41
Al día siguiente. Domingo.
Carlos
Me levanté temprano, como casi todos los días. Tras asearme, salí de mi habitación sin hacer ruido. Pasé por delante de la habitación de Silvia y vi que ahora tenía la puerta abierta con una pequeña rendija. Miré dentro. Silvia dormía profundamente, tapada con la sábana. Estaba guapa hasta dormida. Seguí a la siguiente habitación, la de Gema, que también dormía profundamente. Me acerqué y la arropé un poco más, por las mañanas seguía haciendo algo de fresco.
Bajé a la cocina y me preparé un café. Salí al jardín a tomármelo. Me sentía mal por haber usado a Silvia como fantasía sexual siendo mi amiga. Además estaba Carmen, me sentía casi como si le hubiera sido infiel.
Silvia
Me desperté y lo primero que pensé es que me sentía bien, muy bien. Luego recordé que Antonio no estaba y eso me entristeció. Me levanté y miré por la ventana. Vi a Carlos sentado tomándose un café. Lo observé atentamente. Carlos estaba pensativo, mirando al frente. Entonces recordé la paja de la noche anterior.
Me había masturbado pensando en él pero no pensando que me follaba o algo así. No, había sido otra cosa más etérea e intensa. Y no es que tuviera problema imaginándome que Carlos me follaba, para nada, la atracción que sentía por él incluía la sexual y más de una vez me había fijado en su paquete cuando iba en bañador, pero para mí primaba lo bien que me sentía cuando él estaba cerca.
Suspiré. Naturalmente todo eran fantasías, entre Carlos y yo jamás habría nada físico y eso estaba bien. Yo no quería ni necesitaba un amante, quería un amigo, jamás cruzaría esa línea, y él tampoco, lo tenía clarísimo, era un hombre totalmente respetuoso con mi situación familiar. Y yo jamás le pondría los cuernos a Antonio, ni estaba insatisfecha ni aburrida de mi marido ni nada. Era verdad que lo hacíamos poco pero era culpa del estrés, el trabajo… no por la falta de atracción.
Me fui al baño pero antes me pasé a ver a Gema que dormía bien arropada. Sonreí sabiendo que había sido cosa de Carlos, porque Gema se movía mucho mientras dormía y siempre amanecía desarropada. Me fui al baño y luego me vestí poniéndome unas mallas y un jersey fino, tenía algo de frío.
Bajé y salí fuera:
- Buenos días, Carlos
Él se giró y, sonriendo, me dijo:
- Pero ¿Ya te has levantado?
- Eso parece
- Podrías haber aprovechado para dormir un rato más
- Ya, pero no
- ¿Te preparo un café?
- Ya lo hago yo, gracias
- No, mujer, siéntate, te lo preparo yo, que me voy a echar otro
Le sonreí. Era un hombre super atento, no estaba acostumbrada a que me hicieran el desayuno, así que al final, entramos los dos y nos hicimos los cafés casi sin hablar. Me sentía algo turbada por la paja y me costaba mirarlo sin ponerme colorada. Entonces él se rio y dijo:
- Anoche no parábamos de hablar y ahora no sabemos que decir
- Jeje, estamos aún medio dormidos
- ¿Y Antonio? ¿Ya viene?
- Pues… No lo sé, no le he preguntado… Estará aún dormido
- Ya
Antonio
Me desperté por la alarma que me había puesto en el reloj el día anterior. Miré a mi alrededor desubicado hasta reconocer la habitación de Rosa. Miré a mi lado donde Rosa dormía. Me incorporé un poco y vi también a Teresa dormida. Sonreí, la noche había sido increíble.
Me levanté con cuidado y fui al baño. Al volver, me vestí sin hacer ruido. Quería ir a casa, deshacer la cama, ducharme y cambiarme de ropa antes de ir a la casa de Carlos. Miré a la cama, las dos seguían dormidas. Despacio, les quité la sábana para verlas desnudas. Eran preciosas y excitantes. Por un momento tuve la tentación de quedarme y volver a follar con ellas pero no podía ser, ya sería demasiado. Las volví a tapar y me fui.
Mi intención era que esta sería la última vez que le ponía los cuernos a Silvia, una última vez a lo grande. Esperaba poder cumplirlo.
Silvia
- ¿Y Carmen? ¿Cuándo viene?
- Pues no lo sé, ayer cuando hablé con ella me dijo que hoy me diría, pero que posiblemente se quedaría toda la semana teletrabajando
Conseguí aguantarme una carcajada “¿Teletrabajando? Pero si todo el mundo sabe que no hace más que tocarse el coño” pensé. Era increíble como Carlos, siendo de recursos humanos, no se enterara de lo poco que hacía Carmen en el trabajo, pero también era lógico, nadie de ese departamento le iba a ir con el cuento, allí todos estaban muy tranquilos y no querían llamar la atención de recursos humanos.
Conseguí permanecer seria y asentí. Entonces escuchamos un grito:
- MAMIIIIIII
Sonreí y le dije a Carlos:
- Bueno, se acabó la tranquilidad
Subimos los dos y Gema nos recibió con besos y abrazados a los dos. Preguntó por su papi y le dije que ya mismo volvía. Luego, inmediatamente, dijo:
- ¿Vamos ya a la piscina?
- Jajajaja, pero nena, que tienes que desayunar y el sol tiene que calentar el agua
- Pero yo quiero ya
Entonces, Carlos dijo:
- ¿Qué te parece si desayunas y luego nos ponemos tú, mamá y yo a hacer una gran construcción mientras llega el calorcito a la piscina?
- Sí, sí, muy alta
- Más alta que tú
- Siiiiiiii
Sonreí mirando a Carlos. Que gran padre habría sido, que pena tan grande la suya.
Jamal
Terminé de revisar la grabación. Qué lástima que no pudiera venderla libremente porque sería un pelotazo, lo tenía claro. Había sido una noche muy completa para Carmen, con mucho dolor y humillación, sexo lésbico, sexo duro con los dos tipos, guarradas nauseabundas… La grabación terminaba con la vieja llevando a Carmen a una habitación y ordenándole hacer todo lo que le pidiera el que estaba dentro, que era el ricachón. A saber que había pasado allí porque eso no se había grabado pero Carmen salió una hora más tarde.
Miré la hora, eran las 3 de la tarde. Carmen habría llegado a su casa sobre las 4 de la noche así que imaginé que ya estaría despierta. Cogí el móvil y la llamé. Me contestó cuando estaba a punto de colgar tras esperar un rato:
- Dime, Jamal
- ¿Cómo estás, Carmen?
- Fundida
- ¿Cómo fue la noche?
- Uffff, muy movidita
- ¿Sí?
- No sé que excusa voy a darle a mi novio para no follar con él durante bastantes días porque menuda hija de puta la vieja
- ¿Tanto fue?
- Ella y dos tíos que no se cortaron nada con los golpes y el sexo, menudos cabrones
- Pero ¿No te lo pasaste bien?
- Sí, cariño, en general sí, pero ahora tengo un problema con lo de mi novio
- Ya
- En fin… Ya pensaré algo
- Bien, bien ¿Y la vieja quedó contenta?
- Yo que sé, es una cabrona, correrse se corrió conmigo y los tíos esos, pero a saber porque la tía siempre parecía enfadada
- Jeje
- Ah, y había un tercer tío, muy raro, fue al final
- ¿Raro?
- Sí, porque era viejo y gordo, no como los otros dos, y la vieja no participó, lo mismo era familia de ella o yo que sé
- ¿También te azotó?
- No, ese era un guarro de los que disfruta tocando las marcas
- ¿Solo hizo eso?
- No, me folló un par de veces, creo, no sé, ahí ya estaba destrozada y demasiado colocada
- Bueno, entonces todo bien ¿No?
- Sí, tranquilo
- Me alegro, cuando quieras vienes a por tu dinero
- Vale, cariño
- ¿Te quieres pasar ahora?
- No, me pienso tirar toda la tarde en la bañera colocándome con tu hierba jeje
- Bien, buen plan
- Chao, Jamal
- Nos vemos, preciosa
“Qué tía, mira que le gusta el sexo duro” pensé sonriendo.
Unos días después. Jueves primera hora
Cristina
Tras darle los buenos días a Carlos, fui directa a mi sitio y le dije a Héctor:
- ¿Podemos hablar?
Él me miró extrañado. Estaba nerviosa y ni le había dado los buenos días. Llevé mi silla a su sitio y le dije:
- Perdona, buenos días
- Buenos días ¿Qué pasa?
- Tengo… tengo un problema y necesito tu consejo
Él me miró aún más extrañado. Le dije:
- Es sobre… tengo que ir a hablar con Carlos y no sé como hacerlo
- ¿De qué tienes que hablar con él?
- De… quiero pedirle permiso para tener… tener otro trabajo
- ¿Cómo?
- Es que… es que con mi sueldo no nos llega a los tres y he pensado volver a trabajar por las noches en la hamburguesería o en un bar, no sé, lo que consiga antes
Vi que Héctor abría la boca y continué:
- Es que como en nuestro contrato pone que tenemos exclusividad, tengo que pedirle permiso ¿No?
- Ehhh, sí, pero no entiendo una cosa
- ¿El qué?
- ¿Por qué no trabajan Alberto o Sara?
- Es que dicen que ya trabajan preparando sus oposiciones
- ¿Sara está preparando unas oposiciones?
- Sí, las mismas que Alberto, lo ha decidido ahora y…
Me miró unos segundos, pensando. Le dije:
- Será algo temporal, mientras ellos se lo preparan, que es algo muy duro y necesitan…
- Cris, no estoy de acuerdo
- ¿Qué?
- Tú trabajas duro, igual que ellos, no es justo que solo tú tengas que trabajar más
- No es eso, ellos estudian y se preparan físicamente, yo no tengo problemas para…
- Ni ellos deberían tener problemas para trabajar un poco y ayudar
- No lo entiendes, a mí el trabajo me da igual, quiero decir, siempre he trabajado en cualquier cosa desde que me… me independicé
- ¿Y?
- He limpiado casas, he trabajado en tiendas, en bares, en… en todo menos… menos prostituirme
Lo dije queriendo hacer una broma pero Héctor me miraba seriamente y dijo:
- ¿Hacías todo eso mientras estudiabas?
- Sí
- Nunca me lo dijiste, te podría haber ayudado
- Era mi problema y sé valerme por mí misma
- Ya pero a mí no me hubiera molestado…
- A mí sí, y eso ya da igual
- No da igual, y me da más la razón, tú estudiabas y trabajabas a la vez, y ¿Ellos no pueden hacerlo?
- Mira, Héctor, no quiero sermones, solo quería saber como verías mejor que le planteara a Carlos la pregunta, pero si no quieres ayudarme, bien
Y me fui enfadada más conmigo misma que con Héctor porque había roto una de mis reglas, no contar mis problemas a otros. Entonces, Héctor me siguió y dijo:
- Espera, Cris, no te enfades
- Déjalo, Héctor, ha sido una tontería, no debería haberte contado nada
- No, no es eso
No le hice caso y encendí mi ordenador. Él insistió:
- Perdona, perdona, no debí meterme en tu vida personal, lo siento
- Da igual
- Tú… tú sabrás lo que es mejor, lo siento, de verdad
Lo miré. Estaba angustiado y me relajé. Le dije:
- Luego iré a hablar con Carlos, no pasa nada
- Yo solo… solo me preocupo por ti y que tengas que trabajar por las noches no…
- Que da igual, Héctor, vamos a trabajar
Y le di la espalda. Él, al poco, volvió a su sitio. Sabía que lo había hecho con buena intención pero no necesitaba eso ahora, necesitaba una ayuda para enfrentarme a Carlos.
Héctor
Miré a Cris que leía correos en su ordenador. Me parecía de una caradura total lo de sus… sus novios o lo que fueran, pero Cris no lo quería ver. Tenía que ayudarla como fuera. Le escribí por el chat:
- Cris, se me ha ocurrido algo
- Déjalo, Héctor
Le iba a escribir que yo le daba algo de dinero cada mes pero me contuve, sabía que ella jamás lo aceptaría. Pensé un poco más y tuve una idea. Le escribí:
- ¿Puedo ir a hablar contigo?
Ella se volvió para mirarme y me dijo:
- ¿Me tienes que pedir permiso por chat para hablar conmigo que me tienes a 2 metros?
- Es que estás enfadada conmigo
- No, no lo estoy
Me acerqué y le dije:
- He pensado una cosa
- ¿Sobre como hablarlo con Carlos?
- No
- Déjalo, Héctor, de verdad que no…
- Espera, déjame explicártelo y luego me dices
Ella suspiró y no dijo nada. Le dije:
- Verás, desde que estudiaba, yo hacía pequeños programas
- Lo sé
- Y pequeñas chapucillas en empresas pequeñas
- ¿Chapuzas? ¿Cómo?
- Sí, montar impresoras, redes,… esas cosas
- Ah
- Y les hacía a otras empresas pequeños programas para ellos
- ¿Y?
- Y tengo unas cuantas empresas que me llaman de vez en cuando para algún ajuste en los programas, o algo que se les rompe…
Cris me miró sin entender. Le dije:
- Puedo… puedo pasártelos
- ¿Cómo?
- Sí, que tú hagas ese trabajo. En su mayor parte son pequeñas cosas, me pagan por un mantenimiento aunque casi nunca hago nada, pagan por tenerme por si acaso ¿entiendes?
- Ah, ya
- ¿Cuánto… cuánto necesitas al mes?
- Mmmmm no sé, creo que con 400€ más iríamos tirando
Hice un rápido cálculo. No conseguía tanto al mes con esas cosillas pero podría poner lo que faltaba de mi bolsillo sin mucho esfuerzo, yo no tenía casi gastos ya que vivía con mis padres. Le dije:
- Ah, pues perfecto, es lo que consigo al mes con esas cosas
- Pero, no lo entiendo ¿Qué me propones?
- Que te quedes tú con esos mantenimientos
- ¿Y tú?
- Yo cada vez tengo menos tiempo… aunque tampoco es que lleven mucho tiempo, casi nunca llaman pero…
- ¿No tienes tiempo para algo que no lleva tiempo?
Me di cuenta que mi argumentación era una basura. Pensé rápidamente y dije:
- Verás, como es muy posible que me vaya de viaje, necesitaré a alguien que me sustituya y he pensado que podrías ser tú
En realidad no creía que lo necesitara. Cada empresa me pagaba una miseria por estar disponible. Si pasaba algo y no estaba en ese momento, podía derivarlos a unos colegas sin problema. Le dije:
- Te explicaría todo y te quedarías al cargo
- Pero…
- Es dinero en negro, no tendrías que decirle nada a Carlos, y es algo sencillo, de verdad, y no te va a llevar mucho tiempo, no tendrás que currar todas las noches ni nada de eso
- Pero no lo entiendo, si te lleva tan poco tiempo, sigue haciéndolo tú y en tus vacaciones te ayudo
- Pero es que…
Pensé rápidamente y no se me ocurría nada. Le dije:
- Cris, es que te quiero ayudar, no quiero verte cansada por las mañanas y… y…
Ella me miró de una forma extraña. Pensé que se iba a enfadar pero dijo:
- Oh, pero es que… es que es tu dinero y…
- Cris, yo no estoy apurado de dinero, déjame ayudarte de esta forma, por favor
- Pero es que… es que me parece aprovecharme, no me parece bien
- Cris, somos amigos y los amigos están para ayudarse, al menos así lo veo yo
- Pero es que yo jamás te he ayudado, siempre me ayudas tú, soy una mierda de amiga aprovechada
- No, para nada, sé que tú también me ayudarías si lo necesitara
Entonces escuchamos a Mónica saludar a Carlos y le dije:
- No le digas nada a Carlos y espera a esta tarde, nos quedamos un rato y te muestro el trabajo y decides ¿Vale?
Y me retiré a mi sitio. Mónica entró saludando y me dio un beso para luego irse a su sitio. Vi que Cris me miraba desde su sitio sin decir nada. Mónica dijo:
- ¿Un café? Me duermoooo jajaja
Y nos levantamos y fuimos a la cafetera. Cris me dijo:
- Vale, lo vemos luego
- Bien
Mónica nos miró y preguntó:
- ¿Qué vais a ver?
- Cris… Cris me va a hacer un favor
- ¿Cuál?
- Me va a ayudar con unos programas
- Ah, yo también te ayudo
- No, es que son para cuando estemos de viaje, son clientes míos
- Ahhh, los que les haces programas y te llaman
- Sí, esos
- Pero si dijiste que…
A Mónica le había dicho que se los dejaría a unos colegas y por eso intervine rápido:
- Sí, que necesitaba ayuda y he pensado que Cris me puede ayudar ¿Verdad, Cris?
Ella nos miró y dijo:
- Aún no sé si podré
- Seguro que sí, no es nada complicado
Mónica dijo contenta:
- Genial, así no llaman a Héctor cuando estemos en medio de ninguna parte en el viaje jiji
Carlos
- Hola, Carmen ¿Cómo estáis?
- Bien, cariño, cansada de estar aquí pero mi madre me sigue necesitando
- Lo entiendo, no pasa nada
- Entre ella y el trabajo, ando un poco estresada
- Vaya
- Mira la hora que es, las 10 de la mañana y no he parado
- Tienes que bajar el ritmo
- Ya, díselo a mi madre y a mis compañeros, que son unos inútiles sin mí
- Bueno, si quieres hablo con Patricia y…
- No, no, solo me quejo por vicio jeje, pero mejor así, que odio estar sin hacer nada
- Ya
- Espero volver la semana que viene, cariño, y vete preparando, voy a llegar muy, muy caliente jeje
- Jajaja, no me asustes
- Sí, mejor que estés asustado, te voy a comer enterito jaja
Se me estaba haciendo largo el tiempo sin Carmen. Además, estaba deseando verla para darle su regalo, ya habían llegado los coches y estaba deseando ver su reacción y ver si no me había equivocado con el color. Había cogido el mejor modelo y costaban un dineral pero merecía la pena. El mío era negro y el de ella rojo, pero seguía dudando si hubiera sido mejor otro color. Le dije:
- Tengo una sorpresa para ti
- ¿Sí?
- Creo… Espero que te guste
- Mmmm, seguro que sí, cariño
- Oye, cariño, te tengo que dejar, que me llama mi madre
- Vale, te echo de menos
- Yo más, un beso enorme, amor
- Besos
Y cortamos. Estaba deseando que volviera.
Carmen
Cerré el portátil y fui a la puerta. La abrí y vi a Yolanda. Como llevaba toda la semana sin sexo por culpa de las marcas, esa mañana me había levantado cachonda perdida. Había dejado a Daniel en la guardería y, mi primera intención había sido llamar a Santi pero luego me lo pensé mejor, no me hacía gracia que me viera así. Luego pensé en Yolanda, con ella me daba igual y, además, como seguía con el culo y el coño un poco irritados, era hasta mejor. Le había mandado un escueto mensaje:
- Ven
Ella respondió rápidamente:
- ¿Cuándo?
- Ahora mismo
Y la chica se había dado prisa. La metí dentro de casa y la besé. Yolanda me devolvió el beso con ansia. La llevé al dormitorio y cuando me desnudé ella me miró con los ojos muy abiertos:
- ¿Qué.. qué te ha pasado?
- Nada
- Pero…
- Cómeme las tetas, zorrita
Ella obedeció y follamos durante un buen rato. Al terminar, nos quedamos las dos tumbadas recuperándonos. Luego, me incorporé y encendí un porro. Ella me miraba y le dije:
- Ahora sí puedes preguntar
- ¿Qué es eso?
- Pues una noche loca de sexo
- Joder ¿Te han… pegado?
- Me han azotado, nena
- Joder
Le pasé el porro y ella lo cogió, fumó y tosió. Le pregunté:
- ¿No sueles fumar?
- No
- A Santi le gusta
- A mí no demasiado
- Pues fuma, relaja un montón
Ella volvió a darle una calada y me pasó el porro. Luego dijo:
- Jamás dejaría que un tío me hiciera eso
Me reí y le dije:
- Fue una tía
- ¿En serio? (con los ojos muy abiertos)
- Ajá, una hija de puta
- Pero… pero ¿Te lo hizo a la fuerza?
Me reí con ganas y le dije:
- Lo gocé como una perra, cariño
- Joder pero debe doler
- Ya te digo pero es dolor y placer, es algo… algo extraño pero me pone como una perra
- ¿Te… te corriste?
- No te haces una idea, pequeña
- ¿Más… más que conmigo?
- Jajajaja, claro que sí, nena
Ella se quedó pensativa y le volví a pasar el porro. Fumó y me preguntó:
- ¿Trabajas?
- Sí
- ¿Estás de vacaciones?
- No
- ¿Entonces? ¿Tienes turnos?
- No, cariño
- No lo entiendo
- Soy jefa y ahora mismo me estoy tomando un descanso
- ¿Trabajas desde casa?
- Esta semana sí
- Oh, que guay
- ¿Tú trabajas o estudias?
Ella negó la cabeza. La miré hasta que dijo:
- A veces ayudo a mi madre en la tienda
- ¿Y no estudias?
- No, se me da muy mal
- Ah
- Nada se me da bien
- Bueno, cariño, yo haré que seas buena comiendo coños
- ¿No lo hago bien?
- No, pero aprenderás, necesitas practicar jeje
- ¿Ves? No hago nada bien
- Algo se te dará bien
- Que va
- ¿Qué quieres hacer en la vida?
- No sé
- ¿No tienes ningún plan?
- Me… me gustaría ir a Francia o Alemania a aprender esos idiomas
- ¿Y a Inglaterra no?
- Bueno, también pero ya sé inglés
- ¿Ves? Algo que se te da bien, los idiomas ¿No?
- Sí, quizás, pero es una tontería
- ¿Por qué?
- Nunca tendré el dinero para irme a vivir fuera
La miré, la chica era guapísima y muy sensual, podría tener la vida resuelta si pescara a un tío con pasta, pero le faltaba ambición. Entonces caí en una cosa:
- Santi no me ha escrito llorando así que supongo que no has roto con él
Yolanda negó con la cabeza. Le pregunté:
- ¿Has seguido follando con él?
Asintió y me reí diciendo:
- ¿Y sigues pensando que eres bisexual?
- No dije que lo fuera, solo que podría serlo
- ¿Te has corrido con él estos días?
- Sabes que no
- Jajaja
- No tiene ni puta gracia
- ¿Y cuántas veces te has corrido ahora?
- Mmmm cinco o seis veces
- ¿Y por qué no rompes?
- No he visto el momento, pero romperé
Entonces me acordé de otra cosa y le pregunté:
- ¿Es la primera vez que alguien te ha metido un dedito por el culo?
- Sí
- Y te ha gustado
- No sé
- Jajaja, pero si te has corrido, nena
- Pero no por eso
- Chica, te debes soltar más, debes disfrutar y no negarte a ti misma placeres por tus prejuicios
- Pero no es eso, es que es algo… algo asqueroso
- Vale, pues no te meteré más el dedo por detrás ¿Contenta?
- No… no sé
Me incorporé y busqué en mi mesilla. Me incliné sobre ella y saqué la lengua para ponerme una pastilla en ella y tragármela. Luego, le enseñé otra pastilla y le dije:
- Saca la lengua
- ¿Eso qué es?
- Una pastillita
- ¿Drogas?
- Sí, nena
- Yo no tomo
- Esto no es nada
- ¿Qué hace?
- Te ayudará a relajarte
- Estoy relajada
- No, estás tensa y necesitas dejar atrás tus prejuicios
Ella me miró y a los pocos segundos, sacó la lengua. Le puse la pastilla y la tragó. Le dije:
- Bien, a ver, enséñame la lengua
La volvió a sacar y se la lamí. Le dije:
- No tengo que ir a por mi hijo hasta las 2 así que hoy vas a aprender muchas cosas, nena
- ¿Y… y tu trabajo?
- Que le den por culo a mi trabajo
Y la besé con ansia.
Cristina
Miré a Héctor que me estaba explicando las cosas que hacía para esos clientes. Estábamos solos en la oficina. Mónica y Carlos se habían ido y nosotros nos habíamos quedado para que él me enseñara esto.
Cuanto más me enseñaba, más claro veía que no podía aceptarlo, eran cosas que él hacía sin ningún esfuerzo y dármelas a mí era perder dinero. Le paré y le dije:
- Héctor, te agradezco en el alma lo que estás intentando hacer pero no puedo aceptarlo
- ¿Por qué?
- Porque esto es ya demasiado, siempre me he aprovechado de tu amistad pero esto ya es demasiado
- No, no te aprovechas de nada
- Por favor, Héctor, que los dos sabemos perfectamente que si no llega a ser por ti y tu ayuda durante todos los cursos, yo no estaría aquí
- Pero lo estás, tú has aprobado sola, yo no te he hecho exámenes
- Ya pero…
- Vamos a probar, Cris, desde hoy, solo probarlo
- Pero…
- A partir de hoy, cualquier tarea que llegue te la paso y la haces tú, y claro, el dinero para ti
- Pero que no, que te va a costar más trabajo ayudarme a mí que hacerla tú mismo, no es justo
- Me da igual, Cris, quiero ayudarte… Si no es así, me dejas que te dé el dinero
Lo miré escandalizada. Le dije:
- Ni hablar, te has vuelto loco
- Pues lo hacemos así
- Pero si esto es…
- Por favor, probamos estos meses y hasta que volvamos del viaje, luego hablamos, pero vamos a probar, hazme ese favor
- No puedo…
- Nunca te he pedido nada, Cris, pero esto sí te lo pido
- Pero si el favor es para mí, no intentes confundirme jeje
- Ya, lo sé, pero quiero decir que me harías feliz ayudándote, me ha dejado hecho polvo saber que cuando estudiabas currabas tanto en otras cosas, no sé como sacabas tiempo para todo
- Ya, bueno, eso era mi problema
- Ahora estás bien, te veo feliz, si te pones a currar de noche no lo vas a estar, lo sabes, y no puedo quedarme con los brazos cruzados viéndote mal, no puedo
Lo miré conmovida. Nadie hacía esas cosas por mí. Le dije:
- Siento haberme enfadado esta mañana
- No pasa nada, tenías razón, me he metido donde no me llamaban
- No, tenías razón en parte, me enfadé porque anoche yo me enfadé con Alberto y Sara por eso mismo y discutimos
- Ah ¿Y qué pasó?
- Les dije que solo con mi sueldo no podíamos pagar la casa, la comida, los medios de transporte, el gas, la luz, internet, salir… Son demasiados gastos, pero ellos… ellos nunca han tenido problemas económicos y no lo ven. Me enfadé porque esperaba que Sara también trabajara pero no quiere, quiere estudiar y… Pues eso, discutimos
- Pero al final ¿Quedasteis en que tú ibas a trabajar más?
- Les dije que probaríamos a apretarnos el cinturón y a buscarme un empleo extra, siempre que ellos estudiaran de verdad
- Ah
- Y bueno, eso, probaremos, pero tengo mis dudas
- Ya
- Y esta mañana lo viste igual que yo, siento haberte dicho eso, me puse a la defensiva y…
- No pasa nada
- Sí, sí pasa… Y ahora me vienes con esta idea que claramente es un abuso por mi parte
- No lo es
- Sí lo es, Héctor, tan tonta no soy
- Nunca he dicho…
- Lo sé, lo sé, pero es que… Joe, no me siento así de bien cuidada en casa, y eso me apena pero a la vez me alegra por mi gran suerte de tenerte como amigo
Lo miré, estaba realmente conmovida, me notaba a punto de llorar. Entonces, Héctor, sonriendo, dijo:
- Nada, Cris, si es una tontería
- No lo es, para mí no
- Entonces ¿Trato hecho? ¿Te traspaso todo esto?
Y me alargó la mano para estrechárnosla. La miré y pasé de ella, besándole en la mejilla y abrazándolo. Le dije:
- Gracias, Héctor, espero ser algún día tan buena amiga como lo eres tú