Muy buenas a todos,
Antes de nada, quiero agradeceros el, como siempre, estupendo recibimiento que le dais a cada capítulo de mi historia con Teresa, a la que también le gusta mucho saber que su iniciación al sexo está resultando tan estimulante para vosotros.
Dicho esto, y como os hice saber el jueves, dado que a partir de la semana próxima me iba a ser imposible escribir nada (comienzo las vacaciones con mi mujer y mis hijos), he decidido adelantar a hoy el relato de los dos encuentros con mi sobrina posteriores al gangbang, y si no pasa nada el domingo terminaré contando el último encuentro antes de que Teresa se marchara de vacaciones, encuentro que además será extenso (podéis ir imaginando por qué).
No me enrollo más. Continúo donde lo dejé, esto es, la tarde-noche del famoso viernes de mayo, tras haber dejado a Teresa en su casa después de haber disfrutado y, sobre todo, de haberla visto disfrutar en el increíble gangbang del que veniamos.
Entré en mi casa disimulando las emociones, y cené en familia como si no hubiera pasado nada. Mi mujer se fue a la cama pronto, y cuando yo me acosté dormía profundamente.
En cambio a mí esa noche, como siempre después de un encuentro con Teresa, me fue casi imposible dormir. Todo el momento se venían a mi mente imágenes de lo que había pasado en el chalet: Teresa rodeada de pollas, bufando, berreando, aullando; y esos hombres haciéndola suya sin descanso desde el respeto.
Aun con todas esas emociones candentes, mi parte protectora estaba deseando que amaneciera el sábado para poder preguntar a mi sobrina qué tal se encontraba... Pero esta vez quería hablar con ella por teléfono, no por WhatsApp.
La mañana del sábado llegó, y en cuanto pude le envié un mensaje a Teresa para preguntarle qué tal estaba y decirle que me gustaría hablar con ella para escucharla.
Casi dos horas después, mi sobrina contestó:
- Perdona, tío, estaba profundamente dormida. Estoy bien, pero si quieres que hablemos, mis padres van a ir a hacer la compra en un rato, te puedo avisar cuando esté sola para que me llames entonces si puedes.
- Vale, tesoro, avísame por favor -le dije yo-.
- Guay.
Yo dije en casa que tenía que ir al LIDL del Centro Comercial Islazul a hacer unas compras, para así tener una excusa para bajar.
Así que me arreglé rápidamente y salí de casa para coger el coche e ir al centro comercial.
Estaba llegando al mismo cuando recibí el mensaje de Teresa:
- Ya se han ido.
- Dame dos minutos, por favor -le dije.
Ni siquiera metí el coche en el parking subterráneo, lo dejé en el primer sitio que encontré fuera, junto al Carls Jr que está frente a una de las puertas de Islazul, y nada más salir del coche la llamé:
- Hola! -contestó mi sobrina contenta.
- Hola, preciosa, perdona que haya insistido en escucharte, es que solo por WhatsApp no me iba a servir... Qué tal estás? -le pregunté.
- No te preocupes, me ha extrañado pero ya sabes te agradezco mucho que estés siempre pendiente de mí -contestó ella-. Estoy bien, tío, cansada como podrás imaginar pero por lo demás, bien, feliz.
- Me alegra oír eso. Te arrepientes de algo? -pregunté.
- Arrepentir? No, de nada, por qué? -preguntó ella esta vez.
- Porque lo de ayer fue muy intenso a la par que extraordinario, eso sí.
- Sí, lo sé, pero... Sabes qué pasa? -volvió a preguntarme Teresa.
- Dime.
- Que cada vez que pienso en lo que viví ayer... Jo, no sé cómo decirlo sin que suene soez...
- Prueba a ser soez, no pasa nada -le dije yo.
- Pues que cada vez que pienso en lo que viví, en lo que hice, en lo que me hicieron... Me pongo a mil, me enciendo de hecho ahora mismo estoy a mil y mojadísima hablando contigo de ello.
- Ah, sí??? -le pregunté haciéndome el sorprendido, añadiendo: Pero por alguna razón en especial?
- Pues por todas. Recuerdo a esos hombres devorándome con la mirada y me enciendo. Recuerdo sus miembros duros por mí y me enciendo. Recuerdo sus manos acariciándome y masturbándome y me mojo. Les recuerdo dentro de mí y me empapo más todavía... -se sinceró Teresa.
- Vaaaya, pues como te digo siempre, no sabes cuánto me alegra saber que disfrutaste tanto y te sentiste tan bien -le dije yo.
- Disfrutar? Eso fue mucho más que disfrutar, tío, fue levitar, vivir en un orgasmo continuo porque siempre había varios hombres que estaban dándome placer... Es que fue increíble!!! -matizó mi sobrina con energía y felicidad.
- Sí que lo fue, sí, y a mí me daba esa impresión, que estabas disfrutando mucho.
- Mucho no, muchísimo -me corrigió ella, añadiendo: Gracias por estar tan pendiente de mí, porque aunque ellos fueron muy respetuosos, tú siempre estás ahí para cuidarme, y eso me hace estar más tranquila y disfrutar más, por eso me dejé llevar y no dije a nada que no, y no me arrepiento de haber sido así.
- Ya sabes que yo siempre te cuidaré, tesoro -le dije.
- Lo sé, mil gracias.
- Entonces, cuándo repetimos con ellos? -le dije bromeando para cambiar un poco de tema.
- Calla, calla, por lo menos déjame que me recupere un poco, que aunque sea joven también necesito mi reposo -respondió Teresa riendo.
- Lo sé, Tere, era broma, no te preocupes, ya iremos hablando -le dije yo.
- Vale, tío, genial, así hacemos. Dónde estás? -preguntó Teresa.
- Para poder hablar contigo he dicho que venía a Islazul a comprar algo, y es lo que voy a hacer para disimular. Así que vamos hablando si quieres, vale?
- Vale, tío, en eso quedamos -respondió mi sobrina.
- Muy bien, besitos tesoro -le dije.
- Besitos, tío, y gracias de nuevo -me contestó.
Hablar con Teresa siempre era preludio de algo bueno, y en esta ocasión había pasado exactamente igual. Yo estaba más nervioso y preocupado por ella de lo que debería, y mientras tanto ella tan feliz y tan caliente recordándose "en acción". Pero a mí no me importaba ser así, pues lo único importante era su felicidad y su tranquilidad, y tras hablar con ella sabía que ambas estaban a salvo.
Hasta que volvimos a conversar pasaron algunos días, durante los cuales yo estuve hablando con Ricardo y compañía por W, pues muy amablemente se preocuparon por saber cómo estaba Teresa, si se había sentido bien, si había disfrutado... Yo les repetí las palabras exactas de Teresa, que les encantaron.
Y, claro está, se preguntaron si habría posibilidad de repetir, algo que yo dejé en el aire porque no sabía si ella estaría dispuesta.
Hablé de nuevo con Teresa, el viernes 6 de junio. Le escribí para preguntarle por sus estudios y por sus vacaciones. Me dijo que había aprobado todo y que estaba "doblemente

liberada" (así me lo puso), además de decirme que sus padres tenían vacaciones en julio y que se irían los tres a la playa el día 5 de ese mes.
Yo, que tenía muchas ganas de volver a sentirla, fui directo al grano. Le dije que habría que aprovechar el tiempo antes de que se fuera de vacaciones, porque luego estaríamos dos meses sin vernos (dado que mi familia y yo iremos en agosto de vacaciones). Su respuesta fue:
- Estoy completamente de acuerdo, hay que exprimir el tiempo entonces
.
- Cuándo empezamos?
-le dije yo.
- Jajaja, pues no sé cómo tienes la semana que viene, tío, yo en principio podría todos los días. Depende de cuál, podría ser aquí o en tu casa -me dijo ella.
- Pues yo la próxima semana tengo libre con seguridad el lunes, que libro. El resto tendría que mirarlos o, como siempre, podría quedar hasta las 13 horas más o menos -le comenté yo.
- El lunes si te parece está bien, además mi madre trabaja, con lo que puedes venir aquí si quieres.
- Perfecto, pues entonces quedamos en eso ya y hacemos como siempre, me avisas cuando estés más o menos libre -le dije.
- Guay, tío, pues así lo hacemos. Qué ganas!!!

- Las que yo te tengo, jodía, jajajaja.
- Pues enseguida llega el lunes -comentó Teresa-.
- Seguro que sí. Buen fin de semana, tesoro.
- Igualmente, tío. Besitos.
Y en eso quedamos. Yo ya estaba excitadísimo, y el sábado y el domingo pasaron volando.
El lunes 9 de junio por la mañana, y tras dejar a los niños en el colegio, me fui a desayunar esperando el mensaje de Teresa, el cual llegó a las 10.21 horas:
- Buenos días, estoy prácticamente lista.
- Buenos días, princesa, pues prácticamente voy saliendo hacia allá, te veo enseguida -le dije yo-.
- Jajaja, vale, tío, ten cuidado.
Tomé el coche y, de camino hacia su casa, fui asentando en mí una idea que me venía rondando después del gangbang y, sobre todo, después de que Teresa me dijera cuando hablamos por teléfono el sábado siguiente que solo recordar lo que había vivido le encendía.
La idea era sencilla, y no era otra cosa que hacer despertar en mí esa parte o vena dominante que vivía adormecida o en pausa desde que Teresa y yo empezamos a tener relaciones, y que vivía de ese modo por temor a que yo pudiera excederme y ella terminara asustándose.
Pero dadas las circunstancias actuales, le di muchas vueltas a este asunto y decidí que iba a subir un poco el listón, SIEMPRE desde el respeto, para ver hasta dónde podía llegar con ella. No era tanto pensar en sexo con dolor sino en actitudes de dominación y obediencia.
Con esta idea orbitando en mi cabeza, llegué a su casa, y nada más entrar en su recibidor la atraje hacia mí para comerle la boca con ganas mientras le metía una mano por dentro del pantalón y le acariciaba con firmeza su culito.
- Ufffffff, jo-der! -dijo Teresa-, cómo vienes!
- Ardiendo -le dije yo-.
- Ya lo veo ya, pues me encanta, qué ganas tenía! -añadió ella-.
Tantas eran sus ganas que me llevó de la mano a la habitación de sus padres, y allí nos desatamos los dos.
Tras desnudarnos, yo la tumbé encima de la cama boca arriba y la devoré entera, de la cabeza a los pies, hasta terminar disfrutando de su empapado (y cada vez más peludo) coño, que trabajé con ganas y deseo, al igual que su culo, el cual penetré con varios dedos mientras ella se corría y yo le decía (algo que era la primera vez que hacía desde que empezamos a tener relaciones):
- Te gusta, eh? Te encanta que te folle bien, verdad?
- Síiiiiii, ya sabes que me vuelves loca -gritaba Teresa.
- Pues verás ahora cuando te monte, mi pequeña zorrita -me atreví a decirle.
- Joder, cómo estás, tío, me encantaaaa que me hables así.
- Ah, sí? -le pregunté.
- Síiiiii, acaso no soy solo tuyaaaa??? -bramaba mientras volvía a correrse con tres dedos míos en el coño y dos en el culo.
- El otro día no fuiste solo mía, o ya te has olvidado de los cinco hombres, ehhh?
- Nooooo, si estoy todo el día pensando en ello, jodeeerrr -volvió a berrear Teresa.
- Así me gusta, que recuerdes esos momentos, igual que esta follada con los dedos que te estoy dando -le dije mientras mis dedos entraban y salían de su coño y culo con brío.
- Ay, Diossss, qué gustoooo, otra veeeeez -aulló mientras se corría de nuevo.
Saqué mis dedos empapados de sus jugos y se los puse en la boca para que los lamiera, y sin decir nada me lamió con ansia todos los dedos como si fuesen minipollas, hasta que le dije:
- Ahora, igual pero con todo mi cuerpo.
Ocupé su lugar, estirándome en la cama boca arriba, y le pedí que me comiera enterito igual que yo había hecho con ella, a lo que me respondió:
Y vaya si lo estaba. Teresa, siguiendo el camino marcado por mí en su cuerpo, no dejó parte del mío por besar o lamer: cuello, pecho, pezones, ombligo, piernas, pies (donde se detuvo largo tiempo porque, según me dijo luego, le dio mucho morbo mientras lo estaba haciendo, le parecía, como en el caso de los dedos de las manos, que estaba chupando pollas pequeñas)...
...Hasta que tomó entre sus manos mi polla y me hizo una mamada soberbia, que yo interrumpía a veces para follarle la boca, diciéndole:
- Cómo te gustaba cuando te hacía esto Álvaro a solas el otro día, eh?
- Uffffff, muchísimo -dijo Teresa cuando detuve mi garganta profunda-. Es lo que te decía por teléfono el otro día, saber que él y todos estábais así por mí me encendía más aún, por eso quería hacerlo todo, sentiros y devolveros el placer que me estábais dando.
- Eres la caña, sobrina -le dije.
- Tú más, tío -replicó ella subiendo por mi cuerpo hasta llegar a besarme.
Nos morreamos de nuevo mientras yo cogía un preservativo del bolsillo del pantalón. No tardé en ponérmelo y no tardó Teresa, sin decirle nada, en ponerse encima de mi polla para cabalgarme.
Y así lo hizo. Mi sobrina empezó a mover sus caderas encima de mí mientras yo jugaba con sus pezones, hasta que se echó sobre mi pecho y así pudimos morrearnos mientras yo le agarraba del culo y movía las caderas con energía, follándola de tal manera que Teresa no podía más que berrear sin parar mientras se corría.
Yo estaba tan excitado (tanto por el modo de follar como, sobre todo, porque mientras la follaba la estaba viendo en el gangbang, y eso me calentaba mucho más) que sabía que no iba a poder aguantar mucho más, que era imposible que aguantase tanto como siempre, así que se lo hice saber a Teresa y le pedí que me cabalgase dándome la espalda y que quería terminar en su culo.
- Uf, tío, no sé qué te pasa hoy, pero me estás poniendo cardíaca, y no solo por cómo me estás follando -dijo Teresa mientras se daba la vuelta para cabalgarme por el culo.
- Es que te recuerdo el otro día con los 5 y pierdo el sentido, y si además tengo en cuenta que vamos a estar un tiempo sin vernos, más loco me vuelves -le dije.
- Ya se notaaaaa -aulló Teresa mientras se clavaba mi polla en su culo.
De nuevo empezó a moverse, esta vez como una diosa, pues apoyó sus manos sobre el colchón y así su culo subía y bajaba sobre mi polla casi justo hasta el glande, volviendo a bajar, y ese movimiento me traía loco...
...Tanto fue así que no pude aguantar mucho más, y gritando, me corrí a lo grande:
- Jodeeerr, tesoro, me corrooooo. Cómo me gusta tu culo.
- Aaaaaahhhh, cómo te sientoooo. Ahora adoro sentir el semen disparado dentro de mi culoooo.
Teresa siguió moviéndose un poco más, hasta que notó que mi polla iba recuperando su tamaño normal y se apartó, y restos de mi corrida salieron de su culo, mientras ella decía:
- Uffff, cómo la siento caer, es que me encanta.
- Y a mí que te sientas así.
Había sido sexo corto (en comparación con las anteriores ocasiones), pero muy intenso y de lo más morboso y cañero.
Una vez recuperado el aliento, Teresa me dijo:
- Tío, hoy has estado distinto, diferente, me equivoco?
- Qué quieres decir, tesoro? -le pregunté.
- Que hoy estabas en modo más intenso, no sé, más dominador.
- Y te ha incomodado?
- No, para nada, solo me estabas sorprendiendo a cada momento y me estaba gustando verte así, incluso me ha puesto muy caliente sin tocarme -confesó Teresa.
- Bueno, es que como te digo, te he recordado en Aranjuez y cómo disfrutaste con cinco hombres, y me he puesto como una moto, y por eso quería hacerte mis con más ganas. Discúlpame si me he excedido, tesoro -le dije con sinceridad.
- Ya te digo que no, tío, que me ha encantado, que me estaba sintiendo súper deseada y quería sentirte más y más dentro -dijo Teresa.
- Pues tomo buena nota -le dije guiñándole un ojo.
Nos besamos, y al rato nos pusimos en marcha para hacer cada uno nuestra vida, pero no sin antes, y tras ver las agendas tanto nuestras como la de mi cuñada, dejar marcada la siguiente cita, pues no podíamos demorarla mucho dada la cercanía de sus vacaciones.
También le dije que nuestros amigos estaban deseando volver a verla, y convenimos en que yo hablase con ellos y si hubiera posibilidad de vernos con ellos antes de irse, genial; y, si no, a la vuelta.
Nuestra nueva cita se iba a producir justamente una semana después, el lunes 16 de junio, también en su casa. Convenimos en confirmarlo todo el domingo anterior, y así nos despedimos.
La semana pasó con normalidad, con la única salvedad de que yo hablé con Ricardo y compañía y les dije lo que habíamos hablado Teresa y yo, así que, tras ponerse muy contentos al saber que había posibilidad de quedar todos con ella, quedamos en ir hablando y buscando en fechas todos nosotros podríamos quedar para después proponérselo a mi sobrina.
El domingo 15 de junio Teresa y yo confirmamos la cita, y el lunes 16 de junio,m sobre las 11 (tras avisarme Teresa de que estaba lista) volví a disfrutar de su boca y de su cuerpo.
Para no enrollarme mucho, el sexo fue tan intenso como el del lunes anterior, con el añadido de que yo fui algo más 'cañero' y dominante, haciéndole una garganta profunda intensa, azotando suavemente su culo, cogiéndola del pelo mientras la follaba coño y culo, susurrándole lo zorrita que era y cuánto le gustaban las pollas...
A todo ello Teresa respondía moviéndose más deprisa, pidiéndome que no parara o berreando como una condenada, corriéndose sin descanso.
Afortunadamente, aguanté bastante más que la semana anterior, pero cuando estaba cerca de correrme mientras la follaba el coño con sus piernas sobre mis hombros, le pregunté dónde quería que terminase, y ahí vino la sorpresa que yo jamás imaginaba, pues mi sobrina me dijo:
- Quieres terminar en mi boca?
- Cómo??? -le dije dejando de follarla.
- Sí, que si te gustaría echármelo en la boca -me dijo ella.
- Pero... Estás segura? -le pregunté.
- Si tú me garantizas que no me voy a atragantar, sí, quiero probar la experiencia -contestó Teresa.
- No te vas a atragantar, tesoro, simplemente vas a sentirme temblar y estremecerme en tu boca, y después sentirás el semen, que ya conoces su sabor -le dije.
- Uf, contado así me dan más ganas, lo hacemos? -me preguntó ella.
- Por favor, soy todo tuyo, mi niña -le dije feliz.
Así pues, dejamos la follada, me quité el preservativo y me tumbé boca arriba, con la polla durísima. Y le dije:
- Pues soy todo tuyo, tesoro, haz conmigo lo que quieras. Y no te preocupes, que aunque me vas a sentir estremecer, te avisaré cuando vaya a pasar -le dije.
- Genial -respondió mi sobrina mientras...
...se agachaba y empezaba la mejor mamada que he recibido en mi vida, no tanto por la calidad (porque, aunque Teresa ya lo hacía muy bien, no hubo diferencia con la mamada que me había hecho al poco de llegar a su casa ese día) como porque yo ya pensaba en lo que iba a pasar, y lo disfruté más que nunca.
Teresa lamía, chupaba, tragaba, masturbaba, hasta que, minutos después y mientras tenía mi capullo en su boca y su lengua lamía la pura del mismo, le avisé de que estaba a punto de correrme, lo que provocó que ella se tragara mi polla hasta el fondo mientras me masturbaba, lo que aceleró mi corrida, diciéndole:
- Tesoro, ya va, me corro en tu bocaaaaaa.
Teresa no se inmutó, aun con la boca llena gemía mucho mientras seguía con mi polla en su boca y mi leche inundaba su garganta.
- Dios, qué corrida, qué maravilla, tesoro.
Teresa no sacó de su boca mi polla hasta que esta empezó a recoger. Fue entonces cuando me miró y yo le dije susurrando:
Resultó ser el beso más especial de mi vida: un morreo con mi sobrina después de que ella se había tragado mi corrida. Sabía a mí, a mi semen, a mi leche. Aquello era increíble.
No me atrevía a preguntarle cómo estaba, y afortunadamente fue ella la que me dijo:
- Ha sido muchísimo mejor de lo que me imaginaba. Sentir tu piel, tu olor, sentir tu cuerpo tensarse... El sabor ni me agrada ni me desagrada, pero sentirte así y sentir tu polla dura, sentir tus palpitaciones, sentirte explotar entre mi lengua y mi paladar y después el chorro en mi garganta... Uf, que me ha encantado, vamos.
- Estoy en shock -le dije riéndome, añadiendo: Ha sido el momento más placentero de mi vida. Ha sido increíble. Eres increíble. Gracias, gracias, gracias.
- Gracias siempre a ti, tío -dijo mi sobrina, añadiendo: Me has dado tanta confianza en mí misma que he perdido miedos y dudas, y si algo me hace disfrutar o sé que me puede hacer disfrutar, no voy a perder la oportunidad.
- Es una buena actitud y me alegra haberte ayudado a despertar en tí esa mujer dormida.
- Pues ya está muy despierta -dijo Teresa antes de volver a besarnos.
Como siempre, descansamos, hablamos, nos reímos, y a las 13.23 estaba saliendo de su casa aún sin creerme lo que había pasado. Había sido increíble.
Siento la extensión de este relato doble, pero me he dado cuenta de que casi no podía obviar nada, y por eso he preferido contaros prácticamente todo lo sucedido en esos dos días.
Espero que os guste, espero lo disfrutéis y espero que esperéis (valga la redundancia) con ganas el relato del último encuentro antes de las vacaciones (que colgaré el domingo), encuentro que (os adelanto sin hacer spoiler) que fue a lo grande.
Feliz noche, y feliz fin de semana. Y gracias por todo como siempre.
Alberto.