Un recepcionista en Menorca

11:00 34º Su cuerpo pasó por delante, el reflejo del sol endurecido por el aceite marcaba cada detalle de su carne, sus muslos y su enorme culo vibraban con cada paso, sus oleosos pies tocaban se marcaban con el polvillo de la piedra, se veía su silueta desplazarse al mar mientras marcaba el coño con ese tanga blanco enjoyado. Nos quedamos los dos colegas, mientras ella se sumergía en el mar.

– ¿No la sigues? – me dijo su marido

– Quizá yo también debería entrar en el mar con este calentón – la verdad es que no esperaba que estuviera tan receptiva –

– Ya te lo dije, a la que empiezas a jugar… cuando haces pop ya no hay stop, no hay vuelta atrás – dije con tono burlón

– No sé, me costo mucho llevarla a una nudista, era de bikini de cuello vuelto y ahora se pasea con este bikini por aquí sin pudor mientras un desconocido le pone aceite, lo que mas le gusta es follar al aire libre y los has preparado todo cabronazo al detalle para tenerla contenta – dijo él casi con admiración

– Y lo que nos queda… estas vacaciones se te harán inolvidables – seguridad, ante todo, seguridad

– Ya te digo, no sé, conmigo el 90% de las veces no accede – su decepción era evidente

– Pero ahora está aquí, en una isla de ensueño, el mar, la sal, el calor, los complejos y las preocupaciones están metidas en una caja en la península, aquí hay menos normas morales – el optimismo corre por mis venas

– Va ser difícil, pero te diré un secreto de mi mujer, es como jugar a una ruleta, donde cuando tiras la bolita muchas veces follará por obligación, contigo no, no la tiene, pero conmigo sí, pero luego, una de cada diez veces aparece una verdadera Diosa, el resto, todo lo que hace, fotos incluidas, hay que mandárselo – fue una confidencia que me produjo cierta extrañeza.

– ¿Mandárselo? – La miré, seguía nadando en el mar tranquilamente, ajena a nuestra tramposa conversación, se veía su cuerpo mojado, su pelo rubia se había oscurecido, daba si cabe más morbo verla así, de lejos, como una sirena madura jugando en el mar, dando vueltas sobre si misma, a través de las agua cristalinas, se giraba y nos enseñaba sus tetas y nos miraba a los dos con picardía, como presas de su cuerpo.

– Pues decirle, ¿porque no me dejas hacerte una foto así? Ponte así, enseña el culito. Cosas así – me quedé un breve instante pensativo, como ensimismado.

– ¿Y ella accede? – pregunté inocentemente

– Sí, sí, si se lo “mandas”, sí, es como si estuviera atrapada en un trance –

Me dio una idea para cuando ella saliera del agua. El conocimiento es poder, y en el sexo, también es morbo.
 
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11:05 34º Les veía hablar a los dos desde el agua y me picaba el gusanillo de la curiosidad, ¿qué sería tan interesante? No importaba, si importaba, pero no importaba, estaba confusa, este baño me había ido bien para calmar mi excitación, no podía, no quería perder el control. Mientras salgo del mar, siento cada gota que se se desliza por mis pezones, abdomen, espalda, culo, muslos, pantorrillas, axilas, hombros, manos y dedos, impregnando de morbo cada rincón de mi cuerpo, noto como mi pelo se adhiere a mi espalda liberando gotas de agua a lo largo de mis curvas sensuales.

Los dos no pueden apartar la vista de mí, y puedo sentir la tensión en el aire, como si el tiempo se hubiera detenido y solo existiéramos los tres en este momento. Camino hacia ellos con movimientos gráciles, sin prisa, sintiéndome sensual y poderosa bajo la luz dorada del sol. La sensación de anticipación y deseo era palpable, como si estuviéramos a punto de embarcarnos en un viaje.

Llegué frente a ellos dos y me escurrí el pelo sonriendo al recepcionista. Los dos me miraban fijamente.

– ¿De qué hablabáis? – les dije curiosa.

– De ti ¿de qué vamos a hablar? – me dijo con un tono casi humillante el recepcionista, y se empezaron a reír los dos.

– ¿Y puedo saber los detalles o es un secreto? – dije todavía más curiosa.

– Le decía que con ese tanga y así mojada estabas de foto – no titubeó diciéndolo, lo cuál tiene mérito

– Jajaja ¿ah sí? eres un zalamero – me sonrió

Sin contestarme sacó su móvil, fue a la cámara y me miró.

– A ver, ponte aquí – y señaló hacia una zona a su derecha a dos pasos de mi, yo de forma irracional le hice caso y me puse donde me dijo – así, así, mejor – siguió – ahora, date la vuelta – por alguna razón estaba en una especie de estado de conciencia alterada, sentía una mayor receptividad a las sugestiones y una relajación profunda – así, ahora saca un poco el culo, que te lo veamos bien – me empezaba a tratar como una zorra y me gustaba, como si estuviera flotando en una nube de relajación mis músculos se relajaban gradualmente y me dejaba llevar por su voz – ufff, joder que buena estás – oía como su teléfono sacaba fotos de mi, podía notar su excitación la de los dos desde donde estaba, mis pensamientos y preocupaciones cotidianas parecían desvanecerse, mi mente se sumergía en un estado de enfoque singular, solo oía las órdenes de su voz – eso es, ahora abre las piernas y levanta los brazos, era consciente de mi entorno, pero los estímulos externos se volvían menos importantes y se desdibujan en un segundo plano, los sonidos y movimientos a mi alrededor parecían lejanos y difusos, toda mi atención se centraba en las sugestiones de él – así, joder, ahora ponte de rodillas y bájate un poco el tanga – me tenía, me tenía donde quería y yo solo podía obedecer a sus órdenes.
 
genial el relato u genial el cuerpo de esta diosa
 
11:15 34º Joder, estaba funcionando, la verdad que ni yo me lo creía, se puso de rodillas sobre la caliente piedra, estaba como atrapada en un trance, su cuerpo irradiaba una sensualidad hipnótica, y cogió su tanga con la punta de sus dedos y lo estiró hacia fuera, su mirada estaba clavada en un punto invisible, pero parecía que podía ver mucho más allá de lo que cualquiera podría percibir, veía la amalgama de pulseras de su muñeca que la convertían en una especie de Cleopatra moderna, esa opulencia de pija madura en su muñeca que gesticula con sus brazos emite un suave tintineo, sinuosa y elegante, como una serpiente encantadora que hipnotiza a sus presas, había encontrado lo que le daba morbo, posar, ser adorada, en completa conexión con su propio magnetismo, emanando un aura de seducción y misterio no paraba de alimentar mi móvil con sus fotos. Seguí:

– Así, enséñame bien ese culazo, vamos bájate el tanga hasta los muslos – ella siguió bajando su tanga hasta que sus muslos quedaron completamente aprisionados por él, – ahora quiero verte bien el coñito, ponte a cuatro patas – en ese momento mantuvo la expectación, fue la primera vez que salió de su ensimismamiento para girar su cabeza y mirarnos a los dos con una sonrisa de orgullo.

– ¿Quieres verlo? – dijo descarada.

– Sí, joder si quiero verlo – entonces se inclino hacia delante poniendo su palmas sobre la piedra caliza, se puso a cuatro patas y ofreció una gran vista de su coño, el cuál estaba tan mojado que hacía marcaba con un reflejo sus labios vaginales, se veía un coño madurito pero bien cerrado, estiré mi mano, azoté su culazo con mi mano y agarré su cachete para abrirlo muy suavemente.

– Ohhhhh – ella, simplemente, gimió soltando todo el aire de sus pulmones.
 
11:20 34º Mi mujer estaba desatada, yo quería emputecer y compartir a una tía super tradicional que posa y zorrea para su marido, pero que jamás hubiera acabado haciendo lo que ese cabrón había conseguido, durante años no he parado de lanzarle indirectas de lo que me gustaría ya solo mostrarla y sólo con proponérselo se enfadaba y ahora estaba en una rocas siendo fotografiada por un chaval con un bañador tanga de zorra. Le veía manosear con su joven mano el grandioso y maduro culo de mi mujer a mi lado, con el móvil no se perdía detalle de cada detalle, mi mujer estaba abstraída en su propio placer, me notaba desnudo con mi polla muy dura, a estas alturas y debido al subidón de adrenalina que me daba no paraba de temblar. De repente el chico se se dirigió a mi:

– Me gusta tu mujer – dijo con voz entrecortada, – creo que no eres del todo consciente de como ha pasado todo – mi mano hacia rato que jugaba con mi pene tieso, – tu mujer no es la zorra que piensas que es, o bueno, sí, pero tiene un pequeño lado oscuro y manipulador – me masturbé rápidamente, conteniéndome cuando mi polla empezaba a palpitar, deje de hacerlo, en ese momento vi como acercaba su dedo y lo estaba pasando muy lentamente sobre el coño empapado de mi mujer, el tiempo se detuvo mientras veía como su yema solo rozaba suavemente la irregular raja de su coño de arriba abajo, quedándose ligeramente impregnada de sus jugos, – creo que ya te lo podemos contar – noté una punzada en el estómago a la vez que no entendía nada de lo que estaba pasando me agarré la polla con una mano y me empecé a pasar el pulgar por la punta mojada y resbaladiza describiendo círculos. – tu mujer leyó sin querer una conversación nuestra en tu ordenador que no debía – en ese, mi mujer giró ligeramente su cabeza y me miró, su mirada estaba perdida con lascivia, sonriente, con las palmas de sus manos en la roca y el coño expuesto a un casi desconocido – creo que gracias a ese accidente tengo dominada a tu mujer ¿has visto? – y le dio otro fuerte azote en el culo que hizo que ella pegara un pequeño gritito y se le borrara la sonrisa durante un breve instante. Joder, habíamos perdido el control, estaba muy cachondo.
 
masssssssss que esto esta a TOPEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE
 
11:35 34º Dios, me sentía en la gloria, tenía el coño completamente empapado, que me dominara hacía que me mojara y perdiera el control de lo que es moral, lo que es correcto, lo debía y no debía hacer, y además, estar al aire libre hacía que todo diera todavía más morbo, cada azote que me daba hacía que notara como mi coño producía más y más jugos, el muy cabrón solo había pasado su dedo por el coño sin llegar a metérmelo, y yo estaba deseosa, miré a mi marido, estaba callado, con su polla en la mano, ese tío le acababa de decir que su mujer llevaba unas semanas engañándole, y él no reaccionaba, de repente, el muy hijo de puta se giró y buscó una cosa en nuestra bolsa, ¿qué? ¿qué cojones? ¿en serio? ¿en serio había sacado su móvil? Dios, ahora los dos estaban grabando absolutamente todo lo que pasaba, no sé porque eso hizo que mi coño se empezara a mojar sin control, supongo que la mezcla de dominación, exhibición y ese puntito de ser el centro de tanta atención desmontaba todos mis muros, tanto que de repente noté como una gota de esos jugos vaginales empezaba a resbalar por la parte interior de mi muslo, cosa que no pasó desapercibida a mi audiencia…

– Mírala – dijo con cierta sorna y sorpresa el recepcionista

– ¿Qué? – contesto mi marido

– Está chorreando, la muy guarra está tan caliente que ha empezado a chorrear – esa forma de hablar, sentía vergüenza por lo que acababa de pasar, por hacer tan evidente mi excitación, por este tremendo descontrol, y esa forma de hablar en tercera persona de mi, de una manera entra dominante y con un puntito de humillación me puso todavía más caliente…

– Joder! que calentón lleva – contestó mi marido sin dejar de grabar.

Un barridos de flashazos inundó mi memoria, ese aire burlón del recepcionista me desarmaba y a la vez me hacía pensar en que estaba sucediendo, desde siempre, lo que más me gustaba era follar al aire libre, sintiéndome segura de que estábamos solos mi marido y yo, aunque al aire libre alguna vez seguro nos han visto, hasta entonces, el mayor éxtasis que sentí fue follar en la playa, en el mar, pero siempre me he hecho la dura, ya fuera por vergüenza y por complejos, no me había abierto a experimentar más, mi marido había sido como una gota malaya que había ido perforando mis reticencias, gracias a su insistencia, de repente, al aparecer un nuevo jugador sobre la mesa, más joven, morboso, que sabía leerme como un libro abierto había sucedido lo inimaginable, que acabara en unas rocas, con dos móviles grabándome con mi tanga bajado mientras azotaban mi culo una y otra vez y se reían de como mi coño se empapaba del morbo.
 
11:35 34º Su marido siempre me dijo que si se dejaba por el culo podías hacer con ella lo que quisieras, siempre había jugado con ventaja, así que iba a aprovechar la información que tenía, si le metía el dedo en el culo, logro desbloqueado, pasábamos a la siguiente pantalla…

– Date la vuelta – le dije, bueno, más bien, se lo ordené, le ofrecí mi mano como quién se acerca a una yegua, le metí los dedos en la boca, ella los chupeteo, luego le dije – escupe! – ella me miró y escupió, pero solo le salió una pequeña cantidad – más! – entonces, ella trago saliva y dejo caer una buen borbotón mezcla de babas y liquido que se deslizaron despacio de la boca a la mano – date la vuelta – le volví a ordenar, todo ese borbotón de su propia saliva fue a lubricar su ano, me recree un buen rato, restregando parte de sus jugos vaginales con su saliva, dejándolo bien mojado, los dos mirábamos cada reacción de su cuerpo. Entonces, cuando lo vi claro, como quién adelante en una curva en la fórmula 1, empecé a meter lentamente mi dedo pulgar, lo deslizaba suavemente desde abajo arriba, haciendo espacio, para ir entrando lentamente, esa amalgama de jugos y saliva hacían su trabajo y creaban un halo alrededor de mi dedo, entraba lentamente, muy lentamente, y ella estaba con los ojos cerrados, sin un solo gesto, sin una solo ruido, no hacía más que concentrarse en su placer – mira como la tengo – le dije a su marido.

– Sí, ya veo –

– Mira a tu marido – cuando su mujer se giro vimos como su cabeza, y todo su cuerpo, iban y venian según mi dedo entraba o salía...

– Ven aquí, mira – le dije muy excitado, el ano apretaba el dedo que casi se hundía en él hasta el nudillo – dile que te escupa en la mano – no hizo falta decir nada porque en cuanto acercó su mano a su boca ella soltó dos escupitajos que en parte se quedaron pegados a su propia cara, saqué mi dedo - úntaselo – restregó la saliva dentro y fuera, notó que el culo de su mujer había cogido cierta elasticidad, entonces metí dos dedos, otra vez, lentamente, y cuando estuvieron bien lo saqué de dentro y le dije – ¿vamos a mi apartamento y seguimos? ella no pudo más que asentir con un suave gesto de su cabeza y profirió con una voz muy tenue, sumisa y complaciente:

– Ssss... Ssss... sí – dijo mientras veíamos su cara estaba roja y llena de lascivia.
 
que empalmada llevo, esto esta muy morboso y lascivo
 
10:47 33,5º Dios! Qué cachonda estaba. Notaba las manos de un chico que prácticamente ni conocía en mi piel, mientras mi marido al lado miraba, y el cabrón seguiría mirando, oía el sonido del golpeteo del mar y el viento y notaba el calor de la roca abrasada por el sol en mi piel, ese chaval al que sacaba casi 20 años sobaba mis muslos con destreza y sus movimientos fluidos descendían desde las rodillas, pasando por las pantorrillas y luego los tobillos, estaba claro que iba a aprovechar y si se portaba bien le daría más, no se olvida de los talones donde la piel es más gruesa y el aceite resbala más, finalmente, sus manos, suaves y expertas, se deslizaban con gracia por la planta de mis pies, aplicando una presión justa, dedicaba tiempo a cada dedo, amasando suavemente los músculos y trabajando las articulaciones, a medida que sus dedos expertos exploran los arcos y las plantas de los pies

A medida que el aceite de coco era absorbido gradualmente por mi piel, la fragancia suave y tropical se mezclaba con el aire salino, creando un ambiente tremendamente relajante y morboso. Había desactivado todas mis defensas, o quizá debería decir, nos había desactivado a los dos, mi marido se había convertido en un mero mirón de cómo su mujer era magreada por un casi desconocido, el ambiente sacaba lo peor de mi e iba a ser un poco más puta, sin hacer caso a ninguno de los dos, ignorando completamente que estaban allí, estiré la tira que ataba el bikini y se soltó, lo aparte a un lado y sin mediar palabra ni abrir los ojos simplemente me dí la vuelta dejando mis tetitas al aire. Los dos entendieron en seguida el mensaje.
si sigo leyendo me va a dar algo
 
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