Zorrita con piel de cordero

evidente que si, y lo haces muy bien .... no le podrías convencer a ella? Seria genial compararlo
 
Pt.4
La situación se iba calentando con el paso de los minutos, y ya estando ella con las piernas algo separadas, Miguel empezó a masajear la cara interna de los muslos, con movimientos que iban desde la rodilla hasta la parte baja de su culo. Unos días después me contaría Miguel que podía sentir perfectamente con sus manos el calor que emanaba su coño. Se estaba poniendo tan cachonda con el masajito, que desprendía fuego.
Tras echarse de nuevo aceite en las manos, en uno de esos movimientos por la cara interna del muslo, poco a poco se fue acercando hasta llegar suavemente a su coño, acariciándolo muy dulcemente con uno de sus dedos, pasándoselo por la raja de arriba a abajo, todo muy despacio y sin prisas.
Ella dió un suspiro de gusto, pero en ese momento levantó la cabeza y se giró para ver cómo estaba reaccionando yo a todo esto. Buscaba mi aprobación, y creo que la tuvo en cuanto me vió ya en calzoncillos y metiéndome la mano en el paquete mientras la miraba con cara de vicio. La sonreí, y ella hizo lo mismo.

Le pasó los dedos repetidas veces por el clítoris y por el chocho, pero sin penetrarla todavía, pudiendo yo ver perfectamente como entre el aceite del masaje, y los hilos de flujo que tenía Elisa, no haría falta que se esforzara mucho Miguel para que entraran los dedos después.
Tras unos instantes de sobarle bien el coño de arriba abajo, le introdujo suavemente la totalidad de su dedo corazón, separándole las nalgas cuanto pudo con la otra mano para que yo viera bien el momento en que entraba por primer vez dentro de ella, aunque fuera con su dedo.
El gemido de placer que dio ella al recibir el dedo de su nuevo macho dentro de su coño fue increíble.
Yo ya no pude más y me saqué del todo la verga mientras observaba todo aquello.
Tras hacerle un dedo durante un par de minutos, le metió otro dedo más mientras la seguía masturbando, y así hasta meterle 3. Mientras tanto, con la otra mano, la agarraba por la nuca, dejándole bien claro sin necesidad de decir una palabra que ahora estaba a su merced. A merced de otro hombre que no era el suyo.
Percutían una y otra vez de forma cíclica sus 3 dedos dentro y fuera del coño de mi mujer, se puede decir que le estaba machacando el coño, mientras ella jadeaba más y más de placer.
Me fascinaba observar desde fuera la flexibilidad de su coño. No paraba de abrirse y de verse cada vez más mojado. Y pensé que muchas veces se tiene una mejor perspectiva de las cosas cuando uno las ve desde fuera.
Pero también tengo que reconocer que estaba sintiendo celos de que mi mujer se estara dejando hacer de esa manera por otro hombre, y por lo que parecía, disfrutándolo mucho.
"Menuda puta está hecha!", pensé, mientras seguía notando un hormigueo intensísimo en el estómago provocado por Los nervios y los celos, pero al mismo tiempo un calentón bestial que no había sentido hasta ahora.
Ahora, estando más cachondo que en toda mi vida, y mientras me pajeaba lentamente viendo la escena, no podía para de repetir en voz baja: joder...que puta es...
Fue mucho más puta? Cuenta, cuenta.
 
Pt. 5
Una vez Miguel decidió que era suficiente rato de masturbación, le puso su fornido brazo de masajista por debajo de su cuerpo a la altura de la pelvis, y le pidió susurrándole al oído que subiera un poco el culo. Tras unos momentos de duda, mi mujer obedeció, dejando a la vista su ya mojado y algo dilatado coño por el dedo que le acababa de hacer "mi viejo amigo".
Aquello era un espectáculo. Con Elisa boca abajo y nuestro corneador sujetándole de la tripa mientras le levantaba el culo, empezó a lamerle el coño de arriba abajo durante varios minutos, pasándole la lengua una y otra vez por toda la raja, y Elisa empezó a mover el culito despacio y de forma muy sutil hasta que finalmente colocó su ano a la altura de la boca de Miguel.
Hay que decir que en este tipo de cosas es una maestra. Se le da muy bien provocar situaciones y que al mismo tiempo parezca que no las ha buscado. Es una zorrita astuta, y a mí me encanta.
Estaba poniéndose tan cerda que quería que le comiera también el ojete...
Esto le puso como loco, obvio, y empezó a abrirle todo lo que podía el coño y el culo ahora con las dos manos mientras se lo lamía y se lo follaba con la lengua. Ya no hacía falta que Miguel le empujara el culo hacia arriba, porque Elisa se puso a cuatro patas dispuesta a dejarse hacer.
Ella estaba como loca, dando grititos y gimiendo. De vez en cuando me echaba miradas de reojo para ver mi reacción. Lo que me estaba poniendo a mí toda esta escena es indescriptible. Estaba absolutamente cardiaco. Una de las veces que Miguel sacó la lengua de su coño, me miró y me dijo: "qué suerte tienes de poder disfrutar de una mujer así. Me vuelve loco" y acto seguido le dió un pequeño azote en el culo. Ella rápidamente saltó: "joder, qué vergüenza!" Pero Miguel intervino: "cómo que qué vergüenza? La vergüenza es que este culo no se disfrute más. Me encantas, estás buenísima y me gustaría mucho verte disfrutar con nosotros esta noche. Con el permiso de tu marido, claro".

"Lo tienes, lo tienes, jaja". Dije yo. "Me estáis poniendo muchísimo los 2, la verdad jajaja".

Tras decirle esto, prosiguió en su tarea de comerle el coño y el culo mientras Elisa yacía en la cama dejándose lamer hasta el último rincón de su bonito culo.
Ella estaba sintiendo una total seguridad y la confianza necesarias para deshinibirse y poder sacar su lado más salvaje, ya que los dos machos con los que estaba compartiendo habitación en aquellos momentos estaban deseando follarla bien follada, y ella empezó a intuirlo desde el restaurante y las copas. Lejos de intimidarla, se fue poniendo cachonda con la idea poco a poco, según me confesó después.
Para ella, era una liberación absoluta el verse tan deseada después de largos años de crianza y poco tiempo para sí misma.
Yo no daba credito a lo que estaba viendo mientras me pajeaba. Con la tenue luz de las velas podia ver a Elisa encima de la cama ofreciendo su culo a Miguel, y este le pasaba una y otra vez la lengua.
En aquel momento, decidí acercarme un poco y coger un poco de lubricante con la punta de mis dedos. Se lo empecé a extender por todo el culo, hasta que llegué a su agujero, el cual penetre muy despacito con mi dedo índice hasta aproximadamente introducir la mitad. Con la mitad del dedo dentro, podía notar como Elisa contraía el culo apretándolo contra mi dedo. Eso me ponía la polla a reventar siempre, así que os podéis imaginar el efecto que tenía en mí que un tío ajeno a nosotros mirara como le metía a mi mujer un dedito por el culo.

Con el nivel de calentón que tenía, no pude hacer otra cosa que sacar el dedo que tenía metido en el culo de Elisa, y chuparlo durante unos instantes, saboreándolo todo lo que pude.

Miguel también le introdujo un dedo parcialmente (ella le marcaba el límite), y los tres lo disfrutábamos a tope. Al estar ella boca abajo, hubo un momento en que no sabía si el dedo que estaba entrando por su culo era el de su marido o el de su amante. En realidad le daba bastante igual porque estaba cachondísima.
Mi mujer estaba comportándose como una zorrita, aquella que solo dejaba ver de vez en cuando a su marido en los polvos más locos.
Inmediatamente, Elisa se dio la vuelta sentandose en la cama, dejando ver sus preciosas tetitas. Estuvimos unos instantes piropeándola, diciéndole el tipazo que tenía y lo guapa que era, y Miguel le recalcó varias veces que tenía un culo que le volvía loco, y que también le encantaba su coño con algo de pelo, pero arreglado.
"He soñado millones de veces que me follaba un cuerpo como el tuyo. Así flaquita y pequeña".
Mientras tanto, ella se reía con verguenza, pero era evidente que le estábamos subiendo mucho la moral y la autoestima (y con razón), lo que iba a repercutir en la calidad del polvo que estábamos empezando a echar.
Empece a comerle una teta mientras le indiqué a Miguel que hiciera lo mismo con la otra. A ella le flipaba que le comiera las tetas, pero ya ver a dos tíos comiéndoselas, y adorándola como a una diosa griega le estaba mojando mucho. Sus gemidos de excitación y sus suspiros daban buena fe de ello...
 
Pt. 5
Una vez Miguel decidió que era suficiente rato de masturbación, le puso su fornido brazo de masajista por debajo de su cuerpo a la altura de la pelvis, y le pidió susurrándole al oído que subiera un poco el culo. Tras unos momentos de duda, mi mujer obedeció, dejando a la vista su ya mojado y algo dilatado coño por el dedo que le acababa de hacer "mi viejo amigo".
Aquello era un espectáculo. Con Elisa boca abajo y nuestro corneador sujetándole de la tripa mientras le levantaba el culo, empezó a lamerle el coño de arriba abajo durante varios minutos, pasándole la lengua una y otra vez por toda la raja, y Elisa empezó a mover el culito despacio y de forma muy sutil hasta que finalmente colocó su ano a la altura de la boca de Miguel.
Hay que decir que en este tipo de cosas es una maestra. Se le da muy bien provocar situaciones y que al mismo tiempo parezca que no las ha buscado. Es una zorrita astuta, y a mí me encanta.
Estaba poniéndose tan cerda que quería que le comiera también el ojete...
Esto le puso como loco, obvio, y empezó a abrirle todo lo que podía el coño y el culo ahora con las dos manos mientras se lo lamía y se lo follaba con la lengua. Ya no hacía falta que Miguel le empujara el culo hacia arriba, porque Elisa se puso a cuatro patas dispuesta a dejarse hacer.
Ella estaba como loca, dando grititos y gimiendo. De vez en cuando me echaba miradas de reojo para ver mi reacción. Lo que me estaba poniendo a mí toda esta escena es indescriptible. Estaba absolutamente cardiaco. Una de las veces que Miguel sacó la lengua de su coño, me miró y me dijo: "qué suerte tienes de poder disfrutar de una mujer así. Me vuelve loco" y acto seguido le dió un pequeño azote en el culo. Ella rápidamente saltó: "joder, qué vergüenza!" Pero Miguel intervino: "cómo que qué vergüenza? La vergüenza es que este culo no se disfrute más. Me encantas, estás buenísima y me gustaría mucho verte disfrutar con nosotros esta noche. Con el permiso de tu marido, claro".

"Lo tienes, lo tienes, jaja". Dije yo. "Me estáis poniendo muchísimo los 2, la verdad jajaja".

Tras decirle esto, prosiguió en su tarea de comerle el coño y el culo mientras Elisa yacía en la cama dejándose lamer hasta el último rincón de su bonito culo.
Ella estaba sintiendo una total seguridad y la confianza necesarias para deshinibirse y poder sacar su lado más salvaje, ya que los dos machos con los que estaba compartiendo habitación en aquellos momentos estaban deseando follarla bien follada, y ella empezó a intuirlo desde el restaurante y las copas. Lejos de intimidarla, se fue poniendo cachonda con la idea poco a poco, según me confesó después.
Para ella, era una liberación absoluta el verse tan deseada después de largos años de crianza y poco tiempo para sí misma.
Yo no daba credito a lo que estaba viendo mientras me pajeaba. Con la tenue luz de las velas podia ver a Elisa encima de la cama ofreciendo su culo a Miguel, y este le pasaba una y otra vez la lengua.
En aquel momento, decidí acercarme un poco y coger un poco de lubricante con la punta de mis dedos. Se lo empecé a extender por todo el culo, hasta que llegué a su agujero, el cual penetre muy despacito con mi dedo índice hasta aproximadamente introducir la mitad. Con la mitad del dedo dentro, podía notar como Elisa contraía el culo apretándolo contra mi dedo. Eso me ponía la polla a reventar siempre, así que os podéis imaginar el efecto que tenía en mí que un tío ajeno a nosotros mirara como le metía a mi mujer un dedito por el culo.

Con el nivel de calentón que tenía, no pude hacer otra cosa que sacar el dedo que tenía metido en el culo de Elisa, y chuparlo durante unos instantes, saboreándolo todo lo que pude.

Miguel también le introdujo un dedo parcialmente (ella le marcaba el límite), y los tres lo disfrutábamos a tope. Al estar ella boca abajo, hubo un momento en que no sabía si el dedo que estaba entrando por su culo era el de su marido o el de su amante. En realidad le daba bastante igual porque estaba cachondísima.
Mi mujer estaba comportándose como una zorrita, aquella que solo dejaba ver de vez en cuando a su marido en los polvos más locos.
Inmediatamente, Elisa se dio la vuelta sentandose en la cama, dejando ver sus preciosas tetitas. Estuvimos unos instantes piropeándola, diciéndole el tipazo que tenía y lo guapa que era, y Miguel le recalcó varias veces que tenía un culo que le volvía loco, y que también le encantaba su coño con algo de pelo, pero arreglado.
"He soñado millones de veces que me follaba un cuerpo como el tuyo. Así flaquita y pequeña".
Mientras tanto, ella se reía con verguenza, pero era evidente que le estábamos subiendo mucho la moral y la autoestima (y con razón), lo que iba a repercutir en la calidad del polvo que estábamos empezando a echar.
Empece a comerle una teta mientras le indiqué a Miguel que hiciera lo mismo con la otra. A ella le flipaba que le comiera las tetas, pero ya ver a dos tíos comiéndoselas, y adorándola como a una diosa griega le estaba mojando mucho. Sus gemidos de excitación y sus suspiros daban buena fe de ello...
Realmente espectacular, me gusta el ritmo y sobre todo el morbo que le estás imprimiendo, lo que hace y crea un ambiente especial y ganas de seguir leyendo

Esperando ansioso la Pt 6 y lo que consideres

Aupa y palante
 
Tras comerle ambos las tetas durante un rato, me tumbó en la cama suavemente, y arrodillada, empezó a comerme la polla con una voracidad que casi no había visto hasta ahora durante tantos años de matrimonio. Estaba realmente cachonda.
Al estar ella a cuatro patas, podía ver como Miguel miraba fijamente el precioso culo abierto de Elisa mientras ésta seguía comiéndome la polla, y él se pajeaba al mismo tiempo. Me encantaba que otro hombre pudiera contemplar con todo lujo de detalle aquello que yo había podido disfrutar durante tantos años. Hasta el lunar más pequeño de los labios de su precioso coñito.
"Túmbate tu también", le dije a Miguel.
Al escuchar esto Elisa, y una vez Miguel se puso cómodo, le cogió tímidamente la polla, y empezó a pajearle mientras se la miraba fijamente. Se podía notar claramente que aquella polla también era de su agrado.
Acto seguido ella me miró y le sonreí mientras le sacaba la lengua lascivamente en un claro gesto de aprobación para que se la chupara como si fuera la polla de su maridito. En realidad estaba deseando que le sacara hasta la última gota de leche aquella noche.
Al poco rato ella se decidió y empezó a comerle la polla, pasando la lengua despacito por el capullo primero, y después hasta metérsela casi entera en la boca. Yo la cogí suavemente de la nuca mientras le comía la polla a Miguel. Ella mientras tanto, con una de sus manos le comenzó a masajear los huevos mientras se esmeraba en hacerle una buena mamada.
"Te gusta?" Le pregunté a ella.
"Me encanta. No es tan larga como la tuya, pero es más gordita" me dijo para acto seguido metérsela en la boca otra vez, ahora con más ganas si cabe que antes. Mientras se la comía con los ojos cerrados, de vez en cuando los abría y me echaba miradas, dándome a entender que le estaba volviendo loca toda la experiencia.
Tras chupársela un rato, Elisa nos dijo:
"Quiero que me la metáis" y se tumbó boca arriba abriéndose de piernas dejando bien visible su coño.
"Venga Miguel, que lo estáis deseando los 2", le dije.
"Como lo sabes..." respondió él...
El muy cabrón antes de meterla le pasó la polla por toda la raja varias veces, y podía ver hasta hilos de flujo cada vez que separaba un poco la polla de su coño. Finalmente ninguno de los 2 pudo aguantar más tiempo, y se la metió despacito, dando ella un gemido de placer que no se me olvidará jamas.
Podía ver con todo lujo de detalle los labios sonrosados del coño de mi mujer abrirse una y otra vez con cada embestida que aquél macho le estaba dando.
Se la folló bien despacito durante un rato para después acelerar el ritmo. Parecía que les estaba encantando a los dos, y yo no podía estar flipando más con toda la situación.
Por fin mi sueño se había hecho realidad.
Tras un rato observando como entraba y salía la polla de ese tio del coño de mi mujer al detalle, dijo Miguel: "te das la vuelta?". Obediente, se dió la vuelta ofreciendo a Miguel el culito del que cada dia estaba más orgullosa por sus sesiones de gimanasio.
"Buff, vaya culito tienes!" dijo Miguel mientras ella se reía con una mezcla de orgullo por su culito, y al mismo tiempo vergüenza.
Miguel, con la polla clavada otra vez en su coño, no paraba de follarla. Cogió un poco de lubricante, se lo puso en su dedo, y empezó a acariciarle el agujero del culo con masajes circulares hasta que le intrudujo muy despacito casi medio dedo índice. Al rato, Elisa se corrió, soltando un gemido prolongado durante por lo menos 1 minuto. Estoy seguro de que despertó a algún vecino de habitación por los gemidos.
"Joder como me pone ese cuerpecito que tienes, dijo Miguel. Uff, Donde quieres que me corra?"
Ella contestó: "donde tú quieras".
Esa frase me puso a mil...tanto te ha gustado como para dejar que un desconocido pueda elegir si correrse en tu cuerpo, en tu boca, o incluso dentro de tu coño? Pensé al instante.
Otra vez Los celos hacían acto de presencia.
Ante semejante elección, Miguel decidió, tras aumentar el ritmo de su follada durante unos minutos, echarle una enorme corrida que le esparció por todo el culo, y la parte baja de la espalda. Me pareció una buena elección por parte de Miguel, ya que me encantaba ver la leche de otro derramada por el cuerpo de mi entregada mujer, y especialmente por su culo.
Estaban los dos bastante agotados tras la sesión, así que estuvimos un rato relajados los 3 en la cama, especialmente ella, tiempo durante el cual la estuvimos haciéndole caricias y masajeándola de nuevo.
Eran las 3 de la mañana, yo aún no me había corrido, y lo último que quería es que se durmiera.
Ya habría tiempo de dormir en el tren de vuelta a casa...

Cuando estaba a punto de quedarse dormida, la cogí de la barbilla para besarla. Ella reaccionó con un suspiro de excitación. Aún podía con más.
Ni corto ni perezoso, Miguel le metió la polla todavía flácida en la boca a Elisa, la agarró del pelo mientras se la chupaba, y esto la puso otra vez super cachonda.
Me pidió que se la metiera. "Todavía no me has follado" me dijo.
Le respondí que ya sabía que sus deseos eran órdenes para mí.
"Me vas a dejar que me corra donde yo quiera, como a Miguel?"
"Claro" dijo ella.
Tras follar un buen rato en distintas posturas mientras Miguel la morreaba y le acariciaba los pezones, le dije que se tumbara boca arriba.
"Voy a echarte la corrida de mi vida", le dije mientras le acercaba la polla a la boca. Ella abrió la boca, y sacó la lengua para recibir mi corrida como se merecía.
No era lo que más le gustara hacer en la cama, pero, como me confesó después, el hecho de que 2 hombres estuvieran tan cachondos por ella, le había puesto tanto, que lo que deseaba en ese momento era recibir nuestras corridas en su boca.
Tuve una corrida brutal, cayendo parte de mi semen dentro de su boca, y lo demás, repartido entre su barbilla y parte de su cara.
Tras limpiarse los restos de mi corrida, se veía que Miguel tenía otra vez ganas de más, y soltó : "te apetecería que te follara esa boquita? A tu marido le va a encantar..."
Tras dar su aprobación con un: "sí, esta noche soy toda vuestra", Miguel le puso a ella con la espalda apoyada en el cabecero, y él medio de pie, medio arrodillado encima de la cama, le metió otra vez su polla semi empalmada en su boca. El tamaño de la polla creció rápidamente, ayudado por Elisa, que le pasaba suavemente la mano por los huevos, y también por el culo.
Podía ver sus huevos percutir con la barbilla de Elisa mientras su gorda polla entraba y salía de la boca de mi mujer hasta casi desaparecer entera. La estaba usando a su antojo, y sin duda ella lo estaba disfrutando.
"Joder como nos has puesto esta noche, qué bien follas. Que pena que no viváis aquí," le dijo a ella. "Te iba a estar follando todos los fines de semana".
Esto la puso cachondísima y empezó a gemir con más intensidad mientras le comía la polla, sacándosela de la boca solo para comerle los huevos de vez en cuando.
Miguel dijo que se iba a correr, y entonces le dije a Elisa: "vamos cómesela, quiero que le saques hasta la ultima gota", mientras que le dirigía la nuca con mi mano para que se la chupara bien chupada.
Finalmente, él se corrió con un orgasmo que se tuvo que escuchar por todo el hotel.
Era la segunda vez que se corría aquella noche, pero esta vez fue dentro de su boca. Toda esa segunda corrida la recibió dentro, no dejando escapar ni una sola gota.
"Madre mia, vaya locura!" Dijo ella mientras se reía.
Finalmente, yo me corrí también sobre su cuerpo, y tras echarle toda la leche que me quedaba dentro, me agarró de la polla, se la metió en la boca y la succionó con fuerza para asegurarse de que no había quedado una sola gota de leche por salir.
A pesar del lógico bajón que no dio al corrernos, nos duchamos, nos fumamos un cigarro en la terraza, y nos despedimos de Miguel como si se tratara de un amigo más.
"La próxima vez no te escapas de que me folle ese culito, hoy me he quedado con las ganas...", le dijo mientras le sobaba el culo al despedirse..
"Bueno, ya veremos", dijo ella mientras se reía...
"Menos mal que ya nos vamos mañana y por fin voy a poder descansar, porque vaya nochecita que me habéis dado los 2 jaja..." y esto fue lo ultimo que le dijo aquella noche (aunque en realidad era ya de día) a Miguel antes de morrearle por última vez y cerrar la puerta de la habitación.

FIN
 
Genial, se ha hecho esperar pero a merecido la pena, supongo que ese final ha sido con Miguel pero no continúa con otras aventuras? Ya que han empezado, no sé piensatelo que no escribes mal y resulta entretenido, un saludo
 

📢 Webcam con más espectadores ahora 🔥

Atrás
Top Abajo