Tía y sobrino, una historia.

yitan13

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25 Ago 2023
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Elis es una mujer madura de 56 años que vive sola con su sobrino segundo, hijo de un sobrino de esta. Hace años vivían todos juntos en esa casa, pero con los años la mamá y el papá de Andrés se separan. Hubo peleas y discusiones. Luego de unos años más tarde, muere la bisabuela de Andrés, mamá de su tía segunda. Al poco tiempo Andrés y su mamá discuten porque en verdad no tuvieron una buena relación madre-hijo. Andrés ya tenía 12 años cuando su mamá se va y lo deja, llevándose a sus otros dos hijos menores.

Elis se encarga de él. Desde pequeño, él dormía con ella. Y ella lo complacía en todo lo que él quisiera. Por eso, él prefirió quedarse con ella. Para ello hubo discusiones y peleas, al final resultó así.

Elis siempre jugaba con Andrés al acostarse. Le hacía cosquillas y le rascaba la espalda hasta que él se quedaba dormido. No había nada raro en eso.

Pero Andrés fue creciendo y se hizo más callado y serio en la adolescencia. Casi no le habla a su tía. Sale y no dice a dónde. Ella lo llama para saber de él y él le responde de mala manera... Elis está triste por eso.

En esa casa no hay puertas en los cuartos, solo cortinas. A veces Andrés había visto a su tía desnuda, vistiendo porque no hace ruido cuando llega. Come, sale y esa es su rutina.

Una noche Elis decide que va a hablar con él. Pero él llega tarde de la calle. Ya Andrés tiene 18 años y esa actitud no le gusta a su tía. Ella espera es noche cuando llegue... A las 12, lo siente llegar.

Ella va a su cuarto (ya no dormía con ella como antes) y lo encuentra boca abajo tumbado en la cama, cubierto con la sábana solo de la espalda baja hacia abajo.

"Mijo", le dice. "Mijo, qué tienes que ya no me hablas ni me dices nada, sales y no sé dónde estás". Él con pocas ganas le dice "nada, tía".

Ella se sienta al lado en la cama y lo acaricia por la espalda. "¿Te acuerdas cuando te gustaba que te hiciera así y te hicieras cosquillas"? "Te voy a hacer cosquillas" y hablándole con tono de voz cuando se habla con un bebé, empieza a hacerle cosquillas. Él se mueve y le dice "no, deja"...

Ella lo enfrenta y lo agarra por un hombro obligándolo a darse la vuelta. No se había percatado que estaba desnudo y cuando lo voltió vio que tenía una erección. Él se enojó y se tapo. "vea tía, lo que hace"...

Mijo, no sabía que estabas así. Le dice.

Tía es que ya no soy un niño y por eso me gusta jugar así ya.

Pero yo te veo como mi niñito, Andrés. Extraño que jugáramos en las noches, como antes. Y lo volvió a rascar suavemente por el pecho. ¿Ya no te gusta?

Sí me gusta pero es diferente. Andrés estaba erecto y su pene palpitaba con las caricias de su tía.

Ya veo que no eres un niño, Andrés. Ella lo seguía acariciando por el pecho y los brazos, Andrés era delgado. Tenía el cuerpo lampiño. Ella bajo hacia el abdomen y seguía acariciándolo, como antes.

En un movimiento de su mano, roza el pene de Andrés. Aún seguía erecto. Y él le dice, ráscame por aquí, y le baja la mano por la pierna. Ella lo hace y ve la erección de Andrés. Era una verga grande y gruesa, blanca con la cabeza rosadita. Estaba bien dura y la llevaba afeitada.

No sabía que tenías esa erección, Andrés. Disculpa tía, pero no pares por favor. Me gusta que me rasques así... Y por aquí. Y le toma la mano llevándola a su pene erecto. La tía lo toca y acaricia, le jala la piel y expone toda la verga dura de Andrés. Está muy grande, Andrés, dice. ¿Tú crees? Pregunta él. Sí, debe medir como 19 cm.

Ay, hijo mío, mijo. Qué grande ya estás... Yo me preocupo por ti, mijo. Decía la tía. En eso se levanta y Andrés le dice. No te vayas tía, no me dejes así solito. Ella se levantó y dice, ya vengo mijo. Voy a buscar algo.

Andrés pensó que ya era todo. Ella sale y él se agarra la verga y se acaricia poco a poco, pensando en que quería seguir...

Pero al rato entra la tía y le dice. Te voy a echar esta crema para que sientas mejor. Y le unta el pene con lubricante. Andrés se excita más.

Ahora la mano de su tía se deslizaba más suavemente por su pene. Ella lo acariciaba y tocaba sin llegar a masturbarlo. Se acuesta al lado de Andrés, y hace que él meta su pierna derecha entre las suyas. Así ella se acomoda y agarra mejor la verga de Miguel. Él baja la mano y empieza a acariciar la vagina de su tía. Ella se excita más y se quita la ropa completamente.

Están en eso: ella acaricia su verga y el cuerpo de Andrés tumbada de lado y él como puede le toca la vagina. Él no es experto y ella le dice. Mete estos dos dedos por aquí y dale duro. Así hace Andrés. Introduce dos dedos dentro de la vagina de la tía y empieza a meter y sacarlos suavemente y después con más rapidez.

Ella se retuerce del placer. Gemia y y movía su cuerpo con cada metida... Después, agarró el brazo de Andrés y le decía que le diera más duro. Estaba mojada, Andrés sentía la mano húmeda.

Empezó a gemir con más intensidad y Andrés le metía más los dedos, ahora tres. Movía la mano de lado a lado y de adentro afuera y notó como la tía apretaba su brazo, se movió quedando boca arriba, con las piernas abiertas, sintiendo las manos de Andrés en la vagina y tuvo un orgasmo. Temblaba de placer, cerraba y abría las piernas. Andrés sintió cómo su mano se llenó de un líquido. Los movimientos, gemidos y retorcimientos de su tía lo excitaron demasiado y él seguía masturbando a su tía, introduciendo sus dedos dentro de su vagina y mordiéndose los labios, de la excitación.

Ay mijo, tenía tiempo que no sentía eso. Me hiciste llegar a un orgasmo. ¿En serio, tía?. Sí mi niño lindo, mi bebé grande, le empezó a decir.

Ven aquí mi niño grande, yo te quiero y haría todo por ti. Lo besaba y acariciaba con pasión. Ven hijo, ponte sobre mí.

Así quedó ella boca arriba con las piernas abiertas y la vagina súper húmeda. Andrés se acostó sobre ella y empezó a moverse. Se besaban con pasión. Mi niño grande, decía la tía.

Andrés estaba rozando su pene contra la vagina de su tía, pero no la penetrada. Él se movía y sentía mucho placer, pero esta le tomó el pene y le dijo. Ya va hijo. Agarró el pene y puso la cabeza en la entrada y ahí le dijo, ahora sí, dale. Empuja.

Ahí sintió Andrés una sensación nueva. Sentía el pene entrar en la vagina de su tía. Sentía lo caliente de la vagina. Sentía la humedad y empezó a moverse sacando y metiendo su verga.

La tía empujaba también su cuerpo introduciendo más el pene de Andrés dentro de su vagina. Dale hijo, así tú también llegarás al orgasmo.

Andrés metía y sacaba ese pene acostado sobre su tía. Se besaban y ella acariciaba la espalda de Andrés.

Andrés se levantó un poco con los brazos y seguía metiendo y sacando la verga, empujando y gimiendo de placer. Veía como se metía su pene dentro de esa vagina y empezó a darle más duro y fuerte. Levantó su cuerpo e introducía su pene dentro de su tía, con las piernas bien abiertas. Tocaba sus pechos y apretaba sus pezones. Ella lo acariciaba, tocaba sus brazos delgados, los apretaba: le tocaba su pecho y le apretaba también los pezones. Ambos se movían rítmicamente.

Andrés se volvió a acostar sobre la tía y sus movimientos se hicieron más rápidos. Iba a llegar. Sentía que iba a explotar. Introdujo duro el pene y empezó a expulsar semen dentro de la vagina de su tía. Fue la mejor sensación que pudo tener. Seguía moviendose con cada impulso de su eyaculación.

Luego, se quedó un rato quieto con el pene aún dentro de la vagina de su tía. Se dieron un beso y ella le dice: me gustó mucho esto.

Andrés se tumba a un lado de la cama y la tía lo limpia. Y se limpia ella el semen de sus piernas. Andrés estaba cansado. Ambos se acuestan y se quedan dormidos...

Mañana se verá que pasará.
 
Elis es una mujer madura de 56 años que vive sola con su sobrino segundo, hijo de un sobrino de esta. Hace años vivían todos juntos en esa casa, pero con los años la mamá y el papá de Andrés se separan. Hubo peleas y discusiones. Luego de unos años más tarde, muere la bisabuela de Andrés, mamá de su tía segunda. Al poco tiempo Andrés y su mamá discuten porque en verdad no tuvieron una buena relación madre-hijo. Andrés ya tenía 12 años cuando su mamá se va y lo deja, llevándose a sus otros dos hijos menores.

Elis se encarga de él. Desde pequeño, él dormía con ella. Y ella lo complacía en todo lo que él quisiera. Por eso, él prefirió quedarse con ella. Para ello hubo discusiones y peleas, al final resultó así.

Elis siempre jugaba con Andrés al acostarse. Le hacía cosquillas y le rascaba la espalda hasta que él se quedaba dormido. No había nada raro en eso.

Pero Andrés fue creciendo y se hizo más callado y serio en la adolescencia. Casi no le habla a su tía. Sale y no dice a dónde. Ella lo llama para saber de él y él le responde de mala manera... Elis está triste por eso.

En esa casa no hay puertas en los cuartos, solo cortinas. A veces Andrés había visto a su tía desnuda, vistiendo porque no hace ruido cuando llega. Come, sale y esa es su rutina.

Una noche Elis decide que va a hablar con él. Pero él llega tarde de la calle. Ya Andrés tiene 18 años y esa actitud no le gusta a su tía. Ella espera es noche cuando llegue... A las 12, lo siente llegar.

Ella va a su cuarto (ya no dormía con ella como antes) y lo encuentra boca abajo tumbado en la cama, cubierto con la sábana solo de la espalda baja hacia abajo.

"Mijo", le dice. "Mijo, qué tienes que ya no me hablas ni me dices nada, sales y no sé dónde estás". Él con pocas ganas le dice "nada, tía".

Ella se sienta al lado en la cama y lo acaricia por la espalda. "¿Te acuerdas cuando te gustaba que te hiciera así y te hicieras cosquillas"? "Te voy a hacer cosquillas" y hablándole con tono de voz cuando se habla con un bebé, empieza a hacerle cosquillas. Él se mueve y le dice "no, deja"...

Ella lo enfrenta y lo agarra por un hombro obligándolo a darse la vuelta. No se había percatado que estaba desnudo y cuando lo voltió vio que tenía una erección. Él se enojó y se tapo. "vea tía, lo que hace"...

Mijo, no sabía que estabas así. Le dice.

Tía es que ya no soy un niño y por eso me gusta jugar así ya.

Pero yo te veo como mi niñito, Andrés. Extraño que jugáramos en las noches, como antes. Y lo volvió a rascar suavemente por el pecho. ¿Ya no te gusta?

Sí me gusta pero es diferente. Andrés estaba erecto y su pene palpitaba con las caricias de su tía.

Ya veo que no eres un niño, Andrés. Ella lo seguía acariciando por el pecho y los brazos, Andrés era delgado. Tenía el cuerpo lampiño. Ella bajo hacia el abdomen y seguía acariciándolo, como antes.

En un movimiento de su mano, roza el pene de Andrés. Aún seguía erecto. Y él le dice, ráscame por aquí, y le baja la mano por la pierna. Ella lo hace y ve la erección de Andrés. Era una verga grande y gruesa, blanca con la cabeza rosadita. Estaba bien dura y la llevaba afeitada.

No sabía que tenías esa erección, Andrés. Disculpa tía, pero no pares por favor. Me gusta que me rasques así... Y por aquí. Y le toma la mano llevándola a su pene erecto. La tía lo toca y acaricia, le jala la piel y expone toda la verga dura de Andrés. Está muy grande, Andrés, dice. ¿Tú crees? Pregunta él. Sí, debe medir como 19 cm.

Ay, hijo mío, mijo. Qué grande ya estás... Yo me preocupo por ti, mijo. Decía la tía. En eso se levanta y Andrés le dice. No te vayas tía, no me dejes así solito. Ella se levantó y dice, ya vengo mijo. Voy a buscar algo.

Andrés pensó que ya era todo. Ella sale y él se agarra la verga y se acaricia poco a poco, pensando en que quería seguir...

Pero al rato entra la tía y le dice. Te voy a echar esta crema para que sientas mejor. Y le unta el pene con lubricante. Andrés se excita más.

Ahora la mano de su tía se deslizaba más suavemente por su pene. Ella lo acariciaba y tocaba sin llegar a masturbarlo. Se acuesta al lado de Andrés, y hace que él meta su pierna derecha entre las suyas. Así ella se acomoda y agarra mejor la verga de Miguel. Él baja la mano y empieza a acariciar la vagina de su tía. Ella se excita más y se quita la ropa completamente.

Están en eso: ella acaricia su verga y el cuerpo de Andrés tumbada de lado y él como puede le toca la vagina. Él no es experto y ella le dice. Mete estos dos dedos por aquí y dale duro. Así hace Andrés. Introduce dos dedos dentro de la vagina de la tía y empieza a meter y sacarlos suavemente y después con más rapidez.

Ella se retuerce del placer. Gemia y y movía su cuerpo con cada metida... Después, agarró el brazo de Andrés y le decía que le diera más duro. Estaba mojada, Andrés sentía la mano húmeda.

Empezó a gemir con más intensidad y Andrés le metía más los dedos, ahora tres. Movía la mano de lado a lado y de adentro afuera y notó como la tía apretaba su brazo, se movió quedando boca arriba, con las piernas abiertas, sintiendo las manos de Andrés en la vagina y tuvo un orgasmo. Temblaba de placer, cerraba y abría las piernas. Andrés sintió cómo su mano se llenó de un líquido. Los movimientos, gemidos y retorcimientos de su tía lo excitaron demasiado y él seguía masturbando a su tía, introduciendo sus dedos dentro de su vagina y mordiéndose los labios, de la excitación.

Ay mijo, tenía tiempo que no sentía eso. Me hiciste llegar a un orgasmo. ¿En serio, tía?. Sí mi niño lindo, mi bebé grande, le empezó a decir.

Ven aquí mi niño grande, yo te quiero y haría todo por ti. Lo besaba y acariciaba con pasión. Ven hijo, ponte sobre mí.

Así quedó ella boca arriba con las piernas abiertas y la vagina súper húmeda. Andrés se acostó sobre ella y empezó a moverse. Se besaban con pasión. Mi niño grande, decía la tía.

Andrés estaba rozando su pene contra la vagina de su tía, pero no la penetrada. Él se movía y sentía mucho placer, pero esta le tomó el pene y le dijo. Ya va hijo. Agarró el pene y puso la cabeza en la entrada y ahí le dijo, ahora sí, dale. Empuja.

Ahí sintió Andrés una sensación nueva. Sentía el pene entrar en la vagina de su tía. Sentía lo caliente de la vagina. Sentía la humedad y empezó a moverse sacando y metiendo su verga.

La tía empujaba también su cuerpo introduciendo más el pene de Andrés dentro de su vagina. Dale hijo, así tú también llegarás al orgasmo.

Andrés metía y sacaba ese pene acostado sobre su tía. Se besaban y ella acariciaba la espalda de Andrés.

Andrés se levantó un poco con los brazos y seguía metiendo y sacando la verga, empujando y gimiendo de placer. Veía como se metía su pene dentro de esa vagina y empezó a darle más duro y fuerte. Levantó su cuerpo e introducía su pene dentro de su tía, con las piernas bien abiertas. Tocaba sus pechos y apretaba sus pezones. Ella lo acariciaba, tocaba sus brazos delgados, los apretaba: le tocaba su pecho y le apretaba también los pezones. Ambos se movían rítmicamente.

Andrés se volvió a acostar sobre la tía y sus movimientos se hicieron más rápidos. Iba a llegar. Sentía que iba a explotar. Introdujo duro el pene y empezó a expulsar semen dentro de la vagina de su tía. Fue la mejor sensación que pudo tener. Seguía moviendose con cada impulso de su eyaculación.

Luego, se quedó un rato quieto con el pene aún dentro de la vagina de su tía. Se dieron un beso y ella le dice: me gustó mucho esto.

Andrés se tumba a un lado de la cama y la tía lo limpia. Y se limpia ella el semen de sus piernas. Andrés estaba cansado. Ambos se acuestan y se quedan dormidos...

Mañana se verá que pasará.
Buen relato
 
Elis es una mujer madura de 56 años que vive sola con su sobrino segundo, hijo de un sobrino de esta. Hace años vivían todos juntos en esa casa, pero con los años la mamá y el papá de Andrés se separan. Hubo peleas y discusiones. Luego de unos años más tarde, muere la bisabuela de Andrés, mamá de su tía segunda. Al poco tiempo Andrés y su mamá discuten porque en verdad no tuvieron una buena relación madre-hijo. Andrés ya tenía 12 años cuando su mamá se va y lo deja, llevándose a sus otros dos hijos menores.

Elis se encarga de él. Desde pequeño, él dormía con ella. Y ella lo complacía en todo lo que él quisiera. Por eso, él prefirió quedarse con ella. Para ello hubo discusiones y peleas, al final resultó así.

Elis siempre jugaba con Andrés al acostarse. Le hacía cosquillas y le rascaba la espalda hasta que él se quedaba dormido. No había nada raro en eso.

Pero Andrés fue creciendo y se hizo más callado y serio en la adolescencia. Casi no le habla a su tía. Sale y no dice a dónde. Ella lo llama para saber de él y él le responde de mala manera... Elis está triste por eso.

En esa casa no hay puertas en los cuartos, solo cortinas. A veces Andrés había visto a su tía desnuda, vistiendo porque no hace ruido cuando llega. Come, sale y esa es su rutina.

Una noche Elis decide que va a hablar con él. Pero él llega tarde de la calle. Ya Andrés tiene 18 años y esa actitud no le gusta a su tía. Ella espera es noche cuando llegue... A las 12, lo siente llegar.

Ella va a su cuarto (ya no dormía con ella como antes) y lo encuentra boca abajo tumbado en la cama, cubierto con la sábana solo de la espalda baja hacia abajo.

"Mijo", le dice. "Mijo, qué tienes que ya no me hablas ni me dices nada, sales y no sé dónde estás". Él con pocas ganas le dice "nada, tía".

Ella se sienta al lado en la cama y lo acaricia por la espalda. "¿Te acuerdas cuando te gustaba que te hiciera así y te hicieras cosquillas"? "Te voy a hacer cosquillas" y hablándole con tono de voz cuando se habla con un bebé, empieza a hacerle cosquillas. Él se mueve y le dice "no, deja"...

Ella lo enfrenta y lo agarra por un hombro obligándolo a darse la vuelta. No se había percatado que estaba desnudo y cuando lo voltió vio que tenía una erección. Él se enojó y se tapo. "vea tía, lo que hace"...

Mijo, no sabía que estabas así. Le dice.

Tía es que ya no soy un niño y por eso me gusta jugar así ya.

Pero yo te veo como mi niñito, Andrés. Extraño que jugáramos en las noches, como antes. Y lo volvió a rascar suavemente por el pecho. ¿Ya no te gusta?

Sí me gusta pero es diferente. Andrés estaba erecto y su pene palpitaba con las caricias de su tía.

Ya veo que no eres un niño, Andrés. Ella lo seguía acariciando por el pecho y los brazos, Andrés era delgado. Tenía el cuerpo lampiño. Ella bajo hacia el abdomen y seguía acariciándolo, como antes.

En un movimiento de su mano, roza el pene de Andrés. Aún seguía erecto. Y él le dice, ráscame por aquí, y le baja la mano por la pierna. Ella lo hace y ve la erección de Andrés. Era una verga grande y gruesa, blanca con la cabeza rosadita. Estaba bien dura y la llevaba afeitada.

No sabía que tenías esa erección, Andrés. Disculpa tía, pero no pares por favor. Me gusta que me rasques así... Y por aquí. Y le toma la mano llevándola a su pene erecto. La tía lo toca y acaricia, le jala la piel y expone toda la verga dura de Andrés. Está muy grande, Andrés, dice. ¿Tú crees? Pregunta él. Sí, debe medir como 19 cm.

Ay, hijo mío, mijo. Qué grande ya estás... Yo me preocupo por ti, mijo. Decía la tía. En eso se levanta y Andrés le dice. No te vayas tía, no me dejes así solito. Ella se levantó y dice, ya vengo mijo. Voy a buscar algo.

Andrés pensó que ya era todo. Ella sale y él se agarra la verga y se acaricia poco a poco, pensando en que quería seguir...

Pero al rato entra la tía y le dice. Te voy a echar esta crema para que sientas mejor. Y le unta el pene con lubricante. Andrés se excita más.

Ahora la mano de su tía se deslizaba más suavemente por su pene. Ella lo acariciaba y tocaba sin llegar a masturbarlo. Se acuesta al lado de Andrés, y hace que él meta su pierna derecha entre las suyas. Así ella se acomoda y agarra mejor la verga de Miguel. Él baja la mano y empieza a acariciar la vagina de su tía. Ella se excita más y se quita la ropa completamente.

Están en eso: ella acaricia su verga y el cuerpo de Andrés tumbada de lado y él como puede le toca la vagina. Él no es experto y ella le dice. Mete estos dos dedos por aquí y dale duro. Así hace Andrés. Introduce dos dedos dentro de la vagina de la tía y empieza a meter y sacarlos suavemente y después con más rapidez.

Ella se retuerce del placer. Gemia y y movía su cuerpo con cada metida... Después, agarró el brazo de Andrés y le decía que le diera más duro. Estaba mojada, Andrés sentía la mano húmeda.

Empezó a gemir con más intensidad y Andrés le metía más los dedos, ahora tres. Movía la mano de lado a lado y de adentro afuera y notó como la tía apretaba su brazo, se movió quedando boca arriba, con las piernas abiertas, sintiendo las manos de Andrés en la vagina y tuvo un orgasmo. Temblaba de placer, cerraba y abría las piernas. Andrés sintió cómo su mano se llenó de un líquido. Los movimientos, gemidos y retorcimientos de su tía lo excitaron demasiado y él seguía masturbando a su tía, introduciendo sus dedos dentro de su vagina y mordiéndose los labios, de la excitación.

Ay mijo, tenía tiempo que no sentía eso. Me hiciste llegar a un orgasmo. ¿En serio, tía?. Sí mi niño lindo, mi bebé grande, le empezó a decir.

Ven aquí mi niño grande, yo te quiero y haría todo por ti. Lo besaba y acariciaba con pasión. Ven hijo, ponte sobre mí.

Así quedó ella boca arriba con las piernas abiertas y la vagina súper húmeda. Andrés se acostó sobre ella y empezó a moverse. Se besaban con pasión. Mi niño grande, decía la tía.

Andrés estaba rozando su pene contra la vagina de su tía, pero no la penetrada. Él se movía y sentía mucho placer, pero esta le tomó el pene y le dijo. Ya va hijo. Agarró el pene y puso la cabeza en la entrada y ahí le dijo, ahora sí, dale. Empuja.

Ahí sintió Andrés una sensación nueva. Sentía el pene entrar en la vagina de su tía. Sentía lo caliente de la vagina. Sentía la humedad y empezó a moverse sacando y metiendo su verga.

La tía empujaba también su cuerpo introduciendo más el pene de Andrés dentro de su vagina. Dale hijo, así tú también llegarás al orgasmo.

Andrés metía y sacaba ese pene acostado sobre su tía. Se besaban y ella acariciaba la espalda de Andrés.

Andrés se levantó un poco con los brazos y seguía metiendo y sacando la verga, empujando y gimiendo de placer. Veía como se metía su pene dentro de esa vagina y empezó a darle más duro y fuerte. Levantó su cuerpo e introducía su pene dentro de su tía, con las piernas bien abiertas. Tocaba sus pechos y apretaba sus pezones. Ella lo acariciaba, tocaba sus brazos delgados, los apretaba: le tocaba su pecho y le apretaba también los pezones. Ambos se movían rítmicamente.

Andrés se volvió a acostar sobre la tía y sus movimientos se hicieron más rápidos. Iba a llegar. Sentía que iba a explotar. Introdujo duro el pene y empezó a expulsar semen dentro de la vagina de su tía. Fue la mejor sensación que pudo tener. Seguía moviendose con cada impulso de su eyaculación.

Luego, se quedó un rato quieto con el pene aún dentro de la vagina de su tía. Se dieron un beso y ella le dice: me gustó mucho esto.

Andrés se tumba a un lado de la cama y la tía lo limpia. Y se limpia ella el semen de sus piernas. Andrés estaba cansado. Ambos se acuestan y se quedan dormidos...

Mañana se verá que pasará.

Elis es una mujer madura de 56 años que vive sola con su sobrino segundo, hijo de un sobrino de esta. Hace años vivían todos juntos en esa casa, pero con los años la mamá y el papá de Andrés se separan. Hubo peleas y discusiones. Luego de unos años más tarde, muere la bisabuela de Andrés, mamá de su tía segunda. Al poco tiempo Andrés y su mamá discuten porque en verdad no tuvieron una buena relación madre-hijo. Andrés ya tenía 12 años cuando su mamá se va y lo deja, llevándose a sus otros dos hijos menores.

Elis se encarga de él. Desde pequeño, él dormía con ella. Y ella lo complacía en todo lo que él quisiera. Por eso, él prefirió quedarse con ella. Para ello hubo discusiones y peleas, al final resultó así.

Elis siempre jugaba con Andrés al acostarse. Le hacía cosquillas y le rascaba la espalda hasta que él se quedaba dormido. No había nada raro en eso.

Pero Andrés fue creciendo y se hizo más callado y serio en la adolescencia. Casi no le habla a su tía. Sale y no dice a dónde. Ella lo llama para saber de él y él le responde de mala manera... Elis está triste por eso.

En esa casa no hay puertas en los cuartos, solo cortinas. A veces Andrés había visto a su tía desnuda, vistiendo porque no hace ruido cuando llega. Come, sale y esa es su rutina.

Una noche Elis decide que va a hablar con él. Pero él llega tarde de la calle. Ya Andrés tiene 18 años y esa actitud no le gusta a su tía. Ella espera es noche cuando llegue... A las 12, lo siente llegar.

Ella va a su cuarto (ya no dormía con ella como antes) y lo encuentra boca abajo tumbado en la cama, cubierto con la sábana solo de la espalda baja hacia abajo.

"Mijo", le dice. "Mijo, qué tienes que ya no me hablas ni me dices nada, sales y no sé dónde estás". Él con pocas ganas le dice "nada, tía".

Ella se sienta al lado en la cama y lo acaricia por la espalda. "¿Te acuerdas cuando te gustaba que te hiciera así y te hicieras cosquillas"? "Te voy a hacer cosquillas" y hablándole con tono de voz cuando se habla con un bebé, empieza a hacerle cosquillas. Él se mueve y le dice "no, deja"...

Ella lo enfrenta y lo agarra por un hombro obligándolo a darse la vuelta. No se había percatado que estaba desnudo y cuando lo voltió vio que tenía una erección. Él se enojó y se tapo. "vea tía, lo que hace"...

Mijo, no sabía que estabas así. Le dice.

Tía es que ya no soy un niño y por eso me gusta jugar así ya.

Pero yo te veo como mi niñito, Andrés. Extraño que jugáramos en las noches, como antes. Y lo volvió a rascar suavemente por el pecho. ¿Ya no te gusta?

Sí me gusta pero es diferente. Andrés estaba erecto y su pene palpitaba con las caricias de su tía.

Ya veo que no eres un niño, Andrés. Ella lo seguía acariciando por el pecho y los brazos, Andrés era delgado. Tenía el cuerpo lampiño. Ella bajo hacia el abdomen y seguía acariciándolo, como antes.

En un movimiento de su mano, roza el pene de Andrés. Aún seguía erecto. Y él le dice, ráscame por aquí, y le baja la mano por la pierna. Ella lo hace y ve la erección de Andrés. Era una verga grande y gruesa, blanca con la cabeza rosadita. Estaba bien dura y la llevaba afeitada.

No sabía que tenías esa erección, Andrés. Disculpa tía, pero no pares por favor. Me gusta que me rasques así... Y por aquí. Y le toma la mano llevándola a su pene erecto. La tía lo toca y acaricia, le jala la piel y expone toda la verga dura de Andrés. Está muy grande, Andrés, dice. ¿Tú crees? Pregunta él. Sí, debe medir como 19 cm.

Ay, hijo mío, mijo. Qué grande ya estás... Yo me preocupo por ti, mijo. Decía la tía. En eso se levanta y Andrés le dice. No te vayas tía, no me dejes así solito. Ella se levantó y dice, ya vengo mijo. Voy a buscar algo.

Andrés pensó que ya era todo. Ella sale y él se agarra la verga y se acaricia poco a poco, pensando en que quería seguir...

Pero al rato entra la tía y le dice. Te voy a echar esta crema para que sientas mejor. Y le unta el pene con lubricante. Andrés se excita más.

Ahora la mano de su tía se deslizaba más suavemente por su pene. Ella lo acariciaba y tocaba sin llegar a masturbarlo. Se acuesta al lado de Andrés, y hace que él meta su pierna derecha entre las suyas. Así ella se acomoda y agarra mejor la verga de Miguel. Él baja la mano y empieza a acariciar la vagina de su tía. Ella se excita más y se quita la ropa completamente.

Están en eso: ella acaricia su verga y el cuerpo de Andrés tumbada de lado y él como puede le toca la vagina. Él no es experto y ella le dice. Mete estos dos dedos por aquí y dale duro. Así hace Andrés. Introduce dos dedos dentro de la vagina de la tía y empieza a meter y sacarlos suavemente y después con más rapidez.

Ella se retuerce del placer. Gemia y y movía su cuerpo con cada metida... Después, agarró el brazo de Andrés y le decía que le diera más duro. Estaba mojada, Andrés sentía la mano húmeda.

Empezó a gemir con más intensidad y Andrés le metía más los dedos, ahora tres. Movía la mano de lado a lado y de adentro afuera y notó como la tía apretaba su brazo, se movió quedando boca arriba, con las piernas abiertas, sintiendo las manos de Andrés en la vagina y tuvo un orgasmo. Temblaba de placer, cerraba y abría las piernas. Andrés sintió cómo su mano se llenó de un líquido. Los movimientos, gemidos y retorcimientos de su tía lo excitaron demasiado y él seguía masturbando a su tía, introduciendo sus dedos dentro de su vagina y mordiéndose los labios, de la excitación.

Ay mijo, tenía tiempo que no sentía eso. Me hiciste llegar a un orgasmo. ¿En serio, tía?. Sí mi niño lindo, mi bebé grande, le empezó a decir.

Ven aquí mi niño grande, yo te quiero y haría todo por ti. Lo besaba y acariciaba con pasión. Ven hijo, ponte sobre mí.

Así quedó ella boca arriba con las piernas abiertas y la vagina súper húmeda. Andrés se acostó sobre ella y empezó a moverse. Se besaban con pasión. Mi niño grande, decía la tía.

Andrés estaba rozando su pene contra la vagina de su tía, pero no la penetrada. Él se movía y sentía mucho placer, pero esta le tomó el pene y le dijo. Ya va hijo. Agarró el pene y puso la cabeza en la entrada y ahí le dijo, ahora sí, dale. Empuja.

Ahí sintió Andrés una sensación nueva. Sentía el pene entrar en la vagina de su tía. Sentía lo caliente de la vagina. Sentía la humedad y empezó a moverse sacando y metiendo su verga.

La tía empujaba también su cuerpo introduciendo más el pene de Andrés dentro de su vagina. Dale hijo, así tú también llegarás al orgasmo.

Andrés metía y sacaba ese pene acostado sobre su tía. Se besaban y ella acariciaba la espalda de Andrés.

Andrés se levantó un poco con los brazos y seguía metiendo y sacando la verga, empujando y gimiendo de placer. Veía como se metía su pene dentro de esa vagina y empezó a darle más duro y fuerte. Levantó su cuerpo e introducía su pene dentro de su tía, con las piernas bien abiertas. Tocaba sus pechos y apretaba sus pezones. Ella lo acariciaba, tocaba sus brazos delgados, los apretaba: le tocaba su pecho y le apretaba también los pezones. Ambos se movían rítmicamente.

Andrés se volvió a acostar sobre la tía y sus movimientos se hicieron más rápidos. Iba a llegar. Sentía que iba a explotar. Introdujo duro el pene y empezó a expulsar semen dentro de la vagina de su tía. Fue la mejor sensación que pudo tener. Seguía moviendose con cada impulso de su eyaculación.

Luego, se quedó un rato quieto con el pene aún dentro de la vagina de su tía. Se dieron un beso y ella le dice: me gustó mucho esto.

Andrés se tumba a un lado de la cama y la tía lo limpia. Y se limpia ella el semen de sus piernas. Andrés estaba cansado. Ambos se acuestan y se quedan dormidos...

Mañana se verá que pasará.
Esto promete
 
Elis es una mujer madura de 56 años que vive sola con su sobrino segundo, hijo de un sobrino de esta. Hace años vivían todos juntos en esa casa, pero con los años la mamá y el papá de Andrés se separan. Hubo peleas y discusiones. Luego de unos años más tarde, muere la bisabuela de Andrés, mamá de su tía segunda. Al poco tiempo Andrés y su mamá discuten porque en verdad no tuvieron una buena relación madre-hijo. Andrés ya tenía 12 años cuando su mamá se va y lo deja, llevándose a sus otros dos hijos menores.

Elis se encarga de él. Desde pequeño, él dormía con ella. Y ella lo complacía en todo lo que él quisiera. Por eso, él prefirió quedarse con ella. Para ello hubo discusiones y peleas, al final resultó así.

Elis siempre jugaba con Andrés al acostarse. Le hacía cosquillas y le rascaba la espalda hasta que él se quedaba dormido. No había nada raro en eso.

Pero Andrés fue creciendo y se hizo más callado y serio en la adolescencia. Casi no le habla a su tía. Sale y no dice a dónde. Ella lo llama para saber de él y él le responde de mala manera... Elis está triste por eso.

En esa casa no hay puertas en los cuartos, solo cortinas. A veces Andrés había visto a su tía desnuda, vistiendo porque no hace ruido cuando llega. Come, sale y esa es su rutina.

Una noche Elis decide que va a hablar con él. Pero él llega tarde de la calle. Ya Andrés tiene 18 años y esa actitud no le gusta a su tía. Ella espera es noche cuando llegue... A las 12, lo siente llegar.

Ella va a su cuarto (ya no dormía con ella como antes) y lo encuentra boca abajo tumbado en la cama, cubierto con la sábana solo de la espalda baja hacia abajo.

"Mijo", le dice. "Mijo, qué tienes que ya no me hablas ni me dices nada, sales y no sé dónde estás". Él con pocas ganas le dice "nada, tía".

Ella se sienta al lado en la cama y lo acaricia por la espalda. "¿Te acuerdas cuando te gustaba que te hiciera así y te hicieras cosquillas"? "Te voy a hacer cosquillas" y hablándole con tono de voz cuando se habla con un bebé, empieza a hacerle cosquillas. Él se mueve y le dice "no, deja"...

Ella lo enfrenta y lo agarra por un hombro obligándolo a darse la vuelta. No se había percatado que estaba desnudo y cuando lo voltió vio que tenía una erección. Él se enojó y se tapo. "vea tía, lo que hace"...

Mijo, no sabía que estabas así. Le dice.

Tía es que ya no soy un niño y por eso me gusta jugar así ya.

Pero yo te veo como mi niñito, Andrés. Extraño que jugáramos en las noches, como antes. Y lo volvió a rascar suavemente por el pecho. ¿Ya no te gusta?

Sí me gusta pero es diferente. Andrés estaba erecto y su pene palpitaba con las caricias de su tía.

Ya veo que no eres un niño, Andrés. Ella lo seguía acariciando por el pecho y los brazos, Andrés era delgado. Tenía el cuerpo lampiño. Ella bajo hacia el abdomen y seguía acariciándolo, como antes.

En un movimiento de su mano, roza el pene de Andrés. Aún seguía erecto. Y él le dice, ráscame por aquí, y le baja la mano por la pierna. Ella lo hace y ve la erección de Andrés. Era una verga grande y gruesa, blanca con la cabeza rosadita. Estaba bien dura y la llevaba afeitada.

No sabía que tenías esa erección, Andrés. Disculpa tía, pero no pares por favor. Me gusta que me rasques así... Y por aquí. Y le toma la mano llevándola a su pene erecto. La tía lo toca y acaricia, le jala la piel y expone toda la verga dura de Andrés. Está muy grande, Andrés, dice. ¿Tú crees? Pregunta él. Sí, debe medir como 19 cm.

Ay, hijo mío, mijo. Qué grande ya estás... Yo me preocupo por ti, mijo. Decía la tía. En eso se levanta y Andrés le dice. No te vayas tía, no me dejes así solito. Ella se levantó y dice, ya vengo mijo. Voy a buscar algo.

Andrés pensó que ya era todo. Ella sale y él se agarra la verga y se acaricia poco a poco, pensando en que quería seguir...

Pero al rato entra la tía y le dice. Te voy a echar esta crema para que sientas mejor. Y le unta el pene con lubricante. Andrés se excita más.

Ahora la mano de su tía se deslizaba más suavemente por su pene. Ella lo acariciaba y tocaba sin llegar a masturbarlo. Se acuesta al lado de Andrés, y hace que él meta su pierna derecha entre las suyas. Así ella se acomoda y agarra mejor la verga de Miguel. Él baja la mano y empieza a acariciar la vagina de su tía. Ella se excita más y se quita la ropa completamente.

Están en eso: ella acaricia su verga y el cuerpo de Andrés tumbada de lado y él como puede le toca la vagina. Él no es experto y ella le dice. Mete estos dos dedos por aquí y dale duro. Así hace Andrés. Introduce dos dedos dentro de la vagina de la tía y empieza a meter y sacarlos suavemente y después con más rapidez.

Ella se retuerce del placer. Gemia y y movía su cuerpo con cada metida... Después, agarró el brazo de Andrés y le decía que le diera más duro. Estaba mojada, Andrés sentía la mano húmeda.

Empezó a gemir con más intensidad y Andrés le metía más los dedos, ahora tres. Movía la mano de lado a lado y de adentro afuera y notó como la tía apretaba su brazo, se movió quedando boca arriba, con las piernas abiertas, sintiendo las manos de Andrés en la vagina y tuvo un orgasmo. Temblaba de placer, cerraba y abría las piernas. Andrés sintió cómo su mano se llenó de un líquido. Los movimientos, gemidos y retorcimientos de su tía lo excitaron demasiado y él seguía masturbando a su tía, introduciendo sus dedos dentro de su vagina y mordiéndose los labios, de la excitación.

Ay mijo, tenía tiempo que no sentía eso. Me hiciste llegar a un orgasmo. ¿En serio, tía?. Sí mi niño lindo, mi bebé grande, le empezó a decir.

Ven aquí mi niño grande, yo te quiero y haría todo por ti. Lo besaba y acariciaba con pasión. Ven hijo, ponte sobre mí.

Así quedó ella boca arriba con las piernas abiertas y la vagina súper húmeda. Andrés se acostó sobre ella y empezó a moverse. Se besaban con pasión. Mi niño grande, decía la tía.

Andrés estaba rozando su pene contra la vagina de su tía, pero no la penetrada. Él se movía y sentía mucho placer, pero esta le tomó el pene y le dijo. Ya va hijo. Agarró el pene y puso la cabeza en la entrada y ahí le dijo, ahora sí, dale. Empuja.

Ahí sintió Andrés una sensación nueva. Sentía el pene entrar en la vagina de su tía. Sentía lo caliente de la vagina. Sentía la humedad y empezó a moverse sacando y metiendo su verga.

La tía empujaba también su cuerpo introduciendo más el pene de Andrés dentro de su vagina. Dale hijo, así tú también llegarás al orgasmo.

Andrés metía y sacaba ese pene acostado sobre su tía. Se besaban y ella acariciaba la espalda de Andrés.

Andrés se levantó un poco con los brazos y seguía metiendo y sacando la verga, empujando y gimiendo de placer. Veía como se metía su pene dentro de esa vagina y empezó a darle más duro y fuerte. Levantó su cuerpo e introducía su pene dentro de su tía, con las piernas bien abiertas. Tocaba sus pechos y apretaba sus pezones. Ella lo acariciaba, tocaba sus brazos delgados, los apretaba: le tocaba su pecho y le apretaba también los pezones. Ambos se movían rítmicamente.

Andrés se volvió a acostar sobre la tía y sus movimientos se hicieron más rápidos. Iba a llegar. Sentía que iba a explotar. Introdujo duro el pene y empezó a expulsar semen dentro de la vagina de su tía. Fue la mejor sensación que pudo tener. Seguía moviendose con cada impulso de su eyaculación.

Luego, se quedó un rato quieto con el pene aún dentro de la vagina de su tía. Se dieron un beso y ella le dice: me gustó mucho esto.

Andrés se tumba a un lado de la cama y la tía lo limpia. Y se limpia ella el semen de sus piernas. Andrés estaba cansado. Ambos se acuestan y se quedan dormidos...

Mañana se verá que pasará.
Muy bueno,me hace acordar mi juventud
 
Recuerdo cuando hace un par de años, al visitar junto a mis padres a mis tíos, una noche me quedé solo en su casa. Yo tenía unos 20 años y mi tía 56, más o menos. Lo más destacable que tiene es un par de tetas enormes, de estas bien puestas que además nunca enseña (no recuerdo grandes escotes) y que son todo un misterio y una fantasía para un chaval de 20 años. Yo crecí mirando esas tetas disimuladamente, evitando a toda costa que me pillasen mirando y coleccionando todas las fotos de mi tía que podía conseguir. El caso es que esa noche me quedé solo en casa de mis tíos. En cuanto se cerró la puerta de entrada yo me levanté de un salto y fui corriendo a su cuarto. Una vez en la habitación abrí todos los cajones, uno a uno, y elegí un par de sujetadores (del tamaño de mi cabeza, no es broma) que me ponían cachondo perdido. Me di la vuelta para colocarlos sobre la cama (pensaba hacerme la paja ahí mismo y correrme dentro del sujetador, estaba tan cachondo que no me importaban las consecuencias, solo podía pensar en mi corrida pegada a los pezones duros de mi tía). Sin embargo al darme la vuelta encontré el premio gordo. A los pies de la cama estaban tiradas unas bragas de encaje, las cogi del suelo y vi que estaban mojadas, todavía húmedas. Me volví loco, la polla me iba a estallar. Pasé mis dedos varías veces hasta que se quedaron mojados y me los lamí. No me lo podía creer, estaba probando a mi tía por fin. Empecé a tocarme muy despacio, quería aprovechar ese regalo de la vida y correrme a chorros. Me puse las bragas en la cara para poder olerlas y lamerlas mientras me pajeaba sin parar. También tenia los sujetadores que intentaba imaginarme rellenos de esas dos tetas deliciosas. Ya no aguantaba más. El olor de las bragas se me había clavado en la mente para siempre, mi boca tenía el sabor del coño de mi tía y la polla me iba a explotar de lo dura, grande y cargada que estaba. Empecé a sentir que me iba a correr. Rápidamente me coloqué las bragas de mi tía en la polla y disparé sobre su líquido para que los dos se confundiesen. Me había corrido en las bragas de mi tía, nuestros fluidos estaban mezclados. Mi corrida era mucho más grande y manché las bragas por distintas zonas, pero no me importó. De hecho, tengo la esperanza de que mi tía se diese cuenta y se las pusiese así, con mi corrida todavía fresca, bien apretadas contra su coño maduro.
Tengo más historias con mi tía (incluso con otra tía mia también jajajaj) pero este fue el primer acercamiento más real que hice.
 
Recuerdo cuando hace un par de años, al visitar junto a mis padres a mis tíos, una noche me quedé solo en su casa. Yo tenía unos 20 años y mi tía 56, más o menos. Lo más destacable que tiene es un par de tetas enormes, de estas bien puestas que además nunca enseña (no recuerdo grandes escotes) y que son todo un misterio y una fantasía para un chaval de 20 años. Yo crecí mirando esas tetas disimuladamente, evitando a toda costa que me pillasen mirando y coleccionando todas las fotos de mi tía que podía conseguir. El caso es que esa noche me quedé solo en casa de mis tíos. En cuanto se cerró la puerta de entrada yo me levanté de un salto y fui corriendo a su cuarto. Una vez en la habitación abrí todos los cajones, uno a uno, y elegí un par de sujetadores (del tamaño de mi cabeza, no es broma) que me ponían cachondo perdido. Me di la vuelta para colocarlos sobre la cama (pensaba hacerme la paja ahí mismo y correrme dentro del sujetador, estaba tan cachondo que no me importaban las consecuencias, solo podía pensar en mi corrida pegada a los pezones duros de mi tía). Sin embargo al darme la vuelta encontré el premio gordo. A los pies de la cama estaban tiradas unas bragas de encaje, las cogi del suelo y vi que estaban mojadas, todavía húmedas. Me volví loco, la polla me iba a estallar. Pasé mis dedos varías veces hasta que se quedaron mojados y me los lamí. No me lo podía creer, estaba probando a mi tía por fin. Empecé a tocarme muy despacio, quería aprovechar ese regalo de la vida y correrme a chorros. Me puse las bragas en la cara para poder olerlas y lamerlas mientras me pajeaba sin parar. También tenia los sujetadores que intentaba imaginarme rellenos de esas dos tetas deliciosas. Ya no aguantaba más. El olor de las bragas se me había clavado en la mente para siempre, mi boca tenía el sabor del coño de mi tía y la polla me iba a explotar de lo dura, grande y cargada que estaba. Empecé a sentir que me iba a correr. Rápidamente me coloqué las bragas de mi tía en la polla y disparé sobre su líquido para que los dos se confundiesen. Me había corrido en las bragas de mi tía, nuestros fluidos estaban mezclados. Mi corrida era mucho más grande y manché las bragas por distintas zonas, pero no me importó. De hecho, tengo la esperanza de que mi tía se diese cuenta y se las pusiese así, con mi corrida todavía fresca, bien apretadas contra su coño maduro.
Tengo más historias con mi tía (incluso con otra tía mia también jajajaj) pero este fue el primer acercamiento más real que hice.
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Recuerdo cuando hace un par de años, al visitar junto a mis padres a mis tíos, una noche me quedé solo en su casa. Yo tenía unos 20 años y mi tía 56, más o menos. Lo más destacable que tiene es un par de tetas enormes, de estas bien puestas que además nunca enseña (no recuerdo grandes escotes) y que son todo un misterio y una fantasía para un chaval de 20 años. Yo crecí mirando esas tetas disimuladamente, evitando a toda costa que me pillasen mirando y coleccionando todas las fotos de mi tía que podía conseguir. El caso es que esa noche me quedé solo en casa de mis tíos. En cuanto se cerró la puerta de entrada yo me levanté de un salto y fui corriendo a su cuarto. Una vez en la habitación abrí todos los cajones, uno a uno, y elegí un par de sujetadores (del tamaño de mi cabeza, no es broma) que me ponían cachondo perdido. Me di la vuelta para colocarlos sobre la cama (pensaba hacerme la paja ahí mismo y correrme dentro del sujetador, estaba tan cachondo que no me importaban las consecuencias, solo podía pensar en mi corrida pegada a los pezones duros de mi tía). Sin embargo al darme la vuelta encontré el premio gordo. A los pies de la cama estaban tiradas unas bragas de encaje, las cogi del suelo y vi que estaban mojadas, todavía húmedas. Me volví loco, la polla me iba a estallar. Pasé mis dedos varías veces hasta que se quedaron mojados y me los lamí. No me lo podía creer, estaba probando a mi tía por fin. Empecé a tocarme muy despacio, quería aprovechar ese regalo de la vida y correrme a chorros. Me puse las bragas en la cara para poder olerlas y lamerlas mientras me pajeaba sin parar. También tenia los sujetadores que intentaba imaginarme rellenos de esas dos tetas deliciosas. Ya no aguantaba más. El olor de las bragas se me había clavado en la mente para siempre, mi boca tenía el sabor del coño de mi tía y la polla me iba a explotar de lo dura, grande y cargada que estaba. Empecé a sentir que me iba a correr. Rápidamente me coloqué las bragas de mi tía en la polla y disparé sobre su líquido para que los dos se confundiesen. Me había corrido en las bragas de mi tía, nuestros fluidos estaban mezclados. Mi corrida era mucho más grande y manché las bragas por distintas zonas, pero no me importó. De hecho, tengo la esperanza de que mi tía se diese cuenta y se las pusiese así, con mi corrida todavía fresca, bien apretadas contra su coño maduro.
Tengo más historias con mi tía (incluso con otra tía mia también jajajaj) pero este fue el primer acercamiento más real que hice.
Si porfavor, cuenta más
 
Espectacular. Ahora explica la más excitante que hayas tenido xon alguna de tus tías
 
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