Karlo_25
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- 28 May 2024
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Hola a todos!!
Bueno, como comenté en mi relato anterior, os dejo por aquí el primer capítulo de esta serie, espero que os guste.
-Cinco suspensos!!
Exclamó mi madre, le acaba de dar las notas de fin de curso, el cual no había ido del todo bien, había sido un año de altibajos en el que los estudios no habían sido mi preferencia, y a la visita estaba con mis desastrosas notas y el monumental cabreo de mi madre.
-Este verano ya te puedes olvidar de la playa, tu padre, tu hermano y yo nos iremos todo agosto a desconectar y a disfrutar, tú te iras a casa de la tía y le ayudarás con sus tareas, por supuesto te puedes olvidar de salir y de quedar con los amigotes, iras a clases particulares para recuperar y directo para casa, durante nuestra ausencia, será la tía quien te de las clases y te ponga los deberes, me reprendió mi madre.
Mi tía era su hermana pequeña, una mujer de 35 años que vivía sola en una casa de campo a las afueras de un pueblo a escasos 45 min de la ciudad en la que nosotros residíamos, era apicultora y vivía prácticamente para sus abejas y su miel, solo hacer manualidades la sacaba de los panales, a pesar de su obsesión, era una mujer alegre, divertida y hacia pasar buenos ratos contando sus historias, aunque, yo creo, que la mayoría eran inventadas, su vida tan retirada de la civilización y sola no podía dar tantas emociones.
El mes de julio paso sin pena ni gloria, como bien había confirmado mi madre, lo pasé yendo a la academia y encerrado en casa, en parte lo tenia merecido.
Viernes 29 de julio.
Mis padres me llevaron a casa de mi tía, el cabrón de mi hermano se pasó todo el camino riéndose de mi y echándome en cara lo bien que lo iba a pasar en la playa (mis padres tenían un pequeño apartamento en un pueblecito de la costa) mientras yo contaba abejas, se descojonaba de la risa el muy mamón, sobre las 16h llegamos a mi lugar de vacaciones, mi tía salió a recibirnos, mi madre le dio varias indicaciones, ella me miró sonriendo
-Alegra esa cara, ya verás como no lo pasas tan mal, aunque parezca que no, aquí a mil cosas con las que entretenerse y los días se te pasaran volando.
Lo único que me alegraba de estar allí es que podía disfrutar de la piscina, estaba siendo un verano bastante caluroso.
Nos despedimos de mis padres y del capullo de mi hermano y nos dirigimos al interior de la casa.
Mi tía me había preparado la habitación del fondo,
-Aquí estarás tranquilo y no te molestaran los ruidos que pueda hacer por las mañanas, ella era muy madrugadora y acostumbrada a estar sola, por lo que no media mucho el tema de los ruidos.
La casa era antigua, ella le había hecho una gran reforma y la verdad es que la tenia bonita, el acceso desde la calle daba a un pequeño jardín y a un gran porche que bordeaba la mitad de la casa, en el que tenia una mesa con sus sillas en un lado y unas tumbonas y una hamaca por el otro, por la puerta entrabas a un pequeño recibidor que distribuía en tres la casa, de frente estaba la cocina, por la que se salía al amplio jardín, en el, a la izquierda estaba la zona donde mi tía tenia los panales, en el centro un gran cenador con su barbacoa y a la derecha la piscina con tumbonas y una gran sombrilla, de nuevo en el recibidor, a la izquierda se encontraba el salón comedor por el cual podías acceder a la parte lateral del porche, en el había un par de sofás de mimbre con cojines blancos, a la derecha del recibidor, un pasillo daba paso a la zona de descanso, había cuatro habitaciones, las dos primeras eran el dormitorio de mi tía y otra que ella había destinado como taller para sus manualidades, la tenia llena de pinturas, lienzos y mil historias, al final del pasillo estaba mi habitación y justo en frente otra habitación en la que guarda trastos, me sorprendió ver la puerta cerrada, ella siempre la tenía abierta y se podía ver ropa por planchar, chaquetas amontonadas y algunas cajas en el rincón, pero no le di importancia. Por ultimo estaba el baño, era peculiar, estilo a los que suelen salir en las películas americanas, a el se podía acceder desde las dos habitaciones contiguas y desde el pasillo, nunca había visto un baño con tres puertas, lo había renovado recientemente, había quitado la bañera y puesto una ducha grande con multitud de chorros de hidromasaje con una mampara de cristal, la verdad que había quedado muy bien, era grande y espacioso, tenia mucha luz que entraba por una gran ventana.
Me acomodé en la habitación, mi tía la había arreglado para mi, había puesto una tele en el rincón y sonriendo me dijo,
-Anda, mira lo que hay detrás de los cojines,
señalándome una montaña que había encima de la cama, los retiré y debajo de ellos había escondido una videoconsola, me giré hacia ella con una sonrisa de oreja a oreja,
-De esto ni una palabra a tu madre, y ya sabes cual es mi condición para poder jugar, verdad?
-Si tía, portarme bien, hacer los deberes y ser obediente- dije mientras le daba un abrazo de agradecimiento.
-Correcto!! Exclamó sonriendo.
-Anda, ponte el bañador y vamos a darnos un baño, que hace un calor espantoso.
Pasamos una gran parte de la tarde en la piscina, ella me contaba historias de sus abejas, de como se aficionó a ellas y como ahora eran una parte importante de su vida, gracias a ellas podía vivir sin estrés y feliz en el campo, ellas eran su sustento, bueno, ellas y la venta online de sus manualidades, esto segundo le dejaba un buen dinero, la verdad que era feliz, tenia todo lo que necesitaba.
Ya estaba cayendo el sol y mi tía se apresuró a hacer la cena, habíamos estado conversando toda la tarde y se le había olvidado que venían dos amigas a cenar, me dio a elegir, cenar con ellas o cenar en mi cuarto con la tele o la consola, decidí cenar con ellas, las veces que había estado en reuniones con mi tía, siempre lo había pasado bien, solían jugar a juegos de mesa, a cartas y tener tertulias muy amenas.
Le ayude con la cena, preparé la ensalada y puse la mesa en el jardín, sobre las 21,30h llegaron sus amigas.
Clara era una chica de unos 28 años, muy bajita, algo rellenita, con el pelo moreno muy corto ojos marrones y unas tetas bastante grandes, era muy dicharachera y alegre, no se a que se dedicaba, pero siempre contaba historias graciosas de su oficina.
Daniela era una mujer de edad similar a la de mi tía, ella era profesora en el instituto del pueblo, era bastante alta, con un bonito cuerpo, de pelo largo pelirrojo, piel blanca y unos preciosos ojos verdes, la verdad que si hubiese tenido una maestra así, no me habrían caído cinco, me quedaba embobado mirándola hablar, como humedecía sus labios con la lengua al iniciar las frases, era tan sensual.
Terminamos de cenar y mi tía propuso darnos un baño en la piscina, era una noche calurosa y la verdad que incitaba a meterse en el agua, a mi la idea de ver a Daniela en bikini me gustaba, pero había quedado con unos amigos para jugar a la consola así que deseche la idea, ambas mujeres aceptaron la invitación, se prepararon unas copas y se metieron en el agua,
-Vente Miguel, esta buenísima!!
-No, prefiero ir a mi cuarto a echarme una partida con mis amigos.
-Como quieras, tu te lo pierdes.
Me dirigí a mi cuarto y me tumbe en la cama, aun quedaba un ratito para que se hiciese la hora en la que había quedado con mis colegas, por la ventana oí a mi tía y sus amigas hablar y reírse, preste un poco de atención a la conversación y escuche que hablaban de mi,
-Tu sobrino esta hecho un hombretón, esta muy guapo- Comentó Clara,
-Si la verdad es que desde la ultima vez que lo vi ha dado un cambio enorme, ahora ya se le ve cuerpo de hombre, ha dejado de ser aquel niñito travieso- Contestó Daniela,
-Si, ha crecido mucho en este ultimo año, a ver, le falta poco para los 18 es normal que ya no parezca un niño- Dijo mi tía.
Conecte la consola y me puse a lo mio, jugué hasta bien entrada la madrugada, mi tía y sus amigas estaban en las tumbonas y seguían con su charla entre copa y copa, yo asomé la cabeza por la ventana y me despedí de ellas, era tarde, mis amigos se habían retirado y decidí irme a dormir.
-Buenas noches- dije en voz alta desde mi ventana
-Buenas noches- contestaron las tres a la vez, -que descanses- apunto mi tía.
Continuará…
Bueno, como comenté en mi relato anterior, os dejo por aquí el primer capítulo de esta serie, espero que os guste.
-Cinco suspensos!!
Exclamó mi madre, le acaba de dar las notas de fin de curso, el cual no había ido del todo bien, había sido un año de altibajos en el que los estudios no habían sido mi preferencia, y a la visita estaba con mis desastrosas notas y el monumental cabreo de mi madre.
-Este verano ya te puedes olvidar de la playa, tu padre, tu hermano y yo nos iremos todo agosto a desconectar y a disfrutar, tú te iras a casa de la tía y le ayudarás con sus tareas, por supuesto te puedes olvidar de salir y de quedar con los amigotes, iras a clases particulares para recuperar y directo para casa, durante nuestra ausencia, será la tía quien te de las clases y te ponga los deberes, me reprendió mi madre.
Mi tía era su hermana pequeña, una mujer de 35 años que vivía sola en una casa de campo a las afueras de un pueblo a escasos 45 min de la ciudad en la que nosotros residíamos, era apicultora y vivía prácticamente para sus abejas y su miel, solo hacer manualidades la sacaba de los panales, a pesar de su obsesión, era una mujer alegre, divertida y hacia pasar buenos ratos contando sus historias, aunque, yo creo, que la mayoría eran inventadas, su vida tan retirada de la civilización y sola no podía dar tantas emociones.
El mes de julio paso sin pena ni gloria, como bien había confirmado mi madre, lo pasé yendo a la academia y encerrado en casa, en parte lo tenia merecido.
Viernes 29 de julio.
Mis padres me llevaron a casa de mi tía, el cabrón de mi hermano se pasó todo el camino riéndose de mi y echándome en cara lo bien que lo iba a pasar en la playa (mis padres tenían un pequeño apartamento en un pueblecito de la costa) mientras yo contaba abejas, se descojonaba de la risa el muy mamón, sobre las 16h llegamos a mi lugar de vacaciones, mi tía salió a recibirnos, mi madre le dio varias indicaciones, ella me miró sonriendo
-Alegra esa cara, ya verás como no lo pasas tan mal, aunque parezca que no, aquí a mil cosas con las que entretenerse y los días se te pasaran volando.
Lo único que me alegraba de estar allí es que podía disfrutar de la piscina, estaba siendo un verano bastante caluroso.
Nos despedimos de mis padres y del capullo de mi hermano y nos dirigimos al interior de la casa.
Mi tía me había preparado la habitación del fondo,
-Aquí estarás tranquilo y no te molestaran los ruidos que pueda hacer por las mañanas, ella era muy madrugadora y acostumbrada a estar sola, por lo que no media mucho el tema de los ruidos.
La casa era antigua, ella le había hecho una gran reforma y la verdad es que la tenia bonita, el acceso desde la calle daba a un pequeño jardín y a un gran porche que bordeaba la mitad de la casa, en el que tenia una mesa con sus sillas en un lado y unas tumbonas y una hamaca por el otro, por la puerta entrabas a un pequeño recibidor que distribuía en tres la casa, de frente estaba la cocina, por la que se salía al amplio jardín, en el, a la izquierda estaba la zona donde mi tía tenia los panales, en el centro un gran cenador con su barbacoa y a la derecha la piscina con tumbonas y una gran sombrilla, de nuevo en el recibidor, a la izquierda se encontraba el salón comedor por el cual podías acceder a la parte lateral del porche, en el había un par de sofás de mimbre con cojines blancos, a la derecha del recibidor, un pasillo daba paso a la zona de descanso, había cuatro habitaciones, las dos primeras eran el dormitorio de mi tía y otra que ella había destinado como taller para sus manualidades, la tenia llena de pinturas, lienzos y mil historias, al final del pasillo estaba mi habitación y justo en frente otra habitación en la que guarda trastos, me sorprendió ver la puerta cerrada, ella siempre la tenía abierta y se podía ver ropa por planchar, chaquetas amontonadas y algunas cajas en el rincón, pero no le di importancia. Por ultimo estaba el baño, era peculiar, estilo a los que suelen salir en las películas americanas, a el se podía acceder desde las dos habitaciones contiguas y desde el pasillo, nunca había visto un baño con tres puertas, lo había renovado recientemente, había quitado la bañera y puesto una ducha grande con multitud de chorros de hidromasaje con una mampara de cristal, la verdad que había quedado muy bien, era grande y espacioso, tenia mucha luz que entraba por una gran ventana.
Me acomodé en la habitación, mi tía la había arreglado para mi, había puesto una tele en el rincón y sonriendo me dijo,
-Anda, mira lo que hay detrás de los cojines,
señalándome una montaña que había encima de la cama, los retiré y debajo de ellos había escondido una videoconsola, me giré hacia ella con una sonrisa de oreja a oreja,
-De esto ni una palabra a tu madre, y ya sabes cual es mi condición para poder jugar, verdad?
-Si tía, portarme bien, hacer los deberes y ser obediente- dije mientras le daba un abrazo de agradecimiento.
-Correcto!! Exclamó sonriendo.
-Anda, ponte el bañador y vamos a darnos un baño, que hace un calor espantoso.
Pasamos una gran parte de la tarde en la piscina, ella me contaba historias de sus abejas, de como se aficionó a ellas y como ahora eran una parte importante de su vida, gracias a ellas podía vivir sin estrés y feliz en el campo, ellas eran su sustento, bueno, ellas y la venta online de sus manualidades, esto segundo le dejaba un buen dinero, la verdad que era feliz, tenia todo lo que necesitaba.
Ya estaba cayendo el sol y mi tía se apresuró a hacer la cena, habíamos estado conversando toda la tarde y se le había olvidado que venían dos amigas a cenar, me dio a elegir, cenar con ellas o cenar en mi cuarto con la tele o la consola, decidí cenar con ellas, las veces que había estado en reuniones con mi tía, siempre lo había pasado bien, solían jugar a juegos de mesa, a cartas y tener tertulias muy amenas.
Le ayude con la cena, preparé la ensalada y puse la mesa en el jardín, sobre las 21,30h llegaron sus amigas.
Clara era una chica de unos 28 años, muy bajita, algo rellenita, con el pelo moreno muy corto ojos marrones y unas tetas bastante grandes, era muy dicharachera y alegre, no se a que se dedicaba, pero siempre contaba historias graciosas de su oficina.
Daniela era una mujer de edad similar a la de mi tía, ella era profesora en el instituto del pueblo, era bastante alta, con un bonito cuerpo, de pelo largo pelirrojo, piel blanca y unos preciosos ojos verdes, la verdad que si hubiese tenido una maestra así, no me habrían caído cinco, me quedaba embobado mirándola hablar, como humedecía sus labios con la lengua al iniciar las frases, era tan sensual.
Terminamos de cenar y mi tía propuso darnos un baño en la piscina, era una noche calurosa y la verdad que incitaba a meterse en el agua, a mi la idea de ver a Daniela en bikini me gustaba, pero había quedado con unos amigos para jugar a la consola así que deseche la idea, ambas mujeres aceptaron la invitación, se prepararon unas copas y se metieron en el agua,
-Vente Miguel, esta buenísima!!
-No, prefiero ir a mi cuarto a echarme una partida con mis amigos.
-Como quieras, tu te lo pierdes.
Me dirigí a mi cuarto y me tumbe en la cama, aun quedaba un ratito para que se hiciese la hora en la que había quedado con mis colegas, por la ventana oí a mi tía y sus amigas hablar y reírse, preste un poco de atención a la conversación y escuche que hablaban de mi,
-Tu sobrino esta hecho un hombretón, esta muy guapo- Comentó Clara,
-Si la verdad es que desde la ultima vez que lo vi ha dado un cambio enorme, ahora ya se le ve cuerpo de hombre, ha dejado de ser aquel niñito travieso- Contestó Daniela,
-Si, ha crecido mucho en este ultimo año, a ver, le falta poco para los 18 es normal que ya no parezca un niño- Dijo mi tía.
Conecte la consola y me puse a lo mio, jugué hasta bien entrada la madrugada, mi tía y sus amigas estaban en las tumbonas y seguían con su charla entre copa y copa, yo asomé la cabeza por la ventana y me despedí de ellas, era tarde, mis amigos se habían retirado y decidí irme a dormir.
-Buenas noches- dije en voz alta desde mi ventana
-Buenas noches- contestaron las tres a la vez, -que descanses- apunto mi tía.
Continuará…