En la boda de mi amiga

Capítulo 5:
Mas tranquilos Jimena me explicó que por la noche varias personas se habían enterado que alguien había estado follando en la piscina, ella incluida. Me echó en cara entre bromas hacer gritar así a su hermana. La casualidad es que el padre de Darren estaba entre los que se habían enterado del espectáculo nocturno, y al ir a ver que tal su hijo por la mañana y no estar su mujer en la habitación… había unido cabos y tanto hijo como padre bajaron a recepción a preguntar por mi habitación. Por suerte Jimena estaba en la habitación de al lado y como buena cotilla se enteró de todo, y en cuanto pudo se escapó a avisarnos. Todo esto Jimena tumbada en mi cama en tanga explicándome la situación. Le dije que, si quería algo de ropa, a lo que se quitó el tanga contestando que lo teníamos que hacer creíble.

A los pocos minutos empezaron a aporrear la puerta, Jimena se levantó cogiendo la camisa de mi traje y tapándose mínimamente sin llegar a abrocharla. Abrió la puerta y tanto padre como hijo se quedaron descolocados mirando a Jimena, que no se molestó apenas en taparse. Aproveché para incorporarme en pelotas: - ¿Darren que tal estas?, vaya bailes te marcaste anoche!! Les saqué de su burbuja y contestó: -Bien bien, no me acuerdo de mucho. El padre aprovechó para preguntar por Paula y Jimena respondió que fue a dormir a su habitación, que la suya estaba vomitada poniendo una mueca a Darren. Ambos marcharon, Jimena cerró la puerta se giró y completamente sería me empujó contra la cama tirándose encima: - Me debes una y muy grande. A lo que se quedó mirando al pequeñín, sonriendo y añadiendo: - Ahora no que creo que no da más de sí. A lo que sonreí y la di un beso en la frente. Nos acurrucamos y aprovechamos para dormir un ratillo más.

Serían las 12 cuando empezó a sonar el móvil, era Paula que bajásemos a desayunar que cerraban el buffet en breves. Aproveché para disfrutar de las vistas del cuerpo de Jimena antes de despertarla. Era tan parecida a su hermana, pero tan distinta a la vez… Se levantó cogiendo mi camisa de nuevo y marchó a su habitación. Tras una ducha rápida bajé al buffet, donde estaba prácticamente toda la familia cercana de ambos novios y donde el chascarrillo se había extendido. En cuanto entré se hizo el silencio y empezaron los susurros. No podía dejar de pensar en la pobre Jimena la fama que iba a coger por encubrir a su hermana. Fui directo a por un café, pasando por la mesa de los primos de Paula, aprovechando a saludarles y respondiendo con un: - Campeón, vaya noche! Tras coger un café y un par de tostadas Paula me indicó que me acercase a la mesa en la que estaba con sus padres, lo que me faltaba. Me senté junto a Paula, saludé dando los buenos días e intenté sacar algo de charla banal. Jimena justo apareció y de nuevo se hizo el silencio, pero Jimena era diferente, salto en alto: - Buenos días familia! Espero que durmieseis igual de bien que yo! A lo que los más jóvenes empezaron a reírse rompiendo el hielo y aparcando allí el tema. Se acercó por la espalda, me agarró la cabeza dándome un beso en los labios, pero no me miraba a mí, miraba fijamente a su hermana. Se marchó a por algo de desayunar y no volvió a salir el tema.

Terminamos de desayunar y era el momento de hacer maleta y marchar, quería llegar pronto a casa para descansar. Paula aprovechó para pasarse por la habitación y pedirme perdón por la situación, a lo que aproveché para besarla. Necesitaba ese último beso que no sabía si se repetiría.

De camino aproveché para despedirme de todos los que quedaban, pero el padre de Paula estaba en el jardín. Salí a despedirme, a lo que tuve una de las conversaciones más incomodas de toda mi vida:

- ¿Qué tal la noche?, se dice que fue dura…

- Lo sien….

- Ni se te ocurra disculparte ¿Qué tal con Paula?

Me quede helado mirándole queriéndome disculpar por el revuelo, e intentar mentir diciendo que era Jimena, pero solo me salió quedarme callado.

- Si estás pensando mentirme diciendo que era Jimena, se perfectamente como grita cada una de mis hijas, he tenido que aguantar muchos años a los imbéciles de sus novios en mi casa.

- Se nos fue un poco de las manos.

- ¿Un poco?

- Es algo que ambos necesitábamos, creo que no ha sido el momento apropiado pero hecho está.

- Ojalá hubiese pasado antes y no llegar a esto. Lo que no sé es como habéis conseguido que Jimena cubriese a su hermana con lo mal que se llevan últimamente.

- Fue ella la que nos avisó y expuso. Igual de esta empiezan a llevarse mejor.

Me abrazó y despedimos. Paula y Jimena me acompañaron hasta el coche, dando un beso a ambas y dando de nuevo las gracias a Jimena por todo.


Tras ese fin de semana me sentía eufórico, esa sensación que hacía tanto que no tenía, esa que tienes al conseguir algo que consideras inalcanzable en ciertos momentos de tu vida, como me había pasado con ese ascenso hacía poco más de un año, que me llevo arduo sufrimiento junto a la pérdida de más de una amiga por falta de tiempo, que al recibir la noticia necesitas contagiar tu felicidad al resto de la humanidad por haber conseguido algo que pensabas fuera de tu alcance… pues así me sentía, pero multiplicado por 1000 después del fin de semana de la boda de Paula.

Mis amigos se quejaban que no eran capaces de seguirme el ritmo, ni de fiesta ni en deportes. Me echaban en cara mi exagerada felicidad y mis ganas de hacer vida social. Reconozco que no soy la persona más social del mundo, disfruto de la tranquilidad y soledad con un buen libro, y muchas veces por trabajo he dejado muy de lado la parte social, pero siempre intentando balancear para no perder amistades e intentar estar siempre que se me necesitaba.

Mi familia igualmente me veía con más entusiasmo en ciertas facetas, pero el problema es que no podía compartir con nadie aquello, me estaba matando. Había sido uno de los mejores días de mi vida, había conseguido estar con la mujer que llevaba idolatrando desde hacía más 15 años y había sido perfecto… menos la situación… no es el mejor momento una boda y menos con toda su familia cerca… pero lo habría repetido si diera atrás en el tiempo.

Desde el momento en el que llegué a casa tras la boda, retomamos el contacto por whatsapp, yo estaba un poco descolocado por lo que había pasado y tampoco sabía cómo manejar la situación, pero al final tras tantos años de amistad lo normalizamos bastante y no se hizo bola, pero teníamos una conversación pendiente. Intenté llamarla varias veces, consideraba que era algo que era mejor hablar que evitar mal entendidos, quedar en persona no era viable en el corto plazo. Esa llamada no llegó, Paula me daba largas constantemente, pero tampoco le di más importancia, entre el estrés de la boda y la vuelta al trabajo (el viaje de novios lo habían pospuesto un mes por una operación de un familiar) lo dejé pasar, hasta que pasadas dos semanas me comentó que tenía que ir en dos días a la capital por trabajo.

Aquello hizo que mi cabeza empezara a volar… siempre que venía por trabajo estaba un par de días, casi siempre se había quedado en mi casa estuviese o no yo esos días, había confianza de sobra. Era la oportunidad perfecta para volver a estar con ella. Como un crio empecé a dejar volar mi imaginación, pensando en restaurantes nuevos a los que ir con Paula esos dos días, pensando en comprar ese vino que tanto le gustaba e incluso en cambiar las sábanas, decía que tenía sábanas de follador… uno no puede tener sábanas finas por lo visto sin ser acusado de libertino.

Aquellos días de espera pasaron volando, Paula me pasó la dirección de un bar en el que me esperaba tras el trabajo. Cual quinceañero ante su primera cita toda la mañana me notaba nervioso, excitado, me moría de ganas de estar con ella de nuevo. Tras el trabajo cogí el coche y puse rumbo a hacia mi adorada Paula. El maldito tráfico ese día me parecía mucho más intenso, parecía que nunca iba a llegar, estaba impaciente y aquello hacía más larga la agonía. Tras media hora maldiciendo a todo coche que se me cruzaba, llegué al bar donde habíamos quedado. Tras un rápido vistazo, paula aún no había llegado. Era el típico bar de modernetes con infusiones raras y cervezas caseras. Me acerqué a la barra y pedí una Mahou, mirando mal el camarero y ofreciendo las muchas cervezas artesanales indicándome las maravillas de cada una de ellas. Tras el repertorio, le repetí que una Mahou, animal de costumbres diría Paula. Aproveché para coger una mesa cerca de la ventana y repasé correos de trabajo hasta que llegó Paula. Venía con una falda verde claro, una blusa blanca con americana y taconazos negros, estaba preciosa la verdad. Tras saludarnos con un par de besos, me fijé en que no llevaba maleta como solía cuando venía a la capital, solo llevaba un maletín con el portátil de trabajo.

Tras pedir Paula un café de esos raros empezamos a hablar, típica charla banal. Estaba impaciente, necesitaba esa conversación pendiente y Paula me notaba nervioso, me conocía demasiado bien tras tantos años. Ella igualmente estaba intranquila, pero no daba el paso y no solía ser tan fría conmigo. Terminé cortando la conversación. Estaba claro que aquello no iba a salir como había fantaseado tantas veces durante dos semanas desde la boda. No había traído maleta por lo que no se iba a quedar. Su primera reacción fue fría, un par de besos distantes como a cualquier persona que te acaban de presentar. No hubo contacto físico ni se sentó a mi lado como solía, Paula era muy de agarrarme del brazo, cogerme la mano e incluso de dar besos sin sentido, solo porque sí. Tenía clarísimos los siguientes pasos de Paula, sabía que era malísima para estos confrontamientos y aunque deseaba gritarla, la puse aquello todo lo fácil que pude.
 
Joer, vaya palo se ha llevado. No se si la actitud de Paula es por arrepentimiento o por miedo. Me inclino por el miedo, ya que después de haber quitado el tapón, si vuelve a probar el sexo con nuestro protagonista, sabe que se van a derramar todos los sentimientos guardados durante años y pondrá su vida y su matrimonio patas arriba.

Genial relato. Gracias por escribir y compartir.
 
Ufff, no acertó en nada, Paula distante, no queriendo afrontar la situación, y el optando por la decisión, que la mayoría hemos adoptado en alguna ocasión, dejándolo pasar, callandote, y tragandotelo todo para tus adentros... Pero algo me dice que esto no se queda así.....
 
Capítulo 1:


Paula, mi mejor amiga. Nos conocimos hace más de 15 años un sábado en el piso que compartía con unos amigos. Una de esas noches de fiesta en las que no estas motivado para emborracharte (algo raro en mi en esa época, no fallaba de jueves a domingo), melancólico o desilusionado por que se presenta una noche más de alcohol y desenfreno similar a tantas. Un día tonto de esos que todos tenemos en algún momento en el que nos replanteamos nuestra vida.

Todos ansiosos por emborracharse y salir a desfasar de bares se afanaban por coger ese puntillo con juegos de beber en el salón, en aquella época y con nuestra economía teníamos calimocho barato y poco más. Mientras, yo en el balcón de mi habitación veía pasar gente por la calle mientras bebía tranquilamente y ajeno a todo lo que pasaba en el piso. Voces, gritos, golpes de botellas… no sé cómo no nos echaron de aquel piso, pobres vecinos.

Al rato noté como un grupo de chicas entraban en tropel a la habitación, tirando los abrigos en la cama y saliendo a toda prisa dirección al salón a unirse a la fiesta, por el vistazo rápido que pude echar era un grupo de amigas de las cuales Jose conocía a una por clases particulares y había conseguido engañar para venir a beber. Era algo habitual, teníamos un piso muy céntrico y aprovechábamos para montar fiestas en casa todos los fines de semana invitando grupos de amigos y amigas.

Seguía absorto viendo a la gente por la calle, muchos de ellos ya bastante borrachos a pesar de las horas. Sobre las 22:00 seguía bebiendo tranquilamente mi calimocho cuando me tocaron el brazo preguntándome si me molestaba que saliese al balcón conmigo. Era Paula, pelo rubio largo y liso, con un flequillo que la tapaba medía cara. Unos ojos marrones muy cálidos en una cara de no haber roto un plato en su vida. 1,55 de altura y uno 45 kilos de peso. Físicamente y por como vestía no parecía gran cosa, pero con el tiempo descubrí que era un bellezón. Tras inspeccionarla la invité a unirse a mi ofreciéndola ir a por algo de beber, a lo que me contesto que no bebía alcohol y que se aburría en el salón. Empezamos a hablar de la gente que pasaba por la calle, perdiendo la noción del tiempo hasta que el aluvión de niñas, esta vez bastante más ruidosas y borrachas volvió a entrar en la sala para coger los abrigos y desfilando una a una por la puerta.

Eran más de las 00:30 y la primera ronda de borrachos marchaban a tomar algo por los bares. Paula me preguntó si me apetecía ir con ellas, pero a pesar de llevar unas horas hablando y disfrutando de su compañía seguía sin ganas de fiesta, rechazando el ofrecimiento a lo que me dijo que se quedaba un rato más conmigo si no me importaba. Seguimos hablando mientras seguía con mis calimochos hasta que los rezagados que habían quedado marchaban también. Eran más de la 01:30 de la mañana y seguíamos como tontos hablando de cosas banales en la terraza, mal sentados en la poyata de la ventana.

Al marchar el último grupo la ofrecí irnos al salón para estar más cómodos, pero según entramos a la habitación se tiró en la cama sonriendo y diciendo que estaríamos mucho más cómodos allí. Me acosté junto a ella, disfrutando de su cara a escasos centímetros de la mía con la poca luz que entraba por la ventana de la habitación. Empezamos hablar sobre nosotros, nuestras vidas, sueños, … no recuerdo hasta que hora estuvimos hablando, pero fue de esos momentos que no querías que acabasen nunca y de los que siempre me preguntaré que habría pasado si la hubiese besado, pero no lo hice y finalmente volvieron a casa mis amigos sacándonos de nuestra burbuja. Paula en aquella época tenía hora y se la había pasado con creces, la acompañe hasta su portal y nos despedimos con un par de besos.

Los días fueron pasando y las conversaciones por Messenger eran interminables, cada día que pasaba me iba gustando un poco más. Hasta que llegó un fin de semana que íbamos a coincidir de nuevo en el piso, me armé de valor y decidí que era el día de iniciar algo con ella. Dio la casualidad que ese día Jose tuvo uno de esos problemas de amores de la juventud, me pidió que le acompañara y entre ir a ver a la que termino siendo su ex y demás se nos fue un poco la hora. Llegamos sobre las 23:30 al piso, la gente estaba borrachísima y no localizaba a Paula, estaban sus amigas, pero ella estaba desaparecida. La puse un sms preguntando donde andaba y me fui a la cocina a prepararme un calimocho con Jose. De camino a la cocina vi en una de las habitaciones a Paula comiéndose la boca con uno de los amigos de Jose, y dio la casualidad que era el más tonto de todos, ese que desde el primer momento atraviesas. Por suerte su relación fue algo que no pasó de un par de semanas, pero aquello me hizo tomar la decisión que solo seríamos amigos.

Así se inició una amistad de más de 15 años, en los que nunca pasó nada también en parte porque o estábamos muy distanciados y no planteábamos algo a distancia, o se liaba con algún otro amigo, o nos tirábamos una temporada enfadados o simplemente alguno de los dos tenía novi@, nos sincronizamos muy bien durante años, siempre uno tenía pareja cuando el otro acababa una relación. Pero durante esos años tuvimos muchísimos momentos de una tensión sexual casi imposible de aguantar. Días de fiesta en los que acabamos en la cama mirándonos durante horas y acariciándonos, pero sin llegar a besarnos. Días en la piscina en los que tarde bastante en poder salir del agua o conversaciones que creo que jamás podría haber tenido con otras personas. Pero por motivos de la vida, nunca llegamos a estar juntos aun sabiendo ambos que éramos el uno para el otro.

Con los años y la distancia la tensión se fue relajando y termino siendo una amistad sin más, nos teníamos mucho cariño mutuamente pero cada vez quedábamos menos y se convirtió en algo más frio.

Hasta que llegó el día que me dijo que se casaba, mi Paula se casaba! Esa mujer que siempre supe que era perfecta para pasar el resto de mi vida pero que nunca pude tener definitivamente salía del mercado. Fue un momento duro la verdad, el asumirlo me llevo bastante tiempo, pero era ley de vida. La boda era en Granada y me comentó que quedaba una habitación libre en el cortijo donde hacían el evento, que solo estaría su familia cercana alojada, con los que me llevaba bastante bien, por lo que me la quedé y me evitaba tener que coger coche o taxi esa noche.

El finde de la boda llegó, fui un día antes para evitar paliza de coche y estar fresco. La finca era enorme, con un estanque con patos, un edificio bastante grande como principal rodeado de carpas para dar sombra durante el evento y otro un poco más alejado con una terraza junto a una enorme piscina. Nada más llegar vi a Paula con su padre, estaba preciosa, pero con una cara que conocía bastante bien, estaba saturada. Tras los saludos a su familia la cogí y nos fuimos a tomar algo tranquilos a las tumbonas de la terraza que tenía la piscina donde ya me contó el estrés de los preparativos, los problemas típicos que surgen en estas situaciones entre novios y con las familias. Estaba a punto de llorar cuando la abracé y nos tiramos en una de las tumbonas juntos como cuando éramos críos. Era increíble que aun pasando casi un año sin vernos en persona, no perdiésemos esa complicidad, ese toque que nos hacía estar tan cómodos el uno con el otro. En cosa de segundos pasó a estar completamente relajada en mi pecho, notando como bajaba el ritmo de su corazón y pulsaciones. Era jodidamente adorable. Aproveché para contarla mis últimas cagadas a nivel amoroso para sacarla la boda de la cabeza y hacerla reír un rato mientras la acariciaba el pelo. Solo podía pensar en lo imbécil que había sido perdiendo la oportunidad una y otra vez de estar con ella, y muchas de las veces por orgullo.

- Vaya, pero si está aquí el marido de backup! Grito su hermana al vernos. Jimena era físicamente igual que su hermana, pero morena, con ojos azules y completamente diferentes en forma de ser. Un par de años menos que Paula. Siempre me pareció una potrilla salvaje y nos llevábamos muy bien. Me hizo gracia que usará lo de marido de backup, era algo que de bromas había acordado con Paula fijando en los 35 la fecha límite para casarnos juntos si no teníamos pareja. Le eché en cara a Paula el haberla contado eso, pero Jimena siempre decía que acabaríamos juntos, era normal que se lo contara. Seguimos charlando un rato y poniéndonos los 3 al día en las tumbonas hasta que apareció el Darren, el novio. De primeras se le torció la cara al ver a su futura mujer tumbada sobre otro hombre, pero en cuanto vio que era yo vino a saludar amablemente y nos insistió en ir a cenar, estaban impacientes los padres. Sabía perfectamente de nuestra relación desde críos y lo cercanos que habíamos sido durante muchos años. Sabía que quedábamos bastante los dos solos, confiaba en Paula y en que no pasaría nada.

La noche fue pasando entre la cena y un par de copas en la terraza de la piscina, los mayores se fueron retirando y quedamos un par de primos, Darren, Jimena, Paula y yo. Pensaba que la noche estaba hecha cuando uno de los primos se quedó en calzoncillos y salto al agua, dando el pistoletazo de salida. La piscina era bastante grande, redondeada con formas y poco iluminada. Jimena sin cortarse se quitó el vestido y salto en tanga y sujetador al agua. La siguió su otro primo y detrás fui yo, la verdad es que la noche lo pedía, hacia buenísimo. Ni Paula y Darren tenían pinta de animarse, hasta que salió Jimena y empezó a desnudar a Darren con ayuda de uno de sus primos.

Paula no iba a ser menos, salí del agua y antes de que echase a correr la dije que por las buenas o por las malas. Se quedo parada y balbuceo que de buenas. Me acerqué y empecé a desabrochar su blusa. Habíamos estado desnudos uno enfrente del otro en alguna ocasión como un día después de la piscina mientras nos cambiábamos, pero el ser yo el que la desnudase era muchísimo más morboso. Aproveché que Darren estaba resistiéndose y había ido en ayuda el otro primo para tomarme mi tiempo. Mientras desabrochaba los botones iba devorando con mis ojos su canalillo sus pechos, donde tomé algo más de tiempo. El sujetador era prácticamente transparente, mientras seguía desabrochando seguía sin perder un detalle de sus pechos hasta llegar a la altura de su pezón, estaba completamente duro, aproveché para mirarla a los ojos unos instantes, tenía su mirada clavada en mis dedos. Seguí la faena con su vientre hasta la altura de su falda. Con la tontería tenía el pequeño Big Ben bastante morcillón, y con el calzoncillo ajustado era difícil de ocultar, por lo que me di algo más de prisa quitándola la falda, desabrochándola y acompañándola mientras se la iba bajando, quedándome la vista a la altura de su pubis. El tanga era a juego del sujetador, trasparente mostrándome esa maravilla que había visto alguna vez en descuidos perfectamente depilado. La pedí que se sentará y obedeció, la desabroche una de las sandalias se la quite y abrí su pierna. La miré a la cara, me miraba fijamente con una cara de lujuria que nunca la había visto. Desabroche la segunda sandalia con unas vistas inmejorables, se la quite y la ofrecí mi mano para incorporarse. La puse delante mío y ordené que fuera a la piscina, disfrutando ahora de las vistas de su culo, era un espectáculo de mujer. Cuando ya estábamos en el agua Darren seguía intentando evitar el agua pero poco podía hacer, los primos eran bastante fuertes como para ser una resistencia real. Finalmente le tiraron con ropa al agua con tan mala suerte que tenía el móvil encima.

Por un momento parecía que se iba a la mierda el bañito en la piscina, pero no se lo tomó demasiado mal y fue a buscar arroz para ponerlo a secar. A Paula la cambio la cara con el tema del móvil, de nuevo estaba con la lagrimilla en el ojo, me acerqué y la abracé preguntándola si había algún problema con Darren, que la notaba muy rara. Solo se quedó mirándome, me beso en la mejilla y subió sus piernas quedando a horcajadas y abrazándome bastante fuerte. Mi erección si ya estaba antes de entrar al agua bastante avanzada ahora estaba en máximo esplendor y Paula lo notó, colocando su sexo junto al mío y acercando su cuerpo. No era la primera vez que estábamos en esta situación en una piscina, habían sido varias las ocasiones que habíamos estado rozándonos de forma similar. Pero esta vez era diferente, Paula estaba completamente sumisa al igual que cuando la desnudé. Mis manos estaban agarrando su culo mientras ella empezaba un leve movimiento de su cadera, frotando su coño contra mi polla. No sé qué me pasaba, pero mis manos subieron directamente a sus pechos, agarrando uno de sus pezones cuando Jimena saltó justo a nuestro lado y nos sacó de nuestra burbuja. Se nos estaba yendo de las manos, menos mal que Jimena estuvo hábil y cortó a tiempo. Seguimos con aguadillas y haciendo el tonto, hasta que uno de los primos salió a preparar otra ronda, y Paula aprovechó para ir a buscar a Darren tapándose con una toalla.
Bufff como me ha puesto tu historia. Tengo una parecida con unas hermanas, pero no a ese nivel de vicio. Que tremenda experiencia. Espero que siga siendo igual de bestial
 
Capítulo 6:
Tenía clarísimos los siguientes pasos de Paula, sabía que era malísima para estos confrontamientos y aunque deseaba gritarla, la puse aquello todo lo fácil que pude.

- Dilo Paula, nos conocemos mucho, hay confianza, di lo que tienes que decir.

- Lo siento.

- No digas lo siento, pasó y ya está, está claro que para ti fue un error.

- No fue un error, quería hacerlo, pero no puede volver a pasar, estoy casada y quiero hacer que funcione. Se que esto va a desgastar nuestra relación, pero tengo que priorizar a Darren.

Sabía lo que iba a decir, aquellas palabras estaban destrozando mi cabeza. ¿Había sido un puto iluso al pensar que habría posibilidades de que dejase a Darren por mí? ¿Qué coños era lo que había pasado aquel fin de semana?

Siguió varios minutos intentándome convencer de que aquello era lo correcto, que no se arrepentía, que fue algo increíble para ella, pero aun así… quería seguir con él. Llegó un momento que juraría que mi cabeza desconecto de aquel monólogo en el que Paula justificaba su decisión, quedando completamente en blanco y donde se empezaba a repetir aquella conversación con el padre de Paula justo después de su boda.



- Qué opinas, señalándome a Paula.

- Esta preciosa.

- Y….

- No brilla, no es feliz.

- Me alegra no ser el único que lo ve.



No dejaban de resonar esas palabras en mi cabeza.

- Paula, has tomado una decisión y ya está, no tienes que justificarte. Pero quiero que me contestes una pregunta, y espero que tras tantos años de amistad seas sincera.

- Adelante, preguntas lo que quieras.

- ¿Porque estabas triste el día antes de tu boda?, me dijiste que era por el estrés de los preparativos, pero ¿cuál era el motivo real?

- Era eso, los últimos días entre cuadrar todo para que saliese perfecto…

- Paula, nos conocemos perfectamente, no saturas ni con 8 proyectos en el trabajo y una boda que tienes planificada al milímetro desde hacía meses dudo mucho que te hiciese estar así.

Su cara fue cambiando por segundos, no fue capaz de mantenerme la mirada pasando a una faz triste a punto de llorar. Su postura había dejado de ser recta, sus manos nerviosas temblaban con el vaso de café.

- Paula, puedes contármelo.

- No quiero.

- Paula, sabes que lo que me cuentes no va a hacer que me pierdas como amigo, me puedes contar lo que sea.

- ¿Estás seguro?

De nuevo mi mente explotó y terminó de unir las piezas del puzle. Pero no podía creerlo, no quería creer que Paula me hubiese utilizado así. ¿Todo aquello había sido algún tipo de venganza a Darren?, si había sido así, ¿hasta qué punto lo había orquestado todo?, ¿la habitación en el cortijo me la había ofrecido por que si o ya tenía en mente todo esto previamente? Joder!! No quería creer aquello, no podía creer que mi Paula fuera capaz de orquestar aquello, y mucho menos utilizándome a mí. No podía ser verdad, no podía. Era mi Paula, ese ser de luz al que adoraba desde crio.

- Paula, por favor dime que no me has utilizado para vengarte de Darren.

- Lo siento muchísimo…

- ¿En serio Paula?, ¿no hay tíos en el mundo para follarte y humillar a tu marido que me eliges a mí?

No sé qué me pasó, pero en ese momento no quería estar delante de ella, no podía mirarla a la cara. Después de más de 15 años apenas conocía a Paula. Jamás había visto esa faceta suya, es más nunca habría creído aquello si no me hubiera pasado a mí.

Me levanté y salí del bar, juraría que Paula me llamaba, pero necesitaba salir. Según salí cogí el primer taxi que cruzó pidiéndole que me llevase a casa.

Al llegar recordé que había bajado en coche, le pedí al taxista que me acercase al coche, entre la cara que tenía en ese momento y la estupidez de volver al mismo sitio el pobre taxista tenía que estar flipando, pero no era momento de explicar mi vida a ese hombre. Recogí el coche y puse rumbo a mi piso. Tenía medía hora de camino para pensar en aquello fríamente. No sabía porque me había enfadado, seguramente si me hubiese dicho que quería follar conmigo como venganza a Darren le habría dicho que si sin miramientos. Al llegar de nuevo a casa estaba Paula en la puerta esperando, pero no podía dejar que pensará que me había podido utilizar tan libremente. Sin dirigirnos la palabra me siguió hasta el piso, entramos, me abrí una cerveza y me tiré en la tumbona de la terraza intentando ordenar mis pensamientos. Paula seguía en silencio sentada al lado. Mi cabeza estaba repasando cada momento del fin de semana de la boda y empecé a cuadrar cosas. ¿Paula estaba sumisa en la piscina como yo había pensado o era tal cual lo había programado?, ¿estaba todo pensado y que su hermana al cortase esa oportunidad es lo que hizo que la sacara de sus casillas? Por eso no quería que me acercase a su hermana, por eso tanto ella como Darren estaban tan raros. Pero la pregunta transcendental era si todo había estado planificado desde el principio.

Finalmente Paula cortó mis pensamientos, pidiéndome que hablara. Tras unos segundos pensando las palabras adecuadas, la pedí que me dijese si lo había planificado previamente y si Darren estaba al corriente. Me explicó que no, que Darren le había sido infiel un par de meses antes de la boda con una chica del gimnasio y como tras una buena discusión achacando los cuernos a la presión de la boda decidieron seguir con esta, Darren como compensación le dio carta blanca. Una y otra vez me prometió que no pensaba hacer uso de esta, pero tras dejarla en ropa interior y los roces iniciales en la piscina dejó volar su imaginación. Parecía convincente, pero la semilla de la duda seguía en mí.

Me confirmó que Darren no se enteró de nada y que la familia seguía pensando que fue con Jimena con quien pasé aquella noche. Quería creerla, era mi Paula, pero había muchas casualidades en todo aquello. Durante algo más de una hora siguió intentando convencerme de su versión. Me dio sus razones por las que no canceló la boda, me explicó el porqué de los celos sobre su hermana, que el motivo de darme la habitación fue que fallaron unos primos de Cádiz y poco a poco deje de darle vueltas y baje la guardia, tampoco quería estar a malas con ella, ni podía…

Tras un buen rato y otra cerveza más le dije que no se preocupase, que quedaba todo claro. Miré el reloj y la comenté que se hacía tarde que la acercaba al tren, pero se nos había ido la hora, lo había perdido y no había otro hasta el día siguiente. Paula empezó a buscar hotel para quedarse, pero sabía perfectamente que se podía quedar. La ofrecí la habitación de invitados en lo que ambos nos fuimos a cambiar de ropa por algo más cómodo. Era pleno verano, me quedé únicamente con un pantalón de deporte sin camiseta, el calor en la capital era horrible aun teniendo aire acondicionado. Paula optó por quitarme una camiseta de deporte quedándose únicamente a mayores con el tanga. Eligió bastante mal o bien… depende como se mire. Blanca de las que usaba para el gimnasio, estaba bastante desgastada y unido a lo oscuros que tenía los pezones dejaba poco a la imaginación. Aproveché para abrir otra cerveza y poner a Paula un vino de ese que tanto le gustaba.

Ya en la terraza sin tanta presión empezamos hablar con esa complicidad que siempre habíamos tenido, llamándome imbécil por irme en taxi cuando tenía el coche en el centro. Y tenía razón… pero que le íbamos a hacer. Paula giró una de las tumbonas quedando enfrentados el uno al otro para hablar cara a cara y con unas vistas inmejorables de su entrepierna que no quité ojo gracias a que aún estaba con las gafas de sol. Por lo poco que veía en ese momento llevaba un tanga verde turquesa, estaba cruzada de piernas por lo que tuve que conformarme con aquello.

- Por cierto Paula, ¿hablaste con tu padre?, estabas bastante preocupado en la boda. Deberías hablar con él.

- No me veo con fuerzas de explicarle lo de Darren. Llevo desde la boda rechazándole las llamadas.

- Pues no lo dejes pasar, sabe más de lo que te piensas.

- ¿A qué te refieres?

- Sabe que no fue con Jimena con quien pasé la noche.

- ¡¡No puede ser!! ¿Se lo dijiste?, ¿fue Jimena? La mato!

- No, al día siguiente al despedirme de el tuvimos una conversación bastante incomoda… en la que me dijo que distinguía perfectamente a ambas hijas gritando…

- ¿Y no te partió a cara?

- No, me dijo que aquello debería haber pasado antes…

- Jajaja, siempre te ha tenido en un pedestal. Intentaré hablar con él esta semana, pero va a ser duro.

- Es un buenazo, no creo que te diga nada, solo explícaselo ya verás como lo entiende. Y tu hermana más de lo mismo, deberías hablar con ella y contárselo.

- A Jimena déjala, que aún estoy enfadada con ella.

- ¿Después de comerse el marrón y pasar la vergüenza que pasó por cubrirte?

- ¡¡Nene, intentó follarte!!

- ¿Y? Tú te ibas a casar. Soy un mozo de buen ver, ¿te extraña?

- No, no es eso. Pero cuando estuvimos en la piscina la noche antes de la boda se sobrepasó.

- Ni tanto que se sobrepasó…

- ¿A qué te refieres? ¿Qué coño hicisteis? Si no estuve ni 2 minutos con ella.

- ¡No paso casi nada, si cortaste aquello que casi nos desgracias! Saltaste encima como una loca.

- ¿Qué es casi nada?

- Paula, se te está poniendo cara de loca… jeje.

- Yo no me rio, ¿qué le hiciste a mi hermana?

- ¿Yo?, que me hizo ella, ¡que casi me viola allí mismo!

- Será zorra… voy a tener unas palabras con ella.

- Paula, relájate, no fue nada. Solo me calentó un poco.

- ¿Como?, quiero detalles.

- Paula, no preguntes lo que no quieras saber.

- Dime que no te la follaste por favor.

- No, pero por poco… un minuto más tarde de tu intervención y…

Su rostro había cambiado, estaba furiosa. Lo de Nene me chocó, hacía muchos años que no lo usaba, solo lo había usado en momentos muy íntimos. Se había levantado, yendo de lado a lado de la terraza. Me debatía en mentir liberando la carga diciendo que solo se había restregado o decir la verdad y ver como ardía su colera… Y tras lo sucedido creo que era lo que quería, hacerla daño de alguna forma, verla vulnerable. Se sentó en mi tumbona abierta de piernas, dejando su tanga completamente a mi vista mientras su mirada estaba fija en mi cara.

- Cuéntamelo, quiero saberlo.

- No, no quieres.

- ¿Prefieres que se lo pregunte a ella?

- No creo que te cuente nada. Según fuiste con Darrén vino a hacerme una aguadilla. La salió mal como era de esperar y se la hice yo. Al salir se agarró a mí a horcajadas y notó el pequeñín tal como lo habías dejado…

- Joder estabas empalmadísimo, nunca te había notado así… será hija de…

- Jeje, culpa tuya por dejarme así.

- Sigue.

Aproveche unos segundos de silencio para repasar su cuerpo, joder, estaba muy buena. Su coñito marcado en aquel tanguita verde, sus pechos marcados en mi camiseta, esos pezones negros transparentándose, y aquella carita exigiendo una respuesta me estaban volviendo loco y el pequeñín empezaba a ponerse morcillón.

- Pues se subió a horcajadas y empezó a restregarse como habías hecho tú, pero bastante más perra.

- ¿Cómo que más perra?, ¿qué quieres decir?

- Pues que tú eras suave, Jimena se restregaba sin mesura.

- En serio, esta chavala es gilipollas, la mato. ¿Se quedó en un restregón o fue a más?

- No quieres saberlo.

- Si, sí que quiero. No me digas lo que quiero o no. Quiero hasta el último detalle para dar un tortazo con razón a la cría esta.

- Pues la intenté separar, pero me dijo que contigo me había calentado, pero ella me iba a hacer explotar… en lo que bajaba su mano al pequeñín… y empezó a comerme el cuello.

- Joder, pero si no estuve ni 2 minutos con Darren.

- Ya, se dio prisa la chica.

- Dime que no os besasteis por favor.

- No, no llegamos a besarnos, solo me comió el cuello.

- Solo dice… ¿mientras te hacia una paja no?

- Si la verdad… fue todo demasiado rápido, me descolocó bastante tu querida hermana.

- ¡Así que la paja que te empecé a hacer en la piscina ya la había empezado Jimena… serás cabrón!

- Me calientas, no dejas a tu hermana que me folle, sigues su paja y me dejas a medias con un dolor de huevos impresionante y soy yo el cabrón.

- Sabes que habría acabado esa paja si no hubiese llegado Darren.
 
Genial continuación, aunque me ha dejado con ganas de más, vamos, que se me ha hecho corto.
No acabo de entender a Paula, me está pareciendo una gilipollas egoísta. Si está enamorada de él, que deje a Darren y viva feliz y contenta con su verdadero amor, y si no quiere dejar a Darren, que le deje en paz y deje que se acueste con Jimena o que haga lo que quiera. Parece que lo quiere todo para ella, pero no quiere estar con él y tampoco quiere que él esté con otra persona.
 

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