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Bufff como me ha puesto tu historia. Tengo una parecida con unas hermanas, pero no a ese nivel de vicio. Que tremenda experiencia. Espero que siga siendo igual de bestialCapítulo 1:
Paula, mi mejor amiga. Nos conocimos hace más de 15 años un sábado en el piso que compartía con unos amigos. Una de esas noches de fiesta en las que no estas motivado para emborracharte (algo raro en mi en esa época, no fallaba de jueves a domingo), melancólico o desilusionado por que se presenta una noche más de alcohol y desenfreno similar a tantas. Un día tonto de esos que todos tenemos en algún momento en el que nos replanteamos nuestra vida.
Todos ansiosos por emborracharse y salir a desfasar de bares se afanaban por coger ese puntillo con juegos de beber en el salón, en aquella época y con nuestra economía teníamos calimocho barato y poco más. Mientras, yo en el balcón de mi habitación veía pasar gente por la calle mientras bebía tranquilamente y ajeno a todo lo que pasaba en el piso. Voces, gritos, golpes de botellas… no sé cómo no nos echaron de aquel piso, pobres vecinos.
Al rato noté como un grupo de chicas entraban en tropel a la habitación, tirando los abrigos en la cama y saliendo a toda prisa dirección al salón a unirse a la fiesta, por el vistazo rápido que pude echar era un grupo de amigas de las cuales Jose conocía a una por clases particulares y había conseguido engañar para venir a beber. Era algo habitual, teníamos un piso muy céntrico y aprovechábamos para montar fiestas en casa todos los fines de semana invitando grupos de amigos y amigas.
Seguía absorto viendo a la gente por la calle, muchos de ellos ya bastante borrachos a pesar de las horas. Sobre las 22:00 seguía bebiendo tranquilamente mi calimocho cuando me tocaron el brazo preguntándome si me molestaba que saliese al balcón conmigo. Era Paula, pelo rubio largo y liso, con un flequillo que la tapaba medía cara. Unos ojos marrones muy cálidos en una cara de no haber roto un plato en su vida. 1,55 de altura y uno 45 kilos de peso. Físicamente y por como vestía no parecía gran cosa, pero con el tiempo descubrí que era un bellezón. Tras inspeccionarla la invité a unirse a mi ofreciéndola ir a por algo de beber, a lo que me contesto que no bebía alcohol y que se aburría en el salón. Empezamos a hablar de la gente que pasaba por la calle, perdiendo la noción del tiempo hasta que el aluvión de niñas, esta vez bastante más ruidosas y borrachas volvió a entrar en la sala para coger los abrigos y desfilando una a una por la puerta.
Eran más de las 00:30 y la primera ronda de borrachos marchaban a tomar algo por los bares. Paula me preguntó si me apetecía ir con ellas, pero a pesar de llevar unas horas hablando y disfrutando de su compañía seguía sin ganas de fiesta, rechazando el ofrecimiento a lo que me dijo que se quedaba un rato más conmigo si no me importaba. Seguimos hablando mientras seguía con mis calimochos hasta que los rezagados que habían quedado marchaban también. Eran más de la 01:30 de la mañana y seguíamos como tontos hablando de cosas banales en la terraza, mal sentados en la poyata de la ventana.
Al marchar el último grupo la ofrecí irnos al salón para estar más cómodos, pero según entramos a la habitación se tiró en la cama sonriendo y diciendo que estaríamos mucho más cómodos allí. Me acosté junto a ella, disfrutando de su cara a escasos centímetros de la mía con la poca luz que entraba por la ventana de la habitación. Empezamos hablar sobre nosotros, nuestras vidas, sueños, … no recuerdo hasta que hora estuvimos hablando, pero fue de esos momentos que no querías que acabasen nunca y de los que siempre me preguntaré que habría pasado si la hubiese besado, pero no lo hice y finalmente volvieron a casa mis amigos sacándonos de nuestra burbuja. Paula en aquella época tenía hora y se la había pasado con creces, la acompañe hasta su portal y nos despedimos con un par de besos.
Los días fueron pasando y las conversaciones por Messenger eran interminables, cada día que pasaba me iba gustando un poco más. Hasta que llegó un fin de semana que íbamos a coincidir de nuevo en el piso, me armé de valor y decidí que era el día de iniciar algo con ella. Dio la casualidad que ese día Jose tuvo uno de esos problemas de amores de la juventud, me pidió que le acompañara y entre ir a ver a la que termino siendo su ex y demás se nos fue un poco la hora. Llegamos sobre las 23:30 al piso, la gente estaba borrachísima y no localizaba a Paula, estaban sus amigas, pero ella estaba desaparecida. La puse un sms preguntando donde andaba y me fui a la cocina a prepararme un calimocho con Jose. De camino a la cocina vi en una de las habitaciones a Paula comiéndose la boca con uno de los amigos de Jose, y dio la casualidad que era el más tonto de todos, ese que desde el primer momento atraviesas. Por suerte su relación fue algo que no pasó de un par de semanas, pero aquello me hizo tomar la decisión que solo seríamos amigos.
Así se inició una amistad de más de 15 años, en los que nunca pasó nada también en parte porque o estábamos muy distanciados y no planteábamos algo a distancia, o se liaba con algún otro amigo, o nos tirábamos una temporada enfadados o simplemente alguno de los dos tenía novi@, nos sincronizamos muy bien durante años, siempre uno tenía pareja cuando el otro acababa una relación. Pero durante esos años tuvimos muchísimos momentos de una tensión sexual casi imposible de aguantar. Días de fiesta en los que acabamos en la cama mirándonos durante horas y acariciándonos, pero sin llegar a besarnos. Días en la piscina en los que tarde bastante en poder salir del agua o conversaciones que creo que jamás podría haber tenido con otras personas. Pero por motivos de la vida, nunca llegamos a estar juntos aun sabiendo ambos que éramos el uno para el otro.
Con los años y la distancia la tensión se fue relajando y termino siendo una amistad sin más, nos teníamos mucho cariño mutuamente pero cada vez quedábamos menos y se convirtió en algo más frio.
Hasta que llegó el día que me dijo que se casaba, mi Paula se casaba! Esa mujer que siempre supe que era perfecta para pasar el resto de mi vida pero que nunca pude tener definitivamente salía del mercado. Fue un momento duro la verdad, el asumirlo me llevo bastante tiempo, pero era ley de vida. La boda era en Granada y me comentó que quedaba una habitación libre en el cortijo donde hacían el evento, que solo estaría su familia cercana alojada, con los que me llevaba bastante bien, por lo que me la quedé y me evitaba tener que coger coche o taxi esa noche.
El finde de la boda llegó, fui un día antes para evitar paliza de coche y estar fresco. La finca era enorme, con un estanque con patos, un edificio bastante grande como principal rodeado de carpas para dar sombra durante el evento y otro un poco más alejado con una terraza junto a una enorme piscina. Nada más llegar vi a Paula con su padre, estaba preciosa, pero con una cara que conocía bastante bien, estaba saturada. Tras los saludos a su familia la cogí y nos fuimos a tomar algo tranquilos a las tumbonas de la terraza que tenía la piscina donde ya me contó el estrés de los preparativos, los problemas típicos que surgen en estas situaciones entre novios y con las familias. Estaba a punto de llorar cuando la abracé y nos tiramos en una de las tumbonas juntos como cuando éramos críos. Era increíble que aun pasando casi un año sin vernos en persona, no perdiésemos esa complicidad, ese toque que nos hacía estar tan cómodos el uno con el otro. En cosa de segundos pasó a estar completamente relajada en mi pecho, notando como bajaba el ritmo de su corazón y pulsaciones. Era jodidamente adorable. Aproveché para contarla mis últimas cagadas a nivel amoroso para sacarla la boda de la cabeza y hacerla reír un rato mientras la acariciaba el pelo. Solo podía pensar en lo imbécil que había sido perdiendo la oportunidad una y otra vez de estar con ella, y muchas de las veces por orgullo.
- Vaya, pero si está aquí el marido de backup! Grito su hermana al vernos. Jimena era físicamente igual que su hermana, pero morena, con ojos azules y completamente diferentes en forma de ser. Un par de años menos que Paula. Siempre me pareció una potrilla salvaje y nos llevábamos muy bien. Me hizo gracia que usará lo de marido de backup, era algo que de bromas había acordado con Paula fijando en los 35 la fecha límite para casarnos juntos si no teníamos pareja. Le eché en cara a Paula el haberla contado eso, pero Jimena siempre decía que acabaríamos juntos, era normal que se lo contara. Seguimos charlando un rato y poniéndonos los 3 al día en las tumbonas hasta que apareció el Darren, el novio. De primeras se le torció la cara al ver a su futura mujer tumbada sobre otro hombre, pero en cuanto vio que era yo vino a saludar amablemente y nos insistió en ir a cenar, estaban impacientes los padres. Sabía perfectamente de nuestra relación desde críos y lo cercanos que habíamos sido durante muchos años. Sabía que quedábamos bastante los dos solos, confiaba en Paula y en que no pasaría nada.
La noche fue pasando entre la cena y un par de copas en la terraza de la piscina, los mayores se fueron retirando y quedamos un par de primos, Darren, Jimena, Paula y yo. Pensaba que la noche estaba hecha cuando uno de los primos se quedó en calzoncillos y salto al agua, dando el pistoletazo de salida. La piscina era bastante grande, redondeada con formas y poco iluminada. Jimena sin cortarse se quitó el vestido y salto en tanga y sujetador al agua. La siguió su otro primo y detrás fui yo, la verdad es que la noche lo pedía, hacia buenísimo. Ni Paula y Darren tenían pinta de animarse, hasta que salió Jimena y empezó a desnudar a Darren con ayuda de uno de sus primos.
Paula no iba a ser menos, salí del agua y antes de que echase a correr la dije que por las buenas o por las malas. Se quedo parada y balbuceo que de buenas. Me acerqué y empecé a desabrochar su blusa. Habíamos estado desnudos uno enfrente del otro en alguna ocasión como un día después de la piscina mientras nos cambiábamos, pero el ser yo el que la desnudase era muchísimo más morboso. Aproveché que Darren estaba resistiéndose y había ido en ayuda el otro primo para tomarme mi tiempo. Mientras desabrochaba los botones iba devorando con mis ojos su canalillo sus pechos, donde tomé algo más de tiempo. El sujetador era prácticamente transparente, mientras seguía desabrochando seguía sin perder un detalle de sus pechos hasta llegar a la altura de su pezón, estaba completamente duro, aproveché para mirarla a los ojos unos instantes, tenía su mirada clavada en mis dedos. Seguí la faena con su vientre hasta la altura de su falda. Con la tontería tenía el pequeño Big Ben bastante morcillón, y con el calzoncillo ajustado era difícil de ocultar, por lo que me di algo más de prisa quitándola la falda, desabrochándola y acompañándola mientras se la iba bajando, quedándome la vista a la altura de su pubis. El tanga era a juego del sujetador, trasparente mostrándome esa maravilla que había visto alguna vez en descuidos perfectamente depilado. La pedí que se sentará y obedeció, la desabroche una de las sandalias se la quite y abrí su pierna. La miré a la cara, me miraba fijamente con una cara de lujuria que nunca la había visto. Desabroche la segunda sandalia con unas vistas inmejorables, se la quite y la ofrecí mi mano para incorporarse. La puse delante mío y ordené que fuera a la piscina, disfrutando ahora de las vistas de su culo, era un espectáculo de mujer. Cuando ya estábamos en el agua Darren seguía intentando evitar el agua pero poco podía hacer, los primos eran bastante fuertes como para ser una resistencia real. Finalmente le tiraron con ropa al agua con tan mala suerte que tenía el móvil encima.
Por un momento parecía que se iba a la mierda el bañito en la piscina, pero no se lo tomó demasiado mal y fue a buscar arroz para ponerlo a secar. A Paula la cambio la cara con el tema del móvil, de nuevo estaba con la lagrimilla en el ojo, me acerqué y la abracé preguntándola si había algún problema con Darren, que la notaba muy rara. Solo se quedó mirándome, me beso en la mejilla y subió sus piernas quedando a horcajadas y abrazándome bastante fuerte. Mi erección si ya estaba antes de entrar al agua bastante avanzada ahora estaba en máximo esplendor y Paula lo notó, colocando su sexo junto al mío y acercando su cuerpo. No era la primera vez que estábamos en esta situación en una piscina, habían sido varias las ocasiones que habíamos estado rozándonos de forma similar. Pero esta vez era diferente, Paula estaba completamente sumisa al igual que cuando la desnudé. Mis manos estaban agarrando su culo mientras ella empezaba un leve movimiento de su cadera, frotando su coño contra mi polla. No sé qué me pasaba, pero mis manos subieron directamente a sus pechos, agarrando uno de sus pezones cuando Jimena saltó justo a nuestro lado y nos sacó de nuestra burbuja. Se nos estaba yendo de las manos, menos mal que Jimena estuvo hábil y cortó a tiempo. Seguimos con aguadillas y haciendo el tonto, hasta que uno de los primos salió a preparar otra ronda, y Paula aprovechó para ir a buscar a Darren tapándose con una toalla.
Me la has puesto durísimaCapítulo 9:
Tras el desayuno ninguno de los dos queríamos que aquello acabase, con nuestras manos entrelazadas nos fundíamos en besos, hasta que empezó a sonar el teléfono de Paula que estaba en la habitación.
- Nene, llévame hasta la habitación.
- A sus órdenes mi señora.
La cogí en volandas, aún con mi polla dentro de ella y me senté en la cama sin sacar al pequeñín. Paula cogió el teléfono, era Darren. Colgó, pero a los pocos segundos comenzó de nuevo a sonar. Me sonrió, me hizo una señal con su dedo sobre los labios indicándome que estuviese callado y cogió la llamada. Aquello se la estaba yendo de las manos. Empezó a hablar con Darren, por sus respuestas la debía estar preguntando cuando volvía y si se complicó el trabajo al final. Paula seguía la conversación de la forma más natural del mundo, mirando en el calendario, volviendo a hablar con él, mirando el correo,… parecía que hablaban algo del viaje de novios. Mientras ella seguí a lo suyo agarré sus pechos y empecé a sobarlos, a pellizcar sus pezones hasta que conseguí ponerlos duros. Me miraba con vicio mientras mordía su labio, se disculpó con Darren y pidió que repitiera, se estaba perdiendo en la conversación. Con las manos en sus caderas, empecé a moverme, haciendo que sus caderas cogieran el ritmo. Iba elevando cada vez más su culo haciendo la penetración más honda y placentera. Empezó a gemir, se estaba descontrolando. Paró de golpe y se recostó sobre mí. Aproveche para robarla un profundo beso mientras seguía la conversación.
Quería seguir follándomela, no sé si por el puro vicio o por el hecho que la pillase Darren y que se fuera a la mierda la relación, pero el pequeñín estaba rígido como una pierda, agarré su culo con ambas manos, elevándolo empecé a bombear. No se lo esperaba y soltó de nuevo un gemido más sonoro. Me mordió el hombro con todas sus ganas la muy perra. Di de nuevo una embestida provocando un nuevo gemido, pero esta vez se sacó al pequeñín y quitó de encima pidiéndome tiempo con la mano mientras se tumbaba en la cama bocabajo. Continuo la conversación con Darren, pero yo no había acabado, quería más, quería hacerla gritar de placer y que su maridito la escuchara.
Me coloqué sobre ella, incrustando mi polla entre los cachetes de su culo. Era virgen por el culo, era de esas cosas como que se corriesen en su boca que no se había atrevido a probar nunca, y en ese momento me pareció una idea brillante. El ser el único que se había corrido en su boca era un hito, pero desvirgarla el culo se me antojaba un sueño en ese momento. Empecé a frotar mi polla sobre su culo, pero Paula me ignoraba, seguía a la conversación. Froté un par de veces mi sexo por el agujero de su culo y me acerqué al oído que tenía libre susurrando: - Te voy a abrir el culo. Giró de golpe su cabeza y me hizo señas que no. Pero me daba igual, quería ese premio. Agarré mi polla y la guie al centro de su culo. Mi polla se abría camino entre sus glúteos, me daba igual la llamada, me daba igual que fuera virgen, ese culo iba a ser mío. Apunté y empecé a presionar. Paula empezó a revolverse para evitar que pudiese apuntar, seguido de manotazos intentando ponérmelo difícil. No estaba muy por la labor.
Me empezaba a impacientar, Paula seguía revolviéndose mientras continuaba la conversación, seguían hablando de los hoteles del viaje, quería ese culo y lo quería ya. La presioné la espalda con un brazo sobre la cama mientras con el otro elevaba su culo, evitando que se pudiera revolver. Abrí su culo y empecé de nuevo mi conquista. Estaba difícil meter el pequeñín allí. Encima Paula no hacía por ayudar y la presión de su ojete hacía imposible taladrar aquello. Paula no hacía más que girar la cabeza de un lado a otro indicando que no, pero con una mano que lanzó bajo sus piernas agarró mi polla y la dirigió a su coño, estaba chorreando la muy puta. Sin soltar al pequeñín se metió casi media polla de golpe, soltando y metiéndose el resto de un golpe de cadera seguido de un gemido en toda regla. La solté la espalda, puso el manos libres en el móvil, dejándolo sobre la cama, poniéndose sobre las rodillas, en lo que aproveché para magrear sus duros pezones, a lo que me dijo susurrando:
- Nene, por el culo no, por favor.
- ¿Eres virgen aún verdad?
- Si, por favor, ahora no. Otro día lo intentamos.
- Sí o si te lo voy a follar. ¿No habías dicho que era la última vez? Tendrá que ser memorable ¿no?
- …
- Darren, si, para ese hotel lo confirme llamando directamente la semana pasada.
Paula se desacopló, se dio la vuelta empezando a comerme la polla. Se escuchaba a Darren de fondo hablando de hoteles, de visitas y no sé qué más mierdas, mientas su mujer estaba llenando de babas mi polla y le respondía con un leve aja, o si eso es. Una y otra vez dejaba caer sus babas sobre mi polla. Estaba intentando lubricar aquello todo lo que podía… sabía lo que se venía. Volvió a su posición inicial, aprovechando para sobar otro poco sus pechos y susurrándome de nuevo:
- Dame un minuto que termino la llamada.
- Quiero metértela mientras hablas con él.
- No, se va a dar cuenta. Por favor.
- Pues no seas escandalosa.
De seguido la empujé contra la cama, dejándola de nuevo a cuatro patas. Agarré al pequeñín mientras con la otra mano abría su culo. Empecé a restregar contra su agujero. Este ya no estaba tan apretado como antes, apunté y empecé poco a poco a follar ese culito virgen. Paula empezaba a gemir mientras iba conquistando ese culo centímetro a centímetro. Agarró la almohada hundiendo su cara en ella, ahogando sus gemidos de ¿dolor o placer? Apenas tenía unos centímetros dentro, pero necesitaba más, continué bombeando, penetrando cada bombeo un poquito más. Paula ya no gemía, eran gritos y me estaba poniendo burrísimo. La estaba follando el culo mientras su querido marido hablaba sin parar, tenía una diarrea lingüística el pobre increíble. Seguía avanzando mi conquista poco a poco, Paula seguía hundida en la almohada intentando soportar aquello. Dudo mucho que fuese ya consciente de su querido marido. Agarré fuerte su culo con ambas manos y en una última envestida metía toda mi polla en su culo, haciendo chocar mis huevos en su coño. Esta vez su grito fue más que sonoro, un yaaaaahhh increíblemente alto. No tardó la respuesta de Darren.
- Paula, ¿estas bien?
- Sisi, perdona, es que me están dando por el culo.
- ¿Tanto se complicó el proyecto?
- No te imaginas, me están reventando, esto es una locura. En cuanto termine te llamo, dame un rato. Te quiero.
Jajaja, no la podían acusar como mentirosa, fue una de las mejores salidas que había oído nunca a Paula. Colgó el teléfono, se incorporó, me llamo hijo de puta, me comió la boca, me dio el teléfono, volvió a su posición me dijo que quería que grabase como la follaba el culo y se quedó esperando más del pequeñín en su culo. Empecé a grabar, aquella posición era increíble, su espalda curvada, su culo entero para mí, sus pechos colgando a la espera de una envestida para volver a coger ese balanceo hipnótico. Acaricié su espalda, agarrando con mi mano libre su cadera, sacando toda mi polla y metiéndola de golpe mientras inmortalizaba como sodomizaba a mi mejor amiga con su propio móvil. Una y otra vez repetí la operación mientras Paula no dejaba de gritar, ya no era gemidos, eran gritos descontrolados de placer. La sensación era increíble, era un puto paraíso, aunque pensándolo bien, su coño se sentía mucho mejor, más caliente, más tenso, mucho más lubricado, pero quería correrme en su culo. Ser de nuevo el primero, tener otro logro sexual con Paula.
Continué penetrando su culo una y otra vez, sin miramientos, metiéndola hasta el fondo. Era fantástico oír gemir con cada envestida a Paula, cada vez lo disfrutaba más. Aproveche para atraerla hacia mí con mi polla dentro, la postura era forzada, pero su culo soportaba perfectamente seguir penetrándola así. La devolví el móvil y siguió grabando como si de un selfi se tratara.
- ¿Este video también se lo vas a enviar a Jimena?
- La vendría bien para darle envidia con lo que jamás va a poder tener y dejarla claro que eres mío en todos los sentidos, pero no quiero que piense que soy una guarra.
- ¿Y no lo eres? Me has follado en la terraza tras ponerte cachonda contándote como casi penetro a tu hermana, hemos follado mientras desayunábamos, has desayunado mi leche sin dejar una gota desperdiciada, has hablado por teléfono con tu marido mientras seguías con mi polla dentro y te desvirgaba el culo.
- No hace falta que sigas. Sabes que esto no habría pasado si no es contigo.
- Ósea, ¿que eres mi guarrilla?
- Nene no te pases.
Ahora mucho más suave, mientras buscaba sus labios recorriendo con besos su cuello. Agarré un pecho con una mano fuertemente haciéndola gritar, con la otra mano bajé hasta su coño. Buscó mis labios y seguimos follando en esa posición un rato, mientras acariciaba su coño, jugaba con sus pezones y continuaba bombeando en su culo nos fundíamos devorándonos la boca con una necesidad increíble.
Seguí jugando con su coñito mientras seguía bombeando suavemente en su culo para no sacar completamente el pequeñín. Paula acompañaba mis movimientos haciendo más fácil la penetración. Mi mano seguía con su trabajo sobre su coño, pero introduciendo poco a poco el dedo corazón. Su respiración empezaba a acelerarse más de la cuenta, ya no metía un solo dedo, estaba follando su coño con dos dedos mientras seguía metiéndola la polla en el culo.
- Mi guarrila, ¿alguna vez has hecho doble penetración?
- No me llames así. Y no, nunca estuve con dos tíos. ¿Vas a llamar al vecino o qué?
- Es vecina… si quieres voy a buscarla.
- Te mato.
- Deja el móvil grabando al lado de la tele y coge lo que hay en el segundo cajón.
Giro su cabeza como esperando una explicación, la comí la boca y empujé hacía la cómoda enfrente de la cama sacando mi polla de ese culito prieto. Se levantó, dejando el móvil apoyado en la tele y abrió el cajón. Supo que coger rápidamente.
Marta, una de las chicas con las que tuve una relación rara… por definirlo de alguna forma, hacía algo más de un año era artista o eso decía. Tras unos meses de sexo bastante interesante me dijo que adoraba mi polla y quería hacer una estatua con ella. Tras una noche bastante aleatoria en todos los sentidos, terminamos en su piso, entre el espectáculo de niña, la mamada que me hizo y la de mierda que llevábamos esa noche el pequeñín estaba majestuoso, pocas veces había llegado a ese esplendor. Con el líquido ese gomoso que usan lleno un recipiente y metí la polla dentro. En poco más de un minuto aquello estaba preparado, echó silicona e hizo un par de replicas. Una para mí y otra para ella.
Paula sacó la polla de goma, quedándose mirando atónita. Se acercó, la juntó al pequeñín y se la iluminó la cara.
- ¡En serio no puede ser… es el pequeñín!
- Si, una amiga hizo una réplica una noche loca.
- Me podrías haber regalado uno por mi cumpleaños, habría sido el regalo perfecto.
- Será mejor el de verdad y lo has rechazado más de una vez.
- No empieces Nene.
Coloqué la almohada y cojines contra el cabecero y me senté lo más cómodo que pude. Acerqué a Paula colocando su espalda contra mi pecho dejándola con las piernas dobladas para que tuviese posibilidad de cabalgarme. Agarré su cadera y empecé a hundir mi polla de nuevo en su culo. Entre gemidos conseguí empalarla completamente. Paula seguía con mi polla de goma en la mano, mientras me empezaba a cabalgar. Empecé a masturbarla, pero esta vez a dos manos. Una centrada en su clítoris y otra metiendo directamente dos dedos en su coño. Era increíble como se arqueaba su espalda, como tiraba su cuello hacía atrás mientras se esforzaba por clavarse más y más mi polla. Me tenía cardiaco, sus penetraciones cada vez eran con más ímpetu, dejaba caer todo su cuerpo con fuerza sobre mi polla y estaba a punto de reventar en su culo, pero no podía acabar así. Quería follarla doblemente antes de correrme. La quité la polla de goma de la mano y se la acerqué al coño, restregándola varias veces para lubricarla bien. Empecé a meter la punta mientras seguía frotando su clítoris cada vez más fuerte, sus gemidos ya eran gritos. Sus movimientos eran obscenos, su culo chocaba contra mí de forma brutal.
- ¿Quieres tener al pequeñín en tu culo y en tu coño a la vez?
- ¡Si claro que quiero!
Saqué lo poco que la había penetrado con el consolador y se lo llevé a la boca. No hizo falta decir nada, empezó a mamarlo como si de una de verdad se tratase sin dejar de follarse el culo con mi polla. Saqué la polla de goma de su boca y la volví a colocar en su coño, metiendo poco más del glande y consiguiendo de nuevo que su cuerpo se curvara hasta un límite increíble. Seguí metiéndola el consolador hasta el fondo mientras no dejaba de follarse el culo salvajemente. Empecé a marcar justo el ritmo contrario sobre su coño que el que ella marcaba sobre su culo, haciendo la penetración continua. Sus pechos aun no siendo grandes se movían de una forma increíble con cada cabalgada. Con cada doble penetración Paula aceleraba el ritmo, su respiración era atropellada, la faltaba el aire, pero no dejaba de botar sobre mi polla sin control. Mis manos no daban abasto, había abandonado su clítoris por aferrarme a uno de sus pechos, mientras intentaba seguir penetrándola con el consolador al ritmo. Los minutos pasaban, mi polla estaba a punto de partir en todos los sentidos, físicamente dudaba que aguantase mucho más las embestidas del culo de Paula, cada vez eran más intensas y la hacía salir completamente. A parte no tenía fuerzas para seguir resistiendo la eyaculación, no podía, no quería aguantar y deseaba correrme en su culo.
Tiré de su pelo enérgicamente echando su cabeza hacia atrás para comerla la boca mientras hacía ese último esfuerzo devolviendo las envestidas sobre su culo y penetrando su coño sin ningún tipo de sutileza ni delicadeza, pero esta vez al mismo ritmo que en su culo, corriéndome tras un par de ellas y notando como su cuerpo se paralizada, se tensaba. Noté como chorreaba la mano del consolador. Bajé la vista y vi como surgían chorros de su coño acompasados con los espasmos de su cuerpo. Con cada eyaculación de Paula su culo y coño se estrechaba, haciendo una constricción sobre mi polla que llegaba a doler. Sus piernas y cuerpo temblaban. Tras varios chorros, llegó uno increíblemente potente y abundante que hizo que perdiese prácticamente el conocimiento. La tenía abrazada mientras besaba sus labios esperando a que se recuperase. Seguía tanto con mi polla como la de goma dentro, cuando empezó a recuperar la respiración y devolverme los besos.
Seguimos varios minutos en la misma posición hasta que empezó a recuperarse, seguía acariciando sus senos, rozando esos labios tan perfectos mientras Paula empezaba a ser consciente de lo que había pasado. Llevó su mano hacia su entrepierna, notando la humedad.
- ¿Estas bien niña?
- ¿Qué ha pasado?, ¿por qué estoy chorreando así?
- Espera que saco al pequeñín de goma.
Según lo saqué de su coño brotaron fluidos haciendo que aquello fuera un charcal en toda regla. Paula miraba hacia la cama asustada, miraba su cuño chorreando y la cama llena de líquidos. Se empezaba a poner nerviosa viendo el estropicio, pero la agarré las manos, la tumbé sobre mi pecho y tranquilicé diciendo que había sido increíble. Tras un rato nos deje caer hacia un lado, haciendo la cucharita. Era hora de sacar al pequeñín de su culo, estaba morcillón, pero no excesivamente duro, pensaba que no iba a ser difícil, pero a ambos nos dolió. Paula buscaba mi cara, se giró y nos volvimos a besar mientras grababa en mi mente esa carita.
Una vez recuperados Paula se incorporó y volvió con el estropicio, la cama estaba chorreando. Olía a sexo salvajemente en la habitación. Cogió su móvil y quitó la grabación. Me incorporé y la dije que no se preocupase.
- ¿Nene que ha pasado?
- Pues que has eyaculado como una bestia parda.
- No puede ser, nunca me ha pasado.
- Igual nunca te había dejado llevar o no habías perdido el control como hoy.
- Lo siento muchísimo, está todo hecho un desastre.
- ¿Eres tonta?, ha sido increíble hacerte llegar a ese punto. Y por esto no te preocupes, se recoge luego. ¿Ducha y nos vamos a comer?
Abrí la puerta de la terraza para airear un poco, mientras Paula intentaba asimilar aquel destrozo. La agarré del culo invitándola a entrar en el baño. Una ducha fría juntos se me antojaba bonito. Solo nos besamos y acariciamos, sin intención sexual, solo disfrutando del otro durante la ducha. Ambos estábamos bastante destrozados como para empezar una nueva guerra…
Tras la ducha empezamos a vestirnos, pero uno de los chorros había ido contra la silla donde estaba tirada toda la ropa de Paula, quedando la falda bastante mojada. Le dije que pasábamos por el zara a comprar ropa antes de comer, con lo que de nuevo se sirvió ella solita en mi armario, cogiendo esta vez una camisa blanca de rayas azules verticales. Cogió el mini cinto de la falda, se lo puso quedando monísima y sin ropa interior… junto a los zapatos y sin maquillar de nuevo era una jodida diosa. Marchamos de compras para la niña.
Los probadores de las tiendas, que de historias tienen!!!!! Lo que a veces dejan entrever esas cortinas es oro puro!!!!Capítulo 10:
Pusimos rumbo en coche a un centro comercial que teníamos cerca de mi piso. He de reconocer que Paula estaba increíble, la sentaba genial una buena follada. Con su poco más de 1,60 de altura y unos 50 kg tenía un cuerpo precioso, unido a su pelo rubio y esa carina tan bonita era un jodido espectáculo. En todos los años que nos conocíamos no había sido de esas mujeres que hacen girarse a los hombres, en parte por su excesiva formalidad vistiendo y en parte por su timidez. Pero esa mañana pocos hombres perdieron detalle de su cuerpo. Sus piernas parecían más largas con esos taconazos negros y por la falta de pantalón o falda. Sus pechos se marcaban en su cuerpo perfectamente y su mirada era de confianza, de comerse el puto mundo, esa mirada que solo tenía trabajando.
Por mi parte tampoco podía quejarme, más de una mami follable tirando de carrito o adolescentes me hicieron un buen repaso. No soy un Velencoso, pero con 1,86 y 85 kilos, con unas espaldas bastante anchas, unos brazos que según varias amigas eran mi punto fuerte, debido a la natación en la juventud y a que siempre practiqué deportes o gimnasio, sin llegar a tener la tableta marcada, no me podía quejar para nada de apariencia física.
Tanto Paula como yo vestíamos bien. Paula tenía un gusto increíble y cualquier cosa la quedaba como un guante, no era muy de marcas a excepción de los zapatos y bolsos. Por mi parte, cero sentido de la moda, pero tengo un amigo increíble que es mi gurú. Es un yonqui de la ropa y le dejo hacer cuando vamos de compras, eso sí, es un adicto de las marcas también… me sale caro.
El centro comercial estaba bastante a rebosar, se notaba que la gente se escondía en estos para escapar del calor del verano. La gente iba muy veraniega, pantalones cortos, camisetas, vestidos sueltos… desentonábamos bastante, Paula iba bastante elegante aun llevando una camiseta mía, mientras que yo llevaba unos chinos marrones, camisa blanca y zapato de ante. Lo normal de un día de trabajo como el que era, aunque ninguno de los dos estábamos haciendo demasiado caso a este, teníamos cosas más interesantes en las que centrarnos…
Por suerte, tanto Paula como yo tenemos unos puestos laborales bastantes buenos. Ambos nos esforzamos mucho en su día para escalar a costa de sacrificar otras cosas. En los grupos de amigos de ambos éramos de los pocos sin críos debido a que por trabajo no habíamos considerado aún esa posibilidad. Paula era responsable de grandes cuentas en su empresa mientras que yo había conseguido hacía poco más de un año el puesto de dirección tecnología en una entidad bancaria. El tomarnos un día sin hacer mucho caso del trabajo tampoco nos iba a suponer un problema a ninguno de los dos.
Tras una primera vuelta buscando una tienda de ropa interior encontramos un intimissimi. No era la primera vez que iba con Paula a comprar ropa interior, ni la segunda, … pero esta vez era la primera que iba a disfrutar yo esa ropa. Paula fue directamente a los básicos, quedándome ensimismado con unos conjuntos de encaje rosa con detalles dorados. El tanga de cinta ancha con un sujetador de triangulo, ambos transparentes. Se acercó la dependiente por mi espalda preguntándome si necesitaba ayuda. Rubía, alta, delgada, con unos pechos generosos sin ser excesivos para ese cuerpecín, ojos verdes y máximo 25 añines. Era como las modelos de las imágenes que inundaban la tienda, un espectáculo. Con ganas me quede de pedirla que se probara aquello… Empezó a enseñarme otros en colores verde, azul… mientras me agarraba del brazo y preguntaba si era para mi pareja. Señalé a Paula y la dije que necesitaba talla para ella, completamente ajena a la situación. De repente se giró viendo a la rubia amarrada a mi brazo mirándola de arriba abajo y la cambió la cara. Paula se acercó como guepardo hacia su presa. La dependienta me soltó el brazo separándose unos centímetros mientras la preguntaba sus tallas.
- Niña, te ha preguntado tus tallas.
- Si dime de braguita y pecho, te busco el conjunto.
- S y 95B.
- Ok, dame 1 minuto que te lo saco, aquí no me queda.
- Muchas gracias!
- ¿Bien con la rubia?
- Si, es un cielo.
- Si, ya ví como te amarraba.
- ¿Celosona?
- Idiota.
Llegó la dependienta, dándole el conjunto a Paula e indicándola los probadores. Me quedé buscando otro conjunto, encontré uno negro de encaje precioso, tenía que quedar a Paula increíble. Se acercó de nuevo la dependienta, agarrándome de nuevo del brazo.
- Ese es precioso, con un poquito más de pecho le quedaría increíble a tu pareja. Por cierto, me llamo Daniela.
- Encantado, me llamo Ian. No es mi pareja, es solo una amiga.
- Que suerte la tuya venir a comprar ropa interior con una amiga.
- No lo sabes bien… por cierto, voy a ver como la queda. ¿Me puedes sacar este también en su talla?
- Si claro, ahora os lo llevo.
Según llegué Paula estaba con la cabeza fuera del último probador de pasillo. Había otro hombre esperando al principio del pasillo con cara de aburrimiento. Le salude con cara de “esto es lo que toca campeón”.
- ¿Te entretuvo la dependienta?
- No, estaba buscando otro conjunto. ¿Habrá que probar más de uno no?
- Los que quieras.
- Ian, el conjunto que querías, la va a quedar genial.
- Muchas gracias Daniela.
La cara de Paula en modo tenis, mirando a uno y otro era super graciosa. Tras darme el conjunto Daniela marchó moviendo el culo de una forma increíble. El otro chico que estaba esperando estaba babeando con la niña… Paula mirándome con cara de pocos amigos.
- ¿Ya tienes su número de teléfono?
- No seas tonta, se ha presentado antes cuando la he pedido el otro conjunto.
- No pierde tiempo la criaja.
- Déjate de celos que eres una mujer casada.
- Pues si soy una mujer casada te quedas sin ver esto…
Justo entro en el probador de enfrente una chica de unos 27-29 años, según entraba en el pasillo no perdí detalle, pelirroja, ojos azules, 1,70 de altura, delgadita y muy blanca de piel. Entre ese pelo, esa carina y ese cuerpo, el conjunto era muy exótico, la típica que clavaría la imagen de un hada de esas de película. Muy atractiva en general. Me hizo gracia que estando todos vacíos menos uno al principio y el de Paula eligiese justo ese. Abrí la cortina de Paula y estaba con el móvil. La quedaba increíble el conjunto, igual de pecho un poco prieto pero lo justo para realzar aún más esas tetas que me volvían loco.
- Me han escrito del trabajo, mañana tengo reunión, ¿te importa que me quede un día más?
- Por mi perfecto, como si quieres para siempre.
- Nene no empieces.
- Por intentarlo que no sea.
- Me pruebo el conjunto negro. Búscame uno blanco anda.
Me agarró la cabeza empujándome fuera del probador… ahora venía con esas tonterías. Según salí de los probadores Daniela vino sin perder tiempo. La expliqué que quería algo blanco del estilo al primero. Me llevó del brazo hasta un conjunto blanco con estampado jaspeado… ni puta idea que era aquello, pero era muy bonito.
- ¿Te gusta?
- Si, es perfecto.
- Es el que llevo yo ahora mismo, pero en rojo.
Se separo poco más de un metro y dio una vueltecita como una niña pequeña enseñando su vestidito nuevo. La verdad que tenía un cuerpo increíble. Llevaba un vestido suelto de flores con unas cuñas de esparto. Era un jodido sueño esa niña.
- El conjunto verse no se ve, pero el vestido te queda perfecto.
- Jejeje, perdona, no sé en que estoy pensando.
- Nada mujer.
- Vale, busco talla en blanco y ahora voy.
Fui al probador, Paula estaba ya esperando con la cabeza fuera. Le dije que encontré uno precioso en blanco que ahora nos lo traían. Abrió la cortina de par en par y se quedó esperando mi aprobación.
- Increíble Paula, te queda perfecto. Pero mucho mejor sin él.
El pequeñín empezaba a dar coletazos, Paula aprovechó a mostrarme bien el conjunto, por delante, por detrás, … y justo llegó Daniela con el conjunto blanco.
- Te queda genial, bonito cuerpo.
Paula cerró de golpe la cortina. Daniela empezó a sonreír mientras la pasaba el conjunto por el lateral de la cortina, me hizo una señal de que la mirase y se metió en el probador de al lado sin cerrar la cortina. Joder, el pequeñín empezaba a estar morcillón, estaba siendo surrealista aquella situación. Empezó a subir el vestido dejando el tanguita a la vista, se marcaba en su coño sin dejar lugar a la imaginación. Soltó el vestido, se quitó los tirantes dejándolo caer. Dios, aquello hizo que la polla saltara en resorte. Dio una vuelta dejando su culo expuesto, era perfecta, esa perfección que te da la juventud.
Volvió a darse media vuelta justo cuando del probador enfrente de Paula salió la chica pelirroja, se quedó un poco cortada, sonrió y salió de los probadores. Daniela miraba mi polla mientras se mordía el labio. En ese momento no me acordaba de Paula. Daniela me susurro: - ¿Te gusta el conjunto? Asentí con la cabeza, entre tener a Paula en el probador de al lado y la situación no daba para más mi cabeza. Justo Paula me llamó, reclamaba mi presencia y Daniela cerró la cortina de golpe. Estaba muy guapa, la quedaba genial, pero el sujetador muy suelto, tras varias vueltas me pidió que buscara una talla menos. Según volvía al probador de Daniela, salió vestida cogiendo el sujetador blanco y sin decir nada fue a por la otra talla.
Llegó Daniela y me dio el sujetador, seguido de un beso en la mejilla, se marchó sin más.
- Nene, ¿te has perdido?
- No, toma, mira a ver esta talla.
Paula lo cogió y probó, la quedaba genial. Pero quería volver a probar los otros… era un dolor ir con ella de compras, era bastante indecisa y encima no me estaba dejando verla como se cambiaba.
- Nene, no estoy convencida.
- Paula, te llevas los tres, decidido, te los regalo que voy a ser yo quien los disfrute.
- Me quedo el negro puesto o cual prefieres.
- El negro es perfecto.
Fui en busca de Daniela con los otros dos conjuntos para pagar mientras Paula terminaba de vestirse. Antes de darme el ticket Daniela apuntó su número en este. Su mirada era puto vicio. Con la tralla que llevaba tras follar con Paula estaba destrozado, pero en aquel instante habría hecho una locura con esa niña. Pagué y nos fuimos a Mango, Paula necesitaba ropa para ir a la oficina al día siguiente. Tras un par de vueltas me fijé que la pelirroja de los probadores estaba allí haciendo ronda igualmente. Con la iluminación de la tienda se la veía incluso más espectacular. Paula eligió un par de faldas, blusas y vestidos. Tras recolectar fuimos de nuevo a los vestuarios. Paula solía elegir siempre los del fondo, supongo que manías. Me quedé fuera esperando, aprovechando para guardar el número de Daniela. Tenía que llamar aquella niña, vaya cuerpo.
Tras un par de minutos entró en los probadores la pelirroja, eligiendo justamente el probador que estaba junto al de Paula. Ambos aprovechamos para hacernos un repaso completo, llevaba un vestido estampado largo, junto a unas sandalias de estas típicas que llevan ahora tipo Hermes. Entró en el vestuario colgado torpemente un par de prendas. Paula me reclamó y metí la cabeza tras la cortina viendo como la quedaba una falda gris con blusa blanca. Algo serio, muy de trabajo. Le dije que se probase uno de los vestidos que había cogido. Empezó a quitarse la blusa y justo cuando se la empezaba a quitar me sacó del vestuario junto al comentario de: - ¿Porque no vas a ligar con las dependientas?
Según salí vi que el probador de la pelirroja no estaba completamente cerrado. Estaba de espaldas quitándose el vestido. Di un paso atrás para tener mejores vistas, mientras dejaba caer este. No llevaba sujetador, solo un tanguita negro de hilo. El espejo estaba en el lateral derecho, no llegaba a ver su reflejo, pero únicamente su espalda ya era un monumento, y ese culo… ese culo se merecía un premio. Se agachó a coger el vestido y lo colocó en una de las perchas. Dio un pasito a la izquierda quitándose las sandalias y dejándolas colocadas. El pequeñín volvía a dar señales de vida, como no con semejante mujer. Se giró, no sé si me llegaría a ver, pero no reaccionó tapándose, simplemente siguió. Si su culo era algo increíble, sus pechos eran la perfección. El tamaño perfecto para su cuerpo, perfectamente puestos con ese tono tan pálido de piel. La aureola poco más de 3 centímetros muy clara, con un pezón rosado que pedía ser devorado. Ese pezón que aún sin estar duro muestra esos ductos abiertos clamando por una boca que los mamase. Su vientre plano, terminado en un tanguita negro transparente mostraba un pubis sin rastro de pelo, junto a unos labios finos. Sus piernas, eternas, sexis, terminadas en unos pies… que pies… no me considero un fetichista y aún menos de pies, pero aquellos merecían una puta oda. Podía considerarla el prototipo de mujer perfecta que idealicé con apenas 16 años, ese que te preguntan y eres capaz de describir una y otra vez con la imagen mental de una diosa. Y tenía a esa diosa enfrente prácticamente desnuda.
Estaba cardiaco, no era consciente en ese momento de lo atraído que me sentía por esa chica. Se giró cogiendo un pichi baquero, comenzando a ponérselo. Paula me sacó del sueño que estaba teniendo, reclamando mi presencia. En ese momento la odié mucho. Metí de nuevo la cabeza en el probador viendo como la quedaba el vestido, la di el beneplácito y esta vez no tuvo que sacarme ella del probador, salí yo solito cogiendo de nuevo posición para ver a la pelirroja.
Allí estaba mirándose en el espejo con el pichi, sin sujetador. Sus pechos asomaban tímidamente por los laterales. Se desabrochó los tirantes quedando de nuevo en tanga. Cogió una falda de tubo. Justo sonó el teléfono, lo saqué y justo vi como miraba por el hueco de la cortina mientras cogía la llamada, me reclamaban del trabajo. Cogí la llamada mientras seguía atento a sus movimientos, disfrutando como se ponía la falda. Se miraba en el espejo, era muy ajustada, marcaba los bordes del tanguita aun siendo ese minúsculo. Se quedó mirándose, subió un poco la falda y sacó el tanguita de un tirón. La conversación de trabajo dejó de tener interés, cortando indicando que llamaría más tarde.
Escuché mientras como Paula hablaba por teléfono, estaba entretenida, mucho mejor. La pelirroja estaba increíble únicamente con la faldita ajustada. El movimiento de sus pechos era hipnótico con los giros. Mi polla estaba que iba a explotar en cualquier momento. Me moría por sacarme la polla y hacerme una paja allí mismo viéndola. Se puso una blusa blanca y dio un par de vueltas para verse. Vi cómo se sonreía así misma y empezó a quitarse la blusa tirándola al suelo. Comenzó a bajar la falda, hasta sacarla completamente empujándola hacia un lado, dejándome ver su coñito completamente. Allí estaba completamente desnuda, esa diosa pelirroja. Tenía el móvil en la mano de la llamada, aproveché a desbloquearlo y la apunté con él. La hice una foto de lado capturando ese perfil de los pechos perfectos. Aproveché para hacer todas las fotos que pude. Se giro dándome la espalda, se agacho para coger la falda dejando expuesto su coño completamente, seguido de varias fotos por mi parte. Aquel coño era un sueño, se veía tan perfecto que necesitaba destrozarlo.
El verla ponerse el tanga con esas piernas eternas era puto vicio. Se puso su vestido junto a las sandalias, recogió todo y se dispuso a salir. No sé de dónde saqué el valor, pero me presenté y la pedí el número para quedar algún día, si no lo hacía me arrepentiría toda la vida. La di el móvil, apuntó su número y se dio un toque.
– Me llamo Madi, espero tu llamada.
Salió de los vestuarios echando una última mirada hacia atrás sonriéndome. Dios mío como me había dejado la niña. Metí la cabeza en el probador de Paula, estaba solo con la ropa interior mientras seguía la conversación. Entré, me puse a su espalda y la desabroché el sujetador. Paula iba a pagar el calentón de Madi. Empecé a sobarla las tetas mientras bajaba mi mano a su coño. Paula se dejaba hacer, mientras continuaba la llamada. Apoyó su culo contra mi notando mi polla. Llevó su mano libre agarrándola seguido de un giro de la cabeza mordiéndose el labio. Se giró completamente, sujetando el móvil con el hombro mientras desabrochaba el pantalón. Se la iluminó la cara al ver al pequeñín así, menos mal que no sabía que no era la promotora de aquello. Se puso de rodillas mientras me terminaba de bajar los pantalones, comenzando a dar pequeñas mamadas, apenas el glande mientras seguía la conversación con el móvil. Quería correrme ya, mientras la imagen de la pelirroja seguía grabada en mi retina. Agarré la cabeza de Paula con ambas manos y metí de golpe la polla todo lo que pude, haciendo que se la cállese el teléfono y empezándola a follar la boca como un loco. Consiguió coger y cortar la llamada. Los sonidos que hacían su boca y garganta al chocar mi polla en ella eran increíbles. Paula se dejaba hacer, llevó sus manos hacia sus caderas dejándome total libertad para follarla la boca a mi placer. La pobre intentaba respirar como buenamente podía mientras penetraba su boca una y otra vez, cada vez con más fuerza hasta que llego la corrida tras una de esas embestidas en su boca. Llegó la arcada, pero trago y poco a poco fue limpiando hasta la última gotita de semen.
Al final cogió los trapos que mas la convencían, pagamos y nos fuimos a comer. No dejaba de dar vueltas a la cabeza la mañana tan maravillosa que llevaba. No me llegaba a creer lo sucedido en los probadores con Daniela y Madi. Estoy completamente seguro que el hecho de llevar a Paula a mi lado ayudo mucho, por no decir que fue el detonante de todo aquello. Esa mañana estaba pletórica, estaba mucho mas sexi que de normal. Y su cara rebosaba felicidad, que bien la venia unas buenas folladas, si la viese la cara su padre en ese momento la vería feliz como él quería.
Nos fuimos a comer cerca del barrio donde vivía, había varios restaurantes que nos gustaban mucho. Tras una comida increíble y amena, Paula estaba radiante en todos los sentidos, no dejamos de hablar ni un segundo de nuestras tonterías. De camino a casa parecíamos un par de enamorados, besándonos a cada oportunidad, juntando nuestras manos. Volvimos a mi casa a descansar un rato y a ponernos al día con el trabajo un rato. Según llegamos me quedé con un pantalón corto y Paula se quedó con el tanga negro y una camiseta mía de tirantes. No llevaríamos ni medía hora trabajando, estaba en medio de una llamada cuando Paula se acercó por la espalda, metiendo su mano por dentro del pantalón y empezando a masturbarme. No tardó en tener al pequeñín como una piedra de nuevo. Giró la silla, colocándose de rodillas ante mí, bajando el pantalón de un tirón y acomodándose para comenzar a mamarme la polla. No recuerdo de que iba la reunión, pero si se que era de dirección, con jefes de los de arriba. Me habría encantado poner la cámara y decir que eso era el teletrabajo…Al final tuve que mutearme, la boca de Paula chocaba contra mi polla haciendo demasiado ruido. Cuando sabía que ya me tenía a puntito, se levantó, y me susurró que me corriese en su coño. Bajé la silla todo lo que daba de si y Paula se acomodó penetrándose. Comenzó a follarse ella sola, solo me dejaba hacer, agarrada en la mesa empezó a cabalgarme fuertemente. Acerté a apagar la llamada y cerrar el portátil. Las embestidas de Paula eran increíbles, junto a la mamada que me acaba de hacer termine reventando en su coño en apenas unos segundos.
Estábamos con una sudada ambos interesante, revisé que la llamada hubiese acabado, comprobé la transcripción por si me reclamaba algo.
- Niña, ¿nos bajamos a la piscina a dar un chapuzón?
- Nene, no tengo biquini.
- Juraría que Maca se dejó uno por aquí hace ya tiempo.
- ¿Maca? ¿en serio?
- Si prefieres bajar en ropa interior…
Paula nunca llegó a tragar a Maca, era una golfilla como solía decir. A parte, Maca vestía mucho más provocativo que Paula, así que a saber qué tipo de biquini se la pasó por la cabeza en aquel momento. Maca era algo más baja que Paula, y con menos culo y pecho, en cuanto la di el biquini se quedo con cara de ni de coña. Se lo probó y como esperaba la quedaba mas bien pequeño, pero para un apuro valía. No era muy tarde y la piscina estaba prácticamente vacía, un par de vecinas de las típicas que se tuestan al sol y el socorrista. En cuanto Paula se quitó la camiseta el pobre no la quitaba ojo. Entre el cuerpazo y lo mini del biquini estaba para follársela allí mismo. Empezamos a jugar dentro del agua, no tardó en ponerse encima y rozarse contra mi polla. Me puse a su espalda, incrustando mi polla entre sus piernas mientras magreaba sus pechos. No me había percatado ni me acordaba ya de aquel biquini, pero en cuanto se mojaba se transparentaba completamente, junto a lo oscuros de los pezones de Paula y lo justo que la iba era un espectáculo.
- Si sales de frente al socorrista te subo a casa y como el coño las veces que quieras.
Sin cortarse ni un pelo se acercó a la escalera, justo al lado del socorrista y salió del agua. Al pobre se le quedó una cara tonto increíble, no perdió detalle mientras subía, se colocó de espaldas a él y pude ver que la braguita igualmente marcaba hasta el último detalle. Saltó al agua y se acercó a mi nadando mientras el socorrista se marchaba al botiquín.
- Uno que se va a hacer una paja con el espectáculo que le has dado.
- Me debes algo.
Cogimos nuestras cosas y subimos a casa. Nada más entrar por la puerta ya la estaba desnudando, pero Paula no tenía prisa por lo visto, se fue a por una coca cola, se la sirvió en una copa y sentó en el sofá. Hice lo propio, me situé de rodillas ante ella para empezar mis labores. Paula cogió el mando de la tele y empezó a jugar con el móvil.
- Espérate que quiero ver nuestros videos mientras me lo comes.
- Vaya, vas a sacar partido a los videos al final. Los puedes usar durante el viaje de novios para ponerte a tono si quieres.
- ¡Eres imbécil nene!
- Pero es una buena idea…
- Si, pero eres imbécil.
Envió el primer video que teníamos juntos, el de la boda. Se acostó y abrió las piernas dándome paso. Empecé a besar todo su sexo, era tan perfecto, tenía ese olor a ella tan característico y sabía… joder como sabía. Tenía unas ganas locas de volver allí, a ese lugar donde el tiempo no importaba. Me tomé todo el tiempo del mundo, pero el video en el que Paula me Cabalgaba la noche de su boda la estaba poniendo loca. Empezó a elevar la cadera, a morderse el labio, a apretar mi cabeza contra su coño, mientras no dejaba de jugar en su entrepierna con mi lengua mientras jugaba con sus pezones pellizcándolos fuertemente. Sus gemidos empezaban a ser rítmicos, su cadera quería follar mi boca y mi lengua se esforzaba por destrozar su coño, llegando esos temblores que tanto me gustaba sentir en Paula. Agarró mi cabeza con ambas manos mientras devoraba su coño, sus temblores eran mas fuertes, llegando mi preciado tesoro. Paula cayo rendida mientras seguía devorando su coño, ese sabor… me habría encantado poder mantenerlo en mi boca para siempre. Me acomodé a su lado, apagué la tele y nos quedamos abrazados echando una merecida siesta.
Increíble relatoCapítulo 4:
Una vez al cobijo de la habitación, recordé los croissants y zumos cogidos del buffet la mañana anterior, se los señalé a Paula y sonriendo dijo: - Te pediría que te casaras conmigo si no lo hubiera hecho esta mañana, abalanzándose sobre ellos. Terminamos tirados en la cama mirándonos como cuando nos conocimos, simplemente mirándonos y acariciándonos durante minutos que pasaban volando. Pero esa noche estábamos el uno entregado al otro y queríamos disfrutarlo. Paula comenzó a besarme los hombros bajando por mi pecho parando en mi vientre, donde se quedó mirándome fijamente mientras continuaba su descenso. Siempre me pareció preciosa, tenía una cara muy bonita. Pero en aquel preciso instante brillaba, era feliz. Continúo bajando hasta el pequeñín, besando repetidas veces el glande e introduciendo una mínima parte en su boca con cada beso. Siguió manteniendo su mirada fija en mi cara y según ascendía besando mi polla, al llegar al límite abrió la boca y empezó a engullirla entera sin perderme de vista ni un solo segundo. Mi cara tenía que ser un poema. Mi mente no podía dejar de pensar que aquello tenía que ser un sueño. Soltó su premio y me preguntó si me gustaba. Respondí que no se podía imaginar la de veces que había fantaseado con ese momento y en ninguna de ellas se acerba a aquello. Se arrimó y dijo que me podía correr en su boca, besándome y empezando de nuevo el descenso hacia mi polla. Sabía perfectamente que iba a ser su primera vez, habíamos tenido muchas conversaciones sexuales y ese era uno de los puntos que en repetidas ocasiones me dijo que no transigía. Le dije que no hacía falta, respondiéndome que ya que no había sido el encargado de hacerla perder la virginidad quería que fuese el primero y único en correrme en su boca.
Aquello hizo si cabe ponerse más duro al soldadito y Paula mientras bajaba aprovecho para meter mi polla entre sus pechos y masturbarme repetidas veces con ellos, seguido del descenso final donde sin remilgos se la metió entera en la boca y empezó con la que ha sido la mejor mamada de mi vida. No utilizo sus manos en ningún momento. Sus labios hacían un trabajo increíble, y su mirada seguía la mía constantemente. Unido al movimiento de sus pechos con cada comida y su aumentó de ritmo iba a hacer que me corriese ya mismo. En cuanto notó que estaba a punto, bajo el ritmo y de nuevo subió junto a mi cara diciéndome que no iba a ser cruel y dejar que acabase tan pronto. Agarró mi polla y empezó a masturbarme suavemente mientras nos besábamos, seguido de besos por el cuello, pecho y bajando de nuevo hasta mi polla. Consiguió llevarme al límite en pocos minutos y nuevamente bajo ritmo y se quedó chupando unos minutos mis huevos mientras me pajeaba suavemente. Comenzó de nuevo y esta vez parecía que con más ansia que las anteriores, sus movimientos eran mucho más exagerados, sus pechos rebotaban de una manera hipnotizante. En cuanto exclamé el primer joder no paró, aumento la presión de sus labios y la velocidad con que mamaba mi polla sin dejar de mirarme ni un solo instante. Cada vez era más profunda y no podía resistirlo más, necesitaba explotar y me dejé llevar. El espasmo fue increíble, pero no se separó ni un milímetro de mi polla, intentaba tragar mientras continuaba mamando. Parte desbordo de sus labios escurriendo por mi polla, pero se afanó por recuperar hasta la última gota mientras yo intentaba recuperar el aliento.
Seguía chupando y besando mi polla cuando la reconocí que había sido la mejor mamada que me habían hecho nunca. Entre chupada y chupada dijo que el pequeñín (ambos le habíamos llamado así siempre) a partir de ese momento era suyo, a lo que sonreí echándola en cara que era una mujer casada y era mucho pedir. Siguió pensando mientras seguía con su faena, consiguiendo que el pequeñín empezara a dar de nuevo coletazos de vida. Sonrió y se incorporó a mi lado, - Prométeme que no te correrás en la boca de otra y te prometo que serás el único que lo haga en la mía cuando quieras. – Ese cuando quieras suena muy abierto, quiero todas las noches del resto de nuestras vidas. – Cuando quieras siempre que sea posible, me aclaró besándome de seguido. Acepté el trato, como no hacerlo, pensaba aprovechar cada café, cada día de piscina para reclamar nuestro acuerdo.
Era mi turno, había masturbado a Paula en la piscina, pero aún no había probado su coño y me moría de ganas. Me acomodé encima, a lo que respondió rápidamente acercándome con sus piernas a su cuerpo rozando nuestros sexos. Se la notaban las ganas de seguir follando, pero quería bajar y degustarla. Besando su cuello me dirigí a su sur, pasando por sus pechos. Aquellos pezones tan oscuros y duros, tan sensibles, necesitaba pasar un rato comiéndomelos y mordisqueándolos. Eran excesivamente sensibles y tomé mucho tiempo disfrutando de ellos calentándola poco a poco. Seguí mi descenso, hasta el inicio de sus labios. Su pubis estaba completamente depilado al igual que el resto. Era muy suave, mi lengua resbalaba sin control hacia el inicio de sus labios penetrando suavemente y degustando por fin su sabor. Quería ir despacio besando cada hueco de su entrepierna, pero la ansía me podía, necesitaba recorrer su coño y comencé sin más dilación, dando el primer lengüetazo de arriba abajo sin paradas ni remilgos. Estaba en su coño, era un sabor increíble, estaba muy mojada y desprendía un calor salvaje. Introduje la punta de mi legua en su coño con cierta dificultad, era demasiado estrecha, pero hizo que empezara a gemir y mover su cadera hacia arriba. Trabajé en recorrer varias veces la longitud de sus labios, centrándome en su clítoris ejerciendo algo más de presión sobre este. Con cada pasada lo notaba más hinchado y cada segundo estaba más acelerada. El vaivén de sus caderas dificultaba bastante mi trabajo, pero acerté a agarrarla con ambas manos la cadera hundiendo mi cara en su entrepierna sin dejarla opción a tanto movimiento centrándome en mi trabajo. A los pocos segundos Paula empezó a nombrar a Dios, yo también quería hacerla correrse, pero me agarró de la cabeza con una fuerza increíble para su pequeño tamaño haciéndome subir a su altura. – Fóllame por favor!! Sus ojos me suplicaban que lo hiciese, su cara estaba rojísima y sus labios buscaban los míos. Aproximé mi cuerpo al suyo y mi polla quedó perfectamente situada en su coño. Empecé a penetrarla mientras la susurré que la follaría siempre que me lo pidiera. Comenzamos a follar de la manera más tierna que lo había hecho nunca. Sin ninguna prisa, sin agresividad, simplemente penetrándola suavemente mientras nos besábamos y mirábamos constantemente. Estábamos perfectamente sincronizados, nuestros movimientos eran perfectos. Agarré sus manos y estiré por encima de su cabeza, a lo que respondió abriéndose un poco más de piernas permitiéndome ahondar un poco más en su coño. Seguía siendo estrecho, el más estrecho en el que jamás había estado, pero con los flujos de ambos era increíble como se sentía.
Paula me pidió ponerse encima, otro sueño hecho realidad. La diosa de mi vida, esa persona a la que había adorado tantos años cabalgándome encima. Tras acomodarme con la almohada en la cabeza para no perder detalle Paula se dejó caer introduciendo de golpe el pequeñín, la penetración fue muy profunda iniciando una cabalgada suave, pero con movimientos completos, su control para que no saliese la polla era perfecto, dudo que quedase un centímetro dentro cada vez que se elevaba, dejándose caer suavemente y clavándose la polla hasta el fondo. El movimiento de sus pechos me volvía loco, no sabía dónde mirar, el ver cómo me follaba y disfrutar de cada penetración de su coñito abierto era una vista perfecta. Sus pechos balanceándose eran hipnotizadores, su carita y mirada me derretían. Me acerqué y besé sus labios dulcemente diciéndole que necesitaba tener un recuerdo para saber que aquello no había sido un sueño. Alargué el brazo a la mesita cogiendo el móvil se lo enseñé y asintió. Comencé con una foto de su cara, me miraba fijamente mientras seguía mis movimientos. Comencé a bajar fotografiando sus pechos y por último su coño, donde bajo el ritmo para permitir tomar los ángulos que deseara. Tomé varias fotos donde se la veía completamente y en diferentes momentos de la cabalgada. Cambié a video, y volví a hacer el recorrido, su cara y pecho, me centré en su coño devorando mi polla parecía que le morbo de la cámara hacía efecto y comenzó a acelerar el ritmo. Abrí el plano grabándola completamente mientras me follaba. Su ritmo aumentaba, ya no era algo dulce, buscaba un placer más profundo. Sus gemidos se aceleraban, agarré un pecho mientras seguía grabando con la otra mano. Cada vez sus bajadas eran más fuertes, y mis respuestas más duras. Acerté a dejar el móvil en la mesita, quería centrarme en ella al máximo posible. Mis manos fueron a su culo, apretándolo y acentuando los movimientos. Paula estaba salvaje, me cabalgaba sin control. La avisé que se seguía así me iba a destrozar, bajando el ritmo y buscando mis labios. Me incorporé sin perder la penetración y quedamos sentados, ambos con las piernas estiradas y con acceso a sus pechos. Me encantaba su sabor, me volvían loco. Eran tan firmes, tan bonitos y sensibles. Paula comenzó de nuevo el movimiento, de nuevo suave. Nos besamos sin parar durante muchísimo tiempo mientras follábamos sin preocupación. No éramos conscientes del tiempo, ni de nada de lo que pasaba fuera de aquella habitación. Estábamos felices y éramos el uno para el otro.
Estaba disfrutando de uno de los mejores momentos de mi vida, pero ambos queríamos más del otro, deseaba volver a correrme dentro de ella. Nos tumbamos en la cama, quedando abrazados y yo a su espalda. Mientras la mordía el cuello, Paula se afanó en acercarse y volver a meter al pequeñin en su coño, comenzando a penetrarla mientras tenía acceso a todo su cuerpo. Mientras una mano cubría uno de sus pechos bajé la otra hasta su coño, acariciando su clítoris mientras follábamos ya con un ritmo acelerado. Paula estaba descontrolada, en cosa de segundos había pasado de cero a cien y estaba consiguiendo llevarme al mismo punto. Aumentamos la velocidad y mi mente no daba para cubrir tantas cosas, por lo que me esforcé en mantener el ritmo de las embestidas sin llegar a correrme, no iba a aguantar mucho más. Cada vez más fuertes, más rápidas, Paula movía su culo de una forma salvaje contra mi polla mientras gemía sin control hasta que explotó, su gemido se alargó y empezó a tener convulsiones, a lo que aproveché y aceleré el ritmo llegando casi de seguido a correrme de nuevo dentro de ella.
Estábamos extenuados, nos faltaba la respiración, pero aún así nos buscamos para fusionarnos en un beso. Quedamos tirados tal cual estábamos quedando dormidos sin darnos cuenta.
Alguien llamaba a la puerta suavemente. Paula se sobresaltó y salió corriendo al baño. Al abrir era Jimena, se la veía bastante nerviosa. Entró y cerró la puerta a toda prisa. Paula salió al ver que era su hermana. Jimena se quitó la camiseta del pijama tirándosela a su hermana. – Vístete a toda ostia, vete a mi habitación, date una ducha y no salgas hasta que vayan a buscarte! Jimena se quitó el pantalón, se lo lanzó a Paula y abrió la puerta a ver si había alguien en el pasillo, empujando a Paula fuera de la habitación y cerrando la puerta. ¿Qué coños había pasado? Solo sabía que tenía a Jimena en tanga en mi habitación.
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