Violada por viejo

Henar

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26 Ago 2025
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Hola, mi nombre es Henar, y soy una mujer española de 35 años. Yo diría que soy normalita, pero mona.

Tengo el cabello rubio oscuro que cae en una media melena. Mi piel clara está acentuada por mis ojos marrones y mis labios gruesos y sensuales. A 164 cm de altura y pesando 52 kg, mi cuerpo esbelto y delgado está adornado con pechos pequeños de talla 85b.

Aunque en apariencia soy seria y tímida, en el fondo, soy una adicta al pecado y me encanta ser humillada.


Trabajo de asesora, y tengo un pequeño despacho donde atiendo a los usuarios, un lugar donde puedo trabajar en privado.

Un día, un hombre mayor, alrededor de los 70 años, acudió a verme.

Apenas había cruzado la puerta de mi despacho cuando comenzó a mirarme de forma lasciva. Yo, de forma profesional, le dije "Buenos fías, mi nombre es Henar, ¿en qué puedo ayudarle?", a lo que él respondió rápidamente "puedes ayudarme a sacarme una buena lefada Henar...pero si no me ayudas, te la voy a dar igual".

Me quedé en shock. Mientras yo estaba paralizada, el viejo se acercó a mi y empezó a manosearme las tetas mientras decía " qué ricas tetitas tienes, mi cerdita Henar...".

Traté de resistir, de mantener una fachada seria, pero en realidad, me excitaba que me humillara de esta manera. No podía evitar sentirme sucia mientras me insultaba y me acosaba.

Sus manos recorrieron mi cuerpo, apretando y pellizcando cada parte de mí. Sentí su aliento caliente en mi cuello y supe que no había vuelta atrás.

"¡No, por favor, no hagas esto!" grité, tratando de parecer asustada, aunque en realidad, la idea de ser violada me excitaba.Pero él no me escuchó. Sus manos se deslizaron hacia abajo, agarrando brutalmente mis pechos pequeños y presionando contra ellos. Grité de dolor, pero también de placer.

"¡Calla Henar, zorra!", me ordenó, mordiendo mi labio inferior. Entonces, comenzó a violarme. No se detuvo en ningún momento, insultándome y escupiéndome mientras me follaba. Sentí su erección empujar en mi interior, y luego me tocó el ano, preparándome para lo que vendría después. Recordé cómo se había burlado de mí, cómo me habíallamado «viciosa» y cómo me había insultado.

Finalmente, me penetró por atrás, su miembro entrando en mí mientras me agarraba de las caderas. Estaba siendo violada, pero nunca me había sentido tan viva. Cada embestida me llevaba más cerca del borde, y finalmente, exploté en un orgasmo delicioso, sintiendo su lefa caliente dentro de mí.

Él se rió y se puso de pie, recogiendo sus cosas y saliendo de la habitación. Yo me quedé allí, temblando y cubierta de sudor, sabiendo que nunca olvidaría lo que acababa de ocurrir. Había sido violada por un hombre mayor, en mi propio despacho, y había amado cada segundo.

Esa experiencia me abrió los ojos. Me hizo darme cuenta de lo mucho que disfrutaba de la humillación, de la violencia, del daño y del dolor

Me había convertido en Henar, la putita viciosa.
 
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Hola, mi nombre es Henar, y soy una mujer española de 35 años. Yo diría que soy normalita, pero mona.

Tengo el cabello rubio oscuro que cae en una media melena. Mi piel clara está acentuada por mis ojos marrones y mis labios gruesos y sensuales. A 164 cm de altura y pesando 52 kg, mi cuerpo esbelto y delgado está adornado con pechos pequeños de talla 85b.

Aunque en apariencia soy seria y tímida, en el fondo, soy una adicta al pecado y me encanta ser humillada.


Soy trabajadora social en un pueblo de Valladolid. Tengo un pequeño despacho donde atiendo a los usuarios, un lugar donde puedo trabajar en privado.

Un día, un hombre mayor, alrededor de los 70 años, acudió a verme.

Apenas había cruzado la puerta de mi despacho cuando comenzó a mirarme de forma lasciva. Yo, de forma profesional, le dije "Buenos fías, mi nombre es Henar, ¿en qué puedo ayudarle?", a lo que él respondió rápidamente "puedes ayudarme a sacarme una buena lefada Henar...pero si no me ayudas, te la voy a dar igual".

Me quedé en shock. Mientras yo estaba paralizada, el viejo se acercó a mi y empezó a manosearme las tetas mientras decía " qué ricas tetitas tienes, mi cerdita Henar...".

Traté de resistir, de mantener una fachada seria, pero en realidad, me excitaba que me humillara de esta manera. No podía evitar sentirme sucia mientras me insultaba y me acosaba.

Sus manos recorrieron mi cuerpo, apretando y pellizcando cada parte de mí. Sentí su aliento caliente en mi cuello y supe que no había vuelta atrás.

"¡No, por favor, no hagas esto!" grité, tratando de parecer asustada, aunque en realidad, la idea de ser violada me excitaba.Pero él no me escuchó. Sus manos se deslizaron hacia abajo, agarrando brutalmente mis pechos pequeños y presionando contra ellos. Grité de dolor, pero también de placer.

"¡Calla Henar, zorra!", me ordenó, mordiendo mi labio inferior. Entonces, comenzó a violarme. No se detuvo en ningún momento, insultándome y escupiéndome mientras me follaba. Sentí su erección empujar en mi interior, y luego me tocó el ano, preparándome para lo que vendría después. Recordé cómo se había burlado de mí, cómo me habíallamado «viciosa» y cómo me había insultado.

Finalmente, me penetró por atrás, su miembro entrando en mí mientras me agarraba de las caderas. Estaba siendo violada, pero nunca me había sentido tan viva. Cada embestida me llevaba más cerca del borde, y finalmente, exploté en un orgasmo delicioso, sintiendo su lefa caliente dentro de mí.

Él se rió y se puso de pie, recogiendo sus cosas y saliendo de la habitación. Yo me quedé allí, temblando y cubierta de sudor, sabiendo que nunca olvidaría lo que acababa de ocurrir. Había sido violada por un hombre mayor, en mi propio despacho, y había amado cada segundo.

Esa experiencia me abrió los ojos. Me hizo darme cuenta de lo mucho que disfrutaba de la humillación, de la violencia, del daño y del dolor

Me había convertido en Henar, la putita viciosa.
Ufff...me has puesto la polla durísima mmmm,lo cerda y putita que eres mmm...la de la foto de perfil eres tú?
 
Hola, mi nombre es Henar, y soy una mujer española de 35 años. Yo diría que soy normalita, pero mona.

Tengo el cabello rubio oscuro que cae en una media melena. Mi piel clara está acentuada por mis ojos marrones y mis labios gruesos y sensuales. A 164 cm de altura y pesando 52 kg, mi cuerpo esbelto y delgado está adornado con pechos pequeños de talla 85b.

Aunque en apariencia soy seria y tímida, en el fondo, soy una adicta al pecado y me encanta ser humillada.


Trabajo de asesora, y tengo un pequeño despacho donde atiendo a los usuarios, un lugar donde puedo trabajar en privado.

Un día, un hombre mayor, alrededor de los 70 años, acudió a verme.

Apenas había cruzado la puerta de mi despacho cuando comenzó a mirarme de forma lasciva. Yo, de forma profesional, le dije "Buenos fías, mi nombre es Henar, ¿en qué puedo ayudarle?", a lo que él respondió rápidamente "puedes ayudarme a sacarme una buena lefada Henar...pero si no me ayudas, te la voy a dar igual".

Me quedé en shock. Mientras yo estaba paralizada, el viejo se acercó a mi y empezó a manosearme las tetas mientras decía " qué ricas tetitas tienes, mi cerdita Henar...".

Traté de resistir, de mantener una fachada seria, pero en realidad, me excitaba que me humillara de esta manera. No podía evitar sentirme sucia mientras me insultaba y me acosaba.

Sus manos recorrieron mi cuerpo, apretando y pellizcando cada parte de mí. Sentí su aliento caliente en mi cuello y supe que no había vuelta atrás.

"¡No, por favor, no hagas esto!" grité, tratando de parecer asustada, aunque en realidad, la idea de ser violada me excitaba.Pero él no me escuchó. Sus manos se deslizaron hacia abajo, agarrando brutalmente mis pechos pequeños y presionando contra ellos. Grité de dolor, pero también de placer.

"¡Calla Henar, zorra!", me ordenó, mordiendo mi labio inferior. Entonces, comenzó a violarme. No se detuvo en ningún momento, insultándome y escupiéndome mientras me follaba. Sentí su erección empujar en mi interior, y luego me tocó el ano, preparándome para lo que vendría después. Recordé cómo se había burlado de mí, cómo me habíallamado «viciosa» y cómo me había insultado.

Finalmente, me penetró por atrás, su miembro entrando en mí mientras me agarraba de las caderas. Estaba siendo violada, pero nunca me había sentido tan viva. Cada embestida me llevaba más cerca del borde, y finalmente, exploté en un orgasmo delicioso, sintiendo su lefa caliente dentro de mí.

Él se rió y se puso de pie, recogiendo sus cosas y saliendo de la habitación. Yo me quedé allí, temblando y cubierta de sudor, sabiendo que nunca olvidaría lo que acababa de ocurrir. Había sido violada por un hombre mayor, en mi propio despacho, y había amado cada segundo.

Esa experiencia me abrió los ojos. Me hizo darme cuenta de lo mucho que disfrutaba de la humillación, de la violencia, del daño y del dolor

Me había convertido en Henar, la putita viciosa.
Mmmmm espectacular historia
 
Hola, mi nombre es Henar, y soy una mujer española de 35 años. Yo diría que soy normalita, pero mona.

Tengo el cabello rubio oscuro que cae en una media melena. Mi piel clara está acentuada por mis ojos marrones y mis labios gruesos y sensuales. A 164 cm de altura y pesando 52 kg, mi cuerpo esbelto y delgado está adornado con pechos pequeños de talla 85b.

Aunque en apariencia soy seria y tímida, en el fondo, soy una adicta al pecado y me encanta ser humillada.


Trabajo de asesora, y tengo un pequeño despacho donde atiendo a los usuarios, un lugar donde puedo trabajar en privado.

Un día, un hombre mayor, alrededor de los 70 años, acudió a verme.

Apenas había cruzado la puerta de mi despacho cuando comenzó a mirarme de forma lasciva. Yo, de forma profesional, le dije "Buenos fías, mi nombre es Henar, ¿en qué puedo ayudarle?", a lo que él respondió rápidamente "puedes ayudarme a sacarme una buena lefada Henar...pero si no me ayudas, te la voy a dar igual".

Me quedé en shock. Mientras yo estaba paralizada, el viejo se acercó a mi y empezó a manosearme las tetas mientras decía " qué ricas tetitas tienes, mi cerdita Henar...".

Traté de resistir, de mantener una fachada seria, pero en realidad, me excitaba que me humillara de esta manera. No podía evitar sentirme sucia mientras me insultaba y me acosaba.

Sus manos recorrieron mi cuerpo, apretando y pellizcando cada parte de mí. Sentí su aliento caliente en mi cuello y supe que no había vuelta atrás.

"¡No, por favor, no hagas esto!" grité, tratando de parecer asustada, aunque en realidad, la idea de ser violada me excitaba.Pero él no me escuchó. Sus manos se deslizaron hacia abajo, agarrando brutalmente mis pechos pequeños y presionando contra ellos. Grité de dolor, pero también de placer.

"¡Calla Henar, zorra!", me ordenó, mordiendo mi labio inferior. Entonces, comenzó a violarme. No se detuvo en ningún momento, insultándome y escupiéndome mientras me follaba. Sentí su erección empujar en mi interior, y luego me tocó el ano, preparándome para lo que vendría después. Recordé cómo se había burlado de mí, cómo me habíallamado «viciosa» y cómo me había insultado.

Finalmente, me penetró por atrás, su miembro entrando en mí mientras me agarraba de las caderas. Estaba siendo violada, pero nunca me había sentido tan viva. Cada embestida me llevaba más cerca del borde, y finalmente, exploté en un orgasmo delicioso, sintiendo su lefa caliente dentro de mí.

Él se rió y se puso de pie, recogiendo sus cosas y saliendo de la habitación. Yo me quedé allí, temblando y cubierta de sudor, sabiendo que nunca olvidaría lo que acababa de ocurrir. Había sido violada por un hombre mayor, en mi propio despacho, y había amado cada segundo.

Esa experiencia me abrió los ojos. Me hizo darme cuenta de lo mucho que disfrutaba de la humillación, de la violencia, del daño y del dolor

Me había convertido en Henar, la putita viciosa.
Morbazo relato. Y cuerpazo. Sensualidad en estado puro.
Escríbeme privado
 
Hola, mi nombre es Henar, y soy una mujer española de 35 años. Yo diría que soy normalita, pero mona.

Tengo el cabello rubio oscuro que cae en una media melena. Mi piel clara está acentuada por mis ojos marrones y mis labios gruesos y sensuales. A 164 cm de altura y pesando 52 kg, mi cuerpo esbelto y delgado está adornado con pechos pequeños de talla 85b.

Aunque en apariencia soy seria y tímida, en el fondo, soy una adicta al pecado y me encanta ser humillada.


Trabajo de asesora, y tengo un pequeño despacho donde atiendo a los usuarios, un lugar donde puedo trabajar en privado.

Un día, un hombre mayor, alrededor de los 70 años, acudió a verme.

Apenas había cruzado la puerta de mi despacho cuando comenzó a mirarme de forma lasciva. Yo, de forma profesional, le dije "Buenos fías, mi nombre es Henar, ¿en qué puedo ayudarle?", a lo que él respondió rápidamente "puedes ayudarme a sacarme una buena lefada Henar...pero si no me ayudas, te la voy a dar igual".

Me quedé en shock. Mientras yo estaba paralizada, el viejo se acercó a mi y empezó a manosearme las tetas mientras decía " qué ricas tetitas tienes, mi cerdita Henar...".

Traté de resistir, de mantener una fachada seria, pero en realidad, me excitaba que me humillara de esta manera. No podía evitar sentirme sucia mientras me insultaba y me acosaba.

Sus manos recorrieron mi cuerpo, apretando y pellizcando cada parte de mí. Sentí su aliento caliente en mi cuello y supe que no había vuelta atrás.

"¡No, por favor, no hagas esto!" grité, tratando de parecer asustada, aunque en realidad, la idea de ser violada me excitaba.Pero él no me escuchó. Sus manos se deslizaron hacia abajo, agarrando brutalmente mis pechos pequeños y presionando contra ellos. Grité de dolor, pero también de placer.

"¡Calla Henar, zorra!", me ordenó, mordiendo mi labio inferior. Entonces, comenzó a violarme. No se detuvo en ningún momento, insultándome y escupiéndome mientras me follaba. Sentí su erección empujar en mi interior, y luego me tocó el ano, preparándome para lo que vendría después. Recordé cómo se había burlado de mí, cómo me habíallamado «viciosa» y cómo me había insultado.

Finalmente, me penetró por atrás, su miembro entrando en mí mientras me agarraba de las caderas. Estaba siendo violada, pero nunca me había sentido tan viva. Cada embestida me llevaba más cerca del borde, y finalmente, exploté en un orgasmo delicioso, sintiendo su lefa caliente dentro de mí.

Él se rió y se puso de pie, recogiendo sus cosas y saliendo de la habitación. Yo me quedé allí, temblando y cubierta de sudor, sabiendo que nunca olvidaría lo que acababa de ocurrir. Había sido violada por un hombre mayor, en mi propio despacho, y había amado cada segundo.

Esa experiencia me abrió los ojos. Me hizo darme cuenta de lo mucho que disfrutaba de la humillación, de la violencia, del daño y del dolor

Me había convertido en Henar, la putita viciosa.
Morbazo relato. Y cuerpazo. Sensualidad en estado puro.
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