Me voy a despedir de este hilo y del foro en general, pero espero que guardando un grato recuerdo.
He tenido unas vacaciones bastante morbosas. He disfrutado mucho mostrando a mi mujer y tengo la inmensa suerte de que ella me acompaña en estos devaneos y los comentarios vertidos en este foro sobre ella nos han proporcionado grandes momentos.
El lunes me voy a trabajar fuera por 6 meses como mínimo. Una putada en parte, hasta ahora "trabajándo" en remoto sin pegar ni chapa, cuando digo ni chapa, es ni chapa, máximo 2 horas a la semana pero ahora me necesitan presencialemente y me ha sido imposible rechazar la oferta. Los cabrones me van a pagar una pasta y hasta me ponen casa y vehículo. Mi mujer ha pedido excedencia y se viene esta vez conmigo.
Ya me he ido otras veces una temporada, pero siempre para gestionar asuntos puntuales, una semanita, un mes, una vez me fui 3 meses, pero esta vez, tiene pinta que va para largo. Se inicia un nuevo proyecto y me quieren como "project manager" una pijada de cargo en nuestro sector.
El problema viene que tendré todos los equipos de empresa, ordenadores, móviles y lo peor fibra y wifi también gestionada por la empresa monitorizado todo 24/7 por lo que continuar con vosotros me va a ser imposible. Poder atender vuestro comentarios y mensajes no va a ser viable y menos controlar un poco lo que pasa con los archivos de mi mujer que por aquí he compartido. Es muy fácil que alguien por algún detalle nos identifique y perdamos el anonimato, tengo amigos que también se prodigan por este sitio y si pasara, tendría poco margen de maniobra, así que mi mujer y yo muy nuestro pesar hemos decidido desaparecer de aquí.
-----
Pero bueno, hemos decidido despedirnos a lo grande mientras dure con este último mensaje que espero disfrutéis.
Lo de los mirones en la playa, nos ha puesto mucho. El del libro no perdió detalle de nuestra jornada playera y se puso las botas observando a mi mujercita y lo de los paseantes de la orilla me ha dejado cardiaco.

Luego donde se ven los zapatos negros, había uno que aguantó hasta tarde con nosotros y esa paciencia fue recompensada.


Mi mujer al sentirse tan expuesta y observada se puso cardiaca, ya tenía los pezones como para rayar cristales y yo tenía la polla babeando como nunca viendo como ese extraño disfrutaba de las intimidades de mi pareja. A partir de este punto ya deje el móvil.
Una de las cosas que más morbo me dio, es que el tío no estaba desnudo y ni hizo ademán de tocarse. Solo disfrutó tumbado boca abajo observando nuestros juegos, pero es que estaba a menos de dos pasos. Mi mujer nunca antes había llegado tan lejos con un espectador tan cerca, pero esta vez le pudo el morbo antes que el sentido común.