...
Llegó Elvira al parking de su apartamento, al entrar el coche en el garaje privado vio la moto de Fran, sonrió. Mientras subía en el ascensor miraba el móvil, veía a Fran sentado en el sofá, tomándose una cerveza mirando la televisión. Elvira tenía un sistema de cámaras ocultas por todo el apartamento, estaba continuamente informada de lo que pasaba en él. Entró y se dirigió directamente al salón, Fran la miraba con una sonrisilla aguantando con una mano la cerveza, Elvira le devolvió la sonrisa, entró en la cocina, abrió la nevera y agarró otra cerveza para ella. Se sentó junto a él y brindaron con las botellas.
-¿Qué tal?- Preguntaba Fran.
-No sé si estoy más afectada porque han intentado matarnos, o porque me has dicho que me querías.- Se cachondeaba Elvira.
-¡Eh! Tú también me los has dicho, que conste.
-Ya, pero yo te lo decía sinceramente.
-¡Coño! Y yo también ¿Qué te crees?
-Bueno, bueno, ya me lo demostrarás.
Fran la miraba fijamente, pensaba, que cabrona que está hecha, sino provoca no está contenta.
-Pues, creo que ya te lo he demostrado.- Se hacía el interesante Fran.
-¡A sí! Ya me dirás como.
-He descubierto quien intentó mataros.
-Que rápido y eficaz chaval ¿Quién fue?- Preguntaba tranquilamente Elvira.
-Ese que le llamáis el presidente…
-¡Coño! Eso ya lo sé yo sin investigar nada, listillo ¿Te crees que has descubierto algo nuevo?
-Tranquila, que impaciente eres, él lo encargó, y… mis ex compañeros lo ejecutaron.
-¿Tus ex compañeros? ¿Eso quiere decir qué…?
Fran le hacía una mueca con la cara antes de beber cerveza, Elvira entendió perfectamente que los ex compañeros, estaban tiesos en algún lugar, se los había cargado.
-Por cierto- Continuaba Fran.- pude hablar con ellos antes de… ya sabes, me confirmaron lo que te dije, iban a por ellos, el presidente les pagó muy bien para eliminar a Álex y Mónica, tú estabas en medio por casualidad.
-Qué hijo de puta.- Se quejaba Elvira con rabia.
-Podrás contestarle ¿No? Tú me dijiste que tenías cosas contra ellos, que era mejor que no te mataran porque saldrían perjudicados.
Elvira lo miraba apretando los labios, Fran la veía preocupada.
-Han descubierto el farol.- Se sinceraba Elvira.
-¡No me jodas! ¿Anularon la orden de matarte a ti y la lista de Ciudadseca… por un farol? ¿Por un puto farol? ¿Tuviste los cojones de engañar a esa gente?- Se excitaba Fran.
-¿Qué querías que hiciera? Entré en aquel edificio sabiendo que me querían matar ¿Qué podía hacer? Le dije que tenía documentos y pruebas, tampoco sería tan raro, llevo mucho tiempo trabajando para ellos.
-Pero no los tienes.
-Pero sé donde están las sucursales, si quiero les puedo tocar los cojones… y es lo que he pensado hacer, no me voy a quedar quieta viendo como quieren quitarnos de el medio.
Fran bebía de la cerveza mirando a Elvira, ella también bebía devolviéndole la mirada.
-Hay un problema.- Le decía serio Fran.
-En qué estás pensando.
-Nosotros aquí estamos seguros, cuando encuentren los cuerpos de mis compañeros sabrán que he sido yo, no hay problema, aquí no nos encontraran, podrás hacer lo que quieras en las sucursales y si eres precavida volviendo aquí no nos encontraran, pero… y tu familia y amigos, y Álex y Mónica, ellos están expuestos, de momento, con todo el revuelo que se ha montado en Ciudadseca, no intentaran nada, tenemos algo de tiempo para pensar, lo que te quiero decir, es que si quieres atacar las sucursales, tendrás que poner a salvo a la gente que quieres.
Elvira lo miraba moviendo la cabeza lentamente, dándole la razón.
-Eso ya lo había pensado, de hecho tengo un plan, solo tengo que acabar de ajustarlo y escoger a las personas que puedan estar en peligro, no queda mucho tiempo para las vacaciones, eso me puede ir bien.
-¿Me dejarás ayudarte?- Le preguntaba Fran mirándole a los ojos.
-Claro que sí, necesitaré ayuda.
Los dos se sonreían mientras se acababan el último trago de las cervezas.
-¿Has visto el apartamento?- Preguntaba Elvira cambiando la conversación.
-Solo el salón y la cocina.
-Pues ven, que te lo enseño.
Se levantaba Elvira agarrando de la mano a Fran para que también se levantara, le enseñó el despacho-biblioteca, donde trabajaba normalmente cuando vivía allí, en otra habitación tenía una maquina de correr, algunas pesas y un saco de boxeo, después entraron en la habitación principal, primero de todo le enseñó el vestidor, parecía otra habitación de lo grande que era. Elvira abrió un armario, había ropa de Fran, toda bien colgada y planchada.
-Aquí tienes la ropa que he ido trayendo poco a poco, por si algún día nos encontrábamos en esta situación. Colgadas tienes las camisas, los polos y los pantalones, en ese otro armario, las chaquetas y americanas, en las estanterías las camisetas y en los cajones, la ropa interior y los calcetines, en esta otra puerta, está la ropa cómoda para estar por la casa, chándal y esas cosas.
-Que mujer de su casa más ordenada ¡Por Dios!- Se cachondeaba Fran.
-En los armarios de delante está mi ropa.
-¿Dónde tienes las braguitas?
-¡Calla pervertido!
Fran le pasaba los brazos por la espalda abrazándola, le besó los labios agarrándole el culo.
-Dime una cosa Fran.
-Si me llamas Fran, es que es serio lo que me tienes que preguntar.
-Saldremos de esta ¿Verdad?
Elvira miraba seria a Fran, se notaba que estaba preocupada, por primera vez, Fran, notó que Elvira no era la mujer segura de ella misma que conocía, la mujer que siempre tenía las cosas claras y no dudaba en actuar.
-Claro que saldremos de esta, seguro ¿Lo dudas?
-Sabes, no es por mí, es la primera vez que tengo que pensar… tengo que pensar en atacar y a la vez en proteger a muchas personas, hasta ahora a la única persona que le podía pasar algo era a mí, a partir del momento que nos metimos con la sucursal de la universidad, metí a más gente que le podía pasar algo. Entre esas personas, la que siempre había intentado proteger, tal vez me equivoqué actuando así, no lo sé…
-Mira Elvira, lo hecho, hecho está, ya no puedes cambiarlo, lo que sí puedes hacer es buscar la mejor solución para todos.
Elvira lo miraba en silencio, pensaba en las palabras que le acababa de decir Fran.
-¿Sabes que quiere decir eso?- Le preguntaba Elvira.
-Que vamos a tener mucho movimiento, que vamos a tener que ser rápidos, que… seguramente… las pasaremos putas, pero… lo conseguiremos.
-Tengo que ducharme, me han caído un montón de cristales encima.- Cambiaba la conversación Elvira.
-Creo que yo también me voy a duchar.
Le sonreía Fran a Elvira, ella lo agarraba por la cintura, atravesaban el dormitorio, presidido por una cama enorme, entraban en el cuarto de baño, completo, muy completo, una bañera para dos personas por lo menos y una ducha enmarcada en cristal con mucho espacio, en un apartado, que se podía cerrar con una puerta, el váter y el bidé, al otro lado, un espejo de pared a pared con los lavamanos.
-No está mal.- Opinaba Fran, mientras miraba como se desnudaba Elvira tirando la ropa dentro de un cesto.
-Te vas a quitar la ropa o te duchas vestido, no sé, como quieras.- Se cachondeaba Elvira.
Se metieron en la ducha, se mojaron con el agua, se enjabonaron, se quitaron el jabón. Elvira besó a Fran.
-Pensaba que me ibas a hacer algo, estás muy tranquilito.- Decía Elvira riendo.
-Sí, estoy tranquilito hasta que nos sequemos, he visto la cama que tienes y estoy deseando probar las maravillas que se pueden hacer en ella.
Los dos reían, se secaron, fueron hasta la cama, se estiraron los dos, Fran miró a los ojos a Elvira, le besó con ternura los labios.
-Cuando me has dicho que han intentado matarte casi me da algo, me ha subido una cosa del estomago, no sé cómo explicarlo, me he dado cuenta lo importante que eres para mí.
-¿Por eso me has dicho que me querías?
-Por eso, por qué es verdad.
-Yo también te quiero.
-Lo sé.
Acababa con la conversación Fran, besándole el cuello, las tetas, acariciándoselas suavemente, poniéndole los pezones duros. Siguió bajando, hasta empezar a lamerle suavemente el chichi, Elvira cerró los ojos, sentía gustillo… y sentía amor por Fran, hacía muchos años que no tenía un compañero sentimental de verdad, con quien compartir sus problemas y buscar la solución juntos, con el único que lo hizo fue… con Álex, como no, la única relación que podía parecerse a la que tenía ahora, ella confiaba que con el tiempo pudiera ser tan importante como la que tuvo con Álex, Fran había dado un paso importante, le había dicho abiertamente lo importante que era en su vida, además, por ella fue capaz de deshacerse de sus dos ex compañeros, por intentar matarla, eso quería decir que no dejaría nunca jamás que nadie le hiciera daño, y eso era importante, aparte de quererlo, con él tenía un buen aliado, le había visto disparar, era realmente bueno, el mejor tirador que había visto, y si había liquidado a dos personas sin hacer ruido, sin mancharse, es que también era bueno en el cuerpo a cuerpo, Elvira confiaba que con él podría hacer lo que fuera, llegar hasta el final con sus planes.
Giró la cabeza para atrás de placer, Fran era realmente bueno comiéndole el coño, que gusto le daba, si no lo paraba podía llevarla hasta el orgasmo. Lo paró, quería correrse de otra manera, le puso boca arriba en la cama, le agarró la polla y se dispuso a devolverle la mamada, por los gestos de Fran, sus jadeos y pequeños gemidos, seguro que le gusta lo que le estoy haciendo, pensaba Elvira sin dejar de chupar y succionar, ella también sabía que si insistía chupándole la polla, podía conseguir que se corriera en su boca, así que no profundizó demasiado, quería que Fran estuviera fresco para la parte más importante. Dejó de chupársela y se subió encima de él, ella misma le agarró la polla y se la metió en el coño, de golpe, de un culazo se empaló, los dos gritaron de la excitación, ella cabalgo, lo cabalgo con ganas, tocándose el chichi mientras se lo follaba, se estaba llevando al límite a ella misma, cuando empezó a sentir que le subía el orgasmo.
-Fóllame, fóllame tú, fóllame tú.- Repetía Elvira casi gritando.
Fran se dio la vuelta sin sacarle la polla del coño, Elvira abrió las piernas todo lo que pudo, él empezó con unos violentos movimientos de caderas a follársela, ella se agarraba con fuerza a la sabana, gritaba, no paraba de moverse, cerraba los ojos porque se le ponían en blanco, intentaba mantener las piernas muy abiertas, para que Fran se la follase muy profundamente, para que pudiera golpearle el coño con su polla, para sentir como le rebotaban los huevos en el perineo. El orgasmo que le estaba subiendo a Elvira era monumental, empezó a gritar como no lo había hecho nunca, se corría totalmente descontrolada, se agarraba a la sabana con todas sus fuerzas, el cuerpo se le ponía rígido, la espalda se le curvaba, giraba el cuello mirando para atrás, la boca no podía cerrarla gritando sin parar, sintiendo uno de los orgasmos más fuertes de su vida. Fran le sujetaba una pierna para mantenérselas abiertas, mientras no paraba de mover violentamente la cintura follándosela.
-Más, más…- Le pedía Elvira entre gemidos y gritos.
Fran la giró, la puso a cuatro, le volvió a meter la polla en el coño de un pollazo y siguió con un ritmo infernal, se escuchaba el ruido que hacía el contacto de un cuerpo con el otro cada vez que se la metía hasta el fondo, y se seguían escuchando los gritos de Elvira y los de Fran, más fuertes los de ella, más descontrolada ella, se le había pasado el efecto del primer orgasmo, pero sentía mucho, él no dejaba de penetrarla y el gusto era casi insoportable. Lo aguantaba, lo aguantaba porque sabía que le llegaría otro orgasmo que la iba a matar, esa corrida que veía venir iba a ser de lo más grande. Los brazos le fallaron, perdía la fuerza por momentos, eso hizo que la cabeza se le apoyara en la cama y sacara el coño exponiéndoselo más a Fran, él, enloquecido, conseguía penetrarla más profundamente, más duramente, y ella perdía más fuerza, el orgasmo, la corrida, la estaba destrozando, gritaba y gritaba, el gusto era insoportable, pero que placentero, sentía que estaba a punto de desmayarse, y en ese momento otro trallazo de placer le atravesaba el cuerpo, volviendo a ponerla rígida. Todo el cuerpo de Elvira se caía, no podía aguantarse ni apoyada en las rodillas, Fran la sujetó por las caderas hasta donde pudo, finalmente, bajando por momentos la intensidad de los gritos y el placer por el orgasmo, Elvira se fue estirando en la cama boca abajo, totalmente relajada, jadeando. Fran, que seguía cachondo como un chimpancé, le sacó la polla del coño, le colocó un poco de saliva en el agujero del culo y… Elvira, estaba tan relajada, que le entró sin ningún problema, sin ninguna queja de ella, entraba y salía con fluidez, tanta, que pronto Fran rugía como un animal llenándole el culo de leche a Elvira.
Ella sonreía viendo como su novio disfrutaba corriéndose, como perdía la cabeza follándole el culo. Finalmente Fran cayó desplomado al lado de Elvira, ella, totalmente despreocupada, dejaba que le saliera por el culo la leche de Fran, se notaba demasiado cansada, demasiado agotada para preocuparse de tonterías. Miraba a los ojos de Fran, risueña, satisfecha.
-¡Que polvazo! ¿Será por haber estado a punto de perder la vida?- Razonaba Elvira.
-No lo sé, tal vez el cuerpo tiene esa válvula de escape.
Al día siguiente, Mónica y Álex, junto con el arquitecto miraban la casa desde fuera.
-Que desastre ¿Esto pasará de vez en cuando?- Preguntaba el arquitecto.
-Esperamos que no vuelva a pasar nunca más.- Contestaba Mónica.
-El cristal del ventanal nos lo cambian hoy, pero, las marcas de disparos en la fachada ¿Podremos arreglarlos?- Preguntaba Álex.
El arquitecto miraba la fachada con atención, nunca había visto una pared con tantos disparos.
-Sí, sí, no habrá problemas, quedará como nueva, hoy mismo arreglaremos el techo interior, que hay que ver como lo dejaron.
-Y hemos pensado otra cosa.
-¿Qué habéis pensado, Mónica?
-Que vamos a quitar las ventanas estas y las queremos…- Decía Álex.
-Anti-balas.- Respondía el arquitecto.
Mónica y Álex sonreían confirmándoselo, el arquitecto apuntaba en su libreta.
Al día siguiente, Elvira, estirada en el sofá de su apartamento, habló con Mónica y Álex, ellos tenían el móvil en manos libres encima de la mesita del salón.
-¿Cómo estáis?- Preguntaba Elvira.
-Bien, ayer nos cambiaron el cristal del ventanal y arreglaron los agujeros del techo y la pared, está como nuevo, bueno, la parte superior del mueble está un poco echa mierda, que le haremos ¿Y tú, cómo estás?- Le respondían entre Álex y Mónica.
-Bien, aquí también hemos arreglado algunas cosas, ya sabemos quienes lo hicieron… nos han prometido que no lo volverán hacer más.- Se cachondeaba Elvira.
-¡Elvira!- Exclamaba Mónica.
-Vale, paro con el cachondeo, no lo prometieron, pero os puedo asegurar que no lo harán más.
Mónica y Álex se miraban, conociendo a Elvira, seguro que había hecho alguna animalada, esos tíos no estaban vivos.
-Escucharme una cosa- Seguía hablando Elvira.- ahora, más que nunca tenéis que estar atentos y tener preparada la bolsa de emergencia de la que hablamos la otra vez, de momento no pasará nada, saben que han liado mucho revuelo, que toda la policía está atenta, así que no harán nada de momento, pero… lo volverán a intentar, antes me enteraré y tendremos que ponernos a salvo…
-Espera, espera Elvira, nos estás poniendo nerviosos ¿Qué quieres decir con eso?- Preguntaba Álex.
-Ya os lo dije ¡Coño! ¿Es que no me escucháis cuando hablo o qué? Se está complicando la mierda esa dentro de la Logia ¿Por qué pensáis que quisieron matarnos? Quieren quitar de en medio a todo elemento subversivo, y esos elementos somos nosotros.
-¿Y qué hacemos?- Preguntaba angustiada Mónica.
-Estar atentos a mis llamadas y seguir, sin dudarlo, ni discutirlo, que ya os conozco, os diré algo y me discutiréis lo que hay que hacer o no. Seguís las instrucciones y listo ¿De acuerdo?
-Sí, sí, de acuerdo.- Confirmaba Álex.
-Y sin discutirlas.
-Sin discutirlas.- Repetía Mónica.
-¿Un poquito no podremos hacerlo? Solo un poco.- Se cachondeaba Álex.
-Álex, guapo, esto no es una broma, como no lo fue el chorro de disparos que metieron en tu casa para liquidarnos, estar atentos por favor.
-No le hagas caso Elvira, estaremos atentos, con lo que pasó el otro día ya tengo suficiente.
Se hizo un silencio, Álex y Mónica pensaban que la conversación ya estaba acabada.
-Mónica.- Dijo Elvira.
-¿Qué?- Preguntó Mónica sorprendida.
-Tendrás que hacer otra cosa.
-¿Yo? Dime.
-Hablar con tus padres, dales la escusa que quieras, móntatelo como puedas, pero tienes que conseguir que también estén atentos, voy a alquilarles una casita en la playa, para que parezcan unos veraneantes, cerca de donde viven…
-¿Tú sabes donde viven mis padres?- Se sorprendía Mónica.
-Yo lo sé todo, Mónica, lo sé todo. Escúchame, te pasaré la dirección, para que ellos también la tengan, cuando les avises, tienen que irse rápidamente a esa casa…
-No lo entiendo…- Le decía Mónica extrañada.
-¿Los quieres? ¿Quieres que sigan con vida?
Mónica se puso la mano en la boca en silencio, entendió que ellos también estaban en peligro.
-Dame esa dirección, hablaré con ellos.- Confirmó Mónica.
-¿Y nosotros? ¿Qué haremos?- Preguntaba Álex, viendo que Elvira iba en serio.
-Ya os lo he dicho, lo vuestro será más fácil, solo seguir instrucciones.
-¿Y tú? ¿Qué harás?- Preguntaba Mónica.
-De mí y de Paco no os preocupéis, otra cosa, comprar un móvil de prepago y envíame el número solo a mí, solo yo tengo que saber que es vuestro ¿De acuerdo?
-¿Para qué?- Preguntaba Álex.
-¡Me cago en la puta! ¿Ya me lo estás discutiendo? De qué hemos hablado ¡Hostia!
-Vale, vale, que carácter ¡Joder!- Se quejaba Álex.
Elvira colgó la llamada.
-¿Ya te han puesto de mala leche esos dos otra vez?- Le preguntaba Fran a Elvira, él estaba trabajando con el portátil en la mesa del comedor.
-Es que son la hostia, tío, mira que es fácil lo que les estaba explicando ¡Eh!
-Así que tienes un plan.- Le decía interesado Fran.
-Lo tengo, ya han empezado con sus ataques, son muy listos, enviaron el escrito a la subinspectora García y su marido, sabían que me enteraría, si yo tuviera algo de documentación contra ellos, saben que le hubiera filtrado algo a la prensa, para demostrarles que podía hacerles daño, no he podido filtrar nada, porque no tengo nada, y ahora ellos los saben, saben que fue un farol que me tiré y que no tengo nada contra ellos, van a ir por nosotros sin miramientos.- Respondía Elvira.
-¿Me dejarás ayudarte?
Preguntaba Fran, se había levantado y se volvía a sentar al lado de Elvira.
-Necesitaré que me ayudes, yo sola no puedo con todo.
Fran aplaudió contento y le dio un beso en los labios a Elvira.
-¿Me cuentas tu plan?
-Claro, primero tengo que poner a salvo a todas las personas que son un posible objetivo de esos cabrones, desde la familia de Mónica, pasando por las nuestras, amigos, etc. Tengo una lista de gente. Necesitaré armas, armas pesadas quiero decir, lanzagranadas principalmente, ya tengo uno en el coche…
-¿Tienes un lanzagranadas en el coche?- Preguntaba extrañado Fran.
-Sí, se lo quité a tus amigos cuando quisieron matarnos.
Fran se moría de risa.
-De eso me encargo yo.- Le contestaba Fran.
-Y tiendas de campaña.- Añadía Elvira.
-¿Para qué?
-Ya lo verás, y que sean grandes, de las buenas, que no entre la lluvia y sean cómodas para vivir.
-Yo me encargo.- Volvía a confirmar Fran.- ¿Algo más?
-De momento no.
-Las tiendas, supongo que entran dentro del plan de poner a salvo a tanta gente ¿Y los lanzagranadas? Eso no es para defenderse.
-No, eso es para atacar, quiero atacar antes que lo hagan ellos, quiero sorprenderlos.
-Esa es mi chica.
-Si tú me ayudas, claro.
-Te he dicho que lo haré, estoy deseando empezar.
Se besaron de nuevo.
-Además, ahora no tengo trabajo, estoy en el paro.- Se cachondeaba Fran de su situación.
-En eso te puedo ayudar yo.- Le decía Elvira.
-Espero que no tengas que hacerlo ¿Sabes lo que estaba haciendo?
-Nunca te he preguntado nada de tu trabajo.
-Ya lo sé, creo que es el momento de compartir cosas contigo ¿Tenemos confianza uno con el otro, no?
-Sobretodo follando, me dejaste escocida por delante y por detrás la última vez ¡Cabrón!- Fran reía.
-Estaba comunicándome con los que nos dan trabajos importantes, no como el puto presidente ese que te quiere eliminar. Les he dicho que ahora trabajo solo, que mis compañeros están fuera de juego.
-Y tan fuera de juego.- Confirmaba con una risilla Elvira.
-Supongo que dejaran pasar un tiempo prudencial antes de darme un trabajo, pero lo acabarán haciendo.
Elvira y Fran se miraban, con ganas de empezar el plan y con preocupación a la vez.
-Tengo que hacer otra llamada, voy a hablar con la subinspectora García, ellos también tienen que estar al corriente de mi plan. Y con Benítez, no puedo proteger a toda la comisaría, ellos no la atacaran, solo tienen que protegerse unos a otros mientras pasa la tormenta.
...
... y que los padres son de la Logia ... 
