Ya es demasiado tarde, equilibrando la balanza
Este relato es la continuación del relato Ya es demasiado tarde, recomiendo leerlo y después leer este.
Me llamo Marco y soy el hermano pequeño de Ernesto, a mi lado está sentada Sonia, la hermana pequeña de Lidia. Ella trabaja para Nacional Geographic como fotógrafa. A mí me contrataron para mantener a salvo a toda la expedición, lo mío no era servir copas, tuve más de un altercado con clientes borrachos que iban perdiendo la educación según el alcohol iba entrando en sus cuerpos. Algunas de esas broncas metieron en problemas a mi hermano.
En una de ellas sacudí al hijo de un empresario importante, la multa a pagar iba a ser gorda, teniendo muchas posibilidades de entrar en prisión. El juez me dio a elegir entre el ejército o la cárcel, escogí el ejército, no me hacía mucha gracia, pero era mejor que entrar en prisión. El bar de mi hermano no iba bien, de esta manera podría ayudarle pasándole parte de mi sueldo, no era mucho, pero era lo menos que podía hacer por la persona que me crio.
El adiestramiento fue duro y terminar luchando en guerras que ni me iban ni me venían también, entre guerra y guerra me solían contratar como guardaespaldas para personas adineradas. No eran los mejores trabajos, en muchas ocasiones teníamos que protegerlos de ellos mismos. Pero eso me granjeo una reputación, gracias a ello fui contratado para proteger a una expedición que tenían que hacer un reportaje en la Savana. La empresa que me contrato fue National Geographic, también me dejaron claro que si mi trabajo les dejaba satisfecho, me querrían en exclusividad para ellos.
Allí fue donde me volví a encontrar con Sonia, estaba guapísima, todos los chicos del barrio babeaban por Lidia, Sonia era como el patito feo que pasaba desapercibida dentro de la larga sombra que proyectaba su hermana. Pero a mi Lidia nunca me llego a deslumbrar, en seguida la calé, una chica preciosa, pero totalmente podrida por dentro. Sin embargo, Sonia era todo lo contrario, tal vez no era tan guapa como su hermana, pero también era una chica preciosa, tanto por dentro como por fuera.
• Veo que no te acuerdas de mí, ¿verdad Sonia? - me miraba con atención, haciendo memoria hasta que consiguió reconocerme.
• ¿Marco?, que cambiado estas – dijo mientras me abrazaba.
• ¿Tanto he cambiado? - pregunté con una sonrisa.
• Te lo diré dentro de un cuarto de hora – dijo Sonia mientras no podía parar de reír.
Aquel trabajo fue mucho más duro de lo que me pensé en principio, en un momento del reportaje, Sonia tenía que fotografiar a unas leonas que estaban cazando para alimentar a sus crías. Una de ellas noto nuestra presencia y se nos quedó mirando. Todo mi cuerpo se tensó, mire a Sonia, ella seguía haciendo su trabajo, haciendo fotos a ese felino que se nos acercaba con paso prudente, pero decidido. En un momento dado los ojos de aquella leona se cruzaron con los míos, después decidió dar media vuelta y seguir con la caza.
Si algo me quedo claro es que aquella leona había decidido perdonarnos la vida, la verdad es que fue toda una experiencia. El equipo de Sonia termino el reportaje, los jefes quedaron satisfechos con mi desempeño y pase a formar parte de la plantilla, así que decidí volver a mi vida civil, dejando el ejército. Tengo que reconocer que algunos de los reportajes fueron muy duros, sobre todo en los lugares donde las condiciones climáticas eran extremas, me contrataron para mantenerlos a salvo, querían a alguien que fuera capaz de salir airoso de cualquier situación, pero Sonia y sus compañeros estaban tan locos que me lo ponían difícil de verdad.
Poco a poco Sonia y yo volvimos a tener esa relación que tuvimos cuando éramos jovencitos, cuando jugábamos los cuatro, Sonia, Víctor, Lidia y yo. Víctor se llevaba bien con Sonia y conmigo, pero lo que sentía por Lidia era devoción, ella se aprovechó de eso para ir separándole de nosotros, nunca se lo tuve en cuenta a Víctor y estoy seguro de que Sonia tampoco, pero la vida decidió que nuestros caminos se separaran, Sonia se fue al extranjero a terminar sus estudios, yo termine en el ejército por broncas, Sonia tampoco lo tuvo fácil, una noche en medio de la Savana se sinceró conmigo, me contó que ella nació de una indiscreción de su padre. Su madre no quiso hacerse cargo de ella, a su padre no se le ocurrió más que meterla en casa. Junto a la mujer a la que su padre había engañado.
Sonia era el recordatorio viviente de una infidelidad que termino destruyendo a esa familia, el padre desapareció dejando a Sonia a merced de dos personas que la culpaban a ella, la madre de Lidia de la infidelidad de su padre y Lidia de haber destruido su familia. Vivir allí era un infierno, en cuanto vio la oportunidad de poder estudiar lejos de aquella casa y de aquella ciudad la aprovecho. Poco a poco nos fuimos acercando, Sonia se lo tomaba con cautela, ya había conocido a hombres que se acercaban a ella con promesas, pero después de follar desaparecían para no volver jamás.
Lo que ella no sabía era que yo siempre había sentido algo especial por ella, en aquellos años no sabía lo que era, pero ahora tenía claro que siempre había estado enamorado de ella.
• Siempre he sentido algo especial por ti, pero fui un cobarde y no fui capaz de decírtelo.
• Si claro, seguro que eso se lo dices a todas – mientras Sonia me miraba a los ojos.
• En la guerra no tienes mucho tiempo de conocer chicas – dije con pesar.
Sonia se dio cuenta de que no estaba bromeando, que lo que estaba confesando era verdad, que me estaba abriendo en canal ante ella. No penséis que después de esa confesión la pasión se desató y terminamos aullando a la luna. Sonia se lo quiso tomar con calma, yo estuve de acuerdo, la primera vez que hicimos el amor fue sobre un glacial de Groenlandia, habíamos ido a hacer un reportaje, querían coger unas muestras de aquellos glaciares milenarios. National Geographic se encargaría del reportaje fotográfico.
Montamos la tienda de campaña, la noche estaba preciosa, también hay que decir que hacía un frío que pelaba. Después de cenar Sonia apoyo su cabecita sobre mi hombro, yo le pasé el brazo por detrás de la espalda atrayéndola hacia mí, para cuando nos dimos cuenta nos estábamos besando. En un momento de cordura decidimos meternos en la tienda de campaña, de habernos puesto en acción fuera de esta, nos abría costado la vida. Una vez dentro Sonia se empezó a desnudar, enseñándome ese cuerpo escultural que tenía, su pecho era pequeño, pero muy bonito y apetecible, su coñito era rosado y brillante.
Era la primera vez que veía su cuerpo desnudo, quedándome sin habla, solo la acerque a mí cogiéndola de la cintura, metiéndome uno de sus pezones en la boca. No podía ver el rostro de Sonia, pero solo con escuchar sus gemidos sabía que le estaba gustando mucho. Sonia se separó de mí entre mis quejas, quería verme desnudo. No me hice de rogar, tenía un cuerpo definido lleno de cicatrices, gajes del oficio, pensé que a Sonia le resultarían repulsivas, pero no fue así, empezó a pasar su lengua por todas y cada una de ellas, proporcionándome un placer indescriptible.
Una vez que nos desprendimos de todas nuestras ropas, me senté en el suelo de la tienda de campaña, atrayendo a Sonia para que se sentara sobre mí mientras pasaba sus piernas por detrás de mi espalda, poco a poco fue metiéndose mi polla en su coñito, lo tenía estrecho y muy caliente, los dos suspiramos y empezamos a besarnos, acompasamos nuestros movimientos Sonia paso sus brazos por mi cuello apoyando su frente sobre la mía mientras su respiración se agitaba presa del esfuerzo y la excitación, las penetraciones cada vez fueron más fuertes hasta que los dos estallamos en un orgasmo que tuvimos que mordernos la mano para no gritar.
No fue el mejor de los sitios para demostrarnos nuestro amor, pero aquella noche dormimos los dos juntitos y no volvimos a separarnos. De esa noche habían pasado unos años, pero cada vez que me acordaba no podía dejar de sonreír.
• ¿Se puede saber que te tiene tan contento? - dijo una risueña Sonia.
• Me han venido los recuerdos del comienzo de nuestra relación.
Sonia también sonrió después me beso, sus labios estaban calientes, era una sensación muy agradable, sobre todo ahora que estábamos en Islandia haciendo un reportaje sobre un volcán activo de nombre impronunciable, los dos estábamos riendo cuando el teléfono por satélite sonó, era el teléfono que le entregue a mi hermano por si había alguna emergencia, verlo me asusto mucho.
• ¿Va todo bien hermano? - pregunté con verdadera preocupación.
• Víctor se ha suicidado.
• ¿Cómo?
• Lo han encontrado muerto al lado de la tumba de sus padres, a su lado había una caja de pastillas vacía y una botella de agua.
Me quede de piedra, nuestra relación no era la que fue, pero Víctor y mi hermano se llevaban de cine, lidia consiguió separarnos, pero nuestro cariño por él seguía intacto.
• ¿Lidia ha tenido que ver verdad? - pregunte furioso.
• Entre otros, le avisé, pero ya sabes lo colado que estaba por ella, no me hizo caso.
• Colado u obsesionado, Ernesto tengo a Sonia a mi lado, te la paso para que hables con ella.
Según mi hermano le iba contando, Sonia no pudo contener el llanto, como he dicho nuestra relación no era la que fue, pero era un buen chico y no merecía terminar así después de lo mal que lo paso después de la muerte de sus padres. Nosotros no pudimos ir ni al funeral ni al cementerio por encontrarnos haciendo un reportaje en el Himalaya, pero le llamamos para darle el pésame y hablar con él, Sonia me paso el teléfono y salió fuera de la tienda de campaña comunitaria, yo le dije a mi hermano que intentaríamos adelantar el viaje de vuelta.
Salí a fuera para consolar a Sonia que lloraba amargamente.
• Somos una mierda de amigos Marco, si hubiéramos estado allí…
• No hubiera cambiado nada Sonia, Víctor estaba obsesionado con tu hermana.
• Me gustaría visitar su tumba.
• Lo haremos, nos tomaremos un tiempo de descanso, terminamos el reportaje y volvemos.
¿Fuimos una mierda de amigos?, tal vez, pero Lidia se encargó de envenenar la mente de Víctor, hasta el punto de solo querer quedar con ella, Sonia y yo fuimos a una escuela y Víctor se fue a otra detrás de Silvia. Éramos unos niños, que podíamos hacer nosotros. Después yo la lie y Sonia salió huyendo de su propio infierno, no pudimos estar con él en vida, pero estaríamos con él en la muerte, haríamos que todos ellos pagaran, no sé si eso le otorgaría descanso a Víctor, pero Lidia y sus amigos merecían un castigo.
Mi hermano me contó lo ocurrido por encima, me comento que cuando llegáramos a la ciudad nos contaría todo. Movimos unos hilos, gracias a eso pudimos adelantar el viaje, tardamos dos semanas en llegar a nuestra vieja ciudad. Mi hermano nos esperaba en el aeropuerto, no había cambiado nada, pero por lo que parece el sí vio un cambio en mí. Después abrazo a mi novia y le dio las gracias por meterme en vereda, los dos se empezaron a reír.
Llegamos a mi antigua casa, Sonia y yo nos duchamos, después Ernesto nos llevó al restaurante al que solía ir él habitualmente, contándonos lo ocurrido. Lidia y Víctor empezaron a salir al poco de morir sus padres, mi hermano siempre había sabido que Lidia acepto por pena, pero también pensaba que la mano negra de Raúl estaba presente. Raúl hijo del empresario más poderoso de la ciudad, el hombre que toda mujer deseaba, Lidia siempre había estado coladita por él, pero Raúl se creía merecedor de tener todas las mujeres a sus pies, fue precisamente a él a quien le rompí la cara, después no me quedo más remedio que ingresar en el ejército.
Víctor y Lidia solían ir al bar de mi hermano donde este último veía como Lidia tonteaba descaradamente delante de Víctor, que estaba tan ciego que no veía lo que tenía delante, sé que Ernesto intento hacer que entrara en razón, pero como sospechaba Víctor no escuchaba a nadie que no fuera Lidia, lo que ella decía iba a misa. Mi hermano siguió con el relato, en el funeral, Lidia víctima de sus remordimientos le confesó a mi hermano, que la noche que Víctor se suicidó, Raúl había montado una fiesta para humillar al cornudo, cogieron el móvil de Lidia sin que esta lo supiera, mandando unos mensajes a Víctor.
Este se presentó en casa de Raúl sin saber que se estaba metiendo en la boca del lobo, al tocar el timbre Tomás y Amanda le estaban esperando, estos lo llevaron a un cuarto donde tuvo que ver como Lidia le era infiel con Raúl, pero según parece lo peor no fue la infidelidad, sino escuchar como Lidia se había estado riendo de él, escuchar como Lidia había aceptado salir con él por pena, como se reía al comentar junto a Raúl como lo tuvo a pan y agua mientras se hinchaba a follar con él.
• Joder vaya panda de cabrones – dije lleno de ira.
• Jamás pensé que mi hermana pudiera llegar tan lejos – dijo Sonia con semblante triste.
• Lo intente, hable con el innumerables veces, pero fue inútil, no escuchaba.
• Estos cabrones van a probar de su misma medicina, ! Como me llamo Marco!
Amanda, Tomás, Lidia y Raúl, estos cuatro se iban a cagar, saque el móvil e hice unas cuantas llamadas, la primera a un investigador privado para que investigara a los cuatro, después a unas ex clientas que Sonia también conocía y me debían algunos favores, se llamaban Erika e Ingrid, eran dos hermanas gemelas que regentaban un club de intercambio, tuve que protegerlas de un cliente adinerado que se había obsesionado con ellas.
• ¿A quién has llamado? - pregunto Sonia.
• A un investigador privado, después a Erika e Ingrid – Sonia sonrió.
• ¿Quiénes son? - pregunto mi hermano.
• Son las dueñas de un club de intercambio que conocemos los dos – dijo Sonia sonrojada.
• No me digáis… - dijo mi hermano.
• No es lo que piensas, yo les protegí de un cliente pesado y ellas nos invitaron durante un fin de semana a un spa que también regentaban, no hicimos ningún intercambio de parejas, mal pensado.
Mi hermano volvió a sonreír, el investigador privado hizo un gran trabajo, Amanda tenía un novio que no estaba muy satisfecho con su desempeño en la cama, tenía pensado serle infiel con una mujer menos estrecha, según decía en sus redes sociales. Tomas también tenía novia y esta parecía que tampoco estaba muy contenta, Tomás iba fardando que era el rey en la cama, pero no era oro todo lo que relucía, según parece su novia se quejaba de que Tomás duraba poco en la cama, además de que su polla no era del tamaño del que él presumía, vamos que se quedaba unos cm por abajo.
Dos semanas después llamé a Erika e Ingrid, quedamos con ellas para comer, viajamos a Alemania para ello. Todos los hombres se giraban para mirarlas por donde iban, de eso nos reíamos Sonia y yo, mientras nos esperaban un hombre se quedó mirándolas embobado mientras seguía andando, termino cayéndose por unas escalas mecánicas, cuando llegamos hasta ellas intentamos dejar de reír, pero nos era imposible. Erika e Ingrid nos abrazaron con mucho cariño, después cogieron a Sonia y le empezaron a interrogar sobre mí, las tres iban por delante mientras reían, yo por detrás siguiéndolas. Nos montamos en su coche, del aeropuerto nos fuimos a un restaurante donde las dos hermanas habían reservado la mesa más discreta de todo el restaurante, en ella podríamos hablar sin que nadie nos molestara.
Después de explicarles todo, Erika e Ingrid se apuntaron, según la documentación del Detective, las parejas de Amanda y Tomás trabajaban en la misma empresa y esa empresa solía hacer una escapada de fin de semana al año para fomentar la relación entre los trabajadores.
• Dejadlo en nuestras manos, tenemos un amigo que tiene un spa de alto nivel en vuestro país, hablaremos con él.
• ¿aceptará? - pregunto Sonia.
• Nos debe unos favores, así que no abra ningún problema, además aremos que Amanda y Tomás también vayan acompañando a sus parejas.
• Seguro que ese spa es carlismo – dije escéptico.
• No te preocupes, les aremos una oferta a la empresa que no podrán rechazar.
La verdad es que fue un buen fin de semana, a Sonia y a mí nos hacía falta desconectar, llevábamos dos años trabajando sin descanso, así que hablamos con los jefes y decidimos tomarnos seis meses de descanso, estos no pusieron pegas, no había ningún trabajo importante en un futuro inmediato. Mientras las dos hermanas lo ultimaban todo, Sonia y yo decidimos volver a nuestro antiguo barrio, para visitar la tumba de Víctor.
Después de varios años fuera, ver que el barrio no había cambiado nada, que seguía reconociéndolo me dio tranquilidad. Pasamos por la única floristería que había en el barrio, la dueña se llamaba Elena. Cuando entramos nos reconoció a la primera, alegrándose mucho, sobre todo por mi hermano, según decía lo tenía muy abandonado.
• Tiene razón señora Elena, no tengo excusa – dije con una sonrisa.
• Sé que has estado ayudando a tu hermano a pagar el alquiler del bar, cada año los suben, va a llegar el día que todos tengamos que cerrar – dijo la señora Elena con semblante triste.
• La floristería sigue igual, cuantos recuerdos – dijo Sonia con una sonrisa triste
• Me alegro mucho de verte Sonia, la última vez que te vi eras una retaca y mírate ahora hecha toda una mujer – Sonia no pudo evitar ponerse roja.
• No diga eso señora Elena, que me da mucha vergüenza – roja como un tomate.
La señora Elena y yo nos pusimos a reír, Sonia y doña Elena se pusieron a elegir las flores que formarían el ramo, yo llame a mi hermano que nos esperaría allí. Cuando volví a entrar en la tienda el ramo ya estaba preparado, era precioso. Lo cogí con sumo cuidado, dejándolo sobre el asiento del coche con sumo cuidado, Iba a pagarlo yo, pero Sonia se me adelanto.
• Tú pagas la comida, ¿te parece bien?
• Me parece perfecto.
Nos despedimos de doña Elena, dirigiéndonos hacia el cementerio, cuando llegamos mi hermano ya nos esperaba allí, no había cambiado mucho a no ser por las canas que le había salido en la cabeza.
Ernesto se alegró mucho de vernos, miro el ramo con asombro, la verdad es que Sonia no escatimo en gastos, Después de abrazarnos mi hermano miro a la tumba de Víctor y su mirada se oscureció.
• Tenía que haber insistido más, tenía toda la vida por delante, ¡joder!
• No hubiera servido para nada, nosotros también lo intentamos y nos echó de su vida – dije a mi hermano.
• ¿Cómo?
• Cuando empezó a salir con mi hermana me preocupo, Lidia jamás había dado el menor atisbo de querer de esa manera a Víctor, le dijimos que se estaba equivocando y sufriría, pero no nos escuchó – dijo Sonia.
• Nos dijo de forma tajante que si no respetábamos su relación con Lidia, saliéramos de su vida, jamás había sido tan tajante – dije.
• Como comprenderás no estábamos dispuestos a echarnos a un lado, eso fue días después del funeral de sus padres – dijo Sonia con semblante triste.
• Después de eso nos bloqueó en todos los sitios, móvil, redes sociales, todo lo que hemos sabido después de eso ha sido gracias a ti hermano.
• ¡Él en una tumba y ellos viviendo su vida! – dijo mi hermano lleno de rabia.
• ¿Y mi hermana? - pregunto Sonia temiendo la respuesta.
• Tu hermana estuvo viniendo aquí cada domingo los primeros seis meses, parecía que realmente estaba arrepentida, pero solo vasto una llamada de Raúl, para volver con ellos, olvidándose de lo que le había hecho a Víctor, ¡me dan ganas de hacer una locura!
• Tranquilo hermano, que de eso ya nos estamos ocupando nosotros.
Mi hermano quería participar, pero le dije que se mantuviera al margen y disfrutara viendo a esos cabrones pagar por lo que hicieron. Sonia y yo alquilamos una casa a las afueras del barrio, Sonia no quería encontrarse ni con su madre, ni con su hermana. Ernesto solía venir a comer con nosotros todos los lunes que era el día que cerraba el bar para descansar. El tiempo fue pasando, llegando la hora de la verdad, Erika e Ingrid ya lo tenían todo listo, sería el siguiente fin de semana. Las gemelas decidieron alquilar una casa fuera del complejo para Sonia y para mí, de esa manera podríamos mantener las distancias sin ser descubiertos hasta que llegara el momento.
Erika nos trajo un portátil donde podríamos ver todas las estancias del complejo, menos los baños y las habitaciones. Nuestro detective privado había conseguido audios del novio de Amanda y de la novia de Tomás y estos no los dejaban en buen lugar. Según el novio de Amanda esta era una frígida en la cama, ella era de misionero y con la luz apagada, en unos de los audios el novio decía que jamás le había comido la polla, pero que ella si quería que le comiera el coño. Siempre se negó a tener sexo anal porque decía que ese agujero era de salida y no de entrada, vamos que si no la había mandado a tomar viento fresco era porque el padre de Amanda era un empresario poderoso que tenía negocios con su padre.
La novia de Tomás no lo dejaba en mejor lugar, según ella Tomás tenía una polla en la media, pero que no sabía usarla, se corría en cinco minutos, dejándola más caliente que una estufa y teniendo que oír como fardaba de ser el mejor en la cama, según ella estaba hasta el coño, pero se encontraba en la misma tesitura que el novio de Amanda. Sus padres tenían negocios, dejar esa relación perjudicaría a su padre.
Una vez que todos los invitados llegaron al complejo, se instalaron, bajaron a la piscina a relajarse, las dos parejas habían concertado una sesión de masaje, Ingrid dio cita primero la novia y el novio de Tomás y Amanda, a estos últimos dos horas después. Por la pantalla podíamos ver como unos chicos y chicas empezaron a desfilar delante de Amanda, Tomás y sus parejas. No se escuchaba lo que hablaban, había mucho ruido en el ambiente al estar tomando el sol en la piscina, pero enseguida supimos quienes iban a ser los elegidos para que les dieran el masaje.
La novia de Tomás se fijó en un chico moreno de metro noventa de estatura, un cuerpo muy trabajado en el gimnasio, pero lo que más la llamo la atención era la herramienta que se podía adivinar debajo de ese minúsculo bañador. En cuanto al novio de Amanda, este presto más atención a una diosa de ébano, con cierto parecido a la modelo Naomi Campbell, solo que con mayor busto, si mirabas atentamente se le marcaba un camel toe en la braga del bikini que hacia su coñito la mar de apetecible.
• La suerte ya esta echada, ya tenemos a los elegidos – dijo Erika.
Nos pusimos en marcha hacia el complejo, no entramos por la puerta principal, sino por una puerta de servicio que usaba el equipo de mantenimiento, esa puerta llevaba a un pequeño laberinto debajo del complejo que servía para que se movieran sin molestar a los clientes. Tenía gracia, las personas que trabajaban para que todos esos ricachones pudieran disfrutar, tenían que esconderse para no amargarles la estancia, qué injusta era a veces la vida.
Después de estar un rato dando vueltas llegamos a una pequeña sala, en ella estaba un portátil conectado a unas cámaras, dos de ellas en la zona de masajes donde se iba a dar la acción y otra a una habitación con pantallas donde Erika e Ingrid pensaban llevar a Amanda y Tomás con cualquier escusa. Por las cámaras de la zona de masaje, pudimos comprobar como el novio de Amanda estaba tumbado bocabajo con una toalla que le cubría el culo, en otro habitáculo se encontraba la novia de Tomás, esta también se encontraba bocabajo, con la toalla cubriéndole el culo.
Los masajistas hicieron acto de presencia, él con una camiseta que marcaban todos sus músculos y ella con una bata que se pegaba a su cuerpo como un guante, al tener los primeros botones desabrochados se podría apreciar un escote que quitaba el hipo. Al principio todo fue de forma normal, los dos masajistas masajeaban la espalda y piernas, pero acercándose cada vez más a los glúteos, a los dos se les escapaban suspiros cuando los masajistas llegaban a la parte de los glúteos. De repente vimos como Ingrid y Erika entraban a la otra habitación con Amanda y Tomás, sin que estos se dieran cuenta Erika apretó un botón para darles una señal a los masajistas.
Estos les dijeron al novio de Amanda y a la novia de Tomás que se dieran la vuelta, El novio de Amanda tenía una tienda de campaña difícil de disimular debajo de la toalla, la novia de tomas viendo que su masajista se había quitado la camiseta, tiro su toalla sin ningún disimulo dejando a la vista su coñito hinchado y húmedo, el otro habitáculo, la masajista se deshizo de la bata enseñando un cuerpo desnudo cincelado por los mismísimos dioses. El chico se quedó paralizado, pero su erección alcanzo su máxima expresión.
La novia de Tomás abrió más las piernas, mientras su masajista se deshacía de los pantalones, dejando al descubierto una herramienta de grandes proporciones que hicieron que la novia de Tomás empezara a silabar. En la habitación Erika e Ingrid les habían pedido a Tomás y Amanda que se pusieran cómodos mientras les ponían unas imágenes. Los dos se miraron extrañados, pero les siguieron la corriente a Erika e Ingrid.
La primeras imagen que vio Tomás fue la de su novia con la polla del masajista metida en la boca, mientras este tenía tres dedos metidos en su coñito, en la otra pantalla Amanda pudo observar como aquella diosa de ébano le estaba haciendo una mamada bien ensalivada a su novio, mientras este se aferraba a la camilla por el placer que estaba sintiendo. Tomas se empezó a poner nervioso; sin embargo, Amanda agacho la cabeza llena de vergüenza. Tomas se levantó tirando la silla al suelo gritándoles a Erika e Ingrid que les iba a denunciar y a poner a ese musculitos en su sitio.
En cuanto abrió la puerta se encontró con mi puño en su cara, haciendo que este se cayera al suelo de espaldas, mientras se agarraba la cara del dolor. Amanda nos miraba con cierto miedo, no nos reconocía, para cuando él y Tomás llegaron al barrio, nosotros ya nos habíamos ido. Levante a Tomás y lo volví a sentar.
• ¿Por qué nos hacéis esto? - pregunto una asustada Amanda.
• Creímos que os parecería divertido, de hecho os lo pareció cuando fue Víctor quien estaba en vuestra misma situación – dijo una más que enfadada Sonia.
• Víctor era un perdedor – dijo con rabia Tomás.
• Y que crees que eres tú ahora, para cuando tu novia salga de ese habitáculo tú ya serás historia – le dije mascando las palabras mientras lo miraba a los ojos.
• ¡Esto no quedará así! - grito Amanda.
• ¡Os denunciaremos! - grito Tomás.
• Las empresas de vuestros padres dependen de que los padres de vuestras parejas sigan siendo sus mejores clientes, podéis ir a denunciarles, pero lo más seguro es que vuestros padres elijan el dinero y la buena vida sobre vosotros – dije muy serio.
Amanda y Tomás sabían que tenía razón, sus padres no renunciarían a su buena vida por la infidelidad de unos chiquillos. Sonia y yo obligamos a Tomás y Amanda a seguir mirando, El novio de Amanda estaba enculando con fuerza a aquella diosa de ébano, mientras esta se sujeta a la camilla con fuerza, eso no fue lo peor para Amanda, lo peor fue escuchar a su novio decir que por fin estaba con una mujer de verdad, no con una frígida que le obligaba a follar con la luz apagada, se negaba a hacerle una mamada y ni hablar de sexo anal.
Amanda tuvo que ver como se corría en el culo de aquella mujer, después su novio le hacia una comida de coño como jamás se lo había hecho a ella, la cara de Amanda era de una derrota total, tenía la mirada perdida, no le salían ni las lágrimas.
• ¿Qué ocurre Amanda?, no miras, ¿ya no te parece tan divertido? - pregunto Sonia, pero no obtuvo respuesta.
Lo de Tomás fue todavía peor, tuvo que ver como su novia se comía la polla de su masajista con auténtica devoción, mientras se agarraba la cara después de recibir mi puñetazo. Después vio como el masajista la cogía de las caderas acercándola a él, para empezar a meter su polla despacito en el encharcado coñito de la mujer. Empezó un mete saca frenética donde la novia de Tomás no podía parar de gritar, no tardo en correrse mientras ese pedazo de carne le percutía sin compasión. Junto con el orgasmo grito algo que heló la sangre a Tomás, su novia dijo que era el primer orgasmo que había tenido desde que había empezado su noviazgo con Tomás.
No fue el último que tuvo durante el tiempo que estuvo follando en ese habitáculo, Tomás tuvo que escuchar todos y cada uno de ellos, Tomás a diferencia de Amanda si se terminó rompiendo, a ninguno de los dos nos dio ninguna pena, ellos con sus acciones llevaron a que Víctor se terminara quitando la vida.
• Vuestras parejas no van a renunciar a ello, os queda dos salidas, denunciarnos y que todo esto salga a la luz, quedando vosotros como unos cornudos y las empresas de vuestros padres en la ruina o callaros y aguantar los cuernos con resignación, pero teniendo una buena vida – dije mirándolos a los dos a los ojos.
Después de decir eso, Sonia, Erika, Ingrid y yo salimos de aquella sala dejando a Amanda y Tomás totalmente destruidos. Yo tenía claro que no dirían nada, no tenían pruebas contra nosotros, esas imágenes eran en directo, no se guardaban en ningún sitio, además de que jamás renunciarían a su buena vida, ni reconocerían que eran como esas personas de las que se reían y maltrataban. Decidimos volver al barrio, solo que esta vez vinimos acompañados de Erika e Ingrid. Mi hermano se quedó con la boca abierta cuando las vio, Erika e Ingrid que eran unas juguetonas le hicieron pasar más de un apuro a mi hermano.
Pero este no se amilanó, demostró ser un hombre divertido y muy detallista con las gemelas teutonas. Cuando lo pasas bien el tiempo pasa muy deprisa, Erika e Ingrid tenían que volver a Alemania, nosotros teníamos que acabar con la última parte de nuestro plan, la destrucción de Lidia y Raúl. El investigador privado seguía investigando, si algo teníamos claro, Sonia y yo era que de su hermana no íbamos a sacar nada, estaba demasiado enamorada de Raúl. Este último fue mucho más productivo, dos veces por mes solía ir a un club de intercambio donde solía ir a cerrar los negocios.
El detective sacó fotos de el y la mujer con la que solía ir, no era Lidia eso estaba claro, pero al ver una fotografía donde la mujer, aparecía más cerca, me quede con la boca abierta. Era la mujer de un empresario muy turbio al que tuve que guardar las espaldas en dos ocasiones. El tío tenía muchos contactos y todos en muy altas esferas. Su mujer era su punto débil, de enterarse de que le estaba siendo infiel, a ella no sé, pero el amante ya se podía dar por muerto.
• ¿Qué ocurre Marco?
• Raúl es infiel a tu hermana, nada nuevo, pero lo que me ha sorprendido es saber con quién.
• Por la cara que has puesto tiene que ser alguien importante.
• Es la mujer de una persona que no querrías como enemigo, Raúl ha cavado su tumba y no lo sabe.
En dos semanas Raúl volvería a aquel local con aquella mujer, teníamos que conseguir que Lidia se presentara allí para ver con sus propios ojos como Raúl follaba con otra mujer, para que sintiera lo mismo que sintió Víctor horas antes de suicidarse.
• Marco déjame a mi hermana a mí, le enseñaré estas fotos, no se ve nada raro, pero será suficiente para que Lidia se ponga celosa y quiera comprobarlo por propia voluntad.
• Muy bien, dentro de dos jueves, Raúl y tu hermana abran caído, Víctor abra sido vengado.
Llego el día de la verdad, dos días antes llamé a aquel empresario para reunirme con él, se acordaba de mí y no puso inconveniente en quedar conmigo, lo hicimos en su oficina.
• Cuanto tiempo sin vernos Marco – dijo aquel hombre con esa mirada turbia que me incomodaba.
• Así es.
• Que, ¿necesitas trabajo?
• No he venido a hablar de eso, toma este sobre.
Aquel empresario con una sonrisa de suficiencia cogió el sobre, pero la sonrisa se le borró cuando vio su contenido.
• ¿Qué significa esto Marco?
• Voy a matar a ese cabrón ahora mismo.
• Tengo algo pendiente con ese hombre, te pediría que no hicieras nada hasta que yo te avise.
• ¿Por qué tendría que hacer eso?
Le expliqué por encima lo que Raúl y Lidia hicieron a Víctor, las consecuencias de todo aquello, me sorprendió ver empatía en el semblante de aquel hombre, si al final iba a tener corazón y todo.
• Está bien, esta noche iré a ese local cuando tú me avises, pero ese hombre tiene que saldar la cuenta que ha contraído conmigo, eso es innegociable.
• Me parece perfecto, ¿tenemos un trato?
• Lo tenemos.
Los dos estrechamos nuestras manos, salí de su oficina, mira que había pasado por situaciones complicadas en mi vida, pero la presencia de este hombre me seguía dando escalofríos.
EN OTRO LADO DE LA CIUDAD
Había quedado con mi hermana en una cafetería que quedaba cerca de donde mi hermana y mi madrastra vivían, estaba más tranquila de lo que hubiera esperado. Lidia fue puntual, seguía tan altanera como siempre, la niña mimada seguía sintiéndose superior a mí, pronto comprobaría que su vida no era tan idílica como ella pensaba, saque el sobre del bolso y se lo di.
• ¿Qué es este sobre?
• Ábrelo y comprueba su contenido por ti misma.
• ¿Qué significa esto? - mirando las fotos.
• Es evidente, Raúl te es infiel desde hace tiempo.
• ¡Eso es mentira!, ¡estas fotos no significan nada!
• Bueno, entonces no te importara venir conmigo esta noche a ese local y comprobarlo por ti misma.
• Claro que no, sé que Raúl me quiere y que todo esto es cosa tuya para joder nuestra relación, siempre me has tenido envidia – Lidia soltaba espuma por la boca.
Lidia sabia perfectamente que algo de verdad había en esas fotos, por eso sabía que esta noche me acompañaría a aquel local, cogí las fotos, las metí en el sobre, saliendo de aquella cafetería sin decir nada más, le escribí en una servilleta la hora en la que pasaría a recogerla, después le envié un WhatsApp a Marco para decirle que todo estaba preparado.
Como supuse Lidia ya me estaba esperando, pero prefirió ir en su coche, le dije que me siguiera. Tardamos unos veinte minutos en llegar, entramos en el local y lo primer que hice fue localizar a Marco, este se encontraba en la parte final de la barra, después me llego un WhatsApp al móvil. Raúl se encontraba en una habitación donde se le podía ver follar desde unas ventanas, Me acerque a Lidia y cogiéndola del brazo la lleve hasta allí.
Lidia no tardó en ver con sus propios ojos que lo que le había dicho era verdad, pensé que empezaría a gritar, no fue así, apoyo una de la mano en el cristal, mientras se llevó la otra a la boca, queriendo ahogar su llanto, entonces vi como agachaba la mirada intentando no ver lo que allí estaba sucediendo, cogí su cabeza con mis manos y le obligue a mirar, tuvo que ver como Raúl follaba desde atrás a una mujer de unos cuarenta años, pero que rezumaba sexo por todos sus poros, con un rostro bellísimo y un cuerpo que ya quisieren muchas veinteañeras.
• ¿Que se siente Lidia al ver con tus propios ojos lo que tuvo que ver Víctor horas antes de morir?
Lidia no contestó, se revolvió y salió corriendo del local, deje a Raúl follando con esa mujer, no sabía lo que le venía encima. Marco seguía en el mismo lugar, cuando llegue pedí un botellín de agua mientras él le mandaba un mensaje a alguien.
El mensaje ya estaba enviado, aquel empresario no tardo en entrar hecho una furia, dirigiéndose a la habitación donde Raúl se estaba follando a su mujer acompañada de dos armarios empotrados. Lo siguiente que escuchamos fueron varios golpes, después al empresario que sacaba a su mujer medio desnuda agarrada del brazo y detrás de él a los dos armarios que arrastraban a un desnudo Raúl agarrándolo de el pelo. Esperamos un rato y decidimos irnos de allí, me apetecía ir al bar de mi hermano y tomarme una cervecita bien fresquita en la compañía de las dos personas que más quería, Lidia y Ernesto, la verdad es que la venganza te da unos minutos de satisfacción y alivio, pero eso se pasa y el dolor de la perdida de un amigo sigue ahí. Ninguno de los dos nos arrepentimos de hacer lo que hicimos, si Tomás, Amanda, Lidia y Raúl hubieran demostrado un arrepentimiento real, no hubiéramos actuado, pero les dio igual, para ellos Víctor no era más que un ser al que podían humillar para reírse de él, ahí un dicho que dice, quien siembra vientos, recoge tempestades.
EPÍLOGO
Ha pasado un año desde la noche que vimos como Lidia salía corriendo del local y sacaban a Raúl arrastras, Lidia entro en depresión, temiendo que terminara atentando contra ella misma a su madre no le quedo más remedio que ingresarla en un hospital psiquiátrico, en cuanto a Raúl, apareció a los seis meses, atado a un árbol en estado catatónico, lo habían torturado a conciencia, tuvieron que ingresarlo en el mismo hospital siquiátrico donde está Lidia, ella terminó en una sala acolchada para impedir que se hiciera daño y Raúl tumbado en una cama sin moverse con la mirada perdida.
En cuanto a Tomás y Amanda, intentaron hablar con sus padres, pero estos les dijeron que no pondrían en peligro un buen negocio por una chiquillada, no les quedo más remedio que guardar silencio, sabiendo sus parejas iban todos los fines de semana a ese mismo complejo a recibir masajes y algo más.
Al final conseguimos reunir el dinero para que mi hermano pudiera comprar el local, para que el bar fuera suyo de verdad, en eso nos ayudaron Erika e Ingrid que vienen cada vez que pueden a visitar a mi hermano, con lo mal que lo ha pasado Ernesto en esta vida se merece ser feliz y sé que Erika e Ingrid pueden hacerle muy feliz.
En cuanto a Sonia y a mí, seguimos igual, ahora nos encontramos en la Artantida, junto a un equipo científico, el sitio es precioso, pero también aterrador sobre todo por sus bajas temperaturas, pero mientras Sonia y yo sigamos juntos sé que seremos capaces de salir airosos de cualquier contratiempo.
Pronto se cumple el aniversario de la muerte de Víctor y allí nos juntaremos todos para hacer el debido homenaje a nuestro amigo.
FIN.