La propuesta

Casa vez me gusta menos Cayetana, y ya se está poniendo al nivel de ese imbécil de Álex.
Pienso igual, a mi cada vez me caen peor ambos, y Marta también...
Creen que sucedió algo más en el auto de Álex?...
Lo único que creo es que meterse en el auto de otro, del cuñado, que bien sabe le tiene ganas, en plena fiesta de su cumpleaños, con novio, hermana y familia presentes, para mí no sé...eso es un riesgo que correrías por algo que valiera mucho el costo de ser atrapado, me ha sorprendido Cayetana, y no bien. :cautious::unsure::cool:
 
Gracias David Lovia por todo el trabajo que haces escribiendo estos relatos, y compartiéndolos. Que no acaben...
Sí bueno, es un arduo trabajo, agradecido igual David, y también me encantaría pudieras vender los derechos al cine, una versión de "La Propuesta 2", pero esta vez con John Wick en el papel de Jorge. :p:D:adorar1::dancer1:








Y no tengo idea por qué yo desearía ese cambio.
 
Creen que sucedió algo más en el auto de Álex?...
Lo único que creo es que meterse en el auto de otro, del cuñado, que bien sabe le tiene ganas, en plena fiesta de su cumpleaños, con novio, hermana y familia presentes, para mí no sé...eso es un riesgo que correrías por algo que valiera mucho el costo de ser atrapado, me ha sorprendido Cayetana, y no bien. :cautious::unsure::cool:
Si Jorge hubiese besado a Cayetana no podría olvidar en su vida el retrogusto del semen de Alex.
 
Por favor, no hagan spoilers. Es difícil que el protagonista involucione tal como va la historia, no tendría sentido pero en fin. Lo mejor leer el libro y valorar uno mismo
De este primer libro he evitado todo spoiler, comento a medida que avanza, con lo que vamos leyendo es inevitable hacer suposiciones, es natural en mí adelantarme a los hechos, pero te aseguro son las mismas que tuve sin conocer la segunda parte, del segundo, bueno, reconozco que me ha costado mucho reprimir la sensación que ha dejado, y con eso me comprometo a no referirme a él, hasta al menos ver que una buena parte lo ha leído.:cool:
 
De este primer libro he evitado todo spoiler, comento a medida que avanza, con lo que vamos leyendo es inevitable hacer suposiciones, es natural en mí adelantarme a los hechos, pero te aseguro son las mismas que tuve sin conocer la segunda parte, del segundo, bueno, reconozco que me ha costado mucho reprimir la sensación que ha dejado, y con eso me comprometo a no referirme a él, hasta al menos ver que una buena parte lo ha leído.:cool:
Agradecemos que te reprimas en hablar aunque el cuerpo te lo pida @onatrapse.

Con todo, a mi me gusta mucho este autor así que le daré una oportunidad.
 
Agradecemos que te reprimas en hablar aunque el cuerpo te lo pida @onatrapse.
Con todo, a mi me gusta mucho este autor así que le daré una oportunidad.
Sí, absolutamente debes leerlo, su pluma es buena, siempre he tenido ese conflicto al leer a DL, cuenta demasiado bien sus historias, pero generalmente acabo odiando a sus protagonistas masculinos.
La esperanza de leerle un protagonista empoderado, resiliente, lo mínimo que le permita llegar digno hasta el final de la historia, es lo que me hace seguir dándole una oportunidad. :cool:
 
Sí, absolutamente debes leerlo, su pluma es buena, siempre he tenido ese conflicto al leer a DL, cuenta demasiado bien sus historias, pero generalmente acabo odiando a sus protagonistas masculinos.
La esperanza de leerle un protagonista empoderado, resiliente, lo mínimo que le permita llegar digno hasta el final de la historia, es lo que me hace seguir dándole una oportunidad. :cool:
Me pasa exactamente lo mismo, la verdad es que escribe de manera extraordinaria, por eso sigo leyéndolo, y ya he asumido el destino del protagonista, no creo que esté sea una excepción, viendo el amino que va tomando el relato y el tonteo de Cayetana con Alex, sin leer el relato ya me imagino por dónde va a ir.
 
Última edición:
Me pasa exactamente lo mismo, la verdad es que escribe de manera extraordinaria, por eso sigo leyéndolo, y ya he asumido el destino del protagonista, no creo que esté sea una excepción, viendo el amino que va tomando el relato y el tonteo de Cayetana con Alex, sin leer el relato ya me imagino por dónde va a ir.
La pinta es "magnífica", sí.
 
Me pasa exactamente lo mismo, la verdad es que escribe de manera extraordinaria, por eso sigo leyéndolo, y ya he asumido el destino del protagonista, no creo que éste sea una excepción, viendo el camino que va tomando el relato y el tonteo de Cayetana con Alex, sin leer el relato ya me imagino por dónde va a ir.
Creo haberlo mencionado antes, es curioso ver como la temática de DL se ha ido acercando cada vez más a la de Tanatos, con ambas orbitando alrededor del que considero el cúlmine de ese estilo, Lanfasone, aclaro, basado sólo en sus temáticas, que por escritura es otra cosa.
Volviendo, menciono a DL y Tanatos ya que este último, en la primera parte de "Colegiala. el secreto de Inés Lizardi" nos ha brindado un protagonista muy diferente a lo acostumbrado, mucho más empoderado que lo habitual, sin embargo
con lo sucedido al final se puede asumir que en la segunda parte el protagonista recibirá el típico tratamiento Tanatosiano
 
El final de la segunda, me hace pensar que ....
Estaba sin salida, no sabía que escribir y al final acelera ese final ....
Dañando los personajes
No sabes las ganas que tengo de explayarme para desmenuzar este segundo libro...:censored:😤
Nos hizo falta Zaik para que nos creara un hilo [Spoilers] Comentando el libro "La Propuesta 2", ya tendría unas 20 páginas. :LOL:
 
Capítulo 26



Tres minutos más tarde, ya había aparcado en las instalaciones deportivas de la urbanización en la que vivían mis suegros. Eran más de las dos y media y por supuesto que allí no había nadie.

Mi coche era el único en todo el parking.

Cayetana se soltó el cinturón y se acercó despacio. Besó primero mi hombro y después en el cuello, como había hecho unos minutos antes. Me puso la carne de gallina el ronroneo que emitió y las caricias de sus labios en esa zona tan sensible. Veía a Cayetana visiblemente excitada, lo que todavía me sorprendió más.

¿Por qué estaba tan cachonda?

Por lo general ella no era así. Es verdad que había bebido en la fiesta, quizás más de la cuenta, pero tampoco nada exagerado. Tenía ese puntillo para estar más desinhibida, aunque no borracha, y de repente pasó una de sus piernas por encima de mi regazo.

El elegante vestido rojo de pija por encima de las rodillas era demasiado estrecho y ajustado a su cuerpo, por lo que apenas podía maniobrar, así que ella misma tiró de la falda hacia arriba y desnudó sus muslos. Ahora sí, apoyó uno de ellos sobre mi paquete y me frotó para tratar de ponérmela dura.

No hacía falta que hiciera eso, yo estaba cabreado, y celoso, pero también seguía muy cachondo, habían sido demasiadas emociones durante la noche. Marta me había mostrado el coño, se había agachado delante de mí y me había soltado un lametazo en la polla, y después había terminado follándome a Beatriz, escondidos en una habitación, de pie, como dos animales irracionales, embistiéndola desde atrás hasta que me corrí dentro de ella.

¿Qué más podía pedir?

Y ahora tenía a Cayetana con ganas de sexo. Con demasiadas ganas de sexo. Mientras me comía el cuello y me frotaba el paquete con su muslo, yo solo pensaba en por qué estaba así de caliente. Había sido ella la que sugirió ir allí con el coche y ahora parecía que se le había olvidado que estábamos cerca de su casa, solos, en medio de la nada, cuando me murmuró al oído:

―Vamos, Jorge, ¿en serio sigues enfadado? ―Giró mi cuello y me buscó la boca para fundirse conmigo en un beso.

Pasé una mano por su espalda y le toqué el culo despacio por encima del vestido, pero Cayetana iba a otra velocidad y ya me estaba desabrochando los pantalones y forcejeaba por sacarme la polla.

―Mmmmm, ¡qué ganas tengo hoy!, ¡me apetece muchísimo! ―jadeó justo cuando comenzaba a meneármela―. Venga, ¿qué te pasa?, estás muy parado… ―me preguntó cogiendo la mano que tenía detrás y golpeando con ella en su trasero.
―¿Esto es lo que quieres, guarra? ―Apreté con fuerza los dedos en su glúteo y se los clavé lo más profundo que pude.
―Ya lo sabes, mmmm… ―murmuró sacando las caderas hacia atrás.

Tiré de la falda de su vestido y desnudé por completo sus piernas. La dejé en braguitas y colé un dedo por debajo de ellas, avancé hasta su ano y lo penetré de manera brusca, sin tan siquiera lubricarlo.

―¡¡Aaaaaah, despacio, me has hecho daño, aaaaaah!! ―protestó.
―Shhh, las guarras no se quejan cuando les meten un dedo por el culo…
―Mmmmm, eres un cabrón, aaaaah ―jadeó besando mi cuello y acelerando la paja que me hacía―. Aaaaah, la tienes muy dura hoy…
―¿Por qué soy un cabrón?
―Por llamarme eso…
―Eso es lo que decías tú, que solo las chonis y las guarras se dejaban follar en el coche…
―Aaaaaah, aaaaaah, más despacio…, aaaaah, pero yo no me estoy dejando follar…
―Cállate, te he metido el puto dedo hasta el fondo y te estás derritiendo. Cada vez entra mejor, ¿lo notas?
―Aaaaah, sííííí, aaaaah, aaaaah… ¡¡Diossss!!, ¡¡quiero correrme ya!! ―Pasó la pierna que tenía por encima hasta el otro lado y se montó por completo encima de mí.

Me pidió que echara el asiento hacia atrás e hizo que me recostara, para después apoyar su coño sobre mi verga y comenzar a frotarse contra mí.

―¡¡¡Aaaaaah, qué rico, aaaaah, aaaaah!!!

Yo seguía con mi dedo en su culo, dejando que Cayetana «me follara». Me daba morbo que siguiera con el vestido puesto, y es que, como era de tirantes y apenas tenía escote, no podía sacarle las tetas por ningún lado. Ella seguía restregándose, controlando a la perfección el movimiento para sentir toda mi polla en su coño y a la vez jugar con mi dedo en su culo, mientras buscaba que entrara y saliera hasta el fondo.

Delante y atrás, delante y atrás, se agarró a mi cuello y cerró los ojos, cerca de un orgasmo que ya era inminente, preocupándose de su propio placer, babeando mi cuello.

―¿Vas a correrte, guarra?
―Sííííí, síííííí, ¡voy a correrme, voy a correrme!
―¿Como una buena guarra?
―Sííííí, como una guarra, aaaaaah, aaaaah, como una guarra…, aaaaah, aaaaah, ¡¡¡ME CORROOO, ME CORROOOO, JODERRRR, SÍÍÍÍÍÍ, AAAAH, ME CORROOO, AAAAAH, AAAAAH, AAAAH, AAAAH, AAAAH, ME CORRO, ME CORRO, ME CORRO, ME CORRO, ME CORRO!!! ―repitió muchas veces.
―¡Eso es, hazlo, hazlo, muy bien, hazlo!
―¡¡Aaaah, aaaah, jo… joder, qué rico, por favor!! ―murmuró con la voz entrecortada mientras su cuerpo seguía emitiendo pequeños espasmos sobre mí―. ¡Ha estado genial! ―dijo mirándome a los ojos y mojándose los labios con la lengua.
―Nunca te habías corrido tan rápido…
―Uf, es verdad, es que hoy tenía muchas ganas de estar contigo, mmmmm…

Mi dedo seguía entrando y saliendo de su culo, ahora más despacio, pero a un ritmo continuo. Cayetana me dio un casto beso en la boca, después me miró con ternura y acarició mi mejilla.

―¿Tú no has terminado? ―me preguntó, meciéndose y comprobando que seguía muy duro.
―No, todavía no…
―¿Y qué te apetece?
―Si te digo la verdad, me apetecería comerte entera ahora mismo. Eres preciosa, no puedes ser más atractiva. Me encantan tus piernas largas, tu coño tan dulce, tu culito estrecho, mmmmm, ¡eres una jodida delicia! Y después de correrte se te encienden las mejillas, tus labios cogen un color más intenso, te cambia la cara y ¡todavía estás más guapa!
―No hace falta, de verdad, yo ya he terminado… Ahora quiero que tú…
―Shhh, deja que te chupe, por favor…
―Pero aquí es muy difícil, casi no hay espacio…
―Vamos al asiento de atrás…
―Atrás no, Jorge, yo prefiero…
―Me has preguntado qué me apetecía y yo quiero esto ahora…

Hice que se bajara de encima de mí, saqué el dedo de su culo, luego salí del coche, sin tan siquiera guardármela, y me monté en la parte trasera. Cayetana se quedó en el asiento del copiloto con la respiración acelerada, se giró y miró hacia atrás. Me agarré la polla y me pegué un par de sacudidas delante de ella, mostrándole cómo me pajeaba y lo empalmadísimo que me encontraba.

―Vamos, ven aquí, guarra…
―No me llames eso ―protestó Cayetana, que una vez que se había corrido ya no parecía tan dispuesta a que la insultara.

Ella no salió del coche, se metió entre los dos asientos como pudo y con mi ayuda pasó a la parte trasera. Todavía llevaba la falda subida y comprobé una mancha de humedad en sus braguitas negras ya bastante evidente por la zona del coño.

―¡Túmbate! ―le ordené.

Con la respiración acelerada se fue recostando en el asiento. Yo le abrí las piernas, después colé las manos a ambos lados de sus caderas y tiré de las braguitas. Cayetana levantó el culo y me facilitó la tarea de sacárselas, pero me seguía mirando con miedo, y sin tiempo que perder, hundí la cabeza entre sus muslos para soltarle un lametazo en todo el coño, con el que tensó sus glúteos.

―¡¡¡Aaaaah, joderrrrr!!!, lo tengo muy sensible, Jorge…, aaaaah, aaaaah…

Su clítoris estaba hinchado y duro, y sobresalía con claridad, apenas podía rozárselo con la lengua, así que me entretuve lamiendo sus labios vaginales, la cara interna de sus muslos e incluso llegué hasta su ano. Después volví a subir y le dediqué otra caricia en su pequeño botoncito para que ella gimiera, y así varias veces hasta que Cayetana enredó sus dedos en mi pelo y me aplastó la cara contra su coño.

―¡¡Aaaaah, aaaaah, aaaaah, sííííí, qué bueno, aaaaaah, síííííí, sigueeee, sigueeee!!
―¿Ves como te gusta?, y decías que no querías…
―Aaaaaah, no pares ahora, aaaaah, no pares…, aaaaah…
―¿Vas a correrte otra vez, guarra?
―Aaaaaah, sí, sí, sí, sí, ya lo tengo casi… ¡¡Dios, Dios, Diossss!!

Entonces me detuve, Cayetana se revolvió y trató de tirar de mi cabeza hacia ella, aunque yo me resistí entre sus protestas.

―¿Qué haces?, ¿por qué paras?, aaaaah, joder, estaba a puntito…

Sin darle explicaciones volteé su cuerpo y Cayetana se quedó bocabajo. Apoyé una mano en su espalda para impedir que se girara, metí la cara entre sus cachetes y lamí con destreza su ojete.

―¡¡Aaaah, Jorge, aaaaah, ahí, nooo, eso noooo, aaaah!!
―¿Es que no te gusta?
―Sí, pero, aaaaah, aaaaah, ya casi lo tenía, prefería como antes, ahora tengo que empezar de nuevo, aaaaah… ―me indicó colando la mano entre sus muslos y buscando acariciarse ella misma.
―Seguro que esto te gusta también. ―Y le clavé un dedo por detrás a la vez que jugueteaba con la lengua en su esfínter.

Eso pareció encantarle, porque sus dedos martillearon con velocidad su clítoris delante de mis narices, así que sin pensármelo le introduje un segundo dedo hasta el fondo del culo. Mi puño chocó contra su cuerpo, Cayetana tensó los glúteos y me aprisionó, con lo cual no podía sacarlos.

―Aaaaah, aaaaaah, aaaaaah…

Me sorprendió lo fácil que me resultó meter un segundo dedo. Cayetana ya gemía furiosa y meneaba las caderas en círculo; sin que se lo esperara retiré mi mano y dejé su culo huérfano de mis caricias. Eso pareció interrumpir de nuevo su orgasmo y miró hacia atrás, deteniendo sus movimientos masturbatorios.

―¡¡¡Aaaaah, Jorge!!!, ¿por qué has parado otra vez?, ¡me estás volviendo loca! ¡Joder, Jorge, me estás poniendo cachondísima!, ya casi lo tenía, aaaaah, joderrrrr… ―murmuró con la cara pegada al asiento.

Y os juro que hasta ese momento no lo había pensado. Ni por lo más remoto. Sí, había fantaseado con ello, muchas veces, pero no en esa situación ni que fuera a llegar tan rápido. De repente observé el culo de Cayetana abierto delante de mí. Se había dilatado de manera espectacular y brillaba por mi saliva y los fluidos que le escurrían por el coño.

Jadeaba ansiosa, meciendo sus caderas de lado a lado. Miró hacia atrás y me suplicó con su rostro que siguiera comiéndomela hasta llegar al orgasmo, pero yo me había quedado quieto y en mi cabeza ya solo rondaba una idea.

Follar ese culo que Cayetana me ofrecía ansiosa.

En ese instante me puse nervioso de verdad, el corazón me latía a mil pulsaciones y me entró una especie de temblor por lo que estaba a punto de hacer.

Sin que Cayetana se lo esperara me recosté sobre ella, hice que cayera a plomo contra el asiento y apoyé mi polla en su entrada trasera. No quería asustarla y que mi plan se fuera al traste, tenía que ir poco a poco, así que no revelé mis intenciones, pero comencé a restregarle el glande por las paredes internas de su ano abierto y ella, al sentirme, negó con la cabeza.

―Aaaaah, Jorge, ¿qué estás haciendo?
―Mmmmm, Caye, voy a correrme, ¿es que no te gusta?
―Aaaah, sí, aunque prefería…
―Shhh, calla, mmmmm, lo tienes tan sensible, y dilatadito, mmmm… ―afirmé haciendo un poco de presión.
―Aaaaaah, Jorge, ¿qué haces?, ¿qué haces?, aaaaaah, aaaaaah…
―Creo que hasta ha entrado un poquito, ¿notas algo?, mmmmm…, ¡qué morbo, Caye!
―No, para, ¿qué haces, Jorge?, aaaaah…
―¿Notas si ha entrado?
―Aaaaaah, aaaaah, aaaaaah, puede que sí…, pero no sé…, aaaah, me duele…, aaaah, aaaaah…
―¿Quieres que empuje despacio?
―Aaaaah, ¿qué haces?, aaaaah, aaaaah, aaaaah…
―Solo otro poquito…, mmmmm, Caye, creo que empiezo a estar dentro de ti…
―Noooo, noooo, aaaaah, noooo, aaaaaah…, eso no…

Yo seguía presionando despacio, empujando sin prisa, y ni tan siquiera era consciente de si lo estaba logrando o no, apoyé con los brazos y me incorporé sobre Cayetana; al mirar hacia abajo comprobé que todo mi glande había desaparecido.

¡¡¡Tenía todo el capullo metido en su culo!!!

Y ella no protestaba, no gritaba de dolor, no se quejaba. Nada. Estaba siendo mucho más fácil de lo que me había imaginado. Yo estaba fuera de sí y dejé caer un salivazo entre sus cachetes, que resbaló hacia abajo y lubricó algo más la entrada. Empujé y después otro poco más.

¡Plas, plas!

Mi estómago chocó de repente contra sus glúteos y quedamos encajados a la perfección. Cayetana soltó un gritito de dolor, pero nada exagerado. Y yo me quedé mirando hacia abajo, asimilando lo que estaba ocurriendo en aquel coche. ¡Ahora toda mi polla estaba insertada en el virginal culo de Cayetana!

¡¡Íbamos a follar de verdad por primera vez!!

―Mmmmm, Caye, estoy dentro de ti, ufff, estoy dentro de ti…, ¡¡no me lo puedo creer!!

Se quedó uno segundos callada, mordiéndose los labios y emitiendo pequeños gemiditos. Ya no había vuelta atrás y ella me miró nerviosa y le pedí que se calmara antes de comenzar a embestirla. Tenía que acostumbrarse a mi polla y sentirla dentro. Me retiré hacia atrás despacio, me volví a hundir en ella y llegué hasta el final con suavidad. Yo también tenía que asimilar aquello, para mí era una novedad, pues jamás se la había metido por el culo a ninguna mujer y me había puesto muy nervioso.

―¿Quieres que pare? ―pregunté sabiendo la respuesta de mi chica.

Ella había comenzado a mover sus caderas despacio, intentando acompasar mis movimientos, y un minuto más tarde mi polla ya entraba y salía con total fluidez del estrecho paso de Cayetana. Ahora sí que me la estaba follando.

¡¡Le estaba dando por el culo!!

Los cristales del coche se habían empañado. Cayetana gimoteaba con la cara pegada al asiento y su vestido rojo de princesa ya hacía tiempo que estaba hecho un guiñapo, completamente arrugado entre sus caderas. Y, mientras, yo seguía, metiéndosela sin prisa. Mi polla chocaba contra su culo y volví a retirarla hasta que el glande asomó tímido por su ano; luego la volví a embestir y mis huevos azotaron su coño.

―¡¡Aaaaah, joder, aaaaah, me estás partiendo!! ―murmuró Cayetana, tratando de absorber la babilla que se le escurría entre la comisura de los labios.
―Si quieres paro, ¿eh?, ¿o prefieres que siga un poco más?
―Me duele, mmmm…, me duele, aaaaah, aaaaah…
―¿Entonces, paro?
―No, no, noooooo, espera un poco, ya me estoy acostumbrando a ese dolorcito, mmmm…
―Joder, Caye, no me lo puedo creer, ¡uf!, ¡estamos follando, cariño, te la estoy metiendo por el culo! ¿No te parece increíble?
―Aaaaah, aaaaaah, aaaah, aaaaaah, ¡duele, pero…. aaaaah, es muy rico!
―¿En qué quedamos?
―Aaaaaah, aaaaaaah, ¿qué me estás haciendo?, aaaaaah, ¡me gusta, aaaaah, me gusta mucho!

Tiré de sus caderas para que se levantara y me puse recto de rodillas, justo detrás de ella. Cayetana se quedó a cuatro patas y me miró con la cara desencajada por el dolor y el placer. Ya no era una niña de papá, ya no era una pija educada, ya no era mi princesa.

¡Con su pelo alborotado se había transformado en unos pocos minutos en una jodida puta, que se dejaba sodomizar en el coche!

Yo la sujeté bien de las caderas y con la primera embestida empotré su cara contra el cristal. Un desgarrador grito salió de su boca y seguí dándole duro, subiendo el ritmo paulatinamente, haciendo sonar bien nuestros cuerpos, reventando ese culo, que iba a quedar destrozado cuando terminara con ella.

Me animaba a seguir follándomela los alaridos de placer tan morbosos que soltaba Cayetana. Ya no los reprimía y le salían unos gemidos primitivos desde lo más hondo de su garganta. Jamás la había oído gritar así. Me parecía un sueño ver mi polla desapareciendo en su culo, y a Cayetana ofreciéndomelo a cuatro patas en el coche, como una jodida perra.

Entonces vi sus dedos apareciendo entre sus muslos y Cayetana se dedicó una caricia furtiva en el coño mientras yo seguía embistiéndola. Fueron solo unos segundos y ella se dio cuenta de lo mojadísima que estaba antes de volver a poner las manos en la ventanilla. Con cada acometida mía ella frotaba la mejilla contra el cristal. Su postura era rara e incómoda, con el cuello torcido, pero yo seguía insistiendo y percutiendo su culo sin descanso.

De vez en cuando ella bajaba la mano y se acariciaba el coño unos instantes, pero me di cuenta de que estaba disfrutando tanto que se detenía para retrasar su orgasmo. En cuanto se rozaba el clítoris cerraba los ojos y jadeaba más fuerte.

―¡¡Diossss, qué bueno, sigueee, sigueeeee, aaaah, aaaaah, no quiero correrme todavía! ―murmuró Cayetana volviendo a subir las manos.
―¿Te gusta, eh?
―¡Aaaaah, aaaaaah, sí, síííííí, qué rico, aaaah, aaaaah!, mmmmm, ¡¡no puedo más!!
―Tenías que verte desde aquí atrás, joder, Caye, pareces una choni, ¡una puta de carretera!
―Aaaaah, joder, aaaaah, aaaaah…
―¡Te estoy dando por el culo en el coche!, ¡¡eres una jodida guarra!!
―Sííííí, síííííí, aaaaah, aaaaah, aaaaah, aaaaah, voy a correrme. ―Y se apretó la cara interna de los muslos antes de frotarse otra vez el coño con energía―. ¡Dímelo!, aaaaah, aaaaah, dime que soy una choni, aaaaaah, dime lo guarra que soy, aaaaah, aaaaah ―me pidió restregando la cara contra la ventanilla.

Aquellas palabras fueron el detonante de mi orgasmo. Yo no podía más, habían sido demasiadas emociones en una solo noche, pero sodomizar a Cayetana en la parte de atrás del coche estaba siendo sublime.

Un gustazo indescriptible.

Penetrar ese ano cerrado y estrecho, hacerla gritar como una fulana y ponerla tan cachonda que hasta me pedía que la insultara. Cayetana estaba dando riendo suelta a esa lujuria acumulada durante tantos años y lanzaba su cuerpo contra el mío, buscando que la enculara más fuerte.

―¡Eres una guarra, joder, eres una guarra, una choni y te vas a correr mientras te doy por el culo en el coche! ¡¡CHONI DE MIERDA!!
―¡¡¡SÍÍÍÍÍÍÍ, SÍÍÍÍÍÍÍÍ, SÍÍÍÍÍÍÍ, ME CORROOOO, ME CORROOOO, AAAAAH, AAAAAH, AAAAH, AAAAH, ME CORROOOO, DIOSSSS, QUÉ GUSTOOOO, AAAAAH, AAAAH, AAAAH!!!
―¿Lo quieres dentro?

Pero ella estaba gritando, su cuerpo convulsionaba a lo bestia y ni tan siquiera escuchó mi pregunta, así que empotrándola con toda la potencia que pude, comencé a eyacular dentro de Cayetana y a llenar sus intestinos con mi espesa leche, tan solo un par de horas después de haberme corrido también en el interior de su prima.

―¡¡Dios mío!! ―murmuró Cayetana pasando los labios por el frío cristal y hasta me pareció ver que sacaba la lengua para lamerlo.

Sus dedos seguían jugando entre sus piernas y estaba tan mojada que incluso se podía oír el chapoteo de su coño. Me quedé unos segundos disfrutando de esa sensación de tener mi polla incrustada en su culo; después me retiré despacio, sacándola centímetro a centímetro, y dejé su ano enrojecido y abierto.

De su interior brotaba una mezcla de saliva y semen, que le escurría entre las piernas, y yo le solté un sonoro beso en el glúteo antes de caer desfallecido en el asiento. Cayetana no paraba de jadear hasta que por fin dejó de estar a cuatro patas y se recostó de medio lado, mostrándome el culo en una postura demasiado indecorosa.

―¡Joder, Jorge!, ¿qué has hecho? ―preguntó apartándose el sudoroso pelo de la cara.
―¿Es que no te ha gustado? ―Y le solté un azote cariñoso en el trasero.
―Sí, claro…, pero, no sé, hacerlo aquí ha sido muy…
―Sucio, ja, ja, ja, aunque eso le da más morbo, ¿no crees?, te has corrido de una manera increíble…
―No sé ni dónde tengo las bragas ―dijo Cayetana tratando de bajarse la falda.

Luego se sentó a mi lado y apoyó la cabeza en mi hombro. Me dio un beso en la mejilla, me acarició el estómago y después pasó un dedo por mi polla, que reposaba sobre mi abdomen todavía chorreando.

―Al final te has salido con la tuya…
―He respetado que quieras llegar virgen al matrimonio, pero a partir de ahora pienso follarte a menudo por detrás, ¿te parece bien?
―Ya veremos ―susurró agarrándome la polla y dedicándole una caricia para intentar ponérmela dura de nuevo―. ¿Quieres correrte otra vez? ―Y sin que se lo pidiera comenzó a pajearme muy despacio.
―No te voy a decir que no… ―Tiré de su faldita hacia arriba y posé la mano en su culo desnudo.
―Mmmmm, me encanta cuando se te pone así tan rápido ―ronroneó besándome el cuello y la oreja―. Ahora me toca hacerte disfrutar, tú solo cierra los ojos y déjame a mí…
 
No sabes las ganas que tengo de explayarme para desmenuzar este segundo libro...:censored:😤
Nos hizo falta Zaik para que nos creara un hilo [Spoilers] Comentando el libro "La Propuesta 2", ya tendría unas 20 páginas. :LOL:
Me decepcionó mucho el segundo, la verdad lo leí en diagonal y las ultimas 20 paginas las salté, solo pudrieron a los protagonistas y la historia principal se fue al carajo
 

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