de ambiente familiar, donde la gente no va buscando sexo (aunque pueda llegar a encontrarlo) es precisamente la facilidad para entablar conversaciones con desconocidos/as. Nosotros hemos hecho amistades de años que se han iniciado así.
 
Bueno ya lo siento, pero tengo el tiempo justo y busco el momento para poder escribir

Después de tocar su sacro como habíamos acordado, Olga ya notaba que el hombre le empezaba a bajar las mallas de forma muy suave. Al ser ajustadas se liberaron la parte de las nalgas que aún estaban tapadas. El ver sus dedos rugosos tocar esa piel, e intentando deslizar las mallas hacia sus pies, lo cual era bastante difícil por estar ella bocabajo, mi miembro empezó a ponerse erecto. Olga se empezó a mover, y en ese momento el juego entre nosotros cambió por completo. Olga que estaba caliente, demasiado caliente por el "albariño", y caliente sabiendo que eran otros ojos que la estaban mirando y unas manos que no eran las mías las que la estaban manoseando.

Olga de forma repentina, me nombró y soltó en alto:"¿Qué¡¡, ya tenemos por aquí al de la gorra roja?", dejándome con el culo al aire por lo inesperado del comentario. Ante esto nos cruzamos la mirada, y el hombre se quedó parado en seco y yo tenía que responder. Le contesté sin saber cuál sería su reacción más o menos así: "¿el de la gorra ?, estaba por aquí ", y remató ella: " nada, qué cómo decías que si quería que me diera el masaje". La cabrona de ella me desbarató la complicidad. Así que me dije para mi " a tomar por culo". Le dije entonces: " sí¡¡, está aquí cerca, parece buen tío". Olga se empezó a reír y añadió algo que no se le entendió muy bien. Yo le hice un gesto al viejo para que siguiera. Por tanto ya sabía el viejo que Olga tenía conocimiento del juego que nos traíamos. Así que ya no había temores, y fui a saco.

De vez en cuando pasaba alguien por la orilla dando un paseo, y viendo que no había gente observándonos, me propuse que el viejo llevará la iniciativa, y limitarme en principio a observar y disfrutar de la experiencia. Mi decisión era que los límites los pusiera Olga. Ni soñar que esto nos hubiera ocurrido. Viendo el final de la experiencia y adelantándome, tengo que agradecer de verdad, que esto nos ocurriera por lo excitante que fue para mí, y bueno, y para Olga por supuesto que también, ya que muchas veces hemos recordado esto como algo loco y salvaje, en la que pasamos esa línea, que a veces nos daba miedo sobrepasar por ser algo transgresor para lo que no se suele estar preparado. A nivel sexual ha sido un descubrimiento para los dos el poder imaginar situaciones y poderlas llevar a cabo dentro de las posibilidades y la seguridad del contexto en el que se den.
Bueno, nunca supimos el nombre de este hombre, pero le voy a poner como nombre ficticio (Pedro), para no repetir, (señor, hombre, viejo) etc.. Paso a plasmar todo lo ocurrido esa tarde a partir del juego compartido ya entre los tres.

Tras comenzar a bajarle las mallas, Olga totalmente entregada a la situación, movió un poco las piernas, elevándolas. Pedro tiraba de forma suave de la malla hacía abajo las cuales se iban enrollando entre sus manos hasta llegar a la altura de los talones. Cogió primero unos de sus pies y luego el otro, para sacar completamente las mallas que se quedaron del revés. Pedro las dejó cerca de él. Yo estaba colocado en un lateral del cuerpo de Olga, sentado estilo indio, es decir con las piernas cruzadas y tocando con mis rodillas su cuerpo. Olga en ese momento de forma instintiva tiró de su camiseta hacía abajo como intentando taparse algo más. Tanto su culo, con la tira del tanga de color rosa despareciendo entre sus nalgas y las piernas totalmente al descubierto era la visión que tenían nuestros ojos.

La mirada de Pedro era como de incredulidad. Mi pensamiento era que Pedro pensaría que la suerte que estaba teniendo tras seguir a una pareja que iban un poco tocados después de vernos comer, estaba surtiendo efecto. Yo estaba encantado que la viera así, pero quería más y más. Llegó un momento que no quería parar. Como Pedro estaba de rodillas en los pies de Olga, aprovechando que estaba frente a su culo, quise abrirle un poco las piernas para que viera en lo posible algo más de sus partes íntimas, aunque estuviera con el tanga.
Al tiempo que dejé semiabiertas sus piernas, comenzó a tocar en forma de masaje desde las piernas hasta el culo. Pero al inclinarse y a que no llegaba de forma cómoda hasta los glúteos, tuvo que cambiar de posición y ponerse un poco más arriba para estar más cómodo. Manoseaba a Olga sin ningún miramiento, y cada vez, aunque bajaba hasta los gemelos apretando los mismos con sus manos, se centraba más en las nalgas, arriba y abajo. Ella no se le notaba molesta e incluso con su mano extendida, me tocaba la pierna y me hacía caricias con sus dedos como asintiendo lo que estaba realizando Pedro.

Después de varios minutos, el cabrón se bajó la cremallera de su pantalón y me hacía gestos para sacarse la polla. Sin saber los pasos que quería dar, masturbarse, frotarse, etc.., yo no le dije nada, se la sacó y empezó a frotarse con una de las nalgas de Olga. A mí me reventó por completo y me quedé sin reaccionar. Para los más de 70 años, que yo le calculaba, posiblemente menos, (tampoco es que sea yo muy bueno con las edades), tenía una polla bastante gorda, no muy larga y con un capullo totalmente al descubierto. La tenía morcillona y se la restregaba sobre el culo de Olga. Yo con una sensación rara, difícil de describir, me veía reprimido, ya que quería que se la follara, verla disfrutar, que le gustara, que lo pidiera, no sé, pero eso eran palabras mayores, era un límite que no íbamos a pasar. Una cosa era jugar con toqueteos, y otra llegar a ese extremo. Me puso tan caliente el puto viejo que estaba a punto de correrme dentro de mi pantalón, y me hacía daño el calzoncillo. Pedro, como digo, con su mano derecha cogiendo su polla se restregaba por las nalgas, y con su mano izquierda empezaba a jugar con el tanga. Su intención estaba clara, era separar y poder ver lo que escondía. Desplazaba sus dedos por encima de la tira, tocando su ano a la vez que se echaba con su cuerpo hacía adelante para que su polla se fuera acercando a ese tesoro preciado.

En el momento que pueda seguiré, si así lo consideráis.
Estamos esperando el desenlace con ansia,bufff. Como se está poniendo el viejo y como lo estáis disfrutando vosotros,cada uno a su manera.😉
 
Bueno ya lo siento, pero tengo el tiempo justo y busco el momento para poder escribir

Después de tocar su sacro como habíamos acordado, Olga ya notaba que el hombre le empezaba a bajar las mallas de forma muy suave. Al ser ajustadas se liberaron la parte de las nalgas que aún estaban tapadas. El ver sus dedos rugosos tocar esa piel, e intentando deslizar las mallas hacia sus pies, lo cual era bastante difícil por estar ella bocabajo, mi miembro empezó a ponerse erecto. Olga se empezó a mover, y en ese momento el juego entre nosotros cambió por completo. Olga que estaba caliente, demasiado caliente por el "albariño", y caliente sabiendo que eran otros ojos que la estaban mirando y unas manos que no eran las mías las que la estaban manoseando.

Olga de forma repentina, me nombró y soltó en alto:"¿Qué¡¡, ya tenemos por aquí al de la gorra roja?", dejándome con el culo al aire por lo inesperado del comentario. Ante esto nos cruzamos la mirada, y el hombre se quedó parado en seco y yo tenía que responder. Le contesté sin saber cuál sería su reacción más o menos así: "¿el de la gorra ?, estaba por aquí ", y remató ella: " nada, qué cómo decías que si quería que me diera el masaje". La cabrona de ella me desbarató la complicidad. Así que me dije para mi " a tomar por culo". Le dije entonces: " sí¡¡, está aquí cerca, parece buen tío". Olga se empezó a reír y añadió algo que no se le entendió muy bien. Yo le hice un gesto al viejo para que siguiera. Por tanto ya sabía el viejo que Olga tenía conocimiento del juego que nos traíamos. Así que ya no había temores, y fui a saco.

De vez en cuando pasaba alguien por la orilla dando un paseo, y viendo que no había gente observándonos, me propuse que el viejo llevará la iniciativa, y limitarme en principio a observar y disfrutar de la experiencia. Mi decisión era que los límites los pusiera Olga. Ni soñar que esto nos hubiera ocurrido. Viendo el final de la experiencia y adelantándome, tengo que agradecer de verdad, que esto nos ocurriera por lo excitante que fue para mí, y bueno, y para Olga por supuesto que también, ya que muchas veces hemos recordado esto como algo loco y salvaje, en la que pasamos esa línea, que a veces nos daba miedo sobrepasar por ser algo transgresor para lo que no se suele estar preparado. A nivel sexual ha sido un descubrimiento para los dos el poder imaginar situaciones y poderlas llevar a cabo dentro de las posibilidades y la seguridad del contexto en el que se den.
Bueno, nunca supimos el nombre de este hombre, pero le voy a poner como nombre ficticio (Pedro), para no repetir, (señor, hombre, viejo) etc.. Paso a plasmar todo lo ocurrido esa tarde a partir del juego compartido ya entre los tres.

Tras comenzar a bajarle las mallas, Olga totalmente entregada a la situación, movió un poco las piernas, elevándolas. Pedro tiraba de forma suave de la malla hacía abajo las cuales se iban enrollando entre sus manos hasta llegar a la altura de los talones. Cogió primero unos de sus pies y luego el otro, para sacar completamente las mallas que se quedaron del revés. Pedro las dejó cerca de él. Yo estaba colocado en un lateral del cuerpo de Olga, sentado estilo indio, es decir con las piernas cruzadas y tocando con mis rodillas su cuerpo. Olga en ese momento de forma instintiva tiró de su camiseta hacía abajo como intentando taparse algo más. Tanto su culo, con la tira del tanga de color rosa despareciendo entre sus nalgas y las piernas totalmente al descubierto era la visión que tenían nuestros ojos.

La mirada de Pedro era como de incredulidad. Mi pensamiento era que Pedro pensaría que la suerte que estaba teniendo tras seguir a una pareja que iban un poco tocados después de vernos comer, estaba surtiendo efecto. Yo estaba encantado que la viera así, pero quería más y más. Llegó un momento que no quería parar. Como Pedro estaba de rodillas en los pies de Olga, aprovechando que estaba frente a su culo, quise abrirle un poco las piernas para que viera en lo posible algo más de sus partes íntimas, aunque estuviera con el tanga.
Al tiempo que dejé semiabiertas sus piernas, comenzó a tocar en forma de masaje desde las piernas hasta el culo. Pero al inclinarse y a que no llegaba de forma cómoda hasta los glúteos, tuvo que cambiar de posición y ponerse un poco más arriba para estar más cómodo. Manoseaba a Olga sin ningún miramiento, y cada vez, aunque bajaba hasta los gemelos apretando los mismos con sus manos, se centraba más en las nalgas, arriba y abajo. Ella no se le notaba molesta e incluso con su mano extendida, me tocaba la pierna y me hacía caricias con sus dedos como asintiendo lo que estaba realizando Pedro.

Después de varios minutos, el cabrón se bajó la cremallera de su pantalón y me hacía gestos para sacarse la polla. Sin saber los pasos que quería dar, masturbarse, frotarse, etc.., yo no le dije nada, se la sacó y empezó a frotarse con una de las nalgas de Olga. A mí me reventó por completo y me quedé sin reaccionar. Para los más de 70 años, que yo le calculaba, posiblemente menos, (tampoco es que sea yo muy bueno con las edades), tenía una polla bastante gorda, no muy larga y con un capullo totalmente al descubierto. La tenía morcillona y se la restregaba sobre el culo de Olga. Yo con una sensación rara, difícil de describir, me veía reprimido, ya que quería que se la follara, verla disfrutar, que le gustara, que lo pidiera, no sé, pero eso eran palabras mayores, era un límite que no íbamos a pasar. Una cosa era jugar con toqueteos, y otra llegar a ese extremo. Me puso tan caliente el puto viejo que estaba a punto de correrme dentro de mi pantalón, y me hacía daño el calzoncillo. Pedro, como digo, con su mano derecha cogiendo su polla se restregaba por las nalgas, y con su mano izquierda empezaba a jugar con el tanga. Su intención estaba clara, era separar y poder ver lo que escondía. Desplazaba sus dedos por encima de la tira, tocando su ano a la vez que se echaba con su cuerpo hacía adelante para que su polla se fuera acercando a ese tesoro preciado.

En el momento que pueda seguiré, si así lo consideráis.
Bueno, por aquí estoy de nuevo.

Pedro no se encontraba cómodo con la postura, con mucha suavidad y mientras me miraba, como pidiendo mi consentimiento, agarró la pierna de Olga desde el muslo y la fue separando un poco más hasta dejarlas separadas. Ambas piernas se encontraban realmente como una "V" invertida. Separadas las piernas, el tanga transparente de Olga y apretado contra su coño, dejaba ya intuir lo que había debajo. Su visión no es que fuera muy buena por estar boca abajo.
Yo no quitaba la vista de mi pareja, a la vez estaba también pendiente por si aparecía alguien a lo lejos, con intención de acercarse por nuestra zona. Seguían pasando personas de vez en cuando de forma escalonada, la mayoría en plan paseo por la orilla. La única vez que se vio que la situación se iba al traste, cuando tres chicas de unos 19 0 20 años se quedaron a unos 20 metros de nosotros. Dejaron un bolso en el suelo, y de repente cambiaron de opinión y se alejaron de nuestra posición. Por nuestra parte disimulábamos cada vez que aparecía alguien.

Pedro excitado sobando a Olga y yo con ganas de sacarme la polla y correrme ya mismo. Olga se notaba que en algunos momentos se encontraba dormida, ya que no se movía, ni mostraba signo de disconformidad, se dejaba hacer sabiendo que era el hombre de la gorra roja.
La cosa se puso un poca más seria cuando Pedro quiso avanzar más, y pasó una de sus piernas por encima de la de Olga, quedándose sobre uno de sus muslos, y con sus rodillas una a cada lado apoyadas en la arena. Sin estar apoyado en el muslo de Olga, Pedro tenía cerca de su sexo, la rodilla que se encontraba entre las dos piernas de Olga. Su polla se la había sacado de nuevo tras del disimulo cuando se acercaron las chicas. Con su rodilla tocando su coño, Olga fue la primera vez que hizo un movimiento con su cuerpo, percibiendo por mi parte que le estaba gustando. Así que Pedro captó lo mismo que yo. Era Olga la que se apretaba contra la rodilla frotándose de forma continua. Esto no me lo podía creer, estaba alucinando.

Pedro, viendo que Olga estaba colaborando, se animó, y echándose un poco sobre las nalgas de Olga, le levantó la tira del tanga, introduciendo su polla por debajo de ella, quedando apoyada sobre la zona del ano. La restregaba de arriba y abajo por toda la raja del culo. A la vez su mano derecha, la introdujo entre la rodilla y el coño de Olga y con la palma de la mano tocaba su sexo. Ahora los movimiento empezaron a hacerse sincronizados. Por un lado Pedro frotándose con su polla en las nalgas, y con la otra mano moviéndola de una forma muy suave sobre el sexo de Olga. Yo empecé en ese momento a sobarle también la nalga más cercana a mi. A mi me daba vergüenza sacarme la polla, pero me iba a correr de un momento a otro con la presión que tenía con mi calzoncillo.
Olga, ya comenzaba a verse inquieta con este manoseo, y se le notaba también excitadísima. Se agarraba fuerte a mi muslo, mientras Pedro le empezaba ya a masturbarla de forma discreta sobre la tela del tanga. Tenía la polla totalmente erecta; como dije, no muy larga, tamaño normal 13/14 cm, pero su diámetro era considerable, era bastante gorda. Ver como tocaba la punta del glande la zona del ano, me daban ganas de que parara de moverla y se detuviera entrando en ella. Pero tengo que decir que eso no ocurrió, y tampoco le hubiera dejado. Era un límite a no sobrepasar. Bueno ,si Olga lo hubiera decido, pues es una cosa que no sabría contestar. No conocíamos a esta persona y me parecía ya un juego peligroso, enfermedades, sin condones, no sé, si los hubiéramos tenido, creo que tampoco. Bastante era con este juego siendo la primera vez, y sin proponerlo.

Continua.....
 
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Bueno, por aquí estoy de nuevo.

Pedro no se encontraba cómodo con la postura, con mucha suavidad y mientras me miraba, como pidiendo mi consentimiento, agarró la pierna de Olga desde el muslo y la fue separando un poco más hasta dejarlas separadas. Ambas piernas se encontraban realmente como una "V" invertida. Separadas las piernas, el tanga transparente de Olga y apretado contra su coño, dejaba ya intuir lo que había debajo. Su visión no es que fuera muy buena por estar boca abajo.
Yo no quitaba la vista de mi pareja, a la vez estaba también pendiente por si aparecía alguien a lo lejos, con intención de acercarse por nuestra zona. Seguían pasando personas de vez en cuando de forma escalonada, la mayoría en plan paseo por la orilla. La única vez que se vio que la situación se iba al traste, cuando tres chicas de unos 19 0 20 años se quedaron a unos 20 metros de nosotros. Dejaron un bolso en el suelo, y de repente cambiaron de opinión y se alejaron de nuestra posición. Por nuestra parte disimulábamos cada vez que aparecía alguien.

Pedro excitado sobando a Olga y yo con ganas de sacarme la polla y correrme ya mismo. Olga se notaba que en algunos momentos se encontraba dormida, ya que no se movía, ni mostraba signo de disconformidad, se dejaba hacer sabiendo que era el hombre de la gorra roja.
La cosa se puso un poca más seria cuando Pedro quiso avanzar más, y pasó una de sus piernas por encima de la de Olga, quedándose sobre uno de sus muslos, y con sus rodillas una a cada lado apoyadas en la arena. Sin estar apoyado en el muslo de Olga, Pedro tenía cerca de su sexo, la rodilla que se encontraba entre las dos piernas de Olga. Su polla se la había sacado de nuevo tras del disimulo cuando se acercaron las chicas. Con su rodilla tocando su coño, Olga fue la primera vez que hizo un movimiento con su cuerpo, percibiendo por mi parte que le estaba gustando. Así que Pedro captó lo mismo que yo. Era Olga la que se apretaba contra la rodilla frotándose de forma continua. Esto no me lo podía creer, estaba alucinando.

Pedro, viendo que Olga estaba colaborando, se animó, y echándose un poco sobre las nalgas de Olga, le levantó la tira del tanga, introduciendo su polla por debajo de ella, quedando apoyada sobre la zona del ano. La restregaba de arriba y abajo por toda la raja del culo. A la vez su mano derecha, la introdujo entre la rodilla y el coño de Olga y con la palma de la mano tocaba su sexo. Ahora los movimiento empezaron a hacerse sincronizados. Por un lado Pedro frotándose con su polla en las nalgas, y con la otra mano moviéndola de una forma muy suave sobre el sexo de Olga. Yo empecé en ese momento a sobarle también la nalga más cercana a mi. A mi me daba vergüenza sacarme la polla, pero me iba a correr de un momento a otro con la presión que tenía con mi calzoncillo.
Olga, ya comenzaba a verse inquieta con este manoseo, y se le notaba también excitadísima. Se agarraba fuerte a mi muslo, mientras Pedro le empezaba ya a masturbarla de forma discreta sobre la tela del tanga. Tenía la polla totalmente erecta; como dije, no muy larga, tamaño normal 13/14 cm, pero su diámetro era considerable, era bastante gorda. Ver como tocaba la punta del glande la zona del ano, me daban ganas de que parara de moverla y se detuviera entrando en ella. Pero tengo que decir que eso no ocurrió, y tampoco le hubiera dejado. Era un límite a no sobrepasar. Bueno ,si Olga lo hubiera decido, pues es una cosa que no sabría contestar. No conocíamos a esta persona y me parecía ya un juego peligroso, enfermedades, sin condones, no sé, si los hubiéramos tenido, creo que tampoco. Bastante era con este juego siendo la primera vez, y sin proponerlo.

Continua.....
Siempre hay que ir preparado con condones. Nunca sabes que situación se puede dar y al final te puedes quedar con las ganas de disfrutar de algo muy placentero para todos
 

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