Un amargo brindis para Harley [FANFIC]

Eros

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31 Jul 2023
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Éste es un relato de ésos que llaman "fan-fiction" o, simplemente, "fanfic". Desarrolla una fantasía que tiene como protagonistas a dos de los villanos más carismáticos del universo DC: el Joker y su novia, Harley Queen. Aquellos que conozcan mi blog, lo encontrarán allí acompañado de imágenes y con mejor maquetación, pero, por lo demás, aquí tenéis el texto íntegro. Espero que os guste y que me aportéis vuestros comentarios.

Imagina a Harley sin más ropa que una escueta lencería de cuero que, además, ni siquiera cubre lo que se supone que debería.

Imagina a un numeroso grupo formado por los más brutos y musculosos de los matones negros a sueldo del Joker.

Imagina a los sicarios usando y abusando de Harley a su antojo; manoseándola como la más barata de las rameras; obligándola a tragar sus enormes miembros hasta la campanilla; penetrándola por todos sus agujeros, a la vez si les apetece.

Imagina al Joker sentado en una silla a pocos metros, observando atentamente el espectáculo, dando órdenes de tanto en tanto a sus hombres cada vez que se le ocurre una nueva cerdada a la que puedan someterla; sacando su pene de vez en cuando para masturbarse; subiendo y bajando la mano con lentitud, disfrutando el momento, regodeándose en la humillación.

Imagina a Harley dirigiendo la mirada continuamente a su amo, buscando su aprobación; demostrándole que, si eso es lo que él desea, se someterá a lo que haga falta por darle gusto; sonriéndole con picardía; hablándole sucio cuando ve que se masturba para excitarlo aún más.

A una orden de su jefe —y no sin alguna pelea por ocupar los primeros lugares, que éste ataja con un grito de amenaza—, imagina a todos aquellos sementales colocarse en fila india para descargar su semen uno tras otro sobre la cara de la joven, mientras ella sostiene una copa de boca ancha bajo su barbilla para que no se pierda ni una sola gota.

Imagina el rostro de Harley literalmente bañado en un espeso engrudo blanco, tan abundante que acaba penetrando en ojos, orejas, fosas nasales y boca. Pese a su esfuerzo por recoger todo el líquido, varios regueros viajan pecho abajo y, tras reunirse fugazmente sobre su vagina, acaban en el suelo. Aun así, la copa se va llenando más y más.

Una vez han eyaculado todos, imagina al Joker despachando a sus gorilas con un gesto despectivo de la mano y quedándose a solas con la chica, que está de rodillas y continúa sosteniendo ese cáliz de la depravación.

Imagina al hombre levantándose; quitándose con parsimonia sus pantalones primero y sus calzoncillos después; y caminando hacia ella tranquilamente. Se ha dejado puestas las botas para no tener que tocar con los pies desnudos el semen derramado, pero pisa con precaución para no resbalar.

Imagínatelo deteniéndose a escasos centímetros de su novia, mirándola a los ojos durante unos segundos con el gesto impertérrito, para esbozar poco a poco una sonrisa torcida y siniestra y, finalmente, al tiempo que agarra su verga, arquear las cejas con sorna mientras pronuncia:

—Ya sabes lo que viene ahora.

Imagina a Harley devolviéndole la sonrisa y colocando una vez más la copa bajo su barbilla.

Tras apenas medio minuto masturbándose con violencia, imagina al Joker eyacular chorro tras chorro de esperma sobre la cara de la mujer, de donde caen al caldo blanco que casi llena el recipiente. Ella lo observa extasiada.

Imagínalo jadear unos segundos, recuperar el control de sí mismo y, entonces, señalar primero la copa con un dedo y después a la propia Harley.

—Y ni se te ocurra derramar una gota —añade.

Imagina a la muchacha llevarse la copa a los labios con una nueva sonrisa y beber.

Beber.

Beber.

—Hasta el final, señorita —apuntilla el villano, sólo que no es necesario, porque para cuando ha terminado la frase Harley ya ha apurado todo el contenido y hasta vuelca la copa sobre su lengua para hacer caer los últimos restos.

—Vaya con la glotona —ríe él—. Pero mírate —y la señala con ambas manos—; qué sucia estás. —Camina unos pasos dándole la espalda y, de pronto, se gira hacia ella—. Eso es inadmisible, mi pequeña, inadmisible —dice con retintín—. ¿Qué pensaría tu pobre madre, eh?

Vuelve a reír y camina de nuevo hacia Harley, que lo observa con curiosidad.

—No te sigo —responde.

El rey de los bajos fondos de Gotham se coloca otra vez frente a su novia y vuelve a agarrar su pene.

Durante cinco o seis segundos, no ocurre nada.

Imagina a la joven abriendo los ojos en un gesto de sorpresa.

Imagina el sonido de un torrente saliendo de la verga del hombre, directo a la cara de la muchacha.

Imagina la risa del Joker, que sube de tono poco a poco hasta convertirse en una loca carcajada.

Está orinando sobre ella, por supuesto.

E imagina nuevamente a Harley, empapada en una inesperada lluvia de oro; pletórica como una niña pequeña que estrena juguete por ver a su amo feliz; satisfecha y orgullosa por saber que todo es gracias a ella.

Preguntándose, quizá, qué nuevo juego le propondrá mañana.

El caño de orina se acaba agotando. El malvado aprieta un par de veces por si aún queda algo en su vejiga y, tras comprobar que no es así, sacude su virilidad en dirección al rostro de la chica para librarse de esas molestas últimas gotas.

Imagínalo dándole otra vez la espalda y regresando a la silla en la que ha dejado su ropa para volver a ponérsela. Todavía chorreante, Harley no se ha movido ni un centímetro. Sabe que no puede hacerlo hasta que él no le dé permiso.

—¿Estás contento, mi amorcito? —se atreve a preguntar.

Sin volverse, el hombre escupe:

—Agarra una fregona o lo que más rabia te dé y limpia todo esto y, entonces, tal vez SÍ esté contento.

Imagina al Joker marcharse sin más.

Imagina a Harley fijar sus ojos en el suelo hasta que escucha cerrarse la puerta de la sala. Sólo entonces se levanta con dificultad, con cuidado de no resbalar con esa peligrosa mezcla de fluidos que cubre el piso.

Una lágrima se desliza mejilla abajo.

O quizá sólo es orina que aún gotea desde su cabello empapado.
 
Éste es un relato de ésos que llaman "fan-fiction" o, simplemente, "fanfic". Desarrolla una fantasía que tiene como protagonistas a dos de los villanos más carismáticos del universo DC: el Joker y su novia, Harley Queen. Aquellos que conozcan mi blog, lo encontrarán allí acompañado de imágenes y con mejor maquetación, pero, por lo demás, aquí tenéis el texto íntegro. Espero que os guste y que me aportéis vuestros comentarios.

Imagina a Harley sin más ropa que una escueta lencería de cuero que, además, ni siquiera cubre lo que se supone que debería.

Imagina a un numeroso grupo formado por los más brutos y musculosos de los matones negros a sueldo del Joker.

Imagina a los sicarios usando y abusando de Harley a su antojo; manoseándola como la más barata de las rameras; obligándola a tragar sus enormes miembros hasta la campanilla; penetrándola por todos sus agujeros, a la vez si les apetece.

Imagina al Joker sentado en una silla a pocos metros, observando atentamente el espectáculo, dando órdenes de tanto en tanto a sus hombres cada vez que se le ocurre una nueva cerdada a la que puedan someterla; sacando su pene de vez en cuando para masturbarse; subiendo y bajando la mano con lentitud, disfrutando el momento, regodeándose en la humillación.

Imagina a Harley dirigiendo la mirada continuamente a su amo, buscando su aprobación; demostrándole que, si eso es lo que él desea, se someterá a lo que haga falta por darle gusto; sonriéndole con picardía; hablándole sucio cuando ve que se masturba para excitarlo aún más.

A una orden de su jefe —y no sin alguna pelea por ocupar los primeros lugares, que éste ataja con un grito de amenaza—, imagina a todos aquellos sementales colocarse en fila india para descargar su semen uno tras otro sobre la cara de la joven, mientras ella sostiene una copa de boca ancha bajo su barbilla para que no se pierda ni una sola gota.

Imagina el rostro de Harley literalmente bañado en un espeso engrudo blanco, tan abundante que acaba penetrando en ojos, orejas, fosas nasales y boca. Pese a su esfuerzo por recoger todo el líquido, varios regueros viajan pecho abajo y, tras reunirse fugazmente sobre su vagina, acaban en el suelo. Aun así, la copa se va llenando más y más.

Una vez han eyaculado todos, imagina al Joker despachando a sus gorilas con un gesto despectivo de la mano y quedándose a solas con la chica, que está de rodillas y continúa sosteniendo ese cáliz de la depravación.

Imagina al hombre levantándose; quitándose con parsimonia sus pantalones primero y sus calzoncillos después; y caminando hacia ella tranquilamente. Se ha dejado puestas las botas para no tener que tocar con los pies desnudos el semen derramado, pero pisa con precaución para no resbalar.

Imagínatelo deteniéndose a escasos centímetros de su novia, mirándola a los ojos durante unos segundos con el gesto impertérrito, para esbozar poco a poco una sonrisa torcida y siniestra y, finalmente, al tiempo que agarra su verga, arquear las cejas con sorna mientras pronuncia:

—Ya sabes lo que viene ahora.

Imagina a Harley devolviéndole la sonrisa y colocando una vez más la copa bajo su barbilla.

Tras apenas medio minuto masturbándose con violencia, imagina al Joker eyacular chorro tras chorro de esperma sobre la cara de la mujer, de donde caen al caldo blanco que casi llena el recipiente. Ella lo observa extasiada.

Imagínalo jadear unos segundos, recuperar el control de sí mismo y, entonces, señalar primero la copa con un dedo y después a la propia Harley.

—Y ni se te ocurra derramar una gota —añade.

Imagina a la muchacha llevarse la copa a los labios con una nueva sonrisa y beber.

Beber.

Beber.

—Hasta el final, señorita —apuntilla el villano, sólo que no es necesario, porque para cuando ha terminado la frase Harley ya ha apurado todo el contenido y hasta vuelca la copa sobre su lengua para hacer caer los últimos restos.

—Vaya con la glotona —ríe él—. Pero mírate —y la señala con ambas manos—; qué sucia estás. —Camina unos pasos dándole la espalda y, de pronto, se gira hacia ella—. Eso es inadmisible, mi pequeña, inadmisible —dice con retintín—. ¿Qué pensaría tu pobre madre, eh?

Vuelve a reír y camina de nuevo hacia Harley, que lo observa con curiosidad.

—No te sigo —responde.

El rey de los bajos fondos de Gotham se coloca otra vez frente a su novia y vuelve a agarrar su pene.

Durante cinco o seis segundos, no ocurre nada.

Imagina a la joven abriendo los ojos en un gesto de sorpresa.

Imagina el sonido de un torrente saliendo de la verga del hombre, directo a la cara de la muchacha.

Imagina la risa del Joker, que sube de tono poco a poco hasta convertirse en una loca carcajada.

Está orinando sobre ella, por supuesto.

E imagina nuevamente a Harley, empapada en una inesperada lluvia de oro; pletórica como una niña pequeña que estrena juguete por ver a su amo feliz; satisfecha y orgullosa por saber que todo es gracias a ella.

Preguntándose, quizá, qué nuevo juego le propondrá mañana.

El caño de orina se acaba agotando. El malvado aprieta un par de veces por si aún queda algo en su vejiga y, tras comprobar que no es así, sacude su virilidad en dirección al rostro de la chica para librarse de esas molestas últimas gotas.

Imagínalo dándole otra vez la espalda y regresando a la silla en la que ha dejado su ropa para volver a ponérsela. Todavía chorreante, Harley no se ha movido ni un centímetro. Sabe que no puede hacerlo hasta que él no le dé permiso.

—¿Estás contento, mi amorcito? —se atreve a preguntar.

Sin volverse, el hombre escupe:

—Agarra una fregona o lo que más rabia te dé y limpia todo esto y, entonces, tal vez SÍ esté contento.

Imagina al Joker marcharse sin más.

Imagina a Harley fijar sus ojos en el suelo hasta que escucha cerrarse la puerta de la sala. Sólo entonces se levanta con dificultad, con cuidado de no resbalar con esa peligrosa mezcla de fluidos que cubre el piso.

Una lágrima se desliza mejilla abajo.

O quizá sólo es orina que aún gotea desde su cabello empapado.
Ya no cabe más en mi maginación... uffffff!
Gracias mil por compartir
 
Hola, he visto que haces relatos, yo también, me gustaría proponerte hacer un intercambio de relatos, es decir, tú me dices de qué quieres que yo te haga un relato y tú haces lo mismo por mí, qué te parece?
 
Hola, he visto que haces relatos, yo también, me gustaría proponerte hacer un intercambio de relatos, es decir, tú me dices de qué quieres que yo te haga un relato y tú haces lo mismo por mí, qué te parece?
Hola, Miguel. Muchas gracias por leer el relato y por tu ofrecimiento. Me temo que lo que único que puedo hacer ahora mismo es apuntármelo para el futuro, porque, por desgracia, me pillas sin demasiado tiempo para escribir. De hecho, tengo un relato entre las manos que creo que está razonablemente bien y necesito acabarlo antes de ponerme con cualquier otra cosa. Espero sepas disculparme.😓
 
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