En la boda de mi amiga

Capítulo 5:
Mas tranquilos Jimena me explicó que por la noche varias personas se habían enterado que alguien había estado follando en la piscina, ella incluida. Me echó en cara entre bromas hacer gritar así a su hermana. La casualidad es que el padre de Darren estaba entre los que se habían enterado del espectáculo nocturno, y al ir a ver que tal su hijo por la mañana y no estar su mujer en la habitación… había unido cabos y tanto hijo como padre bajaron a recepción a preguntar por mi habitación. Por suerte Jimena estaba en la habitación de al lado y como buena cotilla se enteró de todo, y en cuanto pudo se escapó a avisarnos. Todo esto Jimena tumbada en mi cama en tanga explicándome la situación. Le dije que, si quería algo de ropa, a lo que se quitó el tanga contestando que lo teníamos que hacer creíble.

A los pocos minutos empezaron a aporrear la puerta, Jimena se levantó cogiendo la camisa de mi traje y tapándose mínimamente sin llegar a abrocharla. Abrió la puerta y tanto padre como hijo se quedaron descolocados mirando a Jimena, que no se molestó apenas en taparse. Aproveché para incorporarme en pelotas: - ¿Darren que tal estas?, vaya bailes te marcaste anoche!! Les saqué de su burbuja y contestó: -Bien bien, no me acuerdo de mucho. El padre aprovechó para preguntar por Paula y Jimena respondió que fue a dormir a su habitación, que la suya estaba vomitada poniendo una mueca a Darren. Ambos marcharon, Jimena cerró la puerta se giró y completamente sería me empujó contra la cama tirándose encima: - Me debes una y muy grande. A lo que se quedó mirando al pequeñín, sonriendo y añadiendo: - Ahora no que creo que no da más de sí. A lo que sonreí y la di un beso en la frente. Nos acurrucamos y aprovechamos para dormir un ratillo más.

Serían las 12 cuando empezó a sonar el móvil, era Paula que bajásemos a desayunar que cerraban el buffet en breves. Aproveché para disfrutar de las vistas del cuerpo de Jimena antes de despertarla. Era tan parecida a su hermana, pero tan distinta a la vez… Se levantó cogiendo mi camisa de nuevo y marchó a su habitación. Tras una ducha rápida bajé al buffet, donde estaba prácticamente toda la familia cercana de ambos novios y donde el chascarrillo se había extendido. En cuanto entré se hizo el silencio y empezaron los susurros. No podía dejar de pensar en la pobre Jimena la fama que iba a coger por encubrir a su hermana. Fui directo a por un café, pasando por la mesa de los primos de Paula, aprovechando a saludarles y respondiendo con un: - Campeón, vaya noche! Tras coger un café y un par de tostadas Paula me indicó que me acercase a la mesa en la que estaba con sus padres, lo que me faltaba. Me senté junto a Paula, saludé dando los buenos días e intenté sacar algo de charla banal. Jimena justo apareció y de nuevo se hizo el silencio, pero Jimena era diferente, salto en alto: - Buenos días familia! Espero que durmieseis igual de bien que yo! A lo que los más jóvenes empezaron a reírse rompiendo el hielo y aparcando allí el tema. Se acercó por la espalda, me agarró la cabeza dándome un beso en los labios, pero no me miraba a mí, miraba fijamente a su hermana. Se marchó a por algo de desayunar y no volvió a salir el tema.

Terminamos de desayunar y era el momento de hacer maleta y marchar, quería llegar pronto a casa para descansar. Paula aprovechó para pasarse por la habitación y pedirme perdón por la situación, a lo que aproveché para besarla. Necesitaba ese último beso que no sabía si se repetiría.

De camino aproveché para despedirme de todos los que quedaban, pero el padre de Paula estaba en el jardín. Salí a despedirme, a lo que tuve una de las conversaciones más incomodas de toda mi vida:

- ¿Qué tal la noche?, se dice que fue dura…

- Lo sien….

- Ni se te ocurra disculparte ¿Qué tal con Paula?

Me quede helado mirándole queriéndome disculpar por el revuelo, e intentar mentir diciendo que era Jimena, pero solo me salió quedarme callado.

- Si estás pensando mentirme diciendo que era Jimena, se perfectamente como grita cada una de mis hijas, he tenido que aguantar muchos años a los imbéciles de sus novios en mi casa.

- Se nos fue un poco de las manos.

- ¿Un poco?

- Es algo que ambos necesitábamos, creo que no ha sido el momento apropiado pero hecho está.

- Ojalá hubiese pasado antes y no llegar a esto. Lo que no sé es como habéis conseguido que Jimena cubriese a su hermana con lo mal que se llevan últimamente.

- Fue ella la que nos avisó y expuso. Igual de esta empiezan a llevarse mejor.

Me abrazó y despedimos. Paula y Jimena me acompañaron hasta el coche, dando un beso a ambas y dando de nuevo las gracias a Jimena por todo.


Tras ese fin de semana me sentía eufórico, esa sensación que hacía tanto que no tenía, esa que tienes al conseguir algo que consideras inalcanzable en ciertos momentos de tu vida, como me había pasado con ese ascenso hacía poco más de un año, que me llevo arduo sufrimiento junto a la pérdida de más de una amiga por falta de tiempo, que al recibir la noticia necesitas contagiar tu felicidad al resto de la humanidad por haber conseguido algo que pensabas fuera de tu alcance… pues así me sentía, pero multiplicado por 1000 después del fin de semana de la boda de Paula.

Mis amigos se quejaban que no eran capaces de seguirme el ritmo, ni de fiesta ni en deportes. Me echaban en cara mi exagerada felicidad y mis ganas de hacer vida social. Reconozco que no soy la persona más social del mundo, disfruto de la tranquilidad y soledad con un buen libro, y muchas veces por trabajo he dejado muy de lado la parte social, pero siempre intentando balancear para no perder amistades e intentar estar siempre que se me necesitaba.

Mi familia igualmente me veía con más entusiasmo en ciertas facetas, pero el problema es que no podía compartir con nadie aquello, me estaba matando. Había sido uno de los mejores días de mi vida, había conseguido estar con la mujer que llevaba idolatrando desde hacía más 15 años y había sido perfecto… menos la situación… no es el mejor momento una boda y menos con toda su familia cerca… pero lo habría repetido si diera atrás en el tiempo.

Desde el momento en el que llegué a casa tras la boda, retomamos el contacto por whatsapp, yo estaba un poco descolocado por lo que había pasado y tampoco sabía cómo manejar la situación, pero al final tras tantos años de amistad lo normalizamos bastante y no se hizo bola, pero teníamos una conversación pendiente. Intenté llamarla varias veces, consideraba que era algo que era mejor hablar que evitar mal entendidos, quedar en persona no era viable en el corto plazo. Esa llamada no llegó, Paula me daba largas constantemente, pero tampoco le di más importancia, entre el estrés de la boda y la vuelta al trabajo (el viaje de novios lo habían pospuesto un mes por una operación de un familiar) lo dejé pasar, hasta que pasadas dos semanas me comentó que tenía que ir en dos días a la capital por trabajo.

Aquello hizo que mi cabeza empezara a volar… siempre que venía por trabajo estaba un par de días, casi siempre se había quedado en mi casa estuviese o no yo esos días, había confianza de sobra. Era la oportunidad perfecta para volver a estar con ella. Como un crio empecé a dejar volar mi imaginación, pensando en restaurantes nuevos a los que ir con Paula esos dos días, pensando en comprar ese vino que tanto le gustaba e incluso en cambiar las sábanas, decía que tenía sábanas de follador… uno no puede tener sábanas finas por lo visto sin ser acusado de libertino.

Aquellos días de espera pasaron volando, Paula me pasó la dirección de un bar en el que me esperaba tras el trabajo. Cual quinceañero ante su primera cita toda la mañana me notaba nervioso, excitado, me moría de ganas de estar con ella de nuevo. Tras el trabajo cogí el coche y puse rumbo a hacia mi adorada Paula. El maldito tráfico ese día me parecía mucho más intenso, parecía que nunca iba a llegar, estaba impaciente y aquello hacía más larga la agonía. Tras media hora maldiciendo a todo coche que se me cruzaba, llegué al bar donde habíamos quedado. Tras un rápido vistazo, paula aún no había llegado. Era el típico bar de modernetes con infusiones raras y cervezas caseras. Me acerqué a la barra y pedí una Mahou, mirando mal el camarero y ofreciendo las muchas cervezas artesanales indicándome las maravillas de cada una de ellas. Tras el repertorio, le repetí que una Mahou, animal de costumbres diría Paula. Aproveché para coger una mesa cerca de la ventana y repasé correos de trabajo hasta que llegó Paula. Venía con una falda verde claro, una blusa blanca con americana y taconazos negros, estaba preciosa la verdad. Tras saludarnos con un par de besos, me fijé en que no llevaba maleta como solía cuando venía a la capital, solo llevaba un maletín con el portátil de trabajo.

Tras pedir Paula un café de esos raros empezamos a hablar, típica charla banal. Estaba impaciente, necesitaba esa conversación pendiente y Paula me notaba nervioso, me conocía demasiado bien tras tantos años. Ella igualmente estaba intranquila, pero no daba el paso y no solía ser tan fría conmigo. Terminé cortando la conversación. Estaba claro que aquello no iba a salir como había fantaseado tantas veces durante dos semanas desde la boda. No había traído maleta por lo que no se iba a quedar. Su primera reacción fue fría, un par de besos distantes como a cualquier persona que te acaban de presentar. No hubo contacto físico ni se sentó a mi lado como solía, Paula era muy de agarrarme del brazo, cogerme la mano e incluso de dar besos sin sentido, solo porque sí. Tenía clarísimos los siguientes pasos de Paula, sabía que era malísima para estos confrontamientos y aunque deseaba gritarla, la puse aquello todo lo fácil que pude.
 
Joer, vaya palo se ha llevado. No se si la actitud de Paula es por arrepentimiento o por miedo. Me inclino por el miedo, ya que después de haber quitado el tapón, si vuelve a probar el sexo con nuestro protagonista, sabe que se van a derramar todos los sentimientos guardados durante años y pondrá su vida y su matrimonio patas arriba.

Genial relato. Gracias por escribir y compartir.
 
Ufff, no acertó en nada, Paula distante, no queriendo afrontar la situación, y el optando por la decisión, que la mayoría hemos adoptado en alguna ocasión, dejándolo pasar, callandote, y tragandotelo todo para tus adentros... Pero algo me dice que esto no se queda así.....
 
Capítulo 1:


Paula, mi mejor amiga. Nos conocimos hace más de 15 años un sábado en el piso que compartía con unos amigos. Una de esas noches de fiesta en las que no estas motivado para emborracharte (algo raro en mi en esa época, no fallaba de jueves a domingo), melancólico o desilusionado por que se presenta una noche más de alcohol y desenfreno similar a tantas. Un día tonto de esos que todos tenemos en algún momento en el que nos replanteamos nuestra vida.

Todos ansiosos por emborracharse y salir a desfasar de bares se afanaban por coger ese puntillo con juegos de beber en el salón, en aquella época y con nuestra economía teníamos calimocho barato y poco más. Mientras, yo en el balcón de mi habitación veía pasar gente por la calle mientras bebía tranquilamente y ajeno a todo lo que pasaba en el piso. Voces, gritos, golpes de botellas… no sé cómo no nos echaron de aquel piso, pobres vecinos.

Al rato noté como un grupo de chicas entraban en tropel a la habitación, tirando los abrigos en la cama y saliendo a toda prisa dirección al salón a unirse a la fiesta, por el vistazo rápido que pude echar era un grupo de amigas de las cuales Jose conocía a una por clases particulares y había conseguido engañar para venir a beber. Era algo habitual, teníamos un piso muy céntrico y aprovechábamos para montar fiestas en casa todos los fines de semana invitando grupos de amigos y amigas.

Seguía absorto viendo a la gente por la calle, muchos de ellos ya bastante borrachos a pesar de las horas. Sobre las 22:00 seguía bebiendo tranquilamente mi calimocho cuando me tocaron el brazo preguntándome si me molestaba que saliese al balcón conmigo. Era Paula, pelo rubio largo y liso, con un flequillo que la tapaba medía cara. Unos ojos marrones muy cálidos en una cara de no haber roto un plato en su vida. 1,55 de altura y uno 45 kilos de peso. Físicamente y por como vestía no parecía gran cosa, pero con el tiempo descubrí que era un bellezón. Tras inspeccionarla la invité a unirse a mi ofreciéndola ir a por algo de beber, a lo que me contesto que no bebía alcohol y que se aburría en el salón. Empezamos a hablar de la gente que pasaba por la calle, perdiendo la noción del tiempo hasta que el aluvión de niñas, esta vez bastante más ruidosas y borrachas volvió a entrar en la sala para coger los abrigos y desfilando una a una por la puerta.

Eran más de las 00:30 y la primera ronda de borrachos marchaban a tomar algo por los bares. Paula me preguntó si me apetecía ir con ellas, pero a pesar de llevar unas horas hablando y disfrutando de su compañía seguía sin ganas de fiesta, rechazando el ofrecimiento a lo que me dijo que se quedaba un rato más conmigo si no me importaba. Seguimos hablando mientras seguía con mis calimochos hasta que los rezagados que habían quedado marchaban también. Eran más de la 01:30 de la mañana y seguíamos como tontos hablando de cosas banales en la terraza, mal sentados en la poyata de la ventana.

Al marchar el último grupo la ofrecí irnos al salón para estar más cómodos, pero según entramos a la habitación se tiró en la cama sonriendo y diciendo que estaríamos mucho más cómodos allí. Me acosté junto a ella, disfrutando de su cara a escasos centímetros de la mía con la poca luz que entraba por la ventana de la habitación. Empezamos hablar sobre nosotros, nuestras vidas, sueños, … no recuerdo hasta que hora estuvimos hablando, pero fue de esos momentos que no querías que acabasen nunca y de los que siempre me preguntaré que habría pasado si la hubiese besado, pero no lo hice y finalmente volvieron a casa mis amigos sacándonos de nuestra burbuja. Paula en aquella época tenía hora y se la había pasado con creces, la acompañe hasta su portal y nos despedimos con un par de besos.

Los días fueron pasando y las conversaciones por Messenger eran interminables, cada día que pasaba me iba gustando un poco más. Hasta que llegó un fin de semana que íbamos a coincidir de nuevo en el piso, me armé de valor y decidí que era el día de iniciar algo con ella. Dio la casualidad que ese día Jose tuvo uno de esos problemas de amores de la juventud, me pidió que le acompañara y entre ir a ver a la que termino siendo su ex y demás se nos fue un poco la hora. Llegamos sobre las 23:30 al piso, la gente estaba borrachísima y no localizaba a Paula, estaban sus amigas, pero ella estaba desaparecida. La puse un sms preguntando donde andaba y me fui a la cocina a prepararme un calimocho con Jose. De camino a la cocina vi en una de las habitaciones a Paula comiéndose la boca con uno de los amigos de Jose, y dio la casualidad que era el más tonto de todos, ese que desde el primer momento atraviesas. Por suerte su relación fue algo que no pasó de un par de semanas, pero aquello me hizo tomar la decisión que solo seríamos amigos.

Así se inició una amistad de más de 15 años, en los que nunca pasó nada también en parte porque o estábamos muy distanciados y no planteábamos algo a distancia, o se liaba con algún otro amigo, o nos tirábamos una temporada enfadados o simplemente alguno de los dos tenía novi@, nos sincronizamos muy bien durante años, siempre uno tenía pareja cuando el otro acababa una relación. Pero durante esos años tuvimos muchísimos momentos de una tensión sexual casi imposible de aguantar. Días de fiesta en los que acabamos en la cama mirándonos durante horas y acariciándonos, pero sin llegar a besarnos. Días en la piscina en los que tarde bastante en poder salir del agua o conversaciones que creo que jamás podría haber tenido con otras personas. Pero por motivos de la vida, nunca llegamos a estar juntos aun sabiendo ambos que éramos el uno para el otro.

Con los años y la distancia la tensión se fue relajando y termino siendo una amistad sin más, nos teníamos mucho cariño mutuamente pero cada vez quedábamos menos y se convirtió en algo más frio.

Hasta que llegó el día que me dijo que se casaba, mi Paula se casaba! Esa mujer que siempre supe que era perfecta para pasar el resto de mi vida pero que nunca pude tener definitivamente salía del mercado. Fue un momento duro la verdad, el asumirlo me llevo bastante tiempo, pero era ley de vida. La boda era en Granada y me comentó que quedaba una habitación libre en el cortijo donde hacían el evento, que solo estaría su familia cercana alojada, con los que me llevaba bastante bien, por lo que me la quedé y me evitaba tener que coger coche o taxi esa noche.

El finde de la boda llegó, fui un día antes para evitar paliza de coche y estar fresco. La finca era enorme, con un estanque con patos, un edificio bastante grande como principal rodeado de carpas para dar sombra durante el evento y otro un poco más alejado con una terraza junto a una enorme piscina. Nada más llegar vi a Paula con su padre, estaba preciosa, pero con una cara que conocía bastante bien, estaba saturada. Tras los saludos a su familia la cogí y nos fuimos a tomar algo tranquilos a las tumbonas de la terraza que tenía la piscina donde ya me contó el estrés de los preparativos, los problemas típicos que surgen en estas situaciones entre novios y con las familias. Estaba a punto de llorar cuando la abracé y nos tiramos en una de las tumbonas juntos como cuando éramos críos. Era increíble que aun pasando casi un año sin vernos en persona, no perdiésemos esa complicidad, ese toque que nos hacía estar tan cómodos el uno con el otro. En cosa de segundos pasó a estar completamente relajada en mi pecho, notando como bajaba el ritmo de su corazón y pulsaciones. Era jodidamente adorable. Aproveché para contarla mis últimas cagadas a nivel amoroso para sacarla la boda de la cabeza y hacerla reír un rato mientras la acariciaba el pelo. Solo podía pensar en lo imbécil que había sido perdiendo la oportunidad una y otra vez de estar con ella, y muchas de las veces por orgullo.

- Vaya, pero si está aquí el marido de backup! Grito su hermana al vernos. Jimena era físicamente igual que su hermana, pero morena, con ojos azules y completamente diferentes en forma de ser. Un par de años menos que Paula. Siempre me pareció una potrilla salvaje y nos llevábamos muy bien. Me hizo gracia que usará lo de marido de backup, era algo que de bromas había acordado con Paula fijando en los 35 la fecha límite para casarnos juntos si no teníamos pareja. Le eché en cara a Paula el haberla contado eso, pero Jimena siempre decía que acabaríamos juntos, era normal que se lo contara. Seguimos charlando un rato y poniéndonos los 3 al día en las tumbonas hasta que apareció el Darren, el novio. De primeras se le torció la cara al ver a su futura mujer tumbada sobre otro hombre, pero en cuanto vio que era yo vino a saludar amablemente y nos insistió en ir a cenar, estaban impacientes los padres. Sabía perfectamente de nuestra relación desde críos y lo cercanos que habíamos sido durante muchos años. Sabía que quedábamos bastante los dos solos, confiaba en Paula y en que no pasaría nada.

La noche fue pasando entre la cena y un par de copas en la terraza de la piscina, los mayores se fueron retirando y quedamos un par de primos, Darren, Jimena, Paula y yo. Pensaba que la noche estaba hecha cuando uno de los primos se quedó en calzoncillos y salto al agua, dando el pistoletazo de salida. La piscina era bastante grande, redondeada con formas y poco iluminada. Jimena sin cortarse se quitó el vestido y salto en tanga y sujetador al agua. La siguió su otro primo y detrás fui yo, la verdad es que la noche lo pedía, hacia buenísimo. Ni Paula y Darren tenían pinta de animarse, hasta que salió Jimena y empezó a desnudar a Darren con ayuda de uno de sus primos.

Paula no iba a ser menos, salí del agua y antes de que echase a correr la dije que por las buenas o por las malas. Se quedo parada y balbuceo que de buenas. Me acerqué y empecé a desabrochar su blusa. Habíamos estado desnudos uno enfrente del otro en alguna ocasión como un día después de la piscina mientras nos cambiábamos, pero el ser yo el que la desnudase era muchísimo más morboso. Aproveché que Darren estaba resistiéndose y había ido en ayuda el otro primo para tomarme mi tiempo. Mientras desabrochaba los botones iba devorando con mis ojos su canalillo sus pechos, donde tomé algo más de tiempo. El sujetador era prácticamente transparente, mientras seguía desabrochando seguía sin perder un detalle de sus pechos hasta llegar a la altura de su pezón, estaba completamente duro, aproveché para mirarla a los ojos unos instantes, tenía su mirada clavada en mis dedos. Seguí la faena con su vientre hasta la altura de su falda. Con la tontería tenía el pequeño Big Ben bastante morcillón, y con el calzoncillo ajustado era difícil de ocultar, por lo que me di algo más de prisa quitándola la falda, desabrochándola y acompañándola mientras se la iba bajando, quedándome la vista a la altura de su pubis. El tanga era a juego del sujetador, trasparente mostrándome esa maravilla que había visto alguna vez en descuidos perfectamente depilado. La pedí que se sentará y obedeció, la desabroche una de las sandalias se la quite y abrí su pierna. La miré a la cara, me miraba fijamente con una cara de lujuria que nunca la había visto. Desabroche la segunda sandalia con unas vistas inmejorables, se la quite y la ofrecí mi mano para incorporarse. La puse delante mío y ordené que fuera a la piscina, disfrutando ahora de las vistas de su culo, era un espectáculo de mujer. Cuando ya estábamos en el agua Darren seguía intentando evitar el agua pero poco podía hacer, los primos eran bastante fuertes como para ser una resistencia real. Finalmente le tiraron con ropa al agua con tan mala suerte que tenía el móvil encima.

Por un momento parecía que se iba a la mierda el bañito en la piscina, pero no se lo tomó demasiado mal y fue a buscar arroz para ponerlo a secar. A Paula la cambio la cara con el tema del móvil, de nuevo estaba con la lagrimilla en el ojo, me acerqué y la abracé preguntándola si había algún problema con Darren, que la notaba muy rara. Solo se quedó mirándome, me beso en la mejilla y subió sus piernas quedando a horcajadas y abrazándome bastante fuerte. Mi erección si ya estaba antes de entrar al agua bastante avanzada ahora estaba en máximo esplendor y Paula lo notó, colocando su sexo junto al mío y acercando su cuerpo. No era la primera vez que estábamos en esta situación en una piscina, habían sido varias las ocasiones que habíamos estado rozándonos de forma similar. Pero esta vez era diferente, Paula estaba completamente sumisa al igual que cuando la desnudé. Mis manos estaban agarrando su culo mientras ella empezaba un leve movimiento de su cadera, frotando su coño contra mi polla. No sé qué me pasaba, pero mis manos subieron directamente a sus pechos, agarrando uno de sus pezones cuando Jimena saltó justo a nuestro lado y nos sacó de nuestra burbuja. Se nos estaba yendo de las manos, menos mal que Jimena estuvo hábil y cortó a tiempo. Seguimos con aguadillas y haciendo el tonto, hasta que uno de los primos salió a preparar otra ronda, y Paula aprovechó para ir a buscar a Darren tapándose con una toalla.
Bufff como me ha puesto tu historia. Tengo una parecida con unas hermanas, pero no a ese nivel de vicio. Que tremenda experiencia. Espero que siga siendo igual de bestial
 
Capítulo 6:
Tenía clarísimos los siguientes pasos de Paula, sabía que era malísima para estos confrontamientos y aunque deseaba gritarla, la puse aquello todo lo fácil que pude.

- Dilo Paula, nos conocemos mucho, hay confianza, di lo que tienes que decir.

- Lo siento.

- No digas lo siento, pasó y ya está, está claro que para ti fue un error.

- No fue un error, quería hacerlo, pero no puede volver a pasar, estoy casada y quiero hacer que funcione. Se que esto va a desgastar nuestra relación, pero tengo que priorizar a Darren.

Sabía lo que iba a decir, aquellas palabras estaban destrozando mi cabeza. ¿Había sido un puto iluso al pensar que habría posibilidades de que dejase a Darren por mí? ¿Qué coños era lo que había pasado aquel fin de semana?

Siguió varios minutos intentándome convencer de que aquello era lo correcto, que no se arrepentía, que fue algo increíble para ella, pero aun así… quería seguir con él. Llegó un momento que juraría que mi cabeza desconecto de aquel monólogo en el que Paula justificaba su decisión, quedando completamente en blanco y donde se empezaba a repetir aquella conversación con el padre de Paula justo después de su boda.



- Qué opinas, señalándome a Paula.

- Esta preciosa.

- Y….

- No brilla, no es feliz.

- Me alegra no ser el único que lo ve.



No dejaban de resonar esas palabras en mi cabeza.

- Paula, has tomado una decisión y ya está, no tienes que justificarte. Pero quiero que me contestes una pregunta, y espero que tras tantos años de amistad seas sincera.

- Adelante, preguntas lo que quieras.

- ¿Porque estabas triste el día antes de tu boda?, me dijiste que era por el estrés de los preparativos, pero ¿cuál era el motivo real?

- Era eso, los últimos días entre cuadrar todo para que saliese perfecto…

- Paula, nos conocemos perfectamente, no saturas ni con 8 proyectos en el trabajo y una boda que tienes planificada al milímetro desde hacía meses dudo mucho que te hiciese estar así.

Su cara fue cambiando por segundos, no fue capaz de mantenerme la mirada pasando a una faz triste a punto de llorar. Su postura había dejado de ser recta, sus manos nerviosas temblaban con el vaso de café.

- Paula, puedes contármelo.

- No quiero.

- Paula, sabes que lo que me cuentes no va a hacer que me pierdas como amigo, me puedes contar lo que sea.

- ¿Estás seguro?

De nuevo mi mente explotó y terminó de unir las piezas del puzle. Pero no podía creerlo, no quería creer que Paula me hubiese utilizado así. ¿Todo aquello había sido algún tipo de venganza a Darren?, si había sido así, ¿hasta qué punto lo había orquestado todo?, ¿la habitación en el cortijo me la había ofrecido por que si o ya tenía en mente todo esto previamente? Joder!! No quería creer aquello, no podía creer que mi Paula fuera capaz de orquestar aquello, y mucho menos utilizándome a mí. No podía ser verdad, no podía. Era mi Paula, ese ser de luz al que adoraba desde crio.

- Paula, por favor dime que no me has utilizado para vengarte de Darren.

- Lo siento muchísimo…

- ¿En serio Paula?, ¿no hay tíos en el mundo para follarte y humillar a tu marido que me eliges a mí?

No sé qué me pasó, pero en ese momento no quería estar delante de ella, no podía mirarla a la cara. Después de más de 15 años apenas conocía a Paula. Jamás había visto esa faceta suya, es más nunca habría creído aquello si no me hubiera pasado a mí.

Me levanté y salí del bar, juraría que Paula me llamaba, pero necesitaba salir. Según salí cogí el primer taxi que cruzó pidiéndole que me llevase a casa.

Al llegar recordé que había bajado en coche, le pedí al taxista que me acercase al coche, entre la cara que tenía en ese momento y la estupidez de volver al mismo sitio el pobre taxista tenía que estar flipando, pero no era momento de explicar mi vida a ese hombre. Recogí el coche y puse rumbo a mi piso. Tenía medía hora de camino para pensar en aquello fríamente. No sabía porque me había enfadado, seguramente si me hubiese dicho que quería follar conmigo como venganza a Darren le habría dicho que si sin miramientos. Al llegar de nuevo a casa estaba Paula en la puerta esperando, pero no podía dejar que pensará que me había podido utilizar tan libremente. Sin dirigirnos la palabra me siguió hasta el piso, entramos, me abrí una cerveza y me tiré en la tumbona de la terraza intentando ordenar mis pensamientos. Paula seguía en silencio sentada al lado. Mi cabeza estaba repasando cada momento del fin de semana de la boda y empecé a cuadrar cosas. ¿Paula estaba sumisa en la piscina como yo había pensado o era tal cual lo había programado?, ¿estaba todo pensado y que su hermana al cortase esa oportunidad es lo que hizo que la sacara de sus casillas? Por eso no quería que me acercase a su hermana, por eso tanto ella como Darren estaban tan raros. Pero la pregunta transcendental era si todo había estado planificado desde el principio.

Finalmente Paula cortó mis pensamientos, pidiéndome que hablara. Tras unos segundos pensando las palabras adecuadas, la pedí que me dijese si lo había planificado previamente y si Darren estaba al corriente. Me explicó que no, que Darren le había sido infiel un par de meses antes de la boda con una chica del gimnasio y como tras una buena discusión achacando los cuernos a la presión de la boda decidieron seguir con esta, Darren como compensación le dio carta blanca. Una y otra vez me prometió que no pensaba hacer uso de esta, pero tras dejarla en ropa interior y los roces iniciales en la piscina dejó volar su imaginación. Parecía convincente, pero la semilla de la duda seguía en mí.

Me confirmó que Darren no se enteró de nada y que la familia seguía pensando que fue con Jimena con quien pasé aquella noche. Quería creerla, era mi Paula, pero había muchas casualidades en todo aquello. Durante algo más de una hora siguió intentando convencerme de su versión. Me dio sus razones por las que no canceló la boda, me explicó el porqué de los celos sobre su hermana, que el motivo de darme la habitación fue que fallaron unos primos de Cádiz y poco a poco deje de darle vueltas y baje la guardia, tampoco quería estar a malas con ella, ni podía…

Tras un buen rato y otra cerveza más le dije que no se preocupase, que quedaba todo claro. Miré el reloj y la comenté que se hacía tarde que la acercaba al tren, pero se nos había ido la hora, lo había perdido y no había otro hasta el día siguiente. Paula empezó a buscar hotel para quedarse, pero sabía perfectamente que se podía quedar. La ofrecí la habitación de invitados en lo que ambos nos fuimos a cambiar de ropa por algo más cómodo. Era pleno verano, me quedé únicamente con un pantalón de deporte sin camiseta, el calor en la capital era horrible aun teniendo aire acondicionado. Paula optó por quitarme una camiseta de deporte quedándose únicamente a mayores con el tanga. Eligió bastante mal o bien… depende como se mire. Blanca de las que usaba para el gimnasio, estaba bastante desgastada y unido a lo oscuros que tenía los pezones dejaba poco a la imaginación. Aproveché para abrir otra cerveza y poner a Paula un vino de ese que tanto le gustaba.

Ya en la terraza sin tanta presión empezamos hablar con esa complicidad que siempre habíamos tenido, llamándome imbécil por irme en taxi cuando tenía el coche en el centro. Y tenía razón… pero que le íbamos a hacer. Paula giró una de las tumbonas quedando enfrentados el uno al otro para hablar cara a cara y con unas vistas inmejorables de su entrepierna que no quité ojo gracias a que aún estaba con las gafas de sol. Por lo poco que veía en ese momento llevaba un tanga verde turquesa, estaba cruzada de piernas por lo que tuve que conformarme con aquello.

- Por cierto Paula, ¿hablaste con tu padre?, estabas bastante preocupado en la boda. Deberías hablar con él.

- No me veo con fuerzas de explicarle lo de Darren. Llevo desde la boda rechazándole las llamadas.

- Pues no lo dejes pasar, sabe más de lo que te piensas.

- ¿A qué te refieres?

- Sabe que no fue con Jimena con quien pasé la noche.

- ¡¡No puede ser!! ¿Se lo dijiste?, ¿fue Jimena? La mato!

- No, al día siguiente al despedirme de el tuvimos una conversación bastante incomoda… en la que me dijo que distinguía perfectamente a ambas hijas gritando…

- ¿Y no te partió a cara?

- No, me dijo que aquello debería haber pasado antes…

- Jajaja, siempre te ha tenido en un pedestal. Intentaré hablar con él esta semana, pero va a ser duro.

- Es un buenazo, no creo que te diga nada, solo explícaselo ya verás como lo entiende. Y tu hermana más de lo mismo, deberías hablar con ella y contárselo.

- A Jimena déjala, que aún estoy enfadada con ella.

- ¿Después de comerse el marrón y pasar la vergüenza que pasó por cubrirte?

- ¡¡Nene, intentó follarte!!

- ¿Y? Tú te ibas a casar. Soy un mozo de buen ver, ¿te extraña?

- No, no es eso. Pero cuando estuvimos en la piscina la noche antes de la boda se sobrepasó.

- Ni tanto que se sobrepasó…

- ¿A qué te refieres? ¿Qué coño hicisteis? Si no estuve ni 2 minutos con ella.

- ¡No paso casi nada, si cortaste aquello que casi nos desgracias! Saltaste encima como una loca.

- ¿Qué es casi nada?

- Paula, se te está poniendo cara de loca… jeje.

- Yo no me rio, ¿qué le hiciste a mi hermana?

- ¿Yo?, que me hizo ella, ¡que casi me viola allí mismo!

- Será zorra… voy a tener unas palabras con ella.

- Paula, relájate, no fue nada. Solo me calentó un poco.

- ¿Como?, quiero detalles.

- Paula, no preguntes lo que no quieras saber.

- Dime que no te la follaste por favor.

- No, pero por poco… un minuto más tarde de tu intervención y…

Su rostro había cambiado, estaba furiosa. Lo de Nene me chocó, hacía muchos años que no lo usaba, solo lo había usado en momentos muy íntimos. Se había levantado, yendo de lado a lado de la terraza. Me debatía en mentir liberando la carga diciendo que solo se había restregado o decir la verdad y ver como ardía su colera… Y tras lo sucedido creo que era lo que quería, hacerla daño de alguna forma, verla vulnerable. Se sentó en mi tumbona abierta de piernas, dejando su tanga completamente a mi vista mientras su mirada estaba fija en mi cara.

- Cuéntamelo, quiero saberlo.

- No, no quieres.

- ¿Prefieres que se lo pregunte a ella?

- No creo que te cuente nada. Según fuiste con Darrén vino a hacerme una aguadilla. La salió mal como era de esperar y se la hice yo. Al salir se agarró a mí a horcajadas y notó el pequeñín tal como lo habías dejado…

- Joder estabas empalmadísimo, nunca te había notado así… será hija de…

- Jeje, culpa tuya por dejarme así.

- Sigue.

Aproveche unos segundos de silencio para repasar su cuerpo, joder, estaba muy buena. Su coñito marcado en aquel tanguita verde, sus pechos marcados en mi camiseta, esos pezones negros transparentándose, y aquella carita exigiendo una respuesta me estaban volviendo loco y el pequeñín empezaba a ponerse morcillón.

- Pues se subió a horcajadas y empezó a restregarse como habías hecho tú, pero bastante más perra.

- ¿Cómo que más perra?, ¿qué quieres decir?

- Pues que tú eras suave, Jimena se restregaba sin mesura.

- En serio, esta chavala es gilipollas, la mato. ¿Se quedó en un restregón o fue a más?

- No quieres saberlo.

- Si, sí que quiero. No me digas lo que quiero o no. Quiero hasta el último detalle para dar un tortazo con razón a la cría esta.

- Pues la intenté separar, pero me dijo que contigo me había calentado, pero ella me iba a hacer explotar… en lo que bajaba su mano al pequeñín… y empezó a comerme el cuello.

- Joder, pero si no estuve ni 2 minutos con Darren.

- Ya, se dio prisa la chica.

- Dime que no os besasteis por favor.

- No, no llegamos a besarnos, solo me comió el cuello.

- Solo dice… ¿mientras te hacia una paja no?

- Si la verdad… fue todo demasiado rápido, me descolocó bastante tu querida hermana.

- ¡Así que la paja que te empecé a hacer en la piscina ya la había empezado Jimena… serás cabrón!

- Me calientas, no dejas a tu hermana que me folle, sigues su paja y me dejas a medias con un dolor de huevos impresionante y soy yo el cabrón.

- Sabes que habría acabado esa paja si no hubiese llegado Darren.
 
Genial continuación, aunque me ha dejado con ganas de más, vamos, que se me ha hecho corto.
No acabo de entender a Paula, me está pareciendo una gilipollas egoísta. Si está enamorada de él, que deje a Darren y viva feliz y contenta con su verdadero amor, y si no quiere dejar a Darren, que le deje en paz y deje que se acueste con Jimena o que haga lo que quiera. Parece que lo quiere todo para ella, pero no quiere estar con él y tampoco quiere que él esté con otra persona.
 
Capítulo 7:




La postura de Paula no era tan agresiva como al principio, no se lo estaba tomando tan mal como pensaba, pero aún no sabía toda la historia… Joder, tenía al pequeñín morcillón, pero no quería empalmarme completamente, Paula ya se había percatado de cómo estaba y dedicaba alguna que otra mirada disimulada. Cada pocos minutos hacía un repaso a su cuerpo, era un espectáculo. Pero su coño… no podía ser, su tanga empezaba a tener una mancha a la altura del coño. ¡Se estaba poniendo cachonda escuchando como me masturbaba su hermana… que perra!

- Pero llegó Darrén y el dolor de huevos me lo quedé.

- Que es eso de que no dejé que te follara Jimena. ¿Pensabas follártela?

- Yo no, pero ella sí. Vamos que fue Jimena la que lo inició, pero si, en ese momento me la habría follado, me habías dejado con la polla como una piedra, mi cabecita entre una y la otra no daba para pensar más.

- ¿La que inicio el que?, me estoy perdiendo. Dime que no la penetraste por favor.

- Paula, no sabía lo que hacía… te prometo que no fui yo el que lo buscaba.

- Dime que no se la metiste, Nene por favor dímelo.

Su tanguita cada vez estaba más mojado, la mancha iba creciendo por momentos, pero si le decía que se estaba poniendo cachonda igual se lo tomaba a mal. No sabía cómo continuar aquello para llevarla a mi terreno. Me levanté con la excusa de ir a por otro vino y cerveza, mi erección era más que notable y Paula lo vio. Se levantó detrás mío como un perrillo.

- Por favor, dime que no te follaste a Jimena.

- Paula, diga lo que diga va a estar mal. Si te lo cuento te vas a enfadar y si no también.

- ¡Ósea, que te la follaste! ¡Eres un cabrón!

- No… no es eso. Pero no quiero que te enfades conmigo por una tontería.

- Necesito saberlo, por favor.

- Ok, te lo cuento, pero a cambio de tu tanga.

- Eres un cabrón en toda regla.

Paula se quedó un par de segundos paralizada, pero no tardo ni dos más en quitárselo y dármelo en la mano. Estaba aún más mojado que antes. Tenía a Paula justo donde quería. Me fui a la tumbona y me senté tal como estaba. Paula se quedó en la puerta de la terraza. La indiqué que se sentara como estaba antes, en mi tumbona, frente a mí. Tras dudarlo un instante avanzó y se sentó completamente abierta de piernas, dejándome a la vista su precioso coñito. No podía dejar de mirarlo, era increíble. Paula se recostó hacía atrás apoyándose en los brazos, abriendo aún más sus piernas y dejándome ver su coño completamente abierto. Moría por hundir mi polla en él de nuevo. Volvió a la postura inicial, dejándome con la polla como un mástil.

- ¿Suficiente? Te toca, cuéntamelo.

- Nunca es suficiente.

- Pues por ahora lo es. Sigue.

- Jimena, continuó masturbándome mientras me apartaba los calzoncillos.

Paula se acercó aún más a mí, separando con su mano izquierda el borde del pantalón y con su mano derecha agarrando mi polla, empezando a masturbarme poco a poco.

- ¿Era algo así no?, ahí perdona que te comía el cuello mientras.

- Si, tal cual.

Se juntó a mí, quedando sobre mis piernas dejando el hueco justo para continuar la paja, su coño cada vez estaba más cerca de mi polla. Empezó a comerme el cuello y susurrarme.

- Y entonces, ¿qué más paso?

- Me bajó el calzoncillo hasta los tobillos.

Se levantó y tiró del pantalón dejando en los tobillos. Volviendo de nuevo a la posición sobre mis piernas, agarrándome la polla, masturbándome mientras frotaba su coño con cada pasada, a la vez que me comía el cuello.

- ¿Y ahora?, ¿te la follaste?

- Jimena acercó su coño al pequeñín.

- ¿Así? O más cerca.

- Completamente pegados.

- ¿Y se la metiste de golpe?

- No, Jimena guio mi polla hacia su coño.

Paula estaba completamente desatada, mis manos estaban manoseando su culo. Notaba como ardía su coño junto a mi polla, tenía agarrada mi polla mientras empezaba a penetrarse apenas la puntita.

- ¿Así?, ¿entonces la follaste?

- No, era demasiado ancha para Jimena y empezó a meterla poco a poco.

Paula empezó a bajar sus caderas sobre mi polla, dejando poco menos del glande dentro con una sonrisa picará.

- No fue capaz de metérsela, ¿en serio?... pobre.

- Metimos poco más del glande, iba muy despacio, creo que la costaba.

- ¿Así o más?

Bajó un par de centímetros más, dejando algo más del glande dentro de su coño. Su cara era de morbo puro, seguía besándome el cuello mientras me susurraba al oído.

- Hasta ahí llegamos, luego llegó tu caos sobre nosotros.

- Será niñata, no pudo con el pequeñín. Me encantaría que viese esto para darla una lección.

- Si quieres la hacemos una video llamada no te jode…

- Coge el móvil.

Sabía perfectamente lo que quería, cogí el teléfono, puse el video grabando y coloqué sobre la otra tumbona enfocando casi de frente a Paula. Quité la camiseta a Paula tirándola al suelo. Se quedó mirando al móvil fijamente.

- Jimena ¿no pudiste con el pequeñín? ¿no conseguiste meterte más que unos centímetros? Aprende de tu hermana a follarte una polla como esta.

Sin dejar de mirar la pantalla elevó las caderas y dejó caer todo su cuerpo sobre mi polla. Se penetró completamente, hasta el fondo de un golpe. Estaba muy lubricada, pero aun así con lo estrecha que era aquello la tenía que haber dolido. Busqué su cara, ya no miraba la cámara, su cabeza miraba al cielo gimiendo con una cara de placer indescriptible. Sus pechos aún votaban tras esa embestida. Se elevó completamente separándose unos centímetros de mi polla y volvió a bajar de golpe. Aquello se sentía increíble. Esta vez se acercó, empezamos a besarnos en lo que comenzó su cabalgada mucho más suave. Tras unos instantes de un beso apasionado, se alzó para ponerme el pecho derecho en la boca, se giró de nuevo a la cámara y mirándola fijamente mientras aceleraba el balanceo de sus caderas.

Estaba extasiado chupando aquel pezón mientras me follaba Paula, apenas me podía mover en la tumbona, todo el trabajo lo estaba haciendo Paula y me encantaba ser el pasivo por una vez. Se afanaba por acelerar el ritmo, pero sinceramente, no estaba para aguantar mucho más y Paula lo sabía. De vez en cuando se giraba, me besaba y me susurraba entre gemidos: - Un poquito más. Volvía la vista a la cámara del móvil, apoyada en mi cabeza mientras seguía mordiendo su pezón y ella seguía clavándose mi polla hasta el fondo. Seguía acelerando el ritmo, forzando la penetración todo lo profunda que podía mientras me suplicaba entre susurros: - No te corras aún, espera un poco más. Sus gemidos se aceleraban, sus brazos me envolvían con fuerza mientras seguía clavándose repetidamente mi polla hasta el fondo y repitiendo que no me corriese. Un repentino mordisco en el cuello seguido de su cuerpo envuelto en espasmos era la señal de que se había corrido, seguido de una humedad increíble en su coño.

Tras unos segundos recuperando la compostura, me beso me dio las gracias por no haberme corrido y se desacopló, dejando brotar flujos de su coño. No tenía claro que venía ahora, pero en cuanto se estiró en la tumbona y empezó a besarme el cuello ya sabía porque no quería que me hubiese corrido aún. Sin dejar de mirar el móvil empezó a besarme el pectoral bajando poco a poco sin apartar la mirada. Me habría encantado correrme dentro de su coño, pero la idea de terminar con una mamada, echando toda mi lefa en su boca y a mayores, tenerlo grabado era un sueño.

Siguió bajando hasta la altura del pequeñín, donde lo cogió con sus manitas y empezó a besarlo. Los besos empezaron a convertirse en chupadas, y poco a poco me estaba comiendo el glande entre besos. – Jimena, y así se come una polla de esta envergadura. Dijo mirando a la cámara y tragándose todo lo que pudo de golpe con su boquita. Se esforzó, creo que pocas veces me habían hecho una mamada tan profunda. Repitió el proceso varias veces seguido de miradas morbosas a la cámara. Mordiéndose el labio dijo a su hermana: - Esta es solo mía, jamás la cataras. Y empezó una mamada increíble, metiéndose en cada chupada todo lo que podía. Apretando con los labios y derrochando babas sobre mi polla. Cada vez era más brusca, cada vez estaba más al límite y sabía perfectamente como hacerme estallar. Solo de pensar que era el único que se había corrido en su boca y se había tragado su lefa hacía de aquello mucho más morboso. Exploté en su boca, quedando parte en las comisuras de sus labios. Siguió chupando y limpiando hasta que no quedó nada. Se acercó al teléfono, apagó la grabación y se tumbó en mi pecho mirándome con ojitos.

- Esto no puede volver a pasar.

- Tienes razón, en la terraza no deberíamos volver a hacerlo, somos muy de dar el espectáculo…

- No me refería a eso, pero sí. Vamos dentro.

Tras entrar comprobé que todos los vecinos tenían las persianas bajadas, entre vacaciones y las persianas abajo por el sol que daba, dudo mucho que alguien nos viera. Nos tumbarnos en el sofá y me repitió que no podía volver a pasar, que quería intentarlo con Darren. Estuvimos un buen rato hablando de ello, tampoco quería se agorero con comentarios típicos de si te ha sido infiel una vez lo volverá a ser… pero Paula sabía perfectamente lo que pensaba y como pensaba. Pero esa noche era mía y quería aprovechar hasta el último minuto.
 
Capítulo 8:



La cogí de la mano y dirigí a la ducha. Nos empezamos a duchar enjabonándonos el uno al otro, haciendo especial hincapié en nuestras zonas más erógenas, pero sin llegar a despertar de nuevo a las bestias, necesitábamos recuperar fuerzas. Tras secarnos le dije que nos íbamos a cenar por ahí, que se vistiera. Se quedó mirándome, sabía perfectamente lo que esperaba y directamente la dije que no, que no la devolvía el tanga. Se puso la falda verde y fue a mi armario donde tras unos segundos repasando mis camisas cogió una negra, justo una de las que más me gustaban, una negra de carolina herrera que me quedaba como un puto guante. Se la puso sin sujetador abrochando los botones justos para no dejar ver demasiado, la quedaba bárbara. Se subió a los tacones mientras seguía obnubilado mirándola. Daría lo que fuera por tenerla todas las noches en mi cama. Recién duchada, sin maquillaje estaba preciosa, tenía una belleza natural increíble. Terminé de vestirme y bajamos en coche al centro, había un restaurante, un estrella en el que siempre habíamos querido ir y nunca habíamos conseguido mesa, pero recientemente había cogido cierta confianza con el dueño y cocinero gracias a mi trabajo, al saber que venía Paula le había pedido el favor.

Nada más frenar en doble fila, frente al restaurante Paula empezó a ponerse nerviosa repitiendo que no podía ser verdad. El aparcacoches abrió su puerta, la recordé que tuviese cuidado al bajar con una sonrisa de cabroncete que tanto conocía. Nada más entrar el jefe de sala nos acompañó a nuestra mesa, la mejor del local sin duda. Me iba a salir caro devolver este favor. Dejé elegir el vino a Paula, era más apasionada de ese mundo que yo, tenía más paciencia para aprenderse marcas y añadas, yo tiraba a las 4 de siempre.

Tras traernos el vino y hacer la cata inicial, se acercó el cocinero a saludar. Paula estaba como en una nube, no se creía aquello. Tras saludos y presentaciones, en los que el muy cabrón se fijaba de más en el escote de Paula le di las gracias y comenzamos con la cena. Para Paula fue algo increíble, disfrutaba de cada plato como una niña pequeña con un juguete nuevo. Para mi… no estuvo mal, pero sigo sin ser demasiado fan de comer aire o deconstrucciones.

La cena fue perfecta, especialmente por las vistas de su escote, del que disfruté tanto como el camarero, no perdía oportunidad el hijo de puta cada vez que se acercaba. Entre plato y plato aprovechaba para besarla, para acariciarla, tocar su pierna subiendo hasta su sexo rozándolo levemente. Estaba radiante, entre copa y copa de vino empezaba a estar contenta. Terminamos la cena y Paula me pidió subir directamente a casa que estaba borrachina. Era un camino que había hecho mil veces en coche, pero todo parecía más bonito esa noche. El conducir con mi mano en su entrepierna, robándola un beso en cada semáforo y disfrutando de la visión de sus pechos hacían de aquello algo sublime. En pocos minutos estábamos en el ascensor de casa besándonos como una pareja de enamorados. Nada más entrar Paula se descalzó, me cogió de la mano y llevó al salón.

Me hizo sentar en el sofá y separándose poco a poco empezó a desabrocharse botones de la camisa. – Alexa, música para follar. Que cabrona, como se conocía mis playlist… Empezó la canción de Insatible de Darren Hayes que me encantaba, era perfecta para la ocasión. Al ritmo de la música empezó a quitarse los pocos botones que quedaban en la camisa, su cara brillaba, estaba disfrutando y se la veía feliz. Tras desabrochar completamente la camisa, sin llegar a mostrar sus pechos, comenzó con la falda, dejándola caer al suelo. Sus piernas se veían preciosas, su pubis rasurado con esos labios finos eran una obra de arte. Sus contoneos dejaban ver sus pechos y mi corazón estaba aceleradísimo. Poco a poco se iba a acercando, terminando sentada sobre mi desabrochándome mi camisa. Mis manos recorrían su cuello, la espalda, ese culo terso y esos pechos turgentes cuyos pezones volvían a estar duros y empitonados. Poco a poco me iba desnudando, quitando la camisa, desabrochando el pantalón y bajándome tanto pantalón como calzoncillos de golpe volviendo de nuevo a horcajadas sobre mí, seguimos besándonos mientras su cadera se acercaba. Nuestros sexos se buscaban entre besos. Nuestras manos nos recorrían mutuamente. La suavidad de su piel, ese calor que desprendía, el sabor de sus labios… La quité la camisa mientras comenzaba Earned it de The Weeknd, joder, esa play list era perfecta. Con mis manos en su culo iba acercándola poco a poco contra mi polla hasta sentir su raja abriéndose contra la dureza de mi polla. Elevó su culo dejando su coño en posición jugando con mi polla acercándose y alejándose suavemente. Aquel juego me estaba matando, era increible, pero necesitaba penetrarla. Empezó Pain & Pleasure, otro de los temas que más me gustan para follar y con el que comenzó a hundirse, esta vez poco a poco, tal como sugería el ritmo de la canción. Iba bajando, mirándome fijamente y sin ninguna prisa hasta llegar el fondo. Se me hizo eterno, pero eternamente perfecto y placentero. Completamente desnudos, a la luz tenue de una lampara estaba follando de la forma más dulce posible con esa mujer a la que siempre había adorado. Recorría una y otra vez aquel cuerpo, con la necesidad de memorizar cada curva, cada recoveco, cada arruguita que hacia su piel ya que sabía que era muy posible que fuera la última vez que la tuviera así para mí y deseaba llevar conmigo este momento el resto de mi vida.

Paula igualmente entre cada eterno balanceo de su cadera, detenía sus dedos por cada surco de mi cara, de mi pecho y espalda, intentando grabar en su cabeza aquella sensación que ambos queríamos fuera para siempre. Empezó otra canción cuyo nombre no recuerdo de Charlotte Lawrence magnifica para la situación. La pedí que se levantará, quería tener acceso a todo su cuerpo, sentándola con su espalda sobre mi pecho. Cogió postura, agarrándose en mis piernas y bajando poco a poco hasta volver a meterse mi polla dentro. Una vez bien ensartada, la acomodé sobre mi cuerpo y empecé a tocar sus pechos, acariciando cada trocito de piel. Ahora podía sentir su respiración, podía notar como su corazón rebotaba en mi pecho. Baje mi mano hasta su coño, jugando con sus labios, completamente abiertos por mi polla dentro de ella. Fui directo a su clítoris, rozándolo suavemente y comprobando como por segundos su respiración se hacía más profunda, como su corazón se iba acelerando. Mi boca se centraba en su cuello, en esa piel tan suave y blanca que adoraba besar mientras ejercía algo más de presión en su clítoris. Paula levantó las piernas apoyándose en la mesa que estaba junto al sofá, cogiendo un apoyo para empezar a moverse y follarme poco a poco.

Según se aceleraba su respiración avanzaba con la velocidad y presión sobre su clítoris. Sus movimientos de cadera empezaban a ser más pronunciados, a aumentar la velocidad. Sonaba en ese momento Lost the Game de Two Feet, sus gemidos ya eran continuos, mi polla estaba como una puta roca a punto de reventar. Mientras pellizcaba sus pezones y seguía frotando su clítoris Paula se afanaba en hacer la penetración cada vez con más recorrido. Sus manos no acertaban a estar quietas en un punto, pasaban de mis piernas a mi cabeza, a agarrar el sofá sin ningún control.

No era capaz de aguantar más con ese ritmo, y deseaba correrme dentro de ella. Aceleré todo lo que pude sobre su clítoris y me esforcé por hacer más fuerte las penetraciones junto a sus balanceos. No podía más, quería derramar mi lefa en su coño. Subí mi mano de su pecho al cuello girando su cara para besarla mientras me corría con unos espasmos considerables. Mi polla estaba temblando dentro de ella, junto al ritmo loco que seguía aplicando sobre su coño. Comenzó a gritar como una loca, corriéndose de una forma salvaje. Su cuerpo no dejaba de convulsionar, no dejaba de gemir entres espasmos y cada roce de mi mano sobre su coño la hacía gritar de una forma que me encantaba haciéndola estremecerse más. Tras tres repeticiones, me agarró las manos y se las llevó al pecho. Quedándonos otro par de temas relajando y sincronizando nuestra respiración.

Tras recuperarnos, fuimos a la habitación echándonos en la cama. Quedando frente a frente como aquellas épocas de cuando éramos críos.

- Paula quiero esto todas las noches de mi vida.

- No seas iluso. Esto no pasa en las relaciones. La monotonía hace que esto se pierda con el tiempo.

- No dejemos que se pierda, divórciate, ven conmigo y te prometo que haré todo lo que este en mi mano para no caer en la rutina.

- No puedo, lo sabes. Necesito dar otra oportunidad a Darren.

- No tienes por qué.

- Marchamos de viaje de novios en unos días. Quiero empezar de cero desde ese viaje e intentar que todo funcione. No podemos volver a esto.

Conocía muy bien a Paula, era cabezona y no reculaba ante las decisiones que tomaba, aunque supiese que era una locura. No quería seguir aquella conversación, la bese en la frente mientras se acomodaba en mi pecho y dormimos el resto de la noche. Al despertar Paula seguía dormida, estaba preciosa, pero reconocer que iba a ser la última vez que amanecería a su lado era duro. Me levanté, preparé café y esas tostadas que tanto le gustaban. Al poco apareció en la cocina con la camiseta de deporte que me quito el día anterior.

- ¿Me has preparado el desayuno?, prométeme que me haces estas tostadas todos los días y me caso contigo.

- Paula, no seas cruel.

- ¡A ver si voy a ser la primera que te rompe el corazón ese que no tienes!

- Primera y última, tienes el placer de ser la única que lo consigue.

- Alguna más llegará, no seas catastrofista.

- Como tú no y lo sabes. Pero cambiemos de tema.

- Si, mejor. Pásame el video de anoche y el del día de la boda, que no me lo pasaste.

- Paula, ni se te ocurra enviárselo a Jimena, no seas kamikaze.

- No tranquilo, son para mí, lo de ayer fue un calentón, pero hablaré con ella.

- Ok, pero guárdalos bien, no quiero que Darren me parta la cabeza.

Tras enviarla ambos videos, se sentó en mis piernas y puso el video de anoche, se empezó a poner completamente roja. – ¡Joder sí que estaba perra, vaya cara! Menos mal que se lo dijo ella misma. El tenerla de nuevo tan cerca, sin ropa interior y viendo un video de como follábamos no ayudaba a mantener la compostura y el pequeñín estaba con ganas de fiesta otra vez. Paula se levantó, colocó el móvil en la mesa apoyado en una de las tazas y se quedó mirándome.

- ¿Follamos por última vez? Veo que estas armado y preparado.

- Por supuesto, aunque mejor no digamos lo de última vez.

Me quitó el calzoncillo y subió a horcajadas sobre mí, apuntando con el roce mi polla. Empezó a penetrarse, no estaba apenas lubricada y la estaba costando, pero consiguió metérsela hasta el fondo. Alargó el brazo cogiendo una tostada con mermelada y dándola un bocado.

- Dios mío, así se empieza un buen día.

- Amplio la oferta, polvo nocturno más desayuno completo con sexo mañanero diariamente.

- Es una buena oferta. ¿Tiene periodo de aceptación?

- Por ser tú, 3 meses. Aprovecha que es un chollo.

Me acercó la tostada y le di un mordisco.

- Coge fuerzas Nene que las vas a necesitar.

Dejó la tostada dio un sorbo al café y rodeando mi cuello con sus brazos empezó a follarme. Su cadera subía y bajaba, nuevamente era ella la que llevaba la batuta. La quité la camiseta y agarré y mordí sus pechos mientras seguía cabalgándome. La dejé hacer disfrutando de las vistas, recién levantada tenía un atractivo y un morbo increíble. No se lo estaba tomando como por la noche, ahora quería follar duro, se la veía necesitada de esa última follada y yo igualmente quería volver a correrme en su ajustado coñito.

Me levante con ella en volandas sentándola en la mesa donde estábamos desayunando. Cogí mi café, la penetré y di un sobro. Ella hizo lo mismo, cogió su café y dio un buen trago. Elevé sus piernas forzando a que se recostase sobre la mesa en sus codos y empecé a follarla con todas las fuerzas que tenía. La apertura de sus piernas me permitía llegar fácilmente hasta el fondo, empezaba a estar lubricada, se hacía más fácil la entrada, pero a la vez su estrechez hacía increíble cada envestida. Agarrando su cadera seguí penetrándola más férreo cada vez, su cuello se estiraba hacia atrás, estaba descontroladísima para el poco tiempo que llevaba follándola, seguí aumentando ritmo y fuerza, pero me atrapó entre sus piernas limitándome el movimiento y notando sobre mi polla una presión portentosa seguida de uno de esos gemidos ahogados que tanto me gustaba escuchar. Agarré una tostada mientras mi polla seguía dentro de ella y di un mordisco recriminándola:

- Joder Paula, sí que tenías ganas, poco me has durado.

- Serás cabrón, no sé cómo lo has hecho, pero no podía resistirme más.

- Repetimos cuando quieras.

- Aún no acabé contigo.

Paula me libero de sus piernas y se puso de pie junto a mí, haciéndome girar y apoyarme en la mesa. Se agacho quedando de rodillas y comiéndose de golpe más de media polla. Empezó a mamármela como una puta loca, sin control. Se ayudaba con la mano mientras no dejaba de mirarme a la cara. Sabía perfectamente como dejarme al límite. Empezó a metérsela todo lo que podía rápidamente, sacándola mientras giraba la boca y volvía dentro de golpe, joder no llevaba ni 10 mamadas y exploté en su boca, esta vez pillándola por primera vez desprevenida, corriéndome en su carita. Era increíble la de semen que había salido teniendo en cuenta el día anterior que tuvimos, pero tenía prácticamente media cara cubierta chorreando sobre sus pechos. Siguió chupándome la polla intentando tragar lo que quedaba y recuperando parte de lo que se derramaba sobre sus pechos. Se levantó, cogió una servilleta con la que se limpió los restos de la cara y pecho, me sentó en la silla, se penetro nuevamente y me dijo que quería desayunar con mi polla dentro. El pequeñín seguía como una puta piedra. Así terminamos de desayunar, entre café, zumo, tostadas y comiéndonos la boca una y otra vez.
 
Capítulo 9:



Tras el desayuno ninguno de los dos queríamos que aquello acabase, con nuestras manos entrelazadas nos fundíamos en besos, hasta que empezó a sonar el teléfono de Paula que estaba en la habitación.

- Nene, llévame hasta la habitación.

- A sus órdenes mi señora.

La cogí en volandas, aún con mi polla dentro de ella y me senté en la cama sin sacar al pequeñín. Paula cogió el teléfono, era Darren. Colgó, pero a los pocos segundos comenzó de nuevo a sonar. Me sonrió, me hizo una señal con su dedo sobre los labios indicándome que estuviese callado y cogió la llamada. Aquello se la estaba yendo de las manos. Empezó a hablar con Darren, por sus respuestas la debía estar preguntando cuando volvía y si se complicó el trabajo al final. Paula seguía la conversación de la forma más natural del mundo, mirando en el calendario, volviendo a hablar con él, mirando el correo,… parecía que hablaban algo del viaje de novios. Mientras ella seguí a lo suyo agarré sus pechos y empecé a sobarlos, a pellizcar sus pezones hasta que conseguí ponerlos duros. Me miraba con vicio mientras mordía su labio, se disculpó con Darren y pidió que repitiera, se estaba perdiendo en la conversación. Con las manos en sus caderas, empecé a moverme, haciendo que sus caderas cogieran el ritmo. Iba elevando cada vez más su culo haciendo la penetración más honda y placentera. Empezó a gemir, se estaba descontrolando. Paró de golpe y se recostó sobre mí. Aproveche para robarla un profundo beso mientras seguía la conversación.

Quería seguir follándomela, no sé si por el puro vicio o por el hecho que la pillase Darren y que se fuera a la mierda la relación, pero el pequeñín estaba rígido como una pierda, agarré su culo con ambas manos, elevándolo empecé a bombear. No se lo esperaba y soltó de nuevo un gemido más sonoro. Me mordió el hombro con todas sus ganas la muy perra. Di de nuevo una embestida provocando un nuevo gemido, pero esta vez se sacó al pequeñín y quitó de encima pidiéndome tiempo con la mano mientras se tumbaba en la cama bocabajo. Continuo la conversación con Darren, pero yo no había acabado, quería más, quería hacerla gritar de placer y que su maridito la escuchara.

Me coloqué sobre ella, incrustando mi polla entre los cachetes de su culo. Era virgen por el culo, era de esas cosas como que se corriesen en su boca que no se había atrevido a probar nunca, y en ese momento me pareció una idea brillante. El ser el único que se había corrido en su boca era un hito, pero desvirgarla el culo se me antojaba un sueño en ese momento. Empecé a frotar mi polla sobre su culo, pero Paula me ignoraba, seguía a la conversación. Froté un par de veces mi sexo por el agujero de su culo y me acerqué al oído que tenía libre susurrando: - Te voy a abrir el culo. Giró de golpe su cabeza y me hizo señas que no. Pero me daba igual, quería ese premio. Agarré mi polla y la guie al centro de su culo. Mi polla se abría camino entre sus glúteos, me daba igual la llamada, me daba igual que fuera virgen, ese culo iba a ser mío. Apunté y empecé a presionar. Paula empezó a revolverse para evitar que pudiese apuntar, seguido de manotazos intentando ponérmelo difícil. No estaba muy por la labor.

Me empezaba a impacientar, Paula seguía revolviéndose mientras continuaba la conversación, seguían hablando de los hoteles del viaje, quería ese culo y lo quería ya. La presioné la espalda con un brazo sobre la cama mientras con el otro elevaba su culo, evitando que se pudiera revolver. Abrí su culo y empecé de nuevo mi conquista. Estaba difícil meter el pequeñín allí. Encima Paula no hacía por ayudar y la presión de su ojete hacía imposible taladrar aquello. Paula no hacía más que girar la cabeza de un lado a otro indicando que no, pero con una mano que lanzó bajo sus piernas agarró mi polla y la dirigió a su coño, estaba chorreando la muy puta. Sin soltar al pequeñín se metió casi media polla de golpe, soltando y metiéndose el resto de un golpe de cadera seguido de un gemido en toda regla. La solté la espalda, puso el manos libres en el móvil, dejándolo sobre la cama, poniéndose sobre las rodillas, en lo que aproveché para magrear sus duros pezones, a lo que me dijo susurrando:

- Nene, por el culo no, por favor.

- ¿Eres virgen aún verdad?

- Si, por favor, ahora no. Otro día lo intentamos.

- Sí o si te lo voy a follar. ¿No habías dicho que era la última vez? Tendrá que ser memorable ¿no?

- …

- Darren, si, para ese hotel lo confirme llamando directamente la semana pasada.

Paula se desacopló, se dio la vuelta empezando a comerme la polla. Se escuchaba a Darren de fondo hablando de hoteles, de visitas y no sé qué más mierdas, mientas su mujer estaba llenando de babas mi polla y le respondía con un leve aja, o si eso es. Una y otra vez dejaba caer sus babas sobre mi polla. Estaba intentando lubricar aquello todo lo que podía… sabía lo que se venía. Volvió a su posición inicial, aprovechando para sobar otro poco sus pechos y susurrándome de nuevo:

- Dame un minuto que termino la llamada.

- Quiero metértela mientras hablas con él.

- No, se va a dar cuenta. Por favor.

- Pues no seas escandalosa.

De seguido la empujé contra la cama, dejándola de nuevo a cuatro patas. Agarré al pequeñín mientras con la otra mano abría su culo. Empecé a restregar contra su agujero. Este ya no estaba tan apretado como antes, apunté y empecé poco a poco a follar ese culito virgen. Paula empezaba a gemir mientras iba conquistando ese culo centímetro a centímetro. Agarró la almohada hundiendo su cara en ella, ahogando sus gemidos de ¿dolor o placer? Apenas tenía unos centímetros dentro, pero necesitaba más, continué bombeando, penetrando cada bombeo un poquito más. Paula ya no gemía, eran gritos y me estaba poniendo burrísimo. La estaba follando el culo mientras su querido marido hablaba sin parar, tenía una diarrea lingüística el pobre increíble. Seguía avanzando mi conquista poco a poco, Paula seguía hundida en la almohada intentando soportar aquello. Dudo mucho que fuese ya consciente de su querido marido. Agarré fuerte su culo con ambas manos y en una última envestida metía toda mi polla en su culo, haciendo chocar mis huevos en su coño. Esta vez su grito fue más que sonoro, un yaaaaahhh increíblemente alto. No tardó la respuesta de Darren.

- Paula, ¿estas bien?

- Sisi, perdona, es que me están dando por el culo.

- ¿Tanto se complicó el proyecto?

- No te imaginas, me están reventando, esto es una locura. En cuanto termine te llamo, dame un rato. Te quiero.

Jajaja, no la podían acusar como mentirosa, fue una de las mejores salidas que había oído nunca a Paula. Colgó el teléfono, se incorporó, me llamo hijo de puta, me comió la boca, me dio el teléfono, volvió a su posición me dijo que quería que grabase como la follaba el culo y se quedó esperando más del pequeñín en su culo. Empecé a grabar, aquella posición era increíble, su espalda curvada, su culo entero para mí, sus pechos colgando a la espera de una envestida para volver a coger ese balanceo hipnótico. Acaricié su espalda, agarrando con mi mano libre su cadera, sacando toda mi polla y metiéndola de golpe mientras inmortalizaba como sodomizaba a mi mejor amiga con su propio móvil. Una y otra vez repetí la operación mientras Paula no dejaba de gritar, ya no era gemidos, eran gritos descontrolados de placer. La sensación era increíble, era un puto paraíso, aunque pensándolo bien, su coño se sentía mucho mejor, más caliente, más tenso, mucho más lubricado, pero quería correrme en su culo. Ser de nuevo el primero, tener otro logro sexual con Paula.

Continué penetrando su culo una y otra vez, sin miramientos, metiéndola hasta el fondo. Era fantástico oír gemir con cada envestida a Paula, cada vez lo disfrutaba más. Aproveche para atraerla hacia mí con mi polla dentro, la postura era forzada, pero su culo soportaba perfectamente seguir penetrándola así. La devolví el móvil y siguió grabando como si de un selfi se tratara.

- ¿Este video también se lo vas a enviar a Jimena?

- La vendría bien para darle envidia con lo que jamás va a poder tener y dejarla claro que eres mío en todos los sentidos, pero no quiero que piense que soy una guarra.

- ¿Y no lo eres? Me has follado en la terraza tras ponerte cachonda contándote como casi penetro a tu hermana, hemos follado mientras desayunábamos, has desayunado mi leche sin dejar una gota desperdiciada, has hablado por teléfono con tu marido mientras seguías con mi polla dentro y te desvirgaba el culo.

- No hace falta que sigas. Sabes que esto no habría pasado si no es contigo.

- Ósea, ¿que eres mi guarrilla?

- Nene no te pases.

Ahora mucho más suave, mientras buscaba sus labios recorriendo con besos su cuello. Agarré un pecho con una mano fuertemente haciéndola gritar, con la otra mano bajé hasta su coño. Buscó mis labios y seguimos follando en esa posición un rato, mientras acariciaba su coño, jugaba con sus pezones y continuaba bombeando en su culo nos fundíamos devorándonos la boca con una necesidad increíble.

Seguí jugando con su coñito mientras seguía bombeando suavemente en su culo para no sacar completamente el pequeñín. Paula acompañaba mis movimientos haciendo más fácil la penetración. Mi mano seguía con su trabajo sobre su coño, pero introduciendo poco a poco el dedo corazón. Su respiración empezaba a acelerarse más de la cuenta, ya no metía un solo dedo, estaba follando su coño con dos dedos mientras seguía metiéndola la polla en el culo.

- Mi guarrila, ¿alguna vez has hecho doble penetración?

- No me llames así. Y no, nunca estuve con dos tíos. ¿Vas a llamar al vecino o qué?

- Es vecina… si quieres voy a buscarla.

- Te mato.

- Deja el móvil grabando al lado de la tele y coge lo que hay en el segundo cajón.

Giro su cabeza como esperando una explicación, la comí la boca y empujé hacía la cómoda enfrente de la cama sacando mi polla de ese culito prieto. Se levantó, dejando el móvil apoyado en la tele y abrió el cajón. Supo que coger rápidamente.

Marta, una de las chicas con las que tuve una relación rara… por definirlo de alguna forma, hacía algo más de un año era artista o eso decía. Tras unos meses de sexo bastante interesante me dijo que adoraba mi polla y quería hacer una estatua con ella. Tras una noche bastante aleatoria en todos los sentidos, terminamos en su piso, entre el espectáculo de niña, la mamada que me hizo y la de mierda que llevábamos esa noche el pequeñín estaba majestuoso, pocas veces había llegado a ese esplendor. Con el líquido ese gomoso que usan lleno un recipiente y metí la polla dentro. En poco más de un minuto aquello estaba preparado, echó silicona e hizo un par de replicas. Una para mí y otra para ella.

Paula sacó la polla de goma, quedándose mirando atónita. Se acercó, la juntó al pequeñín y se la iluminó la cara.

- ¡En serio no puede ser… es el pequeñín!

- Si, una amiga hizo una réplica una noche loca.

- Me podrías haber regalado uno por mi cumpleaños, habría sido el regalo perfecto.

- Será mejor el de verdad y lo has rechazado más de una vez.

- No empieces Nene.

Coloqué la almohada y cojines contra el cabecero y me senté lo más cómodo que pude. Acerqué a Paula colocando su espalda contra mi pecho dejándola con las piernas dobladas para que tuviese posibilidad de cabalgarme. Agarré su cadera y empecé a hundir mi polla de nuevo en su culo. Entre gemidos conseguí empalarla completamente. Paula seguía con mi polla de goma en la mano, mientras me empezaba a cabalgar. Empecé a masturbarla, pero esta vez a dos manos. Una centrada en su clítoris y otra metiendo directamente dos dedos en su coño. Era increíble como se arqueaba su espalda, como tiraba su cuello hacía atrás mientras se esforzaba por clavarse más y más mi polla. Me tenía cardiaco, sus penetraciones cada vez eran con más ímpetu, dejaba caer todo su cuerpo con fuerza sobre mi polla y estaba a punto de reventar en su culo, pero no podía acabar así. Quería follarla doblemente antes de correrme. La quité la polla de goma de la mano y se la acerqué al coño, restregándola varias veces para lubricarla bien. Empecé a meter la punta mientras seguía frotando su clítoris cada vez más fuerte, sus gemidos ya eran gritos. Sus movimientos eran obscenos, su culo chocaba contra mí de forma brutal.

- ¿Quieres tener al pequeñín en tu culo y en tu coño a la vez?

- ¡Si claro que quiero!

Saqué lo poco que la había penetrado con el consolador y se lo llevé a la boca. No hizo falta decir nada, empezó a mamarlo como si de una de verdad se tratase sin dejar de follarse el culo con mi polla. Saqué la polla de goma de su boca y la volví a colocar en su coño, metiendo poco más del glande y consiguiendo de nuevo que su cuerpo se curvara hasta un límite increíble. Seguí metiéndola el consolador hasta el fondo mientras no dejaba de follarse el culo salvajemente. Empecé a marcar justo el ritmo contrario sobre su coño que el que ella marcaba sobre su culo, haciendo la penetración continua. Sus pechos aun no siendo grandes se movían de una forma increíble con cada cabalgada. Con cada doble penetración Paula aceleraba el ritmo, su respiración era atropellada, la faltaba el aire, pero no dejaba de botar sobre mi polla sin control. Mis manos no daban abasto, había abandonado su clítoris por aferrarme a uno de sus pechos, mientras intentaba seguir penetrándola con el consolador al ritmo. Los minutos pasaban, mi polla estaba a punto de partir en todos los sentidos, físicamente dudaba que aguantase mucho más las embestidas del culo de Paula, cada vez eran más intensas y la hacía salir completamente. A parte no tenía fuerzas para seguir resistiendo la eyaculación, no podía, no quería aguantar y deseaba correrme en su culo.

Tiré de su pelo enérgicamente echando su cabeza hacia atrás para comerla la boca mientras hacía ese último esfuerzo devolviendo las envestidas sobre su culo y penetrando su coño sin ningún tipo de sutileza ni delicadeza, pero esta vez al mismo ritmo que en su culo, corriéndome tras un par de ellas y notando como su cuerpo se paralizada, se tensaba. Noté como chorreaba la mano del consolador. Bajé la vista y vi como surgían chorros de su coño acompasados con los espasmos de su cuerpo. Con cada eyaculación de Paula su culo y coño se estrechaba, haciendo una constricción sobre mi polla que llegaba a doler. Sus piernas y cuerpo temblaban. Tras varios chorros, llegó uno increíblemente potente y abundante que hizo que perdiese prácticamente el conocimiento. La tenía abrazada mientras besaba sus labios esperando a que se recuperase. Seguía tanto con mi polla como la de goma dentro, cuando empezó a recuperar la respiración y devolverme los besos.

Seguimos varios minutos en la misma posición hasta que empezó a recuperarse, seguía acariciando sus senos, rozando esos labios tan perfectos mientras Paula empezaba a ser consciente de lo que había pasado. Llevó su mano hacia su entrepierna, notando la humedad.

- ¿Estas bien niña?

- ¿Qué ha pasado?, ¿por qué estoy chorreando así?

- Espera que saco al pequeñín de goma.

Según lo saqué de su coño brotaron fluidos haciendo que aquello fuera un charcal en toda regla. Paula miraba hacia la cama asustada, miraba su cuño chorreando y la cama llena de líquidos. Se empezaba a poner nerviosa viendo el estropicio, pero la agarré las manos, la tumbé sobre mi pecho y tranquilicé diciendo que había sido increíble. Tras un rato nos deje caer hacia un lado, haciendo la cucharita. Era hora de sacar al pequeñín de su culo, estaba morcillón, pero no excesivamente duro, pensaba que no iba a ser difícil, pero a ambos nos dolió. Paula buscaba mi cara, se giró y nos volvimos a besar mientras grababa en mi mente esa carita.

Una vez recuperados Paula se incorporó y volvió con el estropicio, la cama estaba chorreando. Olía a sexo salvajemente en la habitación. Cogió su móvil y quitó la grabación. Me incorporé y la dije que no se preocupase.

- ¿Nene que ha pasado?

- Pues que has eyaculado como una bestia parda.

- No puede ser, nunca me ha pasado.

- Igual nunca te había dejado llevar o no habías perdido el control como hoy.

- Lo siento muchísimo, está todo hecho un desastre.

- ¿Eres tonta?, ha sido increíble hacerte llegar a ese punto. Y por esto no te preocupes, se recoge luego. ¿Ducha y nos vamos a comer?

Abrí la puerta de la terraza para airear un poco, mientras Paula intentaba asimilar aquel destrozo. La agarré del culo invitándola a entrar en el baño. Una ducha fría juntos se me antojaba bonito. Solo nos besamos y acariciamos, sin intención sexual, solo disfrutando del otro durante la ducha. Ambos estábamos bastante destrozados como para empezar una nueva guerra…

Tras la ducha empezamos a vestirnos, pero uno de los chorros había ido contra la silla donde estaba tirada toda la ropa de Paula, quedando la falda bastante mojada. Le dije que pasábamos por el zara a comprar ropa antes de comer, con lo que de nuevo se sirvió ella solita en mi armario, cogiendo esta vez una camisa blanca de rayas azules verticales. Cogió el mini cinto de la falda, se lo puso quedando monísima y sin ropa interior… junto a los zapatos y sin maquillar de nuevo era una jodida diosa. Marchamos de compras para la niña.
 
Capítulo 9:



Tras el desayuno ninguno de los dos queríamos que aquello acabase, con nuestras manos entrelazadas nos fundíamos en besos, hasta que empezó a sonar el teléfono de Paula que estaba en la habitación.

- Nene, llévame hasta la habitación.

- A sus órdenes mi señora.

La cogí en volandas, aún con mi polla dentro de ella y me senté en la cama sin sacar al pequeñín. Paula cogió el teléfono, era Darren. Colgó, pero a los pocos segundos comenzó de nuevo a sonar. Me sonrió, me hizo una señal con su dedo sobre los labios indicándome que estuviese callado y cogió la llamada. Aquello se la estaba yendo de las manos. Empezó a hablar con Darren, por sus respuestas la debía estar preguntando cuando volvía y si se complicó el trabajo al final. Paula seguía la conversación de la forma más natural del mundo, mirando en el calendario, volviendo a hablar con él, mirando el correo,… parecía que hablaban algo del viaje de novios. Mientras ella seguí a lo suyo agarré sus pechos y empecé a sobarlos, a pellizcar sus pezones hasta que conseguí ponerlos duros. Me miraba con vicio mientras mordía su labio, se disculpó con Darren y pidió que repitiera, se estaba perdiendo en la conversación. Con las manos en sus caderas, empecé a moverme, haciendo que sus caderas cogieran el ritmo. Iba elevando cada vez más su culo haciendo la penetración más honda y placentera. Empezó a gemir, se estaba descontrolando. Paró de golpe y se recostó sobre mí. Aproveche para robarla un profundo beso mientras seguía la conversación.

Quería seguir follándomela, no sé si por el puro vicio o por el hecho que la pillase Darren y que se fuera a la mierda la relación, pero el pequeñín estaba rígido como una pierda, agarré su culo con ambas manos, elevándolo empecé a bombear. No se lo esperaba y soltó de nuevo un gemido más sonoro. Me mordió el hombro con todas sus ganas la muy perra. Di de nuevo una embestida provocando un nuevo gemido, pero esta vez se sacó al pequeñín y quitó de encima pidiéndome tiempo con la mano mientras se tumbaba en la cama bocabajo. Continuo la conversación con Darren, pero yo no había acabado, quería más, quería hacerla gritar de placer y que su maridito la escuchara.

Me coloqué sobre ella, incrustando mi polla entre los cachetes de su culo. Era virgen por el culo, era de esas cosas como que se corriesen en su boca que no se había atrevido a probar nunca, y en ese momento me pareció una idea brillante. El ser el único que se había corrido en su boca era un hito, pero desvirgarla el culo se me antojaba un sueño en ese momento. Empecé a frotar mi polla sobre su culo, pero Paula me ignoraba, seguía a la conversación. Froté un par de veces mi sexo por el agujero de su culo y me acerqué al oído que tenía libre susurrando: - Te voy a abrir el culo. Giró de golpe su cabeza y me hizo señas que no. Pero me daba igual, quería ese premio. Agarré mi polla y la guie al centro de su culo. Mi polla se abría camino entre sus glúteos, me daba igual la llamada, me daba igual que fuera virgen, ese culo iba a ser mío. Apunté y empecé a presionar. Paula empezó a revolverse para evitar que pudiese apuntar, seguido de manotazos intentando ponérmelo difícil. No estaba muy por la labor.

Me empezaba a impacientar, Paula seguía revolviéndose mientras continuaba la conversación, seguían hablando de los hoteles del viaje, quería ese culo y lo quería ya. La presioné la espalda con un brazo sobre la cama mientras con el otro elevaba su culo, evitando que se pudiera revolver. Abrí su culo y empecé de nuevo mi conquista. Estaba difícil meter el pequeñín allí. Encima Paula no hacía por ayudar y la presión de su ojete hacía imposible taladrar aquello. Paula no hacía más que girar la cabeza de un lado a otro indicando que no, pero con una mano que lanzó bajo sus piernas agarró mi polla y la dirigió a su coño, estaba chorreando la muy puta. Sin soltar al pequeñín se metió casi media polla de golpe, soltando y metiéndose el resto de un golpe de cadera seguido de un gemido en toda regla. La solté la espalda, puso el manos libres en el móvil, dejándolo sobre la cama, poniéndose sobre las rodillas, en lo que aproveché para magrear sus duros pezones, a lo que me dijo susurrando:

- Nene, por el culo no, por favor.

- ¿Eres virgen aún verdad?

- Si, por favor, ahora no. Otro día lo intentamos.

- Sí o si te lo voy a follar. ¿No habías dicho que era la última vez? Tendrá que ser memorable ¿no?

- …

- Darren, si, para ese hotel lo confirme llamando directamente la semana pasada.

Paula se desacopló, se dio la vuelta empezando a comerme la polla. Se escuchaba a Darren de fondo hablando de hoteles, de visitas y no sé qué más mierdas, mientas su mujer estaba llenando de babas mi polla y le respondía con un leve aja, o si eso es. Una y otra vez dejaba caer sus babas sobre mi polla. Estaba intentando lubricar aquello todo lo que podía… sabía lo que se venía. Volvió a su posición inicial, aprovechando para sobar otro poco sus pechos y susurrándome de nuevo:

- Dame un minuto que termino la llamada.

- Quiero metértela mientras hablas con él.

- No, se va a dar cuenta. Por favor.

- Pues no seas escandalosa.

De seguido la empujé contra la cama, dejándola de nuevo a cuatro patas. Agarré al pequeñín mientras con la otra mano abría su culo. Empecé a restregar contra su agujero. Este ya no estaba tan apretado como antes, apunté y empecé poco a poco a follar ese culito virgen. Paula empezaba a gemir mientras iba conquistando ese culo centímetro a centímetro. Agarró la almohada hundiendo su cara en ella, ahogando sus gemidos de ¿dolor o placer? Apenas tenía unos centímetros dentro, pero necesitaba más, continué bombeando, penetrando cada bombeo un poquito más. Paula ya no gemía, eran gritos y me estaba poniendo burrísimo. La estaba follando el culo mientras su querido marido hablaba sin parar, tenía una diarrea lingüística el pobre increíble. Seguía avanzando mi conquista poco a poco, Paula seguía hundida en la almohada intentando soportar aquello. Dudo mucho que fuese ya consciente de su querido marido. Agarré fuerte su culo con ambas manos y en una última envestida metía toda mi polla en su culo, haciendo chocar mis huevos en su coño. Esta vez su grito fue más que sonoro, un yaaaaahhh increíblemente alto. No tardó la respuesta de Darren.

- Paula, ¿estas bien?

- Sisi, perdona, es que me están dando por el culo.

- ¿Tanto se complicó el proyecto?

- No te imaginas, me están reventando, esto es una locura. En cuanto termine te llamo, dame un rato. Te quiero.

Jajaja, no la podían acusar como mentirosa, fue una de las mejores salidas que había oído nunca a Paula. Colgó el teléfono, se incorporó, me llamo hijo de puta, me comió la boca, me dio el teléfono, volvió a su posición me dijo que quería que grabase como la follaba el culo y se quedó esperando más del pequeñín en su culo. Empecé a grabar, aquella posición era increíble, su espalda curvada, su culo entero para mí, sus pechos colgando a la espera de una envestida para volver a coger ese balanceo hipnótico. Acaricié su espalda, agarrando con mi mano libre su cadera, sacando toda mi polla y metiéndola de golpe mientras inmortalizaba como sodomizaba a mi mejor amiga con su propio móvil. Una y otra vez repetí la operación mientras Paula no dejaba de gritar, ya no era gemidos, eran gritos descontrolados de placer. La sensación era increíble, era un puto paraíso, aunque pensándolo bien, su coño se sentía mucho mejor, más caliente, más tenso, mucho más lubricado, pero quería correrme en su culo. Ser de nuevo el primero, tener otro logro sexual con Paula.

Continué penetrando su culo una y otra vez, sin miramientos, metiéndola hasta el fondo. Era fantástico oír gemir con cada envestida a Paula, cada vez lo disfrutaba más. Aproveche para atraerla hacia mí con mi polla dentro, la postura era forzada, pero su culo soportaba perfectamente seguir penetrándola así. La devolví el móvil y siguió grabando como si de un selfi se tratara.

- ¿Este video también se lo vas a enviar a Jimena?

- La vendría bien para darle envidia con lo que jamás va a poder tener y dejarla claro que eres mío en todos los sentidos, pero no quiero que piense que soy una guarra.

- ¿Y no lo eres? Me has follado en la terraza tras ponerte cachonda contándote como casi penetro a tu hermana, hemos follado mientras desayunábamos, has desayunado mi leche sin dejar una gota desperdiciada, has hablado por teléfono con tu marido mientras seguías con mi polla dentro y te desvirgaba el culo.

- No hace falta que sigas. Sabes que esto no habría pasado si no es contigo.

- Ósea, ¿que eres mi guarrilla?

- Nene no te pases.

Ahora mucho más suave, mientras buscaba sus labios recorriendo con besos su cuello. Agarré un pecho con una mano fuertemente haciéndola gritar, con la otra mano bajé hasta su coño. Buscó mis labios y seguimos follando en esa posición un rato, mientras acariciaba su coño, jugaba con sus pezones y continuaba bombeando en su culo nos fundíamos devorándonos la boca con una necesidad increíble.

Seguí jugando con su coñito mientras seguía bombeando suavemente en su culo para no sacar completamente el pequeñín. Paula acompañaba mis movimientos haciendo más fácil la penetración. Mi mano seguía con su trabajo sobre su coño, pero introduciendo poco a poco el dedo corazón. Su respiración empezaba a acelerarse más de la cuenta, ya no metía un solo dedo, estaba follando su coño con dos dedos mientras seguía metiéndola la polla en el culo.

- Mi guarrila, ¿alguna vez has hecho doble penetración?

- No me llames así. Y no, nunca estuve con dos tíos. ¿Vas a llamar al vecino o qué?

- Es vecina… si quieres voy a buscarla.

- Te mato.

- Deja el móvil grabando al lado de la tele y coge lo que hay en el segundo cajón.

Giro su cabeza como esperando una explicación, la comí la boca y empujé hacía la cómoda enfrente de la cama sacando mi polla de ese culito prieto. Se levantó, dejando el móvil apoyado en la tele y abrió el cajón. Supo que coger rápidamente.

Marta, una de las chicas con las que tuve una relación rara… por definirlo de alguna forma, hacía algo más de un año era artista o eso decía. Tras unos meses de sexo bastante interesante me dijo que adoraba mi polla y quería hacer una estatua con ella. Tras una noche bastante aleatoria en todos los sentidos, terminamos en su piso, entre el espectáculo de niña, la mamada que me hizo y la de mierda que llevábamos esa noche el pequeñín estaba majestuoso, pocas veces había llegado a ese esplendor. Con el líquido ese gomoso que usan lleno un recipiente y metí la polla dentro. En poco más de un minuto aquello estaba preparado, echó silicona e hizo un par de replicas. Una para mí y otra para ella.

Paula sacó la polla de goma, quedándose mirando atónita. Se acercó, la juntó al pequeñín y se la iluminó la cara.

- ¡En serio no puede ser… es el pequeñín!

- Si, una amiga hizo una réplica una noche loca.

- Me podrías haber regalado uno por mi cumpleaños, habría sido el regalo perfecto.

- Será mejor el de verdad y lo has rechazado más de una vez.

- No empieces Nene.

Coloqué la almohada y cojines contra el cabecero y me senté lo más cómodo que pude. Acerqué a Paula colocando su espalda contra mi pecho dejándola con las piernas dobladas para que tuviese posibilidad de cabalgarme. Agarré su cadera y empecé a hundir mi polla de nuevo en su culo. Entre gemidos conseguí empalarla completamente. Paula seguía con mi polla de goma en la mano, mientras me empezaba a cabalgar. Empecé a masturbarla, pero esta vez a dos manos. Una centrada en su clítoris y otra metiendo directamente dos dedos en su coño. Era increíble como se arqueaba su espalda, como tiraba su cuello hacía atrás mientras se esforzaba por clavarse más y más mi polla. Me tenía cardiaco, sus penetraciones cada vez eran con más ímpetu, dejaba caer todo su cuerpo con fuerza sobre mi polla y estaba a punto de reventar en su culo, pero no podía acabar así. Quería follarla doblemente antes de correrme. La quité la polla de goma de la mano y se la acerqué al coño, restregándola varias veces para lubricarla bien. Empecé a meter la punta mientras seguía frotando su clítoris cada vez más fuerte, sus gemidos ya eran gritos. Sus movimientos eran obscenos, su culo chocaba contra mí de forma brutal.

- ¿Quieres tener al pequeñín en tu culo y en tu coño a la vez?

- ¡Si claro que quiero!

Saqué lo poco que la había penetrado con el consolador y se lo llevé a la boca. No hizo falta decir nada, empezó a mamarlo como si de una de verdad se tratase sin dejar de follarse el culo con mi polla. Saqué la polla de goma de su boca y la volví a colocar en su coño, metiendo poco más del glande y consiguiendo de nuevo que su cuerpo se curvara hasta un límite increíble. Seguí metiéndola el consolador hasta el fondo mientras no dejaba de follarse el culo salvajemente. Empecé a marcar justo el ritmo contrario sobre su coño que el que ella marcaba sobre su culo, haciendo la penetración continua. Sus pechos aun no siendo grandes se movían de una forma increíble con cada cabalgada. Con cada doble penetración Paula aceleraba el ritmo, su respiración era atropellada, la faltaba el aire, pero no dejaba de botar sobre mi polla sin control. Mis manos no daban abasto, había abandonado su clítoris por aferrarme a uno de sus pechos, mientras intentaba seguir penetrándola con el consolador al ritmo. Los minutos pasaban, mi polla estaba a punto de partir en todos los sentidos, físicamente dudaba que aguantase mucho más las embestidas del culo de Paula, cada vez eran más intensas y la hacía salir completamente. A parte no tenía fuerzas para seguir resistiendo la eyaculación, no podía, no quería aguantar y deseaba correrme en su culo.

Tiré de su pelo enérgicamente echando su cabeza hacia atrás para comerla la boca mientras hacía ese último esfuerzo devolviendo las envestidas sobre su culo y penetrando su coño sin ningún tipo de sutileza ni delicadeza, pero esta vez al mismo ritmo que en su culo, corriéndome tras un par de ellas y notando como su cuerpo se paralizada, se tensaba. Noté como chorreaba la mano del consolador. Bajé la vista y vi como surgían chorros de su coño acompasados con los espasmos de su cuerpo. Con cada eyaculación de Paula su culo y coño se estrechaba, haciendo una constricción sobre mi polla que llegaba a doler. Sus piernas y cuerpo temblaban. Tras varios chorros, llegó uno increíblemente potente y abundante que hizo que perdiese prácticamente el conocimiento. La tenía abrazada mientras besaba sus labios esperando a que se recuperase. Seguía tanto con mi polla como la de goma dentro, cuando empezó a recuperar la respiración y devolverme los besos.

Seguimos varios minutos en la misma posición hasta que empezó a recuperarse, seguía acariciando sus senos, rozando esos labios tan perfectos mientras Paula empezaba a ser consciente de lo que había pasado. Llevó su mano hacia su entrepierna, notando la humedad.

- ¿Estas bien niña?

- ¿Qué ha pasado?, ¿por qué estoy chorreando así?

- Espera que saco al pequeñín de goma.

Según lo saqué de su coño brotaron fluidos haciendo que aquello fuera un charcal en toda regla. Paula miraba hacia la cama asustada, miraba su cuño chorreando y la cama llena de líquidos. Se empezaba a poner nerviosa viendo el estropicio, pero la agarré las manos, la tumbé sobre mi pecho y tranquilicé diciendo que había sido increíble. Tras un rato nos deje caer hacia un lado, haciendo la cucharita. Era hora de sacar al pequeñín de su culo, estaba morcillón, pero no excesivamente duro, pensaba que no iba a ser difícil, pero a ambos nos dolió. Paula buscaba mi cara, se giró y nos volvimos a besar mientras grababa en mi mente esa carita.

Una vez recuperados Paula se incorporó y volvió con el estropicio, la cama estaba chorreando. Olía a sexo salvajemente en la habitación. Cogió su móvil y quitó la grabación. Me incorporé y la dije que no se preocupase.

- ¿Nene que ha pasado?

- Pues que has eyaculado como una bestia parda.

- No puede ser, nunca me ha pasado.

- Igual nunca te había dejado llevar o no habías perdido el control como hoy.

- Lo siento muchísimo, está todo hecho un desastre.

- ¿Eres tonta?, ha sido increíble hacerte llegar a ese punto. Y por esto no te preocupes, se recoge luego. ¿Ducha y nos vamos a comer?

Abrí la puerta de la terraza para airear un poco, mientras Paula intentaba asimilar aquel destrozo. La agarré del culo invitándola a entrar en el baño. Una ducha fría juntos se me antojaba bonito. Solo nos besamos y acariciamos, sin intención sexual, solo disfrutando del otro durante la ducha. Ambos estábamos bastante destrozados como para empezar una nueva guerra…

Tras la ducha empezamos a vestirnos, pero uno de los chorros había ido contra la silla donde estaba tirada toda la ropa de Paula, quedando la falda bastante mojada. Le dije que pasábamos por el zara a comprar ropa antes de comer, con lo que de nuevo se sirvió ella solita en mi armario, cogiendo esta vez una camisa blanca de rayas azules verticales. Cogió el mini cinto de la falda, se lo puso quedando monísima y sin ropa interior… junto a los zapatos y sin maquillar de nuevo era una jodida diosa. Marchamos de compras para la niña.
Me la has puesto durísima
 
Sensacional relato. Vaya sesión ha tenido esta pareja. No sé qué pasará con ellos, pero está claro que la felicidad de Paula no está con Darren, creo que debería de dejarse de tonterías y admitir que de quien está enamorada es de nuestro protagonista.
 
Brutal la forma de relatar, de describir situaciones y acciones, por supuesto he terminado leyendo con una erección brutal
 
Capítulo 10:




Pusimos rumbo en coche a un centro comercial que teníamos cerca de mi piso. He de reconocer que Paula estaba increíble, la sentaba genial una buena follada. Con su poco más de 1,60 de altura y unos 50 kg tenía un cuerpo precioso, unido a su pelo rubio y esa carina tan bonita era un jodido espectáculo. En todos los años que nos conocíamos no había sido de esas mujeres que hacen girarse a los hombres, en parte por su excesiva formalidad vistiendo y en parte por su timidez. Pero esa mañana pocos hombres perdieron detalle de su cuerpo. Sus piernas parecían más largas con esos taconazos negros y por la falta de pantalón o falda. Sus pechos se marcaban en su cuerpo perfectamente y su mirada era de confianza, de comerse el puto mundo, esa mirada que solo tenía trabajando.

Por mi parte tampoco podía quejarme, más de una mami follable tirando de carrito o adolescentes me hicieron un buen repaso. No soy un Velencoso, pero con 1,86 y 85 kilos, con unas espaldas bastante anchas, unos brazos que según varias amigas eran mi punto fuerte, debido a la natación en la juventud y a que siempre practiqué deportes o gimnasio, sin llegar a tener la tableta marcada, no me podía quejar para nada de apariencia física.

Tanto Paula como yo vestíamos bien. Paula tenía un gusto increíble y cualquier cosa la quedaba como un guante, no era muy de marcas a excepción de los zapatos y bolsos. Por mi parte, cero sentido de la moda, pero tengo un amigo increíble que es mi gurú. Es un yonqui de la ropa y le dejo hacer cuando vamos de compras, eso sí, es un adicto de las marcas también… me sale caro.

El centro comercial estaba bastante a rebosar, se notaba que la gente se escondía en estos para escapar del calor del verano. La gente iba muy veraniega, pantalones cortos, camisetas, vestidos sueltos… desentonábamos bastante, Paula iba bastante elegante aun llevando una camiseta mía, mientras que yo llevaba unos chinos marrones, camisa blanca y zapato de ante. Lo normal de un día de trabajo como el que era, aunque ninguno de los dos estábamos haciendo demasiado caso a este, teníamos cosas más interesantes en las que centrarnos…

Por suerte, tanto Paula como yo tenemos unos puestos laborales bastantes buenos. Ambos nos esforzamos mucho en su día para escalar a costa de sacrificar otras cosas. En los grupos de amigos de ambos éramos de los pocos sin críos debido a que por trabajo no habíamos considerado aún esa posibilidad. Paula era responsable de grandes cuentas en su empresa mientras que yo había conseguido hacía poco más de un año el puesto de dirección tecnología en una entidad bancaria. El tomarnos un día sin hacer mucho caso del trabajo tampoco nos iba a suponer un problema a ninguno de los dos.

Tras una primera vuelta buscando una tienda de ropa interior encontramos un intimissimi. No era la primera vez que iba con Paula a comprar ropa interior, ni la segunda, … pero esta vez era la primera que iba a disfrutar yo esa ropa. Paula fue directamente a los básicos, quedándome ensimismado con unos conjuntos de encaje rosa con detalles dorados. El tanga de cinta ancha con un sujetador de triangulo, ambos transparentes. Se acercó la dependiente por mi espalda preguntándome si necesitaba ayuda. Rubía, alta, delgada, con unos pechos generosos sin ser excesivos para ese cuerpecín, ojos verdes y máximo 25 añines. Era como las modelos de las imágenes que inundaban la tienda, un espectáculo. Con ganas me quede de pedirla que se probara aquello… Empezó a enseñarme otros en colores verde, azul… mientras me agarraba del brazo y preguntaba si era para mi pareja. Señalé a Paula y la dije que necesitaba talla para ella, completamente ajena a la situación. De repente se giró viendo a la rubia amarrada a mi brazo mirándola de arriba abajo y la cambió la cara. Paula se acercó como guepardo hacia su presa. La dependienta me soltó el brazo separándose unos centímetros mientras la preguntaba sus tallas.

- Niña, te ha preguntado tus tallas.

- Si dime de braguita y pecho, te busco el conjunto.

- S y 95B.

- Ok, dame 1 minuto que te lo saco, aquí no me queda.

- Muchas gracias!

- ¿Bien con la rubia?

- Si, es un cielo.

- Si, ya ví como te amarraba.

- ¿Celosona?

- Idiota.

Llegó la dependienta, dándole el conjunto a Paula e indicándola los probadores. Me quedé buscando otro conjunto, encontré uno negro de encaje precioso, tenía que quedar a Paula increíble. Se acercó de nuevo la dependienta, agarrándome de nuevo del brazo.

- Ese es precioso, con un poquito más de pecho le quedaría increíble a tu pareja. Por cierto, me llamo Daniela.

- Encantado, me llamo Ian. No es mi pareja, es solo una amiga.

- Que suerte la tuya venir a comprar ropa interior con una amiga.

- No lo sabes bien… por cierto, voy a ver como la queda. ¿Me puedes sacar este también en su talla?

- Si claro, ahora os lo llevo.

Según llegué Paula estaba con la cabeza fuera del último probador de pasillo. Había otro hombre esperando al principio del pasillo con cara de aburrimiento. Le salude con cara de “esto es lo que toca campeón”.

- ¿Te entretuvo la dependienta?

- No, estaba buscando otro conjunto. ¿Habrá que probar más de uno no?

- Los que quieras.

- Ian, el conjunto que querías, la va a quedar genial.

- Muchas gracias Daniela.

La cara de Paula en modo tenis, mirando a uno y otro era super graciosa. Tras darme el conjunto Daniela marchó moviendo el culo de una forma increíble. El otro chico que estaba esperando estaba babeando con la niña… Paula mirándome con cara de pocos amigos.

- ¿Ya tienes su número de teléfono?

- No seas tonta, se ha presentado antes cuando la he pedido el otro conjunto.

- No pierde tiempo la criaja.

- Déjate de celos que eres una mujer casada.

- Pues si soy una mujer casada te quedas sin ver esto…

Justo entro en el probador de enfrente una chica de unos 27-29 años, según entraba en el pasillo no perdí detalle, pelirroja, ojos azules, 1,70 de altura, delgadita y muy blanca de piel. Entre ese pelo, esa carina y ese cuerpo, el conjunto era muy exótico, la típica que clavaría la imagen de un hada de esas de película. Muy atractiva en general. Me hizo gracia que estando todos vacíos menos uno al principio y el de Paula eligiese justo ese. Abrí la cortina de Paula y estaba con el móvil. La quedaba increíble el conjunto, igual de pecho un poco prieto pero lo justo para realzar aún más esas tetas que me volvían loco.

- Me han escrito del trabajo, mañana tengo reunión, ¿te importa que me quede un día más?

- Por mi perfecto, como si quieres para siempre.

- Nene no empieces.

- Por intentarlo que no sea.

- Me pruebo el conjunto negro. Búscame uno blanco anda.

Me agarró la cabeza empujándome fuera del probador… ahora venía con esas tonterías. Según salí de los probadores Daniela vino sin perder tiempo. La expliqué que quería algo blanco del estilo al primero. Me llevó del brazo hasta un conjunto blanco con estampado jaspeado… ni puta idea que era aquello, pero era muy bonito.

- ¿Te gusta?

- Si, es perfecto.

- Es el que llevo yo ahora mismo, pero en rojo.

Se separo poco más de un metro y dio una vueltecita como una niña pequeña enseñando su vestidito nuevo. La verdad que tenía un cuerpo increíble. Llevaba un vestido suelto de flores con unas cuñas de esparto. Era un jodido sueño esa niña.

- El conjunto verse no se ve, pero el vestido te queda perfecto.

- Jejeje, perdona, no sé en que estoy pensando.

- Nada mujer.

- Vale, busco talla en blanco y ahora voy.

Fui al probador, Paula estaba ya esperando con la cabeza fuera. Le dije que encontré uno precioso en blanco que ahora nos lo traían. Abrió la cortina de par en par y se quedó esperando mi aprobación.

- Increíble Paula, te queda perfecto. Pero mucho mejor sin él.

El pequeñín empezaba a dar coletazos, Paula aprovechó a mostrarme bien el conjunto, por delante, por detrás, … y justo llegó Daniela con el conjunto blanco.

- Te queda genial, bonito cuerpo.

Paula cerró de golpe la cortina. Daniela empezó a sonreír mientras la pasaba el conjunto por el lateral de la cortina, me hizo una señal de que la mirase y se metió en el probador de al lado sin cerrar la cortina. Joder, el pequeñín empezaba a estar morcillón, estaba siendo surrealista aquella situación. Empezó a subir el vestido dejando el tanguita a la vista, se marcaba en su coño sin dejar lugar a la imaginación. Soltó el vestido, se quitó los tirantes dejándolo caer. Dios, aquello hizo que la polla saltara en resorte. Dio una vuelta dejando su culo expuesto, era perfecta, esa perfección que te da la juventud.

Volvió a darse media vuelta justo cuando del probador enfrente de Paula salió la chica pelirroja, se quedó un poco cortada, sonrió y salió de los probadores. Daniela miraba mi polla mientras se mordía el labio. En ese momento no me acordaba de Paula. Daniela me susurro: - ¿Te gusta el conjunto? Asentí con la cabeza, entre tener a Paula en el probador de al lado y la situación no daba para más mi cabeza. Justo Paula me llamó, reclamaba mi presencia y Daniela cerró la cortina de golpe. Estaba muy guapa, la quedaba genial, pero el sujetador muy suelto, tras varias vueltas me pidió que buscara una talla menos. Según volvía al probador de Daniela, salió vestida cogiendo el sujetador blanco y sin decir nada fue a por la otra talla.

Llegó Daniela y me dio el sujetador, seguido de un beso en la mejilla, se marchó sin más.

- Nene, ¿te has perdido?

- No, toma, mira a ver esta talla.

Paula lo cogió y probó, la quedaba genial. Pero quería volver a probar los otros… era un dolor ir con ella de compras, era bastante indecisa y encima no me estaba dejando verla como se cambiaba.

- Nene, no estoy convencida.

- Paula, te llevas los tres, decidido, te los regalo que voy a ser yo quien los disfrute.

- Me quedo el negro puesto o cual prefieres.

- El negro es perfecto.

Fui en busca de Daniela con los otros dos conjuntos para pagar mientras Paula terminaba de vestirse. Antes de darme el ticket Daniela apuntó su número en este. Su mirada era puto vicio. Con la tralla que llevaba tras follar con Paula estaba destrozado, pero en aquel instante habría hecho una locura con esa niña. Pagué y nos fuimos a Mango, Paula necesitaba ropa para ir a la oficina al día siguiente. Tras un par de vueltas me fijé que la pelirroja de los probadores estaba allí haciendo ronda igualmente. Con la iluminación de la tienda se la veía incluso más espectacular. Paula eligió un par de faldas, blusas y vestidos. Tras recolectar fuimos de nuevo a los vestuarios. Paula solía elegir siempre los del fondo, supongo que manías. Me quedé fuera esperando, aprovechando para guardar el número de Daniela. Tenía que llamar aquella niña, vaya cuerpo.

Tras un par de minutos entró en los probadores la pelirroja, eligiendo justamente el probador que estaba junto al de Paula. Ambos aprovechamos para hacernos un repaso completo, llevaba un vestido estampado largo, junto a unas sandalias de estas típicas que llevan ahora tipo Hermes. Entró en el vestuario colgado torpemente un par de prendas. Paula me reclamó y metí la cabeza tras la cortina viendo como la quedaba una falda gris con blusa blanca. Algo serio, muy de trabajo. Le dije que se probase uno de los vestidos que había cogido. Empezó a quitarse la blusa y justo cuando se la empezaba a quitar me sacó del vestuario junto al comentario de: - ¿Porque no vas a ligar con las dependientas?

Según salí vi que el probador de la pelirroja no estaba completamente cerrado. Estaba de espaldas quitándose el vestido. Di un paso atrás para tener mejores vistas, mientras dejaba caer este. No llevaba sujetador, solo un tanguita negro de hilo. El espejo estaba en el lateral derecho, no llegaba a ver su reflejo, pero únicamente su espalda ya era un monumento, y ese culo… ese culo se merecía un premio. Se agachó a coger el vestido y lo colocó en una de las perchas. Dio un pasito a la izquierda quitándose las sandalias y dejándolas colocadas. El pequeñín volvía a dar señales de vida, como no con semejante mujer. Se giró, no sé si me llegaría a ver, pero no reaccionó tapándose, simplemente siguió. Si su culo era algo increíble, sus pechos eran la perfección. El tamaño perfecto para su cuerpo, perfectamente puestos con ese tono tan pálido de piel. La aureola poco más de 3 centímetros muy clara, con un pezón rosado que pedía ser devorado. Ese pezón que aún sin estar duro muestra esos ductos abiertos clamando por una boca que los mamase. Su vientre plano, terminado en un tanguita negro transparente mostraba un pubis sin rastro de pelo, junto a unos labios finos. Sus piernas, eternas, sexis, terminadas en unos pies… que pies… no me considero un fetichista y aún menos de pies, pero aquellos merecían una puta oda. Podía considerarla el prototipo de mujer perfecta que idealicé con apenas 16 años, ese que te preguntan y eres capaz de describir una y otra vez con la imagen mental de una diosa. Y tenía a esa diosa enfrente prácticamente desnuda.

Estaba cardiaco, no era consciente en ese momento de lo atraído que me sentía por esa chica. Se giró cogiendo un pichi baquero, comenzando a ponérselo. Paula me sacó del sueño que estaba teniendo, reclamando mi presencia. En ese momento la odié mucho. Metí de nuevo la cabeza en el probador viendo como la quedaba el vestido, la di el beneplácito y esta vez no tuvo que sacarme ella del probador, salí yo solito cogiendo de nuevo posición para ver a la pelirroja.

Allí estaba mirándose en el espejo con el pichi, sin sujetador. Sus pechos asomaban tímidamente por los laterales. Se desabrochó los tirantes quedando de nuevo en tanga. Cogió una falda de tubo. Justo sonó el teléfono, lo saqué y justo vi como miraba por el hueco de la cortina mientras cogía la llamada, me reclamaban del trabajo. Cogí la llamada mientras seguía atento a sus movimientos, disfrutando como se ponía la falda. Se miraba en el espejo, era muy ajustada, marcaba los bordes del tanguita aun siendo ese minúsculo. Se quedó mirándose, subió un poco la falda y sacó el tanguita de un tirón. La conversación de trabajo dejó de tener interés, cortando indicando que llamaría más tarde.

Escuché mientras como Paula hablaba por teléfono, estaba entretenida, mucho mejor. La pelirroja estaba increíble únicamente con la faldita ajustada. El movimiento de sus pechos era hipnótico con los giros. Mi polla estaba que iba a explotar en cualquier momento. Me moría por sacarme la polla y hacerme una paja allí mismo viéndola. Se puso una blusa blanca y dio un par de vueltas para verse. Vi cómo se sonreía así misma y empezó a quitarse la blusa tirándola al suelo. Comenzó a bajar la falda, hasta sacarla completamente empujándola hacia un lado, dejándome ver su coñito completamente. Allí estaba completamente desnuda, esa diosa pelirroja. Tenía el móvil en la mano de la llamada, aproveché a desbloquearlo y la apunté con él. La hice una foto de lado capturando ese perfil de los pechos perfectos. Aproveché para hacer todas las fotos que pude. Se giro dándome la espalda, se agacho para coger la falda dejando expuesto su coño completamente, seguido de varias fotos por mi parte. Aquel coño era un sueño, se veía tan perfecto que necesitaba destrozarlo.

El verla ponerse el tanga con esas piernas eternas era puto vicio. Se puso su vestido junto a las sandalias, recogió todo y se dispuso a salir. No sé de dónde saqué el valor, pero me presenté y la pedí el número para quedar algún día, si no lo hacía me arrepentiría toda la vida. La di el móvil, apuntó su número y se dio un toque.

– Me llamo Madi, espero tu llamada.

Salió de los vestuarios echando una última mirada hacia atrás sonriéndome. Dios mío como me había dejado la niña. Metí la cabeza en el probador de Paula, estaba solo con la ropa interior mientras seguía la conversación. Entré, me puse a su espalda y la desabroché el sujetador. Paula iba a pagar el calentón de Madi. Empecé a sobarla las tetas mientras bajaba mi mano a su coño. Paula se dejaba hacer, mientras continuaba la llamada. Apoyó su culo contra mi notando mi polla. Llevó su mano libre agarrándola seguido de un giro de la cabeza mordiéndose el labio. Se giró completamente, sujetando el móvil con el hombro mientras desabrochaba el pantalón. Se la iluminó la cara al ver al pequeñín así, menos mal que no sabía que no era la promotora de aquello. Se puso de rodillas mientras me terminaba de bajar los pantalones, comenzando a dar pequeñas mamadas, apenas el glande mientras seguía la conversación con el móvil. Quería correrme ya, mientras la imagen de la pelirroja seguía grabada en mi retina. Agarré la cabeza de Paula con ambas manos y metí de golpe la polla todo lo que pude, haciendo que se la cállese el teléfono y empezándola a follar la boca como un loco. Consiguió coger y cortar la llamada. Los sonidos que hacían su boca y garganta al chocar mi polla en ella eran increíbles. Paula se dejaba hacer, llevó sus manos hacia sus caderas dejándome total libertad para follarla la boca a mi placer. La pobre intentaba respirar como buenamente podía mientras penetraba su boca una y otra vez, cada vez con más fuerza hasta que llego la corrida tras una de esas embestidas en su boca. Llegó la arcada, pero trago y poco a poco fue limpiando hasta la última gotita de semen.

Al final cogió los trapos que mas la convencían, pagamos y nos fuimos a comer. No dejaba de dar vueltas a la cabeza la mañana tan maravillosa que llevaba. No me llegaba a creer lo sucedido en los probadores con Daniela y Madi. Estoy completamente seguro que el hecho de llevar a Paula a mi lado ayudo mucho, por no decir que fue el detonante de todo aquello. Esa mañana estaba pletórica, estaba mucho mas sexi que de normal. Y su cara rebosaba felicidad, que bien la venia unas buenas folladas, si la viese la cara su padre en ese momento la vería feliz como él quería.

Nos fuimos a comer cerca del barrio donde vivía, había varios restaurantes que nos gustaban mucho. Tras una comida increíble y amena, Paula estaba radiante en todos los sentidos, no dejamos de hablar ni un segundo de nuestras tonterías. De camino a casa parecíamos un par de enamorados, besándonos a cada oportunidad, juntando nuestras manos. Volvimos a mi casa a descansar un rato y a ponernos al día con el trabajo un rato. Según llegamos me quedé con un pantalón corto y Paula se quedó con el tanga negro y una camiseta mía de tirantes. No llevaríamos ni medía hora trabajando, estaba en medio de una llamada cuando Paula se acercó por la espalda, metiendo su mano por dentro del pantalón y empezando a masturbarme. No tardó en tener al pequeñín como una piedra de nuevo. Giró la silla, colocándose de rodillas ante mí, bajando el pantalón de un tirón y acomodándose para comenzar a mamarme la polla. No recuerdo de que iba la reunión, pero si se que era de dirección, con jefes de los de arriba. Me habría encantado poner la cámara y decir que eso era el teletrabajo…Al final tuve que mutearme, la boca de Paula chocaba contra mi polla haciendo demasiado ruido. Cuando sabía que ya me tenía a puntito, se levantó, y me susurró que me corriese en su coño. Bajé la silla todo lo que daba de si y Paula se acomodó penetrándose. Comenzó a follarse ella sola, solo me dejaba hacer, agarrada en la mesa empezó a cabalgarme fuertemente. Acerté a apagar la llamada y cerrar el portátil. Las embestidas de Paula eran increíbles, junto a la mamada que me acaba de hacer termine reventando en su coño en apenas unos segundos.

Estábamos con una sudada ambos interesante, revisé que la llamada hubiese acabado, comprobé la transcripción por si me reclamaba algo.

- Niña, ¿nos bajamos a la piscina a dar un chapuzón?

- Nene, no tengo biquini.

- Juraría que Maca se dejó uno por aquí hace ya tiempo.

- ¿Maca? ¿en serio?

- Si prefieres bajar en ropa interior…

Paula nunca llegó a tragar a Maca, era una golfilla como solía decir. A parte, Maca vestía mucho más provocativo que Paula, así que a saber qué tipo de biquini se la pasó por la cabeza en aquel momento. Maca era algo más baja que Paula, y con menos culo y pecho, en cuanto la di el biquini se quedo con cara de ni de coña. Se lo probó y como esperaba la quedaba mas bien pequeño, pero para un apuro valía. No era muy tarde y la piscina estaba prácticamente vacía, un par de vecinas de las típicas que se tuestan al sol y el socorrista. En cuanto Paula se quitó la camiseta el pobre no la quitaba ojo. Entre el cuerpazo y lo mini del biquini estaba para follársela allí mismo. Empezamos a jugar dentro del agua, no tardó en ponerse encima y rozarse contra mi polla. Me puse a su espalda, incrustando mi polla entre sus piernas mientras magreaba sus pechos. No me había percatado ni me acordaba ya de aquel biquini, pero en cuanto se mojaba se transparentaba completamente, junto a lo oscuros de los pezones de Paula y lo justo que la iba era un espectáculo.

- Si sales de frente al socorrista te subo a casa y como el coño las veces que quieras.

Sin cortarse ni un pelo se acercó a la escalera, justo al lado del socorrista y salió del agua. Al pobre se le quedó una cara tonto increíble, no perdió detalle mientras subía, se colocó de espaldas a él y pude ver que la braguita igualmente marcaba hasta el último detalle. Saltó al agua y se acercó a mi nadando mientras el socorrista se marchaba al botiquín.

- Uno que se va a hacer una paja con el espectáculo que le has dado.

- Me debes algo.

Cogimos nuestras cosas y subimos a casa. Nada más entrar por la puerta ya la estaba desnudando, pero Paula no tenía prisa por lo visto, se fue a por una coca cola, se la sirvió en una copa y sentó en el sofá. Hice lo propio, me situé de rodillas ante ella para empezar mis labores. Paula cogió el mando de la tele y empezó a jugar con el móvil.

- Espérate que quiero ver nuestros videos mientras me lo comes.

- Vaya, vas a sacar partido a los videos al final. Los puedes usar durante el viaje de novios para ponerte a tono si quieres.

- ¡Eres imbécil nene!

- Pero es una buena idea…

- Si, pero eres imbécil.

Envió el primer video que teníamos juntos, el de la boda. Se acostó y abrió las piernas dándome paso. Empecé a besar todo su sexo, era tan perfecto, tenía ese olor a ella tan característico y sabía… joder como sabía. Tenía unas ganas locas de volver allí, a ese lugar donde el tiempo no importaba. Me tomé todo el tiempo del mundo, pero el video en el que Paula me Cabalgaba la noche de su boda la estaba poniendo loca. Empezó a elevar la cadera, a morderse el labio, a apretar mi cabeza contra su coño, mientras no dejaba de jugar en su entrepierna con mi lengua mientras jugaba con sus pezones pellizcándolos fuertemente. Sus gemidos empezaban a ser rítmicos, su cadera quería follar mi boca y mi lengua se esforzaba por destrozar su coño, llegando esos temblores que tanto me gustaba sentir en Paula. Agarró mi cabeza con ambas manos mientras devoraba su coño, sus temblores eran mas fuertes, llegando mi preciado tesoro. Paula cayo rendida mientras seguía devorando su coño, ese sabor… me habría encantado poder mantenerlo en mi boca para siempre. Me acomodé a su lado, apagué la tele y nos quedamos abrazados echando una merecida siesta.
 
Capítulo 10:




Pusimos rumbo en coche a un centro comercial que teníamos cerca de mi piso. He de reconocer que Paula estaba increíble, la sentaba genial una buena follada. Con su poco más de 1,60 de altura y unos 50 kg tenía un cuerpo precioso, unido a su pelo rubio y esa carina tan bonita era un jodido espectáculo. En todos los años que nos conocíamos no había sido de esas mujeres que hacen girarse a los hombres, en parte por su excesiva formalidad vistiendo y en parte por su timidez. Pero esa mañana pocos hombres perdieron detalle de su cuerpo. Sus piernas parecían más largas con esos taconazos negros y por la falta de pantalón o falda. Sus pechos se marcaban en su cuerpo perfectamente y su mirada era de confianza, de comerse el puto mundo, esa mirada que solo tenía trabajando.

Por mi parte tampoco podía quejarme, más de una mami follable tirando de carrito o adolescentes me hicieron un buen repaso. No soy un Velencoso, pero con 1,86 y 85 kilos, con unas espaldas bastante anchas, unos brazos que según varias amigas eran mi punto fuerte, debido a la natación en la juventud y a que siempre practiqué deportes o gimnasio, sin llegar a tener la tableta marcada, no me podía quejar para nada de apariencia física.

Tanto Paula como yo vestíamos bien. Paula tenía un gusto increíble y cualquier cosa la quedaba como un guante, no era muy de marcas a excepción de los zapatos y bolsos. Por mi parte, cero sentido de la moda, pero tengo un amigo increíble que es mi gurú. Es un yonqui de la ropa y le dejo hacer cuando vamos de compras, eso sí, es un adicto de las marcas también… me sale caro.

El centro comercial estaba bastante a rebosar, se notaba que la gente se escondía en estos para escapar del calor del verano. La gente iba muy veraniega, pantalones cortos, camisetas, vestidos sueltos… desentonábamos bastante, Paula iba bastante elegante aun llevando una camiseta mía, mientras que yo llevaba unos chinos marrones, camisa blanca y zapato de ante. Lo normal de un día de trabajo como el que era, aunque ninguno de los dos estábamos haciendo demasiado caso a este, teníamos cosas más interesantes en las que centrarnos…

Por suerte, tanto Paula como yo tenemos unos puestos laborales bastantes buenos. Ambos nos esforzamos mucho en su día para escalar a costa de sacrificar otras cosas. En los grupos de amigos de ambos éramos de los pocos sin críos debido a que por trabajo no habíamos considerado aún esa posibilidad. Paula era responsable de grandes cuentas en su empresa mientras que yo había conseguido hacía poco más de un año el puesto de dirección tecnología en una entidad bancaria. El tomarnos un día sin hacer mucho caso del trabajo tampoco nos iba a suponer un problema a ninguno de los dos.

Tras una primera vuelta buscando una tienda de ropa interior encontramos un intimissimi. No era la primera vez que iba con Paula a comprar ropa interior, ni la segunda, … pero esta vez era la primera que iba a disfrutar yo esa ropa. Paula fue directamente a los básicos, quedándome ensimismado con unos conjuntos de encaje rosa con detalles dorados. El tanga de cinta ancha con un sujetador de triangulo, ambos transparentes. Se acercó la dependiente por mi espalda preguntándome si necesitaba ayuda. Rubía, alta, delgada, con unos pechos generosos sin ser excesivos para ese cuerpecín, ojos verdes y máximo 25 añines. Era como las modelos de las imágenes que inundaban la tienda, un espectáculo. Con ganas me quede de pedirla que se probara aquello… Empezó a enseñarme otros en colores verde, azul… mientras me agarraba del brazo y preguntaba si era para mi pareja. Señalé a Paula y la dije que necesitaba talla para ella, completamente ajena a la situación. De repente se giró viendo a la rubia amarrada a mi brazo mirándola de arriba abajo y la cambió la cara. Paula se acercó como guepardo hacia su presa. La dependienta me soltó el brazo separándose unos centímetros mientras la preguntaba sus tallas.

- Niña, te ha preguntado tus tallas.

- Si dime de braguita y pecho, te busco el conjunto.

- S y 95B.

- Ok, dame 1 minuto que te lo saco, aquí no me queda.

- Muchas gracias!

- ¿Bien con la rubia?

- Si, es un cielo.

- Si, ya ví como te amarraba.

- ¿Celosona?

- Idiota.

Llegó la dependienta, dándole el conjunto a Paula e indicándola los probadores. Me quedé buscando otro conjunto, encontré uno negro de encaje precioso, tenía que quedar a Paula increíble. Se acercó de nuevo la dependienta, agarrándome de nuevo del brazo.

- Ese es precioso, con un poquito más de pecho le quedaría increíble a tu pareja. Por cierto, me llamo Daniela.

- Encantado, me llamo Ian. No es mi pareja, es solo una amiga.

- Que suerte la tuya venir a comprar ropa interior con una amiga.

- No lo sabes bien… por cierto, voy a ver como la queda. ¿Me puedes sacar este también en su talla?

- Si claro, ahora os lo llevo.

Según llegué Paula estaba con la cabeza fuera del último probador de pasillo. Había otro hombre esperando al principio del pasillo con cara de aburrimiento. Le salude con cara de “esto es lo que toca campeón”.

- ¿Te entretuvo la dependienta?

- No, estaba buscando otro conjunto. ¿Habrá que probar más de uno no?

- Los que quieras.

- Ian, el conjunto que querías, la va a quedar genial.

- Muchas gracias Daniela.

La cara de Paula en modo tenis, mirando a uno y otro era super graciosa. Tras darme el conjunto Daniela marchó moviendo el culo de una forma increíble. El otro chico que estaba esperando estaba babeando con la niña… Paula mirándome con cara de pocos amigos.

- ¿Ya tienes su número de teléfono?

- No seas tonta, se ha presentado antes cuando la he pedido el otro conjunto.

- No pierde tiempo la criaja.

- Déjate de celos que eres una mujer casada.

- Pues si soy una mujer casada te quedas sin ver esto…

Justo entro en el probador de enfrente una chica de unos 27-29 años, según entraba en el pasillo no perdí detalle, pelirroja, ojos azules, 1,70 de altura, delgadita y muy blanca de piel. Entre ese pelo, esa carina y ese cuerpo, el conjunto era muy exótico, la típica que clavaría la imagen de un hada de esas de película. Muy atractiva en general. Me hizo gracia que estando todos vacíos menos uno al principio y el de Paula eligiese justo ese. Abrí la cortina de Paula y estaba con el móvil. La quedaba increíble el conjunto, igual de pecho un poco prieto pero lo justo para realzar aún más esas tetas que me volvían loco.

- Me han escrito del trabajo, mañana tengo reunión, ¿te importa que me quede un día más?

- Por mi perfecto, como si quieres para siempre.

- Nene no empieces.

- Por intentarlo que no sea.

- Me pruebo el conjunto negro. Búscame uno blanco anda.

Me agarró la cabeza empujándome fuera del probador… ahora venía con esas tonterías. Según salí de los probadores Daniela vino sin perder tiempo. La expliqué que quería algo blanco del estilo al primero. Me llevó del brazo hasta un conjunto blanco con estampado jaspeado… ni puta idea que era aquello, pero era muy bonito.

- ¿Te gusta?

- Si, es perfecto.

- Es el que llevo yo ahora mismo, pero en rojo.

Se separo poco más de un metro y dio una vueltecita como una niña pequeña enseñando su vestidito nuevo. La verdad que tenía un cuerpo increíble. Llevaba un vestido suelto de flores con unas cuñas de esparto. Era un jodido sueño esa niña.

- El conjunto verse no se ve, pero el vestido te queda perfecto.

- Jejeje, perdona, no sé en que estoy pensando.

- Nada mujer.

- Vale, busco talla en blanco y ahora voy.

Fui al probador, Paula estaba ya esperando con la cabeza fuera. Le dije que encontré uno precioso en blanco que ahora nos lo traían. Abrió la cortina de par en par y se quedó esperando mi aprobación.

- Increíble Paula, te queda perfecto. Pero mucho mejor sin él.

El pequeñín empezaba a dar coletazos, Paula aprovechó a mostrarme bien el conjunto, por delante, por detrás, … y justo llegó Daniela con el conjunto blanco.

- Te queda genial, bonito cuerpo.

Paula cerró de golpe la cortina. Daniela empezó a sonreír mientras la pasaba el conjunto por el lateral de la cortina, me hizo una señal de que la mirase y se metió en el probador de al lado sin cerrar la cortina. Joder, el pequeñín empezaba a estar morcillón, estaba siendo surrealista aquella situación. Empezó a subir el vestido dejando el tanguita a la vista, se marcaba en su coño sin dejar lugar a la imaginación. Soltó el vestido, se quitó los tirantes dejándolo caer. Dios, aquello hizo que la polla saltara en resorte. Dio una vuelta dejando su culo expuesto, era perfecta, esa perfección que te da la juventud.

Volvió a darse media vuelta justo cuando del probador enfrente de Paula salió la chica pelirroja, se quedó un poco cortada, sonrió y salió de los probadores. Daniela miraba mi polla mientras se mordía el labio. En ese momento no me acordaba de Paula. Daniela me susurro: - ¿Te gusta el conjunto? Asentí con la cabeza, entre tener a Paula en el probador de al lado y la situación no daba para más mi cabeza. Justo Paula me llamó, reclamaba mi presencia y Daniela cerró la cortina de golpe. Estaba muy guapa, la quedaba genial, pero el sujetador muy suelto, tras varias vueltas me pidió que buscara una talla menos. Según volvía al probador de Daniela, salió vestida cogiendo el sujetador blanco y sin decir nada fue a por la otra talla.

Llegó Daniela y me dio el sujetador, seguido de un beso en la mejilla, se marchó sin más.

- Nene, ¿te has perdido?

- No, toma, mira a ver esta talla.

Paula lo cogió y probó, la quedaba genial. Pero quería volver a probar los otros… era un dolor ir con ella de compras, era bastante indecisa y encima no me estaba dejando verla como se cambiaba.

- Nene, no estoy convencida.

- Paula, te llevas los tres, decidido, te los regalo que voy a ser yo quien los disfrute.

- Me quedo el negro puesto o cual prefieres.

- El negro es perfecto.

Fui en busca de Daniela con los otros dos conjuntos para pagar mientras Paula terminaba de vestirse. Antes de darme el ticket Daniela apuntó su número en este. Su mirada era puto vicio. Con la tralla que llevaba tras follar con Paula estaba destrozado, pero en aquel instante habría hecho una locura con esa niña. Pagué y nos fuimos a Mango, Paula necesitaba ropa para ir a la oficina al día siguiente. Tras un par de vueltas me fijé que la pelirroja de los probadores estaba allí haciendo ronda igualmente. Con la iluminación de la tienda se la veía incluso más espectacular. Paula eligió un par de faldas, blusas y vestidos. Tras recolectar fuimos de nuevo a los vestuarios. Paula solía elegir siempre los del fondo, supongo que manías. Me quedé fuera esperando, aprovechando para guardar el número de Daniela. Tenía que llamar aquella niña, vaya cuerpo.

Tras un par de minutos entró en los probadores la pelirroja, eligiendo justamente el probador que estaba junto al de Paula. Ambos aprovechamos para hacernos un repaso completo, llevaba un vestido estampado largo, junto a unas sandalias de estas típicas que llevan ahora tipo Hermes. Entró en el vestuario colgado torpemente un par de prendas. Paula me reclamó y metí la cabeza tras la cortina viendo como la quedaba una falda gris con blusa blanca. Algo serio, muy de trabajo. Le dije que se probase uno de los vestidos que había cogido. Empezó a quitarse la blusa y justo cuando se la empezaba a quitar me sacó del vestuario junto al comentario de: - ¿Porque no vas a ligar con las dependientas?

Según salí vi que el probador de la pelirroja no estaba completamente cerrado. Estaba de espaldas quitándose el vestido. Di un paso atrás para tener mejores vistas, mientras dejaba caer este. No llevaba sujetador, solo un tanguita negro de hilo. El espejo estaba en el lateral derecho, no llegaba a ver su reflejo, pero únicamente su espalda ya era un monumento, y ese culo… ese culo se merecía un premio. Se agachó a coger el vestido y lo colocó en una de las perchas. Dio un pasito a la izquierda quitándose las sandalias y dejándolas colocadas. El pequeñín volvía a dar señales de vida, como no con semejante mujer. Se giró, no sé si me llegaría a ver, pero no reaccionó tapándose, simplemente siguió. Si su culo era algo increíble, sus pechos eran la perfección. El tamaño perfecto para su cuerpo, perfectamente puestos con ese tono tan pálido de piel. La aureola poco más de 3 centímetros muy clara, con un pezón rosado que pedía ser devorado. Ese pezón que aún sin estar duro muestra esos ductos abiertos clamando por una boca que los mamase. Su vientre plano, terminado en un tanguita negro transparente mostraba un pubis sin rastro de pelo, junto a unos labios finos. Sus piernas, eternas, sexis, terminadas en unos pies… que pies… no me considero un fetichista y aún menos de pies, pero aquellos merecían una puta oda. Podía considerarla el prototipo de mujer perfecta que idealicé con apenas 16 años, ese que te preguntan y eres capaz de describir una y otra vez con la imagen mental de una diosa. Y tenía a esa diosa enfrente prácticamente desnuda.

Estaba cardiaco, no era consciente en ese momento de lo atraído que me sentía por esa chica. Se giró cogiendo un pichi baquero, comenzando a ponérselo. Paula me sacó del sueño que estaba teniendo, reclamando mi presencia. En ese momento la odié mucho. Metí de nuevo la cabeza en el probador viendo como la quedaba el vestido, la di el beneplácito y esta vez no tuvo que sacarme ella del probador, salí yo solito cogiendo de nuevo posición para ver a la pelirroja.

Allí estaba mirándose en el espejo con el pichi, sin sujetador. Sus pechos asomaban tímidamente por los laterales. Se desabrochó los tirantes quedando de nuevo en tanga. Cogió una falda de tubo. Justo sonó el teléfono, lo saqué y justo vi como miraba por el hueco de la cortina mientras cogía la llamada, me reclamaban del trabajo. Cogí la llamada mientras seguía atento a sus movimientos, disfrutando como se ponía la falda. Se miraba en el espejo, era muy ajustada, marcaba los bordes del tanguita aun siendo ese minúsculo. Se quedó mirándose, subió un poco la falda y sacó el tanguita de un tirón. La conversación de trabajo dejó de tener interés, cortando indicando que llamaría más tarde.

Escuché mientras como Paula hablaba por teléfono, estaba entretenida, mucho mejor. La pelirroja estaba increíble únicamente con la faldita ajustada. El movimiento de sus pechos era hipnótico con los giros. Mi polla estaba que iba a explotar en cualquier momento. Me moría por sacarme la polla y hacerme una paja allí mismo viéndola. Se puso una blusa blanca y dio un par de vueltas para verse. Vi cómo se sonreía así misma y empezó a quitarse la blusa tirándola al suelo. Comenzó a bajar la falda, hasta sacarla completamente empujándola hacia un lado, dejándome ver su coñito completamente. Allí estaba completamente desnuda, esa diosa pelirroja. Tenía el móvil en la mano de la llamada, aproveché a desbloquearlo y la apunté con él. La hice una foto de lado capturando ese perfil de los pechos perfectos. Aproveché para hacer todas las fotos que pude. Se giro dándome la espalda, se agacho para coger la falda dejando expuesto su coño completamente, seguido de varias fotos por mi parte. Aquel coño era un sueño, se veía tan perfecto que necesitaba destrozarlo.

El verla ponerse el tanga con esas piernas eternas era puto vicio. Se puso su vestido junto a las sandalias, recogió todo y se dispuso a salir. No sé de dónde saqué el valor, pero me presenté y la pedí el número para quedar algún día, si no lo hacía me arrepentiría toda la vida. La di el móvil, apuntó su número y se dio un toque.

– Me llamo Madi, espero tu llamada.

Salió de los vestuarios echando una última mirada hacia atrás sonriéndome. Dios mío como me había dejado la niña. Metí la cabeza en el probador de Paula, estaba solo con la ropa interior mientras seguía la conversación. Entré, me puse a su espalda y la desabroché el sujetador. Paula iba a pagar el calentón de Madi. Empecé a sobarla las tetas mientras bajaba mi mano a su coño. Paula se dejaba hacer, mientras continuaba la llamada. Apoyó su culo contra mi notando mi polla. Llevó su mano libre agarrándola seguido de un giro de la cabeza mordiéndose el labio. Se giró completamente, sujetando el móvil con el hombro mientras desabrochaba el pantalón. Se la iluminó la cara al ver al pequeñín así, menos mal que no sabía que no era la promotora de aquello. Se puso de rodillas mientras me terminaba de bajar los pantalones, comenzando a dar pequeñas mamadas, apenas el glande mientras seguía la conversación con el móvil. Quería correrme ya, mientras la imagen de la pelirroja seguía grabada en mi retina. Agarré la cabeza de Paula con ambas manos y metí de golpe la polla todo lo que pude, haciendo que se la cállese el teléfono y empezándola a follar la boca como un loco. Consiguió coger y cortar la llamada. Los sonidos que hacían su boca y garganta al chocar mi polla en ella eran increíbles. Paula se dejaba hacer, llevó sus manos hacia sus caderas dejándome total libertad para follarla la boca a mi placer. La pobre intentaba respirar como buenamente podía mientras penetraba su boca una y otra vez, cada vez con más fuerza hasta que llego la corrida tras una de esas embestidas en su boca. Llegó la arcada, pero trago y poco a poco fue limpiando hasta la última gotita de semen.

Al final cogió los trapos que mas la convencían, pagamos y nos fuimos a comer. No dejaba de dar vueltas a la cabeza la mañana tan maravillosa que llevaba. No me llegaba a creer lo sucedido en los probadores con Daniela y Madi. Estoy completamente seguro que el hecho de llevar a Paula a mi lado ayudo mucho, por no decir que fue el detonante de todo aquello. Esa mañana estaba pletórica, estaba mucho mas sexi que de normal. Y su cara rebosaba felicidad, que bien la venia unas buenas folladas, si la viese la cara su padre en ese momento la vería feliz como él quería.

Nos fuimos a comer cerca del barrio donde vivía, había varios restaurantes que nos gustaban mucho. Tras una comida increíble y amena, Paula estaba radiante en todos los sentidos, no dejamos de hablar ni un segundo de nuestras tonterías. De camino a casa parecíamos un par de enamorados, besándonos a cada oportunidad, juntando nuestras manos. Volvimos a mi casa a descansar un rato y a ponernos al día con el trabajo un rato. Según llegamos me quedé con un pantalón corto y Paula se quedó con el tanga negro y una camiseta mía de tirantes. No llevaríamos ni medía hora trabajando, estaba en medio de una llamada cuando Paula se acercó por la espalda, metiendo su mano por dentro del pantalón y empezando a masturbarme. No tardó en tener al pequeñín como una piedra de nuevo. Giró la silla, colocándose de rodillas ante mí, bajando el pantalón de un tirón y acomodándose para comenzar a mamarme la polla. No recuerdo de que iba la reunión, pero si se que era de dirección, con jefes de los de arriba. Me habría encantado poner la cámara y decir que eso era el teletrabajo…Al final tuve que mutearme, la boca de Paula chocaba contra mi polla haciendo demasiado ruido. Cuando sabía que ya me tenía a puntito, se levantó, y me susurró que me corriese en su coño. Bajé la silla todo lo que daba de si y Paula se acomodó penetrándose. Comenzó a follarse ella sola, solo me dejaba hacer, agarrada en la mesa empezó a cabalgarme fuertemente. Acerté a apagar la llamada y cerrar el portátil. Las embestidas de Paula eran increíbles, junto a la mamada que me acaba de hacer termine reventando en su coño en apenas unos segundos.

Estábamos con una sudada ambos interesante, revisé que la llamada hubiese acabado, comprobé la transcripción por si me reclamaba algo.

- Niña, ¿nos bajamos a la piscina a dar un chapuzón?

- Nene, no tengo biquini.

- Juraría que Maca se dejó uno por aquí hace ya tiempo.

- ¿Maca? ¿en serio?

- Si prefieres bajar en ropa interior…

Paula nunca llegó a tragar a Maca, era una golfilla como solía decir. A parte, Maca vestía mucho más provocativo que Paula, así que a saber qué tipo de biquini se la pasó por la cabeza en aquel momento. Maca era algo más baja que Paula, y con menos culo y pecho, en cuanto la di el biquini se quedo con cara de ni de coña. Se lo probó y como esperaba la quedaba mas bien pequeño, pero para un apuro valía. No era muy tarde y la piscina estaba prácticamente vacía, un par de vecinas de las típicas que se tuestan al sol y el socorrista. En cuanto Paula se quitó la camiseta el pobre no la quitaba ojo. Entre el cuerpazo y lo mini del biquini estaba para follársela allí mismo. Empezamos a jugar dentro del agua, no tardó en ponerse encima y rozarse contra mi polla. Me puse a su espalda, incrustando mi polla entre sus piernas mientras magreaba sus pechos. No me había percatado ni me acordaba ya de aquel biquini, pero en cuanto se mojaba se transparentaba completamente, junto a lo oscuros de los pezones de Paula y lo justo que la iba era un espectáculo.

- Si sales de frente al socorrista te subo a casa y como el coño las veces que quieras.

Sin cortarse ni un pelo se acercó a la escalera, justo al lado del socorrista y salió del agua. Al pobre se le quedó una cara tonto increíble, no perdió detalle mientras subía, se colocó de espaldas a él y pude ver que la braguita igualmente marcaba hasta el último detalle. Saltó al agua y se acercó a mi nadando mientras el socorrista se marchaba al botiquín.

- Uno que se va a hacer una paja con el espectáculo que le has dado.

- Me debes algo.

Cogimos nuestras cosas y subimos a casa. Nada más entrar por la puerta ya la estaba desnudando, pero Paula no tenía prisa por lo visto, se fue a por una coca cola, se la sirvió en una copa y sentó en el sofá. Hice lo propio, me situé de rodillas ante ella para empezar mis labores. Paula cogió el mando de la tele y empezó a jugar con el móvil.

- Espérate que quiero ver nuestros videos mientras me lo comes.

- Vaya, vas a sacar partido a los videos al final. Los puedes usar durante el viaje de novios para ponerte a tono si quieres.

- ¡Eres imbécil nene!

- Pero es una buena idea…

- Si, pero eres imbécil.

Envió el primer video que teníamos juntos, el de la boda. Se acostó y abrió las piernas dándome paso. Empecé a besar todo su sexo, era tan perfecto, tenía ese olor a ella tan característico y sabía… joder como sabía. Tenía unas ganas locas de volver allí, a ese lugar donde el tiempo no importaba. Me tomé todo el tiempo del mundo, pero el video en el que Paula me Cabalgaba la noche de su boda la estaba poniendo loca. Empezó a elevar la cadera, a morderse el labio, a apretar mi cabeza contra su coño, mientras no dejaba de jugar en su entrepierna con mi lengua mientras jugaba con sus pezones pellizcándolos fuertemente. Sus gemidos empezaban a ser rítmicos, su cadera quería follar mi boca y mi lengua se esforzaba por destrozar su coño, llegando esos temblores que tanto me gustaba sentir en Paula. Agarró mi cabeza con ambas manos mientras devoraba su coño, sus temblores eran mas fuertes, llegando mi preciado tesoro. Paula cayo rendida mientras seguía devorando su coño, ese sabor… me habría encantado poder mantenerlo en mi boca para siempre. Me acomodé a su lado, apagué la tele y nos quedamos abrazados echando una merecida siesta.
Los probadores de las tiendas, que de historias tienen!!!!! Lo que a veces dejan entrever esas cortinas es oro puro!!!!
 
Capítulo 4:



Una vez al cobijo de la habitación, recordé los croissants y zumos cogidos del buffet la mañana anterior, se los señalé a Paula y sonriendo dijo: - Te pediría que te casaras conmigo si no lo hubiera hecho esta mañana, abalanzándose sobre ellos. Terminamos tirados en la cama mirándonos como cuando nos conocimos, simplemente mirándonos y acariciándonos durante minutos que pasaban volando. Pero esa noche estábamos el uno entregado al otro y queríamos disfrutarlo. Paula comenzó a besarme los hombros bajando por mi pecho parando en mi vientre, donde se quedó mirándome fijamente mientras continuaba su descenso. Siempre me pareció preciosa, tenía una cara muy bonita. Pero en aquel preciso instante brillaba, era feliz. Continúo bajando hasta el pequeñín, besando repetidas veces el glande e introduciendo una mínima parte en su boca con cada beso. Siguió manteniendo su mirada fija en mi cara y según ascendía besando mi polla, al llegar al límite abrió la boca y empezó a engullirla entera sin perderme de vista ni un solo segundo. Mi cara tenía que ser un poema. Mi mente no podía dejar de pensar que aquello tenía que ser un sueño. Soltó su premio y me preguntó si me gustaba. Respondí que no se podía imaginar la de veces que había fantaseado con ese momento y en ninguna de ellas se acerba a aquello. Se arrimó y dijo que me podía correr en su boca, besándome y empezando de nuevo el descenso hacia mi polla. Sabía perfectamente que iba a ser su primera vez, habíamos tenido muchas conversaciones sexuales y ese era uno de los puntos que en repetidas ocasiones me dijo que no transigía. Le dije que no hacía falta, respondiéndome que ya que no había sido el encargado de hacerla perder la virginidad quería que fuese el primero y único en correrme en su boca.

Aquello hizo si cabe ponerse más duro al soldadito y Paula mientras bajaba aprovecho para meter mi polla entre sus pechos y masturbarme repetidas veces con ellos, seguido del descenso final donde sin remilgos se la metió entera en la boca y empezó con la que ha sido la mejor mamada de mi vida. No utilizo sus manos en ningún momento. Sus labios hacían un trabajo increíble, y su mirada seguía la mía constantemente. Unido al movimiento de sus pechos con cada comida y su aumentó de ritmo iba a hacer que me corriese ya mismo. En cuanto notó que estaba a punto, bajo el ritmo y de nuevo subió junto a mi cara diciéndome que no iba a ser cruel y dejar que acabase tan pronto. Agarró mi polla y empezó a masturbarme suavemente mientras nos besábamos, seguido de besos por el cuello, pecho y bajando de nuevo hasta mi polla. Consiguió llevarme al límite en pocos minutos y nuevamente bajo ritmo y se quedó chupando unos minutos mis huevos mientras me pajeaba suavemente. Comenzó de nuevo y esta vez parecía que con más ansia que las anteriores, sus movimientos eran mucho más exagerados, sus pechos rebotaban de una manera hipnotizante. En cuanto exclamé el primer joder no paró, aumento la presión de sus labios y la velocidad con que mamaba mi polla sin dejar de mirarme ni un solo instante. Cada vez era más profunda y no podía resistirlo más, necesitaba explotar y me dejé llevar. El espasmo fue increíble, pero no se separó ni un milímetro de mi polla, intentaba tragar mientras continuaba mamando. Parte desbordo de sus labios escurriendo por mi polla, pero se afanó por recuperar hasta la última gota mientras yo intentaba recuperar el aliento.

Seguía chupando y besando mi polla cuando la reconocí que había sido la mejor mamada que me habían hecho nunca. Entre chupada y chupada dijo que el pequeñín (ambos le habíamos llamado así siempre) a partir de ese momento era suyo, a lo que sonreí echándola en cara que era una mujer casada y era mucho pedir. Siguió pensando mientras seguía con su faena, consiguiendo que el pequeñín empezara a dar de nuevo coletazos de vida. Sonrió y se incorporó a mi lado, - Prométeme que no te correrás en la boca de otra y te prometo que serás el único que lo haga en la mía cuando quieras. – Ese cuando quieras suena muy abierto, quiero todas las noches del resto de nuestras vidas. – Cuando quieras siempre que sea posible, me aclaró besándome de seguido. Acepté el trato, como no hacerlo, pensaba aprovechar cada café, cada día de piscina para reclamar nuestro acuerdo.

Era mi turno, había masturbado a Paula en la piscina, pero aún no había probado su coño y me moría de ganas. Me acomodé encima, a lo que respondió rápidamente acercándome con sus piernas a su cuerpo rozando nuestros sexos. Se la notaban las ganas de seguir follando, pero quería bajar y degustarla. Besando su cuello me dirigí a su sur, pasando por sus pechos. Aquellos pezones tan oscuros y duros, tan sensibles, necesitaba pasar un rato comiéndomelos y mordisqueándolos. Eran excesivamente sensibles y tomé mucho tiempo disfrutando de ellos calentándola poco a poco. Seguí mi descenso, hasta el inicio de sus labios. Su pubis estaba completamente depilado al igual que el resto. Era muy suave, mi lengua resbalaba sin control hacia el inicio de sus labios penetrando suavemente y degustando por fin su sabor. Quería ir despacio besando cada hueco de su entrepierna, pero la ansía me podía, necesitaba recorrer su coño y comencé sin más dilación, dando el primer lengüetazo de arriba abajo sin paradas ni remilgos. Estaba en su coño, era un sabor increíble, estaba muy mojada y desprendía un calor salvaje. Introduje la punta de mi legua en su coño con cierta dificultad, era demasiado estrecha, pero hizo que empezara a gemir y mover su cadera hacia arriba. Trabajé en recorrer varias veces la longitud de sus labios, centrándome en su clítoris ejerciendo algo más de presión sobre este. Con cada pasada lo notaba más hinchado y cada segundo estaba más acelerada. El vaivén de sus caderas dificultaba bastante mi trabajo, pero acerté a agarrarla con ambas manos la cadera hundiendo mi cara en su entrepierna sin dejarla opción a tanto movimiento centrándome en mi trabajo. A los pocos segundos Paula empezó a nombrar a Dios, yo también quería hacerla correrse, pero me agarró de la cabeza con una fuerza increíble para su pequeño tamaño haciéndome subir a su altura. – Fóllame por favor!! Sus ojos me suplicaban que lo hiciese, su cara estaba rojísima y sus labios buscaban los míos. Aproximé mi cuerpo al suyo y mi polla quedó perfectamente situada en su coño. Empecé a penetrarla mientras la susurré que la follaría siempre que me lo pidiera. Comenzamos a follar de la manera más tierna que lo había hecho nunca. Sin ninguna prisa, sin agresividad, simplemente penetrándola suavemente mientras nos besábamos y mirábamos constantemente. Estábamos perfectamente sincronizados, nuestros movimientos eran perfectos. Agarré sus manos y estiré por encima de su cabeza, a lo que respondió abriéndose un poco más de piernas permitiéndome ahondar un poco más en su coño. Seguía siendo estrecho, el más estrecho en el que jamás había estado, pero con los flujos de ambos era increíble como se sentía.

Paula me pidió ponerse encima, otro sueño hecho realidad. La diosa de mi vida, esa persona a la que había adorado tantos años cabalgándome encima. Tras acomodarme con la almohada en la cabeza para no perder detalle Paula se dejó caer introduciendo de golpe el pequeñín, la penetración fue muy profunda iniciando una cabalgada suave, pero con movimientos completos, su control para que no saliese la polla era perfecto, dudo que quedase un centímetro dentro cada vez que se elevaba, dejándose caer suavemente y clavándose la polla hasta el fondo. El movimiento de sus pechos me volvía loco, no sabía dónde mirar, el ver cómo me follaba y disfrutar de cada penetración de su coñito abierto era una vista perfecta. Sus pechos balanceándose eran hipnotizadores, su carita y mirada me derretían. Me acerqué y besé sus labios dulcemente diciéndole que necesitaba tener un recuerdo para saber que aquello no había sido un sueño. Alargué el brazo a la mesita cogiendo el móvil se lo enseñé y asintió. Comencé con una foto de su cara, me miraba fijamente mientras seguía mis movimientos. Comencé a bajar fotografiando sus pechos y por último su coño, donde bajo el ritmo para permitir tomar los ángulos que deseara. Tomé varias fotos donde se la veía completamente y en diferentes momentos de la cabalgada. Cambié a video, y volví a hacer el recorrido, su cara y pecho, me centré en su coño devorando mi polla parecía que le morbo de la cámara hacía efecto y comenzó a acelerar el ritmo. Abrí el plano grabándola completamente mientras me follaba. Su ritmo aumentaba, ya no era algo dulce, buscaba un placer más profundo. Sus gemidos se aceleraban, agarré un pecho mientras seguía grabando con la otra mano. Cada vez sus bajadas eran más fuertes, y mis respuestas más duras. Acerté a dejar el móvil en la mesita, quería centrarme en ella al máximo posible. Mis manos fueron a su culo, apretándolo y acentuando los movimientos. Paula estaba salvaje, me cabalgaba sin control. La avisé que se seguía así me iba a destrozar, bajando el ritmo y buscando mis labios. Me incorporé sin perder la penetración y quedamos sentados, ambos con las piernas estiradas y con acceso a sus pechos. Me encantaba su sabor, me volvían loco. Eran tan firmes, tan bonitos y sensibles. Paula comenzó de nuevo el movimiento, de nuevo suave. Nos besamos sin parar durante muchísimo tiempo mientras follábamos sin preocupación. No éramos conscientes del tiempo, ni de nada de lo que pasaba fuera de aquella habitación. Estábamos felices y éramos el uno para el otro.

Estaba disfrutando de uno de los mejores momentos de mi vida, pero ambos queríamos más del otro, deseaba volver a correrme dentro de ella. Nos tumbamos en la cama, quedando abrazados y yo a su espalda. Mientras la mordía el cuello, Paula se afanó en acercarse y volver a meter al pequeñin en su coño, comenzando a penetrarla mientras tenía acceso a todo su cuerpo. Mientras una mano cubría uno de sus pechos bajé la otra hasta su coño, acariciando su clítoris mientras follábamos ya con un ritmo acelerado. Paula estaba descontrolada, en cosa de segundos había pasado de cero a cien y estaba consiguiendo llevarme al mismo punto. Aumentamos la velocidad y mi mente no daba para cubrir tantas cosas, por lo que me esforcé en mantener el ritmo de las embestidas sin llegar a correrme, no iba a aguantar mucho más. Cada vez más fuertes, más rápidas, Paula movía su culo de una forma salvaje contra mi polla mientras gemía sin control hasta que explotó, su gemido se alargó y empezó a tener convulsiones, a lo que aproveché y aceleré el ritmo llegando casi de seguido a correrme de nuevo dentro de ella.

Estábamos extenuados, nos faltaba la respiración, pero aún así nos buscamos para fusionarnos en un beso. Quedamos tirados tal cual estábamos quedando dormidos sin darnos cuenta.

Alguien llamaba a la puerta suavemente. Paula se sobresaltó y salió corriendo al baño. Al abrir era Jimena, se la veía bastante nerviosa. Entró y cerró la puerta a toda prisa. Paula salió al ver que era su hermana. Jimena se quitó la camiseta del pijama tirándosela a su hermana. – Vístete a toda ostia, vete a mi habitación, date una ducha y no salgas hasta que vayan a buscarte! Jimena se quitó el pantalón, se lo lanzó a Paula y abrió la puerta a ver si había alguien en el pasillo, empujando a Paula fuera de la habitación y cerrando la puerta. ¿Qué coños había pasado? Solo sabía que tenía a Jimena en tanga en mi habitación.
Increíble relato
 

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