Angelsex97
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- 1 Nov 2024
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Hola a todos, soy nuevo en este foro y os traigo mi primera aportación. Una aventura que tuve con una vecina de mi edad. Espero que os guste.
Lo curioso de toda esta historia es el hecho de que mi vecina y yo durante toda nuestra vida habíamos interactuado más bien poco, por no decir nada. Solo un simple hola cuando nos encontrábamos en el ascensor y poco más, y estas situaciones no se daban a menudo.
Un día, cuando los dos teníamos la edad de 23 años, nos encontramos de fiesta, y supongo que con la calentura del alcohol y el morbo, se acercó para hablarme y zorrear un poco, porque aprovechó la "confianza" de ser vecinos para bailar y restregar su culo contra mi polla todo lo que pudo y quiso.
Vosotros imaginad mi situación, tenía la polla que me iba a reventar del morbo de tener a la vecinita pegándome culetazos.
Decidimos salir a fumar, y aprovechó el momento para hacer unas fotos, para luego utilizar la típica excusa de pedirme el número de teléfono para pasármelas después. Se lo di, y vi para mí desgracia que tenía novio, pues salía con él en su foto de perfil, aunque más morbo me dio.
Después de aquello intenté hablar con ella alguna vez, pero me daba largas o la conversación llegaba a un punto que no había por donde cogerla. Supongo que estaba tan cachonda aquella noche, que no pudo resistirse a guarrear conmigo y cuando despertó al día siguiente se arrepentiría, pero al ser vecinos, tampoco podía dejar de hablarme porque sí.
Durante bastante tiempo me estuve tocando pensando en ella, imaginando cómo tenía que ser tenerla encima de mi y que me cabalgara sin parar, mientras me miraba directamente a los ojos y sus pezones botaban delante de mi cara; o cómo la pondría a cuatro patas encima de la cama mientras lamía su coñito jugoso y mojado.
¡La de tiempo que pasé pegado al móvil mirando sus fotos e imaginándome su cuerpo desnudo!
Hasta que un día me habló.
Al principio parecía una conversación normal, típica de cuando te aburres y no sabes a quién hablarle, pero de repente empezó a contarme, sin venir a cuento, que había discutido con su novio.
Que estaba harta de él, que siempre discutían por lo mismo, que la última que le habia hecho era para no volver a perdonarlo.... Total, en cuanto vi la ocasión, le dije de quedar y que me contara todo, y así ella podía salir y despejarse.
Quedamos en el portal y fuimos a tomarnos unas cervezas a un bar cercano, donde todo parecía un tanto incómodo al principio, pero nada que una cerveza tras otra no pudiera arreglar, las cuales nos ayudaron a sentirnos mas cómodos y hablar con soltura; de hecho, acabamos tomándonos unas copas.
La situación fue calentándose cuando noté como su pierna cada vez rozaba más la mía debajo de la mesa, y su cuerpo se acercaba más y más a mí a medida que íbamos hablando e intimando un poco más.
De repente, cuando ya estábamos tan cerca que la tensión sexual estaba a punto de reventar, comenzamos a comernos la boca allí mismo, pasando nuestra lengua por la del otro lentamente; notando su sabor y su olor corporal muy cerquita de mi, dejando que nuestra saliva se mezclara y mordiéndonos los labios cada tanto.
Acercó su boca a mi oído, y me dijo que su casa no estaba sola, pero tenía una cochera individual cerca de allí y podíamos ir ahora mismo.
Así lo hicimos, nada más entrar, echó la llave; y en cuanto se giró, comenzamos a comernos la boca como si no hubiera un mañana.
Le quité la camiseta y el sujetador rápidamente, para no dudar en bajar mi boca hasta sus pezones y comenzar a lamerlos con todas las ganas acumuladas por mis imaginaciones, mientras ella me quitaba el cinturón y sacó mi polla de los pantalones para empezar a pajearme rápidamente.
Subí mi boca de sus tetas a su cuello, lamiéndolo y mordiéndolo mientras más notaba su respiración, hasta que se agachó, y con su espalda apoyada en la puerta de la cochera, comenzó a comérmela sin parar, moviendo su cabeza hacia adelante y hacia atrás, dejando todo un rastro de saliva a lo largo de mi polla, hasta que se centró en mi capullo, donde jugó con su lengua de todas las formas posibles y con una técnica que me iba a reventar de placer.
Se levantó, y en ese mismo momento la giré, puse sus manos alzadas contra la puerta, y ella ya sabía que venía la mejor parte, porque abrió bien las piernas y alzó el culo, dejando entrar mi polla dura en su coño con facilidad.
Lo tenía mojadísimo, y notaba que la presión de su coño iba a acabar haciendo que me corriera en cualquier momento, pero las ganas y el morbo de la situación podía a cualquier cosa, y mientras no paraba de reventarle el coño, aprovechaba para agarrarle el cuello con una mano y las tetas con la otra, mientras le decia al oido las ganas que tenía de follármela; y le mordía el cuello.
Ella estaba cachondísima, porque me apartó de golpe y me echó al suelo, donde me empezó a cabalgar sin parar, arqueando su cuerpo hacia atrás y con los ojos en blanco, con sus pezones duros mirando hacia el cielo y sus manos cogidas de mis piernas.
Nos corrimos a la vez, aguantando las ganas de no llamar mucho la atención allí, y ella quedó encima de mi.
No fue la única experiencia que tuvimos, espero que os haya gustado.
Iré mejorando poco a poco!
Lo curioso de toda esta historia es el hecho de que mi vecina y yo durante toda nuestra vida habíamos interactuado más bien poco, por no decir nada. Solo un simple hola cuando nos encontrábamos en el ascensor y poco más, y estas situaciones no se daban a menudo.
Un día, cuando los dos teníamos la edad de 23 años, nos encontramos de fiesta, y supongo que con la calentura del alcohol y el morbo, se acercó para hablarme y zorrear un poco, porque aprovechó la "confianza" de ser vecinos para bailar y restregar su culo contra mi polla todo lo que pudo y quiso.
Vosotros imaginad mi situación, tenía la polla que me iba a reventar del morbo de tener a la vecinita pegándome culetazos.
Decidimos salir a fumar, y aprovechó el momento para hacer unas fotos, para luego utilizar la típica excusa de pedirme el número de teléfono para pasármelas después. Se lo di, y vi para mí desgracia que tenía novio, pues salía con él en su foto de perfil, aunque más morbo me dio.
Después de aquello intenté hablar con ella alguna vez, pero me daba largas o la conversación llegaba a un punto que no había por donde cogerla. Supongo que estaba tan cachonda aquella noche, que no pudo resistirse a guarrear conmigo y cuando despertó al día siguiente se arrepentiría, pero al ser vecinos, tampoco podía dejar de hablarme porque sí.
Durante bastante tiempo me estuve tocando pensando en ella, imaginando cómo tenía que ser tenerla encima de mi y que me cabalgara sin parar, mientras me miraba directamente a los ojos y sus pezones botaban delante de mi cara; o cómo la pondría a cuatro patas encima de la cama mientras lamía su coñito jugoso y mojado.
¡La de tiempo que pasé pegado al móvil mirando sus fotos e imaginándome su cuerpo desnudo!
Hasta que un día me habló.
Al principio parecía una conversación normal, típica de cuando te aburres y no sabes a quién hablarle, pero de repente empezó a contarme, sin venir a cuento, que había discutido con su novio.
Que estaba harta de él, que siempre discutían por lo mismo, que la última que le habia hecho era para no volver a perdonarlo.... Total, en cuanto vi la ocasión, le dije de quedar y que me contara todo, y así ella podía salir y despejarse.
Quedamos en el portal y fuimos a tomarnos unas cervezas a un bar cercano, donde todo parecía un tanto incómodo al principio, pero nada que una cerveza tras otra no pudiera arreglar, las cuales nos ayudaron a sentirnos mas cómodos y hablar con soltura; de hecho, acabamos tomándonos unas copas.
La situación fue calentándose cuando noté como su pierna cada vez rozaba más la mía debajo de la mesa, y su cuerpo se acercaba más y más a mí a medida que íbamos hablando e intimando un poco más.
De repente, cuando ya estábamos tan cerca que la tensión sexual estaba a punto de reventar, comenzamos a comernos la boca allí mismo, pasando nuestra lengua por la del otro lentamente; notando su sabor y su olor corporal muy cerquita de mi, dejando que nuestra saliva se mezclara y mordiéndonos los labios cada tanto.
Acercó su boca a mi oído, y me dijo que su casa no estaba sola, pero tenía una cochera individual cerca de allí y podíamos ir ahora mismo.
Así lo hicimos, nada más entrar, echó la llave; y en cuanto se giró, comenzamos a comernos la boca como si no hubiera un mañana.
Le quité la camiseta y el sujetador rápidamente, para no dudar en bajar mi boca hasta sus pezones y comenzar a lamerlos con todas las ganas acumuladas por mis imaginaciones, mientras ella me quitaba el cinturón y sacó mi polla de los pantalones para empezar a pajearme rápidamente.
Subí mi boca de sus tetas a su cuello, lamiéndolo y mordiéndolo mientras más notaba su respiración, hasta que se agachó, y con su espalda apoyada en la puerta de la cochera, comenzó a comérmela sin parar, moviendo su cabeza hacia adelante y hacia atrás, dejando todo un rastro de saliva a lo largo de mi polla, hasta que se centró en mi capullo, donde jugó con su lengua de todas las formas posibles y con una técnica que me iba a reventar de placer.
Se levantó, y en ese mismo momento la giré, puse sus manos alzadas contra la puerta, y ella ya sabía que venía la mejor parte, porque abrió bien las piernas y alzó el culo, dejando entrar mi polla dura en su coño con facilidad.
Lo tenía mojadísimo, y notaba que la presión de su coño iba a acabar haciendo que me corriera en cualquier momento, pero las ganas y el morbo de la situación podía a cualquier cosa, y mientras no paraba de reventarle el coño, aprovechaba para agarrarle el cuello con una mano y las tetas con la otra, mientras le decia al oido las ganas que tenía de follármela; y le mordía el cuello.
Ella estaba cachondísima, porque me apartó de golpe y me echó al suelo, donde me empezó a cabalgar sin parar, arqueando su cuerpo hacia atrás y con los ojos en blanco, con sus pezones duros mirando hacia el cielo y sus manos cogidas de mis piernas.
Nos corrimos a la vez, aguantando las ganas de no llamar mucho la atención allí, y ella quedó encima de mi.
No fue la única experiencia que tuvimos, espero que os haya gustado.
Iré mejorando poco a poco!